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CONSULTA OBESIDAD Y ACTIVIDAD FÍSICA:

-Aunque la individualización del ejercicio físico debe ser la norma general, parece ser que
lo óptimo sería la combinación de entrenamiento de fuerza y cardiovascular para mejorar
resultados (Fett, Fett, & Marchini, 2009; Ho, Dhaliwal, Hills, & Pal, 2012), y que aunque
combinar ambos entrenamientos en una misma sesión puede tener efectos contradictorios
en cuanto a adaptaciones fisiológicas, cuando hablamos de obesidad, el entrenamiento
concurrente se muestra eficaz en la perdida de grasa corporal (Schwingshackl, Dias,
Strasser, & Hoffmann, 2013).

Por lo tanto, el ejercicio físico regular se presenta como una intervención terapéutica no
farmacológica establecida con una enorme cantidad de beneficios en la inflamación
crónica, los efectos deletéreos y retroalimentaciones que ésta sugiere (Lira, Rosa Neto,
Antunes, & Fernandes, 2014).

Figura 1. Adaptada de (You et al., 2013)

EmásF, Revista Digital de Educación Física. Año 7, Num. 41 (julio-agosto de 2016) http://emasf.webcindario.com
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En cuanto a la intensidad, algunos estudios demuestran que el ejercicio regular y la


actividad física moderada son protectores contra la mortalidad por cualquier causa, a
través de la supresión de la producción de citoquinas pro- inflamatorias, la mejora de
mediadores antiinflamatorios y desarrollo antioxidante, y la promoción de la actividad
fibrinolítica. Aunque hay ciertos estudios que parecen evidenciar que los mejores efectos
son producidos por el ejercicio de intensidad vigorosa, aunque las pautas nutricionales
sean altas en grasa (Kasapis & Thompson, 2005).

Ejercicio físico 
Se refiere a una actividad física planificada , estructurada y repetitiva, con un objetivo determinado, ya
sea mejorar o mantener el estado físico o el nivel de preparación, o bajar de peso. 
Actividad física 
La OMS ha definido, junto al NIH, lo que se entiende por actividad física, porque desde 1995 se entendía
como “hacer ejercicio físico” y hoy se la define como “el movimiento de grandes grupos musculares que
eleva la frecuencia cardíaca sobre los valores de reposo y que determina un aumento del gasto
energético”. 

La actividad física es un concepto mucho más global que hacer ejercicio físico y por eso se definen
distintos niveles de actividad física:

 Actividad ocupacional: en la que el nivel de actividad, y por lo tanto del gasto calórico, es muy
variable, porque depende del tipo de trabajo. El hecho de hacer más trabajo de oficina, con
menos movimiento y mucha automatización, es uno de los factores que se señala como causante
de la disminución de los niveles de actividad física en las sociedades occidentales. 
 Las labores hogareñas: (aseo, jardinería, compras, cocinar, etc.) también se han estudiado
bastante, aunque actualmente las que hacen este tipo de ejercicio son las asesoras del hogar. La
dueña de casa da las indicaciones, pero no gasta las calorías.
 Las actividades de tiempo libre: son el ejercicio físico no competitivo y la actividad deportiva.
 La conducta sedentaria: se debe insistir en disminuir el tiempo empleado en actividades
sedentarias como ver televisión, leer, trabajar en computador, hablar por teléfono o conducir un
automóvil. La cantidad de horas que las personas dedican a Internet es alarmante; si ante la
televisión se puede estar tres horas, en Internet se puede pasar toda la noche, como hacen los
fanáticos por bajar música, que se quedan toda la noche pendientes del computador. Todas estas
actividades sedentarias han ido aumentando, por falta de tiempo y por la comodidad de
estacionarse más cerca o no caminar para llegar a un teléfono público; en vez de eso se usa el
teléfono móvil, que es más caro.

Actividades sedentarias 

La televisión ejerce un efecto casi hipnótico. En algunos estudios se ha visto que el gasto energético es
aún menor que el basal, es decir, la persona entra en trance y gasta menos calorías que estando en reposo.
Kain y colaboradores, del INTA, de Santiago, demostraron en 1997 que los niños obesos y normales ven
3 a 4 horas al día (13). En mujeres y hombres adultos, las cifras son cada vez más alarmantes, como se
vio en el estudio de Berríos, de 1992, en la Región Metropolitana, en el que se encontró 80% de
sedentarismo en mujeres y 60% en hombres, cifras que en la encuesta CARMEN, realizada en 1997 en
Valparaíso, llegaron a 94% y 73%, en mujeres y hombres, respectivamente (14). Estos estudios no son
comparables porque se hicieron en distintas regiones, pero confirman la impresión de que probablemente
la cantidad de actividad física ha bajado y el sedentarismo ha tenido un aumento. 

En cuanto al papel del ejercicio físico en el tratamiento de la obesidad, hay muchas incógnitas por
resolver:

 ¿Por qué y cuándo se indica ejercicio físico en un plan de reducción de peso?


 ¿Las actividades deben ser de moderada intensidad, por ejemplo las relacionadas con el estilo de
vida, o deben cumplirse en un gimnasio?
 ¿Las sesiones deben ser de corta o larga duración?
 ¿Qué intensidad debe tener el ejercicio o la actividad física?
 ¿Qué barreras se deben vencer para incorporar la actividad física como un hábito?

Beneficios de la actividad física durante la reducción de peso 

Disminuye la pérdida de la masa magra. Cuando una persona entra en un plan de dieta para bajar de peso
la pérdida de masa magra es menor si se agrega un plan de ejercicio adecuado. Solamente en algunos
estudios con ejercicio extremo se ha encontrado una pérdida de masa magra mayor, pero son casos muy
puntuales y están relacionados con dietas muy hipocalóricas. Esto es relativo, pero tiene relación con un
plan de alimentación y de ejercicio bien diseñado. 

Además, previene la adaptación metabólica. Esto significa que el ejercicio es capaz de evitar la
disminución del gasto energético en reposo que se observa en los pacientes sometidos a una alimentación
baja en calorías, que a veces dificulta mucho la reducción de peso. 

También mejora la adhesión a un plan multidisciplinario de tratamiento. Esto se ha visto no sólo en la


obesidad, sino también en planes de tratamiento relacionados con otras patologías como hipertensión y
diabetes. Los que están haciendo gimnasia adhieren más a los controles, van a los controles con
nutricionistas con mayor frecuencia, cumplen con los controles, los tratamientos prescritos, etc., es decir,
son personas más disciplinadas. 

El ejercicio produce una sensación de bienestar físico y mental que se experimenta desde las primeras
semanas. Hay personas que, a la semana de haber comenzado con un ejercicio bien monitorizado y con
una carga adecuada de actividad física, refieren que se sienten mejor; puede ser un efecto psicológico,
pero los pacientes lo refieren así. 

El mayor gasto energético es lo que tiene menos impacto en el largo plazo. Si bien las calorías que se
queman pueden llevar a una reducción de peso, el efecto es mínimo comparado con el déficit calórico que
provoca una buena dieta hipocalórica, pero el balance energético final es más negativo que si no se
hiciera el plan de ejercicio. 

En un estudio que comparó un plan de ejercicio con dieta hipocalórica diseñada para bajar de peso y el
mismo plan sin la dieta, la diferencia no fue tan importante a las ocho semanas, y las personas que bajaron
de peso comenzaron a recuperarlo al suspender la actividad física, a pesar de mantener un plan de
alimentación. En cambio, los que no hicieron actividad física y se ahorraron dos meses de gimnasio
comenzaron a bajar de peso al tercer mes y siguieron una curva de reducción de peso. Por lo tanto, la
mantención de la actividad física podría tener más relevancia que hacerla sólo en el período de máxima
reducción de peso. 

En un estudio que siempre se presenta porque fue muy controlado, se analizó lo que sucede a las 72
semanas si se mantiene o se inicia la actividad física, aunque no se inicie desde el principio, versus si se
mantiene un plan sin actividad física. La recuperación de peso en la mayor parte de los estudios es casi de
100% a los cinco años, por lo tanto hay una clave en la diferencia entre mantener el peso reducido o
seguir bajando, o recuperar todo lo que se bajó (15). 

Está probado que la disminución de masa grasa es mayor y la preservación de masa magra es mejor con el
ejercicio, independientemente de la cantidad de kilos que se baje. En un metaanálisis de 269 estudios, el
promedio de reducción de peso fue de 10 kilos en un período de intervención promedio de tres meses,
aproximadamente (algunos tenían una duración más larga y otros, más corta). Usando sólo la dieta, la
reducción de peso fue de 10,7 kilos en 3 meses; sólo con ejercicio, la reducción fue mucho menor y
alcanzó a 2,9 kg en promedio; y con dieta y ejercicio, la reducción fue de 11 kg, con una diferencia sin
importancia frente a dieta sola. 

En cuanto a la reducción de masa grasa, los que hicieron dieta tuvieron una reducción de 60% de masa
grasa, que es bastante significativa, aunque los estudios fueron menos numerosos. Quienes lograron
mantener un seguimiento de un año, encontraron que la mantención de peso era muy superior cuando
hacían dieta y ejercicio, ya que mantenían 8,6 kg de reducción de peso, en comparación con los que
solamente estaban con dieta. Las cifras de 6,1 kg versus 2,9 kg se deben a que, en la primera cifra, son 90
estudios y en la segunda son sólo 7, y estos estudios no comenzaron con esa pérdida de peso, por eso se
ven esas diferencias (es necesario recordar que esto es un metaanálisis), pero claramente se observa que la
pérdida de masa grasa y la mantención del peso reducido al año es mayor cuando se utiliza dieta y
ejercicio en el paciente obeso (16). 

Un estudio de Jakicic, publicado en el JAMA en 1999, demostró que se pierde masa grasa en los
pacientes, en comparación con la masa magra, independientemente del sistema de actividad física, sean
cursos cortos o largos, realizados con equipos o en la casa, etc. En este estudio se demostró que las
personas que logran mantener una buena adhesión al ejercicio realizado en casa bajan la mayor cantidad
de masa grasa, sin mayor pérdida de masa magra. Por lo tanto, independientemente del tipo de actividad
física, siempre se va a lograr la pérdida de masa grasa si se ocupa este plan de actividad física (17). 

En la promoción de la actividad física, con el objeto de transformar a una persona sedentaria en activa se
pueden recomendar dos tipos de ejercicio. Uno es el ejercicio de baja intensidad y larga duración, una a
dos horas diarias, con actividades como caminata, ciclismo, baile o natación (braceo suave), que no
requieren supervisión y son factibles de mantener a largo plazo, pero tienen el problema de que es difícil
autocontrolar la cantidad e intensidad del ejercicio, y determinar si realmente sirve. 

La otra posibilidad es el ejercicio moderado a intenso, con planes de 45 a 60 minutos tres veces por
semana, aunque hay fanáticos que logran estar en el gimnasio 1,5 horas de lunes a domingo y que son
adictos al ejercicio, ya que cuando no pueden hacerlo se deprimen y comen más. En este tipo de ejercicio
se ocupa cinta ergométrica, bicicleta, escalador, máquina de musculación, etc., y en general se requiere
supervisión al inicio, sobre todo en pacientes obesos, pero a largo plazo generalmente estas personas
aprenden a usar las máquinas, realizan su propio plan de ejercicio y pueden monitorizarlo adecuadamente.
A esto se le llama acondicionamiento físico, o reacondicionamiento en quienes habían perdido el hábito,
pero en general la mayor parte de ellos nunca lo tuvieron. 

La actividad física moderada es una forma de incentivar el gasto calórico. El NIH, en el año 2000,
propuso una escala de actividades comunes y deportivas, y del tiempo que se necesita hacerlas, según su
intensidad, para lograr un gasto calórico de ± 150 kcal/día o 1.000 kcal/semana, que sería la
recomendación básica para personas con obesidad o sobrepeso. En esta escala aparecen actividades
anecdóticas, como empujar un coche de bebé, pero también están las actividades deportivas, que son
mucho más estandarizadas, como por ejemplo saltar la cuerda por 15 minutos. Las actividades están en
orden creciente de intensidad y por tanto de gasto calórico, de modo que exigen menos tiempo, pero es
preciso tener cuidado, porque no cuesta nada comer 150 calorías a la salida del gimnasio. 

En un estudio reciente se estudió el efecto de dos tipos de planes: uno con terapia conductual estándar
más un plan de actividad física para quemar 1.000 calorías por semana versus uno con actividad física
más intensiva, destinado a quemar 2.500 kcal/semana. Al principio no hubo gran diferencia, pero a los
12-18 meses se observó una diferencia importante, con mayor pérdida de peso en el grupo de actividad
más intensa. Es un grupo grande, de 207 casos, pero aún está por verse lo que ocurre con este plan de
mantención de 2.500 calorías, a los dos años. Una de las cosas que se le critica es que no es posible
mantener la actividad física intensiva a largo plazo, porque las personas van desertando en el curso del
tiempo. 

Anderson estudió el efecto de agregar a la dieta una modificación del estilo de vida versus un programa
de ejercicio estructurado y encontró que éste tenía un mejor resultado inicial, pero a los 18 meses los
individuos que mejoraban su actividad física en la vida diaria lograban una reducción de peso
significativamente mayor (18), con lo que empiezan a ganar importancia los movimientos y el trabajo
físico realizados en la actividad diaria, como subir escaleras, caminar algunas cuadras, etc. 

En un estudio de Walker se evaluó la reducción de peso a las 12 semanas con tres planes de actividad
física, uno realizado en un gimnasio, otro hecho en casa y otro que consistía en un cambio supervisado en
el estilo de vida (con seguimiento para comprobar que haya un cambio real en la actividad física). En
total, 116 adultos obesos se incorporaron a este programa, todos con una dieta balanceada de alrededor de
1.200 calorías. La meta de ejercicio estructurado era caminar 40 minutos 4 veces por semana y la meta
del cambio del estilo de vida era aumentar la actividad en 2.000 pasos extra todos los días, medidos con
cuentapasos, una estrategia muy interesante que se está recomendando actualmente, hasta llegar a una
meta superior a los 12.000 pasos por día. Si bien las diferencias no fueron significativas, porque el estudio
recién iba en las 12 semanas, el cambio en el estilo de vida parecía tener mejor resultado (19). 

Formas de aumentar la actividad física como estilo de vida

 Usar escaleras en el trabajo y en la vía pública.


 Caminar hasta otra oficina o lugar de trabajo, en vez de usar el teléfono.
 Estacionarse lejos de la entrada del mall o el supermercado.
 Utilizar el teléfono fijo en la casa y no tener anexos.
 Bajarse del transporte un paradero antes.
Jakicic hizo un estudio, en que comparó el ejercicio intermitente con cursos largos de actividad física
versus cursos cortos, pero continuos, realizados con equipos en la casa, y observó que los cursos cortos de
actividad física continua tenían mejor resultado, en cuanto a mantener la reducción de peso durante el
período de seguimiento (20). 

En el mismo estudio, se observó que los que gastaban más de 200 minutos por semana en actividad física
lograban una reducción muy superior a los que gastaban menos de 150 minutos por semana, y la adhesión
fue mejor en el período de seguimiento largo, es decir, a más de un año de duración. 

La adhesión al plan de ejercicio fue mejor en las personas que utilizaron períodos cortos, por ejemplo, 10
minutos varias veces en el día, con equipos, en la casa, que en las que asistieron a un gimnasio para hacer
sesiones cortas o largas. Al principio, el resultado fue mejor en los que iban al gimnasio, pero al final
quemaron más calorías e hicieron más minutos de actividad física quienes lo hacían en su casa, por lo
tanto esto es un factor de adhesión importante. 

En un gimnasio especialmente estructurado para hacer este tipo de actividades hay personas que controlan
el pulso y el desempeño en las máquinas, los ejercicios abdominales, la trotadora, la bicicleta estática, etc.
Los profesores de educación física, kinesiólogos y especialistas en actividad física manejan muy bien
todo esto y sólo hay que encontrar profesionales idóneos. 

Condiciones del plan de ejercicio ideal 

Es más probable que un plan de ejercicio se inicie y se mantenga en las condiciones siguientes:

 Se percibe un beneficio neto.


 Se siente seguridad y capacidad con el ejercicio.
 La actividad no genera un costo financiero o social que no se pueda asumir.
 Se experimenta un mínimo de consecuencias negativas: lesiones, pérdida de tiempo, presión
familiar negativa, problemas de autoidentidad.
 La actividad que se elige debe ser entretenida.
 La actividad se puede realizar en forma regular.
 Se puede incorporar la actividad dentro de la agenda diaria.
 Se reconoce la necesidad de equilibrar el uso de aparatos que ahorran energía con actividades
que exijan más ejercicio físico. Se debe aprender a preferir la actividad y no tenerlo todo
automatizado.

Resumen 

La actividad física es muy buena y la mejor actividad física es la que se logra hacer, sea en sesiones cortas
o largas, y que reúne las características siguientes:

 Debe hacerse en sesiones frecuentes, de corta duración y alta intensidad, lo que presenta ciertas
ventajas frente a pocas sesiones de larga duración.
 Los programas estructurados, con monitor o instructor, pueden servir al comienzo.
 Las actividades individuales son bastante útiles, en algunos casos, pero lo ideal es hacerlas en
grupo o en pareja, ya que el compartir la actividad aumenta la adhesión al plan de actividad
física.
Se debe reconocer la importancia de las actividades de la vida diaria, que permiten hacer un cambio de
conducta frente a la actividad física. También es importante el autocontrol (registro de actividades o
cuenta pasos, que ya existe en Chile y no es tan caro). Es una forma de lograr que el paciente se
comprometa y monitorice su actividad física para lograr un nivel que le permita mantener un peso
saludable. 

El ejercicio se puede estructurar como actividad deportiva, o sea, si quiere, el paciente puede convertirse
en futbolista, o simplemente puede decidir cambiar el estilo de vida por uno físicamente activo, lo que
resulta bastante más económico. 

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