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La teoría de la conducta humana que más ha elaborado sobre las parafilias es la teoría
psicoanalítica. Sus postulados se presentan en forma sintética. El común denominador
de este enfoque es la atribución de causalidad a las experiencias del desarrollo,
especialmente el desarrollo temprano. Se plantea que un traumatismo psicológico
ocasiona procesos de fijación y regresión del desarrollo psicológico que aparecen de
forma más bien florida en el actuar del parafílico.
Concepto de Parafilia
Las parafilias son formas de conducta erótica en donde los métodos por los que se
consigue la excitación sexual tienen una estructura de vinculación en la que el
componente interpersonal del vínculo no está presente o bien, se encuentra presente
pero en forma muy desbalanceada. Sin embargo, para que una conducta erótica se
categorice como parafilia, la forma evitativa del vínculo de consecución de la excitación
debe tener un carácter de requisito, en ocasiones indispensable. Muchas veces la
fantasía sustituye al acto. Otro rasgo notable es el carácter compulsivo de la conducta.
La persona con una parafilia experimenta el deseo por realizar (o fantasear) el acto
parafílico de manera incontrolable, resistiendo a la voluntad y con la cualidad
penetrante de las ideas obsesivas. Con frecuencia, la experiencia del deseo parafílico o
de su actuación es precedida o sucedida de angustia y culpabilidad, aunque esta última
característica no está presente en todos los casos.
Etimológicamente, parafilia proviene de para (al lado de) y filia (amigo, amante)
Es importante señalar que el término "parafilia" es un avance en la conceptualización de
dichos trastornos en comparación al término anterior “perversión”, cuyas atribuciones
peyorativas limitaban desde el principio la posibilidad de ayuda para los pacientes
(Marmor, 1974; Money, 1978).
Epidemiología de Parafilia
Las parafilias son practicadas por un pequeño porcentaje de la población general. Sin
embargo, la naturaleza repetitiva e insistente del trastorno resulta en una alta frecuencia
en la comisión del acto parafílico, de esta manera una parte importante de la población
ha sido víctima de personas con alguna parafilia.
Con base en los datos provenientes de instancias legales, en los Estados Unidos de
América, la paidofilia es por mucho la parafilia más común; de 10 a 20 por ciento de
todos los niños norteamericanos han sido víctimas de abuso antes de los 18 años (Abel,
1989).
Debido a que los niños son las víctimas de esta conducta, el acto es visto de manera más
severa y por lo tanto se utilizan recursos de todo tipo para el diagnóstico, persecución,
encarcelamiento del ofensor y tratamiento del mismo y de la víctima, que en el resto de
las parafilias.
Como son definidas actualmente, las parafilias tienden a ser casi exclusivamente
masculinas. El fetichismo en casi todos los casos ocurre en hombres. Más del 50 por
ciento de las parafilias inician antes de los 18 años de edad. Los parafílico
habitualmente tienen más de una parafilia, generalmente entre tres y cinco, ya sea al
mismo tiempo o a diferentes edades. Esto es especialmente cierto con los
exhibicionistas, fetichistas, masoquistas, sádicos, fetichistas transvestistas,
escoptofilicos y zoofílicos (Kaplan y Sadock, 1991).
La ocurrencia de las conductas parafílicas tiene su pico entre los 15 y los 25 años y
después tiende a declinar; en hombres mayores de 50 años las conductas parafílicas son
raras. A menos que se trate de conductas solitarias o con una pareja cooperadora (Abel,
1989).
Paidofilia:
La mayor parte de los actos de abuso consisten en tocamiento genital o sexo oral. La
penetración anal o vaginal del niño o la niña es infrecuente, a excepción de casos de
incesto. Aunque la mayor parte de los casos que llegan a conocerse involucran a niñas
(dos terceras partes del total), aparentemente el número de niños que han sufrido abuso
y que no lo comunican es mucho mayor del pensado, además de que los ofensores
reportan que en el 60 por ciento de las ocasiones en que se involucran con niños, éstos
son de sexo masculino.
Se calcula que el 95 por ciento de los paidófilos son heterosexuales, aunque estudios
recientes señalan que este dato tampoco es tan confiable. Freund y Watson encontraron
que la proporción es de 11 a uno en favor de los heterosexuales, pero si se toma en
cuenta el porcentaje de homosexuales en la población general, nos daremos cuenta que
esto sugiere que en un desarrollo homosexual existan más paidófilos, aunque
evidentemente no quiere decir que los homosexuales tengan una tendencia debida a su
orientación hacia el abuso de niños, idea errónea también bastante frecuente entre el
público no informado, que incluye a veces a profesionales de la salud (Freund,
Heasman,
Cerca del 50 por ciento de los paidófilos habían consumido alcohol intensamente al
momento del abuso y se ha reconocido que la mayoría de los paidófilos sufrieron a su
vez abuso sexual, físico o psicológico, en su infancia. También se ha señalado que es
frecuente que el paidófilo se haya visto envuelto en situaciones de exhibicionismo,
violación o escoptofilia (Freund y Blanchard, 1987; Freund, Watson y Dickey, 1990;
Kaplan y Sadock, 1991; Masters, Johnson y Kolodny, 1987).
Se sabe también que el paidófilo es conocido por la víctima en un poco menos del 90
por ciento de los casos, lo que echa por tierra el estereotipo del hombre que acecha a los
niños con una bolsa de dulces fuera de la escuela o en el parque, aunque en ocasiones
así llegue a suceder. En el 15 por ciento de los casos, en los Estados Unidos de América,
el abusador es pariente de la víctima, aunque también se piensa que la mayor parte de
los casos de abuso intrafamiliar no son reportados o denunciados legalmente. La mayor
parte de los abusadores están casados y tienen hijos propios. Es necesario recordar que
no todos los que abusan de niños son paidófilos, también lo hacen personas con
trastornos graves de personalidad, especialmente si son portadores del trastorno
antisocial de la personalidad; este tipo de pacientes es aproximadamente el causante del
70 por ciento del total de casos de abuso (Fedora, 1992; Masters y cols. 1987). McCary
señala lo interesante de que estos ofensores sexuales manifiesten una actitud muy
conservadora hacia el sexo, siendo ejemplos vivos del doble estándar sexual, valorando
a las mujeres como 'buenas” o “malas”, insisten en que sus novias sean vírgenes,
etcétera. En general cuando son encarcelados exhiben fuertes sentimientos religiosos,
viviendo a la religión como la "cura" para su problema (McCary, 1980).
Exhibicionismo:
Sadismo Sexual:
El inicio de esta parafilia es alrededor de los 18 años y la mayoría de los sádicos son
hombres. De acuerdo con la teoría psicoanalítica, el sadismo es una defensa contra el
miedo de castración, el sádico hace a los otros lo que teme le suceda a él. El placer se
obtiene con la expresión del instinto agresivo. El trastorno fue llamado de esta manera
por Kraft-Ebing en "honor" del célebre literato del siglo XVIII, Marqués de Sade, quien
fue muchas veces encarcelado por perpetrar actos sexuales violentos en contra de
mujeres (Kraft-Ebbing, 1928). El sadismo sexual está relacionado con la violación,
aunque ésta es mejor conceptualizarla como un acto de violencia. Sin embargo, algunos
violadores sádicos matan a sus víctimas después de haber tenido contacto sexual con
ellas. Algunos autores piensan que los que realizan "crímenes pasionales" (lust
murderers) poseen un trastorno disociativo llamado trastorno de personalidad múltiple y
muchos de ellos tiene el antecedente de haber sufrido un traumatismo craneoencefálico.
Se enlistan cinco contribuyentes al origen del sadismo sexual: predisposición
hereditaria, trastornos hormonales, relaciones patológicas, haber sufrido abuso sexual y
la presencia de otros diagnósticos psiquiátricos (Abel, 1989).
Masoquismo Sexual:
Fetichismo:
Escoptofilia o Vouyerismo: