Seminario para líderes de misión - 2018
La fe para encontrar
a los elegidos
Presidente M. Russell Ballard
Del Cuórum de los Doce Apóstoles
Martes, 26 de junio de 2018
Hermanos y hermanas, me honra estar con
ustedes esta mañana. Quiero felicitar al Con-
sejo Ejecutivo Misional y a todos los que han
participado en este magnífico seminario para
líderes de misión.
Hace 44 años Barbara y yo asistimos a un
seminario para presidentes de misión antes
de partir hacia nuestra asignación de presidir
la Misión Canadá Toronto. El seminario de
aquel entonces no se parecía ni remotamen-
te a la maravillosa preparación y presenta-
ción que ustedes han presenciado aquí este
año. El poder del cielo ha guiado todo lo que
hemos enseñado.
Este es mi seminario para líderes de misión
número 43 (antes se llamaba seminario
para nuevos presidentes de misión). Duran-
te todos estos años he aprendido muchas
cosas al tener el privilegio de reunirme con
misioneros por todo el mundo. Les aseguro
que van a vivir una gran aventura. Nuestras
oraciones les acompañarán en sus éxitos.
Valoren su tiempo juntos, eso los sostendrá
en sus años de madurez como lo ha sido
para mi querida Barbara y para mí.
Tengo la asignación de hablarles en cuan-
to a “La fe para encontrar a los elegidos”.
A menudo repetiré lo que he dicho antes,
1   La fe para encontrar a los elegidos
reconociendo que de vez en cuando, alguien
me escucha. Harán lo mismo en su misión.
El capítulo 9 de Predicad Mi Evangelio está
repleto de instrucción excelente e ideas
eficaces que ayudarán a los misioneros
a encontrar a los elegidos. Tengan a bien
leer, estudiar y entender los principios para
encontrar de manera eficiente a hijos de Dios
a los que enseñar. Válganse de cada recurso
que tengan para enseñar estos principios a
los misioneros una y otra vez.
Esta mañana me centraré en unas pocos
principios de Predicad Mi Evangelio que sé que,
si los misioneros los entienden y los ponen
en práctica, servirán para que encuentren a
los “elegidos”.
Primero: Los misioneros deben saber
cómo enseñar las doctrinas, los prin-
cipios y los mandamientos básicos del
capítulo 3 de Predicad Mi Evangelio. El conoci-
miento es poder y la confianza edifica el valor.
Los misioneros deben saber todas las lec-
ciones del Evangelio en orden para llegar a
ser buscadores atentos y audaces. Cuando
conocen, creen, aman y viven los principios y
mandamientos del Evangelio, “encontrarán” a
los elegidos y sabrán mejor qué principios del
Evangelio usarán en ese proceso.
 Seminario para líderes de misión - 2018
Segundo: ¡Háganlo sencillo! Si los misio-
neros quieren enseñar, convertir y bautizar
a más personas, tienen que hablar con más
personas.
Después de haber servido en Toronto
por unos tres o cuatro meses, el élder
Franklin D. Richards, asistente del Cuórum
de los Doce, asistió a la conferencia de la
Estaca Toronto. Le pregunté si sería tan
amable de reunirse con nuestros misioneros
el domingo por la mañana. Él accedió y, des-
pués del himno y la oración iniciales, el élder
Richards les preguntó lo siguiente: “¿Fue ayer
[sábado] un día de proselitismo?”. Los misio-
neros asintieron con la cabeza. Entonces él
añadió: “¿Cuántos de ustedes hablaron ayer
al menos con diez personas? Levanten la
mano”. Nadie la levantó. Repitió la pregunta
hasta llegar a un total de tres personas y por
fin varios levantaron la mano.
Ya se imaginan lo sorprendido que me quedé
al saber que los misioneros no hablaban con
las personas siempre que se las encontraban.
El élder Richards les prometió que si cada día
cada misionero hablaba al menos con diez per-
sonas, encontrarían y enseñarían a más gente.
Pusimos en práctica el consejo y en poco tiem-
po los bautismos de conversos pasaron de 20
al mes a 60, 70, 80 y finalmente a 90.
El proselitismo consiste en hablar con las per-
sonas allí donde estén. Observé que, a medi-
da que los misioneros lo hacían, lograban
quedarse mental, emocional y espiritualmente
en la obra del Señor todo el día mientras se
turnaban para encontrar a quienes estuvie-
ran dispuestos a escuchar su mensaje. Al
hacerlo, los compañerismos de toda la misión
empezaron a recibir referencias.
Hace solo dos semanas un presidente de
misión que actualmente está prestando
2   La fe para encontrar a los elegidos
servicio en EE. UU. compartió lo siguiente
conmigo en una carta:
“Usted visitó nuestra misión en enero de
2017 y nos enseñó que el poder espiritual
y el deseo en un misionero se reciben al
armonizar nuestra voluntad con la del Padre
Celestial y la de Su Hijo Jesucristo. Usted nos
alentó a orar con toda la fuerza del corazón
por el poder espiritual que es un don del
Espíritu Santo, el cual nos purificaría para
llegar ser los mejores buscadores y maestros
que hubiera conocido la misión.
“Nos pidió que hiciéramos algo que bendijera
nuestra misión milagro tras milagro. Concre-
tamente nos pidió:
• Elevarnos hasta un nuevo nivel de
compromiso.
• Hablar con la gente allí donde la encon-
trásemos (20 personas diarias por
compañerismo).
“Decidimos que a partir de entonces nos
fijaríamos la meta de que cada misionero
hablaría con diez personas nuevas cada día.
“En los primeros seis meses los bautismos
duplicaron los del año anterior, y los de este
año han aumentado ligeramente, pero los de
mayo duplicaron con creces los del año pasa-
do, de 22 a 46; el mejor mes en varios años.
Cada misionero atribuyó a la meta de contac-
tar a diez personas diarias la razón principal
de este aumento”1.
Recuerden que a menudo se encuentra a los
elegidos cuando se presta servicio, algo que
también bendice y enriquece la vida de los
misioneros. Estudios y encuestas recientes
confirman que prestar servicio a desconoci-
dos puede mejorar el bienestar físico, mental
y emocional de los misioneros.
Allí donde estén disponibles, JustServe es un
recurso excelente para que los misioneros
 Seminario para líderes de misión - 2018
encuentren oportunidades de prestar ser-
vicio en sus comunidades. Si JustServe no
estuviera disponible, los misioneros pueden
buscar sus propias oportunidades de servir
tal y como se explica en el manual misional y
en Predicad Mi Evangelio.
Tercero: Enseñen al buscar y busquen al
enseñar. Se asignó a un matrimonio misio-
nero a una rama pequeña en el norte de
Ontario, en invierno. Su historia demuestra
el poder de este principio. El segundo día
después de llegar fueron a una tienda de
comestibles y mientras se disponían a pagar,
la hermana le dijo a la empleada: “Somos nue-
vos. Venimos de Utah y tenemos un mensaje
especial que queremos compartir y que es
la razón de haber viajado hasta aquí. ¿Pode-
mos ir a su casa y explicarle por qué estamos
en Ontario? ”. La empleada y fijaron una cita.
Después de la primera lección, y con la ayuda
de los líderes de zona, los misioneros pregun-
taron: “¿Quién más querría que estuviese aquí
la próxima vez que vengamos a enseñarle?”.
La empleada le dijo a su esposo: “Creo que a
tu hermano y su esposa les gustaría venir”.
En resumen, lo último que supe es que 18
miembros de aquella familia se unieron a la
Iglesia porque los misioneros preguntaron:
“¿Quién más querría que estuviese aquí la
próxima vez que vengamos a enseñarle?”.
Recuerden: enseñen al buscar y busquen al
enseñar.
3   La fe para encontrar a los elegidos
Cuarto: ¡Los misioneros verifican y no se
dan por vencidos! Podemos aprender una
gran lección de la misión del élder Parley P.
Pratt en Ontario, Canadá. Su experiencia
misional allá es histórica a pesar de lo difí-
cil de sus circunstancias. El élder Pratt oró
pidiendo ayuda y fue bendecido cuando un
desconocido le dio algo de dinero para que
pudiera cruzar el lago Ontario en transborda-
dor para ir de Hamilton a Toronto. El descono-
cido también le dio un pedazo de papel con el
nombre de alguien con quien debía reunirse
en Toronto. El nombre era John Taylor
B. H. Roberts escribió en la biografía de John
Taylor acerca de aquella reunión: “El Sr. Taylor
había oído rumores perversos que circulaban
sobre [los mormones]. . . Trató al apóstol
Pratt con cortesía, pues así se sentía obliga-
do a hacerlo a causa de la carta de presen-
tación, aunque la bienvenida que le había
dispensado distaba de ser cordial”2. Fue muy
cauto. “Por tanto, no le brindó ayuda hasta
que empezó a descubrir que había buenas
razones para creer que [el élder Pratt] era un
mensajero enviado por Dios” 3.
Después de una investigación seria, John
Taylor se bautizó el 9 de mayo de 1836 y
fue ordenado Apóstol el 18 de diciembre de
1838. Se convirtió en el tercer Presidente de
la Iglesia el 10 de octubre de 1880.
Afortunadamente, el élder Pratt no se olvidó
de verificar y conoció a la familia Fielding por
 Seminario para líderes de misión - 2018
medio de John Taylor. En cuanto a esos suce-
sos en Canadá, el hermano Pratt escribió:
“Mi primera visita a ese país fue a nueve
millas de Toronto, en una zona de granje-
ros. . . John Taylor me acompañó (esto fue
antes de ser bautizado) y viajamos a caballo.
Visitamos al. . . Sr. Joseph Fielding, amigo
y conocido del Sr. Taylor, el cual tenía dos
hermanas, jóvenes, que al vernos llegar salie-
ron corriendo de la casa hasta una vivienda
próxima. . . El Sr. Fielding. . . dijo que lamenta-
ba que hubiésemos venido y que se oponía a
que tuviésemos una reunión con sus vecinos;
los prejuicios eran tal que la capilla metodista
estaba cerrada para nosotros. . .
“‘Oh’, dije, ‘¿por qué se oponen al mormo-
nismo?’. ‘No lo sé’, respondió el [hermano
Fielding], ‘pero el nombre tiene un sonido tan
deleznable; y, otra cosa, no queremos una
revelación nueva ni una religión nueva con-
traria a la Biblia’. ‘Oh’, le dije, ‘si eso es todo, no
tardaremos en eliminar sus prejuicios. Venga,
llame a sus hermanas y cenemos algo’. . .
“Les prediqué y desearon oír más. . . En
pocos días bautizamos al hermano. . .
Fielding y a sus dos cordiales e inteligentes
hermanas. . . También bautizamos a muchos
otros en aquel vecindario y organizamos una
rama de la Iglesia, pues aquella gente bebía la
verdad como si fuera agua, y la amaban más
que a la vida”4.
Mi agradecimiento personal al élder Pratt
por no darse por vencido y por verificar.
Cuando Mary Fielding llegó a Kirtland cono-
ció a Hyrum Smith, hermano del profeta
José. Jerusha, la esposa de Hyrum, había
fallecido. Con el tiempo, Hyrum y Mary se
casaron y tuvieron dos hijos. Al varón lo
llamaron Joseph Fielding, y a la hija Martha
Ann. Joseph F. Smith fue el sexto Presidente
de la Iglesia, y su nieto, Joseph Fielding Smith,
4   La fe para encontrar a los elegidos
llegó a ser el décimo Presidente de la Iglesia.
El padre de mi madre, Hyrum Mack Smith,
era el hijo mayor de Joseph F. Smith y sirvió
en el Cuórum de los Doce hasta la edad de
45 años, cuando falleció de manera repenti-
na. Otros familiares han prestado servicio en
muchos llamamientos de la Iglesia.
¿Cómo sucedió esto? Porque el élder Parley P.
Pratt no se dio por vencido; no permitió que
el rechazo le impidiera verificar para estar
seguro de que aquellas personas recibieran
el mensaje de la restauración del evangelio
de Jesucristo.
Brigham Young narra su conversión de la
siguiente manera:
“El Libro de Mormón llegó a mis
manos dos o tres semanas des-
pués de haberse impreso. ¿Creí
en él tras una primera lectura. . .?
El hombre que me lo dio me
dijo las mismas cosas: que es el Evangelio de
salvación, que es una revelación que el Señor
ha dado para la redención de Israel, que es
el Evangelio. . . que, según Jesucristo y sus
Apóstoles, debía bautizarme para la remi-
sión de mis pecados o ser condenado. Un
momento, le dije. El manto de mis tradiciones
pesaba sobre mí en sumo grado y mis senti-
mientos previos estaban tan imbricados en
mi naturaleza que me era casi imposible ver
nada en absoluto. Si bien toda mi vida había
visto que las tradiciones de las personas eran
toda la religión que tenían, yo tenía un manto
sobre mí mismo. Le dije: Un momento, ¿cuál
es la doctrina del libro y de las revelaciones
que ha dado el Señor? Permítame examinar-
las con el corazón; pues consideraba que
tenía tanto derecho como cualquier otro a
saber por mí mismo.
“Examiné el asunto detenidamente duran-
te dos años antes de tomar la decisión de
 Seminario para líderes de misión - 2018
recibir el libro. Sabía que era verdadero
tanto como sabía. . . que podía ver con los
ojos, sentir por el tacto de los dedos o ser
consciente de la demostración de cualquier
sentido. De no haber sido así, jamás lo hubie-
ra abrazado; todo habría carecido de forma
y conveniencia. Deseaba disponer de tiempo
suficiente para comprobar todas las cosas
por mí mismo”5.
Los albores de nuestra historia están reple-
tos de relatos como este. Eliza R. Snow, su
hermano Lorenzo Snow y muchos de nues-
tros fieles antepasados fueron convertidos
por misioneros que no se dieron por venci-
dos sino que verificaron.
Presidentes, los misioneros también verifica-
rán y no se darán por vencidos si se ponen
en contacto fielmente con cada referencia
que reciban sin importar de dónde provenga.
Enséñenles a usar el libro de área constan-
temente para registrar, planificar y verificar
cada oportunidad de encontrar y enseñar.
Los estudios que realiza la Iglesia indican que
demasiados investigadores se preguntan
por qué los misioneros no verificaron. Puede
que los investigadores faltasen a la cita que
tenían con los misioneros, por lo que ellos,
sin haber verificado con espíritu de oración,
los descartaron de la enseñanza del Evan-
gelio.En Predicad Mi Evangelio se explica lo
5   La fe para encontrar a los elegidos
siguiente: “Invitar a hacer un compromiso
sin verificar si se está cumpliendo es como
comenzar un viaje sin terminarlo o comprar
una entrada para un concierto y no entrar
en el teatro. Si la acción no se lleva a cabo, el
compromiso es vago”6.
Quinto: Buscar por medio de los miembros.
Los miembros, junto con los misioneros, tra-
bajan en unión para encontrar a los escogi-
dos y guiarlos a La Iglesia de Jesucristo de los
Santos de los Últimos Días. En los capítulos 9
y 13 de Predicad Mi Evangelio se enseña a los
misioneros y a los miembros a trabajar juntos
para encontrar. Presten especial atención a la
página 180 de Predicad Mi Evangelio.
El profeta José Smith declaró: “Después de
todo lo que se ha dicho, el mayor y más
importante deber es predicar el Evangelio” 7.
En 1974, el presidente Spencer
W. Kimball dijo: ‘. . . Las Escritu-
ras se encuentran repletas de
mandatos y promesas, llamados
y recompensas por enseñar el
Evangelio. Uso deliberadamente la palabra
mandato porque parecería ser una directiva
que se repite a menudo y de la cual nosotros,
tanto en forma individual como colectiva, no
podemos escapar’8.
El presidente Thomas S. Monson
repitió el mismo mensaje a los
miembros de la Iglesia. Él dijo:
“. . . ahora es el momento de que
los miembros y misioneros se
unan. . . [y] trabajen en la viña del Señor para
traer almas a Él. Él ha preparado los medios
para que compartamos el Evangelio de
muchas maneras, y Él nos ayudará en nues-
tros esfuerzos si actuamos con fe para llevar
a cabo Su obra” 9.
 Seminario para líderes de misión - 2018
También sabemos que muchos miembros titu-
bean en hacer la obra misional y en compartir
el Evangelio por dos razones básicas.
La primera es el temor. Muchos miembros
ni siquiera oran pidiendo oportunidades
para compartir el Evangelio, por [miedo] a
recibir inspiración divina de hacer algo que
no [se] sienten capaces de hacer. La segun-
da razón es un malentendido de lo que es la
obra misional.
“Ahora bien, sabemos que a nadie le agrada
sentirse culpable cuando se le pide que com-
parta el Evangelio con familiares, amigos o
vecinos. Ayuden a los misioneros a] eliminar
cualquier temor que los miembros tengan de
compartir el Evangelio con los demás.
“Ayuden a los miembros a hacer lo que Jesu-
cristo nos ha pedido. . .
“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; lla-
mad, y se os abrirá.
“Porque todo el que pide, recibe; y el que
busca, halla; y al que llama, se le abrirá”10.
Recuerden, esa promesa llegará cuando los
misioneros inviten a quienes enseñen a orar
y a preguntar si el mensaje del Evangelio es
verdadero.
Hermanos y hermanas, la confianza y la fe
remplazarán el temor cuando los miembros y
los misioneros de tiempo completo se arro-
dillen en oración y pidan al Señor que los
bendiga con oportunidades misionales. Enton-
ces recibirán oportunidades de presentar el
evangelio de Jesucristo a los hijos de nuestro
Padre Celestial, y con toda seguridad las opor-
tunidades llegarán. Esas oportunidades nunca
requerirán que respondamos de manera
forzada ni artificiosa, sino que nuestros actos
fluirán como resultado natural de nuestro
amor por nuestros hermanos y hermanas.
6   La fe para encontrar a los elegidos
En términos sencillos, trabajar con los miem-
bros es un asunto de fe y acción. Los prin-
cipios son bastante sencillos: alienten a los
miembros a que oren, tanto individualmente
como en familia, pidiendo oportunidades
misionales. Tal vez algunos quieran fijar una
fecha para encontrar a los elegidos. El Señor
ha dicho. . . que muchas personas no han
encontrado la verdad sólo “porque no saben
dónde hallarla”11.
El Señor ha prometido que si los miembros
y misioneros “[alzan la voz] a este pueblo;
`[expresan] los pensamientos que [ponga] en
[su] corazón. . . no serán] confundidos delan-
te de los hombres:
“[Y] os será dado en la hora. . . lo que habéis
de decir”12.
Hace [tiempo] recibí una carta de una familia
de miembros misioneros de mucho éxito. . .
Ellos escribieron:
“Estimado élder Ballard: Treinta minutos
después de la transmisión mundial sobre
apresurar la obra de salvación, tuvimos
nuestro propio consejo misional familiar. Nos
entusiasmó saber que nuestros nietos ado-
lescentes querían participar. Nos da gusto
informarle [de] que desde esa reunión de
consejo, hemos [ampliado] nuestro grupo de
enseñanza en un 200 por ciento.
“Nuestros nietos han llevado amigos a la Igle-
sia, hemos disfrutado de reuniones sacramen-
tales con algunos de nuestros amigos menos
activos y algunos de los nuevos contactos
se han comprometido a recibir las lecciones
misionales. Una de nuestras hermanas menos
activas no sólo regresó a la Iglesia, sino que ha
traído consigo a nuevos investigadores.
“Nadie ha rechazado la invitación de recibir
las lecciones misionales. ¡Qué época tan
 Seminario para líderes de misión - 2018
emocionante para ser miembro de esta
Iglesia”13.
El domingo escuchamos la
siguiente promesa del profeta
del Señor, el presidente
Russell M. Nelson: “Su capacidad
para vincular el entusiasmo de
los misioneros con la amorosa estabilidad y
empeños útiles para ayudar de los miembros
no se puede enfatizar lo suficiente. . . Su
éxito se verá multiplicado exponencialmente
si logran aprovechar el poder de los
miembros. . . con quienes servirán”14.
Trabajar con los miembros de manera
eficiente requiere que los misioneros ano-
ten con detenimiento en el libro de área su
trabajo con los líderes misionales de barrio
y los miembros. Los presidentes y líderes de
misión deben revisar los libros de área de
vez en cuando para asegurarse de que los
misioneros atiendan adecuadamente a todos
los hijos preciados del Padre Celestial.
Sexto: Buscar por medio de la tecnología. La
Iglesia está empleando con éxito la tecnología
para encontrar a personas que buscan en
línea respuestas a preguntas relacionadas con
el Evangelio. Las herramientas digitales multi-
media brindan oportunidades para entablar
relación con quienes buscan la verdad. ¡En
cierta forma, la gente nos busca a nosotros!
Se han desarrollado contenidos de video
para ayudar a contestar las preguntas de
esas personas. Esta tarde recibirán más
detalles acerca de este gran recurso. Sin
embargo, recuerden, que la tecnología nunca
reemplazará los esfuerzos diarios de sus
misioneros de encontrar.
7   La fe para encontrar a los elegidos
Séptimo: Buscar con el Libro de Mormón, “la
[piedra] clave de nuestra religión” 15. El capítulo
5 de Predicad Mi Evangelio se centra en la labor
del Libro de Mormón. Los misioneros necesi-
tan reconocer y utilizar el poder del Libro de
Mormón en sus labores de búsqueda.
“El presidente Ezra Taft Benson
dijo que es indispensable que ‘los
misioneros sepan que el Libro de
Mormón contesta a las grandes
preguntas del alma’”16.
El élder Holland y su esposa nos enseñaron
ayer todo lo que debemos saber sobre el
poder del Libro de Mormón a fin de encon-
trar a los elegidos17.
Así que entre otras cosas han aprendido a
esforzarse para que sus misioneros entien-
dan las enseñanzas espirituales de los Após-
toles y de otras personas en este seminario.
Siempre recuerden: “No ocurre nada en la
obra misional sino hasta que se encuentre a
una persona para enseñar”18.
Ahora, un pensamiento para concluir: hace
174 años, José se volvió a su compañero
Hyrum y le dijo: “Hermano Hyrum, eres el
mayor, ¿qué debemos hacer? ”. Hyrum le
respondió: “Volvamos [a Nauvoo] y entregué-
monos, y veamos en qué para todo esto”.
Después de tomar un momento para evaluar
la situación, José dijo: “Si tú vuelves, iré conti-
go; pero seremos asesinados”. La respuesta
de Hyrum mostró su gran fe en el Señor y su
disposición a morir por Su causa: “Volvamos
y pongamos nuestra confianza en Dios, y
no seremos heridos. El Señor está a cargo.
Si vivimos o tenemos que morir, hallaremos
nuestro destino”19.
 Seminario para líderes de misión - 2018
A última hora de la tarde del 27 de junio
de 1844 de hace 174 años, un populacho
motivado por el odio irrumpió por las esca-
leras e intentó entrar en la habitación donde
Hyrum, siempre el hermano mayor, sostenía
la puerta en un intento de proteger a sus
compañeros. Se convirtió en el primer mártir
de aquel día oscuro al caer al piso cuando le
dispararon y declarar: “Soy hombre muerto”.
Los pensamientos de José se dirigieron inme-
diatamente a su hermano. Exclamó: “¡Oh,
querido hermano Hyrum!”. John Taylor fue el
siguiente prisionero al que dispararon, y des-
pués de eso José saltó hacia la ventana para
atraer la atención del populacho. Tan pronto
como recibió un disparo y cayó por la venta-
na hasta el suelo, el populacho se precipitó
hacia afuera, dejando a John Taylor, herido, y
a Willard Richards para evaluar la horripilante
escena de la habitación20.
La madre de ellos, Lucy Mack Smith, relató
que aún en medio de tanto dolor y desespe-
ranza hubo consuelo e incluso paz. Ella clamó
en agonía: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué
has abandonado a esta familia?” Dijo haber
escuchado una voz que respondía: “Los he
tomado para mí, para que pudieran descan-
sar”. Entonces, mientras miraba los cuerpos
de sus dos hijos, contó: “Me pareció oírles
decir: ‘Madre, no llores por nosotros; hemos
vencido al mundo por medio del amor; les
llevamos el Evangelio para que sus almas se
8   La fe para encontrar a los elegidos
pudieran salvar; pero nos mataron a causa
de nuestro testimonio y así nos han puesto
más allá de su poder. Su victoria es por un
momento, nuestro triunfo es eterno’”21.
Entonces la querida madre Lucy perdió a
su hijo Samuel, el primer misionero de esta
dispensación, que falleció como consecuen-
cia de haber cabalgado por mucho tiempo
a Carthage a fin de tratar de proteger a sus
queridos hermanos22.
Ningún misionero debe jamás dejar de
comprender y apreciar el gran precio que
otras personas han pagado para establecer
una vez más la Iglesia de Jesucristo sobre
la tierra. Ninguna asignación o desafío de
ningún misionero debe impedirles declarar
con valentía las verdades del Evangelio que
tenemos para compartir.
José fue llamado por el Señor a Su obra, así
como el presidente Oaks nos enseñó ayer
tan bien23. El Señor los ha llamado también
a ustedes y sus misioneros a esta gran obra
mediante Su profeta.
José y Hyrum, compañeros de misión, fieles y
leales el uno al otro y a Dios; son el ejemplo
para cada par de misioneros de esta Iglesia.
No se llamará a ninguno de sus misioneros a
pasar por las cosas que José y Hyrum pasa-
ron. No se requerirá que ninguno entregue
su vida voluntariamente por esta Iglesia, pero
todos pueden aprender de estos dos pode-
rosos misioneros cómo apoyarse y fortale-
cerse mutuamente.
Sus misioneros deben dedicarse a esta
gran causa. Ellos pueden aprender el poder
del mensaje de la Restauración. Pueden
aprender los atributos y las habilidades que
se necesitan para ser un discípulo audaz
del Maestro. Pueden aprender y practicar
los principios para logar el éxito que se
 Seminario para líderes de misión - 2018
encuentra en Predicad Mi Evangelio. Sus misio-
neros pueden llegar a saber que la restaura-
ción de la plenitud del evangelio de Jesucristo
es gloriosa y que les proporciona, a todas las
personas la inmortalidad y la vida eterna.
Esta es La Iglesia de Jesucristo de los Santos
de los Últimos Días. Estamos en Su obra. Tes-
tifico que José y Hyrum fueron profetas del
Dios viviente. Debemos ser firmes en llevar el
evangelio de Jesucristo a los hijos de nuestro
Padre, donde sea que los encontremos.
Que Dios los bendiga, mis queridos presiden-
tes y a sus queridas compañeras, con cada
bendición a fin de infundir en el corazón de
sus misioneros un amor profundo y durade-
ro por el Padre Celestial y Su amado hijo, el
Señor Jesucristo, es mi humilde ruego y testi-
monio. En el nombre de Jesucristo. Amén.
Notas
1. Carta personal.
2. B. H. Roberts, The Life of John Taylor:
Third President of The Church of Jesus
Christ of Latter-­day Saints, 2009, pág. 17.
3. Ibíd., pág. 19.
4. Parley P. Pratt, en Life of Joseph F. Smith,
compilación de Joseph Fielding Smith,
1938, págs. 121–122.
5. Brigham Young, “A Discourse”, Deseret
News, 2 de octubre de 1852, pág. 96.
6. Predicad Mi Evangelio: Una guía para el
servicio misional , 2004, pág. 217.
7. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia:
José Smith, 2007, pág. 330.
8. Spencer W. Kimball, “Id por todo el mun-
do”, Liahona, noviembre de 1974, pág. 2.
9   La fe para encontrar a los elegidos
9. Thomas S. Monson, “Fe en la obra de
salvación” (discurso pronunciado en
una transmisión especial, 23 de junio de
2013), broadcasts.lds.org.
10. 3 Nefi 14:7-­8.
11. Doctrina y Convenios 123:12.
12. Doctrina y Convenios 100:5-­6.
13. Carta personal, 15 de agosto de 2013.
14. Russell M. Nelson, “Las esperanzas de
mi corazón” (discurso pronunciado en el
seminario para líderes de misión, 24 de
junio de 2018) Biblioteca de Historia de
la Iglesia, Salt Lake City.
15. Introducción al Libro de Mormón.
16. Predicad Mi Evangelio, pág. 111; véase
también Ezra Taft Benson, “Tenemos
que inundar la tierra con el Libro de
Mormón”, Liahona, enero de 1989, pág.
5.
17. Véase Jeffrey R. Holland y Patricia T.
Holland, “Cristo y el Libro de Mormón”
(discurso pronunciado en el Seminario
para líderes de misión, 25 de junio de
2018), Biblioteca de Historia de la Iglesia,
Salt Lake City.
18. Predicad Mi Evangelio , pág. 169.
19. History of the Church, tomo VI, págs.
549-­550.
20. History of the Church, tomo VI, págs.
617-­618.
21. Lucy Mack Smith, Biographical Sketches of
Joseph Smith the Prophet, and His Proge-
nitors for Many Generations (1853), 279;
véase también Lucy Mack Smith, The
Revised and Enhanced History of Joseph
Smith by His Mother, edición de Scot
Facer Proctor y Maurine Jensen Proctor,
1996, págs. 457–458.
Seminario para líderes de misión - 2018

22. Véanse Smith, Biographical Sketches 23. Véase Dallin H. Oaks, “José Smith: El
of Joseph Smith the Prophet, pág. 280; profeta y el hombre” (discurso dado en
Smith, The Revised and Enhanced History el Seminario de líderes de la misión, 25
of Joseph Smith by His Mother, pág. 459. de junio de 2018), Biblioteca de Historia
de la Iglesia, Salt Lake City.

© 2018 por Intellectual Reserve, Inc. Todas los derechos reservados. Versión: 4/18. Traducción de The Faith to Find the Elect. Spanish. PD60006396 002