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Saludos y bendiciones a todos los amigos y amigas que me escuchan, les habla Ana Rincón, hoy es

el día 27, …. al estudio de CONTROLA TU LENGUA EN 30 DIAS ….APRENDER que DECIR ( o NO


DECIR) mejorara tus relaciones.

Antes de iniciar VAMOS HACER LA AFIRMACIÓN que he considerado la consigna al cambio….

HABLAR BIEN ES VIVIR BIEN! Repite conmigo


Hablar BIEN es vivir BIEN!
Espero sus comentarios positivos!
Iniciemos

DIA 27

La lengua desconfiada
Acompáñame a leer en Marcos 11:23 Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este
monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que
dice, lo que diga le será hecho. Marcos 11:23 RV1960

Las personas con una lengua desconfiadas sufren mucho. Están constantemente


pensando sobre lo que los demás piensan de ellos, analizando sus gestos, observando
sus movimientos, etc. Viven en un estado de alerta permanente y sienten terror a ser
lastimados por el otro.

¿Y por qué hay personas que desconfían de todo y de todos? Hay dos motivos principales
por los que una persona sufra de desconfianza permanente.

El primer motivo es, como casi siempre, por la educación que hayamos tenido. Hay padres
que, posiblemente por sus propios miedos y desconfianza, alertan a sus hijos de los posibles
peligros que puede haber; y de los que no puede haber también.

Cuando en una familia se está constantemente advirtiendo a un niño de que algo malo
puede ocurrir; de que las personas te pueden engañar, de que los amigos no lo son tanto y te
pueden traicionar, etc. Ese niño crecerá con la idea muy clara de que todos son malos; y de
que todo saldrá mal.

El segundo motivo tiene que ver con la experiencia que hayamos tenido a lo largo de la
vida. Si el porcentaje de fracasos, de engaños y traiciones que hemos sufrido es mucho
mayor que el de los éxitos y las lealtades, lo más probable es que terminemos
convirtiéndonos en personas mal pensadas y llenas de desconfianza. Con lo que la gente
que vaya llegando nueva a nuestra vida termina pagando, sin culpa ninguna, lo que hicieron
otros.

Consecuencias de la desconfianza
Pero, convertirnos en personas con un alto nivel de desconfianza, tiene unas consecuencias
que no suelen ser demasiado buenas.
En primer lugar, la desconfianza nos genera mucha ansiedad. El hecho de estar siempre a la
espera de que algo malo ocurra, de que alguien nos vaya a fallar; de que vayamos a sufrir
una traición en cualquier momento, hace que nos mantengamos siempre en alerta esperando
la catástrofe. Viviremos con la amenaza pegada a la espalda; y esto no nos dejará estar
tranquilos en ningún momento y en ningún tipo de relación personal. En definitiva, ser una
persona mal pensada produce malestar y sufrimiento.

Por otra parte, la desconfianza nos hará comportarnos de una manera determinada en
nuestras relaciones. Y ese comportamiento nos llevará a no poder tener relaciones buenas y
profundas con nadie. Si no compartimos información personal con alguien por miedo a que
la pueda utilizar en nuestra contra, esa persona tampoco se sentirá motivada a compartir
con nosotros; con lo que las relaciones serán muy superficiales. Y, aquí empezaría el
círculo; que la otra persona no comparta tampoco información personal. Al final la persona
desconfiada se reafirmará en su creencia de que dicha persona no es de fiar.

Además, tener un alto nivel de desconfianza, te puede llevar a hacer malas interpretaciones
de cosas que nadie hizo ni dijo con mala intención. La desconfianza causa que puedas
interpretar cualquier gesto como un desaire; un halago como una ironía, un saludo cariñoso
como una hipocresía, etc.

También es verdad que un cierto nivel de desconfianza, puede evitarte algunos disgustos;
porque te hace estar pendiente del mínimo detalle. Pero esto sólo en algunas situaciones; en
cambio en otras no tanto. Si alguien está pensando en traicionarte, por más que tú
desconfíes, no podrás evitarlo.

¿Que hago si soy muy desconfiado?


Si consideras que vives permanentemente en modo de desconfianza, y esto te genera
malestar, empieza por no hacer generalizaciones. Si algo te ha salido mal una vez, o dos, o
alguna más, no quiere decir que siempre vaya a suceder así.

Cuando un amigo te ha fallado alguna vez, de quien no debes fiarte más es de ese amigo;
pero no debes pensar mal de otras personas que lleguen a tu vida, y que no tienen la culpa
de eso. Dales el beneficio de la duda; por lo menos hasta que demuestren con hechos que
no puedes fiarte.

No se trata de ser temerario. Por supuesto debemos tener ciertas precauciones en según que
casos; pero eso es una cosa y otra muy diferente tener desconfianza de absolutamente todo
el mundo.

Por otra parte, si tienes niños pequeños, cuidado con lo que dices delante de ellos, cuidado
con los juicios de valor, eso de “todos los hombres son…”, o “todas las mujeres…”, o, “los
amigos siempre terminan fallándote”. Cuidado con los peligros de lo que le alertas, puede
que en realidad no sean tan peligrosos; pero el niño guardará el mensaje por mucho tiempo,
y terminará siendo un adulto dominado por la desconfianza.
No damos suficiente importancia a algo que
sostiene nuestra pareja, nuestra familia, nuestra
profesión y nuestra vida social

La psicología, la filosofía, la pedagogía, la sociología y otras tantas ciencias


humanas coinciden en afirmar que la confianza es uno de los elementos
más propositivos y estimulantes en el desarrollo de las sociedades y en el
crecimiento de las personas.
Quizás no le damos la importancia debida, pero todas las relaciones que
establecemos se basan en la confianza – y en la falta de confianza – con
las personas que nos rodean. Sin confianza no existirían las relaciones de
pareja, ni las empresas, ni la economía. La confianza es la base de la
relación padre-hijo, médico-paciente, profesor-alumno, empleador-
empleado, etc.
También es importante recordar que una de las causas que más debilita la
salud de las personas y más propicia la inestabilidad emocional y
psicológica es precisamente la falta de bases seguras, de puertos seguros,
de apegos basados en una relación que se nutre cada día en la confianza
en los demás, y sobre todo, en las personas que son para nosotros un
punto de referencia en la vida.
La confianza es necesaria especialmente en los matrimonios, en las
familias y en las amistades sinceras. Muchos conflictos que se dan hoy
entre padres e hijos porque los padres no han sido merecedores de la
confianza de sus hijos y han perdido su credibilidad ante ellos.
Existen estudios que muestran la importancia que tiene la confianza en la
sociedad – y también la desconfianza. La confianza social, por ejemplo, es
la percepción que tenemos de que la mayoría de las personas tienen
buenas intenciones, son honestas y respetuosas. Nuestra experiencia vital
nos lleva a aumentar o a disminuir esa confianza en nuestros semejantes.
Pero, ¿qué es la confianza?
La confianza es la seguridad o esperanza firme que alguien tiene de sí
mismo o de otra persona o situación. Es el fundamento de toda relación
humana. Nadie puede caminar junto al otro sin tener la certeza de que
puede confiar en él. Sin confianza es imposible avanzar y crecer.
Cuando hablamos de confianza, hablamos de transparencia. Para confiar
en otra persona hace falta primero tener un conocimiento. Cuanto más se
conoce, más confianza hay en una relación. Donde hay confianza se da
una comunicación bonita y enriquecedora.
En las relaciones es muy importante cuidar mucho la confianza. Ésta
siempre se tiene que basar en la libertad. La verdadera confianza existe
cuando hay madurez en las relaciones humanas. Implica estabilidad,
respeto, amor. Todos necesitamos que alguien confíe en nosotros. Quien
confía en otra persona la hace crecer y contribuye a su felicidad.
Para una persona creyente, poner la confianza en su fe es fuente de gran
seguridad y serenidad personal. La confianza es la base también de la
relación con Dios.
Sin embargo, la realidad que encontramos cada día es que las personas
traicionan nuestra confianza – y nosotros traicionamos la de los demás.
Lo que creíamos seguro, nuestra ciudad, nuestros amigos, cambian con el
tiempo. Incluso por desgracia, podemos haber sido traicionados por
nuestra pareja o por nuestros familiares más queridos.  Ganarse la
confianza de alguien es una tarea difícil. Perderla es muy fácil.
La confianza empieza por uno mismo
La vida de todos los días y los acontecimientos excepcionales están llenos
de retos y desafíos para cada uno de nosotros. ¿Qué podemos hacer si
nada parece demasiado seguro? La respuesta es muy sencilla: aprender
confiar en nosotros mismos, en nuestra fortaleza y poder de adaptación,
en nuestra capacidad de responder a los retos que nos pone la vida.
Aunque ninguno de nosotros es un superhéroe y todos estamos sujetos a
fallas y errores, siempre debemos estar seguros de que nuestros
conocimientos, nuestros valores y nuestros principios son un escudo
protector que nos permite avanzar a salvo por la vida. La confianza en uno
mismo es señal de sana autoestima.
Tener confianza no es ser arrogante o pretencioso, sino todo lo contrario,
es tener la calma de saber que se cuenta con la habilidad, conocimientos
y/o autoestima suficiente para enfrentarse a los retos que se le presenta.
Una persona que se muestra con confianza por lo general, tiene una o más
de las siguientes características:

1. Buscan lo correcto más que mostrarse que siempre están


en lo correcto. Nadie tenemos toda la verdad, ni nacemos
sabiendo. Una persona con confianza sabe que puede equivocarse,
pero es más importante aceptarlo y aprender la lección que necear
con que se tiene la razón.
2. Piden abiertamente ayuda. Mucha gente piensa que pedir
ayuda es signo de debilidad. Sin embargo, una persona con
verdadera confianza acepta sus fortalezas pero también reconoce
sus debilidades, y hace algo por remediarlas.
3. Se preguntan “¿por qué no puedo?”. Muchísimas personas
creen que no pueden conseguir ese puesto, no pueden conseguir esa
novia, no pueden acceder al presidente de la empresa. Pero una
persona con confianza no se conforma y se dice: “¿por qué no
puedo? Si tengo el teléfono de…, si contacto a …, si me meto a
internet y…”. Buscan nuevos medios para resolver sus problemas.
4. No necesitan humillar a otras personas. El clásico cuento de
los cangrejos en las cubetas es un triste reflejo de cómo las personas
sin confianza se boicotean unas a otras con tal de no verse tan
inferiores.
5. Aceptan sus errores. A una persona con confianza no le importa
el qué dirán de los demás, ni si su caso se usa para escarmentar a los
demás. Lo que más le importa es aceptar y corregir sus errores para
crecer. Cuando se muestra seguro y confiado ante una “metida de
pata”, las demás personas lo perciben como una persona honesta y
genuina.

¿Somos confiables? ¿Confiamos en quienes nos rodean? ¿Hay


acontecimientos o experiencias negativas que nos han llevado a perder la
confianza en nuestros seres queridos? Son preguntas importantes que
debemos hacernos todos por nuestro propio bienestar psicológico y
espiritual, pero también por nuestra responsabilidad hacia nuestra pareja,
nuestra familia y nuestro entorno. Quizás nunca nos hayamos planteado
que nuestra mayor contribución a la sociedad pueda ser justamente esa:
ser personas dignas de confianza.
Artículo realizado en colaboración con Javier Fiz
Pérez, Psicologo, Profesor de Psicología en la Universidad
Europea de Roma, delegado para el Desarrollo Cientifico
Internacional y responsable del Área de Desarrollo Científico
del Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP).

LA CONFIANZA Y SU SIGNIFICADO EN LA BIBLIA

la confianza, de acuerdo el diccionario es la “seguridad o esperanza de que una


persona o grupo de ellas actuarán de manera correcta en una determinada
situación”. Es decir, la seguridad que tenemos de que una persona no nos fallará, en
el momento en que hemos puestos nuestras expectativas en ella.
En la palabra de Dios, la palabra confianza, además de esa definición, alude a otras
características. Significa tener la certeza de que la presencia del Señor, es efectiva en
nuestros corazones ante cualquier circunstancia. Es poseer la convicción de que
podremos descansar en Él, todas nuestras cargas y salir victoriosos de esos
obstáculos que se nos presentan. Y es la paz ganada, de creer que incluso en los
momentos mas apremiantes de la vida, contamos con el poder del Señor, que todo lo
puede y todo lo alcanza.

La confianza genuina en el Señor, se expresa entonces en una fe fortalecida, que nos


da sobretodo una paz y calma inigualables para afrontar cada uno de los retos que
implica el complejo trayecto de la vida.

6. Versículos acerca de la Confianza en Dios


7. Proverbios 3:26 “Porque Jehová será tu confianza, Y él preservará tu pie de
quedar preso”
8. Filipenses 3:3  “Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos
a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne”
9. Filipenses 4:13  “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”
10. Hebreos 4:16  “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”
11. Hebreos 13:6  “De manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi
ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre”
12. 1 Juan 5:14  “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa
conforme a su voluntad, él nos oye”

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