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CENTENARIO DE LA REFORMA UNIVERSITARIA DE 1918


Introducción
Durante el primer gobierno del radical Hipólito Yrigoyen (1916-1922) sucedieron los
acontecimientos conocidos como la “Reforma Universitaria de 1918”. Estudiantes universitarios de
Córdoba protestaron contra lo que consideraban prácticas autoritarias y dogmáticas de quienes
dirigían la universidad. El conflicto se extendió a otras universidades del país. Con apoyo de
algunos intelectuales y profesores, los estudiantes reclamaron la democratización del gobierno
universitario, la gratuidad, la promoción de la ciencia, la libertad de pensamiento y la autonomía.
Hacia 1918, había en la Argentina tres universidades nacionales –las de Córdoba, la de Buenos
Aires y la de La Plata– y dos provinciales –las de Tucumán y el Litoral–. La más antigua era la de
Córdoba, creada por los Jesuitas en el siglo XVII, y convertida en Universidad Nacional en 1856.
Desde principios del siglo XX habían comenzado a formarse organizaciones estudiantiles que
reclamaban participar en las decisiones del gobierno de las diferentes universidades. Pero para
que la participación de los estudiantes fuera posible, era necesario modificar los estatutos
universitarios. El conflicto planteado en la Universidad Nacional de Córdoba tuvo una gran
repercusión política en el ámbito nacional, con intervención del presidente de la Nación y del
Congreso Nacional.

PRIMERA PARTE
Para resolver antes del 11 de Junio en grupos de 5 estudiantes.

1- ¿Cómo eran las universidades argentinas antes de 1918? ¿Qué cambió luego de aquellas
jornadas de conflicto y movilización estudiantil? ¿Tienen vigencia actualmente los ideales
“reformistas”?

2- Lean el documento denominado “Manifiesto Liminar”, publicado por la Federación


Universitaria de Córdoba en 1918.
En este texto quedaron expresadas las ideas y las motivaciones de los estudiantes que participaron
en el movimiento reformista. Para comprender el significado de esta declaración, tenga en cuenta
que el “Manifiesto” fue escrito luego de que algunos profesores habían acordado con los
estudiantes elegir autoridades de la universidad que compartían las ideas reformistas. Sin
embargo, los profesores traicionaron el acuerdo y nombraron autoridades opuestas a los cambios.
Para analizar el contenido de esta fuente histórica, pueden tener en cuenta las siguientes
preguntas:
a) ¿Cómo estaban organizadas las universidades, en la Argentina, antes de 1918, según los autores
del “Manifiesto”?
b) ¿Qué significado tenían para los autores del documento las siguientes expresiones:

.“El aliento revolucionario” le da vida a la universidad.

.“El orden” embrutece y la “insurrección” engrandece.

.El “derecho divino del profesorado universitario”.

.“Una vergüenza menos, una libertad más”.


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3- En el Manifiesto Liminar identifiquen las frases que hacen referencia al problema de la


“autoridad” y respondan:

a) ¿Qué lugar tenían los directivos y profesores como autoridades? ¿Podían tener autoridad los
alumnos? ¿Por qué? ¿Para qué función proponían que los alumnos fuesen la primera autoridad?

b) ¿Se sienten identificados con algún párrafo o con alguna de las ideas expresadas en el
“Manifiesto”? ¿Con cuáles? ¿Por qué?

4- Miren los videos sobre la Reforma Universitaria de 1918 compartidos en el grupo de Facebook.
Se adjuntan los siguientes Links:
www.youtube.com/watch?v=LSyjOHEHuz4
www.youtube.com/watch?v=GdbUXztsO5M
www.youtube.com/watch?v=SvhmqqR5bqw
www.youtube.com/watch?v=jFiY-hE0bi0&t=4s
www.youtube.com/watch?v=PCTxGQwtPKo

5- Analicen el contenido de los videos. Pueden tomar como guía las siguientes preguntas:

a) ¿Cuáles eran los principios del movimiento reformista?

b) ¿Consideran que el “Manifiesto” de los estudiantes criticaba solamente la organización de las


instituciones universitarias? ¿Por qué lo pueden afirmar?

c) ¿Cómo explican ustedes la diferencia entre una “universidad reformista” y una “universidad
reformada”?

d) ¿Qué relación pueden establecer entre la Reforma Universitaria de 1918 y la Ley Sáenz Peña de
1912?

6- Las luchas por la Reforma Universitaria fueron protagonizadas en una época histórica que
parece muy lejana. Cincuenta años después, en mayo de 1968, los estudiantes franceses
comenzaban una rebelión que encendió a jóvenes de todo el mundo y que reveló el malestar de
diferentes grupos frente a un orden occidental que se pensaba sin fisuras.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la juventud estaba cambiando. Convertida en un actor
social con identidad propia, en los años 60 comenzó a demostrar un fuerte rechazo a las pautas
establecidas. En esta actividad vamos a trabajar sobre uno de los hechos más relevantes y
decisivos de la década de 1960.
Te proponemos un acercamiento a una de las manifestaciones juveniles más trascendentes,
ocurrida en Francia en el año 1968, con la intención de entender sus causas, sus características y
también qué efectos tuvo.

a) Investiga y analizar algunas de las consignas que postulaban los jóvenes del 68. Buscá
información en libros, enciclopedia o en internet acerca de las críticas y las propuestas de los
universitarios franceses de 1968.

b) ¿Qué representan hoy, para vos, estas frases? ¿Te sentís identificado con alguna? ¿Por qué?
¿Qué frases crees que podrían representar hoy tu realidad?
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SEGUNDA PARTE
Para crear y expresarse el jueves 14 de junio en grupos de 5 estudiantes
1- Crear afiches. Traer al colegio material para crear afiches: Papeles de colores, hojas de diarios y
revistas, plasticola, tijeras, marcadores, etc.
Luego de las exposiciones teóricas de los Profesores Pérez y Calzia, elijan algunas frases o ideas del
movimiento reformista de 1918 y organicen con ellas una campaña de propaganda con el objetivo
de homenajear a los estudiantes cordobeses del 18 y promover la participación y el compromiso
de los estudiantes con la educación pública.
En grupos de cinco compañeros elaboren afiches teniendo en cuenta las explicaciones y las
consignas dadas por la Profesora Gabriela Calzia.

BREVE MATERIAL DE APOYO TEÓRICO

REFORMA UNIVERSITARIA DE 1918


La Reforma Universitaria de 1918, Reforma Universitaria de Córdoba, Reforma Universitaria de
Argentina, Grito de Córdoba, o simplemente Reforma Universitaria, fue un movimiento de
proyección latinoamericana para democratizar la universidad y otorgarle un carácter científico,
que se inició con una rebelión estudiantil en la Universidad Nacional de Córdoba de Argentina que
se extendió entre marzo y octubre de 1918, durante el cual se produjeron violentos
enfrentamientos entre reformistas y católicos. Su fecha simbólica es el 15 de junio de 1918,
momento en el cual los estudiantes irrumpieron en la Universidad para impedir que se consumara
la elección del rector y declararon una segunda huelga general. Tuvo su pico culminante el 9 de
septiembre cuando la Federación Universitaria de Córdoba asumió la dirección de la Universidad y
el gobierno ordenó al Ejército reprimir la ocupación. Durante el curso del conflicto y a pedido de
los estudiantes, el presidente Hipólito Yrigoyen intervino dos veces la Universidad para que se
reformaran los estatutos y se realizaran nuevas elecciones de sus autoridades. La revuelta
estudiantil cordobesa tuvo su expresión en el célebre Manifiesto liminar de la Federación
Universitaria de Córdoba, redactado por Deodoro Roca y titulado "La Juventud argentina de
Córdoba a los Hombres Libres de Sudamérica", que finaliza diciendo:

“La juventud ya no pide. Exige que se le reconozca el derecho a exteriorizar ese pensamiento
propio en los cuerpos universitarios por medio de sus representantes. Está cansada de soportar a
los tiranos. Si ha sido capaz de realizar una revolución en las conciencias, no puede desconocérsele
la capacidad de intervenir en el gobierno de su propia casa”.

En la Argentina de principios del siglo XX, el desarrollo capitalista y su consecuente modernización


de la sociedad, trajo aparejada la apertura de las universidades a las recién emergidas clases
medias urbanas de carácter liberal. No obstante, los anticuados modelos universitarios
conllevaron a que el estudiantado, en su lucha por la introducción de diversas reformas, se
esbozara como un sujeto fundamental de la política nacional, ganándose su lugar definitivamente
tras los acontecimientos que culminaron en la Reforma Universitaria de 1918.
Sin embargo, presentar la Reforma meramente como un conjunto de demandas de carácter
académico implica desconocer el grado de radicalización del movimiento estudiantil y sus
profundos cuestionamientos de la sociedad. Esto no es sino un claro objetivo de borrar cualquier
rastro de subversión del estudiantado que logró instaurar una revolución educativa y social en la
historia nacional.
Para 1918 existían en el país cinco universidades: las de Buenos Aires, La Plata, Santa Fe, Tucumán
y Córdoba. En algunas ya se habían formado los primeros centros de estudiantes, a la par que se
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introducían ligeras reformas en los estatutos universitarios. Muy diferente era Córdoba: el
dominio ejercido por la Iglesia se traducía en un régimen reaccionario y conservador que se
empeñaba en abortar cualquier intento de modificar el control que los sectores clericales ejercían
sobre la institución.
A nivel internacional, procesos como el de la Revolución Mexicana de 1910, la triunfante
Revolución Rusa de 1917 y el enfrentamiento entre las potencias imperialistas en la Primera
Guerra Mundial, reflejaban las convulsiones que producía el sistema capitalista. A nivel nacional,
las sucesivas huelgas de la clase obrera trastocaban el régimen político oligárquico-conservador el
que, como válvula de escape a la creciente conflictividad social, daba lugar a la primera apertura
electoral a través de la Ley de Roque Sáenz Peña. Esto derivó en la elección de Hipólito Yrigoyen
en 1916.
En ese marco, los estudiantes cordobeses comenzaron a exigir la introducción de reformas en
vistas de modernizar la casa de estudios que, fundada en 1613, aún funcionaba con la dinámica
heredada de los tiempos coloniales. En pleno siglo XX las ideas darwinistas eran consideradas
heréticas y se impartían materias como la de “Deberes para con los siervos”.
La primera acción del estudiantado cordobés tuvo lugar el 10 de marzo de 1918, con la
manifestación en las calles y la conformación del Comité Pro Reforma que, en principio, solo
reclamaba tímidos cambios. Ante la respuesta negativa de las autoridades, el 14 de marzo el
Comité declaró la huelga general de los estudiantes por tiempo indeterminado. La adhesión a la
misma fue total, imposibilitando el inicio de clases el 1 de abril.
Entonces, el gobierno nacional decretó el 11 de abril la intervención de la universidad a cargo de
José N. Matienzo; mientras que, simultáneamente, se conformaba en Buenos Aires la Federación
Universitaria Argentina. El 22 de abril, Matienzo anunció un proyecto de reformas del estatuto de
la universidad abriendo la participación en el gobierno universitario al claustro de profesores. Así,
se reanudaban las clases, la situación se normalizaba temporalmente y se cerraba la primera etapa
del conflicto.
El segundo período del proceso giraría en torno a las expectativas puestas en la elección del nuevo
rector que tendría lugar el 15 de junio. Los estudiantes conformaron la Federación Universitaria de
Córdoba, y militaron las elecciones para el rectorado a favor del candidato liberal Enrique
Martínez Paz. Además de éste, se postulaban, por un lado Alejandro Centeno, y por el otro,
Antonio Nores, representante de la cúpula clerical y miembro de la Corda Frates.
Nores resultó electo nuevo rector. La respuesta de los estudiantes no se haría esperar y se abriría
la tercera etapa del conflicto: los reformistas irrumpieron en el salón de grado, rompiendo los
vidrios y muebles, descolgando los cuadros de las históricas autoridades de la universidad, y
expulsando del lugar a la policía y los matones contratados por las autoridades clericales.
Nuevamente declararon la huelga general que rápidamente se extendió a nivel nacional con la
adhesión de los estudiantes de las restantes universidades del país. Inmediatamente marcharon
por las calles y obtuvieron la adhesión de la Federación Obrera de Córdoba a la lucha estudiantil,
forjando una embrionaria unidad entre obreros y estudiantes.
El 21 de junio, Deodoro Roca redactó anónimamente el “Manifiesto liminar de la Reforma
Universitaria”. El documento expresaba un intransigente anticlericalismo y antiimperialismo
expresado en su título “La juventud de Córdoba a los hombres libres de Sudamérica” y su ferviente
romanticismo por la independencia latinoamericana.
En agosto, el gobierno nacional decretó nuevamente la intervención de la Universidad, esta vez a
cargo del ministro de Instrucción Pública, José Salinas. Los estudiantes radicalizaron sus medidas y
el 9 de septiembre ocuparon la Universidad asumiendo sus funciones de gobierno: nombraron a
los dirigentes estudiantiles Horacio Valdés, Enrique Barrios e Ismael Bordabehere como decanos
de las facultades de Derecho, Medicina e Ingeniería, organizaron actividades curriculares,
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nombraron profesores, consejeros y empleados e incluso llegaron a constituir mesas de exámenes.


La universidad se encontraba completamente en manos del estudiantado, situación que solo sería
revertida tras el desalojo y la detención de algunos estudiantes por parte de la policía.
Pero para entonces, Salinas se vio obligado a atender los reclamos estudiantiles y decretar la
reforma del estatuto universitario incorporando la docencia libre y el cogobierno paritario (la
participación de los estudiantes en el gobierno de la universidad en igual número respecto a los
profesores titulares y suplentes). Paulatinamente, los cambios se instauraron en el resto de las
universidades del país y, para 1921, la reforma universitaria regía a nivel nacional.
Posteriormente, la lucha estudiantil alcanzaría dimensiones continentales: el estudiantado se
levantaba en Chile, Perú y Cuba durante los primeros años de la década de 1920; y durante la
década de 1930, en México, Paraguay y Brasil.
El legado del movimiento reformista
Uno de los principales puntos que suele dejarse de lado al hablar de la Reforma Universitaria –con
la intención de eliminar su carácter revolucionario–, es el de la ligazón entre la universidad y la
sociedad.
En este sentido, parte del movimiento reformista cuestionó el papel de la universidad en tanto
meras “fábricas de títulos” que se encontraban desvinculadas de las problemáticas sociales que
aquejaban a la época. Si bien este cuestionamiento no daría lugar a profundas experiencias en
Argentina, sí sería el caso de los movimientos estudiantiles en otros países como Perú y Cuba
principalmente, a través de la constitución de universidades populares con el objetivo de ligarlas a
la clase obrera y el pueblo pobre, que se encontraban excluidos de la enseñanza superior (en
Argentina recién con el Cordobazo se manifestaría en los hechos esta unidad). En ambos países
cumplirían un rol clave importantes figuras del marxismo latinoamericano como el peruano José
Carlos Mariátegui y el cubano Julio Antonio Mella.
En nuestro país, el principal dirigente del movimiento reformista y redactor del Manifiesto liminar,
Deodoro Roca, profundizaría el desarrollo de sus ideas alrededor de esta cuestión. En discusión
con las diversas tendencias que defendían la postura de que la reforma solo se expresaría en
cuestiones meramente académicas, no dejó de tener en cuenta el eje central de la relación entre
la universidad y la sociedad.
Son ellos a quienes se refiere como lo “puramente universitario”: “Tales trogloditas, dirá, creen
saldadas sus deudas con los demás ‘por el mero hecho de atestiguar ante el asombro privado que
son cisternas de saber’, sin advertir que es necesario que ‘con la palabra del intelectual se
transparente una acción”.
Para 1920, Deodoro Roca concebía a la universidad y a todas sus problemáticas como un reflejo de
los problemas que atravesaban a la sociedad argentina coetánea. La universidad se le presentaba
como “resultante de un problema profundo, concreto, y formidable: el problema social. De la
injusticia social”, llegando a utilizar categorías del marxismo como su noción de que la universidad
era productora de un “ejército de asalariados intelectuales”.
El movimiento se extendió de inmediato a las demás universidades del país, impulsado
principalmente por el movimiento estudiantil organizado en la recién creada Federación
Universitaria Argentina (FUA), y a varias universidades de América Latina, produciendo reformas
en los estatutos y leyes universitarias, que consagraron la autonomía universitaria, el cogobierno
(que estableció la participación de los estudiantes en la gestión de las universidades), la extensión
universitaria, la periodicidad de las cátedras, los concursos de oposición y la gratuidad de la
enseñanza universitaria. Desde un inicio la Reforma Universitaria se percibió a sí misma como un
movimiento político-pedagógico permanente, de vocación latinoamericana y antiimperialista.
Muchas de esas reformas tardaron décadas en ser establecidas y otras aún permanecen como
objetivos a alcanzar.
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La rebelión estudiantil en Córdoba


La chispa que desencadenó la Reforma Universitaria se produjo en septiembre de 1917, cuando la
Universidad de Córdoba aprobó un nuevo reglamento para el internado estudiantil en el Hospital
Nacional de Clínicas.
El Clínicas, estaba y aún sigue ubicado en el barrio Alberdi, popular barrio estudiantil caracterizado
por sus célebres "casas de estudiantes". El hospital-escuela había dado origen a la Facultad de
Medicina y era el eje del barrio.
Los internos del Clínicas expresaron su desacuerdo con el reglamento, declarándose en huelga,
pero la Universidad respondió suspendiendo a los huelguistas por dos años y disolviendo el
internado nocturno. El malestar se agravó entre el estudiantado, cuando se aprobó un reglamento
conocido como la "Ordenanza de los Decanos", aumentando la carga horaria y de materias para la
carrera de Ingeniería.
En marzo, luego del receso de verano y con la vuelta de los estudiantes a la ciudad para iniciar las
clases el 1 de abril, el descontento se generalizó. El 7 de marzo el Consejo Superior tomó otra
medida mal recibida por el estudiantado, al modificar el sistema de calificaciones.
La acumulación de quejas sacó a los estudiantes a la calle el 10 de marzo de 1918.
El 20 de marzo el Consejo Superior confirmó el rechazó del reclamo estudiantil y el día 30 se
realizó una nueva marcha en la que cantaron La Marsellesa. El 31 de marzo una asamblea
multitudinaria en el Teatro Rivera Indarte, donde hablaron Arturo Orgaz, Arturo Capdevila,
Gregorio Bermann e Ismael Bordabehere, confirmó la huelga estudiantil a partir del día siguiente,
fecha de iniciación del ciclo lectivo.
La adhesión a la huelga fue total y las clases no pudieron ser iniciadas. Ese mismo 1 de abril los
líderes del Comité Pro Reforma se hicieron presentes en el Rectorado con el fin de presentar al
Consejo Superior de la universidad un extenso documento detallando la propuesta de reforma,
que no fue recibido por las autoridades.
El estallido del 15 de junio de 1918
El interventor Matienzo, luego de comprobar diversas irregularidades, declaró vacantes los cargos
de rector de la Universidad y decanos de las facultades y dispuso un nuevo sistema para la
elección de las autoridades por parte de la totalidad de los docentes, reemplazando la elección por
docentes vitalicios. Definió la situación en que encontró a la universidad con estas palabras:
El gobierno (universitario) fue entregado a cuerpos vitalicios, electores de sus propios miembros y
de cuyo seno debieron salir el rector y todos los vocales del consejo directivo...".
El 15 de junio de 1918 fue el día de la elección y del estallido. La lucha estudiantil había
conseguido que los profesores integraran por primera vez la Asamblea Universitaria que debía
designar al rector. El candidato reformista apoyado por los estudiantes era Enrique Martínez Paz,
mientras que el candidato de los sectores tradicionales era Antonio Nores, miembro de la
asociación ultra conservadora conocida como Corda Frates. Hubo dos votaciones y ninguno
obtuvo mayoría absoluta. En la tercera votación la mayoría de los profesores modificaron su voto y
apoyaron a Nores, que ganó por 24 votos a 13. Los más de mil estudiantes que esperaban el
resultado afuera, se consideraron traicionados e irrumpieron con furia en el salón donde
sesionaba la Asamblea para echar a empujones a los profesores, al rector, a los policías y a los
guardaespaldas, rompiendo las ventanas, los muebles y los cuadros de los obispos que habías sido
rectores desde 1613. Uno de los líderes reformistas, Emilio Biagosch subió al estrado y escribió de
puño y letra en el libro de actas:
Más de mil estudiantes, dos tercios del total que cursaba en la Universidad, suscribieron con su
firma el acta declarando la huelga. Los estudiantes tomaron los edificios de la Universidad y
exigieron la renuncia de Nores. En el Hospital de Clínicas, los estudiantes se subieron al frontispicio
y colocaron una bandera de la FUC; una histórica foto del momento simboliza el movimiento. Los
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estudiantes apuntaron contra las estatuas del obispo Trejo, fundador de la universidad y el
desconocido profesor García, para derribarlas, colocando un cartel que decía “Sobran estatuas,
faltan pedestales”. El rector electo llamó a la policía y el conflicto se transformó en batallas
campales. El 16 de junio la FUA pidió al gobierno que interviniera nuevamente la Universidad de
Córdoba.
El Manifiesto liminar
El abogado Deodoro Roca fue uno de los principales referentes del movimiento estudiantil y
anónimo redactor del Manifiesto liminar.
El 21 de junio, en medio de la ocupación y la huelga, el movimiento estudiantil cordobés publicó
en La Gaceta Universitaria el célebre Manifiesto Liminar, firmado por los líderes de la FUC y
redactado por Deodoro Roca sin hacer conocer su autoría, dirigido "A los hombres libres de Sud
América".
El Manifiesto está dedicado a explicar a la opinión pública las causas profundas y morales de la
revuelta y la irrupción estudiantil en el salón en que se estaba realizando la elección de rector,
para evitar así que se consume. Se inicia haciendo referencia a la herencia colonial, poniendo el
objetivo en "las libertades que faltan" y proyectando el movimiento a todo el continente:
Hombres de una República libre, acabamos de romper la última cadena que, en pleno siglo XX, nos
ataba a la antigua dominación monárquica y monástica. Hemos resuelto llamar a todas las cosas
por el nombre que tienen. Córdoba se redime. Desde hoy contamos para el país una vergüenza
menos y una libertad más. Los dolores que quedan son las libertades que faltan. Creemos no
equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución,
estamos viviendo una hora americana.
Denuncia luego el régimen universitario "anacrónico", alejado de la ciencia, autoritario y "fundado
en el derecho divino del profesorado". Cuestiona el sistema de gobierno universitario y postula su
democratización mediante la incorporación de los estudiantes:
Reclama un gobierno estrictamente democrático y sostiene que el demos universitario, la
soberanía, el derecho a darse el gobierno propio radica principalmente en los estudiantes.
La FUC sostiene un nuevo concepto pedagógico basado en la "vinculación espiritual entre el que
enseña y el que aprende" y el "amor a los que aprenden", muy diferente del espíritu "cuartelario"
imperante entonces:
El chasquido del látigo sólo puede rubricar el silencio de los inconscientes o de los cobardes. La
única actitud silenciosa, que cabe en un instituto de ciencia es la del que escucha una verdad o la
del que experimenta para crearla o comprobarla.
Reconoce la honestidad del interventor Matienzo, pero toma conciencia "que el mal era más
afligente de lo que imaginábamos" y que finalmente la "casta de profesores" no está dispuesta a
avanzar contra los "intereses creados" y la "mediocridad". Reivindica entonces el papel heroico de
la juventud, "desinteresada", "pura", que "no ha tenido tiempo para contaminarse".
Para poder llevar adelante los cambios, exige cambiar la Ley Universitaria de Avellaneda, entonces
vigente. Justifica la irrupción violenta de los estudiantes para impedir que se consume la elección
del rector Nores, mediante un acto que considera "repugnante":
Los actos de violencia de los cuales nos responsabilizamos íntegramente, se cumplían como el
ejercicio de puras ideas. Volteamos lo que representaba un alzamiento anacrónico y lo hicimos
para poder levantar siquiera el corazón sobre esas ruinas... El espectáculo que ofrecía la asamblea
universitaria era repugnante... Grupos de amorales deseosos de captarse la buena voluntad del
futuro rector exploraban los contornos en el primer escrutinio, para inclinarse luego al bando que
parecía asegurarse el triunfo, sin recordar la adhesión públicamente empeñada... La sanción moral
es nuestra. El derecho también. Aquellos pudieron obtener la sanción jurídica, empotrarse en la
ley. No se lo permitimos. Antes que la iniquidad fuera un acto jurídico, irrevocable y completo, nos
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apoderamos del salón de actos y arrojamos a la canalla, sólo entonces amedrentada, a la vera de
los claustros. Que esto es cierto, lo patentiza el hecho de haber, a continuación, sesionado en el
propio salón de actos la Federación Universitaria y de haber firmado mil estudiantes sobre el
mismo pupitre rectoral, la declaración de huelga indefinida.
Luego de invocar el ejemplo moral de la renuncia del rector de la Universidad de San Carlos, del
Perú, ante la posibilidad de que su permanencia desatara una represión que dejara un "tendal de
cadáveres", el Manifiesto liminar finaliza reivindicando el derecho de la juventud a decidir por sí
sobre su propio futuro:
La juventud ya no pide. Exige que se le reconozca el derecho a exteriorizar ese pensamiento
propio en los cuerpos universitarios por medio de sus representantes. Está cansada de soportar a
los tiranos. Si ha sido capaz de realizar una revolución en las conciencias, no puede desconocérsele
la capacidad de intervenir en el gobierno de su propia casa.
Primer Congreso Nacional de Estudiantes.
Teatro Rivera Indarte (actualmente del Libertador General San Martín), donde se realizó el Primer
Congreso Nacional de Estudiantes durante las jornadas de la Reforma Universitaria de 1918.
El 21 de julio se inauguró en el Teatro Rivera Indarte el Primer Congreso Nacional de Estudiantes
de la FUA.47 La ciudad ardía y vivía un clima revolucionario, con violentos enfrentamientos entre
reformistas y católicos antirreformistas. La Universidad de Córdoba mientras tanto seguía
paralizada por la huelga estudiantil.
El Congreso tuvo una gran importancia porque discutió y elaboró una formulación integral del
ideario y proyecto reformista. En el mismo se aprobó el documento titulado "Bases para la nueva
organización de las universidades nacionales", estableciendo los principios sobre las que debía
realizarse la reforma universitaria y un proyecto de Ley Universitaria que las implementaba.
Gabriel del Mazo sintetizó la propuesta del Congreso de Estudiantes en diez bases reformistas:
- Participación estudiantil en el gobierno universitario (cogobierno por tercios de profesores,
estudiantes y graduados)
- Participación de graduados en el gobierno universitario
- Asistencia libre
- Docencia libre (libertad académica, cátedra paralela)
- Periodicidad de la cátedra (con designación por concurso)
- Publicidad de los actos universitarios
- Extensión universitaria (y creación de universidades populares)
- Ayuda social a los estudiantes
- Sistema diferencial para la organización de las universidades
- Orientación social de la universidad
Durante el Congreso Gabriel del Mazo y Dante Ardigó propusieron adoptar como una de las bases
de la reforma universitaria, el principio de gratuidad de enseñanza, tomando la idea de lo que ya
sucedía en ese momento en la universidad uruguaya, debido a las reformas progresistas del
presidente José Batlle y Ordóñez (1903-1907 y 1911-1915). La mayoría del Congreso no aprobó el
proyecto de Del Mazo y Ardigó, pero el principio de gratuidad de la enseñanza universitaria, que
sería establecida por el peronismo en 1949, fue adoptado posteriormente por el movimiento
reformista como una de sus bases esenciales.
La Reforma Universitaria en América Latina
La Reforma Universitaria se constituyó como movimiento latinoamericano y a su vez promotor de
la unidad latinoamericana.96 Desde la primera década del siglo XX, los estudiantes
latinoamericanos y las federaciones estudiantiles, mantenían una estrecha relación expresada en
tres congresos latinoamericanos para conocer las problemáticas y establecer objetivos comunes.
El Primer Congreso Universitario Americano se realizó en 1908 en Montevideo, el segundo en
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Buenos Aires en 1910 y el tercero en 1912 en Lima. Cuando el Movimiento Reformista estalló en
Córdoba en 1918, los vasos comunicantes creados por estudiantes e intelectuales
latinoamericanos permitieron que sus postulados corrieran como reguero por toda América
Latina.
Luego del Grito de Córdoba los principios reformistas se difundieron y elaboraron
internacionalmente en varios congresos internacionales. El Primer Congreso Internacional se
realizó en México en 1921, en el contexto de la Revolución mexicana y patrocinado por el
educador mexicano José Vasconcelos y aunque careció de la preparación suficiente y muchas
delegaciones carecían de una vinculación profunda con los movimientos estudiantiles de sus
respectivos países, sirvió para internacionalizar los principios del movimiento, especialmente en
América Latina.
Otras reuniones internacionales reformistas fueron la Primera Convención Americana de Maestros
Primarios, Secundarios y Superiores, realizada en Buenos Aires en 1928 (que elaboró avanzadas
propuestas pedagógicas para todo el proceso de enseñanza), el Primer Congreso Íbero-americano
de Estudiantes realizado en México en 1931, el Segundo Congreso Íbero-americano de Estudiantes
realizado en San José de Costa Rica en 1939, y el Congreso Latino-americano de Estudiantes
realizado en Santiago de Chile en 1937.
La dimensión latinoamericana del programa reformista, así como las acciones concretas de los
líderes estudiantiles, implicaron una coherencia antes no conocida. Los líderes estudiantiles no
pensaron en categorías de estados nacionales, sino consideraron a las universidades como pilares
de una nueva latinoamericanidad.
Los principios fundamentales de la Reforma Universitaria son:
Autonomía universitaria
Cogobierno
Extensión universitaria
Acceso por concursos y periodicidad de las cátedras
Libertad de cátedra, cátedra paralela y cátedra libre
Gratuidad y acceso masivo
Vinculación de docencia e investigación
Inserción en la sociedad y rol de la universidad
Solidaridad latinoamericana e internacional
Unidad obrero-estudiantil
Autonomía universitaria

MAYO DE 1968 EN FRANCIA


La Reforma Universitaria dio origen a una amplia tendencia del activismo estudiantil, aún
existente, integrada por agrupaciones de diversas vertientes ideológicas, que se definen como
reformistas. La utopía juvenil del 18 anticipó en medio siglo al "Mayo francés" de 1968 y otros
movimientos juveniles de la década de 1960.
Se conoce como Mayo francés o Mayo del 68 a la cadena de protestas que se llevaron a cabo en
Francia y, especialmente, en París durante los meses de mayo y junio de 1968. Esta serie de
protestas fue iniciada por grupos estudiantiles de izquierda contrarios a la sociedad de consumo, a
los que posteriormente se unieron grupos de obreros industriales, los sindicatos y el Partido
Comunista Francés. Como resultado, tuvo lugar la mayor revuelta estudiantil y la mayor huelga
general de la historia de Francia, y posiblemente de Europa occidental, secundada por más de
nueve millones de trabajadores. El movimiento estudiantil tuvo influencias del movimiento hippie
que se extendía entonces.
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La magnitud de las protestas no había sido prevista por el gobierno francés, y puso contra las
cuerdas al gobierno de Charles de Gaulle, que llegó a temer una insurrección de carácter
revolucionario tras la extensión de la huelga general. Sin embargo, la mayor parte de los sectores
participantes en la protesta no llegaron a plantearse la toma del poder ni la insurrección abierta
contra el Estado, y ni tan siquiera el Partido Comunista Francés llegó a considerar seriamente esa
salida. El grueso de las protestas finalizó cuando De Gaulle anunció las elecciones anticipadas que
tuvieron lugar el 23 y 30 de junio.
Los sucesos de mayo y junio en Francia se encuadran dentro de una ola de protestas
protagonizadas, principalmente, por sectores politizados de la juventud que recorrió el mundo
durante 1968. Estos sucesos se extendieron por la República Federal Alemana, Suiza, España,
México, Argentina, Uruguay, Estados Unidos, Checoslovaquia e Italia, lo cual ampliaba la escala del
antiguo refrán del siglo XIX afirmando que cuando París estornuda, toda Europa se resfría.
Contexto económico
La crisis de mayo de 68 en Francia surge al término de una década de prosperidad económica sin
precedentes. Sin embargo, desde hacía un año se manifestaban los primeros síntomas serios de un
grave deterioro de la situación económica. El número de desempleados aumentaba de forma
notoria, y al empezar 1968 ya eran 500.000. La juventud se veía particularmente afectada.
La crisis industrial amenazaba ya a muchos sectores, y la larga huelga de los mineros de 1963 había
sido muestra del profundo malestar de la minería francesa ante un declive imparable. En 1968, los
sueldos reales empezaban a bajar y crecía la preocupación por las condiciones de trabajo.
En las afueras de las grandes urbes, unas extensas barriadas irregulares, los bidonvilles, se habían
extendido desde mediados de la década de 1950. El más poblado, el de Nanterre, alcanzaba los
14.000 habitantes en 1965 y se encontraba justo enfrente de la universidad donde iban a surgir los
primeros movimientos contestatarios estudiantiles.
Contexto político
Internacionalmente, la década de 1960 vivió una serie de cambios a nivel mundial que llevaron al
cuestionamiento del sistema de dominación europeo y, sobre todo, estadounidense sobre los
territorios coloniales o recientemente independizados de África, Asia y América Latina. El triunfo
de la Revolución cubana y el auge de movimientos izquierdistas en Latinoamérica, y especialmente
la guerra de Vietnam generaron un amplio movimiento de solidaridad en gran parte de Europa y
de los propios Estados Unidos que canalizaron la oposición al imperialismo.
En Francia estos movimientos tienen su génesis durante la guerra de Indochina y de Argelia, que
provocaron una fuerte polarización en la sociedad francesa desde principios de la década de 1960.
En octubre de 1961 una manifestación pacífica de argelinos en París acabó con una fuerte
represión policial que provocó más de 200 muertos, cuyos cuerpos fueron arrojados al Sena en
una acción que fue silenciada en el primero de los grandes apagones informativos de esta época.
También a raíz de este suceso aparece públicamente por primera vez una corriente estudiantil
radical que se manifestará contra la actuación policial a través de dos organizaciones
recientemente creadas: el Comité Anticolonialista y el Frente Universitario Antifascista (FUA). Al
año siguiente, en febrero de 1962, una manifestación convocada por el Partido Comunista Francés
y la Confederación General del Trabajo acabó con nueve muertos aplastados en la estación de
metro de Charonne. Estos dos sucesos provocaron un sentimiento de rechazo hacia los policías
antidisturbios. Durante este periodo, grupos estudiantiles como el sindicato universitario Unión
Nacional de Estudiantes de Francia se desplazaron hacia la izquierda en el contexto de oposición a
la guerra de Argelia, al tiempo que iban surgiendo nuevos movimientos como el Comité Vietnam
de Base y el Comité Vietnam Nacional que organizaron importantes movilizaciones
antimperialistas y protagonizaron gran parte de la agitación universitaria anterior a 1968. El
desarrollo de la Revolución Cultural en China también generó un nuevo referente para una parte
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de los sectores izquierdistas franceses, que vieron en el maoísmo una nueva base ideológica,
alejada del PCF y de la Unión Soviética, y menos dogmática y mucho más innovadora con respecto
al marxismo clásico soviético.
También a raíz de la guerra de Argelia surgen importantes movimientos ultraderechistas que
abogaban por la defensa de la Argelia francesa, como la OAS (Organización del Ejército Secreto,
por sus siglas en francés) y los grupos Occident, Ordre Nouveau o Jeune Nation. Estos
movimientos se enfrentaron durante la década de los 60 con los movimientos estudiantiles y
obreros izquierdistas tanto en las universidades como en las calles de las principales ciudades,
generando una polarización cada vez mayor en los distintos sectores de la sociedad francesa.
En cuanto al gobierno francés, la figura del general De Gaulle, en el poder desde 1958, sufre un
desgaste palpable en los resultados electorales. En las elecciones a la presidencia de la República
de 1965, las primeras con sufragio universal desde 1948, De Gaulle no había logrado la mayoría
absoluta requerida en la primera ronda de votaciones, seguido de cerca por François Mitterand
ante la sorpresa general. En las elecciones de 1967 a la Cámara de los diputados, su mayoría había
dependido de un sólo escaño. La oposición seguía reprochándole la manera en la que había
accedido al poder en 1958, y la legitimidad del régimen gaullista se veía cada vez más
ensombrecida por acusaciones de "golpe de Estado". A pesar de la bonanza económica de los
últimos años, de los éxitos políticos y de cierta aclimatación al régimen presidencialista de la V
República Francesa, las prácticas autoritarias del general De Gaulle levantaban cada vez más
críticas.
Por su parte, el movimiento obrero francés va a experimentar en esta década una fuerte
radicalización y cierto alejamiento de las cúpulas sindicales mayoritarias como la CGT. Desde 1961
se van a suceder huelgas violentas y ocupaciones de fábricas, en muchas ocasiones de forma más
o menos espontánea y contra los acuerdos de la dirigencia sindical. En 1963 se realizó una huelga
violenta de mineros en la que se rechazaron los acuerdos de los sindicatos; en 1964 hubo huelgas
de los obreros de Renault y en los astilleros de Nantes; los obreros del grupo químico Rhodiaceta
de Lyon y Besançon mantuvieron una huelga durante todo el mes de diciembre de 1967 y, en
enero de 1968, se produjeron disturbios en Caen en los que participaron obreros, agricultores y
estudiantes y que se saldó con más de 200 heridos. Estas fueron las primeras huelgas desde 1936
en las que los obreros ocuparon las fábricas, y durante toda la década gran parte de Francia se vio
afectada por este movimiento obrero. Grupos estudiantiles e intelectuales comenzaron una
estrategia de acercamiento a los conflictos obreros en este periodo, comenzando a trabajar en las
fábricas como parte de la actividad militante y realizando encuentros en las casas de los obreros.
En este plano de acercamiento entre movimiento estudiantil y un movimiento obrero radicalizado
al margen de las cúpulas sindicales se sentaban las bases para la agitación de mayo y junio.
Contexto cultural
Los años 60 en Francia - al igual que en el resto de occidente - fueron una época de acelerados
cambios culturales. La época estaba caracterizada por la aceleración del éxodo rural y el
surgimiento de la sociedad de consumo, cada vez más influida por los medios masivos de
comunicación (mass media) que generalizaban la cultura de masas.
Es además en los años 60 cuando los jóvenes se convierten en una categoría socio-cultural
logrando su reconocimiento como un actor social que establece procesos de adscripción y
diferenciación entre sus opciones y las de los adultos. Estos procesos se desarrollan a través de las
subculturas juveniles nacidas a partir de finales de los años 1950, dentro de movimientos
contraculturales como la cultura underground y los movimientos beatnik e hippie. Esta juventud
tenía sus propios ídolos musicales como los Beatles, Rolling Stones, cantautores como Bob Dylan y
Léo Ferré, etc. Muchos de estos movimientos cuestionaron y criticaron el estilo de vida plástico
ofrecido por el mercado de consumo y la organización capitalista de la posguerra.6
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En el plano filosófico varias obras y autores tuvieron gran influencia en una parte del movimiento:
Wilhelm Reich, freudomarxista, cuyo manifiesto, La revolución sexual, daba nombre a una de las
consignas más repetidas; Herbert Marcuse con El hombre unidimensional, publicado en Francia en
1964 y que tuvo que ser reeditado en el 68; Raoul Vaneigem, con el Traité de savoir-vivre à l'usage
des jeunes générations de 1967; Guy Debord con La sociedad del espectáculo, también del 1967.
Pierre Bourdieu y Jean-Claude Passeron publicaban en 1965 Les étudiants et leurs études donde
hacían una ácida crítica al sistema educativo francés y sus mecanismos de reproducción social, que
permitían a las elites conservar su poder de generación en generación. Mientras tanto en École
Normale Supérieure, el filósofo marxista Louis Althusser formaba una generación de pensadores
marxista-leninistas que formaron el embrión de las primeras organizaciones maoístas.
Evolución de los acontecimientos
El 8 de enero de 1968, el ministro de Juventud y Deporte, François Missoffe, acude a la
inauguración de una piscina en la Universidad de Nanterre. Los estudiantes recibieron al ministro
con un sonoro abucheo a causa de su Libro Blanco acerca del estado de la juventud estudiantil.
Durante el suceso un joven estudiante de sociología, Daniel Cohn-Bendit, provocó al ministro,
reprochándole que su libro no tratara el problema sexual entre los jóvenes. Pese a que este
incidente se quedó en una mera anécdota, permitió la visualización de Cohn-Bendit como una de
las figuras mediáticas de los sucesos de mayo. Unos meses después, el 22 de marzo de 1968 un
grupo de estudiantes se encierra en la Universidad de Nanterre en protesta por las normativas
internas del centro, desocupando las instalaciones tras algunas negociaciones y la aparición de la
policía. Esta acción daría origen al Movimiento 22 de marzo, el cual sería uno de los referentes de
las movilizaciones de mayo y junio de ese año.
Inicio del movimiento
El 22 de abril de 1968, 1.500 estudiantes acudieron a una nueva protesta en Nanterre contra la
detención de varios estudiantes del Comité Vietnam Nacional, acusados de atentar contra
empresas estadounidenses, en la cual intervendría la policía. El 28 de ese mismo mes el decano de
la Facultad ordena el cierre de la misma, al tiempo que los estudiantes anuncian el boicot a los
exámenes parciales y se producen enfrentamientos con miembros de la Federación Nacional de
Estudiantes de Francia, de ideología derechista, los cuales asaltarían la universidad del 2 de mayo y
acusarían a los estudiantes movilizados de terroristas. Los movimientos derechistas y
ultraderechistas estudiantiles previeron que el movimiento de los estudiantes iba a desarrollarse y
afirmaron que el deber de los estudiantes moderados y del gobierno era pararlo en seco. Al mismo
tiempo, miembros del grupo de extrema derecha Occident marcharon por el Barrio Latino
gritando ¡Vietcongs asesinos! con el objetivo de contrarrestar el crecimiento del movimiento.
El 3 de mayo ocho estudiantes implicados en las protestas, entre los que se encontraba Daniel
Cohn-Bendit, acudieron a declarar a París mientras en la plaza de la Sorbona comenzaba a
congregarse una gran cantidad de estudiantes vigilados por la policía, que finalmente cargaría
contra la concentración. Ante esta situación, la Unión Nacional de Estudiantes y el Sindicato de
Profesores llamaron a la huelga exigiendo la retirada de la policía y la reapertura de La Sorbona,
así como la liberación de los estudiantes detenidos hasta el momento.
El lunes 6 de mayo los "ocho de Nanterre" acudieron a declarar ante el Comité de Disciplina de la
Universidad. A su salida se realizó una nueva manifestación que concluyó con grandes
enfrentamientos entre las barricadas levantadas en el Barrio Latino. La violencia de la policía
provocó un sentimiento de solidaridad entre la mayor parte de la sociedad francesa (un 61% de los
franceses simpatizaban en estos momentos con los estudiantes). Las manifestaciones se repiten al
día siguiente, llegando hasta las inmediaciones del Eliseo
El punto de inflexión del movimiento se da en la noche del 10 de mayo, conocida como "la noche
de las barricadas". Decenas de miles de estudiantes acuden a las barricadas del Barrio Latino. Las
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negociaciones iniciadas con el rectorado de la Sorbona fracasan, al tiempo que las autoridades
siguen sin aceptar la liberación de los detenidos. La policía disuelve las barricadas por la fuerza,
produciéndose los más duros enfrentamientos de todo el mes de mayo con cientos de heridos. Al
día siguiente, carros blindados se desplegaron por la capital francesa.
La huelga obrera
Ante los sucesos de los días anteriores se convocaría una huelga general para el lunes 13 de mayo.
La manifestación de ese día congregó a 200.000 personas, mientras 9 millones de trabajadores en
toda Francia seguían la convocatoria de huelga. Tras la misma, grupos de estudiantes marcharon a
la Sorbona, que había reabierto sus puertas tras la llegada del primer ministro Georges Pompidou
de un viaje por Asia Central, ocupándola. La toma de la Sorbona estará dirigida por un Comité de
Ocupación que dotará a la Universidad de una serie de servicios básicos para los estudiantes
alzados (enfermería, comedores e incluso guardería). Al día siguiente los trabajadores de Sud
Aviation en Nantes y los de Renault en Cleon, Flins, Le Mans y Boulogne Billancourt ocuparon sus
fábricas. Poco a poco la huelga se extiende, paralizando la mayor parte de la Francia industrial.
Con la transformación de un movimiento estudiantil surgido en una universidad del extrarradio en
una huelga espontánea, los estudiantes tratarán de crear una unión con los trabajadores. Varios
miles de estudiantes marcharon el 16 de mayo a Boulogne-Billancourt a encontrarse con los
obreros encerrados en las fábricas pero, aunque se realizarán muestras recíprocas de solidaridad
(ambos colectivos cantarán La Internacional en las puertas de las fábricas ocupadas), las verjas de
los puestos de trabajo que los separaban no llegarán a abrirse. El 17 de mayo es creado el Consejo
por el Mantenimiento de las Ocupaciones que apoya las huelgas salvajes y se opone a la
moderación de los sindicatos.
En los días siguientes se sumarán a la huelga los controladores aéreos así como los trabajadores
del carbón, del transporte, del gas y la electricidad y los periodistas de la radio y la televisión. En
Nantes, los obreros y los agricultores cortaron los accesos a la ciudad y controlaron el precio de los
productos ofrecidos en las tiendas, las cuales solo podían abrir con autorización del Comité de
Huelga. En estos momentos, en muchos de los centros de trabajo en huelga, comienza a
plantearse la cuestión del poder obrero en las empresas, poniendo verdaderamente en cuestión la
autoridad del Estado y generando un auténtico vacío de poder.
Ante esta situación, el gabinete de Pompidou acepta, el 25 de mayo, el abrir negociaciones con los
representantes de los obreros en huelga. Estas negociaciones se plantean a tres bandas: patronos,
sindicatos y gobierno. Las negociaciones concluyen el 27 de mayo con los Acuerdos de Grenelle,
en los que se recoge un incremento del 35% en el salario mínimo industrial y del 12% de media
para todos los trabajadores. Sin embargo, la mayor parte de los trabajadores en huelga rechazan
el acuerdo. Al día siguiente François Mitterrand, en rueda de prensa, pide al gobierno de De Gaulle
su dimisión, afirmando que desde el 3 de mayo no había Estado, y se postula como candidato a la
presidencia.
La reacción de De Gaulle
El 29 de mayo De Gaulle desaparece sin llegar a asistir al Consejo de Ministros convocado para esa
mañana. En las calles de París, los manifestantes que se dirigían hacia la Estación ferroviaria de San
Lázaro (la Gare Saint-Lazare), donde se concentraban los ferroviarios en huelga bajo el lema "Por
un cambio político de progreso social y de democracia", y gritan consignas como ¡Adiós De Gaulle!
Los gaullistas, por su parte, convocan para el 30 de mayo una manifestación "En defensa de la
República" en los Campos Elíseos, a la que acuden más de 300.000 personas mostrando su apoyo
al Presidente.
De Gaulle, por su parte, había acudido a Baden-Baden, en la República Federal Alemana, para
entrevistarse con el general Charles Massu, comandante en jefe de las fuerzas francesas
estacionadas en Alemania, provocando una gran inquietud ante la posibilidad de que el presidente
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decidiera recurrir al ejército. El mismo día 30, De Gaulle regresa a París y se dirige al país por la
radio anunciando que no dimitirá, al tiempo que disuelve la Asamblea y convoca elecciones en un
plazo de 40 días.
Con estas declaraciones, queda claro que la única forma de derribar al gobierno es mediante un
alzamiento que ninguno de los sectores en lucha está dispuesto a llevar a cabo. Sin embargo los
disturbios aún continúan, pese a que distintas empresas comienzan a retornar al trabajo tras
diversas conversaciones locales que tomaban como base los Acuerdos de Grenelle, aceptándose el
pago de los días de huelga. Los incidentes se trasladaron de París a los núcleos industriales donde
continuaban las huelgas. El 7 de junio en Flins se produjeron violentos enfrentamientos entre los
CRS, que acudieron a desalojar a los trabajadores encerrados en las fábricas, y los estudiantes y
obreros en huelga. El día 10 un joven estudiante de secundaria muere en los enfrentamientos, lo
que provoca nuevos disturbios en París. El 12 de junio, De Gaulle decreta la disolución e
ilegalización de los grupos de extrema izquierda y prohíbe las manifestaciones callejeras durante
dieciocho meses. En total una decena de colectivos izquierdistas son ilegalizados, sus
publicaciones prohibidas y varios de sus líderes arrestados. El día 15 Raymond Marcellin, Ministro
de Interior desde el 31 de mayo, amnistió a 50 militantes presos de la OAS condenados por
asesinato, entre los que se encontraban generales de la extrema derecha como Raoul Salan (que
habían conspirado para derrocar a De Gaulle) con el objetivo de crear grupos de acción ciudadana
contra los "elementos incontrolables". Durante un violento mes de junio, la totalidad de los
centros de trabajo vuelven a la normalidad, bien por acuerdos de los trabajadores, bien por la
intervención policial.
Elecciones
Los días 23 y 30 de junio se celebrarían las elecciones legislativas, de las que la gaullista Unión de
Demócratas por la República saldría fortalecida con un 38% de los votos y 293 diputados,
contando con sus aliados. El Partido Comunista, por su parte, sufrió un fuerte descenso en su
representación en la cámara (no así en porcentaje de votos), pasando del 15 % de los sufragios y
setenta y tres representantes al 20 % y treinta y cuatro diputados. Idéntica suerte sufrió la
Federación de la Izquierda Democrática y Socialista (FGDS, por sus siglas en francés) de François
Mitterrand, que perdió la mitad de sus diputados (61 frente a los 121 conseguidos el año anterior).
La radicalización de los estudiantes franceses mostraba en la práctica una fuerte simpatía por el
anarquismo y un rechazo por las estructuras políticas vigentes, incluyendo los sindicatos y partidos
ya existentes y cuya disciplina no era del agrado de los manifestantes. Este estado de ánimo hizo
que muchos obreros y estudiantes, si bien unidos en el rechazo al autoritarismo degaullista,
rechazaran el liderazgo de los partidos comunistas y socialistas, negando la validez de su
autoridad.

1- Las Universidades estaban influenciadas por la iglesia católica y las familias aristocráticas.
Generalmente eran el principal centro de selección de las élites gobernantes locales.
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El dominio ejercido por la iglesia se traducida en un régimen reaccionario y conservador


que se empeñaba en eliminar cualquier intento de modificar el control que lo sectores
clericales ejercían sobre la institución.
Dentro de ellas no se sostenía la democracia, los estudiantes no podían participar en
cuestiones políticas Universitaria.

Con este movimiento se logró:

. Atención de los reclamos estudiantiles.


. Reforma del estatuto Universitario.
. Incorporación de la docencia libre y el co-gobierno paritario (participación de estudiantes
en el gobierno de la Universidad en igual número respecto a los profesores titulares y
suplentes.
. Gratuidad y acceso masivo.
. Acceso por concursos y periodicidad de las catedra.

Esta reforma no solo cambió la educación en la Argentina, sino en toda América Latina, su
legado transformador perdura y nos obliga a mantener vivo sus ideales para las
generaciones futuras.

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