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Facultad de Filosofía
SIGLAS
INTRODUCCIÓN
1
De hecho, este trabajo del suscrito podría haberse titulado algo así como exposición
de la filosofía cristiana de la historia.
4
1. EL PROBLEMA DE LA HISTORIA
1. 1. Crisis de la historia
Por las leyes de potencia se pueden graficar las guerras, terremotos, tsunamis,
meteoritos, cualquier mal que daña la humanidad: de baja magnitud, hay muchas
guerrillas, temblores, inundaciones, meteoritos, etc., y conforme la magnitud crece,
la frecuencia o cantidad disminuye hasta llegar a deducir que para destruir todo la
humanidad se necesita una súper catástrofe, que (y no es del todo obvio) sería
única6. A continuación se ofrece una gráfica de las guerras para dar una imagen:
2
J. RATZINGER, La teología de la historia de san Buenaventura, Encuentro, Madrid
20102, 37.
3
Dependiendo de los prejuicios naturales de la persona como lo entiende la psicología
cognitiva-comportamental.
4
La cual podemos concebir como la existencia del hombre, este viviente racional,
desde que apareció en la faz de la tierra.
5
Nótese que no nos adelantamos a decir que siempre habrán.
6
Cf. C. E. PUENTE, The Fig Tree & the Bell. Chaos, Complexity and Christianity,
CreateSpace Independent Publishing Platform, 2011, 155-160.
5
Ahora, el hombre que tiende a ser más intuitivo, puede afirmar preguntando
con asombro: ¿esta catástrofe es inminente? A lo cual diversas ciencias pueden
responder que sí: la astronomía tiene como teoría que el sistema solar será destruido.
La filosofía por su lado tiene diversas perspectivas dependiendo del sistema
filosófico, pero existe una escuela llamada nihilista que el mismo nombre nos dice
claramente su propia respuesta. Aquí al nivel filosófico surge ya un mal, que es
mala ceguera e incomprensión, la torre de Babel, que así mismo lleva al hombre a
estar en contra del mismo hombre y no logra entenderse.
Todo esto para decir que la razón humana no encuentra respuesta satisfactoria
a la otra razón humana, o sea, este hombre a otro hombre; nadie (parece) ha dicho
de facto la última palabra, o la primera palabra. El hecho es que las crisis provocan
sufrimiento y problemas, en parte.
7
C. E. PUENTE, The Fig Tree…., 158.
8
Como respuesta a algunos les basta que todo acaba en la nada, en lo material, que lo
inmediato es todo. El problema es: ¿y si no acaba ahí?
6
La psicología nos podría decir que esto es por las disposiciones naturales, el
apego que cada hombre tiene, pero esto no quiere decir que eso [el apegarse a la
solución inmediata] sea la verdadera paz, el justo consuelo para esa persona.
Así como la historia de cada uno que tiende a la muerte, así también la historia
de la humanidad ¿tiende a la muerte? [!]. Si se hace el paso de la pequeña analogía
a la grande para resolver esta última, se concluye que sí, la humanidad y el universo
se encaminan a su muerte.
9
O sea, su significado, el porqué es así y no de otra manera, su fin.
7
Recogiendo toda la reflexión hasta este momento, vemos que hay crisis que
afectan personal y universalmente, provocan problemas, y que el hombre y el
cosmos reaccionan ante estas realidades de diversos modos.
10
Citado y parafraseado por J. Pieper.
11
I. KANT, «Si el género humano está en un progreso constante hacia algo mejor»,
sección VII, en J. PIEPER, El fin del tiempo. Meditación sobre la filosofía de la historia,
Herder, Barcelona 19982, 99.
12
O sea, que ordena las cosas de modo bello, bueno y verdadero, sin caer en visiones
unilaterales.
8
13
Ambos bienes personal y común.
9
Pero también por el otro lado, surgen más preguntas, un antiquaesitum: ¿Es
posible escapar del mal que afea, enferma y deforma la visión sobre la historia?
¿Hay ese mal? ¿Cómo escapar? ¿Qué características tiene esa visión diabólica?
Una respuesta que se ofrece en este trabajo puede tomarse de Ratzinger, que
a su vez la toma de Buenaventura, que la toma de Agustín [en parte] y Joaquín de
Fiore [en parte], que en resumen, todos la sacan, no sólo de sí mismos, sino de un
evento histórico: el Cristo.
1. 2. Visiones extremas
14
J. RATZINGER, Teología de la historia…, 132.
10
1. 2. 2. Visión historicista
Pero el hecho de que tenga sentido, puede caer en el extremo de darle toda la
razón y fuerza a la historia, o sea, caer en historicismo.
También a partir de esto, Hegel concibe una imagen de Dios que se hace, no
es, sino que se constituye a sí mismo en la historia. Dios no es trascendente para
Hegel. Con Hegel, se da un cambio de paradigma de aquel de la Escolástica, como
15
K. POPPER, The Open Society and its Enemies, Princeton University Press, New
Jersey 2013, 9.
11
16
Se explicará más adelante el proceso de desarrollo de la doctrina del seráfico, sus
fundamentos y el porqué y el para qué.
17
Ya que una visión hacia una sola dirección no ve todo y cae en el error de afirmar
sólo lo que ve y negar lo que no puede ver pues está cómo de espaldas a la otra dirección,
necesita los ojos que ven hacia la otra dirección, y ambas visiones se guían y
complementan.
18
Cf. J, RATZINGER, La Teología de la historia…, 110-154. Exposición y explicación
de las diversas formas de la sabiduría en san Buenaventura. Véase la cantidad de visiones
(en sentido bonaventuriano) de autores que ha estudiado y no se ha limitado a una sola, la
suya, y él mismo [Ratzinger] ha querido complementar con su visión, sabiendo que él
mismo no puede ver el todo, o sea, nunca afirma que haya abarcado una visión absoluta.
Véase también sobre las formas de la sabiduría en BUENAVENTURA, «Colaciones sobre el
Hexaémeron», Col. II, n. 7-33, en Obras de san Buenaventura, III, BAC, Madrid 1947.
19
Así mismo, justificamos si este trabajo parece ser más teológico que filosófico, pues
más bien será tratado desde el punto de vista de la razón acompañado de la fe. Así como el
hombre no puede todo, tampoco la filosofía, pero el hombre no está sólo y por lo tanto
tampoco la filosofía.
13
manifestando, no sólo a partir del Seráfico sino antes, con san Francisco de Asís,
pero incluso antes, san Agustín de Hipona, pero todavía antes, Cristo, de quien
podemos resalir (resolvere) a otra noción más filosófica, o sea, sincrónica, el Ente
Máximo en cuanto principio del hoc ens, que del punto de vista de la filosofía
segunda o filosofía de la naturaleza, el principio resolutivo secundum rem es el
Primum Movens quo a nullo movetur (STh. I, q.2, a. 3)20; ahora no nos podemos
quedar sólo en la filosofía segunda, debemos tener también la visión de las ciencias
que el Seráfico propone en la colación I, para entonces ver con los ojos de la
metafísica, que llega al Esse Ipsum Subsistens, y no sólo, la ontología que nos dice
del Ens Maxime, y de la Teología que nos dice del Principio, y de la Revelación que
nos dice Padre e Hijo y Espíritu Santo.
Una palabra sobre el Seráfico, ya que la tesis de Ratzinger lo toma como punto
de meditación y reflexión central, aunque presuponemos que ulteriormente todo
torna en un punto central y que en el fondo no es san Buenaventura. Digámoslo con
términos filosófico-tomistas: el Esse Ipsum, principio último, o en términos
20
Tomás de Aquino, Summa Theologiae, en
http://www.corpusthomisticum.org/sth1002.html [09-05-2016].
14
Ahora, el Seráfico nos dice21: Dios crea, he ahí el inicio, y Dios en el primer
día crea la Luz; en el segundo, el agua; en el tercero, la tierra; en el cuarto, la
percepción visible; en el quinto las bestias marinas y aéreas; en el sexto, las bestias
terrestres, y al hombre, varón y mujer; y en el séptimo, Dios descansó. En otras
palabras, el Principio que es el Ser, crea el ente que participa del Ser, el ente del
primer día, del segundo, del tercero, del cuarto, del quinto, del sexto, y el séptimo,
la plenitud del ente creado, que tiene su plenitud en el octavo día, la reconducción
(reductio) al Principio.
El Esse Ipsum que crea o participa el ser al ente, a las inteligencias separadas,
a los entes elementales componentes de los seres vivos, a los entes móviles, a los
entes animados: vegetales, animales irracionales y hombre, el animal racional, el
cual es capaz de conceptualizar y descubrir a partir del ente el no-ente, es decir, la
nada que toma posesión de su mente, le hace ver hacia una sola dirección nihilista,
autodestructiva y maligna. El hombre no comprende como el Esse Ipsum puede
convivir con la noción de la nada misma, y opta por ser él [el hombre] el absoluto
relativo, su propio punto de referencia, pero como es una humanidad, o sea, más de
un hombre, ven las cosas de su propio punto de vista, cerrando el paso a la Verdad
e imponiendo su verdad desde su visión, siendo pocos los que tienen una
experiencia socrática de reconocer que no lo pueden todo, que la Verdad no depende
de ellos y de que puedo ayudar y ser ayudado a parir la Verdad que en cada hombre
se manifiesta con un matiz diverso.
21
Usamos sus términos lo más que se puede, si es necesario se procurará dar una
hermenéutica adecuada.
15
tuvieran tal fruto de tal árbol. El Diseño de Dios Padre viene torcido pero no
destruido por el homicida desde el inicio, el pecador y pecado desde el origen,
Luzbel. Dios Padre tenía originariamente planeado dar del fruto del árbol de la
ciencia del bien y del mal al hombre en su tiempo, y en su tiempo dar también del
fruto de la vida. Y Dios se dijo, no fuera que también el hombre cogiera del Árbol
de la Vida y viviera por siempre, y así Dios expulsa al hombre del paraíso, queda
truncado su diseño original de tener tal plenitud del ser en Dios, pues ese fruto del
Árbol de la Vida era para quedar lleno de Dios. Lo que Dios Padre decide al
compadecerse del hombre, es tener misericordia mandando al Árbol de la Vida,
Cristo, a que portara su fruto al hombre, tomando en sí el pecado, haciéndose
pecado para recrear todo ente creado. El Esse Ipsum que manda el Verbo para tomar
el no-verbo, y destruirlo en sí, el Cristo, que viene para librar al hombre del anti-
cristo, y revelar al hombre el diseño de Dios desde el Principio, el Padre que plasma
en el Arte Eterno, que es el Hijo, toda la creación espiritual y material y que dentro
y fuera de Él [el Arte Eterno] no puede haber nada (cf. Hex. Col. I, n. 13). Éste es
el séptimo día donde Dios descansará de toda su obra y toda su obra en Él, y
entonces será la experiencia de esa Paz original, del Espíritu Consolador prometido
por el Cristo a sus apóstoles, en espera del octavo día en el que toda la obra de la
creación será reconducida (reducere) finalmente y plenamente en el Padre.
El participar del Ser mismo, le parece al hombre que es una salida, una
creación que acaba en la nada, de la Forma subsistente a la materia prima, la cual
está priva de toda existencia más que de razón. Ahora, el detalle es que el último
ente creado no es el concepto de materia pura sino el hombre, el cual es capaz de
pensar la misma nada, poniendo frente a sí un problema, al cual la filosofía, la
ciencia, la razón, el hombre, sólo pueden hacer la pregunta, pero no encontrar la
respuesta con sus solas fuerzas. El hombre con todas sus dimensiones, está como
de espaldas al Esse Ipsum, el cual manda el Verbo, el Logos que es desde el
Principio y que en sí contiene el Esse Ipsum para dar testimonio, en frente de la
visión pobre del hombre, de la Verdad, Bondad y Belleza, y guiarlos de vuelta al
Principio en el cual está su inicio [el del hombre y toda la creación], ejemplaridad
y fin.
16
3. ESTUDIO DE RATZINGER
Su estudio toma como fuente principal los últimos sermones dados por el
Seráfico, conocidos como Collationes in Hexäemeron o Illuminationes Ecclesiae.
22
Cf. J. RATZINGER, Teología de la historia..., 11.
23
Cf. Ibid., 14.
17
4. 1. Preámbulos
4. 1. 1. Contexto histórico24
Esto era lo que se exigía s. Buenaventura: tratar a fondo sobre la historia para
corregir la visión de este grupo, llegando a una verdadera visión sapiencial, y salvar
la verdadera figura de s. Francisco.
Aun así, el iter era el siguiente: a quién dirigir la palabra, de dónde comenzar
y dónde acabar. Citando las palabras del Eclesiástico el Seráfico diseña su esquema:
24
Cf. J. RATZINGER, Teología de la historia…, 40-47.
19
Historiae, que la pura razón no puede obtener del origen, desarrollo y fin de la
historia.
4. 1. 3. Fuentes
25
Cf. J. RATZINGER, Teología de la historia..., 156.
26
Cf. Ibid., 158.
21
en tres semanas con siete partes cada una: la semana de la creación, la semana de la
redención y la semana de la salvación, la cual se articula según los siete dones del
Espíritu Santo, que es pues la historia de la Iglesia con su carácter escatológico.
Pero, lo nuevo que Ratzinger nota, es que no es un esquema histórico, sino la
manifestación septiforme del único Espíritu, diverso a la subdivisión de la historia
precedente. Demuestra que la división de los tiempos viene separada con la efusión
del Espíritu27.
Sin embargo, la tercera semana viene articulada con el Hexäemeron y con las
seis edades de la historia de Cristo, alcanzando así un sentido más histórico, y
además es una división de los períodos de la historia de la Iglesia; éste es el tiempo
del cumplimiento supremo, desde la Pasión de Cristo hasta el Juicio Final; la
totalidad de este tiempo tiene el mismo rango, mientras que las esperanzas
joaquinitas serán un camino desde un tiempo originario de perfección, a través de
unos tiempos de imperfección, hasta un tiempo de plenitud dentro de la historia28.
27
Cf. J. Ratzinger, Teología de la historia…, 159-161.
28
Cf. Ibid., 162.
29
Cf. Ibid., 163-166.
22
4. 2. 1. Christus medium
30
Cf. J. RATZINGER, Teología de la historia…, 167.
31
Cf. Ibid., 47.
23
(resalire, resolutio) a Dios Padre. Gratia non tollit sed perficit naturam (SBT q. II,
a. 3, co. 1.)32.
32
TOMÁS DE AQUINO, Super Boetium de Trinitate, en
http://www.corpusthomisticum.org/cbt.html [02-05-2016].
24
historia de la salvación. Ahora, esto para el Seráfico no es arbitrario, sino que refleja
lo que es la realidad que se caracteriza por un aumento gradual de conocimiento33.
Gracias a esto, Ratzinger puede afirmar que para el teólogo que interpreta la
Escritura, esto es un gran descubrimiento de importancia, pues su interpretación [la
del teólogo] no puede prescindir de la historia pasada ni futura y así se vuelve
teología de la historia, o sea, la explicación del pasado se hace profecía del
porvenir35.
33
Cf. J. RATZINGER, Teología de la historia..., 48. Este punto sobre el conocimiento
se tratará más en adelante como la revelación que se desarrolla en la historia.
34
Cf. Ibid., 48-50.
35
Cf. Ibid., 51.
25
Para Agustín, el esquema de las siete edades no era tan importante, como el
juego de contrarios Cristo – Anticristo, Essere – non-essere, pero que de acuerdo
con las formas de interpretación de s. Buenaventura sobre la Escritura, es del tipo
de la segunda dimensión de figurae sacramentale, que no es propio de la teología
de la historia. Así en s. Buenaventura hay más importancia por el esquema al que
se le aplica la visión de las theoriae, que al juego de contrarios36.
36
Cf. J. RATZINGER, Teología de la historia…, 51-52.
37
Cf. Ibid., 53.
38
Cf. Ibid., 54.
39
Cf. Ibid., 54.
26
cifras del uno al siete, y por eso mismo no hay vínculo entre las theoriae escondidas
en la Sagrada Escritura y un determinado esquema40.
Con el primer esquema basado en el uno o secundum unitatis (cf. Hex. Col.
XV, n. 15), se llega a la clasificación paulina, en el que todavía no es muy evidente
el nuevo punto de vista que brinda las theoriae41.
Sed cum venit sol, tunc fuit clara dies (Hex. Col. XV, n. 15).
En el esquema basado secundum rationen ternarii (cf. Hex. Col. XV, n. 26),
aparece la esperanza de una transformación de la Iglesia dentro del tiempo43.
40
Cf. J. RATZINGER, Teología de la historia…, 54.
41
Cf. Ibid., 54.
42
Cf. Ibid., 55.
43
Cf. Ibid., 55.
27
El esquema basado secundum rationem quaternarii (cf. Hex. Col. XV, n. 27)
es:
El esquema basado secundum rationem quinarii (cf. Hex. Col. XV, n. 28) es:
44
Nótense los términos instauratio y restauratio usados por Buenaventura, bastante
sugestivos en cuanto al término griego σταυρός que significa cruz.
45
Cf. J. RATZINGER, Teología de la historia…, 56. Se ofrece el esquema basado en el
número siete, que Ratzinger usó en su trabajo, como apéndice al final de este trabajo.
46
Cf. Ibid, 57. Esta tradición se origina entre una peculiar síntesis entre el
pensamiento judío tardío de una semana del tiempo del mundo de 6000 años de duración
a la que le sigue el séptimo día del reinado de Dios, y por otro lado, del elemento
cristiano del día de resurrección como superación del sábado, o sea, el octavo día. Por
esto se percibía una concurrencia entre el séptimo y el octavo día, hasta que la solución se
dio con el axioma septima aetas currit cum sexta.
28
Ahora, conviene exponer el porqué del uso del número siete en el esquema.
El siete expresa de modo particular la totalidad de una realidad, que vale para Dios,
el mundo y el hombre (Mundus Archetypus, mundus maior, mundus minor,
respectivamente).
47
Apoyándose del axioma septima aetas currit cum sexta.
48
Cf. J. RATZINGER, Teología de la historia…, 58.
49
Cf. Ibid., 59-61.
29
Así pues, para el Seráfico la historia no puede ser una acumulación ciega y
repugnante de casualidades. Si el orden divino unifica toda realidad, y la historia es
una realidad, la historia es unificada por este orden divino.
Así, pues, siendo siete los tiempos, tanto en el Antiguo Testamento como en
el Nuevo, y siendo cada uno de ellos triforme, o que en cada uno de ellos hay
tres cosas, siete multiplicado dos veces por tres hacen cuarenta y dos; y éstas
son las cuarenta y dos mansiones por las que se llega a la tierra de promisión
(Hex. Col. XVI, n. 31).
50
El cursivo es mío.
51
El cursivo es mío.
30
Aquí, podemos ver cómo el Seráfico relaciona las 42 paradas que Dios pide
a Moisés para que el pueblo elegido haga antes de llegar a la tierra prometida (Cf.
Nm 33,1-49)52. Sigue: «Y así queda de manifiesto cómo la Escritura describe las
sucesiones de los tiempos; y no son casuales y fortuitas, sino que hay en ellas una
maravillosa luz y multitud de inteligencias espirituales» (Hex. Col. XVI, n. 31).
Con esto, podemos analizar el punto hacia el cual todo converge: el estrecho
período presente lleno de tribulaciones de la sexta época fronterizo con el período
de la séptima época54.
«¿Qué hay que esperar para que sea la paz?» Todo gira alrededor de esta
pregunta según Ratzinger, que además deja un poco en suspenso la profecía de la
sexta edad para explicar primeramente la séptima por ser más clara.
Partiendo el texto del Hex., Col. XVI, n. 30, Ratzinger comenta dos cosas
sobre la séptima edad: primero, se trata de una condición dentro del mundo;
segundo, éste es un período de tiempo que es un estado de salvación de un género
completamente nuevo, el estado de redención en su pleno sentido.
52
Biblia de Jerusalén, Desclée de Brouwer, Bilbao 1999.
53
Cf. J. RATZINGER, Teología de la historia..., 63.
54
Cf. Ibid., 63.
55
Cf. Ibid., 64-66.
31
56
Cf. J. RATZINGER, Teología de la historia..., 67-74.
32
57
S. Francisco se autonombró así.
58
J. RATZINGER, Teología de la historia…, 78. Nótese que Ratzinger es el que añade
explícitamente «de salvación», dando peso al nuevo sentido que la historia del hombre y
la creación ha adquirido.
59
Cf. Ibid., 78-81.
60
Se ofrece el esquema, que Ratzinger construyó, como apéndice al final del trabajo.
33
61
Ibid., 95.
62
Cf. J. Ratzinger, Teología de la historia…., 98.
63
Cf. Ibid., 101.
64
Cf. Ibid., 103-104.
65
Cf. Ibid., 184.
34
66
Hacemos referencia a la comprensión bonaventuriana detallada más arriba.
67
Cf. J. RATZINGER, Teología de la historia…, 121-122.
68
Se hace referencia a estas órdenes por ser las que el Seráfico tenía presente en esta
discusión.
69
Cf. Ibid., 126.
70
Cf. Ibid., 113.
35
Con esto, Ratzinger, quiere reafirmar una vez más que para s. Buenaventura
no se suprime la revelación de Cristo ni se supera el Nuevo Testamento, como
pensaba Joaquín, más bien, se da el acceso a la forma de conocimiento de los
Apóstoles y así el cumplimiento del Nuevo Testamento, en pleno sentido de la
palabra72. En pocas palabras, esto es la expresión del axioma: tiempo final = tiempo
del origen73.
Ahora, vemos que del mal acaecido en nosotros por el pecado, el sexto día,
Cristo, séptimo día, nos redime con su sangre preciosa. La Iglesia como cuerpo de
Cristo participa de la pasión de su cabeza, teniendo ese segundo celador, Francisco
estigmatizado con las llagas de Cristo que anuncia la paz. Esto no quiere decir que
los que vienen después de él, ya no sufrirán; no, también participarán de las llagas
de Cristo. ¿Acaso el novus ordo no será como la comunidad de Apóstoles que
también bebieron el cáliz que el Maestro bebió?
71
Cf. Ibid., 151-152.
72
Cf. J. Ratzinger, Teología de la historia…, 152-153.
73
Cf. Ibid., 91.
36
Así, cada hombre en particular, en su propia vida, cada uno de nosotros tendrá
pruebas e incluso se acrecentarán su intensidad; pero, podemos tener la esperanza
de que no sucumbiremos totalmente, sino que será el paso para entrar en la Gloria
del Padre, pues ahora sí podemos de nuevo aplicar el axioma septima currit cum
sexta.
74
J. RATZINGER, Teología de la historia…, 185-233.
38
CONCLUSIÓN
Según lo que hemos dicho hasta ahora debería estar claro que la teología de
la historia de Buenaventura culmina en la esperanza de una edad de reposo
sabático, don regalado por Dios en el curso de la misma historia. El verdadero
contenido de este tiempo salvífico se resume en la palabra «paz». Esta idea
no plantea ninguna dificultad; en realidad, toda esperanza de salvación en este
mundo debe considerar la «paz» como la condición primera y más necesaria
de un tiempo mejor75.
Así pues, podemos concluir este trabajo con el buen sabor del último don de
la paz del séptimo día, en especial debido a que para este nuestro tiempo la teología
de la historia nos sigue enseñando algo central además de los problemas
relacionados con Francisco y el pseudojoaquinismo, el novus ordo y la última
tribulación. Nos enseña también que somos parte de un diseño; estamos en las
manos de un Padre providente y misericordioso que nos ama, de un gran artista que
ha plasmado en el Arte Eterno su obra maestra (Hex. Col. I, n. 13-16), dramática y
bella.
Quod dona gratiarum hoc modo naturae adduntur quod eam non tollunt, sed
magis perficiunt; unde et lumen fidei, quod nobis gratis infunditur, non
destruit lumen naturalis rationis divinitus nobis inditum. Et quamvis lumen
naturale mentis humanae sit insufficiens ad manifestationem eorum quae
manifestantur per fidem, tamen impossibile est quod ea, quae per fidem
traduntur nobis divinitus, sint contraria his quae sunt per naturam nobis indita.
Oporteret enim alterum esse falsum; et cum utrumque sit nobis a Deo, Deus
75
J. Ratzinger, Teología de la historia…., 105.
39
nobis esset auctor falsitatis, quod est impossibile. Sed magis cum in
imperfectis inveniatur aliqua imitatio perfectorum, in ipsis, quae per
naturalem rationem cognoscuntur, sunt quaedam similitudines eorum quae
per fidem sunt tradita (SBT pars 1, q. 2, a. 3, co. 1).
Esto nos enseña cómo la razón puede entrar en diálogo con la fe (en Cristo),
que dicho en modo franciscano es: hermana razón con hermana fe, hermana
filosofía con hermana teología, hijas de una misma Madre, la Sabiduría; porque por
otro lado la razón podría no querer entablar diálogo con la fe en un tema como éste;
valiéndose de sus fuerzas, la razón llegará a conclusiones, pero jamás llegará a la
esperanza de la historia así como se nos presenta en Buenaventura, por el mismo
hecho de ser la fe en Cristo el medium que nos la abre a los ojos.
76
El cursivo es mío.
40
Este mal se hace presente en el sexto día que toma fuerza en una primera
tribulación y luego más fuerte en una segunda tribulación aún más intensa, pero ya
desde la primera tribulación hay una semilla de esperanza del séptimo día que crece.
Esta maldad que llega a su punto máximo, triunfa, pero en su triunfo se destruye
por haber escogido despojarse de toda belleza, bondad y verdad, y por lo tanto, del
mismo Ser.
41
APÉNDICE 177
77
J. RATZINGER, Teología de la historia…, 65.
42
APÉNDICE 278
78
J. RATZINGER, Teología de la historia…, 96.
43
BIBLIOGRAFÍA
INDICE
Siglas ....................................................................................................................... 2
Introducción ............................................................................................................ 3
1. El problema de la historia ................................................................................... 4
1. 1. Crisis de la historia ...................................................................................... 4
1. 2. Visiones extremas ....................................................................................... 9
1. 2. 1. Visión anti-histórica: pensamiento a-histórico de la escolástica......... 9
1. 2. 2. Visión historicista.............................................................................. 10
2. Un quaesitum y antiquaesitum inquietantes ..................................................... 12
3. Estudio de Ratzinger ......................................................................................... 16
4. La Teología de la historia de s. Buenaventura .................................................. 18
4. 1. Preámbulos ................................................................................................ 18
4. 1. 1. Contexto histórico ............................................................................. 18
4. 1. 2. Esquema de las Collationes in Hexäemeron ..................................... 18
4. 1. 3. Fuentes .............................................................................................. 20
4. 2. Contenido de la doctrina de la Teología de la historia .............................. 22
4. 2. 1. Christus medium ............................................................................... 22
4. 2. 2. Reconstrucción según Ratzinger ....................................................... 23
4. 2 .2. 1. Delimitación provisional ........................................................... 23
4. 2. 2. 2. Esquemas históricos de las Collationes .................................... 24
4. 2. 2. 3. Dúplice esquema septenario del tiempo .................................... 27
4. 2. 2. 4. Los dones del Espíritu Santo: Pax y Revelatio ......................... 34
4. 2. 2. 5. Participatio corporis ad Passionem Capitis ............................. 35
5. Breve mención de otras interpretaciones .......................................................... 37
Conclusión ............................................................................................................ 38
Apéndice 1 ............................................................................................................ 41
Apéndice 2 ............................................................................................................ 42