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MAIJA AWI, La Serpiente Divina (MITO KUMIAI)

Por Moisés Fco. López Smith


Apuntes del Zarco…

Maija awí, la serpiente de la sabiduría.

Baja California.- Maija Awi, el

moises.l.smith@gmail.com
https://twitter.com/pi9lab
Fotografías: Moisés Fco. López Smith

La casa del monstruo Maija awí está en el fondo del mar. Para llegar a
ella hay que
atravesar el camino a Halkwitat. Un camino lleno de piedras y peligros.
Pero un joven valiente lo hizo, atravesó el camino a Halkwitat. Todos los k
´miai
le pidieron que fuera a buscar a Maija awí, el dios-serpiente; porque él
sabe muchas
cosas y los hombres no sabían nada, no sabían cantar, ni bailar, ni hacer
un wakeruk
o ceremonia.
Alguien quiso hacer un wakeruk para Sipakomat y todos estuvieron de
acuerdo, ya
que se sentían muy tristes y solos, pues cuando el dios Sipakomat murió,
el coyote vino
a robarse el corazón y huyó con él hacia el este. Durante todo el camino
de la huida
del coyote, fue cayendo sangre del corazón y dejando manchas rojas en
las piedras, que
todavía pueden verse ahí en el Gran Cañón.
En el círculo había un animal muy pequeñito, coyote lo sabía y planeaba
romper el
círculo en aquel lugar.
Al llegar, sigiloso, pidió a los animales que se separaran: –Por favor,
quiero tener
un espacio en la fogata, y luego encontraré un lugar, dónde detenerme a
llorar.
Los animales dijeron quedito,
susurrando:
—Debemos guardar nuestras
posiciones y no admitirlo.
Coyote planeaba arrancar el corazón
del súper-hombre, Sipakomat, pensando
que el fuego aún no quemaba el corazón
del Dios.
Las llamas crecían y crecían, formando
un humo espeso que nublaba la
vista a todos. Y en el momento preciso,
coyote saltó sobre la hilera, se apoderó
del corazón de Sipakomat... saltó hacia
afuera, por el mismo lugar por donde
había entrado y huyó rápidamente hacia
el este.
Sawi, el zopilote, dijo:
–Sabía que algo así iba a suceder,
ahora coyote se ha apoderado del corazón
de Sipakomat, yo no sé qué hacer.
Cuando coyote avanzó una gran distancia, se paró en una montaña,
devoró el
corazón y se le fue el alma a causa de un hechizo que se apoderó de él,
inmediatamente
murió.
Desde entonces, la sangre que escurría del corazón dejó manchas en la
tierra que
todavía pueden verse ahí, en el Gran Cañón.

Entonces decidieron mandar a un mensajero hacia


el sur, hasta el mar donde vivía el monstruo Maija
awí para pedirle ayuda, pues él lo sabía todo.
Y este joven se fue por el río en una burbuja
de agua y así llegó a Halkwitat, al norte
de Yuma, un lugar de altas montañas,
cercano al río. Halkwitat era un
profundo hoyo de agua. El joven de
la burbuja cayó al hoyo y se encontró
de pronto en el estómago de Halkwitat.
El hombre avanzó sin temor hacia el
norte y encontró una afilada piedra azul,
con la que pudo abrir el estómago de Halkwitat,
y luego siguió su camino hacia el sur, hasta llegar
a la cueva de Maija awí. El dios-serpiente era enorme, así que el
joven tuvo que adentrarse en la profunda y oscura cueva. Al llegar con él
habló:
—Maija awí, queremos que vengas a Wikami a enseñar a la gente.
La serpiente le respondió, haciendo retumbar su voz en la cueva; y
prometió
hacerlo así.
Luego, un estruendoso bostezo del dios-serpiente, hizo que el mensajero
diera
volteretas en el aire; y de pronto se
vio nuevamente en una burbuja, y
así volvió al norte, volando por los
aires.
Maija awí era muy alargado, salió
lentamente de su hoyo, avanzando
por un lado del río; como le iba arrastrando
la cola, fue dejando un
rastro de manchas blancas que todavía
pueden verse ahí.
En Wikami, mientras tanto,
habían preparado una casa de ramas
para el wakeruk. Cuando el monstruo
Ilustraciones:
Kenia Jiménez
Luego, todos vieron cómo la cabeza de Maija awí se fue rodando hasta el
río y ahí
se quedó, formando una isla que todavía puede verse en el mismo lugar.
Cuando pasó todo aquello, los grupos que hablaban distintas lenguas se
separaron,
saliendo de Wikami. Los más ancianos salieron primero hacia el sur y se
quedaron
con todas las cosas, porque llorando y suplicando a lágrimas vivas se lo
pidieron a
llegó, se sintió tan fatigado que decidió
sentarse bajo la ramada y se enrolló a
descansar. Entonces un hombre que
iba pasando por ahí, creyendo que el
monstruo era peligroso, arrojó un palo
con lumbre al techo de la ramada y ésta
se incendió junto con el monstruo.
Cuando las llamas iban abrasando
a Maija awí, el cuerpo se fue desintegrando
en pedazos que saltaban como
chispas y caían sobre la gente. Las personas
se empezaron a separar y desde
entonces comenzaron a hablar diferentes
lenguas, según los trozos ardientes
que les cayeron encima.
Luego, todos vieron cómo la cabeza de Maija awí se fue rodando hasta el
río y ahí
se quedó, formando una isla que todavía puede verse en el mismo lugar.
Cuando pasó todo aquello, los grupos que hablaban distintas lenguas se
separaron,
saliendo de Wikami. Los más ancianos salieron primero hacia el sur y se
quedaron
con todas las cosas, porque llorando y suplicando a lágrimas vivas se lo
pidieron a
los demás. Y estos les regalaron todas las ollas, redes, palos, cuchillos y
tabaco que
tenían; por eso es que desde entonces algunos de ellos son muy pobres.

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