Está en la página 1de 20

La estructura social paraguaya ante los cambios del sistema educativo.

Luis Ortiz1

Resumen

El presente artículo expone la convergencia de procesos demográficos y socioeconómicos


que explican cambios significativos en la estructura social de Paraguay a lo largo del
proceso de democratización que inicia a finales del siglo XX. Los cambios referidos
tuvieron tres principales características: la extensión del acceso educativo a la población en
edad escolar, la variación del peso relativo de las categorías sociales en la estructura social
y la tendencia a la reproducción de la desigualdad social.

En estos rasgos del cambio social, la reforma educativa que tuvo lugar en los años noventa
del siglo XX, cumplió un papel significativo. Uno de sus efectos fue el incremento de la
clase media urbana, ligada a las ramas de actividad del sector terciario, cuya ascensión
sirvió a atenuar el descontento hacia la desigualdad social y a mitigar la contradicción entre
el crecimiento y la concentración en medio de persistentes niveles de pobreza y exclusión.

Introducción

Los cambios sociales durante la postguerra hasta la caída del “socialismo real” conllevó un
cambio también en las ciencias sociales, que dejaron de servir como “ciencias de estado” en
varias regiones del mundo, para redefinir su estatuto crítico y apuntalar la investigación
desde una diversidad de consideraciones y problemáticas (Wallerstein et al., 1996, 27,
87). En este marco, la categoría de clase social, con su herencia marxiana y
weberiana, pasó del descrédito y la descalificación, a la recuperación de su fuerza
heurística, mediante el esfuerzo de autores y escuelas en todo el campo académico mundial
que mostraron la incidencia de dicha categoría para entender la producción y reproducción
de problemáticas como la desigualdad, la exclusión y la pobreza en la sociedad capitalista.

De este modo, las ciencias sociales salieron fortalecidas de la crisis de fines del siglo XX,
renovando sus marcos conceptuales y sus estrategias metodológicas para apuntalar
perspectivas críticas y renovar el abordaje de problemáticas que continúan teniendo
vigencia en pleno apogeo del siglo XXI. El desafío, al respecto, es establecer una conexión
teórica y empírica entre los marcos conceptuales acerca de la estructura social y la
información disponible de la estructura ocupacional que permita analizar las clases sociales,
sus implicaciones y sus cambios (Atria, 2004).
1
Sociólogo. Docente de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Paraguay. Investigador
del Instituto de Ciencias Sociales (ICSO), Paraguay. Profesor visitante en el Observatory on Latin America,
de The New School University, Nueva York (EE.UU.). E-mail: ortizsal@newschool.edu

1
En las dos primeras décadas del siglo XXI la sociedad paraguaya presentó cambios en su
composición, así como en los criterios de constitución de la estructura social. En dicho
proceso, el sistema educativo jugó un papel central por los efectos que generó la extensión
de la escolaridad de la población, en la conformación de nuevas calificaciones negociables
en el mercado y la reorganización de las posiciones en la estructura socioocupacional.

Con el proceso de democratización que inicia en 1989 y en especial, con la reforma


educativa que inicia en 1993, las características de la estructura social y sus cambios fueron
analizados desde abordajes tradicionales según los cuales los criterios de diferenciación
social se limitaron a categorías restrictivas que disimularon la existencia de las clases y el
cambio social en el tiempo.

En este sentido, la recurrencia de análisis basados en la geografía, el género y la


generación, exponían ciertas desigualdades, pero concomitantemente disimulaban otras,
permaneciendo invisible el factor de clase para explicar la diferenciación social y la
heterogeneidad en la estructura productiva. Al respecto, una novedad en la sociología de
finales del siglo XX en Paraguay fue la rediscusión y reformulación del concepto de clases
sociales en el análisis de la estructura social, admitiendo dicha categoría disciplinaria como
propia, la cual tiene su historicidad en el sentido de su adecuación y control para la
explicación y caracterización de los procesos sociales en Paraguay, país en el que una teoría
basada en las clases dio escasamente cuenta aun de su historia social y económica.

La baja oscilación de los índices de concentración de los recursos y de las oportunidades en


la sociedad paraguaya desde 1989, es un indicio del carácter determinante de las relaciones
de clase en la producción y reproducción de las desigualdades sociales (Ortiz, 2016). Sin
lugar a dudas, dicha categoría no opera aislada de un contexto de sentido, sino que supone
entenderla en un marco sociológico y político, que supone la movilización de otras
categorías que generan clivajes en dicho espacio social, como la etnia y el género, que son
cruciales en una comprensión multidimensional de las desigualdades.

Los planteamientos en este estudio darán cuenta de un análisis diacrónico de la realidad


social paraguaya movilizando la categoría de clase social y exponiendo de modo
descriptivo su incidencia, dando cuenta de procesos que afectaron a dicha sociedad y que
habilitan prospectivas sobre los escenarios de su tendencia. Para el efecto, emplearemos
información estadística de encuestas de hogares producidas por la Dirección General de
Estadística, Encuestas y Censo, de Paraguay, en un periodo específico de estudio, a saber,
de 1998 al 2015, en el que dicha fuente de información tuvo una producción y publicación
ininterrumpida. En ese periodo acaecieron cambios significativos en la sociedad paraguaya,
entre los cuales la reforma educativa que sucedió al inicio del proceso de democratización.

2
1. Proceso de urbanización, cambios sociodemográficos y demandas educativas.

En el periodo de casi dieciocho años, entre 1998 y el 2015, la población paraguaya


experimentó un cambio en su composición demográfica que repercutió, por una parte, en
las demandas educacionales de la sociedad y, por otra parte, en las condiciones de mutación
de la estructura social misma. Este cambio operó además en el marco de la agudización del
proceso de urbanización, que generó que la sociedad paraguaya tuviera niveles de
población residiendo en zonas urbanas inusitados respecto a toda su historia y alcanzando
así –aunque de manera tardía– al conjunto de países latinoamericanos que experimentó una
acentuada transición a la urbanización durante el último cuarto del siglo XX.

Gráfico 1. Evoluación de la población total y urbana, Periodo 1950-2012


8,000,000

7,000,000

6,000,000

5,000,000

4,000,000

3,000,000

2,000,000

1,000,000

0
1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010 2020

Población total Población urbana Población rural

En el año 1998 la característica prevaleciente de la población era su propensión expansiva,


con una proporción elevada de los rangos etarios de la infancia y con una tendencia
decreciente de los siguientes rangos de edad hasta alcanzar las edades más longevas con
baja proporción de población. Esto indica que tanto las tasas de natalidad como las de
mortalidad eran elevadas en dicho momento del proceso sociodemográfico paraguayo. La
forma de la población al inicio del periodo de análisis, para varones y mujeres, es la de una
pirámide etaria extensa en la base y aguda en la cúspide (gráfico 2).

3
Gráfico 2. Composición de la población, Años 1998 y 2015.

Mujeres 2015 Mujeres 1998 Hombres 2015 Hombres 1998

En el año 2015, la característica prevaleciente de la población fue su tendencia estacionaria


en la cual los rangos etarios correspondientes a la infancia experimentaron una disminución
relativa con el subsecuente aumento de los rangos de edad correspondientes a la juventud y
la adultez. Asimismo, aumentaron relativamente los rangos etarios longevos de la
población. Esta evolución da cuenta de una reducción de la natalidad y la mortalidad para
dar paso a una tendencia estacionaria de la población, verificada en otros países en la
segunda mitad del siglo XX, aunque su principio explicativo no haya sido el auge de un
proceso de industrialización (McInnes y Perez Diaz, 2009). Ahora bien, como se coteja en
el gráfico 2, en 2018 la composición por edades de la población da cuenta de una forma aun
piramidal, es decir, expansiva, pero con las características de una fase transicional: los
segmentos jóvenes y adultos se extendieron debido a la reducción de la mortalidad y mayor
expectativa de vida de la población.

Las implicancias de este proceso en el sistema educativo fueron varias. En primer lugar,
sentó las bases demográficas del aumento de la demanda educativa y de acceso al sistema
educativo, en especial de la educación media. En segundo lugar, sienta las bases para el
aumento de egresados del sistema educativo y, por lo tanto, el aumento de la demanda de
educación superior. En tercer lugar, genera las condiciones para la presión sobre el mercado
de trabajo con una impronta credencialista.

Como se constata en el gráfico 3, en términos de la demanda, entre 1998 y 2015, se dio un


comportamiento diferenciado de la magnitud de la población escolar según las edades
correspondientes a los niveles de escolarización. Por una parte, la población de 3 a 5 años,

4
cuyo nivel esperado de escolarización es el preescolar, disminuyó levemente en el periodo.
La población de 6 a 11 años que corresponde al nivel de escolarización de los dos primeros
ciclos de la educación escolar básica, por su parte, atravesó una marcada e ininterrumpida
disminución. La población de 12 a 14 años, correspondiente al tercer ciclo de la educación
escolar básica experimentó una estagnación durante los dos primeros tramos del periodo y
disminuyendo incluso durante el último (2010-2015). En contraposición a estos rangos
etarios, la población de 15 a 17 años aumentó, incremento que si bien no fue marcado
indica una tendencia incremental de la demanda de educación media en los siguientes años.

Gráfico 3. Evolución de la población escolar, Periodo 1998-2015

1,000,000

900,000

800,000 3-5 años

700,000

600,000 6-11 años

500,000
12-14 años
400,000

300,000
15-17 años
200,000

100,000

0
1999 2005 2010 2015

2. Las repercusiones credencialistas de la masificación educativa

Por su lógica constitutiva el mercado capitalista valoriza ciertos atributos cuya desigualdad
de posesión entre los agentes entraña desigualdades sociales, base de la explotación entre
los grupos que disponen, en diferentes grados, de esos atributos. La educación constituyó el
mecanismo por excelencia para el acceso a las cualificaciones negociables que otorgan
oportunidades en el mercado cuando se expandió el acceso a la educación desde la última
década del siglo XX. Las credenciales que el sistema educativo otorga da lugar a la
emergencia de lo que Randall Collins definió como “sociedad credencialista”, es decir, una
estructura social regida crecientemente por la valorización de los diplomas (Collins, 1989)
y donde, con el credencialismo, la desigualdad adquirió nuevas formas.

5
Tras el inicio del proceso de democratización a partir de 1989, se desplegó también un
proceso de reforma educativa que inicia en el año 1993 y cuyos principales ejes fueron: 1.
reforma de la organización de los niveles del sistema educativo y extensión de los años
obligatorios de la educación escolar básica, 2. Renovación del curriculum y de los
principios pedagógicos de la educación escolar y, 3. El aumento de la inversión pública en
el sistema.

El primer eje de la reforma partió del diagnóstico de la baja escolaridad de la población


paraguaya antes de 1990 (media de 5 años de estudio) de modo que la política pública
apuntaló su incremento con un nuevo diseño del proceso educativo (cf. Esquema 1)

Esquema 1: Estructura anterior y actual del sistema educativo paraguayo*

Estructura anterior (1973-1992) Estructura actual (desde 1993)


Edad Año Nivel Año Nivel Ciclo
3 Maternal A
4 Maternal B Inidial
5 Preescolar
6 Preescolar Inicial 1°
7 1° 2° Primero
8 2° 3°
9 3° 4°
Primaria Educación
10 4° 5° Segundo
escolar básica
11 5° 6°
12 6° 7°
13 1° 8° Tercero
14 2° 9°
15 3° 1°
Secundaria
16 4° 2° Educación media**
17 5° 3°
18 6° Educación Superior
*Las casillas marcadas en gris corresponden a los niveles obligatorios
**La obligatoriedad de la educación media tuvo lugar desde el año 2010
Fuente: Ley General de Educación N° 1264 . Ministerio de Educación y Cultura, Paraguay.

El principal resultado de la reforma educativa fue la extensión del acceso al sistema para la
población de las edades comprendidas entre 6 y 11 años, correspondientes a los dos
primeros ciclos de la educación escolar básica. Este proceso conocido como de
masificación educativa se verificó en tasas de escolarización cercanas al 100% para los
primeros ciclos y nivel en cuestión. Como consecuencia, desde el año 2005 (año de egreso
de la educación secundaria de la primera cohorte de la reforma) las tasas de egreso de la
educación escolar experimentaron un considerable aumento, que se extendió hasta la
actualidad. Como se observa en el gráfico 4, de un 17% de egresados de la educación

6
secundaria en 1998 se pasó a un 30% en el 2015, aumento de casi un 100% en la tasa de
egreso escolar.

Gráfico 4. Evolución de la población de 18 años y más,


egresada de la educación secundaria, Periodo 1998-2015.
35

30 29.9

25
22.9
20
17 16.3
15

10

0
1998 2005 2010 2015

Pero, por razones relacionadas a la desigualdad social y de oportunidades educativas, una


proporción baja de la población que concluye sus estudios secundarios permanece en la
educación superior. Asimismo, el desgranamiento y deserción siguió su curso en las
trayectorias universitarias, de modo que la población en edad universitaria que egresó fue
de una tasa reducida. A pesar de esta característica, como se visualiza en el gráfico 5, la
población de 23 años y más de edad que egresó del sistema de educación superior ha
aumentado también entre el 1998 y el 2015, pasando de 3,5% a 8,7%, casi triplicándose.

Este cambio en el sistema educativo o, más específicamente, en los resultados de la política


educativa de masificación que alcanzó la educación superior, conllevó un incremento de la
población con credenciales para el acceso al mercado de trabajo formal lo que, en otros
términos, es el aumento de la oferta laboral diplomada.

7
Gráfico 5. Evolución de la población de 23 años y más, egresada
de la educación superior, Periodo 1998-2015.
10
9
8.7
8
7
6
5.6
5
4 4.2
3.5
3
2
1
0
1998 2005 2010 2015

En efecto, la presión sobre el mercado laboral se tradujo en ciertos patrones de éste último
como, por ejemplo, el decremento de la participación laboral de la población sin titulación
escolar alguna, constituyendo este proceso un indicador indirecto del leve aumento de la
productividad de la fuerza laboral paraguaya desde la década de los 2000 –en la que
empezó el egreso de las primeras cohortes de la reforma educativa, como ya se refirió–.

Como se observa en el gráfico 6, las tasas más altas de participación laboral en la población
económicamente activa, se hallan entre los que cuentan con 18 años o más de escolaridad
(equivalente a la conclusión de la educación superior) y que en el periodo de análisis (1998-
2015) no experimentó fluctuación alguna. Por su parte, la población de entre 12 años y 17
años de escolaridad contaba con niveles inferiores a los primeros y con una tendencia
levemente incremental en el periodo, seguido de los de entre 6 años y 11 años que eran a su
vez de una participación laboral inferior a estos últimos y con una tendencia al aumento. En
contrapartida, la población sin escolaridad alguna contó con la participación laboral más
baja y además con una marcada tendencia decreciente en el periodo.

Ahora bien, a pesar de contar con las tasas de participación más elevadas, el segmento
poblacional egresado de la educación superior no alcanza el 100% de ocupación en el
periodo de análisis. Esto expresa que a pesar de que la demanda laboral otorga preferencia a
los perfiles universitarios, una proporción de casi el 10% no accedió al empleo durante
todos los años posterior a la reforma educativa y que involucra, posiblemente, a los
egresados de carreras con menos empleabilidad (en especial de las humanidades y ciencias
sociales) así como a los egresados de universidades e institutos de formación superior con

8
reducidos estándares de calificación en la oferta educativa. En suma, el acceso al empleo no
tiene una relación estricta con el acceso a las credenciales, aunque éstas jugaron un papel
más importante en el desenvolvimiento del mercado de trabajo desde inicios del siglo XXI.

Otro fenómeno resaltante que caracteriza a este periodo es que, si bien la participación
laboral de la población que cuenta con escolaridad de entre 12 y 17 años de estudio es
superior a la de la población con escolaridad entre 6 y 11 años de estudio, esta diferencia no
es marcada, o sea, ambos segmentos poblacionales experimentaron tasas relativamente
similares, lo que refuerza lo anotado en el párrafo anterior, de que la educación presenta
rasgos de competitividad dual y de baja calificación del sistema de educación escolar básica
y media en su conjunto. En otras palabras, en lo que concierne a las oportunidades que la
escolarización se supone requiere proveer y, dicho sea de paso, fue una de las principales
promesas de la reforma educativa de los años 90, es casi igual para acceder al empleo
disponer de estudios secundarios concluidos e incluso estar matriculado en la educación
superior, que contar con los años de la educación escolar básica (9 años) o incluso menos.

Gráfico 6. Evolución de la tasa de participación laboral según


niveles educativos, periodo 1998-2015.
100%

90%

80%
S. estudios
70%

60% 6 años
50%
12 años
40%

30% 18 años

20%

10%

0%
2000 2006 2011 2015

En el segmento de la población en el que la diferencia es marcada respecto a los demás,


como ya se indicó más arriba, es el de sin escolaridad alguna y que, desde el año de egreso
de la primera cohorte de la reforma, precisamente, empezó a experimentar una caída
estrepitosa y constante en su participación laboral.

9
3. La distribución de la escolaridad en la estructura socioocupacional

Habida cuenta de los principales cambios de la matriz sociodemográfica que se indicaron y


de los efectos de la masificación en los rasgos del perfil educativo de la población, es
necesario analizar cómo se distribuyó el acceso educativo y de qué modo la sociedad
paraguaya en la estructura de su diferenciación social varió con los cambios en cuestión.

Para ello, analizamos la estructura social desde la dimensión de la ocupación porque, como
indica Barozet, “la división del trabajo sería el punto central de la desigualdad social, por lo
cual la ocupación en tanto variable ha atraído el foco de los estudios en este ámbito de la
sociología. Se trataría además de una variable particularmente significativa, puesto que el
trabajo define roles sociales fundamentales de las personas y abre – o cierra – el acceso al
bienestar, al consumo y a una serie de bienes o cualidades escasos como la autoridad o el
poder” (Barozet, 2007, pág. 1).

En este sentido, dicha dimensión opera consistentemente como un criterio de descripción


de la estructura social al desplegar una forma particular de estratificación que Goldthorpe,
Erickson y Portocarrero (1979) definieron como una estructura socioocupacional. En
efecto, las posiciones ocupacionales en la estructura productiva dan cuenta, no sólo de un
criterio para conocer la distribución del ingreso, sino también la distribución de otros tipos
de atributos que habilitan el acceso a las diferentes posiciones ocupacionales. Estas
posiciones, diferenciadas y jerárquicas, expresan la distribución de los recursos y las
oportunidades en una sociedad dada y en un periodo dado.

La variable clave de dicha estratificación es la categoría socioocupacional, cuya medición


fue introducida a escala internacional por las encuestas sociodemográficas y
socioeconómicas a partir de los planteamientos de los autores arriba referidos. Para el
análisis de nuestro problema tiene varias ventajas. La primera es su consistencia en ordenar
las posiciones en la estructura social en función de la organización ocupacional de la
población (organización para la cual la asociación entre los ingresos y la escolaridad es
consistente). La segunda porque permite controlar el cumplimiento de criterios tanto de
intrahomogeneidad de los grupos como de extraheterogeneidad entre los grupos analizados.
Y la tercera por la continuidad de su medición en el periodo de este estudio (1998-2015).

El proceso de masificación no estuvo exento del sucesivo desgranamiento de la matrícula y


la deserción escolar dada la estructura desigual de oportunidades educativas. La principal
causa de deserción, dada esta estructura, es la de índole económico: la pobreza, la entrada
temprana de los jóvenes al mercado laboral, la carencia de condiciones e implementos para
sostener la escolaridad. Sin embargo, a pesar de este problema estructural, que afecta a la
eficacia del sistema, los niveles de credenciales educativas en la sociedad paraguaya

10
aumentaron, constituyendo la base del aumento de la oferta laboral en empleos técnicos y
administrativos, donde se vehiculizan principalmente las aspiraciones de movilidad social.

Como se observa en la tabla 1, la distribución de la escolaridad media indica que las


categorías sociales mantuvieron a lo largo de dos décadas diferencias persistentes a pesar
del aumento relativo de años de estudio en cada una de ellas. Esto es propio de un proceso
de traslación de oportunidades a un nivel más elevado del sistema, que adviene
conjuntamente con el proceso de masificación educativa en el cual todos los sectores
sociales se beneficiaron con un incremento de su escolaridad media, pero manteniendo
grosso modo la diferencia media entre sí.

Tabla 1: Medias de Años de estudio de la población de 18 años y más de edad, por categorías socioocupacionales. Periodo 2000-2015
Categorías socio-ocupacionales
Altos funcionarios
del
Patrones y Operadores de Agricultores,
Año Estado/Directivos Profesionales, Técnicos y Trabajadores Oficiales,
Grandes Empleados de instalaciones, Trabajadores Pescadores y
de la Científicos e Profesionales de servicios y Operarios y Total Pais
propietarios oficina máquinas y no calificados Trabajadores
administración Intelectuales de nivel medio Comerciantes Artesanos
agrícolas montadores agrícolas
pública y de
empresas

2000 12 12 16 11 12 8 8 7 6 5 7
2006 15 12 16 12 12 8 8 8 7 5 8
2011 15 14 16 13 13 9 9 8 7 6 9
2015 16 14 17 13 13 9 9 8 8 6 9
Fuente: Encuestas permanentes de hogares, años 2000-2006-2011. Dirección Gral. de Estadística, Encuestas y Censos.

Las categorías con mayores niveles de años de estudio son, en primer lugar, los
“Profesionales, Científicos e Intelectuales” seguidos de los “Patrones de empresas y
Grandes Propietarios agrícolas”. Estos últimos aumentaron considerablemente su capital
educativo entre 2000 y 2006 pasando de 12 a 15 años de estudio en dicho periodo. Por su
parte, una categoría con altos niveles de ingresos, a saber, la de los “Miembros de Poderes
del Estado y Directivos de empresas”, presenta altos niveles de escolaridad, pero inferior a
las dos categorías descriptas.

Las categorías socioocupacionales intermedias que son principalmente los “Técnicos y


Profesionales de nivel medio” así como los “Empleados de oficina” tuvieron niveles de
escolaridad que en la media rondaron los 12 años de estudio, correspondientes a la
conclusión de la educación secundaria (denominada educación media en Paraguay).

Entre las categorías socioocupacionales inferiores, cuatro contaron con escolaridad media
similar, que son los “Operadores de instalaciones y maquinarias”, los “Trabajadores de
servicios y Comerciantes”, los “Oficiales, Operarios y Artesanos” y los “Trabajadores no
calificados”, mientras que marcadamente por debajo se hallan los “Agricultores,
Trabajadores agrícolas y pesqueros”, que para el año 2015 apenas alcanzaban los 6 años
equivalentes a la conclusión de la educación primaria del sistema educativo anterior, sin
alcanzar los 9 años de estudio que se pretendió extender a la población al prescribir la
obligatoriedad de la educación escolar hasta el noveno grado.

11
El proceso dual que se constata con la escolarización a partir de la masificación educativa, a
saber, el del aumento general de la escolaridad en todas las categorías sociales y el del
mantenimiento de las diferencias entre las mismas, exponen algunos rasgos destacados de
la estructura social paraguaya.

El primer rasgo es que el sistema educativo se desenvuelve en función a la diferenciación


entre los grupos sociales, de modo que aquellos más desfavorecidos presentan desempeños
de escolaridad más bajos, mientras que los grupos dominantes presentan desempeños más
elevados. El segundo rasgo es que, a pesar de los principios declarados de la reforma
educativa, el sistema no logró establecer una cierta igualdad de oportunidades entre todos
los sectores sociales; al contrario, reforzó más bien las jerarquías que se establecían entre
ellas previamente a la reforma misma.

Gráfico 7. Categorías socio-ocupacionales según Escolaridad media. Periodo 1997-2014

18 Patrones de empresas
y grandes propietarios
agrícolas

16 Miembros de Poderes
del Estado/ Directivos
de Empresas
Profesionales,
14 Científicos e
Intelectuales
Tecnicos y
12 Profesionales de nivel
medio
Empleados de oficina
10

Operadores de
instalaciones y
8 maquinarias,
Montadores
Trabajadores de
servicios y
6 Comerciantes
Oficiales, Operarios y
Artesanos
4
Trabajadores no
calificados

2
Agricultores y
Trabajadores
agropecuarios-
0 pesqueros
1998 1999 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014

En suma, la estructura de desigualdad de la sociedad paraguaya persistió a pesar de la


instauración de un nuevo sistema educativo, lo que posteriormente desembocó en una
distribución también diferenciada y jerárquica del ingreso entre los grupos sociales. No
obstante, hizo aparición un fenómeno con la extensión de la escolarización que modificó
morfológicamente la estructura de clases en la sociedad, a saber, el ensanchamiento de las
categorías sociales que apuntalando su escolaridad acumularon credenciales educativas.

4. La distribución del ingreso y la estructura social

El ingreso de los individuos atravesó por un comportamiento similar que el de la


escolaridad, en cuanto que se dio un incremento medio generalizado en el periodo, pero sin
alterarse la diferencia media de su percepción entre las categorías. Sin embargo, la variable

12
en cuestión atravesó por un efecto adicional que fue el incremento de la desigualdad de su
distribución observándose pendientes diferenciadas de aumento entre los grupos sociales.

Gráfico 8. Categorías socio-ocupacionales según Ingresos medios. Periodo 1997-2014

7,000,000
Miembros de Poderes del
Estado/ Directivos de
Empresas

6,000,000 Profesionales, Científicos e


Intelectuales

Tecnicos y Profesionales
5,000,000 de nivel medio

Empleados de oficina

4,000,000
Operadores de
instalaciones y
maquinarias, Montadores
3,000,000 Trabajadores de servicios
y Comerciantes

Oficiales, Operarios y
2,000,000 Artesanos

Trabajadores no
calificados
1,000,000
Agricultores y
Trabajadores
agropecuarios-pesqueros
0
1997 1999 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014

El análisis de la distribución del ingreso se efectuará en dos momentos. El primero,


veremos la distribución en la estructura socioocupacional sin el análisis de la categoría
superior, a saber, la de los “Patrones de empresas y Grandes propietarios agrícolas”. En el
segundo incluiremos a dicha categoría y analizaremos el comportamiento de la distribución.

Según se visualiza en el gráfico 8, la categoría de los “Miembros de Poderes del Estado y


Directivos de empresas” presentan medias marcadamente superiores a las del resto de la
estratificación, aunque entre el 2007 y el 2008 la categoría experimentó una caída para
recuperarse y ascender nuevamente desde este último año con medias de ingresos
significativamente por encima de la categoría subsiguiente y las demás. En segundo puesto
en la distribución del ingreso en el periodo, la categoría de los “Profesionales, Científicos e
Intelectuales” se revela también superior a la del resto de las categorías, aunque la distancia
media a lo largo de la curva de la distribución es inferior a la distancia entre la curva de esta
categoría con la categoría anterior, como ya se mencionó.

A continuación, las categorías intermedias y las desfavorecidas de la estructura social,


presentaron a lo largo de casi dieciocho años una diferencia entre sus respectivas curvas
que tuvo un paulatino incremento. Las dos últimas categorías socioocupacionales en
particular, a saber, la de los “Agricultores, Trabajadores agropecuarios y pesqueros” y la de
los “Trabajadores no calificados” atravesaron durante casi todo el periodo con los ingresos
medios más bajos y hasta el año 2013 no alcanzaban siquiera el monto del salario mínimo
legal en el país. Este último año los ingresos medios de la primera categoría referida se

13
dispararon para equiparar la media de otras categorías socioocupacionales también
desfavorecidas pero cuyos ingresos durante el periodo estuvieron arriba del salario mínimo.

Ahora bien, al incluir a la categoría socioocupacional superior, a saber, la de los “Patrones


de empresas y Grandes propietarios agrícolas”, la distribución del ingreso en la
estratificación socioocupacional adquiere otra forma, que en efecto es su composición real.
Dicha categoría social concentra marcadamente el ingreso en la sociedad paraguaya, con
niveles marcadamente superiores al resto de las categorías. Hasta tal punto es así que, como
se puede observar en el gráfico 8, la distribución presenta una aparente similitud de todas
las categorías inferiores entre sí y una significativa diferenciación con la categoría superior
en cuestión. Además, la tendencia de la distribución de los ingresos en el periodo se
expresa en una curva de dicha categoría con tendencia general creciente y que en desde el
año 2013 se incrementó exponencialmente alejándose del resto, cuyas tendencias son
comparativamente de crecimiento moderado.

Este proceso se explica por el modelo de crecimiento económico de ese país, que concentró
en las ramas de actividad del sector primario agroexportador los principales nichos de
productividad y competitividad, por lo tanto, con altos niveles de dividendos y con una
fuerte diferencia con otras ramas de actividad de crecimiento nulo o apenas moderado. Es
la expresión para el caso de la estructura productiva de ese país, de lo que Aníbal Pinto en
los años setenta y más recientemente, Fernando Cortés y Agustín Salvia denominaron la
“heterogeneidad estructural”, factor crucial en la explicación en la desigualdad social en las
estructuras sociales latinoamericanas (Pinto, 1972; Cortés, 2016; Salvia, 2012).

Gráfico 9. Categorías socio-ocupacionales según Ingresos medios. Periodo 1997-2014

60,000,000 Patrones de empresas y


grandes propietarios
agrícolas
Miembros de Poderes del
Estado/ Directivos de
50,000,000 Empresas
Profesionales, Científicos e
Intelectuales

Tecnicos y Profesionales
40,000,000 de nivel medio

Empleados de oficina

30,000,000
Operadores de
instalaciones y
maquinarias, Montadores
Trabajadores de servicios
y Comerciantes
20,000,000
Oficiales, Operarios y
Artesanos

Trabajadores no
10,000,000 calificados

Agricultores y
Trabajadores
agropecuarios-pesqueros
0
1997 1999 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014

A partir de la comparación entre los dos escenarios de distribución del ingreso, sin incluir la
categoría socioocupacional superior y luego incluyéndola, constatamos dos hallazgos

14
sustantivamente relevantes que constituyen la base para posteriores estudios sobre los
vínculos entre el sistema educativo y la estructura social.

En primer lugar, podemos verificar que la extensión de la escolarización repercutió en el


incremento de los años de estudio de la población económicamente activa, elevando la
proporción de categorías sociales cuya ocupación principal requiere medios y altos niveles
de calificaciones negociables en el mercado, como refería Max Weber (1964). Es decir,
ciertas categorías socioocupacionales que en fases previas de la estructura social tenían una
proporción débil o incluso irrisoria cobraron fuerza en la estructura social que fue
emergiendo después del egreso de cohortes de la reforma educacional de fines del siglo XX
y cuyas competencias se volcaron en sectores y ramas de la estructura productiva que
elevaron su desempeño, especialmente en zonas urbanas. Esto último se verifica con el
aumento de los ingresos medios de todas las categorías, pero de manera pronunciada el de
las categorías intermedias (“Técnicos y profesionales de nivel medio”; “Operadores de
maquinarias e instalaciones, Montadores”) y el de las categorías superiores (ligadas a la
conducción de instituciones, así como al trabajo intelectual tales como los “Miembros de
Poderes del Estado y Directivos de empresas”; “Profesionales, científicos e intelectuales”).

En segundo lugar, en el escenario que incluye a los grandes propietarios que concentran los
recursos de producción y exportación en el país, la relación entre su escolaridad y sus
ingresos es marcadamente desproporcional, de manera que en la primera variable
presentan, como es de esperar, medias de años de estudio inferiores a la categoría de los
profesionales, científicos e intelectuales, mientras que en la segunda variable presentan
magnitudes medias anuales que superan en casi 5 veces a la categoría subsiguiente y en casi
50 veces a la categoría inferior de toda la estructura socioocupacional. Esto indica que, si
bien dicho sector social del país apuntaló también el aumento de su escolaridad, ésta no es
para el mismo el factor generador de sus oportunidades económicas y de su posición social.

5. Las implicancias de las nuevas formas de desigualdad en la estructura de clases

La categoría que hasta un periodo reciente de la historia paraguaya ocupaba un peso


importante en la población económicamente activa, a saber, la de los “Agricultores y
Trabajadores agrícolas”, disminuyó entre 1998 y 2015 en la estructura social, pasando del
27% al 18% debido al proceso de concentración de la tierra, la correlativa expulsión de la
población rural y la migración hacia los espacios urbanos. En contraposición, la categoría
de “Trabajadores de servicios y Comerciantes” característica de una estructura productiva
que cobró carácter urbano, aumentó en el periodo pasando de un 13% al 18%.

Otras categorías inferiores en la estratificación socioocupacional como los “Trabajadores


no calificados” y los “Oficiales, Operarios y Artesanos” conservaron su proporción relativa
mientras que los “Profesionales, Científicos e Intelectuales” y asimismo los “Técnicos y
15
Profesionales de nivel medio” aumentaron en la estructura socioocupacional, de una
proporción similar cada una de 3% a una de 7%. La extensión del credencialismo en la
sociedad, como se indicó arriba, se verifica con el aumento relativo de este tipo de
categorías sociales. La tendencia de la participación proporcional en la estructura social de
los “Empleados de oficina” y los “Operadores de maquinaria, instalaciones y Montadores”
no presentó variaciones en el periodo.

Finalmente, las categorías “Patrones de empresas y Grandes Propietarios agrícolas”


conjuntamente con la de “Miembros de los Poderes del Estado y Directivos de empresas”
constituyen las proporciones más bajas, siendo la primera solamente del 1% de la población
mientras que la segunda manteniéndose en torno al 3%, aunque entre los años 2012 y 2015
esta última ascendió dos puntos porcentuales pasando a alcanzar el 5% de la población.

Gráfico 10. Evolución del volumen de las categorías socio-ocupacionales. Periodo 1997-2014

35
Patrones de empresas y
grandes propietarios
agrícolas

Miembros de Poderes del


30 Estado/ Directivos de
Empresas

Profesionales, Científicos
e Intelectuales
25
Tecnicos y Profesionales
de nivel medio

20 Empleados de oficina

Trabajadores de servicios
y Comerciantes
15
Operadores de
instalaciones y
maquinarias, Montadores
10 Oficiales, Operarios y
Artesanos

Trabajadores no
5 calificados

Agricultores y
Trabajadores
agropecuarios-pesqueros
0
1997 1999 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014

A partir de un ejercicio de reagrupación de aquellas categorías que entre sí presentan


tendencias similares de distribución tanto de la escolaridad como del ingreso y tendencias
diferenciadas con otros clústers de categorías, podemos verificar la forma que adquirió en
el periodo 1998-2015 la estructura socioocupacional, analizándola como una estructura
social tripartita, es decir, conformada por tres clases sociales con atributos consistentes de
intrahomogeneidad y extraheterogeneidad: una clase superior, una clase media y una clase
desfavorecida. Como se constata en el gráfico 11, la clase superior o clase dominante, tuvo
un aumento leve pero visible en el periodo de análisis, al igual que la clase media que
experimentó también un incremento de su proporción sociodemográfica, superior, por
cierto, de la primera; mientras que la clase desfavorecida disminuyó también levemente
pero visiblemente en el periodo. Resalta que la diferencia demográfica entre ésta última y

16
las dos primeras es marcada, es decir, la clase desfavorecida es casi cuatro veces superior
en población a la clase media y siete veces superior a la clase dominante.

Gráfico 11. Categorías agrupadas (clases) según distribución en la población. Periodo 1997-2014

90

80

70
Clases
60 superiores

50
Clases medias

40

30 Clases
desfavorecidas

20

10

0
1997 1999 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014

En suma, las credenciales educativas adquirieron una relevancia palmaria como


configuradoras de capacidades de mercado y de status social, modificando los atributos
históricos de estructuración de las clases sociales en Paraguay. Se constató en dicho país el
mismo tipo de procesos de otras latitudes, como el de la emergencia de nuevas clases
medias (Ferreira y otros, 2013) o de establecimiento de ciudades intermedias (Goetz y
Vázquez, 2014), indicando el carácter tanto social como territorial de un cambio en la
estructura económica y en la estructura social. El incremento de las calificaciones
negociables en el mercado fue presionando sobre los criterios de acceso al mercado de
trabajo y confiriendo un relativo aumento de la productividad a la economía, lo que implicó
sobre todo para los sectores de clase media, la redefinición de sus incentivos, de sus
capacidades de mercado, en suma, de sus posiciones en la estructura social.

6. Conclusión

La disputa por recursos y oportunidades en el mercado moviliza a los agentes para


desarrollar sus capacidades de mercado, sea por el acceso a la propiedad o por el acceso a
las calificaciones negociables, o credenciales, redefiniendo tanto la división como los
criterios mismos de estructuración de clase.

La redefinición de los criterios de estructuración de las clases sociales en Paraguay


comportó, por la incidencia del sistema educativo y su masificación, la base para la
constitución de nuevas capacidades de mercado, que en su conjunto apuntalaron una

17
estructura social tripartita. La variación del volumen y composición de las clases sociales
hacen parte del proceso de transformación social que acompañó, con debilidades y
limitaciones, el proceso de democratización en el país.

Desde el año 2011, emergieron en Paraguay movilizaciones colectivas contra la corrupción


en la administración pública, por el acceso a la información, por la calidad educativa, por la
transparencia en la gestión de la universidad pública, entre otros repertorios, todos habiendo
tenido como rasgo recurrente el hecho que involucró a los sectores sociales que accedieron
recientemente a perfiles medios y elevados de calificación educativa, en otros términos,
sectores de clase media. Desde las primeras cohortes de la reforma educativa que egresaron
desde el año 2005 de la educación media y que posteriormente, desde el año 2010,
concluyeron sus estudios en la educación superior, la sociedad paraguaya cuenta con una
proporción importante, en especial de las zonas urbanas, con credenciales educativas para
disputar el acceso al mercado de trabajo formal el que, a pesar de cierta ampliación, es aun
restrictivo en número de plazas para acoger la oferta laboral juvenil disponible.

Por esta razón, la tendencia de la concentración de los ingresos en pocas categorías


socioocupacionales sienta las bases de una fuerte demanda por el acceso a la administración
pública donde las medias de ingresos son más elevadas, la duración de la jornada laboral
más reducida y los beneficios sociales más numerosos (Borda; González; García, 2015). El
problema con el acceso a este sector del mercado laboral es que opera aún bajo una lógica
prebendaria y clientelar. En este marco, la demanda por transparencia, como se refirió
arriba, expresa un conflicto social de clase en el sentido de una enconada disputa de las
clases medias por las oportunidades laborales y de movilidad social, como derechos para
los cuales las credenciales educativas constituyen los títulos de exigibilidad.

Las desigualdades sociales interpelan las posibilidades de satisfacción de las demandas de


las clases sociales desfavorecidas y de las clases medias, mientras que constituyen las
condiciones de reproducción de privilegios para las clases dominantes. En este proceso, que
se desenvuelve en un marco institucional de democracia formal, el conflicto social se
estructura ya no sólo en torno al acceso a bienes satisfactores sino también a atributos
calificadores, es decir, capacidades objetivas que habilitan el acceso a las condiciones de
posibilidad de la ciudadanía política, es decir cada vez más los miembros de la sociedad
paraguaya se representan al bienestar social como un derecho.

Referencias

Atria, R. (2004). Estructura ocupacional, estructura social y clases sociales. Políticas


Sociales, 96, 1-51.

18
Barozet, E. (2007). La variable ocupación en los estudios de estratificación social,
Documentos de Trabajo, FONDECYT, 1-68.

Borda D., González C. y García D. (2015), Inserción de los jóvenes en el mercado de


trabajo. Asunción: CADEP.

Bourdieu, P. (1984). Espacio social y génesis de las clases. Actes de la Recherche en


Sciences Sociales.

Collins, R. (1989). La sociedad credencialista. Sociología histórica de la educación y


estratificación. Madrid: Akal.

Cortés, F. (2016). Discusiones sobre desigualdad y clases sociales en América Latina en los
albores del siglo XXI. En L. Ortiz, Desigualdad y clases sociales. Estudios sobre la
estructura social paraguaya. Asunción: CEADUC//CLACSO/ICSO.

Ferreira, F., Messina, J., Rigolini, J., López-Calva, L., Lugo, M. A., & Vakis, R. (2013). La
movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América latina. Washington:
Banco Mundial.

Fogel, R. (2005). Estructura social y Procesos políticos. Asunción: Servilibro.

Goetz, K., & Vazquez, F. (2014). La intensificación de la urbanización en el Paraguay


profundo: el despertar de las ciudades del interior. Revista de Investigación en Ciencias
Sociales, 1(1), 11-35.

Goldthorpe, J., Erikson, R., & Portocarrero, L. (1979). Intergenerational class mobility in
three Western European societies: England, France and Sweden. British Journal of
Sociology, 415-441.

MacInnes, J.; Pérez Díaz, J. (2009), "The reproductive revolution", The Sociological
Review, 57 (2): 262-284.

Marx, K. (1959). El Capital. Crítica de la economía política. México D.F.: Fondo de


Cultura Económica.

Ortiz, L. (2016). Desigualdad y Clases sociales. Estudios sobre la estructura social


paraguaya. Asunción: CEADUC/ICSO/CLACSO.

Pinto, A. (1972). Factores estructurales y modalidades del desarrollo: su incidencia sobre la


distribución del ingreso. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales(4), 33-54.
19
Salvia, A. (2012). La trampa neoliberal: un estudio sobre los cambios en la
heterogeneidad estructural y la distribución del ingreso en Argentina 1990-2003. Buenos
Aires: EUDEBA.

Wallerstein, I. (Coord.) (1996). Abrir las Ciencias Sociales. Informe de la Comisión


Gulbenkian para la reestructuración de las ciencias sociales. México: Siglo XXI Editores.

Weber, M. (1964). Economía y Sociedad. México: Fondo de Cultura Económica.

20

También podría gustarte