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“UN EMPRENDEDOR VE OPORTUNIDADES DONDE OTROS SOLO VEN

PROBLEMAS”

DOCENTE: LIZETH CATERINE TRUJILLO


ÁREA: TECNOLOGIA E INFORMATICA ASIGNATURA: EMPRENDIMINETO
GRADO: 606 - 607
TEMA: NECESIDAD, PRODUCTO Y OPORTUNIDAD
OBJETIVO: identificar las necesidades básicas de la familia afectadas por la calamidad de
salud pública actual.
CONCEPTUALIZACIÓN:

RECUERDA QUE… en clases anteriores trabajamos las necesidades básicas de la familia.


En esta sección vamos a retomar el tema y analizar las necesidades básicas de la familia
que han sido afectadas durante el aislamiento por cuarentena.

Lee la siguiente historia de cuarentena y desarrolla la actividad en el cuaderno.

“¡Buenas noches a todoooos...!".

Cada noche, desde el cuarto día en que la cuarentena se tornó obligatoria, el grito de ese
niño de seis años tronaba a todo pulmón en la cuadra. Como periodista, me tocó trabajar
desde casa porque soy considerado de alto riesgo.

Desde los balcones se puede compartir muchas cosas, aplausos, música y el grito para
que la apaguen. Y el niño, de las 9:30 Cada noche.

Ni sé por qué me siento a esa hora y apago todo esperando su “¡Buenas noches a
todoooos!". Un día, alguien le gritó de vuelta. “¡gracias!”. Y unos días más tarde, se le
sumaron otras voces. “¡Buenas noches!”, “¡Hasta mañana!". Las voces se fueron sumando
con el correr de los días. Como si extrañamente, con el encierro, todos nos hubiésemos
aferrado al pequeño niño que daba las buenas noches.

Un día, entre todos los saludos que le devolvían al chiquito, uno preguntó: “¿Cómo te
llamas?” y unos instantes después: “¡Fabián!”, responde el chiquito desde quién sabe qué
departamento. Los días empezaron a sumarse y sumarse, y les juro, no había noche en
que yo no esperase el “buenas noches” de Fabián. Intentaba saber de dónde salía la
vocecita.
Hasta que un día, la cuarentena terminó. Y ese mismo día, el pequeño Fabián dejó de
desear las buenas noches a las nueve y media.
En algunas noches pensaba en cómo habría sido para el niño pasar todos esos días sin
poder salir a ningún lado. Y pensaba en su madre diciéndole que salude antes de ir a
dormir, seguramente sin saber qué más hacer para distraer a su hijo.
Muchos meses después, cuando ya la cuarentena súperextendida había quedado muy
atrás y el mundo parecía haber olvidado ese principio de año cargado de virus, miedos y
cuarentena, no lo puedo explicar porque me salió del alma. Me acerqué al balcón y abrí la
ventana. Salí. Tomé aire. Me reí un poco. Y grité muy fuerte: “¡Fabián!”.
El tiempo pareció detenerse. Y de golpe se me cayó una lágrima y el corazón me saltó del
pecho cuando escuché: “¡¿Qué?!”.
Grité con toda mi alma: “¡Buenas noches!".
¿Me creen si les digo que todo la cuadra se puso a aplaudir y a saludar?
Gracias, Fabián…
Me llevó un rato averiguar la dirección del pequeño Fabián, averigüé el teléfono. Llamé,
me atendió una joven mujer que escuchó en silencio el relato de lo que había pasado. No
me interrumpió ni una vez. Mi oficio de escuchar los silencios mientras hablo me decía que
ahí había algo. Al terminar de hablar, ella me invitó a tomar un café en la esquina. Fui,
pensando que ahí iba a conocer al pequeño Fabián con su madre inteligente que no invita
al hogar a un desconocido, por más periodista que sea.
La madre se acercó a la mesa donde yo estaba, en la ventana junto a la puerta. Me saludó
cordial. Se llama Teresa. Y me contó el motivo por el cual su hijo no la acompañaba,
aunque mandaba saludos.
Fabián tiene una enfermedad que le impide salir de su casa. Cumple cuarentena
obligatoria por tiempo indeterminado. Su mamá es diseñadora gráfica y trabaja desde
casa. Cualquier visita tiene que cumplir al pie de la letra un largo protocolo de
precauciones para poder ingresar. Como si todo eso fuera una burbuja de la que Fabián no
puede salir. La sola apertura de la ventana cada noche supuso un peligro inimaginable.
Cuando empezó toda esta historia de la cuarentena obligatoria, cumplía un año y medio
adentro de su casa. En el momento mismo en que se enteró de la cuarentena obligatoria,
miró a su madre a los ojos y le dijo que la gente del mundo no iba a poder aguantar la
cuarentena en de sus casas. Que él quería hacer algo. Ayudarlos a todos, porque él sabe.
Tres días tardó en convencer a su madre de abrir la ventana para desear las buenas
noches. En su cabecita, Fabián dedujo que con eso todos iban a lograr ánimo para pasar
los días, cada día. Y no se equivocó.
Los cuentos de Facundo Arana: “Una historia de cuarentena” tomado de:
https://www.infobae.com/teleshow/infoshow/2020/04/11/los-cuentos-de-facundo-arana-una-
historia-de-cuarentena/
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE:

1. Para recordar un poco el tema anterior puedes ver los siguientes videos y revisar los
apuntes de tu cuaderno, Video “necesidades de la familia” y video “funciones de la
familia”.

2. Con ayuda de tus padres reflexiona sobre la lectura y el cambio que han
experimentado como familia, identifica que necesidades básicas de tu familia han
cambiado con el aislamiento, realiza una lista y un dibujo de cada situación
(mostrando el antes y el después), los dibujos de cada situación deben ocupar la
mitad de la hoja del cuaderno y llevar colores.

3. redacta un cuento donde expliques como te afecta a ti y a tu familia esta


cuarentena, incluye aspectos como por ejemplo: ¿cómo te sientes? ¿qué es lo que
más extrañas? ¿a qué estas dedicando el tiempo? ¿cómo es la vida familiar?

RETROALIMENTACION: Las actividades se deben desarrollar en el cuaderno, con letra


clara, legible y en orden. La retroalimentación y/o aclaración de dudas se realiza en las
secciones virtuales, para las cuales debes tener el cuaderno, lápiz, borrador y demás
materiales de trabajo.

FUENTE BIBLIOGRÁFICA

Si tienes acceso a internet puedes visualizar los siguientes videos a modo de repaso del
tema “las necesidades básicas de la familia”.
Video “necesidades de la familia” https://www.youtube.com/watch?v=hYjRG_3WO2E
Video “funciones de la familia” https://www.youtube.com/watch?v=tl_HrrphKkY

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