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O10/p10
SUMARIO
Introducción................................................................................................................................
1. Razones de un redescubrimiento
2. Catecumenado e iniciación cristiana
A) TIEMPOS:
B) GRADOS:
A) ETAPAS:
1. Etapa Kerigmática
2. Etapa del Precatecumenado
3. Etapa de paso Neocatecumenado
4. Etapa del Neocatecumenado
5. Etapa de la Elección
6. Etapa del Neofitado
B) PASOS:
a) Rito de la Entrega de la
Liturgia de las Horas
b) Rito la Traditio Symboli
c) Rito de la Redditio Symboli
d) Rito de la Entrega del Padrenuestro
a) Dimensión histórico-salvífica
b) Dimensión cristológica 242
c) Dimensión trinitaria 245
d) Dimensión pneumatológica 247
e) Dimensión eclesiológica 253
f) Dimensión mariológica 258
g) Dimensión litúrgico-sacramental 261
h) Dimensión moral 264
i) Dimensión antropológica 270
j) Dimensión social 277
k) Dimensión escatológica 280
SIGLAS.....................................................................................................................................
..
Introducción
1
Entiendo por pequeña comunidad cristiana lo que afirman los obispos españoles: “Al hablar de comunidad
entendemos, por lo pronto, la comunidad eclesial inmediata, donde el creyente concreto nace y se educa en la fe.
No la podemos considerar aislada ni de la Iglesia universal ni de la Iglesia local diocesana que constituyen las
auténticas comunidades de referencia”. Cfr. COMISIÓN EPISCOPAL DE ENSEÑANZA Y CATEQUESIS, La
catequesis de comunidad (Madrid 1983), nº 255. En adelante citaremos este documento con las siglas CC.
referencia a la historia del Catecumenado 2, por razones de comprensión del
tema. Nuestro objetivo es presentar las líneas generales de una recuperación
oficial, y su recepción en una aplicación real, con especial incidencia en el
Camino Neocatecumenal3, y ofrecer asimismo algunos principios de
discernimiento crítico, señalando tanto las dificultades como las posibilidades
para una realización práctica4.
2
Cf. M. DUJARIER, Breve Historia del Catecumenado, Bilbao 1986; C. FLORISTÁN, Para comprender el
catecumenado, Estella 1989; RAMÓN DOMÍNGUEZ BALAGUER, Catequesis y liturgia en los Padres,
Salamanca 1988.
3
Cf. JUAN JOSÉ CALLES GARZÓN, Una forma de renovación del catecumenado: el Camino
Neocatecumenal (evolución, análisis, valoración), Universidad Pontificia de Salamanca 2005; ID., El Camino
Neocatecumenal: Un catecumenado parroquial, Salamanca 2007 (2ª ed.).
4
Cf. JESÚS ANDRÉS VELA, Reiniciación cristiana, Estella 1986; D. BOROBIO, Catecumenado para la
evangelización, Madrid 1997; ID., Catecumenado e iniciación cristiana, Barcelona 2007.
5
Cf. JUAN JOSÉ CALLES GARZÓN, Catecumenado y comunidad cristiana en el Episcopado español (1964-
2006), Universidad Pontificia de Salamanca 2006.
imprescindible de las realidades eclesiales y de las mismas proclamaciones
conciliares.
6
Cfr. JUAN PABLO II, Carta apostólica, Novo millennio ineunte, Ed, B.A.C, Madrid 2001.
viva de la Iglesia, el Magisterio, los rituales litúrgicos y las orientaciones de
nuestros Obispos españoles -fundamentalmente- sobre la pastoral catecumenal.
7
Cf. Neocatechumenale iter Statuta, Bilbao 2002, p. 23.
I. EL CONCILIO VATICANO II Y LA RESTAURACIÓN DEL
CATECUMENADO
La Constitución sobre la Sda. Liturgia pedía, dos años más tarde 10, para el
bautismo de adultos, una vuelta al camino catecumenal por etapas y santificado
por ritos, que desembocase en los sacramentos de la iniciación. Era una
innovación sin precedentes por lo menos, en diez siglos en la pastoral de
iniciación de la Iglesia. Una innovación que suponía una vuelta a la edad de oro
de la Iglesia catecumenal. Volvía a tener carta de ciudadanía en la Iglesia el
concepto de una iniciación previa a los sacramentos, que avanza por etapas y es
consagrada por ritos.
8
La inauguración del Concilio tuvo lugar el 11 de octubre de 1962.
9
Es el Ordo Baptismi Adultorum per gradus Catechumenatus dispositus. Cfr. AAS, 30 de mayo, 54 (1962), pp.
310-338. Para un estudio en profundidad de este Ritual, ver A. LAURENTIN-M. DIJARIER, El
Catecumenado: fuentes neotestamentarias y patristicas. La reforma del Vaticano II, Bilbao 2002, pp. 383-546.
10
La votación final y la promulgación de la Constitución sobre la Sagrada Liturgia tuvo lugar el 4-XII- 1963, al
finalizar la 2ª Etapa conciliar. El 25 de Enero de 1964, por el motu propio Sacram liturgiam, se ponía en vigor la
Constitución y se creaba un Consejo para ejecutar su aplicación.
11
La ceremonia solemne de clausura del Concilio ecuménico, al aire libre, tuvo lugar en la plaza de San Pedro
el 8 de Diciembre de 1965.
12
Como presidente del Coetus XXII fue elegido el profesor B. FISCHER, quien, en la segunda fase de los
trabajos de la preparación del OICA, pidió a J. CELLIER presidirlos, como secretario, más directamente
encargado del OICA, se pidió la colaboración del P. L. LIGIER, S.J., profesor de la Facultad de Teología de la
Universidad Gregoriana. Cfr. A. BUGNINI, La Riforma Liturgica (1948-1975), (Roma 1983), p. 570, Nota 1.
La versión castellana de esta obra lleva por título La reforma de la Liturgia 1948-1975 (Madrid 1999).
13
Cfr. Ordo initiationis christianae adultorum, (Roma 1972). Citamos este Ritual en su versión latina con las
siglas OICA.
Desde la promulgación del Ordo baptismi adultorum de 1962 hasta la
promulgación del OICA pasarían diez años. Fue esta, sin duda alguna, una
década de replanteamientos en los contenidos debido a un mejor conocimientos
de los catecumenados de la Iglesia primitiva, y de ensayos y experiencias en el
campo catequético y misional. "Unas líneas de trabajo -afirma M. Dujarier-
fueron propuestas por las comisiones competentes después de las consultas a las
Iglesias. El Consilium de Liturgia redactó primeramente en 1966 un proyecto de
Ritual, transmitido a diversas Iglesias del mundo para ser experimentado.
Después del examen de las respuestas, se formuló otro proyecto y fue
comunicado en 1969 para obtener observaciones y sugerencias más abundantes.
Y, a partir de las respuestas enviadas a este segundo proyecto fue cuando se
redactó el nuevo Ritual de la iniciación cristiana de adultos"14.
15
Cfr. C. FLORISTÁN, Para comprender el Catecumenado, (Estela 1989), pp. 108-114. D. BOROBIO,
“Catecumenado”, en: C. FLORISTÁN- J.J. TAMAYO (eds.), Conceptos fundamentales de la pastoral (Madrid
1983), pp. 99-120; ID., Catecumenado para la evangelización (Madrid 1997).
16
Sobre la historia de la renovación en Francia: Vers un catécheménat d´adultes, en Documentation
catéchistique nº 37 (jul. 1957) que fue revisado y desarrollado en Problèmes du catéchumenat, suplemento de
Catéchèse, París, 1961.- Cfr. VERNETTE, J. y BOURGEOIS, H.: Seront-ils chrétiens, (París, Chalet, 1975);
Más recientemente para una memoria del camino recorrido, ver PASCAL THOMAS, Pour une mémoire
catéchuménale. Petite histoire du catéchuménat francais (París 1992).
17
Para J. LÓPEZ-GAY, "dentro del campo misionero, quizás sea AFRICA donde la adaptación litúrgica del
Catecumenado se va desarrollando en una forma más orgánica, alcanzando metas precisas. En parte se debe a la
tradición catequética puesta en marcha por el Card. Lavigerie y que, durante un siglo, ha permanecido viva en el
catecumenado africano". Cfr. Notae: Liturgia y misión. Un decenio de estudios y experiencias: Eph. Lit. 68
(1974), p. 223; J. PERAUDIN (Obispo de Kabgayi, Rwuanda) Le Catèchuménat d´après le Card. Lavigerie:
Parole et Mission 4 (1961), pp. 386-395.
Padrenuestro. Coincidieron, pues, las demandas catecumenales africanas y
europeas.
19
Para conocer la génesis del Ordo baptismi adultorum de 1614: C. FLORISTAN, El Catecumenado (Madrid
1972), pp. 111-113. Este Rituale Romanum estuvo vigente hasta el Ordo per Gradus de 1962.
20
El Decreto del 16 de abril promulgaba Adiciones y cambios en el Ritual Romano concernientes al Ordo del
bautismo de adultos. Al antiguo Ordo del bautismo, que se celebra en una sola ceremonia y que se consideraba
facultativo, se añadía un nuevo Ordo baptismi adultorum per gradus catechumenatus dispositus. Aparecen el
Decreto, las Adiciones y el Ordo. Es el Ordo Baptismi Adultorum per gradus Catechumenatus dispositus en
"AAS", 30 de mayo, 54 (1962), pp. 310-33. Así lo presentaba el Card. Larraona, Prefecto de la Sgda. Cong. de
Ritos, en el Prefacio del Decreto General: "El Ordo del Bautismo de los adultos, descrito en el Ritual Romano,
Título II, Cap. IV, nació de ritos y ceremonias diversas por medio de las cuales, hace tiempo, avanzando por las
diversas etapa de la iniciación cristiana, los catecúmenos eran conducidos al santo Bautismo".
21
Las etapas son las siguientes: Entrada al Catecumenado, imposición de la sal, exorcismos -tres etapas-
introducción a la Iglesia y unción prebautismal, Bautismo. Cfr. LMD nº 71 (1962), pp. 7-8.
22
A. BUGNINI -promotor directo de toda la Reforma Litúrgica del post-Vaticano- indica la diferencia cuando,
comparando este ORDO con el OICA, dice que el planteamiento del OICA es totalmente nuevo. Con todo,
reconoce el mérito del ORDO del 1962 de haber resaltado la importancia litúrgica del catecumenado. Cfr. La
Riforma Liturgica, p. 571, Nota 5.
de santificar la formación catequética con ritos sagrados" 23. Sustituía al ritual del
bautismo de adultos contenido en el Ritual Romano decretado por Paulo V en
1614. En el ritual romano anterior de 1523, titulado Liber sacerdotalis y
compuesto por A. Castellano, se contenían dos formularios para el bautismo de
niños basados en fuentes romanas antiguas. El Rituale romanum de 1614 aceptó
el primero de estos dos rituales como Ordo baptismi parvulorum, y el segundo,
ligeramente modificado, como Ordo baptismi adultorum. Prácticamente
desapareció del Rituale romanum el antiguo ritual del catecumenado24.
23
Cfr. AAS 54 (1962), pp. 310-338. La traducción francesa del Décret et des Normes se halla en MD 71 (1962,
3) pp. 7-14. Para comprender este documento, leer GY, P.M., Le nouveau rite du baptême des adultes: MD 71,
pp. 15-27, y LAURENTIN, A., Le nouveau rituel du baptême d´adulte: Par. y Lit. 1963, 1, pp. 1-27.
24
Cfr. A. RENOUX, L áncien rituel romain du catéchuménat et notre Ordo du baptême des adultes: LMD 71
(1962), pp. 32-45. En este Ordo se habían perdido: la asamblea dominical, los textos litúrgicos, la preparación
ritual de los adultos, la oración, las lecturas y cantos y la catequesis (Ib., pp. 39-40).
25
Esta opinión la expresa con claridad Seumois: "El hecho de que el Concilio restaure para toda la Iglesia la
disciplina catecumenal, es en sí mismo rico de significado". "Una tal toma de posición tan neta, de parte del
Concilio, es verdaderamente digna de destacarse": Le Catéchuménat et l´initiation chretienne. n. 14: L´Activité
missionaire de l´Eglise (= Unam Sanctam, nº 67), Paris 1967, pp. 271-272.
conversión global inicial, que necesita ser profundizada antes del compromiso
total del Bautismo (Ad Gentes, nº 13).
26
ID., “El catecumenado y la iniciación cristiana”, en J. SCHÜTEE (ed.), Las misiones después del Concilio.
Comentario del decreto conciliar sobre la actividad misionera de la Iglesia ( Buenos Aires 1968), p. 130.
27
Cfr. C. FLORISTÁN, Para comprender el catecumenado, p. 110. En las discusiones conciliares, aparecieron
también ciertas resistencias y oposiciones a la restauración del catecumenado. Cita la obra de Seumois que en la
página 130 da una relación de los Padres que hablaron en contra. Para un acercamiento a los testimonios de los
Padres Conciliares ver dos artículos de F. BROVELLI, “Per una valutazione del dibattito e delle esperienze di
iniziazione cristiana”, en Iniziazione cristiana. Problema della Chiesa di oggi (Bolonia 1972), pp. 167-219; ID.,
L´iniziazione cristiana: fatti, problemi, prospettive: Rivista di Pastorale Liturgica 75 (1976), pp. 5-14.
28
Para J. A. VELA "lo que llama la atención es que la lógica de estos motivos no haya sido expresamente
discutida por el Concilio. ¿Se acepta este proceso catecumenal como algo connatural a la Iglesia, que el
neopaganismo moderno hace surgir como una exigencia fundamental? Esto sería lo que parecerían indicar las
experiencias previas y mucho más las posteriores al mismo Concilio". Cfr. Reiniciación cristiana, respuesta a
un bautismo "sociológico". Disertación en la Facultad de Misionología de la Pontificia Universidad Gregoriana,
Roma, 1984, p. 78. Esta tesis doctoral fue publicada dos años más tarde con el título de Reiniciación cristiana
(Estella 1986) (las páginas citadas corresponden a la Tesis publicada por la Facultad de Misionología de la
Pontificia Universidad Gregoriana).
29
En esta cita seguimos la traducción del Concilio Vaticano II (Madrid 1965).
La restauración del catecumenado de adultos, que al modo del
catecumenado antiguo se indica en este artículo, constituye el primer paso, y
realmente el principal, en toda la reforma del Ordo del bautismo de los
adultos30.
Esta decisión, por otra parte, suponía una revisión del ritual del bautismo
de adultos, de ahí que se pidiera: "Revísense ambos ritos del bautismo de
adultos, tanto el simple como el solemne, teniendo en cuenta la restauración del
catecumenado, e insértese en el Misal romano la Misa propia In collatione
baptismi" (nº 66). A su vez, la restauración catecumenal entrañaba una atención
particular sobre la última etapa tradicional de la iniciación cristiana: "Puesto que
el tiempo cuaresmal prepara a los fieles, entregados más intensamente a oír la
palabra de Dios y a la oración, para que celebren el misterio pascual, sobre todo
mediante el recuerdo o la preparación al bautismo y mediante la penitencia, se
dé particular relieve en la liturgia y en la catequesis al doble carácter de dicho
tiempo" (nº 109)31.
Al terminar la tercera etapa del Vaticano II, se promulga, con fecha del
21 de noviembre de 1964, la constitución sobre la Iglesia, cuyo capítulo II, al
describir la naturaleza del pueblo de Dios, termina precisamente con una
importante llamada de atención al carácter misionero de la Iglesia:
"Los catecúmenos que, por la moción del Espíritu Santo, solicitan con
voluntad expresa ser incorporados a la Iglesia, se unen a ella por este mismo
30
Para un comentario autorizado sobre la SC ver: I. OÑATIBIA, “Los sacramentos de la iniciación cristiana”, en
Renovación Litúrgica. Doctrina y comentarios (Madrid 1964), p. 300. Esta obra nos presenta los estudios
realizados por miembros y consultores de la Comisión Conciliar de Liturgia.
31
Cfr. AA. VV., La Cuaresma. Catecumenado de nuestro tiempo ( Madrid 1964).
32
Se puede encontrar una buena bibliografía comentada sobre la SC en M. SODI, La SC e i suoi commenti dal
1964 ad oggi: Notitiae 19 (1983), pp. 571-607.
deseo, y la madre Iglesia los abraza ya amorosa y solícitamente como a hijos"
(LG, nº 14,3).
e) Decreto Ad gentes
34
Sobre el Decreto AG se pueden consultar las siguientes obras: J. MASSAN, L´attività missionaria della
Chiesa, (Torino 1966); A. SANTOS, Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia. Texto y Comentarios
(Madrid 1966); Documentos del Magisterio de la Iglesia sobre el Catecumenado: Act. Cat. nnº 74-75 (1975),
pp. 13-17.
conversión (AG, nº 13); 2) catecumenado e iniciación cristiana para la
formación de la comunidad cristiana (AG, nº 14). El catecumenado se sitúa
entre la evangelización y el bautismo, tal como había sido sugerido por la
constitución sobre la liturgia (SC, nº 9). En Ad gentes (nº 14), el catecumenado
se describe con estos rasgos: tiempo de maduración en la fe (iniciación al
misterio de salvación), período de educación en la moral evangélica (noviciado
de vida cristiana), etapa de iniciación litúrgica (aprendizaje en la oración), curso
de iniciación comunitaria (entrada en la vida de la comunidad)35
36
Cfr. art. cit., p. 279.
37
Cfr. C. CELIER, Catécumènes et communautè chretienne: Maison-Dieu, cuaderno 71 (1962), pp. 142-150.
Para finalizar este recorrido por los textos conciliares que han tratado
explícitamente el tema del catecumenado, podemos concluir diciendo con A.
Aubry que en esta nueva toma de conciencia eclesiológica, "el proyecto eclesial
de la LG, como el de la SC, manifiesta un talante pastoral y posibilita el
resurgimiento de ministerios inéditos que se sugerían en la CD y en la PO;
supone una exploración del dinamismo de la conversión y del crecimiento de la
fe, es decir plantea un problema no solamente catequético, sino además de
evangelización, ya que sacó a la luz la doctrina misionera de A.G" 38. Esta
situación revela que el Ritual no obedecía solamente a una reivindicación ritual
de los padres del Concilio, sino a un amplio proyecto teológico: el
catecumenado como expresión litúrgica del nacimiento y del crecimiento de la
Iglesia39.
38
Cfr. A. AUBRY, Le projet pastorale du rituel de L´O.I.C.A: Ephemerides liturgicae 88 (1974), pp. 174-179.
39
Cfr. IDEM, Celebrar el nacimiento de una Iglesia: Phase 64 (1971), pp. 361-373.
40
Cfr. JUAN XXIII, Un Señor, una fe, un bautismo. Homilía del Papa después de la misa eslavo-bizantina (13
de noviembre de 1960; texto italiano en L´Osservatore romano del 14-15); en Ecclesia 1011, p. 5.
a) K. Rahner, una nueva imagen de Iglesia (1966)
42
Cfr. JUAN JOSÉ CALLES, Lumen gentium, nº 26: Génesis, historia y teología (Tesina de Licenciatura).
Universidad Pontificia de Salamanca-1988.
43
Cfr. R. BLÁZQUEZ, La Iglesia del Concilio Vaticano II ( Salamanca 1988), pp. 497-498.
44
Mons. Blázquez señala dos formas de recepción creativa: La teología de la liberación y las pequeñas
comunidades cristianas.
45
Cfr. J. LOSADA, Eclesiología de las pequeñas comunidades: tres momentos de la radicalización del
carisma: Sal Terrae 12 (1982), p. 879.
En la que fuera su tesis doctoral, el teólogo-pastoralista Jesús Andrés
Vela distingue cuatro momentos importantes en el camino de la redacción de
46
1. El Coetus XXII busca las grandes líneas de la estructura del Rito para
el Bautismo de Adultos teniendo en cuenta las experiencias misioneras
de África y Asia y los caminos seguidos por el Catecumenado en
Francia. Contrariamente a la opción del Rituale Romanum de Paulo V,
se opta por partir no por el Bautismo de niños, como modelo ejemplar,
sino por el Bautismo de Adultos. En cuanto a su estructura, se afirman
las líneas de la inserción del Rito en el contexto pascual y dentro de
una dinámica de iniciación cristiana, de manera que resplandezca la
íntima conexión de los tres sacramentos de la iniciación. Se introducen
la realización y celebración de las etapas, que respondan a un camino
espiritual de los candidatos. Se busca la participación activa de la
comunidad cristiana, tanto en el camino como en el momento final de
la celebración de los sacramentos.
46
Cfr. Reiniciación cristiana, respuesta a un bautismo "sociológico", pp. 31-32.
47
Esta intención de mandar el ORDO para ser experimentado, antes de su redacción definitiva, se expresa en el
Esquema 112 De Rituali 5 del 4 de Octubre de 1965. "Según carta del 11 de noviembre de 1966, el Consilium
solicitó a los obispos franceses que esta experiencia se realizase bajo su dirección" . Cfr. C. FLORISTAN, El
Catecumenado, p. 115. "El Consilium de Liturgia creado por Paulo VI emprendió la realización de este voto. Se
elaboró un ritual provisional y se envió a todos los rincones del mundo para que las Iglesias locales lo
experimentaran, dando su opinión y sus sugerencias. De este intercambio, proseguido durante varios años, nació
este Ritual de la iniciación cristiana de adultos". Cfr. M. DUJARIER, La iniciación cristiana de adultos, pp. 16-
17.
4. Empezó un largo camino por los Dicasterios de la Curia Romana.
Pasaron dos años antes de llegar a la conclusión. Este retardo se debió también
al hecho de que el ORDO contenía partes esenciales del Ordo confirmationis.
Por fin, el Consilium aprobó el OICA en su XII Sesión General y cuidó de su
composición tipográfica. El texto fue promulgado con un Decreto de la
Congregación para el Culto Divino el 6 de Enero de 1972, bajo el título de Ordo
initiationis christianae adultorum48.
c) En Medellín ( 1968)
49
Cfr. La Iglesia en la actual transformación de América Latina, ponencias y conclusiones de la 2ª
Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (Bogotá 1969).
propuesta 13 “que se promueva la formación del mayor número de
comunidades eclesiales en las parroquias, especialmente rurales o de
marginados urbanos. Comunidades que deben basarse en la Palabra de Dios y
realizarse, en cuanto sea posible, en la celebración eucarística, siempre en
comunión con el obispo y bajo su dependencia”. Para los obispos
latinoamericanos piden a “los miembros de estas comunidades, que viviendo
conforme a la vocación a que han sido llamados, ejerciten las funciones que
Dios les ha confiado, sacerdotal, profética y real, y hagan así de su comunidad
un signo de la presencia de Dios en el mundo” (nº 15,10-11).
Unos años más tarde, el CELAM dirá que como fruto de la IIª
Conferencia General "ha sido fortalecida la evangelización de los adultos, a
diferencia de la catequesis de épocas anteriores que se preocupaban con
preferencia de los niños...Se han formado muchos grupos de catecumenado
para bautizados adultos como una verdadera primavera espiritual"51.
50
Cfr. Iglesia y liberación humana. Los documentos de Medellín, Pastoral de conjunto, 10-11. Para J.A. VELA
“lo específico de la experiencia latinoamericana en el proceso de educación de la fe son las Comunidades de
Base en su explícita referencial ´eclesial`. Aunque no hagan una referencia explícita al neocatecumenado, sí lo
hacen a sus elementos esenciales como son la reiniciación en la fe de los bautizados, la integración en la Iglesia
y el compromiso testimonial en el mundo...”. Cf. Reiniciación cristiana, p. 282.
51
Cfr. SECRETARIADO GENERAL DEL CELAM, Medellín. Reflexiones en el CELAM (Madrid 1977), p.
108.
52
D.C.G. Edición Bilingüe del Episcopado Español (Madrid 1971), nº 6.
El problema eclesial de la reiniciación de los bautizados,
insuficientemente evangelizados, es contemplado en este Directorio:
"Muchísimas veces la situación real en que se encuentra un gran número de
fieles pide necesariamente una cierta forma de evangelización de los
bautizados, que precede a la catequesis" (DCG, nº 19). Esta forma de
evangelización halla su concreción práctica en las "organizaciones
catecumenales para quienes, estando bautizados, carecen, sin embargo, de la
debida iniciación cristiana" (íbidem).
53
También en el Sínodo sobre el Sacerdocio y la justicia en el mundo, celebrado ese mismo año, los
Obispos que habían tratado el tema del sacerdocio ministerial, hacían un reconocimiento explícito de
las pequeñas comunidades:"Las pequeñas comunidades que no se contraponen a la estructura
parroquial o diocesana deben ser inscritas en la comunidad parroquial y diocesana de manera que sean
en medio de ellas como el fermento del espíritu misionero". Cfr. El sacerdocio y la justicia en el
mundo (Madrid 1971), parte II, nº 1, d.
54
Cfr. M. DUJARIER, Iniciación cristiana de adultos, p. 15.
valor está probado por la antiquísima práctica de la Iglesia" (párr. 2). Esto
expresa al mismo tiempo su importancia y su novedad55.
56
Lleva por título Cómo evangelizar hoy a los cristianos (Bilbao 1994). El autor presenta El Ritual de la
Iniciación Cristiana de Adultos (RICA) como propuesta tipo para una nueva evangelización
57
Ibid., p. 49. Esta misma opinión la sostiene Carmelo Gómez: "Lo más sorprendente y renovador del RICA es
la opción catecumenal...La clave de su novedad y su relevancia radica, precisamente, en la opción
catecumenal...", en o. cit., p. 152.
58
Cfr. Cómo evangelizar a los cristianos (Bilbao 1994), pp. 9 y 163.
y orgánicamente articulado. Lo que se ha restaurado es el Catecumenado, con su
forma y estructura global.
a) Contiene unos Preliminares (nnº 1-67) sobre el espíritu que tiene que
animar la iniciación. Así como la estructura, etapas y grados de la misma.
Comprende unas observaciones generales y unas observaciones previas.
59
Fruto de las reflexiones en torno al catecumenado y su restauración en la Iglesia en España, y bajo la
dirección experta de mi Director de Tesis Doctoral, -DIONISIO BOROBIO-, ver el siguiente artículo: El
Catecumenado y su situación en la Iglesia actual: Teología y Catequesis 83 (2002), p. 79. Para completar esta
visión, ver A. CAÑIZARES, Panorámica general de los catecumenados en España: Phase 16 (1976), pp. 307-
320; J. LÓPEZ, Panorámica global de la catequesis de adultos en España hoy: Teología y Catequesis 2 (1982),
pp. 169-176; ID., Proyecto de catequesis de adultos de talante catecumenal: Actualidad Catequética 124 (1985),
pp. 475-495.
60
Cfr. A. AUBRY, Celebrar el nacimiento de una Iglesia, pp. 361-373.
61
Sigo aquí la esquematización de M. DUJARIER, Iniciación Cristiana de adultos, pp. 17-19.
- El Ritual simplificado de la iniciación cristiana de un adulto
corresponde al capítulo IIº (nnº 240-277).
62
Cfr. M. DUJARIER, En quel cas peut-on parler d´un catèchuménat post-baptismal?, Le Calao 28 (1974, 4)
pp. 5-11, y 29 (1975, 1), pp. 36-42.
63
Cfr. Para una exposición detallada del Ritual etapa por etapa: J. ORIOL, El nuevo rito de la Iniciación
Cristiana de adultos: Phase 69 (1972), pp. 291-293; M. DUJARIER, Iniciación cristiana de adultos, pp. 21-203.
Los excelentes trabajos de JESÚS ANDRÉS VELA, Reiniciación cristiana, y de CARLO ROCCHETTA, Cómo
evangelizar hoy a los cristianos; por las perspectivas pastorales que intentan abrir. También J. LÓPEZ,
“Catecumenado. Datos de la historia y etapas del Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos”, en Proyecto
Catecumenal (II) (Madrid 1983), doc. 8.
El RICA contiene una gran riqueza teológica, litúrgica y pastoral, y sólo
desde él se puede afrontar con coherencia la tarea iniciatoria en el actual
contexto de Iglesia. Las posibilidades que abre para llevar adelante una pastoral
auténticamente catecumenal son ya una realidad. Para el experto teólogo-
pastoralista Borobio, “este Ritual es uno de los documentos de más
trascendencia del Vaticano II, no sólo porque renueva el Catecumenado en el
proceso de la Iniciación Cristiana de adultos, sino también porque integra,
armoniza y expresa de modo ejemplar los diversos niveles y perspectivas: el
nivel antropológico, el teológico, el sacramental-ritual y el pastoral; y porque se
presenta como el referente principal de Iniciación Cristiana y como el modelo
de toda catequesis integral, que implica la participación y renovación de la
misma comunidad Cristiana”65.
65
Cfr. El Catecumenado y su situación en la Iglesia actual, p. 81.
66
Para corroborar esta afirmación baste señalar que en el último Plan Pastoral de la CEE 2006-2010 que lleva
por título “Yo soy el pan de vida” (Jn 6,35). Vivir la Eucaristía, una de las acciones pastorales que se proponen,
después de 40 años de su promulgación en castellano, es la “publicación y divulgación del Ritual de la
Iniciación Cristiana (explicación de su estructura –itinerario de iniciación- así como los criterios para su correcta
aplicación” (p. 38).
67
Para un mayor conocimiento de la historia en relación con la influencia que tuvo la praxis neocatecumenal en
la comprensión del Cap. IVº del RICA, ver JUAN JOSÉ CALLES, o. cit., pp. 78-89.
Argüello y Carmen Hernández- fructificaron en una estrecha colaboración,
hasta el punto de que un año después de haber sido promulgado el Ritual, la
misma Congregación publicará unas reflexiones en las que teniendo muy
presente la praxis neocatecumenal posibilitará una comprensión del Cap. IVº
que avalará la experiencia de Iniciación Cristiana con adultos bautizados tal y
como se venía haciendo ya en las Comunidades Neocatecumenales.
69
Es importante señalar cómo por estos años, desde el punto de vista pastoral se venía planteando la viabilidad
de una experiencia catecumenal con bautizados: E. COSTA, E´possibile oggi l´esperienza catecumenali dei
battizati?: RPL nº 60 (1973), pp. 33-37, donde ya se refiere expresamente al Neocatecumenado: "La intuición de
Kiko Argüello, muy unida a su experiencia personal, partiendo del hecho de considerar a los catecúmenos casi
en situación de tabula rasa, e invitarlos, con el anuncio del Kerygma, a recorrer profundamente todas las etapas
de la iniciación cristiana hasta una completa re-conversión; el lugar idóneo de este camino es la comunidad
catecumenal", p. 34.
70
Cfr. DI ANNIBALE BUGNINI, La Riforma liturgica, p. 579. Se refiere en concreto a las Comunidades
Neocatecumenales y cita la interpretación oficiosa que salió a la luz, es decir, el comentario de P. Pasqualetti
mismo Bugnini quien presenta así la historia de estas Riflessioni: el recurso de
algunas Comunidades Neocatecumenales a la Sda. Congregación de Ritos sobre
el estilo catecumenal que daban a la formación cristiana de los bautizados, y la
petición del Card. Poletti sobre qué sentido dar a una especie de Catecumenado
para los ya bautizados y, sobre todo, a los eventuales ritos que acompañan la
formación espiritual del cristiano.
Hay que señalar -en este decenio- que un momento clave para el
movimiento comunitario sería la celebración del Sínodo de obispos de 1974
sobre la evangelización. El Sínodo se ocupó mucho de las pequeñas
comunidades o comunidades de base y preparó el camino para que Pablo VI, en
la Evangelii Nuntiandi (1975) les otorgará pleno reconocimiento eclesial, a la
vez que estableciera los criterios de eclesialidad.
72
"Tras un período de estudio de las etapas y de los ritos del Camino Neocatecumenal, durante el cual enviaron
observadores a nuestras celebraciones, y dado que el capítulo IV del OICA extendía el uso del Ordo también a
los bautizados que no habían recibido una catequesis suficiente, la Congregación publicó un documento titulado
Reflexiones sobre el capítulo IV del OICA. En él se establecía qué ritos del catecumenado de los adultos podían
repetirse para revivir el Bautismo y cuáles no. Después de esto fuimos de nuevo convocados, leyeron delante de
nosotros este documento y nos expresaron su alegría y satisfacción por el trabajo que estábamos realizando en la
Iglesia. Y nos dijeron que publicarían en la revista oficial de la Congregación, Notitiae, una nota laudatoria en
latín para toda la Iglesia, para de este modo ayudarnos...Gracias a este hecho se estableció, con la Congregación
del Culto, un diálogo fecundo, que resultará más tarde muy importante para la relación de Pablo VI con el
Camino Neocatecumenal”. Cfr. E. PASOTTI (ed.) El Camino Neocatecumenal según Pablo VI y Juan Pablo II
(Madrid 1995), p. 13.
73
El Informe sobre las CNC fue entregado por Kiko Argüello y Carmen Hernández al Papa Pablo VI en mayo
de 1974. Un año más tarde salió publicado: Le Comunita` Neocatecumenali: Rivista de Vita Spiritualle 2
(1975), pp. 191-200.
fenómeno menos desde fuera, tener noticias de primera mano, corregir, si fuera
preciso, unas ideas y formular un criterio global sobre las pequeñas
comunidades, como así hizo más tarde el Papa Pablo VI en la Exhortación
Apostólica Evangelii Nunciandi nº 58:
Síntesis teológico-pastoral
75
La recuperación de la dimensión comunitaria de toda experiencia cristiana, hace posible que la Iglesia de hoy
recupere su sentido primigenio, llegue a ser fraternidad efectiva y se convierta en un lugar de anuncio gozoso y
de interpelación para todos los hombres. Es necesario para ello, como afirma el P. LIEGE, “que todo bautizado
se oriente hacia las experiencias comunitarias y comprenda que no es facultativa la vida comunitaria a causa del
Evangelio. Son aún demasiados los bautizados que vegetan en la Iglesia, sin integrarse activamente en ella, por
pensar que la vida comunitaria exige una vocación especial y un atractivo particular, si es que no la juzgan puro
esnobismo”. Cfr. Comunidad y comunidades en la Iglesia (Madrid 1978), p. 104. En esta misma dirección de
planteamientos, R. BLÁZQUEZ sostiene que “necesitamos recuperar la verdad de la Iglesia como
congregación, como comunidad... Sin comunitariedad la Iglesia pierde su misma identidad; se difuminan sus
contornos, se generaliza su concreción, se dilapida su fuerza, se afloja su densidad”. Cfr. “Dimensión eclesial
de la identidad cristiana”, en Jesús sí, la Iglesia también (Salamanca 1983), p. 311.
no suficientemente bien catequizados "se está volviendo cada vez más
necesario, a causa de las situaciones de descristianización frecuentes en nuestros
días, para gran número de personas que recibieron el bautismo, pero viven al
margen de la vida cristiana; para las gentes sencillas que tienen cierta fe, pero
conocen poco los fundamentos de la misma; para los intelectuales que sienten
necesidad de conocer a Jesucristo bajo una luz distinta de la enseñanza que
recibieron en su infancia y para otros muchos" (EN, nº 52).
76
En esta IV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de Obispos se tuvo en cuenta la experiencia del CN en las
parroquias. Así consta expresamente en las intervenciones de los Cardenales Suenens (cfr. Informaciones
Catholiques Internationales nº 520, 15-11-1977, p. 50) y Benelli (cf. Vida Nueva n.º1100, 15-10-1977, p. 1988).
lectura de la Proposición 3077, en la que se invita a: "Suscitar las experiencias
catecumenales, animarlas, promover la coordinación y diálogo entre ellas,
ejercer un necesario discernimiento, establecer los necesarios servicios de
índole diocesana y nacional, facilitar una general toma de conciencia del valor
eclesial de estas instituciones".
77
Cfr. IVª Asamblea del Sínodo de los Obispos (1977), Proposición 30: Actualidad Catequética 96 (enero-
marzo 1980) , pp. 137-138.
78
Cfr. J.M. ESTEPA, La catequesis en nuestro tiempo. Principales líneas de fuerza del Sínodo 77:
Actualidad Catequética, 86 (1978), p. 103.
79
Lo proclamó ya el Sínodo ´77 al declarar que la comunidad es el origen y meta de toda catequesis, y se
convirtió en un leit-motiv constantemente repetido en la década de los ´80. Para el Sínodo ´77 la comunidad
cristiana es donde "los cristianos viven su conciencia clara de unión con Cristo y el Padre en el Espíritu,
escuchan y ponen en práctica la palabra de Dios, celebran su fe, sobre todo en los sacramentos, oran juntos y
viven la fraternidad en el amor, alimentan la conciencia de tener una misión en el mundo, reconocen sus
limitaciones individuales y comunitarias abriéndose a la comunión con las restantes comunidades cristianas de
la Iglesia local y universal". Cfr. IV Sínodo de los Obispos, Mensaje al pueblo de Dios y documentación
complementaria (Proposición 25).
La pequeña comunidad o comunidad eclesial de base aparece en la CT -
sostiene J. López- como uno de los "múltiples lugares, momentos o reuniones
por valorizar", "momentos de gran importancia en que la catequesis encuentra
cabalmente su puesto" (nº 47)80.
c) En Puebla (1979)
80
Cfr. JESÚS LÓPEZ., Catequesis de adultos y Catechesi Tradendae, diez años después: Sinite 92 (1989),
p. 485. Ver también C. FLORISTÁN, El proceso catecumenal en la Catechesi Tradendae: Sinite 92 (1989), pp.
511-517.
81
Cfr. Proposición 29. Según JJ. TAMAYO-ACOSTA las Proposiciones aprobadas por los obispos reunidos
en el IV Sínodo de obispos, referidas a la catequesis y al lugar de las cc. bb. en ella, se mueven en la misma
perspectiva abierta por la Evangelii Nuntiandi: "Se concede gran importancia a las pequeñas comunidades
cristianas para la catequesis. Y, lo que es más importante, se demanda a los obispos que promuevan dichas
comunidades como lugares de catequización, alienten sus valores positivos y su dinamismo, las ayuden a
encontrar su propia misión en la Iglesia local, las doten de medios para desarrollar una catequesis adecuada y
armonicen las pequeñas comunidades con la catequización de la vida de la Iglesia (Proposición 29)". Cfr.
Comunidades de base y la Catechesi Tradendae: Sinite 92 (1989) pp. 502-503.
82
Cfr. IIIª CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, La evangelización en
el presente y en el futuro de América Latina. Puebla (Bogotá 1983), (4ª ed.,), nº 111.
madurez de las comunidades de base, que son vistas con alegría y esperanza
para la Iglesia. Ellas, dice Puebla citando a Medellín, "se han convertido en
focos de evangelización y en motores de liberación y desarrollo" (nº 56). Son
presentadas como lugar privilegiado para vivir la fraternidad y como una buena
fuente de donde nacen los ministerios laicales, como presidentes de asambleas,
responsables de comunidades, catequistas, misioneros, etc. La evangelización
en el futuro “reconocerá la validez de la experiencia de las comunidades
eclesiales de base y estimulará su desarrollo en comunión con sus pastores” (nº
155).
83
Una aplicación puede verse en los cc. 1170 y 1183. La distinta condición de los fieles cristianos y de los
catecúmenos queda recogida en los cc. 204-205; aunque sería un error interpretar esta distinción que hace el
Código como una distinción meramente disciplinaria.
2.- Por la enseñanza y el aprendizaje de la vida cristiana, los catecúmenos
han de ser convenientemente iniciados en el misterio de la salvación, e
introducidos a la vida de la fe, de la liturgia y de la caridad del pueblo de Dios y
del apostolado.
3. Corresponde a las Conferencias Episcopales publicar unos estatutos
por los que se regule el catecumenado, determinando qué obligaciones deben
cumplir los catecúmenos y qué prerrogativas se les reconocen.
851. Se ha de preparar convenientemente la celebración del bautismo:
1.- El adulto que desee recibir el bautismo ha de ser admitido al
catecumenado y, en la medida de lo posible, ser llevado por los pasos sucesivos
a la iniciación sacramental, según el ritual de iniciación adaptado por la
Conferencia Episcopal y atendiendo a las normas peculiares dictadas por la
misma.
A los veinte años del Vaticano II, el Papa Juan Pablo II convocó un
Sínodo extraordinario en Roma con la finalidad de "celebrar, verificar y
promocionar el Vaticano II"84. Al ser tratado el tema de la evangelización se
reconoce que "por todas partes en el mundo, la transmisión de la fe y de los
valores morales, que proceden del Evangelio, a la generación próxima (a los
jóvenes) está hoy en peligro. El conocimiento de la fe y el reconocimiento del
orden moral se reducen frecuentemente a un mínimo. Se requiere, por tanto, un
nuevo esfuerzo en la evangelización y en la catequesis integral y sistemática" 85.
Teniendo muy presente, -se afirma- en la Relación Final- que "hay que
promover la propia espiritualidad de los laicos fundada en el bautismo"86. De
ahí, que en otra sugerencia, se pida que "las catequesis, como así lo fueron en el
84
Cfr. SÍNODO 1985. Documentos I.2 (Madrid 1985).
85
Ibid., II, B) a) 2.
comienzo de la Iglesia, deben ser de nuevo el camino que introduzca a la vida
litúrgica (catequesis mistagógicas)"87. Es más, por primera vez en un documento
eclesial de este rango se va a decir expresamente que "la evangelización no
pertenece sólo a la misión en sentido ordinario, es decir, a los gentiles. La
evangelización de los no creyentes presupone la autoevangelización de los
bautizados y también de los mismos diáconos, presbíteros y obispos"88.
86
Ibid., II. A) 5.
87
Ibid., II, B) b) 2.
88
Ibidem.
89
Ibid., II, C), 1.
90
Ibid., II, C) 6.
como los destinatarios preferenciales de la misión evangelizadora de la Iglesia y
la catequesis de adultos como la forma principal de toda acción catequética.
91
El concepto de nueva evangelización fue mencionado y difundido por primera vez por el propio Juan
Pablo II en Puerto Príncipe (Haití), en el discurso dedicado a la celebración del Vº Centenario de la
evangelización de América, precisando ya unos rasgos que en los años posteriores se han ido clarificando con
mayor profundidad. La evangelización a la que Juan Pablo II convoca quiere ser nueva por su ardor, sus
métodos y su expresión. Cfr. JUAN PABLO II, Discurso al CELAM, 9-III-1983: AAS 75 (1983-I) pp. 777-779.
Este concepto comenzó a ser, de forma insistente, el centro de las intervenciones sucesivas del Papa, quien tres
años más tarde, en 1986, en el discurso que dirigiera a los Presidentes de las Conferencias Episcopales de
Europa, ya expondría las razones y los contenidos de la Nueva Evangelización en relación con la situación
espiritual y las necesidades pastorales de Europa. Cfr. Carta a los Presidentes de las Conferencias Episcopales
de Europa, 2-1-1986: AAS 78 (1986), pp. 454-457. Para un estudio, más en profundidad, de la historia,
contenidos y alcance de esta Nueva Evangelización, son interesantes estas obras: FERNANDO SEBASTIÁN
AGUILAR, Nueva evangelización (Madrid 1991), RICARDO BLÁZQUEZ, Iniciación Cristiana y nueva
Evangelización (Bilbao 1992). Muy crítico con la interpretación que hace Fernando Sebastián se muestra
FLORISTÁN, La "nueva evangelización". Ambigüedades y exigencias: Sal Terrae 79 (1991), pp. 879-893..
Si nos acercamos con detenimiento a los documentos de la Iglesia que a
lo largo de este decenio se han ido publicando, descubriremos con facilidad que
la nueva evangelización se ha convertido en el elemento dinamizador y
unificador de la actividad pastoral para la Iglesia misma. Tal es así que, con
palabras de González Dorado, se ha definido esta nueva evangelización "como
el primer proyecto de evangelización orgánica de toda la Iglesia, que pretende
enfrentar desde su misión la nueva situación de humanidad interdependiente y
unificada a nivel planetario"92. En poco tiempo la expresión Nueva
Evangelización se ha convertido en una palabra de moda a la que se asociarán
significados diversos y a veces contrastantes. J. Gevaert distingue cuatro
significados:
93
Cfr. “Nueva Evangelización”, en Primera evangelización (Madrid 1992), pp. 8-11 (contiene una
bibliografía actualizada y abundante con las mejores plumas que han tratado sobre la Nueva Evangelización).
misma expresión cuando habla de "tiempos nuevos de evangelización" (EN, nº
20). En realidad, afirma Fernando Sebastián, "todo el contenido de la admirable
Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi, posterior a la Asamblea Sinodal
de 1974, es ya una introducción y una verdadera fundamentación del concepto y
de la misma consigna pastoral de la nueva evangelización"94.
94
Cfr. FERNANDO SEBASTIÁN, Nueva evangelización, p. 21.
95
El alcance del contenido de estas expresiones lo analiza RICARDO BLÁZQUEZ, o. cit., pp. 49-57.
96
Cfr. C. FLORISTÁN, Para comprender el Catecumenado, p. 25.
catecumenal parecen ser los métodos básicos para llevar a cabo la misión
pendiente"97.
La tesis que expone el cardenal Ratzinger en esta obra es que una de las
raíces de la crisis por las que atraviesa la Iglesia está en la eclesiología: "Aquí
está el origen de buena parte de los equívocos o de los auténticos errores que
amenazan tanto a la teología como a la opinión común católica"99. En cambio,
97
Ibid., p. 17.
98
Cfr. JOSEPH RATZINGER/VITTORIO MESSORI, Informe sobre la fe (Madrid 1985).
99
Ibid., p. 53.
junto a esta crisis, señala el cardenal, "lo que a lo largo y ancho de la Iglesia
universal resuena con tonos de esperanza -y esto sucede justamente en el
corazón de la crisis de la Iglesia en el mundo occidental- es la floración de
nuevos movimientos que nadie planea ni convoca y surgen de la intrínseca
vitalidad de la fe. En ellos se manifiesta -muy tenuamente, es cierto, algo así
como una primavera pentecostal en la Iglesia. Pienso, por ejemplo, en el
Movimiento carismático, en las Comunidades Neocatecumenales, en los
Cursillos, en el Movimiento de los Focolari, en Comunión y Liberación, etc"100.
100
Ibid., p. 50.
101
No deja de sorprender el paralelismo entre la lectura que hacer Ratzinger de este fenómeno postconciliar
que es el de la aparición de los nuevos movimientos y el que hiciera Mons. Bugnini en 1974 con respecto a las
CNC: "Todo Concilio -afirma Ratzinger-, para que resulte verdaderamente fructífero, debe ir seguido de una
floración de santidad. Así sucedió después de Trento, que precisamente gracias a esto pudo llevar a cabo una
verdadera reforma. La salvación de la Iglesia viene de su interior" (Ibid., p. 49). "Todas las reformas en la
Iglesia -afirmaba Bugnini- han aportado nuevas iniciativass y promovido nuevas instituciones, que han realizado
los objetivos de la renovación. Así sucedió después del Concilio Trento; y no podía suceder ahora de otro
modo...Un ejemplo excelente de esta renovación se encuentra en las Comunidades Neocatecumenales...".
ello enmarcado en un gran programa global de pastoral que hemos denominado
de Nueva Evangelización.
103
Cfr. cardenal DANNEELS, Evangelizar la Europa secularizada: Ecclesia, nº 2.251, pp. 28-41. Al
cardenal Danneels se le encargó la Relación Final del Sínodo-1985.
104
Ibid., p. 31.
105
Ibid., p. 39. Sin embargo, no parece tener muy claro el cardenal "¿cómo encontrar la articulación entre
estos grupos y las estructuras clásicas de la Iglesia que son las parroquiass y los movimientos? ¿Cómo
revitalizarlos? El interrrogante queda abierto. ¿Es verdad que los pequeños grupos de renovación de la vida
cristiana no podrán alcanzar su madurez y su objetivo sino en el momento en el que consigan insertarse en la
parroquia para devolverle impulso y vida? ¿Es necesario desplazar el centro de nuestra actividad evangelizadora
y hacer la opción de los pequeños grupos o de las agrupaciones o movimientos espirituales nuevos?" (ibidem).
Legión de María y ciertas comunidades de renovación, el neocatecumenado y
los cursillos, se hace muy poco en momento actual para anunciar a Cristo a los
que están lejos"106.
106
Ibid., p. 40.
107
Ibidem.
108
Por primer anuncio el Cardenal entiende “el anuncio directo -abrupto- del Kerygma, como Cristo y los
apóstoles -sobre todo Pablo- lo predicaron. Es el anuncio directo del misterio salvífico de Cristo -su muerte y su
resurrección. Así lo hizo Pedro el día del primer Pentecostés. Esta predicación lleva a los oyentes directamente a
la crisis: suscita necesariamente una reacción, como la de los judíos tras el anuncio hecho por Pedro: Hermanos,
¿qué debemos hacer? (Hch. 2,37). Ante una predicación de este tipo, uno sólo puede responder con un sí o un
no. Este método de evangelización, que podemos llamar directo, abrupto, Kerygmático, es tanto más
indispensable cuanto raro resulta en nuestra época.
109
Cfr. GODFRIED DANNEELS, La Iglesia de la "segunda" evangelización: Communio (Julio-
Agosto 1986), p. 337.
110
"Se encuentran, entre nosotros, las sectas, cuya difusión ha sorprendido a los observadores de los últimos
años. Con la superabundancia y la vitalidad de una vegetación tropical, dichas sectas han invadido Europa".
Ibid., p. 36.
111
Ibidem. Esta misma preocupación venían manifestando ya las diversas Conferencias Episcopales de todo
el mundo. El Secretariado del Vaticano para la Unidad de los Cristianos envió en febrero de 1984 un
Cuestionario a las Conferencias Episcopales y a estructuras semejantes, con la intención de recibir
informaciones e indicaciones dignas de confianza para poder presentar un Informe sobre el tema. Este informe
progresivo, basado en las respuestas (más o menos de 75 CE) y en la documentación recibida hasta octubre de
1985 salió publicado al año siguiente: SECRETARIADO PARA LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS, Sectas
o nuevos movimientos religiosos. Desafíos pastorales (Madrid 1986).
respuestas piden una revisión (al menos en muchas situaciones locales) del
tradicional sistema parroquial comunitario, una búsqueda de objetivos
comunitarios, que sean más fraternos, más a medida de hombre, más adaptados
a las condiciones de vida de las personas; más comunidades eclesiales de base:
constituyendo comunidades de fe, amor (calor, aceptación, entendimiento,
reconciliación, intimidad, fraternidad), y esperanza; comunidades que celebren,
comunidades que oren, comunidades misioneras: que vayan adelante y den
testimonio; comunidades abiertas y que quieran ayudar a personas con
problemas especiales: divorciados y vueltos a casar, marginados"112.
Muy en sintonía con el tenor de esta Ponencia, fue el discurso 113 que Juan
Pablo II dirigió a todos los participantes al Simposio el 11 de octubre al ser
recibidos en audiencia privada. En él les recuerda que "Europa, a la que hemos
sido enviados, ha experimentado tales y tantas transformaciones culturales,
políticas, sociales y económicas, que plantean el problema de la evangelización
en términos totalmente nuevos"114; para el Papa los cambios que se han
producido son de tal magnitud que "plantean el desafío más radical que la
historia ha conocido en el cristianismo y en la Iglesia"115, y están pidiendo "una
nueva síntesis creativa entre el Evangelio y vida"116, que, entre otras cosas,
reclama un nuevo tipo de evangelizador: "Para esta sublime misión de conseguir
que florezca una nueva edad de evangelización en Europa -afirma Juan Pablo
II-, se requiere hoy evangelizadores particularmente preparados. Son
necesarios heraldos del Evangelio expertos en humanidad que conozcan a fondo
el corazón del hombre de hoy, participen de sus alegrías y esperanzas, angustias
y tristezas, y al mismo tiempo sean contemplativos enamorados de Dios. Para
esto se necesitan nuevos santos. Los grandes evangelizadores de Europa han
sido los santos"117.
113
Cfr. JUAN PABLO II, Europa debe recordar siempre sus raíces cristianas: Ecclesia, nº 2.242, pp. 8-13.
114
Ibid., p. 8.
115
Ibidem.
116
Ibid., p. 9.
117
Ibid., p.11.
del Espíritu es el primer motor, la primera fuente, el primer soplo de la auténtica
evangelización. Es necesario, pues, comenzar la evangelización invocando el
Espíritu y buscando donde sopla el Espíritu (cfr. Jn 3,8)"118.
118
Para el Papa Juan Pablo II "algunos síntomas de este soplo del Espíritu están ciertamente presentes hoy en
Europa. Para encontrarlos, sostenerlos y desarrollarlos será necesario a veces abandonar esquemas atrofiados
para marchar allí donde comienza la vida, donde vemos que se producen frutos de vida según el Espíritu (cfr.
Rom. 8)". Y, apunta algunos criterios de discernimiento: "Se encuentran generalmente allí donde Cristo y el
amor por Cristo está unido con la conciencia y la vida eclesial; allí donde la Iglesia, como María, es venerada y
acogida como Madre". Ibid., p. 13.
119
Se celebró en el Vaticano del 1 al 30 de octubre.
120
"Un vademécum, un compendio rico y completo de la doctrina del Concilio Vaticano II sobre la
identidad, la vocación y la misión de los seglares..." en expresión del cardenal Pironio en el acto de presentación
de la exhortación Christifideles laici (YA, 31-1-1989, p. 1, en que se dice que "es el documento más largo
firmado nunca por un Papa si se exceptúan los textos conciliares").
121
El texto oficial latino salió publicado en AAS 81 (1989), pp. 393-521. Nosotros manejaremos la edición
castellana: JUAN PABLO II, Christifideles laici. Los fieles laicos, (Madrid 1989).
122
En efecto, de las 224 notas de la exhortación, 45 de ellas, esto es, un quinto, el 20% corresponden a citas
de las Proposiciones. Y monseñor Schotte se expresaba en la presentación del documento en estos términos: "Al
final de la Asamblea sinodal, acogiendo este deseo, el Santo Padre se comprometió a preparar un texto que diese
voz al mismo Sínodo, respetando los derechos de autor. Todo el texto demuestra que el Santo Padre ha sido fiel
a esta promesa: se ha tomado en el documento el contenido de proposiciones, salvadas algunas exigencias
estilísticas y de desarrollo ideológico, citándolas en su formulación exacta, total o parcialmente, o resumiendo
su esencia en un contexto más amplio". Cfr. YA, 31-1-1989, p. 2.
A estas tres notas, hay que añadir, además, que esta será la segunda
ocasión en que Kiko Argüello interviene en una Asamblea sinodal invitado
como auditor laico. Su aportación se verá recogida en el contenido del nº 61 al
hablar de la importancia del catecumenado postbautismal en la formación de los
adultos.
124
"La eclesiología de comunión es el fundamento para el orden de la Iglesia y en primer lugar para la recta
relación entre unidad y pluriformidad". Cfr. SÍNODO 1985, II, C), I.
125
La prop. 2 sugería la posibilidad de que el documento papal fuera redactado a la luz de la eclesiología de
la comunión.
postbautismal a modo de catecumenado, que vuelva a proponer algunos de los
elementos del Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos, destinados a hacer
captar y vivir las inmensas riquezas del bautismo ya recibido" (Idem).
126
"Vemos con alegría que la parroquia se convierte en comunidad de comunidades cuando es ella el
epicentro de las comunidades eclesiales de base y de los demás grupos y comunidades que la dinamizan y, a la
vez, se nutren de ella". Cfr. Mensaje de los padres sinodales al Pueblo de Dios, nº 10: Vida Nueva, Núm.
1.606/7 (7/14 noviembre 1987), p. 69.
127
No sigue, en cambio, el Papa al Sínodo en animar la transformación de la parroquia en comunidad de
comunidades. No se encuentra esta expresión en la exhortación.
128
"En el Sínodo se enfrentaban dos concepciones diferentes. Una, basada en una eclesiología de la Iglesia
universal, defendía la razón de ser de estos grupos desde su aprobación por Roma y desde su existencia en la
universalidad de la Iglesia; otra, más basada en una eclesiología de las Iglesias locales en comunión, afirmaba la
necesidad del discernimiento de tales grupos y comunidades desde la concreta pastoral diocesana". Cfr. JULIO
A. RAMOS, Teología pastoral, p. 310.
129
Entre los obispos presentes en el Sínodo que se pronunciaron en relación al tema de los Movimientos, se
encuentran Mons. Felipe Fernández García, Hay que canalizar y articular el dinamismo de los movimientos
laicales: Vida Nueva Núm 1.606/7 (14 noviembre 1987), pp. 49-50; el Cardenal Aloisio Lorscheider, Ninguna
asociacion o movimiento pude encerrarse en sí mismo, en este mismo número, en la página 51; Cardenal Carlo
María Martini, Ante las nuevas asociaciones, la principal tarea es el discernimiento, (p. 55).
Por lo que respecta a las CNC, ni los iniciadores de las mismas (Kiko y
Carmen), ni tampoco sus integrantes, se consideran un movimiento130. Aunque
en este equívoco incurren frecuentemente obispos y teólogos, ni los iniciadores
del Camino Neocatecumenal, ni los párrocos que están viviendo al interior de
sus parroquias este itinerario de Iniciación Cristiana con adultos bautizados, se
comprenden a sí mismos como un movimiento.
131
Cfr. CENTRO NEOCATECUMENAL DIOCESANO, Resucitó. Cantos para las Comunidades
Neocatecumenales (5ª ed.). Madrid 1985, p. 3. Kiko Argüello, en su intervención en la VI Asamblea general
ordinaria del Sínodo, (21-octubre de 1983) declaró que "el neocatecumenado no es un movimiento, en el
sentido que siempre hasta ahora se ha dado a esta palabra, sino que es un tiempo para llevar a la gente a
redescubrir su fe, que les lleve a ser miembros vivos de la iglesia local, la parroquia y la diócesis", en El
Neocatecumenado.., p. 231. Sin embargo, y a pesar de esta insistencia en dejar claro que el CN no es un
movimiento, los estudios que seguían apareciendo lo consideraban como tal: "Los movimientos en la actualidad
de la Iglesia: contribuciones de Comunión y Liberación, Focolares, Renovación Carismática,
Neocatecumenales": Communio (Julio-Agosto 1986), pp. 443-445; P. CORDES, Nouveaux mouvements
sprituels dans l´Eglise: Nouvelle Revue Théologique, 109/1 (1987), pp. 46-65: Le Chemin du néo-catéchumenat
(p. 52).
132
Cfr. JUAN PABLO II, Redemptoris missio (Madrid 1991).
misión renueva la Iglesia, refuerza la fe y la identidad cristiana, da nuevo
entusiasmo y nuevas motivaciones. ¡La fe se fortalece dándola!. La nueva
evangelización de los pueblos cristianos hallará inspiración y apoyo en el
compromiso por la misión universal". Esta necesidad de publicar una carta-
encíclica sobre las misiones, venía a responder, por otra parte, a "las numerosas
peticiones de un documento de esta índole; disipar dudas y ambigüedades sobre
la misión ad gentes...; promover las vocaciones misioneras...; dar nuevo
impulso a la misión..."133.
134
Ibid., p. 16.
Por último, este número hace una decidida defensa también de la
comunitariedad de la fe: "en ellas cada cristiano hace una experiencia
comunitaria, gracias a la cual también él se siente elemento activo, estimulado a
ofrecer su colaboración en las tareas de todos. De este modo, las mismas
comunidades son instrumento de evangelización y de primer anuncio, así como
fuente de nuevos ministerios, a la vez que, animadas por la caridad de Cristo,
ofrecen también una orientación sobre el modo de superar divisiones,
tribalismos y racismos".
135
"En los umbrales del tercer milenio, Europa está viviendo acontecimientos extraordinarios, a través de los
cuales tocamos con la mano el amor y la misericordia de Dios Padre hacia todos los hombres, sus hijos. Por ello,
el Santo Padre Juan Pablo II ha querido convocar esta Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para
Europa, a fin de que, después de tantos años de forzada separación, obispos del Este, del Centro y del Oeste de
Europa pudieran, en comunión colegial con él y entre sí, reflexionar sobre el alcance y las consecuencias de esta
hora histórica para Europa y para la Iglesia". Así comienza el Preámbulo del Documento que lleva por título
Somos testigos de Cristo que nos ha liberado. Cfr. Ecclesia Núm 2.559 (21 de diciembre de 1991), p. 8. (En
adelante citaremos este Documento por la paginación de la revista). El Papa Juan Pablo II, señalará en el
Discurso de la clausura de esta Asamblea que "el Sínodo de los Obispos europeos está, en definitiva, motivado
por la circunstancia del ya cercano año 2.000: El final del segundo milenio y el comienzo del tercer milenio de
la historia de la Humanidad después de Cristo. Del segundo milenio, distintamente del primero, el cristianismo
sale dividido, pero deseoso de una nueva unidad". Cfr. La verdad sobre el hombre, hilo conductor del Sínodo:
Ecclesia Núm. 2.559 (21 de diciembre de 1991), p. 17.
136
Ver el estudio que hizo un testigo cualificado de este Sínodo: FERNANDO SEBASTIÁN, Una asamblea
sinodal para impulsar la evangelización de Europa: Ecclesia Núm 2.564 (25 de enero 1992), pp. 25-38.
137
Cfr. Somos testigos de Cristo que nos ha liberado, p. 9.
participa plenamente en la vida eclesial, al mismo tiempo que se puede percibir
un alejamiento profundo a nivel más general -entre fe y cultura, fe y vida" 138. La
respuesta, en ambos casos, pasa por ofrecer nuevamente a los hombres y a las
mujeres de Europa el mensaje liberador del Evangelio, afirman los obispos. Se
ha de impulsar una Nueva Evangelización139, que no podrá llevarse a cabo, dicen
los obispos, "si no invitamos a tomar parte activamente en esta tarea a todos los
cristianos conscientes de la propia vocación profética"140.
138
Ibidem.
139
"La nueva evangelización debe ser, pues, profundamente misionera y llegar no solamente a aquellos
individuos o a aquellos grupos que están ya enraizados en el corazón de la Iglesia, sino también a aquellos que
la miran desde lejos, no raras veces con escepticismo o, sin más, con sentido de rechazo". Ibid., p. 12.
140
Ibid., p. 11.
141
Ibid., p. 12.
142
Cfr. FERNADO SEBASTIÁN, Una Asamblea Sinodal para impulsar la Evangelización de Europa, p.
38.
Reconoce también que existen en la Iglesia española realidades eclesiales
de talante evangelizador que no están siendo del todo bien aprovechadas:
144
Ibidem.
145
Cfr. ASOCIACIÓN DE EDITORES DEL CATECISMO: Catecismo de la Iglesia Católica (Madrid 1992).
Para una aproximación en profundidad al contexto y contenidos del Catecismo, ver OLEGARIO GONZÁLEZ
DE CARDEDAL-JUAN ANTONIO MARTÍNEZ CAMINO (Eds), El catecismo posconciliar (Madrid 1993).
146
Cfr. Constitución Apostólica Fidei Depositum, en Catecismo de la Iglesia Católica, p. 10.
147
"Las cuatro partes se articulan entre sí: el misterio cristiano es el objeto de la fe (primera parte); es celebrado
y comunicado en las acciones litúrgicas (segunda parte); está presente para iluminar y sostener a los hijos de
Dios en su obrar (tercera parte); es el fundamento de nuestra oración, cuya expresión privilegiada es el
Padrenuestro, que expresa el objeto de nuestra petición, nuestra alabanza y nuestra intercesión (cuarta parte)".
(Ibidem).
nos encontramos con los nnº 1229-1245, en los que se describe La celebración
del Sacramento del Bautismo. Es importante señalar cómo el aspecto dinámico,
de crecimiento en la vida cristiana, está presente en el Nuevo Catecismo. He
aquí, dos ejemplos:
149
Cfr. M. DUJARIER, Iniciación cristiana de adultos, p. 203. Para este teólogo, el Camino Neocatecumenal
ha venido a recuperar para la Iglesia la mentalidad de la iniciación gradual y progresiva que en buena parte
había desaparecido de la pastoral sacramental, ver Breve Historia del Catecumenado, pp. 153-157.
Cristo. Tal empeño os lleva a daros cuenta de que la vida
cristiana no es otra cosa que una coherencia, un dinamismo
permanente que deriva del hecho de haber aceptado estar con
Cristo y prolongar su presencia y su misión en el mundo.
Vivir y promover este despertar es considerado por
vosotros como una forma de catecumenado post-bautismal,
que podrá renovar en las comunidades cristianas de hoy
aquellos efectos de madurez y de profundización que en la
Iglesia primitiva eran realizados en el período de preparación
al Bautismo.
Vosotros lo hacéis después: el antes o después, diría, es
secundario"150.
"La palabra catecumenado hace referencia al Bautismo.
Catecumenado era el período de preparación al Bautismo.
El Bautismo, ahora, no tiene ya, por lo menos difusa y
didácticamente, este desarrollo. Entonces éstos dicen:
bien, lo haremos después del Bautismo. No ha sido
suficiente la gracia santificante. Es más: la gracia
santificante no ha hecho más que encender un fuego, que
debe ser después luz, que se propague durante la vida. San
Agustín hace una referencia a esto. ¿No podemos
anticipar? Hagamos después el Catecumenado, es decir, la
instrucción, la educación, la madurez, todo el arte
educativo de la Iglesia, después del Bautismo.
He aquí pues, el renacer de la palabra catecumenado,
que, ciertamente, no quiere invalidar, ni disminuir, la
importancia de la disciplina bautismal vigente, sino que la
quiere aplicar con un método de evangelización gradual e
intensivo, que recuerda y renueva, en cierto modo, el
catecumenado de otros tiempos. El que ha sido bautizado
necesita comprender, pensar de nuevo, apreciar y decir
amén a la inestimable riqueza del Sacramento recibido"151.
150
Para conocer el texto íntegro del discurso que el Papa dirigió el día 8 de mayo de 1974 al grupo de sacerdotes
y laicos de las comunidades neocatecumenales llegados a Roma de muchas diócesis de Italia y de otros países
para un encuentro sobre el tema de la Evangelización en el mundo contemporáneo, que iba a ser examinado en
la Asamblea de Obispos. Cfr. Notitiae, julio-agosto 1974, p. 230.
151
Este segundo discurso fue pronunciado en la Audiencia General del miércoles 12 de enero de 1977. Cfr. L
´Osservatore romano, (13 de enero).
f) En Santo Domingo (1992)
Más adelante se dirá, que "la nueva evangelización tiene como finalidad
formar hombres y comunidades maduras en la fe y dar respuesta a la nueva
situación que vivimos, provocada por los cambios sociales y culturales de la
modernidad...La nueva evangelización tiene la tarea de suscitar la adhesión
personal a Jesucristo y a la Iglesia de tantos hombres y mujeres bautizados que
viven sin energía el cristianismo, han perdido el sentido vivo de la fe o incluso
no se reconocen ya como miembros de la Iglesia, llevando una existencia
alejada de Cristo y de su evangelio (RMi 33)" (nº 26). De hecho, se dirá en el
documento que "los bautizados no evangelizados sean los principales
destinatarios de la nueva evangelización..." (nº 97)153.
153
Los obispos tienen claro que "la mayor parte de los bautizados no han tomado aún conciencia plena de su
pertenencia a la Iglesia. Se sienten católicos, pero no Iglesia. Pocos asumen los valores cristianos como un
elemento de su identidad cultural y por lo tanto no sienten necesidad de un compromiso eclesial y
evangelizador. Como consecuencia, el mundo del trabajo, de la política, de la economía, de la ciencia, del arte,
de la literatura y de los medios de comunicación social no son guiados por criterios evangélicos. Así se explica
la incoherencia que se da entre la fe que dicen profesar y el compromiso real en la vida". Cfr. Santo Domingo, nº
96.
154
La nueva evangelización nos exige "formar en una fe que se haga vida, iniciándola con el anuncio del
kerigma a los que están en el mundo descristianizado y promoviéndola con el testimonio alegre de auténticas
comunidades de fe en las que nuestros laicos vivan el significado de los sacramentos" (nº 156).
- Potenciar los "movimientos y asociaciones de Iglesia. Como
respuesta a las situaciones de secularísmo, ateísmo e indiferencia
religiosa y como fruto de la aspiración y necesidad de lo religioso, el
Espíritu Santo ha impulsado el nacimiento de movimientos y
asociaciones de laicos que han producido ya muchos frutos en
nuestras iglesias" (nº 102).
Síntesis teológico-pastoral
155
Esta misma visión pastoral se pedirá para combatir el desafío de las sectas, "que la Iglesia sea cada vez
más comunitaria y participativa y con comunidades eclesiales, grupos de familias y círculos bíblicos,
movimientos y asociaciones eclesiales, haciendo de la parroquia una comunidad de comunidades" (nº 142); y,
para responder al "desafío de la masificación de las grandes ciudades", dicen los obispos latinoamericanos que
hay que "multiplicar las pequeñas comunidades, los grupos y movimientos eclesiales, y las comunidades
eclesiales de base..." (nº 259). La valoración en conjunto que se hace en el documento acerca de la realidad de
las pequeñas comunidades es altamente positiva: "La práctica de pequeñas comunidades pastoralmente bien
asistidas constituye un buen medio para aprender a vivir la fe en estrecha comunión con la vida y con
proyección misionera" (nº 48).
Papa Juan Pablo II, los movimientos representan un verdadero don de Dios para
la nueva evangelización y para la actividad misionera propiamente dicha.
5ª) Sin embargo, esta apuesta decidida por alentar y potenciar los
movimientos eclesiales va a producir un cierto desplazamiento de la línea
pastoral hasta ahora seguida. Por un lado, la preocupación por encontrar los
criterios de discernimiento eclesial de dichos movimientos va a ocupar mucho
tiempo en la reflexión pastoral de este decenio. Y, por otra parte, se va a dejar
de insistir en la importancia del catecumenado y de las pequeñas comunidades,
de tal forma que el punto de mira dejará de estar centrado en la parroquia, para
empezar a estar centrado en los movimientos eclesiales. Durante este decenio,
pues, vamos a asistir a un desplazamiento a la hora de valorar las realidades
catecumenales. Se va a poner el acento más en los nuevos movimientos, que sí
están respondiendo con verdaderos procesos de inspiración catecumenal en sus
itinerarios de formación. Pero no se avanza en la voluntad pastoral de concretar
el estatuto de identidad del catecumenado. Aunque se reconoce que la mayor
parte de los catequizandos no tienen fe o en muy pequeña medida (Cardenal
Danneels), que grupos enteros de bautizados han perdido el sentido vivo de la fe
o incluso no se reconocen ya como miembros de la Iglesia, que para la
formación de los fieles cristianos puede servir de ayuda una catequesis
postbautismal a modo de catecumenado que vuelva a proponer algunos de los
elementos del Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos, destinados a hacer
captar y vivir las inmensas riquezas del bautismo recibido, que los bautizados
no evangelizados sean los primeros destinatarios de la nueva evangelización.
157
Cfr. Cardenal J. RATZINGER, “Presentación de la Carta Communionis notio”, en AA. VV., El
misterio de la Iglesia y la Iglesia como comunión (Madrid 1994), pp. 101-103.
El Papa abrió la gran misión urbana de Roma con la vigilia de Pentecostés en la Plaza de San Padreo (25 de
158
mayo de 1996) en preparación al Gran Jubileo. Cfr. L´Osservatore romano 6 (27/28 mayo 1996).
los hombres. Ellos ´son un signo de la libertad de formas, en los que se realiza
la única Iglesia, y representan una segura novedad que sigue esperando ser
adecuadamente comprendida en toda su positiva eficacia para el Reino de Dios
a la obra en el hoy de la historia` (Insegnamenti, VII/2 [1984], 696).
En el marco de las celebraciones del Gran Jubileo, sobre todo las del año
1998, dedicado de forma particular al Espíritu Santo y a su presencia
santificadora dentro de la comunidad de los discípulos (cf. Tertio millennio
adveniente 44), cuento con el testimonio y con la colaboración de los
movimientos. Confío en que ellos, en comunión con los pastores y en unión con
las iniciativas diocesanas, querrán llevar al corazón de la Iglesia su riqueza
espiritual, educativa, misionera, como preciosa experiencia y propuesta de vida
cristiana@.
160
Ibid., p. 130. En este artículo, muy ponderado, al final se dirá que Arespecto de su vinculación con el
fenómeno de las sectas, me parece un juicio injusto@ (ib., p. 140). Ver del SECRETARIADO PARA LA
UNIDAD DE LOS CRISTIANOS, Sectas o nuevos movimientos religiosos. Desafíos pastorales (Madrid
1986). Para un acercamiento al fenómeno histórico del surgimiento de los movimientos, ver FIDEL
GONZÁLEZ, Los movimientos en la historia de la Iglesia. Y, para un conocimiento de los grandes
movimientos eclesiales actuales: P. J. CORDES, Signos de esperanza (Madrid 1998).
161
Cfr. AUGUSTO GUERRA, Movimientos en la Iglesia de hoy, en Revista de Espiritualidad, t. 52
(1993), pp. 257-283.
162
Los movimientos neomísticos son los preferidos por la Jerarquía, entre estos están: Opus Dei,
Comunión y Liberación, Focolarini, Comunidades Neocatecumenales (Ibid., p. 269). Y cita como comprobación
de esta preferencia los libros de J. RATZINGER, Informe sobre la fe. (Madrid 1986), p. 50; y J.P. CORDES,
primeros serían los preferidos de la jerarquía. Otros, en cambio, piden que se
les apoye sin reservas y se les acoja con confianza163.
En todo caso, cuando aquí hablamos de movimientos eclesiales 164, nos
referimos a formas agregativas de participación en la vida y la misión de la
Iglesia, que se denominan movimientos, grupos, comunidades, asociaciones...
Hay que respetar la forma como cada realidad se designa a sí misma. La
calificación nuevos indica una connotación cronológica -han surgido en los
últimos decenios- y sobre todo unas características que los diferencian de los
movimientos de Acción Católica, de las agrupaciones nacidas en el ámbito de
las familias religiosas, de los institutos seculares, de las cofradías, etc. Nada
tienen que ver, por tanto, con los llamados nuevos movimientos religiosos de
carácter sectario, ecléptico y en ocasiones pseudo-religiosos165.
163
AAunque para algunos ´entendidos` resulte anacrónico, es necesario seguir apoyando aquellos
movimientos cristianos que anuncian con humildad y convicción el ´kerigma`y que, luego, incorporando al
´catecúmeno` a la comunidad, le siguen iniciando en los misterios de Cristo@. Cfr. Mons. RAMÓN
BUXARRAIS, El fracaso de la Pastoral de maquillaje, en Vida Nueva (3 de agosto de 1996), p. 33.
164
ALa expresión ´Movimientos Eclesiales`es hoy la más usada y de carácter más general; que da cabida,
de hecho, en el lenguaje común actual, a todos los tipos de organizaciones eclesiales. En este sentido, no está
fuera de lugar referirnos a los Movimientos Eclesiales en una forma amplia, capaz de significar diversas y muy
complejas realidades@. Cfr. M. PIÑERO CARRIÓN, art. cit., pp. 45-46.
165
Consulta de Amsterdam sobre Nuevos Movimientos Religiosos y las Iglesias, III, 2, documento de la
Federación Luterana Mundial y Consejo Ecuménico de las Iglesias, Amsterdam. Septiembre 1986. Texto
publicado en español por J. BOSH, Para conocer las sectas (Estella 1993), pp. 266-271. Para un estudio en
profundidad, ver MANUEL GUERRA GÓMEZ, Los nuevos movimientos religiosos (las Sectas) (Pamplona
1993).
Iniciación Cristiana de Adultos como referente fundamental para la
catequesis@166.
167
Cfr. CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Directorio General para la Catequesis.(Madrid 1997)
[citaremos este documento con las siglas DGC (1997)].
168
Cfr. COMUNICADO DEL CONGRESO CATEQUÍSTICO INTERNACIONAL (Vaticano 14-17 de octubre
1997): La fe de la Iglesia y su misión evangelizadora: L´Osservatore romano (ed. en español), 7 de noviembre
de 1997, pp. 8 y 10. Ver ANTONIO CAÑIZARES/MANUEL CAMPO (eds), Evangelizacion, catequesis,
catequistas. Una nueva etapa para la Iglesia del Tercer Milenio (Madrid 1999).
169
"Evidentemente, la nueva redacción del Directorio General para la Catequesis, ha debido conjugar dos
exigencias principales: - por una parte, el encuadramiento de la catequesis en la evangelización, postulado en
particular por las Exhortaciones Evangelii Nuntiandi y Catechesi Tradendae; - por otra parte, la asunción de
los contenidos de la fe propuestos por el Catecismo de la Iglesia Católica" (nº 7).
El DGC, conservando la estructura básica del texto de 1971, se articula en
cinco partes, precedidas de una Exposición Introductoria y seguidas de una
conclusión170.
Despertarles a la fe es uno de los retos más serios que tiene planteada hoy
la pastoral de la Iglesia, de ahí que encontremos postulada en el Directorio la
necesidad impulsar la nueva evangelización: "Estas situaciones de la fe de los
cristianos reclaman con urgencia del sembrador el desarrollo de una nueva
evangelización, sobre todo en aquellas Iglesias de tradición cristiana donde el
secularismo ha hecho más mella. En esta nueva situación, necesitada de
evangelización, el anuncio misionero y la catequesis sobre todo de jóvenes y
adultos, constituyen una clara prioridad" (nº 26).
171
Ibid., p. 25.
como la forma principal de la catequesis, a la que todas las demás, siempre
ciertamente necesarias, de alguna manera se ordenan" (nº 59); es más, se afirma
también que la "riqueza, inherente al catecumenado de adultos no bautizados, ha
de inspirar a las demás formas de catequesis" (nº 68), y se consideran "algunos
elementos del catecumenado bautismal, que deben ser fuente de inspiración
para la catequesis postbautismal" (nº 91)172.
173
Sin duda alguna, lo más original de este nuevo Directorio es el Capítulo II de la Segunda Parte en el que se
hace una fundamentación del papel que tanto el nuevo Directorio como el Catecismo de la Iglesia Católica están
llamados a desempeñar en la acción catequizadora de la Iglesia. Este capítulo segundo, es completamente
nuevo, y está al servicio de la presentación del Catecismo de la Iglesia Católica, como texto de referencia para la
transmisión de la fe en la catequesis y para la redacción de los Catecismos locales.
174
En el Estatuto del CN encontramos 38 citas explícitas de este documento, referidas a 50 números del
mismo. He aquí los nn1 por orden de citación :59 (dos veces), 91 (dos veces), 51, 69, 223, 172, 257, 64, 225,
comenzado a gestar este año, y en él va a encontrar la confirmación y
fundamentación de la praxis vivida en el interior de las Comunidades
Neocatecumenales.
La oportunidad de este encuentro venía dada por ser 1998 el año dedicado
al Espíritu Santo en el camino hacia el gran Jubileo del 2000, y el Papa había
pedía a los Movimientos eclesiales que ofrecieran un testimonio común y que,
en comunión con los pastores y en unión con las iniciativas diocesanas llevasen
Aal corazón de la Iglesia su riqueza espiritual, educativa y misionera, como
preciosa experiencia y propuesta de vida cristiana@176.
El encargado de convocar y alentar este encuentro internacional de
Movimientos eclesiales fue el Pontifico Consejo para los Laicos. Para ello
organizó un Congreso mundial, bajo el lema: Los Movimientos eclesiales:
comunión y misión en los umbrales del tercer milenio.
258, 80, 156, 230-232, 62, 102, 53-55, 94, 127, 128, 96, 59, 85, 226-227, 255, 86(cuatro veces), 268, 86, 85, 70,
56, 69-72, 222-223, 246, 247, 235-236.
175
Cfr. Insegnamenti, VII/2 (1984), p. 696. También en Ecclesia, núm. 2.793 (1996/I), p. 901.
176
Cfr. Homilía en la Vigilia de Pentecostés (25-5-96), en Ecclesia, núm. 2.793 (1996/I), p. 901. Esta
misma invitación la haría el Papa a los iniciadores del CN el 24 de enero de 1997: APor este motivo, para el año
1998, que en el marco de la preparación del Gran Jubileo está dedicado al Espíritu Santo, he deseado un común
testimonio de todos los movimientos eclesiales, bajo la guía del Pontificio Consejo para los Laicos. Será un
momento de comunión y de renovado empeño en el servicio de la misión de la Iglesia. Estoy seguro de que no
faltaréis a esta cita tan significativa@. Cfr. JUAN PABLO II, A treinta años del nacimiento del Camino
Neocatecumenal en las barracas de Madrid: L´Osservatore romano, 25 de enero de 1997, p. 4.
por otro, fomentar la edificación recíproca mediante el intercambio de
testimonios y experiencias@177. Efectivamente, en dicho Mensaje, Juan Pablo II
volvía a expresar su total confianza en los Movimientos: AEllos representan uno
de los frutos más significativos de esa primavera de la Iglesia anunciada en su
día por el Concilio Vaticano II@ y, subrayaba con énfasis, que Ano existe
contraste o contraposición entre la dimensión institucional y la dimensión
carismática, de la que los movimientos constituyen una expresión significativa.
Ambas son ´coesenciales`a la constitución divina de la Iglesia que fundó Jesús,
pues juntas, contribuyen a hacer presente el misterio de Cristo y su obra
salvífica en el mundo@178.
El día 30 de Mayo tuvo lugar un Encuentro del Papa Juan Pablo II -en la
Plaza de San Pedro- con representantes de los Movimientos eclesiales y las
nuevas Comunidades. En él intervinieron con sus testimonios, Chiara Lubich
(fundadora del Movimiento de los Focolares), Kiko Argüello (Iniciador del
Camino Neocatecumenal)179, Luigi Giussani (Fundador de Comunión y
Liberación) y Jean Vanier (Fundador de las Comunidades terapéuticas del Arca
y de Fe y Luz180. El mismo Papa definió este encuentro como Aun acontecimiento
verdaderamente insólito: por vez primera los movimientos y las nuevas
comunidades eclesiales se encuentran, todos juntos, con el Papa. Se trata del
gran ´testimonio común` que deseé para el año que, en el camino de la Iglesia
hacia el gran Jubileo, está dedicado al Espíritu Santo@181.
177
Cfr. JUAN PABLO II, Mensaje a los participantes en el Congreso mundial promovido por el
Pontificio Consejo para los laicos: Un himno a la unidad en la pluralidad de las formas, en L´osservatore
romano, ed. lengua española, 5-6-1998, pp. 324-326; también en Ecclesia, núm 2.898 (20 de junio de 1998), p.
931.
178
Ibid, p. 932. La tesis, hasta entonces discutida entre los canonistas, había sido formulada por Eugenio
Corecco, que hablaba de un polo institucional y un polo carismático en la constitución de la Iglesia. Cfr. “ Profili
istituzionali dei Movimenti nella Chiesa”, en AA. VV., I Movimienti nella Chiesa negli anni ´80. Atti dle 11
Convegno Internazionale. Roma 23-27 Settembre 1981, (Milano 1981), pp. 216-221. Ver también LIBERO
GEROSA, “Carismas y formas de aggregationes fidelium”, en El Derecho en la Iglesia (Valencia 1998), pp.
285-305.
179
En su intervención Kiko Argüello volvió a precisar que AEl Camino Neocatecumenal no es un
movimiento o una asociación, sino un instrumento de las parroquias al servicio de los Obispos para llevar a la fe
a mucha gente que la ha abandonado@. Y daba estadísticas del CN en este momento: AEn estos años el Camino
se ha extendido en 850 diócesis de 105 países, con 15.000 comunidades en 4.4500 parroquias @. Cfr. P.J.
CORDES, Signos de Esperanza, p. 207.
180
Para un conocimiento de estos Movimientos, ver “Entrevistas a los Fundadores y Líderes de los
Movimientos”, en P.J. CORDES, o. cit., pp. 13-123.
181
Cfr. JUAN PABLO II, Discurso con ocasión del encuentro en la Plaza de San Pedro con los
Movimientos eclesiales y la nuevas Comunidades: Una nueva etapa de madurez eclesial para los movimientos,
en L´Osservatore romano, ed. española, 5-6-1998, pp. 324-326; también Ecclesia, núm. 2.898 (20 de junio), p.
933.
Juan Pablo II sostuvo en el discurso dirigido indistintamente a los
movimientos y a las comunidades que Apor su naturaleza, los carismas son
comunicativos, y dan origen a esa particular afinidad espiritual entre las
personas y a esa amistad en Cristo que están en el origen de los ´movimientos`.
La transición del carisma original al movimiento se realiza gracias al misterioso
atractivo que el fundador ejerce sobre quienes se dejan implicar en su
experiencia espiritual@182.
Más adelante, señalará los conflictos y tensiones que no pocas veces han
provocado: ASu nacimiento y difusión ha aportado a la vida de la Iglesia una
novedad inesperada, a veces incluso arrolladora. Ello no ha dejado de suscitar
interrogantes, malestar y tensiones@. Y, señalaba las causas: Aa veces ha
acarreado presunciones e intemperancia por un lado y no pocos prejuicios y
reservas por el otro. Ha sido un período de prueba de su fidelidad, una ocasión
importante para comprobar la legitimidad de sus respectivos carismas”183.
182
Cfr. Una nueva etapa..., p.934.
183
Ibidem.
184
Ibidem.
185
Cfr. JUAN PABLO II, Vivir la espera perenne del Espíritu, en Ecclesia, núm. 2.898 (20 de junio de
1998), p. 936.
Un año después del impactante encuentro internacional de los
Movimientos eclesiales y nuevas Comunidades (30-Mayo-1998), el Consejo
Pontificio para los Laicos, en colaboración con las Congregaciones para la
doctrina de la Fe y para los Obispos, reunía en Roma, los días 16 al 18 de junio,
a más de 100 cardenales y obispos procedentes de 50 países para reflexionar y
dialogar en un Seminario que tenía como tema: Movimientos eclesiales y nuevas
Comunidades en la solicitud pastoral de los obispos186.
186
Cfr. JUAN PABLO II, Es preciso hacer fructificar los dones del Espíritu al servicio de todo el pueblo
de Dios. Mensaje a los participantes en un seminario sobre los movimientos eclesiales en la solicitud pastoral de
los obispos: L´Osservatore romano, 2-VII-1999, p. 23 (en la edición española). La revista Vida Nueva publicó
un amplio reportaje sobre este evento eclesial en su n1 2.193 del 10 de julio de 1999, pp. 24-29.
187
Para un acceso a las Comunicaciones que en el Seminario se escucharon, ver el Pliego de Vida Nueva.
lugares de acogida para todos, con constante atención a las necesidades
específicas de cada persona@.
En palabras de Juan Pablo II, uno de los frutos más importantes que han
producido los movimientos Aes precisamente el haber sabido estimular en
muchos fieles laicos, hombres y mujeres, adultos y jóvenes, un intenso impulso
misionero, indispensable para la Iglesia que se prepara a cruzar el umbral del
tercer milenio@. Pero afirmará, con toda rotundidad, que Aeste objetivo se
alcanza sólo cuando se integran con humildad en la vida de las Iglesias locales y
son acogidos cordialmente por obispos y sacerdotes en las estructuras
diocesanas y parroquiales@.
Tras la celebración del Gran Jubileo del 2000, el Papa ha querido ofrecer
a toda la Iglesia una Carta Apostólica en la que resuena con confianza y
esperanza la invitación a remar mar adentro para pescar: Duc in altum (Lc 5,4).
En ella hace un recorrido por los grandes eventos celebrados durante el Año
Jubilar e invita -de nuevo- a poner la mirada Amás que nunca fija en el rostro del
Señor@ (n1. 16), para desde Él fijar algunas prioridades pastorales, la primera de
todas será la de tender a la santidad: ANo dudo en decir que la perspectiva en la
que debe situarse el camino pastoral es el de la santidad@ (n1 30).
188
El Cardenal J. Ratzinger en su intervención, abordó los aspectos institucional y carismático del
ejercicio del ministerio episcopal, y al final apostillaba: AEl 30 de Mayo pasado acabó la primera fase de la
historia de los movimientos. Aquella en la que se trataba de hacerles espacio por parte de la realidad
institucional de la Iglesia. Ahora estamos en la segunda fase, la del reconocimiento de la unidad substancial de
las realidades carismáticas y de la institución@. Cfr. Vida Nueva (1999), p. 28.
En realidad, poner la programación pastoral bajo el signo de la santidad
es una opción llena de consecuencias: Asignifica expresar la convicción de que,
si el Bautismo es una verdadera entrada en la santidad de Dios por medio de la
inserción en Cristo y la inhabitación de su Espíritu, sería un contrasentido
contentarse con una vida mediocre, vivida según una ética minimalista y una
religiosidad superficial. Preguntar a un catecúmeno, )quieres recibir el
Bautismo?, significa al mismo tiempo preguntarle: )quieres ser santo?.
Significa ponerle en el camino del Sermón de la Montaña: ´Sed perfectos como
es perfecto vuestro Padre celestial` (Mt 5,48) [n1 31].
Con fecha del 29 de Junio del 2002 aparece aprobado el Estatuto del
Camino Neocatecumenal189 “después de un atento examen del texto de los
Estatutos, fruto de un laborioso proceso de colaboración entre los iniciadores
del Camino Neocatecumenal y el Pontificio Consejo para los Laicos, que se ha
valido de la contribución aportada en el ámbito de sus propias competencias por
189
El texto íntegro del Estatuto -en varias lenguas- ha sido divulgado a través de internet en una página web
reconocida como oficial por el equipo responsable internacional ( El decreto de aprobación está en italiano (así
se publicó en los sitios oficiales en la red tanto del Camino como de la Santa Sede. Para un acceso a la
traducción española puede leerse en Ecclesia nº 3109 (13-7-2002), 1063-1064, y en L´Osservatore romano, ed.
lengua española, 12-7-2002, 353. Para cada lengua se ha hecho una edición típica con el nombre común para
todas ellas en latín:. Neocatechumenale iter Statuta (Bilbao 2002). Es la edición típica del Estatuto del CN y en
ella encontramos en una PRIMERA PARTE el Decreto de Aprobación del Pontificio Consejo para los Laicos y
el Estatuto del Camino Neocatecumenal; en una SEGUNDA PARTE tenemos acceso a las intervenciones de
Kiko Argüello, Carmen Hernández, el P.Mario Pezzi (el día de la entrega del Estatuto) y la del Cardenal J.F.
Stafford, así como el discurso del Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, Cardenal J.F. Stafford, a los
catequistas itinerantes reunidos en una convivencia internacional el día 30 de Junio; en una TERCERA PARTE
se incorporan algunos comentarios jurídicos y eclesiales al Estatuto.
diversos Dicasterios de la Curia romana”190 y después de cinco años de “un
diálogo intenso, a veces incluso difícil, pero siempre guiado por un elevado
sentido de responsabilidad y caridad eclesial... Este largo proceso de
elaboración y examen de los Estatutos ha sido, al mismo tiempo, ocasión
providencial y tiempo fuerte de discernimiento de la propuesta y de la
experiencia del Camino Neocatecumenal por parte de la Santa Sede. Y se
concluye con una “garantía ulterior de la autenticidad de vuestro carisma” (Cfr.
Juan Pablo II, Discurso del 24 de enero de 1997,n. 4; carta autógrafa citada, n.
2), como es la aprobación de los Estatutos”191.
190
Cfr. Decreto de aprobación: Statuta, pp. 17-18.
191
Cfr. “Discurso del Cardenal J.F. STAFFORD a los itinerantes del camino neocatecumenal (Porto S. Giorgo,
30 de junio de 2002)”, en Statuta, p. 82.
192
Ibid., p. 18.
193
Intervención de KIKO ARGÜELLO en el día de la aprobación del Estatuto: Statuta, p. 64. Viene a coincidir
esta aprobación del Estatuto del CN en este momento cuando “casi todas las Conferencias Episcopales están
hablando de la necesidad de una iniciación cristiana postbautismal, encuentran muchas dificultades para
realizarla” (Kiko Argüello, ib., 64). Para el canonista Dr. Adelchi Chinaglia “con esta aprobación formal el
Santo Padre (a través del Prefecto del Pontificio Consejo para los Laicos, a quien ha dado expreso y específico
mandato con la carta del 5.04.2001), en la línea de su decreto de 1990, ofrece a toda la Iglesia este nuevo
instrumento, con abundante experiencia y frutos, que nace en las barracas de Madrid a través de Kiko Argüello
y Carmen Hernández, enraizado en el Concilio Vaticano II: un itinerario postbautismal de naturaleza
catecumenal, método válido para llevar a la madurez de la fe a cualquier bautizado o no bautizado que
´manifieste su decisión de abrazar la fe en Cristo` (can. 788) o de ´hacerse cristiano` (Statuta, p. 108).
cuidado pastoral y, en particular, la iniciación cristiana de las personas en las
diócesis”194.
194
Cfr. Discurso del Papa JUAN PABLO II a los Iniciadores del Camino Neocatecumenal, a los catequistas
itinerantes y a los presbíteros (Castel Gandolfo, 21 de septiembre de 2002): Statuta, separata, p. 4. Para un
acceso a las indicaciones normativas que el Camino Neocatecumenal ha recibido desde la Santa Sede en
relación con las modalidades litúrgicas de la celebración de la Eucaristía, ver: CONGREGACIÓN PARA EL
CULTO DIVINO, Carta al Camino Neocatecumenal (1 diciembre de 2005); Discurso del Santo Padre
BENEDICTO XVI a un grupo numeroso de miembros del Camino Neocatecumenal (jueves 12 de enero de
2006), en la pág. WEB del Vaticano; El Cardenal Arinze explica las normas litúrgicas emitidas para el Camino
Neocatecumenal (jueves 16 de febrero 2006) en ZENIT; El Camino Neocatecumenal acoge con entusiasmo las
indicaciones de la Santa Sede, en www.caminayven.com.
Tras la caída del muro de Berlín, frente al nuevo horizonte de una Europa
inmersa en un contexto de confusión y desesperanza, el Papa y los obispos
europeos han querido “proclamar –con este documento- una exhortación a la
esperanza a una Europa que parecía haberla perdido” (nº 2). Juan Pablo II
desentraña la riqueza de las aportaciones de los obispos tomando como punto de
partida el libro del Apocalipsis “revelación profética que desvela a la
comunidad creyente el sentido escondido y profundo de los acontecimientos”
(nº 5).
Más aún, los obispos europeos afirman con claridad que “es necesario un
nuevo anuncio incluso a los bautizados porque muchos bautizados no saben qué
es el cristianismo, viven como si Cristo no existiera, se han dejado contagiar por
el espíritu de un humanismo inmanentista, etc, y, por ello, la tarea por hacer no
será tanto bautizar a los nuevos convertidos, cuanto guiar a los bautizados a
convertirse a Cristo y a su Evangelio” (nº 47).
Los padres sinodales afirman con rotundidad que “la actual situación
cultural y religiosa de Europa exige la presencia de católicos adultos en la fe y
de comunidades cristianas misioneras que testimonien la caridad de Dios a
197
Cfr. Pastores gregis (Madrid 2003).
198
El título de la convocatoria sinodal reza así: El Obispo, servidor del Evangelio de Jesucristo para la
esperanza del mundo
todos los hombres. El anuncio del Evangelio de la esperanza comporta, por
tanto, que se promueva el paso de una fe sustentada por costumbres sociales,
aunque siempre apreciables, a una fe más personal y madura, iluminada y
convertida” (nº 50). Para ello será necesario “que las comunidades cristianas se
movilicen para proponer una catequesis apropiada a los diversos itinerarios
espirituales de los fieles en las diversas edades y condiciones de vida, previendo
también formas adecuadas de acompañamiento espiritual y de redescubrimiento
del propio bautismo” (nº 51).
Síntesis teológico-pastoral
4ª) Será el Papa Juan Pablo II quien definirá desde un punto de vista
teológico y pastoral el alcance de la llamada espiritualidad de la comunión,
invitando a toda la Iglesia a ser casa y hogar de comunión entre todos sus
miembros, entre todas sus realidades. Los obispos están llamados a ser los
garantes de la unidad y de la comunión, de este modo viviendo como hombres
de esperanza y reflejando en el propio ministerio la eclesiología de comunión y
misión serán verdaderamente motivo de esperanza para su grey.
6ª) Junto a la relevancia que en estos años van a tener los Movimientos
eclesiales y las nuevas Comunidades, un documento que va ayudar a toda la
Iglesia a seguir avanzando por el camino de la evangelización y de la
catequesis, será la promulgación del Directorio General para la Catequesis del
año ´97. No sólo ha sido y es un inestimable servicio al ministerio catequético
de la Iglesia, sino que como hemos visto, también ha ayudado a orientar la
identidad eclesial de no pocas de las nuevas realidades comunitarias que por
estos años estaban intentando perfilar su estatuto de identidad eclesial. En el
Directorio se afirmará que para favorecer un proceso permanente de conversión,
se necesita una comunidad de base o fundante. Para favorecer tal proceso, se
necesita una comunidad cristiana que acoja a los iniciados para sostenerlos y
formarlos en la fe. Y se tiene muy presente que la vida cristiana en comunidad
no se improvisa y hay que educarla con cuidado.
1. Razones de un redescubrimiento
Esta introducción se hace mediante etapas significadas por los ritos del
Catecumenado que vienen desarrollados en el Ritual. Un camino que comienza
con el Rito de Entrada en el Catecumenado y culmina con la recepción de los
sacramentos. Sin embargo, el Ritual no se reduce a ser un momento ritual-
celebrativo, en él se hallan las claves que deben llenar de contenido la
catequesis, los ritos que han de ir jalonando el proceso y la vida evangélica que
ha de ir expresando el cambio de vida, todo ello formando parte de un dinámico
itinerario catecumenal.
Tratamos de ofrecer una breve síntesis selectiva, que nos sirva como
elemento de comparación con lo que sucede en España. Por ello nos fijamos en
algunos países más significativos de Europa199.
202
Por ejemplo: Commision épiscopale de Liturgie. Pastorale sacramentelle, I. Les sacrements de l’initiation
chrétienne et le mariage, París 1996.
203
Véase el estudio de las diversas publicaciones con sus diversas tendencias , por ejemplo, en P. Caspani,
“Iniziazione cristiana” e “catecumenato”: semplicemente sinonimi?: Scuola Cattolica 127 (1999) 261-312.
Cf. También anteriormente: S. Lanza, Il catecumenato in Italia. Prospettive di rinovamento pastorale, RCI
(Rivista del Clero Italiano) 76 (1995) 485-503; AA. VV., Catecumenato e iniziazione cristiana: Rivista di
Pastorale Liturgica 196 (1996) 3-53.
204
CEI, Consiglio Episcopale Permanente, Il catecumenato oggi in Italia: adulti verso il battesimo. Strumento
di lavoro per un servicio al catecumenato, Roma 1994. Pero más importante es el documento de la CEI,
L’iniziazione cristiana. 1. Orientamenti per il catecumenato degli adulti (30 de marzo de 1997), Roma 1997;
205
Puede verse, por ejemplo, en CEI, Evangelizazione e testimonianza della caritá. Orientamenti pastorali del
Episcopato Italiano per gli anni ’90, Roma 1990; Id., Direttorio di pastorale familiare per la Chiesa in Italia,
Roma 1993.
206
Una cronología sobre la evolución del catecumenado en Alemania puede verse en A. Waibel-F.P. Tebartz
van Elst, “Feier der Eingliederung in die Kirche”, en B. Kranemann – E. Nagel – E. Nübold, Heute Gott
feiern, Freiburg 1999, 182-186. También en el informe del actual Director del Instituto Alemán de Liturgia
Eberhard Amon, Panorama der christlichen Initiation: gestern und heute, Fatima 2001 (Ad usum privatum).
investigaciones de F.P. Tebartz van Elst sobre el Catecumenado en Norte
América y sus aplicaciones al área alemana 207. En 1997 la Conferencia
Episcopal Alemana, a través de las mismas instituciones de Pastoral y Liturgia
publicó “Adultos en el camino hacia el bautismo, de. M. Ball, München 1997. Y
una propuesta posterior más concreta se publica el año 2000 “Adultos preguntan
por el bautismo. Un material catequético litúrgico para la realización del
catecumenado”208. Esta preocupación y recepción teórica tardía, no va
acompañada, sin embargo, hasta el momento, de una recepción práctica
correspondiente.
208
De. Ernst Werner, DKV, München 2000.
209
Una bibliografía al respecto: A. Tatiana Sanon-R. Luneau, Enraizar el evangelio. Iniciaciones africanas
ypedagogía de la fe, Madrid 1994; B. Muzungu, Le dieu de nos Pères, t. I,II,III, Les Presses Lavigerie,
Bujumbura 1974-1975; D. Nothomb, Un humanisme africain. Valeurs et pièrres d’attente, Ed. Lumen Vitae,
Bruselas 1965; M. Combarros Miguelez, Dios en Africa. Valores de la tradición Bantú, Madrid 1993; J. Van der
Meersch, Vers un catéchuménat rénove selon le Concile, Ed. del Centro Internacional de Pastoral y Catequesis,
Butare 1968-1971; AA.VV., L’Eglise du Rwanda vingt ans après le Concile Vatican II, Ed. Pallotti-Presse,
Kigali 1987; AA.VV., Une expérience africaine d’inculturation. Théologie-Anthropologie, Ed. N.D. Cotonou,
París 1992.
210
Una bibliografía al respecto: B. Fischer, Das Amerikanische Beispiel. Die Rezeption des Ritus
derEewachsenen-Initiation von 1972 in den Vereinigten Staaten: Liturgisches Jahrbuch 37 (1987) 66-74; F. P.
Tebartz van Elst, Der Erwachsenen-Katechumenat in den Vereinigten Staaten von Amerika. Eine Anregung für
die Sakramentenpastoral in Deutschland, Altenberge 1993; Id., Die Wiederbelebung des
Erwachsenenkatechumenates in den USA und seine pastoralliturgischen Anregungen für die Kirche in
Deutschland: Liturgisches Jahrbuch 44 Jahr (1994) 67-78; Id., Erwachseneninitiation in den USA: Diakonia 24
(1993) 279 ss.; W. A. Anderson, Journeying throuth the RICA, Dubuqye, Iowa 1984; K.A. Boyack, A Parish
Guide of Adult Initiation, Nueva York 1979; Murphy Center for Liturgical Research, Made, not born.New
Perspectives on christian Initiation and the Catechumenate, Notre Dame-Londres 1980; W.J. Reedy, Becoming
a Catholic Christian. A Symposium on Christian Initiation, Nueva York-Chicago-Los Angeles 1979; Id.,
la tesis doctoral de citado F.P. Tebartz van Elst 211. En este país, de 252 millones
de habitantes, de los que 60 millones son católicos, distribuidos en 188 diócesis.
puede decirse que al menos dos tercios de las parroquias han vivido
experiencias catecumenales. La publicación del RICA y su traducción al inglés
en 1974, encontró en los Estados Unidos un clima social especial: el llamado
“Catholic moment in American Culture” (momento católico en la cultura
americana). Este clima, unido a un número alto y constante de conversos y
solicitantes del bautismo, y a un aprecio a las comunidades católicas como
lugares de referencia, llevó a prestar una especial atención a la pastoral de
iniciación y al mismo catecumenado propuesto por el RICA. El intercambio de
experiencias a nivel interdiocesano condujo a definir mejor los fines y los
medios de la iniciación. En 1981 tiene lugar una Conferencia en Estes Park
(Colorado) en la que se crea el "North American Forum on the Catechumenate"
(Foro para la coordinación del desarrollo del OICA en las parroquias de Estados
Unidos). De este Foro nacerá una adaptación más precisa y coordinada del
RICA, que tendrá en cuenta no sólo los no bautizados, sino también los
conversos válidamente bautizados. Finalmente, en 1986 la Conferencia
Episcopal aprobó el RICA para los Estados Unidos, con el título: "Rite of
Christian Initiation of Adults", lo que fue confirmado por Roma el 1 de
septiembre de 1988. En adelante, esta será la única y obligatoria forma de
iniciación de adultos en las parroquias estadounidenses. En este ritual: Se
considera el caso de los bautizados que vienen de otras confesiones; se
promueve no sólo la formación de Catequistas y animadores, sino también su
experiencia catecumenal, siguiendo las fases diversas. Esto hace que descubran
la identidad de su fe, y se capaciten para conducir el proceso, para considerarse
"Iglesia en proceso".
En lo que se refiere a Latinoamérica, la recepción del Catecumenado
propuesto por la reforma del Vaticano II y el RICA puede decirse que ha sido
reducida y lenta (a excepción de la implantación y fecundidad del Camino
Neocatecumenal en la mayor parte de las diócesis de América Latina), con
características peculiares dada la situación cultural y religiosa de los diversos
países. De hecho, llama la atención que en los grandes documentos del
Episcopado latinoamericano ocupe un lugar destacado el tema de la
evangelización o nueva evangelización, pero que a ello no se una de forma
explícita y amplia el tema del Catecumenado212. Cierto que se habla de
211
Nota anterior 55: Der Erwachsenenkatechumenat in den Vereinigten Staaten von Amerika, Altenberge 1993.
Un resumen de la misma en la revista Liturgisches Jahrbuch 44 Jahr (1994) 67-88. Un resumen de la estructura
y peculiaridades del catecumenado en EE. UU., en D. BOROBIO, Catecumenado para la evangelización, o. c.,
96-113.
212
ll Nos referimos a las Conferencias de Medellín, Puebla, Santo Domingo sobre todo.
catequesis permanente, o de “itinerario continuado”213, pero no se piensa
directamente en el Catecumenado214. Sin embargo, los procesos en “pequeñas
comunidades” o en “comunidades eclesiales de base” han cumplido de hecho
las funciones de un verdadero Catecumenado. Algunas conferencias
Episcopales, como la brasileña, se plantearon ya desde los años ’70 la cuestión
de la iniciación cristiana, y por tanto también en alguna medida la del
catecumenado215. Algún movimiento, como el SINE o “Sistema de
evangelización integral”, promovido por el A. Navarro en México en todo
Latinoamérica, tiene una verdadera estructura y dinámica catecumenal, desde
una insistencia en la evangelización (o precatecumenado), en la participación de
la parroquia o comunidad en el proceso evangelizador, en la necesidad de
promover los ministerios laicales, realizar todas las dimensiones de la misión
equilibradamente, y sectorizar el terreno para una evangelización concreta y
eficaz216.
214
Teólogos pastoralístas y Catequistas itinerantes de las Comunidades Neocatecumenales han constatado en
diversos encuentros con párrocos y catequistas de Latinoamérica que muchos sacerdotes todavía no conocen el
Ritual de la iniciación cristiana de adultos, en parte debido a que ha sido traducido muy tardiamente.
215
Episcopado Brasileño, Pastoral dos sacramentos da inicicao Cristá, Sao Paulo 1974; J. Lachnitt, Desafíos
para a iniciacao cristá a partir da iniciacao War’a: Revista de Liturgia 3 (1990) 93-96; A.F. Lelo, La
inculturaciòn en Brasil del Ritual de iniciación cristiana de adultos, Universidad Pontificia. Faculktad de
Teología, Salamanca 1994.
216
A. Navarro, Parroquia evangelizadora. Sistema integral de la nueva evangelización, México 1994; Id.,
Evangelización. Kerigma, México 1974; Id., El anuncio kerigmático. Por si mismo, sólo y todo, México 1994.
misterio de Cristo y con la vida de la comunidad eclesial, expresado en su
momento culminante por los ritos bautismales de iniciación: bautismo, ritos
postbautismales, eucaristía que, normalmente presididos por el obispo, se
celebran en la vigilia pascual.
Pues bien, eso mismo debe ser el Catecumenado hoy: un proceso que
compromete la vida, que lleva a revisar las actitudes y actos en un esfuerzo de
transformación según el evangelio y sus exigencias rectamente interpretadas por
la Iglesia. No se trata de una insistencia en normas morales, desde una visión
más bien rigidista de la Iglesia y negativa del ser cristiano. Se trata más bien de
una insistencia en el ideal evangélico, sin olvidar sus exigencias en la vida
personal, social, económica, política.
La Parroquia
Los padrinos
Los catequistas
Los sacerdotes
El obispo
Aún reconociendo las notables diferencias que existen entre los diversos
"modelos catecumenales" que se proponen ("comunidades neocatecumenales",
catecumenados de adultos...), cabe resaltar algunos elementos comunes
diferenciantes del Catecumenado "estricto" y "propio". Aquí se trata de un
Catecumenado para la re-iniciación, pero fuera del tiempo iniciático que marca
la celebración de los sacramentos. Es un Catecumenado que tiende a "reparar"
aquello que en otro momento debió haberse hecho, y no se hizo. Este
Catecumenado está sí referido a los sacramentos de iniciación, pero no culmina
en la celebración sacramental irrepetible de ninguno de ellos, sino sólo con su
renovación. Los objetivos son idénticos a los que persigue el Catecumenado,
pero la realización, los medios y el ritmo, el contenido y la duración... son
diversos. Se trata, pues, de un "Catecumenado" en sentido análogo y amplio. No
obstante, los neocatecumenados o catecumenados de adultos siempre serán
necesarios para autentificar la iniciación sacramental, y para renovar la fe
personal y la comunidad cristiana.
h) Canto a la esperanza
No obstante estas dificultades, hay que decir que los esfuerzos y frutos
del Catecumenado en la Iglesia Universal, con sus variantes, han sido y siguen
siendo muy importantes. Creemos que es una verdadera bendición de Dios el
redescubrimiento del Catecumenado, como institución más originaria y
adecuada para la evangelización y la iniciación cristiana. Estamos convencidos
de que la restauración del Catecumenado, como uno de los elementos esenciales
de y para la iniciación o para la plenificación iniciatoria, es uno de las mejores
aportaciones del Vaticano II, y de la Iglesia, en orden a la autentificación de su
vida y a la renovación de la comunidad cristiana. Cuando miles de jóvenes y
adultos intentan seguir un proceso catecumenal; cuando miles de miembros de
las comunidades dedican sus mejores esfuerzos a la renovación de la fe de estos
jóvenes y adultos, sea en una u otra situación; cuando se descubre que realmente
el anuncio de la Buena Nueva sigue teniendo su fuerza y que el Espíritu actúa...,
no hay motivo para la desesperanza, aunque el ideal siempre esté por conseguir.
Al contrario, es una ocasión para la esperanza, porque algo nuevo está naciendo.
218
Ib., p. 5.
219
Cfr. Catecumenado en la Iglesia (Valencia 1998), p. 17.
no llegan a adquirir siquiera la condición de verdaderos iniciados en la vida
cristiana. Por otra parte, la existencia de procesos de reiniciación son un
síntoma elocuente de la crisis de la pastoral tradicional, que está reclamando
con urgencia una revisión profunda del proceso de iniciación cristiana, de la
vitalidad de las comunidades, del modo concreto de vivir la relación Iglesia-
mundo y fe-cultura220.
221
“En nuestras Iglesias necesitamos nuevamente descubrir los cimientos del cristianismo, y de aquí partirá el
servicio que deseamos ofrecer con renovada confianza a la humanidad del tercer milenio. Iniciación cristiana,
catecumenado, catequesis misionera, actuación apostólica con inspiración catecumenal... parecen ser los
´métodos`básicos para llevar a cabo la misión pendiente”. Cf. Mons. RICARDO BLÁZQUEZ, Iniciación
cristiana y nueva evangelización (Bilbao 1992), p. 17.
222
Cfr. Teoría de los principios teológicos (Barcelona 1985), p. 28.
223
Cfr. CARTA PASTORAL DE LOS OBISPOS DE PAMPLONA Y TUDELA, BILBAO, SAN SEBASTIÁN
Y VITORIA, Creer en tiempos de increencia (1988); Evangelizar en tiempos de increencia (1994); C.
obliga a una profundización y personalización de la opción de fe; la difusión de
nuevas expresiones religiosas, a veces muy ambiguas, que conllevan un
replanteamiento radical de las propias opciones de vida; la complejidad y el
pluralismo de nuestra sociedad, que coloca la visión cristiana de la vida en
régimen de competencia, en medio de muchas opciones posibles.
FLORISTÁN, Para comprender la evangelización; CEE, Una Iglesia esperanzada. Plan Pastoral 2002-200, nnº
4-11.
224
Para los obispos vascos "la iniciación a la fe es el gran reto para muchas parroquias... el futuro de nuestras
Iglesias se juega, en buena parte, en esta iniciación a la fe... Nuestras Iglesias diocesanas se han de plantear ya el
estudio y desarrollo de una pastoral catecumenal orientada directamente a ofrecer una respuesta adecuada a
personas no bautizadas o totalmente alejadas que, sin embargo, en estos momentos preguntan por Dios. Cfr.
CARTA PASTORAL DE LA CUARESMA - PASCUA DE RESURRECCIÓN, 1997: Al servicio de una fe más
viva, nº 90. Y, más recientemente acaban de afirmar que “Necesitamos un proceso de iniciación... No se puede
iniciar en masa. Este delicado proceso está reclamando una atención individual y personalizada”. Cfr. CARTA
PASTORAL DE CUARESMA-PASCUA, 2003: Vivir la experiencia de la fe, p. 26.
225
Nuestros obispos han afirmado que consideran “que la restauración del catecumenado en nuestras iglesias es
una oportunidad que Dios nos concede para la renovación de la vida de la Iglesia y una ocasión para mostrar a
todos la fe que ella ha recibido (cf. LG 1; IC 3). A su vez, la Iglesia se ve renovada y enriquecida por los nuevos
creyentes que son siempre un signo de vitalidad del Evangelio”. Cfr. OPC, nº 5.
3ª) La praxis tradicional de la iniciación cristiana a partir del Bautismo de
los niños debe ser repensada y reformada a la luz del modelo catecumenal 226,
que debe recuperar su papel normativo e inspirador. Si se ha proclamado
oficialmente que el catecumenado de adultos es modelo de toda catequesis, hoy
es necesario afirmar también que el catecumenado de adultos constituye el
modelo de todo proceso de Iniciación cristiana.
226
Para un experto como H. BOURGEOIS el espacio catecumenal se convierte en un verdadero lugar
teológico, un lugar de reformulación de la fe y de elaboración teológica. Ver en este sentido la fundamentación
de este planteamiento en Théologie catéchuménale (Paris 1991).
227
"La actividad catequística de nuestro tiempo debe subrayar el carácter y la inspiración catecumenal propios
de la catequesis. Si la missio ad gentes es paradigma de toda la actividad evangelizadora en cada uno de sus
diversos momentos, el catecumenado bautismal es modelo e inspiración de la actividad catequizadora
particularmente con referencia a la catequesis de iniciación". Cfr. Comunicado del Congreso catequístico
internacional-1997, p. 8.
228
antiguo" . El catecumenado representa ciertamente una gran
229
de los signos de Dios , se han dado cita la percepción del principio
228
Cfr. DCG (1997), p. 13.
229
El fenómeno de las pequeñas comunidades, o comunidades de base es un fenómeno típico de la Iglesia
postconciliar que surgió un poco por todas parte” como reconocía Pablo VI en EN, nº 58.
objetivas cristianas, la cercanía frente al anonimato y despersonalización
230
padecidas por el hombre actual .
231
de comunidades y de movimientos” .
232
la naturaleza misma de la parroquia” . Algunos años más tarde,
233
fe radicalmente vivida” .
234
Cfr. Llamados a la vida, (Barcelona 1988), pp. 146-147.
235
Cfr. El desarrollo de las grandes ciudades plantea graves problemas pastorales a la Iglesia: L´Osservatore romano (14
de mayo de 1999), p. 2. A la problemática pastoral de cómo evangelizar la cultura urbana ha querido responder el último
Sínodo de Obispos de América que han llegado a afirmar que no hay que dejar que el anonimato de las ciudades invada
nuestras comunidades eucarísticas. Hace falta encontrar nuevos métodos y nuevas estructuras para construir puentes entre las
personas, de modo que se realice realmente la experiencia de acogida mutua y de cercanía que la fraternidad cristiana
requiere. Podría ser que esta experiencia, y la catequesis que debe acompañarla, se realice mejor en comunidades más
pequeñas, como se aprecia en la Exhortación postsinodal: “Una clave de renovación parroquial, especialmente urgente en las
parroquias de las grandes ciudades, puede encontrarse quizá considerando la parroquia como comunidad de comunidades...
Ellas son el marco más fácil para escuchar la palabra de Dios, para reflexionar a su luz sobre los diversos problemas
humanos y madurar opciones responsables inspiradas en el amor universal de Cristo”. Cfr. Ecclesia in América, nº 41. El
Papa Juan Pablo II ha desarrollado esta misma perspectiva en dos alocuciones en relación con la CNC: “El Camino
Neocatecumenal, en el que maduran los itinerantes y las familias misioneras, puede responder a los desafíos del secularísmo,
de la difusión de las sectas y de la escasez de vocaciones. La reflexión sobre la palabra de Dios y la participación en la
La utopía comunitaria se presenta como el resorte capaz de cambiar las
relaciones humanas y la sociedad. Por su parte, los cristianos encuentran en su
fe nuevos motivos que estimulan y mantienen el impulso comunitario. El P.
Liege sostiene que los discípulos de Jesús “tienen motivos particulares para
desear vivir comunitariamente, en la medida en que se posesionan del
Evangelio, origen de su fe. Es cierto que no encuentran en su fe ningún modelo
unitario de comunidad, pero sí la urgencia de existir como comunidad y unas
normas de conformidad con el proyecto eclesial de Jesucristo. Incumbe a cada
generación de creyentes la tarea interminable de dar forma a esta urgencia
comunitaria nacida del Evangelio, y de hacer visible y significativo el nosotros
comunitario de los cristianos”236.
Sin embargo, hay que reconocer que en esta dimensión nos encontramos
todavía ante una transición en gran medida pendiente: pasar de una forma de
Iglesia como organización de servicios religiosos (por ello pudo ser identificada
la Iglesia con el Papa, los Obispos, los sacerdotes, los frailes y las monjas) a
otra forma de Iglesia como comunidad, donde todos seamos miembros activos,
Eucaristía hacen posible la vitalidad de la parroquia mediante cristianos maduros capaces de dar testimonio de la verdad con
una fe radicalmente vivida”. Cfr. Mensaje a los miembros del CN: El Camino Neocatecumenal puede responder a los
desafíos del secularísmo, las sectas y la escasez de vocaciones: Ecclesia, nº 2.632 (15 de mayo de 1993), p. 31; y un año más
tarde volvía a afirmar: “Estas comunidades ayudan a experimentar la Iglesia como cuerpo de Cristo, en el que, mediante los
signos sacramentales, Dios extiende su acción salvífica a los hombres de toda generación, sobre todo a las familias”. Cfr. Un
ejemplo de nueva evangelización: L´Osservatore romano (21 de enero de 1994), p. 20.
236
Cfr. P.A. LIEGE, o. cit., p. 9. En esta perspectiva ver G. LOHFINK, La Iglesia que Jesús quería. Dimensiones
comunitarias de la fe cristiana (Bilbao 1998).
237
Ibid., p. 104.
conscientes de la dignidad cristiana, dispuestos a dar personalmente razón de la
esperanza, responsables en los trabajos del Evangelio. La acentuación de la
comunitariedad, que reclama como necesario correlato la acentuación de la
personalidad de cada uno, es de esta manera condición para la nueva
evangelización. La comunidad no es refugio de intimidados, sino hogar de
adultos. Para que la vida cristiana sea vivida verdaderamente en cristiano, ha de
ser vivida en comunidad238.
239
Cfr. L. GEROSA, Carisma e diritto nella Chiesa (Milán 1989), p. 229.
comunidades y las interpretó como un signo de los tiempos: “florecen un poco
por todas partes en la Iglesia” (nº 58).
El Papa Juan Pablo II ha alentado y ayudando a que el fenómeno de las
pequeñas comunidades fuera acogido, valorado y ayudado. Será en
Christifideles laici , nº 61 donde se fundamentará el papel matriz de la
Parroquia como ámbito de inserción y de comunión de las pequeñas
comunidades. En el Mensaje al Pueblo de Dios, nº 10 los padres sinodales
saludan la nueva concepción de la Parroquia: “Vemos con alegría que la
parroquia se convierte en comunidad de comunidades cuando es ella el
epicentro de las comunidades eclesiales de base y de los demás grupos y
comunidades que la dinamizan y, a la vez, se nutren de ella”.
Ahora bien, este nuevo modelo de Iglesia, que puede ser definido como
comunidad de comunidades, tiene sus riesgos y comporta interiormente sus
limitaciones243. De aquí la importancia de la Parroquia como lugar de comunión.
240
Cfr. J. BESTARD, Desafíos de la realidad urbana a la parroquia: Sal Terrae (setiembre 1984), pp. 671-672.
241
Cfr. Congreso Parroquia Evangelizadora, (Madrid 1988). En la 1ª Ponencia del Congreso nos encontramos con una
lectura pastoral de los datos del análisis sociológico que se había hecho a partir de la encuesta preparatoria. Es muy
significativo reseñar la complementariedad que se ha ido produciendo en las parroquias de las diócesis españolas entre
parroquia - pequeñas comunidades y los movimientos apostólicos: “El sentido comunitario de la parroquia va en aumento:
un 53% afirman que la estructura general de la parroquia es comunitaria” (...) También crece el número de parroquias
concebidas como una comunión de pequeñas comunidades diversas o que de hecho albergan en su seno algún tipo de
comunidades: populares (un 4,2%), neocatecumenales (un 10%), y otras pequeñas comunidades (un 27%)”. Cfr. Congreso,
p. 65. De cara a renovar nuestras parroquias, se afirma que éstas “no pueden ponerse al servicio de la evangelización, si no
van transformándose de centros de servicios religiosos en comunidades vivas de creyentes, es decir, en ámbitos donde los
cristianos puedan vivir realmente la experiencia de la fraternidad cristiana” (Ibid, p. 147). Ver J. HIGUERAS, Hacia la
parroquia del Tercer Milenio (Madrid 2000).
242
Cfr. Christifideles laici, nº 26. Algunos años más tarde, en 1991, Juan Pablo II sostendrá que “estas comunidades
descentralizan y articulan la comunidad parroquial a la que permanecen siempre unidas, se enraízan en ambientes populares
y rurales, convirtiéndose en fermentos de vida cristiana, de atención a los últimos, de compromiso en pos de la
transformación de la sociedad. En ellas cada cristiano hace una experiencia comunitaria, gracias a la cual también él se siente
elemento activo, estimulado a ofrecer su colaboración en las tareas de todos. De este modo, las mimas comunidades son
instrumento de evangelización y de primer anuncio, así como fuente de nuevos ministerios”. Cfr. Redemptoris missio, nº 51.
243
Mons. RICARDO BLÁZQUEZ las ha señalado: “1ª) Cada comunidad no puede estar desconectada de otras comunidades
ni de la Iglesia universal; 2ª) La vida eclesial en comunidad pequeña no puede llevar consigo una automarginación de la vida
La Parroquia concebida como comunidad de comunidades se situaría en la línea
del ministerio de la unidad y de la comunión, siendo ella misma garantía de la
intercomunión entre diversas comunidades eclesiales. Puesta a su servicio, está
llamada a ofrecerles, además del lugar de culto, locales adecuados para sus
reuniones y una estructura básica capaz de coordinar iniciativas y hacer efectivo
un trabajo común. La Parroquia así concebida será la encargada de evitar la
disgregación de los grupos, pero sin imponerles una disciplina monovalente.
pública; 3ª) Puede existir el peligro de que la intensidad de la vida comunitaria asfixie a la persona”. Cfr. Jesús sí, la Iglesia
también, pp. 312-313. En esta perspectiva ver la profunda reflexión de I. ZIZIOULAS, El ser eclesial. Persona, comunión,
Iglesia ( Salamanca 2003).
244
Cfr. JUAN PABLO II, Christifideles laici. Los fieles cristianos, nº 61. En el Mensaje final el Sínodo había recogido la
definición de nueva parroquia como comunidad de comunidades. Cfr. Mensaje de los padres sinodales al Pueblo de Dios, nº
10: Vida Nueva, nº 1606/7 (7/14 noviembre de 1987), p. 69.
245
Cfr. Servicio pastoral a las pequeñas comunidades cristianas, nº 46. Ver también La catequesis de la Comunidad, nº
280.
Ciertamente, nos encontramos en un momento de transición, de una
Iglesia de masas a una Iglesia comunidad de creyentes que optan por la fe
personal y libremente en un mundo secular. La tensión es por tanto inevitable,
pero hay que tener en cuenta, como sostiene J. Bestard, que “hoy día no es
conveniente plantear la opción pastoral, a nivel de comunidades, en sentido
disyuntivo (o comunidades o parroquia). Lo que importa es saber conjugar
ambas posibilidades, sin excluir que pueda haber pequeñas comunidades,
incluso extraparroquiales, que conecten con el Consejo Arciprestal de Pastoral
o, en su ausencia, con otras instancias diocesanas que les permita caminar y
desarrollarse como Iglesia, de cuya unidad es servidor el Obispo” 246. Ahora bien,
K. Rahner sostiene que “si las comunidades de base se van convirtiendo
paulatinamente en los elementos fundamentales insustituibles de la Iglesia del
Obispo, la Iglesia del Obispo tiene la tarea y el deber de impulsar y contribuir
según sus fuerzas a la formación de esas comunidades y a su tarea misionera”247.
248
no es tanto hacer “programas nuevos” , cuanto vivir la novedad
247
Cfr. Cambio estructural de la Iglesia (Madrid 1974), p. 140. Ya por aquellos años el teólogo alemán hacía este tipo de
afirmaciones: “La Iglesia del futuro deberá construirse y crecer desde su base natural comunitaria. ´Iglesia desde la base`,
fundamentada en auténticas ´comunidades de base`, de libre iniciativa y asociación, unidas en comunión con el Obispo y con
la Iglesia particular diocesana” (pp. 140-145).
248
Cfr. JUAN PABLO II, Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte (6-1-2001), nº 29.
que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación
249
decisiva” . Para este encuentro se necesita la mediación de la
250
los ritos litúrgicos de las etapas catecumenales” .
252
Cfr. Iniciación cristiana de adultos, p. 21. Para una mayor profundización sobre diversos aspectos del RICA ver los
siguientes artículos en el nº 88 de Ephemerides Liturgicae de 1974: A. NOCENT, L´Ordo initiationis christianorum: lignes
theologico-liturgiques du Catéchumenat, pp. 163-173; B. CARDINALI, Linee catechetico-liturgiche del rito dell´iniziazione
cristiana degli dulti per una valorizzazione critica della sua indole pastorale, pp. 192-209; JESÚS LÓPEZ GAY, Liturgia y misión,
pp. 221-231; ver también en el nº 69 de la Rivista Liturgica del año 1979, los artículos de: A.M. TRIACCA, Struttura e linee-forza:
dal l´analisi alla sintesi, pp. 425-436; F. BROVELLI, Per introdurre alla Chiesa oggi. Problematica ecclesiologica del "Rito dell
´Iniziazione cristiana degli adulti", pp. 437-455; L. DELLA TORRE - D. SARTORE, Considerazioni pastorali sui capitoli IV e V
del "rito dell´Iniziazione cristiana degli adulti", pp. 471-493.
b) La progresión manifestada en unos momentos rituales determinados,
auténticos ritos de paso que expresan además de la progresiva maduración
personal del convertido, el reconocimiento y la acogida cada vez mayor, tanto
de Dios como de la Iglesia.
253
Para esta comprensión de la estructura de iniciación ofrecida por el RICA, tengo en cuenta, con cierta libertad, la
descripción hecha por M. Dujarier. El utiliza la terminología "período" y "etapa", nosotros utilizaremos la empleada en la edición en
castellano del Ritual: "tiempo" y "grado". Cfr. M. DUJARIER, o. cit., pp. 22-27.
254
Este último nivel es añadido por mí. Para B. CARDINALI, "las cuatro etapas de esta pedagogía progresiva se califican
como anuncio (= evangelización: precatecumenado), formación (= catecumenado), renovación (= purificación-iluminación),
profundización (= mistagogia)”, en art. cit., p. 196.
catequesis integral (nº 7), progresiva, organizada y completa, acompañada de
una praxis de la caridad, dentro del marco de las celebraciones de la palabra en
orden a una educación penitencial y eucarística, de exorcismos menores para
recalcar una vida de ruptura, de opción y de lucha, y de bendiciones con objeto
de reconocer el valor de la paz y de la acción de gracias. Es un tiempo
prolongado, en que los candidatos reciben la instrucción pastoral, mediante
cuatro caminos: una catequesis apropiada, los ritos litúrgicos oportunos y el
testimonio de vida con la profesión de la fe (nº 19).
255
Lleva por título Reiniciación cristiana, respuesta a un bautismo "sociológico". Contribución a un estudio de la Estructura
Pastoral de la Reiniciación, a partir del Capítulo IV del OICA.
256
Ibid., p. 32.
257
Ibid., pp. 75-103. Esta "tesis" la desarrolla también C. ROCCHETTA, para quien "las posibilidades de utilización del RICA
en el mencionado sentido son múltiples y diversas. Se puede pensar, por ejemplo, extendiendo eventualmente sus aplicaciones, en el
itinerario propuesto en el capítulo IV del Rito para adultos, en la perspectiva de una pedagogía de recuperación y fundamentación de
la vida cristiana destinada a los adultos ya bautizados, pero indiferentes o inmaduros para asumir su fe". Cfr. Cómo evangelizar hoy
a los cristianos, p. 111. Ver también: L. DELLA TORRE - D. SARTORE, Considerazioni pastorali sui capitoli IV e V del Rito dell
´iniziazione cristiana degli adulti, pp. 471-493.
viva"258entre los cristianos. De hecho, una nota característica del tiempo
postconciliar es la progresiva toma de conciencia de que es preciso evangelizar
a los bautizados. El problema es afrontado con carácter de urgencia y con
tratamiento catecumenal, así lo expresan dos documentos importantes de estos
dos últimos decenios: "La evangelización de los no creyentes presupone la
autoevangelización de los bautizados y también de los mismos diáconos,
presbíteros y obispos"259. Y también: "Puede servir de ayuda, como han dicho
los Padres sinodales, una catequesis posbautismal a modo de Catecumenado,
que vuelva a proponer algunos elementos del Ritual de la Iniciación Cristiana
de Adultos, destinado a hacer captar las inmensas riquezas del Bautismo ya
recibido"260.
266
"A la experiencia catecumenal acude una gran variedad de personas en situación de búsqueda con diversidad de necesidades
y experiencias. Los hay que, nacidos en el campo, han sido educados con poco o ningún contacto con la religión o con la Iglesia.
Otros han sido hechos cristianos de niños; quizá recibieron alguna instrucción en su niñez, pero llegaron a adultos con un sustrato
virtualmente no cristiano a comenzar un camino de fe. Hay otros cuyo camino es un nuevo comienzo después de haber permanecido
años lejos del cristianismo porque en la adolescencia abandonaron su religión infantil". Cfr. PETER BALL, “La conversión en las
iglesias de Europa”, en CONFERENCIA EUROPEA DE CATECUMENADO, Los comienzos de la fe. Pastoral Catecumenal en
Europa Hoy, p.17.Para conocer el "estado espiritual" de los que llaman a la Iglesia para iniciar un camino de fe, ver: HENRI
BOURGEOIS, Los que vuelven a la fe, Ed, Mensajero, Bilbao 1995.
267
Nota introductoria del RICA en la edición italiana: "Como es verdad que este libro más que un rito contiene un complejo
de reflexiones teológicas, de indicaciones pastorales y acciones litúrgicas que pueden ser de gran estímulo para la renovación
pastoral en acto en nuestras Iglesias". "Pretende precisamente hacer emerger la exigencia de una acción pastoral que conduzca al
descubrimiento y a la conciencia progresiva y personal de la propia fe, mediante una catequesis permanente o itinerario de tipo
catecumenal". "Tenemos a disposición un ORDO con valor de forma típica para la formación cristiana". Cfr. Rito dell´iniciazione
Cristiana degli adulti, CEI (Roma, 1978), nnº 1-399 (comprende la Introducción a la iniciación cristiana de adultos, nnº 1-67, el
Rito completo de la iniciación, nn. 68-239, las fórmulas rituales alternativas, nnº 240-269 y los Textos a elegir para la celebración
de la iniciación cristiana de adultos, nnº 370-399). Cfr. el artículo de D. MOSSO, Il Rica nella Chiesa italiana: RL 66 (1979), pp.
417-424.
cristiana", tal y como señalaba el Cardenal Jubany en la Nota introductoria a la
edición del Ritual en castellano268.
Los Praenotanda del RICA, junto con el Cap. Iº, representan el camino
de iniciación de los adultos al Bautismo. El Cap. IVº es un camino concreto de
iniciación a la Confirmación y Eucaristía de los adultos que, bautizados en la
infancia, no recibieron ninguna catequesis. Pero también se puede aplicar a
casos semejantes (nº 295): aquí tendrían cabida los diversos casos enunciados
por EN y CT de cristianos alejados, no practicantes, indiferentes.... La variedad
de situaciones entre los adultos bautizados -afirma D. Borobio- es muy grande,
y pueden distinguirse las siguientes:
"- Unos sólo recibieron el Bautismo, pero no la Confirmación ni la
primera Eucaristía.
- Otros recibieron el Bautismo y la Confirmación, o el Bautismo y la
primera Eucaristía.
- Otros recibieron los tres sacramentos de iniciación, pero ninguna
formación catequética.
- Otros recibieron una cierta catequesis en al escuela o parroquia pero
luego han venido a perder la fe, a caer en la indiferencia...
- La mayoría de estos bautizados han vivido como alejados, indiferentes o
increyentes"269.
Para ellos, lo mismo que para los catecúmenos, el Cap. IVº prevé una
preparación en el tiempo y una institución pastoral con una oportuna disciplina
(nº 296). Este Capítulo IVº, a diferencia de los otros, no es un Ritual, pues no
hace sino presentar una serie de orientaciones pastorales y litúrgicas, en
continua referencia implícita o explícita al Cap. Iº270.
271
Cfr. Mons. BUGNINI, La Riforma Liturgica, p. 579, Nota 26. El mismo Bugnini presenta la historia de estas "riflessioni".
Esta misma opinión la expresan L. DE LA TORRE y SARTORE, "También, el documento de la Sgda. Congregación para el Culto
Divino, arriba citado, había salido a la luz para responder a las preocupaciones que en algunos pastores de almas había suscitado la
metodología pastoral de estas Comunidades Neocatecumenales”, en Considerazioni pastorali sui capitoli IV..., p. 481.
272
Cfr. Considerazioni pastorali sui cap. IV..., p. 475.
La configuración del camino catecumenal propuesto para estos
destinatarios bautizados que desean profundizar su fe recupera las modalidades
esenciales y las celebraciones del itinerario completo, con sus cuatro tiempos y
los tres ritos de paso. La recuperación se refiere ante todo a la duración: "Igual
que para los catecúmenos, la preparación de estos adultos exige un tiempo
prolongado", de modo que la fe que recibieron en el Bautismo crezca hasta la
madurez cristiana y se enraíce profundamente. "Su vida cristiana debe
reforzarse con una preparación oportuna, una catequesis adaptada, las relaciones
con la comunidad de los fieles y la participación en algunos ritos litúrgicos"
(RICA, nº 296).
273
En las Riflessioni, se señalan los siguientes ritos: "1. Rito de la aceptación de la comunidad; 2. Liturgia de la palabra; 3. Las
entregas (traditio Symboli, Orationis dominicae et Evangeliorum) ; 4. Celebración penitencial (oraciones especiales, bendiciones
con imposición de las manos; 5. Sacramento del la Penitencia; 6. Eucaristia" (pp. 275-278).
274
Se señalan lo siguientes: "a) El rito del effetha; b) La unción; c) La vestidura blanca" (pp. 275-276). Tanto en las Riflessioni
como en el comentario de G. PASQUALETTI se pone de manifiesto que el Bautismo es irrepetible: "Ante todo debe estar siempre
claro que un bautizado, aunque negligente en la vida cristiana y en la fe, no puede ser considerado al mismo nivel que un
bautizado...". Cfr. Commento, p. 279.
adultos en la comunidad, de la que reconocen formar ya parte en cuanto que ya
han sido sellados por el Bautismo" (nº 300).
279
Cfr. Cómo evangelizar hoy a los cristianos, p. 118. Para este teólogo "el capítulo IV del RICA se presenta como una
propuesta básica de notable importancia para volver a cimentar la existencia cristiana de los bautizados, para la recuperación de los
alejados y la renovación de nuestras comunidades con la perspectiva de una nueva evangelización, en los umbrales del tercer
milenio" (ib.,).
280
Cfr. Reiniciación cristiana de adultos..., pp. 103-104. Esta misma posición la mantiene ANTONIO CAÑIZARES
LLOVERA, "La iniciación cristiana integral, sólo será posible mediante el testimonio y vida de comunidades auténticas donde se
viva en concreto lo que quiere decir propiamente cristianismo... Apremia el que, mediante la autoevangelización de la Iglesia, se
creen comunidades cristianas inmediatas positivamente eclesiales...". Cfr. La Catequesis en el proceso de iniciación cristiana:
Teología y Catequesis 4 (1984), p. 560.
281
Cfr. H. BOURGEOIS y J.J. SALVEAT, Pour une Eglise catéchuménale: Cr. De l´Eg. n. 42 (1977) pp. 17-23. Para C.
ROCCHETTA, este tipo de comunidades son ya una realidad: "Quien esto suscribe, en los últimos diez años ya ha experimentado en
primera persona dos formas de itinerarios catecumenales delineados (el itinerario penitencial con un grupo parroquial, de un año de
duración, y el itinerario catecumenal para matrimonios con unas treinta parejas, de cuatro años de duración)... Las mismas Comunidades
Neocatecumenales y las de la renovación en el Espíritu son una prueba palpable de que las comunidades están llamadas a convertirse en
lugares de experiencia de vida cristiana ...". Cfr. Cómo evangelizar hoy a los cristianos, p. 112.
III. EL RITUAL DE INICIACIÓN CRISTIANA DE ADULTOS
Y LA INICIACIÓN CRISTIANA EN EL
NEOCATECUMENADO: UNA APLICACIÓN PARA LA
SITUACIÓN ACTUAL
282
RICARDO BLÁZQUEZ en su libro Las Comunidades Neocatecumenales (pp. 59-84), hace una descripción teológico-
pastoral del Camino Neocatecumenal. Es una aproximación de discernimiento teológico al que es necesario añadir una
fundamentación de la praxis litúrgico-celebrativa y teológico-catequética en confrontación con la propuesta catecumenal contenida
en el RICA.
sacramento. Estructura prevalentemente ritual, pero en la que se acentúan los
aspectos catequético pastorales283. Los tiempos y grados son elementos que se
tejen para confluir en una totalidad. Confluyen para formar un tejido eclesial
ejemplar, forman -en expresión de A. Triacca- como una "reja metodológica"
para rehacer un planteamiento general de la catequesis y de la pastoral
eclesial284.
Los Tiempos y los Grados son los elementos que conforman pues la
estructura del modelo de iniciación del RICA. Son los diversos pasos que el
iniciado tiene que dar para atravesar las diversas puertas o subir los escalones de
este camino, que llamamos iniciación285. Cada grado conduce a un tiempo, más
o menos prolongado de discernimiento y madurez, que prepara el grado
siguiente286. Los Tiempos podrían ser definidos como un espacio pastoral más o
menos largo en el cual los candidatos buscan los caminos de la fe y crecen en
ella correspondiendo a algunas iniciativas pastorales. Los tiempos son llamados
también Etapas porque son espacios de tiempo entre unos objetivos y otros del
camino de la fe y los sacramentos.
283
"A nuestro juicio, lo que nos parece más digno de consideración es que el nuevo ORDO recoge y al mismo tiempo exige no
sólo una estructura catecumenal, sino también la formación, en lo que a los adultos se refiere, de una verdadera mentalidad
catecumenal, por la que se pueda comprender todo lo que pertenece a la fe, entendida a la manera eclesial". Cfr. EDITORIAL de
Eph. Lit. 88 (1974), p. 161. Ver también el estudio de EDOARDO FERENT, “Linee portanti proprie della struttura dell´OICA”, en
Il misterio della Chies locale nella Iniziazione Cristiana degli Adulti e nello Ordo della Confermazione , Roma 1979 (Tesis
doctoral).
284
Para él, estos elementos, que forman como una reja metodológica, se integran en una especie de "tejido eclesial". Un
"unicum" en el que confluyen las nuevas experiencias comunitarias dirigidas a vivificar la realidad de los Sacramentos de la
iniciación cristiana en sus tres "momenti-vita": el antes, el durante y el después celebrativo. Cfr. Struttura e Linee-Forza dall´analisi
alla sintesi..., p. 434.
285
"...mediante los cuales el catecúmeno ha de avanzar, atravesando puertas, por así decirlo, o subiendo escalones". Cfr. RICA,
nº 6.
286
"Los grados, por tanto, introducen a las etapas de instrucción y maduración, o por ellas son preparados". Cfr. RICA, nº 7.
"dividido en diversas etapas"287 "En este camino hay grados o etapas" (RICA, nº
6)..
Los Grados son pasos de un tiempo a otro. Son, por lo tanto, umbrales,
que se atraviesan, de una puerta o escalones de una escalera por la que se
sube288. El umbral se abre a un tiempo nuevo. Pero, además, el RICA los llama
momentos condensados de la iniciación (nº 6). Son la condensación de todo el
tiempo, que pasó, con celebraciones especiales, que le dan una densidad de
vivencia. Es un implícito reconocimiento de que en ciertos momentos es
necesario cristalizar la experiencia de la conversión y celebrarla con expresiones
rituales. Son ciertos períodos de cambio más cualitativo, que requieren apoyo de
la Iglesia y una mayor actividad ritual. Se pueden denominar también a los
Grados pasajes señalados por celebraciones -al pasar de un tiempo al otro- de
manera que se manifieste más claramente el camino que va recorriendo el
candidato, que entra más decidida y proféticamente en la Iglesia.
287
Cfr. SC, nº 64. La gradualidad de la formación catecumenal, recordada por el Concilio, ha sido establecida claramente por la
Iglesia en el RICA:
"Restáurese el Catecumenado de adultos, distribuido en varias etapas (pluribus gradibus)" SC, nº 64.
"Los catecúmenos y neófitos han de ser gradualmente (graditim) educados para que conozcan y vivan la vida
cristiana" (PO, nº 6).
288
En rigor los grados, de carácter celebrativo y puntual, son los "pasos" o "puertas" que dan acceso a las diversas etapas. En el
Catecumenado oficial de la Iglesia hay cuatro etapas y, entre ellas, tres grados. Cfr. RICA, nnº 6 y 7. Para BERAUDY en los
"umbrales" o grados se articula toda la estructura del RICA. En los tres "umbrales" se cierra el ciclo de no cristiano a cristiano, en
Le nouveau Rituel du Baptême des Adultes, p. 130.
289
El Ordo per Gradus fue publicado en AAS 54 (1962), pp. 315-338. El pasar del "uno tractu" del Ritual Romano, vigente
hasta ese año, fue mérito del "Ordo per Gradus", aunque sin dar el paso todavía de las etapas sucesivas en el tiempo. Los siete
grados se basan en el "Ordo Romanus XI". Cfr. C. FLORISTÁN, El Ritual de la iniciación cristiana de adultos: Phase 16 (1976), p.
290.
290
Este segundo grado concentra las tres series de exorcismos mayores que se conservan "substancialmente, pero se acortan y
se injertan de nuevo". Con todo, los exorcismos pierden su forma "imprecativa" y se convierten en "deprecativos". Se les añaden las
entregas del Símbolo de la fe y del Padre Nuestro. Pero, antes de la elección y después del grado "ad catechumenos faciendos", se
añaden los exorcismos "menores": "Pero entre estos dos grados se injerta uno intermedio, que consiste en los ritos que acompañan la
catequesis, a saber los exorcismos menores y bendiciones". Cfr. B. FISCHER, De initiatione Christiana Adultorum: Notitiae 3
(1967), p. 56.
291
"Tres, pues, son los grados, pasos o puertas, que han de marcar los momentos culminantes o nucleares de la iniciación.
Estos tres grados se marcan o sellan con tres ritos litúrgicos: el primero, por el rito de Entrada en el catecumenado: el segundo, por
la Elección y el tercero, por la celebración de los Sacramentos". Cfr. RICA, nº 6.
El paso de los siete grados del Ordo "Per Gradus" del ´62 al concepto de
tiempos y grados del RICA pasó por una serie de vicisitudes. Al principio se
abandonó el concepto de Grado y se pasó al de Stationes292 reduciendo los siete
grados a cuatro "stationes" y añadiendo las catequesis mistagógicas. Después, se
volvió al concepto de "Grados", pero complementándolo con el de "Tiempos".
He aquí como relata J.A. Vela este interesante "iter":
El acceso, a través de esta larga nota del trabajo de J.A. Vela, a la historia
de la génesis de la estructura final de la Iniciación Cristiana de adultos en sus
cuatro tiempos y tres grados tal y como aparecen en el RICA, nos pone delante
la complejidad y las sucesivas maduraciones que el texto del Ritual fue
adoptando en un continuo y permanente diálogo con lo que las experiencias en
los centros catecumenales iban aportando. Este hecho me parece importante
destacarlo, porque cuando nos adentremos ahora a descifrar el alcance y el
contenido de cada una de los tiempos y de los grados del camino catecumenal
del RICA nos vamos a encontrar con que en él tenemos los ritos de la Iniciación
Cristiana de Adultos pero faltan las catequesis que ayudan a preparar esos ritos,
no las encontramos en el Ritual, de ahí la importancia de los praenotanda, que
en expresión de C. Rocchetta294 pueden ser calificados de verdadero "documento
de teología litúrgica".
A) TIEMPOS
293
Cfr. o. cit., p. 127 (Nota 121).
294
"Su importancia es igual, si no mayor, a la del mismo Ritual, ya que es lo que explica y determina el significado del propio
catecumenado y de cada uno de sus ritos...el conjunto de los praenotanda puede calificarse como un documento de teología
litúrgica dentro de un libro litúrgico cuyo conocimiento es indispensable para poder valorar y utilizar adecuadamente el propio rito y
las potencialidades sobrentendidas en él". Cfr. o. cit., p. 51.
295
Cfr. Entre otras señalo las siguientes: M. DUJARIER, Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 35-199; J.A VELA, Reiniciación
Cristiana..., pp. 132-149; C. ROCHETTA, Cómo evangelizar hoy a los cristianos, pp. 61-75; C. FLORISTÁN, Para comprender el
Catecumenado, pp. 126-159; DIONISIO BOROBIO, Iniciación cristiana, pp. 213-235 y Catecumenado para la evangelización, pp.
9-29; CARMELO GÓMEZ, La propuesta catecumenal en el RICA, pp. 28-152.
"El primer tiempo, destinado a la búsqueda por parte de los
candidatos, la Iglesia lo dedica a la evangelización y al
Precatecumenado y concluye con el ingreso en el orden de los
catecúmenos" (nº 7a).
301
Cfr. Iniciación Cristiana de Adultos, p. 30.
302
El modo de hacerlo queda a la iniciativa de las Conferencias Episcopales, tanto en lo concerniente a la evangelización como
en la realización de la recepción de los simpatizantes. La importancia que tiene ese acto de acogida por parte de la comunidad, no
deja lugar a dudas, por el hecho, de que los prenotandos del Ritual ofrecen pautas para hacer un cierto ceremonial de acogida que
exprese a los nuevos simpatizantes que de alguna manera ya han empezado el camino hacia la unión en la fe con Jesucristo,
arropados por una comunidad de cristianos que quiere abrazarlos en su seno. Cfr. RICA, nº 12.
303
J.A. VELA sostiene que en el RICA se pueden distinguir dos momentos de la Evangelización: una primera Evangelización
más Global en la que prima el testimonio directo de los cristianos sin que por ello tenga que haber proclamación explícita de la
palabra evangélica, y una Evangelización más específica o Pre-catecumenado para que se llegue a ser "simpatizante" y se esté
dispuesto a recibir la "primera Evangelización" y reflexionar sobre ella. Cfr. o. cit., p. 133.
304
El RICA ofrece una posibilidad ritual para este tiempo, que consiste en la celebración de los de los exorcismos menores y
de las bendiciones para el bien espiritual de los simpatizantes.
comunidad y de la espiritualidad cristiana" (nº 15). El juicio sobre la idoneidad
del candidato para su ingreso en el orden de los catecúmenos "corresponde a los
pastores, con ayuda de los ´garantes` (nº 42), de los catequistas y de los
diáconos" (nº 16). Va a ser, por tanto, esta investigación sobre los motivos del
simpatizante la que influirá a la hora de prolongar o reducir el tiempo
precatecumenal (nnº 9 y 69).
Mirando al pasado, hay que decir, respecto del tiempo del Catecumenado,
con palabras de S. Felici que "nada de lo que propone el RICA para este tiempo
es nuevo en la tradición de la Iglesia. Tanto el espíritu que debe animar el
Catecumenado, como los elementos, acciones y ritos allí propuestos presentan
características atávicas que hunden sus raíces en la época patrística. Esta no es
sólo el recordatorio de una práctica eclesial, sino que es una privilegiada
experiencia que se ha convertido para nosotros en memoria interpelante y se
torna a su vez en profecía de una Iglesia más auténtica a través de la praxis
cristiana recuperada y adaptada, gracias al esfuerzo conciliar"325.
325
Cfr. “Le linee fondamentali dell´itinerario cristiano”, en AA. VV., Catechesi Battesmale e Riconciliazione nei Padre del IV
secolo, Roma 1984, p. 13.
326
Cfr. Bautismo de niños y Confirmación: Problemas teológico pastorales, Madrid 1987, pp. 43-44.
iglesias del mundo mediterráneo, constituían una manera habitual de hacer, que
se desarrolló por todas partes espontáneamente y cuya autenticidad y necesidad
fue reconocida por la Iglesia327.
"El tercer tiempo, bastante breve, que, por norma, coincide con la
preparación cuaresmal a las solemnidades pascuales y a los
sacramentos, está dedicado a la Purificación y a la Iluminación
interior" (n.º7c).
327
Cfr. M. DUJARIER, Breve historia del catecumenado, p. 72.
328
Cfr. RICA, nº 21 nos da el sentido de este tiempo de purificación e iluminación: la liturgia y la catequesis litúrgica, la
memoria y la preparación al Bautismo, la penitencia -especialmente a través de los exorcismos- (Cf 1/109) y la renovación de la
comunidad de los fieles a una con los catecúmenos. El teólogo A. AUBRY opina que este tiempo supone una gran capacidad de
acogida por parte de la comunidad cristiana local: "Esto supone una alta calificación de la acogida de parte de las comunidades.
Toda la Iglesia local, va en efecto, con ellos, a renovar su compromiso, y hacer una peregrinación a las fuentes de su fe, reviviendo
la iniciación con los catecúmenos (nº 21) como una comunidad portadora, como un seno maternal,, decían los Padres de la Iglesia",
en Le projet pastoral du Rituel..., p. 183.
329
Cfr. o. cit., p. 143.
conseguir una renovación espiritual para prepararse a las fiestas pascuales y a la
iniciación a los sacramentos" (nº 152)330.
330
"La renovación que caracteriza el periodo de la purificación-iluminación (cf. OICA/I, 152-207), encuentra su puesto
significativo a lo largo del itinerario progresivo de la iniciación cristiana, sobre todo, por el hecho que se califica como una
impensior animi praeparatio en espera de una iluminada y sabia celebración de los sacramentos (cf. OICA/P, 7c 22; I, 152): se
podría hablar de una profunda, aunque si no definitiva, verificación de la formación catecumenal madurada en el tiempo precedente.
Un revisión que se desarrolla sobre dos líneas estrechamente vinculadas e interdependientes: por un parte, una gradual toma de
conciencia de la propia situación de pecado a través de una constante revisión de vida, con la finalidad de responsabilizar al
catecúmeno-electo. De otra parte, un efectivo compromiso mediante una participación más activa en el misterio de la salvación que
se completa en Cristo agua viva, luz, resurrección, vida. Y esto es el significado fundamental de los escrutinios y los relativos
exorcismos (cf. OICA/I, 154-157, 162-164, 169, 171, 176, 178; VI, 378s., 383, 387)". Cfr. B. CARDINALI, Linee catechetico-
liturgiche dell´O.I.C.A..., p. 197.
331
Lo esencial de este tiempo de purificación son los Escrutinios que intentan "purificar las almas y los corazones, proteger
contra las tentaciones, rectificar las intenciones y mover la voluntad, para que los catecúmenos se unan más estrechamente a Cristo
y prosigan con mayor decisión en su esfuerzo por amar a Dios" (RICA, 154). No son sino la manifestación de la acción de Dios para
que el catecúmeno entre en la dinámica de la vida en Cristo. Cfr. R. BERAUDY, Los escrutinios y los exorcismos: Concilium 22
(1967) pp. 242-244.
332
Cfr. C. FLORISTÁN, “La etapa cuaresmal”, en Para comprender el Catecumenado (con abundante bibliografía a pie de
página), pp. 141-149. También, M. DUJARIER, Breve historia del catecumenado, pp. 104-111.
333
Cfr. Breve historia del catecumenado, p. 104.
La preparación al Bautismo comprendía fundamentalmente una parte
doctrinal destinada a dar los fundamentos sólidos a la vida de la fe y a purificar
el alma. Constaba de dos elementos: una explicación de la Escritura y un
comentario del Símbolo. Así, durante las primeras semanas el Obispo comenta
toda la Escritura y expone toda la historia de la salvación desde el principio de
la historia de la salvación, que comienza con la creación, hasta los tiempos
actuales de la Iglesia334, para favorecer su actualización en la vida de los
catecúmenos. Hacia el final de la Cuaresma comenzaba la catequesis dogmática,
constituida por la explicación de los artículos del Símbolo335.
4. El tiempo de la mystagogia
El momento ritual más expresivo de este período está constituido por las
Misas para los neófitos o Misa de los domingos de Pascua durante las cuales
los neófitos ocupan un lugar especial entre los fieles, y las lecturas, sobre todo
en el año "A", están adaptadas a ellos de modo especial (nº 237). El RICA desea
que, en el aniversario de su Bautismo, los neófitos se vuelvan a encontrar todos
juntos (nº 238) y puedan eventualmente encontrarse también con el Obispo que
presidió su iniciación en la fe y en el misterio de la Iglesia (nº 239). El tiempo
inaugurado con los ritos sacramentales de iniciación y continuado con la
Mystagogia es el tiempo de caminar "en una vida nueva" y en el amor de Dios,
difundido con abundancia en el corazón de los nuevos bautizados, que les ha
sido dado por el Espíritu Santo (cf. Rom 5,5).
340
Cfr. M. DUJARIER, “El Neofitado en los orígenes de la Iglesia”, en Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 189-199.
B) GRADOS
"Tres, pues, son los grados, pasos o puertas, que han de marcar los
momentos culminantes o nucleares de la iniciación. Estos tres
grados se marcan o sellan con tres ritos litúrgicos: el primero por el
rito de Entrada en el Catecumenado; el segundo, por la Elección y
el tercero, por la celebración de los Sacramentos" (nº 6).
El RICA nos dice que éste es el primer encuentro oficial entre la Iglesia y
el convertido (nº 14). El candidato manifiesta su deseo de seguir a Cristo.
Manifiesta que quiere no solamente proseguir su descubrimiento de Jesús, sino
también conformar su vida al Evangelio y por tanto cesar en las prácticas
paganas. En cuanto la Iglesia, en su misión apostólica, acoge litúrgicamente al
nuevo convertido. Lo hace entrar en el Pueblo de Dios y, por ello mismo, pone
en marcha su santificación.
El ritual exige que para franquear este umbral el candidato tenga una fe
inicial y que manifieste un principio de conversión (nnº 15, y 68). Sólo los
convertidos a Cristo pueden ser admitidos. En estos momentos no se trata,
ciertamente, más que de una conversión inicial, pero debe ser una conversión
real. "Aunque no se trate evidentemente de percibir la fe de una persona -afirma
M. Dujarier- se debe con todo discernir sus signos exteriores" 342. De ahí, que el
ritual precisa que esta ceremonia de acogida litúrgica no debe tener lugar
demasiado rápidamente (nº 50). Hace falta, en efecto, un cierto tiempo para que
nazca la fe y para que se manifiesten los primeros signos de conversión. Todo
depende del camino personal de cada uno (nº 69).
342
"Su fe inicial versará sobre el núcleo de la doctrina cristiana, es decir, esencialmente: ¿crees en el Dios único, vivo y
verdadero?, ¿en Cristo Salvador, enviado por el Padre? y ¿en la Iglesia como lugar de nuestro encuentro con Cristo?". Cfr.
Iniciación cristiana de Adultos, p. 45.
343
Los autores llaman la atención a menudo acerca de la importancia de este momento: “Para la Iglesia es esencial el acoger
las nuevas o viejas culturas y las mentalidades secularizadas y preñadas de increencia del hombre de nuestros días. Este tipo
de acogida es una misión original de nuestra Iglesia. El crear espacios de acogida es tan importante como evangelizar”. Cfr.
J. A. VELA, Reiniciación cristiana..., p. 136; “La acogida es decisiva. A veces, del primer contacto que el eventual
catecúmeno tiene con un miembro de la comunidad depende el rumbo de vida cristiana”. Cfr. C. FLORISTÁN, Para
comprender el catecumenado, p. 130. Ver más detenidamente: M. DUJARIER, “La estructura de la entrada en el
catecumenado”, en La Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 46-66.
- la celebración de la palabra de Dios que concluye generalmente con la
entrega del Evangelio, la oración por los catecúmenos y su despedida (nnº 91-
96); a ésta puede seguir la celebración de la Eucaristía para los fieles, después
de que los catecúmenos se hayan ido (nnº 72 y 97).
2. El Rito de la Elección
344
Sobre todo con ORÍGENES, Contra Celso, III,51 (SCr, 136, pp. 121-123) e HIPÓLITO, La Tradición apostólica, 15 y 16
(SCr, 11 bis, pp. 69-74).
345
Cfr. o. cit., p. 47.
346
Hipólito de Roma (s. III) en su "Tradición Apostólica" distingue dos momentos en el cuadro catecumenal: la entrada en el
Catecumenado y la admisión al Bautismo. Por esta admisión los catecúmenos son "elegidos" para oír el Evangelio y prepararse para
llegar hasta la liturgia bautismal. ¿Han vivido honestamente? ¿Han honrado las viudas? ¿Han visitado los enfermos? ¿Han hecho
buenas obras? En este caso entenderán el Evangelio. Para un acercamiento a otros Padres, ver M. DUJARIER, Le
Parrainage..., pp. 190-193; 203; 279; 230-235; 321-322.
momento de el llamamiento decisivo347 y para que se celebre con verdad
presupone que la Iglesia haya discernido a aquellos catecúmenos que, por sus
buenas disposiciones, son juzgados capaces de participar en la iniciación
sacramental (nº 22).
Así quedaría gráficamente expresado este segundo grado (ver tabla 9ª).
348
Cfr. o. cit., pp. 91-93.
349
Cfr. Salmo 15, 1,2ss. Este salmo lo propone el RICA para ser cantado mientras se realiza la Inscripción del Nombre.
350
Cfr. Catequesis y liturgia en los Padres. Interpelación a la catequesis de nuestros días, p. 110.
3. La celebración de los Sacramentos de Iniciación
Celebración del Bautismo. El rito bautismal está preparado, junto con las
letanías de los santos, la bendición del agua y la profesión de fe y tiene su
momento culminante en el rito de la ablución, unido a la invocación de la
Trinidad (nº 28). Con la bendición del agua se recuerda la continuación de las
"Maravillas de la salvación", que tienen su pleno cumplimiento en el misterio
pascual, que se despliega en el candidato, mediante el poder del Espíritu
operante en el Bautismo (nnº 29 y 210). Con los ritos de la renuncia y de la
profesión de fe "los bautizandos expresan con fe consciente el mismo misterio
pascual, que ha sido vuelto a evocar en la bendición del agua y que después será
brevemente proclamado por el celebrante con las palabras del Bautismo. Los
adultos, de hecho, no se salvan si no quieren acoger el don de Dios con fe,
acercándose espontáneamente a éste. La fe, de la que reciben el sacramento, no
es sólo de la Iglesia sino también suya personal y ellos están destinados a
hacerla rica en frutos" (nnº 30 y 211). El rito del Bautismo, tanto si es por
inmersión como por infusión, expresa realizándola la participación en el
misterio pascual de Cristo, el nuevo nacimiento y la incorporación del candidato
al pueblo de Dios (nnº 31-32). Los ritos postbautismales significan la nueva
condición de los bautizados y su vocación a caminar como hijos de la luz (nº 33;
nnº 213-226 para cada una de las partes del rito bautismal).
Celebración de la Confirmación. La celebración de la Confirmación está
estrechamente ligada a la celebración del Bautismo; "este lazo significa la
unidad del misterio pascual, la estrecha relación entre la misión del Hijo y la
efusión del Espíritu Santo y la unidad de los sacramentos con que el Hijo y el
Espíritu vienen junto con el Padre a habitar en los bautizados" (n. 34). Por ello,
inmediatamente después de los ritos complementarios del Bautismo, eliminando
la unción postbautismal, se confiere la Confirmación (nnº 35 y 227-231).
Si echamos una mirada a la historia descubrimos que para los Padres "el
momento donde se pasa del estado de no iniciado al de iniciado se encuentra en
la celebración -de ordinario, la Vigilia Pascual- donde se recibe el Bautismo, el
don del Espíritu, y donde se accede por primera vez a la mesa del Señor" 351. Los
sacramentos son, pues, el momento decisivo por el que los catecúmenos son
iniciados a la vida cristiana. Bien es verdad que se daba gran importancia a la
institución catecumenal, pues no todos podían ser admitidos al Bautismo al
requerir éste de la fe y de la conversión verdaderas y verificadas. "Todo
esfuerzo realizado anteriormente a través de las instrucciones, escrutinios y
demás requisitos era considerado justamente como una preparación para el
instante supremo del Bautismo"352.
Cabe notar que hay una gran similitud con nuestro actual rito de los
sacramentos desarrollado en la triada sacramental, como también hay gran
parecido con el rito del Bautismo, que es el que presenta mayor complejidad
ritual353. Todos estos ritos, en la antigüedad patrística formaban una única acción
ritual llamada Bautismo, que contaba con el don del Espíritu y abría la puerta al
351
Cfr. P.M.GY, La notion chrétienne d´initiatión: en LMD 132 (1977), p. 53. En este trabajo, el autor hace un estudio acerca
de la noción cristiana de iniciación en los Padres, y llega a la conclusión, de que el Catecumenado se entendía como tiempo de
preparación para la iniciación por los sacramentos y los ritos anejos.
352
Cfr. S. MOVILLA, Del catecumenado a la comunidad, p. 30.
353
Cfr. HIPÓLITO, La Tradición apostólica, 21 (SCr, 11 bis, pp. 81-95). Hipólito ofrece una descripción detallada de todo el
desarrollo ritual. Con algunas variedades, se asimila mucho a nuestro ritual. Para una mayor profundización en un estudio
"comparado" entre el RICA y la praxis patrística, ver, M. DUJARIER, La Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 153-183; y
CARMELO GÓMEZ, La propuesta catecumenal en el RICA, pp. 143-151.
banquete eucarístico. En nuestro Ritual, claramente, se articula la acción
litúrgica en los tres sacramentos bien distinguidos -aunque complementarios-,
pero juntos forman una unidad mayor, el gran sacramento de la Iniciación
Cristiana o, lo que es lo mismo, el único Bautismo en Cristo que se desarrolla
en el agua, en el Espíritu y en la mesa de comunión.
A) ETAPAS
Ya hemos visto que en el RICA los tiempos pueden ser llamados también
etapas porque son espacios de tiempo entre unos objetivos y otros del camino
de la fe y los sacramentos365, y los grados pueden ser denominados pasos366,
porque introducen a los tiempos de instrucción y maduración, o por ellos son
preparados. Por otra parte ya he puesto de manifiesto que la configuración
estructural de un itinerario catecumenal para adultos bautizados es
pastoralmente viable a la luz de las reflexiones hechas por G. Pasqualetti donde
se fundamenta que las celebraciones del itinerario catecumenal completo, con
sus cuatro tiempos y los tres ritos de paso, pueden perfectamente hacerse con
los adultos bautizados "igual que para los catecúmenos, la preparación de estos
adultos exige tiempo prolongado", de modo que la fe que recibieron en el
Bautismo crezca hasta la madurez cristiana y se enraíce profundamente, "su
vida cristiana debe reforzarse con una preparación oportuna, una catequesis
adaptada, las relaciones con la comunidad de los fieles y la participación en
algunos ritos litúrgicos" (nº 296).
365
Al estudiar la estructura del camino catecumenal del RICA he optado por la terminología que preferentemente emplea el
Ritual, Tiempos y Grados. En el Neocatecumenado, se emplea de modo más usual los términos de Etapas y Pasos que son
equivalentes a los del RICA: Tiempos = Etapas; Grados = Pasos.
366
"Tres, pues, son los grados, pasos o puertas, que han de marcar los momentos culminantes o nucleares de la iniciación...".
Cfr. RICA, Observaciones previas, nº 6c.
367
"No se trata de que la catequesis con bautizados reproduzca, miméticamente, el proceso catecumenal del no bautizado, ya
que su condición difiere de la condición de los catecúmenos (RICA, nº 295). La inspiración de fondo y el carácter gradual de su
formación deben sin embargo, mantenerse". Cfr. COMISIÓN EPISCOPAL DE ENSEÑANZA Y CATEQUESIS, Catequesis de
adultos, nº 199.
368
Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, p. 61. En el Estatuto del CN, los ´elementos fundamentales del
Neocatecumenado`vienen desarrollados en los arts. 19-21.
creativo de adaptación del RICA en las distintas etapas y pasos del
Neocatecumenado369.
1. Etapa kerigmática
Los Obispos por tanto, son los que abren el Neocatecumenado en las
respectivas diócesis (SCN, art. 26)376, contando siempre con el hecho de que
374
Esta comprensión bautismal está íntimamente ligada a la naturaleza del Catecumenado en su ´entrañamiento parroquial`,
y así aparece reflejado en SCN, art. 6&1: “El Neocatecumenado, en cuanto itinerario de redescubrimiento de la iniciación
cristiana, se realiza normalmente en la parroquia, ´ámbito ordinario donde se nace y se crece en la fe`, lugar privilegiado
donde la Iglesia, madre y maestra, engendra en la fuente bautismal a los hijos de Dios y les ´gesta` a la vida nueva”.
375
Para G. ZEVINI “el Neocatecumeando consta de las catequesis iniciales y del itinerario neocatecumenal, articulado según
las tres fases de la iniciación cristiana: precatecumenado, catecumenado y elección, divididas en etapas, jalonadas por pasos
marcados por algunas celebraciones”. Para el desarrollo del Neocatecumenado ver: “Etapas del Neocatecumenado”, en La
iniciación cristiana de adultos en las Comunidades Neocatecumenales: CONCILIUM nº 142 (febrero 1979) pp. 240-248. Del
mismo autor, aunque sólo se encuentra en la versión original italiana, ´Neocatecumenato`, en Nuovo Dizionario de Spiritualità (ed.
St de FIORES-T. GOFFI), Roma, 1979 (2ª Ed.), pp. 1056-1073 (con bibliografía italiana muy completa) (Artículo éste injustificada
e incomprensiblemente suprimido en la traducción española). Ver también Mons. RICARDO BLÁZQUEZ, Las Comunidades
Neocatecumenales, pp. 59-86; y A. FUENTES, El Neocatecumenado. Un camino de iniciación cristiana, pp. 57-120.
376
Esta vinculación del Neocatecumenado con el ministerio episcopal es inequívoca. Al interior de las CNC se tiene muy claro
que "el Obispo, en calidad de maestro de la fe (cf. CT, nº 63), es el primer catequista de los adultos. Está llamado a ejercer dicha
tarea con la peculiar incidencia de su carisma y testimonio. Se interesará, por tanto, en primera persona, del plan diocesano de la
catequesis de adultos, se informará de su desarrollo mediante encuentros con los responsables y con los mismos catequistas a los
que considerará entre sus principales colaboradores, seguirá con atención premurosa y cordial la formación de los catequistas de
adultos. Por la responsabilidad que le corresponde, el Obispo atenderá con fraterna caridad a las diversas formas de catequesis de
adultos de origen no diocesano". Cfr. COINCAT, La catequesis de adultos en la comunidad cristiana. Algunas líneas y
orientaciones, Ed, Edicep, Valencia 1990, nº 82. El Neocatecumenado en cuanto itinerario catequético que se desarrolla con
adultos, se ha ido extendiendo para responder a la demanda de los Obispos: "Muchos equipos de catequistas itinerantes, después de
una experiencia de evangelización en la propia nación, han sido llamados por el Señor para abrir el Camino en otros países de donde
nos habían llegado numerosas peticiones de los Obispos y párrocos, sobre todo a partir de 1972". Cfr. KIKO
ARGÜELLO/CARMEN HERNÁNDEZ, “El Camino Neocatecumenal: breve síntesis”, en E. PASOTTI, o. cit., pp. 126-127.
algunos de sus párrocos estén dispuestos a iniciar esta experiencia (SCN, arts.
9&1 y 27). Ellos son los que dan el consentimiento y la aprobación al equipo de
catequistas que ponen en marcha el Neocatecumenado en las parroquias de sus
diócesis en un servicio de comunión que estará siempre bajo la observancia y
tutela episcopal (SCN, arts. 8&4 y 27-28)377. Ellos son los legítimos y por tanto
verdaderos responsables del Catecumenado en sus diócesis378, y también del
Neocatecumenado. Es por otra parte un hecho contrastado que en el
Neocatecumenado, los Obispos son invitados y están presentes en todos los
pasos que jalonan este largo itinerario neocatecumenal, desde el mismo instante
en el que se inicia, es decir, en la celebración en que el Obispo hace entrega
autorizadamente de la Escritura a las personas que están dispuestas a recorrer
este proceso neocatecumenal.
Cuando un Párroco, por tanto, desea iniciar este camino toma contacto
con las parroquias en las cuales existen Comunidades Neocatecumenales, si el
Neocatecumenado ya está establecido en su Diócesis. De lo contrario, es el
Obispo el que solicita y pide que un equipo de catequistas itinerante inicie el
Neocatecumenado en su Iglesia Particular379. Una vez puestos en contacto el
equipo de catequistas con el Párroco que desea abrir el Neocatecumenado, éstos
le informan en qué consiste este proceso con sus etapas y pasos y muestran la
importancia del ministerio pastoral del Párroco que está llamado a ser el
responsable y estar al centro del mismo. Una vez que se clarifica el horizonte
pastoral al que apunta este itinerario neocatecumenal, si el Párroco se decide a
iniciar el Neocatecumenado pide que le sean enviados catequistas, los cuales se
comprometen a iniciarlo y a guiarlo en comunión con el Párroco 380. Los
catequistas hablan también con todo el consejo parroquial, presentando la
necesidad de inaugurar una pastoral de evangelización a través de un
Catecumenado post-bautismal; sucesivamente tienen un encuentro con los
movimientos de la parroquia, y por último, hacen una invitación a todos los
377
Para Mons. RICARDO BLÁZQUEZ "tanto la terquedad del carismático como la estrechez del ministro pueden
obstaculizar la relación, llamada a ser fecunda, entre la originalidad del carisma y la comunión de la Diócesis en torno al Obispo. El
Camino Neocatecumenal tiene muy claro que si el Obispo no quiere ni se abre el catecumenado en las parroquias de su Diócesis ni
una vez abierto se despliega en su itinerario (y lo mismo se diga en relación con el Párroco)". Cfr, Iniciación cristiana y nueva
Evangelización, p. 356.
378
Las atribuciones que el RICA asigna a los Obispos recoge el espíritu conciliar. No podemos olvidar que la restauración del
Catecumenado ha sido una petición expresamente solicitada por la Asamblea Conciliar: "Restáurese el Catecumenado de adultos,
dividido en distintas etapas, cuya práctica dependerá del juicio del Ordinario del lugar" (SC, nº 64); "Tienen que esforzarse también
en restablecer el Catecumenado de adultos o en hacer una adaptación más adecuada" (CD, nº 14). En concreto, se dice que "es
propio del Obispo, por sí, o por su delegado organizar, orientar y fomentar la educación pastoral de los catecúmenos y admitir a los
candidatos a la elección y a los sacramentos..." (RICA, nº 44); y se le apuntan sus responsabilidades:"1) Establecer la institución del
Catecumenado y decidir las normas oportunas para cada necesidad; 2) Determinar, según las circunstancias, si se puede celebrar, y
cuándo, el rito de la iniciación fuera de los tiempos propios (Cfr. nº 58); 3) Dispensar por impedimentos graves de un escrutinio y,
en circunstancias extraordinarias, también de dos (Cfr. nº 240); 4) Permitir que parcial o totalmente se use el Ritual abreviado (Cfr
nº 240); 5) Confiar a los catequistas, que sean verdaderamente dignos y estén bien preparados, la misión de realizar los exorcismos
y las bendiciones (Cfr. nnº 44 y 47); 6) Presidir el rito de la elección y dar por válida la admisión de los elegidos o por medio de un
delegado (Cfr. nº 44)" (RICA nº 66).
379
“Al Obispo diocesano, cual responsable de la iniciación, de la formación y de la vida cristiana en la Iglesia particular,
compete autorizar la realización del Camino Neocatecumenal en la diócesis”. Cfr. SCN, art. 26,1º.
380
“El Neocatecumenado es guiado, en comunión con el Párroco y bajo su responsabilidad pastoral, por un equipo de
catequistas...”. Cfr. SCN, art. 8&4.
fieles de la parroquia durante las misas del domingo y les invitan a participar en
unas catequesis que tendrán lugar dos veces a la semana, durante dos meses. El
equipo de catequistas está formado por un sacerdote, garante de la ortodoxia y
de la eclesialidad del anuncio, de un matrimonio y de un joven, constituyendo
una pequeña comunidad de evangelización381.
385
Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, p. 93. En el RICA se dice que "en este período se hace la evangelización, o
sea se anuncia abiertamente y con decisión al Dios vivo y a Jesucristo, enviado por él a salvar a todos los hombres" (nº 9).
386
Para conocer el contenido de las catequesis iniciales que se imparten durante dos meses en la parroquia, ver SCN, arts. 9
y 10.
387
Cfr. “Breve relación sobre el Camino Neocatecumenal en la Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre Penitencia y
Reconciliación”, en El Camino Neocatecumenal en los discursos de Pablo VI y Juan Pablo II, Centro Neocatecumenal de Madrid
1992 (2ª Ed.), pp. 228-232. A. FUENTES desarrolla ampliamente el contenido de estas catequesis, ver: El Neocatecumenado..., pp.
60-70.
388
Cfr. La espiritualidad del Camino Neocatecumenal: Vida sobrenatural (Enero-Febrero 1995), p. 85. Ver también, C.
ELORRIAGA, Bautismo y espiritualidad neocatecumenal: Revista de Espiritualidad nº 184-185 (1987) pp. 369-388.
Después de este anuncio explícito del Kerygma y de la llamada a la
conversión que se hace a los oyentes, quienes aceptan esta predicación son
invitados a dar una respuesta en una Celebración Penitencial. Es preparada con
una Encuesta sobre la real incidencia de este sacramento en la vida de las
personas, y con una catequesis sobre la historia del Sacramento de la
Reconciliación y de la Penitencia, poniendo el acento en todos los elementos
que han enriquecido este Sacramento a la luz de la doctrina conciliar y sobre
todo del Sínodo que tuvo lugar en 1983 sobre el tema Reconciliación y
penitencia en la misión de la Iglesia 389. "En el marco de esta predicación
Kerigmática -afirma Kiko Argüello- y después de anunciar el perdón de los
pecados, como en las parroquias la mayoría son bautizados, se les invita a sellar
la conversión en el Sacramento de la Penitencia”390
389
Cfr. Exhortación Apostólica post-sinodal de JUAN PABLO II, La reconciliación y la penitencia en la misión de la Iglesia
hoy, Ed, B.A.C., Madrid 1984. Y la reflexión ulterior de nuestros obispos: Instrucción pastoral sobre el Sacramento de la
Penitencia, Dejaos reconciliar con Dios, Ed, Edice, Madrid. 1989. "Es un hecho acreditado en las Comunidades Neocatecumenales
que en el interior del proceso de fe y de conversión hacia el Bautismo se recupera con vigor el sacramento de la conversión, de la
penitencia. Según el testimonio de los presbíteros, la comunidades han fortalecido decisivamente la celebración del sacramento en
sus parroquias, e incluso a veces la han rescatado del olvido...". Cfr. Mons. RICARDO BLÁZQUEZ, Las Comunidades
Neocatecumenales, pp. 38-39.
390
“A este punto de la catequesis, comenzamos a ver ya los primeros milagros de la predicación: gente alejada del
sacramento de la Penitencia durante años, vuelven a confesarse con alegría, recuperan una paz que hacía muchos años que
no conocían, y sobre todo, se comienza a recuperar en algunos países el sacramento de la Reconciliación que había casi
desaparecido”. Cfr. “Breve relación sobre el Camino Neocatecumenal en la Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre
Penitencia y Reconciliación”, en El Camino Neocatecumenal..., p. 230. Ver también SCN, art 9,1ª.
391
"Abraham, paradigma de la fe, Palabra que llama a cada uno de nosotros a un camino: Abraham er es tú; el Éxodo,
paradigma de la liberación de la esclavitud del pecado y del camino de un pueblo en el desierto hasta el Reino de Dios: Jesús el
verdadero Israel que nos lleva al Padre". Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, pp. 93-94. La catequesis del Éxodo ha
recibido una clara influencia de ORÍGENES para quien las etapas del Catecumenado las veía perfectamente "profetizadas" en el
Éxodo hebreo:"Y no pienses que aquellas azañas son meros hechos pasados y que nada tienen que ver contigo, que los escuchas
ahora: en ti se realiza su místico significado. En efecto, tú, que acabas de abandonar las tinieblas de la idolatría y deseas ser
instruido en la ley divina, eres como si acabaras de salir de la esclavitud de Egipto...". Cfr. Homilía 4,1: PG 12, pp. 842-843. Ver
también: Homilías sobre el libro de los Números, 26,4 (SCr, 29, p. 501). Para una mayor ampliación y profundizar en el lugar que
ocupó la "tipología del Éxodo" en la iniciación cristiana de la Iglesia primitiva: JEAN DANIELOU, Tipología bíblica. Sus orígenes,
Ed, Paulinas, Buenos Aires 1966, pp. 201-284.
delegado suyo392. Esta iniciación a la Escritura, se dice en el Estatuto, “es sellada
en una celebración de la Palabra, en que los participantes reciben la Biblia de
manos del Obispo, garante de su auténtica interpretación, como signo de que la
madre Iglesia de ahora en adelante a lo largo del camino les nutrirá
semanalmente en esta mesa, fuente viva de la catequesis”(art. 9, 2ª).
Hijo de Dios. Ese amor, esta nueva maternidad celeste y virginal, es dada en participación al cristiano, por obra del Espíritu Santo".
Cfr. KIKO ARGÜELLO, “La Virgen María y el Camino Neocatecumenal”, en CARLOS GARCÍA ANDRADE, Presencia de
María en los movimientos eclesiales contemporáneos: Ephemerides Mariologicae 36 (1986), p. 306.
395
“ Al final de la convivencia, con los que acogen la llamada a recorrer tal Catecumenado postbautismal se forma la
comunidad neocatecumenal”. Cfr. SCN, art. 10&2. Según afirma Mons. RICARDO BLÁZQUEZ "en esta convivencia se presenta
el camino neocatecumenal para que todos sepan de qué se trata, y se expone la misión de la Iglesia que es la misión del Siervo de
Dios. El sermón del monte será para el cristiano el espejo del hombre nuevo. Con los disponibles a caminar se constituye la
comunidad, eligiéndose el responsable y corresponsables. El párroco es el presbítero de la primera comunidad de su parroquia", Las
Comunidades Neocatecumenales, p. 70. En esta misma dirección : "Un Catecumenado no se pone en marcha por decreto, como
tampoco se puede hacer que un árbol crezca a base de órdenes. El Catecumenado, como el árbol, para dar fruto requiere una tierra
debidamente preparada. Y esta tierra no es otra que la comunidad cristiana. Sin una comunidad que lo respalde, el Catecumenado
tiene pocas posibilidades de sobrevivir...". Cfr. De la cristiandad a la comunidad, p. 35; y "por comunidad cristiana entendemos la
comunidad eclesial inmediata donde el creyente nace y se educa en la fe (CC, nº 255). Es importante recordar que toda comunidad
cristiana es la realización concreta del don de la comunión que el Espíritu concede a los cristianos" (CA, nº 125). Para una
explicación más detallada de los diferentes ámbitos comunitarios en que se puede realizar la catequesis de ad ultos ver el
apartado: "La catequesis se realiza a través de diversos ámbitos comunitarios" (CC, nnº 267-282).
396
Los SS. Padres asimilan, frecuentemente, la formación catecumenal a una gestación de la Iglesia, que da a luz a sus hijos en
la pila bautismal. Por ejemplo, S. GREGORIO GRANDE dice: "Después de haber sido fecundada, concibiendo a sus hijos por el
ministerio de la predicación, la Iglesia les hace crecer en su seno con sus enseñanzas" (ML 76, p. 108). SAN AGUSTÍN, por su
parte, afirma dirigiéndose a los catecúmenos:"Aunque todavía no hayáis nacido, habéis sido ya concebidos y vais a ser alumbrados
en la fuente bautismal como en el seno de la Iglesia" (Sermones ad competentes, 56,IV,5). Para profundizar en la "catequesis de
adultos, transmisión maternal de la fe de la Iglesia", ver Catequesis de Adultos, nº 110.
397
Los arts. 7;13 y 15,1&1 del Estatuto desentrañan la realización del Neocatecumenado en pequeña comunidad. A
Mons. Iniesta "le parece legítimo suponer que no solamente la Iglesia es una comunidad, sino que en su interior debe estar
normalmente organizada como comunidad de pequeñas comunidades, donde el cristiano individual puede encontrar una expresión
concreta, cercana, cálida y adaptada a su tamaño de la gran Iglesia, y, de ese modo, no sentirse en ella como una masa anónima sino
como una familia de hermanos". Ver la excelente "ponencia" que pronunció en el III Encuentro Catecumenal Diocesano celebrado
en Madrid en 1979, que lleva por título: "La pequeña comunidad, hoy, como ámbito para la experiencia de fe", recopilada junto a
otros artículos en su libro Teopraxis: 2. Comunidades. Tareas urgentes. Ensayos de Teología Pastoral, Ed, Sal Terrae, Santander
1981, pp. 9 y 11.
llamamos Neocatecumenado"398Las dos engendran virginalmente al mismo
Cristo: María llevó en su seno a la Vida y la engendró física y virginalmente,
mientras que la Iglesia la crea en las aguas bautismales y en el anuncio de la fe
y la engendra misteriosamente por obra del Espíritu Santo".. Los Obispos
españoles con otras palabras, insisten en esta misma idea al afirmar que "en
todo proceso catequizador de un adulto se desarrolla esta acción maternal de la
Iglesia, que alimenta con su propia fe a sus hijos nacidos por el Bautismo. Es
inherente, en consecuencia, que la vinculación cordial del cristiano con la madre
Iglesia quede bien consolidada. La salud espiritual del adulto depende de ese
vinculo" (CA, nº 110)399"La Virgen en su vida fue ejemplo de aquel afecto
maternal con el que es necesario estén animados todos los que, en la misión
apostólica de la Iglesia, cooperan a regenerar a los hombres" (LG, nº 65).. De
ahí que la Comunidad Neocatecumenal inmediata, en cuyo ámbito se va a
realizar todo la iniciación cristiana, así como los catequistas concretos que la
van a guiar a lo largo de todo el itinerario neocatecumenal, participan de manera
eminente de esa maternidad de la Iglesia400.
400
En este sentido es inherente a la misma pedagogía neocatecumenal la obediencia de los neocatecúmenos a los catequistas.
Ya hemos visto cómo en los Hechos de los Apóstoles los que acogían el Kerygma se ponían en obediencia: ¿Qué hemos de hacer
hermanos? (Hch 2,37). En el Catecumenado primitivo sucedía lo mismo. El catequista, como delegado del Obispo, daba una serie
de instrucciones a los catecúmenos. Durante un tiempo debían escuchar asiduamente la palabra de Dios, orar, ayunar, cambiar
costumbres... Pasado un tiempo, antes de recibir el Bautismo, el Obispo tenía que ver si los candidatos eran dignos. Y les
preguntaba al padrino sobre su idoneidad. Es como si le dijera: ¿Han obedecido a aquello que les mandamos?. El espíritu de
obediencia que los neocatecúmenos tienen con sus catequistas es uno de los "signos" más llamativos del Neocatecumenado. La
obediencia es un elemento fundamental del proceso bautismal y de toda la vida cristiana que en el Neocatecumenado se descubre y
se vive con radicalidad. Ver las hermosas páginas de HENRI DE LUBAC acerca de la obediencia: "El hombre de Iglesia no es sólo
obediente, sino que ama la obediencia...Ella somete nuestros pensamientos y deseos, no a los caprichos de los hombres, sino a la
obediencia de Cristo... Nunca se traiciona a ninguna causa, nunca se es infiel a otro, a sí mismo, o a Dios, cuando se obedece con
sencillez". Cfr. Meditación sobre la Iglesia, Ed, Encuentro, Madrid 1984, pp. 204-209. WALTER KASPER muestra como la
"Kenosis", la obediencia de Jesús y del cristiano es una prueba de la libertad interior, en in Fede e Storia, Brescia, 1985, p. 187.
401
La catequesis en grupo, es una exigencia de la catequesis, y así lo afirman nuestros Obispos: "Una catequesis en la
comunidad y en clave de proceso catecumenal parece reclamar, como medio más adecuado para cumplir su cometido, el que se
realice en grupo. El grupo catequético y la catequesis en grupo, como expresión e iniciación en la comunidad, es una exigencia de la
catequesis" (CC, nº 233). También dan las razones de esta opción (CC, nº 284), y señalan los riesgos (CC, nº 285). Hoy en la
pastoral catequética se subraya con fuerza la relación estrecha existente entre catequesis y comunidad: "Se puede hablar en este
sentido de una clara opción comunitaria en la conciencia catequética actual, según la cual la comunidad cristiana es para la
catequesis condición, lugar, sujeto, objeto y meta" afirma EMILIO ALBERICH en La Catequesis en la Iglesia, Ed, CCS, Madrid
1991, p. 193. Ver también S. MOVILLA, Educación de la fe y comunidad cristiana: Sinite 23 (1987) pp. 317-331.
cristiana ya constituida. Poco a poco a lo largo del itinerario neocatecumenal la
comunidad cristiana irá apareciendo como un don más que como una conquista
humana, la comunidad cristiana será el origen y la meta del
Neocatecumenado402. Empalma este objetivo con el señalado por nuestros
Obispos, para quienes "la finalidad de la catequesis es la educación de la fe del
creyente con vistas a iniciarle en la comunidad cristiana que construye el Reino
de Dios en el mundo. Por ello, junto a la profesión de fe, a la celebración de los
misterios y a la vivencia de los valores evangélicos, la comunidad es meta de la
catequesis y en ella desemboca. Toda la catequesis es para la comunidad y ha
de estar al servicio de su construcción" (CC, nº 287).
En los iniciadores del CN hay una conciencia muy viva, por lo que se
refiere a esta primera fase que se denomina kerigmática, de estar actualizando
en el hoy de nuestra Iglesia el modelo pastoral de la Iglesia primitiva, de las
primeras comunidades cristianas, tal y como aparece -sobre todo- en los Hechos
de los Apóstoles407: "Los primeros apóstoles, en pequeños equipos de
evangelización, -sostiene Kiko Argüello- recorrían las sinagogas anunciando la
Buena Noticia: Dios ha resucitado a su siervo Jesús, aquél del cual nosotros
hemos renegado, pidiendo gracia de un asesino; aquél que murió sin oponer
resistencia, sin resistirse al mal, amando a sus enemigos, excusándoles
(perdónales porque no saben lo que hacen); aquél que ofreció al mal que le
afligían -la tortura y la cruz- como prueba de que su amor era más grande que la
muerte y que no cesaba de amarles, aunque le quitasen la vida: Dios lo ha
resucitado de la muerte y hoy El está vivo, para perdonar éste y cualquier otro
delito"408. El anuncio del acontecimiento de Jesucristo es en las primeras
comunidades cristianas el anuncio de la salvación y el perdón de los pecados en
su resurrección tras el paso por la muerte. El anuncio de la resurrección de
Cristo como victoria sobre la muerte implica que el pecado del hombre ha sido
destruido y por la obra del Espíritu Santo ha aparecido una posibilidad de vida
nueva (el hombre nuevo: cf. toda la espiritualidad bautismal que refleja Rom
6,3-11). Esta es palabra que ha de anunciarla Iglesia: “En el Kerygma, que, con
este u otro término, predicó la Iglesia desde su comienzo -en la práctica,
Kerygma significa tanto el hecho del anuncio, sentido primario de la expresión
como su contenido-, reside la fuerza y el sentido de la misión de la Iglesia.
Cuando las Comunidades Neocatecumenales señalan la importancia del Id por
todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación (cf. Mc 16,15),
tienen conciencia de estar realizando, de acuerdo con el mandato de Jesús, lo
que siempre fue razón de ser de la Iglesia)"409.
406
Cfr. El Neocatecumenado, pp. 50-51. En el Estatuto se subraya con claridad la ´parroquialidad` del Neocatecumenado, ver
arts. 6; 8&4;9&1; 10&3; 16&2. Ver, JESÚS HIGUERAS, La Parroquia y el Camino Neocatecumenal. Una experiencia, Ed,
Edibesa, Madrid 1992. De mismo autor, Hacia la parroquia del Tercer Milenio, Ed, Edibesa, Madrid 2000.
407
Cfr. RAMÓN TREVIJANO, Orígenes del Cristianismo. El trasfondo judío del cristianismo primitivo. Publicaciones
Universidad Pontificia de Salamanca 1995; RAYMOND E.BROWN, Las Iglesias que los apóstoles nos dejaron, Ed, DDB, Bilbao
1986. Ver el excelente trabajo de G. LOHFINK, La Iglesia que Jesús quería. Dimensión comunitaria de la fe cristiana, Ed, DDB,
Bilbao 1998 (3ª edición).
408
Cfr. Il Neocatecumenato, pp. 84-85. En 1983, cuando Kiko Argüello se dirige a los Obispos en la Asamblea Sinodal sobre
la Penitencia y Reconciliación, vuelve a fundamentar la praxis del CN en el modelo pastoral de las primeras comunidades cristianas
tal y como aparece en los Hechos de los Apóstoles: "Esta predicación hecha con fuerza ponía al que escuchaba frente a un
acontecimiento: Jesús es el Señor, sólo en El tenemos salvación, El ha sido resucitado de la muerte, ha vencido la muerte, para que
podamos tener acceso a una vida nueva, a la Vida eterna. Los que sentían tocado el corazón por la acción del Espíritu Santo que
acompañaba a los apóstoles en su misión, y preguntaban: ¿Qué tenemos que hacer? San Pedro respondía Convertíos y que cada uno
de vosotros se haga bautizar en el Nombre de Jesús para el perdón de todos sus pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo
prometido (Act. 2, 38)". Cfr. “Breve relación sobre el Camino Neocatecumenal en la Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre
Penitencia y Reconciliación", en El Camino Neocatecumenal en los discursos de Pablo VI y Juan Pablo II, p. 228.
409
Cfr. CARLOS ELORRIAGA, Bautismo y espiritualidad neocatecumenal, p. 373.
Desde Pentecostés, la fe es el elemento central de la conversión: una fe
propiamente cristiana, es decir, que no sea solamente creencia en el Dios
creador (como los paganos), ni tampoco en el Dios del Antiguo Testamento
(como los judíos), sino en el Dios de Jesucristo. La narración de los bautismos
de Pentecostés deja incluso entrever dos momentos en el acceso a la fe, dos
períodos marcados por dos umbrales. Está ante todo el anuncio kerigmático (cf.
Act. 2, 14-36). Este primer período, que proclama el misterio de Cristo
resucitado, aboca a un primer umbral: "Al oír esto, dijeron con el corazón
compungido a Pedro y a los demás apóstoles: ¿Qué hemos de hacer,
hermanos?" (cf. Act. 2,37). Esta pregunta, casi ritual -sostiene M. Dujarier- 410,
reaparece habitualmente en un contexto kerigmático: manifiesta la primera
conversión que permite dar un paso hacia el Bautismo. Se trata, en efecto, de
una fe real y profunda, pues está dispuesta a pasar a los hechos. Pero no está
todavía afianzada. Debe ser consolidada por una enseñanza más profunda,
expresada en la frase "con otras muchas palabras". Después del primer umbral
tiene, por tanto, lugar un cierto período de catequesis (cf. Act 2,38-40). Este
tiempo de instrucción y de formación termina en un segundo umbral en el que
se trata de constatar si los candidatos han hecho pasar el mensaje a sus vidas, si
han "acogido la palabra" (cf. Act 2,41), es decir, si han obedecido prácticamente
al Cristo, si han cambiado suficientemente su comportamiento como para ser
admitidos al Bautismo. Por tanto, -afirma M. Dujarier- "el acceso al Bautismo
parece implicar ya dos etapas distintas y dos umbrales. Aún cuando, al nacer la
Iglesia, estas etapas están todavía muy juntas, el redactor de la narración las ha
mencionado claramente: una primera evangelización que aboca a un acto de fe,
global pero real, puesto que implica la existencia; después una catequesis más
detallada que debe traducirse en acto en lo concreto de la vida"411.
412
Cfr. Il Neocatecumenato, pp. 87-88.
413
El trabajo que venían desarrollando las CNC va a encontrar su confirmación y respaldo en unas palabras pronunciadas por
el Papa Pablo VI en la Audiencia General del 7 de julio de 1976: "Todo el trabajo realizado en los siglos que nos precedieron, no
nos exime de la colaboración con el divino constructor, por el contrario nos llama, no sólo a u fiel cometido de conservación, y no
de pasivo tradicionalismo, ni de rechazo hostil de la perenne renovación de la vida humana; sino que nos llama a comenzar de
nuevo, recordando, sí, siendo custodios celosos de lo que la historia auténtica de la Iglesia ha acumulado para ésta y para futuras
generaciones, pero conscientes de que el edificio, hasta el último día del tiempo, reclama trabajo nuevo, reclama construcción
fatigosa, fresca, genial, como si la Iglesia, el divino edificio, tuviera hoy que comenzar su aventuroso desafío a las alturas del cielo".
Cfr. PABLO VI, La fede è la base per costruire la Chiesa: L´Osservatore romano (15-7-1976). Para el Párroco JESÚS HIGUERAS
FERNÁNDEZ "las Comunidades Neocatecumenales arrancan de la base de que, si en los primeros tiempos el Catecumenado tenía
como misión hacer la Iglesia, hoy tiene como misión reconstruir la Iglesia y, para ello, hay que comenzar por redescubrir, renovar y
revitalizar el Bautismo". Cfr. La Parroquia y el Camino Neocatecumenal, p. 54.
414
Cfr. “Breve relación sobre el CN en la Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre Penitencia y Reconciliación", p. 230.
415
En la praxis iniciatoria del Neocatecumneado por lo que se refiere a esta etapa hay una clara sintonía con el espíritu del
Ritual: "El primer tiempo, o etapa, por parte del candidato exige investigación, y por parte de la Iglesia se dedica a la evangelización
y Precatecumenado y acaba con el ingreso en el grado de los catecúmenos" (nº 7). Pero previo a este ingreso en el Catecumenado,
en el RICA se acentúa el carácter evangelizador del tiempo precedente al que denomina Precatecumenado: "De la evangelización,
llevada a cabo con el auxilio de Dios, brotan la fe y la conversión inicial, con las que cada uno se siente arrancar del pecado e
inclinado al misterio del amor divino. A esta evangelización se dedica íntegramente el tiempo del Precatecumenado, para que
madure la verdadera voluntad de seguir a Cristo y de pedir el Bautismo" (nº 10).
416
Cfr. Catecumenado para la evangelización, p. 46.
actual considera necesaria y urgente una "evangelización kerigmática"417 que
tenga como objetivos prioritarios la conversión primera y la fe.
Posiblemente nos encontramos aquí con una de las garantías más sólidas
del CN. Los catequistas que abren el Neocatecumenado en una parroquia, son
testigos de lo que anuncian, porque lo han experimentado y lo están viviendo en
su historia y en sus comunidades; y al mismo tiempo, se convierten en testigos
referenciales420 para los que inician el itinerario neocatecumenal (SCN, arts.
8&5; 28,3ª). El hecho de que el itinerario explicitador del Neocatecumenado ya
esté experimentado y vivido en todas sus etapas es una garantía de que el
camino iniciado irá conduciendo lentamente a los neocatecúmenos a la madurez
de la fe. "Durante este tiempo catequético -dice Kiko Argüello- recorremos las
diferentes etapas de nuestro Bautismo, poniendo delante de nosotros las
realidades que tenemos ya dentro, para que, mediante la adhesión libre a la
gracia del Bautismo, ésta pueda crecer y desarrollarse"421.
417
Ver las páginas 49-57 dedicadas a fundamentar la "Necesaria evangelización kerigmática" y las pp. 57-65 en las que
analiza "La evangelización kerigmática exigencia del Catecumenado". Para un acceso a lo que significa la evangelización y la
catequesis kerigmática que tuvo su punto culminante en el periodo 1950-1970, ver el estudio de E. ALBERICH, art.´ Precatequesis`,
en Diccionario de catequética, Madrid, Ed, CCS, 1987. Para conocer como se plantea hoy esta etapa fundamental dentro de la
misión evangelizadora de la Iglesia, ver J. GEVAERT, El fatigoso descubrimiento del problema de la primera evangelización, en
Primera evangelización, Ed, CCS, Madrid 1992, pp. 20-68.
418
Cfr. Iniciación Cristiana de Adultos, p. 30. "La entrada en el Catecumenado no se hace en el acto. Es necesario ante todo un
cierto tiempo de formación y de prueba, podríamos decir de postulantado. El postulante no será agregado al número de los
catecúmenos sino después de haber acogido el kerigma". IDEM., Breve historia del catecumenado, pp. 67-68.
419
Cfr. C. FLORISTÁN, Para comprender el Catecumenado, pp. 164-165. El Neocatecumenado abierto en una parroquia que
se vive en régimen de pequeñas comunidades es "la parroquia misma en proceso de conversión, de revitalización. La parroquia que
se renueva por sí misma y siendo ella misma, sin etiquetas. Las CNC no son una asociación piadosa, un movimiento apostólico, una
élite de espiritualidad o una iglesia paralela de la parroquia. Se trata de grupos de personas que quieren vivir plenamente los frutos
del Bautismo y del cristianismo, a través de un catecumenado dividido en varias etapas e integrado plenamente en la parroquia".
Cfr. JESÚS HIGUERAS, o. cit., p. 71.
420
"El padrinazgo no sólo es tarea personal, sino función comunitaria cristiana con una gran preocupación apadrinante. A la
comunidad cristiana corresponde la educación de los catecúmenos a través del ejercicio de su maternidad espiritual en su triple
función de despertar, acoger y sostener la fe de los candidatos". Cfr. C. FLORISTÁN, o. cit., p. 171.
421
Cfr. “Breve relación sobre el Camino Neocatecumenal en la Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre Penitencia y
Reconciliación", p. 231.
Junto a la originalidad en el modo de iniciar y abrir el Neocatecumenado
al interior de una parroquia en esta etapa kerigmática, hay que destacar el
primer rito catecumenal que en ella se hace, también dentro de una liturgia,
como es la celebración de la Palabra: nos referimos a la entrega de la Escritura
(SCN, art. 9,2ª). Ya he hecho referencia anteriormente al contexto en el cual hay
que situar dicha entrega y también al impacto que suele ocasionar. En el RICA,
para el Rito de entrada en el Catecumenado, se prevé ya esta entrega que en el
Neocatecumenado se anticipa a este momento: "A continuación (después de la
celebración de la Palabra), si parece oportuno, se pueden distribuir, con
dignidad y reverencia, los libros de los Evangelios a los catecúmenos, usando
para el caso alguna fórmula apropiada, v. gr.: -Recibid el Evangelio de
Jesucristo, Hijo de Dios" (n. 93). Para algunos atures como A. Nocent "la
entrega del Evangelio da un acento más significativo a la signatio"422. En
cambio, para D. Borobio, "la entrega de los Evangelios tiene por finalidad
primordial el significar a quién deben convertirse y sobre qué debe tratar el
Catecumenado. Los Evangelios deben ser para los catecúmenos el libro de
oración, de meditación, de encuentro con Cristo, de iluminación, de orientación
fundamental de la vida"423. La importancia que adquiere este rito dentro del
Neocatecumenado aparece más subrayada que en el RICA (donde se deja a libre
elección si parece oportuno)424.
* Que se incluía una imposición de manos sobre ellos, que, sin duda se
trataba de un gesto de exorcismo, gestos salvíficos que acompañaban todo el
itinerario catecumenal, aunque no eran tan solemnes como el exorcismo que se
hacía justo antes de recibir el Bautismo434.
430
Cfr. La Tradición apostólica, 18, (SCr,11 bis, p. 77). Aunque no se dice explícitamente que se trata de una liturgia de la
Palabra, todo parece indicar que se trataba de una auténtica celebración de la Palabra, por cuanto hay elementos propios como la
oración y el beso de la paz, y porque existía una estrecha relación entre catequesis y celebración litúrgica. A menudo la celebración
era el lugar de la educación en la fe. Ver estos estudios: R. DOMINGUEZ, Catequesis litúrgica en los padres, pp. 123-126; I.
OÑATIBIA, La catequesis litúrgica de los Padres: Phase 118 (1980), pp. 281-294; A.M. TRIACCA, Liturgia y Padres de la
Iglesia: Cuadernos Phase 48 (1993), pp. 59-77.
431
Cfr. HIPÓLITO, o. cit., 19, (SCr, 11bis, p. 77).
432
La instrucción que reciben los catecúmenos es la misma que se da a los fieles, pues era práctica común que los fieles se
reunieran en la Iglesia todos los días antes de ir al trabajo para escuchar la instrucción y orar en comunidad. Cfr. HIPÓLITO, La
Tradición apostólica, 30 y 41, (SCr, 11 bis, pp. 123 y 125).
433
Esta práctica también es recomendada en el RICA, ya que en el Rito de Entrada en el Catecumenado, los catecúmenos son
invitados a la mesa de la Palabra junto con la asamblea comunitaria (nº 90).
434
Veáse HIPÓLITO, La Tradición apostólica, 20, (SCr, 11 bis, pp. 79 y 81).
435
Cfr. RICA, nnº 108.110.119.128. Ver los siguientes artículos: FERNANDO IBAÑEZ, La Sagrada Escritura, fuente de la
Catequesis, pp. 282-296; y ALFONSO DE LA FUENTE, La interpretación de la Sagrada Escritura en la Catequesis: Teología y
Catequesis 3 (1983), pp. 297-308.
itinerario neocatecumenal436, que ha conseguido hacer una síntesis muy viva
entre Palabra-Liturgia y Moral.
436
En el estudio comparativo al que somete CARMELO GÓMEZ GÁLVEZ el Neocatecumenado llega a la siguiente
conclusión: "Las Comunidades Neocatecumenales desarrollan todo su camino desde la Palabra de Dios, por eso, las celebraciones
constantes de la Palabra son más importantes que la instrucción. Antes que reflexionar sobre el mensaje, se deja que éste vaya
calando en el corazón del catecúmeno. Es fiel al primitivo Catecumenado y, la liturgia con su variedad ritual es uno de los pilares
fundamentales, lo cual es de elogiar. La celebración de la Palabra como en S. Hipólito, es para ellos el alimento necesario en el
camino". Cfr. La propuesta catecumenal en el RICA, p. 190.
437
"La catequesis de adultos hará bien en asumir el espíritu de estas etapas del catecumenado bautismal. Las dos primeras se
refieren más directamente al proceso de búsqueda y maduración en la fe, y el catequizando adulto, ordinariamente, deberá
recorrerlas" Cfr. Catequesis de Adultos, nº 200.
El tiempo del Precatecumenado es presentado como un tiempo de
descendimiento, de vaciamiento y de conocimiento de la persona a la luz de la
Palabra, los Sacramentos y la Comunión viviendo en comunidad en camino de
conversión un descenso constante a la auténtica realidad del hombre 438. El RICA
señala que como resultado de la evangelización los catecúmenos "al disponerles
el corazón el Espíritu Santo, crean, se conviertan libremente al Señor, y se unan
con sinceridad a él" (nº 9). De entrada, al iniciarse el Precatecumenado, nadie
tiene acreditada y garantizada la conversión, ésta tendrá que verificarse en la
historia y con los signos que la expresan. En este sentido la estructuración de tal
etapa, es sumamente realista y confronta al hombre con los verdaderos y
profundos motivos de su conversión, de ahí la importancia de un cierto tiempo
para que se pueda "gestar la conversión"439. Esto es precisamente lo que se pide
en el RICA antes de admitir a los candidatos al Catecumenado: "espérese algún
tiempo, el conveniente y necesario en cada caso concreto, para investigar los
motivos de la conversión, y para purificarlos, si es necesario" (nº 69)440.
En el Neocatecumenado, este "tiempo de conversión y discernimiento"
para purificar las verdaderas intenciones del corazón engloba prácticamente las
tres primeras etapas del itinerario neocatecumenal: kerigmática,
precatecumenal y la del paso al Neocatecumenado. Van a estar jalonadas por
tres umbrales que recogen y de algún modo amplían -como más adelante
analizaré- el espíritu del Rito de Entrada en el Catecumenado con el que el
RICA inicia el itinerario catecumenal. Estos tres ritos de Entrada en el
Neocatecumenado son: 1º) El Rito del Primer Escrutinio; 2º) La convivencia del
Shemá; 3º) El Rito del 2º Escrutinio.
Pero veamos ahora cómo es vivida y desarrollada esta segunda etapa (que
viene a durar unos dos años) en el Neocatecumenado, teniendo siempre presente
que los destinatarios en este caso son personas bautizadas pero que no han
asumido conscientemente toda la virtualidad de la gracia bautismal (SCN, art.
438
En el Estatuto se dice del Precatecumenado postbautismal, “que es un tiempo de kenosis para aprender a caminar en
humildad”. Cfr. SCN, art. 19&1. Para Mons. RICARDO BLÁZQUEZ en este tiempo "Poco a poco van cayendo las máscaras
detrás de las cuales se esconde y defiende el hombre. Estas máscaras, por otra parte, al ser imágenes sociales, le imponían una
manera inauténtica de vivir y actuar. Al principio nadie se siente concretamente pecador, nadie tiene enemigos; todos tienen mucha
fe, todos aman mucho...". Cfr., Las Comunidades Neocatecumenales, pp. 30-31.
439
"La imagen de la gestación se funda en la noción tradicional de la Iglesia Esposa y Madre...La aplicación de esta imagen
vital a la iniciación catecumenal se puede comprender muy fácilmente, puesto que el bautismo es presentado por Jesús como un
nuevo nacimiento (cf. Jn 3,3-8)... El interés de esta imagen está en mostrar que la iniciación cristiana no es una educación de tipo
escolar, sino un crecimiento vital y que se realiza en el seno de una comunidad cristiana que debe jugar el papel de medio nutricio".
Cfr. M. DUJARIER, Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 76-77. "Por eso, al establecer etapas sucesivas, y en concreto la
precatequesis, la Iglesia desea que el adulto disponga del tiempo suficiente para que madure la verdadera voluntad de seguir a
Cristo (RICA, nº 10). No quiere precipitar las cosas. Desea ir acompañando al adulto en el lento proceso de hacerse verdadero
cristiano". Cfr. Catequesis de adultos, nº 202. Los Obispos españoles denominan a esta etapa con el nombre de precatequesis:
"Hemos utilizado la expresión precatequesis por analogía con el Precatecumenado. También podríamos referirnos a ella como al
primer grado de catequesis, por ser la primera etapa de la formación catequética. En otras ocasiones, se la ha denominado catequesis
misionera, porque tiene como objetivo la conversión (ver CC, nº 50" (ibid., nota [21] del nº 213).
440
Dado que la precatequesis tiene como finalidad propiciar la conversión y esta decisión es libre, su duración es variable y no
se puede determinar a priori. El RICA se expresa de esta manera: "Espérese a que los candidatos, según su disposición y condición,
tengan el tiempo necesario para concebir la fe inicial y para dar los primeros indicios de su conversión" (nº 50). Son interesantes las
"indicaciones" de nuestros Obispos con respecto a esta etapa que ellos denominan de "precatequesis" que tiene como objetivo
"buscar la conversión", ver Catequesis de adultos, nnº 210-213.
5&1)441. Lo hago de una forma un tanto descriptiva, pero en todo caso, intentaré
señalar las concreciones creativas, que en la praxis neocatecumenal se viven en
fidelidad con el espíritu del RICA o como expresión de la creatividad propia de
la genialidad del carisma que los iniciadores han sabido plasmar en continuidad
con la praxis catecumenal de los primeros siglos, y a la luz también de lo que
han ido experimentando y viviendo las primeras comunidades con las que se ha
ido realizando el Neocatecumenado en todas sus etapas.
441
B. FISCHER hablará de "recuperación de los alejados" que, en virtud de su Bautismo, son "nominalmente" cristianos, pero
que quieren en realidad vivir su cristianismo. Estos siguen un camino "análogo" al de los bautizados. Cfr. “Die Struktur des OICA
von 72 Wiederentdcktes und Neueingeführtes”, pp. 382-383.
442
Para una mayor profundización respecto de esta etapa ver: KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, pp. 94-96; G.
ZEVINI, Neocatecumenato, pp. 1062-1064; Mons. RICARDO BLÁZQUEZ, Las comunidades neocatecumenales, pp. 70-72; C.
ELORRIAGA, Bautismo y espiritualidad neocatecumenal, pp. 378-379; A. FUENTES, El Neocatecumenado, pp. 70-77.
recibieron siendo niños443, para que ahora de una manera consciente y personal
puedan adherirse a la gracia bautismal ya recibida pero no plenamente
desarrollada444.
450
Cfr. Ibid., p. 95. "La vida cristiana en comunidad no se improvisa. Hay que educarla con cuidado. Como dice el Concilio,
hay que cultivar debidamente el espíritu de comunidad (PO, nº 6). Para conseguir la vivencia comunitaria la dinámica grupal es
muy importante para la catequesis. Los adultos van descubriendo en el grupo lo que es vivir en comunidad" (CA, nº 132). Ver “La
catequesis de adultos, una acción realizada en la comunidad cristiana” (CA, nnº 125-132).
451
Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, p. 71. D BONHOEFFER explica la diferencia entre la comunidad ideal y la
comunidad real. Aquélla es un sueño y debe ser destruido. Esta, la comunidad real, es la verdadera, con su pecado, con sus límites,
donde Dios actúa. Véase: Vida en Comunidad, Ed, Sígueme (2ª Edición), Salamanca 1983, pp. 16-18.
452
Ibid., p. 96. "Cuando el hombre ha hecho la kénosis en su interior y ha visto iluminada su actitud ante la fe, normalmente
descubre que no tiene fe, que la fe, heredada no le ha servido para la búsqueda de Dios, que vive más de los criterios del mundo y de
la carne que de la fidelidad a la voluntad de Dios. Necesita pedir la fe. ¿Dónde encontrarla? Y se le garantiza que la fe la da la
Iglesia y a la Iglesia debe pedírsela". Cfr. ANDRÉS FUENTES, La espiritualidad del Camino Neocatecumenal, p. 88.
3. Etapa de paso al Neocatecumenado
Después del primer escrutinio, hay un período de otros dos años que se
llama paso al Neocatecumenado (SCN, art. 19,2ª). La comunidad sigue
viviendo el camino de conversión apoyada en el trípode Palabra-Liturgia-
Comunidad, profundizando a la vez en las diversas etapas de la historia de la
salvación: Abrahán, éxodo, desierto, alianza, tierra prometida, reino, exilio,
profetas, creación, mesías, resurrección, Iglesia, parusía... (cuatro semanas por
tema)453. Las catequesis son preparadas por pequeños grupos de la comunidad. A
través de los trabajos en grupo, las reuniones, las revisiones a la luz de la
Palabra y las celebraciones, se actualiza la acción de Dios, que se manifestó en
aquella fase de la Historia de la Salvación y que a partir de este momento
alcanza a la comunidad que se dispone a vivirla hoy. "La lectura de la Palabra es
-afirma Mons. Ricardo Blázquez- profundamente personal y eclesial, y, por el
ministerio de la Iglesia, también autorizada; la homilía del presbítero, la
predicación del Obispo y los documentos del Magisterio pastoral expresan para
la comunidad ese carácter autorizado"454.
453
"Se comienza a estudiar la historia de la salvación, dividida en etapas (esto se hace a través de celebraciones de la Palabra y
catequesis preparadas por los mismos hermanos de la comunidad divididos en pequeños grupos que trabajan unos tres meses sobre
cada tema)”. Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato..., p. 96.
454
Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, pp. 75-76. Esta es la experiencia de una Comunidad Neocatecumenal de la
Parroquia de Nuestra Señora de la Peña de Francia de Lisboa que estaba en esta etapa: "Después del Precatecumenado y después del
primer escrutinio, fue muy importante para nosotros la llamada a conversión y a descubrir el amor de Dios, que elige siempre a los
más débiles; en la historia de la salvación que hemos celebrado por etapas, hemos podido ver nuestra propia historia". Cfr. KIKO
ARGÜELLO/CARMEN HERNÁNDEZ, Convivencia de párrocos, p. 36.
455
Este es el primer mandamiento de la vida. El precatecúmeno está experimentando de una manera existencial que
verdaderamente la vida le viene de "escuchar" la Palabra, ha comenzado a descubrir que en "la liturgia de la Palabra no leemos un
texto, escuchamos a alguien que nos habla. No atendemos a la lectura pública de un texto venerable por su antigüedad, escuchamos
a Dios que nos habla". Cfr. Mons. ROBERT COFFY, art. cit., p. 273.Al mismo tiempo, el precatecúmeno es más consciente de que
"escuchar" no es fácil, son necesarias unas actitudes previas: la humildad, el silencio, la fe... Véase: H. URS VON BALTHASAR,
Puntos centrales de la fe, Ed, BAC., Madrid 1985, p. 312. Es importante subrayar que al final del Catecumenado, antes del
Bautismo, el Obispo pregunta a los padrinos: "¿Han escuchado fielmente la palabra de Dios anunciada por la Iglesia?" (RICA, nº
144).
456
"La ley fundamental del cristianismo es escuchar. En la medida en que el hombre escucha, en la medida en que acoge, esta
Palabra actuará...Escucha Israel: el Señor es nuestro Dios, el Señor es Uno. En estas palabras está toda la vida religiosa". Cfr.
DIVO BARSOTTI, El Señor es Uno, Ed, DDB, Bilbao 1988, p. 45.
Pues bien, el candidato deberá probar que sólo Dios es el Señor de su vida
renunciando significativamente al dinero, puesto que el dinero es el primer
competidor de Dios en la existencia del hombre (cf. Mt 6,24) 457. En el Estatuto
se dice que a los neocatecúmenos “les es dado un tiempo para que se prueben a
sí mismos en la sinceridad de su intención de seguir a Jesucristo, a la luz de su
Palabra: ´No podéis servir a Dios y al Dinero`” (SCN, art. 19,2ª).
457
"Hay aquí un realismo en el Neocatecumenado que contrasta con todas las acusaciones fáciles de angelismo...Si en el
proceso del hacerse un cristiano queda intocada la relación con el dinero, es necesario reconocer que ese camino es superficial y en
el fondo irreal. A este centro se refiere el paso al catecumenado, que se recuerda en un alto en el camino llamado convivencia del
shemá". Cfr. Mons. RICARDO BLÁZQUEZ, o. cit., p. 74. Este aspecto también lo subraya con bastante claridad ANDRÉS
FUENTES: "Hay que situar al catecúmeno frente al dinero como el ídolo más esclavizante que destruye el corazón del hombre. El
dinero es causa y origen de todas las perturbaciones del espíritu y hay que saber situarse ante él con el mismo espíritu de Jesucristo.
Son radicalmente incompatibles la fe en Dios y la fe en las riquezas". Cfr. La espiritualidad del Camino Neocatecumenal, p. 89.
458
En el RICA se afirma que "este tránsito (conversión) que lleva consigo un cambio progresivo de sentimientos y costumbres,
debe manifestarse con sus consecuencias sociales y desarrollarse paulatinamente durante el catecumenado" (nº 9). En esta etapa del
Neocatecumenado lo que se acentúa es la convicción de que el amor a Dios por encima de todos los ídolos debe ser concreto. En la
Iglesia primitiva, el cristianismo revolucionaba la vida familiar, profesional y social. La conversión comportaba un cambio de vida
y de religión que provocaba una ruptura con la ciudad, con el propio ambiente, con la propia familia que continuaba pagana. La
recepción del Bautismo incidía en la vida familiar, profesional, social. "Confesarse cristiano era colocarse al margen de la buena
sociedad y en conflicto con el entorno". Cfr. A.G. HAMMAN, La vida cotidiana de los primeros cristianos, p. 218.
eficaz en su Iglesia: El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser
discípulo mío"459.
462
Las etapas del Catecumenado bautismal son calificadas por el RICA como etapas de "búsqueda y maduración" (RICA,nnº
6 y 7). Siendo el Precatecumenado el tiempo de búsqueda, las tres etapas catecumenales restantes son etapas de maduración en la fe.
Nuestros Obispos afirman que "en nuestro contexto pastoral, en efecto, nos encontramos hoy en día con muchos adultos necesitados
de una fundamentación básica de la fe" (CC, nº 98), para estos "el catecumenado bautismal trata de fundamentar la fe..." (CC, nº
97), la necesidad de una vigorosa organización catequética de adultos entre nosotros "se justifica por la necesidad de suplir las
insuficiencias o deficiencias de la catequesis (anterior), o de completar adecuadamente, a un nivel más elevado, la que recibieron en
la infancia, o -incluso- de enriquecerse en este campo hasta el punto de poder ayudar más seriamente a los demás. (CT, nº 45). En
otras palabras, la catequesis de adultos, tratará de fundamentar la fe cristiana, ya sea porque -en rigor- falte esa fundamentación, o
porque sea inadecuada para la edad adulta, o porque sea necesario reactualizarla" (CC, nº 100).
463
Hablando de estas tareas, el RICA muestra cómo la Iglesia desea que, durante el Catecumenado, los adultos "sean
iluminados por la fe, dirijan su corazón a Dios y se promueva su participación en el misterio litúrgico, se impulse su actividad
apostólica, y toda su vida se nutra según el espíritu de Cristo" (nº 99). Con esta palabras, el RICA vuelve, así, a recordar los "cuatro
caminos" de la formación catecumenal (nº 19). El Código de Derecho Canónico, sintetizando las dimensiones de la formación
catecumenal que el Concilio define en AG,14 indica también que la iniciación en el misterio de la salvación -finalidad de dicha
formación- se obtiene a través de cuatro tareas: "Por la enseñanza y el aprendizaje de la vida cristiana, los catecúmenos han de ser
convenientemente iniciados en el misterio de la salvación, e introducidos a la vida de la fe, de la liturgia y de la caridad del pueblo
de Dios, y del apostolado" (CIC, c. 788,2). Los Obispos españoles afirman que "una catequesis inspirada en el modelo catecumenal
es una iniciación en la realidad desbordante del misterio de Cristo, iniciación que implica una gran riqueza de dimensiones" (CC, nº
84): 1ª) Iniciación al conocimiento del misterio de Cristo (dimensión noética) (CC, nnº 85-86); 2ª) Iniciación en la vida evangélica
(dimensión axiológica) (CC, nnº 87-88); 3ª) Iniciación en la oración y en la vida litúrgica (dimensión práxica) (CC,nnº 88-89); 4ª)
Iniciación en el compromiso apostólico y misionero (CC, nnº 91-92).
464
"Los ministros que empleen este Ritual, usen con libertad y sensatez de las facultades y atribuciones que se les conceden..."
(nº 313). Ver las "acomodaciones que puede hacer el ministro" en el nº 67. Para M. DUJARIER, "en lo que se refiere a las
ceremonias propiamente catecumenales, el ritual abre un vasto campo de creación litúrgica". Cfr. Iniciación cristiana de Adultos, p.
88.
Catecumenado, ya por razón de la brevedad del período de Purificación e
Iluminación" (nº 125)465.
465
Cfr. RICA, nº 103: "Según lo aconsejan las circunstancias, se pueden adelantar la traditio o entrega del Símbolo, y también
de la oración dominical, y el rito Epheetha, para los cuales, tal vez, falte tiempo si se deja todo para la última etapa (nn. 125-126)".
En el Neocatecumenado las entregas de la Liturgia de las Horas, del Símbolo y de la oración dominical se han estructurado de una
formal "original" que no se ciñe exactamente al modelo que el RICA propone.
466
Cfr. Catequesis de adultos, nº 203. Con respecto al ritmo de cada catecúmeno, sostienen los Obispos que la "pedagogía
catequética es respetuosa con el personal proceso de fe de cada catecúmeno, con su ritmo propio, con su particular itinerario. Ya el
hecho de concebir la fe en términos de proceso es muy importante, pues subraya el hecho de que la adhesión del catecúmeno a
Cristo tiene lugar en forma progresiva. A partir de una conversión inicial, se van convirtiendo los diversos estratos de la
personalidad del creyente -las diferentes zonas de su ser- a través de un proceso de conversión permanente. Ese caminar de la fe
tiene sus momentos de resistencia -personales de cada uno- que el catequista ha de saber respetar con tacto y comprensión” (CC, nº
214).
infundida en el Bautismo pueda crecer, llegar a la madurez y ser grabada
plenamente por medio de la formación pastoral que se les proporciona" (nº
296). Asimismo, "el desarrollo ordinario de la catequesis generalmente
corresponderá al orden propuesto a los catecúmenos" (nº 297), y "para significar
la acción de Dios en esta obra de preparación, se emplearán algunos ritos
propios del Catecumenado, que respondan a la condición especial de estos
adultos y a su provecho espiritual, como son las entregas del Símbolo, de la
Oración dominical y también de los evangelios" (nº 302). En el
Neocatecumenado se ampliará también a la entrega de la Liturgia de las Horas
y de la oración mariana por excelencia, el Rosario.
469
"Esta fase dura alrededor de tres años, con tres etapas fundamentales. En cada una de ellas la Iglesia nos ayuda con
exorcismos”. Cfr. KIKO ARGÜELLO, art. cit., p. 98. En la práctica y como muy bien señala el nº 20 del RICA, las "diversas
circunstancias", hacen que esta etapa sea más larga. El Neocatecumenado, evidentemente no puede durar un tiempo indefinido, el
carácter temporal del Catecumenado bautismal es inherente al mismo proceso de iniciación, de ahí que este proceso tenga un
comienzo y un final, en el Neocatecumenado también es así y el hecho de que en un gran número de parroquias ya se haya
finalizado el Neocatecumenado en todas sus etapas, va a propiciar la "agilización" en la pedagogía neocatecumenal. A este respecto
es interesante resaltar que ya los Obispos españoles habían llamado la atención sobre este punto del carácter temporal de todo
proceso catequético, "creemos importante insistir en este punto porque observamos una cierta tendencia a hacer de los grupos
cristianos en los que se realiza la catequesis, grupos catecumenales de duración indefinida. Nos parece muy importante el distinguir
bien el grupo catequético (o catecumenal) de la comunidad cristiana estable" (CC, nº 101). Ahora bien, ¿Cuánto tiempo debe durar
la formación catequética del adulto? se preguntan los Obispos españoles, "tratándose de adultos bautizados, la formación
catequética debe ser -en principio- similar a la de un catecúmeno (RICA, nº 296). Entre nosotros, cuando se trata de verdaderas
catequesis orgánicas con adultos, la duración media podría situarse entre los dos a cinco años" (CA,n º 95).
desde la fe, puesto que la instrucción no puede alimentar la fe si no está Dios
detrás alentando y dinamizándola. Está, por tanto, en íntima unión con la
instrucción catequética, por eso el Ritual ofrece la posibilidad de hacer la
celebración litúrgica de la Palabra, después de la catequesis (nº 108), para
significar que se trata de una misma realidad: la Palabra de Dios que se celebra,
escucha y recibe de diversas formas. Palabra que acompañará al neocatecúmeno
desde el principio al fin. Por tanto, las catequesis se distinguirán por dos notas
fundamentalmente, que también vienen señaladas en el RICA, la gradualidad
(nnº 4, 6-7; también en CA, nnº 198-222) y la integridad. El Ritual dice que a
través de esta catequesis "dispuesta por grados, pero presentada íntegramente,
acomodada al año litúrgico y basada en las celebraciones de la palabra, se va
conduciendo a los catecúmenos no sólo al conveniente conocimiento de los
dogmas y de los preceptos, sino también al íntimo conocimiento del misterio de
la salvación, cuya aplicación desean" (nº 19.1).
470
“La Iglesia realiza una primera iniciación de los neocatecúmenos a la oración litúrgica y personal, incluso nocturna, que
culmina con las catequesis de los Evangelios sobre la oración y con la celebración de la entrega del libro de la Liturgia de las
Horas”. Cfr. SCN, art. 20,1ª. El RICA pide que se "enseñe (a los catecúmenos) los diversos métodos y aspectos de la oración" (nº
106,b). En el Neocatecumenado, ya en esta etapa se familiariza a los neocatecúmenos con la "Oración de Jesús" tan profundamente
venerada en la espiritualidad oriental. Cfr. E. BEHR SIGEL/GUIGON II, La Iglesia reza, Ed, DDB, Bilbao 1987, pp. 5-47.
Nuestros Obispos reconocen y alaban todos los avances que en esta dimensión de la catequesis se están dando en los procesos de
iniciación: "No podemos menos de alabar los esfuerzos realizados entre nosotros para tratar de conseguir que un proceso
catequético se convierta en verdadera escuela de oración... Iniciar al catecúmeno en la plegaria de los salmos, desarrollar en él la
dimensión contemplativa..., es imprescindible para la catequesis". Cfr. Catequesis de la Comunidad, nº 90.
471
“La Iglesia entrega a los neocatecúmenos el Credo (Traditio Symboli), ´compendio de la Escritura y de la fe` y les envía a
predicarlo, de dos en dos, por las casas de la parroquia”. Cfr. SCN, art. 20,2ª. El Catecismo de la Iglesia católica, se convierte en un
manual imprescindible y los neocatecúmenos lo conocen y utilizan con bastante asiduidad para la preparación de cada artículo: "El
Símbolo de la fe resume los dones que Dios hace al hombre como Autor de todo bien, como Redentor, como Santificador y los
articula e torno a los tres capítulos de nuestro Bautismo -la fe en un solo Dios: el Padre Todopoderoso, el Creador; y Jesucristo, su
Hijo, nuestro Señor y Salvador; y el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia". Cfr. Prólogo, nº 14. Para el Cardenal JOSEPH
RATZINGER "El Catecismo desarrolla la fe a partir de la profesión bautismal. Así aparece claro de qué modo quiere explicarla: la
catequesis implica catecumenado". Cfr. Evangelio, catequesis, catecismo, Ed, EDICEP, Valencia 1996, p. 25. Según él, "el símbolo
de la Iglesia se ha desarrollado (sobre todo) en el contexto vital del catecumenado, y en este contexto ha sido transmitido... Hoy
necesitamos restablecer el contexto vital de la ejercitación catecumenal en la fe como lugar común de la experiencia del Espíritu,
que puede convertirse así en la base de una reflexión atenta a los contenidos reales". Cfr. Teoría de los principios teológicos, Ed,
Herder, Barcelona 1985, p. 28.
3º) Y, por último, en la segunda iniciación a la oración (entrega del
Padrenuestro) se ahondará en las siete peticiones de la oración del Señor y
profundizará en el alcance de la filiación divina472.
475
Cfr. KIKO ARGÜELLO, art. cit, p. 98. Ya en el mismo Concilio "se recomienda que también los laicos reciten el Oficio
divino, bien con los sacerdotes o reunidos entre sí, e incluso solos" (SC nº, 100). El Papa PABLO VI en la Constitución apostólica
laudis canticum (1 de noviembre de 1970), con la que promulgaba el Oficio Divino reformado por mandato del Concilio (SC, nº
90), afirma que "toda vez que el Oficio es oración de todo el pueblo de Dios, ha sido dispuesto y preparado de suerte que puedan
participar en él no solamente los clérigos, sino también los religiosos y los mismos laicos" (nº 1), y sostiene que "es verdaderamente
deseable que la Liturgia de las Horas penetre, anime y oriente profundamente toda la oración cristiana, se convierta en su expresión
y alimente con eficacia la vida espiritual del pueblo de Dios...La Liturgia de las Horas expresa con claridad y confirma con eficacia
esta profunda verdad inherente a la vida cristiana. Por esto, el rezo de las Horas es propuesto a todos los fieles, incluso a aquellos
que legalmente no están obligados a él" (nº 8). Por lo demás, en la Institutio generalis Liturgiae horarum encontramos las bases
para la recuperación de la oración comunitaria como una forma eclesial de manifestar la realidad de la Iglesia local (cf. nnº 9 y 21),
en los nnº 22 y 23 se contempla el hecho de la "convocación y la reunión de la comunidad para la liturgia de las horas y la
participación de los fieles que deben ser instruidos convenientemente por los pastores". Cfr. COMISIÓN EPISCOPAL ESPAÑOLA
DE LITURGIA, Liturgia de las Horas (Tomo Iº), Coeditores litúrgicos [2ª edición], 1984.
476
Cfr. P. SALMÓN, “La oración de las horas”, en A.G. MARTIMORT, La Iglesia en oración, Ed, Herder, Barcelona, 1967,
pp. 946-947. Para un acceso a los Santos Padres que han tratado sobre los salmos: BASILIO, Hom. in Psalmum 1, Patrologia
Graeca, 29; AMBROSIO, Explanatio Psalmi 1: Corpus Scriptorum Ecclesiasticorum Latinorum, 64. Para un estudio histórico ver:
´Liturgia de las Horas`, en Nuevo Diccionario de Liturgia, Ed, Paulinas, Madrid 1987, pp. 1164-1190.
477
En concreto, el autor habla de la liturgia que se celebraba en Nápoles en el siglo VI, "se desarrollaba esta ceremonia el
domingo tercero de Cuaresma. Poseemos una serie de Homilías en las que el obispo Juan el Mediocre invita a aprender de memoria
el salmo 22, o por lo menos el salmo 116, más fácil de memorizar porque es más corto. Tal vez también el salmo 41". Cfr.
Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 141-142. También encontramos atestiguada esta práctica en las catequesis de Nicetas
recientemente editadas, ver NICETAS DE REMESIANA, Catecumenado de adultos, Ed, Ciudad Nueva, Madrid 1992
(especialmente, el capítulo dedicado "Sobre el canto cristiano", pp. 114-127). Para una mayor profundización: A. ROSE, Les
Psaumes de l´iniciation chrétienne: Questions Liturgiques er Paroissiales 47 (1966) pp. 279-292 y 48 (1967) pp. 111-120.
proclamado, estudiado y meditado478. Así, afirma Mons. Ricardo Blázquez, "se
van conociendo los salmos, y se convierten en expresión personal de petición,
acción de gracias, alabanza, lamentación... de los neocatecúmenos" 479. De esta
forma, poco a poco, los neocatecúmenos se familiarizan con los salmos 480.
Empalma así esta praxis de la oración litúrgica de los neocatecúmenos con el
espíritu de la reforma litúrgica tal y como sostiene V. Raffa en su estudio
histórico en relación con la Liturgia de las Horas: "Se concibe el oficio divino
no como oración propia del clero y de los monjes, tal como había acabado
siendo en una época de decadencia litúrgica, sino como conmemoración de
todos los bautizados... Los laicos, como grupos y como individuos, que celebren
aunque sólo sea una parte de la LH ejercen la misión de la Iglesia orante, se
insertan más íntimamente en ella (SC, nº 85), llevan a cabo una acción litúrgica
y un culto público y contribuyen no poco a la salvación de todo el mundo
(OGLH, nº 27). Desaparece la discriminación entre personas delegadas y no
delegadas para la oración litúrgica, y se exhorta vivamente a los laicos a hacer
de la LH, total o parcial, su oración (SC, nº 100; OGLH, nnº 22;23;27)"481.
478
Siguiendo el mandato de Jesús que nos invita a "escrutad las Escrituras, ya que pensáis que en ellas hay vida eterna. Ellas
dan testimonio de mí" (cf. Jn. 5, 39-40). El Estatuto describe así esta praxis neocatecumenal: “Los neocatecúmenos, escrutando los
salmos en pequeños grupos, son iniciados a la práctica de la ´lectio divina` o ´scrutatio scripturae`, ´en la que la Palabra de Dios es
leída y meditada para transformarse en oración`”. Cfr. SCN, art. 20,1ª.
479
Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, p. 78.
480
"Con la entrega del Oficio de las Horas, durante la iniciación a la Oración, algunas familias de la primera comunidad se han
convertido en Iglesias domésticas, desde las que se eleva a Dios, dador de todo bien, la alabanza cotidiana. Es la oración del pueblo
de Dios". Cfr. Convivencia de párrocos, p. 53.
481
Cfr. Liturgia de las Horas, p. 1171.
482
"Para iluminar la propia historia de salvación que Dios quiere hacer con cada uno de nosotros, tenemos todos los personajes
que desfilan por la historia de la salvación. Todos los personajes de la historia de la salvación nos enseñan a entrar en la voluntad de
Dios... El conocimiento de estos personajes, el verse reflejado en ellos a través de la figura de Jesús al que anuncian, potencia el
espíritu de oración y de confianza plena en la voluntad de Dios". Cfr. ANDRÉS FUENTES, art. cit., p. 171.
483
La misma "Institutio generalis de la Liturgia horarum" dice que "conviene que la familia, que es como un santuario
doméstico dentro de la Iglesia, no sólo ore en común, sino que además lo haga recitando algunas partes de la Liturgia de las Horas,
cuando resulte oportuno, con lo que se sentirá más insertada en la Iglesia" (nº 27b.)
en ocasión propicia para ir transmitiendo la fe a los hijos 484. Esta celebración
doméstica tiene una trascendencia enorme para los niños. En el Estatuto se
afirma que “los padres son instruidos a transmitir la fe a los hijos en una
celebración doméstica, hecha durante los Laudes del Domingo” (SCN, art.
14&2)485.
484
"También el Sínodo, siguiendo y desarrollando la línea conciliar ha presentado la misión educativa de la familia cristiana
como un verdadero ministerio, por medio del cual se transmite e irradia el Evangelio, hasta el punto que la misma vida de familia se
hace itinerario de fe y, en cierto modo, iniciación cristiana y escuela de los seguidores de Cristo...En virtud del ministerio de la
educación los padres, mediante el testimonio de su vida, son los primeros mensajeros del Evangelio ante los hijos. Es más, rezando
con los hijos, dedicándose con ellos a la lectura de la Palabra de Dios e introduciéndolos en la intimidad del Cuerpo -eucaristíco y
eclesial- de Cristo mediante la iniciación cristiana, llegan a ser plenamente padres". Cfr. JUAN PABLO II, Familiaris consortio, nº
39. Ver la profunda y penetrante reflexión que los Obispos vascos dedican a la "familia cristiana, una comunidad que ora". Cfr.
Carta pastoral de los Obispos vascos, Redescubrir la familia (Pascua de Resurrección, 1995), nnº 91-98.
485
"Los padres que caminan en la fe de la Iglesia pasan a los hijos la experiencia que ellos tienen del Dios viviente y del Señor
resucitado", afirma MICHI COSTA, presbítero , por un tiempo, del Equipo Itinerante del CN en Sudáfrica junto a un matrimonio
con tres hijos. Fruto de la experiencia y de estas celebraciones domésticas han nacido estos libros: Cuando tu hijo te pregunte;
Hazme oir tu voz; Quiero ir a Jerusalén, los tres editados por DDB, Bilbao, 1991. Ver también las indicaciones que hace CARLOS
ELORRIAGA, "Los niños y las Comunidades Neocatecumenales", en Bautismo y espiritualidad neocatecumenal, pp. 385-386. Y,
la descripción de "una experiencia de Laudes en familia", en Convivencia de párrocos, pp. 62-63.
486
"El sexto domingo de cuaresma comenzaba en Oriente la catequesis dogmática, esencialmente constituida por la explicación
de los artículos del Símbolo. Y así comenzaba con la importante ceremonia de la traditio Symboli... La entrega del Símbolo es un
acto fundamental que contiene todo el significado de la catequesis. Al entregar el Símbolo, la Iglesia transmite a los nuevos
cristianos la fe; por eso lo convierte en un acto litúrgico... La misión del Símbolo es expresar resumidamente el contenido de la
tradición; su origen es esencialmente catequético". Cfr. JEAN DANIELOU/R. du CHARLAT, o. cit., pp. 52-53.
487
"En la gran tradición eclesial, la confesión de fe más estrictamente vinculada al proceso de la iniciación cristiana es la
Profesión de fe apostólica. El llamado Credo o Símbolo de los apóstoles, en efecto, es una fórmula que la Iglesia ha utilizado, desde
muy antiguo, para profesar su fe bautismal y para iniciar en esa fe a los catecúmenos" (CA, nº 137). Y, más adelante se dice, "la
clave para estructurar esta doble dimensión -bíblica y doctrinal- de la enseñanza de la fe, tal como atestigua la práctica secular de la
comunidad cristiana, está en la entrega del símbolo (RICA, nº 183), que la Iglesia, en el momento oportuno, lleva a cabo con los
catecúmenos y, en nuestro caso, con los adultos que se catequizan" (CA, nº 179). "La catequesis, para educar al catecúmeno en el
sentido de la nueva existencia recibida en el Bautismo, lo inicia en la profesión de la fe cristiana, en la que se expresa la razón de su
esperanza y la raíz de su existir" (CC, nº 164).
. Los neocatecúmenos, durante este tiempo, profundizarán en cada uno de los
artículos del Credo488, meditándolos, preparándolos y celebrándolos en las
liturgias de la Palabra489, se conecta así con la tradición más puramente
catecumenal, que ha reservado a la explicación del Símbolo algunas de sus
mejores tratados teológicos490.
Una vez terminado este tiempo de evangelización por las casas, los
catequistas vuelven para la Redditio del Credo: durante la Cuaresma, en la
parroquia y en la liturgia de las Vísperas, cada neocatecúmeno confesará
públicamente la fe de la Iglesia a la luz de su experiencia personal 493, en
488
Cfr. SANTOS SABUGAL, Credo. La fe de la Iglesia. El Símbolo de la fe: historia e interpretación, Ed, Montecasino.
Zamora 1986. Estudios de este tipo, serán continuamente material de referencia en esta etapa del Neocatecumenado. Entre las
principales catequesis sobre el Credo fácilmente accesibles en nuestra lengua citamos: SAN CIRILO DE JERUSALÉN, Cat. 4-18
(P.P.C., Madrid 1984). TEODORO DE M., Hom. Ct. 1-10 (ST 145, pp. 4-281); SAN AGUSTÍN, Serm. 212 (B.A.C. 447, Madrid
1983) y Serm. 213 (B.AC. 447, idem); SAN AMBROSIO, Exp. Symb. (SC 25 bis, pp. 46-59). SAN LEÓN MAGNO, Serm. 98 (SC
200, pp. 295-301); CESAREO, Serm. 9 (SC 175, pp. 362-375).
489
Para los Obispos españoles, "La entrega del Símbolo que, acompañada de un breve comentario del mismo, puede
interiorizarse en unos pocos encuentros. Juan Pablo II sugiere una utilización más concretamente adaptada (CT, 28) de esta entrega
del Símbolo, en la que los adultos puedan encontrar, a modo de síntesis final, todo lo que a lo largo de la catequesis han descubierto
y vivido" (CA, nº 219).
490
"Nosotros encerramos en estos pocos versículos toda la enseñanza de la fe" (S. CIRILO DE JERUSALÉN, Catequesis,
5,12). "Se les explica frase por frase la doctrina encerrada en el Símbolo y en las Escrituras, primero literalmente, y luego su
sentido espiritual" (EGERIA, Itinerario, 46). "Este es el Símbolo cuyo contenido ha sido enseñado con las Escrituras cuando erais
catecúmenos, pero que bajo esta fórmula resumida os servirá, una vez fieles, para testimoniar vuestra fe y para progresar en ella" (S.
AGUSTÍN, Sermones, 212,2).
491
"La ceremonia de la entrega del Credo está atestiguada tanto en Oriente como en Occidente desde el siglo IV". Cfr. M.
DUJARIER, Iniciación Cristiana de Adultos, p. 135. Para una información particular acerca de la etapa de "entrega" y "devolución"
(Traditio-Reditio Symboli) del Credo como se realiza en estas CNC, ver: S. SABUGAL: El "Símbolo de la Fe" ayer y hoy: Estudios
agustinianos (Septiembre-Diciembre), pp 413-473. Para este experto de la patrística, "una concreta y eficaz adaptación de la antigua
entrega del Símbolo es ciertamente el respectivo rito del Camino neocatecumenal" (p. 452).
492
Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales..., p. 80. "Durante siglos, un elemento importante de la catequesis era
precisamente la traditio Symboli (o transmisión del compendio de la fe), seguida de la oración dominical. ¿No habría que encontrar
una utilización más concretamente adaptada (en la catequesis) para enseñar esta etapa?" (CT, nº 28). Para FRANCO
SOTTOCORNOLA “el Catecumenado constituye con la evangelización el ámbito principal de la pastoral de una Iglesia en estado
de misión”. Ver las sugerentes perspectivas que apunta en su articulo: L´iniziazione cristiana degli adulti nella vita della Chiesa in
stato di missione: Rivista di Pastorale Liturgica 5 (1973) pp. 26-32.
493
"Una vez explicado el Símbolo durante cuarenta días, deberá ser repetido por el catecúmeno a quien se le entregó: es la
redittio symboli. Este rito tiene lugar el Domingo de Ramos, antes de que comience la semana mayor. Ese día el catecúmeno,
siempre acompañado de su padrino o madrina, recita solemnemente ante el obispo el Símbolo que debe ya conocer de memoria".
Cfr. JEAN DANIELOU/r. du CHARLAT, o. cit., pp. 53-54. Según nuestros Obispos: "Cada nuevo bautizado recita en singular el
Credo durante toda su vida, incluso en la asamblea litúrgica, pues ninguna acción es tan personal como ésta. Pero lo recita siempre
en la iglesia y a través de ella, puesto que lo hace como miembro suyo. La fe cristiana no es sino participación de la fe de la Iglesia"
(CA, nº 138). A propósito de la "redditio symboli" del filósofo Marius Victorinus, que San Agustín narra en su libro las
Confesiones, ver: S. POQUE, Au sujet d´une singularité romaine de la "redditio symboli" (Confessions 8, 2, 5): Augustinianum 25
(Agosto) 1985, pp. 133-143.
presencia de los presbíteros, de todas las comunidades y de toda la gente de la
parroquia que desea asistir. Esta confesión de fe se hace desde el presbiterio,
proclamando en voz alta el Credo y añadiendo por qué y en base a qué
experiencias personales se cree494"Al cabo de cinco semanas de instrucción
(sobre las Escrituras), los que van a acceder al bautismo reciben el Símbolo...
Cuando no queda más que una semana antes de Pascua, se coloca una sede para
el obispo al fondo del ábside, detrás del altar, y allí uno por uno, los hombres
con su padrino, las mujeres con su madrina, y recitan el Símbolo al obispo".
Cfr. Itin. de la V. Eg. 46.. Es éste -sostiene S. Sabugal- "un momento
culminante del Camino Neocatecumenal, en el que la bienal experiencia
personal y anuncio del Símbolo se concentran en un insólitamente fuerte
testimonio de fe cristiana, que sella en lo profundo la vida del confesor y
conmovedoramente sobrecoge a sus oyentes, aquél y éstos absolutamente
convencidos de una cosa: ¡vale la pena ser cristiano! Este efecto produce en
todos la solemne confesión del neocatecúmeno"495. El Domingo de Ramos los
neocatecúmenos hacen una solemne procesión recibiendo de manos del Obispo
la palma como símbolo del testimonio de Cristo que llega hasta el martirio496.
495
Cfr. El "Símbolo de la Fe" ayer y hoy, p. 455.
496
"La confesión de fe está, en la misión, vinculada a la persecución: No temáis a los que matan al cuerpo, que el alma no
pueden matarla... A todo el que me confesare delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre. TERTULIANO,
por ejemplo, se expresa de esta forma: Quien haya sido interrogado en la tierra y haya confesado se llevará con él las llaves del
cielo... La persecución es el elemento indispensable de toda confesión... La persecución se consuma en la confesión (Scorpiace, c.
10)" (CA, nº 138).
497
En esta celebraciones descubren los neocatecúmenos cómo "en el Símbolo de la fe se contiene el misterio de Dios y los
hechos salvíficos esenciales. Al introducir al catecúmeno en las diferentes perícopas del Antiguo y Nuevo Testamento, el Símbolo
le ayuda a situar esas perícopas en referencia al misterio de Cristo, a hacer una lectura bíblica en torno a la salvación de Dios en
Cristo" (CC, nº 231a).
498
"Mucho antes de instituir la ceremonia de la entrega del Pater, la Iglesia transmitió siempre con cuidado a los catecúmenos
la novedad de la oración cristiana. Y así poseemos tres obras de la primera mitad del siglo III que son iniciaciones a la oración a
partir del Padre Nuestro. Es curioso constatar que las tres son obras de autores africanos: Tertuliano, Orígenes y Cipriano". Cfr. M.
DUJARIER, Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 137-140. "La entrega del Pater se hace generalmente al principio de la Semana
Santa. Pero en algunas Iglesias se traslada a después del bautismo, porque se considera que el Pater es la oración específica de los
cristianos y no pueden decirla más que los hijos". Cfr. JEAN DANIELOU/R. du CHARLAT, o. cit., p. 54. Para nuestros Obispos
"El Padre nuestro es el modelo de toda oración cristiana. Es la oración que Jesús enseñó a sus discípulos. En él está condensado lo
mejor de los salmos y lo nuclear de la oración y de la predicación de Jesús. Su espíritu, eminentemente escatológico, ha de
impregnar toda nuestra oración. Con él intensificamos el espíritu filial que el bautismo depositó germinalmente en nosotros" (CA, nº
181).
499
"El Rosario, como ejercicio de devoción cristiana, sigue en importancia a la Santa Misa y al Breviario; y sigue para los
laicos a la participación en los sacramentos [...]. Plegaria pública y universal frente a las necesidades ordinarias y extraordinarias de
la Iglesia santa, de las naciones y del mundo entero". Cfr. JUAN XIII, Carta Apost. Sobre el Rosario, (29-IX-1961). Recientemente,
presente desde las catequesis iniciales (SCN, art. 10&1) 500, pero se espera hasta
este momento, en el que la estatura de la fe en el neocatecúmeno ya ha crecido,
para hacer una peregrinación a Roma, donde ante la tumba de los santos
apóstoles San Pablo y San Pedro se profesa la fe. Junto a este gesto de
comunión con la cátedra del sucesor de Pedro, se hace un viaje también al
Santuario de la Encarnación, a Loreto, donde se conserva la Casa de Nazaret.
Aquí, en el Santuario de Loreto501, se les entrega a los neocatecúmenos en una
sencilla y emocionante liturgia, la Virgen María como Madre 502simbolizado en
la entrega del Rosario, que a partir de este momento lo comenzarán a rezar con
asiduidad503. Antes de recibir el neocatecúmeno el Padre Nuestro, es preciso que
experimente que "no puede tener a Dios por Padre, quien no tiene a la Iglesia (a
la Virgen María), por Madre" (San Cipriano). La experiencia de esta
peregrinación marca definitivamente a los neocatecúmenos y los prepara ya
para vivir con actitud filial la entrega definitiva del Padre Nuestro504.
Durante esta iniciación a la entrega del Padrenuestro, los
neocatecúmenos se reúnen como comunidad parroquial en el templo, todas las
mañanas antes del trabajo, para cantar los Laudes, escuchar el Evangelio y hacer
el Papa JUAN PABLO II, ha subrayado que “el rosario forma parte de la mejor y más reconocida tradición de la contemplación
cristiana. Iniciado en Occidente, es una oración típicamente meditativa y se corresponde de algún modo con la ´oración del corazón`
u ´oración de Jesús`, surgida sobre el humus del Oriente cristiano”. Cfr. Rosarium Virginis Mariae, Ed, San Pablo, Madrid 2002, nº
5.
500
En la Convivencia final que cierra la fase kerygmática, la Virgen es presentada como modelo del Neocatecumenado.
"Nicodemo pregunta a Jesús ¿cómo puedo nacer un hombre siendo viejo? ¿Puede acaso entrar en el seno de su madre otra vez y
nacer? (Jn 3,4). Esta frase ilumina el espíritu de las Comunidades Neocatecumenales: volver al seno de la Iglesia, volver a nuestra
madre, a la Virgen, para que esta reengendre y haga crecer en nosotros la semilla del bautismo que llevamos dentro". Cfr. KIKO
ARGÜELLO/CARMEN HERNÁNDEZ, “El camino neocatecumenal: breve síntesis”, en o. cit., p. 132. Ver el artículo de KIKO
ARGÜELLO, “La Virgen María y el Camino Neocatecumenal”, en o. cit., pp. 302-309. Ver también: MARIO PEZZI, “Maria nel
cammino della comunità neocatecumenale”, en AA. VV., Maria nella comunità ecclesiale [Atti della XVII Settimana mariana
nazionale (Brescia 26/30-6-1978)]: Mad 26 (1978) 3-4, pp. 119-123; 156-155.
501
Cfr. G. SANTARELLI, “Il santuario della Santa Casa di Loreto. Note di storia e di arte”, en Maria nel Misterio del Verbo
Incarnato. Congreso Internazionale Mariologico (Loreto 22-25 marzo 1995): Theotokos. Roma 1995/2, pp. 641-654.
502
"Durante el recorrido de la iniciación cristiana, como es el Neocatecumenado, y después de algunos años de haber hecho la
experiencia de la Iglesia como Madre que te ayuda, que cuida de ti, te da leche, te enseña a hablar, a caminar, te muestra quien es tu
padre, etc..., al neocatecúmeno se le presenta a María, la madre de Jesús, como madre suya, que Cristo le ha entregado en la Cruz, y
desde aquel día la acoge en su casa (en su espíritu) como San Juan, como su madre, y establece con ella una verdadera relación de
hijo (...) El amor a la Madre de Jesús nace en la Iglesia a causa de la gestación que se realiza en el hacerse cristiano y no tiene su
origen en la necesidad psicológica de todo hombre hacia su madre. Allí donde se anuncia verdaderamente a Jesús, se da siempre -
por obra del Espíritu Santo- el descubrimiento maravilloso y gozoso de María como Madre de Jesús y como Madre nuestra". Cfr.
KIKO ARGÜELLO, “La Virgen María y el Camino Neocatecumenal”, en art. cit., p. 308. Ver también RICARDO BLÁZQUEZ, “
María en el Camino Neocatecumenal”, en Transmitir el Evangelio de la verdad, Ed, Edicep, Valencia 1997, pp. 245-260.
503
Para muchos, es la primera iniciación a esta oración fundamental de la piedad mariana, para otros en cambio, es una
confirmación de este modelo de oración en el que fueron iniciados ya desde la infancia en el seno familiar. El rezo del rosario, que
hasta hace bien poco, constituía una de las oraciones que más profundamente estaba arraigada en las familias cristianas, ha sido
radicalmente "eclipsado" por las nuevas corrientes secularizadoras que se han introducido en los hogares y por los nuevos hábitos
que han desintegrado el tejido familiar (fundamentalmente la televisión). La pedagogía catequética no ha acertado aún a situar la
"entrega del rosario" de una forma sencilla y vinculante que ayude al cristiano a incorporar entre sus oraciones ésta oración
cristológica y mariana. De aquí, la "genialidad" en el modo, la forma y el momento que en Neocatecumenado se ha encontrado para
hacer esta "entrega" de una manera tan sencilla y al mismo tiempo tan catecumenal. Ver E.D. STAID, ´Rosario`, en NUEVO
DICCIONARIO DE MARIOLOGÍA, Ed, Paulinas, Madrid 1988, pp. 1731-1741.
504
"Para esta entrega se acostumbraba a proclamar el texto evangélico de Mt 6,7-15, y comentarlo después para los elegidos".
Cfr. M. DUJARIER, Iniciación Cristiana de Adultos, p. 138. Para un acceso a los "Sermones" de los Santos Padres, ver A.
HAMMAN, Le Pater expliqué par les Pères, París 1962. "la entrega del Padre nuestro, condensa la iniciación a la oración realizada
a lo largo del proceso catequéti Según nuestros Obispos co, ayuda a los adultos a interiorizar las actitudes básicas de la relación con
Dios, que brotan del don de la filiación divina que el Bautismo otorga" (CA, nº 219). Ya en Catequesis de la Comunidad, habían
afirmado los Obispos españoles que "desde las actitudes básicas que lo configuran (al Padre nuestro), la autenticidad de la iniciación
catecumenal en la oración y celebración queda asegurada" (nº 231).
media hora de oración silenciosa (SCN, art 20,3ª) 505. Por la tarde se reúnen de
nuevo para las Vísperas y para escuchar las catequesis sobre el Padre Nuestro 506.
"Para adentrarse en este misterio y convertirlo en fuente de vida -afirma Andrés
Fuentes- la comunidad por grupos, estudia todas y cada una de las peticiones,
todas y cada una de las palabras del Padre Nuestro a la luz de la Escritura y de
los Padres. Y junto al estudio, la celebración gozosa de las peticiones y de las
palabras, convertidas en oración y en motivo de agradecimiento a la
Trinidad"507.
505
La praxis de iniciación a la oración en el Neocatecumenado está contribuyendo a formar dentro de las parroquias
verdaderos espacios litúrgicos para la oración. En este sentido empalma con una preocupación que el Papa JUAN PABLO II
expresaba en NMI dónde pide que “nuestras comunidades cristianas tienen que llegar a ser auténticas escuelas de oración”
(nº 33), y más adelante afirma: “está quizás más cercano de lo que ordinariamente se cree el día en que en la comunidad
cristiana se conjuguen los múltiples compromisos pastorales y de testimonio en el mundo con la celebración eucarística, y
quizás con el rezo de Laúdes y Vísperas. Lo demuestra la experiencia de tantos grupos comprometidos cristianamente,
incluso con una buena representación de seglares” (nº 34).
506
SANTOS SABUGAL publicó un libro precisamente "destinado a los catecúmenos y neocatecúmenos, que se preparan a ser
iniciados en los secretos y práctica de la oración". Cfr. El padrenuestro en la interpretación catequética antigua y moderna, Ed,
Sígueme, Salamanca 1982, p. 11. "En la catequesis de adultos descubren la riqueza de orar juntos, del compartir la fe tanto con
palabras que surgen del fondo de uno mismo como con el silencio contemplativo. La oración en común es una constante en la vida
de un grupo catequético. Algunos grupos llegan, incluso, a establecer periódicamente encuentros dedicados únicamente a la oración.
Este aprendizaje cala tan profundamente en los catequizandos que, una vez finalizada la catequesis, muchos buscan organizar en sus
comunidades parroquiales momentos especiales de oración compartida" (CA, nº 182). En las parroquias donde se lleva adelante una
iniciación cristiana con adultos bautizados a través del Neocatecumenado, a partir del momento en que se recibe el Padre Nuestro,
los neocatecúmenos y los fieles cristianos que han finalizado ya el itinerario neocatecumenal, se reúnen por las mañanas, antes de ir
al trabajo, durante los tiempos litúrgicos de Adviento y Cuaresma para la oración de Laudes.
507
Cfr. Espiritualidad del Camino Neocatecumenal II, pp. 174-175. En el Estatuto se afirma que “en esta etapa los
neocatecúmenos estudian sistemáticamente cada una de las peticiones del ´Padrenuestro` y temas sobre la Virgen María:
Madre de la Iglesia, Nueva Eva, Arca de la Alianza, Imagen del cristiano, etc.”. Cfr. SCN, art 20,3ª.
entrelazado entre los neocatecúmenos y la realidad de la comunidad cristiana va
apareciendo con asombro ante sus ojos, con sus rasgos específicos tal y como la
describen nuestros Obispos: comunidad cristocéntrica (CC, nº 258), congregada
por la Palabra de Dios (nº 259), orante centrada en la Eucaristía (nº 260),
suscitadora de la comunión eclesial (nº 216), misionera (nº 262), de
corresponsabilidad y ministerial (nº 263), consciente de sus límites y de la
necesidad de complementariedad (nº 264), de talla humana (nº 265).
508
Cfr. Espiritualidad del Camino Neocatecumenal II, p. 176. En un tercer artículo publicado por este mismo autor afirma:
"Este discernimiento lo va haciendo la misma comunidad. Ella es la garante de la respuesta del neocatecúmeno. La comunidad tiene
un enorme poder de discernimiento porque la misma comunidad vive de la palabra y de la acción del Espíritu. Los catequistas que
van llevando paso a paso la comunidad son los garantes de este discernimiento. No hay duda de que el carisma del catequista actúa
de una forma clarividente para discernir qué es lo que viene de Dios y qué es lo que viene del hombre; hasta qué punto el
neocatecúmeno está aprendiendo a vivir según la voluntad de Dios o conforme a sus propios criterios; cómo se dan en el
catecúmeno las obras del Espíritu o las obras de la carne. Es importante descubrir y deshacer todas las mentiras que puedan
obstaculizar la obra de Dios y poner al neocatecúmeno en la verdad de cara a Dios". Cfr. Espiritualidad del Camino
Neocatecumenal III, p. 257.
509
"Es aquí donde la dimensión comunitaria del catecumenado muestra su importancia. En torno a los candidatos habrá un
número de personas que se han convertido en sus amigos cristianos. En el amor de esta pequeña comunidad se da una experiencia
de lo que significa ser Iglesia. Mediante este servicio de amor y del testimonio se puede discernir e impulsar la conversión". Cfr.
PETER BALL, “La conversión en las Iglesias de Europa”, en CONFERENCIA EUROPEA DE CATECUMENADO: Los
comienzos de la fe. Pastoral Catecumenal en Europa Hoy, p. 31.
participar en un seguimiento fiel del Señor y renunció al seguimiento (cf. Lc
18,22-24)510.
516
Cfr. “Experiencia de la Parroquia de San Sebastián (Madrid)”, en Convivencia de párrocos-1977, pp. 44-48.
517
Cfr. “Experiencia de la Comunidad Neocatecumenal existente en la Parroquia obrera de "San Bartolo in Tutto" , zona de
Scandicci, de administración y ambiente comunista, a las afueras de Florencia (más de siete años de camino)”, Ibid., pp. 49-55.
"Lo más importante que todos los hermanos han testimoniado es la
gradualidad del camino, que se desarrolla por etapas y a través de
puertas que nos abren, poco a poco, nuevos horizontes y nos hacen
descubrir:
- nuestra ceguera y la necesidad de pedir la fe;
- nuestros ídolos, que no nos salvan, sino que nos
tienen esclavos;
- Dios como el Único;
- la necesidad de la oración;
- el Kerigma como vida para el mundo;
- la relación con Dios como Padre y el perdón de los
enemigos como garantía de que el Espíritu vive en
nosotros;
- el Siervo de Yahveh, como única verdad que supera
toda lógica y expectativa humana"518.
531
Cfr. “Parroquia y Camino Neocatecumenal como aparecen en una investigación estadística de la CEE”, en E. PASOTTI, El
Camino Neocatecumenal según Pablo VI y Juan Pablo II, pp. 158-174.
532
Ibid., p. 174.
533
"El bautismo nos regenera a la vida de los hijos de Dios; nos une a Jesucristo y a su cuerpo, que es la Iglesia; nos unge con
el Espíritu Santo, constituyéndonos en templos espirituales" (Ch.F, nº 10). Mons. Antonio Cañizares sostiene que "recobrar el
sentido del bautismo es tarea ineludible para la presencia en el mundo de una Iglesia con identidad. No hay identidad cristiana sin
Bautismo... Es tarea urgente de la Iglesia fortalecer la identidad bautismal del cristiano". Cfr. La Catequesis en el proceso de
iniciación cristiana, p. 564.
"Los laicos tienen como vocación propia el buscar el Reino de Dios
ocupándose de las realidades temporales y ordenándolas según
Dios. Viven en el mundo, en todas y cada una de las profesiones y
actividades del mundo y en las condiciones ordinarias de la vida
familiar y social, que forman como el tejido de su existencia. Es ahí
donde Dios los llama a realizar su función propia, dejándose guiar
por el Evangelio para que, desde dentro, como el fermento,
contribuyan a la santificación del mundo, y de esta manera,
irradiando fe, esperanza y amor, sobre todo con el testimonio de su
vida, muestren a Cristo a los demás. A ellos de manera especial les
corresponde iluminar y ordenar todas las realidades temporales, a
las que están estrechamente unidos, de tal manera que éstas lleguen
a ser según Cristo, se desarrollen y sean para alabanza del Creador
y Redentor"(LG, nº 31)534.
Este carácter secular propio de los cristianos laicos, afirma Juan Pablo II,
"debe ser entendido a la luz del acto creador y redentor de Dios, que ha confiado
el mundo a los hombres y mujeres, para que participen en la obra de la creación,
la liberen del influjo del pecado y se santifiquen en el matrimonio o en el
celibato, en la familia, en la profesión y en las diversas actividades sociales"
(Ch.F, nº15). En este sentido, se puede decir que en el Neocatecumenado en la
medida en que se asume plenamente y conscientemente la identidad cristiana
contenida en el Bautismo, en esta misma medida se descubren, ahondan y
empiezan a vivirse cristianamente todas las realidades personales, familiares,
sociales y culturales en las que vive y se mueve el neocatecúmeno. Asimismo,
en esta recuperación vigorosa de la identidad bautismal hay que situar el
fecundo descubrimiento de las distintas vocaciones específicas al servicio de la
misión eclesial: al matrimonio "en el Señor", al ministerio eclesial, a la vida
religiosa, a la misión apostólica...
5. Etapa de la Elección
534
Para el Papa JUAN PABLO II "la condición eclesial de los fieles laicos se encuentra radicalmente definida por la novedad
cristiana y caracterizada por su índole secular" (Ch.F., nº 15). "Sólo dentro de la Iglesia como misterio de comunión se revela la
identidad de los fieles laicos, su original dignidad. Y sólo dentro de esta dignidad se pueden definir su vocación y misión en la
Iglesia y en el mundo" (Ch.F., nº 8). El Papa sostiene que "sólo captando la misteriosa riqueza que Dios dona al cristiano en el santo
bautismo es posible delinear la figura del fiel laico" (Ibid, nº 9).
En el RICA, esta etapa tal y como aparece configurada, es fiel heredera
de la más pura tradición catecumenal de los siglos IV al VI, en los que ya el
Catecumenado como un tiempo largo de preparación y maduración en la fe ha
perdido su fuerza y fecundidad y las nuevas condiciones sociales y eclesiales
reclaman un nuevo modo de iniciar más intensamente a aquellos que querían
llegar a ser cristianos. La Iglesia lo iba a encontrar en el tiempo de Cuaresma
que se transformaría en el tiempo catecumenal por antonomasia. "A partir del
siglo cuarto, -afirma M. Dujarier- cuando el Estado reconoce al cristianismo
como legítimo y la Iglesia finalmente es protegida o incluso privilegiada, las
conversiones no son siempre serias. Mucha gente que entra en el Catecumenado
por interés y sin convicción de fe, no son cristianos más que de nombre y no
siguen las instrucciones destinadas a ellos. Para remediar esta preparación
insuficiente la Iglesia decide desarrollar la semana de celebración bautismal. La
extiende a las siete semanas de Cuaresma que se convierte así en un tiempo de
formación intensiva"535. En el Ritual este tiempo recibe el nombre de tiempo de
Purificación e Iluminación y se dice de él que "de ordinario coincidirá con la
Cuaresma" (RICA, nº 21) y que dentro de este tiempo la Iglesia "hace la
Elección" (nº 22). Para poder purificar e iluminar a los catecúmenos, la Iglesia
prevee en este tiempo que sean ayudados "por medio de varios ritos,
especialmente por el escrutinio y la entrega" (nº 25).
535
Cfr. Iniciación Cristiana de Adultos, p. 98. El autor desarrolla históricamente la configuración de "La Cuaresma: un
catecumenado de recuperación", en Breve Historia del Catecumenado, pp. 104-115. En esta perspectiva,ver La cuaresma.
Dimensiones pastorales del itinerario cuaresmal: Phase n. 260 (marzo-abril 2004).
Se inicia esta etapa en el Neocatecumenado con una Convivencia, que
abre para los neocatecúmenos un tiempo de iluminación, unos dos años, y de
una mayor profundización en la identidad y la misión de ser cristianos en el
mundo. "La Elección -afirma Kiko Argüello- es el tiempo de las catequesis más
profundas... Aquellos hermanos que durante los siete años precedentes han
demostrado su fidelidad a la alianza y a la promesa de nuestro Señor, son
aceptados como candidatos a la Elección (muchos son los llamados y pocos los
elegidos)536.
Una vez que los candidatos han podido celebrar y vivir en profundidad
todas las catequesis relacionadas con el Sermón de la Montaña, tiene lugar el
tiempo de la Elección próxima que va a estar dedicado a una mayor purificación
y que coincidirá siempre con la Cuaresma, tal y como sugiere el RICA para los
catecúmenos: "El tiempo de Purificación e Iluminación de los catecúmenos de
ordinario coincidirá con la Cuaresma" (nº 21).
540
Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, p. 100.
541
Cfr. Espiritualidad del Camino Neocatecumenal III, p.177. "El tiempo del catecumenado postbautismal tiende a llevar a los
neocatecúmenos a la simplicidad, a hacerse pequeños, a abandonarse a la voluntad del Padre. Esto permitirá -siempre guiados por
los catequistas en comunión con el párroco- pasar, a través del abandono, a una espiritualidad de alabanza y agradecimiento. De esta
forma son preparados para entrar en la última etapa del camino: la elección y la renovación de las promesas bautismales". Cfr.
KIKO ARGÜELLO/CARMEN HERNÁNDEZ, “El Camino neocatecumenal: breve síntesis”, en o. cit., pp. 131-132.
542
"El rito de la elección o de la inscripción del nombre se celebrará, ordinariamente, el primer domingo de Cuaresma.
Oportunamente puede anticiparse unos días antes o celebrarlo dentro de la semana" (RICA, nº 51). En el Neocatecumenado tendrá
lugar una vez finalizado el Tercer Escrutinio.
los candidatos con la finalidad de que la Iglesia pueda hacer "la selección y
admisión de los catecúmenos (en este caso los candidatos a la Elección), que
por su disposición personal sean idóneos" (Ibidem) para hacer la renovación de
las promesas bautismales en la Vigilia Pascual de ese año. "La puerta ahora se
estrecha. Las exigencias cristianas, después de siete años, son una cosa natural,
no son forzadas. Dentro del candidato existe ya una realidad que ha
experimentado y que experimenta; sabe que es diferente de los otros hombres,
porque Dios lo está eligiendo para una misión muy alta: Ser cristiano"543.
543
Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, p. 100. Para descubrir el alcance de la propuesta cristiana hoy, ver J.
RATIZINGER, Ser cristiano en la era neopagana, Ed, Encuentro, Madrid, 1995.
544
Hay que hacer notar que el Ritual ofrece la posibilidad de hacer participar en este discernimiento, si fuere preciso, al grupo
de catecúmenos, lo cual habla por sí mismo del tono conciliador y pedagógico del RICA, que si bien pide seriedad, tampoco se
excede en rigurosidad (cf. nº 137). Para conocer los "perfiles del cristiano adulto" a los que debe conducir una verdadera iniciación,
ver CEE, Testigos del Dios vivo, Ed, EDICE, Madrid 1985, nº 30.
Si echamos una mirada retrospectiva a la praxis catecumenal de los
primeros siglos545, descubrimos con claridad que antes incluso de que se
institucionalizase el Catecumenado, hubo siempre un período litúrgico de
preparación al Bautismo y jamás se admitió a nadie sin discernimiento. Se
examinaba la fe a partir del comportamiento, pues "una fe no es auténticamente
cristiana -afirma M. Dujarier- a menos que transforme la vida"546. Las exigencias
que encontramos en los Santos Padres son claras y firmes, quizás donde más
evidentes aperecen es en Hipólito de Roma547. La inspiración que esta etapa, -
llamada Elección-, recibe en el Neocatecumenado de la praxis catecumenal
antigua es evidente: si en los primeros siglos no se admitía a las ceremonias
bautismales más que aquellos cuya fe había transformado efectivamente el
comportamiento de sus vidas de una forma manifiesta y verificada 548, también
en el Neocatecumenado se exigirá esta misma verificación para poder renovar
las promesas bautismales, y esto se hace con absoluta fidelidad a lo que el
mismo RICA pide: "se requiere, además, una deliberación sobre su idoneidad"
(nº 23). Esta deliberación, que lleva como consecuencia una Elección ("porque
la admisión, hecha por la Iglesia, se funda en la elección de Dios, en cuyo
nombre actúa la Iglesia", nº 22), compete por tanto a la Iglesia, es decir al
"Obispo, los presbíteros, los diáconos, los catequistas, los padrinos y toda la
comunidad local, cada cual en su lugar y a su manera, después de haber
sopesado rigurosamente las cosas, tienen que dar su opinión respecto a la
formación y al progreso de los catecúmenos" (nº 135) 549. Es preciso, pues, "que
antes del rito litúrgico, se tenga una deliberación sobre la idoneidad de los
candidatos por aquellos que les atienden, o sea, en primer lugar los que dirigen
la formación del Catecumenado, presbíteros, diáconos y catequistas, más los
padrinos y delegados de la comunidad local; incluso, si es preciso, con la
participación del grupo de catecúmenos" (nº 137)550.
545
Cfr. M. DUJARIER, Iniciación Crisiana de Adultos, pp. 96-101.
546
Ibid., p. 97.
547
"Cuando se eligen aquellos que van a recibir el bautismo, se examina su vida: ¿han vivido honestamente mientras eran
catecúmenos?, ¿han honrado a las viudas?, ¿han visitado a los enfermos?, ¿han hecho toda clase de obras buenas? Si aquellos que
les han guiado dan testimonio sobre cada uno diciendo que ha obrado así, entonces, entenderán el Evangelio". Cfr. Trad. Ap. 20.
548
Así lo expresa SAN AGUSTÍN: "Es inadmisible admitir al baño de la regeneración... a todos los candidatos indistintamente,
menos aún si la inmoralidad de su conducta y el escándalo de sus faltas son notorias". Cfr. De fide et operibus, I,1 (BA, p. 355).
549
"En la fórmula del RICA, aunque el fin pretendido es el mismo que el que persigue Hipólito, notamos que el contenido es
más genérico y no tan anclado en el aspecto ético. El RICA, a diferencia, del catecumenado antiguo trabaja con una noción
antropológica mucho más amplia y, por tanto, pide una idoneidad que abarca toda la persona. Lo expresa en términos de capacidad
de escucha de la Palabra de Dios, de fidelidad a lo escuchado y de adhesión vital a la comunidad cristiana que lo está iniciando. En
esta formulación aparecen implicados no sólo el catecúmeno, sino también Dios y la comunidad que siempre tienen que estar en
referencia al progreso espiritual de los catecúmenos". Cfr. CARMELO GÓMEZ GÁLVEZ, La propuesta catecumenal en el RICA,
p. 94.
550
Para M. DUJARIER esta etapa que él llama del llamamiento decisivo es "la que, hasta el presente, ha sido menos trabajada.
A muchos les parece un poco abstracta, por lo menos tal como viene propuesta por el ritual. Pero nosotros pensamos que puede y
debe tener un gran valor pastoral si se llega a expresar bien su sentido y a hacerla vivir de manera suficientemente concreta", en
Iniciación Cristiana de Adultos, p. 113. La praxis que en el itinerario neocatecumenal se desarrolla respecto de esta etapa, permite
afirmar que se convierte "en el eje de todo el neocatecumenado" (cf. RICA, nº 23). Solamente tomando absolutamente en serio esta
etapa de la Elección adquiere el tiempo precedente su sentido, y viceversa, solo tiene sentido vivir una experiencia neocatecumenal
si esta en verdad conduce y culmina en la maduración y por tanto verificación de la confesión de la fe: "A través de la confesión
bautismal, precisamente, todo el catecumenado desemboca en el bautismo...En consecuencia, tanto el catecumenado, que prepara
esa confesión, como -en nuestro caso- la catequesis de adultos que la personaliza, son una exigencia del mismo bautismo. La
catequesis queda, así, penetrada por su dimensión bautismal. Su meta no es otra que la confesión adulta de una fe depositada
A partir del año 1983, en el que la primera Comunidad Neocatecumenal
de la Parroquia de Mártires Canadienses de Roma renovó solemnemente las
promesas bautismales en la Vigilia celebrada en la Basílica de San Pedro, son
muchas, y cada año más, las comunidades que terminan el Neocatecumenado y
que por tanto inician su vida como comunidades cristianas parroquiales al
servicio de la evangelización en sus diócesis551. El hecho de que ya en
numerosas parroquias el itinerario neocatecumenal esté experimentado y vivido
en todas sus etapas, hace preveer que en un futuro el tiempo iniciatorio que
hasta ahora, por distintas circunstancias, ha podido parecer como excesivamente
largo en el Neocatecumenado se acorte. Siempre que se trata de abrir un túnel a
través de una montaña rocosa para trazar por medio de él una autopista se tarda
tiempo, una vez finalizado, se atraviesa con mayor rapidez. Esto es lo que se
vislumbra en el horizonte pastoral del CN, donde se tiene muy claro que la
madurez en la fe, necesaria para la adultez cristiana y la acción apostólica, es
lenta, y que por tanto no hay que correr sino que hay que esperar. En este
sentido es legítima la apreciación de Mons. Ricardo Blázquez al decir, "a un
candidato al ministerio sacerdotal se le piden bastantes años de preparación
espiritual, teológica y apostólica; a una religiosa, antes de incorporarse
plenamente a la actividad de su familia espiritual, se exigen noviciado y
juniorado. ¿Es tan extraño que a un cristiano se pida cierto tiempo para su
mayoría de edad? Hay a veces una impaciencia que refleja escasa comprensión
de la seriedad de la vocación cristiana"552.
germinalmente en el bautismo. No se persigue, por tanto, otra cosa que ayudarnos a asumir personalmente nuestra condición de
bautizados" (CA, nº 136). Recordemos, una vez más, que el Catecumenado bautismal es el modelo en el que la catequesis de adultos
debe inspirarse: "El modelo de toda catequesis es el catecumenado bautismal, formación específica que conduce al adulto
convertido a la profesión de su fe bautismal en la noche pascual" (MPD, nº 8).
551
La comunidad neocatecumenal finaliza el Neocatecumenado e inicia la vida cristiana adulta en la educación permanente
de la fe: “La comunidad neocatecumenal, después de haber finalizado el itinerario de redescubrimiento de la iniciación
cristiana, entra en el proceso de educación permanente de la fe...”. Cfr. SCN, art. 22&1.
552
Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, p. 60. "El Catecumenado constituye un verdadero aprendizaje. Por eso la Iglesia
necesita un tiempo bastante largo, tanto para revelar al catecúmeno todo lo que debe ilustrar el lento camino de su conversión,
cuanto para permitirle asimilar en su espíritu y realizar en toda su vida su fe naciente. Un Catecumenado demasiado corto y
precipitado conduciría al fracaso o a dificultades insuperables posteriormente" (Ibidem).
6. Etapa del Neofitado
Vemos por tanto que el tiempo de la Mystagogia tiende a que los nuevos
bautizados adquirieran una experiencia más consciente y verdadera de lo que es
la vida cristiana. Para alcanzar este fin, se utilizan tres medios privilegiados:
b) La participación en la Eucaristía
Por tanto, si la finalidad de esta etapa es que los neófitos progresen "en la
percepción más profunda del misterio pascual" (RICA, nº 37) el camino que se
les propone es el de "experimentar de una forma personal y nueva los
sacramentos y la comunidad" (nº 7), de ahí, que "el principal lugar de la
Mystagogia lo constituyan las llamadas Misas para neófitos, o sea, las Misas de
los Domingos del tiempo pascual" (nº 40). Estas misas de Pascua están
pensadas para que se viva y celebre con profundidad este tiempo de la
Mystagogia, por eso sus oraciones reflejan con fidelidad el espíritu de este
tiempo. Lo fundamental es comprender mejor la inestimable riqueza que se ha
recibido. Se trata del don del Espíritu que mediante el agua del Bautismo y la
sangre del memorial ha hecho renacer al neófito y lo ha introducido en la vida
de la comunidad redimida por la sangre de Cristo560. Se trata pues, de que los
neófitos saboreen el espíritu de los sacramentos de la iniciación cristiana y
capten su intrínseca unidad, derivada del misterio pascual:
También para los adultos ya bautizados que han renovado las promesas
bautismales en la Vigilia Pascual este tiempo tiene la misma intensidad que para
los catecúmenos, así lo expresa el RICA: "Finalmente los adultos completarán
su formación cristiana, y perfeccionarán su inserción en la comunidad, viviendo
en unión de los neófitos el tiempo de la Mystagogia" (nº 305)562.
Más aún, el Ritual requiere que sea toda la comunidad la que se renueve
espiritualmente durante este tiempo juntamente con los neófitos: "Para que los
primeros pasos de los neófitos sean seguros, es de desear que en todas estas
circunstancias sean ayudados con interés y amistad por la comunidad de fieles,
por sus padrinos y pastores. Póngase todo el empeño en conseguir su plena y
gustosa integración en la comunidad" (nº 235) 563. Va a ser por tanto este carácter
561
Haremos bien en asumir, entre nosotros, aplicándolo a la situación de unos adultos ya bautizados, el espíritu con el que los
SS. Padres deseaban que se viviera esta etapa: "Ha llegado el momento de hablaros de los misterios y de haceros conocer todo lo
relativo a los sacramentos (S. AMBROSIO, De mysteriis, 1). También S. CIRILO DE JERUSALÉN: "Ya hacía tiempo que
deseaba, hermanos queridísimos e hijos de la Iglesia, tratar con vosotros de estos espirituales y celestiales misterios" ( Catequesis,
19,1).
562
"El RICA, nº 41 enumera con detalle las diversas tareas que, a lo largo de la formación debe realizar la comunidad con los
catecúmenos. La catequesis de adultos con bautizados tiene derecho a esperar de la comunidad cristiana donde se realiza un apoyo
análogo" Cfr. CA, nº 127 [nota 50]. Para los obispos españoles, "se trata de un tiempo más breve, en el que los adultos, ya
catequizados propiamente en la segunda etapa, recapitulan y gustan lo vivido en ella y asumen públicamente los compromisos de
los sacramentos de la iniciación cristiana, que ellos ya recibieron" (CA, nº 217).
563
Evidentemente el Ritual parte de un presupuesto pastoral que en la mayoría de los casos no se da: en nuestras parroquias no
existe un verdadero tejido comunitario y hay una muy escasa conciencia catecumenal, faltan comunidades cristianas iniciadoras.
Cfr. XV ENCUENTRO DE ARCIPRESTES DE LA IGLESIA EN CASTILLA, La iniciación cristiana hoy y aquí. Villagarcía de
Campos (Valladolid) [6-9 de marzo de 1995], pp. 60-64. El Ritual pide que "el Pueblo de Dios siempre debe entender y mostrar
que la iniciación de los adultos es cosa suya y asunto que atañe a todos los bautizados" (nº 14). Ya el Concilio había recordado esta
responsabilidad común de la comunidad cristiana en transmisión de la fe: "Esta iniciación cristiana durante el catecumenado no
deben procurarla solamente los catequistas y sacerdotes, sino toda la comunidad de los fieles" (AG, nº 14). Es más, el RICA
sostiene que esta presencia activa de toda la comunidad cristiana respecto a los catecúmenos es igualmente necesaria cuando se trata
sacramental del que está impregnado todo este tiempo, el que da a esta última
etapa su especificidad propia, dotada de un clima altamente espiritual, de ahí
que el RICA afirme que "este período se ordena más bien a la formación
espiritual que a la instrucción doctrinal" (nº 25) 564Y también se afirma que "la
índole y la fuerza propia de esta etapa procede de la experiencia personal y
nueva de los sacramentos y de la comunidad" (nº 40)..
Para los neófitos que han vivido todo el proceso neocatecumenal y que
han renovado solemnemente las promesas bautismales en la noche de la Vigilia
Pascual vestidos con las túnicas blancas, la cincuenta pascual va a ser vivida,
por primera vez, en una atmósfera espiritual de talante esponsalicio565. En esta
etapa final, la comunidad entera hace una peregrinación a Tierra Santa 566, los
neófitos viven esta peregrinación como un verdadero "viaje de bodas"(SCN, art.
21&3). La estancia en la geografía de la Encarnación, las celebraciones en los
Santos Lugares (Belén, Nazaret, Getsemaní, Cenáculo, Santo Sepulcro...) y la
experiencia gozosa de la comunión fraternal dejarán en el corazón de los
neófitos un recuerdo imborrable que se hará presente en cada una de las
eucaristías pascuales que celebrarán en comunidad a lo largo de toda la
cincuentena pascual.
565
El espíritu con que los neófitos celebran las eucaristías pascuales es muy semejante al que describe SAN JUAN
CRISÓSTOMO: "Tiempo de gozo y alegría espiritual es éste en el que nos encontramos. Han llegado los días de las bodas
espirituales, objeto de nuestro anhelo y de nuestro amor". Cfr. Catequesis bautismales, 1,1.
566
Esta peregrinación que tiene como duración unos diez días se desarrolla en los dos escenarios fundamentales de la vida y
del ministerio público de Jesús, la primera parte tiene lugar en Galilea y la segunda en Judea, sobre todo en Jerusalén. Las
celebraciones en los Santos Lugares (Laudes, Vísperas, Eucaristías), las catequesis mistagógicas que en ellos tienen lugar van
"jalonando" este "viaje de bodas" que es vivido por los neófitos de sorpresa en sorpresa y con una profunda gratitud al Señor por su
fidelidad, después de tantos años. La peregrinación en sí es vivida como una Convivencia de diez días y como el espacio idóneo
para las "instrucciones mistagógicas".
eucarística que celebra cada atardecer en comunidad567. Los neófitos
experimentan con alegría que "la inteligencia más plena y fructuosa de los
misterios se adquiere con la renovación de las explicaciones y sobre todo con la
recepción continuada de los sacramentos" (RICA, nnº 37 y 39). Andrés Fuentes
al hablar de esta etapa del Neofitado se expresa así: "Esta consciente y fructuosa
participación de los sacramentos abre cada vez más la inteligencia para
comprender las Escrituras, para recrearse en la palabra de Dios, para hacer de
ella luz y vida. Para el neófito entrar en esta inteligencia sabrosa y gozosa es
algo connatural al espíritu recibido a lo largo del Catecumenado"568.
Eucaristía y evangelización. Texto-base del Congreso Eucarístico Internacional de Sevilla 1992, Ed, Paulinas, Madrid 1992, p. 129.
Para D.B. GUILLARD "el neófito ha sido conducido al umbral de una vida nueva. La catequesis ha iluminado, paso a paso, su largo
camino desde la primera conversión hasta el bautismo (en nuestro caso a la renovación de las promesas bautismales). Una vez
abierta esta puerta sacramental, la Eucaristía se convierte en adelante en el centro de su vida cristiana. Su conversión, nunca
acabada, reclamará, además, encuentros regulares con el Señor en el sacramento de la penitencia", en art. cit., pp. 118-119.
572
En estas celebraciones, los neófitos reciben fuerza, consuelo y fortaleza, sostén y vida nueva de tal forma que como los
mártires de Bitinia descubren con el paso del tiempo que "sin Eucaristía no se puede vivir". Sin poder celebrar la Eucaristía en
pequeña comunidad, ésta pierde su identidad. La liturgia al venir de nuevo masificada bloquea la renovación litúrgica. Tantos
alejados obligados a retornar a la Misa parroquial donde se encuentran de nuevo en una relación individualista y despersonalizada
entran en crisis y terminan dejando la Iglesia. Este es un dato contrastado experiencialmente en tantas parroquias donde se está
llevando adelante esta iniciación cristiana para adultos a través del Neocatecumenado. Ver la fundamentación bíblica, histórica,
teológica, sociologíca, psicológica y pastoral que hace Mons. PAUL JOSEF CORDES de la legitimidad y necesidad de la
celebración de la Eucaristía en pequeñas comunidades: Participación attiva all´Eucaristia. La "actuosa participatio" nelle piccole
comunità, Ed, San Paolo, Milano 1996. En castellano lleva por título: Una participación activa. Aproximación pastoral a la
celebración de la Eucaristía en pequeñas comunidades, Ed, EG, Bilbao 1998.
573
Cfr. El Camino Neocatecumenal puede responder a los desafíos del secularismo, las sectas y la escasez de vocaciones :
Ecclesia Núm. 2.632 (15 de Mayo de 1993), p. 31. Ver la reciente Carta Encíclica de JUAN PABLO II, Ecclesia de Eucharistia, Ed,
San Pablo, Madrid 2003.
574
LUIS GONZÁLEZ-CARVAJAL muestra, partiendo del testimonio de los Santos Padres, la relación íntima entre Eucaristía-
Fraternidad-Justicia, ver: La causa de los pobres, causa de la Iglesia, Ed, SAL TERRAE. Santander 1982, pp. 134-139.
Las comunidades cristianas parroquiales son ya en esta etapa, después de
tantos años de haber experimentado los frutos de la conversión 575, un claro y
vivo exponente de la comunión vivida, celebrada y expresada. Las
celebraciones de las eucaristías pascuales significan y realizan esta comunión
(koinonía) y permiten disfrutar de la fraternidad cristiana, que es un don del
Espíritu. Para nuestros Obispos, la finalidad de todo proceso catequético es
justamente llegar a construir la comunidad cristiana: "La finalidad de la
catequesis es la educación de la fe del creyente con vistas a iniciarle en la
comunidad cristiana que construye el Reino de Dios en el mundo. Por ello,
junto a la profesión de fe, a la celebración de los misterios y a la vivencia de los
valores evangélicos, la comunidad es meta de la catequesis y en ella desemboca.
Toda catequesis es para la comunidad y ha de estar al servicio de su
construcción. La transitoriedad de la catequesis exige que se conduzca a la
comunidad cristiana, inserta en la Iglesia local" (CC, nº 287) 576Es importante
resaltar que cuando el SÍNODO DE LA CATEQUESIS abordó el problema de
la comunidad en la Iglesia, aprobó casi unánimemente esta proposición: "De
hecho, no pocas parroquias, por diversas razones, están lejos de constituir una
verdadera comunidad cristiana. Sin embargo, la vía "ideal" para renovar esta
dimensión comunitaria de la parroquia podría ser convertirla en comunidad de
comunidades" (Proposición 27). El Papa JUAN PABLO II pedirá que para la
que las parroquias sean verdaderas comunidades cristianas, las autoridades
locales favorezcan "las pequeñas comunidades eclesiales de base, también
llamadas comunidades vivas, donde los fieles pueden comunicarse mutuamente
la palabra de Dios y manifestarse en el recíproco servicio y en el amor; esta
comunidades son verdaderas expresiones de la comunión eclesial y centros de
evangelización, en comunión con sus pastores" (Proposición 11). Cfr.
Cristifideles laici, nº 27c. Para J. LOSADA, "la aparición de las pequeñas
comunidades es la manifestación más importante de la recepción y realización
del Concilio en la Iglesia". Cfr. Eclesiología de las pequeñas comunidades: tres
momentos de la radicación del carisma: Sal Terrae 12 (1982), p. 879..
577
"La primera finalidad de este Neocatecumenado o iniciación a la fe es la formación de la comunidad". Cfr. G.
RANSENIGO, ´Comunità neocatecumenali`, en DIZIONARIO DI PASTORALE (a cura di KARL RAHNER y TULLO GOFFI).
Ed, Queriniona, Brescia 1979, p. 149. Para Mons. RICARDO BLÁZQUEZ está claro que "el Camino Neocatecumenal, a medida
que se le otorga espacio y se le deja tiempo, muestra una forma de Iglesia como comunidad, en que se hace presente y actúa la única
nuestros Obispos, "al final de un proceso catequético los cristianos han de
desembocar ordinariamente en una comunidad cristiana inmediata e integrarse
plenamente en ella. La comunidad irá manteniendo su vida de fe y en ella
vivirán el don de la comunión con los hermanos y serán impulsados a una vida
cotidiana que sea coherente con la fe que profesan y celebran" (Ibidem). De
hecho, al finalizar esta etapa del Neofitado, los catequistas garantes de todo el
itinerario neocatecumenal que han conducido a los neocatecúmenos hasta la
renovación de las promesas bautismales, concluyen este servicio catequético
que en nombre del Obispo han realizado en las parroquias presentando a los
neófitos que han sido gestados en la fe de la Iglesia durante el
Neocatecumenado578. Las pequeñas comunidades cristianas quedan, a partir de
este momento, confiadas al ministerio pastoral del párroco y del Obispo para el
servicio de la comunión y de la evangelización en el ámbito parroquial,
diocesano y de la Iglesia universal579. Kiko Argüello sostiene que una vez la
comunidad cristiana constituida "mediante los signos de la fe que comienzan a
dar -el amor y la unidad- hacen presente a la Iglesia local como sacramento de
salvación... Vemos que allí donde nacen estas comunidades la parroquia se
convulsiona positivamente. Estos signos, creados en torno así, interrogan y
llaman, en consecuencia, a muchas personas alejadas de la Iglesia a entrar en
otras comunidades de la misma parroquia. De esta forma ha comenzado a
aparecer una nueva estructura parroquial que, sin destruir la ya existente, va
haciendo conscientes a todos los hermanos de la necesidad absoluta, hoy, de
Iglesia de Jesucristo. En estas comunidades, pequeñas y pobres, los laicos redescubren su fe, su lugar en la Iglesia y su misión
evangelizadora... De forma práctica confluyen las Comunidades Neocatecumenales con la eclesiología conciliar". Cfr. Iniciación
Cristiana y nueva Evangelización, p. 379.
578
Un interrogante que se abre al terminar la etapa de la iniciación es el siguiente: ¿dónde se insertan los cristianos que después
de un largo Neocatecumenado han redescubierto las riquezas y la responsabilidad del Bautismo?. Pues bien, a la luz de la
"eclesiología de comunión", este interrogante encuentra su respuesta: la meta de las pequeñas comunidades cristianas no está en
"diluirse" en el "conglomerado parroquial", sino en insertarse dentro del tejido eclesial parroquial desde su propia identidad eclesial
que los mismos Obispos han reconocido: "Las Pequeñas Comunidades Cristianas constituyen una expresión más entre otras de la
vida de la Iglesia. En cuanto comunidad de bautizados que se reúnen para compartir y celebrar su fe y su compromiso con la Iglesia
y con el mundo, tienen un derecho básico a que se les reconozca como parte de la diócesis a todos los efectos; una ciudadanía
eclesial análoga -no necesariamente idéntica, por diferencia de circunstancias- a las que tienen las parroquias y otras instituciones u
organizaciones pastorales de la Iglesia local". Cfr. DOCUMENTO DE LA COMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL, Servicio
pastoral a las pequeñas comunidades cristianas, Ed, Edice, Madrid 1982, nº 34. Recordemos que el Sínodo de los Obispos de 1971
sobre el sacerdocio ministerial afirmó que "las pequeñas comunidades que no se contraponen a la estructura parroquial o diocesana
deben ser inscritas en la comunidad parroquial y diocesana de manera que sean en medio de ellas como el fermento del espíritu
misionero". Cfr. SÍNODO DE LOS OBISPOS de 1971, El sacerdocio y la justicia en el mundo, Ed, PPC, Madrid 1971, II, nº 1, d.
El pastoralista CASIANO FLORISTÁN sostiene que "la parroquia no es comunidad porque entre los
feligreses están casi ausentes las relaciones interpersonales (sobre todo en la urbe) y porque
no se da en ella suficientemente lo que los hechos de los Apóstoles llaman koinonia... Sin
embargo, el futuro y porvenir de la Iglesia -afirma un documento del Consejo Presbiteral de
Madrid- está condicionado por la calidad de su vida comunitaria. La Iglesia será, en gran
parte, lo que sean las comunidades cristianas (parroquias, comunidades intraparroquiales y
extraparroquiales) en las que se construye el pueblo de Dios". Cfr. Para comprender la Parroquia, Ed,
Verbo Divino, Estella (Navarra) 1994, p. 62.
579
"¿A dónde van a parar estas comunidades en la parroquia? Pues muy sencillo, a ser parroquia evangelizada y
evangelizadora acogiendo en su seno a los conversos. Alguna comunidad ha terminado ya la etapa catecumenal con la renovación
solemne y especial del Bautismo y de las promesas que en él hicimos. Ahora se encuentran a disposición de la Iglesia -del obispo de
la diócesis y del párroco de la parroquia- procurando ser más eficientemente levadura dentro de la masa de los fieles". Cfr. JESÚS
HIGUERAS, o cit., p. 108.
profundizar en la fe"580. La comunitariedad, la parroquialidad y la diocesaneidad
son notas distintivas de su eclesialidad. Para Secundino Movilla, "las pequeñas
comunidades cristianas, lejos de significar un peligro para la Iglesia institución,
quieren ser, y lo están siendo de hecho en muchos aspectos, un espacio de
renovación. Entiéndase lo de espacio en el sentido de ámbito institucional en el
que se está alumbrando una nueva imagen de Iglesia, gracias a la ayuda del
Espíritu y gracias también al empeño creativo con que hoy se intenta vivir en
comunidad dimensiones esenciales de la fe cristiana... Las comunidades son el
futuro de la Iglesia, porque eso fue el comienzo -y quiere seguir siendo hoy - la
Iglesia de Cristo: una comunión de comunidades"581.
Esta etapa del Neofitado concluye con la celebración solemne de la
Vigilia de Pentecostés. El RICA propone para finalizar esta etapa tres
sugerencias pastorales "para clausurar el tiempo de la Mystagogia, al final del
tiempo pascual, en la proximidad del domingo de Pentecostés, téngase alguna
celebración litúrgica, festejando la fecha también con algún acto social de
carácter civil según las costumbres de la región" (nº 237). Las comunidades
cristianas parroquiales tras haber vivido y celebrado con gozo pascual todas las
Misas para los neófitos, participan ahora junto al resto de comunidades, grupos
y fieles de la Parroquia en la solemne Vigilia de Pentecostés en la espera del
Espíritu Santo a quien ya han experimentado los neófitos como el corazón y el
alma de la Iglesia582 que ha nacido dentro de ellos, que ha hecho posible el
milagro del nacimiento y consolidación de la comunidad, y que hace posible la
comunión en la diversidad dentro del espacio parroquial.
580
Cfr. “El Camino neocatecumenal: breve síntesis”, en o. cit., p. 129. Para los iniciadores del CN el modelo de toda
comunidad cristiana ha de ser la Sagrada Familia de Nazaret, ella ha sido el "lugar teológico" donde el Hijo de Dios, ha nacido, se
ha desarrollado, ha crecido, se ha hecho adulto, durante treinta años. Las comunidades cristianas parroquiales son, por tanto, el
espacio donde se da tiempo a que la fe se haga adulta (ver SCN, art. 7&2 y 23&1). Para G. Zevini, "el nacimiento del
neocatecumenado ha hecho entrever una nueva estructura de Iglesia local formada por pequeñas comunidades donde, en la medida
en que crece la fe maduran de la experiencia nuevos carismas y ministerios". Cfr. Experiencias de iniciación cristiana de adultos en
las Comunidades Neocatecumenales, p. 245.
581
Cfr. Del catecumenado a la comunidad: Misión Abierta (3/1979, Junio), p. 108. Esta visión la expresó también el Cardenal
SUQUIA en su visita a los fieles de la Paloma en la inauguración del centro parroquial "Virgen de la Paloma" el día 4 de mayo de
1991. El Cardenal Arzobispo de Madrid propuso que, para contrarrestar la acción de las sectas, "es urgente la participación vital en
pequeñas comunidades" y señaló el peligro de "una iglesia masificada". "El futuro está en que la Parroquia se convierta en una
Comunidad de Comunidades, donde las personas se sientan acogidas, puedan vivir la fraternidad y reflexionar comunitariamente
sobre la Palabra de Dios". Cfr. JESÚS HIGUERAS, o. cit., pp. 38-39. Ya hemos señalado anteriormente que para THOMAS P.
IVORY el Catecumenado es un proceso que promueve la renovación de la comunidad cristiana local. Según él, el catecumenado
puede ayudar a que las parroquias sean esta comunidad, de tal forma que habría que concebir el catecumenado como el "espacio y el
tiempo" para el florecimiento de una nueva Iglesia. Para IVORY el RICA ofrece uno de los mayores intentos para la renovación de
las parroquias, que emergen del Vaticano II... Ver su interesante estudio: "The Stages of iniciation: Il Catechumenate”, en o. cit., pp.
199-217. Para el SECRETARIADO DIOCESANO DE CATEQUESIS de Madrid "en nuestra Iglesia de hoy, formada en gran parte
por masas de gente sacramentalizada y poco evangelizada, el Catecumenado para adultos bautizados es uno de los medios más
eficaces que poseemos. Y necesariamente habremos de usarlo para dar el paso de una Iglesia de Cristiandad a otra más viva y
evangélica, que sea comunidad de comunidades". Cfr. De la cristiandad a la comunidad, p. 38.
582
En este texto de LG,4 encontramos magníficamente sistematizada las "notas" de actuación del Espíritu tanto en el cristiano
como en la Iglesia: "El Espíritu habita en la Iglesia y en el corazón de los fieles como en un templo (cf. 1 Cor 3,16; 6,19), y en ellos
ora y da testimonio de su adopción como hijos (cf. Gál 4,6; Rom 8,15-16.26). Guía a la Iglesia a toda la verdad (cf. Jn 16,13), la
unifica en comunión y ministerio, la provee y gobierna con diversos dones jerárquicos y carismáticos y la embellece con sus frutos
(cf. Ef. 4,11-12; 1 Cor. 12,4; Gál 5,22) con la fuerza del evangelio rejuvenece a la Iglesia, la renueva incesantemente y la conduce a
la unión consumada con su Esposo".
Igualmente se pide que "en el aniversario del Bautismo sería de desear
que los neófitos se reunieran de nuevo para dar gracias a Dios, y para cambiar
entre sí sus experiencias personales y para renovar las energías espirituales" (nº
238). Los fieles de las comunidades cristianas, cada año, al celebrar el Misterio
Pascual y renovar las promesas bautismales en la Vigilia Pascual, volverán a
celebrar vestidos con las túnicas blancas toda la cincuentena pascual y al mismo
tiempo que recuerdan y renuevan su etapa de Neofitado, ayudarán a "que los
primeros pasos de los neófitos sean seguros..." (nº 235) alentándolos con su
presencia y estimulándolos con su ejemplo.
Veamos gráficamente cómo queda configurada esta etapa (ver tabla 18ª y
19ª).
B) PASOS
Al analizar anteriormente los grados del RICA, hemos visto que éstos son
tres (nº 6) y que además también pueden ser denominados pasos porque
marcan y sellan con ritos litúrgicos los momentos nucleares de la iniciación.
Cada uno de los tres pasos conducen a un tiempo, más o menos prolongado de
discernimiento y madurez, que prepara el grado siguiente. Los grados son pasos
de un tiempo a otro. Son, por lo tanto, umbrales que se atraviesan de una puerta,
o escalones de una escalera por la que se sube o -en la presentación del
Neocatecumenado- se desciende. En rigor, los grados, de carácter celebrativo y
puntual, son los pasos o puertas que dan acceso a las diversas etapas. Hasta
583
También en los ritos de la "inscripción del Nombre", de la "renuncia a Satanás" y de la "imposición de la túnica blanca",
siempre que pueden suelen estar presentes los Obispos, de ahí que el conocimiento y el trato con los neófitos sea muy cercano y
familiar.
ahora me he detenido en ver cómo aparecen estructuradas las cuatro etapas que
contempla el RICA y las seis que jalonan el itinerario neocatecumenal, vamos a
intentar mostrar a partir de este momento los pasos a través de los cuales
avanzan descendiendo todos aquellos que están viviendo el Neocatecumenado.
587
Así se lo manifestaba KIKO ARGÜELLO a los cerca de 180 Obispos latinoamericanos: "Poco a poco lo íbamos
descubriendo. Poco a poco, al ir a las parroquias, Dios ha ido iluminando. Hasta hace muy pocos años no sabíamos cómo iba a ser el
final del Camino; hemos confiado en el Señor -cuando lleguemos a esa etapa final-, el Señor nos lo dirá. Efectivamente, ya se ha
acabado el Camino, ya hay muchas parroquias que no las llevamos nosotros. Porque el Camino Neocatecumenal no es un
Movimiento en el sentido de que los Focolarinos toda la vida son Focolarinos... El Camino Neocatecumenal es un tiempo de
formación. Un tiempo que es largo" Cfr. Santo Domingo-1992, p. 25.
588
Esta inspiración de la pedagogía catequética en la pedagogía divina la han desarrollado con cierto detalle nuestros obispos
en Catequesis de la Comunidad, nnº 206-220, y han vuelto a profundizar en ella en Catequesis de adultos, nnº 254-282.La
utilización de esta pedagogía divina como muy bien han señalado nuestros obispos, ha obligado a los catequistas iniciadores del CN
a estar muy cerca de la vida concreta de los catequizandos. He aquí las "actitudes" que se piden a los catequistas:"* Respetar el
ritmo personal de los adultos, estando atento a los momentos de gracia de cada uno así como a los posibles bloqueos y resistencias
(cf. CC, nº 214); * Referir constantemente la Palabra de Dios a las experiencias humanas más importantes, de las que participan los
catequizandos. Esta referencia a la experiencia concreta es vital para la catequesis (cf. CC, nº 222); * Fomentar la creatividad en los
catequizandos, confiando en las posibilidades de éstos para asumir el proceso de maduración en la fe; * Buscar un lenguaje
adaptado, que resulte significativo para los adultos y de esta forma facilitarles el acceso al mensaje cristiano"(CA, nº 259).
589
"La Palabra de Dios ilumina todo el acto catequético y es el elemento que da conexión a todos los demás... La catequesis es
enseñar a leer la Escritura con el corazón de la Iglesia" (CC, n º 228), también en CA, nº 226.
590
Según los Obispos españoles "a partir de una conversión inicial, se van convirtiendo los diversos estratos de la personalidad
creyente -las diferentes zonas de su ser- a través de un proceso de conversión permanente. Ese caminar de la fe tiene sus momentos
de resistencia -personales en cada uno- que el catequista ha de saber respetar con tacto y comprensión...Este mismo sentido de
proceso concierne al grupo catecumenal como tal, al que hay que concebir como una comunidad in fieri más que como ya
totalmente consumada. Aquí también debemos respetar los ritmos de crecimiento y, en consecuencia, saber graduar determinadas
exigencias comunitarias del Evangelio (como puede ser la comunicación cristiana de bienes) dentro de unas etapas de crecimiento"
(CC, nº 214). Para posibilitar el desarrollo gradual de la conversión es por lo que en el Neocatecumenado las etapas tienen un
determinado tiempo de duración. Se necesita tiempo para ser cristiano y es muy importante tener muy presente que la "pedagogía
catequética debe ser respetuosa con el personal proceso de fe de cada catecúmeno, con su ritmo, con su particular itinerario" (Idem).
591
Son la condensación de todo el tiempo que pasó. Es un implícito reconocimiento de que en ciertos momentos es necesario
cristalizar la experiencia de la conversión y celebrarla con expresiones rituales. Son ciertos períodos de cambio cualitativo, que
requieren apoyo de la Iglesia y una mayor actividad ritual.
592
Por lo que respecta a los "ritos de Entrada en el Neocatecumenado" nos vamos a encontrar con una gran riqueza de
"oraciones originales" de la liturgia neocatecumenal. El haber celebrado estos ritos antes incluso de que saliera publicado el RICA
propició esta creatividad litúrgica.
1. Celebraciones de entrada en el Neocatecumenado
593
El Ritual dice que para dar este "paso" en los candidatos se requiere: "Una vida espiritual inicial y los conocimientos
fundamentales de la doctrina cristiana..." (nnº 15, 50 y 68).Y, un discernimiento de la Iglesia en el que se "investigarán los motivos
de la conversión" (nnº 69, 16 y 50). La praxis litúrgica del Neocatecumenado por lo que se refiere a este primer grado del RICA, va
a ser más fiel al "Iter" de la liturgia catecumenal tal y como aparecía en los rituales inmediatamente posconciliares, en los que el
"orden ritual" era el siguiente dentro de los "ritos" especificamente prebautismales o también denominados "Ritos de introducción":
1º Diálogo y Catequesis; 2º El soplo; 3º La signación; 4º Imposición de la mano; 5º La sal. Cfr. Ritual de los Sacramentos:
Bautismo-Confirmación-Eucaristía, Ed, Litúrgica Española, Barcelona 1966, pp. 28-31.
- el sentido que los escrutinios594Para CARMELO GÓMEZ, "en las
Comunidades Neocatecumenales son los Escrutinios los que progresivamente
van descubriendo el corazón del catecúmeno y las actitudes de conversión. Son
auténticos momentos de paso que abren o cierran el camino hacia delante. Si el
catecúmeno no va integrando la fe en la vida no pasará a la siguiente etapa. Esta
seriedad en el Catecumenado es de agradecer porque tanto el Catecumenado
antiguo como en el RICA, el paso de una etapa a otra se hace sólo después de
haber comprobado la seriedad de la conversión y la purificación de las
motivaciones. Lo que no parece oportuno es que sean los Escrutinios los que
signen y hagan efectivos estos pasos de etapa, porque en el Ritual el significado
de los Escrutinios es el de la acción de Dios que escruta el corazón de los que ya
han sido elegidos, de los que han dado pruebas de conversión. No son ritos de
paso con revisión de vida, sino ritos que van introduciendo en el Misterio de
Dios, propios del tiempo de la Iluminación". Cfr. La propuesta catecumenal en
el RICA, p. 190. Para una profundización acerca de los escrutinios, ver: M.
DUJARIER, Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 115-126; R. BÉRAUDY, Los
escrutinios y los exorcismos: Concilium 22 (1967/8). van a tener;
- la "entrega del Shemá";
- la recuperación del rito de la sal.
594
En el Ritual los "Escrutinios" son tres y están reservados para la etapa de la "purificación e iluminación", se celebran
durante los tres primeros domingos de la Cuaresma (nº 25b y 52). La finalidad de los mismos es "hacer aparecer en el corazón de los
elegidos todo lo que hay de débil, de enfermo y de maligno y curarlo, y todo lo que hay de bueno, válido y santo para afirmarlo. En
efecto, los escrutinios liberan del pecado y del diablo, y dan la fuerza de Cristo, que es para los elegidos el Camino, la Verdad y la
Vida" (nº 25,1). Así pues su finalidad es "principalmente espiritual, y se completa con ayuda de los exorcismos. Pues los escrutinios
están hechos para purificar los espíritus y los corazones, fortalecerlos contra las tentaciones, convertir las intenciones, excitar las
voluntades, a fin de que los catecúmenos se unan más profundamente a Cristo y prosigan sus esfuerzos" (nº 154). En la praxis del
Neocatecumenado, veremos que se da una fidelidad en la intencionalidad con que se practican los Escrutinios respecto del RICA,
pero también hay una adaptación en el modo de ordenarlos dentro del itinerario neocatecumenal. En el Estatuto, se dice que “los
escrutinios ayudan a los neocatecúmenos en su camino de conversión, respetando la conciencia y el fuero interno, según la
normativa canónica, el OICA y el Directorio catequético del Camino Neocatecumenal”. Cfr. SCN, art. 19&2 y 28&4.
595
El período del Precatecumenado es un período de kénosis, afirma KIKO ARGUELLO: "En este tiempo las personas
verifican su fe caminando junto a otras personas imperfectas y pecadoras, en la novedad de una comunidad concreta que hace de
espejo y que llama a cada uno a conversión al ver claramente su realidad". Cfr. El Camino neocatecumenal: breve síntesis, en o. cit.,
p. 130.
596
Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, p. 96.
descubierto que la Iglesia puede dársela porque ella es la auténtica depositaria
de este don.
597
Así presentaba KIKO ARGÜELLO a los Obispos de Latinoamérica la celebración del Primer Escrutinio: "Después de que
este hombre en la comunidad se ha dado cuenta de que no tiene fe, o que tiene poca fe, entonces le ponemos frente a su Bautismo.
Nos pregunta: ¿cómo tengo que hacer para tener fe? Pedirla a la Iglesia. Hacemos el Primer Escrutinio donde se renueva la primera
parte del Bautismo. Viene el Obispo. La primera cosa que hemos descubierto es que no puede darse en el hombre la conversión si
no tiene iluminadas las injusticias de su historia, la cruz de su historia. Le comenzamos a hablar de la cruz y le preguntamos: ¿tú
estás dispuesto a que te ayudemos a iluminarte tu cruz? o estás escandalizado con la monstruosidad de tu historia, con lo que te ha
pasado en tu vida. ¿Cuál es tu cruz? pregunta el Obispo. Y él dice: mi mujer, por ejemplo; lo dice públicamente, en la liturgia.
Porque el Obispo pregunta: Y ¿qué sentido tiene para ti? ¿Está iluminada por la cruz de Cristo? Y lo dice allí. O sea ya no están
rebelados contra la cruz, ni contra Dios, ni contra la historia. Ya se puede comenzar en ellos un proceso de profundización de la fe".
Cfr. “Exposición del CN”, en Convivencia-1992, pp. 22-23.
598
También el Ritual contempla la Eucaristía como marco celebrativo, aunque evidentemente en ella no participarían los
catecúmenos: "A este Rito, que consta de la admisión de los candidatos, de la liturgia de la palabra y de la despedida de aquéllos,
puede seguir la Eucaristía" (nº 72).
599
"El rito repite los hechos primordiales de la vida del creyente, vuelve a lo que son sus arquetipos dinámicos, retorna a sus
orígenes, los actualiza, los hace presentes. La representación ritual tiene pues el doble sentido de imitar y a la vez presentizar,
presencializar". Cfr. L. MALDONADO/PEDRO FERNÁNDEZ, “La celebración litúrgica: Fenomenología y Teología de la
celebración”, en DIONISIO BOROBIO (dir.), La celebración en la Iglesia I, Ed, Sígueme, Salamanca 1985, p. 281. Para una mayor
profundización sobre el alcance "mimético", "representativo" y "actualizador" que los ritos tienen, ver: “Liturgia, corporeidad,
ritualidad”, en Celebrar para vivir. Liturgia y Sacramentos de la Iglesia, Ed, Sígueme, Salamanca 2003, pp. 26-36. Por lo que
respecta a los "ritos" que tenían lugar dentro de la celebración de la Entrada en el catecumenado, "los documentos antiguos señalan
cuatro: 1) la signación o señal de la cruz en la frente del candidato, para significar que el convertido pertenece a Cristo y que ya es
catecúmeno o primer grado de su ser cristiano (será fiel con el bautismo); después se extendió la signación a la boca y el pecho,
cuya actualización es el signarse y el santiguarse. 2) La imposición de manos, que se vinculaba a veces a la signación; expresa
protección de Dios y acogida por parte de la Iglesia. 3) El ofrecimiento de la sal, que equivale a hospitalidad y acogida. 4) El soplo,
rito más tardío a modo de exorcismo, expresa la entrada del Espíritu de Dios (es viento y aliento), junto al rechazo de todo lo
diabólico". Cfr. C. FLORISTÁN, lain Para comprender el Catecumenado, pp. 137-138.
.
*La "Inscripción del nombre en el Libro de la Vida"*
600
En el RICA la celebración del segundo grado se denomina Rito de la Elección o inscripción del nombre, con este rito los
catecúmenos que han sido elegidos son "inscritos" para ser purificados e iluminados durante el tiempo cuaresmal en orden a la
recepción de los sacramentos de la Iniciación Cristiana. En el CN al final del Neocatecumenado también se vivirá este "Rito de la
inscripción del nombre en el Libro de la Vida" dentro de los ritos preparatorios a la renovación de las Promesas bautismales.
601
Normalmente se compra para este Rito la edición grande de la Biblia de Jerusalén, que será la que utilizarán los
precatecúmenos y los neocatecúmenos en las celebraciones.
concedas a estos tus hijos alegrarse sobre todo porque sus
nombres están escritos en el cielo. Por Jesucristo, nuestros
Señor. Amén."602.
604
Cfr. ANDRÉS MANRIQUE Teología bíblica , del Bautismo. Formulación de la Iglesia Primitiva, Ed, "Biblia y Fe",
Madrid 1977.
605
La fe afirma el Cardenal JOSEPH RATZINGER "surge de la Iglesia y lleva a la Iglesia. El don de Dios que es la fe incluye
tanto el requerimiento a la voluntad del hombre como la acción y el ser de la Iglesia. Nadie puede establecer por sí mismo que es
creyente. La fe es un proceso de muerte y nacimiento, un pasivo activo y un activo pasivo, que necesita a los otros: que necesita el
culto de la Iglesia, en el que se celebra la liturgia de la cruz y resurrección de Jesucristo. El Bautismo es sacramento de la fe y
también la Iglesia es sacramento de fe. Por consiguiente, sólo entiende la pertenencia a la Iglesia aquel que comprende el bautismo y
sólo comprende el bautismo el que dirige su mirada a la fe que, a su vez, remite al culto de la familia de Jesucristo". Cfr. Teoría de
los principios teológicos, p. 46.
proclamar el texto de Mc 12,28-34606en el que Jesús muestra cuál es el camino
de la Vida, se acercan los precatecúmenos al Obispo y tiene lugar el diálogo
interrogativo que encontramos en el Ritual (nº 75) pero con el "añadido" del
texto del Shemá607. La oración conclusiva con la que termina este rito también es
original de la liturgia neocatecumenal608 (ver tabla 21ª).
OBISPO: Vosotros que tantas veces habéis contristado al Espíritu de Dios, ¿Queréis
ser templos vivos del Espíritu Santo?
PRECAT: Si, quiero
"!Oh Padre¡ tu que en la muerte y resurrección de tu Hijo has quitado todo poder al
demonio, te suplicamos por estos hijos tuyos que hoy reviven el Bautismo: aparta de ellos
el espíritu del Mal para que pueda dejar el sitio al Espíritu Santo Paráclito. Por Jesucristo
nuestro Señor". (Liturgia neocatecumenal).
616
Cfr. "Padre, derrama sobre estos hermanos el espíritu de adopción; que estén en
continuo diálogo contigo para crearlos en el amor, para darles luz interior, luz en el
camino que les dé sabor para suavizar las durezas de la lucha; fuerzas para enfrentarse a
los enemigos del reino. Que les dé amor fraterno para que saboreen las primicias de la
vida eterna, para que todos juntos marchemos hacia tu morada. Por Jesucristo Nuestro
Señor".
pp. 1315-1317. En Hipólito era usual una imposición de manos después de cada
catequesis con sentido de oración y aceptación. Cfr. La Trad. Apos., 19 (SCr,
11bis, p. 77.). (ver tabla 22ª).
617
La teología paulina sobre la Cruz resuena con fuerza en estas catequesis (cf. 1 Cor. 1,17-30; 4,9-13). "Para el catecúmeno,
anunciar hoy la salvación es anunciar la cruz gloriosa de Cristo, ayudar a los hombres a tomar conciencia de su propia realidad
existencial de límite, alienación, infelicidad, incapacidad para dar por sí solos un sentido a sus vidas, y anunciar, a partir de esta
realidad, la victoria que sólo Cristo ha conseguido con su cruz. El egoísmo es la causa de toda infelicidad humana. Anunciar la
salvación en "Cristo crucificado" (1 Cor 1,23) quiere decir proclamar la posibilidad de una vida nueva y distinta y que la gloria de
Dios se manifiesta en el Siervo doliente de Yahvé, el cual no resiste al malvado y ama al enemigo (cf. Is 42,1-7; 49,1-6; 50,4-9;
52,13-53,12). La cruz de Cristo revela a todo hombre muerto por una vida de egoísmo que está matando también a los demás.
Aceptar la cruz es aceptar esa actitud de Jesús Siervo como la única verdad, porque no hay filosofía, ni política, ni ciencia en que
pueda salvarse la humanidad. Viviendo esta actitud de Cristo, la comunidad se convierte para el mundo en signo de amor a Dios y
proclama que al amor está siempre marcado por la cruz y que sólo en la cruz de Cristo se ama auténticamente y es posible entrar en
la historia". Cfr. "La cruz gloriosa en el CN", en Comunidades plurales en la Iglesia, pp. 68-69.
618
Cfr. Espiritualidad del Camino Neocatecumenal I, p. 89.
619
Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, p. 33.
620
La imposición de la cruz en la frente del candidato es, según SAN BASILIO, de origen apostólico. Cfr. Tratado del Espíritu
Santo, XXVII, 66: PG 32, p. 188. Ver también , C. VOGEL, La signation dans l´Eglise des primiers siècles: La Maison Dieu 75
(1963, 4), pp. 37-51. Para M. DUJARIER "este rito expresa que el convertido pertenece desde ahora a Cristo, cuyo signo recibe y
cuyo nombre también lleva: cristiano. Al hacer este gesto, se reza para que el catecúmeno guarde este signo, no solamente de un
modo exterior, sobre su frente, sino también interiormente, en su corazón, es decir, en toda su vida". Cfr. Iniciación Cristiana de
Adultos, pp. 40-41.
sobre él, según el rito, la señal de la cruz y tratarlo según
costumbre de la Iglesia"621.
Por último, se culmina esta acción litúrgica con la acogida por parte de la
Iglesia representada por el Obispo, los presbíteros y los catequistas, de los
precatecúmenos. Delante del Presidente se ponen de rodillas el responsable de
621
Cfr. De Catechizandis rudibus, XXVI, 50.
622
Cada uno de los precatecúmenos se acerca al Obispo y al ser interrogado responde brevemente y con sinceridad cuál es la
cruz de su vida en ese momento y el sentido que tiene para él.
623
Este rito, propio de la liturgia catecumenal, que responde a la primera unción conservada en el Ritual del Bautismo de
Niños, se propone también como optativo en el RICA, como signo que expresa la protección de Dios y el paso de un grado a otro
(nnº 103 y 127-132). D. BOROBIO sostiene que "la recepción de este gesto en aquellos que ya fueron bautizados de niños, y por lo
tanto ungidos, no se opone al carácter e irreiterabilidad del Bautismo, ya que no se trata de repetir el rito del agua; ni creemos que
ofrezca dificultad alguna, puesto que la misma historia ofrece ejemplos de repetición de la unción (Tradición Apostólica, Concilio
de Arange), y por otra parte, si se puede suprimir, ¿por qué no se puede repetir?". Cfr. Proyecto de Iniciación Cristiana, p. 266 [nota
62].
624
Tiene cierta similitud con la propuesta en el Ritual:
N., recibe la cruz en la frente:
Cristo mismo te fortalece con la señal de su caridad (o bien: de su
victoria). Aprende ahora a conocerle y a seguirle (nº 83).
625
Cfr. "Señor Jesús: Tú que sabes que en el misterio de
tu muerte está nuestra vida; que en el misterio de tu resurrección está
nuestra fuerza. Enséñanos también a nosotros el misterio de la cruz,
porque ya que con nuestra sabiduría no hemos cometido más que
imprudencias, pecados, tonterías, estupideces y locuras, con tu
locura aprendamos la sabiduría, la vida de verdad. Te lo pedimos a
Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén".
la comunidad (si hay más comunidades haciendo el Rito, cada responsable), y
ante ellos pronuncia estas palabras:
626
Para el caso de los adultos bautizados se afirma que "el tiempo de la preparación sebe ser santificado con celebraciones
litúrgicas, de las cuales la primera es el rito con el que los adultos son recibidos en la comunidad, y con el que ellos, como ya
sellados con el Bautismo, reconocen que tienen parte en ella" (RICA, n º 300).
627
En el RICA, un vez celebrados estos ritos introductorios, los catecúmenos son "introducidos en el templo" (nº 90) e
invitados a participar en la Celebración de la Liturgia de la Palabra (nnº 91-92), dentro de la cual tendrá lugar -de modo optativo- la
"Entrega de los Evangelios" (nº 93) que en el Neocatecumenado hemos visto que se anticipa a la etapa kerigmática. Después de la
oración de los fieles, son despedidos con una nueva oración.
628
Aunque explícitamente en el Estatuto no se habla de esta ´Convivencia`, sin embargo, implícitamente se está haciendo
referencia a este tiempo cuando se dice que a los neocatecúmenos “les es dado un tiempo para que se prueben a sí mismos en la
sinceridad de su intención de seguir a Jesucristo, a la luz de la Palabra: ´No podéis servir a Dios y al dinero` (Mt 6,24)”. Cfr. SCN,
art. 19, 2ª.
629
En el RICA ha desaparecido esta "catequesis bautismal" que figuraba dentro de la "estructura" del "Diálogo" en los rituales
anteriores. Cfr. Ritual de los Sacramentos, pp. 46-47.
servicio de la purificación630y maduración de la fe del precatecúmeno que a lo
largo de este año -más o menos- experimentará cómo esta palabra le hace
presente siempre la necesidad de renunciar de manera personal y eficiente a
todos los ídolos, afectos y esclavitudes que desvían su corazón del amor y de la
voluntad de Dios631.
633
La "sensibilidad artística" del iniciador del CN, KIKO ARGÜELLO, junto al "don" que ha recibido para poder
"musicalizar" la mayor parte de los Salmos y una gran cantidad de textos bíblicos, ha imprimido a la liturgia neocatecumenal unos
rasgos muy relevantes. Los "cantos" son "entregados" en momentos significativos del itinerario neocatecumenal y "sellan" "hitos"
relevantes del Neocatecumenado. El canto ayuda a personalizar y concentra, condensa y hace presente siempre que se canta la
experiencia vivida haciendola actual. El canto del "Shemà" hará presente al precatecúmeno la llamada a tener a Dios como el Único
Señor de su vida.
634
Cfr. Il Neocatecumenato, p. 97. Ver SCN, art. 19,2ª.
635
Cfr. J. DUPONT, El Evangelio (Mt 4, 1-11): Las tentaciones de Jesús en el desierto: Asambleas del Señor 26 (1963), pp.
38-54.
636
Para esta catequesis se tiene muy en cuenta el estudio de OSCAR CULLMANN, Que signifie le sel dans la parabole de
Jésus?: Revue D´histoire et de Philosophie Religieuses 4 (1957), pp. 3-43.
637
"Israel cayó en las tentaciones; pero Jesús fue totalmente fiel, y abrió el camino de la fidelidad. A la luz de la psicología y
de la sociología puede entenderse qué profundas son las raíces que aprisionan al hombre en el tener, en el poder, en el saber, en la
afectividad, en la propia imagen proyectada... Por ello, aclarar vitalmente este fondo es liberar al hombre". Cfr. Mons. RICARDO
BLÁZQUEZ, Las Comunidades Neocatecumenales, p. 32. Ver también , J. FRISQUE, La tentación de Cristo, de la Iglesia y del
cristiano: Asambleas del Señor 26 (1963), pp. 92-103.
Toda esta doctrina que encontramos bien documentada en los Santos
Padres tiene su fundamento en el N.T. El Evangelio pone al descubierto, de un
lado, el poder maléfico de Satanás: "Fue homicida desde el principio y no se
mantuvo en la verdad, puesto que la verdad no existe en él" (cf. Jn 8,44); por
otro, el incesante combate que Jesús mismo hubo de librar durante su vida con
él (cf. Mt 16,21-23). El último drama de esta lucha termina en la cruz, donde,
tras haber echado fuera al Príncipe del mal que dominaba a los hombres, los
libra de la tiranía por su muerte (cf. Hb 2,14-15; Jn 12,31; 1 Jn 5,19).
La Iglesia continúa este combate del Maestro. Conoce también las raíces
satánicas del mal y del pecado. Sabe que no es posible la adhesión a Cristo sin
liberarse del espíritu del mal. De ahí, que los precatecúmenos sean ayudados
para hacer la renuncia al demonio en el rito definitivo de Entrada en el
Neocatecumenado.
Una vez que todos los precatecúmenos han sido escrutados y han sido
considerados idóneos (nnº 16.50.69) para pasar al Neocatecumenado , tiene
lugar la celebración de los ritos que faltan dentro de este primer grado del
itinerario neocatecumenal que es la Entrada en el Neocatecumenado . Como
vengo resaltando, este primer grado del itinerario en el Neocatecumenado lo
encontramos dividido fundamentalmente en dos grandes ritos, el del Primer
Escrutinio y este que ahora estamos analizando.
*Celebración de la Palabra*
La lectura de la Alianza de Siquém (cf. Jos. 24, 1-28) que Dios realizó
con su pueblo Israel, teniendo como intermediario a Josué, actualizará y
presencializará en el Rito esta misma gesta histórico-salvífica (ver tabla 26ª).
*Diálogo*
650
"A un catecúmeno adulto le resultaba difícil descubrir la historia de Abrahán respondiendo a la llamada de Dios. No veía
por qué su preparación para el bautismo tenía que pasar por el estudio de aquella vieja historia con la que no sentía ninguna
vinculación. Luego, un día, llegó la iluminación. Exclamó: ¡Abraham soy yo!. El relato había funcionado para él: había entrado en
la historia, se había identificado con el personaje. La vocación de Abrahán se convertía en la parábola de su propia llamada a la fe y
de lo que había dejado para responder a ella". Cfr. BERNARD SESBOÜE, Jesucristo el único mediador II, Ed, Sígueme,
Salamanca 1993, p. 28. Para el rito de Entrada en el Catecumenado, el Ritual pide que la lectura bíblica sea la vocación de
Abrahán, Gn 12, 1-4 (nnº 92 y 372).
renuncia a los ídolos y a las antiguas prácticas en el diálogo de la asamblea
siquemita que muy probablemente hace alusión a este Rito651.
Presidente:
Todos:
651
En su obra Exhortación al martirio hablando de dos ficticios cristianos que se encontraban en el momento de la verdad, les
dice:"Al principio, antes de haber sido catequizados, fue razonable el que se os preguntara: (Si no queréis servir al Señor...) (cf. Jos
24,15). Y el catequista os diría: (Yo y mi casa, serviremos al Señor, porque es santo). Pero ahora no es tiempo de hablaros así;
porque vosotros dijisteis: (Lejos de nosotros...) (cf. Jos 24,16-17). Y acordes con vuestra actitud para con Dios, respondisteis a
vuestros catequistas: (Nosotros serviremos al Señor, porque él es nuestro Dios) (cf. Jos 21,24)". Cfr. Exhortación al martirio, 17
(PG 11, p. 585).
652
El Ritual da libertad para que la propia Conferencia Episcopal pueda elaborar otras "fórmulas del interrogatorio y de la
renuncia" (nº 80). He aquí como comienzan las dos que ofrece:
"Queridos candidatos, puesto que llamados y ayudados por Dios, habéis decidido venerarle y adorarle a él sólo
y a Cristo, y ya que queréis desde ahora mismo servir al único Dios y a Cristo, ha llegado el momento solemne
de que renunciéis públicamente a esas potestades que no son Dios, y a esos cultos con los que no se manifiesta
la veneración a Dios. ¡Lejos de vosotros esté el que abandonéis a Dios y a su Cristo y sirváis a potestades
ajenas!" (nº 80).
"Queridos candidatos, habéis decidido dar culto al Dios verdadero, que os ha llamado y os ha traído hasta aquí,
y queréis servirle a él solo y a su Hijo Jesucristo. Ahora, pues, en presencia de toda la asamblea, renunciad a
los ritos y cultos con los que no se da culto al Dios verdadero. No lo abandonéis a él ni a su Hijo Jesucristo,
para servir de nuevo a otros dioses" (nº 371).
La formulación de la liturgia neocatecumenal toma como base la misma
pregunta que formula Josué: "Elegid hoy a quién habéis de servir..." (cf. Jos.
24 15). .
Lejos de nosotros abandonar a
nuestro Dios para servir a otros
dioses653.
Pr.:
Vosotros sois testigos contra
vosotros mismos de que habéis
elegido a Dios para servirle654.
T.:
Somos testigos.
Pr.:
Volved entonces vuestro corazón al Señor vuestro Dios655.
T.:
A el sólo serviremos y escucharemos su voz656.
Pr.:
Apartad de en medio de vosotros los ídolos del mundo y
renunciad a ellos ante la Iglesia657.
T.:
Amén.
"Vosotros sois testigos contra vosotros mismos de que habéis elegido a Yahvéh para
servirle".
En el Ritual la "responsabilidad" en la veracidad del testimonio recae sobre los padrinos y la comunidad presente:
"Vosotros, padrinos, que nos presentáis a estos candidatos, y, vosotros, hermanos todos,
aquí presentes, que les habéis oído renunciar a esos cultos, ¿sois testigos de que estos
candidatos han elegido a Cristo, el Señor, y quieren servirle a él solo?" (nº 81).
655
La dependencia de Jos. 24,23 es evidente:
660
La fórmula es idéntica a la empleada en tiempos de S. JUAN CRISÓSTOMO, Ad Colossenses VI: PG 62, p. 342. Para un
seguimiento detallado de este rito y de su significación, ver: ANNE FIELD, ´La renuncia a Satanás`, en De las Tinieblas a la Luz,
pp. 134-139. En el Ritual no encontramos una "formula" de este estilo, en clave personal y existencial. La renuncia prebautismal
presenta tres modos de hacerla en clave "interrogativa" (nº 217).
661
"A la abjuración de Satanás y de sus pompas sigue en seguida la adhesión a Cristo. Esta vez el catecúmeno se vuelve hacia
el Oriente de donde viene la luz de Cristo, hacia ese Oriente que es también el camino del Paraíso y hace profesión solemne de fe en
Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo". Cfr. DANIELOU/R. du CHARLAT, o. cit., p. 57. En la liturgia neocatecumenal, una vez hecha
la renuncia y manifestado la adhesión a Jesucristo, el precatecúmeno pide entrar en el Neocatecumenado.
662
Ambas oraciones son propias de la liturgia neocatecumenal. Ya hemos apuntado en algún momento, que respecto a los
"exorcismos menores", el Ritual deja un amplio margen a la creatividad, "nada impide que las fórmulas asignadas para los
La oración conclusiva de esta celebración está tomada del Ritual (nº 115),
aunque se introduce una pequeña modificación atendiendo a su condición de
bautizados (Ver tabla 27ª.):
"Mira a estos hijos tuyos, que has llamado a este camino, para
revivir en ellos los tesoros de la gracia bautismal".
*Celebración de la Palabra*
669
"La piedrecita blanca (color de victoria y alegría) es la señal de la admisión en este Reino; el nombre nuevo, la renovación
interior que nos hace dignos del Reino". Cfr. Biblia de Jerusalén, nota de Ap. 2,17.
670
"Según un primer sentido posible, en relación con la sal de la alianza, esto significa que si se rompe la alianza con el Señor,
no es posible reanudarla. Según la interpretación de Mateo, el creyente debe ser la sal de la tierra, o sea que debe conservar y hacer
sabroso el mundo de los hombres en su alianza con Dios. De lo contrario, no sirven para nada, y los discípulos merecen ser
arrojados fuera (Lc 14,35)". Cfr. X. LEON-DUFOUR, o. cit., pp. 824-825. Para la interpretación exegética de este versículo, véase:
P. BONNARD, El Evangelio según San Mateo, Ed, Cristiandad, Madrid 1976, pp. 94-96. Ver también, F. FERNÁNDEZ, La sal
de la tierra: Studium Legionense 31 (1990) 63-85.
Dios, debe ser salado y pasado por el fuego de la cruz. Esta sal degustada es un
signo sacramental que nos lleva a entrar en la comunión con Jesucristo"671.
*Anáfora de la Sal*
En los rituales en los que aún se conservaba este rito de la sal, éste tenía
lugar después de la signación y de la imposición de manos. Se iniciaba con la
bendición de la sal672... Una vez bendecida el Celebrante pronunciaba una
oración en la que aparecía este rito en relación con el Bautismo 673, e
inmediatamente después el Celebrante ponía un poco de sal en la boca del
catecúmeno, diciendo estas palabras:
671
Cfr. El Neocatecumenado, p. 85.
672
Cfr. "Te conjuro, sal, en el nombre de Dios Padre todopoderoso, en el amor de
nuestro Señor Jesucristo, y por la fuerza del Espíritu Santo. Te conjuro por el Dios vivo,
por el Dios verdadero, por el Dios santo, por el Dios que te creó para protección del
hombre, y mandó que fueras consagrada por sus siervos para uso del pueblo que llega a la
fe, a fin de que, en el nombre de la Trinidad santa, te conviertas en signo de salvación
para ahuyentar al enemigo. Por eso te rogamos, Señor, Dios nuestro, que santifiques y
bendigas copiosamente esta sal para que sirva de remedio eficaz a cuantos la reciban y
permanezca en sus entrañas. Te lo pedimos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que
ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos, y al mundo por el fuego". Cfr. Ritual de
los Sacramentos, p. 21 y 53.
Se detecta en esta oración la influencia que ha recibido de las antiguas costumbres romanas: "En Roma existía la
costumbre de poner un poco de sal en los labios del recién nacido para proteger su vida de los peligros que la
amenazaban. Según una creencia popular muy extendida, la sal repugna a los demonios". Cfr. MANFRED
LURKER, o. cit., p. 201.
673
"Dígnate escuchar a quien en tu honor inclina su cabeza hacia la fuente bautismal, para que renacido del agua y del Espíritu
Santo, y despojado del hombre viejo, se revista del hombre nuevo, creado a tu imagen, reciba la vestidura blanca e inmaculada, y
merezca servirte a ti, Dios nuestro. Por Cristo nuestro Señor". Cfr. Ritual de los Sacramentos, p. 54.
674
Cfr. Ritual de los Sacramentos, pp. 54-55. Para el Cardenal J. RATZINGER este rito tenía una significación "cuasi-
eucarística": "la inauguración en la entrega de la sal (la sal es signo de hospitalidad y, por tanto, una ´especie de preeucaristía`) en
cuanto admisión en la hospitalidad de los cristianos". Cfr. Teoría de los principios cristianos, p. 39.
"Tú has creado la sal para que significase la realidad de nuestra
participación en el misterio de la muerte y resurrección de tu
Hijo" (cf. Lc 14,33).
"Haz que esta sal reciba la gracia del Espíritu para que cuantos
la van a gustar, purificados por el fuego, lleven en sus cuerpos
el morir de Jesús para que la resurrección de tu Hijo se
manifieste en sus vidas" (cf. 2ªRr 2,19-22; 2ª Cor 4,10; Mc
9,49).
Su significación histórico-salvífica:
"Oh Dios, has dispuesto que tus elegidos fuesen salados por
medio del fuego. Para que, habitando en ellos tu mismo amor,
fueran transformados en la sal de la tierra" (cf. Lv 21,6.8.17.22;
Mt 5,13).
"Haz que esta sal reciba la gracia del Espíritu para que cuantos
la van a gustar, purificados por el fuego...".
2. Celebraciones en el Neocatecumenado
Veamos ahora, pues, cómo están estructurados todas las celebraciones del
Neocatecumenado, la influencia que reciben de la praxis catecumenal antigua y
las diferencias o coincidencias con el RICA.
*Liturgia de la Palabra *
679
Cfr. ORÍGENES, Tratado sobre la oración, Ed, Nebli, Madrid 1994.
680
"La oración del Señor, en la redacción lucana, está dirigida, por tanto, a quienes no saben aún orar cristianamente y deben
aprenderlo...rezando el padrenuestro. Este forma, pues, parte de una catequesis catecumenal, siendo como el introductorio y
principal capítulo de esa catequesis oracional (Lc 11,1-13), redactada por Lucas para iniciar en los secretos de la oración cristiana -
su esencia- (Lc 11,2-4) y modalidad (Lc 11,5-13)-, a los catecúmenos venidos principalmente del paganismo a su comunidad,
consolidando a la vez la catequesis prebautismal recibida por los suyos ya fieles (cf. Lc 11,2-4)". Cfr. SANTOS SABUGAL, El
padrenuestro en la interpretación catequética antigua y moderna, p. 30.
681
A los neocatecúmenos se les enseña a orar con la "Oración a Jesús" tal y como la describe El Peregrino Ruso: "La continua
oración interior a Jesús es una llamada continua e ininterrumpida a su nombre divino, con los labios, en el espíritu y en el corazón;
consiste en representarlo siempre presente en nosotros e implorar su gracia en todas las ocasiones, en todo tiempo y lugar, hasta
durante el sueño. Esta llamada se compone de las siguientes palabras: Jesús mío, ten misericordia de mí" (p. 155). El Peregrino,
deseoso de encontrar el método a que hace referencia, continúa buscando hasta topar con estas palabras de san Simeón, el Nuevo
Teólogo: "Siéntate solo y en silencio. Inclina la cabeza, cierra los ojos, respira dulcemente e imagínate que estás mirando a tu
corazón. Dirige al corazón todos los pensamientos de tu alma. Dilo moviendo dulcemente los labios y dilo en el fondo de tu alma.
Procura alejar todo otro pensamiento. Permanece tranquilo, ten paciencia y repítelo con la mayor frecuencia que te sea posible" (p.
53). Cfr. El Peregrino Ruso, Ed, de Espiritualidad. Madrid 1984. La oración supone un "ejercicio", y los neocatecúmenos son
gradualmente iniciados a esta "lucha" diaria.
682
"La iniciación cristiana es una iniciación en la oración, en el diálogo personal con Dios para caminar en su presencia. Esta
iluminación es teórica y práctica. Por una parte, ha de descubrir el secreto y las condiciones de la oración tal como Jesús nos enseña
en el evangelio. Por otra el catecúmeno ha de ejercitarse todos los días en la oración". Cfr. ANDRÉS FUENTES, Espiritualidad del
Camino Neocatecumenal II, p. 169.
Una vez concluido el tiempo de silencio y de oración, el Celebrante dice
la oración de exorcismo tomada del Ritual nº 178; exorcismo ordenado en
forma deprecativa y positivo que "muestra ante los ojos de los neocatecúmenos
la verdadera condición de la vida espiritual, la lucha entre la carne y el
espíritu..." (nº 101):
Pr.: "Ven Espíritu Santo, desciende sobre N..., (aquí impone las
manos sobre la cabeza del neocatecúmeno), para que lleno del
gozo de tu amor, exulte de alegría y pueda alabar y bendecir a
Dios en medio de esta generación"684.
Neocat.: Amén.
Pr.: "N... Que el Señor abra tu corazón y tus labios para que
puedas proclamar en esta generación sus alabanzas"685.
683
Esta oración de exorcismo es original del Neocatecumenado.
684
Responde esta oración a las que en el RICA reciben el nombre de "bendiciones de los catecúmenos" y siguen su misma
ordenación litúrgica: "Las bendiciones indicadas en el nº 102 pueden ser dadas por un sacerdote o por un diácono, o también por un
catequista (cfr. nº 48), los cuales, extendiendo las manos sobre los catecúmenos, pronuncian algunas de las oraciones siguientes (nnº
121-124). Acabada la oración, los catecúmenos, si cómodamente puede hacerse, se acercan al celebrante, que impone la mano a
cada uno. Después se retiran..." (nº 119).
685
Es este un rito original con el que el CN enriquece esta etapa del Neocatecumenado que tiene como uno de sus principales
objetivos iniciar a los neocatecúmenos en la oración (RICA, nº 19.2). Para iniciar y significar este paso, afirma ANDRÉS
FUENTES, "se hace entrega solemne, en una celebración litúrgica, de la Liturgia de las Horas, a todos y cada uno de los
neocatecúmenos. Con ello, además, se les exhorta al compromiso de la oración diaria y a familiarizarse con la oración de la Iglesia".
Cfr. Espiritualidad del Camino Neocatecumenal II, p. 170.
la oración de los fieles, el Padrenuestro, la Paz y la bendición final (ver tabla
29ª).
*Liturgia de la Palabra*
Después del saludo inicial por parte del presidente y de una breve
monición ambiental para explicar el significado de la celebración, un canto
apropiado, la proclamación de dos lecturas bíblicas688 sobre la misión (cf. Ex
3,1-14; 4, 1-17) y sobre el Kerygma post-pascual de los primeros enviados (cf.
1ª Cor 15,1-8) iluminan y actualizan la finalidad del rito. Tras esta doble
proclamación de la Palabra, precedida y acompañada de respectivas moniciones
y cantos, tiene lugar el Rito de entrega del Símbolo Apóstólico.
686
"Cuidadosamente y eficientemente preparados con una convivencia de tres días, -dirigida por los catequistas de la(s)
comunidad(es) respectiva(s)". Cfr. SANTOS SABUGAL, El "Símbolo de la Fe" ayer y hoy, p. 451. Esta Convivencia girará en
torno a la catequesis del Ciego de Nacimiento (cf. Jn. cap. 9). Esta es la lectura que se proclama en el cuarto Domingo de Cuaresma
y que jalona el itinerario espiritual de los catecúmenos que es sellado ahora con el Segundo Escrutinio (RICA, nnº 169-173 y 380).
Cfr. ADRIEN NOCENT, o. cit., pp. 109-113.
687
En la Iglesia primitiva a los catecúmenos se les explicaba el Credo Apostólico de forma sistemática y ellos debían
aprenderlo de memoria para recitarlo ante el obispo antes de su bautismo. San CIRILO nos dice que "al final de las cinco semanas
de instrucción, entonces reciben (los catecúmenos) el Símbolo”. Cfr. Procatequesis, 5, 12. Al finalizar esta catequesis afirma
CARLOS ELORRIAGA, “parece entregar Cirilo el Símbolo, pero se transcribe al terminar la catequesis aparte. El Símbolo
jerosolimitano no se encuentra directamente en el texto de las catequesis". Cfr. San Cirilo de Jerusalén, Ed, DDB, Bilbao 1991, p.
137. Para una exposición sistemática con la recopilación de las catequesis de algunos Santos Padres, ver: ANNE FIELD, “El Credo,
resumen de la fe cristiana”, en o. cit., pp. 63-89.
688
En el Ritual se proponen estas seis: Dt 6,1-7; Rom 10,8-13; 1ªCor, 1-8a; Jn 3,16; Mt 16,13-18; Jn 12,44-50 (nº 185).
*Entrega del Símbolo Apostólico*
- Creo en Dios,
689
Cfr. CARLOS ELORRIAGA, San Cirilo de Jerusalén, pp. 135-137.
690
CARMELO GÓMEZ mantiene que esta fórmula del Ritual ha recibido su influencia de S. AGUSTÍN, "El RICA exhorta a
acogerse al Credo y a guardarlo, Agustín va más lejos, y expresa la función que tiene el Símbolo de ser rector de vida, al decir, que
en él han de progresar los catecúmenos. Así lo expresa el Santo de Hipona:´He aquí el Símbolo que ya se os ha ido descubriendo
por medio de las Escrituras y de los sermones de la Iglesia, a cuya breve fórmula, sin embargo, los fieles han de aferrarse y en ella
han de progresar`(cf. Sermón 212,2)". Cfr. La propuesta catecumenal en el RICA, p. 118.
691
"Cuando la comunidad designa catequistas, doctores audientium, evangelizadores itinerantes, o cuando los mismos fieles
con su ejemplo y sus palabras comunican la buena noticia, actúan como testigos y portavoces de lo que la comunidad vive, se
remiten a ella y de ella reciben valor sus palabras, en cuanto que lo que se dice se halla cumplido en la comunidad; los que van a ser
iluminados se miran en el espejo de los que han sido iluminados, quienes anuncian el amor, manifiestan la actitud de los que se
aman. De tal modo la comunidad es origen de la catequesis, que sin ella no sería posible, pues de nada sirve un testimonio sin
testigos, ni una buena noticia que no llegue a verse realizada". Cfr. RAMÓN DOMÍNGUEZ BALAGUER, Catequesis y liturgia en
los Padres. Interpelación a la catequesis de nuestros días, p. 127.
*Diálogo con los neocatecúmenos y envío*
Viene precedido este rito del envío, por la proclamación de una tercera
lectura bíblica de San Pablo (cf. Rom 10,8-17) en la que el apóstol habla sobre
la necesidad de confesar "con la boca" la Palabra creída en el corazón, para
pasar después a un diálogo en el que el Celebrante dice a los neocatecúmenos:
698
San Agustín cuenta cómo el retórico de la ciudad de Roma -Victorino-, hizo pública confesión de su fe ante la "asamblea
santa": "Cuando finalmente llegó la hora de hacer la profesión de fe, que en Roma los que se van a acercar a la gracia del bautismo
suelen hacer delante del pueblo fiel, sobre un lugar elevado, con cierta y determinada fórmula, sabida de memoria, decía
Simpliciano que los sacerdotes ofrecieron a Victorino que la hiciese en secreto, como solía ofrecerse a ciertas personas que parecía
habían de azorarse por la vergüenza; pero que él prefirió hacer en presencia del concurso de los fieles la profesión de su salud.
Porque ninguna salud había en la retórica que enseñaba, y, sin embargo, la había profesado públicamente... Así, pues, luego que
subió para hacer su profesión, todos los que le conocían -¿y quién había allí que no le conociese?- levantaron un murmullo
pronunciando su nombre y congratulándose; y a media voz se escapó de las bocas de todos un rumor de júbilo: ¡Victorino,
Victorino! Pronto alzaron el rumor con el placer de verle, y pronto callaron viéndole, con el gozo de oírle. Pronunció él la verdadera
fe con maravillosa entereza". Cfr. Confesiones VIII,2,4.
699
A partir de este momento, el Símbolo es para el neocatecúmeno un compañero inseparable y, más aún, un fiel amigo:
Deviene su "salvaguardia siempre presente" y su "gran defensa" tanto contra las crisis de fe como "contra las tentaciones del
adversario" por ser su "viático durante todo el tiempo de la vida". Así lo designan, respectivamente, SAN AMBROSIO, Expl.
Symb., 1.9 y SAN CIRILO, Cat. V,12.
700
"Desde el siglo VII y VIII se introdujo en la procesión del Domingo de Ramos, ligada a la bendición de las palmas, en
recuerdo de la entrada de Jesús en Jerusalén. En el arte cristiano, las ramas de palmera son atributo de los mártires; en piedras
sepulcrales de la primera época cristiana, pueden ser, además, sencillamente una alusión al premio de la victoria que el cristiano ha
recibido después de una vida de lucha. Una palmera entre otros árboles es símbolo de la cruz de Cristo; así aparece en el grabado en
cobre de Schongauer Jesús después de la tentación". Cfr. MANFRED LURKER, ´Palmera`, en Diccionario de imágenes y símbolos
de la Biblia, p. 162. Ver también, J.DANIÉLOU, “La palme et la courone”, en Les symboles chrétiens primitifs, pp. 33-48.
701
Cfr. SAN CIRILO, Cat. XVIII 32.
En el Neocatecumenado, después de un año de haber profesado la Fe, los
catequistas vuelven para hacer ya una segunda y definitiva iniciación a la
oración que culmina con la Entrega del Padrenuestro (SCN, art. 20,3ª). Tras un
periodo en el que los neocatecúmenos descubren en plenitud que por el
Bautismo han sido incorporados a un "Pueblo sacerdotal, profético y real" (cf.
1ª Pe 2,9; Ap 1,6; 5,10) que es la Iglesia, "después de tres años de constante
oración -afirma Kiko Argüello- y ayudados por el Salterio, abrazados al deseo
ardiente de proclamar el Evangelio, y ya en nuestro espíritu se empieza a oír los
vagidos de una pequeña criatura que todavía no sabe decir papá,abbá. El
Padrenuestro, recitado tres veces al día como en la Iglesia Primitiva, nos
ayudará a prepararnos a las etapas más importantes: la elección o competencia,
tiempo de alabanza"702. Pero antes de pasar a la etapa de la elección, los
neocatecúmenos reciben en una liturgia neocatecumenal la entrega de la
Oración dominical703.
2ª) ¿Ha asistido a la instrucción de los apóstoles? esto es, ¿conoce toda la instrucción
cristiana?. Sí ha hecho el Camino.
702
Cfr. Il Neocatecumenato, p. 100. Ver JOACHIM JEREMÍAS, ABBA. El mensaje central del Nuevo Testamento, Ed,
Sígueme, Salamanca 1983.
703
En el Ritual "la entrega de la Oración dominical se hace durante la semana que sigue al tercer escrutinio", pero también se
puede celebrar "si se juzga conveniente, durante el tiempo del catecumenado (Cfr. nn 125-126)", incluso se da la posibilidad de que
"surgiendo alguna necesidad, se retrase para celebrarla juntamente con los ritos de preparación inmediata (Cfr. nn. 193 ss)" (nº 189).
704
En la Iglesia primitiva los usos por lo que respecta a esta entrega del Padre Nuestro varían mucho según las Iglesias "la
entrega del Pater se hace generalmente al principio de la Semana Santa. Pero en algunas Iglesias se traslada a después del bautismo,
porque se considera que el Pater es la oración específica de los cristianos y no puede decirla más que los hijos". Cfr. J.
DANIELOU/R. du CHARLAT, o. cit., p. 54.
705
"Al catecúmeno se le adentra e introduce en otros de los misterios más profundos: descubrir, meditar y saborear la filiación
divina. Es un nuevo momento de la iluminación interior para vivir el misterio del Dios revelado en Jesucristo, que nos ha llamado a
ser sus hijos de adopción por el nuevo Espíritu que se nos ha dado... Mediante una serie de catequesis se ilumina, a la luz de la
Palabra, la llamada a ser hijos, a gloriarse en el Padre, que nos llama en el Hijo, que nos incorpora a sí en el Espíritu que habita en
nosotros...". Cfr. ANDRÉS FUENTES, Espiritualidad del Camino Neocatecumenal II, p. 174.
3ª) ¿Ha aprendido a poner en práctica en la vida común el Evangelio?. Sí ha
comenzado706.
Seguidamente tiene lugar la renuncia a Satanás y una oración de
exorcismo, y a continuación, como ya se hiciera en la celebración de la Entrega
del Símbolo, la Iglesia adulta aquí representada por el Obispo, los presbíteros y
catequistas cantan el Padrenuestro y los neocatecúmenos lo escuchan y reciben.
Terminada la transmisión, el Celebrante pronuncia una oración con las manos
extendidas sobre los neocatecúmenos707 y tras el saludo de la Paz y la bendición
final concluye el rito. A partir de este momento, los neocatecúmenos cantarán el
Padrenuestro siempre que celebren la Eucaristía. También, a partir de este
momento, “en las ferias de Adviento y Cuaresma, empiezan a celebrar
comunitariamente en la parroquia, antes de ir al trabajo, los Laudes y el Oficio
de Lecturas, con un tiempo de oración contemplativa” (SCN, art. 20,3ª) [ver
tabla 32ª).
706
En el RICA vienen así formulado este cuestionario que forma parte del Rito de la Elección o inscripción del nombre" (nº
144):
709
"No basta la experiencia vivida: el Catecúmeno debe hacer un discernimiento -sólo y con la comunidad Catecumenal- tanto
de su fe iluminada, como de su voluntad deliberada... Está llegando el momento de hacer una opción fundamental para toda su vida.
La Iglesia acompaña este discernimiento a través de los Escrutinios. Cfr. J. A. VELA, Reiniciación cristiana, p. 143.
710
El RICA afirma que "en lo que toca a la Iglesia, la elección es como el centro de la atenta solicitud hacia los catecúmenos.
El Obispo, los presbíteros, diáconos, catequistas, padrinos y toda la comunidad local, cada uno en su orden y a su modo, después de
diligente reflexión, dé su parecer acerca de la instrucción y aprovechamiento de los catecúmenos" (nº 135). Además es "oficio del
Celebrante, es decir del Obispo o del que haga sus veces...quien debe exponer ante los presentes la decisión de la Iglesia y del
mismo modo oír, según lo pidan las circunstancias, la opinión de los presentes, averiguar la voluntad personal de los catecúmenos, y
efectuar, por último, en nombre de Cristo y de la Iglesia, la admisión de los elegidos" (nº 138).
711
Cfr. J. DANIELOU/R. du CHARLAT, o. cit., p. 45.
712
Cfr. GREGORIO DE NISA, Adversus procrastinantes, PG,46, p. 417 B; y TEODORO DE MOPSUESTIA afirma: "Desde
ahora ya estáis inscritos en el cielo". Cfr. Homilías Catequéticas, 12, 18. A partir del siglo IV, y dada entonces la costumbre,
recriminada por la Iglesia, de diferir considerablemente el bautismo, todos lo años, en epifanía, el obispo hacía un llamamiento
solemne a los catecúmenos para que dieran su nombre a la catequesis de preparación, al comienzo de la cuaresma. EGERIA nos lo
describe así en su Itinerario: "El que da su nombre, lo hace en la víspera de la cuaresma, y un sacerdote anota sus nombres... Al día
siguiente, comienzo de la cuaresma, se le coloca al obispo la sede en medio de la iglesia mayor..., después se van acercando uno a
uno los candidatos. Si son hombres, vienen con sus padrinos; si son mujeres, con sus madrinas. Entonces, por cada uno, el obispo
pregunta a los vecinos de aquel que ha entrado, diciendo: ¿Lleva una vida honesta? ¿Respeta a sus padres? ¿No es dado a la bebida
o a la mentira?... Los que son de fuera, a no ser que tengan testigos que les conozcan, logran llegar con menos facilidad al
bautismo". Cfr. EGERIA, Itinerario 45, SC 21, pp. 255-256.
En la liturgia neocatecumenal de esta inscripción nos vamos a encontrar
con una clara influencia de la praxis catecumenal antigua que el Ritual también
ha recuperado (nnº 143-151).
El Ritual subraya que son los padrinos o madrinas quienes imponen a los
neófitos la vestidura blanca.
719
"El color blanco recuerda la gloria de Jesús transfigurado, la resurrección y la victoria de los elegidos en el cielo" dice M.
DUJARIER, Iniciación Cristiana de Adultos, p. 162. Para un estudio más pormenorizado de este rito, ver S. FAMOSO, Accipe
vestem candidam. Origine, evoluzione e sviluppo del rito: Riv. Lit. (42), pp. 26-45; V. PAVAN, La veste bianca battesimales,
indicium escatologico nella Chiesa dei primi secoli: Augustinianum 1978,1, pp. 257-271.
"N..., recibe la túnica blanca, guárdala sin
mancha hasta la Vida Eterna".
720
"El vértice de toda la formación será generalmente la Vigilia Pascual, en la que los adultos profesarán su fe bautismal..."
(RICA, nº 304). "La renovación de las promesas del Bautismo realizada, a ser posible, en la Vigilia pascual con toda la comunidad
cristiana, y en la que, junto a la renuncia al hombre viejo, los adultos realizan la confesión pública de la fe, meta final de la
catequesis adultos" (CA, nº 119).
721
Estas eucaristías -ya hicimos referencia a ellas- se viven en "atmósfera espiritual esponsal" que encuentra su
fundamentación en las fuentes neotestamentarias. El desposorio de Cristo y la Iglesia viene representado en un banquete (cf. Mt
22,1-14; Lc 14,16-24). Para entrar en este banquete se necesita el traje de boda. Uno que no lo llevaba, el rey, airado, lo echó fuera
(cf. Mt 22,13). En la iniciación cristiana el traje de boda es la vestidura blanca. El tiempo de la Mystagogia en el que los neófitos
adquieren una "inteligencia más plena y fructuosa de los misterios se adquiere con la renovación de las explicaciones y sobre todo
con la recepción continuada de los sacramentos" (nº 38), especialmente de la Eucaristía que los neófitos que han renovado las
promesas bautismales celebran con el "traje de boda" que es "de lino deslumbrante de blancura -el lino son las buenas obras de los
santos-" (cf. Ap 19,8). Por eso en este tiempo, el Ritual invita al "ejercicio de la caridad" (nº 37).
722
Ya vimos cuando analicé el tiempo de la Mystagogia, que en el Catecumenado clásico, los neófitos permanecían con las
vestiduras blancas durante siete u ocho días tanto en casa como en la Iglesia, pero aunque el resto del tiempo ya celebraban sin las
túnicas, he aquí como alienta SAN AMBROSIO a sus cristianos tomando ocasión de este rito: "Durante la semana pasada vuestras
hermosas vestimentas blancas han atraído la atención de todos. Aún cuando ya no vais a usarlas más, todavía podéis incitar a todos
los que os vean a glorificar a Dios y a seguir vuestro ejemplo, conservando la túnica real de vuestra inocencia en toda su belleza,
caminando en el Espíritu y sirviendo al Señor con todas vuestras fuerzas. Brille así vuestra luz delante de los hombres, dice nuestro
Señor en el evangelio para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos (Mt 5,16). No es por
usar una vestimenta distintiva, sino por su modo de vida, como los Cristianos atraen a los no creyentes al Señor..." Cfr. ANNE
FIELD, o. cit., p. 235.
723
Cfr. Iniciación Cristiana de Adultos, p. 176.
IV. CONTENIDOS DEL NEOCATECUMENADO: ANÁLISIS Y
VALORACIÓN
730
Cfr. E. BIANCHI, o. cit., p. 159. Según D. BOROBIO, “después del Vaticano II, es cierto que se ha dado un verdadero
progreso en la participación de los laicos en todos los servicios a la Palabra: desde la evangelización y catequesis a la
enseñanza y la reflexión teológica, desde la predicación a la colaboración en Sínodos y Concilios... Pero no podemos
desconocer que persisten todavía no pocos prejuicios y suspicacias en algunos obispos y sacerdotes respecto a la capacidad y
hasta conveniencia de que los laicos participen en esta tarea: así sucede en la predicación, en la enseñanza sobre todo en
Facultades de Teología, en su intervención para determinar planes de pastoral en relación con la Palabra...”. Cfr. Misión y
ministerios laicales, p. 28.
731
Cfr. D. BOROBIO, “La recepción del Concilio por movimientos cristianos postconciliares en España”, en o. cit., pp. 37-
69.
732
Cfr. Relación final II, B) 1, en o. cit., p. 12.
lo que hablaba. Me di cuenta que esto era el amor que Dios tenía a esa gente;
era impresionante. Ha habido gente atea que ha llegado a las barracas y viendo
aquello se ha convertido a Jesucristo”733.
Por tanto, la fuente viva de la Palabra de Dios y las fuentes que de ella
derivan y en las que ella se expresa, proporcionan a la catequesis los criterios
para transmitir su mensaje a todos aquellos que han tomado la decisión de
seguir a Jesucristo. Tradición, Escritura y Magisterio, íntimamente comunicados
y vinculados, son ´cada uno a su manera` las fuentes principales de la
catequesis737.
736
En la formulación de este número, se deja ver la decisiva ´influencia`del cardenal J. RATZINGER, a partir de la lección
que pronunció en París y Lyon en 1983, que ha supuesto un verdadero ´jalón` y giro a la vez en todo el movimiento
catequético, ver, Transmisión de la fe y fuentes de la fe: Scripta Theologica 15 (1983/1), pp. 9-29.
737
Para el Cardenal CASTRILLÓN “Las ´fuentes` de la catequesis tienen cada una de ellas su lenguaje, que recibe forma a
través de una rica variedad de ´documentos de la fe`. La catequesis es tradición viva de tales documentos. Hoy no se puede
prescindir de la aportación del Catecismo de la Iglesia Católica como síntesis orgánica de la fe a nivel universal”. Cfr. “El
Directorio General para la Catequesis: motivos y criterios de la revisión”, en A. CAÑIZARES - MANUEL DEL CAMPO
(Eds), o. cit., p. 47. ANTONIO CAÑIZARES sostiene también que “la catequesis se ha beneficiado ampliamente de la
presencia de las Escrituras como fuente primera y principal de sus enseñanzas. A través de la catequesis se ha producido una
mayor difusión y utilización de la Palabra de Dios en la conciencia general de los fieles. Ella, en efecto, junto con la Liturgia,
ha vehiculado bastante bien la renovación bíblica y la devolución de la Biblia al pueblo cristiano, como quiso el Vaticano
II”. Cfr. “Veinte años de catequesis después del Concilio en España”, en ADOLFO GONZÁLEZ (Ed.), o. cit., p. 156.
Tras la aparición del Catecismo de la Iglesia Católica (1992), en la
lectura eclesial de la Escritura, hecha a la luz de la Tradición, aquel va
desempeñar un papel importante y de decisiva transcendencia, según el
Directorio, “la Sagrada Escritura y el Catecismo de la Iglesia Católica se
presentan como dos puntos de referencia para inspirar toda la acción
catequizadora de la Iglesia en nuestro tiempo” (nº 128)738.
c) Contenidos fundamentales de la fe
CHIARINELLI, “El Catecismo de la Iglesia Católica punto de referencia para los catecismos nacionales”, en A.
CAÑIZARES - MANUEL DEL CAMPO, o. cit., p. 346. Para un acercamiento a los ´contenidos` del Catecismo, ver la
Segunda parte del libro editado por OLEGARIO G. DE CARDEDAL - JUAN A. MARTÍNEZ, El Catecismo posconciliar.
Contexto y contenido, pp. 111-217.
742
Para el cardenal J. RATZINGER “estas cuatro clásicas ´piezas maestras` de la catequesis han servido durante siglos
como elementos estructurantes y como lugares de concentración de la enseñanza catequética, y han abierto también el acceso
tanto a la Biblia como a la vida de la Iglesia. Ya hemos dicho que corresponden a las dimensiones de la existencia cristiana.
Es lo que afirma el Catecismo Romano al decir que allí se encuentra lo que el cristiano debe creer (el símbolo), lo que debe
esperar (el Padrenuestro), lo que debe hacer (el decálogo como explicitación de los modos de amar), y se nos describe el
espacio vital en que todo esto hunde sus raíces (sacramentos e Iglesia). Cfr. Transmisión de la fe y fuentes de la fe, p. 24.
743
“Transmisión de la fe e iniciación cristiana se reclaman mutuamente y mutuamente se perfeccionan. Por eso, cuando
percibimos que una determinada comunidad eclesial no acierta a iniciar en la fe a nuevos creyentes, o, como se acostumbra a
decir coloquialmente, no sabe cómo ´hacer` nuevos cristianos, estamos constatando, en el fondo, la incapacidad de esa
comunidad para transmitir la fe, para vincular a nuevos creyentes al curso vivo de la Tradición de la Iglesia”. Cfr. M. DEL
CAMPO, “Iniciación cristiana y catequesis”, en A. CAÑIZARES - MANUEL DEL CAMPO, o. cit., p. 182. Para un acceso
a las reales dificultades en la transmisión de la fe, hoy en la Iglesia de España, ver INSTITUTO SUPERIOR DE
PASTORAL, La transmisión de la fe en la sociedad actual, Ed, Verbo Divino, Estella (Navarra) 1991.
regenerar la comunidad cristiana en su vida interna y en su dinamismo
evangelizador”. De aquí, que según este teólogo, “cuatro son las realidades
fundamentales que constituyen el contenido de la iniciación, de la transmisión
de la Iglesia a los catecúmenos: La fe, la celebración cristiana, una vida moral
según el Evangelio y el testimonio de Jesucristo con obras y palabras”744.
747
En palabras de J. RATZINGER “la doctrina cristiana debe surgir, originariamente, en el contexto del catecumenado.
Sólo desde allí puede aspirar a renovarse. Lo que hoy nos falta no son, nuevas fórmulas; al contrario, más bien tenemos que
hablar de una inflación de palabras sin suficiente respaldo. Lo que ante todo necesitamos es el restablecimiento del contexto
vital de la ejercitación catecumenal en la fe como lugar de la común experiencia del Espíritu, que puede convertirse así en la
base de una reflexión atenta a los contenidos reales. De ella surgirán también, con toda certeza, formulaciones nuevas, en las
que se expresen con la fuerza y concisión los datos centrales de la fe cristiana”. Cfr. Teoría de los principios teológicos, p.
28. De aquí, que más adelante, el Cardenal afirme que “la estructuración de una forma de catecumenado adecuada a nuestro
tiempo debe enumerarse entre las tareas de máxima prioridad de la Iglesia actual (Ibid., p. 29). En esta misma dirección se
expresa Mons. FERNANDO SEBASTIÁN cuando afirma que para llevar adelante la ´Nueva Evangelización` “el
catecumenado, establecido de una u otra manera, tendrá que ser la primera propuesta y la primera oferta. ¿Qué podemos
hacer con los que vienen a nosotros si no tenemos una actividad permanente en donde puedan aprender de nuevo o por
primera vez a ser cristianos de verdad? El catecumenado, o la catequesis sistemática es la única respuesta posible”. Cfr.
Nueva evangelización, Ed, Encuentro, Madrid 1991, p. 61. Y, esta es la ´tesis`que -también- defiende y explica D.
BOROBIO: “Se es cada vez más consciente de que la ´nueva evangelización` sólo puede llevarse a cabo con la recuperación
del catecumenado y la dinámica catecumenal, como el medio más apto y probado para la iniciación
y reiniciación cristiana y para la renovación en autenticidad de la comunidad cristiana”. Cfr.
Catecumenado para la evangelización, p. 10.
etapas748; y cómo cada una de estas etapas reclama una catequesis apropiada
dispuesta por grados (RICA, nº 19)749.
748
“El Precatecumenado, caracterizado porque en él tiene lugar la primera evangelización en orden a la conversión y se
explicita el kerigma del primer anuncio; el catecumenado, propiamente dicho, destinado a la catequesis integral y en cuyo
comienzo se realiza la ´entrega de los evangelios`; el tiempo de purificación e iluminación, que proporciona una preparación
más intensa a los sacramentos de la iniciación, y en el que tiene lugar la ´entrega del Símbolo`y la ´entrega de la Oración del
Señor`; y el tiempo de la mystagogia, caracterizado por la experiencia de los sacramentos y la entrada en la comunidad”. Cfr.
DGC, nº 88. Más adelante se dirá que “la concepción del catecumenado bautismal como proceso formativo y verdadera
escuela de fe, proporciona a la catequesis postbautismal una dinámica y unas características configuradoras: la intensidad e
integridad de la formación; su carácter gradual, con etapas definidas; su vinculación a ritos, símbolos y signos, especialmente
bíblicos y litúrgicos; su constante referencia a la comunidad cristiana... La catequesis postbautismal, sin tener que reproducir
miméticamente la configuración del catecumenado bautismal, y reconociendo su carácter de bautizados que tienen los
catequizandos, hará bien en inspirarse en esta ´escuela preparatoria de la vida cristiana`, dejándose fecundar por sus
principales elementos configuradores” (nº 91).
749
Esta gradualidad aparece también en los nombres que la Iglesia utiliza para designar a los que se encuentran en las
diferentes etapas del Catecumenado bautismal: ´simpatizante` (RICA, nº 12), que, aunque todavía no crea plenamente, está
ya inclinado a la fe; ´catecúmeno` (RICA, nnº 17-18), firmemente decidido a seguir a Jesús; ´elegido` o ´competente` (RICA,
nº 24), llamado para recibir el Bautismo; ´neófito` (RICA, nnº 33-36), recién nacido a la luz del Bautismo; y ´fiel cristiano`
(RICA, nº 39), maduro en la fe y miembro activo de la comunidad cristiana.
750
Para un desarrollo en profundidad de la “Estructura gradual de la catequesis de adultos”, ver la síntesis realizada por
nuestros Obispos en CA, nnº 198-203, donde sostienen -sin ninguna ambigüedad- que “la catequesis de adultos con
cristianos bautizados, inspirada en el modelo catecumenal, ha de ser una formación gradual” (nº 199), y que esta
“gradualidad, tanto de la formación catecumenal como de la catequesis de adultos con bautizados, muestra el gran respeto
de la Iglesia hacia la persona del adulto y a su libertad en el acto de la fe” (nº 202); y no soslayan las ´dificultades`que se
puedan presentar (nº 203).
751
Cfr. “El concepto de itinerario en la catequesis”, en A. CAÑIZARES-M. DEL CAMPO, o. cit., p. 486.
Al mismo tiempo, esta acción gradual en la pedagogía catecumenal irá
acompañada también de la integridad del mensaje evangélico. Así como Jesús
nos ha anunciado el Evangelio en su integridad: “...todo lo que he oído a mi
Padre os lo he dado a conocer” (cf. Jn 15,15); y ha pedido esta misma integridad
a sus discípulos cuando los envía a la misión: “...enseñándoles a guardar todo lo
que os he mandado” (cf. Mt 28,19). También, es para la pedagogía catequética
un criterio fundamental, la salvaguardia de la integridad del mensaje, evitando
presentaciones parciales o deformadas del mismo. Así lo pide el DGC, nº 113:
“La catequesis, en consecuencia, parte de una sencilla proposición de la
estructura íntegra del mensaje cristiano, y la expone de manera adaptada a la
capacidad de los destinatarios. Sin limitarse a la exposición inicial, la
catequesis, gradualmente, propondrá el mensaje de manera cada vez más amplia
y explícita, según la capacidad del catequizando y el carácter propio de la
catequesis. Estos dos niveles de exposición íntegra del mensaje son
denominados integridad intensiva e integridad extensiva”752.
Si nos preguntamos ahora cuáles son las fuentes en las que se nutren los
neocatecúmenos a lo largo de todo el itinerario neocatecumenal, hemos de decir
que a la luz de la praxis litúrgico-catequética del mismo Neocatecumenado, no
son otras más que aquellas de las que se nutre la misma Iglesia, es decir la
Palabra de Dios contenida en la Sagrada Escritura y en la Sagrada Tradición.
Así aparece fundamentado este punto relativo a la fuente y las fuentes del
752
Para una mayor profundización de estos aspectos, ver, Cardenal D. CASTRILLÓN, “El Directorio General para la
Catequesis: Motivos y criterios de la revisión”, en A. CAÑIZARES-M. DEL CAMPO, o. cit., p. 54.
mensaje de la catequesis en el Directorio General para la Catequesis de 1997
(nº 96)753.
756
Sin este lenguaje, esencialmente bíblico y litúrgico, trabajado por los Santos Padres y continuado en el magisterio de la
Iglesia, no se puede entender el cristianismo. Una muestra de esa mentalidad-lenguaje se encuentra en el Catecismo de la
Iglesia Católica.
verdadera escuela de la Palabra757. Y con la Escritura, los neocatecúmenos se
abren a la Tradición de la Iglesia (DV, nnº 8-10).
La Palabra es abordada de manera no intelectual, sino sapiencial; no
especulativa, sino orante. Para E. Bianchi, en el Neocatecumenado, “la palabra
de Dios se percibe como mensaje de un viviente que interpela en forma directa
la vida personal y la del grupo, y la Biblia es el libro que es preciso escuchar y
del que hay que alimentarse en las dificultades del camino. Hay que reconocer,
sobre todo, a los neocatecumenales un gran esfuerzo para dar la primacía a la
palabra y una gran fidelidad en el contacto directo con la Escritura, que no sólo
es escuchada y rezada, sino también anunciada”758. Un experto en las nuevas
realidades eclesiales como Jesús Castellano al describir el lugar que ocupa la
Palabra de Dios en las Comunidades Neocatecumenales trae a colación la aguda
observación hecha por Kiko Argüello a un estudiante del Bíblico que empezaba
su experiencia de catequesis neocatecumenal: “Él creía conocer la Bíblia y le
hizo entrar en crisis esta frase: ´Tú has pasado por la Biblia, pero la Biblia no ha
pasado por ti`. Se puede conocer la Biblia, pero se puede permanecer fuera de la
experiencia de la Palabra”759.
757
“Todas las semanas hay en las comunidades una Celebración de la Palabra, preparada por un grupo de hermanos que
proclama textos del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento. Se escucha con suma atención, se medita, y ante ella se
responde personalmente. Siendo siempre Jesucristo el centro de la Palabra. Según la fase del camino en que se encuentre
cada comunidad se entra en la Escritura desde aspectos distintos (conceptos, personajes, temas, etapas, libros...). A la luz de
la Palabra se va modelando la fe y la moral de los que la escuchan”. Cfr. ENRIQUE BONETE, Reflexiones sobre la relación
entre el ´Camino Neocatecumenal` y el concilio Vaticano II: Communio (noviembre-diciembre 1996), p. 549. Este artículo,
quiso ser en su momento, una respuesta ´ponderada`a algunas de las afirmaciones un tanto ´sesgadas`y peyorativas del
periodista EZEQUIEL COLLADO en su artículo, El ´Camino Neocatecumenal`(los ´kikos`). ¿Qué antropología? ¿Qué
teología? ¿Qué moral?: Sal Terrae (abril 1996). Este autor hace -en general- una interpretación positiva de la acogida de la
Palabra de Dios en las Comunidades Neocatecumenales, y acusa a los neocatecúmenos de hacer una interpretación
´alegorizante y fundamentalista` de la Escritura (p. 304). Para el profesor E. BONETE, “afirmar como hace E. COLLADO,
que las alegorías con las que Kiko interpreta la Escritura son favorecedoras de su propia trayectoria religiosa y determinan
todas las posibles interpretaciones en el Camino, es olvidar que en miles de comunidades repartidas por el mundo se
proclaman todas las semanas centenares de textos distintos, y miles de catequistas y presbíteros predican desde su propia
experiencia de fe y conocimiento de la Escritura, apoyándose en textos bíblicos del momento litúrgico.
Evidentemente, no todos los hermanos de las comunidades, entre los que hay de muy distinto
nivel cultural y social, ni todos los catequistas, poseen conocimientos rigurosos de los
métodos histórico-críticos de interpretación de la Escritura. Pero este acceso no agota toda la
riqueza espiritual y vital de los textos bíblicos. Hay otros niveles de lectura (la hermenéutica
alegórica, literaria, existencial, mística, modélica, moral,...), que sin negar las aportaciones
´científicas` de la exégesis contemporánea, acercan de una manera más penetrante y viva la
Escritura a los problemas humanos en los que están inmersos quienes se sitúan ante la
Palabra” (pp. 549-550). Esta misma posición la mantiene la PONTIFICIA COMISIÓN
BÍBLICA al afirmar que “hay que alegrarse de ver que gente humilde y pobre, toma la Biblia
en sus manos y puede aportar a su interpretación y actualización una luz más penetrante,
desde el punto de vista espiritual y existencial, que la que viene de una ciencia segura de sí
misma (cf. Mt 11,25)”. Cfr. La interpretación de la Biblia en la Iglesia, Ed, (7ª ) PPC, Madrid 2001, p. 123.
758
Cfr. “Carácter central de la Palabra de Dios”, en G. ALBERGIO-J.P. JOSSUA, La recepción del Vaticano II, p. 169. Sin
embargo, C. FLORISTÁN hace un juicio valorativo más critico: “La Palabra de Dios es absolutizada al modo barthiano.
Además, Dios habla casi sólo por la Biblia, no por lo signos de los tiempos ni por los acontecimientos, que apenas tienen
relieve”. Cfr. Para comprender el catecumenado, p. 103.
759
Cfr. Carismas para un “tercer milenio”, p. 180.
Ya en las catequesis iniciales “se dan las claves hermenéuticas necesarias
para la escucha y la comprensión de la Sagrada Escritura: ver en Jesucristo el
cumplimiento de las Escrituras y poner los hechos de la propia historia bajo la
luz de la Palabra”(SCN, art. 9,2ª)760 Para el neocatecúmeno, la Palabra de Dios
indica una realidad, una fuerza que crea y promueve la historia: es, a la vez,
acontecimiento y acción (DV, nº 2). Lo que se busca es la palabra de vida, su
realización concreta, el compromiso entre nosotros y Dios, y no una ideología,
un aumento de conocimientos761. La Palabra no es algo, sino Alguien, una
Persona que habla e ilumina la existencia. De aquí la importancia de la homilía
dentro de la Celebración de la Palabra, “que tiene un lugar privilegiado, en la
instrucción del Neocatecumenado”, porque a través de ella “el presbítero
prolonga la proclamación de la Palabra, interpretándola según el Magisterio y
actualizándola en el hoy del camino de fe de los neocatecúmenos”( SCN, art.
11&2) 762.
Evangelización. Lección inaugural del Curso académico 2001 en el Seminario Diocesano Misionero Redemptoris Mater y
Juan Pablo II (afiliado a la Pontificia Universidad Urbaniana de Roma) [separata]. En esta misma
perspectiva, ver M. A GRIPPA, El edificio de culto como signo visible del misterio eclesial, ayer y hoy:
Communio (mayo-junio 1993), pp. 260-267; y L. BOUYER - J. L. DEL PALACIO, Arquitectura y Liturgia, Ed, Ega, Bilbao
2000, pp. 11-21; M. BERGAMO - M. DEL PRETE, Espacios celebrativos. Estudio para una arquitectura de las iglesias a
partir del concilio Vaticano II, Ed, Ega, Bilbao 1998; LUIS MALDONADO, Liturgia, arte, belleza, Ed, San Pablo, Madrid,
2002.
766
Recientemente el periódico LA RAZÓN se hacía eco de la conclusión de las pinturas que Kiko Argüello ha estado
haciendo en la parroquia Santa Catalina Labouré en Madrid, dentro de un proyecto integral que comprende también la
construcción, junto con la Iglesia, de nuevos espacios arquitectónicos con una finalidad catequética y celebrativa, que se
denominan catecumenium. Cfr. Argüello crea una nueva estética para la parroquia: LA RAZÓN (miércoles 26-III-2003),
pp. 36-37 . Ver Una parrochia per el Terzo Millennio. San Bartolomeo in Tuto, Firenze 1999.
767
La ´modalidad hermeneútica`de acceso a la Escritura en los Seminarios, en su ´forma litúrgica` se asemeja a la ´ lectio
divina`tal y como viene descrita en el documento de la Pontificia Comisión Bíblica: “Es una lectura, individual o
comunitaria, de un pasaje más o menos largo de la Escritura, acogida como Palabra de Dios, y que se desarrolla bajo la
moción del Espíritu en meditación, oración y contemplación” ; en cuanto al ´método de actualización` sigue también aquel
que viene señalado en dicho documento: “La interpretación de la Escritura por la Escritura es el método más seguro y
fecundo, especialmente en el caso de textos del Antiguo Testamento que son releídos en el Antiguo Testamento (p. ej., el
maná de Ex 16 en Sb 16,20-29) y/o en el Nuevo Testamento (Jn 6). La actualización de un texto bíblico en la existencia
cristiana no puede hacerse correctamente sin establecer una relación con el misterio de Cristo y la Iglesia”. Cfr. La
interpretación de la Bíblia en la Iglesia, pp. 113 y 119. Ver GARCÍA M. COLOMBÁS, La lectura de Dios. Aproximación
a la lectio divina, Ed, Monte Casino, Zamora 1999, y MARIO MASINI, La lectio divina, Ed, B.A.C., Madrid 2001. El Papa
Juan Pablo II, ha tenido la oportunidad de bendecir el Santuario de la Palabra del Seminario Diocesano Redemptoris Mater
de Santo Domingo en 1992, y también el de la Casa ´Domus Galileae` en Tierra Santa el año 2000.
mismo, a Dios que habla al hombre [...] Se trata de leer; las Escrituras
escuchando las palabras, la Palabra de Dios, como nos recuerda el Concilio: ´La
Sagrada Escritura contiene la Palabra de Dios, y en cuanto inspirada es
realmente Palabra de Dios` [...] El conocimiento amoroso y la familiaridad
orante con la Palabra de Dios revisten un significado específico en el ministerio
profético del sacerdote, para cuyo cumplimiento adecuado son una condición
imprescindible, principalmente en el contexto de la ´nueva evangelización`, a la
que hoy la Iglesia está llamada” (PDV, nº 47)768.
768
Cfr. AA. VV., Os daré pastores según mi corazón. Comentario y texto de la Exhortación Apostólica ´Pastores dabo
vobis` de JUAN PABLO II, Ed, Edicep, Valencia 1992. El documento de la Pontificia Comisión Bíblica vuelve a insistir en
este punto: “Es, pues, deseable que la formación de los futuros presidentes de asambleas y de aquellos que los acompañan,
tenga en cuenta las exigencias de una Liturgia de la Palabra de Dios fuertemente renovada. Así, gracias a los esfuerzos de
todos, la Iglesia continuará la misión que le ha sido confiada, ´de tomar el pan de vida de la mesa de la Palabra de Dios,
como de la del Cuerpo de Cristo, para ofrecerlo a los fieles`(Dei Verbum, 21). Cfr. La interpretación de la Biblia en la
Iglesia, p. 119.
769
Para el profesor ENRIQUE BONETE “ésta es una de las aportaciones más llamativas del Camino Neocatecumenal: la
capacidad de acercar, de manera profunda y sencilla a la vez, el acontecimiento salvífico de Cristo a través de un lenguaje
directo y liberador. Lo que para tantos católicos no era más que un voluminoso libro de adorno en sus casas, que no sabían
comprender ni relacionar con sus vidas, tras el paso por esta iniciación cristiana se convierte en un libro vivo e iluminador de
sus diversas situaciones históricas; siendo así posible, como dice el Concilio, que ´llene más y más los corazones de los
hombres`(DV 26)”. Cfr. Reflexiones sobre la relación entre el ´Camino Neocatecumenal` y el Concilio Vaticano II, p. 550.
770
Así introduce KIKO ARGÜELLO el ´libro de cantos`del CN: “En el camino Neocatecumenal, vemos aparecer hoy un
servicio humilde y esencial cual es el del ´Cantor`. El, en este itinerario de educación de la fe, tiene la misión de ayudar a
crear la comunidad litúrgica o, mejor, de recrearla; de convertir tantas veces una pluralidad en una unidad de culto: ´A una
sola voz, con un sólo corazón y con una sola alma”. Cfr. Resucitó. Cantos del Camino Neocatecumenal, Centro
Neocatecumenal Diocesano de Madrid, 1972.
entregados de un modo catequético a los neocatecúmenos; esta es la razón por
la que hay cantos que se aprenden, se graban en la memoria y se cantan sin
dificultad en cualquier circunstancia de la vida cotidiana. La catequesis
neocatecumenal, por influencia de estos cantos y textos neotestamentarios, será
más bíblica que académica, más existencial que racional. El aprendizaje de los
salmos a través del canto se convierte así en uno de los elementos pedagógicos
más significativos e importantes de la dinámica neocatecumenal en orden a la
recepción, asimilación y concreción de la Palabra de Dios en la propia vida: no
en vano, los salmos son los que aportan la “luz” (cf. Sal 119,105) en las horas
de cada jornada771.
771
“ La Iglesia primitiva oró con los salmos y los cantó como himnos de Cristo. Cristo mismo se convierte así en director de
coro que nos enseña el canto nuevo, que da a la Iglesia el tono y le enseña el modo de alabar a Dios correctamente y de
unirse a la liturgia celestial”. Cfr. J.RATZINGER, Un canto nuevo para el Señor, Ed, Sígueme, Salamanca 1999, p. 116.
Sitúa de un modo muy clarificador el ´lugar teológico`que ha de ocupar la música y el canto en la vida litúrgica y teológica
de la Iglesia: “Muy pronto, la Iglesia prohibió rigurosamente la innovación poética y musical, y redujo la música sagrada al
salterio; y esto, en un doble significado: primero, la teología del salterio bastaba y constituía el criterio para el contenido de
la fe eclesial; segundo, el estilo musical propio del salterio pasó a ser la norma eclesial para el futuro” (p. 124). En esta
perspectiva, tenemos que tener muy en cuenta la ´praxis orante` de Jesús, “desde sus comienzos y siguiendo el ejemplo de
Jesús, que oraba con los salmos, la Iglesia tuvo acceso al uso de los salmos en la plegaria común. La utilización del Salterio
en la liturgia cristiana primitiva fue una consecuencia de la recepción en la Iglesia de las Sagradas Escrituras del Antiguo
Testamento: la Ley de Moisés, los Profetas y los Salmos, cuyo cumplimiento en Cristo y sentido último reveló el Señor a sus
discípulos”. Cfr. SECRETARIADO NACIONAL DE LITURGIA, Directorio litúrgico-pastoral: El Salmo responsorial y el
ministerio del Salmista, Ed, PPC, Madrid 1986, p. 11.
772
Cfr. Sínodo 1985, II, B).4. La elaboración del ´Catecismo de la Iglesia Católica`será el fruto de una amplísima
colaboración que conducirá -después de seis años de intenso trabajo- al final de su redacción, y tras una amplia consulta a
todos los obispos católicos, a sus Conferencias episcopales o Sínodos, a institutos de teología y catequesis, el Papa Juan
Pablo II lo aprobaba el 25 de Junio de 1992 y salía a la luz con el título de ´Catecismo de la Iglesia Católica`el 11 de octubre
de 1992 con la Constitución Apostólica ´Fidei Depositum` para la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica escrito en
orden a la publicación del Concilio Ecuménico Vaticano II. Cfr. ASOCIACIÓN DE EDITORES DEL CATECISMO,
Catecismo de la Iglesia Católica. Madrid 1992, (citaremos este documento con las siglas CCE). Para una aproximación en
profundidad al ´contexto y contenidos` del Catecismo, ver OLEGARIO GONZÁLEZ DE CARDEDAL-JUAN ANTONIO
MARTÍNEZ CAMINO, o. cit.; J. RATZINGER, “¿Por qué un Catecismo de la Iglesia Católica?”, en Evangelio, catequesis,
catecismo, Ed, Edicep, Valencia 1996, pp. 7-17. Ver también, estas tres ´Ponencias`: Cardenal CHRISTOPH
SCHÖNBORN, “El Catecismo de la Iglesia Católica”; P. BENOIT, “La fe transmitida, celebrada, vivida y orada en el
Catecismo de la Iglesia Católica”; Mons. JOSÉ SARAIVA, “El Catecismo de la Iglesia Católica y la inculturación de la fe”;
Mons. LORENZO CHIARINELLI, “El Catecismo de la Iglesia Católica punto de referencia para los catecismos
nacionales”; y Mons. ANTONIO CAÑIZARES, “El Catecismo de la Iglesia Católica clave de
interpretación del Directorio General para la Catequesis”, en ANTONIO CAÑIZARES-
MANUEL DEL CAMPO, o. cit, pp. 281-356. Sin embargo, la mejor presentación que se ha
hecho del Catecismo de la Iglesia Católica la encontramos en el mismo Directorio General para la Catequesis, nnº 120-
130.
Constitución Dei Verbum en la Iglesia, al final, a modo de sugerencia, como una
especie de conclusión.
780
Cfr. Teología Pastoral, Ed, B.A.C., Madrid 1995, pp. 275-276.
781
Para JESÚS BOGARÍN “al haber conseguido el reconocimiento del Neocatecumenado como verdadero catecumenado
postbautismal [...], no puede enseñar más que lo básico y común a todo cristiano, a saber, los contenidos del Catecismo de la
Iglesia Católica en sus cuatro partes de qué creer (fe), celebrar (liturgia), hacer (moral) y rezar (oración). Cfr. La
institucionalización del camino neocatecumenal. Comentario a sus estatutos, p. 757.
Desde el mismo instante de su aparición, el Catecismo se ha convertido,
junto a la Escritura, en los dos puntos de referencia básicos en el caminar de
cada neocatecúmeno; especialmente para la comprensión, preparación y
desarrollo de las catequesis dogmático-doctrinales y morales que tienen lugar en
el Neocatecumenado. Es significativo que la misma redacción del Estatuto del
CN haya querido dejar este principio hermenéutico de comprensión y vivencia
de la fe muy claro: “Para profundizar la Escritura ´con la inteligencia y el
corazón de la Iglesia`, los neocatecúmenos se ayudan sobre todo de la lectura de
los escritos de los Padres, de los documentos del Magisterio, en especial del
Catecismo de la Iglesia Católica, y de obras de autores espirituales” (SCN, art.
11&4)783.
para llevar de nuevo a Cristo a los indiferentes y alejados estaba bien para la Europa secularizada, pero no nos parecía
apropiada para el Oriente Cristiano, que tanto ha sufrido a lo largo de los siglos por defender la fe. Hoy, tras los 18 años que
llevan nuestras Iglesias abiertas a esta experiencia, podemos constatar, por el contrario, que estas catequesis sistemáticas y
permanentes forman pequeñas comunidades que encarnan una palabra profética y preciosa también para nuestros cristianos,
que con frecuencia van a la Iglesia con una piedad ritual separada de su vida práctica”. Cfr. Diario Avvenire (20 de Abril de
1996). Y, más reciente aún, nos encontramos con el testimonio que aportaba el P. BERTOGLI -fraile capuchino- que preside
una Comunidad Neocatecumenal en Antioquía (Turquía): “Hemos empezado a trabajar con jóvenes, tratando de hacerles
conscientes del profundo sentido del Bautismo que han recibido. Por esto hemos acogido las catequesis propuestas por el
Camino Neocatecumenal, comenzando a rezar con la Palabra de Dios y a celebrar la Eucaristía. Hoy tenemos dos
comunidades con 120 personas en total. Esto demuestra el redescubrimiento de la fe por parte de los jóvenes. Forman parte
de las comunidades también fieles ortodoxos. Al comienzo algunos Obispos ortodoxos no vieron con buenos ojos esta
pertenencia, pensando quela nuestra fuese una tarea de proselitismo. Pero luego, los jóvenes han
enseñado y testimoniado ellos mismos a sus Obispos un modo nuevo de vivir la fe. ¡ Y hoy
algunos de ellos se han convertido en catequistas!”. Cfr. Ser católicos en Turquía: la experiencia de la
comunidad cristiana en Antioquia. Agencia Fides (jueves 14-Enero-2003).
786
En un encuentro que mantuvieron los iniciadores del CN - KIKO ARGÜELLO y CARMEN HERNÁNDEZ- en Roma
con los miembros de las CNC para preparar la celebración de ´acción de gracias` por la aprobación del Estatuto del CN,
Kiko Argüello daba a conocer los siguientes datos: “Todavía debe ser aprobado el Directorio Catequético del Camino
Neocatecumenal, y ya sabéis que está compuesto de 13 volúmenes que contienen todas las catequesis. Están ya aprobados 11
[...] , 3100 páginas que han estudiado 5 teólogos distintos, que han dado una valoración, estudiando punto por punto. Ha sido
necesario insertar las referencias del Catecismo de la Iglesia Católica, de los 2.800 números que tiene el Catecismo, nosotros
hemos insertado 2.500 notas. Es decir, son 2.500 puntos en las catequesis que están fundamentados en el Catecismo de la
Iglesia Católica”. Cfr. Incontro con i parroci de Roma (30-XI-2003) [policopiado].
787
Cfr. JUAN PABLO II, A treinta años del Camino Neocatecumenal en las barracas de Madrid. Discurso leído el 24 de
Enero de 1999 a los iniciadores del Camino Neocatecumenal y a los catequistas de todo el mundo, al regreso de la
Convivencia del Sinaí. Fue publicado en L´Osservatore romano, 25 de enero de 1999, p. 4.
cristiana (nnº 69-70), venían a cimentar y fundamentar la misma praxis
neocatecumenal.
788
En el Estatuto del CN encontramos 38 citas explícitas de este documento, referidas a 50 números del mismo. He aquí los
nnº por orden de citación: 59 (dos veces),91 (dos veces) 51, 69,23,172,257,64,225,258,80,156,230-232,62,102,53-
55.94,127,128,96,59,85,226-227,255,86 (cuatro veces),268,86,85,70,56,69-72,222-223,246,247,235-236.
En este momento, me interesa resaltar el papel que ocupa la Palabra de
Dios como fuente de la catequesis789, una catequesis, según pide el RICA,
dirigida por los presbíteros, los diáconos y los catequistas, "dispuesta por etapas
y presentada integralmente, adaptada al año litúrgico y basada en las
celebraciones de la palabra", que sea capaz de conducir a los catecúmenos "no
sólo a un conocimiento conveniente de los dogmas y los preceptos, sino
también al íntimo conocimiento del misterio de la salvación, cuya aplicación a
sí mismos deben considerar" (nº 19, 1)790. En este sentido, comparto la
afirmación del Cardenal J. Ratzinger, “necesitamos -hoy-, restablecer el
contexto vital de la ejercitación catecumenal en la fe como lugar común de la
experiencia del Espíritu, que puede convertirse así en la base de una reflexión
atenta a los contenidos reales”791 . Esta misma apreciación viene contemplada en
el Directorio General para la Catequesis cuando dice, “que el Catecumenado se
convierte, así, en foco fundamental de incremento de catolicidad y fermento de
renovación eclesial” (nº 78c). La praxis formativa del Neocatecumenado va a
encontrar en la celebración de la Palabra el ámbito ordinario de formación
catequética primaria y fundamental. La formación que se imparte a lo largo de
todo el itinerario neocatecumenal viene definida en el Estatuto con las palabras
del Papa Juan Pablo II: “Reconozco el Camino Neocatecumenal como un
itinerario de formación católica, válida para la sociedad y para los tiempos de
hoy”( SCN, art. 1&1)792.
Para iniciar este recorrido, lo haré etapa por etapa, puesto que “el
Neocatecumenado consta de las catequesis iniciales y del itinerario
neocatecumenal, articulado según las tres fases de la iniciación cristiana:
precatecumenado, catecumenado y elección, divididas en etapas, jalonadas por
pasos marcados por algunas celebraciones”(SCN, art. 8,&1)797. Esto me
permitirá descubrir en qué medida el Neocatecumenado es fiel a una de las
tareas fundamentales de la catequesis798: propiciar el conocimiento de la fe799, ya
que “el fin de la catequesis es conducir a una fe madura a cada fiel y también a
las comunidades”(DCG-1971, nº 38)800.
806
El anuncio explícito del Kerigma por parte del evangelizador o catequista, necesariamente necesita apoyarse en las
Escrituras, esta es la experiencia de San Pablo 1ª Cor 15, 1-15, y a este núcleo de textos a los que hace alusión el Catecismo
de la Iglesia Católica, se remiten los catequistas del CN: “Este designio divino de salvación a través de la muerte del
´Siervo, el Justo` (Is 53,11; Hch 3,14) había sido anunciado antes en la Escritura como un misterio de redención universal, es
decir, de rescate que libera a los hombres de la esclavitud del pecado (cf. Is 53, 11-12; Jn 8, 34-36). S. Pablo profesa en una
confesión de fe que dice haber ´recibido` (1 Cor 15,3) que ´Cristo ha muerto por nuestros pecados según las Escrituras
(ibid.; también Hech 3, 18; 7, 52; 13, 29; 26, 22-23). La muerte redentora de Jesús cumple, en particular, la profecía del
Siervo doliente (cf. Is 53, 7-8 y Hch 8, 32-35). Jesús mismo presentó el sentido de su vida y de su muerte a la luz del Siervo
doliente (cf. Mt 20,28). Después de su Resurrección dio esta interpretación de las Escrituras a los discípulos de Emaús (cf.
Lc 24, 25-27), luego a los propios discípulos (cf. 24, 44-45). [nº 601].
807
“Las cinco catequesis siguientes tratan de presentar este Kerigma preparado por Dios a través de la Historia de la
Salvación; tratan de presentar la Palabra viva y operante hoy, porque ella es Jesucristo mismo. Se presenta Abraham
(Catequesis 10ª), paradigma de la fe, Palabra que llama a cada uno de nosotros a un camino: Abraham eres tú; y el Éxodo,
paradigma de la liberación de la esclavitud del pecado y del camino de un pueblo en el desierto hasta el Reino de Dios: Jesús
el verdadero Israel que nos lleva al Padre”. Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, p. 94.
808
Posiblemente todavía no se ha ponderado lo suficiente la gran aportación que ha hecho y está haciendo el
Neocatecumenado al acercar las Sagradas Escrituras al Pueblo de Dios; así como la transcendental importancia que va a
tener para la vida la Iglesia la instauración -una vez a la semana- de la Celebración de la Palabra. Con la Celebración de la
Palabra -una vez a la semana- al interior de las parroquias, el Neocatecumenado está contribuyendo, de manera
pastoralmente significativa, a la comprensión y vivencia de la ´centralidad de la Palabra de Dios`para la vida de la Iglesia. El
DGC afirma que “el estudio y profundización de la Sagrada Escritura leída no solo en la Iglesia, sino con la Iglesia y su fe
siempre viva. Esto ayuda a descubrir la verdad divina, de forma que suscite una respuesta de fe. La denominada ´lectio
En esta etapa kerigmática, hay que destacar el primer rito catecumenal
que en ella se hace, también dentro de una liturgia como es la celebración de la
Palabra: la Entrega de la Escritura809. Es este un rito cargado de significación
eclesial, pastoral y catecumenal. El Obispo, garante de la ortodoxia de la fe y de
la auténtica interpretación de la Palabra de Dios, hace entrega a cada uno de los
asistentes a las catequesis de la Sagrada Escritura para que sea la fuente y el
alimento en su caminar como neocatecúmenos. El Pastor de la Diócesis acredita
con su presencia la garantía de los contenidos catequéticos que se están
impartiendo en las catequesis. Y el Obispo al presidir este primer rito
neocatecumenal confirma que él es el principal “responsable de la iniciación, de
la formación y de la vida cristiana en la Iglesia particular” (SCN, art. 26,1º)810.
La Palabra de Dios es mucho más que las Escrituras. Por eso éstas nunca
se pueden separar del cuerpo que les da vida. Este cuerpo es la Iglesia, el Pueblo
de Dios que ha vivido las Escrituras, las ha escrito y las sigue transmitiendo e
interpretando. En este sentido podemos decir que el libro no es lo importante y
por ello la Iglesia frente a las posiciones de la dogmática protestante, siempre ha
divina` es la forma eminente de estudio vital de las Escrituras” (nº 71).
809
“Esta iniciación a la Escritura es sellada en una celebración de la Palabra, en que los participantes reciben la Biblia de
manos del Obispo, garante de la auténtica interpretación, como signo de que la madre Iglesia de ahora en adelante a lo largo
del Camino les nutrirá semanalmente en esta mesa, fuente viva de la catequesis”. Cfr. SCN, art. 9, 2ª. Remite en la nota a los
nnº 53-55 del DGC.
810
En el documento de la Pontificia Comisión Bíblica se valora esta praxis de iniciación a la lectura de la Biblia por parte
de los fieles laicos: “Hay que alegrarse de ver que gente humilde y pobre, toma la Biblia en sus manos y puede aportar a su
interpretación y actualización una luz más penetrante, desde el punto de vista espiritual y existencial, que la que viene de una
ciencia segura de sí misma (cf. Mt 11,25)”. Cfr. La interpretación de la Biblia en la Iglesia, p. 123.
811
Cfr. La liturgia de la Palabra de Dios, p. 72. Este teólogo liturgista ha dedicado algunos estudios a analizar la naturaleza
litúrgica y teológica de la Celebración de la Palabra, también del Neocatecumenado: Teología litúrgica de la Palabra de
Dios: Ciencia Tomista 121 (1994), pp. 549-603; La Palabra de Dios en la Celebración litúrgica: Pastoral Litúrgica 229-230
(1996), pp. 3-171; Cuestiones teológico-pastorales sobre la iniciación cristiana: Ciencia Tomista 407 (1998), pp. 529-566.
defendido la explicitación y canalización de la Palabra a través de la Tradición
viva de la Iglesia, tal y como se afirma en DV, nº 10 : “La Tradición y la
Escritura constituyen el depósito sagrado de la Palabra de Dios, confiado a la
Iglesia”. Pero la legítima, fiel y autentica interpretación de la Palabra de Dios le
compete al Magisterio como un servicio eclesial: “El oficio de interpretar
auténticamente la Palabra de Dios, oral o escrita, ha sido encomendado sólo al
Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejerce en nombre de Jesucristo. Pero el
Magisterio no está por encima de la Palabra de Dios, sino a su servicio, para
enseñar puramente lo transmitido, pues por mandato divino, y con la asistencia
del Espíritu Santo, lo escucha devotamente, lo custodia celosamente, lo explica
fielmente; y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como
revelado por Dios para ser creído”.
Durante esta etapa (unos dos años), los miembros de las CNC se reúnen
dos veces por semana para la celebración de la Palabra de Dios, en la que los
precatecúmenos aprenden el lenguaje bíblico, “con temas simples que recorren
toda la Escritura, como agua, roca, cordero, etc” (SCN, art 19,1ª). La
preparación en pequeños grupos y la celebración de estas palabras en asamblea
litúrgica ayudarán progresivamente a conocer el lenguaje de la Escritura y,
sobre todo, iluminarán constantemente la vida de los hermanos 815. Estas
celebraciones son preparadas en grupos rotatorios por cinco o seis personas que
leen la Escritura a la luz del Espíritu tal y como se pide en Dei verbum, nº 12.
Para G. Zevini “la iniciación a la palabra es algo extraordinario: se lee
gradualmente, se medita con fe y luego se vive con fruto por parte de la
comunidad. La palabra es abordada de manera no intelectual, sino sapiencial; no
especulativa, sino orante. Para el neocatecúmeno, la palabra de Dios indica una
realidad, una fuerza que crea y promueve la historia: es, a la vez,
acontecimiento y acción (cf. Dei verbum 2)”816.
Esta petición a la Iglesia por parte de los precatecúmenos para que les
ayude a madurar en la fe, tiene lugar en la celebración conclusiva del Primer
Escrutinio. Como ya analicé en su momento la estructura y el contenido de
dicho rito, ahora simplemente resalto la importancia de la Escritura y de las
catequesis que acompañan a dicho rito.
827
En el DGC-97 se pide que se “Presente la historia de la salvación por medio de una catequesis bíblica que dé a conocer
las ´obras y palabras`con las que Dios se ha revelado a la humanidad: las grandes etapas del Antiguo Testamento, con las que
se preparó el camino del Evangelio...” (nº 108). Según CESARE BISSOLI, “existe un acontecimiento-institución que es el
que mejor traduce la catequesis como historia salvífica: se trata del catecumenado. En éste, según la concepción de los
Santos Padres que se ha recogido en el Ritual de la iniciación cristiana de adultos (RICA), la narración de la historia de la
salvación puede extenderse y serenamente. Por ello, el Directorio reconoce que ´el catecumenado bautismal` es ´inspirador
de la catequesis en la Iglesia` porque bien podemos afirmar que es el lugar en el que alcanza mayormente su plenitud de
sentido y eficacia de vida la narración de las grandes maravillas de Dios”. Cfr. La acción de Dios en la Historia: Los hechos
más destacados, la narración de la historia de la salvación y la catequesis, en A. CAÑIZARES- MANUEL DEL CAMPO, o.
cit., p. 439.
828
Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, pp. 75-76. Esta es la experiencia de una Comunidad Neocatecumenal de la
Parroquia de Nuestra Señora de la Peña de Francia en Lisboa que estaba viviendo esta etapa: “Después del precatecumenado
y después del primer escrutinio, fue muy importante para nosotros la llamada a la conversión y descubrir el amor de Dios,
que elige siempre a los más débiles; en la historia de la salvación que hemos celebrado por etapas, hemos podido ver nuestra
historia”. Cfr. KIKO ARGÜELLO/CARMEN HERNÁNDEZ, Convivencia-1977, p. 36.
actualizándola en el hoy del camino de fe de los neocatecúmenos” (SCN, art.
12,2)829.
833
“La Iglesia realiza una segunda iniciación de los neocatecúmenos a la oración litúrgica y contemplativa, que culmina con
las catequesis sobre la oración del Señor y con la celebración de la entrega del ´Padrenuestro`, ´síntesis de todo el
Evangelio`. Desde entonces, en las ferias de Adviento y Cuaresma, empiezan a celebrar comunitariamente en la parroquia,
antes de ir al trabajo, los Laudes y el Oficio de Lecturas, con un tiempo de oración contemplativa” (cf. SCN, art. 20, 3ª).
834
Las etapas del Catecumenado bautismal son calificadas por el RICA como etapas de ´búsqueda y maduración` (nnº 6 y
7). Siendo el Precatecumenado el tiempo de búsqueda, las tres etapas catecumenales restantes son etapas de maduración en
la fe. Ver CA, nnº 214-216.
835
Para nuestros Obispos “lo propio de la catequesis es esa iniciación global y sistemática en las diversas expresiones de la
fe de la Iglesia. Es ese servicio a la unidad de la confesión de la fe. Es ese período intensivo y suficientemente prolongado de
formación cristiana integral y fundamental”. Cfr. CA, nº 61. La catequesis de iniciación tiene unas ´características`propias
que el Directorio General para la Catequesis indica en el nº 67 y concreta en el nº 68: “En síntesis, la catequesis de
iniciación, por ser orgánica y sistemática, no se reduce a lo meramente circunstancial u ocasional; por ser formación para la
vida cristiana, desborda -incluyéndola- a la mera enseñanza; por ser esencial, se centra en lo ´común`para el cristiano, sin
entrar en cuestiones disputadas ni convertirse en investigación teológica. En fin, por ser iniciación, incorpora a la comunidad
que vive, celebra y testimonia la fe. Ejerce, por tanto, al mismo tiempo, tareas de iniciación, de educación y de instrucción.
Esta riqueza, inherente al catecumenado de adultos no bautizados, ha de inspirar a la demás formas de catequesis”.
con las entregas que el neocatecúmeno irá recibiendo a lo largo de dicho
tiempo836, a través de unas catequesis apropiadas que conducirán al
neocatecúmeno al conocimiento sapiencial del misterio de la salvación837.
836
“La segunda fase del Neocatecumenado es el Catecumenado postbautismal, que es un tiempo de combate espiritual para
adquirir la simplicidad interior del hombre nuevo que ama a Dios como único Señor, con todo el corazón, con toda la mente,
con todas la fuerzas y al prójimo como a sí mismo. Sostenidos por la Palabra de Dios, por la Eucaristía y por la comunidad,
los neocatecúmenos se adiestran en la lucha contra las tentaciones del demonio: la búsqueda de seguridades, el escándalo de
la cruz y la seducción de los ídolos del mundo. La Iglesia viene en ayuda de los neocatecúmenos entregándoles las armas
necesarias, en tres etapas”. Ver. A. FUENTES, La espiritualidad del Camino Neocatecumenal, pp. 82-94.
837
Esta misma percepción valorativa la expresa D. BOROBIO al afirmar que “en cuanto a los contenidos de las mismas
catequesis que se emplean, son eminentemente bíblicos, y recogen los núcleos centrales del mensaje: kerigma, fe y
conversión, misterio pascual (el Siervo y el Kyrios), la Iglesia y comunidad, sacramentos y oración, símbolo y
mandamientos, apostolado y ministerios. El estricto desarrollo de la dinámica y etapas catecumenales es el espacio exigitivo
de unos contenidos que siempre pertenecieron a la esencia y objetivos del catecumenado”. Cfr. “La recepción del Concilio
por movimientos cristianos postconciliares”, en o. cit., p. 49.
838
Cfr. KIKO ARGÜELLO, art. cit, p. 98. En el Catecismo de la Iglesia Católica encontramos desarrollado esta
dimensión del ´combate de la oración´: “Los grandes orantes de la Antigua Alianza antes de Cristo, así como la Madre de Dios
y los santos con El nos enseñan que la oración es un combate. ¿Contra quién? Contra nosotros mismos y contra las astucias
del Tentador que hace todo lo posible por separar al hombre de la oración, de la unión con su Dios. Se ora como se vive,
porque se vive como se ora. El que no quiere actuar habitualmente según el Espíritu de Cristo, tampoco podrá orar
habitualmente en su Nombre. El ´combate espiritual` de la vida nueva del cristiano es inseparable del combate de la oración”
(nº 2725, ver los nnº 2726-2733).
839
“El combate espiritual de la vida del cristiano es inseparable del combate de la oración que lleva a la intimidad con
Dios”. Cfr. SCN, art. 20,1ª (cita al Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2725).
En este tiempo los neocatecúmenos se familiarizan con los salmos 840 y se
adentran en la intimidad de la comunión con Jesucristo; esta es una de las tareas
fundamentales de la catequesis tal y como se afirma en el Directorio General
para la Catequesis: “lleva a los discípulos a asumir el carácter orante y
contemplativo que tuvo el Maestro. Aprender a orar con Jesús es orar con los
mismos sentimientos con que se dirigía al Padre: adoración, alabanza, acción de
gracias, confianza filial, súplica, admiración por su gloria”841.
La Biblia tiene el libro más completo, más profundo y más potente para
llevar al hombre a la oración: el libro de los salmos. En ellos se ora a Dios con
palabras de Dios. Fue el libro de oración para Jesús como lo era diariamente
para el pueblo de Israel: es el libro de oración para el nuevo Israel, la Iglesia.
Orar con los salmos es orar con el mismo espíritu de Jesucristo reflejado en
todos ellos. En esta etapa, en el proceso celebrativo del Neocatecumenado, se
estrenará una forma celebrativa nueva: la celebración doméstica en la que “los
neocatecúmenos, escrutando los salmos en pequeños grupos, son iniciados a la
práctica asidua de la ´lectio divina` o ´scrutatio scripturae`, en la que la Palabra
de Dios es leída y meditada para transformarse en oración” (SCN, art. 20,1ª).
Los salmos van siendo escrutados cada quince días según el orden de la Biblia
en actitud de oración. Se hace una lectura en clave cristológica y existencial.
Leído el salmo, se confronta con las notas y paralelos que lo acompañan. Y en
actitud de oración, a la luz del espíritu, el neocatecúmeno ha de discernir cómo
se ha cumplido el salmo en Jesucristo y cómo se está cumpliendo en sí mismo.
Una vez que los neocatecúmenos han celebrado íntegramente cada uno
de los artículos del Credo, los catequistas visitan la comunidad y ayudan a éstos
para vivir el tiempo de la Redditio Symboli que tendrá lugar delante de la
asamblea parroquial, durante la Cuaresma. El transfondo catequético de este
tiempo viene iluminado por la parábola de los talentos (cf. Mt 25,14-30). En la
Traditio, especialmente, al neocatecúmeno se le dieron unos talentos y se les
invitó a que los negociasen, que los hicieran fructificar. A lo largo del
Neocatecumenado, se les ha ido entregando el talento de la fe en Cristo el
Señor, que es el mismo Jesucristo. Se les ha entregado la Iglesia que es la que
posee las riquezas de la fe y se les ha enviado durante un tiempo para que
pongan en juego dichos talentos. Ahora, en la Redditio el neocatecúmeno ha de
dar razón de su preocupación por multiplicar los talentos. Y para ello, se les dio
la gracia del Espíritu. A cada uno se le dio según su capacidad. No se le pedirá
más que de lo que pueda exigírsele: al que recibió cinco, cinco; al que recibió
dos, dos. Sólo éstos podrán entrar en el banquete por su fidelidad, no así los que
por miedo no se atrevieron a negociar. Éstos no estaban convencidos de la
misión a la que fueron enviados, les faltaba madurar, no han confiado en la
fuerza del poder de Dios, no han conocido verdaderamente a Dios. Confesar la
fe supone energía interior, voluntad firme, confianza en el que envía. Porque la
fe no se proclama a título personal, como un acto propio de hombría, sino en
nombre de la Iglesia y con la garantía del Espíritu. Si uno ha de arrostrar
dificultades, desprecios, desplantes, tergiversaciones por el Evangelio no lo
puede hacer apoyado en sí mismo. Nadie puede ir al martirio porque sí, sino por
la obediencia de la fe.
849
De nuevo, para este momento se compra una Biblia de Jerusalén grande y dignamente adornada que será la Biblia que usará
la comunidad cristiana constituida a partir de la Renovación de las promesas bautismales.
la participación eucarística encontrarán los neófitos la fuerza para vivir con
gozo la fe recibida y renovada.
a) Dimensión histórico-salvífica
852
La Revelación de Dios a los hombres se ha realizado a través de hechos y palabras (DV, nº 2). Ver R. FISICHELLA,
“La Revelación y su transmisión: fundamento y fuente de la catequesis”, en A. CAÑIZARES-M. DEL CAMPO, o. cit., pp.
108-142.
853
Cfr. CC, nnº 123-127 y DGC, nº 40. Ambos documentos desarrollan con amplitud el ´cristocentrismo`de la catequesis.
a) Dios sigue actuando en nuestra historia para ofrecer la salvación a
todos los hombres, la catequesis actualiza la acción de Dios en la Comunidad
Neocatecumenal854;
859
Según el Directorio, el carácter histórico del mensaje cristiano obliga a la catequesis a cuidar estos aspectos: 1º)
Presentar la historia de la salvación por medio de una catequesis bíblica que dé a conocer las grandes etapas del A.T, con las
que preparó el camino al Evangelio; 2ª) Al explicar el Símbolo de la fe y el contenido de la moral cristiana por medio de una
catequesis doctrinal, el mensaje evangélico ha de iluminar el ´hoy` de la hª de la salvación; 3ª) Situar los sacramentos dentro
de la hªde la salvación por medio de una catequesis mistagógica, que ´relee y revive los acontecimientos de la historia de la
salvación en el ´hoy` del la liturgia; 4ª) Las ´obras y palabras` de la Revelación remiten al ´misterio contenido en ellas`. La
catequesis ayudará a hacer el paso del signo al misterio (cf. Ibid., nº 108).
860
“La catequesis doctrinal (que incluye a su vez la catequesis mistagógica), cuyo origen radica igualmente en la Biblia ( en
la que no todo es narración) se apoya en la Tradición mediante cuatro pilares: el Símbolo, los Mandamientos (la moral), los
sacramentos y la oración. Expresa la historia de la salvación en la medida en que sus contenidos (Símbolo, Sacramentos,
Mandamientos, Oración) se entienden como historia de la salvación que Dios hace hoy”. Cfr. C. BISSOLI, o cit., p. 442.
861
Más adelante se afirma que “en la explicitación del Símbolo, la catequesis mostrará cómo los grandes temas de la fe
(creación, pecado original, Encarnación, Pascua, Pentecostés, escatología...), son siempre fuente de vida y de luz para el ser
humano. Ibid, nº 117.
espacio exigitivo de unos contenidos que siempre pertenecieron a la esencia y
objetivos del Catecumenado”862.
b) Dimensión cristológica
866
Ver las consecuencias para la catequesis desde la perspectiva del ´cristocentrismo trinitario`del mensaje evangélico (nº
100).
867
Para nuestros Obispos “el hecho de que Jesucristo sea la plenitud de la Revelación confiere a la catequesis su carácter
eminentemente ´cristocéntrico`. Creemos que éste es uno de los mayores logros de la catequesis en estos últimos años”. Cfr.
CC, nº 123.
868
En este sentido, lo que caracteriza el mensaje que transmite la catequesis es, ante todo, el ´cristocentrismo`, que debe
entenderse en varios sentidos: que la tarea fundamental de la catequesis es mostrar a Cristo; que El es el centro de la historia
de la salvación; que el mensaje evangélico no proviene del hombre sino que es Palabra de Dios. Para un ensanchamiento de
esta dimensión, ver: CCE, nnº 426-429; CT, nnº 5-6; DGC (1971), nº 40.
+ Sin cruz no se puede ser discípulo de Jesús (cf. Lc 9,23-26)
[Primer Escrutinio];
+ Sin abandonar los ídolos -simbolizado en el dinero (cf. Mt 6,24)-,
no se puede ser libre y estar disponible para el Reino (cf. Mt. 6,24;
Lc 12,22-34) [Segundo Escrutinio].
+ Sin vida de oración, la fe se debilita, nos convertimos -con
expresión de Juan Pablo II (NMI, nº 34)- en cristianos de
riesgo(entrega del Salterio);
+ Sin confesión de la fe y verificación en la misión, la fe se diluye
en conocimientos y prácticas religiosas; en la evangelización se
experimenta la cercanía del Señor (cf. Mt 28,20; Jn 14,18-21)
[tiempo de la Traditio Symboli];
+ Jesús nos adentra en la intimidad del Padre, en los ´secretos de
Dios` (cf. Mt. 11,25-27; Jn 7,48-49) [entrega del Padrenuestro];
+ Jesús nos descubre el camino del Hombre Nuevo, que está
resumido en las Bienaventuranzas, único camino hacia la dicha
eterna a la que aspira el corazón del hombre (cf Mt 5-7) [tiempo de
la Elección];
+ Jesús nos da el Espíritu Santo para que participemos de su misma
filiación y misión (cf. Jn 20,21; Jn 16,13-15) [renovación de las
promesas bautismales]869.
c) Dimensión trinitaria
condenar, ser el último; en una palabra, cumplir el Sermón de la Montaña”. Cfr. El Neocatecumenado, pp. 128-129. Es
importante, subrayar en este punto, cómo nuestros Obispos han llamado la atención porque “la catequesis no destaca
suficientemente el camino concreto a través del cual Jesús fue obediente a su Padre, y que no es otro que el camino del
Siervo. Hay que hacer descubrir al adulto este camino, basado en la pobreza, la obediencia, el servicio, la entrega. En este
sentido, la auténtica vinculación a Jesucristo debe llevar a asumir el estilo de vida del propio Jesús. ´El discípulo no puede ser
mayor que el maestro` (cf. Lc 6,40)”. Cfr. CA, nº 143.
873
Con unas ´categorías nuevas` - en expresión de O. GONZÁLEZ DE CARDEDAL-, “la muerte en cruz del Hijo
manifiesta a Dios invirtiendo las categoría de honor, dignidad, valor y poder, para mostrar a la luz de la Cruz de Cristo que
vale quien sirve, es quien crea, ama quien se solidariza y se solidariza quien va hasta el extremo en el que el prójimo se
encuentra. El himno de Flp 2, 6-11 contiene la formulación que, a partir de la resurrección, se hace del destino de Cristo y que
él había formulado como proposición general para todos: el primero es el que sirve, el que tiene más capacidad tiene más
responsabilidad, y el que tiene más vida en sí más debe darla a los otros”. Cfr. La entraña del cristianismo, Ed, Secretariado
Trinitario, Salamanca 1997, p. 594.
874
Nuestros Obispos desarrollarán esta ´dimensión teologal de la catequesis`en CA, nnº 146-150. Y el nuevo Directorio
General para la Catequesis, hablará del ´cristocentrísmo trinitario`del mensaje cristiano.
875
Para el profesor A. AMATO “el cristocentrimo trinitario implica algunas consecuencias catequéticas innovadoras: - la
catequesis tendrá una estructura cristocéntrica-trinitaria: por Cristo al Padre en el Espíritu; - siguiendo la pedagogía de Jesús,
la catequesis mostrará la vida íntima de Dios a partir de sus obras salvíficas en favor de la humanidad, puesto que las obras de
Dios revelan el misterio de su Ser trinitario; - la confesión de Dios Trinidad significa que el hombre no debe someter su
libertad a ningún poder terrenal absoluto”. Cfr. “Jesucristo, plenitud de la Revelación”, en A. CAÑIZARES - MANUEL DEL
CAMPO, o.cit., pp. 138-139.
Santo. Por eso su fe es radicalmente trinitaria. El misterio de la Santísima
Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana876.
d) Dimensión pneumatológica
876
En el Directorio de 1971se afirma que “el misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida
cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todo los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina.
Es la enseñanza más fundamental y esencial en la ´jerarquía de las verdades de la fe`” (nº 47).
877
Cfr. CC, nº 96; ver también los nnº 164-201, en los que se desarrolla el alcance de la ´confesión de fe, expresión de la
identidad cristiana”.
878
“En la gran tradición eclesial, la confesión de fe más estrictamente vinculada al proceso de la iniciación cristiana es la
Profesión de fe apostólica. El llamado Credo o Símbolo de los apóstoles, en efecto, es una fórmula que la Iglesia ha utilizado,
desde muy antiguo, para profesar la fe bautismal y para iniciar en esa fe a los catecúmenos”. Cfr. CA, nº 137; CC, nnº 164-
169.
La toma de conciencia, por parte de los neocatecúmenos, de estar viviendo
hoy en la Iglesia una experiencia que es un don del Espíritu- 879, un carisma
suscitado por Dios para ayudar a la Iglesia a llevar adelante la Nueva
Evangelización es muy viva. La experiencia agradecida de ver cómo el Espíritu
Santo crea y recrea permanentemente la comunidad, haciendo posible y visible
la koinonía-comunión entre personas diferentes, por edad, situación social y
cultural a lo largo de los años, remite constantemente a Aquél “que habita en la
Iglesia y en el corazón de los fieles como en un templo (cf. 1 Cor 3,16; 6,19), y
en ellos ora y da testimonio de su adopción como hijos (cf. Gál 4,6; Rom 8,15-
16.26). Guía a la Iglesia a toda la verdad (cf. Jn 16,13), la unifica en comunión y
ministerios, la provee y gobierna con diversos dones jerárquicos y carismáticos y
la embellece con sus frutos (cf. Ef 4,11-12; 1ª Cor 12, 4; Gál 5,22), con la fuerza
del evangelio rejuvenece a la Iglesia, la renueva incesantemente y la conduce a
la unión consumada con su Esposo”(LG, nº 4)880.
879
El Papa Juan Pablo en reiteradas ocasiones ha resaltado, en sus intervenciones, el origen ´carismático`del CN; así lo hizo
en 1993: “No se puede negar, que el Espíritu Santo, mediante el Concilio Vaticano II, ha suscitado instrumentos válidos - y
entre éstos también el Camino Neocatecumenal- para responder a los interrogantes del hombre contemporáneo”. Cfr. Mensaje
de JUAN PABLO II a los miembros del Camino Neocatecumenal: El Camino Neocatecumenal puede responder a los
desafíos del secularismo, las sectas y la escasez de vocaciones, en Ecclesia, Núm. 2632 (15 de Mayo de 1993), p. 31.
880
Existe toda una tradición patrística y teológica sobre la unión íntima entre el Espíritu Santo y la Iglesia, unión presentada
a veces de modo análogo a la relación entre alma y cuerpo en el hombre, ver nota 96 de quinta Carta Encíclica del Papa
JUAN PABLO II, Dominum et vivificantem, Ed, Paulinas 1986, nnº 25 y 26.
881
El primer ´canto- invocación` que se aprende en el CN es la invocación al Espíritu Santo: “Oh, Señor, envía tu Espíritu
que renueve la faz de la tierra”. Esta invocación cantada abrirá todas las celebraciones, encuentros y convivencias que a lo
largo del itinerario neocatecumenal se tienen.
882
El mismo nacimiento del ´carisma-servicio de catequista` es vivido al interior de la comunidad como un don del Espíritu
Santo en orden a la evangelización (cf. Hch 13, 1-3). En el Estatuto del CN se dice que “después de cierto tiempo de Camino
(normalmente después del segundo escrutinio de paso al catecumenado postbautismal), cada comunidad neocatecumenal
indica mediante votación algunos hermanos para que desempeñen la misión de catequistas”. Cfr. SCN, art.17&3, y en el art.
29 se indica que “para que los catequistas adquieran - como lo requiere el Directorio general para la Catequesis- ´las actitudes
evangélicas que Jesús sugirió a sus discípulos, cuando les inició en la misión...: buscar la oveja perdida; anunciar y sanar al
mismo tiempo; presentarse pobres, sin oro ni alforjas; saber asumir el rechazo y la persecución; poner la confianza en el Padre
y en el apoyo del Espíritu Santo; no esperar otro premio que la dicha de trabajar por el Reino, son adecuadamente
preparados”.
De esta experiencia previa, del hecho de haber sido elegidos y enviados,
desde el interior de la comunidad, para “tomar parte en los duros trabajos por
causa del Evangelio” (cf. 2ª Tim 1,8), es de donde brota la firme convicción de
estar acompañando al Evangelizador por antonomasia que es “Jesús mismo,
Evangelio de Dios. Él ha sido el primero y el más grande evangelizador” (EN, nº
7). Sólo en la confianza de saberse alentados y acompañados por el Espíritu
Santo, se ponen los catequistas en manos del Espíritu para que Él haga su obra,
sabiendo que son enviados no “a predicarse a sí mismos o sus ideas personales,
sino un evangelio del que ni ellos son dueños y propietarios absolutos para
disponer de él a su gusto, sino ministros para transmitirlo con suma fidelidad”
(EN, nº 15g.)
896
Nuestros Obispos sostienen que “el Padre nuestro es el modelo de toda oración cristiana. Es la oración que Jesús enseñó a
sus discípulos. En él está condensado lo mejor de los salmos y lo nuclear de la oración y de la predicación de Jesús. Su
espíritu, eminentemente escatológico, ha de impregnar toda nuestra oración. Con él intensificamos el espíritu filial que el
bautismo depositó germinalmente en nosotros”. Cfr. CA, nº 181.
897
“El día de Pentecostés (al término de las siete semanas pascuales), la Pascua de Cristo se consuma con la efusión del
Espíritu Santo que se manifiesta, da y comunica como Persona divina: desde su plenitud, Cristo, el Señor (cf Hech 2, 36),
derrama profusamente el Espíritu”. Cfr. CCE, nº 731; “El día de Pentecostés descendió sobre los discípulos para permanecer
con ellos para siempre; la Iglesia se manifestó públicamente ante la multitud; comenzó la difusión del evangelio por la
predicación entre los paganos” (AG, nº 4).
primer germen de la comunidad cristiana aguardaban, en oración, la venida del
Espíritu Santo”898.
e) Dimensión eclesiológica
913
“La catequesis de adultos, como acto de tradición, no es pura repetición del pasado, ´no es un tesoro muerto que las
generaciones cristianas reciben o dan sin más`. Es por el contrario, ofrecimiento y entrega de una experiencia, que el adulto
recibe de forma activa y creativa. En este sentido, la experiencia cristiana del adulto catequizado se incorpora a la Iglesia y la
enriquece. La antigua melodía de la tradición, al ser recibida de una forma viva, se devuelve a la Iglesia coloreada con nuevos
armónicos”. Cfr. CA, nº 109. Porque “el Símbolo condensa la historia de la salvación y toda la fe de la Iglesia, la iniciación en
el conocimiento del mensaje cristiano debe incluir la narracción (narratio) de la historia de la salvación, la entrega del
CREDO, y la explicación (explanatio) doctrinal del mismo” (Ib., nº 179). Este deseo de nuestros Obispos, se realiza en el CN
durante este tiempo de la Traditio Symboli-Redditio Symboli predicando el Evangelio y dando testimonio de la fe la Iglesia,
“de dos en dos, por las casas de la parroquia. Estudiando y celebrando cada uno de los artículos del Símbolo apostólico y lo
restituyen a la Iglesia, confesando su fe y proclamando el Credo solemnemente ante los fieles, durante la Cuaresma”. Cfr.
SCN, art. 20, 2ª. Para el Directorio, “La profesión de fe recibida de la Iglesia (traditio), al germinar y crecer a lo largo del
proceso catequético, es devuelta (redditio) enriquecida con los valores de las diferentes culturas. El catecumenado se
convierte así, en foco fundamental de incremento de la catolicidad y fermento de renovación eclesial. La bipolaridad de este
gesto expresa la doble dimensión de la fe: don recibido (traditio) y respuesta personal e inculturada
(redditio). Ya, el Papa Juan Pablo II pedía en CT, nº 28 “una utilización acomodada a nuestro
tiempo de este rito tan expresivo”. A la luz de la praxis neocatecumenal, pensamos que este
deseo, se ve cumplido con una pedagogía netamente catecumenal-tradicional y con una forma
´inculturada`al hombre de hoy.
914
Nuestros Obispos reclaman que “es preciso recuperar, para la catequesis de adultos, el sentido de la tradición viva de la
Iglesia. Hemos de saber situar activamente al adulto en la corriente viva de las generaciones cristianas y hacer que se sienta
eslabón creativo en esa transmisión ininterrumpida”. Cfr. CA, nº 113.
915
Cfr. CC, nº 137. El Directorio reclama que “es importante que la catequesis sepa vincular bien la confesión de fe
cristológica, ´Jesús es Señor`, con la confesión trinitaria, ´Creo en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo, ya que no son
más que dos modalidades de expresar la misma fe cristiana”. Cfr. DGC, nº 82.
916
Cfr. CA, nº 138. Nuestros Obispos señalan que “esta es la meta de la catequesis: propiciar la confesión de la fe en Dios,
desde el seno de una Iglesia que, presente en el mundo, le da lo mejor de sí misma a pesar del rechazo y la incomprensión”
(ib.,).
La praxis neocatecumenal, ciertamente, está contribuyendo, de una
manera significativa y fecunda, a la comprensión de este objetivo que los
documentos de pastoral catequética señalan como la meta de la catequesis, y que
es la confesión de la fe. Junto a esta meta, también la experiencia
neocatecumenal conduce a vivir otra finalidad de la catequesis: descubrir que la
comunidad cristiana inmediata es también meta de la catequesis 917. Ya he
apuntado la contextualización eclesiológica que tiene lugar en el
Neocatecumenado al llegar el momento de la Traditio-Redditio symboli; pero,
además, en este punto, hay que decir que una de las notas características de las
catequesis neocatecumenales es el ámbito comunitario en el que siempre tiene
lugar el acto de transmisión catequética: la Comunidad Neocatecumenal918.
917
“La finalidad de la catequesis es la educación de la fe del creyente con vistas a iniciarle en la comunidad cristiana que
construye el Reino de Dios en el mundo. Por ello, junto a la profesión de fe, a la celebración de los misterios y a la vivencia
de los valores evangélicos, la comunidad es meta de la catequesis y en ella desemboca”. Cfr. CC, nº 287. Para una ampliación
de esta perspectiva, ver FRANCISCO FERRER, “La Iglesia, fuente, lugar y meta de la catequesis”, en A. CAÑIZARES - M.
DEL CAMPO, o. cit., pp. 209-234.
918
“Solamente las comunidades cristianas, desde su propia vida, serán capaces de que la acción catequética ponga en marcha
un dinamismo comunitario que eduque en el sentido eclesial propio de la vida cristiana”. Cfr. CC, nº 265. En el Directorio se
afirma que “la pedagogía catequética es eficaz en la medida en que la comunidad cristiana se convierte en referencia concreta
y ejemplar para el itinerario de fe de cada uno. Esto sucede si la comunidad se concibe como fuente, lugar y meta de la
catequesis. En concreto, la comunidad viene a ser lugar visible del testimonio de la fe, cuida de sus miembros, les acoge como
familia de Dios, constituyéndose en ambiente vital y permanente del crecimiento de la fe”. Cfr. DGC, nº 158.
919
El Directorio afirma que “la catequesis capacita al cristiano para vivir en comunidad y para participar activamente en la
vida y misión de la Iglesia”, y levanta acta de las dificultades que en este punto, nos podemos encontrar: “La vida cristiana en
comunidad no se improvisa y hay que educarla con cuidado”. Cfr DGC, nº 86. Ver en esta dirección, D. BONHOEEFFER,
Vida en comunidad, Ed, Sígueme, Salamanca 1983. Es importante constatar cómo Juan Pablo II, en Christifideles laici, nº 61,
resalta la conveniencia de las pequeñas comunidades eclesiales en el marco de las parroquias, y no como un movimiento
paralelo que absorba sus mejores miembros: “Dentro de las parroquias... las pequeñas comunidades eclesiales presentes
pueden ser una ayuda notable en la formación de los cristianos, pudiendo hacer más capilar e incisiva la conciencia y la
experiencia de la comunión y de la misión eclesial”.
920
Según el Estatuto, “el Camino Neocatecumenal es así un instrumento al servicio de los Obispos para realizar el proceso de
educación permanente de la fe requerido por la Iglesia: la iniciación cristiana, como reafirma el Directorio general para la
Catequesis, ´no es el punto final en el proceso permanente de conversión. La profesión de fe bautismal se sitúa en los
cimientos de un edificio espiritual destinado a crecer`; ´la adhesión a Jesucristo, en efecto, da origen a un proceso de
conversión permanente que dura toda la vida”. Cfr. SCN, art, 22&2.
parroquias esparcidas por todo el mundo, se vislumbra un nuevo tipo de
parroquia que puede ser definida como comunión de comunidades. De este
modo el Camino Neocatecumenal - se afirma en el Estatuto- contribuye a la
renovación parroquial deseada por el Magisterio de la Iglesia: promover nuevos
métodos y nuevas estructuras, que eviten el anonimato y la masificación, y de
considerar la parroquia como comunidad de comunidades, que “descentralizan y
articulan la comunidad parroquial” (SCN, art. 23&1)921.
f) Dimensión mariológica
921
Esta comprensión nueva de parroquia ya ha sido asumida por los Obispos de América: “Una vía de renovación parroquial,
especialmente urgente en las parroquias de las grandes ciudades, se puede encontrar considerando la parroquia como
comunidad de comunidades”. Cfr. Exhortación apostólica de JUAN PABLO II, Ecclesia in America, Ed, B.A.C., Madrid
1999, nº 41.El mismo Papa, dirigiéndose a los Obispos de Europa, les decía, en relación con las comunidades
neocatecumenales: “Dichas comunidades, forman células vivas de la Iglesia, renuevan la vitalidad de la parroquia mediante
cristianos maduros capaces de testimoniar la verdad con una fe radicalmente vivida”. Cfr. Mensaje a los Obispos de Europa
reunidos en Viena el 12 de Abril de 1993, El Camino Neocatecumenal puede responder a los desafíos del secularismo, las
sectas y la escasez de vocaciones: Ecclesia, Núm. 2632 (15 de Mayo de 1993), p. 31. La eclesiología del CN se entiende a la
luz de la eclesiología de comunión fecundada y propiciada por el Concilio Vaticano II, refrendada y confirmada en el Sínodo
extraordinario del ´85 y alentada y propuesta -de nuevo- por el Papa Juan Pablo II en su Carta apostólica Novo millennio
ineunte: “Hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión: éste es el gran desafío que tenemos ante nosotros en el
milenio que comienza” (nº 43).
922
“Tenemos que aprender de nuevo a ver a la Iglesia en María y a María en la Iglesia. Porque ambos misterios de nuestra fe
están estrechamente vinculados y sólo si nos sumergimos en las profundidades de estos misterios verdaderamente cristianos,
podemos con alegría conocer lo que es nuestra propia santificación, nuestra vida espiritual... El grande amor capaz de
transformar al mundo, que la primitiva cristiandad profesaba hacia el misterio de la Iglesia-Madre, sólo se puede entender
partiendo del grande amor a la Madre terrena del Señor; y esto se debía a que en la primitiva Iglesia se conocía aún con mayor
claridad y entusiasmo este misterio bíblico, a saber, que la Palabra de Dios había dibujado la figura de María Virgen-Madre
como modelo y compendio de la Iglesia-Madre. Así se ve toda la vida de la Madre de Dios, desde el momento de su
Concepción Inmaculada hasta su bienaventurada Asunción, como modelo único del ser y del destino de la Iglesia y de nuestra
propia vida espiritual”. Cfr. K. RAHNER, María y la Iglesia, Ed, Mensajero, Bilbao 1957, pp. 6-7.
Las relaciones entre María y la Iglesia no son exteriores. María está en la
Iglesia; en ella prolonga su maternidad virginal; María es el icono de la Iglesia,
de cada cristiano, y también del neocatecúmeno. Así explica esta relación Kiko
Argüello: “El cristiano tiene en María la propia imagen: ella ha acogido el
anuncio, ha llevado en su seno a Jesús, lo ha dado a luz en medio de la pobreza y
el rechazo. Siendo la madre de Jesús, tiene un amor maternal, lleno de ternura e
inmenso, hacia el Hijo de Dios. Este amor, esta nueva maternidad, celeste y
virginal, es dada en participación al cristiano por obra del Espíritu Santo. Por lo
dicho se comprende el porqué de la unidad estrecha que existe entre el cristiano
y la Virgen María; y cómo en el camino neocatecumenal existe un amor tan
grande a la Iglesia y sobre todo a la Virgen María”923.
930
A. FUENTES sostiene que “el estudio, la celebración y la contemplación de la paternidad de Dios llevan la catecúmeno al
conocimiento de otro misterio: la Maternidad de María. ´Nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a María por Madre`.
El itinerario de fe que ha de recorrer el catecúmeno tiene su correlato en el itinerario de fe que hubo de recorrer María [...]. La
fidelidad a la escucha de la palabra y al seguimiento de la Palabra de Dios, la gestación del hombre nuevo, la santificación de
su propia historia, la experiencia de la cruz, la docilidad a la voluntad del Padre; todo esto que María vivió en su andadura
mortal de forma tan sublime, es lo mismo que debe vivir el catecúmeno hasta conformarse con Cristo y engendrar en él un
hombre nuevo, Jesucristo mismo. María nos descubre a Cristo al que hemos de conformarnos de la manera más perfecta en
este camino de fe”. Cfr. El Neocatecumenado, pp. 109-110.
931
Cfr. G. SANTARELLI, “ Il santuario della Casa di Loreto. Note di storia e di arte”, en Maria nel Misterio del Verbo
Incarnato. Congreso Internazionale Mariologico (Loreto 22-25 marzo 1995): Theotokos. Roma 1995/2, pp. 641-645. En este
santuario de la Virgen, situado a orillas del Adriático se conserva la casita de Nazaret donde María recibió el anuncio del
ángel, traída según la tradición por los cruzados medievales. Loreto, cuyo VII centenario se celebró del 1994 al 1995, ha sido
y es uno de los grandes lugares de peregrinación de la Iglesia. Para un alcance de la presentación ´mariológica`que el CN hace
en esta etapa, ver R. BLÁZQUEZ, María en el Camino Neocatecumenal, en o. cit., pp. 245-260: “Con las siguientes palabras
anunció Kiko a una comunidad la vertiente mariana del tiempo del Padre Nuestro: ´En este tiempo del Padre Nuestro también
recibiréis un regalo maravilloso; no solamente ser hijos de Dios y tener al Padre de Jesucristo como nuestro Padre, sino
también a la Madre de Jesús como nuestra Madre. Haremos una peregrinación a Loreto donde está la pequeña casa de
Nazaret, y allí recibiréis del Obispo, en un rito bellísimo, a la Madre de Jesús como vuestra Madre. Os dirá: ´He ahí a tu
Madre, como dice en la cruz Jesús` (p. 261).
932
Ya he hecho -anteriormente- alusión a la importancia que esta ´entrega`tiene dentro del Neocatecumenado, y la aportación
que el CN hace a la pedagogía catequética para acertar a presentar e iniciar a los catecúmenos y neocatecúmenos en la oración
mariana que más profundamente a conformado el alma de los cristianos a lo largo de los siglos: “El rosario forma parte de la
mejor y más reconocida tradición de la contemplación cristiana. Iniciado en Occidente, es una oración típicamente meditativa
y se corresponde de algún modo con la ´oración del corazón`, u ´oración de Jesús`, surgida sobre el humus del Oriente
cristiano”. Cfr. JUAN PABLO II, Rosarium Virginis Mariae, nº 5. El Papa, vuelve a proponer el rezo del rosario en familia:
“La familia que reza unida el rosario reproduce un poco el clima de la casa de Nazaret: Jesús está en el centro, se comparten
con él las alegrías y dolores, se ponen en sus manos las necesidades y proyectos, se obtienen de él la esperanza y la fuerza
para el camino” (nº 41). También en el nuevo Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, se resalta la ´singularidad`de
esta oración: “El Rosario o Salterio de la Virgen es una de las oraciones más excelsas a la Madre del Señor. Por eso, los
´Sumos Pontífices ha exhortado repetidamente a los fieles a la recitación frecuente del santo Rosario, oración de impronta
bíblica, centrada en la contemplación de los acontecimientos salvíficos de la vida de Cristo, a quien estuvo asociada
estrechamente la Virgen Madre. Son numerosos los testimonios de los Pastores y de hombres de vida santa sobre el valor y
eficacia de esta oración” (nº 197).
933
Para una comprensión completa de la ´mariología del Neocatecumenado` hay que acercarse a las letras de los
´cantos`dedicados a la Virgen, ellos contienen una verdadera fundamentación bíblica y dogmática de la figura de María.
g) Dimensión sacramental
937
Y el RICA pide que “toda la iniciación debe manifestar con claridad su carácter pascual” (nº 8). Ver para una mayor
ampliación, Cardenal SCHÖNBORN, “La catequesis y los sacramentos de la Iglesia”, en A. CAÑIZARES - M. DEL
CAMPO, o. cit., pp. 187-207. Para el Cardenal “sólo el Misterio Pascual da origen al ´orden sacramental de salvación` (p.
196). Ver en esta perspectiva, Asociación Española de Profesores de Liturgia, El Misterio Pascual en la Liturgia, Ed, Ega,
Bilbao 2002.
938
Durante las catequesis iniciales, después del anuncio del Kerigma, tiene lugar la primera celebración sacramental del
Neocatecumenado, “la conversión es sellada por la celebración de la Penitencia, según el rito de la reconciliación de varios
penitentes, con confesión y absolución individual. Este sacramento, celebrado periódicamente, sostendrá el camino de
conversión de las personas y de la comunidad”. Cfr, SCN, art 9,1ª. KIKO ARGÜELLO en la intervención que tuvo durante la
Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre la Penitencia y la reconciliación, presentaba así la praxis de este Sacramento en el
Neocatecumenado: “En el camino de conversión, el Sacramento de la Penitencia viene a sellar las etapas del crecimiento de la
vida espiritual, vivimos en continua conversión y la confesión nos ayuda en el crecimiento de esa vida divina, esa vida eterna,
dentro de nosotros”. Cfr. El camino neocatecumenal en los discursos de Pablo VI y Juan Pablo II, Centro Neocatecumenal de
Madrid, 1995 pp. 230-231. Para R. BLÁZQUEZ “es un hecho acreditado en las comunidades neocatecumenales que en el
interior del proceso de fe y de conversión hacia el bautismo se recupera con vigor el sacramento de la conversión, de la
penitencia. Según el testimonio de los presbíteros, las comunidades han fortalecido decisivamente la celebración del
sacramento en sus parroquias, e incluso a veces la han rescatado del olvido”. Cfr. Comunidades neocatecumenales, pp. 37-38.
939
Cfr. H. SCHÜRMANN, ¿Cómo entendió y vivió Jesús su muerte?, Ed, Sígueme, Salamanca 1982; del mismo autor,
Palabras y acciones de Jesús en la última cena: Concilium 40 (1968), pp. 629-640. Para mayor profundización, ver D.
BOROBIO, Eucaristía, Ed, B.A.C., Madrid 2000.
admiración en esta convivencia por la forma celebrativa recién estrenada y por la
participación plena y activa experimentada. La celebración de la Eucaristía será
uno de los pilares en los que se sustentará todo el recorrido neocatecumenal, “la
Eucaristía es esencial al Neocatecumenado, en cuanto Catecumenado
postbautismal, vivido en pequeña comunidad. La Eucaristía, en efecto, completa
la iniciación cristiana (SCN, art. 13&1)”.
h) Dimensión moral
En las orientaciones que nos ofrecen los documentos de pastoral catequética para
enfocar esta tarea de la catequesis, se afirma con claridad que la vida de los
catequizandos ha de ser confrontada con las Bienaventuranzas y el Decálogo: “El
Sermón del Monte es referencia obligada en la tarea catequética de iniciar en la
vida evangélica. Representa la enseñanza moral más importante de Jesús, con la
que -como nuevo Moisés- da al Decálogo de la Alianza su sentido pleno y
definitivo”944, se pide que se saquen las consecuencias necesarias para la vida
anuncio y la propuesta moral`difunde toda su fuerza interpeladora cuando, junto a la palabra anunciada, sabe ofrecer también
la palabra vivida. Este testimonio moral, al que prepara la catequesis, ha de saber mostrar las consecuencias sociales de las
exigencias evangélicas”. Cfr. DGC, nº 85c.
942
Según el Catecismo de la Iglesia Católica, los cristianos “incorporados a Cristo por el bautismo (cf Rom 6,5) , están
´muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús` (cf Rom 6,11), participando así en la vida del Resucitado (cf. Col 2,12).
Siguiendo a Cristo y en unión con él (cf Jn 15,5), los cristianos pueden ´ser imitadores de Dios, como hijos queridos y vivir en
el amor` (cf Ef 5,1), conformando sus pensamientos, sus palabras y sus acciones con los ´sentimientos que tuvo Cristo` (cf Flp
2, 5) y siguiendo sus ejemplos (cf Jn 13, 12-16)” [nº 1694]. La Tercera parte del Catecismo desarrolla ´la vida de la fe`:
“presenta el fin último del hombre, creado a imagen de Dios: la bienaventuranza, y los caminos para llegar a ella: mediante un
obrar recto y libre, con la ayuda de la ley y de la gracia de Dios (Primera sección); mediante un obrar que realiza el doble
mandamiento de la caridad, desarrollado en los diez Mandamientos de Dios (Segunda sección)” [nº 16]. Ver P. BENOIT, “La
fe transmitida, celebrada, vivida y orada en el Catecismo de la Iglesia Católica”, A. CAÑIZARES - MANUEL DEL CAMPO,
o. cit., pp. 301-319. Ver también, J. ROMÁN FLECHA, “La teología moral en el nuevo Catecismo”, en OLEGARIO G. DE
CARDEDAL - JUAN A. MARTÍNEZ, o. cit., pp. 152-179, y Teología Moral de la Persona, Ed, B.A.C., Madrid 2002.
943
En palabras de nuestros Obispos, “no es suficiente presentar a los adultos unas actitudes evangélicas aisladas. Es preciso
ofrecerles un marco referencial moral, desde donde poder juzgar cristianamente la propia vida, los acontecimientos y las
situaciones. Este marco incluye una moral fundamental y la oferta de un estilo coherente de vida cristiana, con las
implicaciones sociales que ésta lleva”. Cfr. CA, nº 186. En la Instrucción pastoral de la CEE, La verdad os hará libres, Ed,
Edice, Madrid 1990, el episcopado español recoge los aspectos más importantes que debe asumir esta iniciación a la moral
fundamenta (nnº 36-51). Ver E. JIMÉNEZ, Moral Eclesial, Ed, DDB, Bilbao 1989; L. MELINA, El actuar moral del hombre,
Ed, Edicep, Valencia 2001.
944
Cfr. CA, nº 188. Ya en 1983, nuestros Obispos afirmaban que “una iniciación en la vida evangélica, en este estilo de vida
nuevo, ´que no es más que la vida en el mundo, pero una vida según las bienaventuranzas`(CT, 29). Esta educación en las
actitudes específicamente cristianas deberá mostrar ´las consecuencias específicas de las exigencias evangélicas`(CT, 29), y
señalaban las ´lagunas`que en esta tarea catequética se estaban dando: “La educación de la dimensión axiológica de la fe, por
medio de una auténtica enseñanza moral y de una adecuada pedagogía de los valores, está lejos de ser un logro en nuestra
acción catequética”. Cfr. CC, nº 88. Aunque encontramos un ´juicio` aún más crítico, cuando afirman que “por lo general, el
examen de los materiales catequéticos referentes a las cuestiones morales deja la impresión de una moral imprecisa, vaga,
carente de la necesaria objetividad”. Cfr. Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe - Subcomisión de Catequesis,
“Criterios para el análisis y dictaminación de libros y materiales catequéticos”, (20 de Noviembre de 1992) en CEE, Fe y
Moral, Ed, Edice, 1993, p. 218. Nuestros Obispos, al analizar las ´causas`de la actual crisis moral, son muy conscientes de
social, las actitudes evangélicas del creyente “deben manifestarse con sus
consecuencias sociales” (AG, nº 13)945. Efectivamente, a la luz de estas
orientaciones, se percibe con mayor claridad cómo la institución del
Catecumenado se convierte hoy en un espacio verdaderamente imprescindible
para la formación moral de los creyentes946, porque nos podemos preguntar:
¿Dónde se forma hoy la conciencia moral de los cristianos? ¿Qué instituciones
ayudan a personalizar los contenidos objetivos de la moral cristiana de un modo
integral y gradual? ¿Son suficientes las actuales mediaciones (familia, escuela,
parroquia), y los contenidos que se dan en el marco de transmisión catequética
que la Iglesia ofrece hoy, fundamentalmente a los niños, y ya con escasa
influencia entre los jóvenes?
Teniendo presente en el horizonte estos interrogantes, una vez que hemos visto
cómo ha de ser planteada y transmitida esta tarea constitutiva de la catequesis,
nos queremos preguntar: ¿Cómo es presentada esta dimensión en el
Neocatecumenado? ¿ De qué forma son iniciados los neocatecúmenos en la
dimensión moral esencial de la catequesis? ¿Cuál es el contenido de las
catequesis morales que se imparten en el itinerario neocatecumenal y en qué
tiempos y momentos se transmiten?
Pero, ¿cuáles son los aspectos que más se resaltan en las catequesis de contenido
moral que se presentan a los neocatecúmenos a lo largo del Neocatecumenado?
De un modo esquemático voy a resaltar los siguientes:
951
El autor de la Carta a los Colosenses, en el capítulo tercero, describe de modo admirable, en qué consiste la ´conversión
moral` en la vida del cristiano; esta comienza en el Bautismo, que ´injerta`al cristiano en el Misterio Pascual de Cristo y le
hace partícipe ya de su misma Vida glorificada. Las ´notas` de la Biblia de Jerusalén, contienen un verdadero compendio de
teología moral: “El cristiano, unido a Cristo por el bautismo, 2,12, participa ya realmente de su vida celestial, pero esta vida es
espiritual y oculta, y no llegará a ser manifiesta y gloriosa sino en la Parusía” (cf. Nota de Col 3,4); “La muerte y resurrección,
realizadas por el bautismo de manera instantánea y absoluta en el plano místico de la unión con Cristo celeste, deben realizarse
de forma lenta y progresiva en el plano terrestre del viejo mundo en el que sigue sumergido el cristiano. Muerto ya en
principio, debe morir de hecho, ´dando muerte` día a día ´al hombre viejo` pecador que vive en él” (cf. Nota de Col 3,5); “El
hombre creado ´a imagen de Dios`, se perdió buscando el conocimiento del bien y del mal fuera de la voluntad divina. Desde
entonces, convertido en esclavo del pecado y de sus apetencias, se convirtió en el ´hombre viejo` condenado a morir. el
´hombre nuevo`, re-creado en Cristo, que es imagen de Dios, vuelve a encontrar la rectitud anterior y el verdadero
conocimiento moral” (cf. Nota Col 3,10).
952
Así comprende san Pablo la existencia cristiana: el hacer previo de Dios (´habéis sido santificados, liberados, amados`:
indicativo divino), al que sigue el hacer correspondiente al hombre (´sed santos, sed libres, amad como habéis sido amados`:
imperativo cristiano). Cfr. R. SCHACKENBURG, El mensaje moral del Nuevo Testamento II, Ed, Mensajero, Barcelona
1991.
953
Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, p. 46. Ya el Papa Pablo VI, ante las acusaciones que llegaban a la Curia romana
en el sentido de que en las Comunidades Neocatecumenales había una ausencia de implicaciones sociales, les decía: “Vosotros
hacéis apostolado sólo siendo lo que sois”. Cfr. Audiencia, 8 mayo 1974, en Notititae, 95-96 (1974), p. 230. Es decir, la
comunidad cristiana, por el simple hecho de su existencia, ya es fermento de humanidad nueva y signo-sacramento de
salvación para el entorno social en el que vive inmersa.
consecuencias y concreciones en la vida personal, familiar, laboral y social de los
neocatecúmenos. Pero siendo el mismo Señor en quien han confiado, blanco de
contradicción, ellos mismos experimentan con frecuencia rupturas y
separaciones, pero también gozos que Dios concede sin medida (cf. RICA, nº
19).
Decreto nos encontramos; a la luz, también de la renovada comprensión de la ´dignidad de los fieles laicos en la Iglesia-
misterio`, tal y como aparecen en Christifideles laici, nnº 8-17; y de la fundamentación para ´la participación de los fieles
laicos en la vida de la Iglesia-comunión` (nnº 18-31), es como hay que plantear la ´identidad y la presencia y relevancia`social
de las Comunidades Neocatecumenales. El Camino Neocatecumenal es una modalidad de iniciación cristiana, no es un
movimiento apostólico; sin embargo en la medida en que es un itinerario de formación, a lo largo del Neocatecumenado se
inicia y ´forma` a los neocatecúmenos para vivir una espiritualidad encarnada y unificada en Cristo, en la Iglesia y en el
mundo, que supere el ´divorcio existencial`en el que viven no pocos bautizados y que el Papa Pablo VI defini ó como el
´drama de nuestro tiempo`, es decir “la ruptura entre Evangelio y cultura” (EN, nº 20), la
ruptura entre fe y vida, entre liturgia y existencia. Transcurrido un tiempo en el
Neocatecumenado, los neocatecúmenos adquieren una conciencia clara de que “el campo
propio de su acción evangelizadora es el mundo vasto y complejo de la política, de lo social, de
la economía y también de la cultura, de las ciencias y de las artes, etc”, y en esos ambientes
intentan vivir como cristianos laicos, ser Iglesia en el mundo. Cfr. CEE, Los cristianos laicos. Iglesia
en el mundo, Ed, Paulinas, Madrid 1992, nº 27.
956
El Papa Juan Pablo II sostiene que “no es exagerado decir que toda la existencia del fiel laico tiene como objetivo el
llevarlo a conocer la radical novedad cristiana que deriva del bautismo, sacramento de la fe, con el fin de que pueda vivir sus
compromisos bautismales según la vocación que ha recibido de Dios”. Cfr. Christifideles laici, nº 10.
957
Según nuestros Obispos, “la comunidad eclesial es, en sí misma, un hecho público. La vida de la comunidad eclesial, en
todas sus manifestaciones, es ya un hecho público. Y la acción pública de la comunidad eclesial es responsabilidad de todos
sus miembros: supone y exige comunión, diálogo, discernimiento comunitario. Pues sólo la comunidad que escucha la palabra
puede anunciarla; sólo una comunidad que se renueva en sus miembros, y en sí misma, puede renovar la humanidad; sólo una
comunidad unida puede convocar a la unidad a la gran familia humana”. Cfr. CEE, Los cristianos laicos. Iglesia en el mundo,
nº 56. Ver la distinción entre ´presencia de los laicos, presencia pública de los laicos y presencia pública de la Iglesia`, nº 46.
Una vez analizadas estas características esenciales de la catequesis moral que se
da en el Neocatecumenado, ahora nos queda por señalar cuáles son los
contenidos de dichas catequesis; lo hacemos, también de forma esquemática:
i) Dimensión antropológica
noticia, de tener una vida nueva en el Espíritu Santo que Él nos envía desde el cielo [...] Morir
con Cristo, hacer morir sacramentalmente al yo cosmológico para resurgir con Cristo a vida
nueva. ´Cristo ha muerto por todos, para que quienes viven ya no vivan para sí mismos`, dice
san Pablo. Esta es la antropología bíblica” (ibid., pp. 30-31). Para una profundización en la
comprensión de la antropología bíblica, ver HANS WALTER WOLFF, Antropología del Antiguo
Testamento, Ed, Sígueme 1975; JUAN L. RUÍZ DE LA PEÑA, Imagen de Dios. Antropología teológica fundamental, Ed, Sal
Terrae, Santander 1988.
967
Así lo proclama, en un tono catequético, el Papa Juan Pablo II: “¡El hombre es amado por Dios! Éste es el simplicísimo y
sorprendente anuncio del que la Iglesia es deudora respecto del hombre. La palabra y la vida de cada cristiano pueden y deben
hacer resonar este anuncio: ¡Dios te ama, Cristo ha venido por ti; para ti Cristo es ´el camino, la verdad y la vida`!”. Cfr.
Christifideles laici, nº 34. Ver, J. RATZINGER, “Jesucristo, hoy”, en AA. VV., Salvador del mundo, pp. 305-325.
968
Para nuestros Obispos “toda presentación y comprensión de la fe cristiana, que no tenga en cuenta el estado del hombre
caído y lo irremediable de este estado sin la intervención gratuita y amorosa de Dios, falsea la auténtica doctrina de fe acerca
del hombre, y por tanto, contribuye a erosionar la identidad de nuestros cristianos”. Cfr. CC, nº 181. Para una profundización,
ver en el CCE, nnº 385-420.
969
La teología antropológica del IVº Evangelio acentúa esta perspectiva: “Pero todos los que la recibieron les dio poder de
hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre” (cf. Jn 1,12); “El que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el
Reino de Dios. Lo nacido de la carne es carne, lo nacido del Espíritu, es espíritu” (cf. Jn 3,5-6).
970
En la nota de la Biblia de Jerusalén a este versículo se dice que “todos los hombres deben revestirse del ´Hombre Nuevo`,
Ef, 2,15, para ser en él re-creados (cf. Gal 3, 27; Rom 13,14). En otros lugares Pablo habla en este sentido de ´nueva creación`,
2 Cor 5,17".
nuevo, y se presenta el itinerario neocatecumenal como un camino de
gestación”971, a imagen de la Santa Virgen María. En este sentido, aparece bien
presentada esta dimensión, tal y como lo sugieren los Obispos: “Puede decirse
que, a través de la catequesis de la Iglesia, el Espíritu Santo, ´Señor y dador de
vida`, está desarrollando en los adultos bautizados la vida nueva de los hijos de
Dios, hasta hacerla adulta. La Iglesia, fecundada por el Espíritu, se realiza como
Iglesia igual que una madre: concibiendo, gestando, alumbrando nuevos hijos de
Dios. Y, como una madre, aspira a que la vida que transmite alcance en sus hijos
una madurez que, configurados cada vez más a Jesucristo, lleguen a ser testigos
fieles del Evangelio en medio del mundo” (CA, nº 110).
El Espíritu Santo, como don de Cristo a sus discípulos, hace del cristiano
una criatura nueva. Por ello, la novedad cristiana es, ante todo, una vida nueva; es
el desarrollo dinámico -catecumenal- del nuevo ser dado al hombre por Cristo
mediante el Espíritu972. El cristiano es el nuevo ser “renacido del agua y del
Espíritu” (cf. Jn 3,5). Renovar el bautismo y participar del Espíritu Santo en la
vida de la comunidad es conocer esta nueva vida. Pues el Espíritu, con la nueva
vida, da al cristiano una mentalidad nueva (cf. Rom 8,9-17; Ef. 4,23-24)973.
971
Esta ´gestación` se vivirá en el seno de la pequeña comunidad neocatecumenal que tiene como modelo a la Sagrada
Familia de Nazaret, “lugar histórico donde el Verbo de Dios, hecho Hombre, se hace adulto creciendo en ´sabiduría, edad y
gracia` (cf. Lc 2,52)”. Cfr. SCN, art 7&2. Los SS. Padres asimilan, frecuentemente, la formación catecumenal a una gestación
de la Iglesia, que da a luz a sus hijos en la pila bautismal , perspectiva que también ha hecho suya el Concilio en LG, nº 64:
“La Iglesia se hace Madre por la palabra de Dios, fielmente recibida. En efecto, por la predicación y el bautismo engendra para
la vida nueva e inmortal a los hijos concebidos por el Espíritu Santo y nacidos de Dios”.
972
“El Resucitado envía ese Espíritu de Dios para transformar a sus discípulos en hombres nuevos y capacitarlos para vivir
como hermanos en la comunidad de la Iglesia”. Cfr. CC, nº 182.
973
La experiencia de transformación pneumatológica, es la que posible que la moral sea enseñada teniendo en cuenta “que las
posibilidades concretas del hombre son las del hombre liberado por Cristo; la moral cristiana, por tanto, ha de hablar de la
situación de pecado original y de la regeneración bautismal que la supera y posibilita la vida moral”. Cfr. Nota sobre la
enseñanza de la Moral, nº 12.
974
Para JUAN PABLO II, “el pecado del hombre, es decir su ruptura con Dios, es la causa radical de las tragedias que marcan
la historia de la libertad [...] Esta es la naturaleza profunda del pecado: el hombre se desgaja de la verdad poniendo su voluntad
por encima de ésta. Queriéndose liberar de Dios y ser él mismo un dios, se extravía y se destruye. Se autoaliena” Cfr. Libertad
cristiana y liberación, nº 37.
pecado (cf. Rom 7,25). La actitud de amor y la gratitud a Dios son
proporcionales a la conciencia del perdón gratuito otorgado.
j) Dimensión social
La vida teologal del cristiano -afirman nuestros Obispos- “tiene una dimensión
social y aún política que nace de la fe en el Dios verdadero, creador y salvador
del hombre y de la creación entera. Esta dimensión afecta al ejercicio de las
virtudes cristianas o, lo que es lo mismo, al dinamismo entero de la vida
cristiana”978. Efectivamente, la dimensión social de la fe forma parte -también-
del contenido de la iniciación en la vida evangélica de los catecúmenos, y por
ello debe mostrar “las consecuencias sociales de las exigencias evangélicas” (CT,
nº 29)979. La catequesis de adultos, en esta dimensión, “ha de avanzar
decididamente en la promoción de un laicado que se haga presente en el mundo a
partir de su fe. Sin esta audacia misionera, los seglares no pueden vivir lo que
hoy la Iglesia espera de ellos”980, afirman nuestros Obispos.
978
Cfr. CEE, Los católicos en la vida pública, Ed, Edice, Madrid 1985. Ver el contenido del XIIIº Encuentro de Arciprestes de
la Iglesia en Castilla, La dimensión social de la fe en la catequesis, Villagarcía de Campos (Valladolid), 1-4 de Marzo de 1993.
979
En este punto, los Obispos piden ´cautela y paciencia`, y “advierten que no pocas veces inducimos prematuramente a los
catecúmenos a un compromiso en la sociedad que no brota de unas actitudes hondamente arraigadas”. Cfr CC, nº 88, o que “a
veces los compromisos que se asumen son sólo de carácter asistencial -siempre necesarios- o de carácter intraeclesial, pero se
da una resistencia a una mayor presencia católica en la vida pública”. Cfr. CA, nº 163.
980
El Documento Los cristianos laicos. Iglesia en el mundo tiene como ´objetivo fundamental`proponer líneas de acción para
promover la corresponsabilidad y participación de los laicos en la vida de la Iglesia y en la sociedad civil, los Obispos piden
´fomentar la formación de la dimensión sociopolítica de la fe en el marco de la formación integral`(nº 80).
¿Cómo aparece recogida esta dimensión social de la fe en el Neocatecumenado?
¿Los neocatecúmenos conocen los principios fundamentales de la Doctrina
Social de la Iglesia? ¿Son iniciados a asumir su propia responsabilidad en su vida
profesional, laboral y social? ¿Se da -entre los neocatecúmenos - una cierta
inhibición en las tareas sociales y se desentienden de los aspectos más colectivos
de la fe? ¿Cómo comprenden y asumen la secularidad (LG, nº 31) en cuanto nota
específica de su vocación cristiana?
981
Para R. BLÁZQUEZ, “la fe, en la medida en que va tomando asiento en la persona, impacta todos los ámbitos de la vida;
por tanto, sería infidelidad retener el dinamismo de la fe en la pura interioridad del corazón o del grupo. Por eso, la vida
conyugal y familiar, la relación con el dinero y la profesión, la manera de estar y vivir en la sociedad... van cambiando a lo
largo del camino recorrido por los catecúmenos en sus comunidades; estos aspectos son transparentes”. Cfr. Las Comunidades
neocatecumenales, p. 91.
982
Esta ´percepción` de la comunidad cristiana como primer espacio de ´transformación social`, ha sido ampliamente descrito
por nuestros Obispos: “La transformación del mundo se inicia ya en el cristiano convertido que rehace sus actitudes profundas
y sus relaciones con las demás personas [...] La comunidad cristiana es de manera más amplia y visible una porción de la
humanidad transformada por la fuerza del Espíritu” . Cfr. CEE, Testigos del Dios vivo, Ed, Edice, Madrid, 1985, nº 57a. En los
nnº 61-65 describen cómo los cristianos estamos llamados a ser ´testigos de otro mundo y fermento transformador de las
estructuras sociales`.
Ya he apuntado anteriormente que la comprensión eclesiológica del
Neocatecumenado, en la que se resalta la identidad de la comunidad cristiana
como Cuerpo visible de Jesucristo Resucitado en medio de la historia, determina
también la comprensión de su misión y presencia en medio del mundo, y por
tanto, la identidad de la misión de cada uno de sus miembros, en continuidad
con la fundamentación que encontramos en Lumen Gentium, nº 31: “El
apostolado de los laicos es participación en la misma misión salvífica de la
Iglesia, apostolado al que todos están destinados por el Señor mismo en virtud
del Bautismo y de la Confirmación [...] Todo laico, en virtud de los dones que le
han sido otorgados, se convierte en testigo y simultáneamente en vivo
instrumento de la misión de la misma Iglesia en la medida del don de Cristo”. Es
decir, no se contempla en el Neocatecumenado la misión del cristiano en el
mundo, desde su participación en las formas de vida asociada que existen en la
Iglesia (Acción Católica, movimientos, asociaciones...), sino que, por tratarse de
una iniciación cristiana, el itinerario formativo del Neocatecumenado tiende a la
recuperación del Bautismo, que está en la base de la fraternidad cristiana; y en la
medida que va siendo iniciado el neocatecúmeno, irá descubriendo su propia
vocación: al matrimonio en el Señor, al ministerio eclesial, a la vida religiosa, a
la militancia apostólica, a la militancia política.
983
En el art. 17&1, se dirá que “los neocatecúmenos colaboran activamente en la evangelización y en la edificación de la
Iglesia ante todo siendo lo que son”.
¿Cuáles son los rasgos más significativos y relevantes de la iniciación en
la dimensión social de la fe en el Neocatecumenado? De modo esquemático,
señalo los siguientes:
a) La verificación de la conversión personal del neocatecúmeno en su vida
personal, laboral y social. A lo largo del Neocatecumenado, todas las
dimensiones de la vida serán examinadas y juzgadas a la luz de la fe,
fundamentalmente con ocasión de los escrutinios. En este sentido, la formación
neocatecumenal contribuye a la unificación en la persona de las dimensiones
integradoras de su existencia: conversión-transformación, fe-vida, familia-
comunidad, conducta moral-vida laboral. Es en el contexto de discernimiento
moral que se propicia con ocasión de los escrutinios, donde los principios
básicos de la Doctrina Social de la Iglesia se presentan como criterios
iluminadores del ser y actuar como cristianos984.
k) Dimensión escatológica
993
El Concilio puso de manifiesto que “la más excelente manera de unirnos a la Iglesia celeste tiene lugar cuando -
especialmente en la sagrada liturgia, en la cual la virtud del Espíritu Santo actúa sobre nosotros por medio de los signos
sacramentales- celebramos juntos con gozo común las alabanzas de la Divina Majestad [...] Así, pues, al celebrar el sacrificio
eucarístico es cuando mejor nos unimos al culto de la Iglesia celestial”. Cfr. LG, nº 50. Ver todo el capítulo VII, dedicado a la
´Indole escatológica de la Iglesia peregrinante y su unión con la Iglesia celestial`(nnº 48-51). En SC, nº 8 se afirma que “en
la liturgia terrena pregustamos y tomamos parte en aquella liturgia celestial que se celebra en la santa ciudad de Jerusalén,
hacia la cual nos dirigimos como peregrinos y donde Cristo está sentado a la diestra de Dios como ministro del santuario y
del tabernáculo verdadero...”.
994
“El catequista itinerante queda unido a su parroquia y comunidad, a la que vuelve regularmente para participar en el
Camino de la misma. Además, el catequista itinerante acepta vivir su misión en precariedad -según la praxis de más de treinta
años del Camino Neocatecumenal-”. Cfr. SCN, art. 31&4.
995
Para el Papa JUAN PABLO II, “la banalización de la sexualidad es uno de los factores principales que están en la raíz del
desprecio por la vida naciente: sólo un amor verdadero sabe custodiar la vida. Por tanto, no se nos puede eximir de ofrecer
sobre todo a los adolescentes y a los jóvenes la auténtica educación de la sexualidad y del amor, una educación que implica la
formación de la castidad, como virtud que favorece la madurez de la persona y la capacita para respetar el significado
´esponsal`del cuerpo. La labor de educación para la vida requiere la formación de los esposos para la procreación
responsable”. Cfr. Carta Encíclica, Evangelium vitae, Ed, PPC, Madrid 1995, nº 97. La praxis neocatecumenal está
mostrando cómo el Neocatecumenado es un ámbito privilegiado para la educación en el valor de la vida en su integridad:
sexualidad, amor y castidad. La formación y educación sexual que los jóvenes neocatecúmenos reciben es inequívocamente
católica, y hoy por hoy, existencialmente ´martirial` porque les hace ir ´contracorriente`en la ´cultura de la muerte` con la que
tienen que confrontarse cada día. Ver, en esta perspectiva: CONSEJO PONTIFICIO DE LA CULTURA, Para una pastoral
de la cultura, Ed, Edice, Madrid 1999, nº 8; RAÚL BERZOSA, Evangelizar en una nueva cultura. Respuestas a los retos de
hoy, Ed, San Pablo, Madrid 1998.
996
“La familia en misión queda unida a su parroquia y comunidad, a la que retorna periódicamente para participar en el
Camino de la misma. Además acepta vivir en la precariedad su misión -ayudada eventualmente por la comunidad de origen-,
quedando libre de interrumpirla en cualquier momento”. Cfr. SCN, art. 33&3.
que gusta aquí ya, anticipadamente, las delicias del Reino y que empieza a
vislumbrar el “ya pero todavía más”del Cielo.
i) Por último, hay que resaltar que el Neocatecumenado no sólo enseña e inicia
a vivir como cristianos, sino que también enseña e inicia a saber morir como
cristianos998. No deja de ser una ayuda para la recuperación pascual de la liturgia
de la exequias, contemplar el modo y el espíritu con que normalmente los
neocatecúmenos celebran la muerte de los hermanos de la comunidad y
parientes de sus familias. Cuando se asiste a un funeral de algún miembro de las
Comunidades Neocatecumenales se tiene - en no pocas ocasiones- la experiencia
de verificar cómo la fe en Jesucristo y la esperanza en la Resurrección iluminan
de tal forma esta situación-límite de dolor y de muerte, que aparece
transformada y vivenciada como una verdadera situación de paso, y de pascua:
“No queremos que estéis en la ignorancia respecto de los muertos, para que no
os entristezcáis como los demás, que no tienen esperanza. Porque si creemos que
Jesús murió y resucitó, de la misma manera Dios llevará consigo a quienes
murieron en Jesús” (cf. 1 Tes 4,13-14). Esta es la fe que consuela, esta es la
esperanza que no defrauda.
997
Misal Romano, Embolismo después del Padre Nuestro.
998
El profesor titular de Filosofía de la Moral de la Universidad de Salamanca, ENRIQUE BONETE sostiene -desde una
investigación de las implicaciones éticas de la muerte- que “es necesario en las familias, vivir los últimos momentos como
privilegiados para tomar en peso la propia existencia y alcanzar tal grado de comunicación con los enfermos graves que les
libere de cualquier pánico o tabú que impidan la aceptación madura y digna de la ´muerte propia`. De lo contrario se fomenta
indirectamente la violación de ciertos derechos a los enfermos terminales: ´Tengo derecho a que se responda honestamente a
mis preguntas` y ´Tengo derecho a no ser engañado`”. Cfr. “Ética de la muerte” y “Ética del Morir”, en Éticas en esbozo, Ed,
DDB, Bilbao 2003, pp. 165-220; del mismo autor, La faz oculta de la modernidad, Ed, Tecnos, Madrid, 1995, cap. I: “La
sociedad moderna ante la muerte”. Desde una perspectiva cristiana son de sumo interés obras de reflexión en torno al ´más
allá`de la muerte y sus repercusiones en la forma de acercarse al final - y al ´sentido`- de la vida: OLEGARIO G. DE
CARDEDAL, Madre y muerte, Ed, Sígueme, Salamanca, 1993; J.A. VALLEJO-NÁGERA y J.L. OLAIZOLA, La puerta de
la esperanza, Ed, Rialp, Madrid, 1997; V. MESSORI, Apostar por la muerte. La propuesta cristiana, ¿ilusión o esperanza?,
Ed, B.A.C., Madrid, 1995; J. L. RUÍZ DE LA PEÑA, La Pascua de la creación. Escatología, Ed, B.A.C., Madrid, 1996.
El desarrollo práctico y concreto de todo el itinerario neocatecumenal se
desarrolla dentro de la parroquia “ámbito ordinario donde se nace y se crece en
la fe, lugar privilegiado donde la Iglesia, madre y maestra, engendra en la fuente
bautismal a los hijos de Dios y les gesta a la vida nueva” (SCN, art. 6&1). El
hecho de ir madurando gradualmente la fe en pequeñas comunidades al interior
de la Parroquia está ayudando a formar progresivamente dentro de ella un
conjunto de comunidades que está haciendo vislumbrar un nuevo tipo de
parroquia. En este sentido el Estatuto del CN reconoce que este itinerario
“contribuye a la renovación parroquial deseada por el Magisterio de la Iglesia de
promover nuevos métodos y nuevas estructuras que eviten el anonimato y la
masificación, y de considerar la parroquia como comunidad de comunidades”
(SCN, art. 22&2)999. Esta misma perspectiva es asumida y propuesta por nuestros
Obispos al referirse a la Parroquia en el Plan Pastoral de la CEE 2002-2005 en
estos términos: “Esta institución, nacida en los primeros tiempos de la Iglesia,
está llamada a continuar ejerciendo su influjo benéfico en este nuevo siglo,
como comunidad de comunidades y casa abierta para todos inserta junto a las
casas de los vecinos y con espíritu misionero”1000.
1008
Ibid, p. 87. En su intervención conciliar Mons. E. SCHICK llegó a afirmar que “la parroquia, en su sentido teológico, o
sea, la comunidad de cristianos de un lugar, que suele reunirse para celebrar la Eucaristía, es según el Nuevo Testamento
Iglesia. No es tanto una ´sección`administrativa de la Iglesia, sino una representación verdadera y manifiesta de la Iglesia
universal”. Cfr. Ac. Syn. II/II, pp. 397-398.
1009
Cfr. Comunidad y comunidades en la Iglesia, Ed, Narcea, Madrid, 1978, p. 38. Sigue teniendo vigencia el estudio de la
COMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL, Servicio pastoral a las pequeñas comunidades cristianas, Ed, Edice, Madrid
1982. En este documento se apuntaba ya la nueva concepción de parroquia: “La concepción de parroquia como comunidad
de comunidades nos parece a la vez perfectamente viable, sumamente adecuada a los condicionamientos del hombre y la
sociedad de hoy, y extraordinariamente beneficiosa para el crecimiento profundo y verdadero de la Iglesia. Decimos esto,
teniendo presente los resultados de las numerosas experiencias constatadas, así como las excepcionales condiciones que las
Pequeñas Comunidades están demostrando para estimular la autenticidad y la comunión eclesial” (p. 34).
El hecho de que el Concilio no haya formado este concepto, ni que, a
pesar de algunas alusiones y aproximaciones, haya hablado de la comunidad en
el sentido en que nosotros lo empleamos, no quiere decir que la idea sea
inadmisible. No obstante, este entramado básico le asigna ya su lugar y, desde
este punto de vista, el silencio del Concilio marca ciertos límites que son de
fundamental importancia para los nuevos razonamientos. Pero antes hay que
preguntarse: ¿De qué raíces se nutre el concepto de comunidad, si no procede de
la tradición católica? ¿Qué características tiene su contenido? ¿Cómo se pude
aceptar y cómo depurar si es necesario? A estos interrogantes responde con
profundidad J. Ratzinger1010. Según el Cardenal, el concepto de comunidad tiene
tres fuentes esenciales, sigo aquí su planteamiento:
1012
Para conocer de cerca estos planteamientos, ver Teoría de los principios teológicos, p. 356s.
1013
Ibid., p. 358.
1014
Cfr. Llamados a la vida, Ed, Herder, Barcelona 1988, pp. 146-147.
nueva y más profunda de la comunidad en Cristo, que es la única respuesta
eficaz y duradera a una cultura marcada por el desarraigo y el anonimato”1015.
La utopía comunitaria se presenta como el resorte capaz de cambiar las
relaciones humanas y la sociedad. Por su parte, los cristianos encuentran en su fe
nuevos motivos que estimulan y mantienen el impulso comunitario. El P. Liege
sostiene que los discípulos de Jesús “tienen motivos particulares para desear
vivir comunitariamente, en la medida en que se posesionan del Evangelio,
origen de su fe. Es cierto que no encuentran en su fe ningún ´modelo`unitario de
comunidad, pero sí la urgencia de existir como comunidad y unas normas de
conformidad con el proyecto eclesial de Jesucristo. Incumbe a cada generación
de creyentes la tarea interminable de dar forma a esta urgencia comunitaria
nacida del Evangelio, y de hacer visible y significativo el ´nosotros`comunitario
de los cristianos”1016.
1015
Cfr. El desarrollo de las grandes ciudades plantea graves problemas pastorales a la Iglesia: L´Osservatore romano (14
de mayo de 1999), p. 2. A la problemática pastoral de cómo evangelizar la cultura urbana ha querido responder el último
Sínodo de Obispos de América que han llegado a afirmar que no hay que dejar que el anonimato de las ciudades invada
nuestras comunidades eucarísticas. Hace falta encontrar nuevos métodos y nuevas estructuras para construir puentes entre las
personas, de modo que se realice realmente la experiencia de acogida mutua y de cercanía que la fraternidad cristiana
requiere. Podría ser que esta experiencia, y la catequesis que debe acompañarla, se realice mejor en comunidades más
pequeñas, como se aprecia en la Exhortación postsinodal: “Una clave de renovación parroquial, especialmente urgente en las
parroquias de las grandes ciudades, puede encontrarse quizá considerando la parroquia como comunidad de comunidades...
Ellas son el marco más fácil para escuchar la palabra de Dios, para reflexionar a su luz sobre los diversos problemas humanos
y madurar opciones responsables inspiradas en el amor universal de Cristo”. Cfr. Ecclesia in América, nº 41. El Papa Juan
Pablo II ha desarrollado esta misma perspectiva en dos alocuciones en relación con la CNC: “El Camino Neocatecumenal, en
el que maduran los itinerantes y las familias misioneras, puede responder a los desafíos del secularísmo, de la difusión de las
sectas y de la escasez de vocaciones. La reflexión sobre la palabra de Dios y la participación en la Eucaristía hacen posible la
vitalidad de la parroquia mediante cristianos maduros capaces de dar testimonio de la verdad con una fe radicalmente vivida”.
Cfr. Mensaje a los miembros del CN lain El Camino Neocatecumenal puede responder a los desafíos del secularísmo, las
sectas y la escasez de vocaciones: Ecclesia, n. 2.632 (15 de mayo de 1993), p. 31; y un año más tarde volvía a afirmar: “Estas
comunidades ayudan a experimentar la Iglesia como cuerpo de Cristo, en el que, mediante los signos sacramentales, Dios
extiende su acción salvífica a los hombres de toda generación, sobre todo a las familias”. Cfr. Un ejemplo de nueva
evangelización: L´Osservatore romano (21 de enero de 1994), p. 20.
1016
Cfr. P.A. LIEGE, o. cit., p. 9. En esta perspectiva ver G. LOHFINK, La Iglesia que Jesús quería. Dimensiones
comunitarias de la fe cristiana.
1017
Ibid., p. 104.
inserción en una pequeña comunidad, cual cuerpo de Cristo resucitado, abierta a
la vida de la comunidad parroquial y de toda la Iglesia” (SCN, art. 15&1).
Sin embargo hay que reconocer que en esta dimensión nos encontramos
todavía ante una transición en gran medida todavía pendiente: pasar de una
forma de Iglesia como organización de servicios religiosos (por ello pudo ser
identificada la Iglesia con el Papa, los Obispos, los sacerdotes, los frailes y las
monjas) a otra forma de Iglesia como comunidad, donde todos seamos
miembros activos, conscientes de la dignidad cristiana, dispuestos a dar
personalmente razón de la esperanza, responsables en los trabajos del Evangelio.
La acentuación de la comunitariedad, que reclama como necesario correlato la
acentuación de la personalidad de cada uno, es de esta manera condición para la
nueva evangelización. La comunidad no es refugio de intimidados, sino hogar
de adultos. Para que la vida cristiana sea vivida verdaderamente en cristiano, ha
de ser vivida en comunidad1018.
1018
Mons. RICARDO BLÁZQUEZ afirma con rotundidad que “necesitamos recuperar la verdad de la Iglesia como
congregación, como comunidad (...) Sin comunitariedad la Iglesia pierde su misma identidad; se difuminan sus contornos, se
generaliza su concreción, se dilapida su fuerza, se afloja su densidad”. Cfr. “Dimensión eclesial de la identidad cristiana”, en
Jesús si, la Iglesia también, p. 311.
1019
Cfr. “La reforma litúrgica del Concilio y la práctica litúrgico-pastoral en la Iglesia española”, en A. GONZÁLEZ
MONTES (ed.), o. cit., p. 168.
Tomando como punto de partida el discernimiento hecho por L.
Maldonado, pero sin caer en una visión dualista de la realidad eclesial, sí que
podemos hablar de dos visiones de Iglesia, y por tanto de parroquia, en las que
liturgia y eclesialidad se implican mutuamente hasta condicionarse la una a la
otra.
b) 1) La Parroquia totalizante
1020
Cfr. Una participación activa, p. 100.
Nadie se opondrá si una parroquia reduce el número habitual de misas
dominicales. También puede ocurrir que los sacerdotes se encuentren
sobrecargados por las numerosas liturgias que tienen que celebrar. Pero si, para
resolver las dificultades emergentes, los pastores responsables prestan atención a
la primitiva teología cristiana de la Eucaristía y al posible crecimiento espiritual
como fruto de una más profunda participación litúrgica, no se plantearán las
cosas sólo y en primer lugar a partir del número de misas, sino que deberán más
bien partir de criterios pastorales, con los que tomarán decisiones diferenciadas.
Y la misa en pequeñas comunidades será un modo muy apropiado para penetrar
más profundamente en el sentido del acontecimiento eucarístico. En este sentido
afirma P. Farnés que “si miramos la misa sólo bajo el aspecto de la
manifestación de su eclesialidad, habrá que preferir sin más la misa en gran
asamblea. Pero si la miramos también bajo otras realidades - la de la
participación consciente, activa, fructuosa (SC, nº 11), piadosa (SC, nº 48),
interior y exterior (SC, nº 19)- la cosa quizá puede variar. Es aquí donde se
requiere gran equilibrio para sopesar qué es lo mejor en cada caso”1021.
1023
Según PJ. CORDES “el auténtico ser de la verdadera Iglesia (SC, nº 2: Genuinam vere Ecclesiae naturam) lo expresa
cada comunidad que celebra la Eucaristía y está presidida por el presbítero. Según esto, la parroquia no es más que una
posible forma jurídica de las diversas comunidades eucarísticas de una Iglesia local: ´considerada constitucionalmente, se
encuentra al mismo nivel que las otras formas jurídicas de comunidades eucarísticas que han surgido como congregatio
Christifidelium gracias al carisma originario dado a un fundador o fundadora de movimientos o asociaciones eclesiales, o de
otras formas asociativas en el ámbito de la Iglesia`”. Cfr. o. cit., p. 106. Ya por los años ´80, Mons. INIESTA reclamaba que
se debía “reconocer eclesialmente la situación de las pequeñas comunidades cristianas, tan pertenecientes a la vida diocesana
como las parroquias territoriales, con tal de que tengan un cierto contacto con el obispo, incluso a través de los laicos, aunque
muy frecuentemente será por medio de un presbítero que atiende a la comunidad”. Cfr. Teopraxis: 2. Comunidades. Tareas
urgentes. Ensayos de Teología pastoral, p. 23.
perspectiva teológica. Prohibirlas atenta contra el mismo principio de
legitimidad de la parroquia”.1024
1026
Cfr. J. BESTARD, Desafíos de la realidad urbana a la parroquia: Sal Terrae (septiembre 1984), pp. 671-672.
Efectivamente, ante la aldea global que ya señalara McLuhan, la
Parroquia está llamada a transformarse en una aldea celeste, con una nueva
estética: un catecumenium, con espacios modernos para el culto y para la vida de
las pequeñas comunidades, un modelo social más humano, capaz de abrir
espacios para una nueva cultura. Aquí hay que situar la urgente necesidad para
la evangelización del Catecumenado tal y como se pidió en el Congreso sobre
Parroquia evangelizadora: “Necesitamos experimentar y encontrar verdaderos
catecumenados para personas realmente alejadas. Procesos capaces de conducir
de la no fe a la fe, del alejamiento a la comunidad, del vacío a la experiencia
religiosa, de la indiferencia a la seducción por Jesús”1027.
Ahora bien, este nuevo modelo de Iglesia, que puede ser definido como
comunidad de comunidades, tiene sus riesgos y comporta interiormente sus
limitaciones1029. De aquí la importancia de la Parroquia como lugar de comunión.
La Parroquia concebida como comunidad de comunidades se situaría en la línea
del ministerio de la unidad y de la comunión, siendo ella misma garantía de la
intercomunión entre diversas comunidades eclesiales. Puesta a su servicio, está
llamada a ofrecerles, además del lugar de culto, locales adecuados para sus
1027
Cfr. Congreso Parroquia Evangelizadora, Ed, Edice, Madrid 1988. En la 1ª Ponencia del Congreso nos encontramos
con una lectura pastoral de los datos del análisis sociológico que se había hecho a partir de la encuesta preparatoria. Es muy
significativo reseñar la complementariedad que se ha ido produciendo en las parroquias de las diócesis españolas entre
parroquia - pequeñas comunidades y los movimientos apostólicos: “El sentido comunitario de la parroquia va en aumento: un
53% afirman que la estructura general de la parroquia es comunitaria” (...) También crece el número de parroquias
concebidas como una comunión de pequeñas comunidades diversas o que de hecho albergan en su seno algún tipo de
comunidades: populares (un 4,2%), neocatecumenales (un 10%), y otras pequeñas comunidades (un 27%)”. Cfr. Congreso, p.
65. De cara a renovar nuestras parroquias, se afirma que éstas “no pueden ponerse al servicio de la evangelización, si no van
transformándose de centros de servicios religiosos en comunidades vivas de creyentes, es decir, en ámbitos donde los
cristianos puedan vivir realmente la experiencia de la fraternidad cristiana” (Ibid, p. 147).
1028
Cfr. Christifideles laici, nº 26. Algunos años más tarde, en 1991, Juan Pablo II sostendrá que “estas comunidades
descentralizan y articulan la comunidad parroquial a la que permanecen siempre unidas, se enraízan en ambientes populares y
rurales, convirtiéndose en fermentos de vida cristiana, de atención a los últimos, de compromiso en pos de la transformación
de la sociedad. En ellas cada cristiano hace una experiencia comunitaria, gracias a la cual también él se siente elemento
activo, estimulado a ofrecer su colaboración en las tareas de todos. De este modo, las mimas comunidades son instrumento de
evangelización y de primer anuncio, así como fuente de nuevos ministerios”. Cfr. Redemptoris missio, nº 51.
1029
Mons. RICARDO BLÁZQUEZ las ha señalado: “1ª) Cada comunidad no puede estar desconectada de otras
comunidades ni de la Iglesia univeral; 2ª) La vida eclesial en comunidad pequeña no puede llevar consigo una
automarginación de la vida pública; 3ª) Puede existir el peligro de que la intensidad de la vida comunitaria asfixie a la
persona”. Cfr. Jesús sí, la Iglesia también, pp. 312-313. En esta perspectiva ver la profunda reflexión de I. ZIZIOULAS, El
ser eclesial. Persona, comunión, Iglesia, Ed, Sígueme, Salamanca 2003.
reuniones y una estructura básica capaz de coordinar iniciativas y hacer efectivo
un trabajo común. La Parroquia así concebida será la encargada de evitar la
disgregación de los grupos, pero sin imponerles una disciplina monovalente.
Esta perspectiva de comunión, como muy bien ha señalado el Papa Juan Pablo II
“está estrechamente unida a la capacidad de la comunidad cristiana para acoger
los dones del Espíritu. La unidad de la Iglesia no es uniformidad, sino
integración de las legítimas diversidades” (NMI, nº 46). La existencia de las
comunidades dentro de la Parroquia en forma de pequeñas iglesias locales
facilitará la fermentación cristiana de los miembros por la evangelización más
honda, y tendrá más consistencia la participación de los fieles. El Sínodo que
reflexionó sobre la vocación y misión de los fieles laicos en la Iglesia y el
mundo, y que lo hizo a la luz de la eclesiología de comunión afirma de las
pequeñas comunidades que “dentro de algunas parroquias, sobre todo si son
extensas y dispersas, las pequeñas comunidades eclesiales pueden ser una ayuda
notable en la formación de los cristianos, pudiendo hacer más capilar e incisiva
la conciencia y la experiencia de la comunión y de la misión eclesial”1030.
1030
Cfr. JUAN PABLO II, Christifideles laici. Los fieles cristianos, nº 61. En el Mensaje final el Sínodo había recogido la
definición de nueva parroquia como comunidad de comunidades. Cfr. Mensaje de los padres sinodales al Pueblo de Dios, nº
10: Vida Nueva, n. 1606/7 (7/14 noviembre de 1987), p. 69.
1031
Cfr. Servicio pastoral a las pequeñas comunidades cristianas, nº 46. Ver también La catequesis de la Comunidad, nº
280.
desarrollarse como Iglesia, de cuya unidad es servidor el Obispo” 1032. Ahora bien
K. Rahner sostiene que “si las comunidades de base se van convirtiendo
paulatinamente en los elementos fundamentales insustituibles de la Iglesia del
Obispo, la Iglesia del Obispo tiene la tarea y el deber de impulsar y contribuir
según sus fuerzas a la formación de esas comunidades y a su tarea misionera”1033.
1040
Cfr. D. BOROBIO, “La recepción del Concilio por movimientos cristianos postconciliares en España”, en A.
GONZÁLEZ MONTES (ed.), o. cit., p. 54.
1041
Cfr. Discurso del Papa JUAN PABLO II: “A los iniciadores del Camino Neocatecumenal, a los catequistas itinerantes y
a los presbíteros”, en Statuta, p. 140.
1042
Cfr. S. MOVILLA, Del catecumenado a la comunidad, p. 222.
CONCLUSIONES FINALES
Una vez analizados los contenidos bíblicos, catequéticos-sacramentales y
teológicos centrales en el Neocatecumenado, tras haber visto las fuentes desde
las que se elaboran dichos contenidos (Escritura, Tradición, Magisterio) y los
materiales que se utilizan en la pedagogía catequética del Neocatecumenado
(Biblia, Diccionarios Bíblicos, RICA, textos de los Santos Padres, obras de
autores espirituales, documentos del Magisterio y de un modo especial el
Catecismo de la Iglesia Católica), quiero resaltar ahora - desde un método
comparativo- en qué medida la formación que se imparte en el
Neocatecumenado se ajusta o se distancia de las orientaciones que la Iglesia pide
hoy para formar, desde una pedagogía adulta, a los cristianos del tercer
milenio1043.
1043
Así definen nuestros Obispos los perfiles del cristiano adulto: “La lectura y meditación de la Sagrada Escritura,
especialmente de los Evangelios y de los escritos de los Apóstoles, el conocimiento de la tradición y de las enseñanzas de la
Iglesia, la oración asidua, personal y familiar, la participación frecuente en las celebraciones litúrgicas, la penitencia personal
y sacramental, el compromiso personal en la vida de la propia comunidad y en al amor, y el servicio eclesial a los pobres
tienen que ser los perfiles reales y concretos de la vida personal de cada cristiano consciente y adulto”. Cfr. CEE, Testigos del
Dios vivo, nº 30.
1ª) La naturaleza de la catequesis que se transmite en el
Neocatecumenado es, desde una perspectiva teológica, eminentemente
cristocéntrica. Esta vinculación del neocatecúmeno con Cristo es el centro de
toda la vida espiritual, y por tanto el centro de la catequesis a la que se le inicia
(DCG-71, nº 40; CA, nº 140). La finalidad definitiva del Neocatecumenado es
poner a las personas, de etapa en etapa, paso a paso, no sólo en contacto, sino en
comunión, en intimidad con Jesucristo (DGC-97, nº 80; RICA, nº 6).
4ª) En cuanto a los contenidos de las mismas catequesis hay que reiterar
que son eminentemente bíblicos, y recogen los núcleos centrales del mensaje:
Kerygma, fe y conversión, misterio pascual (el Siervo y el Kyrios), la Iglesia y
la comunidad, sacramentos y oración, símbolo y mandamientos, apostolado y
ministerio. El estricto desarrollo de la dinámica y etapas catecumenales es el
espacio de unos contenidos que siempre pertenecieron a la esencia y objetivos
del Catecumenado.
En este sentido, los responsables del CN en cada una de las diócesis deben
hacer un ejercicio de corresponsabilidad y de comunión para, en diálogo con los
responsables de las Delegaciones de Catequesis en las respectivas diócesis (CA,
nº 120), ver cómo articular una serie de encuentros a fin de ayudar a la
coordinación de las tareas y servicios catequéticos que mutuamente se puedan
ofrecer, así como la posibilidad de facilitar algunos tiempos y espacios para la
formación de aquellas dimensiones que en el campo de la catequesis se vea que
es necesario potenciar. Para esta tarea, la apertura de los llamados Centros
neocatecumenales diocesanos (SCN, art. 30) serán de gran ayuda, si consiguen
la finalidad que se proponen: “Contribuir a la formación de los catequistas,
asignar las nuevas catequesis, coordinar los diversos pasos, ayudar a los equipos
de catequistas en las diversas dificultades de la evangelización y presentar al
Obispo, o a un delegado suyo, los responsables de las nuevas comunidades”.
También, respecto a la formación de los catequistas, el Papa había llamado la
atención sobre la necesidad que los catequistas tienen de recibir una buena
formación a través de “un trabajo constante y serio de profundización personal y
comunitaria de la Palabra de Dios y de las enseñanzas del Magisterio de la
Iglesia, incluso asistiendo a cursos teológicos y bíblicos serios. Esta tarea de
estudio y reflexión resulta aún más urgente para quien tiene el deber de
alimentar a sus hermanos con alimento espiritual sólido por estar desplegando
función de catequista”.
Tanto el nº 223 del Directorio como el art. 26 del Estatuto del CN, ofrecen
y presentan las orientaciones necesarias con las que poder abordar, en un
espíritu de comunión, todas las dificultades y problemas que en la vida eclesial y
pastoral se puedan presentar. De la decidida y diligente apuesta de los Obispos
por alentar la pastoral catecumenal y neocatecumenal en sus diócesis y, de la
incondicional disponibilidad y espíritu de colaboración de los neocatecúmenos
para con sus legítimos Pastores, dependerá en gran medida que la fecundidad del
Neocatecumenado en las parroquias siga creciendo y dando frutos de vida
cristiana.
1045
Efectivamente esto es así, y las ´observaciones` que hacían nuestros Obispos en 1990 en CA, nº 94 en el sentido de fijar
la ´duración definitiva`de la catequesis, y la necesidad que el adulto tiene de alimentar permanentemente su fe, han sido
ampliamente recogidas en el Directorio del ´97 que hablará de la ´ educación permanente de la fe en la comunidad cristiana`
y de las ´formas múltiples de catequesis permanente`(nnº 69-72). El Estatuto del CN, encuentra en estos números la
´inspiración`para la fundamentación de la ´educación permanente en la pequeña comunidad`: “La comunidad
neocatecumenal, después de haber finalizado el itinerario de redescubrimiento de la iniciación cristiana, entra en el proceso
de educación permanente de la fe, perseverando en la celebración semanal de la Palabra y de la Eucaristía dominical y en la
comunión fraterna, activamente insertados en la pastoral de la comunidad parroquial, para dar los signos del amor y de la
unidad, que llaman al hombre contemporáneo a la fe”. Cfr. SCN, art. 22&1).
4º) Respecto a la clave hermeneútica desde la que se lee e interpreta la
Palabra, algunos autores resaltan el carácter marcadamente espiritual. Esta clave
tiene la ventaja de propiciar un encuentro vivo, experimental e íntimo con la
Palabra. Pero también el peligro - afirma C. Floristán- de una absolutización a-
crítica, de un subjetivismo exagerado, de un espiritualismo sin incidencia en la
vida, de un cierto desprecio por la investigación bíblica . Efectivamente, se ha
tildado en algunas ocasiones que la lectura que hacen los neocatecúmenos es de
tipo ´fundamentalista`, sin embargo, hacer un juicio valorativo de este calado,
supone poner en tela de juicio la formación doctrinal y bíblica de los presbíteros
que presiden cada celebración de la Palabra y que “prolongan la proclamación
de la Palabra, interpretándola según el Magisterio y actualizándola en el hoy del
camino de fe de los neocatecúmenos” (SCN, art. 11&3).
Quiere esto decir que, para conocer la praxis litúrgico-celebrativa hoy, tal
y como se vive al interior de las comunidades neocatecumenales, el texto de
referencia básico y fundamental, en la espera de la aprobación próxima del
Directorio Catequístico del Camino Neocatecumenal, es el Estatuto. En él
encontramos la ´esencial configuración eclesial`del Neocatecumenado y la
regulación - hasta hoy última- de la praxis litúrgico-sacramental de las CNC.
Habrá que tener en cuenta todavía que, en estos cinco años ad experimentum,
“concierne a los Dicasterios competentes de la Santa Sede examinar el
Directorio catequético y toda la praxis catequética además de litúrgica del
propio Camino” (Statuta, p. 139).
2º) Es una liturgia pascual que actualiza a través del signo de la noche el
Misterio de Pascua haciendo vivir cada domingo como la pascua semanal
anticipada (DD, nº 19). La teología litúrgica con la que es presentada la
catequesis sobre la Eucaristía contiene de modo integral todas las dimensiones
de la teología eucarística: memorial de la Pascua, banquete fraterno, sacramento
del sacrificio, presencia transformante, fuente y culmen de la evangelización,
participación activa.
4º) Es una liturgia festiva, porque se utilizan con profusión los elementos
de gozo y fiesta: flores, adornos, cantos, música y danza.
5º) Es una liturgia distendida, porque todo se realiza con pausa y sosiego,
y al mismo tiempo concentrada, porque se destaca la armónica de todo en su
momento culminante.
4º) Para que la función servicial y ministerial de todos los que intervienen
en la celebración eucarística (acólitos y ministros extraordinarios de la
comunión) responda a la dignidad del misterio celebrado y del servicio
encomendado, es necesario que este ministerio y servicio se hagan conforme a
las orientaciones del OGMR, n º 298: “El alba ceñida con el cíngulo es la
vestidura común de todos los ministerios litúrgicos”. Por tanto el acólito
instituido debe usarla siempre que ejerce su ministerio.
Es cierto que cada generación histórica necesita una palabra sobre Dios y
ésta no puede nacer en cualquier lugar, ni ser expresada con cualquier mediación
conceptual o institucional. Por eso, a lo largo de la historia han existido
múltiples lugares desde los que se ha vivido, pensado y escrito teología. El
profesor Olegario González de Cardedal, en su discurso de ingreso en la Real
Academia de Ciencias Morales y Políticas 1046, los ha señalado con sincera
fidelidad histórica.
introduce en la comprensión y aceptación del radicalismo evangélico, iniciándoles gradualmente y de forma experimental,
bien sea en la palabra de Dios, bien en los sacramentos de la conversión cristiana -penitencia- o en la eucaristía. Yo encuentro
muy positivo todo esto. Por ello concluyo este mi juicio invitando a los responsables de la Sagrada Congregación del Clero a
que den ánimos a este movimiento, ayudándolo con comprensión y con paterna indulgencia a que permanezca siempre en la
línea ya emprendida de servicio a las comunidades parroquiales para su auténtica renovación”. Cfr. El Camino
Neocatecumenal según Pablo VI y Juan Pablo II, p. 14.
1050
Ya hace algunos años, el actual Arzobispo de Pamplona, Mons. FERNANDO SEBASTIÁN denunciaba la “carencia de
una Teología nacida de la Iglesia española”. Según él, son muy pocos los teólogos que “clarifiquen, enfoquen y estimulen
religiosa y apostólicamente la conciencia de nuestras iglesias”. En una situación de “increencia progresiva, que hace crecer
las huellas de un neopaganismo en la conducta de la gente”, reivindicaba Mons. Fernando Sebastián el surgimiento de una
“buena y renovada teología fundamental, directa, persuasiva, centrada en los grandes términos de la fe cristiana, pero que
parta de la experiencia de la Iglesia. Tendrá que ser también una teología rigurosa, profesional, al mismo tiempo que humilde,
que llegue a todo el hombre y devuelva la confianza y la alegría a la gente de la Iglesia”. Cfr. Lección Inaugural del Curso en
el Instituto de Teología Espiritual de Barcelona: Vida Nueva (21-XI-1991), p. 10.
1051
Teniendo presente lo que señala HENRI BOURGEOIS, “Esta audacia, es la experiencia a la cual se refiere, y a partir de
la cual se quiere reflexionar en un lugar privilegiado, puede ser incluso equivalente, para comprender aspectos del misterio
cristiano, de la realidad eclesial y finalmente de la realidad del mundo” . Cfr. o. cit., p. 28. Considero que es viable, posible y
conveniente hoy en la Iglesia en España de un ´quehacer teológico`desde la experiencia catecumenal vivida ya en nuestro
país.
1052
Cfr. Teoría de los principios cristianos, p. 28.
Bautismo1053. De ahí que la profesión de fe, interior al Bautismo, sea
eminentemente trinitaria. “La Iglesia bautiza ´en el nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo`(cf. Mt 28,19), Dios uno y trino, a quien el cristiano confía su
vida. La catequesis de iniciación prepara -antes o después de recibir el
Bautismo- para esta decisiva entrega” (DGC. Nº 82). El Neocatecumenado es
así “un instrumento al servicio de los Obispos para realizar el proceso de
educación permanente de la fe requerido por la Iglesia: la iniciación cristiana,
como reafirma el DGC, nº 56: ´no es el punto final en el proceso permanente de
conversión. La profesión de fe bautismal se sitúa en los cimientos de un edificio
espiritual destinado a crecer`” (SCN, art. 22&2).
1053
El que fuera párroco salmantino, ANDRÉS FUENTES, al hablar de la Teología del Neocatecumenado, sostiene que es
una “teología ´en camino`. Va nutriendo la vida del neocatecúmeno a medida que avanza y se hace claridad interior a lo largo
de todo el proceso y de toda la experiencia neocatecumenal. Podría semejarse a la misma experiencia de San Pablo: desde su
caída en el camino de Damasco y de su encuentro con el Resucitado ve iluminar la nueva concepción de Dios, de la
salvación, de la palabra de Dios, de la donación de Dios, del encuentro del hombre con Dios, la raíz del pecado y la fuerza de
la gracia”. Cfr. El Neocatecumenado, p. 123.
1054
Hay que tener muy presente que la gran producción teológica de los Padres de la Iglesia: Cirilo de Jerusalén, Gregorio
Naziancieno, Ambrosio de Milán, Agustín de Hipona, -entre otros-, fue ´gestada` en contexto catecumenal y para el servicio
eclesial y pastoral de los catecumenados que ellos directamente dirigían.
, se puede afirmar que el Neocatecumenado es hoy , también para la Iglesia, un
verdadero lugar teológico desde el que presentar la Verdad de Cristo que hace
libres a los hombres de nuestro tiempo, y a esta tarea está invitada la Iglesia entera:
“En efecto, la Iglesia entera, como ´sal de la tierra`y ´luz del mundo`(cf. Mt 5,13),
debe dar testimonio de la verdad de Cristo que hace libres [...] Para ejercer su
función profética en el mundo, el Pueblo de Dios debe constantemente despertar o
´reavivar`su vida de fe (cf. Tim 1,6), en especial por medio de una reflexión cada
vez más profunda, guiada por el Espíritu Santo, sobre el contenido de la fe misma
y a través de un empeño en demostrar la racionalidad a aquellos que le piden
cuenta de ella (cf. 1 Pe 3,15). Para esta misión el Espíritu de la verdad concede, a
fieles de todos los órdenes, gracias especiales otorgadas ´para común utilidad` (1
Cor 12,7-11)”1055.
Entre estas gracias que el Espíritu Santo suscita al interior del Pueblo de
Dios se encuentra la vocación eclesial del teólogo. En estos últimos años, no pocos
neocatecúmenos, hombres y mujeres, casados y célibes, están sintiendo esta
llamada a una formación teológica como un servicio y una contribución a la misma
evangelización: “El Señor ha enviado a los apóstoles para que conviertan en
discípulos a todos los pueblos y les prediquen (cf. Mt. 28,19). La Teología, que
indaga la razón de la fe y la ofrece como respuesta a quienes la buscan, constituye
parte integral de la obediencia a este mandato, porque los hombres no pueden
llegar a ser discípulos si no se les presenta la verdad contenida en la palabra de la
fe (cf. Rom 10, 14)”1056. Esta presencia, cada vez más notoria, de neocatecúmenos
en las aulas de las Facultades e Institutos de Teología, conecta con uno de los
deseos expresados por nuestros Obispos: “La enseñanza de la Teología a los laicos
(no sólo a los sacerdotes y religiosos/as) es de la máxima importancia en una
Iglesia particular. Aunque no puede pedirse a todos, conviene que la diócesis, en
los planes de formación del laicado, organice una oferta de formación teológica
seria y realista, a través de cauces ágiles que faciliten el acceso a dicha formación”
(CA, nº 102).
Sin embargo, aún con ser importante la formación teológica de los fieles
laicos en las facultades de Teología, a la luz de la praxis del Neocatecumenado,
como “itinerario de formación católica, válida para la sociedad y para los tiempos
de hoy”, descubrimos un nuevo lugar nutricio del logos cristiano, un laboratorio
teológico desde el que saborear, gustar, cantar y contar, reflexionar y sistematizar
1055
Cfr. Instrucción de la Congregación para la Doctrina de la Fe, La vocación eclesial del teólogo, Ed, PPC, Madrid, 1990, nnº
3-5.
1056
Ibid, nº 7. “Mientras la catequesis, a través de la iniciación, enseñanza y educación en los fundamentos de la fe, tiene por
objetivo la adhesión madura a la persona de Cristo (´obsequium fidei`), lo que pretende la teología es hacer crecer en la
inteligencia, como tal, de la fe (´intellectus fidei`). Cfr. CC, nº 73.
429
nuestro discurso sobre la acción de Dios en nuestra existencia, y de nuestra
existencia redimida en Cristo y re-dimensionada en el Espíritu para narrar las
maravillas del Señor a nuestra generación. Este nuevo lugar de creación de
pensamiento teológico es la pequeña comunidad cristiana, en cuanto lugar histórico
donde la fe se recibe como un regalo, se descubre como un don; en cuyo seno se
comparte con otros hermanos, se celebra, se madura y acrisola, se transmite a los
cercanos y a los lejanos, y se confiesa en el corazón de la sociedad con obras y
palabras, siendo conscientes de estar tomando parte en una misión confiada y en
una tarea que nos urge a dar razón de nuestra esperanza.
1057
“Mi amor está crucificado y no queda ya en mí fuego que busque alimentarse de materia; sí, en cambio, un agua viva que
murmura dentro de mí y desde lo íntimo me está diciendo: ´Ven al Padre`”. Cfr. DANIEL RUÍZ BUENO, Padres Apostólicos,
Ed, B.A.C., Madrid 1974, p. 479.
430
praxis neocatecumenal está llamada a aportar, ya está aportando, y va a seguir
aportando a la vida de la Iglesia en los próximos decenios 1058. Desde una
experiencia eclesial vivida en profundidad, radicada en una conciencia bautismal
redescubierta y agradecida1059, brota la necesidad de cantar, decir y exponer que hay
“un solo Señor, una sola Fe, un solo Bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que
está sobre todos, por todos y en todos” (cf. Ef. 4,5).
1058
En este sentido, comparto en los mismos términos la posición de H. BOURGEOIS, cuando afirma que “la teología
catecumenal me parece que va a ofrecer una aportación original al trabajo teológico que actualmente se realiza en Occidente””.
Cfr. o. cit., p. 239.
1059
En continuidad con la explicación que da el cardenal J. RATZINGER cuando se pregunta ´¿qué es la fe?`: “vuestra fe
bautismal, el conocimiento que os ha sido transmitido por la unción (sacramento), son un contacto con la realidad misma, y, por
tanto, desde ese momento, tienen precedencia sobre la teoría. No es la fe bautismal la que debe justificarse ante la teoría, sino que
es la teoría la que debe justificarse ante la realidad, ante la ´ciencia`de la verdad concedida en la confesión bautismal”. Cfr.
Transmisión de la fe y fuentes de la fe, p. 17.
431
vitalidad de la parroquia mediante cristianos maduros, capaces de dar testimonio
de verdad con una fe vivida de forma radical.
432
SIGLAS
433
ChL JUAN PABLO II, Exhortación apostólica post-sinodal Christifideles
Laici (1989)
CN Camino Neocatecumenal
434
MPD Mensaje al Pueblo de Dios. Documento final del Sínodo de 1977
sobre la catequesis en nuestro tiempo
435
Juan José Calles Garzón
Doctor en Teología Dogmática
por la Universidad Pontificia de Salamanca
436