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Operación literatura-política o viceversa

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Un eje interesante para repensar la literatura es leerla en un campo relacional. De


ahí que sea frecuente participar en reuniones académicas y publicaciones en las que la
propuesta es trabajar la interacción entre la literatura y otras artes o disciplinas y,
últimamente, hasta con las neuro-ciencias, por ejemplo. El resultado siempre venturoso es,
al mismo tiempo, atrapante. Surgió la idea de literatura y política como un vínculo
superador de otros más concretos y limitados en cuanto a contenidos, con el sentido de que
fuera abierto a las consideraciones de los críticos invitados.
Cuando esbozamos la relación entre literatura y política, hay un supuesto de
existencia: es el que enuncia la relación y al mismo tiempo tiende la red para provocar esa
lectura al sesgo, ese supuesto que intermedia la enunciación se vuelca en la tarea de la
crítica literaria. La labor que el crítico va a des-envolver para, en ese camino, ir
encontrando (o en-volviendo) los modos del discurso efectivos en la dupla literatura-
política en los textos. Salimos así de la casa de la literatura para merodear y tratar de
penetrar en otros ámbitos disímiles, quizá contextuales, siempre atractivos, polémicos y
provocadores: literatura en relación con la política en un sentido amplio. Se trata de hacer
una operación interpretativa en los textos que desentrañe lo manifiestamente político o lo
que se resguarda oculto para ser leído políticamente. Como vemos la gama de posibles
lecturas entre esos dos polos tiene una extensión elástica que puede ir de década en década,
viajando por hemisferios, mares y naciones, anclando en ciertos nombres de autor, núcleos
problemáticos y/o series publicadas. Esa fue la propuesta de las Mesas Especiales que
organizamos durante el V Congreso Internacional CELEHIS de Literatura entre el 7 y el 9
de noviembre de 2014 en Mar del Plata desde el CELEHIS (Centro de Letras
Hispanoamericanas) de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Una propuesta abierta
que fructificó en dieciséis trabajos de las áreas de literatura española, latinoamericana y
argentina que conforman nuestro Centro de investigaciones.
El crítico suele encontrar la dupla rápidamente, en textos en los que esa relación se
hace explícita; también puede buscar en textos de autores que han tenido una participación
muy activa en sus contextos socio-políticos (valga la reiteración del término política/o en
diferentes funciones); o permite examinar otros discursos con una marcada intención
política que lo sesga a tal punto que le da entrada al contexto ; o, ¿por qué no?, puede
hacerse preguntas acerca de otros textos, que nunca fueron leídos en esta clave, sin
embargo, en cierto momento (por circunstancias diversas que pueden ir desde lo personal
hasta lo más externo y contextual), el crítico toma la decisión de buscar esa relación.
Convenciones de la crítica, intenciones del crítico, necesidades del contexto, mapas y
genealogías, requerimientos académicos: muchos pueden ser los motivos que el crítico
toma como propios para entrar a trabajar los vínculos entre la literatura y la política o lo
político.
En esta senda, traigo a colación la distinción que formula Michel Foucault en La
arqueología del saber aludiendo al aspecto físico del libro y al otro aspecto, al interno que
implica la lectura y la proliferación de sentido: “Por más que el libro se dé como un objeto
que se tiene bajo la mano, por más que se abarquille en ese pequeño paralelepípedo que lo
encierra, su unidad es variable y relativa. No bien se la interroga, pierde su evidencia: no se
indica a sí misma, no se construye sino a partir de un campo complejo de discursos” (1990:
37). En ese campo de discursos no unívocos, la dupla literatura y política opera desde las
relaciones inter-discursivas, precisamente desde lo que todavía no se había leído en ese
texto, pero se puede encontrar potencialmente mirándolo nuevamente desde un ángulo
diferente. Esa mirada puede implicar una réplica a otro discurso hegemónico o no, puede
sugerir una ruptura no vista con anterioridad, puede llegar a intervenir en una nueva
polémica, y podríamos seguir aventurando posibles lecturas como fruto de la deriva que
literatura y política nos sugieran hasta el infinito. Así puede comenzar una intervención
crítica.
Esta deriva que elegí (la cuestión de la crítica) para introducirnos en los artículos
aquí reunidos nos puede llevar, si nos dejamos, a una cuestión originaria: el lenguaje. Sin la
intención de entrar en digresiones innecesarias es pertinente citar a Meschonnic, en La
poética como crítica del sentido, cuando nos dice que el lenguaje “es siempre la guerra (…)
es decir una situación crítica, y una situación para la crítica” (2007: 99). Este es el sentido
del camino que llevamos hasta aquí: “Pensar el lenguaje es pensar la crítica” (2007: 99),
completa Meschonnic. Me atrevo a agregar: pensar la literatura es pensar la crítica y, al
mismo tiempo, la política no queda excluida de esta senda, más aún, lo político implica la
crítica y se constituye en condición necesaria para su productividad. De ahí este recorrido
que se sostiene en criterios amplios y modalidades abiertas, sin restricciones de estructuras
prefijadas.
El volumen que presentamos está organizado siguiendo las tres áreas del CELEHIS
(española, latinoamericana y argentina); de ahí surge este tomo dividido en tres secciones
con sus correspondientes introducciones a cargo de Marta Ferrari, Mónica Scarano y
Mónica Bueno que introducen, con unas breves líneas, los trabajos sobre cada literatura.
Confío en que esta publicación abra una línea editorial con la esperanza de una continuidad
sostenida en esta misma serie o en otras colecciones futuras.

Aymará de Llano
Directora del CELEHIS
Mar del Plata, setiembre de 2015

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