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ISBN 978-950-786-708-8
Las palabras
1. Cómo están formadas:
la estructura interna de las palabras
Ana María Pacagnini y Patricia García
das por los estudiantes, con las que solo aplicarían la habilidad como
proceso de identificación de las partes, hasta otras más cultas o técni-
cas, cuyos significados seguramente desconocen y respecto de las cua-
les el procedimiento se vuelve heurístico.
3) Análisis de la estructura de palabras clave de la cultura actual y expli-
cación del significado de sus componentes. Por ejemplo, ecología pro-
viene de dos raíces griegas: oikós ‘casa’ y logos ‘palabra’, ‘explicación’,
de donde se deriva su significado de ‘estudio’; la ecología es, pues, “el
estudio de la Tierra entendida como «nuestra casa»”. Otro ejemplo
interesante puede ser globalización, formada a partir del adjetivo glo-
bal, derivado a su vez de globo, con el significado de ‘planeta’. Cuando
se le adjunta el sufijo verbalizador -izar (= ‘hacer’), la palabra adopta
el significado de ‘hacer global’, es decir que globalización es ‘lo que se
hace extensivo a todo el planeta’.
4) Uso de la reformulación para explicar el significado de palabras que
son de uso frecuente (por ejemplo, antibiótico, biología), usando los
conectores adecuados (es decir, o sea, dicho de otro modo, etc.) (cap. 8).
Por ejemplo: la biología, o sea, la ciencia que estudia la vida.
5) Inversamente, en la lengua escrita, se puede solicitar que los estudian-
tes completen textos breves en los que esté ausente el segundo término
de una reformulación. Por ejemplo: La ciencia que tiene como objeto de
estudio la vida, es decir, la __________, no solo investiga el comporta-
miento de las plantas sino también el de los __________.
6) Organización de actividades de apertura, es decir, previas a la lectura
de un texto o a la introducción de nuevos conocimientos, considerando
el léxico que sea indispensable para la comprensión del tema. Se
puede trabajar a partir de la relación entre palabras que comparten
una misma raíz y conforman una “familia de palabras” (§ 2.1): s i s m o ,
sismógrafo, sísmico; terremoto, maremoto; hueso, óseo, osario, etcé-
tera.
2. Nociones básicas
1. Dentro del estructuralismo, donde la noción surgió, el morfema se definía como “la menor
unidad lingüística dotada de significado”. Sin embargo, luego se reconoció que algunos ele-
mentos internos a la palabra no tienen un significado preciso –por ejemplo, re- en re-bajar o
-ferir en trans-ferir– o bien solo funcionan como elementos de enlace –como -t- en cafe-t-ería
(cf. lech-ería)–. Por lo tanto, actualmente se prefiere definir al morfema como la “unidad gra-
matical mínima, reconocible dentro de la palabra” (Pena, 1999: 66.2.1).
Cómo están formadas: la estructura interna de las palabras 51
EJERCICIO Nº 1
En las siguientes palabras reconocer la raíz y subrayarla como en el
modelo. En algunas puede haber más de una raíz.
Modelo: Desprolijo
I n t o x i c a c i ó n - f e b r i l - a p a s i o n a d o - d i b u j a n t e - l a v a r r o p a s - d e s c a l i f i c a r-
remodelación-cuidacoches.
¿Cómo se llaman las palabras con más de una raíz?
Respuesta: Compuestas (este tema se desarrolla en § 4.2).
EJERCICIO Nº 2
¿Qué palabras se pueden agregar para formar la familia de las
siguientes?
libro
flor
leche
♣ EJERCICIO Nº 32
En la siguiente “sopa” de palabras, determinar cuáles pertenecen a la
misma familia, como en el modelo dado. (En total hay diez familias de
palabras, además del ejemplo, y sobran cinco palabras, que no pertenecen
a ninguna familia.)
Las raíces y los afijos se unen mediante procesos morfológicos que tie-
nen ciertas restricciones. Por ejemplo, en tanto que muchos prefijos pue-
den unirse a cualquier clase de palabra –por ejemplo, ante-: ante-poner (=
V),5 ante-ojo (= N), ante-ayer (= Adv.)– y no cambian la clase de palabra a
la que se unen –ojo (N) > ante-ojo (N)–, los sufijos no se pueden adjuntar
a cualquier clase de palabra sino que son específicos de diferentes clases
(-oso + N: cautela > cautel-oso, -ble + V: respirar > respira-ble– y, además,
pueden cambiar la clase de palabra a la que se unen –monstruo (N) >
monstru-oso (A) > monstru-osa-mente (Adv.)–.
Finalmente, los interfijos son unidades morfológicas que se añaden
entre la base6 y un sufijo derivativo –por ejemplo -ar, en hum-ar-eda (cf.
arbol-eda)– o entre la base y la flexión verbal –por ejemplo en flor-ec-er
(cf. ten-er)–, “de tal modo que, si se suprimiera el sufijo derivativo o la fle-
xión verbal, el resultado de la combinación de la base y el interfijo sería
una formación inexistente en español” (Portolés, 1999: 5043).
3. Procesos morfológicos
Los procesos morfológicos son de dos tipos: derivacionales y flexiona-
les. Utilizamos procesos derivacionales cuando queremos formar nuevas
palabras: fax > faxear. En estos casos, en español podemos utilizar tanto
prefijos como sufijos.
Los procesos flexionales, en cambio, en español se dan solo mediante
sufijos. Su función es incorporar información de tipo gramatical a las
palabras como, por ejemplo, género y número en los sustantivos y adjeti-
vos: perr-o (masculino)/perr-a (femenino), inteligente (singular)/inteli-
gente-s (plural). Otros ejemplos de sufijos de flexión son, para los verbos,
el tiempo y el modo: cant-o (presente)/cant-é (pasado); (yo) am-o (indica-
tivo)/(yo) am-e (subjuntivo). Estos sufijos mantienen la misma clase en la
palabra flexionada: gat-o (N)/gat-o-s (N); corr-e (V)/corr-ió (V).
Los sufijos de derivación o derivacionales, en cambio, se caracterizan
por poder cambiar la clase de la base (es decir, aquella palabra de la que
estamos partiendo): fin (N) > fin-al (Adj.) > f i n a l-izar (V). No obstante,
algunos mantienen la clase de palabra y alteran algún rasgo semántico:
hombre (N concreto) > hombr-ía (N abstracto); fruta (N) > frut-ería (N,
agrega significado locativo de ‘lugar donde se vende, en este caso, fruta’);
saltar (V) > salt-icar (V, agrega valor iterativo que indica ‘acción repetida’).
Las palabras que se forman con el agregado de prefijos (como des-pro-
lijo, im-par, etc.), de sufijos (como sol-ar, lech-ería, soport-able), o de sufi-
jos y prefijos (como in-sola-ción, in-vis-ible, etc.) se denominan palabras
complejas (originadas por procesos de derivación) y se diferencian de las
simples (como sol, árbol, mar, etc.). Hay una tercera clase, las palabras
compuestas (como arcoiris, originadas por procesos de composición), que
veremos un poco más adelante (§ 4.2).
♣ EJERCICIO Nº 4
Sustituir las construcciones subrayadas por uno de los adjetivos que
figuran en el recuadro.
• El barco zarpó de Atenas con siete muchachas que lloraban y siete
muchachos que tenían temor.
• El Minotauro tenía dientes con mucho filo.
• Teseo, un joven de mucha cautela, sostenía el hilo de Ariadna en su
mano izquierda mientras avanzaba por el Laberinto.
• El ovillo que le dio Ariadna a Teseo era de hilo de seda.
• El Minotauro y Teseo se quedaron quietos, en silencio, midiéndose con
la mirada.
♣ EJERCICIO Nº 5
Completar con el adjetivo relacionado con las palabras entre parénte-
sis, como en el modelo.
• La embestida del Minotauro le dejó a Teseo una herida (sin importan-
cia o relevancia) irrelevante.
• La cicatriz es un rasgo (que se ve) de la herida que le
dejó el Minotauro.
• El mugido del Minotauro, pausado y (con ritmo) , se
oía desde lejos.
• La espada (que refulgía) que Ariadna le entregó a
Teseo sirvió para acabar con el Minotauro.
• Las medidas (que reprimen) del rey Minos contra los
atenienses hicieron que Teseo se decidiera a viajar a Creta.
• El Minotauro, (que tenía sed) de sangre, esperaba a
sus víctimas en el centro del Laberinto.
¿Qué sufijos se usaron? Hacer una lista:
• -nte
•
•
•
•
•
añadiendo solo una vocal” (Lang, 1997: 193): aprecio < apreciar; odio <
odiar.
d) En su uso propio, los sustantivos abstractos son renuentes a la plura-
lización –*fes, *hermosuras–. Sin embargo, cuando están recategoriza-
dos8 como concretos, la aceptan más fácilmente: aquellos terribles dolo-
res de espalda; sus continuas entradas y salidas. Particularmente en
los deadjetivales, el uso de los plurales femeninos no es habitual. No
obstante, podríamos decir: No todas las vejeces son iguales; sin
embargo, la oración La vejez no es para todos igual no solo es más con-
vencional sino que el uso del sustantivo en singular potencia el carác-
ter abstracto del concepto de ‘vejez’.
EJERCICIO N° 6
a) Agregar en cada renglón el sustantivo derivado, como en el ejemplo:
• -era: ciego > ceguera
• -ura: loco >
• -idad: responsable >
• -cia: vigilante >
• -nza: confiado >
• -cia: presente >
• -da: mirar >
• -ción: realizar >
• -sión: omitir >
SUSTANTIVOS ABSTRACTOS
Deverbales Deadjetivales
Ceguera
8. Una clase de palabra está recategorizada cuando funciona como otra clase o subclase de
palabra. En el caso de los abstractos, su recategorización implica que pasan a funcionar como
concretos.
58 Ana María Pacagnini y Patricia García
♣ EJERCICIO N° 7
Construir otros textos, en B, que incluyan el adjetivo o el verbo del cual
deriva el sustantivo destacado en A.
A B
“Cuando estuvo bien seguro de que no
había peligro, Teseo [...] volvió a salir al
aire libre...”
“Desesperado por la muerte de su hijo
[...], el rey Minos declaró una guerra sin
cuartel a los atenienses...”
“... los seis muchachos se adelantaron
con el deseo de socorrer al amigo en
peligro.”
♣ EJERCICIO Nº 8
Completar con el sustantivo relacionado con la palabra entre parénte-
sis, como en el modelo:
• Teseo se comportó con (valiente) valentía.
• El rey Minos era famoso por su (cruel) .
• El Minotauro mataba a sus víctimas con mucha (violento) .
• Ariadna pensó que era mejor la (prevenir) que el
(lamentarse) posterior.
• Los que entraban al Laberinto se pasaban días buscando la (salir)
, pero no lo lograban.
¿Qué sufijos se usaron? Enumerarlos.
• -ía
•
•
•
•
•
a - monton - ar
A + B + C
Cómo están formadas: la estructura interna de las palabras 59
A+B+C amontonar
pero no: *A + B *amontón
ni tampoco: *B + C *montonar
EJERCICIO Nº 9
En la siguiente lista de palabras, algunas son parasintéticas y otras
no. Distinguir las que son parasintéticas de las que no lo son y, en el caso
de las primeras, indicar de qué palabra provienen, como en el modelo:
EJERCICIO Nº 10
Derivar, a partir de los siguientes sustantivos y adjetivos, el verbo que
corresponda y explicar su significado, como en el ejemplo:
• pedazo > despedazar: romper en pedazos
• rollo >
• tibio >
• loco >
• barco >
• noche >
• quieto >
60 Ana María Pacagnini y Patricia García
4.2. La composición
La composición es un proceso de adición en el que el elemento añadido
a la base es otra base. Para poder crear y comprender los compuestos, el
hablante debe conocer la existencia de una relación sintáctica o semántica
entre sus constituyentes. En el conocimiento de esta relación se mani-
fiesta el carácter relativamente motivado de este subtipo de unidades for-
madas por más de un lexema.9 Los compuestos son monorreferenciales
(tienen un único referente) y funcionan en la oración como una única pala-
bra. Es importante destacar que, si bien pueden conservar rasgos genera-
les de significación de las dos bases que los constituyen, los compuestos
tienen una significación agregada, que va más allá de la suma de los sig-
nificados de sus constituyentes.
La composición es un proceso morfológico que, como la derivación, per-
mite la formación de palabras nuevas a partir de otras ya existentes. Sin
embargo, mientras que una palabra derivada está constituida por una forma
libre más un afijo de derivación (forma ligada con posición fija), una palabra
compuesta está constituida generalmente por dos formas libres, es decir, por
dos palabras o “constituyentes”, a los que llamaremos base1 y base2. Como
puede verse en los ejemplos de la tabla siguiente, la composición, desde un
punto de vista formal, consiste en la concatenación de palabras pertenecien-
tes a una determinada categoría léxica.10 El resultado es otra palabra, cuya
categoría puede coincidir o no con la de los constituyentes.
9. Según Leonor Ruiz Gurillo (2002: 335), los compuestos se caracterizan por ser regulares
(se inscriben dentro de paradigmas vigentes de creación), isomórficos (cada componente
mantiene una relación regular e identificable con el complejo regular) y motivados (se adivi-
na el proceso de creación que les ha dado origen).
10. Véase la nota 6 de este capítulo.
Cómo están formadas: la estructura interna de las palabras 61
11. La combinación V + V, como puede verse, también da por resultado un nombre (por
ejemplo, s u b i b a j a). Esto no significa que no existan verbos compuestos en español (como
maldecir o m a n i a t a r) sino que la formación de los verbos a través de la composición no es
un proceso productivo. De hecho, los verbos “nuevos” en español suelen formarse sobre
todo a través de la derivación (por ejemplo, con sufijos como -ar y - e a r: bioenergizar, tele-
f o n e a r).
62 Ana María Pacagnini y Patricia García
EJERCICIO N° 11
a) Combinar las siguientes semipalabras entre sí o con otros elementos
para formar palabras existentes en nuestra lengua:
♣ EJERCICIO N° 12
Leer atentamente el siguiente fragmento y luego resolver:
Los atenienses sabían que Minos era implacable, pero no habían esperado
una condición de paz tan monstruosa. Sin embargo, debían aceptar: de otro
modo, Atenas terminaría arrasada. Ese mismo año, en un barco de velas negras,
partieron siete muchachos y siete muchachas, todos sanos, fuertes y hermosos,
rumbo a la isla de Creta. Y los atenienses lloraron en la costa. [...] Y pasaron otros
nueve años. [...] Se hizo el sorteo para ver quiénes serían los desgraciados que
morirían entre los cuernos del Minotauro. Siete muchachas fueron sorteadas,
todas fuertes, sanas y hermosas, y sus padres, llorando desconsoladamente,
comenzaron a despedirse de ellas. Teseo, el hijo de Egeo [...], como era tan
valiente y tan dispuesto a emprender aventuras, le pidió a su padre que lo enviase
a él, junto con otros seis muchachos, al palacio de Minos. [...] El palacio que había
mandado construir el rey Minos tenía un nombre: el Laberinto. Dédalo, su inge-
nioso arquitecto, lo había diseñado de tal manera que había una cantidad infinita
de pasillos y corredores sinuosos, que doblaban a veces hacia la derecha, otras
hacia la izquierda, que terminaban retrocediendo, se bifurcaban... Los que entra-
ban al Laberinto podían pasarse días y más días tratando de encontrar la salida,
pero no lo lograban. De un corredor pasaban a otro. Daban vueltas en redondo.
Volvían a pisar sus propias huellas y se perdían irremediablemente. Y, mientras
tanto, el Minotauro, sediento de sangre, los esperaba en el centro [...] Ariadna, al
ver a Teseo, sintió que el corazón se le entibiaba con la pena y también con el
amor que empezaba a sentir. (Graciela Montes, Teseo, Ariadna y el Minotauro,
Buenos Aires, Página 12, 1997)
desconsoladamente
ingenioso
infinita
salida
sediento
entibiaba
Lecturas recomendadas
AKMAJIAN, A.R., R. DEMERS y R. HARNISH (1995), Lingüística: una introducción al
lenguaje y la comunicación, Madrid, Alianza, cap. 7. “Morfología: la estructura
de las palabras”.
LANG, M. (1997), Formación de palabras en español, Madrid, Cátedra.
PENAS SEIJAS, J. (1992), La estructura de la palabra, Secretaría de Publicaciones
de la Universidad de León.
SCALISE, S. (1994), Morfologia, Bolonia, Il Mulino (traducción y adaptación de los
capítulos 1, 2 y 5 –§§ 5.0 - 5.1, 5.3, 5.5-5.6– de A. Pacagnini, Buenos Aires,
Oficina de Publicaciones de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de
Buenos Aires).
VARELA ORTEGA, S. (2005), Morfología léxica: la formación de palabras, Madrid,
Gredos.
Cómo están formadas: la estructura interna de las palabras 65
Teseo, hijo del rey de Atenas Egeo, se hizo famoso por haber luchado contra
el Minotauro. Veinte años antes del nacimiento del héroe ateniense, el hijo de otro
rey, Minos de Creta, había sido asesinado cerca de Atenas. Desesperado por la
muerte de su hijo, Minos le declaró la guerra a los atenienses. Los dioses del
Olimpo, también enojados por el injusto asesinato, colaboraban con Minos contra
Atenas, enviando allí sequías y enfermedades.
Por esta razón, los atenienses fueron a visitar el santuario consagrado a Apolo,
el oráculo de Delfos, para buscar una solución. Allí, la mujer que hablaba directa-
mente con los dioses, la pitonisa, les comunicó que, si conseguían que Minos los
perdonase, también los dioses los perdonarían. Entonces mandaron otra delega-
ción a Creta para parlamentar con el rey Minos, con el objeto de firmar la paz.
Minos respondió que estaba dispuesto a abandonar la lucha si los atenienses
se comprometían a mandarle, periódicamente, siete muchachos y siete mucha-
chas para alimentar al Minotauro. Para vengar la muerte de su hijo, Minos había
mandado construir un palacio del que no se pudiera salir, en cuyo centro vivía el
Minotauro, un monstruo mitad hombre, mitad toro, feroz y devorador, que des-
triparía con sus cuernos a los jóvenes enviados desde Atenas.
Los atenienses no habían esperado una condición de paz tan monstruosa. Sin
embargo, debían aceptar; de otro modo Atenas terminaría arrasada. Ese mismo
año, en un barco de velas negras, partieron siete muchachos y siete muchachas,
todos fuertes, sanos y hermosos, rumbo a la isla de Creta. Y los atenienses llora-
ron en la costa.
Esto se repitió dos veces. Pero, cuando los embajadores de Creta llegaron por
tercera vez, todo cambió. Se hizo el sorteo para ver quiénes serían los que mori-
rían en los cuernos del Minotauro. Siete bellas muchachas fueron sorteadas y sus
padres, llorando desconsoladamente, comenzaron a despedirse de ellas. Cuando
llegó el momento de sortear a los muchachos, hubo algunos atenienses que
comenzaron a murmurar contra el rey.
–Egeo nos manda sortear a nuestros hijos –decían–, pero se cuida muy bien de
que el suyo no intervenga en el sorteo.
Teseo, el hijo de Egeo, como era tan valiente y tan dispuesto a emprender
aventuras, le pidió a su padre que lo enviase a él, junto con otros seis muchachos,
al palacio de Minos.
Finalmente, el barco zarpó rumbo a Creta; en él viajaban siete muchachas llo-
rosas, seis muchachos preocupados y uno decidido y sin temores: Teseo.
El palacio que había mandado a construir el rey Minos tenía un nombre: el
Laberinto. Dédalo, su ingenioso arquitecto, lo había diseñado de tal manera que
había una cantidad infinita de pasillos y corredores sinuosos, que doblaban a
veces hacia la derecha, otras hacia la izquierda, que terminaban retrocediendo, se
bifurcaban... Los que entraban al Laberinto podían pasarse días y días tratando de
encontrar la salida, pero no lo lograban. De un corredor pasaban a otro. Daban
vueltas en redondo. Volvían a pisar sus propias huellas y se perdían irremediable-
66 Ana María Pacagnini y Patricia García