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Acerca de un asombroso e inquietante hallazgo.

Presencia de ARNm paterno en ovocitos


fecundados: consideraciones bioéticas
por Nicolás Jouve de la Barreda y Jesús Romero-Samper

E l pasado 13 de mayo la prestigiosa revista Nature (“Reproductive biology:


Delivering spermatozoan RNA to the oocyte,” nº 429: 154) hacía público el
descubrimiento del equipo del Dr. Ostermeier: la presencia de ARNm espermático
en óvulos recién fecundados. Dicha así la cosa no parecería nada extraño.
Permitámonos un pequeño repaso o introducción, pues las derivaciones de este
hallazgo son inimaginables.

Breve aproximación teórica:

Es importante conocer que existen dos tipos de ácidos nucléicos, el ADN y el ARN.

El primero encierra la información genética, el segundo es intermediario de la misma para


que se traduzca en proteínas. Lo que es importante conocer es que en el núcleo de toda
célula existe el ADN completo.

Son dos los ácidos nucleicos, resultantes de la agregación de nucleótidos: ácido


ribonucleico (ARN) y ácido desoxiribonucleico (ADN). Se trata de polímeros de elevado
peso molecular constituidos por: ácido fosfórico; bases nitrogenadas púricas (adenina y
guanina) y pirimidínicas (timina, citosina y uracilo); una pentosa (ribosa en el ARN,
desoxirribosa en el ADN).

Caracteriza al ARN la presencia de la pirimidina uracilo en lugar de timina, y la estructura


de cadena sencilla, en lugar de la doble hélice del ADN.

En todas las células están presentes tanto el ARN como el ADN, normalmente el primero
en una mayor proporción. De ambos hay varios tipos. Por lo que respecta al ARN, entre
las diversas variedades (ribosómico, soluble, de transferencia, nucleolar,...), se encuentra
el ácido ribonucleico mensajero o ARNm (mRNA, en inglés).

El papel fundamental del ARNm es el de actuar de trasmisor o intermediario de la


información genética para su trasferencia desde el ADN (núcleo celular) al citoplasma,
donde se produce la biosíntesis de las proteínas, que son las moléculas destinatarias de
la información.

Es decir, que cuando un gen (ADN) va a expresarse, y sólo en ese momento, se activa la
síntesis de un ARNm, éste se traslada al citoplasma, y allí se sintetiza la proteína
codificada por dicho gen. Por lo tanto, la presencia de ARNm en una célula implica
actividad genética.

Esta se lleva a cabo en dos etapas: la transcripción (paso de ADN a ARNm ó tránscrito) y
la traducción (del ARN-m a la proteína).
1.- La transcripción. Gracias a la complementaridad de las bases nitrogenadas, un
mensaje genético (en sentido amplio) contenido en el ADN pasa a su ARNm., para que,
finalmente, se transmita al citoplasma y se sintetice la proteína codificada. Primeramente
se desespiraliza la estructura de doble hélice del ácido desoxiribonucleico en dos hebras.
A continuación la ARN-polimerasa va transcribiendo una hebra. El producto primario de la
transcripción (ANRm inmaduro o tránscrito primario) sufrirá una serie de modificaciones
(adición de una cola de poli-Adeninas, eliminación de los intrones (regiones no
codificantes), etc., para su procesamiento hacia el citoplasma, a fin de ser traducido en
proteínas.

2.- La traducción conduce a la síntesis de la proteína, que es un polímero constituido por


una secuencia de aminoácidos. La secuencia, el orden de los aminoácidos y el tamaño
final de la proteína está determinado en el ARN-m, mediante la utlización del código
genético (a cada tres bases nucleotídicas en el ARNm, lo que se llama un codon, se
corresponde un aminoácido determinado). La traducción se realiza en tres etapas:

2.1.- Iniciación de la síntesis. El ARNm procedente del núcleo se sitúa


sobre la superficie de la subunidad menor de los llamados ribosomas
(orgánulos del citoplasma que sirven de soporte a la traducción). A
continuación se asociará una molécula de ARNt (ARN de transferencia) que
transporta el primer aminoácido (aminoacil-ARNt) quedando iniciada la
síntesis de la proteína. Para ello se establece un reconocimiento de una
parte de la molécula de cada ARNt (anticodon) con el primer codon del
ARNm. Ulteriormente se asocia la subunidad ribosómica mayor
constituyéndose el complejo ribosomal o complejo activo. El primer codon
que se traducirá suele ser Adenina/Uracilo/Guanina, que corresponde al
aminoácido metionina.

2.2.- Elongación de la cadena polipeptídica. A continuación se produce la


lectura del resto de los codones del ARNm. El complejo ribosomal, tiene dos
centros de actividad: el peptidil o P (receptor del primer aminoacil-ARNt) y el
aceptor (de los subsiguientes aminoacil-ARNt). Cada vez que se une un
aminoácido al anterior hay un ARNt sin aminoácido, que sale del ribosoma, y
la cadenita de aminoácidos constituída se traslada de la región aceptora a la
peptidil. A la aceptora llega el siguiente ARNt cargado del aminoácido que
corresponda a la complementación de bases codon-anticodos, y se repite el
proceso, una y otra vez mientras se va alargando la proteína.

2.3.- Terminación de la síntesis. El proceso termina cuando llegan al


ribosoma alguno de los tres codones del ARNm llamados “sin sentido”
(Uracilo/Uracilo/Adenina, Uracilo/Adenina/Guanina,
Uracilo/Guanina/Adenina). Para estos codones no existe ningún ARNt con
anticodon complementario. Esto hace que la biosíntesis se vea interrumpida,
concluyéndose la formación de la cadena polipeptídica.

Si el ARNm es suficientemente largo, puede ser traducido por varios ribosomas a la vez.

Por lo que se refiere a la clonación, recordemos que un “clón” no es sino una estirpe
celular derivada de una única célula primigenia.
Clonación sería también la producción eventual o intencionada de células, tejidos,
embriones o individuos que tuviesen la misma información o identidad genética.

La llamada clonación reproductiva tiene por fin clonar seres idénticos.

Resultará fácil de comprender a quienes hayan -hace años- visto el film “Los niños del
Brasil”, argumentada en una hipotética clonación de Adolf Hitler.

En los humanos de momento es una contingencia difícilmente cumplible a corto plazo.

Con ovinos ya se ha realizado: la conocida oveja “Dolly,” fue el primer mamífero clonado.

Partenogénesis: considerado un sistema de reproducción asexual y, en tanto, menos


evolucionado.

Resumidamente consiste en la activación de un óvulo, en ausencia del espermatozoide,


mediante tratamientos físicos o químicos no específicos. Se trata de una modalidad de
reproducción habitual en bastantes invertebrados.

Se presenta también en algunos cordados superiores (no, desde luego, primates).

G.C. Ostermeier, D. Miller, J.D. Huntriss, M.P. Diamond & S.A. Krawetz. May 13 th , 2004,
Nature, number-429, page-154: “Reproductive biology: Delivering spermatozoan RNA to
the oocyte.”

E: Exposición original de Ostermeier et. al. (2004)

E: Analíticamente se ha identificado un juego de transcriptasas que son comunes en los


test humanos y en los espermatozoides, y que están implicadas tanto en la fertilización
como en el desarrollo del cigoto y en la embriogénesis.

El equipo del Dr. Ostermeier ha empleado la reacción en cadena de la polimerasa (o


PCR) con una transcripción inversa, para determinar qué tráncritos (ARNm) están
presentes en los espermatozoides, pero no en ovocitos aún no fecundados: encontrando
seis.

Esto implica que los espermatozoides liberan estos tránscritos en el citoplasma del óvulo
durante la fertilización.

Para investigar esta posibilidad emplearon un ensayo de “zona libre” de penetración de


esperma humano en ovocito de hamster. Es este un ensayo clínico standard para
testificar la viabilidad del esperma humano.

Paralelamente con técnicas de PCR en tiempo real se investigó transcripción en


espermatozoides humanos, ovocitos de hamster y cigotos híbridos humano/hamster.

Las preparaciones de ARN estaban exentas de contaminación: es decir, no se detectó la


pareja de bases 310 (el gen de la protamina-2).
Solamente se detectaron los tránscritos de protamina-2 y clusterina en los
espermatozoides, cigotos y en control positivo, pero no en los ovocitos de hamster ni en el
control negativo.

Estos resultados demuestran que el espermatozoide libera ARN en el óvulo al fertilizarlo.

Diálogo entre N.J.B.: Nicolás Jouve de la Barreda y J.R.S.: Jesús Romero-Samper al


respecto:

J.R.S.: La creación de cigotos híbridos humano/hamster parece, un exceso más


bioéticamente hablando: un paso más allá de “lo que se puede hacer” frente a “hasta
donde se debe llegar.” Y seguramente esta clase de investigaciones (creando híbridos) no
son infrecuentes. ¿Es, doctor Jouve, una práctica permitida en el Estado de Michigan, a
cuya Wayne State University pertenecen tres de los cuatro coatures? O bien, este tipo de
hibridaciones experimentales son permitidas en un marco más amplio... ¿En España, por
ejemplo?

N.J.B.: La hibridación de células somáticas hombre-ratón, hombre-hamster y otra serie de


cíbridos (híbridos celulares) ha sido la base de numerosas investigaciones relacionadas
con la localización genética en cromosomas humanos, obtención de secuencias de
utilidad en el proyecto genoma humano, etc. No existe ninguna dificultad ética en este tipo
de prácticas, por cuanto no se forman embriones, ni estructuras celulares equivalentes a
embriones, y son constitutívamente inviables. La Ley de Reproducción Asistida (Ley 35/
1988, de 22 de noviembre), sobre técnicas de reproducción asistida), vigente en España,
no prohibe estas prácticas, salvo para usos distintos a los de la investigación básica o
experimental. Así, en el Artículo 14.3 se señala lo siguiente: “Los gametos utilizados en
investigación o experimentación no se usarán para originar preembriones con fines de
procreación”. Y en el 14.4 añade: “Se autoriza el test del hamster para evaluar la
capacidad de fertilización de los espermatozoides humanos hasta la fase de división en
dos células del óvulo del hamster fecundado, momento en el que se interrumpirá el test.
Se prohiben otras fecundaciones entre gametos humanos y animales, salvo las que
cuenten con el permiso de la autoridad pública correspondiente o, en su caso, de la
Comisión Nacional multidisciplinar, si tiene competencias delegadas”. Al margen de las
consideraciones que más abajo indicaré, sí debo señalar una vez más lo inapropiado del
término preembrión, un artificioso término acientífico, prefabricado con la intención de
establecer una etapa previa en la que poder manipular embriones. Sin embargo, el
desarrollo de un ser humano tiene un único y preciso comienzo, que es el momento de la
fecundación, cuando se reúne la información genética inédita del nuevo individuo que no
le abandonará hasta la muerte.

J.R.S.: Desde luego, los que son capaces de crear tales cigotos híbridos, está claro que
su concepción del ser humano no engloba al cigoto. N.J.B.: Por supuesto el cigoto debe
considerarse ya el embrión en estado unicelular. Pero también es cierto que es
impensable la viabilidad de un cíbrido interespecífico, un cigoto heterólogo, formado por la
fusión de gametos de la especie humana y especies tan distantes como el hamster, ratón
o cualquier otra de un mamífero inferior. Los híbridos celulares heterólogos, que se
forman por fusión de los gametos de tan alejada procedencia, comienzan un proceso de
pérdida de cromosomas durante las primeras divisiones celulares de segmentación, que
los hacen inviables, y solo se pueden mantener algunas líneas celulares que han revertido
a la condición de una dotación gamética de una de las dos especies, con la adición
ocasional de algún cromosoma o región cromosómica de la otra. Ni el híbrido de partida,
ni estas células, son equivalentes a un cigoto humano o a un embrión, en dotación
cromosómica, ni deben considerarse como tal. No estamos ante embriones humanos
viables como los que se obtienen de las fecundaciones in vitro, por lo que su obtención y
manipulación no plantea los mismos problemas que los embriones humanos, sean
finalmente congelados o utilizados para investigación.

E: ¿Cuál sería la razón por la que los ARN mensajeros del espermatozoide sean
transferidos al ovocito? Los ARNm codifican proteínas que ligan ácidos nucleicos (la
protamina-2, por ejemplo), muy probablemente son deletéreas y degradadas tras entrar
(A. Ziyyat & A. Lefevre. 2001, Human Reproduction, 16, 1449-1456). Un similar destino
podría esperarse de otros ARN que alcanzan el ovocitoplasma. Sin embargo, otras
proteínas podrían tener un papel relevante en el desarrollo del cigoto, como -por ejemplo-
la clusterina (o SGP-2: glicoproteína-2 sulfatada): que es liberada en el ovocito y está
implicada en las interacciones célula/célula y célula/substrato, en el transporte de lípidos,
reparación de membranas, estabilización del stress proteico, promoción o inhibición de la
apoptosis. Todas estas funciones podrían ser necesarias para la activación del cigoto en
sus primeras fases, pero innecesarias para el ovocito. Adicionalmente, estos y otras
moléculas no identificadas (tales como pequeños ARN interfirientes), podrían intervenir en
procesos tales como: la formación pronuclear, la orquestación de sucesos ligados a la
activación del ovocito, la transición del control genético de la madre al embrión, y el
establecimiento de huellas en embriones primarios.

J.R.S. Así pues, estos ARNm per se no son necesarios para el ovocito, pero si para el
cigoto resultante de la concepción. Y no olvidemos que el ovocito, al igual que el
espermatozoide, es uno de esos tipos de células que no proliferan, es decir: son,
aisladamente, de vida muy corta y no prolongan su estirpe. Nos encontramos con unos
ARNm de origen masculino presentes en el ovocitoplasma, resultantes de la penetración
del espermatozoide en el óvulo, que por las funciones citadas por Ostermeier el al. (2004)
serían activadores del cigoto, es decir: con unas moléculas específicamente destinadas a
asegurar la perpetuación del genoma (la información contenida en el ADN) de ambos
gametos. Realmente, desde este punto de vista, este hallazgo resulta fascinante, ¿no le
parece, doctor Jouve?

N.J.B.: , Una vez se vaya sabiendo más sobre el papel de los ARNm en el cigoto recién
constituido, alcanzaremos a valorar realmente la trasdencencia del descubrimiento. Pero
lo que parece obvio es que la presencia de actividad genética de origen paterno (la
materna ya era conocida) inmediatamente después de la fecundación, o incluso
preparada desde antes de producirse ésta, añade más si cabe sobre el concurso de los
genes de ambos parentales, es decir la nueva dotación genética del ser humano recién
constituído, desde el instante inicial de la fecundación. Esto añade más argumentos a
favor de la trascendencia de la identidad genética propia del embrión unicelular, como ser
singular, diferente de ambos parentales, que empieza a valerse de la expresión de su
propio programa de desarrollo genético.

E: Podría argumentarse que el éxito de las investigaciones en partenogénesis y


transferencias somático-nucleocelulares exigirían el concurso de los ARN paternos. Se
sabe que la activación partenogenética es un apoyo en el desarrollo hasta que el embrión
alcanza unas 30 células. Muy reciéntemente el Dr. Kono (T. Kono et al., April 22 th 2004,
“Birth of parthenogenetic mice that can be develop to adulthood”, Nature, 428: 860-864)
ha conseguido el nacimiento del primer mamífero -un ratón- partenogenético, a partir de
dos ovocitos diferentes. No obstante los éxitos de tales investigaciones son limitados,
como es el caso de la producción de juegos de células embrionarias tras transferencias
somático-nucleocelulares (W.S. Hwang et al. , 2004, Science, 303: 1669-1674). Ésto
podría deberse a que el ARNm espermático es necesario durante el desarrollo temprano.
Los tránscritos específicos de las células germinales masculinas, juegan un papel en la
diferenciación de las células embrionarias (N. Geijsen et al. , 2004, Nature, 427: 148-154),
y su función podría ser no-reemplazable.

J.R.S.: Sin embargo, el Dr. Kono ha llamado la atención sobre el extremo cuidado que se
debe tener al decidir la función que deben tener esos ARN mensajeros. Añade el profesor
Kono que muchos de esos ARNm podrían no ser útiles. A pesar de que las mitocondrias
del espermatozoide penetran en el ovocito durante la fertilización, la mayoría son
excluídas durante la primera división celular. Dr. Jouve, evidentemente la reproducción
partenogenética resulta un proceso reproductivo menos evolucionado: ¿por qué procurar
esta “involución” en el ser humano?, ¿coincide con la alarma lanzada por el doctor Kono?

N.J.B.: La producción de seres haploides (partenogénesis) es algo natural en grupos de


especies inferiores. Es, por ejemplo, un sistema de determinación sexual en los machos
de los Himenópteros (abejas) y otros grupos de insectos, en los que existen mecanismos
especiales de desarrollo a partir de huevos no fecundados (arrenotoquia). No existe tal
tipo de dotación cromosómica entre las especies superiores, ni tiene ningún sentido
biológico crearlos artificialmente con fines reproductivos. En realidad, cuando lo realizado
por el Dr. Kono sólo tiene parecido a una partenogénesis en la no-participación de los
gametos masculinos, pero no en la dotación cromosómica que es diploide aunque
aportada por dos gametos femeninos. La obtención de cigotos entre gametos procedentes
de un mismo sexo, como los de estos experimentos, tan sólo resultan interesantes para
aprender, o conocer más, sobre los determinantes genéticos del desarrollo, y no son
éticamente rechazables, siempre que se realicen lejos de la especie humana.

E: Los resultados del equipo de Ostermeier indican que el ARNm espermático podría ser
relevante en los desarrollos del cigoto temprano y del embrión. Asimismo podría ser la
clave para más exitosas transferencias somático-nucleocelulares, o para la identificación
de los factores que subyacen bajo la infertilidad idiopática.

J.R.S.: En este sentido, Serge Carreu (director del Instituto de Biología Fundamental y
Aplicada de la Universidad de Caen Basse-Normandie, Francia), señala que estos ARNm
servirán para evaluar la calidad y motilidad del esperma, así como la reacción acrosómica
(aquélla que faculta al espermatozoide para flanquear la membrana del óvulo). Parece un
cierto modo de eugenesia, más selectiva aún que recurrir a la cámara Bürker o al
microscopio de contraste de fases para evaluar esos parámetros. Varias preguntas,
Doctor: ¿Podría explicarnos, básicamente, en qué consiste la infertilidad idiopática?; si las
actuales técnicas citadas posibilitan esa evaluación de la “calidad” espermática, ¿por qué
recurrir a investigar con esos ARNm?... Y una última casi “aristotélica”: Si la evolución nos
ha traído donde filogenéticamente estamos, ¿no resulta necio -por decir algo- procurar
suplir los resultados de miles de años de selección y mejora por unos pocos de
laboratorio?

N.J.B.: Se considera estéril una pareja que no es capaz de tener hijos después de un
tiempo prolongado, que se suele cifrar en unos doce meses de relaciones sexuales sin
ningún tipo de protección. Aproximadamente del 4 al 5 % de los varones sufren un tipo de
infertilidad llamada idiopática (causa desconocida), que podría deberse a anomalías
cromosómicas, microdeleciones (pérdidas) de regiones especificas del cromosoma Y, o
alteraciones de genes (deficiencia o mutación del gen AZF), etc. El resultado es la falta de
funcionalidad o carencia de espermatozoides (azoospermia). Básicamente, la
investigación de las causas de este tipo de anomalías tiene un gran interés para avanzar
en la solución del problema de la infertilidad, y en su caso habilitar soluciones. Resultan
muy interesantes al respecto las investigaciones que se desarrollan con microarrays
(chips de ADN) para la comprensión de los genes alterados y causas moleculares de esta
patología, y que parten del análisis de las secuecias de los genes posibles implicados
(SRY, AZF, etc.). Respecto a la última pregunta nada que decir más que estoy totalmente
de acuerdo. No tiene sentido probar nuevos tipos de reproducción por sí mismos, sino en
todo caso para conocer mejor la determinación genética del sexo, y la participación de
genes en las primeras etapas del desarrollo.

J.R.S.: Doctor Jouve, una valoración final...

N.J.B.: Estaremos atentos al progreso de las investigaciones. Lo que hoy podemos decir,
es que la presencia de ARNmensajero procedente del núcleo del espermatozoide en un
ovocito recién fecundado, supone la existencia de expresión genética de los genes
paternos, inmediata, ya en el cigoto. La actividad de estos genes se explica por la
necesidad de atender a las primeras fases del desarrollo embrionario. Después de este
descubrimiento, ¿quien podría dudar que desde el mismo momento de la concepción
empieza el desarrollo de una nueva vida?

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