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Es importante conocer que existen dos tipos de ácidos nucléicos, el ADN y el ARN.
En todas las células están presentes tanto el ARN como el ADN, normalmente el primero
en una mayor proporción. De ambos hay varios tipos. Por lo que respecta al ARN, entre
las diversas variedades (ribosómico, soluble, de transferencia, nucleolar,...), se encuentra
el ácido ribonucleico mensajero o ARNm (mRNA, en inglés).
Es decir, que cuando un gen (ADN) va a expresarse, y sólo en ese momento, se activa la
síntesis de un ARNm, éste se traslada al citoplasma, y allí se sintetiza la proteína
codificada por dicho gen. Por lo tanto, la presencia de ARNm en una célula implica
actividad genética.
Esta se lleva a cabo en dos etapas: la transcripción (paso de ADN a ARNm ó tránscrito) y
la traducción (del ARN-m a la proteína).
1.- La transcripción. Gracias a la complementaridad de las bases nitrogenadas, un
mensaje genético (en sentido amplio) contenido en el ADN pasa a su ARNm., para que,
finalmente, se transmita al citoplasma y se sintetice la proteína codificada. Primeramente
se desespiraliza la estructura de doble hélice del ácido desoxiribonucleico en dos hebras.
A continuación la ARN-polimerasa va transcribiendo una hebra. El producto primario de la
transcripción (ANRm inmaduro o tránscrito primario) sufrirá una serie de modificaciones
(adición de una cola de poli-Adeninas, eliminación de los intrones (regiones no
codificantes), etc., para su procesamiento hacia el citoplasma, a fin de ser traducido en
proteínas.
Si el ARNm es suficientemente largo, puede ser traducido por varios ribosomas a la vez.
Por lo que se refiere a la clonación, recordemos que un “clón” no es sino una estirpe
celular derivada de una única célula primigenia.
Clonación sería también la producción eventual o intencionada de células, tejidos,
embriones o individuos que tuviesen la misma información o identidad genética.
Resultará fácil de comprender a quienes hayan -hace años- visto el film “Los niños del
Brasil”, argumentada en una hipotética clonación de Adolf Hitler.
Con ovinos ya se ha realizado: la conocida oveja “Dolly,” fue el primer mamífero clonado.
G.C. Ostermeier, D. Miller, J.D. Huntriss, M.P. Diamond & S.A. Krawetz. May 13 th , 2004,
Nature, number-429, page-154: “Reproductive biology: Delivering spermatozoan RNA to
the oocyte.”
Esto implica que los espermatozoides liberan estos tránscritos en el citoplasma del óvulo
durante la fertilización.
J.R.S.: Desde luego, los que son capaces de crear tales cigotos híbridos, está claro que
su concepción del ser humano no engloba al cigoto. N.J.B.: Por supuesto el cigoto debe
considerarse ya el embrión en estado unicelular. Pero también es cierto que es
impensable la viabilidad de un cíbrido interespecífico, un cigoto heterólogo, formado por la
fusión de gametos de la especie humana y especies tan distantes como el hamster, ratón
o cualquier otra de un mamífero inferior. Los híbridos celulares heterólogos, que se
forman por fusión de los gametos de tan alejada procedencia, comienzan un proceso de
pérdida de cromosomas durante las primeras divisiones celulares de segmentación, que
los hacen inviables, y solo se pueden mantener algunas líneas celulares que han revertido
a la condición de una dotación gamética de una de las dos especies, con la adición
ocasional de algún cromosoma o región cromosómica de la otra. Ni el híbrido de partida,
ni estas células, son equivalentes a un cigoto humano o a un embrión, en dotación
cromosómica, ni deben considerarse como tal. No estamos ante embriones humanos
viables como los que se obtienen de las fecundaciones in vitro, por lo que su obtención y
manipulación no plantea los mismos problemas que los embriones humanos, sean
finalmente congelados o utilizados para investigación.
E: ¿Cuál sería la razón por la que los ARN mensajeros del espermatozoide sean
transferidos al ovocito? Los ARNm codifican proteínas que ligan ácidos nucleicos (la
protamina-2, por ejemplo), muy probablemente son deletéreas y degradadas tras entrar
(A. Ziyyat & A. Lefevre. 2001, Human Reproduction, 16, 1449-1456). Un similar destino
podría esperarse de otros ARN que alcanzan el ovocitoplasma. Sin embargo, otras
proteínas podrían tener un papel relevante en el desarrollo del cigoto, como -por ejemplo-
la clusterina (o SGP-2: glicoproteína-2 sulfatada): que es liberada en el ovocito y está
implicada en las interacciones célula/célula y célula/substrato, en el transporte de lípidos,
reparación de membranas, estabilización del stress proteico, promoción o inhibición de la
apoptosis. Todas estas funciones podrían ser necesarias para la activación del cigoto en
sus primeras fases, pero innecesarias para el ovocito. Adicionalmente, estos y otras
moléculas no identificadas (tales como pequeños ARN interfirientes), podrían intervenir en
procesos tales como: la formación pronuclear, la orquestación de sucesos ligados a la
activación del ovocito, la transición del control genético de la madre al embrión, y el
establecimiento de huellas en embriones primarios.
J.R.S. Así pues, estos ARNm per se no son necesarios para el ovocito, pero si para el
cigoto resultante de la concepción. Y no olvidemos que el ovocito, al igual que el
espermatozoide, es uno de esos tipos de células que no proliferan, es decir: son,
aisladamente, de vida muy corta y no prolongan su estirpe. Nos encontramos con unos
ARNm de origen masculino presentes en el ovocitoplasma, resultantes de la penetración
del espermatozoide en el óvulo, que por las funciones citadas por Ostermeier el al. (2004)
serían activadores del cigoto, es decir: con unas moléculas específicamente destinadas a
asegurar la perpetuación del genoma (la información contenida en el ADN) de ambos
gametos. Realmente, desde este punto de vista, este hallazgo resulta fascinante, ¿no le
parece, doctor Jouve?
N.J.B.: , Una vez se vaya sabiendo más sobre el papel de los ARNm en el cigoto recién
constituido, alcanzaremos a valorar realmente la trasdencencia del descubrimiento. Pero
lo que parece obvio es que la presencia de actividad genética de origen paterno (la
materna ya era conocida) inmediatamente después de la fecundación, o incluso
preparada desde antes de producirse ésta, añade más si cabe sobre el concurso de los
genes de ambos parentales, es decir la nueva dotación genética del ser humano recién
constituído, desde el instante inicial de la fecundación. Esto añade más argumentos a
favor de la trascendencia de la identidad genética propia del embrión unicelular, como ser
singular, diferente de ambos parentales, que empieza a valerse de la expresión de su
propio programa de desarrollo genético.
J.R.S.: Sin embargo, el Dr. Kono ha llamado la atención sobre el extremo cuidado que se
debe tener al decidir la función que deben tener esos ARN mensajeros. Añade el profesor
Kono que muchos de esos ARNm podrían no ser útiles. A pesar de que las mitocondrias
del espermatozoide penetran en el ovocito durante la fertilización, la mayoría son
excluídas durante la primera división celular. Dr. Jouve, evidentemente la reproducción
partenogenética resulta un proceso reproductivo menos evolucionado: ¿por qué procurar
esta “involución” en el ser humano?, ¿coincide con la alarma lanzada por el doctor Kono?
E: Los resultados del equipo de Ostermeier indican que el ARNm espermático podría ser
relevante en los desarrollos del cigoto temprano y del embrión. Asimismo podría ser la
clave para más exitosas transferencias somático-nucleocelulares, o para la identificación
de los factores que subyacen bajo la infertilidad idiopática.
J.R.S.: En este sentido, Serge Carreu (director del Instituto de Biología Fundamental y
Aplicada de la Universidad de Caen Basse-Normandie, Francia), señala que estos ARNm
servirán para evaluar la calidad y motilidad del esperma, así como la reacción acrosómica
(aquélla que faculta al espermatozoide para flanquear la membrana del óvulo). Parece un
cierto modo de eugenesia, más selectiva aún que recurrir a la cámara Bürker o al
microscopio de contraste de fases para evaluar esos parámetros. Varias preguntas,
Doctor: ¿Podría explicarnos, básicamente, en qué consiste la infertilidad idiopática?; si las
actuales técnicas citadas posibilitan esa evaluación de la “calidad” espermática, ¿por qué
recurrir a investigar con esos ARNm?... Y una última casi “aristotélica”: Si la evolución nos
ha traído donde filogenéticamente estamos, ¿no resulta necio -por decir algo- procurar
suplir los resultados de miles de años de selección y mejora por unos pocos de
laboratorio?
N.J.B.: Se considera estéril una pareja que no es capaz de tener hijos después de un
tiempo prolongado, que se suele cifrar en unos doce meses de relaciones sexuales sin
ningún tipo de protección. Aproximadamente del 4 al 5 % de los varones sufren un tipo de
infertilidad llamada idiopática (causa desconocida), que podría deberse a anomalías
cromosómicas, microdeleciones (pérdidas) de regiones especificas del cromosoma Y, o
alteraciones de genes (deficiencia o mutación del gen AZF), etc. El resultado es la falta de
funcionalidad o carencia de espermatozoides (azoospermia). Básicamente, la
investigación de las causas de este tipo de anomalías tiene un gran interés para avanzar
en la solución del problema de la infertilidad, y en su caso habilitar soluciones. Resultan
muy interesantes al respecto las investigaciones que se desarrollan con microarrays
(chips de ADN) para la comprensión de los genes alterados y causas moleculares de esta
patología, y que parten del análisis de las secuecias de los genes posibles implicados
(SRY, AZF, etc.). Respecto a la última pregunta nada que decir más que estoy totalmente
de acuerdo. No tiene sentido probar nuevos tipos de reproducción por sí mismos, sino en
todo caso para conocer mejor la determinación genética del sexo, y la participación de
genes en las primeras etapas del desarrollo.
N.J.B.: Estaremos atentos al progreso de las investigaciones. Lo que hoy podemos decir,
es que la presencia de ARNmensajero procedente del núcleo del espermatozoide en un
ovocito recién fecundado, supone la existencia de expresión genética de los genes
paternos, inmediata, ya en el cigoto. La actividad de estos genes se explica por la
necesidad de atender a las primeras fases del desarrollo embrionario. Después de este
descubrimiento, ¿quien podría dudar que desde el mismo momento de la concepción
empieza el desarrollo de una nueva vida?