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Una vez que se reconozca esta situación, el primer respondiente o auxiliador debe
decidir socorrer a los accidentados sin poner en riesgo tanto su vida como la de
ellos. De optar por ayudar a la víctima, lo más importante es que conserve la calma,
así mismo identificarse y preguntar quien más tiene conocimientos en la atención de
lesionados. Una vez iniciado el paso anterior, el auxiliador debe tener en cuenta la
regla del yo: “primero yo, luego yo y siempre yo”, nunca olvidar que antes de prestar
auxilio a un paciente, hay que evitar convertirse en víctima.
Seguidamente la actitud a adoptarse en el lugar del accidente es evaluar los riesgos
que puedan poner en peligro al auxiliador que brinda los primeros auxilios, los
riesgos del entorno y las características del lugar. Es decir, hacer una evaluación
de la escena y seguridad del sitio, muchos lo manejan como “Las tres S”. (Evaluación
de la “escena”, Checar la “seguridad”, Evaluar la “situación”)
Debe evitarse la visión de túnel, que consiste en limitar el campo visual a un túnel
donde se encuentra únicamente el paciente, sin evaluar el resto de la escena,
compromete la seguridad del primer respondiente, ya que le impide identificar los
riesgos potenciales para su persona. La evaluación de la escena se lleva a cabo
con una vista panorámica total del lugar de abajo hacia arriba, de izquierda a
derecha y de adelante a atrás. Se observa qué puede haber tirado, colgado, si hay
líquidos con los que se pueda resbalar, cables, vidrios, animales, etc. Oír el paso de
vehículos, voces de alarma, detonaciones, etc. OLER si hay gas, gasolina,
fertilizantes, y demás sustancias potencialmente nocivas. En general aplicar todos
los sentidos en búsqueda de peligros potenciales para el auxiliador.
2. Según la información dada, ¿cómo pudo haberse producido este incidente?
- Por encima.
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