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Bastidas G
ACTIVIDADES DE LA LECCIÓN DOS (2)
PUNTOS PEDAGÓGICOS
1. El estudiante oralmente presentará 100 datos sobre las profecías de Jesús.
2. El estudiante conocerá los estados de humillación y los estados de exaltación de
Jesús.
LECTURA
L. Berkhof, “Los Estados de Cristo,” Teología Sistemática. Pp. 394-396, 409-411
3. En los Sinópticos: Mat. 5: 17; 9: 6; 11: 1-6, 27; 14: 33; 16: 16, 17; 28: 18; 25:
31 y siguientes; Marc. 8: 38. La obra del Dr. Warfield, The Lord of Glory,
proporciona mucha luz sobre este punto.
Los abogados de este nuevo concepto quisieron hacer plena justicia a la realidad e
integridad de la humanidad de Cristo, y acentuar la magnitud de la negación y el sacrificio
de sí mismo. Esta teoría gozó de gran popularidad en Alemania, pero desapareció luego
encontró defensores en Inglaterra que fueron eruditos como D. W. Forrest, P. T. Forsyth,
Ch. Gore, R. L. Ottley y H. R. Mackintosh. Actualmente tiene muy poco apoyo.
Presentación de la Doctrina
Kénosis es un término que se usa teológicamente en doble sentido. Al principio fue
usado por los teólogos luteranos para resaltar la limitación propia, no del Logos, sino del
Dios hombre, mediante la cual El, para cumplir con su humillación, puso a un lado el uso
de sus atributos divinos. Sin embargo para quienes siguen esta doctrina el Logos en la
encarnación quedó despojado de sus atributos transitivos, o de todos ellos; quedó
reducido a una mera potencialidad, y luego, en unión con la naturaleza humana, se
desarrolló de nuevo en una persona divina humana. Las formas principales en las que se
enserió esta doctrina son las siguientes:
3. La teoría de Ebrard. Ebrard conviene con Gess en hacer que el Logos encarnado
ocupe el lugar del alma humana. El Hijo eterno dejó su condición eterna, y en una
perfecta y propia limitación aceptó la forma de existencia centrada al modo de la
vida humana.
4. Da por sentada una relación demasiado libre entre el modo divino de existencia, los
atributos divinos, y la esencia divina, cuando habla de los primeros como si
pudieran separarse perfectamente de la última. Todo esto resulta confuso y
envuelve el error central ya condenado en relación con la doctrina católico romana
de la transubstanciación.
La diferencia crítica entre las teorías antiguas y las realmente modernas respecto a
la persona de Cristo, descansa en el hecho de que estas últimas, según se deduce
también de la teoría de Dorner, distinguen la persona del Logos concebida como un modo
especial de la vida personal de Dios, de la personalidad de Cristo como una persona
concretamente humana, divina únicamente en cualidad.
Bajo este tema general hay varios puntos que merecen atención.
1. Sufrió durante toda su vida. En vista del hecho de que Jesús, hacia el fin de su vida,
comenzó a hablar de sus futuros sufrimientos, nos inclinamos frecuentemente a
pensar que las agonías finales constituyeron el total de sus padecimientos. No
obstante, su vida toda fue de sufrimiento.
2. Sufrió en cuerpo y alma. Hubo una época en que la atención se fijaba demasiado
exclusivamente sobre los sufrimientos corporales del Salvador. No fue la ciega
pena física, como tal, la que constituyó la esencia de su padecimiento, sino que
estuvo sobrecargado con aquel dolor acompañado con angustia de alma y con un
sentido conscientemente mediatorio respecto al pecado de la humanidad.
3. Varias causas produjeron los sufrimientos de Cristo. En último análisis todos los
sufrimientos de Cristo fueron el resultado del hecho de haber tomado el lugar de los
pecadores vicariamente. Pero debemos distinguir varias causas próximas, por
ejemplo :
a. El hecho de que el Señor del universo haya tenido que ocupar la posición de
sirviente, y es más, la posición de un cautivo o esclavo, y que aquel que
tenía derecho hereditario de mando estuvo sujeto a obedecer
b. El hecho de que aquel que era puro y santo tuviera que haber vivido en una
atmósfera pecaminosa y corrompida, en asociación diaria con pecadores,
recordando constantemente la grandeza de la culpa con la que estaba
cargado por causa de los pecados de sus contemporáneos
c. Su perfecto conocimiento y clara anticipación, desde el mero principio de su
vida, de los extremos sufrimientos que habían como de derramarse sobre El
en el término de ella. Supo exactamente lo que tenía que venir y la
perspectiva estaba muy lejos de ser agradable
d. Por último, también las privaciones de la vida, las tentaciones del diablo, el
odio y rechazamiento de su pueblo, y el maltrato y las persecuciones a las
que estuvo sujeto.
2. El carácter judicial de su muerte. Era del todo esencial que Cristo no muriera de
muerte natural ni de muerte accidental; y que no muriera por la mano de un
asesino, sino bajo sentencia judicial. Tenía que ser contado con los transgresores,
tenía que ser condenado como un criminal. Además, por arreglo providencial de
Dios, tenía que ser procesado y sentenciado por un juez romano.
1. El regreso del hombre al polvo del que fue tomado, se presenta en la Escritura
como parte del castigo del pecado, Gen 3 : 19
2. Varias declaraciones de la Biblia implican que la estancia del Salvador en la tumba
fue una humillación, Sal 16: 10; Hech. 2: 27, 31; 13: 34; 35. Fue un descenso al
hades, en sí mismo, lúgubre y espantoso, un lugar de corrupción, aunque en él
Cristo fue preservado de ella
4. Hay cierto acuerdo entre las etapas, en la obra objetiva de redención y. el orden de
la aplicación subjetiva del trabajo de Cristo. La Biblia habla de que el pecador ha
sido sepultado con Cristo. Pues bien, esto tiene que ver con el rechazamiento del
viejo hombre y no con el hecho de vestirse del nuevo, compárese Rom. 6: 1-6. En
consecuencia, también el entierro de Jesús forma parte de su humillación. Su
entierro, además, no sólo sirvió para probar que Jesús verdaderamente había
muerto, sino también para quitar de los redimidos los terrores de la tumba, y para
santificar la de ellos.
b. I Ped. 3: 18, 19, que habla de Cristo como "siendo a la verdad muerto en la
carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los
espíritus encarcelados". Este pasaje se refiere, según se supone, al
descenso al infierno y al propósito del descenso. El Espíritu a que se refiere
tiene que entenderse que es el alma de Cristo, y la predicación de que se
habla debió haber tenido lugar entre su muerte y la resurrección. Pero lo uno
es precisamente tan imposible como lo otro.
d. Sal 16: 8-10 (compárese Hech. 2: 25-27, 30, 31). Especialmente el versículo
10 es el que viene a consideración aquí, "porque no dejarás mi alma en el
Seol ni permitirás que tu santo vea corrupción". Pearson partiendo de este
pasaje llega a la conclusión de que el alma de Cristo estuvo en el infierno
(hades) antes de la resurrección, porque se nos dice que no fue dejada allí .
Pero debemos notar lo siguiente :
2. Cambió la relación penal con la ley, por la relación de justicia, y como Mediador
entró en posesión de las bendiciones de salvación que Él se ganó para los
pecadores.
3. Fue coronado con el correspondiente honor y gloria.
LA RESURRECCIÓN
b. La teoría del Síncope. Según esta teoría, Jesús no murió en verdad, sino que
nada más se desmayó aunque se pensó que de verdad había muerto. Pero
esto, como es natural, provoca varias preguntas que no se pueden
fácilmente contestar. ¿Cómo puede explicarse que se hubiera engañado a
tanta gente y que el golpe de la lanza no le hubiera quitado la vida a Jesús?
¿Cómo habría podido Jesús en una condición exhausta rodar la piedra del
sepulcro y luego caminar de Jerusalén a Emaús y regresar?
d. Las teorías míticas. Una nueva escuela mítica ha aparecido, la cual desecha
o al menos hace caso omiso de las teorías de alucinación y espectros, y
procura explicar la leyenda de la resurrección por medio de la ayuda de
conceptos importados al judaísmo desde Babilonia y otras tierras orientales.
5. Las consecuencias doctrinales de la resurrección. Se presenta la pregunta, ¿Hay
alguna diferencia en que creamos en la resurrección física de Cristo o únicamente
en una resurrección ideal? Para la moderna teología ancha la resurrección de
Jesús, con excepción del sentido de una supervivencia espiritual, no tiene ninguna
importancia para la fe cristiana.
La creencia en la resurrección tiene ciertamente sus consecuencias
doctrinales. No podemos negar la resurrección física de Cristo sin impugnar la
veracidad de los escritores de la Biblia, puesto que ellos, efectivamente, la
presentan como un hecho. Esto significa que afecta nuestra creencia en la
confiabilidad de la Biblia. Además, la resurrección de Cristo se presenta como de
evidente valor. Fue la prueba más importante de que Cristo era un maestro enviado
de Dios (la serial de Jonás), y de que Él era el verdadero Hijo de Dios, Rom. 1: 4.
Fue también la prueba suprema del hecho de la inmortalidad.
L A ASC ENSIÓN
5. Fue también modelo en cuanto a que fue profético de la ascensión de todos los
creyentes que ya están sentados con Cristo en lugares celestiales, Ef. 2: 6, y están
destinados a permanecer con Él para siempre, Juan 17: 24; y también en que la
ascensión revela la restauración inicial del reinado original del hombre, Heb. 2: 7, 9.
6. Por último, fue también útil para preparar un lugar para aquellos que están en
Cristo. El Señor mismo señala la necesidad de ir al Padre, con el fin de preparar un
lugar para sus discípulos, Juan 14: 2, 3.
1. Prueba escritural del estar sentado. Cuando Cristo se presentó delante del sumo
sacerdote predijo que se sentaría a la diestra del poder, Mat. 26: 64. Pedro
menciona esto en sus sermones, Hech. 2: 33-36; 5: 31.
2. La importancia de "el estar sentado". Naturalmente, la expresión "a la diestra de
Dios" es antropomórfica y no debe tomarse al pie de la letra. La expresión, tal como
se usa en esta conexión, se deriva de Sal. 110: 1, "Siéntate a mi diestra hasta que
ponga a tus enemigos por estrado de tus pies".
3. La obra de Cristo durante su estar sentado. Merece que insistamos en que Cristo,
aunque está sentado a la diestra de Dios, no es nada más un recipiente pasivo del
dominio, poder, majestad y gloria divinos, sino que está activamente empeñado en
la continuación de su obra medianera.
a. Puesto que la Biblia relaciona con mucha frecuencia "el estar sentado" con el
gobierno real de Cristo, es natural pensar, primero que todo, en su obra
como Rey. Gobierna y protege a su iglesia por medio de su Espíritu Santo, y
también la gobierna por medio de sus oficiales designados.
b. No obstante, su obra no se limita a su gobierno real. Él es sacerdote para
siempre según el orden de Melquisedec. Cuando clamó en la cruz,
"Consumado es" no quiso decir que su oficio sacerdotal había terminado,
sino, nada más que sus padecimientos activos habían llegado a su
terminación.