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volumen

2 JUVENTUD
Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

Colección Estados del Arte, Bogotá


Serie Investigaciones
Colección Estados del Arte, Bogotá. Serie Investigaciones.
Volumen 2. Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000
ISBN 958-97234-7-0

©Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital, 2003


©Universidad Central, 2003

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital


Cra 30 No. 24-90 Piso14 PBX 2417900. Bogotá, Colombia
www.bogotajoven.gov.co

Alcaldía Mayor de Bogotá D.C.


Antanas Mockus Sivickas

Directora Departamento Administrativo


de Acción Comunal Distrital – DAACD
Clemencia Escallón Gartner

Subdirector de Programas
Edgar Bueno

Gerente Proyecto Políticas y Modelos


de Intervención para la Juventud
Lucy Wartenberg

Asesora de Publicaciones
Tamara Andrea Peña P.

Coordinación Editorial
Martadiva Villegas Trujillo
Carlos Alberto Villegas Uribe
tonos & medios

Corrección de Estilo
Germán Fernández C.

Diseño, Diagramación y Armada


Natalia Velásquez D.

Fotografías de Carátula
Manuel Benavides
Mabel Castro
Juan Sebastián D’Silva

Diseño y Programación Interactiva


Jorge Enrique Muñoz Ruiz

Hecho en Colombia. Bogotá D.C. 2003 ©


volumen

2 JUVENTUD
Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

Saber Joven: Miradas a la Juventud Bogotana, 1990-2000

Coordinador
José Fernando Serrano Amaya

Equipo de Investigación
Diana Hoyos Gómez
Fernando Quintero Tobón
Alhena Caicedo Fernández
Leonardo Bejarano Rodríguez
Colección Estados del Arte, Bogotá. Serie Investigaciones.
Volumen 2. Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2002

Universidad Central

Rector
Jaime Arias Ramírez

Directora Departamento de Investigaciones (DIUC)


María Cristina Laverde Toscano

Coordinador Línea de Jóvenes y Culturas Juveniles


Jose Fernando Serrano Amaya

Equipo de Investigación Estado del Arte

Coordinador
Jose Fernando Serrano Amaya
Esta publicación es el resultado de la investi-
gación realizada por el Departamento de In- Investigadores
vestigaciones de la Universidad Central con- Diana Hoyos Gómez
tratada por el Departamento Administrativo Fernando Quintero Tobón
de Acción Comunal Distrital, entre enero de Alhena Caicedo Fernández
2002 y mayo de 2002 en Bogotá, Colombia. Leonardo Bejarano Rodríguez
"Soy joven y estoy aún, digamos,
en ese tiempo inverosímil que para mis mayores
ha huido tan de prisa.
En mí el deseo se encabrita a cada instante
de cada noche y de cada día, y bien podría ser recompensado
sin dar, por otra parte mucho.
Así, no tengo por qué pedir la fuerza
y el coraje: yo los tengo simplemente
y sigo –sin proponérmelo siquiera
echando cosas en el talego de mis sueños.
Pero hacia mí la muerte se apresura.
En verdad, hace años la tengo
pegada a mis talones,
soplándome su vaho en los carrillos.
Manos arriba contra la pared, apretados los muslos y los ojos,
ella me tiene; y aguardo, solo, a que por fin
me aseste su triste golpe."

Fernando Molano
Presentación
La creciente presencia de la población joven en la escena social de Colombia y
Bogotá durante las décadas de fin del siglo XX y comienzo del XXI, ha motivado
el interés académico y político por acercarse a sus problemáticas, estudiarlas y
actuar frente a ellas. Los jóvenes como categoría social existen lógicamente
desde tiempo atrás, sin embargo gracias a sus intervenciones y el rol social
reconocido por la sociedad en los últimos tiempos, ha hecho que adquieran
mayor visibilidad y protagonismo en la construcción de nuestra historia.

La Constitución política de 1991 cumplió un papel significativo en dicho


reconocimiento pues a partir de su promulgación el Estado colombiano explicó
su posición frente a los jóvenes y trazó los principios sobre los cuales se debería
construir el proyecto de desarrollo de esta población.

Han transcurrido doce años desde la Constitución y el tema sobre los jóvenes
se ha venido consolidando en la agenda pública del país y por supuesto de
Bogotá. Su evolución ha comprometido un debate amplio y sostenido sobre la
formulación de políticas públicas de juventud, asunto que ha cuestionado los
enfoques conceptuales de aproximación a los fenómenos juveniles; las practicas
institucionales gubernamentales y no gubernamentales; la capacidad de
articulación de los proyectos y acciones dirigidas a esta población; la disposición
efectiva de las instituciones y organizaciones para coordinar y trabajar de manera
sinérgica; la posibilidad concreta de visualizar a los jóvenes de manera integral
abandonando las aproximaciones fragmentadas que han caracterizado las
intervenciones del aparato estatal y las organizaciones civiles.
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

Bogotá –en especial los últimos tres gobiernos distritales– ha trabajado


seriamente sobre los anteriores cuestionamientos impulsando ejercicios de
reflexión interinstitucional y el desarrollo de documentos sobre lineamientos
de política que han abonado el terreno y fortalecido paulatinamente la presencia
del tema en los planes de desarrollo de la ciudad.

El valor de la historia construida en torno al debate de las políticas de juventud


en Bogotá, el continuado interés del Concejo de Bogotá y la presencia activa
de jóvenes organizados en el debate, hizo que la actual administración incluyera
como parte del objetivo de Familias y Niñez y en el marco del Programa Cartas
de Navegación, el proyecto Políticas y Modelos de Intervención para la Juventud.
Con éste se expresa la voluntad y se concreta la intención de formular
efectivamente una política que unifique criterios y proponga los retos para la
población joven de la ciudad durante los próximos diez años. El proyecto
responde también al propósito de hacer más coherente y eficiente la inversión
social mediante la formulación de políticas poblacionales: además de juventud,
la ciudad ha avanzado en el trazado de lineamientos de acción para familias,
niñez, vejez y mujeres, estos están bajo la coordinación del Departamento
Administrativo de Bienestar Social quien lidera el proyecto de Políticas y Modelos
de Intervención Social y con quien el Departamento Administrativo de Acción
Comunal Distrital ha realizado una labor articulada.

El Comité Interinstitucional de Juventud en cabeza del Departamento


Administrativo de Acción Comunal Distrital –ejerciendo una labor de Secretaría
Técnica– recibió el encargo de coordinar la construcción de la Política Pública
de Juventud de Bogotá; de esta manera, y desde mediados de 2001, concentró
Colección Estados del Arte, Bogotá

sus esfuerzos en el proceso de formular y contribuir a la implementación de


dicha política de una manera participativa y concertada con las entidades del
gobierno, los jóvenes y los diferentes actores e instituciones de la sociedad
civil. Esta labor implicó en primera instancia, la elaboración de una línea de
base sobre la población joven de la ciudad. Dicha línea de base se elaboró
igualmente para el resto de las poblaciones, sólo que en el caso de juventud se

realizaron dos estudios: el primero se centró en identificar y analizar la situación



socioeconómica de la población de 14 a 26 años y el segundo –motivo de esta


10 publicación– colocó su énfasis en el conocimiento investigativo acumulado


○ ○ ○ ○

sobre los jóvenes bogotanos.

El Estado del Arte Saber Joven: Miradas a la Juventud Bogotana,1990-2000,


constituye un intento por identificar la producción de conocimiento generado
○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ Presentación ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

en la ciudad en torno a las diferentes dimensiones de esta población. Busca


establecer los temas sobre los cuales existe mayor desarrollo investigativo, los
temas en los que hay vacíos y aquellos que tienen un desarrollo medio.
Adicionalmente profundiza en los enfoques conceptuales y metodológicos bajo
los cuales se han realizado las investigaciones.

La información que presentamos en esta publicación constituye un esfuerzo


analítico realizado por el equipo del Departamento de Investigaciones de la
Universidad Central (DIUC) que tuvo el encargo de realizar este barrido y
hacer la lectura juiciosa de un número importante de investigaciones que
representan un capital de conocimiento valioso para el trazado de la política
pública de juventud en Bogotá. El análisis realizado por el DIUC constituye
una lectura académica de la producción de conocimiento, lo cual aporta
significativamente a la formulación de las políticas públicas en tanto sintetiza
los debates y contribuye al examen de las causas y consecuencias de los
fenómenos previamente definidos como problemáticos para el desarrollo de la
población joven. Si bien el gobierno distrital no comparte algunas de las
interpretaciones y afirmaciones de los autores, respeta su opinión como voz
válida e indispensable en este esfuerzo de construcción colectiva.

Hoy, un año después de realizado este recuento de investigaciones, de haber


alimentado con este Estado del Arte el proceso de formulación de política de

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital


juventud que sigue en marcha, deseamos compartirlo con la ciudad por lo que
él significa para el desarrollo teórico y político del tema y convencidos del
homenaje que con él hacemos a esos profesionales que han realizado un aporte
al conocimiento para que los jóvenes de Bogotá ocupen el espacio que merecen
en la construcción de una mejor ciudad. De igual manera, estamos seguros de
la utilidad que esta investigación representará para los Consejos Locales de
Juventud, pues seguramente favorecerá su gestión e interlocución frente a las
autoridades gubernamentales y les proporcionará un conocimiento significativo
que afianzará su acercamiento a la población que representan.



Clemencia Escallón 11

○ ○ ○ ○

Directora
Departamento Administrativo
de Acción Comunal Distrital.
Bogotá, mayo de 2003
Contenido
Introducción 17
Consideraciones metodológicas generales 18
Definición del universo y la muestra 20
Procedimiento para la recolección y análisis de
la información 22

1 Discursos y representaciones de lo juvenil


25
El conocimiento como práctica cultural 25
Orígenes y desarrollo del conocimiento sobre
jóvenes en el Distrito 29

Foto: DAAC

2 Proyectos de vida: sí, ¿futuro? 39


Vivir cerca de la muerte: vulnerabili-
dad y exclusión 40
Vivir en Bogotá: efectos del conflicto 43 Foto: Tato Gómez
Vivir globalmente 46

3 Participación política y social: otros modos


de la democracia 49
Participación política y social 49
Participación estudiantil y de movimientos
políticos 53
Participación cívico-comunitaria 55
Participación mediante la producción
Foto: Fundación Luís Carlos Galán cultural 57
La participación y lo público 59
Contenido

4 Educación: escuela es destino


Crisis en las políticas públicas de educación
61
63
Crisis en los modos de producción de
conocimiento 64
Crisis en la relación mundo juvenil-mundo
escolar 65
Foto: Manuel Benavides Donde la crisis se concentra: jóvenes
desescolarizados 66

5 Inserción sociolaboral:
¿por qué no interesa? 69
¿ La marginación y la violencia son un
modo de inserción laboral? 70
Educación, moratoria social e ingreso Foto: DABS. Unidad de Coordina-
ción de Prevención Integral (UCPI)
a la vida laboral 74
Proyecto de vida, ocio y tiempo libre 75

6 Violencia: las múltiples dimensiones del conflicto 77


La violencia como un hecho dado: de
victimas y victimarios, de causas y efectos 79
La violencia como hecho localizado: las
pandillas 83
Transformar la comprensión del conflicto 86
Foto: Mabel Castro
Contenido

7 Sexualidad, cuerpo y género: políticas de la intimidad 89


Salud sexual y reproductiva 90
Relaciones de género y cuestiones de
identidad 92
Educación Sexual 96
Foto: Manuel Benavides Marginalidad y exclusión 97

8 Culturas juveniles y consumos


culturales: no sólo búsqueda
de identidad 101
Los objetos culturales 103 Foto: IDCT. Tejedores de Sociedad
Los territorios 106
Las formas de interacción 107
Las prácticas sociales 108
Una nota sobre género 109

9 Políticas públicas: ordenando los estereotipos 111

Las miradas a los jóvenes y a la


juventud desde la política pública 114
Estrategias y componentes de la
Política Pública 116
Foto: Secretaría de Gobierno. Ámbitos de intervención y elemen-
Participación Ciudadana
tos para la política pública de
juventud 118
Contenido

10 Conclusiones 121
La construcción del sujeto joven 121
Lineamientos para la formulación de
la política pública 129

Foto: EJD. Fundación Luís Carlos


Galán

Anexo 1 153
Tabla de resumen ordenada
cronológicamente 154
Siglas y acrónimos de la colección 181
Bibliografía 187















○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○









○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○





Introducción
Este texto da cuenta de los resultados finales del Estado de Arte sobre Juventud
encargado al Departamento de Investigaciones de la Universidad Central por
el Departamento Administrativo de Acción Comunal del Distrito mediante
concurso público en diciembre de 2001, como parte de una serie de insumos
requeridos para la formulación amplia y participativa de la política distrital de
juventud. El estudio, realizado entre el 24 de enero y el 24 de mayo de 2002,
tuvo tres objetivos:

• Identificar el conocimiento cualitativo acumulado en


investigaciones sobre los jóvenes en Bogotá durante la última
década, de acuerdo con un listado de temas determinado por la
entidad solicitante, para identificar tendencias y enfoques de trabajo,
vacíos y/o énfasis en los estudios.
• Realizar un análisis crítico sobre estos hallazgos.
• Ofrecer lineamientos para la formulación de una política de
juventud.
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

En esta introducción se abordan cuestiones de tipo metodológico que


permiten entender la forma en que se realizó el Estado del Arte. En el primer
capítulo se ofrecen algunas reflexiones de tipo teórico en torno al lugar de la
investigación y la producción de conocimiento en la creación de
representaciones sobre lo juvenil; los ocho capítulos siguientes abordan cada
una de las temáticas solicitadas en la revisión del conocimiento. Posteriormente,
en el capítulo La construcción del sujeto juvenil se realiza una propuesta de
comprensión de lo juvenil con base en las características y el sentido de la
producción de conocimiento vista. El texto termina con una revisión de algunos
elementos estratégicos para abordar el tema de las políticas públicas de juventud
y una serie de recomendaciones para el proceso de formulación de las mismas,
desde el punto de vista de la creación de conocimiento. Finalmente se anexa
un listado en orden cronológico de los documentos revisados en el cual se
ofrece una información básica de los mismos así como de los temas tratados.
Este volumen se ideó como un libro de consulta. Cada capítulo puede
consultarse independiente de lo otros; en varios casos se señalan las coincidencias
o conexiones entre un capítulo y otro y es muy común que un texto se refiera
varias veces, en apartes diferentes. Una lectura transversal del texto brindará
un panorama general a los modos de abordar algunas de las problemáticas
principales de la juventud bogotana y permitirá al lector ubicarse tanto en el
escenario del conocimiento que se creó durante la pasada década como en las
implicaciones de ello en las políticas públicas de juventud.

Consideraciones metodológicas generales


Colección Estados del Arte, Bogotá

En primera instancia se asume la definición dada por el Departamento


Administrativo de Acción Comunal del Distrito (DAAC) en cuanto al rango
de población sujeto del estudio: 14-26 años. Esto no implicó descartar
materiales que tocaran franjas cercanas de población o que no hicieran
explícito un rango de edad para definir su objeto, aludiendo por ejemplo a
cuestiones generacionales o culturales como “culturas juveniles”,

“sensibilidades juveniles”.

En cuanto a fechas se asumió como marco 1990-2000, principalmente,


18 sin embargo se incluyen algunos textos del año 2001 que contribuyeran a

○ ○ ○ ○

llenar vacíos en ejes temáticos sobre los cuales hay muy poca información.
Textos referidos a lo producido sobre y en Bogotá, que puede ser publicado
aquí o no. Existe además un conocimiento producido en Bogotá pero no
necesariamente aludiendo a ella, bien de tipo teórico o de tipo ensayístico
○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ Introducción ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

que es importante considerar al momento de preguntarse por la posible


formación de comunidades académicas locales sobre el tema.
Para este estudio se acordó una definición operativa sobre “investigación”
que la entiende como una manera de “producción de conocimiento sobre un
tema”, lo cual permitió acercarse a una diversidad de formas de conocer sobre
las cuales focalizar la búsqueda y el análisis. En general, se buscaron materiales
investigativos plasmados en un medio escrito (resulta por demás difícil dar
cuenta de procesos de los cuales no existe algún soporte físico); si bien en el
proceso se encontraron materiales audiovisuales, estos no se procesaron en el
total de la información. El conocimiento producido puede tener al menos tres
posibilidades:

• Materiales elaborados en el marco de las ciencias sociales y humanas


en particular, siguiendo algún tipo de método o procedimiento
propio a tales disciplinas para la obtención de un resultado.
• Sistematización de experiencias o prácticas que dan cuenta de los
procesos vividos por un colectivo en particular y que presentan al
menos un primer nivel de reflexión sobre el propio quehacer.
• Ensayos de tipo teórico o de tipo crónica periodística basados en el
acercamiento y comprensión de algún tipo de vivencia considerada

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital


juvenil.

Se definió como estado del arte un análisis del saber construido sobre un
tema particular; en este caso, se indagó tanto lo que se dice sobre los aspectos
considerados prioritarios por la entidad que demandó el estudio como el sujeto
que resulta de tal construcción de conocimiento. Se consideró que el
conocimiento más que dar cuenta de la “realidad juvenil” –como si fuera un
reflejo especular de ésta– la construye mediante los énfasis que hace, las lógicas
desde las cuales narra, las imágenes que usa y los vacíos que deja; en este sentido,
el volumen de producción de investigación sobre un tema no es criterio

suficiente para suponer una mayor o mejor comprensión del mismo, como si

la cantidad fuera garantía de veracidad. En cambio, se da preferencia al modo


de ordenar simbólicamente los fenómenos socioculturales. 19


○ ○ ○ ○

Así, los ejes temáticos que orientan este Estado del Arte, de acuerdo con
los lineamientos del DAAC y las contingencias propias del proceso de acopio
y selección de la información, suponen ya un modo de entender lo juvenil y de
dar prioridad a aquello que se considera “propio” de la juventud. Analizar las
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

imágenes de la juventud capitalina generadas en estos focos de conocimiento,


así como los efectos que ellas tienen en lo que se cree cotidianamente “es” la
juventud, se convierte en el objetivo fundamental del volumen.

Definición del universo y la muestra

Un primer “barrido” en los diferentes centros de documentación consultados


permitió hacer un levantamiento de aproximadamente 240 referencias, entre
artículos de revista, libros, informes de investigación y monografías de grado,
que se convirtieron en el universo de la información base del Estado del Arte;
este proceso de selección permitió identificar inicialmente cuatro criterios para
la clasificación de la información:

• Acercamientos de tipo poblacional: textos caracterizados por una perspectiva


demográfica en la cual la juventud se define básicamente desde la variable edad.

• Acercamientos de tipo psico-social:


trabajos elaborados desde las pers-
pectivas de la sociología de la juventud Centros de consulta
y la psicología del desarrollo del joven, Los lugares consultados fueron los siguien-
que lo perciben como un ser en tránsito tes: Programa Presidencial Colombia Jo-
a la vida adulta o un sector social ven; Secretaria Distrital de Salud; Unidad
Coordinadora de Prevención Integral
diferenciado por tal proceso. Los textos (UCPI); Departamento Administrativo de
destinados a la consejería pedagógica Bienestar Social (DABS); Centro de Do-
Colección Estados del Arte, Bogotá

de adolescentes no se incluyeron en cumentación de Bogotá-Observatorio de


Cultura Urbana; Departamento de Inves-
este Estado del Arte, pero resultan tigaciones Universidad Central (DIUC);
importantes al momento de revisar las Biblioteca Luis Ángel Arango (BLAA); Bi-
representaciones que allí se hacen sobre blioteca Central Universidad Nacional de
Colombia; Biblioteca General Pontificia
lo que significa ser joven. Universidad Javeriana; Biblioteca General
Universidad de Los Andes; Biblioteca Ge-

• Acercamientos culturales: trabajos que neral Universidad Externado de Colombia;


Biblioteca Central Universidad Pedagógi-


enfatizan la cuestión de las culturas


ca Nacional; PROFAMILIA; Fundación


20 juveniles, sus sensibilidades y modos

○ ○ ○ ○ Antonio Restrepo Barco; Centro de Investi-


de apropiación de objetos culturales. gación y Educación Popular (CINEP),


En fin, aquellos que dan cuenta de la Instituto Colombiano de Antropología e
Historia e Instituto Colombiano para el
especificidad juvenil desde la pro- Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología
ducción cultural. (COLCIENCIAS).
○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ Introducción ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

• Acercamientos de tipo reflexivo: en relación con lo anterior –pero como un


desarrollo aparte– aparecen textos que incluyen relatos elaborados por los jóvenes
mismos, trabajos de corte teórico o ensayístico que aportan otros elementos
comprensivos a nivel crítico y/o político.

Es importante resaltar la amplia y variada producción de tesis de grado


sobre los temas que motivan este Estado del Arte y que vienen particularmente
de la Universidad Javeriana, la Universidad Nacional y la Universidad de los
Andes; se trata de un material ignorado con frecuencia pero que permite
identificar tendencias investigativas, influencias académicas y políticas y una
serie de aspectos contextuales que dan cuenta de otras pistas en el desarrollo y
producción del conocimiento sobre jóvenes. El material consignado en tesis y
monografías de grado es con frecuencia de corto alcance (en cuanto a las
muestras escogidas se refiere), lo cual puede limitar la generalización de sus
conclusiones pero no su aporte al conocimiento; en algunos casos se trata de
trabajos que avanzan en temas por lo general dejados de lado por las corrientes
de investigación que se mueven a nivel institucional y de las fuentes de
financiación formales, lo cual aumenta más su importancia y novedad.
Finalmente, son textos que ofrecen un conocimiento minucioso y de primera
mano sobre variados aspectos de lo juvenil, rico en detalles y descripciones que
pueden ser útiles al momento de buscar desarrollos más elaborados sobre el

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital


tema.
Del total de referencias levantadas –240– se escogió una muestra de 151
documentos, básicamente con el criterio de saturar progresivamente cada uno
de los ejes temáticos, en procura de la mayor y más diversa cantidad de
información que sobre cada tema sea posible. Al considerar la cantidad de
material acopiado tanto en el levantamiento de referencias como en la muestra
escogida, se hizo evidente que la producción se ha centrado en algunos temas
en particular, siendo en otros muy pequeña o prácticamente inexistente. Entre
los temas que cuentan con mayor material pueden mencionarse los de culturas
juveniles, participación y política pública, sexualidad y consumos culturales.
En cuestiones como los estereotipos sobre el joven, la salud, inserción

sociolaboral y los proyectos de vida, el material es muy reducido1 . Los efectos



de este balance en el desarrollo del conocimiento sobre jóvenes serán revisados


en el primer capítulo de este libro. 21


○ ○ ○ ○

1
Al momento de hacer el estudio se encontraba cerrado el Centro de Documentación del
Instituto para la Integración Educativa y el Desarrollo Pedagógico (IDEP), entidad que du-
rante años ha realizado investigaciones en el tema de la educación.
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

Procedimiento para la recolección y análisis de la información

La muestra de documentos se procesó siguiendo la metodología expuesta por


Rueda (2000) para la realización de Resúmenes Analíticos Especializados
(RAES). De los 240 documentos identificados inicialmente, al final sólo se
procesaron 151: 28 libros, 20 artículos, 23 capítulos de libros, 22 informes de
investigación, 52 monografías de grado y 6 documentos “varios” (plegables y
similares). La mayor parte del material provenía de investigaciones de corte
cualitativo basadas en metodologías de las ciencias sociales, aunque también se
procesaron textos de tipo ensayo teórico (32) y sistematizaciones de experiencias
juveniles (26). Luego de realizados los RAES, se ingresó la información en
una base de datos que permitió la consulta rápida, tanto de los documentos en
su totalidad como de aspectos específicos de los ejes temáticos propuestos.
Estos ejes son, en esencia, los mismos capítulos que conforman el presente
volumen:

• Proyectos de vida: La comprensión del curso vital en ejes


espaciotemporales que dan sentido a la biografía personal. Aparece
aquí la información relacionada con nociones e imaginarios sobre
la vida, la muerte, el futuro y las posibilidades de los jóvenes al
momento de gestionar sus modos de existencia.
• Participación social y política: Modos de relación con lo público
y la transformación de las condiciones de vida. Incluye textos sobre
formas de organización juvenil, democracia y relación con el Estado.
• Educación: Se incluyeron aquí los trabajos sobre escolarización
Colección Estados del Arte, Bogotá

particularmente, en la medida en que no se encontraron estudios


sobre otros procesos de aprendizaje. Se exceptúa el caso de los
trabajos sobre educación sexual, que no siempre están dirigidos a
población escolarizada y que se abordan en el eje correspondiente a
sexualidad.
• Inserción sociolaboral: La ubicación en las relaciones de

producción, la reproducción del capital y la integración al mercado.



Se alude en este capítulo a los trabajos sobre empleo, desempleo y


22

○ ○ ○ ○ formas de ocupación juvenil.


• Violencia: Formas de regulación y transformación del conflicto


social. Investigaciones en las que se examinan la trasgresión de las
normas legales, la agresión hacia sí mismo y hacia los-as otros-as,
○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ Introducción ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

las organizaciones que resultan de estas formas de agresión y la


comprensión misma del conflicto.
• Sexualidad, cuerpo y género: El cuerpo como territorio vivido y
signado. En este eje se consignó la información relacionada con
salud sexual y reproductiva, educación sexual, estudios sobre la
condición genérica de las y los jóvenes y sobre sus relaciones afectivas
y de pareja.
• Culturas juveniles y consumos culturales: El lugar de los-as
jóvenes en la producción cultural. Se incluyen aquí las
investigaciones que se preguntan por las formas de adscripción
juvenil que permiten una cierta identidad particular y lo que resulta
de ella; en buena medida aquí se encuentra la investigación que
intenta dar cuenta de lo que adjetiva al joven y la joven, sus
dinámicas y formas de producción cultural.
• Políticas Públicas: Gestión estatal de las relaciones sociales. Se
incluyó en este caso toda la información relacionada con políticas
públicas de juventud.

Es importante discutir la forma de entender tanto los vacíos de información

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital


como los temas sobre los cuales se sabe más en esta producción revisada: dado
que el punto de vista de este estudio es “lo que se sabe sobre los jóvenes” y no
“el estado de la población juvenil en el momento actual”, los vacíos o excesos
de información aluden en primera instancia a quienes realizan tal acto de
conocer y no necesariamente a la situación actual de la población como tal.
Así, dar un mayor énfasis a un tema, en detrimento de otros, da cuenta en
primera instancia de las lógicas con que operan quienes investigan y no
necesariamente de lo que sucede con la población juvenil como tal. Del mismo
modo, lo que surge hasta el momento en la revisión bibliográfica es un conjunto
diverso de lecturas sobre lo juvenil que no puede entenderse como piezas de
rompecabezas que, en una búsqueda exhaustiva, van encajando para dar cuenta

de la vida de los-as jóvenes hoy. Por el contrario, la producción revisada aparece



como piezas sueltas de diversos rompecabezas, cada uno con su propia lógica e

intencionalidad, no siempre coincidentes ni coherentes entre sí. Esto para 23


○ ○ ○ ○

recalcar que no se puede entender el resultado de este Estado del Arte como un
diagnóstico de la situación de los-as jóvenes como tales, sino más bien como
un retrato hecho con fragmentos muy diversos que expresan la forma cómo
desde la producción de conocimiento nos imaginamos a los y las jóvenes de Bogotá.
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

Para explicar lo anterior: el que en las investigaciones sobre violencia juvenil


–el pandillismo, por citar un caso– abunde información sobre jóvenes de sectores
populares no puede llevar de antemano a concluir que tal fenómeno es más
común o propio de dichos jóvenes; el estado aún emergente de la investigación
cualitativa sobre jóvenes en el país todavía no permite hacer tales conclusiones,
en la medida en que el conocimiento recabado hasta el momento se ha hecho
en circunstancias muy precisas, con criterios de selección de las poblaciones
bastante parciales, que deben tenerse en cuenta en cada caso. Por esto, al
momento de analizar la literatura se abordaron tres preguntas, centradas en los
modos en que se da la producción del conocimiento: ¿Qué se sabe de los jóvenes
en cada eje temático? ¿Por qué se sabe? ¿Cómo se sabe? En cuanto al Qué, se
centró en los modos de abordar cada tema, algunas tipologías del conocimiento
elaborado y las posibles discusiones que le rodean. En lo referente al Por qué, se
intentó una comprensión de los temas, identificando los contextos dentro de
los cuales estos adquieren preponderancia. Por ejemplo, se rastreó su relación
con las políticas públicas. Finalmente, el Cómo está determinado por las
metodologías usadas y el efecto que su aplicación tiene en el tipo de
conocimiento producido.

José Fernando Serrano Amaya


Coordinador
Línea Jóvenes y Culturas Juveniles
Universidad Central
Colección Estados del Arte, Bogotá



24

○ ○ ○ ○

○ ○ ○






















1 Discursos y
representaciones
de lo juvenil

En este primer capítulo se señala parte del marco conceptual con el cual se
aborda el desarrollo del Estado del Arte sobre Juventud y se hace una
presentación general sobre el tema.

El conocimiento como práctica cultural

Una mirada transversal al conjunto de la información recopilada, permite ver


cómo se va conformando un campo de conocimiento en torno a la cuestión de
lo juvenil en la ciudad, mediante la identificación de diferentes problemáticas,
modos de expresión y, en general, el surgimiento de una serie de perspectivas
que crean representaciones diversas sobre quienes son los y las jóvenes bogotanas
(el “qué se sabe” de la Introducción). Un “qué se sabe” que no alude a un
conocimiento “verdadero” de sujetos “reales” —los jóvenes— sino, como se
verá, a un conjunto de prácticas culturales expresadas en la producción de un
saber que los convierte en sujetos de conocimiento.
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

Ya desde el clásico texto de Khun (1992), La estructura de las revoluciones


científicas (publicado originalmente en 1962), se hizo evidente en todas las
ramas de la ciencia la necesidad de abandonar la pretensión de verdad que
motivó los modos de conocer desarrollados en la modernidad, basados en el
deseo de aprender y explicar una supuesta realidad externa e independiente a
la propia acción de creación del conocimiento. Khun señalaba que los
paradigmas de las ciencias no son un resultado del mayor o mejor conocimiento
de la realidad sino, por el contrario, los que anteceden y determinan aquello
que se entiende por realidad. El autor cuestionaba radicalmente el papel que
las ciencias se habían arrogado de revelar la “verdadera” explicación de la
“realidad” y llamaba la atención sobre los modos en que se conformaban y
definían los objetos de investigación. A partir de otros enfoques en las ciencias
sociales y humanas, o los estudios sobre literatura, filosofía y cultura, se
desarrollaron también desde los años setenta una serie de reflexiones que
revisaban sus propias lógicas, cuestionaban sus estatutos, sus modos de
legitimarse, de operar y de dar cuenta de sus objetos/sujetos; todo ello con
miras observar la producción de conocimiento también como una práctica
cultural, social e históricamente ubicada y marcada por relaciones de poder,
cuyos efectos van más allá de una cuestión de conocimiento neutro pues actúan
en la conformación de la realidad como un hecho político.
Considerar la producción de conocimiento como una práctica cultural,
implica reconocer una serie de procesos mediante los cuales se construyen los
significados que conforman las culturas y no son sólo asuntos de “lo que se
tiene en la cabeza”, sino aquello que organiza y regula lo social, teniendo por
consiguiente, reales efectos prácticos (Hall, 2001). El conocimiento sobre
jóvenes en este texto es un claro ejemplo de ello, donde buena parte de los
Colección Estados del Arte, Bogotá

casos tratan de un saber construido a partir de demandas concretas de política


pública y con miras a incidir en determinadas situaciones de lo juvenil. En
sentido amplio, la noción moderna de lo que significa ser joven o adolescente
es también un proceso de este tipo, pues la creación de campos especializados
de conocimiento sobre el tema ha contribuido a moldear unos modos
particulares de relacionarse con ese mundo juvenil que se expresan bien en

diversas prácticas educativas, sicológicas, sociales, entre otras. El conocimiento



sobre lo juvenil ha sido una de las formas en que la sociedad moderna ha


26 intentado justificar sus ordenamientos sociales, en especial los que tienen que

○ ○ ○ ○

ver con los grupos de edad, las relaciones generacionales, los ingresos y egresos
a la vida productiva, la administración de los tiempos sociales y los tiempos
subjetivos, entre otros factores.
Discursos y representaciones

La aparición de la noción de “adolescencia” en el campo de la sicología en


el inicio del siglo XX, con sus alusiones a los cambios biológicos, el descontrol
y la turbulencia del periodo juvenil, se da en un escenario social muy particular
en el que dicha noción permitió reorganizar los ciclos vitales y grados escolares,
los tipos de inserción al mercado laboral, las formas de regulación de las
relaciones de género y de la sexualidad, que la economía de mercado necesita
en ese momento. Por su parte, los primeros trabajos sociológicos sobre la
juventud intentaron comprender las formas en que los jóvenes se ajustan o no
al funcionamiento social, observando desde la pregunta por las “sub-culturas
juveniles” las adaptaciones y desadaptaciones de ciertos grupos sociales al sistema
social. Entre tanto, la antropología se dedicó a observar la universalidad o
particularidad del fenómeno de lo juvenil en otras culturas mediante la revisión
de la forma en que se organizan los grupos de edad y los relevos generacionales.
En una mirada de larga duración a la investigación sobre jóvenes a lo largo del
siglo XX es posible decir que ésta ha sido sobre todo un discurso de control, en
la medida en que las formas de entender al joven, de describir e interpretar sus
modos de ser y actuar se han hecho mayoritariamente desde la pregunta por su
ajuste o no a lo que se concibe como adecuado desde el mundo adulto, que se
usa como patrón de referencia para calificar lo juvenil (Serrano, 1998b). El
adultocentrismo ha sido una de las características principales de los discursos
que las ciencias sociales y humanas han construido sobre los-as jóvenes a lo

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largo del siglo XX, determinando y/o legitimando desde allí políticas y acciones
sociales muy concretas.
Así, los sentidos que adquiere “ser joven” en la sociedad moderna están en
estrecha relación con las representaciones que los conocimientos expertos en el
tema hacen de ello mediante las imágenes que proponen, las historias que
cuentan, las palabras que usan, las clasificaciones con que operan; la sola palabra
“adolescente”—el que sufre de algo o falta de algo—nos da cuenta ya de cómo
se inscribe a los jóvenes en un orden de significación bastante preciso y con
efectos muy concretos en los modos de entenderlo. Con grados diversos de
sofisticación o elaboración, el saber experto sobre jóvenes junto con las industrias
culturales y mediáticas, han contribuido a formar tales representaciones sobre

lo juvenil, cuyos efectos y consecuencias se conectan con relaciones de poder



que regulan la sociedad y definen comportamientos, identidades y


subjetividades. Para ser precisos, la producción de conocimiento opera no como 27


○ ○ ○ ○

si fuera un reflejo lineal o especular de la realidad en donde basta con “dar


cuenta” de lo que quiere mirar sino a manera de acto reflexivo, en la medida en
que no se agota en la descripción de su objeto sino que determina la forma en
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

que las cosas mismas son pensadas, representadas, estudiadas e intervenidas.


En éste Estado del Arte se partió de la idea de considerar el conocimiento
producido sobre jóvenes como un conjunto de discursos, de formas de
razonamiento que intentan ordenar, clasificar e interpretar una determinada
situación desde unas lógicas no siempre explícitas pero no por ello menos
efectivas; la investigación, como práctica discursiva, más que dar cuenta de
una realidad que supuestamente se encuentra de antemano hecha para ser
comprendida, construye su propio objeto, lo conforma y enmarca de una
manera que le permita integrarlo a las formas de conocer legitimadas
socialmente.
Por eso se consideran los discursos elaborados desde la investigación como
constructores de lo juvenil, pues con las cosas que enfatizan, con los problemas
que resaltan, con lo que les interesa conocer, y también con lo que dejan de
lado, van delineando un joven del cual hablar y sobre el cual actuar. Este último
aspecto es fundamental en la medida en que la investigación sobre jóvenes
–con algunas excepciones– tiene estrecha relación con las acciones que desde
las políticas sociales se emprenden sobre este sector poblacional, sean estas
acciones explícitas o no dentro de una agenda de políticas públicas. Los trabajos
de la sociología funcionalista que se dedicaron a observar la delincuencia juvenil,
las investigaciones sobre las escuelas secundarias, los estudios sobre los modos
de consumo, la preocupación permanente por las pandillas y las violencias
juveniles, la formulación de la primeras investigaciones latinoamericanas en
los años ochenta, entre otros ejemplos, influyeron con frecuencia en la toma
de decisiones políticas sobre la regulación y legitimación de ciertas relaciones
sociales entre las generaciones y las clases de edad. Esta relación entre
investigación y política pública se ampliará posteriormente, pero por ahora
Colección Estados del Arte, Bogotá

nos interesa señalar que la creación de conocimiento está altamente influida


por los contextos históricos y sociopolíticos en que se desarrolla.
Por lo pronto, es importante diferenciar la construcción política del
conocimiento –lo referido en los párrafos anteriores sobre los efectos de los
discursos sobre las prácticas sociales– de las políticas para la construcción de
conocimiento; esto último se refiere específicamente a las acciones que desde las

instancias de decisión política –tanto pública como privada– se emprenden



para elaborar un conocimiento necesario en la toma de decisiones: asuntos de


28 presupuestos para investigación, fundación de instancias dedicadas a ello,


○ ○ ○ ○

establecimiento de cátedras y espacios académicos para dar una legitimidad


intelectual al saber experto sobre jóvenes, entre otros. Un ejemplo claro de esto
es la investigación sobre jóvenes en España, que prácticamente desde los años
Discursos y representaciones

sesenta ha venido consolidando de manera periódica un acumulado de saber –


sobre todo mediante encuestas y estudios de opinión– por interés e inversión
constante de instancias públicas relacionadas con lo juvenil (Martín, 1998). Otro
ejemplo de estas políticas de creación de conocimiento es el caso de la investigación
sobre jóvenes en Medellín, posiblemente más extensa y densa que la hecha en
Bogotá, y con mayores usos sociales, en la medida en que ha sido con frecuencia
resultado de la articulación entre academia, sector privado (sector financiero y
ONG’s) y sector público, en función de la solución de problemáticas particulares.
Este aspecto –las políticas para la construcción del conocimiento– es un asunto
que requiere un trato especial por parte de las entidades dedicadas a la política
pública de juventud y que ha recibido poca atención en el caso colombiano. Las
recomendaciones al final del volumen apuntan en ese sentido.

Orígenes y desarrollo del conocimiento sobre jóvenes en el Distrito

Se identifican al menos cuatro factores como los desencadenantes de la producción


de conocimiento sobre jóvenes en Bogotá y que también, en buena medida, hacen
parte de contextos más amplios en otras ciudades del país y de América Latina: la
preocupación social, el pánico moral, la irrupción de culturas juveniles y los nuevos
desarrollos académicos.

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La preocupación social

En América Latina la inquietud social por los jóvenes como prioridad política se
origina en la crisis económica de la década de los ochenta, que tuvo en la juventud
uno de los sectores más afectados. Dicha preocupación, hecha evidente por diversas
organizaciones internacionales, se expresó tanto en los primeros intentos de política
pública específica para esta población, como en los estudios que intentaron dar
cuenta de su situación, representados en Colombia por el libro Ausencia de futuro
de Rodrigo Parra (Parra, 1985).

En el caso colombiano, además, la falta de atención social hacia la juventud se



hizo evidente en los movimientos de jóvenes que impulsaron la Reforma


29

Constitucional de 1991, en la medida en que se mostró la poca importancia que ○ ○ ○ ○


hasta el momento se les había dado y su papel político. La primera política de


juventud específica en el país, bajo la administración Gaviria, se dio por el clima
favorable generado por este movimiento (Daza, 1996).
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

El pánico moral

Diversos autores han señalado cómo en Colombia el desarrollo de varias formas


de violencia juvenil, sobre todo el sicariato y las violencias asociadas al
narcotráfico pero también otras violencias urbanas –las pandillas juveniles que
fueron famosas en los años ochenta en diversos barrios de Bogotá por sus
enfrentamientos territoriales, por ejemplo– llevaron a que el país se diera cuenta
de la existencia social de los-as jóvenes. La conexión entre estos hechos y la
forma en que fueron representados por los medios masivos de comunicación
es un aspecto que requiere un estudio más detallado, sobre todo mediante el
análisis de los medios masivos de información y de las imágenes que éstos
divulgaron.
Medellín, Bogotá y Cali, principalmente, fueron los focos desde los cuales
se generalizó este temor sobre una generación que crecía sin miedo a la muerte,
completamente inmersa en un país convulsionado por violencias que siempre
han estado ahí para ellos y ellas, sin valores sólidos para afrontar las tentaciones
del consumismo y el dinero fácil; Rodrigo D. No futuro para el caso de Medellín,
o Cuando quiero llorar no lloro, serie de televisión mejor conocida como Los
Victorinos, son reflejos de este pánico moral y de la alarma social que se generó
durante el inicio de la década de los noventa por la “crisis” de la juventud.

Irrupción de culturas juveniles

Una serie de fenómenos culturales transformaron el paisaje de la ciudad a


finales del siglo XX. Referidos no sólo al ocio, la lúdica y el tiempo libre, sino
Colección Estados del Arte, Bogotá

a otras formas de expresión y creación pública y política. No se trata de un


fenómeno exclusivo de la década de los ochenta y noventa y quizá no tenga la
misma magnitud y espectacularidad de otras capitales latinoamericanas. Aparece
en el mismo contexto, probablemente originado por los grandes cambios que
la vida urbana ha experimentado. Jóvenes organizados en barras, bandas,
pandillas, grupos musicales, modos particulares de presentarse ante el mundo

adulto y experimentar la ciudad, la sociedad y a sí mismos, con usos de la calle



y nuevos rituales de vida y muerte. Son sólo algunos de los fenómenos descritos

30 bajo la polisémica noción de “culturas juveniles”, mediante la cual se constata


○ ○ ○ ○

una actitud particular que tiene como protagonistas a los-as jóvenes.


En complejas relaciones con la globalización cultural, los movimientos de
tipo social comunitario organizados por jóvenes, las luchas entre sectores
sociales, la marginación y la exclusión social, económica y cultural, tales
Discursos y representaciones

expresiones culturales han sido en muchos casos espectacularizadas,


estereotipadas y hechas funcionales por los medios y las industrias del consumo,
modificando a su vez las formas de entender a quienes son los incluidos o no
en el sistema social actual y su dinámica de mercado.

Nuevos desarrollos académicos

La atención académica a lo juvenil y más concretamente a la adolescencia, ha


tenido a lo largo de los años su espacio en disciplinas como la sicología, las
ciencias de la educación y la medicina; por su parte, organizaciones nacionales
e internacionales han demandado conocimiento sobre los temas y las
poblaciones objeto de su atención, prácticamente desde que la cooperación
para el desarrollo se estableció, lo cual generó en el campo de la consultoría y
las fundaciones, no sólo una inquietud por la investigación sino un modo
particular de usar y recurrir al saber para sustentar sus acciones. Adicionalmente,
algunas entidades –públicas y privadas, relacionadas con lo juvenil– formaron
sus propios equipos de reflexión y sistematización de la experiencia, como se
dio desde muy temprano en la entonces Unidad de Prevención Integral de la
Alcaldía Mayor de Bogotá.
A partir de la segunda mitad de los ochenta y a lo largo de los primeros

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años de los noventa, la academia colombiana en general –y la bogotana en
particular– empieza a identificarse con inquietudes y planteamientos
provenientes de los estudios latinoamericanos sobre comunicación y cultura
relacionados con la vida urbana contemporánea, y los estudios sobre consumos
mediáticos y expresiones culturales surgidas en los contextos de la “modernidad”,
las culturas populares y la globalización en su versión latinoamericana.
El libro Desde la Esquina, publicado en 1992 por el equipo de trabajo de
COLJUVENTUD, una entidad dedicada a la consultoría nacional e
internacional en el área, representa en buena medida el inicio de la inquietud
académica y política por lo juvenil; tres reflexiones publicadas allí dan cuenta
de temáticas que abren el campo de acción de la investigación en el resto de la

década: la cuestión de la cultura (Riaño, 1992) la inquietud por las identidades



(Perea, 1992) y la cuestión política (Jiménez, 1992).


31

Por otra parte, si se observan los trabajos de algunos de los pioneros de los ○ ○ ○ ○

estudios sobre juventud en América Latina, se encuentra que muchos de ellos


en efecto provenían de los estudios sobre ciudad, comunicación y cultura,
como bien se expresa en un texto publicado por la Universidad Javeriana como
resultado de la Cátedra UNESCO de Comunicación organizada en 1994; este
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

texto, junto con la publicación en 1996 del número 4 de la Revista Nómadas,


de la Universidad Central, y el seminario Qué sabemos de los jóvenes –cuyas ponencias
dieron pie a la publicación del libro Viviendo a toda. Jóvenes, territorios culturales y
nuevas sensibilidades, por la misma Universidad Central– contribuyeron a crear el
terreno para la preocupación académica local sobre el tema, nutriéndola con una
ubicación en el contexto internacional y con la presentación de los resultados de
investigaciones de mediana duración que complementaban las reflexiones iniciales
con estudios detallados de tipo cultural, sociológico o antropológico a poblaciones
y fenómenos culturales juveniles específicos.
La revisión bibliográfica para esta investigación permite considerar que el cruce
de estos cuatro factores conformó un conjunto de inquietudes, demandas de
conocimientos, preocupaciones sociales y políticas que gradualmente crearon el
caldo de cultivo para el desarrollo de la investigación sobre jóvenes a lo largo de los
años noventa, sobre todo a partir de 1994 y 1995, donde se hace más evidente el
aumento del número de publicaciones y la diversificación de las temáticas
tratadas; los años 1998 y 2000 ofrecen
los picos más altos en producción
bibliográfica.
El considerar un conjunto diverso de La Cátedra UNESCO de Comunica-
formas de producción de conocimiento ción, organizada en 1994, se tituló Co-
municación y reorganización de los espa-
lleva a concluir que, si bien a partir de la cios locales y globales, y tuvo tres subtemas:
mencionada fecha se consolida el campo,
desde el inicio mismo de la década del • Comunicación e integración latinoa-
mericana.
90 existían trabajos sobre los-as jóvenes
en el área particular de cada ciencia, • Comunicación y cultura urbana.
como en el caso de la sicología del desa-
Colección Estados del Arte, Bogotá

• Comunicación, subculturas juveniles


rrollo y la educación. El proceso señalado y contextos posmodernos.
no se refiere al inicio en el tratamiento del La pertinencia ética del tercer subtema
tema de los-as jóvenes en una ciencia en se justificaba ante la necesidad de un “sa-
particular o en un campo de acción de ludable diálogo intergeneracional” que
propicie el reconocimiento de las dife-
política pública –el caso de las actividades rencias entre unas generaciones y otras,
sobre salud sexual y reproductiva en donde en sociedades que como las nuestras han

los tópicos de la sexualidad adolescente, vivido profundos cambios en las últimas


décadas (Pérez, 1995:15). Los cuatro tex-


particularmente la femenina, tienen una


tos publicados sobre el subtema tocan las


32 más larga data– sino al momento en que la

○ ○ ○ ○ cuestiones de la cultura urbana, el rock


pregunta por lo juvenil toma autonomía y como práctica cultural juvenil y las for-
se convierte en un lugar de pesquisa con mas de comunicación entre los jóvenes,
abriendo así el paso a una de las tenden-
legitimidad propia, bien sea inter o cias más consolidadas en la investigación
transdisciplinariamente. local del tema.
Discursos y representaciones

Este cambio fundamental, consolidado hacia la mitad de la década del 90,


señala la ruptura con los enfoques tradicionales del tema y está marcado por el
surgimiento de la inquietud por la especificidad social y cultural de los jóvenes,
más allá de las determinantes biológicas abstractas o del desarrollo del proceso
escolar que afecta los ciclos vitales. Así, la consideración de lo que producen los-as
jóvenes por sí mismos –llámese cultura juvenil o formas de interacción y de
apropiación de la ciudad o de objetos culturales– abre el camino a unas nuevas
formas de conocer tras las cuales se dibuja una imagen de los-as jóvenes separada
de las crisis de la adolescencia, los asuntos escolares o los riesgos de su
comportamiento sexual. Esto se puede observar en la proliferación de investigaciones
en torno al tema de las culturas y los consumos culturales juveniles que es tratado
en casi la tercera parte de las publicaciones revisadas para el periodo; asuntos como
la violencia, la participación social y las políticas públicas aparecen en una cuarta
parte de los textos vistos, precisamente por esa importancia que tuvo el conocer a
los jóvenes en medio del conflictivo contexto de la década.
El que los temas del trabajo y la inserción al sistema productivo apenas hayan
tenido importancia en la década del 90, abre un gran interrogante sobre la forma
en que estos asuntos se entendieron y el lugar que la investigación intentó darle a lo
juvenil en lo social; tal vez, al querer resaltar la especificidad juvenil ésta se vio
aparte, separada o fuera de una serie de variables y condiciones estructurales que
inciden en las y los jóvenes como en el resto de la sociedad y no se resuelven sólo

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desde un intento, por demás válido, de resaltar su protagonismo en la producción
cultural.
Para resumir, como resultado del cruce de los cuatro factores desencadenantes
explicados con anterioridad, el desarrollo del conocimiento sobre jóvenes bogotanos-
as a lo largo de la década de los noventa tiene las siguientes características:

• Es una investigación focalizada.


• Es una investigación que intenta incidencia social.
• Es una investigación que cuestiona estereotipos.
• Es una investigación a manera de álbum de fotos.



Es una investigación focalizada 33


○ ○ ○ ○

Sin duda como resultado de la preocupación social por las difíciles


condiciones que gruesos sectores de la población juvenil han vivido desde
la década de los ochenta, temas como la violencia, la pobreza, la marginación
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

y la exclusión social han sido considerados prioritarios en la limitada


atención pública, y por ende, en los tipos de conocimientos necesitados.
Buena parte de la investigación está concentrada en jóvenes de sectores
populares y de ciertas zonas de la ciudad como resultado de tal focalización.
Uno de los lugares sobre el cual hay mayor información investigativa es
Ciudad Bolívar, donde se realizó al menos la quinta parte de los trabajos
específicos a una localidad bogotana, seguido de cerca por San Cristóbal.
Por efecto de este modo de actuar, las investigaciones van mostrando retratos
parciales de la ciudad y sus habitantes que resultan de la forma en que se
localiza en la misma lo que llama la atención a quienes hacen el
conocimiento, sobre todo el que es contratado desde intereses públicos;
por eso se sabe menos de jóvenes de estratos medios y altos o de jóvenes
que no participan de aquellas expresiones y formas de organización
consideradas problemáticas, o se conoce más de las jóvenes por los problemas
de salud sexual y reproductiva pero no por su participación en la cultura y
se ignoran las vivencias de género de los hombres jóvenes; los efectos de
esto, en cuanto a la imagen de ciudad que se tiene desde el conocimiento,
aún están por revisarse.

Es una investigación que intenta incidencia social

Al ser la preocupación social expresada en políticas públicas focalizadas un


factor para la creación de conocimiento, ese saber se hace con la intención
de comprender y brindar recomendaciones, propuestas o alternativas de
acción a los temas tratados. Una buena parte de los trabajos consultados
Colección Estados del Arte, Bogotá

ofrecen propuestas de acción desde la política pública, bien porque sea


parte de su compromiso al ser financiados o contratados o porque se
considere una responsabilidad académica y se ofrezca como tal. Esto no
quiere decir, sin embargo, que no haya distancias y conflictos entre el
conocimiento elaborado y las estrategias de intervención social o que la
política pública siempre se haya nutrido del saber producido; sin duda la

experiencia del Observatorio de Cultura Ciudadana, en la primera Alcaldía



Mockus, mostró la relevancia de tener conocimiento para soportar las


34 decisiones políticas, pero allí no se resuelve el asunto pues los procesos de


○ ○ ○ ○

negociación, traducción y uso social del conocimiento son muy complejos


y no han sido siempre abordados con el compromiso requerido por las
partes implicadas. Este asunto se desarrollará más en la parte final del
volumen.
Discursos y representaciones

Es una investigación que cuestiona estereotipos

Tanto el pánico moral como la preocupación social focalizada han generado


una serie de imágenes sobre los-as jóvenes: violencia, delincuencia, drogadicción,
por una parte; consumismo, rebeldía, pérdida de valores, falta de identidad,
apatía política, por otra; promesa de futuro o motor del cambio social, por
otra más. Bien lo expresa Perea (1992) al señalar que el joven aparece en la
escena nacional marcado por el sino fatídico del sicariato y la muerte y la
promesa de un nuevo país que representó el Movimiento por la Séptima
Papeleta; estereotipos finalmente funcionales para el mercado y para las
relaciones de poder que desde las instituciones y el mundo adulto se imponen
sobre los jóvenes (Ortiz, 1993).
En grados más o menos explícitos, la investigación sobre jóvenes intenta
cuestionar esos lugares comunes para ofrecer un conocimiento que resalte otros
aspectos, que indague desde otros ángulos con miradas más agudas la gran
tensión que marca la producción de conocimiento en el Distrito: ¿cómo
reconocer la situación que vive la población juvenil sin volverla problema? Los
textos revisados no tienen una solución única a esta tensión y más bien fluctúan
de un lado a otro, en no pocas ocasiones reproduciendo los estereotipos que
critican; al resaltar las dificultades que viven las y los jóvenes se les puede
victimizar o reducir a solas carencias y al valorar su creatividad se pueden

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital


invisibilizar las marginaciones y exclusiones que viven (unos en mayor o menor
grado que otros), como sucede con el resto de la sociedad. En el capítulo sobre
la construcción de lo juvenil se apreciarán los efectos que tienen las
representaciones de que se vale la investigación en las imágenes de joven que se
proponen.

Es una investigación a manera de álbum de fotos

El énfasis de este Estado del Arte fue la investigación cualitativa y concentrar la


mirada en los trabajos que ofrecen una gran riqueza de detalles e intentan

ahondar en las situaciones particulares de jóvenes con vivencias muy propias,



apelando hasta donde sea posible a metodologías etnográficas, observaciones


de campo, estudios de caso, muestras tomadas de las propias universidades 35


○ ○ ○ ○

donde se investiga y grados diversos de cercanía, empatía o distancia entre


quien investiga y los participantes de las investigaciones. Con seguridad en ese
intento por ofrecer un conocimiento que cuestione los estereotipos e incida
socialmente, las investigaciones propiciaron acercamientos que a manera de
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

retratos y reconstrucciones de la experiencia intentan mostrar lo singular y lo


específico juvenil; buscar “la voz” del joven, acercarse a su realidad, acceder a la
comprensión de su mundo mediante sus narrativas. Estrategias metodológicas
que expresan esta intención de cuestionar las miradas estereotípicas, claro, con
el riesgo de reemplazar una “verdad” –la del mundo adulto– por otra –la que
tendrían los jóvenes en sus relatos testimoniales; la investigación a veces pareciera
caer en la trampa de suponer una “pureza” en el testimonio juvenil sólo por el
hecho de ser juvenil, como si en él no hubieran procesos de intermediación,
alteraciones y apuestas a los modos en que se desea ver y ser visto ante otros y
ante sí mismos.
Por otra parte, la no pretensión de totalidad de esta investigación, en vez
de ser un problema es una riqueza, pero tiene efectos cuando desde allí se
intentan definir acciones de política pública. ¿Quiénes son los no incluidos?
¿Los invisibilizados? ¿Aquellos que sólo aparecen en ocasiones especiales o de
los cuales se ha perdido memoria? ¿Cuáles son los temas que no se tocan por el
protagonismo de otros? ¿Qué es lo que se resalta y lo que se oculta? Finalmente,
¿Qué efectos tienen los retratos creados y qué pasa con quien —siguiendo la
metáfora— tiene la cámara? Dicho en palabras más precisas ¿Cuáles son los
juegos de representaciones que se escenifican en este intento por volcar la
atención a lo que ciertos jóvenes dicen de sí mismos a veces a nombre de otros
y de los cuales los investigadores también hacen parte? ¿Cuáles son las
implicaciones del conocimiento construido y de las realidades ignoradas?
Algunas de las observaciones realizadas hasta el momento y las que se
presentarán luego coinciden y también se separan de la investigación de Perea
(1999) sobre jóvenes en Bogotá, dado que trabajan muestras un poco diferentes:
Perea considera treinta títulos básicos de investigaciones que siguen alguna
Colección Estados del Arte, Bogotá

perspectiva de las ciencias sociales y humanas y un proceso sistemático de análisis.


Este trabajo consulta algo más de 150 documentos de tipo investigativo,
reflexiones teóricas, informes y propuestas de políticas públicas,
sistematizaciones de experiencias, entre otros. Para Perea (1999) la cuestión de
las identidades ocupa un lugar fundamental en las inquietudes investigativas,
particularmente en sus formas colectivas de pandillas, buscadores culturales y

jóvenes comunitarios, alrededor de cuyo estudio gira parte de la bibliografía



por él estudiada. Este análisis observa esa inquietud en diversos lugares: en los

36 consumos y las culturas juveniles, en los trabajos sobre participación política y


○ ○ ○ ○

social, en las cuestiones de violencia y delincuencia.


En efecto, las preguntas por las identidades atraviesan buena parte de los
textos analizados, siendo diversas las dimensiones en que se las encuentra: la
cultural, lo social, la política; inquietud que atraviesa toda la producción
Discursos y representaciones

investigativa de la década del 90 en cuanto se acerca a comprender y expresar


la particularidad de los-as jóvenes y sus vivencias, pero que no puede
comprenderse sólo desde ellos mismos, como si la identidad estuviera contenida
en sí mismos, dispuesta a ser comprendida por los investigadores. La
especificidad juvenil hay que verla tanto en aquello que los jóvenes hacen y
dicen de sí mismos, como en los sistemas y procesos más amplios a través de
los cuales son nombrados y diferenciados; por eso la importancia de observar
lo que la política pública dice y ejerce sobre lo juvenil. Así, si Perea (1999)
encuentra en la investigación un movimiento “de la identidad al conflicto”,
este estudio señala una práctica cultural que hace de la identidad juvenil un
conflicto de poderes.
Perea (1999) identifica tres desplazamientos en las perspectivas analíticas
que se observan en la bibliografía vista: de la violencia a la identidad, de la
política a la cultura y de las instituciones al sujeto; el primer desplazamiento
surge al cuestionar la reducción de lo juvenil a lo criminal y en vez de ello
buscar las sensibilidades, culturas o identidades que permiten entender lo que
sucede con los sujetos hoy. El segundo desplazamiento ya no define a los sujetos
desde el poder, la acción colectiva o la transformación social sino desde la
identidad y la experimentación estética de la vida; el tercer desplazamiento,
como señala el autor, parafrasea a los anteriores al resaltar la importancia que
se le da a la cuestión de la subjetividad como objetivo de la mirada de lo

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juvenil. El autor sin embargo, no deja su análisis en esta constatación sino que
propone la necesidad de nuevos derroteros: de la identidad al conflicto, de la
cultura a las relaciones sociales, del sujeto a la sociedad, buscando con ello
llamar la atención sobre la necesidad de abordar la cuestión de la ética y de lo
público en la comprensión de lo juvenil.
Sin duda, los desplazamientos señalados se pueden encontrar también en
la bibliografía revisada, pues se trata finalmente de los diversos caminos que ha
recorrido la producción de conocimiento para transformar una imagen de sujeto
a otra: del joven sujeto a las instituciones y determinado por ellas, al joven
sujeto que se hace singular en sus vivencias y experiencias del mundo y de sí
mismo; por eso el recurso a esas metodologías cualitativas. En ambos casos, sin

embargo, el riesgo no ha estado en concentrar el trabajo investigativo más en



un lado o en el otro, como si el primero fuera el “inadecuado” y el segundo el


“innovador” sino en no observar los sistemas y procesos que producen a los 37


○ ○ ○ ○

sujetos mismos, dentro de los cuales la creación de conocimiento ocupa un


lugar fundamental.
Si se tiene en cuenta la poca importancia que se otorga a las cuestiones
relacionadas con el trabajo, la transformación de los cursos vitales y la inserción
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

de los-as jóvenes en los sistemas de reproducción del capital, lo que se logra con
el desconocimiento del lugar que ellos-as ocupan en el conflicto social que vive
el país, es legitimar, mediante el conocimiento, las relaciones de poder que
controlan al joven. La paradoja (y si se quiere el peligro) del conocimiento
revisado consiste en volverse funcional para las políticas que regulan el orden
social actual y de las cuales todos, jóvenes y adultos, somos parte.
Colección Estados del Arte, Bogotá



38

○ ○ ○ ○

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○








○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○





























2 Proyectos de
vida: sí, ¿futuro?

En el levantamiento bibliográfico realizado se encontraron diez textos que hacen


referencia directa a planes de vida, imágenes de futuro, relación consigo mismos
y con el entorno, en las y los jóvenes capitalinos-as; alguna información al
respecto apareció en otros dos documentos, referidos en este estudio para dar
cuenta de un tema que ha sido preocupación particular en el estudio de ciertas
poblaciones juveniles y que no ha recibido la misma atención que otros temas,
también importantes en la comprensión de lo juvenil.
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

La pregunta por los proyectos vitales de los jóvenes ha aparecido en el


horizonte de la investigación asociada principalmente a la comprensión de las
diferentes problemáticas que afectan a poblaciones vulnerables y/o excluidas,
como niñas, niños y jóvenes prostituidos, pandillas, parches, y en menor medida
a jóvenes de sectores sociales medios y altos o jóvenes que tienen otras dinámicas
de vida. Dado que la mayor parte de estas investigaciones son contratadas por
entidades públicas, su objetivo es brindar elementos para la formulación de
políticas de rehabilitación, atención e intervención en tales situaciones de
marginación, mientras que los trabajos que cubren otras poblaciones vienen
de intereses más académicos y relacionados con el desarrollo de conocimiento
sobre jóvenes como tal. En general, se trata de entender los efectos que tienen
asuntos como la violencia, la exclusión social, la modernidad y la globalización,
entre otros, en las relaciones de las y los jóvenes con la vida y la muerte, el
futuro, su lugar en el país y la sociedad; aspectos todos que son también tocados
desde otros ángulos de la investigación pero tienen aquí la particularidad de
estar asociados a la forma en que se definen los proyectos, ideas de futuro,
relaciones con el tiempo y con el entorno.
Los abordajes presentes pueden organizarse en la siguiente forma:

• Vivir cerca de la muerte: vulnerabilidad y exclusión.


• Vivir en Bogotá: efectos del conflicto.
• Vivir globalmente.
Colección Estados del Arte, Bogotá

Vivir cerca de la muerte: vulnerabilidad y exclusión

Resulta llamativo que la pregunta por los planes y proyectos de vida de las y
los jóvenes haya sido una preocupación permanente en los estudios que sobre
prostitución se han realizado en la capital desde los inicios de la década y a
todo lo largo de ella, muy seguramente por la necesidad de brindarles otras

opciones de vida o por lo menos lograr reducir las violencias y exclusiones en


que estas poblaciones se encuentran (Álvarez y Suárez, 1998; Velandia, 1996;


40

○ ○ ○ ○
Cámara de Comercio de Bogotá, 1995; Cabrera, 1993).

Estas investigaciones coinciden en afirmar que los-as menores de edad


vinculados-as con la prostitución, junto con otros-as jóvenes marginados-as
habitantes de la calle, “viven al día”, resolviendo sus necesidades básicas como
comer, dormir y protegerse del frío, sin un sentido de planeación o de
Proyectos de vida

proyección de su vida hacia el futuro pues el riesgo, las amenazas constantes a


su vida, la exposición a diversas formas de morir hacen que no sólo no exista
un “hoy” sino que consideren que jamás va a existir. Así, todos los estudios
encuentran que las condiciones de vida de niños, niñas y jóvenes prostituidos
hacen que la interacción con la muerte sea un asunto cotidiano, lo cual tiene
efectos directos en cuanto a la idea de una prolongación en el tiempo de la vida
y una banalización de la muerte como tal, con los respectivos efectos en las
nociones que se hacen de sí mismos y en aquello que sustenta una cierta
seguridad de lo que se es como ser particular. Esto origina un cambio de relación
entre vida y muerte, pues finalmente una y otra están muy cerca, lo que se
traduce en practicas sexuales inseguras, baja autoestima, propensión al suicidio
en algunos casos e incluso se considere el morir como la posibilidad de un
cambio o el tener una nueva oportunidad en la vida, idea asociada a la fuerte
presencia de un imaginario religioso, sustentado en la idea de Dios Padre
Protector (esto es señalado particularmente por Álvarez y Suárez, 1998).
Al observar con atención los estudios, se da un desplazamiento importante
en la comprensión del tema: Cabrera (1993) habla de los mecanismos para
“rehabilitar” a las menores –sólo se trabajó con ellas en este caso– se intenta
comprender las razones que impiden el regreso al hogar, la voluntad para –o la
resistencia a– dejar la calle, el deseo de “salir adelante” y la necesidad de brindar
apoyo institucional al proceso de regeneración. En un estudio de 1995 también

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patrocinado por la Cámara de Comercio y centrado en los jóvenes prostituidos
–los pirobos– hace su ingreso la noción de “trabajo sexual” que cambia la lógica
propuesta anteriormente. Incluso, señala que se trata más de incidir en las
condiciones de realización del trabajo que en la rehabilitación de los jóvenes,
cambiando así la idea de pasividad que subyace a otros modos de comprensión
del tema. Velandia (1996) resalta las voces, las historias y la creatividad de los
y las menores en prostitución y discute el concepto de “trabajo sexual”, como
parte de los cuestionamientos que a nivel internacional se hacen al respecto,
pues se considera que ellas y ellos no tienen aún una percepción de sí mismos-
as que les permita la actitud reflexiva sobre su labor, así manifiesten una
“voluntad” de hacerlo. Velandia desarrolla, además, propuestas encaminadas a

crear condiciones de vida diferentes para ellos e incluso “anticipar el riesgo”; lo



cual, sin negar las exclusiones en que viven, reconoce ya una cierta capacidad

de acción. Finalmente, Álvarez y Suárez (1998) ahondan bastante en el tema, 41


○ ○ ○ ○

al tocar asuntos como la percepción que ellos tienen de sí mismos y sus proyectos
vitales.
En un sentido similar, siguiendo el modo como la exclusión social genera
cercanía con la muerte y proyectos de vida signados por la inmediatez, se
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

encuentran los estudios sobre jóvenes en contextos marginales de pobreza y


violencia. Trabajos como los de Arbeláez y Bustos (1995) y Salazar (1998)
tratan el tema de jóvenes pandilleros o ex-pandilleros, en donde vuelve a aparecer
el asunto del cambio en los planes de vida ante el deseo de asumir otras dinámicas
de interacción. En este ámbito, los proyectos de vida de varios jóvenes se
enmarcan en la idea de “vivir la vida porque es corta y hay que vivirla bien”,
fórmula que se traduce en afán de prestigio en el barrio, posesión de dinero
como garantía de estatus y de acceso a bienes –vestuario, objetos de consumo
y mujeres– y en general de obtener un lugar valorado socialmente o que les
permita acceder a él. En un medio en que el estudio o el trabajo formal no son
accesibles o no aparecen como garantía de unas condiciones de vida justas, los
pandilleros descritos por Arbeláez y Bustos (1995) no ven posible otro estilo
de vida y, aún reconociendo los riesgos que afrontan, lo acogen incluso con un
valor adicional: la muerte violenta, digna de titular de la prensa. En opinión de
éstos jóvenes, no existe el ideal de una construcción más equitativa del país o
de la ciudad, precisamente porque ese mismo país y ciudad son los que los
mantienen al margen, excluidos, y les demuestra que lo único válido es lo que
puedan hacer por sí mismos; es allí donde adquieren sentido sus nociones de
felicidad, éxito y triunfo (Salazar, 1998). Paralelamente a Velandia (1996), el
documento de Arbeláez y Bustos (1995) propone para el tema un enfoque
teórico y metodológico diferente, en la medida en que no está realizado desde
un interés puramente académico e intenta una serie de aprendizajes desde la
práctica así como de concreción de soluciones propuestas, que tienen a los
propios jóvenes como autores y narradores de su experiencia.
Tanto en las investigaciones sobre jóvenes en prostitución y jóvenes
Colección Estados del Arte, Bogotá

pandilleros, el tema de la calle ocupa un lugar fundamental y en ese sentido se


relaciona con lo dicho por Ruiz (1998b) sobre los propios habitantes de la
calle; finalmente las distancias entre unos y otros no son muchas, pues hacen
parte del contexto de exclusión y marginación reseñada e incluso, como señala
Ruiz (1998a) es posible que algunos de los jóvenes de la calle –hombres y
mujeres– participen en actividades de prostitución, lo cual muestra las cercanías
entre estas experiencias. Para este autor, la calle representa un espacio de libertad

en el que, si bien se sufre, se tiene la posibilidad de hacer la vida a su modo,



asumiendo los riesgos que ello implica, pero logrando crear un cierto mundo

42

○ ○ ○ ○ propio, que no tendrían en sus casas y familias de procedencia; la vida de la


calle implica partir desde una nueva identidad –cambio de nombre por el
apodo– hasta otros modos de interacción, todo ello en una constante cercanía
con la muerte. Ruiz (1998a) señala los 6 peligros de la calle: el cementerio, la
cárcel, el hospital, el sapo, la policía y el denunciante, con miras a señalar que
Proyectos de vida

la experiencia de vivir en el límite con la muerte es una expresión del desorden


social y la violencia. Límite que lleva a exaltar el hoy, la sobrevivencia diaria y
en hacer de cada momento una experiencia única y total que debe aprovecharse
al máximo.
En general, estas investigaciones permiten observar cómo la concentración
de modos de exclusión, marginación y violencia altera radicalmente las ideas
que sobre la vida, la muerte y los proyectos de futuro tienen ciertos jóvenes.
Estas nociones contrastan con los ideales propuestos por el resto de la sociedad
y se ignoran en las acciones institucionales con las cuales se atiende a estas
poblaciones. Un estudio posterior debería señalar los desfases allí presentados
y la complejidad de negociación entre unos planes y otros, situación que sin
embargo es posible lograr como lo demuestran algunos de los estudios citados.

Vivir en Bogotá: efectos del conflicto

Dos estudios (Salazar, 1998; Serrano, 2000) abordan de manera directa la


relación entre los conflictos y los imaginarios, planes de vida y concepciones
de vida y muerte en jóvenes bogotanos; otros tres estudios (García, 1998; López,
1998; Serrano et Al., 2001), sin ser su objetivo principal, brindan información
para comprender lo sucedido con poblaciones que, si bien no se encuentran en

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital


las condiciones de exclusión vistas antes, son afectadas también por los múltiples
conflictos que cruzan la sociedad colombiana.
Salazar (1998) se acerca a los imaginarios de los jóvenes bogotanos y
particularmente al tema de las pandillas y las formas de agrupación juvenil, en el
único trabajo encontrado que combina un acercamiento cuantitativo (encuesta
a 1.068 jóvenes de todos los estratos) y cualitativo (trabajo de campo en 19 zonas
de la ciudad y 57 grupos de jóvenes) para mostrar la complejidad y cuestionar
algunos de los estereotipos creados al respecto, en un contexto de conflicto social.
La encuesta, abierta a todos los-as jóvenes, señala que la realización personal se
inscribe en el deseo de tener estabilidad económica, ciertos lujos, tiempo de ocio
y una profesión, ideales todos centrados principalmente en una dimensión

personal que pareciera ir paralela y no necesariamente conectada a la construcción


equitativa del país o la sociedad ni a las posibilidades de participación política


43

(Salazar, 1998); resulta llamativo que el 39% de los encuestados manifestara el ○ ○ ○ ○


deseo de vivir en otro país, principalmente Estados Unidos con el fin de estudiar,
mejorar la situación económica y conocer (Salazar, 1998). En un estudio
etnográfico con jóvenes de sectores populares convocados por la vida de parche,
García (1998) plantea que en ellos se da un deseo de salir adelante, de querer ser
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

alguien, lograr una profesión, y construir una familia estable y con buenas
condiciones de vida, diferentes a aquellas que les ha tocado vivir. El estudio
contribuye a cuestionar la imagen de los medios y de ciertas instituciones sobre
los-as jóvenes de sectores populares, en donde sólo se les asocia con la anomia,
el caos o la improductividad y muestra –por el contrario– las formas como
desarrollan propuestas de vida particulares en torno a sus lenguajes, relaciones
con el espacio, usos del tiempo, modos de organización y desarrollo de éticas y
valores propios.
En su monografía de grado, López (1998) aborda las valoraciones y
representaciones que sobre la violencia y la tortura hace un grupo de 9 jóvenes
universitarios de clase media, provenientes de varias regiones del país. El
desarrollo de la investigación encontró que inicialmente las referencias al tema
de la violencia en estos jóvenes eran bastante vagas y generales, pero al ahondar
en sus propias percepciones, encontró que terminaban aceptando y legitimando
ciertas formas de violencia y llegaban incluso a legitimar la tortura como forma
de obtener información y como castigo a la trasgresión de ciertas normas. La
monografía señala que la aceptación de la violencia por parte de estos jóvenes,
se debe en parte a un desconocimiento de otros grupos sociales y de otros
sistemas de valores, que termina justificando los estereotipos y la negación. Se
concluye además que existen una serie de sentimientos de desanimo, fatalismo
y desesperanza, no sólo con respecto a una posible solución negociada del
conflicto, sino con respecto al futuro del país como tal y la posibilidad de un
cambio.
Por otra parte, Serrano (2000) encuentra también algunos de los elementos
vistos antes, en un estudio de tipo cualitativo sobre una muestra de jóvenes de
Colección Estados del Arte, Bogotá

todos los estratos y con experiencias de vida diferentes (parches, grupos religiosos,
barras bravas, entre otros), y señala otros más al rastrear los proyectos vitales mediante
un especial énfasis en su relación con los consumos culturales, la religiosidad y la
violencia. Al preguntarse por el modo como afecta a estos jóvenes el conflicto
armado (y la violencia en general) las especificidades del grupo se hacen evidentes:
la cercanía con la muerte por actos violentos se narró más en los jóvenes del “parche”,
mientras pareciera que los jóvenes de los sectores de más altos ingresos o bien

refieren no haber estado cerca de la muerte, o la han vivido a través de la enfermedad


y el deceso por causas naturales de parientes mayores (caso en el cual también se


44

○ ○ ○ ○ citan experiencias relacionadas con el suicidio y los accidentes de tránsito). Con la


intención de mostrar diferencias entre jóvenes y entre la forma de narrar la propia


historia vital, esta investigación pudo identificar cinco modos de dar sentido a la
vida y la muerte y de definir planes de vida, lo cual ofrece un panorama general,
aún en elaboración a lo dicho hasta el momento:
Proyectos de vida

• Uno, gira en torno a una concepción lineal y programática de la


vida a manera de etapas consecutivas que van desde el nacimiento
hasta la muerte y representado en ideas como progresar o salir
adelante, encontradas en diversas poblaciones juveniles; por ejemplo,
en el trabajo de Cabrera (1993) aparece dicho ideal en las jóvenes
en prostitución; también es reportado por García (1998) en jóvenes
de parche.

• El segundo, se constituye bajo una lógica altamente emotiva, lúdica


y visceral, cercana al caos, el desorden y la anomia y se centra en
una ética del instante-el vivir la vida. En este modo vida y muerte
se confunden en el momento, se viven al mismo tiempo. Esto
concuerda parcialmente con lo dicho por Arbeláez y Bustos (1995)
para jóvenes en situaciones de violencia extrema.
• Un tercero pareciera el opuesto del anterior pero no es sino una
versión de lo mismo; gira en torno a la presencia constante de la
muerte-vivir la muerte; en este caso, se trastocan los órdenes pues
la vida es la muerte y la muerte es la vida, como en el caso de
jóvenes prostituidos o que viven en la calle.
• El cuarto tiene como motivo el aburrimiento, el sin sentido y el
vacío, la inercia, la “mamera” que cuestiona lo que se vive pero no

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lo cambia; en este caso, vida y muerte se mecen en una cuerda floja
existencialista. El trabajo de Rubio (2001) llega a las mismas
conclusiones
• El último modo se concentra en las experiencias de vida de jóvenes
cristianos y tiene en el “morir al mundo” para “nacer en Cristo” su
proclama; se trata entonces de un rechazo a muchos de los elementos
descritos antes para asumir un nuevo orden significativo,
omnicomprensivo, desde el cual es posible reelaborar la historia
vital para encontrar sentido en la salvación eterna.


En esta investigación y en otra sobre las vivencias de la maternidad y la


paternidad en jóvenes de sectores populares (Serrano et Al. 2001) se enfatiza la 45


○ ○ ○ ○

importancia que la noción de cambio tiene en las narraciones que los y las
jóvenes hacen de sus vidas, mostrando que los planes y proyectos no son
cuestiones estáticas o definidas de un solo modo sino que se mantienen en
permanente modificación y adaptación a las cambiantes condiciones de vida
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

de los jóvenes; los ritmos y posibilidades de tales cambios son un asunto que
merece posterior estudio (Serrano, 2000; Serrano et Al., 2001).
Los trabajos citados en este aparte, hechos mediante acercamientos generales
o particulares, en investigaciones tanto de tipo cualitativo como cuantitativo y
mediante largos trabajos de campo, contribuyen a crear una cierta comprensión
de la forma en que los conflictos vividos se van integrando a los planes de vida
de las y los jóvenes de un modo que no es sólo producto del fatalismo o la
negación sino que implica una determinada “toma de posición” ante ellos; la
relación con el país, las imágenes que se tienen del gobierno y su legitimidad,
el lugar que se dan los y las jóvenes en el cambio social, aparecen en estos
documentos como grandes interrogantes sobre los cuales aún queda mucho
por decir.

Vivir globalmente

Dos trabajos etnográficos recientes hechos para monografías de grado (Granados


y Munive, 2001; Rubio, 2001) sobre diferentes aspectos de los planes de vida
de jóvenes de estratos altos, si bien se publicaron fuera del límite tomado para
este estudio –año 2000– contribuyen a complementar el panorama citado hasta
el momento y por eso fueron incluidos. Siguiendo el trabajo de Rubio éstos-as
jóvenes estructuran sus proyectos vitales en contextos determinados por la
tensión entre lo global y la local, donde los consumos y los capitales culturales
con que se cuenta, establecen jerarquías entre quienes tienen acceso a ellas.
Así, la vida se concibe como “el vivir bien”, esto es, el saber disfrutar. No
Colección Estados del Arte, Bogotá

obstante, esta concepción pareciera basarse en la búsqueda de un estado ideal


de existencia, a través de esos mismos capitales y consumos que, sin embargo,
no se completa nunca; es el “estar a la moda” y saberse acomodar a las
condiciones “novedosas” de la época. Esto se refleja en la fragmentación de las
esferas de acción vitales: aquellas más divertidas, placenteras y agradables se
contraponen a otras (el estudio, el trabajo, la familia, por ejemplo) donde
priman las responsabilidades y que son consideradas lentas y monótonas, es

decir, “aburridas”, lo cual coincide, en parte, con lo encontrado por Serrano



(2000). Así, estos jóvenes aprenden a manejar dos códigos culturales: el que

46

○ ○ ○ ○ demandan las instituciones (como su familia) asociado a la estabilidad y la


productividad y el que viven con sus pares, formado sobre todo en el consumo
cultural globalizado, consumo que garantiza una cierta seguridad ontológica y
propone una ética y una estética emparentadas con la cultura electrónica de la
cual hacen parte. Las investigaciones de Granados y Munive (2001) y Rubio
Proyectos de vida

(2001) indagan por el lugar de la cultura electrónica en el comportamiento de


estos jóvenes, pero no aludiendo sólo a una actividad lúdica o de ocio, sino a la
aparición de un ideal de vida muy diferente al que la generación de sus padres
vive o desea para ellos; un ideal de vida altamente centrado en el goce, en
experiencias ricas en emociones y en una afirmación permanente del “estar
vivo”.

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47

○ ○ ○ ○




○ ○ ○ ○ ○







○ ○ ○ ○ ○


3 Participación política
y social: otros modos
de la democracia

Participación política y social

El tema de las formas, mecanismos, estrategias o representaciones que las y los


jóvenes tienen de la participación política, el Estado, la ciudadanía y su lugar
en la sociedad, ha preocupado a la investigación a todo lo largo de la década
del 90 y concentra un número importante de publicaciones (en promedio,
una quinta parte de la muestra estudiada). Esta preocupación venía ya de la
década anterior, cuando algunas publicaciones como el texto clásico de Rodrigo
Parra Ausencia de Futuro (Parra, 1985) o el estudio sobre jóvenes y participación
política realizado por Friedrich Ebert Stiftung en Colombia (FESCOL) y el
Instituto Ser de Investigación (Hartnagel, 1984), llamaban la atención sobre
los cambios evidentes en los modos como las nuevas generaciones comprendían
y realizaban su condición de ciudadanos-as. Las investigaciones señaladas a
continuación han abordado el tema de acuerdo con nociones variadas de lo
político, lo público y lo organizativo como tal; nociones que indagan por la
presencia y participación juvenil en momentos coyunturales de la historia
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

política nacional o que se orientan hacia identificar y/o medir el uso,


conocimiento o desconocimiento que tienen los jóvenes de los mecanismos
constitucionales y los espacios participativos que les brinda la constitución
política; inquietudes por la participación juvenil desde su vinculación a la vida
comunitaria y el compromiso por parte de los jóvenes con el desarrollo de sus
comunidades y localidades, o por las expresiones políticas que transforman el
debate retórico tradicional en espacios de creación estética.
En medio de la diversidad de modos de comprender el significado de
“participación política y social”, en el conjunto de investigaciones reseñadas,
aparece un común denominador, señalado con insistencia a lo largo de la década
del 90: desde el punto de vista de la experiencia juvenil lo político se viene
transformando de muchos modos y en sentidos a veces contradictorios que no
pasan ya por las expresiones tradicionales de la política o la democracia
representativa y mas bien dan paso a nuevas reconfiguraciones de lo público y
lo participativo. Ante este panorama, las nociones sobre la participación política
y social juvenil se han complejizado en el sentido en que ya no se puede entender
la participación política exclusivamente desde la lógica de la representatividad,
lo cual exige otros acercamientos hacia las nuevas enunciaciones que se
vislumbran y que evidencian la emergencia de diferentes ethos políticos. Este
acuerdo puede fluctuar desde miradas que enfatizan la apatía juvenil por todo
lo que signifique política, gobierno, participación en los mecanismos formales
de la democracia, pérdida de legitimidad del Estado, hacia enfoques que
observan los cambios, las innovaciones y el surgimiento de nuevos ejercicios
de lo político, estudiados en este capítulo.
Así, por ejemplo, González y Muñoz (1992), en su estudio sobre jóvenes
trabajadores del barrio Villa Javier, señalan que en ellos no hay motivación
Colección Estados del Arte, Bogotá

para participar, le temen a la protesta y desconfían de la política como medio


para realizar los cambios en sus condiciones de vida, llevando esta actitud a
una especie de ética individual; en el diagnóstico de su situación, los jóvenes
de San Cristóbal consideran que la participación juvenil se maneja con la misma
politiquería que otros procesos comunitarios, afirman que hay una falta de
interés y solidaridad con la comunidad y que no hay motivación para organizarse

(Consejería para Asuntos Sociales, 1993). Algo similar encuentra Cañón (1995)

en un estudio monográfico sobre la percepción que tienen los jóvenes sobre la


50 democracia, al considerar que ésta es vista de un modo unilateral (básicamente


○ ○ ○ ○

desde su individualidad), porque sus intereses no están proyectados hacia la


construcción participativa de una democracia ideal; en otras palabras, la
concepción de democracia está desarticulada de su correlatos social y político.
En cuanto a los mecanismos de participación, Losada (1996) señala que hay
Participación política y social

en los jóvenes un desconocimiento y una falta de apropiación de los contenidos


de la Nueva Constitución, lo cual no es sino parte de la apatía, la indiferencia
y el carácter abstencionista de la juventud colombiana en cuanto a la
participación en las decisiones políticas se refiere, aspecto que también es
señalado por López (1998) en otra monografía de grado.
El desarrollo de los modos de entender la participación política y social
juvenil está en relación con los intereses que motivan la producción de
conocimiento en el tema; como en otros asuntos estudiados en este Estado del
Arte, la investigación sobre jóvenes en Bogotá ha sido motivada tanto por
inquietudes académicas como por necesidades institucionales que surgen al
tratar de intervenir en ciertas situaciones consideradas prioritarias o problemáticas.
En consecuencia, se define en primer lugar la “producción institucional”, la
cual se interesa por conocer las dinámicas organizativas de los jóvenes para
generar estrategias y mecanismos que permitan su vinculación a la vida
institucional como un actor social participante, intentando con ello minimizar
los riesgos de su eventual incursión en la violencia o la drogadicción mediante
pandillas u otras formas de organización. Se trata sobre todo de una producción
dirigida a crear recomendaciones para la política social y de juventud desde
unas prioridades específicas de cada administración, en las cuales la prevención
y la participación juvenil son núcleos centrales de las acciones institucionales.
La participación social y política es vista desde aquí como algo inherente a la

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital


vida institucional, por lo cual se busca generar las garantías y las herramientas
para la vinculación del joven en el sistema institucional; la poca participación
de los jóvenes en espacios tradicionales de mediación política obliga a la
realización de una serie de estudios con el fin de crear estrategias para que los
jóvenes se integren activamente: programas institucionales, políticas de
prevención, propuestas comunicativas que buscan dinamizar, a partir de los
propios lenguajes de los jóvenes y sus organizaciones, la democracia participativa
(Viera 1994a;1994b).
Por su parte, la producción de corte más académico busca indagar en esa
participación social y política por un sujeto específico y que interviene de
múltiples formas en el campo social, así como la manera en que se configuran

los sentidos de pertenencia, las formas particulares de actuar, y las expresiones



resultantes. En cierto modo, hay en la producción académica sobre participación


un esfuerzo por sacar del centro de atención el tema de la violencia, como si 51


○ ○ ○ ○

ésta fuera la única forma en que los jóvenes se relacionaran con lo social. Así lo
expresa Salazar (1998:3): “Era necesario que al mencionar la palabra juventud
no repitiéramos como lo hemos hecho a lo largo de estos años lugares comunes:
pérdida de valores, violencia, delincuencia (...) Se trataba de relativizar al joven
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

como problema para entenderlo como un actor social inmerso, desde luego,
en un país de alta movilidad, de extendida inestabilidad”. Así, investigaciones
de este tipo buscan entender la participación social y política juvenil más allá
de los escenarios institucionales y de la democracia representativa, tratando de
abordarla desde sus propias vivencias y sus relaciones cotidianas.
El debate que se bosqueja aquí tiene que ver, entonces, con el lugar que se
le da a la participación juvenil y particularmente a sus formas organizativas en
relación con lo político y lo institucional; mientras en un acercamiento se
intenta conocerlas para integrarlas a las necesidades institucionales –bien porque
son lo que hay que evitar o por que se les puede aprovechar para incentivar la
participación– en el otro se intenta ver en esas expresiones un cambio mismo
de lo que significa lo político. Qué entender por organización, para qué modelo
de democracia, con qué mecanismos de participación y bajo cuál noción de
política, son las grandes preguntas que subyacen a esta producción investigativa.
Desde otro punto de vista, en este debate puede percibirse un desplazamiento
del énfasis en la participación (como un mecanismo de la acción política y la
voluntad de cambio social) a la participación como expresión y producción
cultural, mediante el cuestionamiento de categorías fundamentales como la
división público/privado o la representación política. En todo caso, la necesidad
de lograr cambios en la situación de los jóvenes, contando con ellos como
actores y gestores de sus condiciones de vida, ha sido una finalidad presente en
estas investigaciones a lo largo de la década, como se puede observar en
propuestas pioneras como la de Jiménez (1992) y en la intención de muchos
de los trabajos revisados.
En ese sentido, es pertinente abordar la temática desde cuatro lugares que
resultan apropiados para estudiar tales procesos participativos y organizativos,
Colección Estados del Arte, Bogotá

pues mediante su análisis se observan los cambios de énfasis y los enfoques en


lo que se entiende como lo político juvenil:

• La participación estudiantil y de movimientos políticos: se refiere


a investigaciones que estudian las agrupaciones y acciones que se
inscriben en las mediaciones clásicas de la política: partidos políticos,

movilizaciones universitarias, protestas estudiantiles, marchas, entre



52 otras.

○ ○ ○ ○

• La participación cívico-comunitaria: trabajos que observan todas


aquellas actividades que giran en torno a la pertenencia territorial,
comunitaria, religiosa, deportiva, con el interés de generar desarrollo
social, convivencia pacífica, etc.; éstas actividades son realizadas
Participación política y social

por jóvenes que desde sus agrupaciones hacen un llamado a generar


valores de solidaridad, prevención y a participar en el desarrollo
de la comunidad.
• La participación por medio de la producción cultural: se refiere a
estudios relacionados con aquellos procesos que expresan el conflicto
desde escenarios poco conocidos en el debate político tradicional
como la apropiación de la calle, la producción artística –la música
principalmente. Ejercicios de diferenciación que expresan no sólo
un conflicto generacional, sino también nuevas formas de
ciudadanía, y la vivencia de una nueva ética correspondiente a tal
dimensión estética; allí caben agrupaciones de artistas, grupos
musicales, grupos de pares, etc.
• La participación y lo público: en parte integrando lo estudiado en
los tres lugares anteriores y desarrollando aún más la cuestión de la
participación juvenil de los modos en que habitualmente se la
observa, para algunos investigadores el debate de fondo pareciera
ser la forma en que hoy se transforma el sentido de lo político y su
relación con lo público, ubicando allí la particularidad de la
experiencia juvenil.

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital


Participación estudiantil y de movimientos políticos

No se puede negar que una de las formas de la participación juvenil se relaciona


con el campo de la política tradicional como tal, sobre todo en décadas pasadas
donde la dinámica política nacional convocaba a los ciudadanos de un modo
particular (Perea 2000b; Salazar 1998); allí a la juventud se la encuentra
relacionada con los momentos de ruptura con el orden establecido, con marchas
estudiantiles y movimientos universitarios, siendo en general el movimiento
estudiantil una de las primeras formas de participación política juvenil; mientras
en los años treinta y cuarenta la educación era un privilegio de las elites, en los

cincuenta se amplía la matricula universitaria a las clases medias, lo cual se



expresa también en un fortalecimiento de la acción política mediante los


53

movimientos estudiantiles (Riaño, 1992); en momentos cruciales de la vida ○ ○ ○ ○


nacional, los jóvenes estudiantes han jugado un papel protagónico, desde las
movilizaciones que propiciaron la caída del régimen de Rojas Pinilla, pasando
por lo que fue el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL) hasta el
movimiento de la séptima papeleta (Perea, 2000b).
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

A pesar del protagonismo social que tuvieron los jóvenes al interior de los
partidos y movimientos políticos principalmente de izquierda hasta los años
setenta y ochenta, las investigaciones recientes muestran que este tipo de
participación es uno de los menos extendidos; los movimientos políticos no
gozan de un gran prestigio entre los jóvenes, y el aparato representativo se
intuye como la acción individualmente interesada de la política. Actualmente
el movimiento universitario ha perdido protagonismo y se ha visto reducido a
las reclamaciones internas de los centros educativos; por su parte, la participación
de los jóvenes en partidos políticos se ha convertido en una experiencia pasajera,
pues ésta se encuentra exclusivamente restringida a momentos de coyuntura
electoral, porque los partidos no tienen programas claros para atraer los intereses
y prácticas juveniles, con lo cual han contribuido a la separación tajante entre
el mundo juvenil y las mediaciones clásicas de la política (Perea, 1998). Situación
sin duda sustentada en que “los y las jóvenes han estructurado un pensamiento
sobre la política que está basado en la corrupción, el desprestigio y la desigualdad,
lo cual los lleva a concebir el proceso político como un espacio de intereses
entretejidos en donde su voz no tendría sentido porque ya hay una realidad
establecida” (Losada, 1996: 61).
A partir de la década de los ochenta se agudiza la crisis política y una serie de
circunstancias de contexto general, como la crisis económica que sacudía a
Latinoamérica, tuvo consecuencias particulares en Colombia. La irrupción del
joven ligado a la violencia generó su visibilización en relación directa con la muerte
y el peligro social; sin embargo, a finales de esa misma década, y como contraposición
a ese joven que representaba la muerte, surgió la imagen del joven vital enmarcado
en uno de los fenómenos participativos más importantes de la historia
contemporánea del país: el movimiento por la Séptima Papeleta, que se convirtió
Colección Estados del Arte, Bogotá

en el motor fundamental para la reforma constitucional de principios de los noventa


(Perea 2000b; Salazar 1998). Este proceso no incrementó la participación juvenil
en la política ni llevó a una mayor apropiación de lo que ellos mismos generaron:
este fenómeno se evidencia en diversos estudios donde se encuentra desconocimiento
y falta de apropiación de los contenidos de la Nueva Constitución. Al respecto,
Nieto (1992) señala que quienes participaron en el movimiento por la Séptima

Papeleta esperaban con ello reactivar el movimiento estudiantil. Por el contrario se



percibió una utilización de esa coyuntura por parte de la clase dirigente, que generó

54 en los jóvenes una nueva frustración con la política colombiana. “En la sociedad

○ ○ ○ ○

colombiana la apatía, la indiferencia y el carácter abstencionista de los jóvenes


colombianos en la participación de las diferentes decisiones o actividades que se
realizan en el sistema político nacional, se han constituido en una constante de la
realidad nacional» (Losada, 1996:25).
Participación política y social

Tal situación expresa un descontento con la clase política y el Estado, que


se enuncia en muchos trabajos y que bien se resume en la frase “¡Política, hago
todo por evitarla!”; pero una situación que también va a la par de lo que algunos
llaman un “analfabetismo político” y que en medio de las transformaciones a
nivel global y local, sumadas al desprestigio de las instituciones políticas y los
movimientos y partidos, ha originado una especie de antipolítica. “El péndulo
parece haber pasado de las militancias apasionadas al escepticismo radical, a la
antipolítica” (Salazar, 1998:25).

Participación cívico-comunitaria

Un estudio de corte estadístico e interpretativo realizado por Populus Ltda


(1994) para la Consejería de Asuntos Sociales, encontró en ese momento 1.382
organizaciones juveniles, concentradas principalmente en barrios y sectores
populares de la Ciudad. Las organizaciones encontradas realizaban actividades
de tipo cultural, deportivo, recreativo, religioso, científico, cívico, estudiantil,
productivo o ecológico y eran mixtas en su mayoría, se financiaban con sus
propios recursos y por lo general se circunscribían a su localidad y su barrio,
sin reconocimiento jurídico; la participación en este tipo de organizaciones
representaba para los-as jóvenes tanto un espacio de encuentro y amistad y la

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satisfacción de sentirse útiles haciendo algo que beneficiaba a otros. Un estudio
posterior del Observatorio de Cultura Urbana (1997) sobre hábitos de consumo
cultural, encuentra que, de 755 encuestados, sólo un 16.2% afirma pertenecer
a algún tipo de organización juvenil, siendo los grupos religiosos los que más
se señalan (35.2%) seguidos de los deportivos (15.6%) los de servicio social
(14.8%) y los musicales (12.3%) entre otros; mientras las mujeres prefieren
hacer parte de grupos religiosos, los hombres optan por grupos deportivos. El
estudio de estas formas de organización en parte contrasta y complementa lo
dicho en el apartado anterior pues demuestra que si bien los jóvenes pueden
manifestarse aparte de la política tradicional, desprestigiada y con poca
legitimidad, en la vida cotidiana y en sus espacios de interacción realizan

actividades que bien expresan una conciencia de lo público y de sus posibilidades



de acción y transformación de su realidad como se afirma en el estudio sobre


55

formas de participación juvenil en sectores populares realizado por Herrera y ○ ○ ○ ○


Herrera (1997). Una mirada más precisa debería observar a qué jóvenes se está
refiriendo en cada caso y cuáles son las circunstancias que los llevan a ubicarse
en un lado u otro del ejercicio político, así como qué implica participar en este
tipo de organizaciones.
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

Uno de los casos mejor detallados de este modo de participación lo presenta


Meneses (1996) al recorrer la historia de los procesos juveniles organizativos
de Bosa desde la década de los setenta y preguntarse por los ideales y
motivaciones que llevaron a esos jóvenes a organizarse con una finalidad
comunitaria. El recorrido histórico se inicia en los movimientos barriales
populares de los sesenta, pasando por la influencia de la izquierda y la iglesia
católica en los setenta (con sus acciones de concientización, promoción social,
pastoral y teatro), hacia una organización más sólida en los ochenta y
diversificada en los noventa. La historia que cuenta Meneses (1996) es la de
una juventud que buscando los modos de participar en la transformación de
su entorno, pasa por diferentes lugares de la política en los cuales se cruzan los
momentos partidistas con los mecanismos de acción y movilización popular
creados por las comunidades o impulsados por cambios en el sistema político,
junto a las posibilidades que ofrece la producción cultural. Esta es una noción
de participación que equivale a la de organización (Verdugo, 1998), siendo
ésta el mecanismo en que se expresa lo político y que va a ser fortalecido a lo
largo de los noventa por efectos de la Nueva Constitución y los mecanismos
allí diseñados para fortalecer los espacios de participación social (Jiménez, 1992).
Proceso que, de acuerdo con la evaluación de las acciones ejercidas desde la
política pública para incentivar la participación juvenil en Ciudad Bolívar
(Uribe, 1999), generó una serie de inconvenientes por el modelo de asociación
y representación en que se basaba y que chocaba con las particulares dinámicas
de los-as jóvenes.
En la literatura producida por instituciones públicas como la Unidad
Coordinadora de Prevención Integral (UCPI) se señalan propuestas para
fortalecer la participación de los jóvenes, planteando que los diferentes grupos
Colección Estados del Arte, Bogotá

juveniles desde sus potencialidades y posibilidades pueden ayudar a construir,


por medio de mecanismos participativos políticos, sociales y culturales, una
cultura preventiva; desde estrategias comunicativas o desde la conformación
de escuelas de líderes se intenta el mismo proceso de fortalecimiento de las
capacidades participativas y organizativas juveniles para así encontrar una
respuesta desde su condición de vida a las necesidades que les aquejan, como

lo expresan de diversos modos los documentos compilados en el libro De mentes



jóvenes, editado por la UCPI (Villarreal, 1998). Estas propuestas se basaban en


56 experiencias anteriores como las de las Casas de la Juventud que surgieron ante

○ ○ ○ ○

la necesidad de crear espacios para el encuentro y el “aprovechamiento” del


tiempo libre de los jóvenes de sectores populares y que a la vez se concibieron
como lugares para la pedagogía en la participación política juvenil y el
fortalecimiento de una cultura democrática (Viera, 1994a); o en proyectos
Participación política y social

como el de “Fortalecimiento de grupos juveniles en barrios populares de Bogotá”


financiado por el Departamento Administrativo de Bienestar Social del Distrito
y realizado por la Universidad de los Andes para “construir ciudadanos” que
desde sus comunidades se apoderen de la política y actúen en beneficio propio
para fortalecer la democracia (Alfonso, 1996).

Participación mediante la producción cultural

La producción cultural y la experiencia estética y artística, la creciente


importancia de los medios de comunicación, las gramáticas que la tecnología
ofrece a los jóvenes y los consumos culturales junto con las transformaciones
estructurales que se evidencian en nuevas formas de relacionarse con lo público,
han dado paso a un nuevo ethos político. Si se quiere, ha dado paso a una
nueva ciudadanía que se anuncia en otras modalidades políticas mediante las
expresiones juveniles que hacen visible el distanciamiento con las formas clásicas
de la participación política y social. La presencia de los jóvenes resulta visible
en los movimientos culturales, en tanto que sus manifestaciones circulan en
torno a la construcción de identidades ligadas a las demandas, expectativas y
deseos desde su experiencia particular.
Trabajos como los de Pilar Riaño (1992) afirman que ya en la década de

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los veinte empezaron a presentarse las primeras manifestaciones de participación
juvenil en el ámbito urbano que cruzaban lo cultural con lo político; así, en los
años treinta se presentó el primer hecho juvenil de importancia, El festival
estudiantil, por medio del cual la juventud se oponía a las formas tradicionales
de entretenimiento de la sociedad capitalina de su época, expresando allí tanto
una contradicción de clase como una propuesta cultural diferente.
Posteriormente, la radio y el cine tuvieron un impacto importante en las
expresiones juveniles culturales pues, tanto la música, como los medios de
comunicación y las transformaciones estructurales han ido produciendo,
considera Riaño (1992), nuevas formas de relacionarse con lo público.
En esta pregunta por las relaciones entre cultura y participación política,

Salas y Suárez (1995) en su monografía de grado observan el modo en que se



expresa la ciudad, la vida cotidiana, la democracia y los mundos juveniles en la


obra artística de tres jóvenes creadores; para las autoras, el arte aparece como 57

○ ○ ○ ○

una forma de comunicación y de participación social particular en donde los


jóvenes expresan sus relaciones con la época (en su condición de ciudadanos y
consumidores) y proponen así un modo de entender la participación fuera de
las mediaciones políticas y ubicada en la expresión estética y cultural.
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

Un gran volumen de trabajos realizados en contextos locales o barriales


realizados por el Observatorio de Cultura Urbana, expresan que en las
localidades se han adelantado procesos de organización y movilización
juvenil, en los que las expresiones culturales han sido el motor vinculante
y articulador de sus propuestas; es desde el teatro, la comparsa, la canción, el
espacio cotidiano, el concierto, donde el joven está participando activamente
y planteando ejercicios novedosos de organización política. “La política se
sale de sus discursos y escenarios formales para reencontrarse con los de la
cultura, desde el graffiti callejero a las estridencias del rock. Entre los jóvenes
no hay territorios acotados para la lucha o el debate político, que se hacen
desde el cuerpo o la escuela: erosionando la hegemonía del discurso
racionalistamente maniqueo que opone goce a trabajo, inteligencia a
imaginación, oralidad a escritura, modernidad a tradición” (Salazar,
1998:78).
Esta importancia dada al tema de la cultura en relación con la política
es señalada por Amaya y Marín (2000:71) al considerar que “desde la mirada
cultural y desde el campo de la relación comunicación-cultura podríamos
decir que el énfasis puesto por las culturas juveniles en la dimensión estética
corresponde a una nueva forma de vivir una ética, y constituye la vía más
eficaz de construir política (…) La estética ocupa una posición clave de
transversalidad respecto a otros universos de valor, en cada uno de los cuales
intensifica los focos creacionistas y de consistencia autopoiética (…) Se
presenta un desplazamiento de la política desde las instituciones de
representación tradicionales hacia campos de expresión y representación
colectiva relacionados con manifestaciones de tipo estético y cultural.” Con
respecto a lo anterior se sugiere la búsqueda de otras formas de ciudadanía
Colección Estados del Arte, Bogotá

que consideren la heterogeneidad de los sujetos, de los grupos sociales, de


sus necesidades y de las relaciones que establecen en su experiencia colectiva
con los otros.
Esta asociación entre nuevas formas de participación política y
expresiones como la cultura rock o el hip hop aparece de diversos modos
también en la discusión sobre culturas juveniles y ofrece un punto de

conexión entre las preguntas generales por la producción cultural, la



experiencia estética y los desplazamientos de las nociones modernas de


58 sujeto político, ciudadanía y estado hacia otros modos de entender la política


○ ○ ○ ○

hoy. En el caso del documento de Amaya y Marín (2000) señalado antes,


la intersección entre estética, ética y política crea toda una perspectiva para
entender lo juvenil y al joven como sujeto de derechos en el reconocimiento
de su particularidad cultural y la búsqueda de espacios reales de convivencia.
Participación política y social

La participación y lo público

En el artículo Juventud y Esfera pública, Perea (1996) hace un recorrido a las


tres formas de participación reseñadas para aproximarse a las nuevas formas de
ejercicio de poder y de política que afirman los jóvenes y sus procesos
identitarios, llamando la atención sobre el lugar particular de los movimientos
y expresiones culturales juveniles como experiencias colectivas que delinean la
presencia juvenil en el teatro de lo público. Posteriormente, en una investigación
sobre juventud, identidad y esfera pública, Perea (1999) señala que en la actual
crisis del campo político, la esfera pública se adelgaza y pierde su vitalidad
convocante, siendo los jóvenes los portadores de estos cambios en sus formas de
construir el sentido de sus identidades; tránsitos, deslocalizaciones, globalizaciones,
tienen en la experiencia de la calle ese lugar de lo público y de la relación con
las instituciones donde surgen las nuevas sensibilidades, bajo tres parámetros:
vivencia, expresión y exigencia de ser.
Desde otro punto de vista, Lombana (2001) en un estudio sobre un
programa de radio juvenil –“El Mañanero”– estudia la relación entre lo público,
lo juvenil y los medios electrónicos de comunicación para señalar un
movimiento de “juvenilización de lo público” marcado por la creciente
importancia pública de lo juvenil y el ingreso de lo público –expresado por
ejemplo en los medios masivos veloces, contaminados económicamente,

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital


perdidos en orientación– a modos de expresión juvenil barrocos, saturados,
crossover; las radios juveniles permiten una difusión pública de la cultura juvenil,
su visión de mundo y sus modelos de vida que se convierten en la manifestación
pública del discurso juvenil.
Estas dos miradas nos proponen un campo de comprensión de la
participación política y social juvenil que, lejos de la instrumentalización de
las propuestas políticas de los jóvenes entre los mecanismos tradicionales de la
acción estatal o de las preguntas por las causas de la apatía juvenil y su supuesta
no participación, ubica el tema en la dimensión de la socialidad, la disolución
de las dicotomías individuo-sociedad, estado-comunidad, público-privado, con
el consecuente efecto en las nociones de sujeto político que de allí surgen y que

apenas empiezan a ser estudiadas en la investigación local.




59

○ ○ ○ ○

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○





○ ○ ○ ○ ○ ○ ○




○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

4 Educación:
escuela es destino

La bibliografía revisada sobre este tema pareciera surgir de una preocupación


evidente por parte de los investigadores de dar cuenta de los jóvenes
escolarizados, comprender el sistema escolar en que se encuentran y así
aproximarse a las realidades juveniles, en muchos casos para actuar, cambiar o
intervenir en dicha situación. De alguna manera se ha asociado el “ser joven” al
“ser estudiante” y por ese camino se ha pretendido entender el sistema escolar
y la afectación de este sobre los jóvenes, pues se puede intuir en la literatura
que buena parte de los “problemas” que aquejan al mundo juvenil se desprenden
de su interacción en espacios vitales como la escuela, que es vista en el mismo
nivel de importancia o incluso mayor que la familia y el grupo de pares, en
cuanto a determinantes del mundo juvenil. La escuela, entonces, se asume
como el escenario en el que los jóvenes llevan a cabo buena parte de su
cotidianidad y por ello, al conocer y/o incidir en el espacio escolar se espera
comprender y/o afectar el mundo juvenil.
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

Para entender las investigaciones analizadas, es necesario diferenciar entre


escolarización y educación como lo hace Francisco Cajiao (1996) citado en uno
de los trabajos del Proyecto Atlántida (Parra et Al., 1995). La escolarización es
la institucionalización universal de la infancia y la juventud en centros
especializados. La educación es un proceso más extenso del que puede aplicarse
en una institución particular como la escuela. La mayoría de los textos revisados
–24 en total para este tema– se enmarcan dentro de las cuestiones de la
escolarización; sólo en unos pocos casos se mencionan procesos educativos
que no cruzan tal ámbito –como en el caso de la investigación de Plata (1996)
sobre educación para la recepción de televisión– o que dan cuenta de jóvenes
no escolarizados, como los de pandillas (Perea, s.f.; Arbelaéz y Bustos, 1995) o
las jóvenes en prostitución (Cabrera, 1993), cuyos objetivos van más allá de las
cuestiones educativas. Una gran parte de estos trabajos son investigaciones
realizadas en centros educativos –colegios principalmente– involucrando la
revisión de planes educativos de atención y promoción institucional junto con
acercamientos etnográficos a la vida cotidiana de tales entidades, siguiendo las
tradiciones que en cuanto a etnografía de la educación se vienen desarrollando
desde hace ya años en otros contextos académicos. Existen además algunos
documentos de tipo teórico que pretenden dar cuenta de aspectos relacionados
con la educación (los menos tocados hasta el momento) como serían los asuntos
de democracia o ciudadanía y otros, aún más recientes que buscan introducir
el concepto de cultura juvenil en la comprensión de la cuestión escolar para
aproximarse de esa manera a fenómenos como la violencia, la solidaridad, y la
capacidad de resolución de los conflictos, así como la búsqueda de alternativas
para la transformación del sistema educativo mismo. Los documentos abordan
distintas metodologías, principalmente el examen y análisis de los modelos
Colección Estados del Arte, Bogotá

educativos, diagnósticos de tipo exploratorio que combinan métodos


cualitativos y cuantitativos, etnografía como método interpretativo, entrevistas
en profundidad, así como testimonios y recorridos. La población de estos
estudios compromete principalmente a profesores y estudiantes y en pocos
casos a jóvenes que no se encuentran vinculados al sistema escolar, como
miembros de parches y pandillas y jóvenes trabajadores.

En cierto modo, el conocimiento sobre jóvenes y educación se desplaza de



una lógica centrada en la idea del joven como “alumno” –el que no tiene luz

62 propia y es iluminado por el sistema escolar en cabeza del docente– pasando


○ ○ ○ ○

por intentos diversos de acercamiento a sus propias voces y su consideración


como “actores sociales” hacia un reconocimiento de su lugar como sujetos de
culturas en una institución que, aunque sea el espacio donde desarrolle muchas
de sus dinámicas, no da cuenta exclusiva de su particularidad; la pluralidad y
Educación

diversidad de modos de ser/estar en el contexto escolar es un asunto que en la


bibliografía revisada no ha tenido suficiente énfasis, manteniéndose aún una
cierta unidad supuesta por la presencia en el sistema escolar que merecería ser
analizada con más detalle.
Entre los diversos aspectos tocados por las investigaciones revisadas, una
de ellas cruza a todas y se convierte en el eje alrededor desde el cual se organizan
los objetivos del conocimiento a construir: la crisis de la institución escolar.
Una crisis que se expresa de varias maneras y que es lo que finalmente se intenta
comprender y a la cual brindar posibles alternativas o estrategias de acción,
dependiendo de lo que motive la investigación: cuestiones de política pública,
asuntos pedagógicos, inquietud por lo que sucede en la juventud, entre otros
motivos.
Los lugares en donde se expresa la mencionada crisis nos permiten organizar
así la lectura a la información revisada:

• Crisis en las políticas públicas de educación.


• Crisis en los modos de producción de conocimiento.
• Crisis en la relación mundo juvenil/mundo escolar.
• Donde la crisis se concentra: jóvenes desescolarizados.

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Crisis en las políticas públicas de educación

A lo largo de la década aparecen varios textos, sobre todo dirigidos a la crítica


y/o formulación de política pública, que llaman la atención sobre los problemas
de acceso, inasistencia, deserción, cobertura, calidad de la educación, insuficiente
inversión, falta de continuidad en las políticas al respecto a nivel del Distrito y
del país. Situaciones que inciden en las condiciones de exclusión que rodean el
entorno escolar. Bien desde miradas estadísticas y estudios comparativos
nacionales e internacionales (Ramírez y Castro, 2000), en textos diagnósticos

para sustentar políticas de juventud (Martínez, 1997; Jiménez, 1992; Viera,



1994b) e incluso en los testimonios recogidos por los propios jóvenes sobre

sus problemas (Consejería para Asuntos Sociales, 1993) se llama la atención 63


○ ○ ○ ○

sobre estos problemas estructurales que establecen de antemano una


contradicción social pues, si bien se le da a la escuela una responsabilidad
fundamental en la atención a la población juvenil, no se ofrecen las condiciones
básicas para ello. Sin embargo, la reflexión de estas investigaciones señala que
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

no se trata tan sólo de un asunto de recursos o falta de ofertas sino de las


lógicas que subyacen a las instituciones sociales que afectan lo juvenil y sus
políticas, como fue señalado ya desde los inicios de la década por Jiménez
(1992).
Las instituciones, dentro de ellas la escuela, actúan en general separadas,
en contradicción mutua y desconociendo la existencia de diferentes modos de
vida que más bien intentan subsumir e integrar a sus lógicas, generando así
diversos modos de exclusión y de dependencia (Jiménez, 1992); este autor
señala que, en últimas, las propias instituciones –y se podría deducir que sus
políticas– por el modo como operan, impiden el cambio de las situaciones que
aquejan a las poblaciones infantiles y juveniles lo cual termina afectando sus
posibilidades de acceder a mejores condiciones de vida, reproduciendo así un
sistema social contradictorio (Jiménez, 1992).

Crisis en los modos de producción de conocimiento

La lógica que sustenta el ambiente educativo –organizada en un conjunto


de actividades determinadas por los adultos y a través de cuyo cumplimiento
se supone los niños y jóvenes se educan– (Jiménez, 1992), lleva a una
producción de conocimiento vista por los estudiantes como un asunto
aburrido, impositivo, repetitivo y basado más en técnicas memorísticas
que en la creatividad, como se expresa en diversos estudios (Mejía, 2000;
Rudas, 1999; Castellanos, 1995; Pontificia Universidad Javeriana, 1995;
Arbeláez y Bustos, 1995; Corporación Universitaria Minuto de Dios, 1995;
Colección Estados del Arte, Bogotá

Guerrero, 1992).
Así, la escuela considera que tiene la exclusividad sobre el conocimiento
–sin duda por la noción de “alumno” vista antes– desconociendo no sólo las
posibilidades de los estudiantes de participar en él sino que también se
produce en otras instancias como la familia, el grupo de pares o los medios
de comunicación (Pontificia Universidad Javeriana, 1995). Por eso la idea
del conocimiento como algo que se posee, que se tiene o no, que es

susceptible de ser medido, sustenta una cultura de la competencia y la



insolidaridad en el colegio, ante la cual los jóvenes generan una serie de


64

○ ○ ○ ○ estrategias como la trampa o la mentira, como señalan ellos en sus propias


formas de verse (Corporación Universitaria Minuto de Dios, 1995). Un


sistema de conocimiento estructurado en una racionalidad dualista, causal
y funcionalista que resulta obsoleta ante las lógicas que propone la era
informática, más cercana a la vida de los y las jóvenes (Perea, s.f.).
Educación

Es en un estudio sobre el tema de la educación sexual (Mejía, 2000) que se


hacen más evidentes las contradicciones del modelo de conocimiento propuesto
por la escuela y los efectos que ello puede tener en la vida de las y los jóvenes;
si bien los contenidos del documento se estudian en otro aparte de este volumen,
nos interesa por ahora resaltar lo que se dice allí sobre el desfase entre las acciones
que se emprenden desde los Proyectos Educativos Institucionales y la capacidad
de llevar esto a la práctica, en la medida en que se espera que los y las jóvenes
cambien sus actitudes sobre la sexualidad mediante el ofrecimiento de
información que o, bien ya tienen, o ellos-as no consideran relevante. Este
modelo supone que la causa de un comportamiento es la deficiencia de “algo”
que se resuelve “inyectando” lo que falta, manteniendo un modelo en el que se
ve al adolescente como carencias y falencias; los efectos de esta idea sobre el
modo de crear conocimiento y su relación con la práctica se pueden ver sin
duda en la compleja situación de educación sexual que viven los y las jóvenes
en la actualidad.

Crisis en la relación mundo juvenil-mundo escolar

Sin duda el Proyecto Atlántida representa uno de los hitos fundamentales de la


investigación sobre escuela y adolescentes en la década, no sólo por la amplia

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cobertura, el recurso y metodologías que permitían un acercamiento diferente
a las voces de los propios estudiantes, sino por la contundencia de sus
conclusiones: la separación entre el mundo de la escuela y el mundo de los
jóvenes. Tres de las investigaciones encontradas fueron realizadas en Bogotá
como parte o relacionadas con dicho proyecto (Castellanos, 1995; Pontificia
Universidad Javeriana, 1995; Arbeláez y Bustos, 1995; Corporación
Universitaria Minuto de Dios, 1995) y sus ideas se unen a las de otros estudios
para evidenciar la necesidad de darle a los estudiantes un lugar como sujetos
que fuera más allá de los límites que la cuestión educativa impone o permite.
Se señala entonces cómo la escuela adquiere la condición de “ser inevitable”,
el deber cumplido que espera la familia de la institución en la cual depositó la

responsabilidad de la educación de los hijos (Castellanos, 1995). En la misma



tónica se afirma que maestros y estudiantes tienen concepciones separadas de


65

la vida escolar que, al no poder dialogar entre sí, llevan a formas activas de ○ ○ ○ ○

resistencia como la recocha o actitudes pasivas como el aburrimiento (Pontificia


Universidad Javeriana, 1995). Si bien el ir a la escuela se hace principalmente
para complacer a otros, el encuentro con los pares se vuelve una razón de importancia
para asistir, siendo precisamente la pérdida de un año escolar –antes del sistema
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

de promoción automática– uno de los eventos más traumáticos por la pérdida


del contacto con aquellos, como se afirma en el estudio de la Corporación
Universitaria Minuto de Dios (1995). El considerar que finalmente a los colegios
les es más importante preparar para el Instituto Colombiano para el Fomento
de la Educación Superior (ICFES) que para la vida, da buena cuenta de estas
afirmaciones.
Este desfase entre escuela y mundo juvenil se da también en los usos del
tiempo libre y en la lúdica, pues éste no está asociado a las posibilidades que
pueda brindar el sistema escolar, sino casi opuesto a él, como puede deducirse
de lo dicho por Hernández (1997). En este texto, producido por varios
estudiantes y un profesor en un colegio del sur de la ciudad como resultado de
la inquietud por el tiempo libre de los jóvenes, se señala la carencia de una
infraestructura mínima para prácticas deportivas y culturales, y de una falta de
integración entre las actividades propias de ese tiempo libre y la vida de la
escuela, expresada en la ausencia de una pedagogía al respecto.
Estudios posteriores, alimentados por cuestiones como los derechos
humanos, el conflicto, la convivencia y la democracia en el ámbito escolar y
por la ampliación de la mirada a lo escolar fuera de los muros de la escuela
misma (que se venía desarrollando en trabajos previos), indagan teórica y
empíricamente por las desarticulaciones que se dan allí entre las normas que se
proponen y las prácticas cotidianas en las que se enmarcan los actores sociales,
dentro y fuera de las instituciones educativas (Muñoz, 1998; Amaya, 1998).
En este orden de ideas Amaya (1998) propone articular valores y compor-
tamientos propios a las culturas juveniles con el desarrollo de practicas
encaminadas a resolver los conflictos que se presentan en el ámbito escolar,
dando cabida en las discusiones sobre escuela a un asunto considerado ajeno,
Colección Estados del Arte, Bogotá

extraño o no pertinente como es el de las potencialidades y los “saber-hacer”


propios de tales culturas; así, señala la autora, se revalora el lugar dado a lo
propio juvenil, resaltando sus valores y éticas, como la ética del estar juntos y la
ética del cuidado, que son parte de un “currículo silenciado” por la escuela y
por los saberes racionales que desde ella se imponen.


Donde la crisis se concentra: jóvenes desescolarizados


66

○ ○ ○ ○

Lo que resulta del panorama presentado hasta el momento es finalmente una


profunda separación de la escuela de la vida misma, que sin embargo se expresa
de modos diferentes para unos jóvenes y para otros, pues mientras para los de
sectores populares la educación sigue siendo la posibilidad –no siempre efectiva–
Educación

de ascenso social (Ramírez y Castro, 2000), para otros es la condición necesaria


para pasar a la universidad, donde sí se va a aprender (Corporación Educativa
Minuto de Dios, 1995). Si bien en la bibliografía revisada no se encontró un texto
particular sobre jóvenes desvinculados del sistema escolar, sí aparecieron referencias
en diversos trabajos, como los hechos sobre pandillas, parches o jóvenes prostituidos,
lo cual permite hacer algunas afirmaciones para completar lo dicho.
En su trabajo con jóvenes de un parche de Suba, García (1998) señala que la
educación representa un mecanismo para poder salir adelante, ser alguien y tener
un buen trabajo, pero diferentes condiciones han llevado a que abandonen el sistema
escolar, lo cual implica un choque en sus proyectos de vida y se convierte en una de
las necesidades que afirman con frecuencia. En un texto sobre jóvenes vinculados
directa o indirectamente a pandillas de Ciudad Bolívar, se señala que debido al
carácter meramente instructivo e impositivo de la educación, los-as jóvenes prefieren
el trabajo material al intelectual, pues finalmente es aquel el que les brinda la
posibilidad de una vinculación laboral (Guerrero, 1992). Algo más radical –pero
siguiendo la misma lógica– se concluye en otra tesis de grado de la Universidad
Nacional sobre jóvenes de una Casa-Taller del barrio Villa Javier al considerar que
en estos sectores populares ser joven no puede ser sinónimo de ser estudiante pues
la educación formal es un “mal necesario” que se abandona ante la posibilidad de
aprendizajes productivos y prácticos. Esta problemática es vista desde otro ángulo
en un estudio de tipo económico realizado por la Universidad Nacional sobre

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juventud, pobreza y formación, en donde se señala que quienes tienen los ingresos
más bajos son los que presentan menores posibilidades de entrar y permanecer en
el sistema escolar, presentando a su vez los menores niveles de calidad en la educación
y mostrando como la inasistencia y la deserción escolar están estrechamente asociadas
a razones económicas (Ramírez y Castro, 2000); así, aunque a nivel de los imaginarios
sociales la educación supone posibilidades de ascenso social, estos jóvenes no
encuentran allí tales mecanismos para el progreso y la movilidad.
La situación se agrava en el caso de las menores vinculadas a la prostitución
(Cabrera, 1993) que presentan bajos índices de escolaridad y sólo han recibido
alguna educación cuando han estado institucionalizadas, como también sucede a
los jóvenes habitantes de la calle, o en el caso de los jóvenes pandilleros que

abandonan la escuela bastante temprano (Arbeláez y Bustos, 1995; Perea, s.f.); el



enclaustramiento que implica la escuela, las violencias que ella misma impone y a

las que reaccionan los jóvenes, así como las otras violencias que deben integrarse al 67

○ ○ ○ ○

aula, complejizan el panorama pues en algunos casos pandillas y escuelas no se


excluyen sino que prolongan sus prácticas unas sobre otras (Perea, s.f.).
○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○




○ ○ ○













5 Inserción
sociolaboral:
¿por qué no
interesa?

El tema de la inserción laboral de los jóvenes es el menos abordado en la


bibliografía consultada. aunque información de tipo estadístico con respecto
al tema es elaborada con frecuencia en los grandes centros para medición de
indicadores sociales, la investigación cualitativa que tiene a los jóvenes como
eje principal no ha desarrollado una tradición que permita observar un recorrido
de conocimiento sobre su situación laboral. Un estudio posterior debería revisar
el lugar de las y los jóvenes en las investigaciones sobre trabajo como tal y si
existe en ellas un reconocimiento particular de la especificidad juvenil o si por
el contrario se les homogeniza dentro de variables de edad, sin observar otra
particularidad. Hasta el momento sólo se encontró un texto que abordaba el
tema jóvenes y trabajo directamente, Ramírez y Castro (2000), y algunas
referencias más o menos directas (pero siempre parciales) en trabajos referidos
a otros temas como ocio y consumo (Rubio, 2001; Granados y Munive, 2001;
Gómez et Al., 1999). Están además los estudios sobre prostitución infantil y
juvenil (Velandia, 1996; Cámara de Comercio, 1995; Cabrera, 1993), sobre
pandillas juveniles (Arbeláez y Bustos, 1995; Arbeláez, 2000; Perea, s.f.) y en
los textos que basados en diagnósticos hacen propuestas de políticas públicas
(Martínez, 1997; Viera, 1994b; Consejería para Asuntos Sociales, 1993).
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

Habría que preguntarse porqué, pese a que el ámbito laboral constituye


uno de los campos más importantes a la hora de reparar en la situación de los-
as jóvenes bogotanos-as (por ser éste el lugar desde donde las personas se
inscriben formalmente a la totalidad del sistema productivo) pareciera no existir
un interés particular por parte de los investigadores en esta temática. Lo mismo
podría argumentarse al observar que si bien en el contexto socioeconómico del
país en los últimos años se ha generado una creciente preocupación social por
los altos niveles de desempleo juvenil, la atención se dirige al ámbito de la
educación (otro frente con muchos problemas también) mediante políticas
públicas dirigidas a la generación de programas de vinculación y capacitación
que no son sostenibles ni cuentan, la mayoría de las veces, con una perspectiva
a largo plazo. Además, los proyectos de intervención parecieran preocuparse
más por “ocupar” a los jóvenes que por abrir ofertas de trabajo que garanticen
una vinculación laboral adecuada. Así, es deseable una observación de las
condiciones sociolaborales de la población juvenil –más allá de una cuestión
estadística– que permita determinar los múltiples modos de ubicación en el
sistema productivo, porque es desde este campo de conocimiento que se puede
incidir directamente en las estrategias para vincular a los y las jóvenes al mundo
laboral desde una lógica equitativa perdurable y justa.
De la información encontrada, es posible deducir tres ámbitos que, a
manera de grandes preguntas, ofrecen un escenario para la investigación y
permiten identificar líneas generales en el tema sobre la situación laboral de los
jóvenes:

• ¿Son la marginación y la violencia un modo de inserción laboral?


Colección Estados del Arte, Bogotá

• Educación, moratoria social e ingreso a la vida laboral.


• Trabajo, proyectos de vida, ocio y tiempo libre.

¿ La marginación y la violencia son un modo de inserción laboral?


Esta primera pregunta se basa en la constatación de los altos índices de



desempleo que se reportan, la falta de oportunidades laborales y los prolongados


70 períodos de búsqueda de trabajo que afectan a la población juvenil en general


○ ○ ○ ○

y a la de sectores populares en particular (Gómez et Al., 1999; Martínez, 1997;


Viera, 1994b), y que va de la mano con la concentración en estos mismos
sectores de múltiples formas de violencia. Conviene, pues, indagar por las
relaciones establecidas entre ambas problemáticas.
Inserción sociolaboral

Por una parte, la crisis económica de los ochenta y las políticas neoliberales
implantadas en la década de los noventa, lejos de integrar a la población juvenil
al sistema productivo, han operado primero como políticas de exclusión y
luego como políticas de inserción laboral temporal o parcial, haciendo de los-
as jóvenes mano de obra barata que puede ser contratada sin las garantías de
seguridad sociolaboral requeridas para otros grupos de población. Esto, por
supuesto, se refleja en la deriva laboral de la mayoría de jóvenes capitalinos-as.
Las cifras presentadas en los estudios diagnósticos, así vengan de formas
de muestreo o fuentes diversas, confirman claramente la situación de inequidad
y marginación en que se encuentra la población juvenil, y la forma como -ésta
se concentra en los sectores populares. Para citar sólo algunos datos: Gómez et
Al. (1999) encontraron, en una encuesta realizada a una muestra representativa
de jóvenes de todos los estratos, que en el más alto la proporción de trabajadores
era 3.64%, en estrato medio 23.1% y en el popular 42.5%, siendo mayoritario
el sector de la economía informal en los estratos alto y bajo. Martínez (1997)
señala que la participación de los-as jóvenes como población económicamente
activa a aumentado en las últimas décadas por efecto del aumento de la
población en condiciones de pobreza y la creciente demanda hacia ellas y ellos
a contribuir de diversos modos al sostenimiento de sus hogares, con salarios
por debajo del salario mínimo.
Por otra parte, la visibilización de la que fueron objeto los-as jóvenes a partir

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital


de la década de los ochenta estuvo signada por una irrupción pública de la violencia,
la pobreza y las asociaciones que se supone existen entre ellas (ser joven–ser pobre–
ser violento), junto a la presencia de formas estructuradas de violencia que se
convierten en modos de “trabajar” para jóvenes de sectores sociales excluidos y
marginados. Como lo hace notar Perea (s.f.), las miradas académicas sobre la violencia
han hecho énfasis en la violencia organizada expresada en bandas de crimen
organizado, dejando de lado aquellas violencias difusas y cotidianas en las que se
inscriben muchos de los-as jóvenes, particularmente de estratos bajos, como las
que se dan en las pandillas. La violencia de las pandillas, según este autor, se ejerce
en los contextos locales (el barrio) y se configura como una búsqueda de identidad
asociada a prácticas delictivas como el robo y el atraco; pero no siendo el lucro el

motivo fundamental de esta conducta, no se podría hablar de una violencia



organizada con un fin económico ni de un modo de “trabajo” establecido. Así,


muchos de estos jóvenes parceros se encuentran por fuera del sistema educativo, sin 71

○ ○ ○ ○

posibilidades de acceder a un empleo y en una constante confrontación con su


familia a raíz de la carencia de una moratoria social que regule su ingreso a la vida
productiva, por lo que buscan la manera de solventar sus gastos a través de prácticas
delictivas (como el robo) consideradas por ellos como un “trabajo”.
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

Mas allá del debate por dirimir si las actividades de la pandilla son “trabajo”
o no, se constata la existencia de demandas y exigencias específicas en los-as
jóvenes de sectores populares con respecto a su ubicación en el sistema
productivo; no sólo por lo que ello implica para sus relaciones con sus familias
de procedencia y las familias que forman, sino también por la importancia del
trabajo en la definición de la autonomía propia y los sentidos de la vida. Así, se
puede deducir del autodiagnóstico hecho por los-as jóvenes de la localidad de
San Cristóbal, en donde se señalan problemas como el efecto que tiene la
necesidad de trabajar en las posibilidades de estudiar y capacitarse, la explotación
laboral de que son objeto, y en general a la imposibilidad de obtener un empleo
justo y bien remunerado (Consejería para Asuntos Sociales, 1993). La lectura
que propone Arbeláez (2000) al proceso de desarme de un grupo de jóvenes
pandilleros ubica a la promoción de unidades productivas como parte de los
resultados de la recuperación de su “sentido de la existencia” y como uno de los
mecanismos usados en la permanente búsqueda de otros modos de relacionarse
con su entorno social; en este caso, la posibilidad de trabajar implica para estos
jóvenes, no tanto la cuestión de obtener una remuneración (que posiblemente
es menor a la obtenida en actividades ilegales), sino la forma mediante la cual
se propone un nuevo sentido de vida y
se transa un lugar en la comunidad.
Estas relaciones entre pobreza, La noción de “moratoria social” ha sido
violencia y trabajo son uno de los debates usada a lo largo de las reflexiones sobre
y dilemas más complejos en los estudios jóvenes para referirse inicialmente a la
de los tres temas en general y en las políticas juventud como un momento de prepa-
ración para asumir las responsabilidades
públicas que de allí se desprenden, pues y compromisos de la vida adulta, favore-
con frecuencia se cae en modelos cido sobre todo por la permanencia en el
Colección Estados del Arte, Bogotá

unicausales y lineales –los jóvenes son sistema escolar como el mecanismo que
prepara para ello; observado desde un
violentos porque son pobres, luego al darles punto de vista de clase, esta idea es apli-
trabajo se resuelve la violencia– que no sólo cable a cierto sector social –la burguesía
estereotipan y estigmatizan, sino que de los siglos XVIII y XIX, por ejemplo–
que tiene las condiciones materiales para
impiden ver los múltiples modos de ello y desde un punto de vista de género
afectación entre estas problemáticas da cuenta más de los hombres que de las

revelando la falta de discernimiento al mujeres pues en general las demandas de


la maternidad y el inicio de la vida de


respecto. familia afectan más sus posibilidades de


72 En los estudios sobre prostitución


○ ○ ○ ○
educación. Si bien el concepto no puede

juvenil e infantil realizados en el Distrito usarse como una categoría para definir
también se hace evidente la inquietud por lo juvenil como tal, permite llamar la
atención sobre los efectos que tiene la ubi-
categorizar adecuadamente las actividades cación en el sistema productivo en la de-
productivas en que se involucran las-os finición de la juventud.
Inserción sociolaboral

jóvenes, debido a los efectos que ello puede tener al momento de formular
políticas públicas al respecto. Desde el punto de vista conceptual, el debate se
concentra en cómo asumir la condición de los menores de edad prostituidos:
como un trabajo o como una forma de explotación. Para investigadores como
Velandia (1996), los-as menores de edad y los-as adolescentes que ejercen la
prostitución no pueden ser considerados-as como trabajadores-as sexuales así
manifiesten encontrarse a gusto con esta forma de obtener remuneración, ya
que la práctica de este oficio no proviene de una libre escogencia, como puede
darse en el caso de algunos adultos, hombres y mujeres. Aunque los-as menores
tienen derecho a manifestar sus gustos y preferencias, se considera que no
tienen aún la madurez y la independencia afectiva y psicológica para medir y
asumir las consecuencias de la práctica de esa actividad en el presente y en el
futuro, tanto en su salud física y emocional como en sus relaciones afectivas y
sociales. Es importante señalar que a nivel internacional se viene dando desde
la década de los ochenta –y en algunos países europeos desde mucho antes– un
intento por reconsiderar la cuestión de la prostitución en personas adultas
como un asunto laboral formal. La iniciativa apunta a mejorar sus condiciones
de vida y a disminuir el riesgo de explotación y abuso que se presenta por el
carácter subrepticio que aún reviste esta actividad; la discusión, en todo caso,
no está cerrada pues aún en personas adultas se pueden dar situaciones de
coerción y violencia que serían contrarias a una opción laboral como tal (como

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital


el caso del “tráfico de personas” para trabajos sexuales).
Investigaciones como las de Velandia, (1996), Cámara de Comercio (1995) y
Cabrera (1993) dan cuenta de condiciones de explotación evidentes en la medida en
que las-os menores y jóvenes prostituidos-as deben pagar impuestos por el uso de las
calles, tienen proxenetas que les establecen cuotas fijas, deben dar dinero a los-as
dueños de los establecimientos e incluso tienen que sobornar a algunas autoridades
para poder “trabajar” o no ser llevadas-os a estaciones de policía. La explotación
sexual de la que son objeto las niñas estudiadas por Cabrera (1993) las obliga a
recurrir a estrategias como la delincuencia o el “retaque” –pedir limosna– para solventar
los gastos que no asume el explotador, lo que embrolla aun más su situación y exacerba
su vulnerabilidad. En el estudio de la Cámara de Comercio (1995) se señala que, a

pesar de no haber encontrado una relación directa entre pobreza y prostitución en



las-os jóvenes y menores, el factor económico es una razón de peso para su ejercicio;

por otra parte, el hecho de que la “vida útil” de un-a joven prostituido-a sea apenas de 73

○ ○ ○ ○

unos años y decaiga radicalmente después de los 20 (lo que no sucede con las mujeres),
agrega un ingrediente al debate, si se piensa en lo que ello implica para los posibles
proyectos de vida de quienes se encuentran en tal condición y la necesidad que tienen
de asumir otros modos de producción.
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

Educación, moratoria social e ingreso a la vida laboral

Como ya se señaló, el texto de Ramírez y Castro (2000) representa uno de los


pocos estudios detallados sobre la situación laboral de la juventud bogotana: el
documento combina varios enfoques, y no contentándose con sólo un objetivo
diagnóstico, evalúa las ofertas laborales de capacitación y formación, y establece
una serie de proyecciones al respecto; los autores empiezan por considerar que
las políticas públicas han evaluado la problemática de la inserción sociolaboral
de los-as jóvenes desde la perspectiva de la educación, centrando en los alcances
de cubrimiento y especialización del sistema educativo las razones para explicar
la cuestión laboral. En esta asunción de seguro ha incidido el modelo que
enuncia lo juvenil y particularmente la adolescencia como un momento en el
que se goza de cierta moratoria social para el ingreso a los sistemas de producción,
garantizada por la permanencia en la escuela. Este abordaje de las políticas
resulta precario cuando se compara con los verdaderos resultados de los
programas de formación y capacitación que se promocionan desde allí. Para
Ramírez y Castro (2000) el mercado de trabajo, pese a hacer demandas de
educación cada vez mayores, no ha logrado integrar a una población juvenil
cada vez más educada (al menos en cuanto a número creciente de bachilleres se
refiere), pues es sabido que el aumento en los niveles educativos no se traduce
automáticamente en un mejoramiento de las posibilidades laborales. Por su
parte, el incremento del desempleo, principalmente entre los-as jóvenes, está
acompañado de un desperdicio de capacidades, como lo muestra el hecho de
que los desempleados tienen mayor nivel educativo que los ocupados; la
diferencia entre pobres y no pobres se hace más evidente aún en el grupo de 20
Colección Estados del Arte, Bogotá

a 24 años, pues mientras para aquellos la “moratoria social” –si se dio– ha


concluido ya a esas alturas y para los-as otros-as es aún tiempo de estudio y
capacitación.
El texto reseñado señala además que el sistema de capacitación existente
privilegia la formación de quienes ya tienen trabajo y no es muy influyente su
papel en la formación de jóvenes desempleados-as en condiciones vulnerables;
además, la capacitación para el trabajo no está dirigida a los más jóvenes ni a los

grupos más pobres, problema que se agudiza al constatar que en el país no existen

programas de capacitación permanentes, estructurados y con posibilidades de


74

○ ○ ○ ○ responder adecuadamente a las exigencias de calificación del recurso humano; los


programas no tienen cobertura suficiente para influir significativamente en el nivel


de empleo, pero, aún así, pueden mejorar las condiciones con las cuales los-as
jóvenes más pobres se enfrentan al mercado.Según Ramírez y Castro (2000) los
programas analizados –Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), Red de
Inserción sociolaboral

Solidaridad Social y Corporación Minuto de Dios– a pesar de lograr un impacto


positivo sobre la población objetivo, son insuficientes para sostener sus efectos
en el tiempo. Para que esto sea posible hay que vincular estos programas a una
dinámica de desarrollo sostenible y acompañarlos de incentivos para que el
mercado laboral absorba, y no excluya, a esta población. En resumen, el trabajo
concluye que la capacitación por sí sola no genera empleo pues éste depende
estrechamente del crecimiento económico, que es finalmente el que crea los
puestos de trabajo.Una revisión cuidadosa del texto abre un campo de análisis
extenso y complejo sobre las relaciones entre permanencia y deserción en el
sistema escolar, los procesos educativos y de capacitación que no pasan por tal
sistema, los criterios de selección ambiguos que se aplican al ingreso de los-as
jóvenes al sistema productivo y los efectos que ello tiene en la consideración de
su propia condición juvenil, de sus posibilidades como sujetos autónomos y
de sus planes de vida. Así nada más, se advierte que el conocimiento a construir
en esta área es bastante amplio.

Proyecto de vida, ocio y tiempo libre

Si bien podría afirmarse que no es pertinente tocar aquí el tema del ocio y el
tiempo libre (comúnmente asociados a los consumos o culturas juveniles),

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital


pero las ideas que se expondrán a continuación complementan oportunamente
la argumentación de los textos anteriormente citados. Después de todo, el
trabajo y el ocio marcan los tiempos vitales con los que se definen los proyectos
de vida de los-as jóvenes de hoy.
Una primera consideración, advertida por Gómez et Al. (1999), tiene que
ver con las diferencias notables que se observan en la manera de concebir el
tiempo libre, el ocio y la diversión, según el estrato social en el que se indague;
para estos autores, la condición de clase es fundamental en la construcción de
un marco ético, ya que cada quien cubre sus demandas, o al menos intenta
satisfacerlas, de acuerdo a las ofertas propias de su contexto social. En el caso
de las-os jóvenes, se debaten cuestiones relacionadas con el cuando y cómo

producir, el balance entre mantenerse en la escuela o salir de ella –o si mas bien


ausentarse por un momento o por periodos definidos– la forma en que se


75

invierte el tiempo libre, y otros asuntos de esa índole. ○ ○ ○ ○


Como lo demuestran algunos de los trabajos citados (Viera, 1994b;


Martínez, 1997) es casi inexistente la “moratoria social” de los-as jóvenes de
sectores populares, en vista de la acuciante necesidad que tienen de aportar
ingresos al hogar (o de sostener su propia familia, ya que muchos de ellos
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

conforman uniones conyugales y se hacen padres y madres a temprana edad).


Esta en cuestión la imagen generalizada de los-as jóvenes de sectores populares
que los-as describe como “desocupados”, pues desconoce los problemas de
desempleo en que se encuentran y que les llevan a un permanente trasegar en
busca de trabajos ocasionales. Esto sin embargo tampoco explica ni permite
deducir como ellas y ellos usan el tiempo libre, y sería erróneo concluir que en
estos-as jóvenes todo es determinado por el trabajo, mientras los otros son
proclives sólo al ocio; del mismo modo, tampoco hay información suficiente
sobre las diferencias que al respecto se dan entre las demandas hechas a los
hombres jóvenes y las que recaen sobre las mujeres, lo cual hace aún más difícil
la comprensión del tema desde una mirada cualitativa.
Dos trabajos monográficos (Granados y Munive, 2001; Rubio, 2001) sobre
dinámicas de consumo en jóvenes de estratos altos, suministran algunas pistas
sobre las diferencias de clase y sobre el lugar que ocio y tiempo libre tienen en
la valoración del trabajo y la productividad.
El primer trabajo (Granados y Munive, 2001), aborda la concepción que
sobre el ocio tienen los-as jóvenes universitarios-as y profesionales recientes de
estratos altos que frecuentan los afterparty, mostrando cómo en ellas-os el tiempo
libre, el invertir en sí mismas-os en actividades lúdicas y el “trabajar para vivir
y no vivir para trabajar” dan cuenta de una valoración particular del sentido de
lo laboral en sus vidas.
El segundo trabajo (Rubio, 2001) hace una interesante etnografía de los
espacios lúdicos, los consumos culturales, las relaciones sociales, las nociones
de placer, entre otros aspectos, de jóvenes de estratos altos, mostrando la
importancia que tiene una cierta idea de gozar la vida asociada a una serie de
actividades de ocio y consumo y a la valoración del tiempo invertido en el
Colección Estados del Arte, Bogotá

trabajo, la familia y aquello que se considera lo “establecido” contrario a lo que


“sí gusta”. A manera de ilustración, se cita el caso de uno de los jóvenes objeto
de la investigación, para quien el tiempo usado en trabajar y los recursos
económicos obtenidos por ello están en función de las actividades recreativas,
siendo éstas el espacio donde realmente se da su realización personal.
A pesar de ser apenas esbozos, con alcances muestrales muy limitados dada

su condición de trabajos de grado, estos textos permiten crear un panorama de



las formas en que se transforman hoy, para ciertos sectores sociales, los modos

76 de inserción laboral, el lugar que ocupa en ello la cuestión de la “moratoria


○ ○ ○ ○

social” mediante la permanencia en el sistema educativo y el efecto de ello en


la valoración de los proyectos vitales.
○ ○ ○














6 Violencia:
las múltiples
dimensiones del
conflicto

La violencia ha sido un tema frecuentemente asociado a la cuestión juvenil y


sus formas de expresión tanto a nivel general en el desarrollo de la sociología
de la juventud, como a nivel particular, en el caso colombiano y en el Distrito
Capital. Así lo propone un texto de Riaño (1992) en el cual se observan las
expresiones culturales juveniles desde dos ejes: las relaciones con la ciudad
como espacio sociocultural y la música, como elemento mediatizador de sus
experiencias. Allí se señala que en 1964 un festival musical organizado por una
de las emisoras de radio en el centro de la ciudad terminó con el asalto a un
camión de gaseosa, la ruptura de algunos vidrios y el volcamiento de botes de
basura; la prensa registró estos sucesos en un tono explosivo y denunció la
admiración que estos-as jóvenes tenían por grupos ingleses del tipo Mods y
Rockers, asociados a la vez con pandillismo y vandalismo. El suceso interesa
porque subraya las asociaciones que en este hecho se dan y sus efectos en la
formación de ciertas imágenes sobre los-as jóvenes: música y violencia, cultura
juvenil y pandillas juveniles, ciudad y violencia juvenil. Parafraseando el título
de uno de los textos que trata el tema de las culturas juveniles, lo que para unos
es expresión de sus modos de relación y de sus sentidos de lo urbano para otros
es subversión a las normas, trasgresión y violencia (Perea, 1998).
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

Esta inquietud por la trasgresión que los jóvenes pueden hacer de ciertas
normas sociales incide sin duda en el interés por el tema de la violencia, que a
su vez ha sido uno de los factores para la visibilización de lo juvenil en el
contexto social, tanto a nivel nacional como local (Fierro, 1999; Perea, 1996;
2000a); por otro lado, gran parte de la investigación descriptiva se hace con
miras a obtener datos para la intervención inmediata, lo cual afecta los modos
de construir el conocimiento mismo (Fierro, 1999). Podría argumentarse que
la preocupación por temas como la violencia y la delincuencia juvenil se
sustentaría en la importancia social misma del fenómeno, la extensión que
puede tener en la población joven y el número de víctimas juveniles de las
diferentes formas de violencia. Esta situación, en el caso de la investigación
sobre jóvenes en Bogotá, pareciera no coincidir con la producción en el tema
mismo, con el desarrollo de los trabajos o el estado de la discusión. En este
caso, ni la preocupación social por la cuestión de la violencia ni el número
abundante de estudios equivale a la consolidación de un campo del
conocimiento como tal; dicho de otro modo, las razones que llevan a cierto
tipo de interés investigativo no sustentan la solidez de las preguntas ni la
consistencia de las respuestas.
Algunas de las investigaciones hacen un llamado por entender el fenómeno
de la violencia y la delincuencia juvenil desde una perspectiva multicausal, en
donde se tengan en cuenta factores como la marginalidad política y cultural, la
deslegitimidad institucional, el consumo y tráfico de sustancias ilegales, el
consumo cultural, la ausencia de nociones de lo público (y por consiguiente el
dominio de los intereses individuales sobre los colectivos), el debilitamiento
de las normas ciudadanas y la falta de pertenencia al entorno, entre otros. La
tendencia a encontrar en el determinismo socioeconómico la principal causa
Colección Estados del Arte, Bogotá

es la más común y se relaciona con lo dicho en el capítulo sobre inserción


sociolaboral. Esto genera en la misma investigación una serie de estereotipos y
lugares comunes aún no superados, que además tienen efectos muy complejos
si se tiene en cuenta que está relacionada directamente con la formulación de
políticas públicas y estrategias de intervención social (ver el capítulo Políticas
públicas: ordenando los estereotipos).

El hecho es que los-as jóvenes, como parte de la sociedad en general, viven



en medio de los diversos conflictos sociales, son afectados-as y aprenden a vivir


78

○ ○ ○ ○
con ellos. De esta manera, la pregunta por la “violencia y la delincuencia” es a

nuestro modo de ver una pregunta más amplia por lo que sucede con el conflicto
social que vive Colombia, los modos en que éste cambia, se transforma, incide
en la vida de unos y otros sujetos de modo diferencial pero siempre presente.
Desde esta perspectiva, se analizan un conjunto de trabajos e informaciones
Violencia

presentes en algunas de las investigaciones consultadas con miras a entender


cómo son tratadas, al menos, tres dimensiones del conflicto:

• La violencia como un hecho dado: de victimas y victimarios, de


causas y efectos.
• La violencia como hecho localizado: las pandillas.
• Transformar la comprensión del conflicto.

De los 32 textos revisados para este capítulo, al menos catorce se realizaron


en localidades o lugares de la ciudad caracterizados por su alto índice de violencia
o por ser sectores considerados principalmente como populares: el centro de la
ciudad, San Cristóbal, Ciudad Bolivar, Suba, entre otros. Por su parte, 9 trabajos
hicieron abordajes generales a la ciudad, intentando muestreos de sectores
sociales más diversos o de jóvenes de diversas localidades. En general podría
decirse que la gran mayoría de los trabajos analizados fueron realizados en
sectores y con poblaciones de estratos populares (las localidades del suroriente
y Suba son las más investigadas), en donde precisamente tienen asidero
organizaciones juveniles del tipo bandas y/o pandillas; es poco lo que se sabe
del fenómeno en otras zonas de la ciudad y otros estratos, de lo cual no puede

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital


deducirse su inexistencia. Al menos 23 de los trabajos revisados tienen
información descriptiva resultado de observaciones, acompañamientos o
trabajos etnográficos, lo que en algunos casos le da a la información obtenida
un tono vivencial y rico en detalles, que de seguro surge del interés por
tener un acercamiento directo y cercano a las inquietudes de los-as jóvenes
mismos-as.

La violencia como un hecho dado: de victimas y victimarios, de


causas y efectos

Una parte de las investigaciones consultadas intenta comprender el lugar que



ocupan los jóvenes en los sucesos de la violencia como tal (en menor medida

79

ellas que ellos), tanto en la que se considera “propia” de lo juvenil como la que ○ ○ ○ ○

afecta a la sociedad en general. Si bien se trata de trabajos que se acercan al


fenómeno de la violencia juvenil como un hecho social susceptible de ser
identificado, buscan salir de los lugares comunes en donde se hace una asociación
directa joven/delincuencia, proponen la necesidad de cuestionar los estereotipos
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

y avanzan en explicaciones múltiples de las causas y efectos de dicha asociación;


por ejemplo, Useche (1998) considera que es erróneo reducir las causas de la
violencia o la criminalidad juvenil a factores de tipo socioeconómico. La
marginalidad política y cultural, la ausencia de nociones de lo público y lo
ciudadano con su respectivo efecto en el dominio de los intereses individuales
sobre los colectivos, la deslegitimación institucional, asuntos familiares y de
consumo de psicoactivos, entre otros, pueden ser también factores causales de
la violencia juvenil. Para este autor; se trata de un intento por complejizar las
explicaciones unívocas que mantienen estereotipos y en cierto modo legitiman
otros procesos de exclusión: la asociación entre hombres jóvenes de contextos
populares y violencia, por ejemplo.
Como ya se ha señalado en otros casos, el conocimiento aquí revisado
proviene en una forma u otra de consultorías y proyectos de investigación
financiados con recursos distritales y/o estatales, realizados sobre todo para la
formulación de propuestas de intervención o pautas de política pública, lo
cual en cierta manera debe incidir en su construcción, en las preguntas que lo
orientan y en la forma como se entiende la cuestión misma de la violencia.
Así, las investigaciones que se preguntan por las causas y efectos de la
violencia y cómo se hacen evidentes en la población juvenil, pueden organizarse
desde la forma en que se ve el fenómeno, ubicado en la geografía urbana o
focalizado en algunos de sus habitantes:

En zonas geográficas
Colección Estados del Arte, Bogotá

Estudios como los de Arbeláez (1998) sobre Usme, Alape (1995) en Ciudad
Bolívar, Consejería para Asuntos Sociales (1993) y González y Muñoz (1992)
para San Cristóbal, miran la violencia y la delincuencia en grupos de jóvenes
de estos sectores populares e intentan explicaciones del fenómeno, por lo común
asociadas a la pobreza. Sin duda, la elección del ángulo de mirada del narrador
afecta el punto de partida del investigador.


En poblaciones marginadas o excluidas socialmente


80

○ ○ ○ ○

Montes y Prada (1993) realizan una descripción de los jóvenes internos en La


Picota para determinar los tipos de delitos cometidos y las razones de ellos,
para mostrar –más allá de la existencia de una personalidad criminal– el cruce
de una serie de situaciones contextuales diversas ante las cuales los jóvenes
Violencia

deciden involucrarse en actividades delictivas. Ruiz (1998b) y Salazar (1998)


señalan los diferentes matices de esa violencia que viven los habitantes de la
calle –en particular los jóvenes de bandas y pandillas– y que van desde las
fricciones propias de la interacción o sobrevivencia hasta la acción de los
escuadrones de “limpieza social. Las investigaciones que giran en torno a la
prostitución infantil y juvenil miran también las violencias que llevan a las y
los jóvenes a tal situación como aquellas a que se encuentran expuestos por lo
mismo. (Cabrera, 1993) encontró que la violencia física en el grupo familiar es
la principal causa de la predisposición de los menores a tal actividad (24.3% de
las entrevistadas), seguido del conflicto familiar (17.8%) y la violencia
psicológica (15.8%); al salir del hogar las niñas se vinculan a galladas y parches
donde obtienen protección, comida y a veces drogas, pero también donde
inician el camino hacia la prostitución. Del mismo modo, Álvarez y Suárez
(1998) señalan que no sólo el maltrato vivido por los y las jóvenes en prostitución
en sus familias de origen es un motivo que les lleva a tal situación, sino que
además la violencia se vuelve parte de sus modos de relación cotidiana en medio
de la sobrevivencia a que se enfrentan diariamente. Algo similar encontró una
investigación de la Cámara de Comercio (1995) en donde referían dos tipos
de violencia: una ejercida por la policía y los delincuentes que controlan los
sectores donde se ubican los trabajadores sexuales y otra ejercida entre ellos
mismos, por su conexión con actividades delincuenciales. Así, violencias que

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital


viniendo del ámbito familiar se cruzan con formas organizativas juveniles y
bajo condiciones de vulnerabilidad que afectan las experiencias de vida de las y
los jóvenes de modo diferencial de acuerdo con la condición de género y el
ejercicio de la sexualidad; podríamos decir incluso que en este caso se diluyen
las fronteras entre causas y efectos, entre actores y receptores de la violencia y
se da una condensación del conflicto social de un modo particular a lo juvenil.
El caso de las pandillas es de tal importancia dentro del tema que se analiza
que volverá a ser tratado en un aparte posterior de este capítulo.

En la vida urbana


Existen miradas que intentan captar la relación violencia/juventud en el Distrito;


81

es el caso de Salazar et Al. (1998) que reúne las ponencias presentadas en un ○ ○ ○ ○


seminario realizado en 1998 dentro del programa “Calles sin violencia”. Es


preciso mencionar también documentos de política pública Distrital como el
realizado por Martínez (1997), en donde se considera a los jóvenes,
particularmente a los hombres, como los principales protagonistas de la
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

violencia, instigados por carencias sociales extremas, o el trabajo de Pérez y


Mejía (1996) que establece un paralelo entre Bogotá y otras ciudades del país.
Se trata de investigaciones que, en lugar de mirar una zona de la ciudad o una
población particular, observan las relaciones entre el fenómeno violento y las
cuestiones económicas, políticas y sociales de la ciudad.

En las culturas juveniles

Un trabajo realizado por el Observatorio de Cultura Urbana (1997) sobre el


conflicto entre rockeros y raperos, mediante un acercamiento de tipo cuantitativo
intentó entender los motivos por los cuales se dan los conflictos entre estas dos
culturas juveniles urbanas, buscando incluso medir los niveles de conflictividad
en ellas y estudiando la estrategia de los Rap and Roll –espacios en los que se
turnaban grupo de uno y otro género en el mismo escenario– como mecanismo
para la solución del conflicto mismo. Así, se parte en esta mirada, no sólo de
considerar que existe un conflicto como tal, sino de intentar, desde la acción
del Estado una posible solución, como si dicho conflicto debiera ser evitado o
controlado.
Otros de los trabajos encontrados no cabrían en la anterior clasificación,
en la medida en que no parten de la violencia como un conjunto de hechos o
acontecimientos agresivos susceptibles de ser explicados, sino que se acercan
más a las construcciones culturales de lo que significa la violencia y su lugar en
los imaginarios y representaciones de los-as jóvenes.
Investigaciones como la de Serrano (2000) no intentan explicar la violencia
Colección Estados del Arte, Bogotá

juvenil sino indagar por el efecto que el conflicto que vive el país tiene en las
concepciones de vida y muerte de grupos de jóvenes bogotanos; en este caso, a
diferencia de los anteriores, no se mira la violencia como adjetivo de lo juvenil,
ni se estudian sus formas particulares, sino que se la ubica en un contexto más
general –el conflicto armado colombiano– para determinar como incide éste
en los planes de vida de los-as jóvenes. En esta perspectiva se encuentra que,
ante la constante pérdida de legitimidad del Estado y la presencia permanente

de la violencia en la vida cotidiana, se pierde el papel de lo político como lugar



para la resolución de los conflictos y se genera un “aprender a vivir con la


82

○ ○ ○ ○ violencia” (Serrano, 2000:14).


Con una mirada similar, López (1998) estudia la ideología que grupos de
jóvenes universitarios-as de estratos medios y altos expresan en su vida cotidiana
con respecto a la violencia en general y la tortura en particular. Al inicio de la
investigación se encontró que los-as jóvenes manifestaban una percepción
Violencia

general de la violencia asociada a agresiones físicas, muerte y cantidad de


víctimas, violencia que rechazaban pero ante la cual se sentían impotentes y
con poca posibilidad de acción; sin embargo, con el desarrollo del trabajo las
posiciones cambiaron y se radicalizaron, llegando a aceptar la tortura como
una forma de venganza o de obtener información en ciertas situaciones. Así, la
autora encuentra que existe un cierto imaginario popular respecto a los modos
de resolver los conflictos y una ideología autoritaria que posiblemente surge
como reacción defensiva al contexto vivido y sustentada en la consideración de
no ser ellos mismos personas violentas, puesto que no han cometido delitos ni
piensan hacerlo.
En otra tesis de grado, Moreno (1998) estudia las percepciones que jóvenes
de Kennedy tienen con respecto a la resolución de conflictos en sus
comunidades. El texto considera que los-as jóvenes están desarraigados-as de
la cultura, por lo cual se presenta un vacío o anomia cultural, que sumado a la
falta de capacidad organizativa y de estrategias de representación, facilitaría el
ingreso al mundo delincuencial. Con una inquietud similar, y también en una
tesis de grado, Castro (1996) estudia las representaciones sociales que sobre
los-as jóvenes se hace una comunidad y su relación con la delincuencia; el
estudio encuentra además una serie de contradicciones entre las representaciones
que los jóvenes se hacen de su lugar social y lo que el medio les ofrece; factores
que, en últimas, tiene su expresión también en la violencia.

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La violencia como hecho localizado: las pandillas

Es en torno a la pregunta por las formas de agrupamiento juvenil donde se


hace más evidente la comprensión de la llamada violencia juvenil, como si
existiera una asociación entre ciertas organizaciones juveniles y la acción violenta
y como si la agrupación juvenil tuviera en la violencia su punto de convocatoria.
De estas formas de agrupación las pandillas concentran la mayor atención, a
pesar de presentarse en la literatura consultada diferencias en los modos de
definir, no sólo a la pandilla misma sino a otras formas de organización juvenil

como las bandas, parches y parches delictivos, entre otras (Arbeláez y Bustos,

1995; Rivera de la Hoz, 1998; Perea, s.f.; 1999; Salazar, 1998; García, C.,

83

1998). Es este asunto –la comprensión del lugar del pandillismo en el escenario ○ ○ ○ ○

de las violencias múltiples– lo que marca los debates sobre el tema, bien que se
lo considere antecedente de la delincuencia organizada (Arbeláez y Bustos,
1995) o separado de ésta y con una dinámica diferente (Perea, s.f.); las reflexiones
encontradas giran en torno al modo de diferenciar en un fenómeno como el
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

de las pandillas las muchas violencias que se cruzan y las implicaciones que ello
tiene para la vida de los jóvenes que hacen parte de ellas y sus modos de
agrupación. Son muy escasas las referencias a pandillismo y mujeres, excepto
cuando se las trata como novias o compañeras de los pandilleros así como
tampoco se mira la condición de género de los jóvenes y sus efectos en las
dinámicas de tales tipos de agrupamiento.
El texto de Arbeláez y Bustos (1995), surgido de una reflexión sobre la
experiencia vivida por un grupo de jóvenes, presenta una caracterización de los
diversos conflictos que confluyen en el pandillismo como expresión de la
violencia cotidiana de la delincuencia y una metodología alternativa para los
procesos de paz e integración social de jóvenes afectados por tal situación.
Partiendo de la experiencia de vida de un grupo de jóvenes que vivieron las
pandillas –“Los especiales”– se busca reconstruir los momentos vividos por
ellos hasta el acuerdo de paz y convivencia y el proceso mismo de recuperar la
propia historia. Para estos autores los conflictos familiares son una de las
principales causas de ingreso de los jóvenes a las pandillas, que empiezan
inicialmente con “travesuras” y actividades recreativas y con el tiempo se van
volviendo formas de ganar respeto y reconocimiento en sus barrios; las
actividades delincuenciales también siguen el mismo curso, teniendo finalmente
en la posesión de las armas la garantía de un mayor reconocimiento y valía.
Con el tiempo los grupos se especializan también, forman sus propias estrategias
de acción y lugares de trabajo. En cierto modo, este texto ofrece una “historia
natural” del joven pandillero, que se inicia en los conflictos familiares de la
infancia y culmina en la profesionalización delincuencial. Posteriormente,
Arbeláez (2000) publica otro texto en el cual se mira a la luz de las ciencias
sociales la experiencia descrita, con miras a contribuir a la reflexión de las
Colección Estados del Arte, Bogotá

violencias en que se encuentran inmersos los jóvenes urbanos; allí se combinan


los testimonios con aportes de la ética, la sociología, la psicología y la ciencia
política.
Desde otra óptica, Perea (s.f.) sostiene que las pandillas se encuentran en
un lugar difícil de ubicar en el escenario de las violencias urbanas en la medida
en que persiguen tanto la búsqueda de su identidad, como un cierto poder

barrial que les permita su aglutinamiento y lugar social. La pandilla no articula



ninguna discursividad política pero su condición transgresora se vuelve una


84 fuerte denuncia de las condiciones de exclusión que viven estos jóvenes;


○ ○ ○ ○

trasgresión de la norma sobre la propiedad mediante el robo, de la norma


corporal mediante el consumo de psicoactivos, rechazo al disciplinamiento
escolar, laboral y familiar; trasgresión que finalmente une a quienes sobrepasan
la norma, los solidariza en ese más allá al que llegan en su permanente salida.
Violencia

Mientras la pandilla se caracteriza por su carga afectiva y emotiva, así como por su
invisibilidad, según la interpretación del autor, la banda está organizada en función
del acto delictivo, es clandestina y profesional.
Salazar (1998) mira a la pandilla desde sus vínculos afectivos e indaga cómo
ésta se constituye en lugar de lo subterráneo, de lo vivencial y de lo emocional,
cruzado por afirmaciones estéticas e individuales en el ámbito urbano. Para él, el
parche delictivo no cuenta con una organización ideológica y se encuentra vinculado
más por el afecto y menos por el delito, siendo los delitos menores su actividad más
común; por lo general son grupos sin una nominación propia, porque son instancias
externas las que los caracterizan de modo particular. Por su parte, las pandillas
están más asociadas a la defensa del territorio, como forma de identidad y de marcar
una cierta diferencia que les caracteriza y les permite tener un control de su entorno.
Finalmente, este autor considera a la banda como agrupación organizada, no
exclusivamente juvenil, sin ideología pero con cierto entrenamiento que les permite
realizar sus actividades.
Así, pareciera haber cierto consenso en la bibliografía en cuanto a diferenciar
pandillas y bandas por el grado de organización y profesionalización que tienen,
siendo estas últimas las más estructuradas. Esta inquietud tiene efectos importantes
en el trato mismo de cada fenómeno desde el punto de vista de las políticas públicas,
pues mientras a las organizaciones delincuenciales profesionales les correspondería
un trato policivo, sería más adecuado un trato preventivo para las acciones delictivas

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital


que se dan como extensión del mundo juvenil, principalmente pandillas y parches
con actividades delictivas; de acuerdo con (Useche, 1998) este autor, una acción
delictiva no es equivalente a una organización delictiva y esto es fundamental al
momento de entender las dinámicas de lo que se considera como violencia y
delincuencia juvenil y de los agrupamientos observados.
Otra lectura sobre el tema de las formas de organización juvenil y la
violencia se encuentra en Ruiz (1998b). Para él, el fortalecimiento de núcleos
de violencia entre y desde los habitantes de la calle ha llevado a que ésta se
vuelva cada vez más un recurso a la mano, rompiendo los lazos afectivos y
gregarios que sustentaban a las galladas de jóvenes habitantes de la calle
anteriormente. Así, el parche es sólo un sitio, un lugar en donde el grupo

ya no es referencia; pareciera notarse en el estudio de este autor que la



violencia se vuelve tanto causa como efecto de esta pérdida del sentido de

85

grupo y de relación que entonces es reemplazado por actitudes agresivas y ○ ○ ○ ○


un mayor consumo de sustancias psicoactivas. Violencias que se vuelven


complejas al convertirse en sustento del rebusque cotidiano, se prolongan
en el tiempo mediante ajustes de cuenta planeados y terminan justificando
la intolerancia social contra estos habitantes de la calle.
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

Transformar la comprensión del conflicto

En cuanto a las miradas que intentan transformar la comprensión de la


violencia en particular y el conflicto en general, desde la cuestión de la
tensión entre norma y trasgresión, un trabajo como el de Sánchez (2000)
ofrece un punto de partida al respecto. En su reflexión sobre las
manifestaciones religiosas de grupos de jóvenes de iglesias cristianas, Sánchez
encuentra una resignificación de sus experiencias entre lo normativo y lo
transgresor, en un contexto fuertemente marcado por la polaridad entre el
bien y el mal. En el documento no se estudia lo que tradicionalmente se
considera violencia en general o violencia juvenil en particular, se proponen
nuevos campos de comprensión del conflicto, ya intuidos en los trabajos
de Perea (s.f.) y Salazar (1998): el exceso de lo corporal y su irrupción en la
violación de la regla; las relaciones entre el paroxismo, la violencia y lo
sagrado; la trasgresión del orden que generan las luchas entre los mundos
materiales y espirituales que viven estos jóvenes, son sólo algunas de esas
expresiones de un nuevo tipo de conflictos, cercanos a los mundos de lo
subjetivo, lo espiritual y lo íntimo (Sánchez, 2000).
En otra investigación, Amaya y Marín (2000) indagan por la forma de
comprender y transformar el conflicto en culturas juveniles urbanas como la
Cultura Metal y la Cultura Hip Hop. Para estas autoras las culturas juveniles
poseen un saber sobre el conflicto y su transformación, y en vez de poner el
énfasis en cómo tratar de evitarlo, intentan comprender los mecanismos que
dichas culturas tienen para transformar sus conflictos internos, en un intento
por discernir los conflictos en otro ámbito: el escolar. Así, se propone una
Colección Estados del Arte, Bogotá

comprensión del conflicto alejada de modelos técnico-instrumentales,


considerados asépticos y desconocedores de las especificidades de los actores
involucrados en los fenómenos estudiados, para proponer que en la Cultura
Metal existe una valoración del conflicto no hecha en términos de un choque
entre oponentes sino situada más en un plano de lo simbólico-imaginario,
denominada guerreo; al mismo tiempo, se señala la existencia en el Hip Hop
del reto como un dispositivo para vencer al contrincante mediante ejercicios de

creatividad y destreza en la música y el baile. Si bien en el citado texto las


autoras no avanzan en el estudio de las experiencias de interacción que se dan


86

○ ○ ○ ○
entre estas dos culturas –como sucede en ciertas dinámicas urbanas estudiadas

por el Observatorio de Cultura Urbana (1997)– este trabajo indaga de un


modo diferente por el papel del conflicto y sus implicaciones en la vida de las
culturas juveniles urbanas, cuestionando muchas de las miradas tradicionales
sobre la relación entre violencia, conflicto y culturas juveniles.
Violencia

Dentro del propósito de dar con otros modos de comprender la vio-


lencia, se encuentran diversas propuestas en los trabajos de Perea (s.f.; 1999a;
2000b). Su investigación incluye las cuestiones relativas a la formación de lo
público, los tipos de regulación del conflicto en la vida urbana y las estrategias
de inserción y resistencia al mismo que hacen los jóvenes; este enfoque contrasta
con el más extendido –que pone el énfasis en las carencias, la pobreza y las
limitaciones de los jóvenes– y busca en las dimensiones de lo político y lo
subjetivo la formación de lo juvenil.

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87

○ ○ ○ ○

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○








○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○






7

Sexualidad,





cuerpo y género:




políticas
de la intimidad

Los temas relativos a sexualidad, cuerpo y género aparecen en la bibliografía


revisada en estrecha relación. El punto de partida en el análisis es por lo general
el tema de la salud pública en general, y en forma específica la salud sexual y
reproductiva. Una buena parte de la información encontrada corresponde a
investigación sobre asuntos como la planificación familiar, los embarazos
“prematuros”, los factores de riesgo asociados al comportamiento sexual, la
educación sexual, y en general, aquellos aspectos considerados prioritarios en
las políticas públicas relacionadas con el tema. Conocimiento que en muchos
casos se hace con miras a sustentar programas de intervención, campañas de
educación y otras acciones orientadas a la salud pública y la planificación
familiar. Un lugar común es, por supuesto, el comportamiento sexual de los
jóvenes y su efecto en el creciente incremento de los embarazos o la propagación
de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS). Es una perspectiva que comparten
las investigaciones de tipo cualitativo y las de tipo cuantitativo y algunas de las
que combinan ambas metodologías. Por otra parte, como sucede con otros de
los temas expuestos en el presente estado del arte, la investigación se concentra
en jóvenes de sectores populares y medios, aunque algunos de los estudios
abarcan todos los estratos sociales y no faltan los que hacen énfasis en los-as
jóvenes de sectores con mayores ingresos.
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

Lo anterior le da a la investigación sobre el tema un tono particular, sin


duda también asociado a las nociones de juventud que subyacen en la mayoría
de estas perspectivas, fuertemente asociadas al modelo psicosocial de la
adolescencia, en el cual la sexualidad es entendida como riesgo, factor de crisis
y determinante del comportamiento juvenil. En general, el tema de la sexua-
lidad, el género y el cuerpo parece interesar más por sus consecuencias en la
salud pública o los problemas de orden social (temas como la prostitución
infantil, por ejemplo) que por la necesidad de aclarar nociones relacionadas
con intimidad, cuidado de sí mismo y afectividad. En trabajos como el de
Mejía (2000) se cuestionan las preocupaciones epidemiológicas que predominan
en el tratamiento del tema y se intenta acceder a las representaciones hechas
por los jóvenes mismos o se indaga con mayor profundidad en las cuestiones
culturales (Álvarez y Suárez, 1998; García y Giraldo 2000; Rubio, 2001;
Serrano, et Al., 2001).
Según la bibliografía revisada, los núcleos temáticos de estas investigaciones
pueden organizarse alrededor de cuatro ejes, que reflejan la inquietud de autores
e instituciones por problemas concretos:

• Salud sexual y reproductiva.


• Relaciones de género y cuestiones de identidad.
• Educación sexual.
• Marginalidad y exclusión.
Colección Estados del Arte, Bogotá

Salud sexual y reproductiva

Como ya se señaló, los trabajos en esta área dan cuenta de una preocupación
social generalizada sobre las condiciones en que la población juvenil inicia y
desarrolla su vida sexual y reproductiva. Es importante resaltar cómo las

motivaciones por profundizar en el análisis de estas condiciones están asociadas



a una idea de Salud Pública en la cual los y las jóvenes son considerados-as

90 sujetos incompletos, no aptos-as aún para responder a las demandas de una


○ ○ ○ ○

vida sexual “responsable y sana”, basada sin duda en una realidad alarmante en
relación con los indicadores de riesgo, la temprana edad de inicio de la actividad
sexual, el poco uso de métodos anticonceptivos y en general la falta de
información sobre estos asuntos.
Sexualidad, cuerpo y género

Investigaciones como la de Mejía (2000) recogen los hallazgos de otros


estudios en los que se realiza un amplio muestreo con metodologías cualitativas
y cuantitativas en estratos 1, 2 y 3. Encuentran que tanto hombres como mujeres
jóvenes inician su vida sexual en medio de un alto desconocimiento de aspectos
básicos y de mínima preparación, reportan un uso de métodos de protección
ocasional y limitado, casos en los que se registran las más altas tazas de aborto
y embarazo no planificado, entre otros factores. Situación relacionada con la
presencia de factores determinantes de índole social y cultural encontrados en
investigaciones cualitativas que muestran la vigencia en el ámbito familiar de
categorías como las del pecado, el miedo, el machismo, la incomunicación, la
subordinación de la mujer y la presencia de relaciones de género altamente
arraigadas en la tradición que inciden en el trato entre hombres y mujeres
jóvenes (Mejía, 2000; Pontificia Universidad Javeriana, 1995; Corporación
Universitaria Minuto de Dios, 1995; González y Muñoz, 1992).
La persistencia de este tipo de conclusiones en estudios realizados a lo
largo de la década llama la atención sobre la difícil situación que en materia de
salud sexual y reproductiva viven las-os jóvenes capitalinos-as, pero esto no
impide una revisión de las metodologías y los mecanismos usados para evaluar
tal situación, ya que se los encuentra todavía asociados a perspectivas con un
sesgo marcadamente epidemiológico, que deja de lado aspectos difíciles de
medir pero que son cruciales a la hora de analizar el comportamiento sexual de

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una población.
Algunas investigaciones ratifican las afirmaciones anteriores y permiten señalar
diferencias notables a la hora de comparar las percepciones de los-as jóvenes sobre
su sexualidad en diferentes estratos. Según los resultados de trabajos como el de
Ordóñez (1994), las condiciones socioeconómicas se conjugan con referentes
culturales y sociales que inciden en la manera de concebir la actividad sexual. Los
resultados de encuestas como la realizada por Gómez et Al. (1999) para el
Observatorio de Cultura Urbana sobre consumos culturales, actividades lúdicas y
usos del tiempo libre, afirman que para muchos-as de los-as jóvenes de estratos
altos, el sexo es visto como una actividad recreativa y de ocio, mientras para los-as
jóvenes de clases populares su práctica está sometida a valoraciones morales asociadas

a la maternidad, la paternidad, el hogar y la familia.



Aún cuando pueda decirse que en los abordajes de problemáticas de riesgo


como los embarazos no deseados, la planificación familiar o la prevención de ITS 91


○ ○ ○ ○

y VIH/SIDA, el cuerpo representa un campo importante de análisis. En los


diagnósticos consultados la corporalidad parece reducirse a la genitalidad o el
embarazo. En general, en las investigaciones registradas no se contempla una
perspectiva amplia que de cuenta de las diferentes dimensiones donde el cuerpo
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

hace presencia, sea como medio para la construcción de la identidad, sea como
locus de las percepciones subjetivas o como medio de comunicación, reduciendo
la mirada a la dimensión reproductiva. Sólo en investigaciones recientes de
tipo antropológico como la de Sánchez (2000) se toca el tema del cuerpo más
allá del ámbito de la salud sexual y reproductiva, en este caso en las experiencias
religiosas de jóvenes cristianos o en los acercamientos culturales de Amaya
(1998) a las subculturas femeninas del cuidado.

Relaciones de género y cuestiones de identidad

Hay un elemento que aparece constantemente en la bibliografía sobre este


tema: las mujeres jóvenes se hacen más visibles en las cuestiones relacionadas
con el embarazo adolescente o la prostitución mientras que la pregunta por la
masculinidad de los jóvenes apenas se empieza a vislumbrar; es más frecuente
verlos en esta literatura como protagonistas de expresiones grupales tipo
pandillas, parches o violencia juvenil.
Temas relacionados con la identidad sexual, la heterosexualidad, homo-
sexualidad o bisexualidad en los-as jóvenes, apenas si se consideran en algunos
casos (excepto los datos que aparecen en las grandes encuestas y que no son el
objeto de análisis prioritario en este estado del arte). En general, una perspectiva
de género en el tema de lo juvenil está apenas surgiendo, lo que no quiere decir
que no haya una conciencia al respecto, aunque muchas veces ésta se note sólo
en las omisiones y vacíos que dejan las investigaciones.
Según varios autores (Idrobo, 2000; Gómez et Al., 1999; Rudas, 1999;
Colección Estados del Arte, Bogotá

Ruiz, 1998; Ordóñez, 1994; González y Muñoz, 1992), hay una clara tendencia
en las clases populares a mantener los esquemas sociales tradicionales y los
roles que desde allí se asignan a hombres y mujeres jóvenes. De acuerdo con
estos textos los niveles de educación, la necesidad de vincularse laboralmente,
la estructura de las familias, la proveniencia rural, entre otros factores, inciden
en la manera como los y las jóvenes asumen su propia corporeidad y su propia
sexualidad. El imaginario sobre la mujer buena sigue pesando en la noción de

lo que significa ser una niña de la casa que cumple con las obligaciones asignadas

por la familia, permanece bajo el control paterno y tiene en la vida de hogar su


92

○ ○ ○ ○ realización familiar; mientras tanto, las jóvenes pertenecientes a las pandillas o


parches son vistas solo como objeto del goce, jóvenes de la calle, por una parte
asociadas al mundo de los hombres pero ad portas de todos los riesgos y casi
siempre subestimadas. Esto implica que, por ejemplo, no sean consideradas
compañeras idóneas para hacer la vida y en cambio se conviertan en el trofeo
Sexualidad, cuerpo y género

por el que luchan las pandillas, como si fueran propiedades de unos u otros
(Serrano et Al., 2001; Salazar, 1998; Arbeláez y Bustos, 1995). En la
reconstrucción de las historias de jóvenes ex-pandilleros se relatan casos en los
que, al presentarse una ruptura, el problema se resuelve entre los propios
hombres, como si la mujer no tuviera autonomía sobre sus decisiones (Arbeláez
y Bustos, 1995).
La importancia de estas nociones se hace relevante al momento de definir
cuestiones como el uso de métodos anticonceptivos, la decisión con respecto a
continuar o interrumpir un embarazo o la aceptación de una paternidad. Serrano
et Al.(2001) desarrollan un estudio de tipo cualitativo en el que analizan las
dinámicas sociales y subjetivas a partir de las cuales se construyen la identidad
de género, las relaciones de género y los proyectos de vida. Señalan que nociones
como respeto y responsabilidad adquieren un carácter determinante en los
procesos de subjetivación y en las transformaciones que van del plano sexual,
al reproductivo-parental y de allí a los planes vitales. Aquí aparece otra vez el
debate que cuestiona las miradas centradas en la salud sexual y reproductiva
como un asunto de ignorancia, carencias o falta de planeación e indaga por las
construcciones culturales que dan sentido y ubican dentro de un determinado
plan de vida la experiencia de la maternidad y la paternidad.
En los estudios sobre jóvenes de sectores populares, y en los Estados del
Arte sobre Mujeres (2003) y Familias (2003), que hacen parte de esta colección,

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se aprecia cómo la mujer se ve sobrecargada de responsabilidades y, si bien esto
mismo puede sucederle a jóvenes de otros sectores sociales, la información
cualitativa al respecto es mas limitada aún. Según esas investigaciones, en esto
tiene mucho que ver el criterio de los jóvenes, según el cual son las jóvenes
quienes tienen que cuidarse, y es a ellas a quienes más les sirven los programas de
educación sexual, como si ellos estuvieran fuera de tal ámbito o no necesitaran
de él. Además, y en un sentido amplio, la noción social de respeto les exige
mucho más: la falta de respeto para ellas es la puesta en público de su sexualidad.
Esta presunción incide directamente como regulador de su comportamiento
sexual y de su identidad de género pues, en sentido contrario, para los hombres
el reconocimiento por parte de otros de su comportamiento sexual afirma su

masculinidad y su posición en el grupo. Es un trato leonino, pero al mismo



tiempo una fórmula fácil de manejar: la falta de respeto que puede experimentar

un hombre no pasa por la actividad sexual –como sí le sucede a las jóvenes– 93


○ ○ ○ ○

sino por la puesta en duda o los cuestionamientos a su hombría. En últimas, se


observa como la noción de respeto actúa como un regulador de las relaciones
de género, pues mientras las mujeres deben hacerse respetar de los hombres,
ellos, lo deben hacer de su grupo de pares (Serrano et Al., 2001). Salazar (1998)
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

señala también esa importancia del respeto entre jóvenes de las pandillas en la
medida en que reproduce las relaciones de dominación, pugna en la cual las
mujeres también participan.
Una vez más se hace evidente cómo las relaciones de poder que regulan el
género y la sexualidad dentro de un sistema más amplio del cual las y los
jóvenes hacen parte, mantienen y reproducen a lo largo del tiempo y se presentan
en las relaciones establecidas entre ellas y ellos, y cómo su persistencia esta
relacionada con los contextos de socialización como la familia y la escuela
mismas. La importancia de la maternidad como lugar de realización femenina
y la independencia laboral y productiva como lugar masculino da cuenta de
los procesos identitarios que allí subyacen y que marcan el significado de ser
mujer o ser hombre en estos contextos. Planteamiento no compartido por
Martínez (1997) quien en un texto para la formulación de política pública
distrital, retomando algunas investigaciones de Profamilia, señala que el ideal
de matrimonio y reproducción a temprana edad no aparece como propósito
central para los-as jóvenes de hoy, quienes consideran más importantes los
asuntos relacionados con erotismo e identidad.
En apoyo de esta última opinión, los trabajos realizados sobre jóvenes de
estratos medios y altos, muestran una situación diferente. Los y las jóvenes de
clase alta aparecen, en la mayoría de los casos, reflejados como disidentes de
los patrones sociales, esto es, como críticos de los roles establecidos y
promoviendo una forma alternativa de pensar los géneros. Así, en dos de las
investigaciones encontradas se plantea la idea de una nueva masculinidad en la
que los jóvenes se definen por fuera de una noción machista y en una relación
más acorde y equitativa con las mujeres de hoy, al tiempo que abren los espacios
de reconocimiento a la homosexualidad y a la bisexualidad (García y Giraldo,
Colección Estados del Arte, Bogotá

2000; Villate, 1998). No obstante, estos intentos de ruptura con lo establecido


hacen parte de dinámicas mucho más complejas que tienen que ver con la
aceptación o el rechazo en el grupo de pares, el prestigio, la idea de libertad,
entre otros. En este mismo ámbito, las relaciones de pareja son vistas como
algo voluntario, no coercitivo, donde prima aparentemente la libertad, pero
donde también tienden a esconderse y rechazarse actitudes que puedan verse

como socialmente tradicionales -los celos, el compromiso, etc.- (Rubio Aguer,



2001). La información obtenida al respecto proviene de muestras bastante


94 reducidas hechas para trabajos de grado de tipo antropológico, comunicativo


○ ○ ○ ○

o psicosocial, que ofrecen sin embargo una mirada rica en detalles cualitativos,
hecha en la mayoría de los casos por jóvenes de los propios contextos
socioculturales analizados. Sin embargo, sería prematuro, dado el estado del
conocimiento, concluir de plano una mayor equidad de género o un cambio
Sexualidad, cuerpo y género

progresivo en las ideas de masculinidad y feminidad en jóvenes de estratos


medios y altos, mientras una continuidad de lo tradicional en estratos populares
y más bien habría que indagar por los factores que inciden en tales narrativas
de transformación y de permanencia hechas por ellos y ellas. Por ahora, esas
narrativas resultan contradictorias o provisionales y están comprometidas con
el énfasis hecho por las investigaciones mismas, o con un posible desplazamiento
de los marcos analíticos de tipo epidemiológico hacia otros en los que se buscan
referentes culturales.
¿Qué se puede ir sacando en claro de todo esto? Que en cuanto a la
percepción sobre relaciones y preferencias sexuales, las tendencias parecieran
estar definidas por el estrato social y el género. A esto se agregaría que en los
hombres la motivación parece más relacionada con la curiosidad y la presión
del grupo, mientras para las mujeres lo está con el amor y el compromiso;
mientras los hombres viven su sexualidad de manera más gregaria que las mujeres
y en términos de logros, ellas anteponen la intimidad y no alardean frente al
grupo (Mejía, 2000; Universidad Javeriana, 1995).
Sin embargo, en un tema tan polémico como este hay que tener en cuenta
todos los puntos de vista. La investigación de Idrobo (2000), basada en una
encuesta aplicada en Bogotá y Quito, encuentra que en jóvenes hombres
universitarios de sectores medios aparecen también referencias a sentimientos
de amor e intimidad asociados a la primera relación sexual en la medida en que

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital


se realiza con personas con las que se tiene un vínculo afectivo. Este reporte
muestra un cierto desplazamiento de la idea tradicional del inicio de la
sexualidad masculina básicamente como un asunto de curiosidad, de presión
grupal o de iniciación sexual auspiciada por el padre. La valoración diferencial
hecha por padres y madres sobre la actividad sexual de las-os jóvenes incide
también en esta disquisición, aunque en general primen el miedo y las
premoniciones, que conllevan a dificultar la comunicación. En su estudios
con jóvenes de estratos 1, 2 y 3 Mejía (2000) señala que el ejercicio de la
sexualidad se encuentra legitimado y normalizado en la red juvenil y supone
ganancias no sólo desde el placer y la satisfacción sino desde el desarrollo
personal, el fortalecimiento de la identidad y el rol sexual, apartándose de las

miradas alarmistas y moralizantes sobre la actividad sexual juvenil que sólo ven

en ella problemas y riesgos para los adolescentes.


95

Tanto la identidad de género como las relaciones entre los géneros son ○ ○ ○ ○

aspectos construidos culturalmente y, en gran medida constituyen una


deontología social. No obstante, ambos (identidad y relaciones) se entrecruzan
constantemente con aspectos más rígidos como la clase social y el contexto de
socialización y menos rígidos como los planes de futuro y los proyectos vitales.
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

Es precisamente en estas intersecciones donde se encuentran las formas en que


los y las jóvenes construyen su identidad de género y a partir de allí establecen
sus relaciones con los demás. Existen múltiples factores que inciden en la
construcción de la identidad sexual y en la manera como se establecen las
relaciones entre los géneros. La “rebeldía” y la “ruptura con los cánones sociales”,
que se asocian con la generación joven, tienen diferentes matices y se presentan
de diferentes formas. La advertencia sobre el riesgo y la prevención ha
privilegiado el caso de las mujeres, pero esto también coincide con el lugar que
ocupan en un contexto social donde ellas son “responsables” de otros además
de ellas mismas. Así, en el marco de las relaciones sexuales las mujeres parecen
vivir mayores costos potenciales (afectivos, perdida de confianza, reputación y
dignidad) que incrementan su vulnerabilidad respecto a los hombres (Mejía,
2000; Serrano et Al., 2001).

Educación Sexual

Los trabajos que tratan este aspecto tienen como objetivo el diagnóstico y la
evaluación de la enseñanza y de la información que llega a los y las jóvenes por
parte de las instituciones de salud y los programas de educación sexual de las
instituciones educativas y, en menor proporción la manera como los y las jóvenes
reciben información por otros canales como su grupo de pares, los padres y los
medios de comunicación. Como en los casos anteriores, se trata de
investigaciones producto de consultorías contratadas por entidades nacionales
o internacionales que evalúan sus intervenciones; alguna información al respecto
viene también de trabajos cualitativos sobre jóvenes en situaciones particulares.
Colección Estados del Arte, Bogotá

La principal conclusión de estos estudios es la dificultad y limitada


efectividad que tienen los programas de educación sexual aplicados hasta el
momento y expresada no sólo en el panorama citado inicialmente sino en su
empecinamiento en dar una información que las y los jóvenes consideran poco
relevante o que no toca aspectos considerados más importantes como la
afectividad, la cotidianidad, la interacción o la toma de decisiones; así, en medio

de una permanente tensión entre discursos, aseguran que “no les llega el

mensaje” porque la sexualidad es mucho más que el simple acto sexual y se


96 desenvuelve en espacios diferentes al de las relaciones íntimas, así afirmen


○ ○ ○ ○

precisamente las ideas que cuestionan (Mejía, 2000; Chávez, 1995; Corporación
Universitaria Minuto de Dios, 1995). Podría deducirse de esto que el bajo uso
de métodos anticonceptivos y de protección ante ITS, reportado en las encuestas
–para citar sólo un caso– obedecería no tanto a una falta general de información
Sexualidad, cuerpo y género

sino a un manejo inadecuado de la misma, fruto de un desconocimiento de los


lenguajes y las particularidades de las-os jóvenes, en medio de los contextos
socioculturales que viven (Mejía, 2000).
A esto se suma el que el papel educador de los padres y madres tiende a ser
evadido o remitido a la escuela, entre otras cosas porque tampoco tienen la
información que los-as jóvenes buscan; por ello las y los jóvenes dicen recurrir
a canales alternativos como el grupo de pares y los medios para resolver sus
inquietudes. Situación considerada como generadora de mayor desinformación
(Universidad Javeriana, 1995; Rudas, 1999). La apelación al grupo de pares
como un factor de desinformación no es compartida por todos lo autores,
como se señala en las investigaciones de Mejía (2000) o de Serrano et Al.
(2001) en donde se resalta la importancia del grupo de pares en la circulación
de información sobre sexualidad y en la construcción misma de la identidad
individual y de género, con normas grupales, éticas y estéticas particulares.

Marginalidad y exclusión

Las distintas investigaciones que tienen que ver con niños-as y jóvenes
vinculados a la prostitución (Ruiz, 1998; Álvarez y Suárez, 1998; García 1998;
Velandia 1996; Cabrera 1993) muestran con especial interés la situación de

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riesgo de esta población, porque en ambos casos –niños y jóvenes– son limitadas
las acciones particulares para la prevención de ITS y VIH/SIDA. En medio de
un contexto de gran discriminación social que atenta permanentemente contra
sus derechos fundamentales, la presencia de investigaciones al respecto a todo
lo largo de la década del 90 demuestra un creciente interés en el conocimiento
de las condiciones de vida y la búsqueda de soluciones para este grupo
poblacional por parte de entidades públicas y privadas.
Si bien en el capítulo relacionado con trabajo y jóvenes se aborda también
la discusión de este tema y particularmente el asunto de la explotación laboral,
aquí interesa llamar la atención sobre las cuestiones relacionadas con la
construcción de la identidad sexual de los menores, la percepción de género y

el lugar de ello en sus planes de vida y la conformación de sus subjetividad. Las


condiciones de marginalidad social, cultural, educativa, maltrato psicológico y


97

abuso que viven estas niñas, niños y jóvenes demandan una mayor atención ○ ○ ○ ○

por parte de las entidades encargadas de la política pública, pues en ellas y ellos
se concentran de modo particular los problemas que vive la sociedad
colombiana, siendo hasta el momento insuficiente el esfuerzo institucional.
Álvarez y Suárez (1998) señalan que la prostitución se encuentra en un lugar
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

ambiguo pues por una parte se la relaciona con focos de infección y desviaciones
pero por otra su uso da cuenta de un modo de liberar fantasías sexuales, en las
cuales los modos de acercamiento entre los jóvenes prostituidos y clientes no
son iguales.
Uno de los hallazgos más interesantes de las investigaciones es la
incongruencia entre prácticas sexuales e identidades de género y sexualidad en
el caso de los-as niños-as y jóvenes prostituidos-as (Velandia, 1996; Cámara de
Comercio, 1995). Dado que para ambos casos los principales clientes son
hombres, para los niños y jóvenes se presenta un dilema en cuanto a la condición
de género en que son ubicados (las complejas relaciones que giran en torno a
una identidad homosexual), dilema que las niñas y las jóvenes resuelven
mediante una variedad de prácticas y modos de relación. Por otra parte, las
condiciones de vulnerabilidad que se viven en ambos casos y la baja percepción
del propio riesgo personal los expone con frecuencia a prácticas sexuales
inseguras que sumadas al habitual consumo de sustancias psicoactivas terminan
afectando sus expectativas de vida. En un texto patrocinado por la Cámara de
Comercio de Bogotá (Cabrera, 1993) se identificó, además, que tres cuartas
partes de las jóvenes prostitutas eran madres, con las serias implicaciones que
su condición de vulnerabilidad representan para ellas y sus hijos-as. Los
problemas de ITS que viven estas jóvenes eran ya una preocupación importante
para lograr este tipo de acercamientos en los cuales era evidente la necesidad de
acciones contundentes desde la política pública para perseguir a quienes exponen
a las y los jóvenes a tal situación. En general se trata de investigaciones que
intentan mediante diagnósticos y observaciones detalladas brindar los elementos
necesarios para poder incidir en las mencionadas condiciones de exclusión que
viven estas poblaciones; algunas de estas desarrollan metodologías de trabajo
Colección Estados del Arte, Bogotá

innovadoras en donde se combina la etnografía con talleres sobre el cuerpo,


técnicas de dibujo y varios tipo de formas de entrevistar, contando incluso con
la participación de los propios jóvenes para ello (Velandia, 1996; Cámara de
Comercio, 1995).
En estrecha relación en cuanto a marginalidad y exclusión social se
encuentran los habitantes de la calle, sobre quienes también existe un limitado

conocimiento que permita observar las dinámicas sociales que se dan al interior

de las redes de solidaridad y apoyo construidas en la calle. Los agrupamientos,


98 las relaciones sociales, la violencia y la delincuencia, las relaciones de género, la


○ ○ ○ ○

maternidad y la paternidad, la sexualidad, los consumos, las economías, son


otros aspectos que reflejan un panorama cargado de particularidades a partir
del cual se genera la pregunta por la vida nómada de la calle como una opción
vital dentro de la cultura urbana.
Sexualidad, cuerpo y género

Ruiz(1998a) da cuenta de un proceso de acompañamiento largo y cotidiano


en la vida de estos jóvenes, hecho que lo convierte en un enfoque poco común
en los estudios sobre cultura urbana. Para este autor la sexualidad de los jóvenes
de la calle está signada por los criterios de la familia de origen (fuertemente
marcados por la tradición), las instituciones por las cuales pasan y que manejan
la sexualidad sólo como discurso abstracto (pero que en el fondo mantiene un
sesgo machista) y la calle, en donde la sexualidad se vuelve un asunto de
oportunidad y supervivencia, y en la que permanentemente tendrán que
transigir entre la subordinación y la dominación. No es por casualidad, en
medio de tales circunstancias, que muchas de las mujeres que viven en la calle
terminen en prostitución. No obstante y en relación con otro tipo de poblaciones
excluidas, es necesario dar cuenta de su vulnerabilidad desde el punto de vista
del señalamiento social, la intolerancia, la discriminación y la violencia (García,
1998; Ruiz, 1998a).

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99

○ ○ ○ ○




○ ○ ○ ○ ○







○ ○ ○ ○ ○

8 Culturas juveniles y
consumos culturales:
no sólo búsqueda de
identidad

Alrededor de la pregunta por las culturas juveniles y en estrecha relación con la


cuestión de los consumos culturales, se encuentra una bibliografía diversa,
presente de manera constante a lo largo de la década, aunque con un momento
de efervescencia en 1995-1996. Dicha pregunta ocupa un lugar estratégico en
la comprensión de lo juvenil en el Distrito, porque se traslada su apreciación
de la condición social –sector demográfico– y psicológica –asunto del desarrollo–
hacia una mirada que diferencia a los jóvenes de otros sectores sociales y les da
su autonomía y particularidad. En este sentido la observación y estudio de las
culturas juveniles, por lo general asociadas a ciertos consumos culturales o a
formas de interacción específicas entre ellos, aparecen a los ojos de los
investigadores en estrecha conexión con la indagación por las identidades
juveniles y en ciertos casos se hacen equivalentes unas a otras o se sustituyen
mutuamente, como resultado de perspectivas teóricas y metodológicas aún en
desarrollo.
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

De manera general, se podría decir que las culturas juveniles son vistas
como un conjunto diverso de prácticas, en su mayoría de consumo cultural,
aunque se observa también en el conocimiento originado que gradualmente
aparecen como prácticas de producción cultural, fuertemente relacionadas
con ámbitos de lo público y con procesos por medio de los cuales los jóvenes
definen un entorno propio para su identidad. El tema de la diferencia y la
unidad, la identidad que surge por la similitud, termina siendo la clave
que marca esta inquietud por las culturas juveniles y lleva en algunos casos
a formar una cierta imagen de curiosidad y exotismo en el mundo juvenil,
expresada en el hecho de privilegiar en la observación a aquellas expresiones
culturales que sobresalen por su contraste con el mundo adulto y su riqueza
en simbologías y estéticas –culturas transformadas en espectáculo en los
medios y la investigación. La creciente generalización de la noción de “tribu”
para dar cuenta de estas expresiones culturales, alude precisamente a esta
idea de lo juvenil como algo separado, susceptible de ser delimitado casi a
manera de un grupo étnico, con lenguajes, territorios y creencias propios;
idea que debería ser revisada para el caso nacional y local en la medida en
que se toma de investigaciones realizadas en Europa o México, donde los
fenómenos de las culturas juveniles tienen dimensiones diferentes a los
nuestros. La influencia de la investigación mexicana en el estudio de las
culturas juveniles es un asunto que se hace evidente al revisar los textos
citados en las investigaciones aunque, hay que decirlo, ha sido un importante
punto de partida en este campo de estudio.
Por otra parte, el que muchos de los trabajos revisados tengan que ver
con intereses de índole participativa, que provengan de entidades públicas,
puede incidir en este énfasis en la comprensión de lo público y los grados de
Colección Estados del Arte, Bogotá

cercanía o lejanía con el mundo de la norma y lo institucional. La imagen


que acompaña la pregunta por las culturas juveniles viene a la par del gran
peso dado en la comprensión de la juventud a la cuestión del “estar juntos” y
todo aquello que los jóvenes hacen cuando están con quienes consideran sus
pares, como por las socialidades que de allí surgen. Los trabajos sobre jóvenes
“independientes” o “sanos” sean muy escasos. Esta situación tiene que ver

con su relativa (y escasa) “espectacularidad” ante la mirada adulta de los



medios y los investigadores, y con su relativa “normalidad” en cuanto forma


102 de asociación que, por no transgredir, pareciera no necesitar comprensión.


○ ○ ○ ○

En la bibliografía revisada –44 textos que representan casi la tercera parte


de la muestra total– hay por lo menos cuatro lugares comunes a la pregunta
por las culturas juveniles, que permiten entender la forma como se responde
hasta el momento.
Culturas juveniles

• Los objetos culturales.


• Los territorios.
• Las formas de interacción.
• Las prácticas sociales.

La gran mayoría de los trabajos se han realizado desde ópticas centradas


en unos grupos y en ciertos estratos sociales y casi todas con un corte etnográfico
o de estudio de caso, que si bien es rico en detalles dificulta las miradas cruzadas,
más aún, cuando los acumulados de conocimiento no se sistematizan
suficientemente y con frecuencia las investigaciones se hacen desconociendo
los trabajos de otros. A pesar de la importancia del tema y la extensión del
trabajo, el diálogo entre autores e investigaciones es bastante limitado. Por otra
parte, el que varios de los trabajos encontrados sobre estos temas procedan de
tesis y monografías de grado permite observar el interés que la cuestión despierta
–incluso entre los mismos jóvenes– y la formación de un panorama cultural
que se va componiendo con retazos muy diversos de conocimiento.

Los objetos culturales

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Una cantidad apreciable de la bibliografía encontrada gira en torno a la
importancia de la música –en primera instancia el rock y luego el rap– en
las dinámicas culturales de los jóvenes como elemento diferenciador de lo
juvenil, presente a lo largo de varias décadas en la vida de los jóvenes
bogotanos (Riaño, 1992; Salazar, 1998; Rodríguez, 1997). El rock se ve
como un espacio de conflicto social en sí mismo, entre otras razones por
las polaridades que genera con otras formas de agrupamiento social
(Observatorio de Cultura Urbana, 1997); como una forma de expresión
juvenil de las contradicciones y conflictos de la sociedad en general y
expresión de nuevas sensibilidades (Serrano, 1996; 1998a; Olarte, 1995);

como el objeto privilegiado para el acceso a la comprensión de las culturas



juveniles (Muñoz, 1996; 1998); a manera de creador de formas de


103

organización y producción cultural que inventa mundos de experimentación ○ ○ ○ ○


propios de los jóvenes (Rudas, 1999) o como el factor que permite la


aparición de otras socialidades (Useche, 1998), siendo la música en general
uno de los aspectos que más permite diferenciar al mundo adulto del juvenil
(Rodríguez, 1997). En los estudios revisados no se hace diferencia
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

fundamental entre los sujetos que producen el rock como objeto de consumo
y los consumidores mismos, precisamente en la medida en que las diferencias entre
unos y otros no son vistas como fundamentales y también en cuanto la noción de
consumo desarrollada en la investigación no es sólo una cuestión de ofertas, usos o
apropiaciones sino también de producción y creación cultural.
Tal vez por la importancia de la música en la comprensión de lo juvenil, existen
investigaciones sobre las radios juveniles, su relación con la formación de lo público
en los jóvenes y con ofertas de consumo particulares, propias de industrias culturales
que se especializan en comprender la juventud y la cultura desde ópticas diferentes
a los vistos en el párrafo anterior (Lalinde, 1994; Rudas, 1999; Lombana, 2001).
La pregunta por los medios masivos de comunicación motiva estudios que auscultan
los procesos de recepción en jóvenes (Plata, 1996, estudia las telenovelas, por
ejemplo), así como la influencia que éstos pueden tener en las poblaciones juveniles,
sobre todo por su papel de agentes socializadores (Ortiz, 1993), de formadores de
estilos de vida, estereotipos y lenguajes (Guerrero, 1992; González y Muñoz, 1992;
Sarmiento, 1998; D’croz, 1998) e incluso como referentes en las memorias
generacionales (Ortiz, 1998). Las investigaciones sobre jóvenes y medios masivos
comparten el reconocimiento de la enorme importancia mediática en la
conformación de los mundos de vida de los jóvenes que, por esto mismo, posibilitan
las propuestas para usarlos como estrategias preventivas (Sarmiento, 1998). En
general, en estos estudios se advierte la gran influencia de los medios en el
comportamiento juvenil, en un esquema que, en cierto modo, ubica a los jóvenes
en el lado de la fragilidad y la vulnerabilidad y a los medios en el lugar del control
y el poder; en un enfoque diferente, aunque de manera diversa, las investigaciones
sobre rock intentan mostrar el lugar protagónico de los jóvenes en sus culturas y la
Colección Estados del Arte, Bogotá

posibilidad que tienen allí de expresar algo diferente.


Algunos estudios se dedican a observar el ocio y las formas de entretenimiento
como parte de las culturas juveniles en cuanto expresiones de identificación y
autonomía juvenil. Así, Castellanos (1994) mira los usos que del lenguaje, el humor,
la lúdica y la diversión, hacen los jóvenes para conformar estilos de vida propios
que sin embargo se encuentran en contradicción con determinaciones estructurales
más profundas, como los roles de género, la violencia o el consumismo; Hernández

(1997) estudia el uso del tiempo libre en las vacaciones de jóvenes del barrio San

Benito, mirando las actividades y sitios de encuentro, mientras que Gómez et Al.

104

○ ○ ○ ○ (1999) revisan lo que los jóvenes mismos en diferentes estratos entienden por

actividades lúdicas y la administración del tiempo disponible para el solaz. La


cuestión del tiempo libre –entendido por lo general como tiempo no productivo–
ha caracterizado una cierta mirada adulta hacia los jóvenes, en la medida en que la
“mala administración” de ese tiempo los expone al consumo de drogas o a caer en
Culturas juveniles

actividades “inadecuadas”. El tiempo libre, como tiempo lúdico, se puede entender


a manera de posibilidad creativa y de realización personal, constreñida sin embargo
por otras determinaciones temporales: los tiempos del estudio, los tiempos del
trabajo, los tiempos de los deberes (Rubio, 2001).
Rincón (1994) considera que el consumo de las ofertas de representación
ofrecidas por las industrias culturales dirigidas a los jóvenes, si bien es una práctica
que generaliza, se hace de modos particulares, en una dinámica hasta cierto punto
paradójica de “consumir lo mismo para ser diferentes” (como sucede con la moda);
en el caso de este autor, la pregunta por el consumo argumenta la cuestión de las
“sensibilidades juveniles”, categoría de compleja definición en la medida en que
alude a estéticas, gustos, modos de sentir y una serie de fenómenos no siempre
delimitados por los propios investigadores; sensibilidades juveniles, culturas juveniles,
identidades juveniles, consumos culturales, son categorías que aparecen juntas, a
veces paralelas, a veces reemplazándose mutuamente a lo largo de las investigaciones
y las publicaciones.
García C. (1998) señala que el consumo cultural, particularmente el que se da
en los parches y que se centra en el uso de determinados objetos y formas de invertir
el tiempo libre, se convierte en un factor de pertenencia y diferenciación al inte-
rior y entre los grupos de jóvenes de sectores populares. Algo similar hace Rubio
(2001) para jóvenes de estratos altos, encontrando que en ellos el consumo de
entretenimiento garantiza una cierta seguridad ontológica complementada por la

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que genera materialmente su propia condición de clase, que gira en torno al “gozar
la vida” como expresión máxima de tales seguridades. Consumo que en apariencia
se presenta como decisión y distinción y que clasifica a las personas, haciendo de
las relaciones sociales mismas objeto de consumo. Consumo ostentoso en algunos
casos que se intenta imitar incluso desde las clases sociales que no necesariamente
viven en él pero desean alcanzarlo o aparentar tenerlo (Montenegro, 1997).
Por su parte, el estudio de los juegos de rol de Lutz y Sandino (2000) propone
que éstos son una forma de apropiación de bienes simbólicos y representaciones
culturales, capaces de dar cuenta de nuevos procesos de agrupación juvenil. Del
mismo modo, pero con una intención diferente, Serrano (2000) se pregunta por la
presencia de la relación vida-muerte en los objetos de consumo cultural juvenil,

para plantear que tales objetos se convierten en pistas, íconos, soportes de narraciones,

muchas veces fragmentadas, de lo que es tal relación y su particularidad en los


mundos juveniles. 105


○ ○ ○ ○

Dentro de esta lógica de preguntarse por la cultura mediante los objetos, Marín
y Muñoz (1997) analizan una serie de carteleras producidas por jóvenes de 15
años para determinar algunas de las éticas y estéticas que caracterizan a las
culturas juveniles urbanas, como el exceso de sentido, el cuestionamiento
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

permanente, la gravedad de la propia existencia, la mutación, lo múltiple, la


tensión entre el realismo y lo caricaturesco, en medio de la valoración positiva
y negativa de la escuela y la familia, entre otros aspectos.
Recientemente aparecen trabajos que parten de la presencia de culturas
juveniles globales expresadas en fenómenos como el rave, la cultura techno y el
consumo de éxtasis, para hablar de nuevas formas del placer y de experimentar
la existencia en técnicas de liberación de lo cotidiano y lo normativo, mediante
consumos altamente especializados y marcados por la condición de clase,
fenómenos que se concentran más en jóvenes de estratos medios y altos
(Granados y Munive, 2001; Rubio, 2001). Estos consumos son vistos por los
autores citados como expresiones de nuevas individualidades y de búsquedas
de identidad que se ubican de manera precisa tanto en los cambios de las
sociedades contemporáneas como en la particularidad que vive el país (los
problemas de violencia, por ejemplo).
En general, aunque los objetos estudiados sean diferentes, la constante es
verlos como los medios a través de los cuales se accede a la comprensión o a la
conformación de sensibilidades, identidades y culturas juveniles y en general
de los modos de ser de lo juvenil diferenciados de aquello que por efecto o
defecto se considera como el parámetro que marca la especificidad: el mundo
adulto y de la norma, el mundo racional, práctico y productivo. Sin embargo
el tema de las culturas juveniles no se agota en esta dimensión.

Los territorios
Colección Estados del Arte, Bogotá

Los territorios, la calle y el barrio son vistos como espacios privilegiados para la
comprensión de las culturas juveniles. Lugar de aprendizaje y centro constructor
de las tramas de la vida (Perea, 2001), o espacio para la individualización
(Rodríguez, 1997) la calle aparece como un espacio abierto, móvil y fluido de
la vida urbana donde se expresan las vivencias de algunas de las formas
agrupación juvenil. La fuerte pertenencia al barrio y el espacio abierto que
expresan algunas formas de agrupación juvenil como los parches y las pandillas,

está asociada a su afán de ser diferentes y separarse del “resto” del entorno

(Perea, s.f.; 1999) y venía siendo estudiada desde la década de los ochenta ante

106

○ ○ ○ ○ el impacto que los enfrentamientos por la propiedad territorial había generado


en la vida de la ciudad (Duzán, 1994). Para Sandino (1998), en su estudio con


jóvenes escolares de La Perseverancia, el barrio les permite verse como parte de
una comunidad en la medida en que es un espacio con el cual se identifican y
reconocen como propio.
Culturas juveniles

Otra lectura del tema es propuesta por Ruiz (1998) en el caso de los
habitantes de la calle; para él, la calle podría ser considerada como otro modo
de vivir la ciudad, con sus dinámicas propias y diferenciadas de la vida sedentaria,
que se asume como ideal para todos. Esta vida de la calle sin embargo, viene
siendo alterada drásticamente por las recientes políticas de recuperación del
espacio urbano, que para el caso de los jóvenes representa una especie de
arrinconamiento en lugares en los cuales son aún más desfavorables sus
condiciones de vida.
En relación con el asunto de los objetos del consumo, particularmente la
pregunta por el ocio, se han hecho etnografías de zonas lúdicas de la ciudad
como la llamada Zona Rosa, para observar también como se construye identidad
allí mediante los usos y apropiaciones de los lugares (Castro, 1995).
En general, esta mirada a los modos de vivir la ciudad y crear territorios
intenta observar el papel que la apropiación de un entorno –no sólo en el
sentido estricto de calles y espacios físicos– tiene en la formación de la identidad,
identidad que hasta cierto punto hace las veces de ancla en el espacio simbolizado
y que permite otros ejercicios de diferenciación sumados a los señalados para
el caso de la producción, uso y consumo de los objetos.

Las formas de interacción

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Los parches, las galladas, las bandas, las pandillas, las tribus urbanas, y en
general las formas de relación que los jóvenes establecen entre sí, hacen también
parte de la terminología de los investigadores para definir lo juvenil, a pesar de
diferir los modos de definir tales expresiones y de proliferar las clasificaciones
usadas, sin que haya acuerdo entre los investigadores sobre las diferencias entre
unas formas de agrupación y otras (para ver las diferentes definiciones: García,
C., 1998; Useche, 1998; Pérez y Mejía, 1996; Salazar, 1998; Rodríguez, 1997,
y el capítulo Participación política y social: otros modos de la democracia). Sobre
estas agrupaciones se puede decir que son espacios de mediación cultural,
socialización, simbolización y experimentación (Rivera de la Hoz, 1998), formas

de resistencia espontánea al relegamiento que los jóvenes viven (Jiménez, 1992),



o agrupamientos defensivos/ofensivos resultado de la crisis generalizada de la


107

sociedad (Pérez y Mejía, 1996) que varían de acuerdo con su grado de ○ ○ ○ ○


organicidad y su distancia o cercanía con el orden social general (Useche, 1998).


Factores que tienen un papel fundamental en la estructuración de la identidad
en la medida en que se basan en la interacción entre pares por fuera de las
limitaciones del mundo adulto (Pontificia Universidad Javeriana, 1995).
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

El estar juntos en un espacio particular, y por ende diferenciarse del resto del
entorno, permite delimitar algo como “lo propio”, aunque los grados de unicidad
y los motivos de la convocatoria cambien (Rodríguez, 1997).
La cuestión de la norma, el carácter trasgresor de esas agrupaciones y la
multiplicidad de grados de inclusión o exclusión temporal o permanente en los
ordenamientos sociales impregnan el conocimiento producido y se convierten en
claves para realizar las clasificaciones y las gradaciones de tales vivencias hasta el
punto de hacer ordenamientos que las dividen entre aquellas asociadas a las “sombras”
y las que corresponden a las “luces” (Rivera de la Hoz, 1998), en una clara expresión
de las polaridades y tensiones con que se las mira. Adicionalmente, la pregunta por
lo público, lo político y sus efectos en las identidades juveniles, atraviesa también
tales producciones, en especial en los variados trabajos de Carlos Mario Perea, en
su esfuerzo por comprender de las expresiones culturales de jóvenes del suroriente
de la ciudad. Precisamente, en sus trabajos recientes (2000b; 2001) este autor analiza
las pandillas y las vivencias de los jóvenes raperos de ese sector comparados con
otras ciudades desde el punto de vista de los modos de apropiación de la calle, bien
como negación de la interacción social o bien como actitud crítica que posibilita
resemantizar la realidad; para este autor, la calle y los agregamientos que allí se dan,
aluden a una vivencia en constante movimiento que guarda el paso con el flujo de
la vida urbana.
En las diferentes clasificaciones hechas, se alude a aquellos jóvenes que no
caben en ninguna categoría, que se resisten a ellas o se mantienen en sus márgenes
como los sanos o los independientes, diferentes de los comunitarios que estarían
organizados desde su integración en pos de un cierto ideal de bienestar logrados
mediante su asociación. Dos temas se abren, al menos, por efecto de esta cuestión:
por un lado, la importancia que se le da a las formas de agrupación como elemento
Colección Estados del Arte, Bogotá

definitorio de lo juvenil y que llevaría entonces a marcar una diferencia de acuerdo


con quienes están agrupados y quienes no, y por otra, la enunciación de la otredad
que surge de allí mismo y que sirve igual como factor que aglutina, y al mismo
tiempo separa a unos de otros. Queda finalmente una impresión, aún por precisar,
sobre el lugar que el “estar juntos” tiene en la vivencia de lo juvenil y lo que eso
implica para marcar inclusiones y exclusiones, sentidos de pertenencia y extrañeza.



108 Las prácticas sociales


○ ○ ○ ○

Algunos trabajos más recientes, abordan el tema de las culturas juveniles más como
espacios de aprendizaje, experimentación y praxis social en lógicas, éticas y estéticas
diferentes a las del mundo adulto. En un estudio del Observatorio de Cultura
Culturas juveniles

Urbana (1997) sobre la percepción que los jóvenes tenían del conflicto entre
rockeros y raperos, hecho en un evento para fomentar la convivencia entre estas
dos culturas juveniles urbanas, se encontró que los enfrentamientos se debían
a que para los jóvenes el rock y el rap son mucho más que géneros musicales
pues implican estilos de vida relacionados con formas de ver el mundo que
afectan la vida cotidiana misma; como otras cosas más, el conflicto es parte de
ello.
Desde otro punto de vista, Amaya (1998) y Amaya y Marín (2000)
presentan a las culturas juveniles como lugares de transformación de los
conflictos, sobre todo de los que se dan en el ámbito escolar o que surgen
alrededor de él; dicha transformación se daría precisamente por la presencia de
éticas y estéticas particulares, algunas de ellas devaluadas por la hegemonía de
instituciones como la escuela y que provenientes de las culturas juveniles se
convierten en un modo no instrumental ni aséptico para la comprensión de
los conflictos. Esta mirada se encuentra en relación con lo dicho por Muñoz
(1996) al proponer un análisis de las culturas juveniles desde la noción de
“mutación” y plantear desde ella tres posibles zonas por las cuales dichas culturas
se movilizan: la zona de normalidad, la zona de marginalidad y la zona de
membrana.
En la investigación de Serrano (2000) se observa el consumo como
instaurador de estilos de vida que son referentes fundamentales de las

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital


identidades; el estilo se asocia con la performancia de la identidad, como modo
de presentarse ante los otros, fuertemente marcado por el cambio constante, y
que hace de ésta un repertorio de facetas. Aquí, el consumo y la identidad se
convierten en claves para comprender las subjetividades contemporáneas.

Una nota sobre género

El que en este aparte no se recurra al uso de los términos “ellas y ellos”, “los y
las jóvenes” (el os-as al que se ha apelado a lo largo de los 5 volúmenes de las
colección) con mucha frecuencia no implica una negación o desconocimiento

de la cuestión de género; muy por el contrario, muestra el énfasis que la



investigación sobre jóvenes y culturas juveniles ha puesto en los hombres, siendo


109

el papel de las mujeres prácticamente ignorado e invisibilizado. En muy pocos ○ ○ ○ ○


trabajos sobre el tema cultural se hacen preguntas por la condición genérica de


los grupos estudiados ni se mira la presencia de las mujeres jóvenes en ellos.
Amaya (1998) habla de una “subcultura femenina del cuidado y la
responsabilidad por el otro” en relación con las prácticas sociales presentes en
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

las culturas juveniles y Serrano (2000) propone la relación y el conflicto que se


dan entre formas de socialización de género tradicionales y ciertas culturas
juveniles, particularmente en estratos populares; sin embargo no se encuentran
etnografías o textos que den cuenta de tales presencias ni que indaguen por el
efecto que la condición de género tiene en la formación de las culturas juveniles.
Las preguntas por el género están restringidas a los habituales temas de
sexualidad y salud sexual y reproductiva, como se observa en el respectivo
aparte, revela una estereotipia común a la investigación social en la cual la
cultura juvenil, las cuestiones del trabajo o la participación social y otros aspectos
más de la formación de los sujetos se suponen extrañas o independientes de los
efectos que tiene el género como ordenador social, que en el caso de la
investigación sobre jóvenes en Bogotá representan uno de los más grandes
vacíos y actos de invisibilización.
Colección Estados del Arte, Bogotá



110

○ ○ ○ ○

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○





○ ○ ○ ○ ○ ○ ○





○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

9 Políticas públicas:
ordenando los
estereotipos

Aunque el análisis de la producción que hace referencia a políticas públicas


sobre juventud no fue considerado inicialmente como objetivo de este estudio,
se incluyeron en el Estado del Arte algunos textos que dan pistas sobre la
manera como se ha abordado el tema de la política pública desde las instituciones
que patrocinan la producción de conocimiento o realizan sus propios estudios
para sustentar sus acciones. Esta producción, presente a lo largo de la década,
comprende una serie de documentos institucionales cuyo propósito es brindar
elementos pertinentes para la definición de la política de juventud distrital o
de los planes locales de juventud. Algunos de estos documentos van
acompañados de diagnósticos sobre la situación de la ciudad o de ciertas
localidades frente a temáticas como el empleo, los niveles de violencia,
delincuencia y sexualidad. En términos generales puede decirse que estos
documentos son de tipo descriptivo, en la medida en que presentan las
particularidades de las condiciones sociales y económicas de los-as jóvenes
bogotanos-as básicamente a partir de datos estadísticos y complementan su
mirada con los componentes y lineamientos presentes en la política pública o
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

con aquellos que serían pertinentes para la formulación de la misma. Además


de estos documentos de formulación contratados a conocedores del tema
estarían otros que son el producto de encuentros promovidos desde lo
institucional en aras de generar discusión en torno al tema; estos documentos
recogen voces de los jóvenes sobre los procesos de política pública y en menor
medida las opiniones institucionales sobre la política de juventud. Los
planteamientos de estos documentos, resultado de metodologías de consulta
participativa, involucran desde lecturas críticas sobre la política de juventud
hasta propuestas muy concretas sobre lo que ésta debería ser, basadas en la
percepción de los jóvenes sobre sus problemas y posibles soluciones.
Finalmente, se encuentra una serie de informaciones sobre políticas en
varias de las investigaciones revisadas para el estudio en general ,que sin versar
propiamente sobre políticas públicas, incluyen alusiones y recomendaciones
en torno a problemáticas que deberían ser intervenidas desde la política pública
de juventud. Estas investigaciones, al tratar su objeto de estudio, usan sus
diagnósticos y resultados para formular una serie de recomendaciones sobre el
papel que tendría la política pública frente a la resolución de las problemáticas
tratadas. Sin embargo, son pocos los estudios que se ocupan por evaluar cuáles
han sido los resultados de algunas de estas políticas y acciones frente a un
campo específico. Dentro de estos trabajos pueden mencionarse una serie de
monografías que dedican un aparte específico a recomendaciones de política
pública y un importante número de informes y libros que son resultado de
investigaciones patrocinadas por diversas instituciones dentro de las cuales
pueden mencionarse el Observatorio de Cultura Urbana, el Centro de
Investigación y Educación Popular (CINEP), la Universidad de los Andes, la
Colección Estados del Arte, Bogotá

Universidad Javeriana y la Cámara de Comercio. Estas investigaciones tocan


diversos temas relacionados con los-as jóvenes: sexualidad, uso del tiempo libre,
la calle, imaginarios y conflictos, pobreza y prostitución infantil.
En realidad, son muy pocas las investigaciones que se ocupan directamente
de la política pública como objeto de estudio; principalmente puede
mencionarse el trabajo de Uribe (1999) que, mediante la realización de una
serie de entrevistas a los protagonistas del proceso desarrollado en Ciudad

Bolívar, presenta una discusión sobre la manera como ha sido conceptualizada



la juventud en las políticas locales y revisa el proceso relacionado con el Plan


112

○ ○ ○ ○ distrital de juventud. La monografía de grado de Vargas (1999) trabaja los


imaginarios de poder en la relación jóvenes-Estado en Bogotá durante el período


1991-1994, para ello recopila las directrices de la política pública de juventud
desarrolladas entre 1991 y 1994 a nivel nacional (y luego distrital) y presenta
una serie de elementos críticos en torno a esta última.
Políticas públicas

Esto no quiere decir que no existe ya desde antes una preocupación sobre
las políticas públicas de juventud. Desde hace más de una década se discute,
particularmente en el ámbito institucional, qué debería ser una política de
Juventud. Uno de los antecedentes más importantes es el año 1985, año
Internacional de la Juventud, en el que se auspició un Encuentro Nacional por
una Política de Juventud. A partir de entonces, las discusiones sobre esta temática
se hicieron más frecuentes, logrando posicionarse en la agenda institucional,
como lo demuestran, por ejemplo, los esfuerzos del Departamento Nacional
de Planeación que en 1988 preparó un documento sobre Lineamientos
Generales para formular una Política de Juventud y más recientemente la
creación del programa presidencial para el Sistema Nacional de Juventud,
Colombia Joven.
En este escenario de creciente interés por el tema de la juventud y en el
proceso de formulación de política pública asumido por la institucionalidad,
se han construido, apropiado y modelado distintas miradas a los-as jóvenes y
a la juventud, que de una u otra manera han ido cristalizándose en las propuestas
y formulaciones de política pública. Estas miradas, sin embargo, han sido objeto
de múltiples críticas no sólo académicas, sino incluso institucionales, en la
medida en que han considerado principalmente imágenes negativas del-a joven
a partir de su identificación con ciertos problemas sociales –drogadicción,
delincuencia, violencia– o han puesto el énfasis en su condición de

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital


vulnerabilidad, necesidad o riesgo. Estas maneras de definir al-a joven como
sujeto han conducido a una serie de acciones que dan preponderancia a la
prevención y tratamiento de los problemas sociales asociados a lo juvenil pero
desconocen su condición de sujeto integral no sólo reducido a carencias.2 Por
eso, el marco institucional de la década de los 90, ha cambiado un poco esta
mirada al plantear el reconocimiento del-a joven como sujeto de derechos y
deberes, y como protagonista en la construcción de su proyecto de vida
(Documento CONPES de 1995 y Ley de Juventud).
Por otro lado, aunque la discusión sobre juventud empezó a tomar impulso
desde antes de la Constitución de 1991, es a partir de ésta que se institucionaliza
el tema de la juventud y se desarrollan lineamientos específicos en lo relacionado

con políticas de juventud. En este contexto aparecen una serie de documentos




2
Este tipo de enfoques también quedaron reflejados en el Programa de Atención a la Adolescen- 113

○ ○ ○ ○

cia iniciado por el Ministerio de Salud en 1998 y desarrollado en seis grandes ciudades del
país, así como en el Plan Nacional de Prevención de la Drogadicción, a partir del cual se empieza
a conocer y estimular la participación y organización juveniles como base para prevenir en los
jóvenes, el consumo de estupefacientes. Véase Colombia Joven, Presidencia de la República
(2001) y Departamento Nacional de Planeación (DNP, 1998).
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

públicos que recogen elementos que empiezan a perfilarse en torno al tema de


política pública de juventud. Para el caso específico de Bogotá, desde su fundación
el Observatorio de Cultura Urbana contrató una serie de investigaciones que
aunque versan sobre un conjunto de problemáticas o temáticas relacionadas con
la ciudad y los-as jóvenes, desembocan en recomendaciones sobre política pública.
Se cuenta además con las investigaciones promovidas por otras instituciones –
por ejemplo el CINEP y la Cámara de Comercio– que también demandan la
intervención de la política pública frente a situaciones concretas.
Ahora bien, aunque los documentos que tienen algún tipo de información
sobre políticas públicas son heterogéneos, no sólo en cuanto a su naturaleza,
sino en términos de los lugares desde los cuales se aborda el problema de la
política de juventud, puede hacerse una lectura de ellos a partir de tres grandes
ejes analíticos, que están presentes de una u otra manera en estos trabajos,
aunque no aparezcan siempre de manera explícita:

• Las miradas a los-as jóvenes y a la juventud desde la política pública.


• Estrategias y componentes de la política pública de juventud.
• Ámbitos de intervención y elementos para una política pública de
juventud.

La importancia de citar este material radica en que se encuentran en él


diversas críticas a las nociones de juventud que sustentan la política pública y
a los mecanismos que la ponen en marcha, lo cual ofrece un insumo importante
Colección Estados del Arte, Bogotá

al momento de repensar las acciones que desde el Estado se ejecutan sobre la


población juvenil. En general, las discusiones que subyacen a esta producción
muestran las contradicciones generadas por los modelos para explicar lo juvenil
centrados en carencias, riesgos o sólo en problemas y sus efectos en acciones de
política pública instrumentales y lineales, que actúan básicamente desde la
respuesta a dificultades.



114 Las miradas a los jóvenes y a la juventud desde la política pública


○ ○ ○ ○

En varios documentos de tipo investigativo se alude a la manera como es visto


y pensado el joven desde las políticas públicas (Uribe, 1999; Salazar, et Al.,
1998; Viera, 1994b; Mejía, 2000; Martínez, 1997). Una lectura conjunta de
Políticas públicas

estos documentos permite identificar varias miradas críticas sobre la manera


como son abordados-as los-as jóvenes desde la política pública y se complementa
con lo dicho en el capítulo sobre estereotipos.
Una concepción de los-as jóvenes en las discusiones sobre política pública,
señalada por Uribe Sarmiento (1999), lo comprende como un sujeto pasivo
que puede ser indagado y buscado desde la institucionalidad para que pueda
aportar y participar en el proceso de política pública. Hay otra idea según la
cual los-as jóvenes son vistos-as básicamente en relación con problemas como
la drogadicción, el alcoholismo y el consumismo, o como abandonados o predis-
puestos a la vagancia, la indigencia o la delincuencia, particularmente cuando
pertenecen a sectores marginados, como señala en su texto Salazar, et Al. (1998).
Estos autores afirman que se ha estigmatizado a los-as jóvenes al considerarlos-
as como responsables de muchos de los problemas sociales, y se ha criminalizado
a aquellos-as cuyas circunstancias sociales son más desventajosas, como sucede
en ciertas zonas de la ciudad; esto ha generado un diagnóstico perverso sobre
lo que son los-as jóvenes de la ciudad: delincuentes, drogadictos-as, alcohólicos-
as y ha conducido como sostiene Uribe (1999), a una serie de políticas y acciones
encaminadas a rescatar al-a joven de los riegos que lo-a amenazan3 . Desde esta
mirada, el joven y la joven no aparecen como actores de la ciudad, como sujetos
de la ciudad, sino más bien como objetos de la política pública. En otros casos,
este enfoque promueve estrategias de solución que enfatizan en la represión, la

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital


asistencia, la marginalidad y la exclusión, y conduce, irónicamente, a mantener
o reubicar los problemas que se quieren atender.
En otra de las posturas consultadas, se concibe a los-as jóvenes como
carentes de juicio e incapacitados-as para razonar frente a su propio desarrollo
afectivo, cognitivo y físico (Salazar et Al., 1998); predomina entonces una
consideración de lo juvenil desde la dependencia y la falta de autonomía así
como una visión que pone énfasis más en el futuro de los-as jóvenes y menos
en el presente; la juventud es vista como una etapa de tránsito a la “adultez”.
En relación con esta mirada, también se ha visto al-a joven como “desadaptado-
a y desajustado-a” y de alguna manera incompleto en contraposición con
aquellos que si lograrían adaptarse y ajustarse al sistema; esto último ha servido

como base, particularmente, para sustentar estrategias que buscan educar en la



sexualidad y que son criticadas por Mejía (2000).


115

○ ○ ○ ○

3
Uribe (1999) sostiene que existe un problema de conceptualización de lo juvenil. En el caso
de Ciudad Bolívar es marcada la tendencia a reconocer la autonomía e identidad del joven,
mientras se considera al mismo tiempo la vigilancia o tutoría como un elemento esencial para
el buen desarrollo del joven en el futuro.
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

Quienes analizan la política pública señalan que al considerar a los-as


jóvenes como población en situación de riesgo, se legitiman una serie de acciones
basadas en la prevención, que crean un acercamiento sustentado en la minusvalía
de lo juvenil; sobre este aspecto Viera (s.f.:8) sostiene que “uno de los problemas
que ha estado presente en el diseño del plan de juventud ha sido la manera como
se ha percibido el mundo juvenil por parte de algunas de las administraciones
locales: de modo tangencial, reticente, negativo y sólo a partir de las carencias,
drogas, alcoholismo, delincuencia, sin considerar las potencialidades de los jóvenes,
su especificidad, su identidad, desconociendo su papel como actores sociales de
desarrollo”
A finales del siglo XX toman fuerza lecturas del tema que superan la visión
de marginalidad, necesidad, situación de vulnerabilidad o riesgo del-a joven, y
enfatizan su condición de ciudadanía, mirándolo-a como sujeto de derechos y
deberes o como protagonista del cambio social (Martínez, 1997).

Estrategias y componentes de la Política Pública

De los distintos documentos promovidos desde lo institucional que son el


resultado de talleres y encuentros con jóvenes en aras de integrarlos-as a los procesos
de formulación de política pública, se derivan una serie de propuestas frente a las
políticas de juventud. En términos generales estas propuestas se realizan en torno
a temas previamente establecidos por las instituciones encargadas de realizar dichos
talleres y encuentros, tales como sexualidad, violencia, delincuencia originados
en la mirada centrada en los problemas ya señalados. En consecuencia, las
propuestas generalmente apuntan a la realización de acciones muy concretas
Colección Estados del Arte, Bogotá

sobre distintos campos relacionados con las principales problemáticas del barrio
o localidades a las que pertenecen estos-as jóvenes, dejando interrogantes sobre
sí la percepción que ellos-as tienen de sí mismos-as se reduce a ello. Dichos
encuentros pueden ser entendidos como parte de la estrategia del distrito frente
a la política pública, en la medida en que se considera que una parte importante
del proceso que ésta involucra está relacionado con la implementación de planes

locales de juventud y con la consulta a los-as mismos-as jóvenes. Estos planes



suponen un importante componente de participación y también un claro criterio


116 de territorialización en la medida en que pretenden dar cuenta de problemas


○ ○ ○ ○

específicos de localidades y barrios, como podría ser por ejemplo, el de la


inseguridad o las actividades recreativas.
Otros basan sus propuestas no en una reacción ante el problema sino en
acciones políticas que buscan la integración al sistema, bien sea a través del
Políticas públicas

mejoramiento de las condiciones de calidad de vida o de la vinculación del-a


joven a la vida económica, social y política (González, 2000; Salazar, et Al.,
1998; Viera, 1994b). Esta integración es reforzada a través de la participación
de los-as jóvenes en los planes y estrategias desarrolladas por la administración.
Un claro ejemplo de esto son todos los procesos relacionados con la creación
de Casas de la Juventud. Dicho programa, aparece en el contexto del proyecto
Fortalecimiento de Estrategias Preventivas con Jóvenes en riesgo de vincularse al
problema de las drogas. Estos centros estaban encaminados a ofrecer programas
locales de prevención integral y a facilitar los espacios de consolidación y
participación juvenil, mejorando las condiciones económicas y laborales
mediante la creación y apoyo de modalidades asociativas de trabajo y generación
de programas especiales de empleo y capacitación (González, 2000). De acuerdo
con esto, un claro componente de las Casas Juveniles era la prevención integral,
en aras de evitar que los-as jóvenes se involucraran de alguna manera con la
drogadicción. Pero esto, antes que nada, suponía generar condiciones sociales,
culturales y políticas para que los-as jóvenes pudiesen construir respuestas
efectivas a su inserción en la sociedad.
Este enfoque, recurrente en varios de los documentos institucionales sobre
política pública, ha sido criticado por algunos autores como Laguado et Al.
(1996) al sostener que es inadecuado trazar políticas para la juventud desde un
análisis puramente negativo, pues se concentra la acción sólo en sus aspectos

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital


problemáticos o en apreciaciones estadísticas basadas en indicadores sociales
que reducen lo juvenil a las carencias que les afectan como grupo etáreo
específico.
De otra parte, aunque varios de los documentos señalan la importancia de
la participación dentro del proceso de política pública (Salazar, 1998; Uribe,
1998; Arévalo, 1995), se plantean una serie de críticas a la manera como quedó
estructurado este componente en la ley de juventud y cómo en términos
generales ha sido enfocada en los procesos de política pública. Sobre este aspecto,
Vargas Rubio (1999) sostiene que aunque la política de juventud en Bogotá se
fundamentó en la participación y organización, no hubo una estrategia que
permitiese articular lo local con lo central; adicionalmente, los discursos

institucionalizantes fueron absorbiendo a los-as jóvenes. Por su parte, Uribe



(1999), a partir de su estudio sobre los procesos de política pública en Ciudad


Bolívar, considera que en la política nacional de juventud hubo un componente 117


○ ○ ○ ○

importante de participación que tenía como propósito fortalecer la autogestión


juvenil, pero este componente generó una serie de inconvenientes, debido a la
manera como fue entendida y planteada la participación, pues, suponía la
presencia de representantes en las distintas instancias para facilitar la interacción
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

con otros actores de la comunidad. La participación así proyectada, suponía la


agrupación de los-as jóvenes en organizaciones capaces de canalizar sus actividades
y de representarlos-as. Esto, sin embargo, desembocó en la generación de múltiples
tensiones entre las diversas organizaciones juveniles y restó singularidad y
diversidad a las expresiones juveniles, en la medida en que se presuponía la
existencia de una organización con capacidad de representar a sus miembros.

Ámbitos de intervención y elementos para la política pública de


juventud

Finalmente, se cuenta con un importante número de investigaciones (Pérez y


Mejía, 1996; Salazar Alonso, 1998; Cabrera, 1993; Álvarez y Suárez, 1998;
Ramírez, 2000; Jiménez, 1992; Ruiz, 1998; Salazar, et Al., 1998; Uribe, 1999;
Laguado y Pulido, 1996; Salazar, 1998) que aunque no tienen como objeto de
estudio la política pública, sino más bien problemáticas concretas que afectan
a los-as jóvenes bogotanos-as, consideran necesaria la intervención de ésta. De
estos documentos se deriva una serie de propuestas relacionadas con lo que
podría hacerse desde la política pública.
En relación con lo anterior cabe señalar que la intervención de la política
pública que es demandada desde estas investigaciones tiene un carácter
fundamentalmente sectorializado. Es decir, no se piensa en una política pública
de juventud como bloque sino en actuar sobre situaciones concretas que afectan
de una manera u otra a ciertos sectores de jóvenes, particularmente aquellos
que se encuentran en condiciones de vulnerabilidad y riesgo.
Colección Estados del Arte, Bogotá

Ahora bien, en estas investigaciones varias situaciones problemáticas son


realzadas. Dentro de ellas destacan la de violencia juvenil (Pérez y Mejía, 1996;
Salazar,1998), la explotación sexual y comercial de los menores (Cabrera, 1993;
Álvarez y Suárez, 1998), los riesgos en la sexualidad juvenil, el uso del tiempo
libre, la situación de pobreza de muchos menores (Ramírez y Castro, 2000),
los modelos educativos (Jiménez, 1992) y los habitantes de la calle (Ruiz,
1998b). Frente a estas situaciones se formula una serie de críticas en términos

de la manera como la política pública ha actuado en estos campos, bien sea por

su ausencia o por la manera inadecuada o insuficiente en que lo ha hecho. En


118

○ ○ ○ ○ materia de violencia, por ejemplo, el principal cuestionamiento ha sido el


carácter resocializante e integrador de la política pública en aras de evitar que


el joven sea conflictivo con el sistema social y la estigmatización de aquellos
jóvenes que se encuentran en situación de riesgo y vulnerabilidad (Pérez y
Mejía, 1996). Además, estaría el incipiente componente de prevención de la
Políticas públicas

violencia presente en la política pública (Salazar, 1998). Por su parte, el


tratamiento que se le ha dado a los niños y niñas de la calle ha puesto el énfasis
en la reeducación, la rehabilitación, la resocialización y el asistencialismo; lo
que ha conducido a una institucionalización de la problemática que se ha
pretendido resolver y en últimas a la reproducción de la marginalidad en la
que estas personas se encuentran (Ruiz, 1998b).
Algunas de estas investigaciones también plantean una serie de críticas a la
manera como se ha asumido al joven por la política pública o la institucio-
nalidad, dentro de las cuales pueden mencionarse la criminalización de la que
han sido víctimas y que los conduce a considerarlos como objetos de
socialización o control y a calificarlos como desviados, delincuentes y violentos
(Salazar, et Al., 1998); como ya se señaló, el énfasis puesto en la condición de
riesgo de los jóvenes justifica políticas dirigidas a prevenir, lo que resulta de
una conceptualización contradictoria de lo juvenil, en la medida en que hay
una tendencia a reconocer la autonomía e identidad del joven, pero al mismo
tiempo se considera la vigilancia o tutoría como un elemento esencial para el
desarrollo futuro del joven (Uribe, 1999).
Como reacción a lo anterior se llama la atención sobre la importancia de
considerar una serie de aspectos que permitan enriquecer la mirada que se
tiene acerca del joven, como serían la identidad y la cultura (Laguado et Al.,
1996), la reconstrucción de la identidad e individuación, las interacciones y la

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subjetividad (Pérez y Mejía, 1996), la condición de actor social de los jóvenes
a partir de las relaciones con la ciudad en cuanto espacio cultural y sus
experiencias de apropiación de los lugares públicos (Pérez y Mejía, 1996); las
particularidades sociales y culturales de los jóvenes y la necesidad que tienen
de insertarse en la vida social, económica y política de la ciudad (Salazar, 1998).



119

○ ○ ○ ○

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○




○ ○ ○
























10 Conclusiones

La construcción del sujeto joven

Este capítulo se presenta como un ensayo analítico sobre el conocimiento


producido en torno a los-as jóvenes en Bogotá para mirar no sólo sus aportes y
vacíos o lo que se sabe de un aspecto en particular de lo juvenil, sino sobre
todo la imagen de joven que la investigación construye y que de un modo u
otro se cruza con otras imágenes e imaginarios que circulan en el entorno
social y terminan legitimando los modos de relación entre unos sujetos sociales
y otros; en este caso, el llamado mundo adulto –en sus expresiones de políticas
estatales, discursos mediáticos y modos de reproducción de la sociedad– y el
mundo juvenil.
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

Al observar las nociones de joven que de manera implícita o explícita


manifiestan las investigaciones bogotanas sobre el tema, podemos observar
que éstas se concentran y movilizan en torno a tres grandes ejes o categorías
que se afectan mutuamente, estructuran aquello que se estudia y están presentes
en modos diversos a lo largo de la producción estudiada:

Normalización Trasgresión

Producción y consumo cultural

La noción de trasgresión alude al conjunto de inquietudes por las formas,


modos o mecanismos en que los-as jóvenes evaden, alteran o sobrepasan las
normas y los esquemas de control y regulación de las relaciones sociales, sobre
todo aquellas que vienen de lo que se considera el mundo adulto—mundo de
lo programado, lo productivo, lo que tiene una finalidad explícita y razones
funcionales para su quehacer. Esta idea se puede ver claramente en las
preocupaciones que subyacen a las investigaciones sobre violencia y delincuencia
y aparece también en las cuestiones de sexualidad en las inquietudes por el
“inadecuado” o “precoz” comportamiento sexual juvenil; se encuentra de otro
Colección Estados del Arte, Bogotá

modo en algunas miradas a las culturas juveniles al resaltar su lugar de extrañeza,


subversión o espectacularidad y hace parte de la constante preocupación por el
riesgo o la vulnerabilidad en que viven los-as jóvenes.
La categoría normalización propone la pregunta por los procesos mediante
los cuales se integra al-a joven al orden normativo y se estandarizan modos de
ser que aparecer asociados a lo juvenil. La normalización en este sentido se

refiere a la generalización de un modo de ordenar, bien sea comportamientos,



bien cuestiones simbólicas y de significación. Se puede notar bien en las


122 cuestiones de escolarización y educación como lugares privilegiados para


○ ○ ○ ○

normalizar al joven o en los escasos estudios sobre inserción laboral donde lo


que se muestra precisamente son las dificultades de acceso juvenil al trabajo,
expresión clara del ingreso al orden establecido por la producción. Aparece
también en las inquietudes por la participación social y política pues lo que se
Conclusiones

quiere mirar desde allí son los grados de integración juvenil al orden social
expresado en los asuntos de la democracia, lo público y la relación con lo
estatal como tal.
El tercer eje en torno al cual gira la investigación lo ubicamos en la relación
producción y consumo cultural, en la medida en que sobre esta pregunta se
concentra un número importante de investigaciones por las identidades, las
culturas, las estéticas, las sensibilidades y en general aquello que particulariza
al-a joven de otros sujetos sociales y que no se reduce a una variable demográfica
como la edad. Mientras en las dos nociones anteriores lo juvenil aparece como
una resultante de otros procesos, sobre todo los que resultan de la relación con
las instituciones, en este caso se intenta una mirada a las posibilidades de lo
juvenil a producirse a sí mismo mediante eso que lo diferencia. Así, podemos
encontrar en investigaciones que comprenden lo juvenil partiendo de la
observación de objetos y fenómenos culturales –trabajos sobre culturas juveniles
y consumos culturales citados en este texto– una intención por dar cuenta de
modos diferentes de relación, socialidad, expresión de los conflictos o producción
cultural –el rock, el rap y los parches– procesos de apropiación particular hechos
por las y los jóvenes, que por lo general dan cuenta de “otras sensibilidades”, “otras
identidades”, otros modos de razonar que al distanciarse de lo esperado por el
mundo adulto, se convierten en “lo otro”, en la diferencia generacional o de la clase
de edad.

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Estas tres nociones –normalización, trasgresión, producción y consumo
cultural– no pretenden ser criterios clasificatorios de la bibliografía revisada sino
pistas para entender como se crea una cierta imagen de joven que fluctúa de énfasis
diferentes en un lugar u otro o que va moviéndose y combinando las miradas que
surgen desde tales nociones. Así, algunos trabajos miran el consumo mediático y
publicitario bajo una idea implícita o explícita del poder de los medios en la
modificación de los comportamientos juveniles o bien encuentran allí el lugar
donde jóvenes satisfacen sus necesidades identitarias, como sucedería en el consumo
de moda, ocio y entretenimiento; en este caso, la noción de juventud se mueve de
la producción y el consumo cultural para ver como se integra al-a joven al sistema
de mercado y al orden económico. Con esto lo que queremos señalar es que no hay

un único modo de entender cada una de mencionadas nociones, pues precisamente



cada una, junto con sus relaciones, crea imágenes diferentes de lo juvenil: así, por

123

ejemplo, mientras unas miradas a la producción y el consumo cultural tienden a ○ ○ ○ ○


enfatizar su componente trasgresor, otras lo ven más como la normalización del


consumo y la afectación que los medios hacen en las y los jóvenes.
Otras tendencias ubicadas más en la pregunta por la trasgresión, se dedican a
entender la violencia juvenil en sus diversas expresiones organizativas –bandas,
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

galladas, pandillas– como forma de desajuste con el resto de la sociedad o


como expresión de la pobreza y la falta de alternativas, con miras a proponer
posibles soluciones para la “inserción social” de estos-as jóvenes o al menos
reducir los niveles de conflictividad y delincuencia que viven las ciudades.
Así, pareciera que de manera implícita o explícita buena parte de la mirada
a las trasgresiones se hiciera para encontrar los modos de controlar o
institucionalizar lo juvenil, por efecto contradictorio de una lógica que
mira la diferencia para integrarla, complementada por la focalización que
se hace en observar a los hombres jóvenes de sectores populares, quienes se
convierten en el sujeto/objeto privilegiado de tal comprensión y producción
discursiva.
Este hecho hace que sean mucho menores los trabajos que miran jóvenes
de sectores de mayores ingresos económicos, jóvenes en procesos
organizativos o que no pertenecen a alguna de las afiliaciones culturales
más evidentes por su espectacularidad. Pareciera que la “normalidad”
entendida en términos de los propios jóvenes como el ser sanos, comunitarios
o independientes no necesitara el mismo grado de atención y enunciación,
en la medida en que no representa un “problema” para el mundo adulto y
muy por el contrario estuviera en consonancia con lo que desde allí se
espera que sea el-a joven.
La tendencia a observar desde la normalización, también se encuentra
en los estudios sobre educación, no sólo porque el proceso educativo y
escolar es como tal un proceso normalizador, sino porque se intenta asimilar
la condición juvenil a la condición de estudiante, creando con ello
precisamente una “crisis” entre mundos que de por sí operan de modos
Colección Estados del Arte, Bogotá

diversos y que no necesariamente tendrían que estar a la par, como en


efecto demuestran los-as mismos-as jóvenes al aprender a vivir en varios
sistemas a la vez: el escolar, el familiar y el “juvenil” como tal.
En este sentido se hace evidente el adultocentrismo en la construcción de la
juventud: llama la atención aquello que no corresponde a lo esperado del sujeto
ideal, sujeto-norma y sujeto-patrón de referencia para diferenciar al otro –
joven– y de este modo integrarlo a un cierto orden simbólico. Esta acción no

sólo es cumplida por el discurso académico sino también por las políticas

públicas, desde su propia noción de “integrar” al-a joven, y desde la misma


124

○ ○ ○ ○ direccionalidad de la acción social que se pretende con ellas.


Lo que observamos, entonces, es que las construcciones de joven que


articula la investigación bogotana se concentran en una de las tres nociones-eje
señaladas o se desplazan de un punto a otro, generando una serie de imágenes
sobre lo que el-a joven es, asociadas principalmente a:
Conclusiones

• La vulnerabilidad y el riesgo.
• La búsqueda de identidad.
• El cambio social.

La vulnerabilidad y el riesgo

Con respecto a las imágenes de vulnerabilidad y riesgo, podemos señalar que


son principalmente los-as jóvenes de sectores populares, niñas, niños y jóvenes
vinculados-as a la prostitución y las madres adolescentes quienes son vistos-as
como los-as representantes evidentes de tal condición, en un intento válido de
atender las condiciones de marginalidad y exclusión social que viven pero que
no las afecta del todo y más bien puede contribuir a reproducirlas al exponer a
estos-as jóvenes a una condición de minusvalía y pasividad; el análisis podría
llevarse aún más lejos si tenemos en cuenta que muchas veces lo que preocupa
de estos-as jóvenes es lo que causan –actos delincuenciales, transmisión de
enfermedades sexuales, embarazos no planificados– y no las condiciones sociales,
culturales o económicas que los-as ponen en tales condiciones de vulnerabilidad
y riesgo. Así, en diversas investigaciones hay una tendencia a considerar a los-
as jóvenes de los sectores populares como agentes de violencia y delincuencia,
lo cual estaría relacionado –de acuerdo con el análisis– con su particular
condición socioeconómica, que se agudiza por la imposibilidad de acceder a

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un empleo “legal” y las frustraciones frente a sus proyectos de vida. Lo anterior
se considera motivo o causa que desemboca en la vinculación de estos-as jóvenes
a grupos que transgreden las normas o los expone a situaciones peligrosas; esto
aparece asociado a su vez con la ausencia del Estado en cuanto a ofertas
institucionales que permitan una “sana recreación” y formación para la
vinculación sociolaboral de estos-as jóvenes. Dentro de esta misma lógica, los-as
jóvenes en prostitución aparecen como sujetos particularmente expuestos-as en la
medida en que su campo de acción es la calle y que sus horizontes de futuro están
mediados más por el presentismo, lo que favorece una despreocupación por el uso de
métodos preventivos para enfermedades de transmisión sexual, por la exposición

continuada a situaciones de riesgo y explotación y en general por alterar las relaciones



esperadas entre género, sexualidad y trabajo. Si bien no se puede negar la multiplicación


y concentración de carencias que experimentan estos jóvenes se requeriría desde la 125


○ ○ ○ ○

investigación integrar otros elementos al análisis, más cuando se trata de construir


conocimiento para la formulación de políticas públicas.
En consonancia con lo anterior, los-as jóvenes también aparecen como carentes
de la suficiente autonomía y desarrollo que les permita tomar decisiones
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

“responsables”, por lo cual se convierten en sujetos manipulables y moldeables


tanto por los grupos de pares, como por los-as adultos-as que tienen poder y
que hacen parte de dinámicas al margen de la ley (por ejemplo, los traficantes
y comerciantes de drogas). Dicha vulnerabilidad hace que los-as jóvenes puedan
incurrir fácilmente en el consumo de drogas, en aras de integrarse a ciertas
dinámicas grupales. Esta interpretación cobra fuerza particularmente en los
trabajos y reflexiones desarrollados desde lo institucional, principalmente en
aquellas entidades que tienen a su cargo el bienestar social y la prevención
integral, como estrategias de inserción y reinserción social. La preocupación
institucional por la salud pública de esta población, por ejemplo, se focaliza
en lo concerniente a la salud sexual y reproductiva, que comprende la prevención
de enfermedades de transmisión sexual y de embarazos adolescentes,
principalmente y parece sustentarse en planteamientos venidos de la psicología
del desarrollo que ven en el-a joven un sujeto incompleto y en transición hacia
la adultez; por eso se materializa en la formulación de políticas públicas cuyo
propósito es la educación sexual con un importante componente preventivo,
en aras de una sexualidad “responsable”.

La búsqueda de identidad

Por otra parte, hemos venido señalando que el tema de la “identidad” es uno
de los factores fundamentales en la producción de conocimiento local sobre lo
juvenil, con base en la consideración de la juventud como etapa o momento
de constante búsqueda de “ser”. Sin embargo dicha noción de identidad tiene
múltiples usos y definiciones, lo cual la hace ambigua, contradictoria y a veces
Colección Estados del Arte, Bogotá

limitada como categoría analítica. De ningún modo es una noción integral


pues los diferentes enfoques parten de preguntas que surgen de intereses
comprensivos en distintas dimensiones –psicológicas, sociales y culturales– que
la fragmentan y la multiplican.
Por ahora hemos identificado tres formulaciones del concepto de identidad
que corresponden a su vez a imágenes diversas de lo que se entiende por “ser

joven” y por su ubicación en el contexto sociocultural. Una primera idea



entiende la identidad como el resultado de los procesos de socialización que


126 determinan al individuo, bien en su dimensión de desarrollo psicológico o


○ ○ ○ ○

bien como sujeto social. Se trata de una noción ampliamente arraigada en las
ciencias y en el conocimiento general que ve la juventud como una etapa de
desarrollo dentro de un modelo lineal de sujeto que tiene en la vida adulta su
etapa de llegada. Esta noción transitoria de la juventud, supone que se la
Conclusiones

considere como un momento turbulento y paradójico que se debate entre la


autonomía y la dependencia y que hace del-a joven un ser incompleto, pero
que encontraría en la adultez –entendida como punto final de la formación de
los sujetos– su lugar de realización.
Una segunda idea de identidad se dirige a dar cuenta de los procesos
culturales que mediante una serie de objetos, estéticas, consumos o formas de
interacción le dan al-a joven una cierta particularidad y un sentido de agregación
por su propia condición juvenil. Las culturas juveniles, tribus urbanas, parches,
galladas, estilos y otras formas de expresión, caracterizan tal tipo de identidad,
que, a diferencia de la señalada antes, no se refiere tanto a individuos como a
colectividades. Esta definición de la identidad focaliza una idea general y
abstracta de juventud –como se entiende en ciertas miradas psicosociales– en
grupos particulares, en colectividades con nombres propios, en una juventud
en plural.
La tercera idea que encontramos, tiende a ver la identidad más en el ámbito
de los procesos comunitarios y participativos, a veces en un sentido de
apropiación de los entornos de vida barrial o en sus implicaciones para la
implantación de políticas públicas. Aquí la identidad también se focaliza, pero
no tanto como cultura juvenil sino como territorios de habitación. Esta
identidad territorial se entiende como modo de participar en las esferas públicas
locales institucionalizadas, aspecto que contrasta con la noción de identidad

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que surge desde las culturas juveniles y las vivencias de mundo que podrían
darse en otros entornos. Se trata entonces de un modelo de joven que participa,
un “joven comunitario” que contrasta con otros modos de ser de lo juvenil.

El cambio social

En cuanto a la imagen de la juventud asociada al cambio social, podemos decir


que la evocación pública de lo juvenil ha estado también asociada con una
virtud, una inteligencia práctica, atrevida y astuta, una «fuerza vital» que vehicula
la relación joven-transformación. Algunos de los trabajos revisados encuentran

dicho imaginario en la historia nacional desde la época de la independencia en



la cual se le atribuía una capacidad de propiciar la revolución, así como a


127

mediados del siglo XX a este sector poblacional se le atribuye la fuerza capaz de ○ ○ ○ ○


propiciar la liberación (Perea, 2000).


La crisis económica que golpeó a América Latina y la oleada de violencia
que atravesaba nuestro país en los años ochenta agudizó el conflicto estructural
que afectaba la realidad nacional hacía ya varios años atrás. A finales de esa
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

misma década se fortaleció la idea de la capacidad del cambio social en los


jóvenes, debido a su participación en el movimiento de la Séptima Papeleta,
movimiento que convocaría un referéndum que obligó a la reforma
constitucional mediante la realización de una Asamblea Nacional Constituyente;
todos-as, jóvenes y sociedad en general, esperanzados-as en que una nueva
constitución solucionaría tal crisis estructural. La Nueva Constitución abrió
espacios de participación con el objetivo de vincular en el proceso de
«reconstrucción nacional» a todos los sectores sociales, dándole a los-as jóvenes
un lugar protagónico. La otra cara del-a joven opuesta a la que encarna la
destrucción y la muerte irrumpe en la esfera pública, un joven constituyente,
dinamizador de propuestas de futuro y constructor de tejido social.
En los trabajos revisados la imagen del cambio social está directamente
relacionada con la apropiación por parte de los-as jóvenes y puesta en marcha
de los mecanismos de participación que brinda la constitución, con el fin de
que sean actores en la resolución de los conflictos e impulsen el desarrollo de
su comunidad, barrio y localidad. Desde esa perspectiva, la imagen del cambio
social en los-as jóvenes es una mirada institucionalizada e institucionalizante,
es decir, es una imagen construida desde las instituciones y que busca incluir a
los-as jóvenes en todo su aparataje.
En muchas de las investigaciones esa imagen transita como referente para
medir los comportamientos de los-as jóvenes y mirar a modo de comparación
su grado de “anormalidad”, de “desviación”, de “transgresión”. Como ya lo
hemos mencionado, los investigadores construyen, moldean el sujeto/objeto
de las investigaciones. En ese sentido, las investigaciones y reflexiones
provenientes de instituciones del Estado principalmente recurren a la
construcción, implícita o explícita, de un cierto “tipo ideal” del joven, en el
Colección Estados del Arte, Bogotá

que la noción del cambio social se encuentra presente; ese “joven legítimo”
que canaliza su “virtud”, su “fuerza vital” en el cambio y fortalecimiento del
modelo social, político y económico.
En los últimos años, sin embargo, aparecen investigaciones que intentan
mirar desde otros ángulos los ejes señalados –normalización, trasgresión,
producción y consumo cultural– e incluso proponen preguntas que indagan

por los espacios no cubiertos por tales ejes. Así, el tema de la subjetividad y las

narrativas de sí, la transformación de lo público y del sujeto político y la creación


128 de prácticas sociales que transforman el conflicto, entre otras cuestiones, vuelven

○ ○ ○ ○

complejo el panorama de los abordajes y dan pistas sobre aspectos y modos de


comprensión de lo juvenil no tenidos en cuenta anteriormente.
Esta situación puede verse favorecida por la paulatina consolidación de
una comunidad académica local que ha logrado mantener la reflexión sobre el
Conclusiones

tema, a pesar de las limitaciones de recursos y las dificultades de articulación


con las instancias de formulación de políticas públicas, sobre todo a nivel
nacional. Por otra parte, durante un período de al menos cuatro años y por
iniciativa de Organizaciones No Gubernamentales (ONG), universidades e
investigadores independientes, se reunió periódicamente un Seminario
Permanente sobre Subjetividad Juvenil con sede principal en la Universidad
Javeriana que permitió el intercambio y la confrontación de parte del quehacer
investigativo local. Dicho Seminario se encontraba además cercano a la iniciativa
de formar un Observatorio de la Juventud, propuesta que convocaba también
a varias ONG, universidades locales y nacionales y entidades públicas, con
miras a desarrollar iniciativas que incidieran en el mejoramiento de las
condiciones de vida de la población juvenil; como parte de su trabajo se organizó
durante 2001 el evento Experiencias significativas de trabajo con jóvenes, el cual
permitió hacer un primer diagnóstico de las formas en que se están llevando a
cabo los trabajos que tienen a las y los jóvenes como sujetos protagonistas del
cambio en sus propias condiciones de vida. En la actualidad existen escenarios
de docencia, investigación, reflexión y práctica social sobre jóvenes en varias
de las universidades ubicadas en la ciudad, que dan cuenta de la creciente
importancia académica del tema.

Lineamientos para la formulación de la política pública

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Se abordan aquí dos cuestiones importantes: la política pública y el lugar que
ocupa en ella lo juvenil –tanto en el ámbito global como en el local, en la
década de los 90– y algunas reflexiones en torno al proceso de formulación de
políticas de juventud en el contexto local.

El contexto general de las políticas públicas de juventud

Pensar la política pública de juventud implica poner en relación toda una serie

de procesos que se dan en el orden nacional e internacional en diferentes



momentos. Un análisis exhaustivo al respecto desborda el espacio y los objetivos


de esta reflexión, pero queremos dejarlo señalado como una condición 129

○ ○ ○ ○

comprensiva necesaria.
En cuanto a lo nacional –en la década de los noventa– se destaca la
preocupación social por el protagonismo de los-as jóvenes en la escalada de
violencia que experimenta el país, expresada en fenómenos como el sicariato y,
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

con mayor amplitud, en las cuestiones relativas a exclusión-inclusión de los


actores políticos y sociales que tomaron fuerza en el proceso Constitucional de
1991.
Ya desde la década de los ochenta se hizo evidente a nivel latinoamericano
la marginalidad de amplios sectores poblacionales por debajo de la línea de
pobreza, siendo los-as jóvenes uno de los sectores más afectados. Sin desconocer
su lugar en las discusiones de orden nacional, esta cuestión tiene sus raíces en
la controversia de orden internacional en torno a la implementación de un
nuevo modelo de desarrollo y la importancia que dentro de éste adquiere la
reducción de la pobreza. Relacionado con esto, está la transformación que
experimentan los Estados latinoamericanos –en particular la política pública–
debido a los cambios que se dan a nivel de la macroeconomía, la política
internacional y el nuevo orden económico mundial y que afectan sus modos
de operar, priorizar y organizar la atención social. Finalmente, y de manera
particular, está la relevancia que dentro de las agendas de política pública a
nivel internacional empieza a adquirir el tema de juventud. Es claro que estos
escenarios no involucran todos los factores que han incidido en la política
pública de juventud en Colombia, pero sí permiten trazar algunas pistas para
entender por qué y cómo el tema de la juventud se inserta en la agenda de
política pública y qué elementos intervienen en la definición de la misma.
En fin, puede decirse que lo que está detrás de las transformaciones
experimentadas en la política social en los últimos años alude a cuatro ámbitos
centrales: la forma como los recursos son asignados respecto a los temas
prioritarios; quiénes efectuarán el reparto de esos recursos; los criterios que se
considerarán para ese reparto y las condiciones como los distintos actores
participarán en ese reparto (Pérez, 2000). Estos cuatro ámbitos nos llevan a
Colección Estados del Arte, Bogotá

preguntar por los elementos que deben ser relevantes en una política pública
de juventud. Entre tanto, hay por lo menos tres aspectos que cobran relevancia:
los escenarios y campos de acción en los que se define la intervención de una
política determinada, los actores que están detrás de esa política y aquellos
sobre quienes se busca incidir.
Ahora bien, la política pública de juventud, tal como ha sido concebida

en el contexto colombiano, aparece como una política por categorías de



población, en la medida en que está dirigida a un sector etáreo específico.


130 Además, se trata de una política focalizada pues establece un carácter prioritario

○ ○ ○ ○

de intervención a partir de un criterio de necesidad, pobreza o riesgo. Esto


permite diferenciar la política de juventud de otras políticas que aunque también
afectan al sector de los-as jóvenes son de carácter universal; es el caso de las
políticas sociales de educación y salud (Abad, 2002). Las políticas especificas
Conclusiones

de juventud cobran importancia en este contexto al momento de diseñar los


nuevos mecanismos de inserción social y cultural de las generaciones jóvenes
(Pérez, 2000). Así, es claro que las políticas de ajuste estructural, las restricciones
del gasto público, el cambio en los modelos de desarrollo –que hasta entonces
suponían una fuerte presencia del Estado y su acomodación a las actuales
políticas económicas– desembocaron en el desmonte de varios de los programas
que incidían en la población joven. Además, el incremento de la pobreza
agudizado en la década de los noventa por los procesos referidos, ha afectado
notoriamente a este sector poblacional, complejizando aún más el panorama,
las demandas sociales y los modos de acción estatal. En este orden de ideas,
podemos observar con mayor detalle lo que sucede con la cuestión juvenil.

Juventud en la agenda de política pública latinoamericana

La preocupación por la política pública de juventud no ha estado ausente en la


agenda de política pública latinoamericana. Sobre este aspecto, Rodríguez
(2000) menciona algunos de los modelos de políticas de juventud desarrollados
en la historia del último medio siglo en América Latina:

el más antiguo y estructurado, es aquel que ha centrado sus acciones en la

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educación y el tiempo libre de los jóvenes, mientras que en paralelo y en diversas
etapas históricas, se han desarrollado otros modelos, centrados en el control
social de sectores juveniles movilizados, en el enfrentamiento a la pobreza desde
y para la prevención del delito, y más recientemente en la inserción laboral de
los jóvenes, tomada como un elemento central de la denominada inversión en
capital humano (Rodríguez, 2000, 238).

En el marco del primer modelo, Ampliación de la educación y uso del tiempo


libre, que puede ubicarse desde los cincuenta hasta los ochenta, se da una serie
de esfuerzos que pretenden la universalización de las políticas sociales,
particularmente aquellas relacionadas con educación. Así mismo, se busca

fomentar programas deportivos, recreativos, culturales y campañas preventivas



de salud, como parte de una política que presta atención al uso del tiempo

libre de los-as jóvenes y que pone especial énfasis en la necesidad de alejarlos- 131

○ ○ ○ ○

as del consumo de drogas o el ejercicio de la sexualidad.


En cuanto al segundo modelo, Control social de sectores juveniles movilizados,
que abarcaría desde los setenta hasta mediados de los ochenta, surge de la
respuesta represiva del Estado frente a los sectores juveniles movilizados,
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

principalmente estudiantiles. Las políticas En relación con las políticas universalistas


cabe mencionar la distinción que Bendit
desarrolladas bajo este modelo son (1997) introduce a partir de una crítica
básicamente de control social. sobre la política de juventud, señalando
Por su parte, el tercer modelo, que ésta ha sido tradicionalmente enten-
Enfrentamiento de la pobreza y prevención dida a partir de una idea de unidimen-
sionalidad. De acuerdo con esto, las dis-
del delito, que va desde mediados de los tintas dimensiones de la política de ju-
ochenta hasta el 2000, aparece en un ventud serían:
escenario caracterizado por los problemas • Política juvenil estatal sectorial. En-
asociados al pago de la deuda externa, la tendiendo por esta aquella que se ocupa
del fenómeno juvenil desde una perspec-
recesión económica y la expansión de la tiva jurisdiccional y con competencias y
pobreza, generados y en algunos casos funciones fundamentalmente de plani-
acentuados por la crisis económica de los ficación, diagnóstico, evaluación y coordi-
nación.
ochenta. En este contexto, las políticas de
juventud estuvieron dirigidas princi- • Política juvenil estatal transversal.
palmente a los jóvenes delincuentes, pero Constituida por la actividad y las inicia-
tivas, ya sea de la instancia jurisdiccio-
posteriormente se extendieron a los sectores nal antes mencionada, o por la activi-
más pobres de la población. dad de aquellos otros departamentos
Finalmente estaría el modelo de públicos, situados en muy diversos sec-
tores de la administración central, local
Inserción laboral de jóvenes excluidos, que se o regional que en función de sus atribu-
expresa principalmente en los intentos de ciones y competencias también se ocu-
los gobiernos por incorporar a los-as pan de problemas de relevancia para la
jóvenes más pobres al mundo laboral.4 infancia y la juventud. En este nivel ten-
dría lugar la planificación intersectorial
Es claro que no todos los elementos y la coordinación global de las políticas
de estos modelos se aplican al caso sectoriales de juventud con todas las de-
colombiano, particularmente aquellos más políticas sociales dirigidas a los-as
jóvenes (educación, protección del me-
relacionados con la inserción laboral de
Colección Estados del Arte, Bogotá

nor, salud, etc.). Es en este nivel tam-


jóvenes excluidos. En cuanto a los otros bién donde tienden a desarrollarse los
modelos, puede decirse que de alguna planes integrales de juventud.
manera han estado presentes a través de las • Política de juventud como sistema le-
políticas públicas de corte universalista, en gislativo. Constituida por un sistema de
la parte que afecta a los-as jóvenes, o en las leyes y comisiones parlamentarias, com-
plementadas por los ‘lobbys’ de las orga-
más recientes dirigidas a un sector juvenil nizaciones privadas de asociaciones ju-

específico. Aunque en sentido estricto es


veniles y de política de juventud como


en los noventa cuando empieza a hablarse programa. Alude a “aquella política


132 de política de juventud dirigida a los-as reivindicativa y de orientación hacia el


○ ○ ○ ○

futuro generada como plataforma de


jóvenes como sector poblacional, es desde lucha por el actor social joven.

4
Los elementos de cada uno de estos modelos son presentados por Abad (2002:123-128) a
partir de una síntesis de tres autores: Rama, Rodríguez y Bango.
Conclusiones

mucho antes –como muestran los modelos propuestos por Rodríguez– que se han
desarrollado una serie de políticas universalistas dirigidas a los-as jóvenes; las políticas
de educación y salud, para citar un ejemplo.
Ahora bien, volviendo a los modelos de política pública, Bendit (1997) sostiene
que en Europa y en diferentes países de América Latina, frente a la problemática
juvenil y desde el Estado, existe una tendencia a reaccionar a partir de los estereotipos
sociales dominantes. En este contexto, dos serían los modelos predominantes en el
diseño de las políticas públicas: en primer lugar estaría el democrático participativo,
en el que los-as jóvenes son vistos-as como un grupo al que es necesario educar y al
que hay que apoyar en su lucha por derechos y garantías sociales. En este enfoque
se pone un énfasis especial en el papel de los-as jóvenes como actores de la
democratización de la sociedad desde su condición de ciudadanos-as. En segunda
medida, estaría el modelo paternalista protector, en el que el-a joven es visto-a
como un ser débil, al que hay que proteger, controlar e integrar, bien sea desde la
acción de las instancias socializadoras, desde programas compensatorios dirigidos a
minimizar riesgos sociales o reducir efectos disfuncionales generados por grupos-
problema o incluso a través del uso de medidas represivas y resocializantes (Bendit,
1997). Para este autor, es común que ambos modelos coexistan en el campo de las
políticas públicas, aunque se le dé mayor preponderancia a uno de ellos.
A parte de estos modelos, que ponen en evidencia la preocupación que ha
estado presente en la agenda de la política pública latinoamericana desde hace

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algunas décadas, pueden señalarse distintos esfuerzos institucionales que aparecen
en el escenario de los países de la región, ya no como acciones aisladas sino como
esfuerzos conjuntos que cuentan con la cooperación internacional y que pretenden
que las acciones frente a la juventud ocupen un lugar importante en la agenda de
las políticas públicas.
Un claro ejemplo de estos esfuerzos es el Programa Regional de Acciones para
el Desarrollo de la Juventud en América Latina (PRADJAL) 1995-2000. En el
informe final de PRADJAL se señala que este programa, promovido por la
Organización Iberoamericana de la Juventud, se ha destacado como un mecanismo
importante en la

promoción, impulso y fortalecimiento de la cooperación en el ámbito de las



políticas públicas de juventud en el espacio iberoamericano. Como mecanismo


de concertación, ha generado escenarios consistentes de intervención para 133


○ ○ ○ ○

contribuir a la identificación de la problemática juvenil; a la profundización en


el conocimiento sobre la situación cambiante de las y los jóvenes de la región;
a la articulación de propuestas de fortalecimiento del papel y la capacidad de
los organismos oficiales de juventud; y a la formulación de respuestas
consensuadas a problemas específicos (PRADJAL, s.f:2).
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

Por otro lado, se sostiene que en el marco del programa se ha dado una
cierta tendencia dinamizadora en la construcción de políticas nacionales de
juventud y el desarrollo de un discurso relativamente homogéneo para abordar
la problemática5 . Es claro entonces, que la puesta en escena de la política pública
de juventud en Colombia, tiene conexiones muy importantes con la
preocupación y los esfuerzos que desde el escenario latinoamericano vienen
haciendo los gobiernos y las entidades internacionales interesadas en promover
la incorporación del tema de juventud en la agenda de política pública y una
mirada de ese tipo, sobre todo en sentido comparativo, podría aportar mucho
a la reflexión en torno al proceso de formulación de políticas de juventud.

Constitución de 1991, participación y superación de la violencia: la


primera política de juventud

Desde muy temprano la reforma constitucional fue vista como un camino


para solucionar buena parte de los problemas que afectaban al país. Uno de
ellos era la convivencia, entendida en términos de limitaciones de las reglas
formales en cuanto a ser reglas aceptadas, vinculantes e incluyentes de los
distintos actores sociales y políticos. Es así como la Constitución de 1991 se
concibe como un pacto de paz, un pacto de inclusión de sectores que antes
habían estado excluidos o habían quedado relegados en la vida política. En
este contexto, el discurso participativo –que se materializa en la Constitución
de 1991 en el carácter “amplio” de la democracia colombiana y más
concretamente en los mecanismos de participación ciudadana– cobra una
Colección Estados del Arte, Bogotá

gran relevancia como estrategia de inclusión de sectores de la sociedad que se


consideraban excluidos. La participación es vista entonces como una importante
vía para superar el problema de la violencia.
Esta importancia dada a la participación en lo que Daza (1996) llama “la
primera política de juventud”, se ve reflejada en las definiciones que sobre ella
se desarrollan desde el gobierno central y que repercuten a nivel nacional y
distrital, incorporando la participación de los jóvenes como un componente

central de la política pública. Este componente aparece en los documentos



CONPES de 1992 y 1995, al ser considerados como criterios básicos de acción


134

○ ○ ○ ○ y como propósitos deseables de la política pública. Sin embargo, el marco


institucional más general que da lugar a la participación de los-as jóvenes y que

5
Para una evaluación de lo que han sido las políticas de juventud en América Latina en el
marco del PRADJAL véase Bernales (1995).
Conclusiones

va a llamar la atención sobre la necesidad de desarrollar una política para la


juventud, se encuentra en la Carta Constitucional, que establece el derecho
del adolescente a la protección y la formación integral, así como la
responsabilidad del Estado y la sociedad en cuanto garante de la participación
activa de los-as jóvenes en los organismos públicos y privados que tengan a
cargo la protección, educación y progreso de la juventud (Constitución Política
de Colombia, Artículo 45). Desde el Programa Presidencial para la Juventud, la
Mujer y la Familia, se consideró que el mandato de la participación juvenil
expresaba una idea central de toda la Constitución: la democracia participativa
como fundamento de la vida nacional. Pero además expresaba el reconocimiento
de la juventud como sector social específico a ser considerado también como
actor de democracia (Presidencia de la República, 1993:31).
Esta noción de participación, sin embargo, asume un carácter muy preciso
con relación a la juventud, pues se piensa en una participación articulada en
torno a las organizaciones juveniles –las que “canalizan” su actividad– y no de
los sujetos considerados individualmente. Es decir, se piensa que la participación
ha de estar acompañada por un proceso de fortalecimiento de la organización
juvenil, para lo cual se supedita la participación a la incorporación del-a joven
en algún tipo de organización. Desde la Consejería Presidencial para la Juventud,
la Mujer y la Familia, la participación era entendida como un proceso
“multiforme y diverso mediatizado por la organización autónoma y pluralista

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de las nuevas generaciones” (Presidencia de la República, 1993:25). De esta
manera, participación y organización aparecen como las caras de una misma
moneda y deben desarrollarse como espacio de ejecución de la política de
juventud. En forma explícita, el mencionado programa presidencial sostenía
que la participación de los-as jóvenes es concebida como la presencia de
representantes de organizaciones juveniles en ciertas instancias donde puedan
interactuar con otros sectores de la comunidad. Por otro lado, la organización
juvenil era considerada como un medio idóneo de acción de los-as jóvenes, y
como un espacio para el desarrollo de la individualidad y la afirmación de los
propios valores, lo que hace necesario estimular la asociación de los jóvenes en
organizaciones orientadas a fines específicos (Presidencia de la República,

1993:33-34).

Ahora bien, queda claro que desde el punto de vista institucional la


existencia de múltiples grupos de jóvenes en la sociedad –los grupos religiosos, 135


○ ○ ○ ○

los comunitarios, los culturales, etc.– constituye un punto de partida importante


en la organización de la juventud, pero este enfoque resulta a todas luces
insuficiente si lo que se pretende es “estimular y apoyar la formalización de los
grupos y su reunión en asociaciones más grandes que no sólo se encuentren en
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

una mejor situación de negociación y acción, sino que además puedan constituirse
en representantes de los jóvenes” (Presidencia de la República, 1993:35-37).
En síntesis: participación, organización, descentralización, focalización y
equidad de género, son los elementos que caracterizan este primer momento de la
política pública de juventud, en una estrategia que sin embargo se redujo a
“inventariar” lo que el Estado hacía en relación con los-as jóvenes (Daza, 1996),
sin mucha incidencia social ni capacidad de articulación.

La ley de juventud: legitimación y pérdida de peso político

Si bien la creación del Viceministerio de la Juventud en 1994 supuso un cierto


reconocimiento social y político del tema de la juventud, su posterior disolución
hace pensar en el poco arraigo que dicha acción tuvo en la estructura política
nacional y en general en la actitud errática y hasta cierto punto débil con respecto
a las políticas públicas de juventud formuladas por el Estado Colombiano, a pesar
de los importantes marcos normativos creados y de la insistente preocupación al
respecto. En un reciente análisis sobre las políticas de juventud en América Latina,
Ernesto Rodríguez (2002) –uno de los mayores conocedores del tema y quien ha
asesorado en varias ocasiones al país en esta materia– considera el caso colombiano
un ejemplo de cómo la falta de acumulación de las experiencias y los cambios
constantes en orientaciones tienen efectos perjudiciales en el desarrollo de políticas
públicas de juventud; falta de continuidad que a nuestro modo de ver termina
debilitando la política de juventud cuando se la mira en el largo plazo y se la ubica
en el conjunto de políticas sociales y acciones que inciden en la vida de la población
juvenil. Veamos esto un poco más en detalle.
Colección Estados del Arte, Bogotá

En junio de 1995 se aprobó por parte del Concejo Nacional para la Política
Económica y Social (CONPES) un segundo documento de Política de Juventud
centrado en la consideración del joven como sujeto de derechos y deberes y con
miras a lograr mayores oportunidades de inclusión de los jóvenes como ciudadanos
plenos. El documento incluyó temas como el desarrollo personal y la formación
integral, la participación, el ejercicio de la ciudadanía, el ingreso a la vida laboral, el

fortalecimiento institucional y el acceso a bienes y servicios. La consideración del



joven como sujeto de derechos cambia la lógica que lo veía como sujeto en riesgo

136 y supone una redirección en la política pública, desde las acciones de tipo preventivo

○ ○ ○ ○

y de protección hasta las acciones orientadas a garantizar las ofertas de servicios y la


generación de oportunidades, como bien se expresa en el título que dará sentido a
la posterior Ley de Juventud de julio de 1997 Más y mejores oportunidades para
la Juventud.
Conclusiones

De acuerdo con Rodríguez (2002:72) el Viceministerio promovió una


coordinación entre las entidades oficiales que trabajaban el tema de la juventud,
pero problemas de autonomía y largas tradiciones burocráticas sectoriales dificultaron
su operatividad y llevaron a una mayor segmentación de la política pública. La Ley
de Juventud promulgada en 1997 intentó actuar contra la fragmentación mediante
la creación del Sistema Nacional de Juventud que brinda un asidero institucional
necesario para la política pública; sin embargo, el relevo presidencial de 1998 implicó
una nueva estrategia de acción marcada por la disolución del Viceministerio de la
Juventud, haciendo otra vez evidente la dificultad de mantener las cuestiones de
juventud como políticas de estado y no de gobierno.
Es difícil determinar si después de la Ley de Juventud se establece un tercer
momento en la política pública de juventud. El cierre del Viceministerio de la
Juventud y el retorno de las cuestiones juveniles a la Presidencia de la República es
visto por sectores académicos y de las organizaciones no gubernamentales que
trabajan con jóvenes como la reducción a una instancia con menor capacidad de
gestión, articulación e incidencia política, que según estos sectores expresa la
fragilidad y condición circunstancial de las acciones de Estado al respecto.
Por el contrario, para el Estado dicho paso representa el modo de hacer efectivo
el Sistema Nacional de Juventud, en la medida en que ello no podría hacerse desde
un viceministerio, dada la ausencia de una jerarquía que permitiera su organización.
Por otra parte, la ubicación del Sistema en la Presidencia permite su articulación

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con otras iniciativas que afectan a la población juvenil. Contrariamente a la opinión
de Rodríguez (2002) –para quien este proceso se dio en medio de un “amplio
debate”– se concluye que en buena medida el problema radica en lo limitado del
debate y la falta de concertación entre las partes implicadas. Éstas por lo general
actúan unas a espaldas de otras y la relación entre academia, uso social del
conocimiento y entidades de política de juventud, es un ejemplo claro de ello.
El mismo análisis de Rodríguez (2002) en el seguimiento de experiencias de
política de juventud más exitosas (como la mexicana, panameña, paraguaya o
dominicana) observa como ha sido en el aprendizaje con la academia, en la
continuidad de las políticas, en la concertación con la sociedad civil, en el
enfrentamiento real de la prioridad de lo juvenil con las consecuencias que ello

implica y en el fortalecimiento del lugar institucional para que tales políticas sean

efectivas que se han dado las posibilidades para que la política de juventud no sea

tratada de manera marginal y circunstancial. 137


○ ○ ○ ○

Podría decirse que, al menos desde lo que compete al nivel central, la política
pública de juventud fue desbordada por los estereotipos mismos que sobre el-
a joven existen, y que si bien se pregona una buena intención, ésta apenas
incide en las condiciones de vida de las y los jóvenes. A la política pública de
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

juventud se la trata como a una adolescente: subordinada, sin poder de


transformación de sus condiciones de vida, limitada a eventos efímeros y de poco
efecto en el mundo de lo público, integrada al sistema de gobierno pero sin ningún
poder decisorio, sin control de sus condiciones materiales de existencia y en espera
de pasar al mundo adulto, pues finalmente, “es algo que se le va a pasar”.
Sin embargo, no podemos cerrar ésta sección sin reconocer la importancia de
experiencias regionales de política pública como la que desde la segunda mitad de
la década de los ochenta se viene haciendo en ciudades como Medellín, donde
gracias a la concertación entre las diferentes instancias –gobierno local, universidades,
ONG, empresa privada– se han desarrollado algunas de las propuestas más
innovadoras con que cuenta el país al respecto. También hay que destacar el
reconocimiento que gradualmente ha ganado el tema en el Distrito Capital, donde
se avanza en intentos de formulación de política más amplios y participativos.
Cómo se articulan estas acciones, qué se aprende de ellas y cuáles son los retos que
proponen es una tarea fundamental de la política pública al respecto.

Lineamientos para el proceso de formulación de política pública de juven-


tud desde la producción de conocimiento

Las reflexiones propuestas a continuación se pueden interpretar como campos


problemáticos que permiten orientar el proceso que vive actualmente la ciudad de
Bogotá en cuanto a sus políticas públicas de juventud, que, junto a otras acciones,
crean el escenario social para la discusión del tema. Dado que el punto de partida
es la producción de conocimiento y el estado actual de los saberes sobre las y los
Colección Estados del Arte, Bogotá

jóvenes capitalinos-as, el foco principal de mira está allí. Esta es una primera
recomendación necesaria antes de avanzar en el proceso: integrar los resultados de
este estudio con un reconocimiento de las condiciones actuales de vida de la
población juvenil, para así tener un conocimiento más acertado y complejo de lo
que sucede con ella.
Los lineamientos propuestos son de tres tipos: epistemológicos, hacia el proceso
de formulación de la política como tal y hacia la producción de conocimiento.



138

○ ○ ○ ○ Lineamientos de tipo epistemológico


Estos lineamientos tienen como objeto proponer el necesario cuestionamiento


de los lugares desde los cuales se formula la política misma y de los
conocimientos implícitos que legitiman las acciones emprendidas. Se trata de
Conclusiones

considerar que el proceso de formulación de la política de juventud requiere


una constante “vigilancia epistemológica” que cuestione las categorías desde
las cuales se parte como constructos históricos relativos a un proceso político y
cultural muy preciso, resultado de negociaciones de saberes e intereses no
siempre iguales ni equivalentes. Los usos que a nivel social en general, y en la
política pública en particular, se hacen del conocimiento producido son entonces
parte de la mencionada “vigilancia epistemológica” en la cual sin duda existe
una importante responsabilidad social de la academia; responsabilidad no
siempre asumida, en la medida en que buena parte del conocimiento producido
en su interior se ha hecho desligado de sus implicaciones sociales.
Vigilancia epistemológica que se hace necesaria si se tiene en cuenta que,
en el caso bogotano, existe un conjunto de conocimientos desarrollado desde
o para la política pública que en muchos casos contribuye a la consolidación
de los estereotipos que circulan a través de otros medios, legitima acciones
focalizadas en ciertas poblaciones y lugares de la ciudad y conduce la acción de
políticas que no siempre son el resultado de la concertación social, o al menos
de una participación equitativa de los sujetos implicados.

Políticas públicas de juventud, ¿para quién?

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En vista de tales reparos, esta es la pregunta más apropiada. Y se puede precisar
así: ¿Cuál es el sujeto que traen implícitas las políticas de juventud, sujeto
sobre el que quieren incidir y al que se orientan? Bien porque se parta de
problemas específicos considerados prioridad política en un momento
determinado, o porque se considere la permanencia de una atención integral a
cierto sector poblacional, la política pública se dirige a un cierto sujeto, lo
imagina e idealiza de acuerdo con sus intereses y en cierta forma intenta hacerlo
real mediante acciones que la hacen evidente. En este ejercicio, por supuesto,
es deseable un sujeto menos violento, más participativo, más democrático, etc.
Más que un reflejo de la “realidad” de los sujetos, las políticas públicas sectoriales
surgen de un cruce de intereses políticos, imágenes e imaginarios de quiénes

son tales sujetos y que están mediados por la distribución desigual de las

relaciones de poder entre quien nombra y quien es nombrado, entre quien


tiene el poder para incidir en las políticas sociales y quien se considera receptor 139

○ ○ ○ ○

de ellas. Un caso concreto es el de las diferentes acciones que por efecto de la


generalización de la imagen de violencia en los jóvenes llevaron a programas
de atención centrados en los jóvenes pandilleros; si bien muchas de estas acciones
permitían a los jóvenes generar otras condiciones de existencia, el focalizar una
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

atención desde cierta noción de riesgo y peligro, desde un estereotipo del tipo
de joven sobre el cual se buscaba actuar, llevó a relegar a otros jóvenes en
iguales o peores condiciones de exclusión y a que éstos se dieran cuenta que
para existir como sujetos de la atención pública debían adoptar el papel de
jóvenes violentos.
Hasta el momento, se puede afirmar que tanto la política pública de
juventud como la investigación social, se han focalizado en un tipo de joven: el
de sector popular que se encuentra en situaciones trasgresoras como la violencia,
la delincuencia, el consumo de drogas, etc; dicha focalización además ha tenido
como referente al hombre joven, en tanto que la mujer joven ha sido confinada
a temas como el embarazo adolescente y la atención maternoinfantil,
acercamiento que en todo caso las sigue valorando desde su efecto en otros
–como madres prematuras además– y no desde su singularidad. Como se ha
dicho, esta focalización es el resultado de dinámicas de creación de conocimiento
que al cruzarse con la sectorialización de las políticas públicas genera una serie
de desajustes y desfases con las dinámicas mismas de las-os jóvenes y sus
posibilidades de acceso como sujetos de derechos y deberes.
Se puede ver, entonces, cuán necesario es avanzar en una discusión sobre
la condición juvenil como sector social. El conjunto de trabajos revisados hasta
el momento, aún con las limitaciones señaladas, permite mostrar que sólo
mediante un ejercicio discursivo muy particular se puede considerar a la
juventud como un sector social específico. La condición etarea, es una variable
demográfica que no es sino apenas un dato en el complejo juego de relaciones
de poder que forman los sujetos sociales, dato que es importante para clasificar,
hacer gradaciones y medidas, pero no para reconocer aquello que hace particular
y específico al sujeto social. La condición de clase, el nivel educativo, los tipos
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de inserción al sistema productivo, las relaciones con el mercado y el consumo,


las pertenencias locales y los modos de agrupamiento, las sensibilidades, estéticas
y emotividades, entre otros factores, hacen de la cuestión juvenil un fenómeno
difícil de abarcar con sólo una definición etarea o generacional.
La intención sectorial, al menos en la cuestión de la juventud, es difícil de
sostener, más cuando se apoya sólo en la variable edad, respecto a la cual no

hay límites y fronteras definidas. Entonces surgen otras preguntas que hacen

aún más complejo el panorama: ¿Cuáles son las distancias de la política de


140 juventud con la política de niñez? ¿Es equivalente hablar de adolescentes? ¿De

○ ○ ○ ○

menores de edad? ¿Debería hacerse una política conjunta de niñez y juventud?


¿Alguna de ellas queda del lado de las políticas de familia y/o de mujer? ¿Se las
debe separar? ¿Si no es la edad lo que diferencia, qué hace particular a los y las
jóvenes? ¿Qué peso debería tener tal particularidad en una política pública?
Conclusiones

En este sentido, no bastaría afirmar que “los jóvenes son diferentes” como
si ese ser fuera parte de una condición intrínseca a los sujetos y que por
“condición natural” los hace ser tales, como si existiera una ontología que
separara a los jóvenes de otros sujetos y que de algún modo es inherente a su
“esencia”. Los trabajos citados a nivel local y la extensa bibliografía nacional e
internacional sobre el tema permiten observar la diversidad de modos de ser, la
multiplicidad de aspectos que marcan diferencias entre unos jóvenes y otros y
en general la imposibilidad de abarcar desde una sola variable lo juvenil.
Del mismo modo, hay que matizar la afirmación usada con frecuencia como
respuesta al argumento anterior y es que “los jóvenes son diversos”, como si en
efecto existiera una juventud que, homogénea o heterogénea, fuera susceptible
de ser diferenciada y diversificada, o que variara histórica y culturalmente, pero
que al fin de cuentas, fuera juventud. La noción de diversidad que impregna los
planteamientos multiculturales, en los análisis y las políticas sociales, lleva implícito
un lugar desde el cual se enuncia tal diferencia y se la inscribe; en el caso de la
juventud sigue primando un modelo de comprensión que ve en el-a joven aquello
que no tiene de adulto-a, aquello que le impide integrarse o le distancia del
orden normativo, pero que finalmente se refiere a él; o bien, se alude a una
noción de diversidad desde la espec-tacularidad de ciertas expresiones culturales,
desde su condición rebelde y contraria a cierto sistema social como si la cultura –
y la diversidad cultural– estuviera dada en modas, músicas y en aquello que

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socialmente se clasifica como juvenil.
El asunto se hace más complejo si se considera que las definiciones que
hacen los sujetos sobre sí mismos, las que ofrecen –y a veces imponen– los
diferentes discursos de las ciencias sociales y humanas, y las que se diseñan
desde las políticas públicas y sociales no siempre coinciden, ni tendrían por
qué hacerlo. Finalmente, cada lugar discursivo razona en marcos muy
particulares sobre quién es aquel otro al que se refiere y ninguno pueda pretender
una totalidad del sujeto. El punto a considerar entonces, no sería cuál es la
“mejor” o más adecuada definición del sujeto sino cómo se ubican tales
definiciones en un contexto social particular, a qué intereses sirven, quién las
sustenta y las usa para modificar o no ciertas relaciones sociales. Ejemplo de esto

son todos los imaginarios sobre lo juvenil que fabrican las industrias culturales y

que son funcionales dentro de un sistema de mercado que asocia lo juvenil con

la irreverencia, la banalidad, la lúdica y la obediencia a los “instintos”. 141


○ ○ ○ ○

Funcionalidad que se legitima en estudios de mercado, encuestas psicométricas,


análisis sociales y que directa o indirectamente marca eventos, define inversiones
de recursos y forma imaginarios sociales. Otro ejemplo resulta de la observación
de las definiciones que los sujetos hacen sobre sí mismos cuando crean estrategias
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

para ingresar o ser reconocidos por el sistema social: la noción de joven que
crean los jóvenes organizados o que intentan cierto grado de representatividad
y reconocimiento –asociadas por lo general al potencial de cambio social,
apreciado en la época de la Constituyente y el movimiento de la Séptima
Papeleta– no son las mismas que las que circulan por los lados de las culturas
juveniles ni por las expresiones que se resisten a la integración a lo público
(ciertas expresiones anárquicas, por ejemplo).
Este tema permite introducir otra cuestión en cuanto a las políticas de
juventud en Colombia: éstas se inician en la época reciente asociadas al tema
de mujer y familia, pero luego se escinden entre sí en, al menos, dos
movimientos: los desarrollos propios de las acciones propias de cada “sector” y
que eran difíciles de contener en una misma instancia, y por los movimientos
que sustentaban y demandaban tales políticas. Se puede decir –y esto sin
embargo requiere de mayor estudio– que las formas de convocatoria y
organización para existir en lo público como sujetos de derechos no se han
dado del mismo modo para los movimientos de mujeres y los de jóvenes, así
como tampoco lo han sido para los movimientos indígenas ni de
afrocolombianos. Si bien, en el contexto actual y por efectos de la Constitución
de 1991 el tema de la diversidad y el reconocimiento especial para ciertos
sectores sociales se puso en boga, las estrategias, modos de representación y
organización, los argumentos que se usan para demandar tal protección no
son los mismos, ni se han usado de la misma forma en este tiempo. Habría que
preguntar por el papel que juegan los movimientos de jóvenes en esta definición
del sujeto de la política, en la medida en que quienes sean convocados, quienes
se integren al proceso de un modo u otro, le van a dar un rostro a tal definición,
y este rostro puede no coincidir con el que circula por otros lugares o el que
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proponen otros sujetos.

¿En dónde actúan las políticas públicas de juventud?

Si bien hasta el momento la mirada se ha centrado en la producción de


conocimiento de las y los jóvenes como un acto discursivo que intenta



organizarlos-as en órdenes simbólicos comprensivos, no es posible que ahí se


142 agote el tema ni que se encuentren allí todas las respuestas cuando surge la

○ ○ ○ ○

pregunta por el cambio social, que sería uno de los sentidos de la formulación
de políticas públicas. Para aclarar esto se diferencia conceptualmente la
construcción de la juventud –como los actos discursivos que hacen del joven un
sujeto de conocimiento y que han sido el centro de atención de esta
Conclusiones

investigación– de la producción de lo juvenil, es decir, los mecanismos y


tecnologías que hacen del joven parte de la estructura social y sus sistemas de
reproducción, para cuya comprensión habría que recurrir sobre todo a un
Estudio de Línea Base donde se determinen las actuales tendencias
macroestructurales de la población juvenil.
Las políticas públicas de juventud, en este sentido, no están inscritas
sólo en la creación del conocimiento que permite la comprensión de los
sujetos –factor sin duda importante y en el cual los esfuerzos nacionales y
locales siguen siendo tímidos, desarticulados y mutuamente excluyentes– sino
sobre todo en la incidencia en las condiciones materiales, sociales y culturales que
producen lo juvenil, como parte del sistema estructural de la sociedad. Bien que
estas políticas sean explícitas o no, se definan de manera particular hacia tal
población o se integren en el resto del sistema político, siempre hay una
afectación de sus modos de vida y su ubicación en el entorno social, más allá
de que existan nominaciones y reconocimientos a nivel discursivo. Se entiende
aquí por discurso el conjunto de los sistemas de razonamiento y ordenamiento
construidos en una sociedad determinada.
Los jóvenes, como sujetos, hacen parte de los modos de producción y
reproducción social y de las formas de moratoria, ingreso, permanencia o egreso
al mercado; como actores sociales también diversifican, complejizan e incluso
ponen en contradicción dichos modos de inserción social, generando un juego

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de posiciones muy variado para cada uno de los sujetos y de sus formas de
agregación; se parte entonces de comprender a los y las jóvenes como insertos
en el sistema social, así sea en la misma marginación y “exclusión” pues
finalmente ambas se dan desde un modo de ordenamiento particular que ubica
a unos sujetos en tales lugares con un sentido particular (tenerlos como mano
de obra susceptible de ser usada en determinados momentos, por ejemplo).
Se parte igualmente de una noción de la sociedad como un sistema diverso
y móvil de posiciones que da cuenta de los tipos de relación y establezca entre
unos y otros, cuales son los que nos forman como sujetos particulares (Martín,
1998). De acuerdo con lo anterior, lo que hace a los jóvenes eso mismo, “jóvenes”,
no sería el resultado de una “esencia” propia sino el juego de relaciones que

establece la sociedad y lleva a que unos sean más jóvenes que otros –la diferencia

entre jóvenes de estratos altos que pueden prolongar la moratoria social y los de

sectores populares que se integran desde niños-as al sistema productivo–, a que 143

○ ○ ○ ○

los sean en unas circunstancias y no en otras –los-as jóvenes que son padres y
madres adolescentes y a la vez son parte de ciertas culturas juveniles– o a que
circulen por diversos modos de entenderse joven: del grupo religioso al grupo de
rock, de lo que pide la escuela a lo que ofrecen los medios, por ejemplo.
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

Es por esto que no se puede considerar a los jóvenes sólo como una categoría
demográfica, pues el compartir una misma edad no siempre equivale a tener una
misma posición en el sistema social, entre otras porque dichas posiciones no son
neutras sino que están claramente jerarquizadas y ordenadas. Por eso los-as
jóvenes son vistos-as como la promesa del futuro, los llamados al cambio social,
la alegría y la vitalidad o seres en proceso de maduración pues con tales nociones
se les pone en un lugar de espera y dependencia que legitima el lugar de poder
ocupado por el mundo adulto.
El resultado de dicha jerarquización, que tiene que ver con juegos de poder
muy precisos, es el capital: “El capital es una relación social que define la
apropiación diferencial por los sujetos del producto socialmente producido.”
(Martín, 1998:73). Siguiendo a dicho autor se afirma que en la determinación
de los jóvenes como sujetos sociales no sólo existen

• Capitales económicos, resultado de la distribución de los recursos


y los productos del trabajo llevan al tema de los tránsitos, ingresos
o egresos al mundo laboral de los jóvenes, sino también:
• Capitales culturales, asociados en este caso a la formación de
identidades, éticas y estéticas propias.
• Capitales educativos, resultado no sólo de la escolarización sino
de las experiencias y prácticas vitales.
• Capitales sociales, aquellos que surgen de los modos de interacción.
• Capitales simbólicos, procedentes de las valoraciones que
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caracterizan al sujeto en un lugar particular.

De acuerdo con esto lo que haría “jóvenes” a los jóvenes no sería tanto el
resultado de condiciones intrínsecas a su desarrollo psicosocial o la existencia
de una “diferencia” leída como se lee la etnicidad de los grupos indígenas, sino
su lugar en la distribución de los capitales sociales; lugar por lo general

dominado, subordinado y marginado para los-as jóvenes, pero al que sin



embargo se puede acceder en forma paulatina con la promesa de que algún día

144 serán adultos-as y gozarán del poder que por el momento se les niega.

○ ○ ○ ○

Es importante señalar que tales capitales no son independientes entre sí


pues se afectan mutuamente y se pueden convertir unos a otros mediante
sistemas de equivalencias y jerarquías; el mercado es sin duda el lugar donde se
hace más evidente tales cambios. En el caso de los-as jóvenes la importancia
Conclusiones

del sistema escolar tiene que ver con que permite la acumulación de un capital
que puede ser fundamental al momento de hacer tránsitos a otros momentos
vitales, por ejemplo para lograr sus propios recursos económicos e independencia
de la familia, aunque la situación actual del país ha puesto en duda esta
posibilidad, no sólo por las nuevas formas de familia a que lleva el desempleo
y las dificultades para independizarse sino porque el sistema escolar no permite
una integración al mercado laboral; la complejidad de tales conversiones del
capital se expresa en que, aún así, se mantiene una valoración simbólica de la
educación, como expresión de las posibilidades de salir adelante y progresar y
como factor en el cual las familias invierten significativos recursos.
La jerarquía de los capitales, a su vez, no funciona del mismo modo para
todos los sujetos: una experiencia como la de ser parte de la cultura rock implica
el poseer conocimientos muy especializados que si bien pueden ser descalificados
por la escuela y la familia pueden darle a algunos-as jóvenes un reconocimiento
social importante entre sus grupos de pares, obteniendo así nuevos capitales
simbólicos y sociales (Serrano, 1996; Amaya y Marín, 2000); lo mismo se
puede decir para el rap, como se observa en los diferentes trabajos de Perea.
Finalmente se puede citar otro caso en cuanto a la riqueza social que ofrecen
las formas de agrupación y asociación juvenil señaladas en el eje sobre
participación social y política, pues en ellas los-as jóvenes desarrollan formas
de socialidad y de resolución de conflictos que les permiten experiencias vitales,

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también subvaloradas desde lugares con mayor autoridad y poder. En este
sentido, es necesario tener cuidado al momento de indagar por los capitales
que los-as jóvenes poseen y las formas en que éstos se relacionan, para no caer
en un romanticismo que desconozca el peso determinante que sigue ocupando
el capital económico en las posiciones de los sujetos, sus posibilidades de acceso
a otros capitales, los modos de la movilidad social, los proyectos de vida, entre
otros.
Este planteamiento podría llevar a leer de otro modo temas que con
frecuencia se usan para justificar la posición subordinada de los-as jóvenes y
que por el contrario serían pistas para entender la manera en que el sistema de
posiciones se mueve. En la investigación sobre maternidad y paternidad en

jóvenes de sectores populares de Bogotá hecha por Serrano, et Al. (2001) se



encontró que el embarazo y la maternidad es una experiencia no percibida


como traumática ni conflictiva por algunas jóvenes de sectores populares en la 145


○ ○ ○ ○

medida en que el ser madres les permite acceder a posiciones sociales de


independencia, autonomía y reconocimiento como sujetos integrales que son
muy importantes en cuanto a la valoración social; situación en la cual ocupan
un papel relevante las redes sociales en que viven las familias de sectores populares
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

para poder sobrevivir en condiciones tan frágiles y que permiten en ciertos


casos que la nueva familia de jóvenes padres se integre al sistema familiar más
amplio. Igual sucede con el valor simbólico que tiene en ciertos grupos de
jóvenes las experiencias de riesgo y trasgresión de las normas en la medida en
que en muchos casos pesa más este valor que el mismo sentido económico del
resultado obtenido –el robar por ejemplo, como encontró García C. (1998)
para los parches de Suba. Por ello, no basta una lectura economicista que vea en
la pobreza la causa de la violencia juvenil, no sólo porque estas experiencias no
son todas iguales –como si “violencia” diera cuenta de todo lo que quebranta la
norma– ni tienen el mismo valor para sujetos diferentes; la importancia que el
pandillismo tuvo en ciertas zonas del norte de la ciudad con altos ingresos, da
cuenta de ello (Duzán, 1994). Por otra parte, el que este tema de la violencia
juvenil en sectores de más ingresos económicos no sea objeto de atención en la
investigación ni en las políticas públicas, confirma lo señalado antes sobre el
papel de la creación de conocimiento en la definición de los sujetos sociales.
En el sistema de capitales jerarquizados y convertibles, los-as jóvenes serían
tales en la medida en que son necesarios para confirmar el lugar adulto desde el
cual se regulan las relaciones sociales, y en buena medida le son funcionales a él;
el mejor ejemplo de esto es la forma en que las industrias culturales se apropian
de lo juvenil, lo reproducen y ponen a circular en las identidades y los estilos y
determinan desde allí qué jóvenes son “jóvenes” y cuales no, siendo los que no
consumen los que resultan problemáticos al sistema pues finalmente la integración
al mercado determina las inclusiones y exclusiones de los sujetos. La importancia
de la violencia tanto en la construcción de la juventud, como en la producción
de lo juvenil, no está en que los-as jóvenes tiendan a ser violentos por naturaleza,
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o por la pobreza, sino en los juegos de representaciones que les permiten o les
hacen existir y en las maneras en que se distribuyen los capitales sociales;
estereotipar a los-as jóvenes de sectores populares seguramente puede ser
económicamente productivo en un momento determinado. Por otra parte, el
valor que tienen ciertos objetos de consumo entre los-as jóvenes y todo lo que
puede llegar a hacerse por ellos da cuenta del peso que ocupan los capitales
simbólicos en la inclusión social y en las posibilidades de existencia como sujetos.

Otro ejemplo de esta integración funcional de los-as jóvenes a la circulación


de capitales tiene que ver con el acceso al mundo del trabajo (si es que ocurre) y

146

○ ○ ○ ○ la manera como son integrados a él en calidad mano de obra barata; esta es


finalmente la discusión de fondo en las propuestas actuales de fomento al empleo


juvenil, puesto que mediante la reducción de las prestaciones sociales y los salarios
en un contexto de flexibilización laboral, resulta más barato contratar jóvenes
para la circulación de los capitales económicos.
Conclusiones

La posesión diferenciada de capitales resulta entre otros aspectos del sistema


educativo, siendo en el caso colombiano este factor fundamental en la definición
de lo juvenil si se tiene en cuenta la estrecha relación entre capital económico
y acceso y tipo de educación. Por esto a su vez, los capitales culturales también
se diferencian, como bien se puede observar en las investigaciones sobre
consumo cultural y culturas juveniles; si bien la cuestión de clase es un factor
que se ha dejado de lado en la investigación del tema juvenil, ésta brota por su
evidencia en los resultados de la misma y permite observar cómo se diferencia
la juventud desde allí. Es finalmente esta posesión diferenciada de capitales la
que termina ordenando la sociedad y generando los lugares de contradicción
que se hacen evidentes en los diversos fenómenos de violencia vivida.
En este marco es necesario aclarar el papel de las variables generación y
edad, pues es desde estas condiciones que los sujetos se enfrentan y relacionan
entre sí y no como sujetos aislados. Las generaciones no pueden entenderse
sólo por su ubicación en una cierta cronología –haber nacido en cierta época–
sino por compartir modos de estar en los procesos de cambio sociocultural que
resultan de la reproducción social y que pueden afectar del mismo modo a
sujetos de diferente edad (Martín, 1998). Compartir condiciones similares de
ser asumido como sujeto, definiría las generaciones, pues la contemporaneidad
no implica experiencias similares para todos los sujetos. En este sentido, más
que hablar de “generación de los sesenta” o de “los noventa” se podría hablar

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de las diferentes generaciones que han surgido por efecto de los tipos de violencia
padecida y sus relaciones con la circulación del capital económico (las
generaciones de auge y caída del narcotráfico, por ejemplo).
La clase de edad alude no a una variable temporal sino a otra espacial: las
divisiones que se dan en un grupo por efecto de las características que se asignan
a las edades sociales (Martín, 1998). Derechos, deberes, privilegios, ingresos y
egresos hacen parte de las clases de edad que están implícitas en los grupos
sociales y que deben ser entendidas en sus propias lógicas, no siempre
coincidentes. El ejemplo más claro de clases de edad se puede aportar de la
diversidad de formas asociativas y de socialidad estudiadas, que construyen los
jóvenes: parches, galladas, pandillas, bandas, grupos de amigos, grupos

comunitarios, son algunas de las expresiones de tales sistemas de clasificación.



Las clases de edad, entonces, son sobre todo un producto de los contextos

culturales, que varían históricamente y de acuerdo con lo que se ha argumentado 147


○ ○ ○ ○

respecto a la posición de los sujetos en el sistema social.


En este sentido, la cuestión juvenil tiene importancia en la medida en que,
dependiendo de la forma en que la sociedad organice sus grupos de edad y sus
relaciones generacionales, se determina la producción y la circulación de los
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capitales, las dependencias de unos sujetos con respecto a otros y los tipos de
tránsitos que se establecen entre los momentos vitales; el que estas relaciones
no siempre sean iguales ni permanentes es lo que permite que los sujetos se
ubiquen en diversas posiciones y se movilicen de un lugar a otro. En este sentido
no se es joven desde un lugar intrínseco y permanente sino desde un sistema
de relaciones que hace más o menos joven a un sujeto, circunstancial o
prolongadamente juvenil, estratégicamente juvenil o no. La juventud, entonces,
es más bien un proceso mediante el cual se “juvenilizan” los sujetos, e incluso
la cultura, como se plantea en algunas investigaciones.
No deja de llamar la atención el poco interés que el tema del trabajo, el
papel de la escolarización en la generación de posibilidades de inserción laboral
y la ubicación en las relaciones de producción en general tiene en la investigación
sobre jóvenes en el Distrito. La falta de conocimiento al respecto constituye
una limitante al momento de indagar por la movilidad del sistema de posiciones
sociales, sobre todo en la medida en que incide en las trayectorias sociales, los
tránsitos y modos de inserción, exclusión o marginación del mismo. Por ello,
se tiene desde el conocimiento producido piezas sueltas de un rompecabezas
no sólo difícil de armar sino desde el cual proyectar cualquier cambio se puede
convertir más en un ejercicio de adivinación e intuición y menos en un conjunto
de decisiones estratégicas efectivamente realizables.

Lineamientos hacia el proceso de formulación de políticas

Si como se discute la sectorialización de lo juvenil resulta difícil de sustentar,


por las implicaciones que trae la delimitación de la juventud desde lo etareo o
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lo psicosocial, esto no implica la inexistencia de condiciones sociales que


determinen de forma inequívoca lo juvenil como un mecanismo para producir
sujetos sociales con sus propias especificidades y configuren los modos de
producción, circulación y distribución de capitales. Si de sectorizar se trata,
entonces, la sectorización se daría más por tales condiciones y por los lugares
diferenciados que se generan desde allí y que no sólo se reducen a la pobreza,

pero tampoco la pueden desconocer o diluir en un conjunto de acciones



generales, como pretendieron durante años las políticas públicas de corte


148 universalista.

○ ○ ○ ○

Una tendencia que se ha desarrollado últimamente es la de transversalizar


las acciones que desde la política pública se emprenden para modificar las
condiciones de vida de un sector social determinado; así por ejemplo se ha
justificado el paso del Viceministerio de la Juventud al Programa Presidencial
Conclusiones

Colombia Joven. Independientemente de si instancias como éstas tienen la


posibilidad de hacer efectiva la intención transversal –que se expresa en
reconocimiento político, capacidad de negociación, poder en la toma de decisiones–
existe un problema de fondo en tal idea: se intenta transversalizar ya sea recogiendo
las acciones de las diversas instancias de gobierno respecto a la población escogida,
o delegando en ellas lo que se considera necesario ejecutar, pero siempre desde una
idea de oferta de servicios. Para modificar las condiciones que llevan a la distribución
desigual de los capitales que forman los sujetos y que ubican en unos lugares y no
en otros, se intenta hacer más efectivo el acceso a un conjunto de ayudas; expresadas
por ejemplo en políticas de trabajo para jóvenes que intentan ofrecer ciertos tipos
de capacitación para empleo –donde se cruza lo educativo y lo laboral– pero no
afectan las dinámicas más amplias que llevan a la escuela a ofrecer una educación
inadecuada para el desarrollo profesional y a las demandas del mercado a generar
otras exclusiones e inclusiones.
Paralela a esta dinámica está la focalización en ciertos temas o grupos que se
consideran prioritarios: madres cabeza de hogar, jóvenes de la calle. Si bien la
focalización se justifica por limitación en los recursos y prioridad en la inversión
–lo cual remite de nuevo a la pregunta ¿quién decide qué y por qué?– en el caso de
una política pública de juventud lo haría siempre y cuando se dirija a incidir en la
existencia de tales posiciones diferenciadas, particularmente en una sociedad donde
cada vez se polarizan más esas diferencias, donde crece el número de pobres, la

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educación pública sigue perdiendo calidad y cobertura y la violencia y el desempleo
se sigue concentrando en las poblaciones jóvenes. Las políticas públicas de juventud,
entonces, se ubicarían en el terreno que determina las posibilidades y modos de los
sujetos de ingresar o no a los sistemas productivos, a la circulación y usufructo de
los capitales sociales –económicos, simbólicos, educativos– y a la participación en
la reproducción social.
De acuerdo con esto, la política pública se convertiría en una especie de
“economía política” de la producción de los sujetos y las relaciones sociales, en
la medida en que se oriente a incidir en las relaciones sociales y no a repartir
beneficios –en el sentido de beneficencia y caridad– o en ofrecer servicios para
atender a personas con necesitadas específicas, a manera de acciones sobre

sujetos individuales o individualizados. Dicha “economía política” tiene



entonces

149

○ ○ ○ ○

• Dimensiones políticas, en la medida en que se dirige a un nuevo


balance de las relaciones de poder y que son en el caso de los jóvenes
las que los hacen sujetos incompletos o en desarrollo y por ello
necesitados del control adulto.
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• Dimensiones económicas, pues se requiere una nueva distribución


de los recursos materiales y de las condiciones de acceso.
• Dimensiones simbólicas en cuanto al tipo de reconocimiento que
se hace de los sujetos y su valoración social.
• Dimensiones culturales, al darle a las éticas, las estéticas, las
emociones y las identidades su lugar en la existencia de los sujetos
(Martín, 1998). Más que agregado de partes, la política pública
supondría un acercamiento y una acción relacional, que no polariza
entre carencias y ganancias sino que se dirige a los modos de actuar
sistemáticamente.

En este sentido, la posible contradicción que se presenta entre un


abordaje sectorial/poblacional –jóvenes dentro de cierto rango de edad,
“juventud” como una condición abstracta– y una focalización en aquellas
cuestiones o personas consideradas prioritarias –jóvenes de sectores
populares, jóvenes en riesgo– podría ser abordada más desde una política
redistributiva, no sólo en las ofertas de acceso a servicios sino en los
diferentes capitales que determinan las posiciones de los sujetos y que si
bien tienen afectaciones diferentes para los diferentes sujetos sociales, les
son comunes a todos. Dicho de otro modo, si de focalizar se trata, se buscaría
hacerlo en aquellos lugares donde la distribución de los capitales –económicos,
culturales, sociales, simbólicos, educativos– es más necesaria y esto implica
no sólo la pobreza como tal –desde el punto de vista de los capitales
económicos– sino las posibilidades de acceder a otros capitales, como los
simbólicos y los sociales que igual pueden ser limitados en sectores sociales
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de mayores ingresos.
Al mirar desde la producción y circulación de los capitales en las
dimensiones señaladas, es necesario preguntarse por los grados de autonomía,
las posibilidades de incidencia y de determinación de los cambios en cada una
de ellas. Sin duda, hay aspectos de la cultura que no pueden ser predeterminados
ni regulados, en la medida en que se atentaría contra la propia creatividad que

forja el cambio cultural. Intentar por ejemplo normatizar los parches, integrarlos

al sistema político tradicional con sus sistemas de representación, sería, además


150 de un exabrupto, un acto de autoritarismo que alteraría por completo un proceso


○ ○ ○ ○

cultural que se despliega precisamente al margen de la institucionalidad; sin


embargo, seguir desconociéndolos como forma de agregación juvenil válida
socialmente, mantiene estereotipos y legitima acciones de exclusión que no
contribuyen a nuevas relaciones sociopolíticas.
Conclusiones

Lineamientos hacia la producción de conocimiento

Un último aspecto a considerar tiene que ver con las políticas de producción
de conocimiento. Si a lo largo de este texto se insiste en la importancia política
del conocimiento en cuanto a producción de discursos y representaciones, una
política pública no puede dejarlo de lado, sin pretender regularlo o encauzarlo
en su totalidad. Más allá del tema de la financiación y la destinación de recursos
para responder a las necesidades de conocimiento que respondan a las demandas
de saber experto para aplicar las políticas públicas, una primera cuestión tiene
que ver con las relaciones entre las instancias que formulan las políticas y las
que producen el conocimiento que en el caso del Distrito –a parte de lo que
fue el Observatorio de Cultura Urbana– no siempre están articuladas. Ya se
señaló que mientras se han dado procesos que van de las políticas públicas a la
creación de conocimiento, prácticamente no se encuentran acciones en el otro
sentido, al menos de manera explícita: acciones que desde la creación de
conocimiento incidan en las políticas públicas.
Esta articulación entre academia, Estado y otras instancias sociales –ONG
y empresa privada– implica para las partes una reconceptualización de lo que
es la producción de conocimiento, su valor y su responsabilidad social. Implica
además indagar por los procesos que permiten convertir el conocimiento
producido en la investigación académica –y que por ende tiene sus propias

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital


lógicas de validación– en categorías aplicables a la formulación de políticas
sociales y lo contrario. Si bien es comprensible que así como desde las políticas
públicas la atención se focaliza en un sector específico y se fomenta la creación
de ciertos conocimientos en detrimento de otros, de acuerdo con el esquema
sustentado no sería adecuado decretar y determinar las agendas de investigación
desde una política pública como tal. Eso no quiere decir que no haya una
responsabilidad desde lo público al respecto, si no que dicha responsabilidad
se relaciona más con la creación de condiciones de equidad y con la concertación
entre las prioridades de la administración pública, las dinámicas de la academia
y los otros sectores sociales.
En este sentido, se hace necesario generar espacios que permitan la

convergencia de distintos actores comprometidos en la producción de



conocimiento –universidades, centros de investigación, los mismos jóvenes


151

como productores de conocimiento, ONG, instituciones locales y distritales, ○ ○ ○ ○


etc– de manera que sea posible incorporar enfoques y discusiones que desde su
lugar de acción indaguen por problemáticas relacionadas con los procesos de
redistribución de los distintos capitales a los que ya se ha hecho alusión y no
sólo por aquellas que han logrado posicionarse en la agenda pública. Por otro
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

lado, un escenario de esta naturaleza tiene la responsabilidad de incursionar en


nuevos territorios que permitan dar cuenta de los procesos de posicionamiento
de los sujetos –los jóvenes– en la estructura social. Esto supondría, no sólo
que se establezca una relación entre política pública y creación de conocimiento
que fluya desde las investigaciones que se han realizado en escenarios diferentes
a lo institucional, sino también la incorporación de nuevos enfoques
investigativos que estén en consonancia con las dinámicas sociales y de otros
órdenes en los que se insertan los-as jóvenes. Esto podría tener efectos directos
sobre aquellas miradas que han pretendido centrar la atención en los-as jóvenes
marginados-as y en “situación de riesgo”, y que han conducido no sólo a
promover investigaciones relacionadas con esta materia específica, sino a
legitimar cierto tipo de formulación de política pública, con un claro enfoque
paternalista y asistencialista.
También es necesario que la apropiación de la producción de conocimiento
no recaiga únicamente en los “expertos” –instituciones e investigadores– sino
que se contemple la utilidad y posible aplicabilidad de los saberes producidos
desde instancias que no son reconocidas tradicionalmente como “académicas”.
Es decir, se trata no solo de visibilizar la producción de conocimiento que se
construye desde el mundo juvenil, sino de utilizarla. Esto implicaría la necesidad
de aproximarse a formatos no convencionales –video, pasquines, performances,
música– que se conforman no sólo como otras maneras de registrar y analizar
datos e información sino sobre todo como otros lenguajes y modos de
relacionarse con lo social; en esta capacidad de producción cultural juvenil se
halla un potencial que debería ser parte integrante de las políticas públicas
como espacio de negociación de saberes y experiencias.
Colección Estados del Arte, Bogotá



152

○ ○ ○ ○




















○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○































Anexo 1

En la siguiente tabla se presenta un resumen de las fuentes consultadas para


esta investigación ordenada cronológicamente y con la especificación de los
ejes temáticos con los que se relaciona cada documento.



154
○ ○ ○ ○ ○ ○
Colección Estados del Arte, Bogotá

Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000


Tabla de resumen ordenada cronológicamente
Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto
Título Autor Año Tipo de estudio Metodología
estudio ción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Ojo con los jóvenes Viceministerio de la S.F. Política
juventud Pública

Un ruedo significa respeto y PEREA RESTREPO S.F. Ensayo X X X X


poder: Pandillas y violencia en Carlos Mario teórico
Bogotá

Alienación Política de la JARAMILLO 1990 Cualitativo- Universidades


Juventud Colombiana VARGAS, Jorge cuantitativo bogotanas

88.9 radiactiva y la juventud BAQUERO FRAN- 1991 Cuantitativa Universidades


bogotana CO, Liliana, FERIX Javeriana,
Jorge Tadeo
CAMPO, Marcela, Lozano y
GROSSO VILLATE, Externado de
Marcela Colombia
Cultura juvenil: Música y RIAÑO ALCALÁ 1992 Ensayo X
espacio público Pilar teórico
Del menor y el joven Ciuda- X
JIMENEZ 1992 Ensayo Ciudad
dano
CABALLERO Carlos teórico Bolívar

1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales
2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas
Lugar de Financia-


Ejes temáticos aludidos en el texto
Título Autor Año Tipo de estudio Metodología


estudio ción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10



El joven: Entre el grito y PEREA RESTREPO 1992 Ensayo


el silencio Carlos Mario teórico




Identidad y cultura: un estudio GUERRERO 1992 Cualitativo Estudio Ciudad


de caso con jóvenes de Ciudad FONSECA Bertha exploratorio- Bolívar


Bolívar Isabel descriptivo




Juventud e identidad en un GONZÁLEZ 1992 Cualitativo Descriptivo- Barrio Villa


sector popular SANABRIA Adriana, exploratorio Javier



MUÑOZ


PALLARES Claudia



Exploratorio- Univer-


Participación política de la NIETO MENESES 1992 Cualitativa

Anexo 1
juventud universitaria en Etna Liliana descriptiva sidades
Nacional,
Colombia (1960-1990) Javeriana,
del Rosario


y de Los


Andes




Confabulando presentes ORTÍZ MEDINA 1993 Ensayo COLJU-


Ismael teórico VENTUD




La «prostitución infantil» en el CABRERA FADUL 1993 Cuantitativo, Santa Fe, Cámara de


centro de Bogotá. Un ensayo Olga (directora) cualitativo Mártires Comercio


de Bogotá


de investigación social urbana




9 Consumos culturales


1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género


2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas




○ ○ ○ ○ ○ ○
Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital



155



156
○ ○ ○ ○ ○ ○
Colección Estados del Arte, Bogotá

Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000


Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto
Título Autor Año Tipo de estudio Metodología
estudio ción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
La caída en el delito y sus conse- MONTES 1993 Cualitativo Cárcel
cuencias: un estudio de caso a MIRANDA La Picota
partir de la experiencia de algu- Diana Lizbeth,
nos jóvenes internos de la Peni- PRADA PAEZ
tenciaria Central de Colombia Neyver Rocío
"La Picota"

Memorias del primer encuentro Consejería para 1993 Sistematiza- San


juvenil localidad cuarta asuntos sociales. ción de la Cristóbal
San Cristóbal experiencia

Adolescentes. Sexualidad y com- ORDOÑEZ 1994 Cuantitativo


portamientos de riesgo para la GOMEZ Myriam
salud. Según encuesta de conoci-
mientos, actitudes y prácticas.

Los jóvenes se toman la palabra 1994 Sistematiza- Suroriente


ción de la
experiencia

Casas de la juventud en Santafé VIERA Jimmy 1994 Sistematiza-


de Bogotá ción de la
experiencia

Crónicas de lo posible. Ambitos CABRERA PAZ José 1994 Cualitativo Ciudad


de juventud urbana Bolívar

1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales
2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas
Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto


Título Autor Año Tipo de estudio Metodología
estudio ción


1 2 3 4 5 6 7 8 9 10


DUZÁN Sylvia 1994 Crónica Usaquén


La decadencia de la gallada de


Unicentro periodística



Populus Ltda 1994 Cuantitativo San Cris- Consejería


La organización juvenil.


Formas, tipos y niveles tóbal, Presidencial


Tunjuelito, para la


Suba, juventud, la



Kennedy, mujer y la


Ciudad familia;


Bolívar Consejería



social de la


Alcaldía


Mayor de


Anexo 1
Bogotá

Las Sensibilidades juveniles RINCON Omar 1994 Ensayo


como texto social teórico



VIERA Jimmy 1994 Cuantitativo Consejería


Los jóvenes y la ciudad


Presidencial


para la


juventud, la



mujer y la


familia.



LALINDE POSADA 1994 Ensayo


Radios Juveniles o cómo cons-


truir una forma de ser joven Ana María teórico



1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales


2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas




○ ○ ○ ○ ○ ○
Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital



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○ ○ ○ ○ ○ ○
Colección Estados del Arte, Bogotá

Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000


Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto
Título Autor Año Tipo de estudio Metodología
estudio ción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
1995: una época a través de SALAS María Camila, 1995 Cualitativo
los jóvenes y el arte SUAREZ
RESTREPO Martha

Adolescencia y escuela. CASTELLANOS 1995 Cualitativo Método Engativá


Jóvenes de hoy. Una visión Guillermo etnográfico
etnográfica

Ciudad Bolívar: La Hoguera ALAPE, Arturo 1995 Ensayo Ciudad


de las ilusiones periodístico Bolívar

El joven de hoy: su perfil CASTRO Ana Milena 1995 Cualitativo Método Chapinero
dentro del espacio lúdico de la etnográfico Zona rosa
zona rosa

El joven: un actor social Pontificia Universidad 1995 Ensayo Etnográfico FES COL-
Javeriana teórico CIENCIAS

Funcionará el discurso sobre CHÁVEZ BERRIO, 1995 Cualitativo Cualitativo Colegios


sexualidad en los adolescentes? Maritza
una visión desde lo religioso y
lo castrense en la escuela.

La vida es una sola: una expe- ARBELÁEZ 1995 Ciudad UCPI


riencia juvenil de construcción BERNAL Ana María, Bolívar
de paz en Ciudad Bolivar BUSTOS
CORTÁZAR Ignacio
1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales
2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas
Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto


Título Autor Año Tipo de estudio Metodología
estudio ción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10




Los jóvenes como actores de AREVALO, Sindy 1995 Cualitativo IAP Tunjuelito


paz y desarrollo Marcia




Miradas urbanas. Jóvenes y CAÑON PINTO 1995 Cualitativo Universi-


democracia Diana Marcela dad



Javeriana



Pirobos. Trabajadores sexuales GARCIA Carlos Iván 1995 Cualitativo Santa Fe Cámara de



en el centro de Bogotá Comercio


de Bogotá




Proyectos juveniles de creación: BUENAVENTURA 1995 Cualitativo Análisis de


formas de comunicación Juan Guillermo discurso

Anexo 1
Todo lo que nos gusta se Corporación 1995 Cualitativo Investiga- Engativá FES,
evapora. Universitaria Minuto ción Colciencias


de Dios participativa




Toque y pogo. Jóvenes, música, OLARTE TAPIA 1995 Cualitativo Etnográfico


sensibilidad, historias Rocío Jazmín practicante




"Abismarse en el suelo del SERRANO AMAYA 1996 Cualitativo Etnográfico Colciencias-


propio cuarto". Observaciones José Fernando DIUC



sobre el consumo de rock en


jóvenes urbanos.




1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales


2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas





○ ○ ○ ○ ○ ○
Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital



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○ ○ ○ ○ ○ ○
Colección Estados del Arte, Bogotá

Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000


Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto
Título Autor Año Tipo de estudio Metodología
estudio ción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Análisis de la representación LOSADA DIAZ, 1996 Cualitativo Universi-


social sobre la participación Patricia dades
política de los jóvenes bogotanas
universitarios a la luz de la
Constitución del 91

Bosa: Una juventud con SALOMON 1996 Sistematiza- Bosa


memoria: recopilación MENESES José ción de la
histórica de los procesos experiencia
juveniles en 1970 a 1996

Construir democracia: jóvenes ALFONSO RUIZ, 1996 Sistematiza- Ciudad


en Ciudad Bolivar asumen reto German Camilo ción de la Bolívar
experiencia

Cultura, Juventud y Arte: ESPINEL VALLEJO 1996 Cualitativo UCPI


Una propuesta de prevención Manuel Eliécer,
integral LAGUADO DUCA
Arturo Claudio,
PULIDO
BARRERA
María Elsa,
ESPINEL VALLEJO
Manuel Eliecer

1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales
2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas
Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto


Título Autor Año Tipo de estudio Metodología
estudio ción


1 2 3 4 5 6 7 8 9 10



De calles, parches, galladas y MEJÍA Marco Raúl, 1996 Cualitativo Consejería X


escuelas: transformaciones en PÉREZ GUZMÁN y ensayo Presidencial


los procesos de socialización de Diego teórico para la



los jóvenes de hoy. juventud, la


mujer y la


familia,



1996 UNICEF,


CINEP



Santa Fe


Desde el cuerpo. La construc- VELANDIA MORA Cualitativo Acción (*) X


ción de la identidad particular Manuel Antonio participa- (**)


y el redescubrimiento del cuer- 1996 ción



po como puntos de partida en etnográfico

Anexo 1
la prevención del consumo de
substancias psicoactivas, infec-
ción por HIV y las ETS, en


menores vinculados a la prosti- 1996


tución.




Jóvenes que producen imagen GURISATTI Cualitativo


de ciudad. Sensibilidades juve- BARRETO Claudia,



niles. Vida urbana: un pluggeo. HERREA CORTES


Sandra




(*) Programa de las Naciones Unidas para la fiscalización internacional de la droga.


(**) Programa japonés de prevención de la drogadicción. Embajada del Japón y Fundación Renacer.



1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales


2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas





○ ○ ○ ○ ○ ○
Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital



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○ ○ ○ ○ ○ ○
Colección Estados del Arte, Bogotá

Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000


Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto
Título Autor Año Tipo de estudio Metodología
estudio ción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Juventud y Esfera pública PEREA RESTREPO 1996 Ensayo San


Carlos Mario teórico Cristóbal

La mutación como alma de la MUÑOZ 1996 Cuantitativo Colciencias,


investigación GONZÁLEZ DIUC
Germán

Los jóvenes y la televisión PLATA MORALES 1996 Cuantitativo Etnográfico Ciudad


Luz Marina F.S.P. participativo Bolívar

Los procesos rituales de la vida SIERRA DE 1996 Cualitativo Hermenéutico Colegio


cotidiana en el joven FRANCISCO comprensivo San
Claudia Marcela, Bartolomé
WEINREICH La
BERMEOSOLO Merced,
María Lorena zona rosa.

Representación social de la CASTRO VARGAS 1996 Cualitativo Exploratorio Santa Fe


juventud y el problema de la Gladys Janneth - descriptiva
delincuencia en un sector po-
pular (barrio de La Paz Cen-
tral)

Cómo utilizan los jóvenes de HERNÁNDEZ 1997 Cualitativo Tunjuelito


San Benito su tiempo libre en PARRA Hernán
vacaciones de fin de año

1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales
2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas
Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto


Título Autor Año Tipo de estudio Metodología
estudio ción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10



Democracia y Juventud en la MARTINEZ, 1997 Cualitativo -



Unidad Básica Marco Fidel Telesforo cuantitativo


Suárez




Derechos humanos en voces ROJAS MELO Luisa 1997 Ensayo


jóvenes Alejandra teórico




El liderazgo como poética DUQUE GOMEZ 1997 Cualitativo


social. Historias de vida de Fanny Stella,


liderazgo juvenil GUZMAN DE



FORERO Hylda, 1996


QUINCHE Clara


Esperanza,


Anexo 1
SERRANO
LEDESMA Faneth


Estudio exploratorio del racio- VASCO 1997 Sasaima


namiento moral en jóvenes con CÁRDENAS


antecedentes de Carlos Adolfo



farmacodependencia y delin-


cuencia




Hábitos de consumo cultural OBSERVATORIO 1997 Cualitativo Observa-


en jóvenes de DE CULTURA torio de


Santafé de Bogotá URBANA IDCT Cultura



Urbana



1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales


2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas





○ ○ ○ ○ ○ ○
Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital



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○ ○ ○ ○ ○ ○
Colección Estados del Arte, Bogotá

Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000


Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto
Título Autor Año Tipo de estudio Metodología
estudio ción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Investigación sobre la percep- OBSERVATORIO 1997 Cuantitativo Usaquén, Observatorio


ción de los jóvenes frente al DE CULTURA San de Cultura
conflicto entre rockeros y URBANA-IDCT Cristóbal Urbana
raperos y la validez de los rap
and roll como espacios para la
solución de estos conflictos

Jóvenes, cultura y ciudad RODRIGUEZ 1997 Cualitativo San


LEURO Jairo Cristóbal Observatorio
de Cultura
Urbana

La participación juvenil en HERRERA 1997 Cualitativo Usaquén,


sectores populares de Santa Fe GONZÁLEZ Juan Ciudad
de Bogotá Carlos, HERRERA Bolívar
TRUJILLO, John
Ernesto

Las culturas juveniles urbanas. MUÑOZ, Germán 1997 Cualitativo Compensar


Análisis documental y ensayo
de interpretación

Los Jóvenes le escriben a Consejería Presiden- 1997 Sistematiza- Consejería


Bogotá cial para el desarrollo ción de la Presidencial
territorial de Bogotá experiencia p/d.territorial
de Bogotá

1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales
2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas
Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto


Título Autor Año Tipo de estudio Metodología


estudio ción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10



Pagar por el paraíso MONTENEGRO 1997 Cualitativo - Etnográfica


Leonardo cuantitativo




Propuesta de Política para la MARTINEZ 1997 Política Alcaldía X


Juventud MENDEZ Zoraida pública Mayor




Relato BLANDON 1997 Cualitativo, Compensar


SHILLER, Alberto Ensayo


teórico




¿Qué pasa con la paticipación CASTRO 1998 Sistematiza- UCPI


juvenil? ZULUAGA Myriam ción de la



del Pilar experiencia

Anexo 1
¿Por qué van? ¿Por qué no van? QUINTERO 1998 Sistematiza- UCPI
GARCÍA Janeth ción de la


experiencia




Somos expresión, no subver- PEREA RESTREPO 1998 Ensayo San


sión. Juventud, identidades y Carlos Mario teórico Cristóbal


esfera pública en el suroriente



bogotano



Somos el extremo de las cosas SERRANO Jose Ensayo Colciencias-



Fernando teórico DIUC




1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales



2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas




○ ○ ○ ○ ○ ○
Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital



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○ ○ ○ ○ ○ ○
Colección Estados del Arte, Bogotá

Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000


Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto
Título Autor Año Tipo de estudio Metodología
estudio ción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Análisis del Marco legal, social HERMES VEGA, 1998 Cuantitativo


y evolutivo que cobija a los José
jóvenes infractores y contraven-
tores de la ley penal en el club
amigo 3

ComunicAcción SARMIENTO Mara 1998 Ensayo UCPI


Liliana teórico

Crédito joven: conecta tu MORENO MARIN 1998 Cualitativo Convenio


mundo al mundo Angel Eduardo, Andrés
RENTERIA Bello
RODRIGUEZ
Andrés, VARGAS
MEDINA Juan
Mauricio,
WIESNER
SALAMANCA
Santiago Jacobo

El poder del asombro PRIETO Alexander 1998 Ensayo UCPI


teórico

El Run-Run de la Prevención ESPINOZA DE LA 1998 Ensayo UCPI


OSSA Patricia teórico

1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales
2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas
Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto


Título Autor Año Tipo de estudio Metodología


estudio ción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10



En algún lugar parcharemos GARCÍA SUÁREZ 1998 Cualitativo Suba Observato-


Carlos Iván rio de


Cultura



Urnana



En busca de nuevos lugares de USECHE Oscar 1998 Ensayo



enunciación de lo juvenil teórico



Género y sexualidad en los RUIZ ARROYAVE 1998 Ensayo Corpora-



jóvenes de la calle Javier Omar teórico ción


Extramuros




Ideología de la violencia y la LOPEZ MESIAS, 1998 Cualitativo Universi-

Anexo 1
tortura: valoraciones y repre- Liliana Patricia dades
sentaciones en un grupo de bogotanas
jóvenes




Imaginarios, presencias y con- SALAZAR Alonso 1998 Cualitativo- Observato-


flictos entre los jóvenes de cuantitativo rio de


Bogotá Cultura


Urnana




Influencia publicitaria en la D’CROZ 1998 Cualitativo Etnográfico Colegio


identidad de los adolescentes BRUSATIN Paola Juan



Andrea Ramón


Jiménez



1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales



2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas




○ ○ ○ ○ ○ ○
Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital



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○ ○ ○ ○ ○ ○
Colección Estados del Arte, Bogotá

Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000


Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto
Título Autor Año Tipo de estudio Metodología
estudio ción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Jóvenes a otro ritmo. Alcaldía Local 1998 Sistematiza- Engativá Alcaldía


Engativá. ción de la Local
experiencia Engativá.

Jóvenes en conflicto ARBELÁEZ 1998 Ensayo Usme UCPI


BERNAL Ana María teórico

Jóvenes perseveranciunos: una SANDINO 1998 Cualitativo Etnográfico Santa Fe


aproximación a las culturas GARCES,
juveniles en un barrrio de Margarita María
Santafé de Bogotá

Jóvenes y medios: discursos en GARCIA Paola 1998 Cualitativo


interacción. Rock, radio e Andrea
industria musical como hace-
dores de cultura

Juventud, Libertad, Poder y VILLAREAL 1998 Ensayo UCPI


Drogas. SÁNCHEZ teórico
Napoleón

1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales
2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas
Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto


Título Autor Año Tipo de estudio Metodología


estudio ción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10



En Juventud, Política social KLEVENS Joanne, 1998 Cualitativo- Programa



y violencia urbana en Santafé MARTINEZ cuantitativo Calles sin


de Bogotá. GAITAN Isabel, Violencia


SALAZAR Alonso,



SEGOVIA


Guillermo, VIERA


Jimmy




La calle: otro modo de vivir RUIZ ARROYABE 1998 Ensayo Etnográfico Corpora-


la ciudad Javier Omar teórico ción



Extramuros



Anexo 1
La comunicación en el proceso URIBE ORTEGON 1998 Ensayo
de consulta por una ley de Mónica María teórico
juventud



La imagen del otro en los habi- ZAMBRANO 1998 Cualitativo


tantes de Santafé de BARRERA Carlos



Bogotá Alberto



La juventud frente al conflicto MORENO 1998 Cualitativo- Kennedy


urbano SUAREZ Anthony cuantitativo




La Organización Juvenil: VERDUGO Jazmín 1998 Ensayo


¿El baile de los que sobran? teórico




1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales



2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas




○ ○ ○ ○ ○ ○
Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital



169



170
○ ○ ○ ○ ○ ○
Colección Estados del Arte, Bogotá

Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000


Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto
Título Autor Año Tipo de estudio Metodología
estudio ción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Los grupos juveniles RIVERA DE LA 1998 Ensayo UCPI


HOZ Nuvia Elena teórico

Los hijos de la televisión. Una ORTIZ GOMEZ 1998 Cualitativo Universi-


generación audiovisual Andrés Mauricio dad
Javeriana

Niños y jóvenes de sexo mascu- ALVAREZ-CO- 1998 Cualitativo Procuraduría


lino prostituidos. Una mirada RREA E. Miguel, General de
desde la perspectiva de sus SUAREZ M. la Nación,
derechos Roberto UNICEF
Colombia,
U. de los
Andes

Representaciones sobre homo- VILLATE MARIN, 1998 Cualitativo Universi-


sexualidad y bisexualidad: un Beatriz dad de los
estudio de caso en jóvenes Andes
estudiantes de Humanidades
de la Universidad de los Andes

Consumo cultural y mediático MORENO 1999 Sistematiza- Ciudad


de maestros y alumnos de ANGARITA ción de la Bolívar
secundaria Marisol experiencia

1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales
2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas
Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto


Título Autor Año Tipo de estudio Metodología


estudio ción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10




Cultura de los derechos MUÑOZ 1999 Ensayo IDEP,



humanos en la escuela desde GONZALEZ teórico Fundación


una perspectiva juvenil Germán CEPECS



Curriculo silenciado o el saber AMAYA 1999 Ensayo IDEP,



hacer de las culturas juveniles URQUIJO Adira teórico Fundación


para la transformación de los CEPECS


conflictos de la escuela




El Rey Rock & Roll: símbolo ROMANY 1999 Sistematiza-


de resistencia de la generación PEREZ, Forero ción de la



del noventa experiencia

Anexo 1
Formas, Procesos y Actores que RUDAS LLERAS 1999 Estado Etnografñia ICDT
Intervienen en la Susana del Arte


construcción de Identidad en



los y las jóvenes de Bogotá



Imaginarios de poder en la VARGAS RUBIO 1999 Cualitativo,



relación jóvenes-Estado en Olga sistematiza-


Santa Fe de Bogotá D.C. ción de


(1991-1994) experiencia







1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales



2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas




○ ○ ○ ○ ○ ○
Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital



171



172
○ ○ ○ ○ ○ ○
Colección Estados del Arte, Bogotá

Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000


Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto
Título Autor Año Tipo de estudio Metodología
estudio ción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Influencia de la religión en la REYES DE 1999 Cuantitativo, Tunjuelito


formación y expresión de la ROBAYO Carmen cualitativo
identidad de los jóvenes Rosa, VARGAS
estudiantes del Colegio INEM RODRÍGUEZ
"Santiago Pérez". Omar Yesid

Jóvenes y juventud en FIERRO 1999 Estado del


Colombia: estado del arte, VALBUENA, Arte
conceptos y métodos Alejandra Catalina

Juventud, identidad y esfera PEREA RESTREPO 1999 Cuantitativo, San Observatorio


pública. Carlos Mario cualitativo Cristóbal de Cultura
Urbana

La invención de lo juvenil: URIBE SARMIEN- 1999 Ciudad


institucionalización de los TO John Jairo Bolívar
mundos juveniles en ciudad
Bolívar

Necesidades recreativas en GÓMEZ Vilma, 1999 Cuantitativo, Observatorio


niños y jóvenes en santafé de MENDEZ Iván, cualitativo de Cultura
Bogotá entre los 5 y 24 años SABOGAL Fernando Urbana

Opinión y Percepción sobre El Alcaldía Mayor 1999 Cuantitativo, IDCT


Programa Jóvenes Tejedores de cualitativo
Sociedad.

1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales
2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas
Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto


Título Autor Año Tipo de estudio Metodología


estudio ción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10



Predicando mi mensaje: PEREA RESTREPO 1999 Ensayo San Observatorio


Testimonio rapero Carlos Mario teórico Cristóbal de Cultura


Urbana




"Menos querer más de la vida". SERRANO 2000 Cualitativo Colciencias-


Concepciones de vida y muerte AMAYA, José DIUC



en jóvenes urbanos Fernando



Actitudes respecto a la IDROBO TAPIA, 2000 Cuantitativo Universi-



sexualidad y prácticas sexuales Haydeé dades


de hombres jóvenes universita-


rios de las ciudades de Santafé



de Bogotá y Quito

Anexo 1
Agrupaciones juveniles en GARCÍA SUÁREZ 2000 Ensayo
Bogotá Carlos Iván teórico




Al final del túnel: historias de CASTELBLANCO 2000 Cualitativo


vida sobre el suicidio LOPEZ Julián Andrés,


RODRIGUEZ


IBARRA María



Carolina



Casas de la Juventud. Espacios GONZÁLEZ, 2000 Sistematiza-



para soñar, aprender y construir Bernardo ción de la


experiencia



1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales



2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas




○ ○ ○ ○ ○ ○
Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital



173



174
○ ○ ○ ○ ○ ○
Colección Estados del Arte, Bogotá

Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000


Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto
Título Autor Año Tipo de estudio Metodología
estudio ción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
De la identidad al conflicto: los PEREA RESTREPO 2000 Estado del
estudios de juventud en Bogotá Carlos Mario Arte

Dinámicas, ritmos y significa- MEJIA MOTTA 2000 Cualitativo- Uribe (*)


dos de la sexualidad juvenil Inés Elvira cuantitativo Uribe

Encuentro ciudadano Secretaría de 2000 Sistematiza- Usaquén Secretaría


local de jóvenes Gobierno ción de la de Gobierno
experiencia de Bogotá

Encuentro ciudadano Secretaría de 2000 Sistematiza- Santafé, Secretaría


local de jóvenes Gobierno ción de la Candela- de Gobierno
experiencia ria de Bogotá

Encuentro ciudadano Secretaría de 2000 Sistematiza- San Secretaría


local de jóvenes Gobierno ción de la Cristóbal de Gobierno
experiencia de Bogotá

Encuentro ciudadano Secretaría de 2000 Sistematiza- Usme Secretaría


local de jóvenes Gobierno ción de la de Gobierno
experiencia de Bogotá

Encuentro ciudadano Secretaría de 2000 Sistematiza- Bosa Secretaría


local de jóvenes Gobierno ción de la de Gobierno
experiencia de Bogotá
(*) Minisrerio de Salud, Ministerio de Educación, ICBF, Fundación Antonio Restrepo Barco, SECAB
1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales
2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas
Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto


Título Autor Año Tipo de estudio Metodología


estudio ción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10


Encuentro ciudadano Secretaría de 2000 Sistematiza- Tunjuelito Secretaría



local de jóvenes Gobierno ción de la de Gobier-


experiencia no Bogotá




Encuentro ciudadano Secretaría de 2000 Sistematiza- Kennedy Secretaría


local de jóvenes Gobierno ción de la de Gobier-


experiencia no Bogotá




Encuentro ciudadano Secretaría de 2000 Sistematiza- Fontibón Secretaría


local de jóvenes Gobierno ción de la de Gobier-



experiencia no Bogotá



Encuentro ciudadano Secretaría de 2000 Sistematiza- Engativá Secretaría


Anexo 1
local de jóvenes Gobierno ción de la de Gobier-
experiencia no Bogotá


Encuentro ciudadano Secretaría de 2000 Sistematiza- Suba Secretaría


local de jóvenes Gobierno ción de la de Gobier-


experiencia no Bogotá




Encuentro ciudadano Secretaría de 2000 Sistematiza- Barrios Secretaría


local de jóvenes Gobierno ción de la Unidos de Gobier-



experiencia no Bogotá



Encuentro ciudadano Secretaría de Sistematiza- Puente Secretaría



local de jóvenes Gobierno ción de la Aranda de Gobier-


experiencia no Bogotá



1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales


2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas




○ ○ ○ ○ ○ ○
Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital



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○ ○ ○ ○ ○ ○
Colección Estados del Arte, Bogotá

Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000


Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto
Título Autor Año Tipo de estudio Metodología
estudio ción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Jóvenes cristianos: ¿entre la SANCHEZ 2000 Cualitativo Colciencias-


polaridad del bien y del mal? SARMIENTO, Betty DIUC
El juego de la balanza

Juventud y subjetividad PEREA RESTREPO 2000 Ensayo


Carlos Mario teórico

Juventud, pobreza y formación. CASTRO 2000 Cuantitativo- Fundación


Una mirada a los MENDOZA Oscar, cualitativo Ford
programas de capacitación en RAMÍREZ GÓMEZ
Bogotá Clara
Método
La búsqueda de identidad; BARRERA GARCÍA 2000 Cualitativo Bosa
etnográfico
perspectiva se seis jóvenes Luz Helena
pertenecientes a un "parche"

La categoría social ñero. Identi- SÁNCHEZ 2000 Cualitativo Bosa


dad social de un grupo de TIRADO Jorge
jóvenes del barrio Manzanares Helberth
(localidad séptima-Bosa)

1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales
2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas
Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto


Título Autor Año Tipo de estudio Metodología
estudio ción


1 2 3 4 5 6 7 8 9 10



La esencia del joven vista a BERNAL SUÁREZ 2000 Cualitativo Etnográfica Universi-



través de las drogas Clara, CORREA dad


BERNAL Hermelina, Nacional


MESA PEDREROS



Mónica



Los juegos de rol: una forma LUTZ GOMEZ 2000 Cualitativo Etnográfica



multiexpresiva de lúdica con- Diana, SANDINO


temporánea CEBALLOS


Jerónima




Nacidos para la batalla AMAYA URQUIJO, 2000 Cualitativo, Suroriente IDEP


Anexo 1
Adira, MARIN Ensayo
CAICEDO, Martha teórico

Reparando el tejido social: Por ARBELÁEZ Ana 2000 Sistematiza- Ciudad UCPI



qué se desarma un pandillero. María. ción de la Bolívar


experiencia




Sentimiento brutal: La cultura BURBANO 2000 Cualitativo Video Ciudad


de la resistencia. Jóvenes, ciu- BONILLA Liliana, transforma- Bolívar


dad y nuevas formas de partici- JARAMILLO cional



pación en la cultura ciudadana BOTERO Olga


Natalia





1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales


2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas





○ ○ ○ ○ ○ ○
Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital



177



178
○ ○ ○ ○ ○ ○
Colección Estados del Arte, Bogotá

Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000


Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto
Título Autor Año Tipo de estudio Metodología
estudio ción 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

Ser XY en el siglo XXI. Una GARCIA GROSS 2000 Cualitativo Biográfico


mirada a la identidad masculi- Fanny Marcela,
na juvenil GIRALDO
HERNANDEZ Juan
Camilo

Abordamientos investigativos y GARCIA, Carlos 2001 Estado del


literarios de la explotación Iván Arte
sexual y comercial de l@s
menores

Construcciones de lo materno SERRANO José 2001 Cualitativo Ciudad Fund. Carlos


y lo paterno en madres y pa- Fernando, DEL Bolívar Chagas,
dres adolescentes de Bogotá CASTILLO Mariela, DIUC
SANCHEZ Betty

Dos mundos una sola vida: RUBIO AGUER, 2001 Cualitativo


construcción de identidad en Juan Carlos
jóvenes bogotanos de estratos
altos

El mañanero te va a despertar: LOMBANA 2001 Cualitativo Análisis


la juvenilización de los jóvenes, BERMUDEZ, de concurso
medios electrónicos de comu- Andrés Alberto
nicación y trimología cotidia-
na: análisis hermeneutico de un
programa de radio
1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales
2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas
Lugar de Financia- Ejes temáticos aludidos en el texto


Título Autor Año Tipo de estudio Metodología
estudio ción


1 2 3 4 5 6 7 8 9 10



La sola vida te enseña: Subjeti- PEREA RESTREPO 2001 Ensayo



vidad y autonomía dependien- Carlos Mario teórico


te




Narrativas sobre el Extasis de GRANADOS 2001 Cualitativo


un grupo de jóvenes asistentes DIAZ, Catherine,


a los "afterparty" MUNIVE, Carli



Andrea







Anexo 1















1 Estereotipos 3 Participación sociopolítica 5 Inserción sociolaboral 7 Sexualidad, cuerpo y género 9 Consumos culturales


2 Proyectos de vida 4 Educación 6 Violencia 8 Cultura juvenil 10 Políticas públicas





○ ○ ○ ○ ○ ○
Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital



179
Siglas y acrónimos
de la colección
ACORE: Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro de las Fuerzas Militares
ACOVOL: Agencia Coordinadora del Voluntariado de Bogotá
ADPOSTAL: Administración Postal Nacional
AEROCIVIL: Aeronáutica Civil de Colombia
AIG: Asociación Colombiana de Geriatría y Gerontología
ANDATER: Asociación Nacional para la Defensa de los Programas y Derechos de la
Tercera Edad
ARS: Administradora del Régimen de Subsidio
BID: Banco Interamericano de Desarrollo
BLAA: Biblioteca Luis Ángel Arango
BMZ: Ministerio Alemán de Cooperación Económica y Desarrollo
CAFAM: Caja de Compensación Familiar
CAJANAL: Caja Nacional de Previsión Social
CASUR: Caja de Sueldos de Retiro de la Policía Nacional
CDN: Convención Internacional de Derechos del Niño
CEDAW: Convención de las Naciones Unidas sobre la eliminación de todas las for-
mas de discriminación contra la mujer
CEDE: Centro de estudios sobre Desarrollo Económico
CEPAL: Comisión Económica para América Latina y el Caribe
CEPECS: Centro de Promoción Ecuménica y Social
CEPSIGER: Centro de Psicología Gerontológica
CIDER: Centro Interdisciplinario de Estudios Regionales y Urbanos
CIDS:Centro de Investigaciones sobre Dinámica Social de la Universidad Externado
de Colombia
CIM: Comisión Interamericana de Mujeres
CIMUF: Centro Integral de Promoción de la Mujer y la Familia
CINEP: Centro de Investigación y Educación Popular
CIS: Centro de Investigaciones Sociológicas
CNID: Comisión Nacional de Investigación en Drogas
CODHES: Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento
COLCIENCIAS: Instituto Colombiano para el Desarrollo de la Ciencia y la Tec-
nología
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

COLSUBSIDIO: Caja Colombiana de Subsidio Familiar


COMPENSAR: Caja de Compensación Familiar
CONFENALCO: Caja de Compensación Familiar
CONPES: Concejo Nacional para la Política Económica y Social
CORFITRANSPORTE: Corporación Financiera del Transporte S.A.
CPDIA : Consulta Permanente para el Desplazamiento Interno de Las Américas.
CRU: Centro Regulador de Urgencias
CUT: Central Unitaria de Trabajadores de Colombia
DAAC: Departamento Administrativo de Acción Comunal del Distrito
DABS: Departamento Administrativo de Bienestar Social del Distrito
DAMA: Departamento Administrativo del Medio Ambiente
DANE: Departamento Administrativo Nacional de Estadística
DAPD: Departamento Administrativo de Planeación Distrital
DAS: Departamento Administrativo de Seguridad
DIH: Derecho Internacional Humanitario
DINEM: Dirección Nacional de Equidad para las Mujeres
DIOGS: Departamento Nacional de Planeación, División de Indicadores y Orienta-
ción del Gasto Social
DIU: Dispositivo Intrauterino
DIUC: Departamento de Investigaciones de la Fundación Universidad Central
DNI: Defensa de los Niños Internacional
DNP: Departamento Nacional de Planeación
EAAB: Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá
EDA: Enfermedad Diarreica Aguda
Colección Estados del Arte, Bogotá

EH: Encuestas de Hogares


EMCALI: Empresas Públicas de Cali
ENDS: Encuesta Nacional de Demografía y Salud
ENH: Escuela Nacional de Hogares.
ENP: Embarazo No Planeado
ENSAB: Estudio Nacional de Salud Bucal

EPAM: Política de Equidad y Participación de la Mujer


EPS: Entidad Promotora de Salud



182 ESAP:Escuela Superior de Administración Pública


○ ○ ○ ○

ESE: Empresa Social del Estado


FAMI: Familia, Mujer e Infancia (Programa del ICBF)
FAO: Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
FESCOL: Friedrich Ebert Stiftung en Colombia
○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
Siglas y acrónimos de la colección ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

FMI: Fondo Monetario Internacional


FONCOLPUERTOS: Fondo de Liquidación de Puertos de Colombia
GED: Enfoque de Género en los Modelos de Desarrollo
GLARP: Grupo Latinoamericano para el Avance de la Rehabilitación Profesional
GTZ: Agencia Alemana de Cooperación Técnica
HCB: Hogares Comunitarios de Bienestar
HIB: Hogares Infantiles de Bienestar
ICBF: Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
ICDT: Instituto Distrital de Cultura y Turismo
ICFES:Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior
ICV: Índice de Calidad de Vida
IDEP: Instituto para la Integración Educativa y el Desarrollo Pedagógico
IDG:Índice de Desarrollo relacionado con el Género
IDH :Índice de Desarrollo Humano
IDIPRON: Instituto Distrital para la Protección de la Niñez
IDRD: Instituto Distrital de Recreación y Deporte
IFEA: Instituto Francés de Estudios Andinos
INML-CF: Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses
INSOR: Instituto Nacional de Sordos
INURBE: Instituto Nacional de Desarrollo Urbano

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital


IPEC: Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil
IPS: Institución Prestadora de Servicios de Salud
IRA: Infección Respiratoria Aguda
ISS: Instituto de Seguro Social
ITS: Infecciones de Transmisión Sexual
JAC: Juntas de Acción Comunal
JAL: Juntas de Acción Local
LI: Línea de Indigencia o Miseria
LP: Línea de Pobreza
MED: Enfoque de Mujer en los Modelos de Desarrollo

MP: Mortalidad Perinatal



MRL: Movimiento Revolucionario Liberal


NBI: Necesidades Básicas Insatisfechas 183


○ ○ ○ ○

OEI: Organización de Estados Iberoamericanos


OIT: Organización Internacional del Trabajo
OMS: Organización Mundial de la Salud
ONG: Organización No Gubernamental
Juventud. Estado del Arte, Bogotá 1990-2000

ONU: Organización de las Naciones Unidas


OPS: Organización Panamericana de la Salud
PAB: Plan de Atención Básica
PAFI: Plan Nacional a Favor de la Infancia
PAI: Programa Ampliado de Inmunizaciones
PEA: Población Económicamente Activa
PEI: Proyecto Educativo Institucional
PEI: Población Económicamente Inactiva
PEZ: Plan de Emergencia Zonal
PIB: Producto Interno Bruto
PL: Participación Laboral
PLAN: Plan de Alimentación y Nutrición de Bogotá
PNAN: Plan Nacional de Alimentación y Nutrición
PNUD: Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo
POS: Plan Obligatorio de Salud
RAES: Resúmenes Analíticos Especializados
REDP: Red Integrada de Participación Educativa
RUMBOS: Programa Presidencial para Afrontar el Consumo de Drogas
SAID: Sistema Analítico de Información Documental
SDS: Secretaría Distrital de Salud de Bogotá D.C.
SED: Secretaría de Educación del Distrito
SENA: Servicio Nacional de Aprendizaje
SGSSS: Sistema General de Seguridad Social en Salud
SHD: Secretaría de Hacienda Distrital
Colección Estados del Arte, Bogotá

SIDA: Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida


SISBEN: Sistema de Identificación y Selección de Beneficiarios
SISD: Sistema de Indicadores Sociodemográficos para Colombia
SISVAN: Sistema de Vigilancia Alimentaria y Nutricional
SIVIM: Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Violencia Intrafamiliar y Maltrato
Infantil (SDS y ULAM)

SMML: Salario Mínimo Mensual Legal


SPA: Sustancias Psicoactivas



184 SSR: Salud Sexual y Reproductiva


○ ○ ○ ○

SUIVD: Sistema Unificado de Información de Violencia y Delincuencia de la Secre-


taría de Gobierno
TD: Tasa de Desempleo
TGP: Tasa Global de Participación
○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○
Siglas y acrónimos de la colección ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

TMI: Tasa de Mortalidad Infantil


TO: Tasa de Ocupación
UCPI: Unidad Coordinadora de Prevención Integral
UDS: Unidad de Desarrollo Social del Departamento Nacional de Planeación
ULAM: Unidad Local de Atención al Menor de la regional Bogotá del INML-CF.
UN: Universidad Nacional de Colombia
UNESCO: Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura
UNFPA: Fondo de las Naciones Unidas para la Población
UNICEF: Organización de las Naciones Unidas para la Infancia y la Familia
UNIFEM: Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer
UPA: Unidad Primaria de Atención
UPAC: Unidad de Poder Adquisitivo Constante
URL: Localizador Universal de Recursos (Universal Resource Locator)
VIF: Violencia Intrafamiliar
VIH: Virus de Inmunodeficiencia Humana
VIS: Vivienda de Interés Social

Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital





185

○ ○ ○ ○

Bibliografía

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