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O L IV A R ” (L A SERENA).
H abiendo tenido ocasión de reconocer am pliam ente el ce
m enterio de los indios D iaguitas, que se encuentra unos dos k iló
m etros al Norte de L a Serena, en e l fundo "El O livar” , querem os
anotar en lo siguiente nuestras observaciones que puedan tener
algún ínteres p ara la investigación arqueológica sobre los prim i
tivos habitantes de esta región.
El cem enterio consta de una cantidad de grupos ds sepul
turas, que se encuentran esparcidos en una área de 300 metros
de largo, por 200 de ancho, m as o menos, entre e] cam ino prin
cip al que conduce al Norte del p aís y el callejón, que se dirige de
L a Seren a a la C o m p añ ía B aja.
En el plano adjunto se puede ver la situación de los grupos
reconocidos por nosotros, siendo probable que existen otros, que
son difíciles de ubicar, y a que están en tierras de cultivo intenso,
en las cuales sus dueños no perm iten trab ajar.
Parecen que estos grupos corresponden a la división social
en clanes y que cad a clan ha tenido su cem enterio, dentro dei
gran cam po común, pues en todos los grupos hemos encontrado
idénticas características, que perm iten establecer que los diversos
grupos son contem poráneos entre sí.
C ad a grupo se com pone de un número de sepulturas que
v a ría de treinta h asta setenta, de las cuales una parte estaba he
cho de p iedra la ja , m ientras las dem ás estaban sim plem ente en
tierra.
L as sepulturas de piedra son generalm ente largas y cónicas,
orientadas con la p arte m ás ancha (c a b e c e ra ), hacia el O riente;
su tam año m edio era de 1. 80 m de largo por 70 cm. en la cab e
cera y unos 30 om. en los pies, pero hemos encontrado otras de
m ás de dos m etros de largo, como tam bién mucho m ás chicas.
Fuera de estas sepulturas largas y angostas h abía un pequeño nú
mero de sepulturas rectangulares. Hemos m edido una que tenía 1
m etro por I. 30, p arece que estas sepulturas eran siem pre de
gente principal, a ju zgar por el a ju a r que contenían,
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que une el cuello con el cuerp o ; estos can tarito s tienen m uchas
veces decoraciones en relieve, antropom orfas, figurándose la c a
ra en el b orde d elantero d el cuello, con ojos, n ariz y en algu n o s
casos o rejas y en el cuerpo m uchas veces los brazos doblados
con las m anos cerca de la boca, los senos y en dos casos el sexo
de m u jer y piernecitas cortas. O tras veces esto s can tarito s tienen
solo tres protuberancias en las partes que co rresp on derían a los
senos y a l sexo. L a m a y o ría de los cantaritos no tiene decoración
a ig u n a ; en todos se conoce el uso, por estar tiznados en su p arte
delantera, p arece que han servido p ara c alen tar co m idas o b e b i
das en el fuego, sujetándolos d el asa, porque el asa y toda la p a r
te superior se encuentran libres d e tizne. A p arte d e estos can tari
tos hem os encontrado, pero en pequeñ a can tid ad : fuentes rústi
cas, sin enlucir y enlucidas, jollitas con dos asas, un can tarito con
dos bocas, recipientes en form a com o el cuerpo de una so pera,
sin. cu ello y sin asas y can taritos rectos o sim étricos de u n a asa.
Entre la a lfa re ría p in tada dom inan en núm ero los p lato s o
pucost siendo relativam en te pocas las piezas de otras form as,
los plato s de p aredes rectas no se encuentran en las sep u ltu ras en
tierra que contienen a lfare ría arcaica y son de una era m ás m o
dern a; los p lato s de las sepulturas an tiguas (a rc a ic a s ) son siem
pre sem iglo b ulares. Un pequeño núm ero de los p lato s de p a re
des rectas llevan el dibujo en tres secciones, una c a r a estilizad a
en el centro y dos secciones de dibujos geo m étrico s a am b o s la
dos, de distintos m otivos; los m otivos y las diferentes forméis de
los platos y de las dem ás piezas están m u y bien descritas e ilu s
tradas en el libro “A lfa re ría ind ígen a ch ilen a" de Don R icardo
L atcham , p ara no v o lv er a rep etirla y querem os al final m en cio
n ar solam ente algun o s h allazgo s extrao rdinario s en el cem ente-
rio que describim os.
En el grupo, B encontram os la a lfa re ría m ás h erm o sa; en
una sep ultura en tierra encontram os v a ria s p iezas ex trao rd in a
rias. pero hechas pedazos, recogim os con todo cu id ad o m ás d e
doscientos fragm entos y hem os podido reconstruir un arrib a lo
blanco con dibujos en rosado y m arrón, una b o te lla de form a
m uy a b ig arrad a, co ro n ad a de un p ájaro . El cuerpo p iram id al o
form a de un cono ap lastad o de e sta b o te lla lle v a b a en su p arte
superior un asa que en su p arte d e a rrib a rep resen tab a la c a ra d e
un hom bre con b arb a, bien m o d elad o ; en el cuerpo de la b o te lla
estaban finam ente m o d elad o los brazos cu yas m anos p are c ían a-
cariciar la b a rb a ; el colo r del fondo era b lan co, los dib u jo s del
cuerpo eran b istre y rojo, ra y a s h o rizo n tales con puntos etc. el
co lo r del p ájaro que serv ía de coronación era azu l n egro. L as
fuentes que aco m p añ ab an '¿ s tí h allaz g o eran tres, la s tres de un a
form a no usual en esta región pues era de borde alto , m ucho m ás
ancho arrib a que en el fondo y de un enlucido p arecid o a la p o r
celan a, tam bién los m otivos del dibujo eran ex cep cio n ales en
esta región, triángu los llen ad o s de ra y a s cu ad ricu lad as o cru za
Él C em enterio indigena de “ El O liva r” (L a S ere n a.) 39
F. L. Comely