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Fuiste, Eres Y Serás Siempre Tú
Fuiste, Eres Y Serás Siempre Tú
Tabla de contenido
PRÓLOGO
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPITULO 9
CAPITULO 10
CAPITULO 11
CAPITULO 12
CAPÍTULO 13
PRÓLOGO
Gabriela camina bajo la lluvia, sus lágrimas corren por su rostro, esta
mojada de los pies a la cabeza. No puede evitarse sentir como se rompe su
corazón con cada lágrima que derrama; ha perdido todo lo que alguna vez
creyó que tuvo, pero que al final nunca tuvo nada que fuera de ella. Hasta
ahora.
Creer que el hombre que amaba, la quería lo suficiente como para no
herirla, pero se equivocó, porque aquí está bajo la lluvia sin un lugar a
donde ir, sin nada que comer y con un hijo en su vientre. Un hijo, su
corazón se olvida por momentos del dolor que siento al recordar el odio
en su mirada. Esa mirada que la congelo, nadie en su vida la había mirado
con tanto odio, sin darle la oportunidad de decirle que estaba esperando a
su hijo. Pero no tuvo el valor de decirle nada sobre el hijo, tenía orgullo.
Y después de haberla lastimado profundamente, no se merecía saber que
iba ser padre.
Estaba sola en la vida, sus padres murieron hace muchos años, ha
sobrevivido gracias a su esfuerzo trabajando día a día en una pequeña
cafetería en el centro de Madrid, ganando lo necesario para pagar sus
estudios de Derecho, no ha sido fácil, pero lo ha logrado poco a poco.
Ahora no tiene trabajo, ni dinero y ni menos un lugar para vivir. Desea
huir, salir de aquí, buscar otro lugar en donde nadie pueda encontrarla.
Es de noche, las gotas de lluvias caen bailando una detrás de la otra,
alza su vista para observar como caen las gotas en su rostro. Suspira
mientras camino para cruzar la calle, no logro percatarse a tiempo de la
cercanía de un automóvil, su corazón late fuertemente al ver que el auto se
detiene a unos pequeños centímetros de sus piernas y en ese momento su
mundo se llena de oscuridad.
CAPÍTULO 1
Salazar.
- Señor Salazar, gracias a usted pudimos evitar que la
ese estado.
- La madre como el pequeño le deben la vida, gracias a que
beso.
- Si lo soy, pero despertaste antes de que pudiera besarte,
- Ya veo.
padre de tu bebe.
- Mi hijo no tiene padre, ese desgraciado no sabe que estoy
su ayuda.
-
A mí no es a quien tiene que agradecer, solo hago mi
trabajo. Las gracias son para el señor Salazar quien la trasladó
oportunamente al hospital.
- Es cierto doctor. Muchas gracias.
Gabriela percibe Pablo posee una voz aguda, pero su rostro no lo pude
ver bien. Solo logra distinguir sus anchos hombros y al parecer es un
hombre alto.
Las luces de Madrid hacen que olvide el dolor que siente, solo piensa en
lo que será su vida de ahora en adelante. Sabe que debe encontrar las
fuerzas necesarias por el bien de su bebe.
Llegan a un edificio muy lujoso, es como uno de los que se ven en las
películas, llenos de cristales con una decoración muy exquisita. Pablo
aparca en la entrada, rodeando el auto para abrir la puerta. Es ahí en donde
Gabriela puede observar detenidamente a Pablo, su piel es de color negro,
de hombros anchos y muy atlético. Le recuerda a Mario Baracus de A-
TEAM, dos características diferentes es que Pablo no tiene el mismo corte
de cabello y en su cuello no tiene joyas que Mario usa. El primero en salir
es Roberto quien ofrece su mano para ayudarla a descender; toma su
mano y sale del auto, no puede evitar sorprenderse ante edificio.
- ¿Aquí es donde vives? Pregunto, todavía aun impactada por
el lujo.
- Así es Gab, en este edificio, es donde vivo.
- Efectivamente
al aparecer tiene.
- ¿Porque? ¿No te gusta mi casa? Roberto trata de ocultar su
- Gracias Roberto.
Poco a poco había comenzado a notar que Roberto estaba cada día mas
pálido, le preguntaba cuál era la razón, pero este aludía que su apariencia
era el reflejo de la gran carga laboral que poseía.
Una noche en las que no podía dormir, bajo las escaleras del
apartamento de Roberto para dirigirse a la cocina y tomar un vaso con
agua. Cuando escucho voces que provenían del estudio de Roberto.
- ¿Porque crees que ella sentiría lastima por ti? Ella es una
buena mujer, tú más que nadie sabe que ella ha sufrido mucho.
- Lo sé, pero no es fácil para mí decirle que estoy condenado
- No, solo quiero que estemos Pablo, Clarisa, tú, Max y yo.
- ¿Max?
decirle Max.
- Me gusta, Max Salazar.
Al fin tendría la vida que había soñado junto a su hijo y a la mujer que
amaba. Casi dos semanas después llego a la vida de los Salazar Carmona,
Maximiliano Salazar Carmona.
I sit an wait
does and angel, contemplate my fate
and do they know
the places where we go
when were grey and old
cosive been told
that salvation lets, their wings unfold
so when im lying in my bed
thoughts running through my head
and i feel that love is dead
im loving angels instead
El tiempo trascurrió a la velocidad de la luz, Max cumplió su primer
año de vida rodeado de su familia, pero un inesperado suceso en la vida de
Gabriela, la ponía de nuevo aprueba.
La leucemia regreso, Roberto sabía que debía contárselo a Gabriela,
pero no quería preocuparla. Se sometió a los estudios y los tratamientos
necesarios con el fin de vencer la enfermedad.
Hasta que llegó el momento en que no podía mantener oculta la verdad
sobre su enfermedad. Mientras Gabriela se encontraba sentada en el piano
tocando te vi venir de Sin Banderas, se había convertido en una costumbre
familiar tocar el piano. Max le encantaba dormir mientras su madre
tocaba, entre el público asistente en la sala de su apartamento estaban
Clarisa, Pablo, Roberto y el pequeño Max.
- Con esta canción aprendí amarte sin conocerte al saber que
necesito.
- Por supuesto.
algo? Pablo.
- No, Gabriela. No tenía idea de esto. Él siempre decía que la
había vencido.
- Pero no es así, el señor Salazar presento nuevos síntomas
-
Claro que si señora Salazar, tengo que advertirle que el
cuerpo de su esposo se encuentra bastante deteriorado.
- ¿Cabe alguna posibilidad de que mi esposo se recupere?
-
No es mucho lo que podemos hacer, señora. Sé que es
difícil lo que voy a decirle, pero debe estar preparada para lo
peor.
El corazón de Gabriela se desgarro al saber que Roberto podría morir
en cualquier momento. Él había logrado entrar poco a poco en su
corazón, había sido paciente, cariñoso, amoroso. No solo con ella, sino
también con su hijo, un hijo que era de otro hombre, pero que él lo había
amado como un verdadero padre y Max solo conocía a Roberto como su
padre.
Llego a la habitación de Roberto, el respiraba con dificultad estaba
conectado a una máquina de oxígeno. Este desvió su mirada hacia la
puerta de la habitación encontrado a Gabriela en el lumbral.
- Hola.
- Hola.
- ¿Por qué?
manejar solo.
- No confiaste en mi Roberto, me apartaste de ti. ¿Porque?
Mi cuerpo no me responde.
- ¿Qué voy hacer sin ti?
Solo puedo confiar en Pablo y en ti, sabes que los amo con toda
mi alma.
- Claro que sí, ella y Max serán mi prioridad. No te
Clarisa sabía bien el por qué Roberto estaba tan preocupado por el
bienestar de Gabriela y Max.
Cada día que pasaba quería más a esa jovencita alegre que llego a ellos
con el corazón destrozado y mirada triste. Ella había logrado darle la
felicidad que tanto había pedido para su niño, quien trajo en su vientre una
nueva alegría para todos.
Después de conversar con Clarisa siguió Pablo, con quien tenía algunas
cosas que hablar.
- Amigo, sabes bien que eres como mi hermano, ¿lo sabes?
Pablo
- Claro que lo sé.
algunos negocios.
- Esa misma es. He realizado algunas investigaciones y
estoy seguro que Sebastián ira tras ella cuando la vea. Se dará
cuenta que ha cambiado tanto y que ya no es la niña ingenua de
24 años que solía ser.
Ahora es una mujer culta, altiva y muy capaz, pero tengo
miedo a que él trate de aprovecharse de ella. Es ahí en donde
entras tú, ella tendrá que asistir a las reuniones del consejo.
- Por supuesto amigo.
cuidar de ellos.
- Gracias.
- Papá!
para ti.
- Lo sabe Roberto, claro que lo sabe.
- Y yo te amo a ti.
- Quiero que seas feliz, que tengas una nueva vida, que
pero no puedo.
Gabriela no dejaba de llorar al ver como Roberto poco a poco se le iba
la vida. Tenía tantas cosas que decirle, tantos planes que hacer juntos.
- Ven, quiero que Max y tú estén a mi lado en este momento.
Acuéstate conmigo.
Gabriela hizo lo que Roberto le pedía, sostuvo a Max en sus brazos
mientras se acomodaba en la cama. Coloco su cabeza en el hombro de
Roberto, podía escuchar como la respiración era cada vez más lenta;
ahora estaba en los brazos del hombre que la rescato, ahora estaba en los
brazos del hombre que estaba a punto de partir a un lugar a donde no
podía llevarla.
- Recuerdas la canción de Marc Anthony que tanto me gusta.
- Te amo Gabriela.
- Te amo Roberto.
Debía iniciar una nueva etapa en su vida en donde solo Max era su única
prioridad, sabía que sería difícil no tenía ningún tipo de conocimiento
sobre los negocios de Roberto. No había hecho preguntas al respecto, solo
sabía que Pablo se encargaría de todos los negocios de Roberto.
Su regreso era inminente, no existía nada en los Estados Unidos que la
atara de manera permanente. Roberto había informado como lo que estaba
en su testamente, después de mucho insistir en que no quería nada de su
dinero, él le dijo que solo era para que Max tuviera una buena educación y
ella podría seguir desarrollando los diferentes proyectos en pro de la
madres soltera sin recursos de España.
Todos sabían que España no estaba pasando por su mejor momento
económico, por esa razón creo una fundación llamada Podemos
Ayudarte, su principal misión era brindarle ayuda a las madres solteras en
los servicios de guardería gratuita para sus hijos mientras trabajan.
También pueden encontrar ayuda psicológica, alimentación para ellas y
sus hijos, médicos pediatras y otros servicios adicionales como hospedaje
a madres solteras sin techo donde vivir.
Esta última era su mayor motivación, sabía por experiencia propia lo
que era estar sin un lugar donde dormir, pero a diferencia de ella, algunas
madres no cuenta con la misma suerte.
CAPÍTULO 4
cansas de martirizarte.
- Aún tengo la esperanza de volverla a ver.
- ¿Cómo lo sabes?
de Gabriela.
- Si, la recuerdo, ella aún trabaja ahí. Su nombre es…..
¿Fernanda?
- Así es, ese es su nombre.
España.
- ¿Por qué nadie se tomó la molestia de informarme?
regreso.
- Creo ya te lo había dicho Sebastián.
Roberto, sabes tan bien como yo que Roberto fue una persona
muy admirada y respetada por cada uno de los miembros de la
mesa directiva, y que gracias a él esta empresa se ha podido
consolidar como una de las constructoras más rentables de
España.
- Lo sé, madre. No tienes por qué recordar que Roberto fue
algún día fue nuestro, pero también soy consciente que sin la
llegada de Roberto hace casi tres años; esta empresa no existiría
hoy.
- Hablare con Tiffany para que convoque a los miembros.
pronto posible.
- Me tengo que ir, hijo. Nos veremos en la reunión, espero
- Te quiero hijo.
- Yo también madre.
Cada día la soledad era su única compañera, no había día, tarde o noche
que no lamentara la partida de Gabriela y hoy era una de esas noches.
Sentía que un extraño en su misma casa.
Termino la botella de vodka busco una nueva botella, necesitaba ahogar
las penas, quería borrar el dolor de saber que Gabriela siguió adelante
dejándolo a él solo. Ella continuo con su vida, tiene esposo y un hijo, él
debía ser el esposo y ese niño debía ser su hijo, pero la realidad era
totalmente diferente.
Bebió de la botella de vodka como si la vida dependiera de ello, trago
con el fin que cada vez que el vodka pasara por su garganta este arrancaría
de su memoria un recuerdo de Gabriela.
Tambaleándose busco otra botella mientras la voz de Draco Rosa salía
del estero, cantando reza por mí.
Si te vas, no hay oxígeno,
no hay planeta Tierra si te vas.
El color se hace odio
y se seca el mar porque tu no estas.
Oyeme! No me dejes perdido,
Si te vas, reza por mí.
Si me quitas tu amor, ¿pa' que quiero el corazón?
Anda y reza por mí.
Si me vas a olvidar necesito tu oración.
quiere verte.
Solo le quedaba lamerse sus propias heridas, heridas que el mismo
había causado por su alta de valor, por dejar que la estupidez reina en su
corazón, perdió a la única mujer a quien le había entregado más que el
corazón, le había dado su cuerpo, el alma y cada parte de él.
Llevando consigo sus lamentos, se fue a darse un baño y después se iría
a dormir pensando en Gabriela.
CAPÍTULO 6
constructora Velarde.
- ¿Constructora Velarde? ¿Es la constructora que está cerca
- Está bien.
- Estaré lista.
- Buenos días.
la sala de juntas.
- Claro que sí, la sala de juntas esta al final del pasillo.
- Gracias Tiffany.
- Llámame Gabriela.
- Me retiro.
- Lo se mi ángel, lo siento.
- No mi amor. Gracias.
- Señora Gabriela….
comenzar.
- Gracias Tiffany.
- Está bien.
Gabriela miro hacia Max quien estaba junto con un pequeño automóvil
de colección que su padre tenía en su escritorio.
- Cariño, la reunión está por comenzar. Espera mientras
yo estamos en la reunión.
- Por supuesto Gab
- Gracias.
Gabriela por su parte sentía que no podía respirar, no sabía por qué la
vida le jugaba esta mala pasada, se preguntaba que había hecho mal para
que su camino y el de Sebastián se cruzaran. En su interior creció el miedo
por su hijo Max que se encontraba en la antigua oficina de Roberto,
alguien hablo.
- Señora Salazar, Señor Sánchez, por favor tomen asiento.
- Muchas gracias.
traje.
- ¿Dónde está clarisa?
Esto no debía estar pasando por cosas del destino Sebastián acaba de ver
a su hijo. Uno de los socios se acercó a Max y le tendió la mano.
- Hola, jovencito ¿cómo te llamas?
- Gacias
disculpas.
- No te preocupes, sé muy bien lo que es ser madre. Perdona
contigo?
- Si ¿isa?
- Vamos.
el dolor de cabeza.
- Tanta, mami.
- Está bien, pero primero tomate el jarabe.
Gabriela Salazar.
- No tengo nada que contarte, madre.
cruzando la calle.
- ¿Porque la miraste con tanta sorpresa?
insistiré.
- Gracias madre.
hijo y muy educada. Pero hay algo en su hijo que me resulta muy
familiar.
- Te gusta Gabriela ¿ves algo extraño en Max?
- Adiós hijo.
- Adiós madre.
vuelta?
- Claro que si, Gab.
- ¿Gab?
algún día.
- Por supuesto Constanza.
cómo te sientes.
Constanza sabía muy bien que Gabriela le estaba mintiendo, la mirada
en sus ojos reflejaba el miedo cuando menciono las dudas que tenía sobre
el origen de Max. No iba a decirle nada a Sebastián, primero debía que
ganarse la confianza de Gabriela para poder estar con su nieto, su corazón
le decía que el pequeño era su nieto.
Estaba segura que Gabriela era la mujer por la que su hijo sufría, él no
tenía por qué decírselo, pero se dio cuenta desde el primer momento. Los
ojos verdes de Sebastián siempre se fueron muy expresivos, a pesar de ser
su madre Sebastián no se sentía cómodo hablando de mujeres con ella.
Necesitaba alguna forma de acercase a Gabriela sin que esta desconfiara
de ella, quería ganar su confianza no asustarla con tantas preguntas.
Tendría que buscar una actividad en común esa era la única oportunidad
que tenía, el de ser madres no le había funcionado, pero no sabría cómo
desarrollar la idea.
Buscaría una aliada que le ayudara en darle la información que
necesitaba de Gabriela Salazar, mientras pensaba en lo que debía hacer y
en como manejaría la situación. La imagen de Tiffany, la secretaria de
Sebastián seria de mucha ayuda, no podían perder el tiempo.
- Tiffany, necesito tu ayuda.
- No se preocupe señora.
- Me conoces bien.
atorado en la garganta.
Constanza le conto todo lo que sabía sobre Gabriela Salazar, las
sospechas sobre el origen de Max y el dolor que veía en los ojos de su
hijo. También le dijo sobre la fundación que Gabriela lideraba.
- La describes como una buena mujer.
de tocholate?
- No, cariño hoy no podrá ser. Iremos mañana a comer el
helado de chocolate.
- Pero, mami!!
- Si cariño.
Gabriela le daba gracias a Dios que Max fuera un niño obediente, no era
caprichoso y aceptaba de buena manera las objeciones de su madre. A
pesar de que Max vivía rodeado de lujos, Gabriela le había enseñado que
las cosas materiales no duraban para siempre. También lo había llevado a
la fundación en muchas ocasiones para que compartiera con otros niños
de su edad, quería que Max aprendiera a valorar cada una de las
bendiciones que tenía y la mejor de hacerlo era mostrarle la realidad de la
vida desde temprana edad.
Antes de partir hacia su casa, Gabriela se despidió de Tiffany dándole
las gracias por sus atenciones con Max y el pequeño hombre coqueto le
dio a Tiffany un pequeño beso en la mejilla.
- Gacias Any.
- Gracias Tiffany.
- No te preocupes Gabriela.
- Adiós Tiffany
- Adiós.
Max peleaba diariamente con el sueño, solo quería jugar y correr. Debía
acostarlo para poder hablar con Pablo y Clarisa, el pequeño se acostó
después de que Gabriela le cantara la canción Ángel de Robbie Williams,
esta canción era para él una canción de cuna.
Dejando a Max en su habitación, Gabriela camino hacia la sala
encontrando en ella a Pablo y Clarisa. Tenía miedo de que ellos la
rechazaran, sabía perfectamente que podía confiar en ellos. Sin embargo
no lo había hecho y esperaba que comprendieran el porqué de su decisión.
- Gracias por esperar a que acostara a Max.
Gabriela les conto la historia del origen de Max esto era claro para
Pablo, pero para Clarisa no.
- ¿Max no es hijo de Roberto?
me atreví a preguntar.
- Y te lo agradezco Clarisa, amas a mi hijo y él te también te
ama.
- Como no amar a ese pequeño granuja, que con una sonrisa
En verdad le tenía tanto miedo que Max resultara igual que Sebastián,
no quería que su hijo jugara con ninguna mujer.
- ¿Y si él se entera de que Max es hijo?
- No lo sé, Clarisa.
veinticuatro años.
- No tengo ganas para eso Clarisa, mi prioridad es Max.
formar una nueva familia con un buen hombre que te amé y que
ame a Max.
- No creo en el amor Clarisa, el estar enamorada me hizo
- Gracias.
correr.
- Eta bien mami
- Si mami.
Gabriela.
- Por supuesto que no.
proyecto?
- Así es, la Constructora nos apoya en este maravilloso
escuchar?
Sebastián respiro profundamente.
- Está bien.
Mientras Shakira cantaba, Gabriela tenia a flor de piel cada uno de sus
sentimientos, las lágrimas se deslizaban por sus mejillas, algunas caían a
sus manos y las otras se recorrían su cuello.
ocupada.
- Constanza no te preocupes. Adelante por favor.
- ¿Qué te sucede?
la respuesta.
- Mi corazón conoce la respuesta, pero quiero la
compartimiento.
- Te quiero pedir algo Constanza
- Gracias Constanza.
- Desde que vi a Max por primera vez supe que era hijo de
momento justo.
- ¿Roberto fue importante para ti?
- ¿Llegaste amarlo?
- ¿Porque?
tienes sexo?
- Lo siento Pamela, de verdad lo hago, pero no siento nada
por ti.
- Te amo Sebastián.
maldito.
- No te engañe Pamela, siempre fui muy claro contigo.
Pamela González.
Giro sus talones hacia la puerta mientras la abría volvió hacia Sebastián
y con una mirada de odio le dijo.
- Muy caro Sebastián Velarde. Me las pagaras muy caro.
- Está bien.
- No te creo.
- Un momento más.
- Estoy lista.
Sebastián sabía que Gabriela estaba lista y preparada para él, sin
pensarlo dos veces se situó encima de ella, dejándole sentir que la
deseaba.
Gabriela estaba ansiosa por tener a Sebastián dentro de ella,
descaradamente tomo su miembro y lo guio hacia a su femineidad.
Dándole respuesta a su invitación, Sebastián la embistió fuerte y
rápido creando una danza coordinada con movimientos deliciosos y
placenteros.
Con cada movimiento Gabriela se acerba directamente al cielo,
sentía que el clímax llegaría rápidamente. Sintiéndose más cerca de
las estrellas Gabriela y Sebastián explotaron al mismo tiempo, se
amaron con el cuerpo, alma y corazón.
Saciados, agotados y abrazados durmieron imaginando como sería
el futuro junto.
CAPÍTULO 11
Pamela estaba en su apartamento deprimida por el rechazo de Sebastián,
sin tener nada más que hacer, encendió la televisión en busca de algo para
distraerse. Cambiando los canales de televisión con su control remoto
constantemente hasta que llego a uno que tenía la fotografía de Sebastián.
Un maldito programa de chisme daba una noticia en exclusiva.
- Después del acto de amor realizado por el soltero más
- Me la entrego un mensajero.
- ¿Lo conoces?
Sebastián desconcertado.
- Porque el padre de Max no es Roberto. El padre de Max
eres tú.
- ¿Sabías de esto? Madre. Pregunto Sebastián.
directivo?
- Si, lo recuerdo. Recuerdo que mostraste un gran interés por
perfecto.
Sebastián no sabía que pensar había perdido los mejores años de la vida
de su hijo por culpa de una maldita apuesta. Sin embargo se lo merecía
por haber sido un hombre egoísta y sin corazón.
Se levantó del sofá y camino hacia la ventana con la mirada perdida en
el horizonte.
- Hijo debes entender que Gabriela tenía que sobrevivir,
ahora mismo.
- Por favor Sebastián.
Clarisa regreso en poco tiempo con Max tomado de la mano, este al ver
a Sebastián corrió hacia él, tomo al pequeño en sus brazos y lo abrazo con
todas sus fuerzas sin hacerle daño a su hijo.
importante.
- ¡Ah!
- ¿Me tantaras?
más difícil.
- Estoy impresionada que mi niño Roberto le dijo a Max que
hacia Gabriela.
- Pensé que apenas supieras la verdad te irías y no querrías
actitud de Sebastián.
- Voy a demostrarte que te amo, que nunca alejaría a mi hijo
- Espera un momento.
realidad.
- Pero mi sueño aún no se ha hecho realidad cariño. Le dijo
inmediatamente.
- Eres tu Pamela, pensé que era Sebastián.
un hijo juntos.
- Él es mío, solo mío. El hecho que ustedes tengan un hijo es
temblorosa
- Estoy bien mi amor.
CAPÍTULO 13
Semana después de la muerte de Pamela, la policía les informo que ella
estaba obsesionada con Sebastián, les enseñaron las fotografía que esta
tenía en su casa, fotos de Sebastián en las que aparecía con Gabriela, pero
estas estaban alteradas con el rostro de Pamela.
Sebastián se sentía culpable por no ser realmente sincero con Pamela
por permitir que ella se ilusionara con él, pero ya no podía hacer nada.
Gracias a Gabriela, Sebastián había logrado superar el sentimiento de
culpa.
El dio de la boda al fin había llegado, todas las personas más
importantes de sus vidas se encontraban a su lado. La boda se iba a
realizar en la capilla de la hacienda Velarde, Gabriela estaba emocionada
porque al fin después de tanto esperar iba a vivir el resto de su vida junto a
Sebastián.
Llego a la puerta de la capilla del brazo de Pablo, su vestido blanco de
corte de sirena, este era un vestido muy sencillo, pero muy bonito.
Mientras caminaba hacia el altar veía a Sebastián que estaba vestido de
blanco y estaba tan guapo como siempre.
Pablo entrego la mano de Gabriela a Sebastián, se miraron con tanto
amor que los presentes podían ver que ellos serían felices para toda la
vida.
En medio de la ceremonia un hombre entro en la iglesia
interrumpiéndola abruptamente.
- Yo quiero decir algo importante a los novios.
integrante.
- ¿Estas embarazada? Preguntó Sebastián
- Dime mi amor.
FIN
Table of Contents
PRÓLOGO
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPITULO 9
CAPITULO 10
CAPITULO 11
CAPITULO 12
CAPÍTULO 13