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SENTENCIA CONSTITUCIONAL 0618/2011-R 

Sucre, 3 de mayo de 2011 

Expediente: 2009-20806-42-AL 
Distrito: La Paz 
Magistrado Relator: Dr. Juan Lanchipa Ponce 

En revisión la Resolución pronunciada dentro de la acción de libertad,


interpuesta por Miguel Ángel Blancourt Aguirre en representación sin
mandato de Oscar Antonio Bonifáz Gutiérrez contra Rosse Mary Laguna
Cueto, Jueza Primera de Partido de Familia del Distrito Judicial de La Paz. 

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA 

I.1. Contenido de la acción 

I.1.1. Hechos que la motivan 

El accionante por memorial presentado el 22 de octubre de 2009, cursante de


fs. 14 a 19, alega que su representado está siendo ilegalmente perseguido, por
la Jueza Primera de Partido de Familia del Distrito Judicial de La Paz, al haber
emitido un mandamiento de apremio en su contra ante el incumplimiento de la
asistencia familiar a favor de su ex esposa, con quien habría contraído
matrimonio el año 1984, para posteriormente divorciarse en 1987, luego de
haber sido homologado un acuerdo transaccional suscrito el año 1985,
mediante el cual él se comprometía a pasarle una pensión de $us500.-
(quinientos dólares estadounidenses), mensuales, hasta que se divorcien o
adquiera nuevas nupcias. 

Manifiesta que, el mandamiento de apremio fue emitido sin considerar la


avanzada edad de 80 años de su representado, así como el impedimento de
poder seguir ejerciendo la profesión de abogado, siendo su único ingreso el
sueldo que percibe como catedrático en la Universidad Católica Boliviana de
Bs2 907,88.- (dos mil novecientos siete 88/100 bolivianos), mientras que la
liquidación efectuada por la Jueza demandada, asciende a $us13 500.- (trece
mil quinientos dólares estadounidenses), que corresponderían a los dos años
que fue dejada de pagar la asistencia, dentro de los veintidós años que si
fueron cumplidos; situación que fue de conocimiento de la beneficiada,
careciendo su representado de los medios económicos para cubrir la deuda de
un solo pago. 
Señala que, el 1 de octubre de 2009, manifestando que tiene la voluntad de
cumplir con el pago de la suma líquida y exigible, ofreció que se efectúen
descuentos mensuales hasta el 20 % de su haber, demostrando así, que en
ningún momento hubo malicia para burlar su obligación, por lo que pidió se
deje sin efecto el mandamiento de apremio por cuanto no concurrían las
circunstancias establecidas por el art. 149 del Código de Familia (CF); sin
embargo, dicha solicitud fue negada por la Jueza demandada, lo que configura
una persecución indebida, corriendo el riesgo de perder su libertad y con eso
su vida, ya que debido a su estado de salud, por la avanzada edad de su
representado, ésta se encuentra en peligro si se llega a ejecutar el
mandamiento, así como la fuente laboral que es su único ingreso económico y
modo de cumplir con la obligación de pago de asistencia familiar, debiendo la
Jueza de la causa efectuar la ponderación de valores supremos protegidos por
si solos, puesto que el derecho a la vida es el valor supremo y que debe ser
aplicada sobre otros derechos reclamados, por lo que al haberse ordenado el
apremio de un adulto mayor se atenta contra su vida. 

Finalmente, refiere que la beneficiaria de la asistencia familiar es una mujer


que cuenta en la actualidad con cincuenta y seis años de edad, con la cual
nunca tuvo hijos, por lo que se ve desnaturalizado el instituto de la asistencia
familiar. 

I.1.2. Derecho supuestamente vulnerado 

El accionante estima vulnerado el derecho de su representado a la libertad,


citando al efecto los arts. 15.I, 21, 22, 23 y 68.II de la Constitución Política
del Estado (CPE). 

I.1.3. Petitorio 

Solicita se conceda la tutela, se disponga dejar sin efecto la orden de apremio


emitida por la Jueza Primera de Partido de Familia del Distrito Judicial de La
Paz, y se atienda la solicitud de cumplir voluntariamente con el pago de
pensiones de asistencia familiar de acuerdo a la realidad económica, social y
física del representado del accionante. 

I.2. Audiencia y Resolución de la Jueza de garantías 

Celebrada la audiencia pública el 24 de octubre de 2009, según consta en el


acta cursante de fs. 71 a 72 de obrados, se produjeron los siguientes actuados. 

I.2.1. Ratificación de la acción 

El accionante por su representado, reiteró el tenor integro de su demanda. 


I.2.2. Informe de la autoridad demandada 

Rosse Mary Laguna Cueto, Jueza Primera de Partido de Familia del Distrito
Judicial de La Paz, autoridad demanda que no asistió a la audiencia, sin
embargo, hizo llegar su informe escrito, cursante a fs. 24 y vta., señalando lo
que sigue: a) El 10 de marzo de 1987, ingresó al Juzgado, ahora a su cargo, la
demanda de divorcio seguida por Beatriz Eugenia Peláez Leytón contra Oscar
Antonio Bonifáz Gutiérrez, proceso que fue concluido con la Sentencia
137/87 de 12 de junio de 1987 y el Auto de Vista aprobatorio de 12 de agosto
del mismo año; b) De la copia del compromiso suscrito el año 1985, entre las
partes, se evidencia que el representado del accionante se comprometió a
pasar la pensión alimenticia mensual de $us 500.-, de manera indefinida, hasta
que cualquiera de las partes fallezca o cuando divorciados, uno de ellos llegue
a contraer matrimonio; documento que fue homologado por la referida
Sentencia 137/87; c) Practicada la liquidación de asistencia familiar por la
suma de $us14 000.- (catorce mil dólares estadounidenses), que comprenden
del 1 de enero de 2007 al 30 de abril de 2009, se procedió a la notificación del
obligado, quien acreditó el pago de una mensualidad mas, por lo que mediante
Auto se declaró probada la observación aprobándosela en $us13 500.-; d)
Efectuada la oferta de pago por el obligado Oscar Antonio Bonifáz Gutiérrez,
la misma fue rechazada por la otra parte, dando lugar a que se disponga se
libre mandamiento de apremio; y, e) Plantada la excepción de prescripción por
el obligado, y al ser declarada improbada, ha sido apelada y previo trámite
legal se ha concedido la alzada; por lo que se ha obrado en sujeción a las
normas familiares previstas en el art. 436 del CF, careciendo de competencia
para modificar de oficio o desconocer los acuerdos a los que llegan las partes,
aún cuando el art. 143 del mismo Código, establece que cuando el divorcio se
declara por culpa de ambos, no corresponde la asistencia familiar. 

I.2.3. Resolución 

La Jueza Cuarta de Sentencia del Distrito Judicial de La Paz, por Resolución


11/2009 de 24 de octubre, cursante de fs. 73 a 74, señala que “se brinda la
tutela” (sic), disponiendo: 1) Se deje sin efecto el mandamiento de apremio
dispuesto por la Jueza Primera de Partido de Familia contra el obligado Oscar
Antonio Bonifáz Gutiérrez; y, 2) La Jueza demandada realice una ponderación
de valores teniendo presente el principio de razonabilidad que determina que
toda limitación a un derecho debe ser justa, razonable y equilibrada, debiendo
tomar en cuenta lo dispuesto por el art. 205 del CF. 

Resolución que fue pronunciada con los siguientes fundamentos: i)


Efectuando una ponderación de valores, se ha demostrado la edad avanzada
del obligado, el estado precario de salud justamente por la edad con la que
cuenta de más de 80 años, lo que le imposibilita realizar un trabajo habitual
tanto intelectual como físico; ii) El mandamiento de apremio dispuesto por la
Jueza demandada, pone en riesgo inminente la vida del representado del
accionante, por lo que al ser el valor fundamental, quedan subsumidos a este
derecho principal, el derecho a la locomoción, al trabajo y en este caso a una
asistencia familiar; iii) No se ha evidenciado ningún antecedente por el cual se
establezca que la beneficiaria que cuenta con 57 años de edad, no pueda
percibir un salario y desarrolle su vida igual que cualquier ciudadano común,
o no pueda obtener sus propios medios de sobrevivencia que exijan al
obligado a cumplir con la asistencia familiar, más aún, si de esa unión no ha
existido descendencia alguna; iv) La asistencia no ha sido negada, observada,
ni rechazada, más al contrario ha sido cumplida; y, v) Respecto a la petición
que se hace ante la Jueza demandada, ello debe ser ponderado por esta
autoridad, puesto que conforme al art. 149 del CF, se deben analizar si
concurren los motivos para disponer el mandamiento de apremio; es decir, el
rechazo o la negligencia por parte del obligado a efecto de burlar el
cumplimiento de la asistencia, lo que en el caso no se ha dado, por cuanto, a
fin de cumplir con ese pago solicita que del único salario que percibe en
calidad de catedrático, se realicen los descuentos; demostrando con ello el
deseo de cumplir con la asistencia sin importar su magra economía. 

I.3. Trámite procesal en el Tribunal Constitucional 

Dada la carga procesal, mediante la Ley 040 de 1 de septiembre de 2010, se


ampliaron las facultades otorgadas a este Tribunal a través de la Ley 003 de
13 de febrero de 2010, a objeto de conocer y resolver las acciones de defensa
de derechos fundamentales, presentadas a partir del 7 de febrero de 2009; es
decir, bajo el nuevo orden constitucional; por lo que, mediante Acuerdo
Jurisdiccional 001/2011 de 11 de enero, se procedió a la reanudación del
sorteo de causas. 

II. CONCLUSIÓN 

De la revisión y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se


establece lo siguiente: 

II.1. Por Resolución 137/87 de 12 de junio de 1987, la Jueza Primera de


Partido de Familia del Distrito Judicial de La Paz, declaró probadas tanto la
demanda principal así como la acción reconvencional; y en consecuencia,
disuelto el vínculo matrimonial contraído entre Beatriz Eugenia Peláez Leytón
y Oscar Antonio Bonifáz Gutiérrez, homologando el acuerdo transaccional
cursante a fs. 2, por el cual el último se compromete a pasar una pensión de
$us500.- a favor de la beneficiaria (fs. 3 a 4). 

II.2. Beatriz Eugenia Peláez Leytón, por memorial presentado el 27 de agosto


de 2009, ante la Jueza Primera de Partido de Familia, rechazó la oferta de
pago efectuada por Oscar Antonio Bonifáz Gutiérrez, al no haber efectuado la
cancelación dentro de tercero día, de la liquidación aprobada respecto al
incumplimiento de pago de asistencia familiar dispuesta en su favor, ante lo
cual solicitó se expida contra el obligado Oscar Bonifáz Gutiérrez,
mandamiento de apremio (fs. 9 y vta.). 

II.3. El 29 de agosto de 2009, la Jueza Primera de Partido de Familia,


evidenciando que el demandado no canceló la asistencia familiar determinada
mediante Resolución “393/09”, dispuso se libre mandamiento de apremio
contra Oscar Antonio Bonifáz Gutiérrez, hasta que pague el saldo de $us13
500.- (fs. 8 vta.). 

II.4. El 2 de septiembre de 2009, Oscar Antonio Bonifáz Gutiérrez, opone


excepción de prescripción, alegando que la beneficiada dejó de percibir la
pensión por un tiempo mayor de dos años y siete meses, después de haber
cobrado durante veintidós años y diez meses (fs. 10 y vta.); interponiendo
posteriormente, apelación contra la Resolución 469/09 de 17 de septiembre de
2009 (fs. 64 y vta.) 

II.5. Por memorial de 1 de octubre de 2009, el representado del accionante,


solicitó ante la Jueza Primera de Partido de Familia, la suspensión de la orden
de apremio, plantea oferta de pago, así como incidente de nulidad de obrados
(fs. 5 a 6 vta.). 

II.6. El 8 de octubre de 2009, Oscar Antonio Bonifáz Gutiérrez, reitera la


solicitud de suspensión de apremio ante la Jueza demandada, solicitud que de
manera errónea habría sido corrida en traslado, ignorando la importancia del
caso, supeditando sus derechos al arbitrio de la contraparte, por lo que pidió
que sea resuelta sin mayores trámites (fs. 70). 

II.7. Por certificado de trabajo emitido por la Universidad Católica Boliviana


“San Pablo”, se acredita que Oscar Antonio Bonifáz Gutiérrez, presta sus
servicios a tiempo horario como catedrático de la materia de “Derecho
Constitucional I”, percibiendo un haber mensual de Bs2 907,88.-(fs. 26); así
como de los certificados médicos, se certifica la delicada condición de salud
por su avanzada edad (fs. 27 al 30). 

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO 

El accionante denuncia que su representado está siendo ilegalmente


perseguido, al haber la Jueza Primera de Partido de Familia, emitido un
mandamiento de apremio en su contra, ante el incumplimiento de la asistencia
familiar, sin haber considerado su avanzada edad, su condición de salud
delicada y la predisposición de cumplir con dicha obligación con el único
ingreso que cuenta como docente universitario. En consecuencia, corresponde
en revisión, verificar si tales extremos son evidentes a fin de conceder o
denegar la tutela solicitada. 

III.1. Finalidad de la acción de libertad 

Al respecto la SC 0141/2010-R de 17 de mayo, entre otras, señaló que: “El


recurso de hábeas corpus, previsto por el art. 18 de la CPEabrg, hoy acción de
libertad, dispuesto en el art. 125 CPE, textualmente señala: ´Toda persona que
considere que su vida está en peligro, que es ilegalmente perseguida, o que es
indebidamente procesada o privada de libertad personal, podrá interponer
Acción de Libertad y acudir, de manera oral o escrita, por sí o por cualquiera a
su nombre y sin ninguna formalidad procesal, ante cualquier juez o tribunal
competente en materia penal, y solicitará que se guarde tutela a su vida, cese
la persecución indebida, se restablezcan las formalidades legales o se restituya
su derecho a la libertad´, acción que conlleva, un triple carácter: preventivo,
correctivo y reparador, reforzando su carácter de acción de defensa oportuna y
eficaz no sólo como acción destinada a proteger los derechos de libertad y de
locomoción, ahora también el derecho fundamental a la vida cuando está
íntimamente ligada a aquellos, entendimiento conforme al desarrollado en la
SC 0023/2010-R de 13 de abril, que respecto al derecho de locomoción señala
´…dada la íntima relación que existe entre esos derechos, es posible tutelar
también al último de los nombrados, en aquellos casos en los que el derecho
de locomoción está vinculado directamente con la libertad física o personal, o
con el derecho a la vida o la salud …´”. 

III.2. Sobre la ponderación de derechos fundamentales 

Al respecto la SC 1806/2004-R de 22 de noviembre, sobre los alcances de la


ponderación de derechos, cuando éstos se encuentran en conflicto, ha señalado
que: “… la ponderación consiste en dilucidar hasta qué punto está justificado
respetar un derecho fundamental cuando hay otros intereses que deben ser
atendidos. La ponderación debe entenderse como la armonización de
principios constitucionales, guiada por las ideas de unidad de la Constitución
y primacía de los derechos fundamentales, entendimiento desarrollado por la
SC 1015/2004-R, de 2 de julio de 2004; que para realizar la ponderación de
bienes debe considerarse lo dispuesto por el art. 28 de la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre ´Los derechos de cada
hombre están limitados por los derechos de los demás, por la seguridad de
todos y por las justas exigencias del bienestar general y el desenvolvimiento
democrático´. 

En el marco de la norma citada y la doctrina del Derecho Constitucional, este


Tribunal ha establecido ´los derechos fundamentales no son absolutos -en su
ejercicio- , encuentran límites y restricciones en los derechos de los demás, la
prevalencia del interés general, la primacía del orden jurídico y los factores de
seguridad y salubridad públicos, que no pueden verse sacrificados en aras de
un ejercicio arbitrario o abusivo de las prerrogativas individuales, es decir,
que los derechos fundamentales pueden ser limitados en función al interés
social´ (SC 004/2001-R, de 5 de enero). De lo expresado se concluye que en
una situación en la que se produzca una colisión entre los derechos
fundamentales de una persona con los derechos fundamentales de las demás
personas o con el interés colectivo, es absolutamente conforme a la
Constitución, el restringir el ejercicio de los derechos del primero en
resguardo de los derechos de los segundos, lo que supone sacrificar el bien
menor en aras de proteger el bien mayor; empero ello exige que esa
restricción no suponga eliminar el contenido o núcleo esencial del derecho, lo
que obliga a que se busque los medios más adecuados para la restricción de
los derechos fundamentales de la persona, sin afectar su contenido esencial. 

En principio, se supone que todos los derechos deben ceder ante la exigencia
de mayor valor, de modo que el Juez, que es el intérprete en general, habrá de
sopesar el valor respectivo del derecho y de los argumentos para sacrificarlo,
para decidir, en consecuencia, a favor del derecho o de su sacrificio total o
parcial. Aunque se acepte que esta ponderación tiene límites -como se tiene
dicho, en cuanto al respeto al contenido esencial del derecho- el énfasis se
pone en la limitabilidad intrínseca de todo derecho. Ponderar es sopesar.
Ponderar los mandatos de la Constitución con el fin de establecer limitaciones
a los derechos fundamentales equivale a depositar sobre distintos lugares de
esa plataforma diversos pesos, en representación proporcional de la fuerza
ejercida por los diversos principios constitucionales, hasta lograr un equilibrio
deseado. 

Los derechos humanos existen desde que la persona convive en sociedad. El


derecho fundamental existe desde que la Constitución lo garantiza, sin
necesidad de ninguna intervención posterior; el derecho y su protección
normativa preexisten al intérprete. Entonces, el contenido constitucional
posible de un derecho es su contenido constitucional vigente en tanto no sea
alterado por una intervención posterior conforme a la Constitución, por
ejemplo, la ponderación respecto de otros derechos. En la ponderación no se
trata de un ´o todo o nada´, sino de una tarea de optimización, en el que se
intente lograr el mayor equilibrio posible entre los valores en juego. 
Clara muestra de una limitación del ejercicio de un derecho y de una
ponderación de bienes y valores jurídicos, se tiene en el Pacto de San José de
Costa Rica, cuyo art. 7.7) determina que: ´Nadie será detenido por deudas.
Este principio no limita los mandatos de autoridad judicial competente
dictados por incumplimientos de deberes alimentarios´, es decir que en forma
categórica el citado instrumento internacional determina que el derecho a la
libertad física encuentra uno de sus límites en el incumplimiento de deberes
alimentarios (asistencia familiar)”. (las negrillas nos corresponden). 
III.3. Respecto a los derechos vulnerados 

III.3.1. El derecho a la vida 

La SC 0653/2010-R de 19 de julio, afirma que: “Es el primero de los derechos


fundamentales y que da inicio al catálogo desarrollado por el art. 15.I de la
CPE; derecho primigenio cuyos alcances ya han sido establecidos por este
Tribunal, que en el entendido de que es el bien jurídico más importante,
señaló que: ´Es el derecho de toda persona al ser y a la existencia, siendo su
característica esencial la base para el ejercicio de los demás derechos. Es
decir, la vida misma es el presupuesto indispensable para que haya titularidad
de derechos y obligaciones. Es un derecho inalienable de la persona que
obliga al Estado en dos sentidos: su respeto y su protección. La autoridad
estatal está constitucionalmente impedida de hacer cosa alguna que destruya o
debilite el contenido esencial de esos derechos, debiendo crear las condiciones
indispensables para que tengan cabal observancia y pleno cumplimiento´ (SC
1294/2004-R de 12 de agosto)”. 

III.3.2. El derecho a la dignidad humana 

La SC 0483/2010-R de 5 de julio, señaló: “En lo que respecta a la supuesta


violación del derecho a la dignidad, cabe señalar que el art. I de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos (DHDH), señala que: ´Todos los seres
humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están
de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los
otros´. La dignidad personal, implica reconocer al otro como otro yo, y al
Estado, le corresponde reconocer, garantizar y promover la dignidad y los
derechos humanos, desechando los obstáculos que se oponen a ello, su
acatamiento es la base del Estado de Derecho. Definir la dignidad de la
persona no es posible, sólo podemos apreciar su vulneración, la que se
concreta cuando se perturba, amenaza o priva de los derechos esenciales a la
persona, o se denigra o humilla, cada vez que se discrimina. De esta forma, la
dignidad de la persona, constituye una realidad ontológica constitucional,
siendo la esencia y fundamento de los derechos humanos,” ; consagrado en el
art. 22 de la CPE, al señalar que: “La dignidad y la libertad de la persona son
inviolables. Respetarlas y protegerlas es deber primordial del Estado”. 

Asimismo, la SC 0338/2003-R de 19 de marzo, sobre este derecho, se ha


referido de esta manera: “El respeto de todo ser humano, como un fin en sí,
empieza por el respeto a la vida y al reconocimiento de los múltiples derechos
en los que se despliega su dignidad, lo que presupone el reconocimiento de su
derecho a la existencia. 

De tal forma, se puede afirmar categóricamente que el derecho a la dignidad


humana es aquel que tiene toda persona por su sola condición de ´humano´,
para que se la respete y reconozca como un ser dotado de un fin propio, y no
como un medio para la consecución de fines extraños, o ajenos a su
realización personal. La dignidad es la percepción de la propia condición
humana, y de las prerrogativas que de ella derivan". 

III.4. El apremio corporal, marco legal y jurisprudencial 

El art. 22 del CF, prevé que: “La asistencia se cumple en forma de pensión o
de adquisición pagadera por mensualidad vencida y corre desde el día de la
citación con la demanda”. Asimismo, el art. 149 del citado Código, dispone
que: “La pensión de asistencia del cónyuge y de los hijos es de interés social y
tiene apremio corporal para su oportuno suministro cuando se emplean medios
maliciosos para burlarla…” (el subrayado fue añadido); concordante con la
norma del art. 436 del mismo cuerpo legal, que en efecto establece que: “La
obligación de asistencia se cumple bajo apremio, con allanamiento en su caso
del domicilio de la parte obligada, y su oportuno suministro no puede diferirse
por recurso o procedimiento alguno, bajo responsabilidad del juez y del fiscal.
Las pensiones devengadas se liquidarán en el día y se ordenará su pago
inmediato, deduciéndose los abonos debidamente comprobados”; a lo cual
debe añadirse que el art. 11.I de la Ley de Abolición de Prisión y Apremio
Corporal por Obligaciones Patrimoniales (LAPACOP), dispone como medida
de excepción el apremio por asistencia familiar, previsto por el párrafo tercero
del art. 149 del CF, que podrá ser ordenado únicamente por el juez que
conozca de la petición de asistencia. 

Al respecto, este Tribunal a través de la SC 0739/2006-R de 27 de julio, sobre


el tema estableció que: “…a) en materia familiar, excepcionalmente puede
disponerse la restricción a la libertad física, a través de un mandamiento de
apremio en los casos en los que una persona incumpla con los deberes de
asistencia familiar, luego de que sea intimado por escrito y no haga efectivo el
pago de la asistencia familiar en el plazo de ley; b) el mandamiento de
apremio sólo puede ser librado por la autoridad judicial competente; c)
presentada la solicitud de pago de asistencia familiar devengada y una vez
efectuada la liquidación, el juez competente dispondrá que el obligado sea
notificado con esa liquidación a efectos de que pague la obligación pendiente
o en su caso formule las observaciones a la liquidación o presente pruebas de
pago parcial o total de la asistencia; y, d) antes de emitir el mandamiento de
apremio la autoridad judicial debe cuidar que el obligado sea notificado en
forma legal con la conminatoria para efectuar el pago dentro del plazo legal,
cumplida esa formalidad y no habiéndose formulado observación alguna y
transcurrido el plazo de la conminatoria sin que el obligado hubiese efectuado
el pago, el juez podrá ordenar se libre el mandamiento de apremio; e) el
mandamiento expedido con facultades de allanamiento se encuentra sujeto a
los términos de caducidad establecidos en el art. 182 del CPP”. 
III.5. Análisis del caso concreto 

En el caso de análisis del legajo procesal arrimado al expediente, se evidencia


que Beatriz Eugenia Peláez Leytón, el 20 de agosto de 2009, rechazó la oferta
de pago efectuada por Oscar Antonio Bonifáz Gutiérrez, ante lo cual la Jueza
demandada evidenciando que el representado del accionante no canceló
dentro de tercero día la suma de $us13 500.-, conforme a la liquidación
aprobada respecto al incumplimiento de pago de asistencia familiar
determinada mediante la Resolución “393/09”, dispuso se libre mandamiento
de apremio contra Oscar Antonio Bonifáz Gutiérrez. 

No obstante que, el representado del accionante pidió a la Jueza demandada


de manera reiterada la suspensión del mandamiento de apremio, efectuando
oferta de pago y haciendo conocer su situación económica así como de salud;
sin embargo, en vez de considerar dicha solicitud y efectuar una ponderación
de los derechos que se encontraban afectados, mantuvo la decisión de emitir el
mandamiento de apremio contra el representado del accionante. 

Si bien conforme establece el art. 23.I de la CPE, “Toda persona tiene derecho
a la libertad y seguridad personal. La libertad personal sólo podrá ser
restringida en los límites señalados por la ley, para asegurar el descubrimiento
de la verdad histórica en la actuación de las instancias jurisdiccionales”,
precepto constitucional que establece que para restringir el derecho a la
libertad personal de cualquier individuo, ésta debe estar prevista por ley;
siendo una de las excepciones la dispuesta en el art. 11.I de la LAPACOP, que
establece como medida de excepción el apremio por asistencia familiar,
previsto por el párrafo tercero del art. 149 del CF, que podrá ser ordenado
únicamente por el juez que conozca de la petición de asistencia. 

En el caso de estudio, resulta imperante efectuar una ponderación de derechos


que se encuentran en conflicto, por una parte, los del representado del
accionante a la vida, a la dignidad humana y a la libertad y los de la
beneficiaria respecto a la asistencia familiar. 

Tomando en cuenta que, Oscar Antonio Bonifáz Gutiérrez, al momento de la


interposición de la presente acción de defensa contaba con más de 80 años de
edad, es considerado adulto mayor y goza de protección especial por la
Constitución Política del Estado, que en su art. 68.II, prohíbe y sanciona toda
forma de maltrato, abandono, violencia y discriminación a las personas
adultas mayores, señalando de la misma manera en el art. 67.I de la
Constitución, que además de los derechos reconocidos en la Constitución
Política del Estado, todas las personas adultas mayores tienen derecho a una
vejez digna, con calidad y calidez humana. 
Por otro lado, igualmente es necesario señalar que la acción de libertad, de
acuerdo a la nueva concepción constitucional, protege el derecho a la vida de
los individuos, considerado como el derecho primigenio de los derechos
fundamentales, siendo el bien jurídico más importante y primero, por cuanto
ante la ausencia de éste, los demás derechos pierden su vigor, siendo
obligación del Estado su protección y respeto, encontrándose impedida de
provocar situaciones que debiliten o destruyan su contenido esencial. 

En el caso presente, el mandamiento de apremio dispuesto por la Jueza


demanda, no solamente que restringirá el derecho a la libertad del
representado del accionante, cuya restricción si bien está permitida en casos
de incumplimiento de asistencia familiar, sino que dada la avanzada edad con
la que cuenta el apremiado, su ejecución también lesionará el derecho a la
dignidad humana, así como de manera contundente, provocará un detrimento
en su estado de salud, que ya se encuentra quebrantada conforme a los
certificados médicos presentados como prueba, debilitando aún más y de
manera considerable su estado físico, psíquico y emocional, provocando
peligro contra su vida, debiendo por ello merecer la debida protección; bien
jurídico protegido, que se encuentra sobre todos los demás derechos, inclusive
los de la beneficiada de asistencia familiar, más aún si en este caso
excepcional, se ha evidenciado que como resultado de la unión conyugal no se
han procreado hijos, siendo la ex cónyuge la única beneficiaria con la
asistencia familiar, quien no habría demostrado de alguna manera incapacidad
o estado de necesidad, que amerite no aplicar al caso concreto la excepción de
dejar sin efecto el mandamiento de apremio. 

Consiguientemente, se concluye que con carácter previo a emitir el


mandamiento de apremio de una persona adulta mayor, por incumplimiento
de asistencia familiar, deben considerarse y valorarse diferentes
circunstancias, entre las cuales se encuentra la edad del obligado, su estado de
salud e inclusive la capacidad económica, sin que ello de ninguna manera
implique soslayar la obligación; más al contrario, la autoridad jurisdiccional,
en procura de la protección del bien jurídico mayor, debe establecer otros
mecanismos de cobro, que no sea el apremio, dada la trascendencia del
derecho que se protege una situación excepcional como la presente. 

Conforme lo señalado, la autoridad ahora demandada obrando de manera


incorrecta, dispuso que se emita mandamiento de apremio contra el
representado del accionante, quien en dos oportunidades, efectuando oferta de
pago, solicitó se deje sin efecto dicho mandamiento, poniendo en claro su
voluntad de cumplir con la obligación, situación que debió ser considerada por
la Jueza demandada, por cuanto no concurría lo previsto por el art. 149 del
CF, al ser evidente que el obligado, ahora representado accionante, no empleó
medios maliciosos para burlar el pago de la pensión de asistencia familiar,
toda vez que el mandamiento de apremio está supeditado a la intención de no
hacerlo, situación que en el caso presente no se dio, por el contrario, con el fin
de cumplir con las pensiones de asistencia familiar devengadas, ofreció que
del único salario que percibe como docente universitario, se realicen los
descuentos correspondientes, sin importar el monto que es percibido;
demostrando el deseo de cumplir con la asistencia familiar, constituyendo el
mandamiento de apremio ilegal. 

Finalmente, corresponde señalar que el 2 de septiembre de 2009, el


representado del accionante opuso excepción de prescripción, solicitando se
levante la orden de apremio dispuesta en su contra, alegando que Beatriz
Eugenia Pelaez Leytón, habría dejado de cobrar por el tiempo de dos años y
siete meses, la pensión de $us500.-, mensuales que mutuamente habrían
convenido; contraviniendo lo previsto por el art. 1509 inc. 3) del Código Civil
(CC). Excepción de prescripción que al haber sido resuelta por Auto de
469/09, de manera desfavorable, se interpuso recurso de apelación que podría
modificar sustancialmente la situación jurídica del obligado;
consiguientemente, en aplicación del principio de favorabilidad y al no existir
beneficiarios menores de edad, entre tanto no se tramite y resuelva el recurso
de apelación, no se puede disponer se libre mandamiento de apremio, puesto
que como ya se dijo, en esa instancia se revisará, aprobando o revocándose
esa decisión, lo cual modificará la situación de donde deviene la obligación;
es decir, el pago de asistencias devengadas. 

En ese sentido ya se pronunció este Tribunal, en un caso similar al presente, al


señalar que: “… ante el incumplimiento por parte del ahora recurrente a la
conminatoria de pago de pensiones devengadas por concepto de asistencia
familiar, dentro de tercero día de su notificación, la Jueza recurrida ordenó se
libre mandamiento de apremio para que (…) cumpla con el pago de la referida
asistencia familiar, sin considerar la existencia del referido proceso ordinario
de hecho sobre nulidad de convenio transaccional pre-desvinculatorio, el
mismo que es la fuente de nacimiento de la obligación familiar que derivó en
el mandamiento de apremio antes referido, proceso que cuenta con sentencia
de primera instancia dictada por el Juez de Partido Segundo de Familia que
declara nula la eficacia jurídica del mencionado convenio, sentencia que al
haber sido apelada por Ruth Mary Gonzales, a la fecha se encuentra en
trámite, para el pronunciamiento del respectivo Auto de Vista. 

De dónde resulta, que la Jueza recurrida ante la existencia de una sentencia


que anula el citado convenio transaccional pre-desvinculatorio cuya apelación
está en trámite y al no existir beneficiarios menores de edad, aplicando el
principio de favorabilidad, por equidad que es principio de derecho, sea
dictada en dicho proceso de nulidad del convenio, adquiera la calidad de cosa
juzgada, para recién conforme a su resultado disponer, si fuere necesario, el
apremio correspondiente o en su caso, aplicar la previsión contenida en el art.
547 CC. Razonamientos que hacen viable la procedencia del presente recurso
para éste caso en particular, dadas las características del mismo” (SC
1515/2003-R de 27 de octubre). 

Consiguientemente, la Jueza demandada al haber dispuesto se emita el


mandamiento de apremio, sin haber efectuado la ponderación de derechos
involucrados, no sólo ha lesionado el derecho a la libertad del representado
del accionante, sino que igualmente, al no haber tenido en cuenta que se
trababa de un adulto mayor, violó sus derechos a la vida y a la dignidad
humana, por lo que le corresponde a esta jurisdicción constitucional, reparar
esa lesión, otorgando la tutela a través de la presente acción tutelar. 

Por lo expresado precedentemente, la situación planteada se encuentra dentro


las previsiones y alcances de la acción de libertad, por lo que la Jueza de
garantías, al haber dispuesto que “se brinde la tutela” (sic) y “se deje sin
efecto el mandamiento de apremio” del representado del accionante, aunque
errando la terminología adecuada, ha efectuado una adecuada compulsa de los
antecedentes procesales, y dado una correcta aplicación a esta acción tutelar. 

POR TANTO 

El Tribunal Constitucional, en virtud de la jurisdicción y competencia que le


confiere el art. 3 de la Ley 040 de 1 de septiembre de 2010, que modifica el
art. 4.I de la Ley 003 de 13 de febrero de 2010, en revisión, resuelve:
APROBAR la Resolución 11/2009 de 24 de octubre, cursante de fs. 73 a 74,
dictada por la Jueza Cuarta de Sentencia del Distrito Judicial de La Paz; y en
consecuencia, con los fundamentos expuestos, CONCEDER la tutela
solicitada. 

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional. 

No interviene el Magistrado, Dr. Ernesto Félix Mur, por no haber conocido el


asunto. 

Fdo. Dr. Juan Lanchipa Ponce 


PRESIDENTE 

Fdo. Dr. Abigael Burgoa Ordóñez 


DECANO 

Fdo. Dra. Ligia Mónica Velásquez Castaños 


MAGISTRADA 
Fdo. Dr. Marco Antonio Baldivieso Jinés 
MAGISTRADO 

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