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Hace algunos años un viejo maestro, en uno de las reuniones que solíamos tener para hablar de
temas académicos, me expresó su preocupación por que le había pasado en varias ocasiones que
buscaba sus laves y las llevaba en la mano, o sus gafas y las tenía sobre su frente. Me expresó que
temía que se tratara de Alzheimer. Entonces dijo, Vanessa, sabes algo, y yo siempre esperaba
alguna sorpresa de un señor formado en las turbulentas luchas de París del año 68, he leído
algunas publicaciones de la Universidad de California, y si estos tipos llevaron el hombre a la luna,
algo sabrán y dicen que la solución está en inventar historias, porque se debe hacer un esfuerzo
para mantenerlas. La historia que de aquí continúa es bastante curiosa y la dejaré para otra
ocasión, solo la presento para enlazar con algo que siempre me ha causado curiosidad y es el
componente emotivo que tiene como proceso mental.
En tiempos digitales como los actuales, aun se observan algunas estrategias desde lo pedagógico y
lo didáctico más particularmente como le metodología GEEMPA. Un método creado por la
Valiente Grossi en Porto Alegre Brasil. El método emplea principalmente la lúdica en la enseñanza
para activar procesos de producción escrita, lectura comprensiva, pensamiento lógico matemático
y convivencia pacífica, superando al tradicional que impulsa la lectura y escritura automática o
memorística. Garantizando la alfabetización en alumnos en pocos meses.
Igualmente, en el aula son conocidos los recursos como el uso de fichas memo para emparejar, lo
que estimula la memoria a corto plazo. Las rimas infantiles son otro de los elementos que
históricamente se han usado don la misma finalidad, ñas secuencias numéricas, la unión de puntos
para descubrir los dibujos ocultos.
Tareas más complejas como la descripción en orden cronológico sobre lo que hicimos ayer.
Encontrar lo elementos faltantes. Otra actividad es pedir que se memorice durante un tiempo
establecido objetos y donde se ubican, y luego de que los niños salen hacer cambios sutiles.
Retomando el asunto de nuestra generación de nativos digitales cada vez aparecen mayor
cantidad de aplicación para diferentes dispositivos que apuntan al ejercicio y desarrollo de la
memoria.
Retomando finalmente el hilo de como comenzamos, con lo relativo a la emotividad quiero citar
que “Aprender y aprender bien nos ha permitido sobrevivir; si no, ya nos hubiéramos
extinguido», como explica el neurocientífico Francisco Mora, catedrático de la Universidad
Complutense de Madrid y autor de Neuroeducación. Solo se puede aprender aquello que se ama
(Alianza Editorial).
Igualmente, cualquier cosa que se aprende vinculada con una emoción, tiene mayores
probabilidades de estar en la memoria a largo plazo, dice David Bueno, Catedrático de genética de
la Universidad de Barcelona.
Para todo lo anterior, ser requiere una higiene, una propia para la memoria, que incluye, evitar el
estrés, dormir bien pues el cerebro aprovecha el reposo físico para repasar y afianzar conexiones
para establecer nuevos recuerdos, y finalmente, una buena nutrición
Referencias
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