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CONTROL DE LECTURA

Camacho Salazar Marcela


Maestría en Educación

Inclusión y exclusión social en la juventud latinoamericana


Martín Hopenhayn

El artículo presenta aspectos problemáticos de la inclusión social de la juventud latinoamericana, y


lo hace en dos perspectivas; en la primera, se muestran disonancias que la juventud vive en sus
procesos de inclusión: más educación pero menos empleo, más acceso a la información pero
menos material. En la segunda, se muestran brechas en el desarrollo de capacidades y el acceso a
oportunidades entre los propios jóvenes, según el hogar de origen, la territorialidad y otras
condiciones que diferencian y segmentan, lo que indica que las brechas de inclusión social se están
reproduciendo en las nuevas generaciones.

Estar “socialmente incluido” tiene varios sentidos; implica acceder a mínimos de bienestar y de
protección conforme el nivel de desarrollo de la sociedad, alude también, a la titularidad efectiva
de ciudadanía política, civil y social, también desarrolla capacidades para el ejercicio de libertades.

Brecha de expectativas: la perspectiva intergeneracional

Un primer factor de frustración de expectativas es: más educación y menos acceso a empleo que
la población adulta. Los jóvenes están mas incorporados en los procesos consagrados de
adquisición de conocimientos y formación capital humano, pero más excluidos de los espacios en
que dicho capital humano se ejerce, a saber, el mundo laboral y la fuente de ingresos para el
bienestar propio.

La educación es un espacio en el que se internalizan expectativas de futuro, resulta ser quizá el


principal estímulo para permanecer y progresar en ella, pero en cambio, en la situación actual los
jóvenes se encuentran más educados y más desempleados simultáneamente.

Más educación, menos poder.- Están mucho más compenetrados con tecnologías que multiplican
el acceso a fuentes de conocimiento e información; pero al mismo tiempo no parecen ampliarse
los espacios instituidos de toma de decisiones, procesamiento de demandas y ejercicio del poder.

El ritmo de expansión de conectividad, es muy acelerado para la población juvenil


latinoamericana en los últimos años. Lo que supone que al menos en principio, la juventud
dispone de capacidades muy superiores para obtener, procesar y usar información que los
adultos. Sin embargo, no les genera una posición clara y firme de poder.

Manifiestan la idea de que tanto el sistema político como los espacios para procesas demandas no
logran influir en la vida de los jóvenes, hay menor participación en espacios institucionalizados de
deliberación, se sienten a su vez, poco representados por el sistema político y estigmatizados
como disruptores por los adultos y figuras de autoridad.

Sin embargo, si son muy activos en espacios de presión y deliberación, sobre todo en redes
virtuales, movimientos sociales, ecológicos, estético-culturales, de genero y defensa de las
minorías.
Elasticidad del consumo simbólico, rigidez del consumo material

La brecha de expectativas se alimenta de la desproporción entre acceso a bienes simbólicos y a


bienes materiales.

Las destrezas juveniles para el consumo simbólico son evidentes en la mayor ductilidad y
plasticidad para ver y leer los medios de comunicación y redes a distancia, tienen la capacidad de
absorber mayores cantidades de información en menor tiempo, sin embargo, en niveles de
consumo material, las cifras se equiparan a la década de los 80´s que el consumo de información e
imágenes era infinitamente menor.

Quienes mas padecen esta brecha, viven con mayores dudas del orden normativo, sin mucha
claridad sobre dónde está la verdadera justicia, explicando en gran parte con esto, la presencia de
violencia, delincuencia que va en aumento.

Brecha de inclusión social: la perspectiva intra-generacional

Brechas en educación

La educación constituye el principal mecanismo para acumular capital humano y tener buenas
oportunidades. Poca o mala educación es, por tanto aguafiestas de la inclusión social.

En la medida que las nuevas generaciones adquieren mayores logros educacionales, se produce la
devaluación educativa: la misma cantidad de años de escolaridad representa cada vez menos en
términos de ingresos esperados.

Es difícil pensar que la educación hace de palanca de movilidad social e igualación de


oportunidades.

Brechas en empleo

El desempleo es mucho mayor entre jóvenes de familias de menores ingresos y entre jóvenes
mujeres.

Hay un círculo vicioso que vincula bajos ingresos de los hogares, bajo nivel de educación promedio
y alta incidencia en empleos de baja productividad.

Brechas en conectividad

Si bien es claro que la conectividad es mucho mayor entre jóvenes que entre adultos, hay brechas
importantes entre jóvenes.

Es particularmente baja la conectividad en jóvenes con educación primaria en relación a


secundaria, y de estos últimos en relación a jóvenes con post-secundaria, sea universitaria o no.
Probablemente estas brechas se reduzcan a medida que las nuevas generaciones se socializan con
el internet. Otra categoría a incluir en esta brecha es la diferencia entre jóvenes de conectividad
habitual y otros de conectividad ocasional, pues es parte de la misma la frecuencia de conexión y
uso, así como también la familiaridad, el lugar desde el cual se ocupa y para qué se utiliza.

Para no irse a casa cabizbajo y meditabundo


Bueno finalmente el autor cierra con el rescate de las cosas buenas que surgen de todo este
análisis.

El gran desafío es combinar políticas que nivelen el campo de juego en logros y aprendizajes
educativos, invirtiendo recursos y buscando sinergias para que tengan educación de mayor calidad
jóvenes de hogares de bajos ingresos, con padres de escaso capital educativo.

En segundo lugar, su capacidad (de los jóvenes) para redefinir lo político forma parte del nivel de
acceso y manejo de la información, lo que repercute en la movilización pública; para generar
espacios alternativos de procesamiento de demandas.

En tercer lugar, su excesivo consumo simbólico implica el desarrollo de capacidades que pueden
influir positivamente en la generación de ingresos y consumo material. Otro caso es el desarrollo
de destrezas que la sociedad de la información terminará convirtiendo en pasaportes al empleo.

Por último, la propia juventud está redefiniendo lo que se entiende por inclusión social; incluyen
la participación a distancia, la integración de nuevos espacios por medio de la migración, gestionan
recursos y servicios de manera colectiva a través del uso estratégico de la información, participan
en redes que incluyen campos mas heterogéneos y de reconocimiento recíproco.

Lo que al menos abre la pauta para el futuro con pleno desarrollo de estas ventajas.

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