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:r
Cuando nos interrogamos sobre los usos sociales de la ciencia,
contadas veces consideramos el empleo que los investigadores
mismos podrían hacer de una sociología de la producción cien-
tífica. ¿No podrían hacer de ella un uso "clínico" que permi-
tiera a la investigación cumplir más eficazmente las misiones
que la sociedad le confia?

Los "campos científicos" son, según Pierre Bourdieu, el ámbi-


to de enfrentamiento necesario entre dos formas de poder
correspondientes a dos especies de "capital científico": un
capital que podemos calificar de social, ligado a la ocupación
de posiciones eminentes en las instituciones científicas, y un
capital específico que se basa en el reconocimiento de los
pares. Y como la innovación científica no se produce sin rup-
turas con los presupuestos en vigor, el capital científico espe-
cífico es el más expuesto a la recusación. Puede suceder así
que los investigadores sean los más violentamente combati-
dos por su propia institución. La sociología de la ciencia
puede ayudar a superar este tipo de contradicciones y a fun-
dar los principios concretos del rumbo clínico al que el autor
consagra sus anhelos.

Profesor en el Collége de France, director de la École des Hau-


tes Études en Sciences Sociales, medalla de oro del CNRS, Pie-
rre Bourdieu dirige la revista Actes de la Rechirche en S cien-
ces Sociales, así como la revista internacional Líber.

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~

I.S.B.N. N°: 950-602-407-3


Claves
Código N° 4073 Nueva Visión
Pierre Bourdieu

Los USOS SOCIALES DE LA CIENCIA


COLECCIÓN CLAVES
Dirigida por Rugo Vezzetti
Pierre Bourdieu

Los usos sociALES


DE LA CIENCIA

Ediciones Nueva Visión


Buenos Aires
Título de los miginales en francés: NOTA DEL EDITOR
Les usages socicwx de la science. Pour une sociologie clinique
du chwnp scientifique
© INRA, París, 1997

"Le champ scientifique", Actes de la recherche en sciences


sociales, No 1-2, 1976

La traducción de Les usages sociaux de la science. Pour une Se publican en este libro dos textos: por un lado "El
sociologie clinique du champ scientif'ique es de Horacio Pons. campo científico" un estudio ya clásico que fue el punto
La traducción fue revisada por el autor. de partida de la renovación ele la sociología de la ciencia
La traducción de "El campo científico" fue realizada por en los aPios 1970-1980; por otro, un texto reciente de
Alfonso Buchyrevisada por Pablo K.reirnerparaRecles. Revis- Pierre Bourdieu. '(Los usos sociales ele la ciencia. Por una
ta de Estudios Sociales de la Ciencia, del Centro de Estudios sociología clinic~I del ca1npo científico'', conferencia pro-
e Investigaciones de la Universidad Nacional de Quilmes, vol. nunciada por el autor en el lnstitut 1Vational de la
1, no 2, Buenos Aires, diciembre de 1994, pp.131-160. Recherche Agrononúque, especie ele intervención prácti-
ca dirigida a proporcionar instrurnentos de autoanálisis
a los 1nienLbros de una institución científica.

Toda reproducción total o parcial de esta obra por cualquier


sistema -incluyendo el fotocopiado- que no haya sido expresa-
mente autorizada por el editor constituye una infracción a los
derechos del autor y será reprimida con penas de hasta seis afias
de prisión (art. 62 de la ley 11.723 y art. 172 del Código Penal).

I.S.B.N. 950-602-407-3
© 2000 por Ediciones Nueva Visión SAIC
Tucumán 3748, (1189) Buenos Aires, República Argentina
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Impreso en la Argentina 1 Printed in Argentina
I

EL CAMPO CIENTÍFICO
EL CAMPO CIENTÍFICO*

He tratado de describir en otros trabajos la lógica de


funcionamiento de los campos de producción sirnbólica
(campo intelectual, y artístico, campo religioso, campo
de la alta costura, etc.). Quisiera determinar aquí cómo
esas leyes se especifican en el caso particular del campo
científico; más precisamente, qué condición (es decir, a
qué condiciones sociales) de los mecanismos genéricos
como los que rigen en todo campo la aceptación o la
eliminación de los nuevos ingresantes o la competencia
entre los diferentes productores, puede determinar la
aparición de esos productos sociales relativamente in-
dependientes de sus condiciones sociales de producción
como lo son las verdades científicas. Esto, en nombre de
la convicción, ella misma producto de una historia,
de que es dentro de la historia donde hay que buscar la
razón de un progreso paradójico de una razón en todo
histórica y sin embargo irreductible a la historia.
La sociología de la ciencia reposa en el postulado de
que la verdad del producto -se trata de ese producto
muy particular como lo es la verdad científica- reside en
particulares condiciones sociales de producción; es de-
cir, más precisamente, en un estado determinado de la
estructura y del funcionamiento del campo científico. El
* Publicado originalmente en Actes de la recherche en sciences
sociales, No 1-2, 1976, bajo el título Le champ scientifique. Esta
traducción de Alfonso Buch, revisada por Pablo Kreimer, fue publi-
cada enRedes, Revista de Estudios Sociales de la Ciencia del Centro
de Estudios e Investigaciones de la Universidad Nacional de Quil-
mes, Vol. 1, No 2, Buenos Aires, diciembre de 1944, pp.131-160.

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universo "puro" de la ciencia más "pura" es un campo rmnper con la imagen pacífica de la "comunidad cientí-
social como otro, con sus relaciones de fuerza, sus fica" como la ha descrito la hagiografía científica -y a
monopolios, sus luchas y sus estrategias, sus intereses menudo después de ella la sociología de la ciencia-, es
y sus ganancias, pero donde todas estas invariancias decir, con la idea de una suerte de "reino de los fines" que
revisten formas específicas. no conocería otras leyes que las de la competencia pura
y perfecta de las ideas, infaliblemente diferenciadas por
la fuerza intrínseca de la idea verdadera. Es también
recordar que el funcionamiento mismo del campo cien-
LA LUCHA POR EL MONOPOLIO tífico produce y supone una forma específica de intereses
DE LA COMPETENCIA CIENTÍFICA (las prácticas científicas no aparecen como "desintere-
sadas" más que por referencia a intereses diferentes,
producidos y exigidos por otros campos).
El campo científico, como sistema de relaciones objeti- Hablando de interés científico y de autoridad (o de
vas entre posiciones adquiridas (en las luchas anterio- competencia) científica, buscamos descartar de plano
res), es el lugar (es decir, el espacio de juego) de una las distinciones implícitas que dificultan las discusio-
lucha competitiva que tiene por desafío específico el mo- nes sobre la ciencia. Así, intentar disociar en la compe-
nopolio de la autorídad científica, inseparablemente tencia (o autoridad) científica lo que sería pura repre-
definida como capacidad técnica y como poder social, o, sentación social, poder simbólico, marcado por todo un
si se prefiere, el monopolio de la competencia científica "aparato" (en el sentido de Pascal) de emblemas y de
que es socialmente reconocida a un agente determina- signos, de lo que sería pura capacidad técnica, es caer en
do, entendida en el sentido de capacidad de hablar e la trampa constitutiva de toda competencia, razón so-
intervenir legítimamente (es decir, de manera autoriza- cial que se legitima presentándose como pura razón
da y con autoridad) en materia de ciencia. técnica (como se ve por ejemplo en los usos tecnocráticos
Dos comentarios breves para descartar posibles ma- de la noción de competencia). 1 * De hecho, "el aparato
los entendidos. Primero: hay que cuidarse de reducir las
relaciones objetivas que son constitutivas del campo al * En francés, competencia (compétence) sólo hace referencia a un
conjunto de las interacciones, en el sentido del interac- conjunto de habilidades diferente de concurrence, competencia o
cionismo, es decir, al conjunto de estrategias que, como competición. (N. del E.)
1
lo veremos más adelante, en realidad él determina (cf. El conflicto del que da cuenta Sapolsky entre los partidarios de
la fluoridación, es decir entre los detentadores de la autoridad oficial
P. Bourdieu, "Una interpretación de la sociología de la (health officials), que se consideraban los únicos "competentes" en
religión de Max Weber", en Archives européenes de materia de salud pública, y los adversarios de esta innovación, entre
sociologie, la, 1, 1971, pp. 3-21). Por otra parte, habrá los cuales se encontraban muchos científicos, pero quienes, a los ojos
que precisar lo que quiere decir "socialmente reconoci- de los oficiales, excedían "los límites de su dominio propio de
do": veremos que el grupo que otorga este reconocimíen- competencia", permite percibir claramente la verdad social
de la competencia como palabra autorizada y palabra de autoridad
to tiende siempre a reducirse más al conjunto de los que es el objeto de una lucha entre grupos (cf. H. M. Sapolsky,
sabios, es decir a los competidores, a medida que se "Science, voters and fluoridation controversy", en Science, vol. 162,
acrecientan los recursos científicos acumulados y, co- 25 de octubre de 1968, pp. 427-433). El problema de la competencia
rrelativamente, la autonomía del campo. no se expone con tanta agudeza y claridad como en la relación con los
Decir que el campo es un lugar de luchas no es sólo "profanos" (cf. Barnes, "On the Reception ofScientific Beliefs", en B.
Barnes (ed.), Sociology of Science, Londres, Penguin, 1972, pp. 269-

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augusto" del que son rodeados aquellos a quienes se capaces de iinponer una definición de la ciencia que
denominaba los "capacitados" en el siglo pasado y hoy implique que la buena manera de hacer ciencia supone
los "competentes": togas rojas y armiüos, sotanas y la utilización de los servicios de una gran burocracia
birretes cuadrados de los rnagistrados y de los doctores científica, provista de créditos, de equipos técnicos po-
en otros tiempos, títulos escolares y distinciones cientí- derosos, de una mano de obra abundante; y constituyen
ficas de investigadores hoy, toda esta "muestra tan en metodología universal y eterna los procedimientos de
auténtica", como decía Pascal, toda esta ficción social encuesta por sondeo de grandes rnuestras, las operacio-
que socialmente no tiene nada de ficticio, modifica la nes de análisis estadístico de los datos y la formalización
percepción social de la capacidad propiamente técnica. de los resultados, instaurando así como medida de toda
Es así que los juicios sobre las capacidades científicas de práctica científica el patrón más favorable a sus capaci-
un estudiante o de un investigador están siempre con- dades personales e institucionales. Recíprocarnente, los
ta7ninados, en todos los niveles del "cursus", por el conflictos epistemológicos son siempre, inseparable-
conocirniento de la posició!l que ocupa en las jerarquías mente, conflictos políticos: es por eso que una investiga-
instituidas (las "Grandes Ecoles" en Francia, o las de las ción sobre el poder en el carr1po científico podría com-
universidades en los Estados Unidos, por ejemplo). prender sólo cuestiones de tipo epistemológico.
Puesto que todas las prácticas se orientan hacia la De una definición rigurosa del campo científico como
adquisición de la autoridad científica (prestigio, recono- espacio objetivo de un juego donde se encuentran com-
cimiento, celebridad, etc.), búsqueda intrínsecamente prometidas posiciones científicas se deduce que es inútil
doble, lo que llamamos comúnmente "interés" por una distinguir determinaciones propiamente científicas y
actividad científica (una disciplina, un sector de esta determinaciones propiamente sociales de prácticas esen-
disciplina, un método, etc.) tiene siempre dos caras; y lo cialmente sobredeterminadas. La descripción de Fred
mismo ocurre con las estrategias que tienden a asegu- Reif deja ver, casi a su pesar, hasta qué punto es
rar la satisfacción de este interés. artificial y hasta imposible la distinción del interés
Un análisis que tratara de aislar una dimensión intrínseco y el interés extrínseco, de lo que es import~n­
puramente "política" en los conflictos por la dominación te para un investigador determinado y lo que es impor-
en el campo científico sería tan radicalmente falso como tante para los otros investigadores:
su contraparte, más frecuente, el análisis que no consi-
dera sino las determinaciones "puras" y puramente Un científico pretende realizar las investigaciones que
intelectuales de los conflictos científicos. Por ejemplo, la considera importantes. Pero la satisfacción intrínseca y
el interés no son sus únicas motivaciones. Esto aparece
lucha que opone hoy a los especialistas por la obtención
claramente cuando se observa lo que ocurre cuando un
de créditos y de instrumentos de investigación no se investigador descubre la publicación por parte de otra
reduce jamás a una simple lucha por el poder propia- persona de un resultado que él estaba a punto de alcan-
mente "político": quienes se ponen a la cabeza de las zar. Casi siempre lo afecta, a pesar de que el interés
grandes burocracias científicas sólo pueden imponer su intrínseco. de su trabajo no se encuentre para nada
victoria como una victoria de la ciencia si se muestran afectado. Ocurre que su trabajo no debe ser interesante
sólo para él sino que debe ser importante para los otros. 2

291; L. Boltanski y Maldidier, "Carriere scientifique, morale scien-


tifique et vulgarisation", en lnformation sur les sciencies sociales (9), 2
F. Reif, "The Competitive World of the Pure Scientist", en
3, 1970, pp. 99-118). Science, 15 de diciembre de 1961,134 (3494), pp. 1957-1962.

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Lo que es percibido como importante e interesante es tratan sobre "la asignación de recursos intelectuales
lo que tiene chances de ser reconocido como importante entre diferentes tipos de trabajos sociológicos" o sobre
e interesante para otros y, por lo tanto, de hacer apare- "el rol que conviene al sociólogo") y los conflictos "inte-
cer al que lo produce como importante e interesante a los lectuales", "oposición de ideas sociológicas estrictamen-
ojos de los otros (habrá que examinar de nuevo esta te formuladas" (R. K. Merton, The sociology of science,
dialéctica y las condiciones en las cuales funciona en Chicago y Londres, The University of Chicago Press,
beneficio de la acumulatividad científica y no como un 1973, p. 55), constituye ella misma una estrategia a la
simple círculo de legitimación mutua). vez social e intelectual que tiende a imponer una delimi-
A riesgo de volver a la filosofía idealista, que otorga a tación del campo de los objetos legítimos de discusión.
la ciencia el poder de desarrollarse de acuerdo con su Se habrá reconocido en esta distinción una de esas
lógica inmanente (como lo hace el mismo Kuhn cuando estrategias por las cuales la sociología oficial americana
sugiere que las "revoluciones científicas" sólo se produ- tiende a asegurarse la respetabilidad académica y a
cen a continuación del agotamiento de los "paradig- imponer una delimitación de lo científico y de lo no
mas") hay que suponer que las inversiones se organizan científico que prohíba toda interrogación que ponga en
con referencia a una anticipación -consciente o incons- cuestión los fundamentos de su respetabilidad, como
ciente- de las posibilidades promedio de beneficio (que una falta al buen sentido científico. 4
se especifican también en función del capital detenta- Una auténtica ciencia de la ciencia no puede consti-
do). Es así como la tendencia de los investigadores a tuirse más que a condición de rechazar radicalmente la
concentrarse sobre los problemas considerados como los oposición abstracta (que se encuentra también en otros
más importantes (por ejemplo, porque ellos han sido lados, por ejemplo en historia del arte) entre un análisis
constituidos como tales por los productores dotados de inmanente o interno, que incumbiría propiamente a la
un alto grado de legitimidad) se explica por el hecho epistemología y que restituiría la lógica según la cual
de que un aporte o un descubrimiento relativo a estas la ciencia engendra sus propios problemas, y un análi-
cuestiones es de un carácter tal que aporta un beneficio sis externo, que relaciona sus problemas con sus condi-
simbólico más importante. La intensa competencia que ciones sociales de aparición. Es el campo científico el
así se genera tiene grandes posibilidades de determinar
una baja en las tasas medias de beneficio material y/o 4 De entre las innumerables expresiones de este credo neutra-

simbólico y, por ello, que una fracción de investigadores lista, ésta es particularmente típica: "En tanto que profesionales
se dirija hacia otros objetos menos prestigiosos pero -como universitarios o en el ejercicio de la profesión- los sociólogos
se consideran esencialmente capaces de separar, en nombre de su
alrededor de los cuales la con1petencia es menos fuerte, sentido de responsabilidad social, su ideología personal de su rol
y que son por lo tanto adecuados para ofrecer beneficios profesional en sus relaciones con sus clientes, sus públicos y sus
por lo menos de igual importancia. 3 pares. Es claro que está allí el resultado más completo de la
La distinción que hace Merton (hablando de las aplicación del concepto de profesionalización en la sociología, parti-
ciencias sociales) entre los conflictos "sociales" (que cularmente en el período que comienza en 1965 (Ben David, 1972).
Desde la organización inicial de la sociología como disciplina, mu-
chos sociólogos han tenido ideologías muy intensas que los empuja-
3 Dentro de la misma lógica hay que comprender las transferen- ban a tratar de poner sus conocimientos al servicio del cambio social,
cias de capital de un campo determinado a un campo socialmente aun cuando, en tanto que universitarios, ellos debían afrontar el
inferior, donde una competencia menos intensa promete posibilida- problema de las normas que se imponen al profesor y al investigador
des de beneficios más elevados al detentador de un capital científico (M. Janowitz, The American Journal of Sociology, 78 (1), julio de
determinado. 1972, pp. 105-135).

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que, con1o lugar de una lucha política por la don1inación etc.) sino de los otros productores, quienes, siendo
científica, asigna a cada investigador, en función de la tan1bién sus con1petidores, son los rnenos pr_ocl~v~s a
posición que ocupa, sus problen1as, indisociablen1ente darle la razón sin discusión ni exan1en. En pnnc1p10, Y
políticos y científicos, y sus n1étodos, estrategias cientí- de hecho: sólo los sabios con1prornetidos en el juego
ficas que, puesto que se definen expresa u objetivan1en- tienen los rnedios para apropiarse simbólican1entE~ de la
te por referencia al sisten1a de posiciones políticas y obra científica y para evaluar sus n1éritos. Y tan1b1én de
científicas constitutivas del can1po científico, son, al derecho: quien apela a una autoridad_ e~terior al can1po
n1isn1o tiernpo, estrategias políticas. N o hay "elección" sólo se atrae el descrédito. 6 (En todo srmrlar en esto~ un
científica -elección del área de investigación, elección can1po artístico fuerternente autónon1o, el can1po cien-
de los n1étodos en1pleados, elección del lugar de publica- tífico debe su especificidad, entre otras cosas, ~l hecho
ción, elección que describe Hagstrmnii entre una publi- de que los con1petidores no pueden darse por sabsfe:hos
cación rápida de resultados parciahnente verificados o sólo por distinguirse de sus antecesores ya recon?c1dos,
la publicación tardía de resultados plenarnente contro- sino que se ven obligados, so pena de ser aventaJados Y
lados que no sea, por uno de sus aspectos, el 1nenos "desclasados", a incluir sus logros dentro de la construc-
confesado y el n1enos confesable, una estrategia política ción distinta y distintiva que los excede.)
de ubicación al n1enos objetiva1nente orientada hada la En la lucha en la cual cada uno de los agentes debe
n1axin1ización del beneficio propiarnente científico, es cmnpron1eterse para ünponer el valor de sus/p_roducto~
decir al reconocin1iento susceptible de ser obtenido de y de su propia autoridad ~on1o productor legrti_1:1~,/ esta
los pares-cmnpetidores. sien1pre presente el desafio de 1111poner la defirncron de
la ciencia (i.e. la delünitación del can1po de los pro?le-
n1as ' las rnetodolorrías
b
y las teorías que pueden. consrde-
rarse científicas) n1ás conveniente para sus rntereses
LA ACUMULACIÓN específicos, es decir, la más adecuad~ p/ara per!nitirle
DEL CAPITAL CIENTÍFICO ocupar con toda legitin1idad la pos1c1on don11nante,

6 Fred Reifrecuerda que quienes, por inquietud de ver su tr~b~jo

La lucha por la autoridad científica, especie particular publicado lo más rápidamente posible, rec~r:en a la prer:sa cot:dia-
de capital social que asegura un poder sobre los rneca- na (los descubrimientos importantes en flsica han pod1~_0 asi ser
anunciados en el New York Tilnes) se atraen la reprobacw_n d~ _sus
nisrnos constitutivos del campo y que puede ser recon- pares-competidores en nombre de la di~tinción entre pubhca~wn Y
vertido en otras especies de capital, debe lo esencial de publicidad que gobierna también las actitudes con respec~o a ciertas
sus características al hecho de que los productores formas de divulgación, siempre sospechadas de _ser solo formas
tienden (tanto n1ás cuanto n1ás autónon1o es el can1po) eufemísticas de auto-divulgación. Será suficiente citar los comenta-
a no tener otros clientes posibles que sus con1petidores. rios del editor del periódico oficial de los físicos. american~s:_ "Por
Esto significa que dentro de un carnpo científico fuerte- cortesía con respecto a sus colegas, los autores tienen ?l habito de
impedir toda forma de divulga~ión ~úbli,ca de sus artlcul_os _antes
n1ente autónomo, un productor particular no puede de que éstos aparezcan en la revista c1entlfica. Los ~escubrur~1entos
esperar el reconocin1iento del valor de sus productos científicos no poseen las características sensacionalistas que mtere-
("reputación", "prestigio", "autoridad", "competencia", san a los diarios y todos los medios de comu~·ücación ~?masas de?en
poder tener acceso simultáneamente a la mform~c10n. De a~m en
5
W. D. Hagstrom, The Scientific Community, Nueva York, Basic adelante nosotros rechazaremos, entonces, los articulas cuyo cor:te-
Books, 1965,p. 100. nido haya sido ya publicado en la prensa cotidiana" (F. Reif, op. e~ t.).

18 19
asegurando la posición más alta en la jerarquía de los opinio, como decía la escolástica, no es más que una
valores científicos, de las capacidades científicas que el ficción oficial que no tiene nada de ficticio porque la
agente detenta a título personal o institucional (por eficacia simbólica que le confiere su legitimidad
ejemplo en tanto detentador de una especie determina- le permite cumplir una función semejante a la que la
da de capital cultural, como ex alumno de una institu- ideología liberal reserva para la noción de opinión
ción de enseñanza particular, como miembro de una pública. La ciencia oficial no es lo que en general hace de
institución científica determinada, etcétera). 7 ella la sociología de la ciencia, es decir el sistema de
Es así que los debates sobre la prioridad de los normas y de valores que la "comunidad científica",
descubrimientos oponen en más de un caso a aquel que grupo indiferenciado, impondría e inculcaría a todos sus
ha descubierto el fenómeno desconocido, a menudo bajo miembros, considerando la anomia revolucionaria sólo
la forma de una simple anomalía o de un fracaso de las imputable a los fracasos de la socialización científica. 8
teorías existentes, a aquel que ha hecho de ese descubri- Esta visión 'durkheimniana' del campo científico podría
miento un hecho científico nuevo, insertándolo en una ser sólo la transfiguración de la representación del
construcción teórica irreductible al simple dato bruto: universo científico que a los detentadores del orden
estas discusiones políticas sobre el derecho de propie- científico les conviene imponer, y en primer lugar ünpo-
dad científica, que son al mismo tiempo debates cientí- nerlo a sus competidores.
ficos sobre el sentido de lo que es descubierto, y las No terminaremos nunca de reseñar los ejemplos de
discusiones episten1ológicas sobre la naturaleza del este "funcionalismo", incluso en un autor que, como
des-cubrimiento científico, oponen, en realidad, a través Kuhn, incorpora el conflicto dentro de su teoría de la
de esos protagonistas particulares, dos principios de evolución científica: "una comunidad de especialistas
jerarquización de las prácticas científicas; uno que da (de ciencia) se esmerará por asegurarse la progresión en
prioridad a la observación y la experimentación, y por lo la acumulación de datos que ella puede usar con preci-
tanto las disposiciones y las capacidades correspondien- sión y con detalle" (T. Kuhn, The structure of Scientific
tes, y otro que privilegia la teoría y los "intereses" Revolutions, Chicago, Tbe University ofChicago Press,
científicos correlativos, debate que jamás ha cesado de 1962, p. 168). Debido a que la "función" en el sentido del
ocupar el centro de la reflexión epistemológica. "funcionalismo" de la escuela americana no es otra cosa
Así, la definición de la cuestión de la lucha científica que el interés de los dominantes (de un campo determi-
forma parte de las posiciones en la lucha científica, y los nado o, en el campo de la lucha de clases, la clase
dominantes son aquellos que consiguen imponer la dominante), es decir el interés que los dominantes
definición de la ciencia según la cual su realización más
acabada consiste en tener, ser y hacer lo que ellos 8 Como la filosofía social de inspiración durkheimniana que

tienen, son o hacen. Es decir que la communis doctorum describe el conflicto social en el lenguaje de la marginalidad, de la
desviación o de la anomia, esta filosofía de la ciencia tiende a reducir
7 Existe en cada momento una jerarquía social de los campos las relaciones de competencia entre dominantes y dominados a las
científicos -las disciplinas- que orienta fuertemente las prácticas y relaciones entre un "centro" y una "periferia", reencontrando en la
muy especialmente las "elecciones" de "vocación" -y en el interior de metáfora emanatista cara a Halbwachs, de la distancia al "foco" de
cada una de ellos, una jerarquía social de los objetos y de los métodos los valores centrales '(cf. por ejemplo, J. Ben David, The Scientist's
(sobre este punto cf. P. Bourdieu, "Méthode scientifique et hiérar- Role in Society, Englewood Cliffs (N.J), Prentice Hall Inc., 1971, YE.
chie sociale des objets", enActes de la recherche en sciences sociales, Shils, "Centerand Periphery", en The Logic of Personr:zl Kn~wledge,
1, 1975, pp. 4-6). (Las autorreferencias, muy numerosas en este Essays Presented to Michael Polanyi on his Sevent1eth B1rthday,
texto, tienen una función estrictamente estenográfica.) Londres, Routledge and Kegan Paul Ltd., 1961, pp. 117-130).

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tienen en la perpetuación de un sistema conforme a sus bios ideológiGos partici~_4_él§ta t_a~~-ª_~9:_es
intereses (o la función que el sistema cumple para esta IñüTfinacionales, y con1o si sus análisis científicos" del
clase particular de agentes); basta silenciar los intere- estado de la ciencia pudiesen ser otra cosa que la
ses (i.e. las funciones diferenciales) -haciendo de la justificación científican1ente enmascarada del estado
"cornunidad científica" el tema de análisis- para caer en particular de la ciencia o de las instituciones científicas
el "funcionalismo". de las que ellos forman parte. Veremos luego que la
. Y justamente porque la definición de lo que está en sociología de la ciencia escapa muy rarainente a esta
Juego forn1a parte de la lucha, a un dentro de ciencias estrategia del inforrne pericial corrw imposición de legi-
-como las matemáticas- donde el consenso aparente es timidad que prepara la conquista de un mercado. 9
muy amplio, nos encontramos todo el tiempo con las La autoridad científica es, entonces, una especie
antinoinias de la legitimidad. (El interés apasionado particular de capital que puede ser acumulado, trans-
que los investigadores en ciencias sociales manifiestan mitido e incluso reconvertido en otras especies bajo
ante las ciencias de la naturaleza no se comprendería de ciertas condiciones. Podemos pedir prestada a Fred Reif
otra manera: es la definición de principios de evaluación la descripción del proceso de acumulación de capital
d.e,. su p~opia práctica lo que está en juego en su preten- científico y de las forinas que adopta su reconversión.
SIOn de Imponer, en norr1bre de la epistemología o de la Esto dentro del caso particular del cainpo de la física
sociología de la ciencia, la definición legítima de la forma conten1poránea, donde la posesión de un capital cientí-
más legítima de la ciencia, es decir, la ciencia de la fico tiende a favorecer la adquisición de capital suple-
naturale~a.) Ni en el campo científico ni en el can1po de nwntario y donde la carrera científica "exitosa" se pre-·
las. ~elac1on~s de ~lase existe instancia alguna que senta de esta manera corrw un proceso continuado de
legitime las Instancias de legitimidad; las reivindicacio- acumulación en el cual el capital inicial, representado
nes de legitimidad obtienen su legitünidad de la fuerza por el título escolar, juega un rol determinante:
relativa de los grupos cuyos intereses expresan: en la
medida en que la definición n1isma de criterios de juicio Desde la "high school" el futuro hombre de ciencia tiene
y de principios de jerarquización refleja la posición en conciencia del rol de la competición y del prestigio en su
una .lucha, nadie e.§j:_uen ju~ue no hay juez que no éxito futuro. Debe esforzarse por ·obtener las mejores
sea JUez y. J2arte, . . notas para ser admitido en el "college" y rnás tarde en el
"graduate school". Se da cuenta de que el pasaje por un
Se puede ver la ~u1dad de la técnica de los "college" prestigioso tiene una importancia decisiva para
~" a la que ha recurrido muy comúnmente-Ia
tradicion sociológica para definir las jerarquías caracte- 0lnetrás de las problemáticas de expertos sobre el valor relativo
rístic~s d~ un.campo determinado (jerarquía de agentes U. regímenes universitarios se oculta, inevitablemente, la cues-
o de Instituciones -las universidades de los Estados tión de las condiciones óptimas para el desarrollo de la ciencia y por
Unidos- jerarquías de problemas, de áreas o métodos lo tanto la del mejor régimen político, puesto que los sociólogos
americanos tienden a hacer de la "democracia liberal" a la manera
jerarquía de los campos mismos, etc.). Es la mism~ americana la condición de la "democracia científica" (cf. por ejemplo
filosofía ingenua de la objetividad la gue inspira el R. K. Merton, "Science and Technology in a Democratic Order", en
-:reéurso a los "expertos internacionales". Como si iu Journal of Legal and Political Sociology, vol. 1,1942, publicado
posicion de observadores extranjeros pudiese ponerlos nuevamente en R. K Merton, Social Theo1y and Social Structure,
a-!abngo de las posiciones tomadas o de las tomas~ edición revisada, Free Press, 1967, pp. 550.:551, bajo el título
"Science and Democratic Social Structure", B. Barber, Science and
partidoen un momento donde la economía de los cam- the Social Order, Glencoe, The Free Press, 1952. pp. 73 y 83.

22 23
él [. .. ] finalmente debe ganarse la estima de sus profeso- sus esfuerzos, sus trabajos se ven así reducidos al
res para asegurarse las cartas de recomendación que lo estatus de duplicación carente de interés de un trabajo
ayudarán a entrar en el "college" y a obtener las becas y ya reconocido (lo que explica la precipitación con que
los premios [... ] . Cuando esté en la búsqueda de un algunos publican para evitar que otros les tomen la
empleo, estará en mejor posición si viene de una institu- delantera). 10 El sonseTJJ&_~_l!is~!}ilidad que emplean
ción conocida y si trabajó con un investigador renombra-
seguido los autores americanos (se trata, a menudo, de
do. En todo caso es esencial para él que las personas
mejor situadas acepten darle comentarios favorables una expresión de uso corriente entre los universitarios)
sobre su trabajo [. .. ]. El acceso a niveles universitarios expresa bien el valor diferencial, distintivo de esta
superiores está so.metido a los mismos criterios. La especie particular de capital social: acumular capital es
universidad exige nuevamente cartas de recomendación "hacerse un nombre", un nombre propio (y, para algu-
dadas por expertos del exterior y puede a veces proponer nos, un apellido), un nombre conocido y reconocido,
la fonnación de un comité de examen antes de tomar la marca que distingue instantáneamente a su portador,
decisión de promover a alguien a un puesto de profesor recortándolo como forma visible del fondo indiferencia-
titular. do, desapercibido, oscuro, en el cual todo se pierde (de
allí, sin duda, la importancia de las metáforas percep-
Este proceso se continúa cuando se trata de acceder tivas, donde la oposición entre brillante y oscuro es el
a los puestos administrativos, a las comisiones guber- paradigma, en la mayor parte de las taxinomias escola-
namentales, etc., y el investigador depende también de res).11 La lógica de la distinción funciona a pleno en el
su reputación entre sus colegas para obtener los fondos
de investigación, para atraer a los estudiantes de cali- QAsí se explican las estrategias muy diferenciadas que los
dad, para asegurarse los grants y las becas, las invita- investigadores ponen en práctica en la difusión de las preimpresio-
ciones y las consultas, las distinciones (i.e. Premio N o- nes y de las reimpresiones. Será fácil demostrar que todas las
bel, National Academy of Science). El reconocimiento diferencias observadas según la disciplina y la edad de los investi-
gadores o la institución a la cual pertenecen puede ser comprendida
socialmente señalado y garantizado (por todo un con- a partir de las muy diferentes funciones que cumplen estas dos
junto de signos específicos de consagración que el grupo formas de comunicación científica: la primera consiste en difundir
de ares-competidor otorga a cada uno de sus miem- muy rápidamente, escapando a las demoras de la publicación
bros) es funcion el valor distintivo de sus productos y científica (ventaja importante en los sectores altamente competiti-
de la originalidad (en el sentido de la teoría de la vos) entre un número restringido de lectores, que son a menudo
también los competidores más competentes, productos que no están
información) colectivamente reconocidos a la contribu- protegidos contra la apropiación fraudulenta por la publicación
ción que él hace a los recursos científicos ya acumula- oficial, pero que pueden ser mejorados por la circulación; la segunda
dos. El hecho de que el capital de autoridad obtenido por consiste en divulgar más ampliamente, entre el conjunto de colegas
el descubrimiento sea monopolizado por el primero en e interesados, productos con marca y socialmente imputados a un
haberlo hecho o, al menos, en haberlo hecho conocer y propio nombre (cf. W. Hagstrom, "Factors Related to the Use of
Different Modes of Publishing Research in Four Scientific Fields",
reconocer, explica la importancia y la frecuencia de las en C. E. Nelson y D. K. Pollock (ed.), Communícation Among
cuestiones de prioridad. Por otro lado, si ocurre que el Scíentists and Engineers, Lexington (Mass.), Health Lemington
primer descubrimiento es atribuido a varios nombres, Books, D. C. Heath and Co., 1970.
11
el prestigio atribuido a cada uno de ellos se ve disminui- De allí las dificultades que se encuentran en las investigaciones
do. Aquel que llega al descubrimiento algunas semanas sob:r:e los intelectuales, los sabios o los artistas, tanto en la investi-
gación misma como en la publicación de los resultados: proponer el
o algunos meses después que el otro, ha dilapidado todos anonimato a todas estas personas, cuyo interés es hacerse un

24 25
caso de las firmas múltiples que, en tanto que tales, leyes, que no tienen nada que ver con la moral. Y con el
reducen el valor distintivo impartido a cada uno de los riesgo de hacer entrar en la ciencia de la ciencia, bajo
que firman. Se puede así con1prender el conjunto de las diversos nombres "eruditos", aquello que los agentes
observaciones de Harriet A. Zuckern1an 12 sobre los llaman a veces "los valores" o las "tradiciones" de la
"modelos de rango de nominación entre los autores de "comunidad científica", hay que saber reconocer como
artículos científicos" como el producto de estrategias tales las estrategias que, en los universos en los cuales
tendientes a minimizar la pérdida de valor distintivo se tiene interés en el desinterés, tienden a disimular las
impuesta por las necesidades de la nueva división del estrategias. Estas estrategias de segundo orden, por
tra.bajo científico. Así, para explicar que los laureados las cuales se pone en regla transfigurando la sun1isión
con el premio Nobel no sean non1brados más frecuente- a las leyes (que es la condición de la satisfacción de los
mente que otros en primer lugar, como debería esperar- intereses), en obediencia electiva a las normas, permi-
se dado que los autores son normahnente nombrados en ten acumular las satisfacciones del interés bien enten-
el orden del valor relativo de su contribución, no hay dido y los beneficios rnás o menos universalmente pro-
necesidad de invocar una moral aristocrática de "noble- metidos a las acciones que no tienen otra determinación
za obliga"; alcanza suponer que la visibilidad de un aparente que el respeto puro y desinteresado de las
non1bre en una serie es primero función de su visibili- reglas.
dad relativa, definida por el rango que ocupa en la serie
y, segundo, de su visibilidad intrínseca, que resulta del
hecho de que, ya conocido, es más fácilmente reconocido
y retenido (uno de los mecanismos que hacen que, aquí CAPITAL CIENTÍFICO
también, el capital vaya al capital) para comprender Y PROPENSIÓN A INVERTIR
que la tendencia a dejar a los otros el primer rango crece
a medida que crece el capital poseído, con lo que el
beneficio simbólico está automáticamente asegurado a La estructura del campo científico se define en cada
su poseedor, independientemente del orden en que se lo momento por el estado de las relaciones de fuerza entre
nombra. 13 El mercado de bienes científicos tiene sus/ los :protagonistas de la lucha, agentes o instituciones, es
decir por la estructura de la distribución del capital
específico, resultado de las luchas anteriores que se
nombre, es hacer desaparecer la motivación principal para partici- encuentran objetivadas en las instituciones y las dispo-
par en una encuesta (cf. el modelo de la encuesta literaria o del siciones, y que dirige las estrategias y las posibilidades
interview). No proponerlo supone impedirse de formular preguntas
"indiscretas", es decir objetivantes y reductoras. La publicación de
objetivas de los diferentes agentes o instituciones en las
los resultados plantea problemas equivalentes, ¿no será porque el luchas presentes. (Alcanza aquí, como en otro lado, con
anonimato tiene como efecto tornar el discurso ininteligible o trans- percibir la relación dialéctica que se establece entre
parente según el grado de información de los lectores? (Tanto más las estructuras y las estrategias -por intermedio de las
cuando, en este caso, nu!llerosas posiciones no tienen más que un
elemento, un nombre propio.)
12
H. A. Zuckerman, "Patterns ofN ame Ordering among Authors
of Scientific Papers: A Study of Social Symbolism and its Ambigui- ceden el primer lugar más a menudo después de la obtención del
ty", 74 (3). noviembre de 1968, pp. 276-291. premio y de que su contribución a la investigación premiada sea
13 El modelo propuesto aquí da cuenta perfectamente -sin apelar marcada más visiblemente que la parte que ellos han tomado en sus
a ninguna determinación moral- del hecho de que los laureados otras investigaciones colectivas.

26 27
disposiciones- para hacer desaparecer la antinomia de ción estadística que se establece entre el prestigio de un
la sincronía y la diacronía de la estructura y de la investigador y el prestigio de sus títulos escolares de
historia). La estructura de la distribución del capital origen ("Grande École" o facultad en Francia, universi-
científico es el fundamento de las transformaciones del dad que otorga el doctorado para los Estados Unidos)
campo científico por intermediación de las estrategias una vez controlados los efectos de su productividad 14 es
de conservación o de subversión de la estructura que asumir implícitan1ente la hipótesis de que la producti-
ella misma produce: por una parte, la posición que cada vidad y el prestigio actual son independientes (entre
agente singular ocupa en un momento dado en la ellos) e independientes de los títulos de origen: en los
estructura del campo científico es la resultante, objeti- hechos, en la medida en que el título, en tanto capital
vada en las instituciones e incorporada en las disposi- escolar reconvertible en capital universitario y científi-
ciones, del conjunto de las estrategias anteriores, de co, encierra una trayectoria probable dirige, por la
este agente y de sus competidores, que dependen, ellas intermediación de las "aspiraciones razonables" que
mismas, de la estructura del campo por la intermedia- autoriza, todo lo relativo a la carrera científica (la
ción de las propiedades estructurales de la posición a elección de objetos más o menos "ambiciosos", una
partir de las cuales son engendradas; y por otra parte, productividad más o menos grande. etc.); de tal manera
las transformaciones de la estructura del campo son el que el efecto de prestigio de las instituciones no se ejerce
producto de las estrategias de conservación o de subver- solamente de manera directa, "contaminando" la forma
sión que encuentran el principio de su orientación y de en que se juzgan las capacidades científicas manifesta-
su eficacia en las propiedades de la posición que ocupan das por la cantidad y calidad del trabajo o, incluso de
los que las producen en el interior de la estructura del manera indirecta, a través de los contactos con los
campo. maestros más prestigiosos que posibilita un alto origen
Esto significa que en un estado determinado del escolar (la mayoría de las veces asociado a un alto ori-
campo, las inversiones de los investigadores dependen gen social), sino también por la intermediación de la
tanto de su importancia (medible por ejemplo en el "causalidad de lo probable", es decir por virtud de las
tiempo consagrado a la investigación) como de su natu- aspiraciones que autorizan o favorecen las posibilida-
raleza (y en particular en el grado de riesgo asumido), de des objetivas (se podrían hacer observaciones análogas
la importancia de su capital actual y potencial a propósito de los efectos del origen social cuando los
de reconocimiento y de su posición actual y potencial den- títulos escolares de partida son semejantes). Es así, por
tro del campo (según un proceso dialéctico que se obser- ejemplo, que la oposición entre las colocaciones seguras
va en todos los dominios de la práctica). Según una de la investigación intensiva y especializada, y las
lógica muchas veces observada, las aspiraciones -es colocaciones arriesgadas de la investigación extensiva
decir lo que se llama comúnmente "ambiciones científi- que puede conducir a vastas síntesis teóricas (revolucio-
cas"- son tanto más altas cuanto más elevado es el narias o eclécticas) -aquellos que, en el caso de la física
capital de reconocimiento: la posesión del capital que analizado por F. Reif, consisten en informarse sobre los
confiere desde el origen de la carrera científica el siste- desarrollos científicos producidos fuera de los límites
ma escolar bajo la forma de un título poco común implica estrictos de la especialidad, en lugar de descansar sobre
e impone -por mediaciones complejas-la persecución
14
de objetivos elevados que son socialmente pedidos y Cf. por ejemplo L. L. Hargens y W. O. Hagstrom, "Sponsored
garantizados por ese título. Así, intentar medir la rela- and Contest Mobility of American Academic Scientists", en Sociolo-
gy of.Education, 40 (1), invierno de 1967, pp. 24-38.

28 29
los andariveles seguros de una dirección de invest~ga­ campo particular 18 -en efecto, toda carrera se define
ción probada, y que pueden quedarse en pura pérdida o fundamentalmente por la posición que ocupa en la
suministrar analogías fecundas- tiende a reproducir la estructura del sistema de carreras posibles-. 19 Existen
bajas en el campo escolar y en el campo c1entlfico. 1 o
oposición entre las trayectorias altas y las tr~yec:oria ~ tantas maneras de entrar en la investigación, de man-
tenerse en la investigación y de salir de la investigación
Asimismo, para comprender la transformación< des- como clases de trayectorias, y toda descripción que,
cripta a menudo, de las prácticas científicas que acom- tratándose de tal universo, se atiene a las característi-
paña el progreso en la carrera científica, hay que rela- cas genéricas de una carrera "cualquiera" hace desapa-
cionar las diferentes estrategias cientíñcas -por ejen1- recer lo esencial, es decir las diferencias. La disminu-
plo las inversiones masivas y extensivas solam.ente e?- ción con la edad de la cantidad y de la calidad de las
la investigación o las inversiones moderadas e Intensi- producciones científicas que se observan en el caso de
vas en la investigación asociadas a inversiones en la las "carreras promedio", y que se comprende aparente-
administración científica- ciertamente no con las clases mente si se admite que el incremento del capital de
etarias -cada campo define sus propias leyes de enveje- consagración tiende a reducir la urgencia de la alta
cimiento social-16 sino con la importancia del capital productividad que ha sido necesaria para obtenerlo,
científico poseído que, definiendo a cada momento las sólo se torna completamente inteligible si se con1paran
posibilidades objetivas de beneficio, define las estrate- las carreras medias con las carreras más altas, que
gias "razonables" de inversión y de.si?-versión. ~ ada es son las únicas que conceden hasta el final los beneficios
más artificial, lo vemos, que descnb1r las propiedades simbólicos necesarios para reactivar continuamente la
genéricas de las diferentes fases de la "carrera científi- propensión hacia nuevas inversiones, retardando así
- me a·1a, en un
ca", 17 aunque se tratara d e l a "carrera continuamente la desinversión.

ts Cf. P. Bourdieu, L Boltanski y P. Maldidier, "La défense du


corps", en lnformation sur les sciences sociale~, 10(4), pp. 45-86.
16 El análisis estadístico muestra, por eJemplo, que para el
EL ORDEN (CIENTÍFICO)
conjunto de las generaciones pasadas, la eda~ de produc~iv~dad
ESTABLECIDO
científica máxima se sitúa entre los 26 y los 30 anos en los qmm1cos,
entre los 30 y los 34 años entre los físicos y los matemáticos, entre
los 35 y los 39 años entre los bacteriólogos, l.os geólogo~ y los
fisiólogos (H. C. Lehman,AgeandAchievment, Pnnceton. Pnnceton La forma que reviste la lucha, inseparablemente políti-
University Press, 1953). ca y científica, por la legitimidad científica, depende de
17 Cf. F. Reify A. Strauss, "The Impact ofRapid Discovery upon
the Scientist's Career", en Social Problems, invierno de 1965, pp. la estructura del campo, es decir, de la estructura de la
297-311. La comparación sistemática de este artículo -para el cual distribución del capital específico de reconocimiento
el físico ha colaborado con el sociólogo- con el que escribía el físico científico entre los participantes de la lucha. Esta
algunos años antes, suministra~a enseñ.an~a.s excepci.onales sobre
el funcionamiento del pensamiento socwlog¡co amencano. Baste
18
indicar que la "conceptualización" (es. d?ci7" la t.raducción d~ los Cf. B. G. Glaser, "Variations in the importance ofRecognition
conceptos indígenas en la jerga de la disciplina) tiene p~r preciO la in Scientist's Careers", en Social Problems, 10 (3), invierno de 1963,
desaparición total de la referencia al campo en su conJunto y, en pp. 268-276.
19
particular, al sistema de trayectorias (o de carreras) que confiere a Para evitar rehacer aquí toda la demostración, me contentaré con
cada carrera singular sus propiedades más importantes. reenviar a P. Bourdieu, "Les catégories de l'entendement professoral",
enActes de la recherche en sciences sociales, 3, 1975, pp. 68-93.
30
31
estructura puede variar teóricamente (como es el caso nen _a. ~niversalizar el caso particular. Es así que la
oposicio~ entre las est~ategias de conservación y las
de todo campo) entre dos límites teóricos en los hech~s
jamás alcanzados: por un lado l<:t situa~ión~de monopoho estrategias de subversión, que serán analizadas más
del capital específico de autondad cientlfica y, por el ad?lante, tiende a debilitarse a medida que la homoge-
otro la situación de competencia perfecta que supone la r:eidad del campo se incrementa y que decrece correla-
dist~ibución equitativa de este capital entre todos los ti_~al?ente la pro?~bilid~d de grandes revoluciones pe-
r~odlcas en bene{lclo de lnnumerables pequeñas revolu-
competidores. El campo científico es siempre ellu~ar de
una lucha más o menos desigual entre agentes desigual- Ciones pern1anentes.
mente provistos de capital espec~fico, por lo tanto en En l~ lucha que los opone, los dominantes y los
condiciones desiguales para apropiarse del producto del pretendientes, es decir los recién llegados como dicen
trabajo científico (y también, en cier_tos c~sos, de l~s los economistas, recurren a estrategias ~ntagónicas,
pro~undamente opuestas en su lógica y en su principio:
beneficios externos tales como las gratificaciones econo-
micas o propiamente políticas) que p~oducen" por su los I~ltereses (en el doble sentido) que los animan y los
colaboración objetiva, puesto que el conJunto de c?mpe- medios a los que pueden recurrir para satisfacerlos
tidores pone en juego el conjunto de los medios de dependen en efecto muy estrechamente de su posición
producción científicos disponibles. Dentr~ de todo ca~­ en el~ campo, es decir de su capital científico y del poder
q~e el _les ~a sobre el campo de producción y de circula-
po se oponen, con fuerzas más o menos de~Iguales segun
la estructura de la distribución del capital dentro del Cion _cientifica y sobre los beneficios que produce. Los
campo (grados de homogeneidad), los dominantes, ocu- dominantes adoptan estrategias de conservación ten-
pando las posiciones más altas dentro de la est~uctura dientes a perpetuar el orden científico establecido del
de la distribución del capital científico, y los dom1na~os, cual son parte interesada. Este orden no se reduce, como
es decir los recién llegados, que poseen un capital se cree comúnmente, a la ciencia oficial, conjunto de
científico tanto más importante (en valores absolutos) recursos científicos heredados del pasado, que existen
cuanto más importantes son los recursos científicos en estado objetivado, bajo la forma de instrumentos de
ob~as, de instituciones, etc., y en estado incorporddo_,
acumulados. baJO la forma de habitus científicos, sistemas de esque-
Todo parece indicar que, a medida que los recursos
ma~~ generadores de percepción, de apreciación y de
científicos acumulados se incrementan, y que se eleva el
grado de homogeneidad entre los competidores (que accion_ ~que son~ e! producto de una forma específica
bajo el efecto de factores independientes tiend?n a de accion pedagog:tcayquevuelven posible la elección de
volverse más y más numerosos), como consecuencia de los objetos, la solución de los problemas y la evaluación
la elevación correlativa del derecho de entrada, la com- de l_as soluciones. Engloba también el conjunto de insti-
petencia científica tiende a distinguirse en su forn1a Y~n tuc:ones encargadas de asegurar la producción y circu-
su intensidad de la que se observa en los estados mas lación de los bienes científicos al mismo tiempo que la
antiguos de los mismos campos o en otros campos donde reproducción y la circulación de los productores (o de los
los recursos acumulados son menos importantes Y el reproductores) y de los consumidores de esos bienes es
grado de heterogeneidad mayor (cf. más adelante). decir centralmente el sistema de enseñanza, único 'ca-
Olvidando (lo que se hace casi siempre) tener en cuenta paz de asegurar a la ciencia oficial la permanencia y la
estas propiedades estructurales y morfoló~cas de los consagración inculcándola sistemáticamente (habitus
diferentes campos, los sociólogos de la ciencia se expo- científicos) al conjunto de los destinatarios de la acción

33
32
pedagógica y, en particular, a todos los recién llegados del monopolio de la legitimidad científica a menos que
al campo de producción propian1ente dicho. Además de se pague el costo de una redefinición completa de los
las instancias específicamente encargadas de la consa- principios de legitimación de la dominación: los recién
gración (academias, premios, etc.), comprende tarnbi~n llegados que rechazan las carreras trazadas no pueden
los instrumentos de difusión y, en particular, las revis- "vencer a los dominantes en su propio juego" sino a
tas científicas que, por la selección que ellas operan en condición de comprometer un aumento de inversiones
función de los criterios dominantes, consagran los pro- específicamente científicas y sin poder esperar benefi-
ductos conforrnes con los principios de la ciencia oficial, cios importantes, al rnenos en el corto plazo, porque
ofreciendo así continuamente el ejemplo de lo que mere- tienen contra ellos toda la lógica del sistema.
ce el nombre de ciencia, y ejerciendo una censura de Por un lado, la invención según un arte de inventar ya
hecho sobre las producciones heréticas, tanto rechazán- inventado que, resolviendo todos los problemas suscep-
dolas expresamente, cuanto desanimando simplemente tibles de plantearse dentro de los límites de la proble-
la intención de publicar por medio de la definición de lo mática establecida por la aplicación de métodos compro-
publicable que proponen. 20 • •
bados (o trabajando para salvar los principios contra los
El campo asigna a cada agente sus estrategias, Inclu- cuestionamientos heréticos -pensamos por ejemplo en
yendo aquella que consiste en trastocar el orden cientí- Tycho Brahe-), tiende a hacer olvidar que ella no resuel-
fico establecido. Según la posición que ocupan en la ve más que los problemas que puede proponer o que ella
estructura del campo (y sin duda también según varia- no propone más que los problemas que puede resolver;
bles secundarias como la trayectoria social, que rige la por el otro, la invención herética que, poniendo en
evaluación de las posibilidades), los "recién llegados" cuestión los principios mismos del antiguo orden cientí-
pueden encontrarse orientados hacia las colocaciones fico, instaura una alternativa diferenciada, sin compro-
seguras de las estrategias de sucesión, capaces de asegu- miso posible, entre dos sistemas mutuamente excluyen-
rarles, al final de una carrera previsible, los beiJ.eficios tes. Lo~ fundadoresde un orden científico herético
correspondientes a los que realizan el ideal oficial de la rompenel contrato-qll.e-a.c-eptan al menos tácitamente
excelencia científica, asumiendo el costo de realizar los candidatos a la sucesión: no reconociendo otro prin-
innovaciones circunscriptas en los límites autorizados, cipio de legitimación que el que ellos intentan ünponer,
o hacia estrategias de subversión, colocaciones infinita- no aceptan entrar en el ciclo de intercarnbio de recono-
mente más costosas y más arriesgadas que sólo pueden cimiento que asegura una transmisión regulada de la
asegurar los beneficios prometidos a los detentadores autoridad científica entre los tenedores y los preten-
dientes (es decir, muy a menudo, entre miembros de
zo Sobre la acción de "filtraje" de los comités de redacción de las generaciones diferentes, lo que lleva a muchos observa-
revistas científicas (en ciencias sociales) véase D. Crane, "The Gate- dores a reducir los conflictos de legitimidad a conflictos
Keepers ofScience: Sorne Factors Affecting the Selection of Articles generacionales). Rechazando todos los depósitos y ga-
for Scient.ific Journals", American Sociologist, II, 1967, pp. 195-201. rantías que les ofrece el antiguo orden y la participación
Todo autoriza a pensar que en materia de producción científica,
como en materia de producción literaria, los autores seleccionan,
(progresiva) en el capital colectivamente garantizado
consciente o inconscientemente, los lugares de publicación en fun- que opera según los procedimientos regulados por un
ción de la idea que se hacen de sus "normas". Todo inclina a pensar contrato de delegación, ellos realizan la acumulación
que la autoeliminación, evidentemente menos perceptible, es al inicial por un golpe de timón y por la ruptura, desviando
menos tan importante como la eliminación expresa (sin hablar del en su beneficio el crédito con el cual los beneficiarían los
efecto que produce la imp<;>sición de una norma de lo publicable).

35
34
antiguos dominantes, sin concederles la contrapartida individuales y las condiciones sociales de su cumpli-
de reconocimiento que les acuerdan los que aceptan miento, Lewis Feuer sugiere la hipótesis de que todos
insertarse en la continuidad de una línea. 21 los trabajos recientes sobre el sistema de enseñanza
Y todo conduce a creer que la propensión a las científica acaban de corroborar (cf. M. de Saint Martín,
estrategias de conservación o a las estrategias de sub- Les fonctions sociales de l'enseignement scientifique,
versión es tanto menos independiente de las disposicio- París, La Haya, Mouton, col. Cahiers du Centre de
nes que se establecen en relación con el orden estable- sociologie européene, No. 8, 1971, y P. Bourdieu y M.
cido cuanto más dependiente es el orden científíco de Saint Martin, Le systeme des grandes écoles et la
mismo del orden social en el cual está inserto. Por eso reproduction de la classe dominante), según la cual el
es lícito suponer que la relación que establece Lewis acceso rápido y fácil a las responsabilidades adminis-
Feuer entre las inclinaciones universitaria y política- trativas que se ofrecía en Francia a los alumnos de las
mente subversivas del joven Einstein, y su empresa grandes escuelas científicas tendía a desalentar la
científicamente revolucionaria, es válida en cierta ma- revuelta contra el orden (científico) establecido, que
nera a fortiori para las ciencias como la biología y la encuentra, al contrario, un terreno favorable en los
sociología, que están lejos de haber llegado al grado de grupos de intelectuales marginales, ubicados en las -
autonomía de la física de los tiempos de Einstein. Y la posiciones intermedias entre el sistema de enseñanza y
oposición que establece este autor entre las disposicio- la bohemia revolucionaria:
nes revolucionarias de Einstein, miembro en su juven-
tud de un grupo de estudiantes judíos en revuelta Podemos en verdad arriesgar fa hipótesis de que, preci-
contra el orden científico establecido y contra el orden samente porque Francia era una "república de profeso-
establecido, y las disposiciones reformistas que mues- res", precisamente porque los sujetos más brillantes de
tra Poincaré, perfecto representante de la "república de la escuela politécnica eran rápidamente absorbidos por
los profesores", hombre del orden y de la reforma las altas funciones militares y la ingeniería civil, no era
ordenada tanto dentro del orden político como en el verosímil que una ruptura radical con los principios
orden cie~tífico, no puede dejar de evocar la oposición recibidos hubiera ocurrido. Una revolución científica
homóloga entre Marx y Durkheim. eg~!l.~n!ra.su t~r:renQmás.fértlf~I11in.a~fontracomUiii:
En su esfuerzo de reflexión original, Einstein se <fª<i~ Cuando el joven científico encuentra responsabilida-
des administrativas muy rápido, su energía está menos
sustentó en un extraño y pequeño círculo de jóvenes
disponible para la sublimación en el radicalismo de una
intelectuales, plenos de sentimientos de revuelta so- investigación pura.' 'rratándose de creatividad revolu-
cial y científica propios de su generación y que forma- cionaria, la apertura misma de la administración fran-
rían una contracomunidad científica fuera de la-ins- cesa a los talentos científicos constituye quizás un factor
titución oficial, un grupo de bohemios cosmopolitas explicativo del conservadorismo científico, más impor-
llevados, en esos tiempos revolucionarios, a considerar tante que todos los otros factores que habitualmente se
el mundo de otra manera (L. S. Feuer, "The Social Roots priorizan.
ofEistein's Theory ofRelativity", enAnnales ofScience,
vol. 27, No. 3).
Sobrepasando la oposición ingenua entre los habitus

21 Se verá más adelante la forma original.

36
37
DE LA REVOLUCIÓN INAUGURAL tífico: es el caso de la teoría positivista, que confiere a la
A LA REVOLUCIÓN PERMANENTE ciencia el poder de resolver todas las cuestiones que ella
misma plantea, siempre que éstas estén científicamen-
te planteadas, y de imponer, por la aplicación de criterios
¿Cuáles son las condiciones sociales que deben cumplir- objetivos, el consenso sobre sus soluciones, inscribiendo
se para que se instaure un juego social en el cual la Ide~ así el progreso en la rutina de la "ciencia normal" y
verdadera esté dotada de fuerza porque los que alh haciendo como si se pasara de un sistema a otro -de
participan tienen interés en la verdad e? lugar de tener, Newton a Einstein por ejerr1plo- por simple acumulación
como en otros juegos, la verdad de sus Intereses? Va ?e de conocimientos, por afinación de n1edidas y por rectifica-
suyo que no se trata de hacer de este universo social ción de principios; vale lo mismo para la teoría de Kuhn,
de excepción una excepción a las leyes fundamentales de que siendo válida para las revoluciones inaugurales de la
todo campo y en especial a la ley del interés q~e p. .uede ciencia inicial (donde la revolución copernicana suminis-
conferir una violencia impiadosa a las luchas cienhficas tra el paradigma -en el verdadero sentido de la palabra-)
n1ás "desinteresadas" (puesto que el "desinterés" no es adquiere simplemente la contracara del modelo positivis-
jamás, lo hemos visto, más que un sistema de in~ere~es ta.23 En realidad, el campo de la astronomía en el cual se
específicos -artísticos y religio.sos tant_o como cienhfi- produce la revolución copernicana se opone al carr1po de la
cos·- que implican la indiferencia -relativa- respecto de física contemporánea de la manera en que el mercado
los objetos ordinarios del interés -dinero, honor,. etc.-). "inmerso en las relaciones sociales" (embedded in social
El hecho de que el campo científico comporte siempre relationships) de las sociedades arcaicas se opone, según
una parte de arbitrariedad social en la medida en que Polanyi, al mercado "autorregulado" (selfregulating mar-
sirve a los intereses de los que, dentro y/o fuera del ket) de las sociedades capitalistas. No es por azar que la
campo, están en condiciones de percibir sus b.eneficio.s, revolución copernicana implique la reivindicación expre-
no excluye que, bajo ciertas condiciones, la lóg¡c~ propia sa de la autonomía por un campo científico todavía
del campo y en particular la lucha entre los dominantes "sumergido" en el campo religioso y en el campo de la
y los recién llegados, y la c~ns~ra cr,u~ada que de ello filosofía y, por su intermedio, en el campo político,
resulta no ejerza un desuLo sLstematLco de fines que reivindicación que implica la afirmación del derecho de
hace to~cer continuamente la persecución de los intere- los científicos a zanjar las cuestiones científicas ("las
ses científicos privados (entendidos siempre en su doble matemáticas a los matemáticos") en nombre de la legi-
. . 22
sentido) en beneficio del progreso d e l a ciencia. timidad específica que les confiere su competencia.
Las teorías parciales de la ciencia y de sus transfor-
maciones están predispuestas a cumplir funciones ideo- 23
No hay duda de que la filosofía de la historia de la ciencia que
lógicas en el interior del campo científico (o de campos propone Kuhn, con la alternancia de concentración monopólica
que buscan la cientificidad corr1~ en el ~aso del de l.as (paradigma) y de revolución, debe bastante al caso particular de la
ciencias sociales) porque éstas universalizan las propie- "revolución copernicana" tal como él la analiza y que considera como
"típica de toda inversión mayor de la ciencia" (T. Kuhn, La revolu-
dades atribuidas a los estados parciales del campo cien- ción Copernicana, París, Fayar, 1973, pp. 153 y 162): la autonomía
relativa de la ciencia con relación al poder y en particular con re-
22 Es un mecanismo como éste el que tiende a asegurar el control lación a la Iglesia, siendo todavía tan débil, para la revolución
de las relaciones con el universo exterior, con los laicos, es decir, l~ científica (en la astronomía matemática), pasa por la revolu-
''vulgarización científica" como autodivulgación del sabio (cf. Bm- ción política y supone una revolución de todas las disciplinas que
tanski y Maldidier, op. cit.). puedan tener efectos políticos.

38 39
Mientras que la metodología científica y la censu~a Y_l entrada). 26 De esto se sigue que la revolución científica
o la asistencia que ella propone o impone no son obJeti- no es un asunto de los más carenciados sino, por el
vadas en los mecanismos y en las disposiciones, las contrario, de los más ricos científicamente entre los
rupturas científicas toman necesariamente la for~a de recién llegados. 27 La antinomia de la ruptura y de la
revoluciones contra la institución, y las revoluciones continuidad se debilita en un campo que, ignorando
contra el orden científico establecido son inseparable- la distinción entre las fases revolucionarias y la "ciencia
mente revoluciones contra el orden establecido. Al con- normal", encuentra en la ruptura continua el verdadero
trario cuando se encuentra excluido gracias a estas principio de su continuidad; y, correlativarrwnte, la
revol~ciones originarias, todo recurso a las armas o a los oposición entre las estrategias de sucesión y las estrate-
poderes, aunque sean simbólicos, d~ferent.es a los. que gias de subversión tienden más y más a perder su
tienen curso en el campo, es el funcionamiento mismo sentido, ya que la acumulación del capital necesario
del campo el que define cada vez más completamente, no para el desarrollo de las revoluciones y del capital que
sólo el orden ordinario de la "ciencia normal", sino ofrecen las revoluciones tiende siempre en mayor medi-
también las rupturas extraordinarias, esas "rev?luci~­ da a cumplirse según los procedimientos regulados por
nes ordenadas", como dice Bachelard, que se Inscn- una carrera. 28
ben en lalógica de la historia de la ciencia, es de~i7 de La transmutación del antagonismo anárquico de los
la polémica científica. 24 Cuando el método esta I~~s­ intereses particulares en dialéctica científica se vuelve
cri pto en los mecanismos del campo, la revol.ucion
contra la ciencia instituida se produce con la asisten- 26
La principal censura está constituida por este derecho de
cia de una institución que suministra las condiciones entrada, es decir, por las condiciones de acceso al campo científico y
institucionales de la ruptura; el campo se vuelve el al sistema de enseñanza que le da entrada. Habrá que interrogarse
lugar de una revolución permanente, pero ~c~da vez sobre las propiedades que las ciencias de la naturaleza (sin hablar
más totalmente desprovista de efectos pohhcos. Es de las ciencias del hombre, donde de la debilidad de sus métodos se
por ello que este universo de la revolución permanen- deriva la más grande libertad y dejadez de sus habitus) deben a su
reclutamiento social, es decir, grosso modo, a las condiciones de
te puede también ser sin contradicción el del "dogma- acceso a la enseñanza superior (cf. M. de Saínt Martin, op. cit.).
tismo legítimo": 25 el equipamiento científico que se nece- 27
Sabemos que las mismas revoluciones inaugurales que dan
sita para hacer la revolución científica sólo puede ser nacimiento a un nuevo campo, constituyendo, por la ruptura, un
adquirido en y por la ciudad científica. A medida qu.e nuevo dominio de objetividad, incumben casi siempre a detentado~
aumentan los recursos científicos acumulados, el capi- res de un gran capital específico que, en virtud de variables secun-
darias (tales como la pertenencia a una clase social o a una etnia
tal científico incorporado que es necesario para apro- improbable en ese universo), se encuentran ubicados en una posi-
piárselos y tener así acceso a los problemas y a. los ción que descansa en falso, propia para favorecer la inclinación
instrumentos científicos, y por lo tanto a la lucha cien- revolucionaria: es el caso, por ejemplo, de los nuevos ingresan tes que
tífica, se torna cada vez más importante (derecho de importan en un campo el capital acumulado en un campo científico
socialmente superior (cf. Ben David, "Roles and Innovation in
Medicine", en American Journal of Sociology, 65, 1960, pp. 557 -568;
24 Más allá de Bachelard y de Reif (ya citados), D. Bloor ha
J. Ben David y R. Collins, "Social factors in the Origins of a New
percibido que las transformaciones en la organización social de la Science:.the Case ofPsychology", en American Socíological Review,
ciencia han determinado una transformación de la naturaleza de las 31, 1966, pp. 451-465.
revoluciones científicas (Bloor, "Essay Review; Two Paradigms for 28
Se ha visto más arriba la descripción que da F. Reifde la forma
Scientific knowledge?", en Science Studies, 1971, 1, pp. 101-115). que toma generalmente la acumulación de capital en un estado dado
25 G. Bachelard, Le materialisme rationnel, París, PUF, 1953, p. 41. del campo.

40 41
cada vez más total a medida que el interés que tiene encuentra dominado -y con él todo el grupo- por el
todo productor de bienes simbólicos en produci__r pr?duc- entrecruzan1iento en apariencia incoherente de las es-
tos "que no son solamente interesantes para el mismo, trategias individuales. Es decir que la oposición entre
como dice F. Reif, sino también importantes para los los aspectos "funcionales" y los aspectos "disfunciona-
otros", por lo tanto adecuados para obtene~ de los otr?s les" del funcionamiento de un campo científico dotado
el reconocimiento de su importancia y de la Importancia de una gran autonomía no tiene mucho sentido: las
de su autor choca con cornpetidores más capaces de tendencias más "disfuncionales" (por ejemplo la pro-
poner los ~ismos medios al servicio de_ las nlismas pensión al secreto y el rechazo a la cooperación) están
intenciones -lo que conduce, cada vez mas frecuente- inscriptos en los mismos mecanismos que engendran
nlente, con los descubrimientos simultáneos, al sa- las disposiciones más "funcionales". A rnedida que el
crificio del interés de uno de los productores o al de los método científico se inscribe en los mecanisn1os sociales
dos-·29 o en otros términos, a medida que el interés que regulan el funcionamiento del campo y se encuen-
priv~do ~ue cada agente singular tiene en combatir Y tra, de este modo, dotado de la objetividad superior de
dominar a sus competidores para obtener de ellos el una ley social inmanente, aquél puede realmente obje-
reconocimiento, se encuentra armado de todo un ~on­ tivarse en instrumentos capaces de controlar, y a veces
junto de instrumentos que c?nfieren su gran efica~Ia a dominar, a quienes los utilizan y en las disposiciones
su intención polémica, al tiempo le dan un caracter constituidas de un modo duradero que produce la insti-
universal de una censura metódica. Y, de hecho, a tución escolar. Y estas disposiciones encuentran un
medida que se incrementan los recursos acumulados Y reforzamiento continuo en los mecanismos sociales que,
el capital necesario para apropiársel?s, e~ mercado ~n el encontrando un sostén en el materialismo racional de la
cual puede ser ubicado el pro~ucto cienhfico no ?eJa de ciencia objetivada e incorporada, producen control y
estar restringido a los competidores cada vez mas fuer- censura pero también invención y ruptura. 30
temente armados para criticarlo racionalmente y des-
acreditar a su autor: el antagonismo que está en el
principio de la estructura y del cambio de todo campo
tiende a devenir cada vez más fecundo porque el acuer- LA CIENCIA
do forzado donde se engendra la razón deja cada vez Y LOS DOXÓSOFOS
menos lugar a lo impensado de la doxa. El ord~n
colectivo de la ciencia se elabora en y por la anarqu1a
competitiva de las acciones interesadas, cada agente se La ciencia no tiene nunca otro fundamento más que la
creencia colectiva en sus fundamentos, que produce y
zg Se estará de acuerdo en observar que la lucha científica deviene supone el funcionamiento mismo del campo científico.
más y más intensa (a pesar de la esp~cializació? ~~~tiende sin cesar La orquestación objetiva de esquemas prácticos incul-
a reducir el universo de competencia por la divis.wn en subc~mp~s
más y más estrechamente especificados) a ~ed1da que la c1encm 30
avanza es decir más precisamente, a medida que los recursos El conjunto de los procesos que acompañan la autonomización
científi~os acum uiados se acrecientan y que el ca pi tal necesario par~ del campo científico mantiene relaciones dialécticas: es así que la
realizar la invención deviene más grande y uniformemente esparci- elevación continua del derecho de entrada que implica la acumula-
do entre los competidores por el hecho de la elevación del derecho de ción de recursos específicos contribuye en cambio a la autonomi-
zación del campo científico, instaurando una ruptura social, tanto
entrada en el campo.
más radical en tanto no buscada, con el mundo profano de los laicos.

42 43
cados por la enseñanza explícita y por la familiarización Según el grado de autonomía del campo en relación
que constituye el fundamento del consenso práctico en con las determinaciones externas, es mayor la parte de
los desafíos propuestos por el campo, es decir en los la arbitrariedad social que se encuentra englobada en el
problemas, los métodos y las soluciones inmediatamen- sistema de presuposiciones constitutivas de la ~rE?encia
te percibidos como científicos, encuentra su fundamen- propia del campo considerado. Esto significa que, en
to en el conjunto de los mecanismos institucionales que el espacio abstracto de la teoría, todo campo científico
aseguran la selección social y escolar de investigadores -tanto el de las ciencias sociales o de la matemática
(en función por ejemplo de la jerarquía establecida de actual como el de la alquimia o de la astronon1ía mate-
las disciplinas), la formación de los agentes selecciona- mática en los tiempos de Copérnico- puede situarse en
dos, el control del acceso a los instrumentos de investi- alguna parte entre los dos límites representados, por un
gación y de publicación, etc. 31 El campo de discusión que lado por el campo religioso (o el campo de la producción
diseñan, por sus luchas, la ortodoxia y la heterodoxia se literaria) en el cual la verdad oficial no es otra cosa que
recorta sobre el fondo del campo de la doxa, conjunto de la imposición legítima (es decir arbitraria y desconocida
presupuestos que los antagonistas admiten de hecho, como tal) de una arbitrariedad cultural que expresa el
sin discusión, porque éstos constituyen la condición interés específico de los dominantes --en el campo y
tácita de la discusión: 32 la censura que ejerce la ortodo- fuera del campo- y por otro lado por un campo científico
xia -y que denuncia la heterodoxia- esconde una censu- en el cual todo elemento de arbitrariedad (o impensado)
ra más radical, más invisible también, porque es cons- social sería descartado y cuyos mecanismos sociales
titutiva del funcionamiento mismo del campo y porque realizarían la imposición necesaria de las normas uni-
se refiere al conjunto de lo que está admitido por el solo versales de la razón.
hecho de su pertenencia al campo, el conjunto de lo que La cuestión que se plantea entonces es la del grado de
está fuera de discusión por el hecho de aceptar el objeto arbitrariedad social de la creencia que produce el funcio-
de la discusión, es decir el consenso sobre los objetos de namiento del campo y que es la condición de su fun-
disenso, los intereses comunes que están en el principio cionamiento o, lo que vendría a ser lo mismo, el grado de
de los conflictos de interés, todo lo indiscutido y lo que autonomía del campo (en relación, antes que nada, con
tácitamente se considera afuera de los límites de la la demanda social de la clase dominante) y las condicio-
lucha. 33 nes sociales, internas y externas, de esta autonomía. El
31 El habitus producido por la primera educación de clase y el
principio de todas las diferencias entre los campos
científicos capaces de producir y satisfacer un interés
habitus secundario inculcado por la educación escolar contribuyen,
con pesos diferentes en el caso de las ciencias sociales y las ciencias propiamente científico y de mantener así un proceso
naturales, a determinar una adhesión prerreflexiva a los presupues- dialéctico interminable y entre los campos de produc-
tos tácitos del campo (sobre el rol de la socialización, cf. W. D. ción de discursos eruditos en los cuales el trabajo colec-
Hagstrom, op. cit, p. 9 y T. S. Kuhn, "The Function of Dogma in tivo no tiene otro efecto y otra función que la perpetuar
Scientific Research", en A. C. Crombie (ed.), Scientific Change, un campo igual a sí mismo, produciendo, hacia adentro
Londres, Heineman, 1963, pp. 34 7-369).
32 Se ve en lo que podría devenir la etnometodología (¿pero sería

todavía etnometodología?) si ella supiese que lo que toma por objeto,


el taken for granted de Schutz, es la adhesión prerreflexiva del orden letrados) el fundamento del consenso en el disenso que define la
establecido. doxa reside, se verá, en la relación censurada del campo de produc-
33
En el caso de un campo de lucha ideológica (del cual participan ción en su engarce con el campo del poder (es decir, en la función
también los diferentes campos de producción de discursos sabios o escondida del campo de la lucha de clases).

44 45
o hacia afuera, la creencia en el valor autónomo dé los que está en relación con el interés que encuentra en las
objetivos y los objetos que produce, reside en la relación aplicaciones a la economía de las técnicas científicas, no
de dependencia por la apariencia de la independencia tiene nada que esperar de las ciencias sociales sino, en
respecto de las demandas externas: los doxósofos, sa- el mejor de los casos, una contribución particularn1ente
bios aparentes y sabios de la apariencia, no pueden preciosa para la legitimación del orden establecido y un
legitimar ni la apropiación que operan por la constitu- reforzamiento del arsenal de instrumentos sirr1bólicos
ción arbitraria de un saber esotérico inaccesible al de don1inación. El desarrollo tardío y siempre amenaza-
profano, ni !a delegación que demandan arrogándose el do de las ciencias sociales es un buen testimonio de que
monopolio de ciertas prácticas o de la reflexión sobre sus el progreso hacia la autonomía real, que condiciona y
prácticas, sino a condición de imponer la creencia de que supone a la vez la instauración de mecanismos constitu-
su falsa ciencia es perfectamente independiente de las tivos de un campo científico autorregulado y autárquico,
demandas sociales que ella no satisface, y porque afir- se choca necesariamente con obstáculos desconocidos
ma, al misn1o tiempo, su firme rechazo a servirlas. en otras partes: y no puede ser de otra manera, porque
Desde Heidegger hablando de las "masas" y de las el objeto de la lucha interna por la autoridad científica
"elites" en el lenguaje altamente eufemístico de lo "au- en el campo de las ciencias sociales, es decir por el poder
téntico" y lo "inauténtico", hasta los politólogos norte- de producir, de imponer e inculcar la representación
americanos reproduciendo la visión oficial del mundo legítima del mundo social, es uno de los objetos de la
social en las semi-abstracciones de un discurso descrip- lucha entre las clases en el campo político. 35 De esto se
tivo-normativo, es sierr1pre la misma estrategia de la sigue que las posiciones en la lucha interna nunca
falsa ruptura la que define la jerga erudita por oposición pueden tener el grado de independencia en relación con
al lenguaje científico. Allí donde el lenguaje pone entre las colocaciones en la lucha externa que se observa en el
comillas, como lo observa Bachelard, para destacar que campo de las ciencias naturales. La idea de una ciencia
las palabras del lenguaje ordinario o del lenguaje cien- neutra es una ficción, y es una ficción interesada, que
tífico anterior que conserva se redefinen completamen- permite considerar científica una forma neutralizada y
te, y no tienen sentido sino en el nuevo sisterna teórico, 34 eufemística (y por lo tanto particularmente eficaz sim-
el lenguaje erudito sólo usa las comillas o los neologis- bólicamente porque es particularmente desconocible)
mos para rnanifestar simbólicamente una distancia y de la representación dominante del mundo social. 36
una ruptura ficticias en relación con el sentido común:
puesto que no dispone de ninguna autonomía real sólo 35 Es así que los sistemas de clasificación (taxonomía) sociales,

puede, en efecto, producir completamente su efecto que son una de las apuestas esenciales de la lucha ideológica entre
las clases (cf. P. Bourdieu y L. Boltanski, "Le titre et le poste:
ideológico si resulta lo suficientemente transparente rapports entre le systeme de reproduction", Actes de la recherche en
como para continuar evocando la experiencia y la expre- sciences sociales, 2, 1975, pp. 95-107) constituyen también -a través
sión ordinaria que niega. de las tomas de posición sobre la existencia o la inexistencia de
Las estrategias de falsa ruptura expresan la verdad clases sociales, uno de los grandes principios de división del campo
objetiva de campos que no disponen más que de una sociológico (cf. Bourdieu, "Classes et classement", Minuit, 5, 1973,
pp. 22-24, y A. P. A. Coxon y C. L. Jones, "Occupational Categoriza-
falsa autonomía: en efecto, mientras que la clase domi-
tion and Images of Society", Working Paper No. 4, Project on
nante concede a las ciencias naturales una autonomía Occupational Cognition, Edinburgo, Edinburgh University Press,
1974).
36 Se sigue de esto que la sociología de la ciencia (y, en particular,
34
G. Bachelard. op. cit., pp. 216-217.

46 47
Actualizando los mecanismos sociales que aseguran el de industrialización comienza con retraso, presenta
mantenimiento del orden establecido y cuya eficacia diferencias sistemáticas con el que se ha producido en
propiamente simbólica reposa en el desconocimiento de los países n1ás desarrollados, no solamente en cuanto a
su lógica y de sus efectos, fundamento de un reconoci- la velocidad del desarrollo, sino también en lo que
miento sutilmente extorsivo, la ciencia social toma concierne a las "estructuras productivas y organizati-
n~~esariamente partido en la lucha política. Es decir vas", porque aquel proceso pone en marcha "instrumen-
que mientras ella llega a instaurarse (lo que supone tos institucionales" originales y se desarrolla en un
cumplir ciertas condiciones, correlativas con un estado clima ideológico diferente. 37 La existencia de ciencias
determinado de las relaciones de fuerza entre las clases), más avanzadas -grandes proveedoras no sólo de méto-
la lucha entre la ciencia y la falsa ciencia de los doxpsofos dos y de técnicas a menudo empleadas fuera de sus
(que pueden reivindicar las tradiciones teóricas más condiciones técnicas y sociales de validez, sino también
revolucionarias) aporta necesariamente una contribu- de ejemplos- es lo que permite a la sociología oficial
ción a la 1ucha entre clases que, al menos en este caso, darse todas las apariencias de la cientificidad: la exhi-
no tienen el mismo interés en la verdad científica. bición de la autonomía puede tomar aquí una forma sin
La cuestión fundamental de la sociología de la ciencia precedentes, cuyo carácter esotérico sabiamente toma-
toma, en el caso de las ciencias sociales, una forma do de las viejas tradiciones letradas no representa más
particularmente paradójica: ¿cuáles son las condiciones que una pobre anticipación. La sociología oficial no
sociales de posibilidad del desarrollo de una ciencia apunta a realizarse como ciencia, sino a concretar la
emancipada de las restricciones y de demandas sociales imagen oficial de la ciencia que la sociología oficial de
sabiendo que, en este caso, los progresos en el sentido de la ciencia, suerte de instancia jurídica que se da la
la racionalidad científica no son progresos en el sentido comunidad (la palabra se aplica perfectamente en este
de la neutralidad política? Se puede negar la cuestión. caso) de los sociólogos oficiales, tiene por función pro-
Es lo que hacen por ejemplo todos los que imputan todas veerle a costa de una interpretación positivista de la
las particularidades de las ciencias sociales a la situa- práctica científica de las ciencias naturales.
ción de su reciente emergencia, en nombre de una Para convencerse completamente de la función de
filosofía ingenuamente evolucionista que pone a la ideología justificadora que cumple la historia social de
ciencia oficial al final de la evolución. De hecho, la teoría las ciencias sociales tal como se practica en el establish-
del retraso no es verdadera, paradójicamente, más que ment norteamericano 38 alcanzará con reseñar el conjun-
en el caso de la sociología oficial y, más precisamente, de
la sociología oficial de la sociología. Por cierto, alcanza 37 A. Gerschenkron, Economic Backwardness in Historical Pers-

con recordar los célebres análisis de Alexander Gers- pective, Cambridge, Harvard University Press, 1962, p. 7.
38 La filosofía de la historia que frecuenta esta historia social de
chenkron sobre el "retraso económico" para comprender
la ciencia social encuentra una expresión paradigmática en la obra
los rasgos más característicos de esas formas parti- de Terry Clarke que, en un análisis, Paul Vogt caracteriza socioló-
culares de discurso erudito que son las falsas ciencias. gicamente con dos adjetivos: "Terry N. Clark's longawaited, much
Gerschenkron destaca en efecto que cuando el proceso circulated in manuscript Prophets and Patrons" (cf. T. Clark,
Prophets and Patrons, The French University and the Emergence of
the Social Science, Cambridge, Harvard University Press, 1973, y
de la relación que la ciencia social mantiene con la clase dominante), J. C. Chamboredon, "Sociologie de la sociologie et intéréts sociaux
no es una especialidad entre otras sino que ella es parte de las des sociologues", Actes de la.recherche en sciences sociales, 2, 1975,
condiciones de una sociología científica. pp. 2-17).

48 49
to de trabajos directa o indirectamente dedicados- a la modelo de práctica científica tal como se la representa
competition, palabra clave de toda la sociología de la imaginación positivista, es decir con todos los atribu-
la ciencia norteamericana que, en su oscuridad de con- tos simbólicos de la respetabilidad científica, máscaras
cepto indígena promovido a la dignidad cien~ífica; con- y elementos postizos como los accesorios tecnológicos y
densa todo lo impensado (la doxa) de esta soc1olog1a. La el kitsch retórico, y un modelo de organización de lo que
tesis según la cual la productividad y la competición aquélla llama la "comunidad científica" tal como su
están directamente relacionadas 39 se inspira en una pobre ciencia de las organizaciones puede concebir. Pero
teoría funcionalista de la competición que es una va- la sociología oficial no posee el monopolio de las lecturas
riante sociológica de la creencia en las virtudes del interesadas de la historia de la ciencia: la dificultad
"mercado libre"; la palabra inglesa competition designa particular que tiene la sociología para pensar científi-
también lo que en francés se llama concurrence: redu- camente a la ciencia no carece de relación con el hecho
ciendo toda con1petición a la cmnpetition entre univer- de que ella está situada en el escalón inferior de la
sidades o haciendo de la competition entre universida- jerarquía social de las ciencias. Ya sea que se eleve para
des la condición de la competición entre los investigado- pensar a las ciencias más científicas mejor de lo que
res uno no se interroga jamás por los obstáculos a la ellas mismas se piensan, o que descienda para registrar
co~petición científica que son imputables ala competi- la imagen triunfante que la hagiografía científica pro-
tion a la vez económica y científica cuyo lugar es el duce y propaga; tiene siempre la rnisma dificultad para
academic market place. pensarse como ciencia, es decir pensar su posición en la
La competition que reconoce esta ciencia de establish- jerarquía social de las ciencias.
ment es la competencia dentro de los límites de la Esto se ve con toda claridad en las reacciones que ha
decencia social, es un obstáculo tan fuerte para la suscitado el libro de Thorr1as Kuhn, La estructura de las
verdadera competencia científica, capaz de por:er en revoluciones científicas, que constituiría un material
cuestión la ortodoxia, que uno se sitúa en un un1verso experimental de gran calidad para un análisis empírico
cada vez más cargado de arbitrariedad social. Se com- de las ideologías de la ciencia y de sus relaciones con la
prende que la exaltación a la unanimidad del "paradi~­ posición de sus autores en el campo científico. Es verdad
ma" pueda coincidir con la exaltación de la competencia que ese libro, en el cual nunca se sabe exactamente si
-o también que se pueda, según los autores, reprocharle describe o prescribe la lógica del cambio científico (ejem-
a la sociología europea pecar por exceso o por defecto de plo de prescripción larvada: la existencia de un paradig-
competencia-. ma es un signo de madurez científica), invita a sus
Además de los instrurr1entos y las técnicas -cornputa- lectores a buscar allí las respuestas a la cuestión de la
doras y programas de tratamiento automático de datos, buena o mala ciencia. 40 Los que la lengua indígena llama
por ejemplo- la sociología oficial toma prestado un
40
Más aún que en este libro -cuyas tesis esenciales no son nada
Joseph Ben-David tiene el mérito de dar a esta t~sis su f~rma
39
radicalmente nuevo, al menos para los lectores de Bachelard, objeto
más directa: el alto grado de competencia que caractenza la umver- él mismo, aproximadamente en el mismo momento y en otra tradi-
sidad americana explica su gran productividad y su gran flexibilidad ción, de una captación semejante-, la intención normativa se ve en
(Ben-David, "Scientific Productivity and Academic ?rganiz~tion in dos artículos donde T. Kuhn describe las funciones positivas de un
Nineteenth Century Medicine", American Sociologzcal Revzew, 25, pensamiento "convergente" para el desarrollo científico y sostiene
1960, pp 828-843; Fundamental Research and Universities, París, que la adhesión dogmática a una tradición es favorable para la
ocDE, 1968; J. Ben-David y Abraham Zlocvower, European Journal investigación (T. Kuhn, "The Function of Dogma in Scientific Re-
of Sociology, 3, 1962, 945-84). search", en A. C. Crombie (ed.) op. cit., pp. 347-369; "The essential

50 51
los "radicales" han leído en el libro de Thomas Kuhn una Ciencia falsa destinada a producir y mantener la
invitación a la "revolución" contra el "paradigma" 41 o falsa conciencia, la sociología oficial (cuya politología es
una justificación del pluralismo liberal de los world- hoy su más bello florón) debe hacer exhibición de obje-
views42 dos tomas de posición que corresponden sin tividad y de "neutralidad ética" (es decir neutralidad en
duda a colocaciones diferentes en el campo. 43 De parte la lucha de clases cuya existencia niega, por otro lado)
de los defensores del orden científico establecido, se ha y dar todas las apariencias de una ruptura decidida con
leído allí una invitación a arrancar a la sociología de la la clase dominante y sus demandas ideológicas, multi-
fase "pre-paradigmática", imponiéndole la constelación plicando los signos exteriores de cientificidad: se tiene
unificada de creencias, de valores y de técnicas que así, del lado "empírico", la exhibición tecnológica, y del
simbolizan la tríada capitalina de Parsons y Lazarfeld lado de la "teoría", la retórica de lo "neo" (floreciente
reconciliados en Merton. La exaltación de la cuantifica- también en el campo artístico), que imita la acumula-
ción, de la formalización y de la neutralidad ética, el ción científica aplicando a una obra o a un conjunto de
desdén por la "filosofía" y el rechazo de la ambición obras del pasado (cf. The Structure of Social Action) el
sistemática en beneficio de la minucia de la verifica- procedimiento típicamente letrado de la "relectura",
ción empírica y de la floja conceptualización llamada operación paradigmáticamente escolar de simple repro-
operatoria deJas "teorías de alcance medio", son otros ducción o de reproducción simple bien hecha para pro-
tantos rasgos obtenidos por una transmutación deses- ducir, en los límites del campo y de la creencia que éste
peradamente transparente del ser en deber ser, que produce, todas las apariencias de la "revolución". Habrá
encuentra su justificación en la necesidad de contribuir que analizar sistemáticamente esta retórica de la cien-
a reforzar los "valores comunitarios" que se consideran tificidad a través de la cual la "comunidad" dominante
como condición del "despegue". produce la creencia en el valor científico de sus produc-
tos y en la autoridad científica de sus miembros: ya sea
por ejemplo el conjunto de estrategias destinadas a
tension: tradition and innovation in scientific research", en L.
Hudson (ed), The Ecology o{ Human Intelligence, Londres, Penguin, ofrecer la apariencia de la acumulación, tales como la
1970, pp. 342-359). referencia a fuentes canónicas, generalmente reduci-
41 Cf. por ejemplo, A. W. Gouldner, The Coming Crisis ofWestern das, como se dice, "a su expresión más simple" (que se
Sociology, Nueva York, Londres, Basic Books, 1970, y R. W. Friedri- piense en el destino póstumo del Suicidio), es decir a
chs, A Sociology of Sociology, Nueva York, Free Press.1970. chatos protocolos simulando el frío rigor científico, y
42
E. Gellner, "Myth, Ideology and Revolution", en B. Crick y W.
A. Robson (ed.),Protest and Discontent, Londres, Penguin, 1970, pp. a los artículos más recientes posibles (conocemos la
204-220. oposición entre las ciencias "duras" -hard- y las cien-
43
Una revista tal como Theory and Society debe la importancia cias "blandas" -soft-) sobre el mismo tema; o también
puramente social que le permite existir y subsistir sin otro contenido las estrategias de cierre, que intentan marcar una sepa-
positivo que una suerte de vago humanismo antipositivista en el ración decidida entre la problemática científica y los
cual se reconocen los "sociólogos críticos" (otro concepto indígena), al
hecho de que ella da una unidad estrictamente negativa a todas las debates profanos y mundanos (siempre presentes, pero
corrientes que se encuentran o se piensan fuera del establishment como "fantasmas en la máquina"), esto al precio, gene-
americano, desde la etnometodología heredera de la fenomenología, ralmente, de simples retraducciones lingüísticas; o las
hasta el neomarxismo, pasando por la psychohistory. (Se encontrará estrategias de denegación, que florecen con los politólo-
un cuadro sinóptico bastante fiel de esta constelación ideológica en gos, hábiles para realizar el ideal dominante de "la
P. Bandyapadhyav, "One Sociology or Many: Sorne Issues in Radical
Sociology", Sociological Review, vol. 19, febrero de 1971. pp. 5-30). objetividad" en un discurso apolítico sobre la política en

52 53
do~de la polí~ica ~ontenida no puede aparecer más que por su mismo antagonismo, delimitan el campo d: 1~
baJo las apanenc1as desconocidas, por lo tanto irrepro- discusión legítima, excluyendo co1no absurda o eclecb-
chables, de su denegación politológica. 44 Pero estas ca, o simplemente impensable, cualquier tentativa por
estrategias cumplen por añadidura una función esen- tomar una posición no prevista (en este caso en particu-
cial: la circ~lación circular de objetos, ideas, métodos y lar, por ejemplo, poner al servicio de otra axiomática
sobre todo signos de reconocimiento en el interior de una científica las herramientas técnicas elaboradas por
comunidad (se debería decir un club abierto solamente la ciencia oficial). 47
a l?s _miembros indígenas o importados de la Ivy Lea- Expresión apenas eufemística de los intereses de los
gue)40 produce, como todo circulo de legitimidad un uni- dominados del campo científico, la ideología "radical"
verso de creencia cuyo equivalente se encuent~a tanto tiende a procesar toda revolución contra el orden cien-
en el campo religioso como en el campo de la literatura tífico establecido como revolución científica, haciendo
o en el de la alta costura. 46
como si alcanzara con que una "innovación" sea excluida
Pero aquí, una vez rnás, hay que cuidarse de conferir de la ciencia oficial para que pueda ser tenida como
a la falsa ciencia oficial la significación que le confiere científicamente revolucionaria, y de este modo se omite
la crítica "radical". A pesar de su oposición al valor que hacer la pregunta acerca de las condiciones sociales por
le confi~ren al "paradigma", principio de unificación las cuales una revolución contra el orden científico
necesana para el desarrollo de la ciencia en un caso establecido es también una revolución científica y no
fuerza de represión arbitraria en el otro caso -o alter~ una simple herejía tendiente a invertir la relación de
nativamente, uno u otro en Kuhn- conservadores y fuerzas establecida en el campo, sin transformar los
"radicales", adversarios cómplices, a~uerdan de hecho principios sobre los cuales reposa ~u funcion~~iento. 48
en lo e~encial: por el punto de vista unilateral que En cuanto a los dominantes, prochves a admitir que el
necesanamente toman sobre el campo científico eli- orden científico -en el cual están colocadas todas sus
giendo al menos inconscientemente uno u otro d~ los inversiones (en el sentido de la economía y del psicoaná-
campos antagonistas, no pueden percibir que el control lisis) y de cuyos beneficios pueden apropiarse- es ~1
o la censura no es ejercida por tal o cual instancia sino deber ser realizado, son lógicamente proclives a adhenr
por la relación objetiva entre adversarios cómplices que,
47
Tales duplas epistemológicas, que son al mismo tiempo duplas
44
Cf. .P. Bourdieu, "Les doxosophes", Minuit, 1, 1973, pp. 26-45 sociológicas, funcionan en todo campo (cf. por ejemplo el Positivi~­
(en particular el análisis del efecto Lipset). musstreit que opone a Habermas y a Popper en el caso de Alemama
45
La sociología oficial de la ciencia ofrece una justificación para -mecanismo de desvío que habiendo hecho sus pruebas en Europa
ca~~ uno de estos rasgos. Así, por ejemplo, el evitar los problemas comienza a hacer estragos en los Estados Unidos con la importación
teoncos fundamentales encuentra una justificación en la idea de de la escuela de Francfort-).
4 Habrá que analizar todos los usos estratégicos que los domina-
8
~ue .en las ciencias de la naturaleza, los investigadores no se
mqme,~an por la filos?fía.de la ciencia (cf. W. O. Hagstrom, op. cit., dos en un campo pueden hacer de la transfiguración ideológi?a de su
pp. 27 1 -279). Se ve sm dificultad lo que tal sociología de la ciencia posición objetiva: por ejemplo, la e~hibición. de !a e~cluszón que
puede deber a la, n~cesidad. de legitimar un estado de hecho y de permite a los excluidos extraer partido de la msbtucwn (a la cual
transformar los limites sufndos en exclusiones electivas. reconocen lo bastante corno para reprocharle que no los reconozca)
Sobre la prod~cción de la cr~enciay del fetichismo en el campo haciendo de la exclusión una garantía de cientificidad; o también la
46

de la alta costura vease P. Bourdieu y Y. Delsaut "Le couturier et sa impugnación a la "competencia" de los dominante~ que está en ~1
griffe.: coJ?-tribu~ion a une théorie de la magie", A~tes de la recherche centro de todo movimiento herético (cf.la impugnación al monopoho
en sczenczes soczales, 1 (I), 1975, pp. 7-36. del sacramento) y que debe tanto menos armarse de argumentos
científicos en cuanto el capital científico es más escaso.
54
55
a la filosofía espontánea de la ciencia, que encuentra su sino porque el sociólogo tiene objetos en juego que
expresión en la tradición positivista, forma del optimis- pretende describir (en primer lugar, la cientificidad de
mo liberal que quiere que la ciencia progrese por la la sociología, y en segundo lugar la cientificidad de la
fuerza intrínseca de la idea verdadera y que los más sociología que él practica) y porque no puede objetivar
"poderosos" sean también por definición los más "com- sus objetos y sus estrategias correspondientes, más que
petentes": alcanza con pensar en los estados antiguos a condición de tomar por objeto no sólo las estrategias de
del campo de las ciencias naturales o en el estado actual sus adversarios científicos sino también el juego en
del campo de las ciencias sociales para percibir la tanto juego, que dirige también sus propias estrategias,
función ideológica de "sociodicea" de esta filosofía de amenazando con gobernar subterráneamente su socio-
la ciencia que, suponiendo realizado el ideal, excluye la logía y su sociología de la sociología.
cuestión sobre las condiciones de realización de ese
ideal.
Planteando que la propia sociología de la ciencia
funciona según las leyes de funcionamiento de todo
campo científico que establece la sociología científica de
la ciencia, la sociología de la ciencia no se condena al
relativismo. En efecto, una sociología científica de la
ciencia (y la sociología científica que ella contribuye a
hacer posible) no puede constituirse sino a condición de
percibir claramente que las diferentes posiciones en el
campo científico están asociadas a representaciones de
la ciencia, estrategias ideológicas disfrazadas de tomas
de posición epistemológicas por las cuales los ocupantes
de una posición determinada tienden a justificar su
propia posición y las estrategias que ponen en marcha
para mantenerla o mejorarla, al tiempo que desacredi-
tan a los defensores de la posición opuesta y sus estra-
t~gias. Cada sociólogo es buen sociólogo de sus compe-
tidores, puesto que la sociología del conocimiento o de la
ciencia no es más que la forma más irreprochable de las
estrategias de descalificación del adversario desde el
momento en que toma por objeto a los adversarios y a
sus estrategias y no al sistema completo de estrategias,
es decir el campo de posiciones a partir del cual éstas se
engendran. 49 La sociología de la ciencia no es tan difícil
49
Sobre la necesidad de construir como tal el campo intelectual
para volver posible una sociología de los intelectuales que sea otra "Les fractions de la classe dominante et les modes d'appropriation
cosa que un intercambio de injurias y de anatemas entre "intelectua- de l'oeuvre d'art", lnformation sur les sciences sociales, 13, (3), 1974,
les de derecha" e "intelectuales de izquierda", véase P. Bourdieu, pp. 7-32.

56
57
11

LOS USOS SOCIALES DE LA CIENCIA


Por una sociología clínica
del campo científico
Conferencia con debate organizada por el grupo Scien-
ces en questions en el Institut N ational de la Recherche
Agronomique (INRA), París, el 11 de marzo de 1997.

El texto fue preparado para su publicación por el autor,


con la colaboración de Patrick Champagne y Étienne
Landais.
PREFACIO

El grupo Sciences en questions me ha solicitado que


presente brevemente a Pierre Bourdieu antes de que éste
haga su intervención ante los investigadores deliNRA. Si
tenemos en cuenta las relaciones de trabajo queman-
tengo con Bourdieu desde hace mucho, pronto serán
treinta años, la tarea dista de ser sencilla para mí, y
siento la tentación de salir de este mal trance diciendo
que nuestro autor es una de esas personalidades tan
conocidas que ya no hace falta presentarlas.
Así, pues, habría podido atenerme a eso si, acicateado
por la dificultad, no hubiera tratado de tomar en serio el
pedido que me hicieron. En efecto, ¿cómo presentar una
obra tan importante y densa como la de Pierre Bour-
dieu, que estudió prácticamente todo: a los campesinos,
los artistas, la escuela, los obispos, los empleadores, las
clases populares, etc., y que abarcó tantas disciplinas:
etnología, sociología, filosofía, sociolingüística, econo-
mía, historia? ¿Cómo dar cuenta de una obra que se
constituyó en el transcurso de cientos de investigacio-
nes que él realizó personalmente, dirigió o simplemente
leyó y asimiló desde hace casi cuarenta años?
Frente a la imposibilidad de resumir en cinco minu-
tos la obra de toda una vida, dado que no estamos en la
televisión, tomé la decisión de limitarme a lo menos
discutible y acaso lo más fácil, y dar simplemente
algunas referencias biográficas y bibliográficas.
Usted, Pierre Bourdieu, podría haber sido invitado
aquí en razón de sus trabajos sobre el mundo rural. Al

63
salir de la École N ormale Supérieure, que según creo ya que su primer libro, publicado en 1958 en la colección
entender no fue para usted una experiencia totalmen- "Que sais-je?", se titulaba trivialmente Sociologie de
te encantadora, comenzó su carrera, en efecto, traba- l'Algérie, 4 y reincidió algunos años después con un muy
jando sobre la crisis del mundo campesino, tanto en descriptivo Travail et travailleurs en Algérie. 5 No obs-
Argelia, donde durante el servicio militar hizo usted sus tante, esas primeras investigaciones le permitieron
primeras armas intelectuales, corno en la pequeña al- desarrollar un concepto destinado a un gran porvenir en
dea del Béarn que lo vio nacer en 1930. Su obra empieza sus trabajos ulteriores; me refiero al habitus.
entonces con trabajos sobre el mundo rural. Usted Cuando vuelve a Francia, luego de vn breve paso por
publica, en colaboración con Abdelmalek Sayad, Le la universidad como profesor adjunt9, es elegido como
Déracinement, 1 una obra sobre la crisis de la agricultura director de investigaciones en la Ecole des Hautes
tradicional en Argelia, a la que hay que agregar Algérie Études. Trabaja entonces en el Centre de Sociologie
60, 2 que aparecerá un poco más adelante y en la que Européenne, que usted crea con la bendición de Ray-
analiza el choque de la sociedad campesina argelina mond Aron, y que se dedica principalmente al análisis
tradicional con el espíritu del capitalismo. En 1962, en del sistema de enseñanza. En 1964, usted publica un
la flamante revista de la École des Hautes Études primer balance de las investigaciones que concibió y
en Sciences Sociales,Études Rurales, presenta un muy animó, en un libro, Les Héritiers, subtitulado "los estu-
largo artículo titulado "Célibat et condition paysanne" diantes y la cultura". 6 Esta obra, escrita en colaboración
["Celibato y condición campesina"], 3 en el que muestra con Jean-Claude Passeron, será el primero de una larga
que la crisis del campesinado no sólo tiene su explica- serie de éxitos. En ella pone usted en evidencia el papel
ción en el capitalismo agrario sino también en unos del capital cultural en la selección escolar. A continua-
mecanismos mucho más sutiles que se refieren a la ción, en 1966, publica L'A.mour de l'art,7 en el cual, a
reproducción misma, incluida la reproducción biológica partir de una serie de encuestas sobre la visita a los
de los individuos. museos, profundiza esa noción de capital cultural y
Sin embargo, si hoy ha sido invitado aquí, no es, analiza más en general las funciones sociales de las
paradójicamente, en razón de esos trabajos rurales, sino prácticas culturales. En 1968 funda/su propio laborato-
más bien a causa de los trabajos que marcaron la rio: el Centre de Sociologie de l'Education et de la
continuación de su carrera y brindaron la materia de Culture, que aún existe y con el que usted trabaja en
libros muy conocidos o, más exactamente, de libros estrecha relación, aunque desde 1981 esté en el College
cuyos títulos son muy conocidos. N o sé, en sustancia, si de France.
eso se debe en usted a un sentido muy agudo del En 1970, un nuevo libro, de título bien elegido, La
marketing editorial, ¡pero es posible resumir toda su
4 P. Bourdieu, Sociologie de l'Algérie, París, PUF, 1958, col. "Que
obra a partir de las juiciosas elecciones de los títulos de
sus publicaciones! Había empezado mal, sin embargo, sais-je?", no 802 [traducción castellana: Argelia entra en la historia,
Barcelona, Nova Terra, 1965].
5 P. Bourdieu, A. Darbel, J.-P. Rivet y C. Seibel, Travail et
1
P. Bourdieu y A. Sayad, Le Déracinement, la crise de l'agricul- travailleurs en Algérie, París-La Haya, Mouton, 1963.
ture traditionnelle en Algérie, París, Éditions de Minuit, 1964. 6 P. Bourdieu y J.-C. Passeron, Les Héritiers, les étudiants et la
2
P. Bourdieu, Algérie 60, structures économiques et structures culture, París, Éditions de Minuit, 1964 [traducción castellana:Los
temporelles, París, Editions de Minuit, 1977. · estudiantes y la cultura, Barcelona, Labor, 1967].
3
P. Bourdieu, "Célibat et condition paysanne", en Études rura- 7 P. Bourdieu, A. Darbel y D. Schnapper, L'Amour de l'art, les
les, 5-6, abril-septiembre de 1962, pp. 32-136. musées d'art et leur public, París, Éditions de Minuit, 1966.

64 65
reproducción, subtitulado ::El~~1entos para ~~a teoría A partir de 1975, usted retoma sus trabaj~s so.~re el
del sistema de enseñanza .8 Es un nuevo exito, pero sistema de enseñanza y los amplía a la conshtuc1on de
también el inicio de los prüneros rna1entendidos entre los campos de producción culta: artes, ciencias, etc.:
quienes sólo se detienen en los títulos de sus obras y tocarnos así nuestro tema de hoy. Ya en 1971, en "Le
creen que ese libro demuestra que la escuela no hace marché des biens symboliques", un artículo publicado
más que reproducir la estructura social, cuando en en L -:Année sociologique, 11 usted había sentado las _bases
realidad, me parece, se trata para usted, n1ás bien, de un de algunos de sus análisis ulteriores en ese. ~mbüo,_al
pretexto para desarrollar un nuevo sistema conceptual, distinguir lo que llamaba "campo de producc1on restnn-
apoyado particularmente en una noción que también gido", espacio de producción culta en el que los produc-
tendrá mucho futuro: la de violencia simbólica. tores tienen por público esencial a los otros productores,
Durante la década del setenta, usted trabaja en una es decir a sus competidores directos (usted pensaba
vasta investigación sobre los procesos de diferenciación entonce~ sobre todo en el campo artístico), con respecto
social, verdadera contribución a una teoría general de al "campo de la gran producción cultural" (el perio~i~mo
las clases sociales que publica en 1979 en una obra o las industrias culturales, por ejemplo, que se d1ngen
titulada La distinción. 9 El subtítulo, "Crítica social del al gran público).
juicio", expresaba con más claridad su verdadera ambi- Pero muy pronto, y en esa huella, uste? estudia ese
ción, que era construir, en una perspectiva neokantia- particular campo restringido de. producc1ó~n que es el
na, una teoría sociológica de las categorías que organi- carr1po científico y, en 1975, pubhca "':n a;t1culo funda-
zan la percepción del mundo social y que contribuyen cional, "La especificidad del campo cient!fi,?o Y las con-
con ello a hacerlo. La salida de esa obra le vale una diciones sociales del progreso de la razon , en el cual
invitación de Bernard Pivot a su programa de televi- rompe con la tradición dominante de la sociología de la
sión; ¡desde ese día, Pivot se imagina que su renombre ciencia y su visión tranquilizadora de la "comuni-
y hasta su elección, dos años después, al College de dad científica", al introducir en especial los conceptos
France, tienen mucho que ver con él! Un año más tar- de campo y capital científicos; y ello, a la v~z 9ue
de, otra obra, Le Sens pratique, completa esa construc- muestra que la lógica del mercado en el ~cl!-al, en ultima
ción.10 En ella propone una teoría del conocimiento instancia, y lo mismo que en la matematlca avanzada,
sociológico y se esfuerza por situar su sociología con uno no puede tener corr1o clientes más que a sus peores
respecto a la corriente objetivista simbolizada en etno- competidores, es favorable al progreso de la razón. 12 En
logía por Claude Lévi-Strauss y, a la vez, a las corrientes 1984 publica Hamo academicus, 13 una obra sobre el
subjetivistas representadas por la fenomenología sar-
treana.
11 P. Bourdieu, "Le marché des biens symboliques", en L'Année
sociologique, 3: serie, vol. 22, 1971, pp. 49-126. . .
12 P. Bourdieu, "La spécificité du champ sc1entifi9ue et ~~-s
8
P. Bou.rdíeu y J.-C. Passeron,La ReproductJon. Éléments pour conditíons sociales du progres de la raison", enSociologze et Socze-
une théorie du systi!!ne d'enseignement, París, Editions de lVIinuit, tés, vn (1), mayo de 1975, pp. 91-118; y también "Le c~a~p
1970 [traducción castellana: La reproducción. Elementos para una scientifique", enActes de la recherche en scien,c¡es sociales, .2-3,Jum,?
teoría del sistema de enseñanza, Barcelona, Laia, 1977]. de 1976, pp. 88-104 [traducción castellana: El campo Cientifico ,
9
P. Bourdieu, La Distinction. Critique sociale du jugement, incluido en esta edición, págs. 9-57]. , . .
París, Éditions de Minuit, 1979 [traducción castellana: La distin- 13 P. Bourdieu, Hamo academicus, París, Editions de Mmmt,
ción. Criterio y bases sociales del gusto, Mac]rid, Taurus, 1988]. 1984 [traducción castellana: Hamo academicus, Madrid, Taurus,
10
P. Bourdieu, Le Sens pratique, París, Ed. de Minuit, 1980. 1987].
66 67
cuerpo docente y más en general sobre la institución Más recientemente, usted reincide con una inversión
universitaria, el academicismo, las luchas de las disci- de su estrategia editorial, porque escribe un libro muy
plinas, el sesgo escolástico, la crisis de mayo de 1968, pequeño, para que los periodistas lo lean, pero sobre un
etc. En 1989, nuevo libro, nuevo título y nuevo éxito con tema del que no pueden dejar de hablar. Se trata de
La Noblesse d'État, subtitulado "Escuelas superiores y Sobre la televisión. 16 A juzgar por las reacciones que
espíritu de cuerpo", percibido como un ataque contra la suscita entonces, es lícito pensar que una vez más usted
ENA* y las escuelas superiores, en particular por quie- dio en el blanco. Pero una vez más, lo que los periodistas
nes salen de esas escuelas de poder, cuando en realidad leyeron erróneamente fue sin duda el título mismo,
se trata de un análisis de esa institución muy singular porque fueron muchos los que creyeron leer Cont.ra la
que es el Estado. televisión, cuando su objetivo y no estoy mal ub1cado
En 1992 publica Las reglas del arte, 14 subtitulado para decirlo consistía antes bien en interrogarse sobre
"Génesis y estructura del campo literario", en el que la posible contribución de las ciencias sociales a un
propone una teoría general de los campos y reflexiona mejor dominio de esta tecnología socialmente invasora,
sobre lo que es una revolución simbólica. Ese libro que ejerce una influencia creciente sobre cierta canti-
también aborda el problema de la función social de los dad de universos, entre ellos el nuestro.
intelectuales. En ese mismo momento, usted decide dar N o iré más allá de este breve panorama, que sólo da
un nuevo golpe editorial, que consiste en hacer un una imagen muy incompleta de su producción científi-
grueso libro, para que los periodistas no lo lean pero ca. En efecto, también habría que mencionar muchos
pese a ello hablen de él. Para esta empresa, reúne un otros títulos, entre ellos El oficio de sociólogo, 17 que
equipo de sociólogos, entre los cuales me cuento yo fue el breviario de toda una generación de investiga-
mismo, a fin de producir esa suma de casi mil páginas, dores desde la década del setenta, y la revistaActes
consagrada a La miseria del mundo. 15 Aparecida en de la recherche en sciences sociales que usted fundó en
1993, esta obra intenta a su manera hacer accesibles, 1975 y sigue dirigiendo, y que goza de una gran
más allá del círculo de los profesionales, los análisis más notoriedad nacional e internacional. Habría que citar,
avanzados de la sociología. Algunos meses después, asimismo las diversas obras en las que usted reprodujo
usted recibe, por el conjunto de su obra, la Medalla de las nume;osas conferencias dictadas sobre su trabajo:
20
Oro delcNRS, **distinción otorgada por primera vez a un Questions de sociologie, 18 Cosas dichas, 19 Réponses,
sociólogo.
16 P. Bourdieu, Sur la télévision, París, Liber-Raisons d'agir,

* École Nationale d'Administration (Escuela Nacional de Admi- 1996 [traducción castellana: Sobre la televisión, Barcelona, Ana-
nistración), de la que egresan quienes después ocuparán las princi- grama, 1997]. , .
pales funciones en el Estado. (N. del T.) 17 P. Bourdieu, J.-C. Chamboredon y J.-C. Passeron, Le MetLer

**Centre National de la R~cherche Scientifique (Centro Nacio- de sociologue, París, Mouton-Bordas, 1968 [traducción ca~tell~na:
nal de la Investigación Científica). (N. del T.) El oficio de sociólogo: presupuestos epistemológicos, Madnd, 81glo
14
P. Bourdieu; Les Regles de l'art. Genese et structure du champ XXI, 1975]. ,
littéraire, París, Editions du Seuil, 1992 [traducción castellana: Las 1s P. Bourd,ieu, Questions de sociologie, París, Editions de
reglas del arte: génesis y estructura del campo literario, Barcelona, Minuit, 1980 [traducción castellana: Sociología y Cultura, México,
Anagrama, 1995]. Grijalbo, 1990). ,
15
P. Bourdieu (dir.), La Misere du monde París Éditions du 19 P. Bourdieu, Choses dites, París, Editions de Minuit, 1987
Seuil, 1993 [traducción castellana: La miseria' del m~ndo Buenos [traducción castellana: Cosas dichas, Barcelona, Gedisa, 1988].
Aires, Fondo de Cultura Económica, 1999]. ' zo p. Bourdieu y L. Wacquant, Réponses. Pour une anthropologie
réflexive, París, Editions du Seuil, 1992.

68 69
Razones prácticas, 21 libros que constituyen la mejor INTRODUCCIÓN
introducción a una obra a veces de difícil acceso para los
no especialistas. .
Así, pues, ahora voy a dejarle la palabra, no s1n an~es
brindar una última precisión: la presente conferencia,
titulada "Los usos sociales de la ciencia", lleva, como sin
duda lo habrán advertido, un título relativamente tri-
vial. La explicación es simple: no fue usted quien lo puso,
sino nosotros. ¡No hay duda de que en el momento de
editarla, nos ayudará a encontrarle un buen subtítulo!

PATRICK CHAMPAGNE Agradezco a Patrick Champagne. Aprecio mucho la


Director de investigaciones presentación que ha hecho, porque da, cosa no n1uy
del INRA habitual, una idea bastante completa y justa de mi
trabajo. Eso me facilitará la tarea que debo abordar
hoy.
Estoy dichoso de que me hayan invitado a participar
en esta serie de conferencias, porque su organización
me parece en buena medida un ejemplo de la forma en
que una institución científica debe emprender una
reflexión colectiva sobre sí misma. Querría contribuir a
ella planteando algunas cuestiones sobre la lógica pro-
pia del mundo científico y la forma particular que
asume en el caso del INRA, con la esperanza de suscitar
un proceso de autoanálisis colectivo. Creo que hoy esta-
mos en condiciones de concebir formas de reflexión de
un nuevo tipo. Para ello es preciso movilizar un colecti-
vo alrededor de interrogantes relativamente elabora-
dos, en circunstancias tales que pueda producir una
verdad sobre sí mismo que, sin duda, él es el único capaz
de producir. Circunstancias que, debo decirlo, no me
parecen presentes en las formas más comunes de orga-
nización colectiva de la reflexión, ya se trate de sindica-
tos, asociaciones profesionales o comisiones, de las que
el INRA conoció muchas, encargadas de proponer trans-
formaciones o reformas más o menos profundas.
No creo que baste reunir un grupo para producir una
21 P. Bourdieu,Raisons pratiques. Sur la théorie de l'action, París, reflexión científica, pero sí creo que, siempre que se
Éditions du Seuil, 1994 [traducción castellana: Razones prácticas: establezca una estructura de intercambio tal que ese
sobre la teoría de la acción, Barcelona, Anagrama, 1997].

70 71
intercan1bio lleve en sí n1isn1o el principio de su propia LOS CAMPOS COMO MICROCOSMOS
regulación, se pueden instaurar fon11as de reflexión RELATIVAMENTE .AUTÓNOMOS
para las cuales hoy no hay cabida, y que pueden ir n1ás
allá de todas las especulaciones de peritos (sobre todo en
"ciencion1etría") y todas las recon1endaciones de comi-
tés y con1isiones. Ése es el lugar, que hay que inventar,
para cuya existencia en vuestra institución querría
hacer un aporte, intentando, n1uy n1odestarnente, so-
111eter a un exan1en crítico lo 111ás radical posible las
representaciones, endógenas o exógenas, cultas o es-
pontáneas, que han tomado con1o objeto al INRA, y pro- ¿Cuáles son los usos sociales de la ciencia? ¿Es posible
porcionar sobre todo los instrun1entos de conocü11iento hacer una ciencia de la ciencia, una ciencia social de la
que rne parecen indispensables para la construcción de producción de la ciencia capaz de describir y orientar los
una representación verdadera y, por lo tanto, útil para usos sociales de ésta? Para poder responder estas pre-
la acción. guntas, debo en1pezar por recordar algunas nociones,
condiciones de una reflexión bien pertrechada, y en
particular la noción de ca1npo, cuya génesis evocaré
rápidan1ente.
Todas las producciones culturales, la filosofía, la
historia, la ciencia, el arte, la literatura, etc., son el
objeto de análisis con pretensión científica. Hay una
historia de la literatura, una historia de la filosofía,
una historia de las ciencias, etc., y en todos esos terre-
nos encontramos la n1isn1a oposición, el n1is1110 antago-
nismo, a menudo considerados con1o irreductibles -el
dominio del arte es sin duda uno de los lugares donde la
oposición es más fuerte- entre las interpretaciones que
poden1os llan1ar internalistas o internas y las que pode-
mos calificar de externalistas o externas. Grosso modo,
están por un lado quienes sostienen que para con1pren-
der la literatura o la filosofía es suficiente leer los
textos. Para los partidarios de este fetichisn1o del texto
autonomizado, que floreció en Francia con la sen1iología
y que hoy vuelve a prosperar en todo el n1undo con lo que
se denomina posmodernismo, el texto es el alfa y el
omega y, cuando se trata de con1prender un texto
filosófico, un código jurídico o un poema, no hay que
conocer nada más que su letra. Esquematizo un poco,
pero no demasiado.

72 73
En contraste, otra tradición, a 1nenudo representada relativan1ente autónomo, ese microcosmos provisto de
por personas que reivindican el marxismo, quiere ren1i- sus propias leyes. Si bien está sometido, como el macro-
tir el texto al contexto y se propone interpretar las obras cosmos, a leyes sociales, éstas no son las n1isn1as. Si
mediante su puesta en relación con el n1undo social o el bien nunca escapa del todo a las coacciones del macro-
mundo económico. Hay toda clase de ejemplos de esta cosmos, dispone de una autonomía parcial, más o me-
oposición, y a quienes se interesen en ella les aconsejo nos marcada, con respecto a él. Y una de las grandes
mi libro Las reglas del arte, en el que 1nenciono de cuestiones que se planteará en referencia a los campos
manera más precisa las diferentes corrientes, con el (y los subcampos) científicos será precisarnente el grado
apoyo de referencias bibliográficas. de autonomía de que disfrutan. Una de las diferencias,
En lo que concierne a la ciencia encontran1os las relativamente sirnple pero siempre difícil de apreciar y
mismas oposiciones, con una tradición de historia de la cuantificar, entre los distintos campos científicos lo que
ciencia que, por otra parte, está bastante próxima a se denominan las disciplinas, será en efecto su grado de
la de la historia de la filosofía. Esta tradición, notable- autonomía. Lo mismo vale para las instituciones. Po-
mente representada en Francia, describe el proceso de dremos preguntarnos, por ejemplo, si el CNRS es más
perpetuación de la ciencia como una especie de parteno- autónomo que el INRA, éste rr1ás autónomo que el INSEE,*
génesis, por el que aquélla se engendraría a sí misma al etc. Uno de los problemas conexos será, indudablemen-
margen de toda intervención del mundo social. te, saber cuál es la naturaleza de las coacciones exter-
Elaboré la noción de campo para salir de esa disyun- nas, la forma en que se ejercen, créditos, órdenes,
tiva. Se trata de una idea extremadamente simple, cuya encargos, contratos, etc., y de qué modo se manifiestan
función negativa es bastante evidente. Digo que para las resistencias que caracterizan la autonomía vale
comprender una producción cultural (literatura, cien- decir, cuáles son los mecanismos que introduce ~1 mi-
cia, etc.), no basta con referirse a su contenido textual, crocosmos para liberarse de esas coacciones externas y
pero tan1poco con referirse al contexto social y confor- estar en condiciones de reconocer únicamente sus pro-
marse con una puesta en relación directa del texto y el pias determinaciones internas.
contexto. Es lo que llamo "error del cortocircuito", que En otras palabras, es preciso salir de la alternativa
consiste en relacionar una composición musical o un de la "ciencia pura", totalmente liberada de cualquier
poema simbolista con las huelgas de Fourmies o las necesidad social, y la "ciencia servil", sometida a todas
manifestaciones de Anzin, como lo hicieron algunos las exigencias político-económicas. El can1po científico
historiadores del arte o de la literatura. Mi hipótesis es un rnundo social y, como tal, ejerce coacciones,
consiste en suponer que entre esos dos polos, muy solicitaciones, etc., pero que son relativamente inde~
distantes, entre los cuales se presume, un poco impru- pendientes de las coacciones del mundo social global
dentemente, que puede pasar la corriente, hay un que lo engloba. En realidad, las coacciones externas
universo intermedio que llamo ca1npo literario, artísti- ~ualquier_a sea su naturaleza, al no ejercerse sino po;
co, jurídico o científico, es decir, el universo en el que se 1ntermed1o del campo, son mediatizadas por la lógica de
incluyen los agentes y las instituciones que producen, éste. ·una de las manifestaciones más visibles de la
reproducen o difunden el arte, la literatura o la ciencia. autonomía del campo es su capacidad de refractar, re-
Ese universo es un mundo social como los dernás, pero
que obedece a leyes sociales más o menos específicas. * Institut National de la Statistique et des Études Économi-
La noción de campo pretende designar ese espacio ques (Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos).
(N. del T.)

74 75
traduciéndolas en una forma específica, las coacciones en él. lJna gran empresa deforma todo el espacio econó-
o las demandas externas. ¿Cómo va a retraducirse en mico al conferirle una estructura determinada. En el
un campo dado un fenómeno externo, una catástrofe, campo científico, Einstein, corrw una gran compañía,
una calamidad (la peste negra cuyos efectos se busca- deformó todo el espacio en torno de sí. Esta metáfora
ron en la pintura), la enfermedad de la vaca loca y no sé einsteiniana a propósito de Einstein significa que no
cuántas cosas n1ás? hay físico, grande o pequeño, en Brioude o Harvard, que
Digamos que cuanto más autónomo es un campo, (al margen de cualquier contacto directo, de cualquier
más intenso será su poder de refracción y más se interacción) no haya sido afectado, zamarreado, margi-
transfigurarán las coacciones externas, al extremo de nado por la intervención de Einstein, así como una gran
volverse, con frecuencia, absolutamente irreconocibles. empresa que baja los precios expulsa del campo econó-
El grado de autonomía de un campo, en consecuencia, mico a toda una población de pequeños empresarios.
tiene como indicador principal su poder de refracción, En esas condiciones y esto es importante posterior-
de retraducción. A la inversa, la heteronomía de un mente para la reflexión práctica, lo que gobierna los
campo se manifiesta esencialmente en el hecho de que puntos de vista, lo que gobierna las intervenciones
los problemas exteriores, en especial los políticos, se científicas, los lugares de publicación, los temas que
expresan directamente en él. Vale decir que la "politi- elegimos, los objetos en que nos interesamos, etc., es la
zación" de una disciplina no es el indicio de una gran estructura de las relaciones objetivas entre los diferen-
autonomía, y una de las grandes dificultades con que se tes agentes que son, para emplear una vez más la
topan las ciencias sociales para llegar a ésta es el hecho metáfora einsteiniana, fuentes de campo. La estructura
de que personas poco competentes, desde el punto de de las relaciones objetivas entre los agentes determina
vista de las normas específicas, siempre pueden inter- lo que éstos pueden hacer y no hacer. O, más precisa-
venir en nombre de principios heterónomos sin que se mente, la posición que ellos ocupan en esa estructura
las descalifique de inmediato. determina u orienta, al menos negativamente, susto-
Si hoy en día ustedes intentan decirles a los biólogos mas de posición. Lo cual significa que sólo comprende-
que uno de sus descubrimientos es de izquierda o de mos verdaderamente lo que dice o hace un agente
derecha, católico orto católico, van a suscitar una franca comprometido en un campo (un economista, un escritor,
hilaridad, pero no siempre fue así. En sociología todavía un artista, etc.) si estamos en condiciones de referirnos
pueden decirse ese tipo de cosas. En economía, desde a la posición que ocupa en ese campo, si sabemos "desde
luego, también, por más que los economistas se esfuer- dónde habla", como se decía de manera un poco vaga
cen por hacer creer que ya no es posible. alrededor de 1968 -cosa que supone que hayamos podi-
Cualquier campo, el científico por ejemplo, es un do y sabido hacer previamente el trabajo necesario para
campo de fuerzas y un campo de luchas por transformar construir las relaciones objetivas que son constitutivas
ese campo de fuerzas. En un primer momento, se puede de la estructura del campo en cuestión- eh. vez de
describir un espacio científico o un espacio religioso conformarnos con remitirnos al lugar que supuesta-
como un mundo físico, que comprende relaciones de mente ocupa en el espacio social, a lo que la tradición
fuerza y de dominación. Los agentes, por ejemplo las marxista ·llama su condición de clase.
empresas en el caso del campo económico, crean el Esta estructura está, grosso modo, determinada por
espacio y en cierto modo éste sólo existe por ellos y las la distribución del capital científico en un momento
relaciones objetivas entre los agentes que se encuentran dado. En otras palabras, los agentes (individuos o insti-

76 77
tuciones) caracterizados por el volumen de su "Capital, de l~s redes" (que inquieta tanto a quienes pretenden
determinan la estructura del campo en proporción a su serv;rse de su ~'ciel}-cia" de la ciencia para promover sus
peso, que depende a su vez del peso de todos los demás teonas de la ciencia y afirmar su poder de expertos en
agentes, es decir, de todo el espacio. Pero a la inversa, el mundo de ésta), las posibilidades que un agente
cada agente actúa bajo la coacción de la estructura del singular tiene de plegar las fuerzas del campo a sus
espacio, que se le impone tanto más brutalmente cuanto deseos son proporcionales a su fuerza sobre él vale
más escaso es su peso relativo. Esta coacción estructu- decir, a su capital de crédito científico o, n1ás pr~cisa­
ral no adopta necesariamente la forma de una -coacción mente, a su posición en la estructura de la distribución
directa que se ejerza en la interacción (orden, "influen- del capital. E~to es cierto salvo en los casos, completa-
cia", etcétera). mente excepcionales, en que, gracias a un descubri-
Así como en el campo económico una modificación de n:-iento revolucionario, idóneo para cuestionar los pro-
precios decidida por los dominantes cambia el medio pios fundan1entos del orden científico establecido un
ambiente de todas las empresas o como Sartre, en el científico redefine los principios n1ismos de la distribu-
campo intelectual de la década del cincuenta, gobierna ción del capital, las reglas mismas del juego.
indirectamente las elecciones de Bataille o Blanchot con Dije que lo que define la estructura del campo en un
sus tomas de posición con respecto a Heidegger o Faulk- momento dado es la estructura de la distribución del
ner, 1 en el ámbito de la investigación científica, los c~pital científico entre los diferentes agentes intervi-
investigadores o las investigaciones dominantes defi- nie~tes en ese campo. Muy bien, me dirán, pero, ¿qué
nen, en un momento dado, el conjunto de los objetos entiende usted por capital? Tarnbién en este caso sólo
importantes, es decir, el conjunto de las cuestiones pued~ res.~onder brevemente: cada campo es el lugar de
que importan para los investigadores, sobre las cuales constitucion de una forma específica de capital. Como lo
van a concentrar sus esfuerzos y que, por decirlo así, van establecí en 1975 2 (la evocación de las fechas es decir
a "redituar", determinando una concentración de los de las prioridades de descubrimiento, es ne'cesaria ~
afanes investigativos. veces para protegerse contra las tergiversaciones, sobre
De ello se deduce que, al contrario de lo que hace creer todo cuando están acmnpañadas por deforn1aciones
un constructivismo idealista, los agentes hacen los destinadas a disimularlas), el capital científico es una
hechos científicos e incluso, en parte, el campo científi- espe~ie particular de capital simbólico (del que sabemos
co, pero a partir de una posición en éste que no hicieron q.ue.siempre se funda en actos de conocimiento y recono-
y que contribuye a definir sus posibilidades e imposibi- Cimiento) que consiste en el reconocimiento (o el crédito)
lidades. Contra la ilusión maquiavélica, a la que sucum- otorgado. por el conjunto de los pares-competidores
ben ciertos sociólogos de la ciencia, tal vez porque dentro del campo científico (la cantidad de menciones en
atribuyen a los sabios su propia visión "estratégica", por el f!itation index es un buen indicador, que se puede
no decir cínica, del mundo científico, hay que recordar meJorar, como yo lo hice en la investigación sobre el
en primer lugar que nada es más difícil y hasta imposi- campo universitario francés, si se toman en cuenta los
ble de "manipular" que un campo. Hay que señalar, por signos de reconocin1iento y consagración como el Pren1io
otra parte, que por versado que pueda ser en la "gestión N obel o, en el plano nacional, las medallas del CNRS y
1
Cf A. Boschetti, Sartre et Les Temps Modernes, París, Éditions
2
de Minuit, 1985 [traducción castellana: Sartre y Les Temps Moder- P. Bourdieu, "La spécificité du champ scientifique ... ", art. cit.,
nes: una empresa intelectual, Buenos Aires, Nueva Visión, 1990]. p. 4.

78 79
también las traducciones en idiomas extranjeros). Más probables según los agentes, el capital de que disponen
adelante volveré a las diferentes formas que puede y la relación con él que establecieron a través de su
adoptar ese capital y los poderes que procura a sus manera de adquirirlo.
poseedores. Ese arte de prever las tendencias, que en todas partes
Los c~élpitalistas científicos, si es válido que me expre- se constata estrechamente vinculado con un origen
se así, no tienen casi nada en común, si se hacen a un social y escolar elevado y que permite apoderarse en el
lado los efectos de las homologías estructurales, con los momento oportuno de los buenos temas, los buenos
capitalistas en el sentido corriente, esto es, aquellos a ámbitos de publicación (o, en otra parte, de exposición),
quienes encontramos en el campo económico (y la confu- etc., es uno de los factores que determinan las diferen-
sión, si bien permite hacer alarde de radicalismo, es cias sociales más notables en las carreras científicas (y
extremadan1ente peligrosa, dado que equivale a ignorar es más patente aún en el arte moderno). Ese sentido del
todas las especificidades ligadas a la lógica propia del juego es ante todo un sentido de la historia del juego, un
campo científico). Es evidente qlJ.~ele(lpitaLc:l,eEinstein sentido de su futuro. Así como un buen jugador de rugby
no era de natu:ralezafinan<3i_era: Ese capital de un tipo sabe dónde va a ir la pelota y está ya en el 1ugar en que
completamente singular se basa en parte en el recono- va a caer, el buen jugador científico es quien, sin tener
cimiento de una competencia que, además de los efectos necesidad de calcular, de ser cínico, toma las decisiones
de conocimiento que produce, y parcialmente a través de redituables. Quienes nacieron en el juego tienen el
ellos, procura autoridad y contribuye a definir no sólo privilegio de la calidad de "innatos". No necesitan ser
las reglas de juego, sino también las regularidades del cínicos para hacer lo que hay que hacer en el momento
juego, las leyes según las cuales van a distribuirse en preciso y recoger la ganancia.
éste, por ejemplo, las ganancias, las leyes que hacen que Hay por lo tanto estructuras objetivas, y también
sea importante o no escribir sobre tal o cual tema, luchas con respecto a ellas. Los agentes sociales no son,
que sea brillante o anticuado, que sea más redituable desde luego, partículas pasivamente movidas por las
publicar en el American Journal de esto y aquello que en fuerzas del campo (aunque a veces se diga que se
la Revue Franc;;aise de tal y cual. parecen mucho a eso: si se observan ciertas evoluciones
Los campos son el lugar de relaciones de fuerzas, que políticas, por ejemplo la de muchos de nuestros intelec-
implican tendencias inmanentes, probabilidades obje- tuales, ¿cómo no decir que las limaduras siguen verda-
tivas. Un campo no se orienta en absoluto por el azar. En deramente las fuerzas del campo?). Tienen disposicio-
él, no todo es igualmente posible o imposible en cada nes adquiridas; no desarrollaré este punto aquí que yo
momento. Entre las ventajas sociales de quienes nacie- llamo habitus, es decir, maneras de ser permanentes,
ron en un campo, está precisamente el hecho de poseer, duraderas, que pueden llevarlos, en particular, a resis-
por una especie de ciencia infusa, el don1inio de sus leyes tir, a oponerse a las fuerzas del campo. Quienes adqui-
inmanentes, leyes no escritas que están inscriptas en la rieron lejos del campo en que se inscriben unas disposi-
realidad en el estado de tendencias, y tener lo que en ciones que no son las que exige ese campo, corren el
rugby, pero también en la bolsa, se llama sentido de la riesgo, por ejemplo, de estar siempre desfasados, des-
ubicación. Por ejemplo, numerosos estudios confirman plazados, mal ubicados, incómodos en su pellejo, a
que las estrategias de reconversión que ponen en prác- contrapelo y a destiempo, con todas las consecuencias
tica los científicos, y que los llevan a pasar de un don1inio que ustedes se podrán imaginar. Pero también pueden
a otro o de un tema a otro, son n1uy desigualmente entrar en lucha con las fuerzas del campo, resistirse a

80 81
ellas y, en vez de plegar sus disposiciones a las estruc- LAS PROPIEDADES ESPECÍFICAS
turas, intentar Inodificar las estructuras en furÍción de DE LOS CAMPOS CIENTÍFICOS
sus disposiciones, para conformadas a ellas.
Corrw quiera que sea, el campo es objeto de lucha,
t~nto en.su representación como en su realidad. La gran
diferencia entre un carnpo y un juego (que no deberían
olvidar quienes se arman de la teoria de los juegos para
comprender los juegos sociales, y en particular el econó-
m~co) es que el primero es un juego en el que las reglas
mismas se ponen en juego (como lo vemos todas las
veces que una revolución simbólica -la que efectúa Tras haber recordado de este modo las propiedades
Manet, por ejemplo- redefine las condiciones mismas muy generales de los campos y tomar adrede ejemplos
de acceso al juego, es decir, las propiedades que en éste en el campo económico o el literario, lo mismo que en el
funci~nan como capital y dan poder sobre él y sobre los científico, querría ahora presentarles rápidan1ente los
otros Jugadores). Los agentes sociales están insertados caracteres específicos de este último. Cuanto más autó-
en la estructura en posiciones que dependen de su nomos son los campos científicos, más escapan a las
capital y desarrollan estrategias que, en sí mismas, leyes sociales externas. Al principio descart~ una
dependen en gran parte de esas posiciones, en los forma de reduccionismo consistente en reducir las
límites d~ sus disposiciones. Esas estrategias se orien- leyes de acuerdo con las cuales funciona un campo a
tan,. ya sea hacia la conservación de la estructura, ya las leyes sociales exteriores, cosa que llamo error del
hacia su transformación, y en términos generales se cortocircuito.
puede comprobar que cuanto más ocupa la gente una Pero hay una segunda forma de reduccionismo, más
posición favorecida en aquélla, rr1ás tiende a conservar sutil, lo que se denomina "programa fuerte" en sociolo-
a la vez la estructura y su posición, en los límites, no gía de las ciencias, "radicalización" ü;.debida de l~s
obstante, de sus disposiciones (es decir de su trayectoria posiciones que yo defiendo y que consiste. en re~ uc1r
social, su origen social), que están más o menos de las estrategias de los sabios a las estrateg¡as sociales
acuerdo con su posición.
que son siempre uno de sus aspectos y a sus determinan-
tes sociales, e ignorar la sublimación de los int~reses
externos, políticos -esto va de suyo- o internos, hgados
a la lucha en el campo, que es impuesta por las leyes
sociales de éste (y en especial por las coacciones inhe-
rentes al hecho de que cada uno no tenga otros clientes
que sus competidores). Sublimación que, tácitamente
exigida a todo nuevo ingresante, está implicada en es~a
forma particular de la illusio inherente a la pertenencia
a un campo, vale decir, la creencia científica, como
interés desinteresado e interés en el desinterés, que
induce a admitir que, como suele decirse, el juego
científico merece jugarse, que la cosa vale la pena y que
82
83
define los objetos dignos de interés, interesantes, impor- Si usted quiere vencer a un matemático, hay que hacerlo
tantes, capaces, por lo tanto, de merecer la inversión. matemáticamente, mediante la demostración o la refu-
En otras palabras, el campo, es decir, rr1ás precisa- tación. Desde luego, siempre existe la posibilidad de que
mente, la economía antieconómica y la competencia el soldado romano le corte la cabeza a un matemático,
regulada de las que es ámbito, produce esa forma par- pero se trata de un "error de categoría", c~mo ~irían l_os
ticular de illusio que es el interés científico, esto es, un filósofos. Pascal vería en ello un acto de tiran1a consis-
interés que, en comparación con las formas de interés tente en utilizar en un orden un poder que pertenece a
que tienen vigencia en la existencia corriente (y en otro orden. Pero semejante triunfo no es tal, según las
especial en el campo económico), aparece como desinte- normas propias del campo. Ocurre lo mismo con el éz:i~o
resado, gratuito. Empero, más sutilmente, el interés de esos autores que, al no poder llegar a la consagr~c1on
"puro", desinteresado, es un interés en el desinterés, de acuerdo con las normas específicas del campo litera-
forma de interés conveniente en todas las economías de rio, logran incorporarse a la Acade_mi~ Francesa/ y se
los bienes simbólicos, economías antieconómicas en las pasan el tiempo escribiendo en los ~Ianos o mostrando-
que, en cierto modo, lo "redituable" es el desinterés. (Ésa se en televisión. Muchas consagraciones temporales en
es una de las diferencias más radicales entre el "capita- el orden espiritual tienen una función compensatoria
lista científico" y el capitalista a secas.) De ello se deduce semejante. / .
que las estrategias de los agentes siempre tienen, en Cuanto más heterónomo es un campo, mas Imperfec-
cierta forma, una doble cara, son ambiguas, interesadas ta es la competencia y más legítimo resulta que los
y desinteresadas, porque están inspiradas por una agentes hagan intervenir fue_rzas no cien~íficas ~n las
especie de interés en el desinterés y pueden darse dos luchas científicas. Al contrano, cuanto mas autonomo
descripciones opuestas pero igualmente falsas, por ser es un campo y más cerca está de una competencia pura
unilaterales: una hagiográfica e idealizada, la otra y perfecta, más puramente científica es la censura~ que
cínica y reduccionista, que hace del "capitalista cientí- excluye la intervención de fuerzas meram~nte sociales
fico" un capitalista como los demás. (argumento de autoridad, sanciones profesionales, _etc.);
Tenemos así testimonios de directores de grandes las coacciones sociales adoptan la forma de coacciones
revistas norteamericanas de física que cuentan que los lógicas y recíprocamente: para hacerse valer, hay que
investigadores los llaman tanto de día como de noche, hacer valer razones, y para triunfar, hay qu~ hacer
angustiados, porque se puede perder el beneficio de triunfar argumentos, demostraciones y refutaciones~~~
veinte años de investigación por cinco minutos de retra- La lucha científica es una lucha armada entre adver-
so. Es comprensible que, en esas condiciones, estemos sarios que poseen armas tanto m_ás p~der?sas y efic~ces
lejos de la visióir ~agiográfica de la ciencia, que es cuanto más importante es el capüalcientlfico colectiva-
desmentida por todo lo que conocemos de la verdad de la mente acumulado en y por el campo (por lo tanto,
investigación: los plagios, los robos de ideas, las dispu- incorporado en cada uno de los agentes), y que se p~nen
tas de propiedad, otras tantas prácticas que son tan de acuerdo al menos para invocar, como una especie de
antiguas como la ciencia misma. Los sabios son intere- árbitro final, el veredicto de la experiencia, es decir,
sados, tienen ganas de llegar los primeros, de ser los de lo "real". Esa "realidad objetiva" a la que todo el
mejores, de brillar. mundo se refiere de manera explícita o tácita nunca es,
Pero la paradoja de los campos científicos es que en definitiva, más que lo que los investigadores partici-
producen a la vez esas pulsiones mortíferas y su control. pantes en el campo en un momento dado concuerdan en

84 85
considerar como tal, y sólo se manifiesta en el c~ampo a censuras sociales como censuras científicas y vestir de
través de las representaciones que dan de ella quienes razones científicas unos abusos de poder social especí-
invocan su arbitraje. fico como la autoridad administrativa o el poder de
También puede suceder lo mismo en otros can1pos, no~inación a través de los jurados de concursos).
como el religioso o el político, en el que, en particular, los De hecho, el n1undo de la ciencia, como el mundo
adversarios luchan por imponer principios d~ visión y econón1ico, conoce relaciones de fuerza, fenómenos de
división del mundo social, sistemas de clasificación en concentración del capital y el poder y hasta de monopo-
clases, regiones, naciones, etnias, etc., y no cesan de lio relaciones sociales de dominación que implican un
poner como testigo, en cierto modo, al mundo social, e~bargo de los medios de producción y reproducción;
de hacerlo comparecer ante el tribunal, para pedirle experimenta también 1uchas cuya a:p~esta es en part~ . el
.
que confirme o invalide sus diagnósticos o sus pronós- control de los medios de producc1on y reproducc1on
ticos, sus visiones y sus previsiones. Pero lo que consti- específicos, propios del subuniverso considerado. Si ~s
tuye la especificidad del campo científico es que así se debe entre otras razones, a que la econom1a
los competidores se ponen de acuerdo sobre unos prin- anÚeconómi~a --volveré a este punto- del orden propia-
cipios de verificación de la conformidad a lo "real", sobre mente científico sigue enraizada en la economía y, a
unos métodos comunes de convalidación de las tesis y través de ella, da pábulo al poder económico (o político)
las hipótesis; en síntesis, sobre el contrato tácito, inse- y a las estrategias propiamente políticas que apuntan a
parablemente político y cognitivo, que funda y rige el conquistarlo o conservarlo. .. .
trabajo de objetivación. La actividad científica implica un costo econom1co y el
Como consecuencia, en el campo se enfrentan cons- grado de autonomía de una ciencia depend~ er: parte de
trucciones sociales antagónicas, representaciones (con la medida en que necesita recursos econom1cos para
todo lo que la palabra implica de exhibición teatral desenvolverse (en ese aspecto, los matemáticos están
destinada a hacer ver y hacer valer una manera de ver), mejor ubicados que los físicos e incluso que los biólogos).
pero representaciones realistas, que se pretenden fun- Pero depende también, y sobre todo, del gra?o en que el
dadas en una "realidad" dotada de todos los n1edios para campo científico está protegido contra las 1ntrus1~nes
imponer su veredicto a través del arsenal de métodos, (en especial, a través del derecho de er:trada mas o
instrumentos y técnicas de experimentación colectiva- rnenos elevado que impone a los nuevos 1ngresantes Y
mente acumulados y colectivamente puestos en acción, que depende del capital científico colectivamente. acu-
bajo la coacción de las disciplinas y las censuras del mulado) y en que es capaz de imponer sus sanc1ones
campo y también por la virtud invisible de la orquesta- positivas o negativas.
ción de los habitus.
Así, pues, todo sería para bien en el mejor de los
mundos científicos posibles si la lógica de la competen-
cia puramente científica fundada en la mera fuerza de
las razones y los argurnentos no fuera contrarrestada y
en algunos casos incluso anulada por fuerzas y coaccio-
nes externas (como se ve en el caso de las ciencias que
aún están a medio camino en el proceso de autonomiza-
ción y en las que sigue siendo posible disfrazar las

86 87
LAS DOS ESPECIES
DE CAPITAL CIENTÍFICO

Se deduce que los campos científicos son el ámbito de


dos formas de poder, correspondientes a dos especies
de capital científico: por un lado, un poder que podemos
llamar temporal (o político), poder institucional e insti-
tucionalizado que está ligado a la ocupación de posicio-
nes eminentes en las instituciones científicas, direccio-
nes de laboratorios o departamentos, pertenencia a
comisiones, comités de evaluación, etc., y al poder sobre
los medios de producción (contratos, créditos, puestos,
etc.) y reproducción (facultad de nombrar y promover
carreras) que asegura esa posición prominente; por otro
lado, un poder específico, "prestigio" personal que es
más o menos independiente del precedente según los
campos y las instituciones, y que se basa casi exclusiva-
mente en el reconocimiento, poco o mal objetivado e
institucionalizado, del conjunto de los pares o su frac-
ción más consagrada (en especial, con los "colegios
invisibles" de eruditos unidos por relaciones de estima
recíproca).
Debido a que la innovación científica no se produce
sin rupturas sociales con los presupuestos en vigor
(siempre correlativos de precedencias y privilegios), el
capital científico "puro", aunque se ajuste a la imagen
ideal que el campo quiere tener y dar de sí mismo, está,
al menos en la fase de acumulación inicial, más expues-
to a la impugnación y la crítica, controversial, como
dicen los anglosajones, que el capital científico institu-
cionalizado, y en ciertas disciplinas puede suceder que

89
los grandes innovadores (Braudel, L~vi-S_trauss: Du- ellos, publicándolos, recomendándolos a instancias de
mézil, por ejemplo, en el cas? de las Cienci_~s soc~ales)
hayan sido n1arcados con estigmas de hereJia y violen-
tamente combatidos por la institución.
Las dos especies de capital científico tienen leyes de
consagración, etcétera).
Al contrario, el capital científico institucionalizado
tiene más o menos las mismas reglas de transmisión
1
quecualquierotraespeciedecapital burocrático: aun que
acurnulación diferentes: el capital científico "puro" se en ciertos casos deba asumir las apariencias de una
adquiere principalmente gracias a los aportes reconoci- "elección pura", en especial por medio de unos concursos
dos al progreso de la ciencia, las invenciones o los que, de hecho, pueden ser muy similares a los de
descubrin1ientos (las publicaciones, especialmente en reclutamiento burocrático, en los que la definición del
los órganos más selectivos y prestigiosos, por lo tanto puesto está, en cierta forma, preaj ustada a las medi~as
aptos para otorgar prestigio, a la manera de bancos de del candidato deseado. (Es indudable que el conflicto
crédito simbólico, son su mejor indicador); el capital entre los dos principios se hace más visible en las
científico de institución se adquiere esencialmente me- operaciones de cooptación que procuran perpetuar el
diante estrategias políticas (específicas) que tienen en cuerpo de investigadores: los dueños del capital cientí-
común demandar tiempo -participación en comisiones, fico institucionalizado tienden a organizar los procedi-
jurados (de tesis, de concursos), coloqui~s rr1ás o ~enos mientos los concursos, por ejemplo de acuerdo con la
ficticios en el plano científico, ceremonias, reuniones, lógica de la nominación burocrática, mientras que los
etc.-, de modo que es difícil decir si, como lo profesan de poseedores del capital científico "puro" tienden a situar-
buen grado sus poseedores, su acumulación es el prin- se en la lógica "carismática" del "descubridor".)
cipio (a título de compensación) o el resultado de un Dicho esto, en un muy hermoso artículo 1 que, por la
menor éxito en la acumulación de la forma más especí- minucia de la observación, el rigor del análisis y la
fica y más legítima de capital científico. . justeza (modesta) de la teorización, se sitúa en la posi-
Difíciles de sumar prácticamente, las dos especies de ción exactamente contraria a la tendencia actual, a la
capital científico difieren también por sus formas vez mediática y cínica, de la sociología de las ciencias,
de transmisión. El capital científico "puro" que, escasa- Terry Shinn ha mostrado que las dos especies de ca~it~l
mente objetivado, muestra cierta vaguedad y sigue científico y las dos formas de poder pueden coexistir
siendo relativamente indeterminado, siempre tiene algo dentro del mismo laboratorio, en ciertos casos para el
de carismático (en la percepción común, está ligado a la mayor provecho de la empresa colectiva, con el director
persona, a sus "dones" personales, y no puede ser objeto de laboratorio por un lado, quien, muy informado del
de un "nombramiento por decreto"); en ese concepto, es estado de la investigación, en especial gracias a la
extremadamente difícil de transmitir en la práctica frecuentación de los comités y las comisiones, encarna
(aun cuando, a diferencia del profeta, el modisto o el de algún modo la "ciencia normal" y produce trabajos
poeta, el gran investigador puede comunicar la parte orientados hacia la generalización, y por el otro, el
más formalizada de su competencia científica, pero sólo investigador prestigioso que se consagra a la construc-
gracias a un prolongado y lento trabajo de formación o, ción de "modelos integradores" y aporta a sus otros
mejor, de colaboración, que insume mucho tiempo; y colegas, seniors y juniors, una especie de inyección de
aun cuando también pueda, como cualquier poseedor de
capital simbólico, "consagrar" investigadores, formados 1
T. Shinn, "Hiérarchies des chercheurs et formes des recher-
o no por él, construyendo su reputación, firmando con ches", en Actes de la recherche en sciences sociales, 74, septiembre
de 1988, pp. 2-22.

90 91
imaginación científica (esta división del trabajo, obser- internacional. Por medio, en particular, del dominio que
vada en un laboratorio de física, vuelve a encontrarse en garantiza sobre las instancias y los instrumentos de
muchos grupos de investigación pertenecientes a las consagración, academias, diccionarios, premios o dis-
disciplinas más diversas). tinciones (al menos nacionales), el poder científico ins-
Por razones prácticas, la suma de las dos especies de titucional (que, al estar vinculado al control de los
capital es, como ya lo señalé, extremadamente difícil. Y cargos en la universidad y las instituciones de investi-
es posible caracterizar a los investigadores por la posi- gación, es más o menos estrictamente nacional, lo cual
ción que ocupan en esta estructura, vale decir, por la contribuye a explicar el desfase entre las jerarquías
estructura de su capital científico o, más precisamente, nacionales y las jerarquías internacionales) logra pro-
por el peso relativo de su capital "puro" y su capital ducir un efecto de halo casi carismático, en especial
"institucional": en un extremo, con los poseedores de un sobre los jóvenes investigadores, a menudo inclinados (y
fuerte crédito específico y un escaso peso político y, en el no sólo por servilismo interesado) a atribuir cualidades
extremo opuesto, los poseedores de un fuerte crédito científicas a aquellos de quienes dependen para avan-
político y un débil crédito científico (en especial, los zar en su carrera, con lo que éstos pueden asegurarse
administradores científicos). clientelas dóciles y todo el cortejo de citas complacientes
Si se da el caso de que la acumulación de un fuerte y homenajes académicos.
crédito científico (frente a los pares) favorece a la larga, Otro factor de interferencia, al menos a los ojos de los
y en general en el ocaso (vale decir, cuando es demasia- "juniors", que contribuyen en una medida importante a
do tarde), la obtención de créditos económicos y políti- construir el capital simbólico (ese "ser percibido", perci-
cos (concedidos por los poderes administrativos, polí- pi, que depende de la percepción y la apreciación de los
ticos, etc.), la conversión de capital político (específico) agentes intervinientes en el campo), es el hecho de que,
en poder científico es (¡por desdicha!) más fácil y más como ya lo indiqué, el crédito científico pueda, a la larga,
rápida, sobre todo en el caso de quienes ocupan posicio- asegurar pese a todo una forma de crédito político (el
nes intermedias en las dos distribuciones (de prestigio término siempre se toma en el sentido específico) de
y de poder) y que, mediante el poder que están en consagración temporal que, en ciertos contextos, puede
condiciones de ejercer sobre la producción y la repro- ser un factor de desencantamiento e incluso de descré-
ducción (participación en el Consejo Nacional de las dito (uno de los problemas de los innovadores, cuando
Universidades [cNu], en las comisiones del CNRS, en los llegan a la consagración, sobre todo en literatura, es
jurados de los concursos de reclutamiento y promoción, conservar los prestigios asociados a la ruptura herética
etc.), pueden asegurar la perpetuación de la ortodoxia de la vanguardia).
contra la innovación (en especial, gracias a alianzas Habría que analizar los efectos, en el funcionamiento
complejas por medio de las cuales los delegados sindi- del campo científico, de esta dualidad de poderes. ¿Sería
cales -a menudo destinados a convertirse en cuadros el campo científicamente más eficiente si los más pres-
administrativos- pueden dar su apoyo a los empleado- tigiosos fueran también los más poderosos? Y si supone-
res más apegados al orden científico establecido). mos que sí, ¿sería necesariamente más soportable?
Las relaciones de fuerza simbólicas dentro del campo Todo lleva a pensar que todo el mundo (o casi) sale
científico no tienen la claridad contrastante que puede ganando con esa división de los poderes y ese compro mi-
darles un análisis científico dedicado a cuantificar has- so bastardo que evita lo que podría tener de pavoroso
ta las propiedades más impalpables, como la reputación una especie de teocracia epistemocrática de los "mejo-

92 93
res" o, a la inversa, un cisma total de ambos pÓderes, científica, y la explicación siempre debe mantener uni-
que condenara a los "mejores" a la rnás absoluta impo- dos los dos aspectos. Sin embargo, el peso relativo de
tencia. Pero es inevitable ver con cierto pesar lo que uno y otro varía mucho, según el can1po y la posición
puede tener de "funcional", no para el progreso de la dentro de él: cuanto más heterónomos son los campos,
ciencia sino para la corrwdidad de los investigadores mayor es el desfase entre la estructura de la distribu-
menos activos y productivos, el hecho de. que el poder ción en el campo de los poderes no específicos (políticos),
temporal sobre el campo científico sea la n1ayor parte de por una parte, y la estructura de la distribución de los
poderes específicos: el reconocimiento, el prestigio cien-

~
las veces otorgado a una tecnocracia de la investigación,
es decir, a unos investigadores que no son necesaria- tífico, por la otra.
mente los mejores desde el punto de vista de los crite- Hay incluso universos en los que arnbas estructuras
rios científicos. están invertidas: la distribución de los profesores de
Lo cierto es que cuanto más limitada e imperfecta sea letras y de ciencias humanas de la enseñanza superior
la autonomía que un campo ha adquirido y 111ás marca- francesa en el espacio del campo universitario es tal que
dos se hallen en él los desfases entre las jerarquías cuanto más cerca están del polo del poder, menos
temporales y las jerarquías específicas, tanto más los prestigio tienen (rr1edido por indicadores tales corno el
poderes temporales que a rr1enudo se erigen en relevos rango en el Citation index, la cantidad de traducciones
de los poderes externos podrán intervenir en las luchas y toda una serie de otros elementos): por un lado, los
específicas, especialmente a través del control de los individuos más poderosos, en particular desde el punto
puestos, los subsidios, los contratos, etc., que pernliten de vista del control de la reproducción del cuerpo
a la pequeña oligarquía de los miembros permanentes (quienes tienen asiento en elcNu, en los grandes jurados
de las comisiones mantener sus clientelas. El hecho de de concursos, etc.) y de la perpetuación del paradigrr1a,
que las diferentes disciplinas científicas necesiten, para de la ortodoxia; por el otro, los individuos que tienen
desenvolverse, recursos económicos en grados diversos, prestigio, notoriedad, reconocimiento, sobre todo inter-
hace que ciertos investigadores, a veces convertidos en nacional, pero poco poder.
administradores científicos (más o menos directamente Esta discordancia genera toda una serie de efectos.
asociados a la investigación), puedan, por medio del Permite a quienes fracasan armarse historias e irnpu-
control de esos recursos que les asegura su capital tar por ejemplo su mala posición intelectual a su mala
social, ejercer sobre la investigación un poder que posición en el orden del poder, o denunciar a los posee-
podemos calificar de tiránico (en el sentido que le da dores de prestigio como si se tratara de poseedores de
Pascal), porque no tiene su origen en la lógica específica poder. También permite a los dominantes temporales
del campo. en contraste con los dominantes espirituales jugar con
Así, en razón de que su autonomía con respecto a los la ambigüedad de la estructura para presentar estra-
poderes externos nunca es total y de que son el ámbito tegias destinadas a reproducir su posición como es-
de dos principios de dominación, ternporal y específica, trategias concebidas para promover la ciencia.
todos estos universos se caracterizan por una ambigüe- Vale decir que en esos universos, para que progrese
dad estructural: los conflictos intelectuales también la cientificidad, hay que hacer progresar la autonomía
son siempre, desde cierto punto de vista, conflictos de y, más concretamente, sus condiciones prácticas, me-
poder. Cualquier estrategia de un sabio entraña a la vez diante la elevación de las barreras a la entrada, la
una dimensión política (específica) y una dimensión exclusión de la introducción y utilización de armas no

94 95
específicas. y _la. promoción de formas reguladas de EL ESPACIO
competencia, unicamente sometidas a las restricciones DE LOS PUNTOS DE VISTA
de la coherencia lógica y la verificación experimental.

Entre los usos sociales de la ciencia hay uno, en efecto, (


que casi siempre se OIViCia aunque no es, sin duda, el (
menos in1portante:-erque consiste en poner la ciencia, y )
:níaS especialmente la ciencia de la ciencia, al servicio de \
la ciencia, de su progreso._ ¿Un análisis puramente '
descriptivo como el que propuse puede conducir a tomas
de posición prescriptivas? Una de las virtudes de la
teoría del campo es que permite romper con el conoci-
miento primero, necesariamente parcial y arbitrario
-todos ven el campo con cierta lucidez, pero a partir de
un punto de vista dentro de él que no ven-, y con las
teorías semieruditas que no hacen más que explicitar
uno de los puntos de vista sobre el campo .
. Para hacer que se entienda, suelo tomar el ejemplo de
dos análisis críticos de los intelectuales, publicados a
fines de la década del cincuenta: en un libro que supo
gozar de cierta notoriedad, El opio de los intelectuales,
Raymond Aron esbozaba un retrato de quienes él llama-
ba "intelectuales", vale decir, según la definición enton-
ces vigente, los "intelectuales de izquierda", cuyos re-
presentantes más acabados eran Sartre y Simone de
Beauvoir; en una serie de artículos aparecidos en Les
Te1nps Modernes, la revista de Sartre, Simone de Beau-
voir proponía una evocación metódica y arguinentada
del "pensamiento de derecha" (encarnado, a su juicio,
por Aron y algunos otros).
Pero más allá de la oposición radical que los separaba,
uno y otro tenían en común tomar por una representa-
96
97
ción estrictamente objetiva de su objeto lo que no era esos puntos de vista en el espacio de las ton:as de
más que un punto de vista particular y, a la vez que eran posición y referirlos a las posiciones ~?~espondi~nt~s,
muy lúcidos (con esa lucidez interesada que inspira la vale decir, desposeerlos de su pretension absoluhs~a a
competencia, vivida corrw rivalidad u hostilidad) sobre la objetividad (vinculada con la ilus~~n de la ?usenc1a de
el punto de vista de su competidor, eran ciegos en lo que punto de vista) y, a la vez, tam~1en e~phc?~los, dar
se refería a sí n1ismos y, sobre todo, con respecto al punto razón de ellos hacerlos comprensibles, Inteligibles.
de vista a partir del cual captaban a su antagonista, es Se adviert~ que al margen de cualquier intención
decir, al hecho de que, inscriptos en el mismo campo, moralizadora, el punto de vista que objetiva los puntos
ocupaban en él posiciones antagónicas, principios de su de vista y los constituye como tales, y al que a menu?o
lucidez y su ceguera. se describe, erróneamente, como "fijación" reduccion~s­
De tal modo, el análisis científico de un campo, por ta entraña la sustitución de la visión polémica, parcial
ejemplo el de las instituciones de investigación, faculta- y ~rbitraria, de los agentes mismos que, como tal, ~s
des, CNRS, INSEE, INSERM,* etc., dentro del cual el INRA falsa aun cuando lo que revela, devela o denuncia
ocupa una posición determinada, o el del mismo INRA, contenga una parte de verdad, por una visión compren-
que también funciona con1o un subcarnpo relativamente siva e indulgente de acuerdo con la fórmula "compren-
autónomo organizado alrededor de sus propias oposicio- · der es perdonar" de las diferentes posiciones y ~omas de
nes, puede, a prirr1era vista, parecer muy próximo a las posición. Por eso, constituye un aporte pos~ble a la
representaciones que los agentes producen, en especial comprensión mutua de los ocupant~s de las di~erentes
para las necesidades de la polémica contra sus corrlpe- posiciones en el campo y, al mismo t:empo, ~la :ntegra-
tidores. La diferencia, no obstante, es radical: en efecto, ción de esta institución, que no implica de ningun modo
a las objetivaciones parciales e interesadas de los agen- la supresión de las diferencias de puntos de vista.
tes intervinientes en el campo, se opone la objetivación Además, lejos de conducir, como podría creerse (?'
de éste en cuanto conjunto de los puntos de vista (en el como con frecuencia se quiere hacer creer), a un relati-
doble sentido de visiones adquiridas a partir de un vismo que no da la razón a ninguno de los comp~tidores
punto del campo y de posiciones de éste a partir de las por la verdad, la construcción del c~~po perm1t~ e~ta­
cuales se adquieren esas visiones interesadas), que blecer la verdad de las diferentes posiciones y los limites
implica una toma de distancia con respecto a cada uno de validez de las diferentes tomas de posición (preten-
de los puntos de vista particulares y cada una de las dientes o no a la verdad), cuyos defensores concuerdan
tornas de posición, corrientemente críticas. tácitamente, como ya lo indiqué, en movilizar los instru-
Esa toma de distancia objetivante (que puede aplicar-
se al propio sujeto objetivan te cuando toma por objeto,
?e
mentos de prueba o refutaci~n más pode~oso~ qu~ les
aseguran las conquistas colechv~s d.e ~u ci~ncia. 'I an:-
como yo hice enHorno academicus, el mismo campo del bién permite romper con las semiobJehvaciO~les erudi-
que forma parte) está implicada en el hecho de situar tas o las objetivaciones semicultas que sólo difiere?- por
su pretensión de las que producen los agentes sociale~,
* Centre N ational de la Recherche Scientifique (Centro Nacional en la vida de todos los días, apoyándose en el conoci-
de la Investigación Científica), Institut National de Statistique et miento interesado (y a veces muy bien informado) que
d'Études Economiques (Instituto Nacional de Estadística y de Estu- pueden tener de sus competidores. ~ ..
dios Económicos), Institut National de la Santé et de la Recherche Ésa es la razón por la cual, en los anahsis de la
Médicale (Instituto Nacional de Salud e Investigaciones Médicas).
(N. del T.)
estructura y el funcionarniento del INRA que trataré de

98 99
esbozar, voy a atenerme a hacer prudentes En síntesis, no hay que esperar revelaciones radica-
y les dejaré la tarea de completarlas y T'\ .... ,,..,.,,..,....,.
del análisis sociológico. Esto, muy especialn1ente en
según las líneas de puntos, consciente como soy una institución que, como el INRA, ocupa una posición
inmensa información, que una encuesta sistemática dominada desde el punto de vista del prestigio científico
debería ante todo recoger, de la que ustedes disponen en el campo de las instituciones de investigación y una
sobre unos y otros, unos sobre los otros, sobre las posición en voladizo entre la investigación aplicada y la
pertenencias -políticas y sindicales, en especial- las investigación fundamental, y que a causa de ello se
afiliaciones, las carreras, etc., y que constantemente se inclina doblemente a una inquietud y una ansiedad
pone en uso en los ejercicios de "sociología salvaje", a sobre sí misma particularmente propicias a una lucidez
menudo bastante cercanos, salvo por la ausencia de punzante y a veces hasta un poco patológica y autodes-
reflexividad, al análisis científico. tructiva.
El análisis fundado en la captación del juego como tal Lo que apo~ta el análisi~ s. o_ciológico y que, en cierto(
rompe con los juegos (y los dobles juegos) de las imáge- sentido, cambia todo, es pnnc1palmente una puesta en 1
nes antagónicas, al poner en evidencia que éstas reve- perspectiva sistemática de las visiones. perspectivas
lan tanto sobre quienes las producen (y sobre su posi- que los agentes producen para las neces1dades de sus
ción en el campo) como sobre aquellos a quienes se luchas prácticas dentro del campo y que, a despecho de
refieren y su posición. Esas representaciones sociales todo lo que hacen para "universalizarlas", como en el
interesadas y parciales que se viven y se presentan ejemplo de la invocación de_ la "de~ anda social", enc_u~~­
como objetivas y universales (sobre todo dentro de tran su origen en las parbculandades de una pos1c1?n
universos eruditos en los que los agentes disponen, en el interior mismo del campo y, así puestas de p1e,
debido a su profesión, de poderosos instrumentos de cambian radicalmente de sentido y función.
universalización) son de hecho armas en las luchas
internas.
Así, por ejemplo, la retórica de la "demanda social"
que se impone particularmente en una institución cien-
tífica que reconoce oficialmente las funciones sociales
de la ciencia, se inspira menos en una preocupación real
por satisfacer las necesidades y expectativas de tal o
cual c~tegoría de "clientes" (pequeños o grandes agricul-
tores, Industrias agroalimentarias, organizaciones agrí-
colas, ministerios, etc.) e incluso por obtener de ese
modo su apoyo, que por asegurar una forma relativa-
men~e indiscutible de legitimidad y, al mismo tiempo,
una Inyección de fuerza simbólica en las luchas internas
de con1petencia por el monopolio de la definición legíti-
ma de la práctica científica (en esta perspectiva, podría-
n1os someter a un análisis metódico, que relacionara las
tomas de posición y las posiciones, las actas de los
Estados Generales del desarrollo agrícola de 1982).

101
100
LA SITUACIÓN. PARTICULAR
DELINRA

De tal modo, ¿cómo no advertir que todas las ambigüe-


dades que experimentan (en grados diferentes de inten-
sidad) todos los campos, hasta los más "puros'', en razón
de propugnar la coexistencia de principios internos y
específicos y principios externos y meramente sociales
de dominación o de jerarquización, no pueden sino
reforzarse en el caso de una institución que, como el
INRA, se caracteriza por una profunda ambigüedad es-
tructuralyfuncional? ¿Y que todos los dobles juegos que
mencioné, entre el prestigio y el poder, las funciones
científicas y las funciones de servicio, que permiten
escapar a las exigencias de la ciencia en nombre de las
obligaciones del servicio a la colectividad (como en otro
lugar de la enseñanza), encuentran condiciones parti-
cularmente favorables?
Lo cual significa, de manera muy concreta, que si
todas las instituciones científicas pueden y deben dar
cabida a investigaciones no aplicables de las que tienen
inevitablemente ejemplos, y esto sin animosidades
(Dieudonné dice en alguna parte que la práctica de la
matemática no necesita de otra justificación que "el
honor de la humanidad"), la desdicha, pero también la
grandeza de los integrantes de los institutos dedicados
a la investigación aplicada, es que en todo momento
recuerden, por obra de los otros y de sí mismos, la
inquietud, después de todo muy honorable, de la inuti-
lidad social. El único interrogante interesante es saber
si hay que sacar de esta situación particular las delec-

103
taciones morosas de una especie de culpa en el propio seno de la institución, si al
inexpiable o un aumento de las exigencias y las pertenencias y dependencias comunes
lidades, ligadas a la necesidad de conciliar in1perativos (pero que en sí mismas están divididas y a veces son
habitualn1ente separados, de manera más o menos opuestas), con respecto a los Ministerios de Agricultura
ficticia. e Investigación, hay otro principio de unidad que no sea
Al respecto, debo expresar mi desacuerdo con la la referencia, para algunos completamente teórica, a un
forma en que, aquí mismo, Bruno Latour 1 presentó una mismo objeto concreto, el mundo agrícola.
noción como la de "IANA" -investigación aplicada no En realidad, siempre que nos atengamos a los extre-
aplicable-, que no hace más que otorgar una etiqueta de mos e ignoremos todo el continuum de los agentes que
cientificidad a las intuiciones más cínicas o más deses- combinan, en diferentes proporciones, las característi-
peradas -a menudo es lo mismo- del autoanálisis endó- cas asociadas a las posiciones polares y, sobre todo,
geno, como el que expresaba con cierta felicidad la siempre que olvidemos que muchas investigaciones
fórmula originada en las reflexiones colectivas de mayo llamadas "fundamentales" son menos "puras" de lo que
de 1968: "Investigadores que buscan se encuentran; se parece y muchas investigaciones calificadas de "finalis-
buscan investigadores que encuentren". Con las apa- tas" pueden hacer aportes decisivos a la jnvestigación
riencias del radicalismo crítico, los análisis a medias de fundamental, podríamos oponer categorías mutuamen-
este tipo halagari las expectativas más convencionales te excluyentes e incompatibles (cuyo equivalente en-
y convenientes: en vez de incitar a una reflexividad , contramos en otros universos, por ejemplo las faculta-
crítica y por lo tanto constructiva, quienes se hacen des de medicina, con su oposición entre los clínicos,
responsables de ellos alientan el cinismo en la práctica sócialmente dominan tes, y los fundamentalistas, *cien tí-
científica o, peor, dan armas a la visión gerencial de los ficamente dominantes): por un lado, los practicantes
cuadros directivos de la institución, más preocupados clínicos, salidos principalmente de las escuelas agríco-
por controlar y restringir que por comprender y trans- las, tienen una actividad más orientada hacia la puesta
formar de manera inspirada y constructiva. a prueba de saberes científicos y técnicos ya experimen-
El INRA funciona como un campo: es un hecho. Y la tados o la verificación o vulgarización de conocimientos
distancia entre los agentes y los departamentos, organi- establecidos y hacia las investigaciones de corto plazo, a
zados por su parte según jerarquías de las que, en más veces realizadas en colaboración con los productores (in-
de un caso, no es fácil establecer qué deben a los criterios cluido ese tipo singular de productores que son los peque-
administrativos (o políticos) y a los criterios propiamen- ños campesinos) y que aspiran a resolver rápidamente
te científicos (lo cual no tiene nada de excepcional y problemas prácticos; por otro lado, los investigadores,
también se advierte, muy a menudo, en otras institucio- salidos principalmente de la universidad, se entregan a
nes científicas), esa distancia, decía, es particularmente investigaciones más estrechamente especializadas y sin
grande, debido a la dualidad de las funciones declaradas otro objetivo inmediato que el aumento de los conoci-
y reivindicadas, a saber, la investigación fundamental y mientos.
la investigación aplicada. Esa visión socialmente construida de las divisiones
Y lo es a tal extremo que hubo quienes pudieron podría alimentarse sin esfuerzo en las imágenes este-

*Naturalmente, este término debe entenderse como "investiga-


B. Lat~ur, Le lvfétier de chercheur, regard d'un anthropologue,
29
dores en ciencia fundamental" y no con el sentido habitual de
París, INRA Editions, coL "Sciences en questions", 96 páginas. "integristas". (N. del T.)

104 105
reotipadas que se afirman sobre todo en los perfudos de tan1bién, de manera más subterránea, según el estado
conflicto o de crisis: los investigadores "puros" ven con de la coyuntura económica y social y de la problemática
claridad que el reconocimiento social y el peso "político" dominante en los n1edios dirigentes y dentro de la
(en un sentido muy amplio) que los investigadores , institución: algunos de los cambios más característicos
"aplicados" obtienen de los usuarios, agricultores, miem- de la política científica de la dirección, corno la puesta
bros de cooperativas o asociaciones profesionales o entre paréntesis de la misión finalista del INRA y la
sindicales, industriales, pero también autoridades po- voluntad de transforn1ar el instituto en organismo de
líticas, y de los que dan testimonio sus numerosas investigación avanzada, competitivo en el plano inter-
participaciones en las responsabilidades y los poderes nacional, coincidieron (sin que pueda establecerse un
temporales (gabinetes ministeriales, etc.), tienen con1o lazo de causa a efecto) con la crisis de legitimidad de la
contrapartida, con mucha frecuencia, abdicaciones o agricultura productiva, sostenida por la política agríco-
dimisiones científicas y sobre todo renuncias a la auto- la, a la que el INRA había hecho una vigorosa contribu-
nomía. El interés que individuos o instancias externas ción. En función de estas dos series de factores varían el
ponen en la investigación y sus resultados siempre es, sentido asociado a las grandes categorías de tornas de
en efecto, ambiguo y de doble filo, en la medida en que posición sobre los grandes debates (como los que susci-
la consideración social que aporta, y que puede traducir- tan hoy las contradicciones entre los ünperativos de
se en el acceso a recursos económicos y políticos impor- crecimiento y de productividad y la preocupación por
tantes, inaccesibles a los fundamentalistas, tiene como conservar el patrimonio) y las relaciones de fuerza
contrapartida cierta pretensión de los usuarios a eva- simbólica entre quienes defienden, por ejemplo, la pro-
luar y hasta orientar la investigación. ductividad y quienes se consagran a la defensa del
En cuanto a los investigadores "aplicados", están bien patrimonio, cuyos intereses están vinculados con esta-
situados para advertir que la condescendencia estatu- dos diferentes del mundo económico y social y del campo
taria que les conceden algunos investigadores llamados de la institución.
"puros" en1nascara muchas veces la ansiedad o la insa- Y el malestar que hoy se siente fuertemente en elrNRA
tisfacción de una investigación que no encuentra su se explica tal vez por el hecho de que esta institución
justificación ni por el lado de los logros científicos ni por perdió (o está perdiendo) el reconocimiento incondicio-
el de las aplicaciones prácticas (e incluso se da el caso de nal que le otorgaba el medio agrícola (tanto a través de
que, munidos de las satisfacciones y justificaciones sus instancias sindicales como de los agricultores mis-
TilOS, referentes exaltados de un discurso gustosamente
sociales que les asegura su actividad, ven claramente
las funciones compensatorias que cumplen los compro- populista), sin obtener plenamente el reconocimiento
misos políticos más o menos ostentosos de los investiga- científico internacional que, desde la década de 1970, ·
dores ''puros", a quienes les cuesta asurnir la gratuidad parece haberse convertido en el objetivo primordial, si
social de una actividad científica incapaz de obtener un no exclusivo, de los dirigentes.
pleno reconocimiento científico).
La fuerza relativa de las dos posiciones opuestas
varía, por una parte, en función de la evolución cientí-
fica (por ejemplo, con la aparición de nuevas disciplinas,
como la genética molecular) y, por el otro, bastante
directamente, en función de la coyuntura política y

106 107
IR MÁS ALLÁ DE LAS APARIENCIAS
Y LAS FALSAS ANTINOMIAS

Tendré el cuidado de no ir más allá de las hipótesis que


la escasez de información disponible, en especial en
-referencia al origen social de los investigador~s y su
evolución con el paso del tiempo, prohíbe verificar. Lo
cierto es que las oposiciones declaradas enmascaran el
hecho de que, como lo mostraría sin duda un análisis
sociológico sistemático, las visiones polémicas y parcia-
les que cada uno de los dos "campos" produce para las
necesidades de su propia justificación dejan escapar a la
vez las propiedades y los intereses comunes y las justi-
ficaciones no exclusivamente asociadas a las dos funcio-
nes que se propone oficialmente la institución.
Basta con adoptar el punto de vista objetivante que
implica la construcción del universo del INRA como cam-
po para ver que la originalidad de la institución, y el
principio de los antagonismos que la dividen, no es otra
cosa que la doble definición de las funciones que asigna
a la investigación y que le hace reunir dentro de la
misma organización dos momentos de cualquier empre-
sa de producción científica, por lo común separados (por
ejemplo en el ámbito de la investigación farmacéutica),
el de la invención y el de la innovación, entendida en el
sentido que la tradición económica da a esta palabra, es
decir, como transformación de las invenciones científi-
cas en innovaciones generadoras de nuevos productos y
nuevas ganancias en el mundo económico.
Es sabido que uno de los problemas que es preciso
resolver para pasar de la invención a la innovación, y

109
sobre el cual reflexionaron muchos analistas, e~ el de la gías con cierta cantidad de producciones culturales
comunicación entre el campo científico y el campo como la música o la pintura de vanguardia). Esta
económico. Las apuestas no son las mismas, los fines no dependencia en la independencia (o a la inversa) no
son los mismos, los agentes tienen filosofías de la carece de ambigüedades, porque el Estado que asegura
existencia completamente diferentes y hasta opuestas, las condiciones mínimas de autonomía tarnbién tiene la
por lo tanto generadoras de malentendidos profun- facultad de imponer coacciones generadoras de hetero-
dos: por un lado, la lógica de la lucha específica, .interna nomía y erigirse en la expresión o el relevo de la coacción
al campo; por el otro, la búsqueda de la gana~ci~, de la de fuerzas económicas (por ejemplo las organizaciones
rentabilidad que lleva a plantear como pnon~ad el agrícolas) de las que supuestamente libera.
problema del screening, el señala~iento ?e las In~en­ Encontramos allí otra falsa antinomia, que el análi-
ciones capaces de convertirse en Innovaciones (~como sis puede disolver con facilidad: uno puede darse por
descubrir los descubrimientos y a los descubndores estrategia la de valerse del Estado para liberarse del
interesantes y, ante todo, cómo estar informados de influjo del Estado, para luchar contra la coacción ejer-
ello?), que remite al problema de los go-?etweens'! __me- cida por él; se puede sacar partido de las garantías
diadores capaces de hacer circular la Informac1on Y estatales de autonomía por ejemplo los cargos, tenures,
consolidar el vínculo. como dicen los anglosajones, de titularidad inamovible
La originalidad indiscutible del INRA reside en el he- para afir:_mar la propia independencia con respecto al
cho de que reúne las dos categorías de per~onajes y l~s Estado. Este, dicho sea de páso, no tiene en su realidad
dos lógicas, científica y económica, er: un.mis~o e~pa?1o el carácter monolítico que evoca la noción de aparato:
social y, más precisamente, en una Institucio~ pubhca los diferentes ministerios, los diferentes servicios de un
(y acaso habría que partir de esta constatacion para mismo ministerio o los diferentes organismos están
someter a la crítica la posición de aquellos que, en separados por toda clase de discordancias que es fácil
nombre de la valorización de la investigación, llegan a explotar y, en materia de investigación en especial, no
desear a veces una especie de privatización larvada o tienen ni los mismos objetivos ni los mismos órganos de
declarada de la institución). Lo cual significa que am- selección de proyectos y evaluación de resultados.
bas funciones, invención e innovación, investigación El primer acto de una ciencia social realmente cien-
científica e investigación de las aplicaciones y los pro- tífica consistirá en tomar como objeto de análisis la
ductos, incumben a instancias pertenecientes a la mis- construcción social de los objetos de estudio propuestos
ma institución, pero que obedecen sobre todo a la por las instancias estatales a la sociología en la actua-
misma lógica, que es la de las instituciones públicas, lidad, por ejemplo, la delincuencia, los "suburbios", la
liberadas de la coacción directa del mercado. droga, etc., y las categorías de análisis que los acompa-
Una de las grandes paradojas de los campos científi- ñan y que son puestas en acción sin inconvenientes por
cos es que deben en gran parte su autonomía al hec?o las grandes instituciones de investigación del Estado,
de que son financiados por el ~stado y, en conse~uenc1a, INSEE, CREDoc,* sin hablar de los institutos de encuestas,
están situados en una relación de dependencia de un
tipo particular, con r~specto a una ins~~ncia capaz d: 'i' Institut National de Statistique et d'Études Economiques
sostener y hacer posible una producc1on que no este (Instituto Nacional de Estadística y de Estudios Económicos), Cen-
tre de Recherches, d'Études et de Documentation sur la Consomma-
sometida a la sanción inmediata del mercado (entre tion (Centro de Investigaciones, Estudios y Documentación sobre el
paréntesis, son absolutamente evidentes las homolo- Consumo). (N. del T.)

110 111
en relación con los cuales hablé de ciencia sin científicos. (pienso en el que consiste en no aceptar más que los
Pero la cuestión de la autonomía no se plantea en problemas conformes a la problemática del grupo de
términos tan diferentes en el polo del campo del INRA al investigadores -lo cual, como lo muestra la experiencia,
que incumbe más particularmente la in?ovación y q?-e no es en absoluto evidente por sí mismo- e incluso -se
también puede reivindicar y afirmar su Independencia, trata de un precepto que traté de poner en ejecución en
tanto con respecto al Estado como a las fuerzas económi- mi grupo de investigación- en aceptar contratos única-
cas y sociales y servirse -llegado el caso se encontrarán mente sobre problemas ya estudiados o, más preci-
ejemplos de ello en el pasado del INRA- de esa ~nd~pen­ samente, en "vender" investigaciones ya realizadas
dencia que le asegura el Estado y el financiamiento para financiar otras en curso o en proyecto, y definidas
estatal -en oposición a los contratos que in1plican ya por ende según la lógica misma de la investigación y no
una amenaza de heteronomía- para definir por sí mis- de la demanda). Más allá de todas las diferencias que las
mo sus propios objetivos de investigación, su propia separan, la investigación denominada aplicada y la
demanda de interés general, que ninguna instancia calificada de pura tienen en común esos problemas, y
privada podría formular o financiar, por ejemplo en podrían empeñarse en darles soluciones comunes.
materia de desarrollo de la productividad de las empre- El enfrentamiento de las visiones antagónicas que
sas agrícolas o de defensa del patrimonio natural. oponen la autonomía de los investigadores llamados
No estoy seguro de que los dirigentes de la institu- "puros" a la heteronomía de los investigadores "aplica-
ción, ocupados en todas las épocas por tratar de r~ducir dos" impide ver que lo que en realidad se enfrenta
la amenaza de cisma entre los practicantes y los Inves- son dos formas relativamente autónomas de investiga-
tigadores, en nombre de una ideología conciliadora (se ción, una más bien volcada, al menos en intención, a la
hablará, por ejemplo, de "investigación fundamental invención científica y que participa (mal que bien) de
orientada", y una parte importante del esfuerzo de la lógica del campo científico, y la otra más bien orien-
todas las comisiones sucesivas sobre el futuro del INRA, tada hacia la innovación, pero igualmente independien-
sus funciones, etc., apuntará a lograr la conciliación, te, para bien o para mal, de las sanciones del mercado y
más o menos mágica, de los opuestos, por ejemplo las capaz de asignarse fines igualmente universales de
exigencias de los universitarios y las expectativas de los servicio público y promoción del interés general. Al
usuarios de los resultados), tengan conciencia de margen de asociaciones y movimientos desprovistos las
los intereses y las obligaciones que todos los investiga- más de las veces de los recursos científicos necesarios
dores, "puros" o "aplicados", tienen en común en _cuanto para la defensa de su causa, ¿dónde se hablaría, si no
miembros de una institución del Estado, investida por existiera eliNRA para hacerlo, de defensa del patrimonio
lo tanto de una vocación universal, trascendente a los genético representado por las especies vegetales o ani-
intereses categoriales que, por lo común, van a la par males amenazadas, de protección de los ecosistemas e
con los financiamientos privados. incluso de defensa de los recursos no renovables?
Habría que sustituir el ecumenismo verbal e ineficaz Evidentemente, uno de los efectos de esta dualidad de
y todos los discursos piadosos sobre la "demanda social", funciones es permitir a algunos hacer un doble juego e
sus exigencias y sus perjuicios, por una reflexión pro- invocar, consciente o inconscientemente, las exigencias
funda sobre los contratos que no apunte a definir posi- de la aplicación para eludir las de la invención, y
ciones de principio, abstractas y generales, a favor o en recíprocamente. Denunciar esas fallas forma parte de
contra de ellos, sino principios prácticos para su gestión las finuras de los capacitados a medias a las cuales,

112 113
gustosos, hacen sacrificios los sociólogos a nledias,~apro­ ALGUNAS PROPUESTAS
bados de inmediato por los adrninistradores que se NORMATIVAS
apoyan en sus falsas comprobaciones pesimistas para
dar una forma de autoridad a sus intervenciones nor-
n1ativas o represivas.
Más difícil, más justa y más necesaria es la cqmpren-
sión de la lógica, sin ninguna duda bastante misteriosa,
de esta institución que aúna dos concepciones de la
autonomía, dos concepciones de la investigación, dos
concepciones de la invención (la invención propiamente
dicha y la innovación) que, aunque muy diferentes, se
asientan sobre el nlismo fundamento económico, a sa- Es por eso que, si pudiera emitir recomendaciones que
ber, la libertad relativa con respecto a la coacción nadie nw ha pedido, diría que, en vez de derrochar tanta
económica que procura la asistencia del Estado, y son energía en disputas intestinas cuyo único efecto es
perfectamente compatibles y hasta complementarias. desarrollar una forma perversa, exasperada y estéril de
lucidez (lucidez a la vez total y nula, por ser siempre
parcial y destinada a justificar una forma más profunda
de enceguecimiento), los miembros del INRA deberían
aunar sus esfuerzos para desarrollar y acentuar lo que
constituye su especificidad, vale decir, la dualidad de
las funciones de investigación: lejos de oponerse como
autónomas y heterónomas, las investigaciones llarna-
das fundamentales y aplicadas --que por otra parte
nunca son tan fundamentales como para no tener algu-
na implicación en el orden de las aplicaciones, ni tan
estrechamente aplicadas como para no tener algún
fundamento o prolongación en la investigación funda-
mental- tienen en común el hecho de ser igualmente
autónomas y estar inscriptas en la lógica universalista
de una institución estatal consagrada y dedicada al
servicio público y el interés general.
Una política que apuntara a desarrollar las ventajas
competitivas potenciales de la institución o, lo que viene
a ser lo mismo, su justificación social (y la satisfacción
de sus integrantes, que depende mucho de la sensación de
tener una justificación o una razón de ser sociales),
debería empeñarse a la vez, y sin contradicciones, en
acentuar la diferenciación de las funciones y las estruc-
turas que supuestamente las atienden (con el efecto,

114 115
entre otras cosas, de hacer más difíciles los dobles oponer una fuerza social indiscutible a los mismos
juegos conscientes o inconscientes) y la integración de responsables administrativos y también a las autorida-
los diferentes agentes e instituciones en un proyecto des externas y sus mandatos o seducciones.
colectivo común, mediante una organización sistemáti- Como se habrá comprendido, me parece completa-
ca de la circulación de la información (seminarios comu- mente deseable fortalecer la capacidad colectiva de
nes, proyectos de investigación que integren el aspecto resistencia que los investigadores, pese a las competen-
invención y el aspecto innovación y por lo tanto los cias y los conflictos que los enfrentan, deben estar en
departamentos y los investigadores correspondientes, condiciones de oponer a las intervenciones más o menos
etc.). Va de suyo que, para ser un verdadero factor de tiránicas de los administradores científicos y sus alia-
integración en una definición de la división del trabajo dos en el mundo de los investigadores (y en la sociología
científico clara y claramente aceptada por todos, y por de servicio, que se apresura a destacarse proponiendo
ende científicamente eficaz y políticamente democráti- los criterios "indiscutibles" aptos para fundar las deci-
ca, el fortalecimiento consciente de la diferenciación de siones de un despotismo ilustrado).
las funciones (que implica sin duda la supresión o la En efecto, resulta claro que, si suponemos que acepta
desaparición de cierta cantidad de grupos o departa- tomar en cuenta los objetivos que propongo, es decir, el
mentos que viven y sobreviven gracias a la ambigüedad fortalecimiento simultáneo de la diferenciación y la
de sus funciones) supone una profunda desjerarquiza- integración, el primer reflejo de cualquier burocracia de
ción de éstas, que debe efectuarse por todos los medios la investigación (me refiero a los responsables adminis-
y, en primer lugar, en las mentes (cosa que no es la n1ás trativos de la institución) será sin duda pedir a una
fácil de lograr). comisión que haga un trabajo de clarificación y reduzca
Esta desjerarquización es una de las condiciones de la vaguedad proponiendo, con la ayuda de uno de esos
la construcción de verdaderos objetivos comunes, entre "gabinetes asesores" (o asimilados) que venden costo-
los cuales el más importante sería sin duda la organiza- sos artefactos tecnocráticos tales como la "cienciome-
ción de la lucha colectiva por la defensa de la autonomía tría" o la "bibliometría", nuevos sistemas de criterios
(de la que di un ejemplo en relación con la política de los aptos para fundar "científicamente" decisiones buro-
contratos). Una lucha semejante supondría, desde lue- cráticamente impecables.
go, la construcción, contra todos los factores Pero la vaguedad del sistema de criterios de geome-
de desorganización, de un patriotismo o un "pundonor de tría variable que efectivamente se toman en cuenta en
institución", es decir, de una solidaridad en la compe- las decisiones de reclutamiento y promoción (y que
tencia entre todos los investigadores sin distinciones habría que extraer de un análisis metódico de un
(inventores e innovadores en conjunto), cuyos veredic- muestreo de resultados de concursos) favorece dema-
tos informales (la reputación, el prestigio, etc.), a la vez siado notoriamente las maniobras de aparato para que
difusos, no formulados y profundamente sentidos y pueda esperarse de los hombres de éste, independiente-
respetados, o formales (publicaciones en revistas pres- mente de lo que digan, que se esfuercen realmente por
tigiosas, premios especiales, etc.), fueran capaces de reducirla .Y combatirla. Además, por importante que
imponerse como única medida y única sanción práctica dicha medida pueda ser en su origen, no puede bastar
e inmediata de los logros y los incumplimientos en para transformar profundamente el funcionamiento de
materia de innovación, principio de evaluación común la institución.
a los inventores y los innovadores; y, al mismo tiempo, Y con el riesgo de inmiscuirme en lo que una institu-

116 117
ción científica tiene de más íntimo y sagrado, vale decir,
el conjunto de los n1ecanisn1os y procedimientos me-
diante los cuales asegura su reproducción, querría,
sobre la base del conocimiento general que puedo tener
que sea muy aficionada a auditorías imparciales y
objetivas (dedicadas en general a producir con grandes
costos constataciones triviales y propuestas inútiles,
como una reciente sobre los procedirnientos de evalua-
l
del funcionamiento de las instituciones científicas, ha- ción del CNRS) sobre el rendimiento científico de las D
cer notar que los discursos reformistas en estas mate- instituciones científicas, se autoexima de toda evalua-
rias, en especial cuando emanan de las instancias ción y se ponga cuidadosamente al abrigo de todo lo que
dirigentes, se basan en una profunda hipocresía. pueda llevar a aplicar a sus prácticas administrativas
Si creo que las medidas adrrlinistrativas orientadas a (y no sólo a sus prácticas científicas, como lo hace la
mejorar la evaluación de la investigación y poner en polémica corriente) los procedimientos cuya aplicación
práctica un sistema de sanciones (como los "puntos del propicia con tanta generosidad.
escalafón profesional") idóneas para favorecer las mejo- Ahora bien, creo firmemente que cierto número de
res investigaciones y a los mejores investigadores serán disfuncionarrlientos estructurales sólo podrán reducir-
a lo sumo ineficaces y tendrán el efecto, más probable- se si se somete a los responsables de la organización a
mente de favorecer o reforzar los disfuncionamientos los criterios que ellos pretenden imponer a los otros o,
'
que supuestamente deben reducir, es porque tengo al menos, al equivalente específico de los procedimien-
dudas serias, y seriamente fundadas, sobre la capaci- tos de evaluación que propician. A la elaboración de
dad de las instancias administrativas para producir criterios de la invención y la innovación en materia
evaluaciones realmente objetivas e inspiradas. Y esto, científica y económica habría que agregar criterios en
fundamentalmente, porque el verdadero fin de sus materia de innovación institucional y otorgar un reco-
operativos de evaluación no es la evaluación misma nocimiento explícito a los agentes capaces de sobresalir
sino el poder que ésta les permite ejercer y acumular, según esas pautas. Lo cual tendría por efecto en un
gracias al control de la reproducción del organismo (en plazo más o menos largo, tal vez, atraer a los cargos
especial a través de la composición de los jurados). administrativos no a los investigadores mediocres o en
Aquí como en otras partes, la cuestión consiste en decadencia o simplemente ambiciosos y arribistas (corno
saber quién está autorizado para juzgar y quién será sucede casi siempre en la actualidad, con todas las
juez de la legiti1nidad de los jueces. Para simplificar, consecuencias que se deducen lógicamente, en especial
diré que la cuestión del juicio justo se reduce en la en materia de evaluación), sino a verdaderosemprende-
práctica a la de la justeza y la justicia de la decisión de dores específicos.
los jueces o, para avanzar un paso, la de quienes están Estos dirigentes de un nuevo tipo se asignarían como
en condiciones de instituirlos como tales (componer los fin, a la rr1anera de algunos editores o directores de
jurados) y fijar a través de las cornisiones que estable- galerías, actuar como descubridores, capaces de favore-
cen los criterios según los cuales deberán juzgar. cer a los investigadores atípicos, animar y organizar
Llegan1os por lo tanto a los responsables de la admi- empresas colectivas, elaborar las licitaciones a fin de
1ficos. Es notable
nistración de la institución, los administradores cientí-
que esta gente que no hable de otra
ayudar a los investigadores menos experimentados a
conciliar las demandas externas con las exigencias
cosa que de criterios de evaluación, calidad científica, internas; en suma, comportarse menos como ejecutivos
rvalor del legajo científico, que se precipite con avidez
sobre los "métodos cienciométricos" y "bibliométricos" y
encargados de sancionar que como preparadores, en-
cargados de incitar, asistir, sostener, alentar y organi-

118
119
zar la investigación, pero también la formación (me- UNA CONVERSIÓN
diante programas de educación permanente e interfor- COLECTIVA
mación) y ra circulación de la información científica.

Por todas las razones que acabo de mencionar, y muchas


otras que habría que enumerar en detalle y son también
sistemáticamente omitidas o ignoradas por las comisio-
nes de reformas de todos los órdenes (sin hablar de la
"evaluación colectiva" a la que están sometidos los
laboratorios del INRA), resulta claro que una política
científica verdaderamente ajustada a los intereses de la
institución (y no a los de quienes la dirigen) no puede
elaborarse y establecerse por decreto (de quienes la
dirigen, por ilustrados que sean). Y sólo una reflexión
colectiva, capaz de movilizar a todas las fuerzas vivas de
la institución (y en particular a los investigadores más
activos e inspirados, sobre todo entre los más jóvenes) y
todos sus recursos (que habría que inventariar, movili-
zar y dar a conocer a todos sus miembros), podría
conducir a esa especie de conversión colectiva que es la
condición de una verdadera puesta al día.
Soy bien consciente de que a la inmensidad de las
ventajas que dicha conversión colectiva -pues de eso se
trata- sin duda podría aportar, tanto para la invención
científica como para la innovación económica, corres-
ponde la inmensidad de los obstáculos sociales que se
oponen en la práctica a una transformación se1nejante
de toda la representación de la división del trabajo
científico y, más profundamente, de la manera de per-
cibir a los otros y a sí mismo. La demolición, que apenas
empecé a esbozar, de todo el fárrago de prenociones,
supuestos y prejuicios que construye la sociología es-

120 121
pontánea de los agentes en con1petencia (y que ratifica, estructuralmente condenado a procurar rnuchos más
so pretexto de objetivarlo, la mala sociología), no es más fracasos que éxitos).
que un primer paso, que yo creo absolutamente decisivo, Y me parece que, si nos apoyamos en un análisis
hacia una especie de liberación colectiva. riguroso de los campos científicos tal como son verdade-
Empero, para ir más allá y efectuar este socioanálisis ramente, podemos proponer los principios concretos de
colectivo que es la condición absoluta de una verdadera una Realpolitik de la razón. A diferencia de una filosofía
conversión colectiva, el movimiento sólo puede ser lle- de la "acción comunicativa" como la de Jürgen Haber-
vado a cabo, al precio de un prolongado trabajo de cada mas, teórico alemánmuyrespetableyhoymuyescucha-
uno sobre sí mismo, por el conjunto del grupo. Por eso lo do, que otorga un lugar considerable a los problemas y
esencial sería introducir instancias de discusión en las las normas de comunicación tanto en los espacios socia-
que -eventualmente con la participación y la asistencia les como en el campo político, esta Realpolitik, de la que
modestas, pero creo que totalmente necesarias, de so- trato de dar una ilustración, plantea que, para que se
ciólogos- todos los miembros de la institución se vieran realice el ideal que se propone como la verdad de la
inducidos a expresar y pensar colectivamente, y al comunicación, hay que actuar sobre las estructuras en
n1argen de cualquier coacción o sanción jerárquicas, los las que ésta se lleva a cabo, mediante una acción política
problemas que las diferentes categorías de investigado- pero específica, es decir, capaz de acometer los obstácu-
res pueden tener en común y los que pueden dividirlos los sociales específicos a la comunicación racional y la
y oponerlos. En los ámbitos de confrontación o debate discusión ilustrada.
habituales, pequeños grupos de discusión expuestos al Aunque los campos científicos sean universos de
rumor o al chismorreo, partidos, asociaciones o sindica- excepción (y tanto más cuanto más autónomos son), ya
tos expuestos a todas las self deceptions de los sistemas señalé que no todo es para bien en el mejor de los
de defensa colectiva, comités o conlisiones expuestos a mundos posibles, y existen obstáculos sociales a la
las falsas comprobaciones realistas y los deseos piado- instauración de la comunicación racional que es
sos de la jerga burocrática, esos problemas son menos la condición del progreso de la razón y lo universal. En
discutidos que desplazados por formas fáciles de denun- consecuencia, hay que 1uchar en la práctica, vale decir,
cia o "poli tización". políticamente (en el sentido específico del término) para
Tengo la convicción (es mi aspectoAufklarer) de que dar fuerza a la razón y a las razones, apoyándose
de una visión realista pero no desencantada de la vida para ello en lo que ya puede haber de razón realizada en
científica se pueden extraer preceptos o máximas, pro- la historicidad del campo.
cedimientos y actitudes, en especial en materia de Pero no nos engañemos, las luchas de las que hablo
organización de la discusión y circulación de la informa- (en particular las luchas en defensa de la autonomía y
ción, que permitan hacer que la práctica y la vida de sus condiciones económicas y sociales, que nunca se
científica sean a la vez más eficaces y más dichosas, o ganan de una vez por todas, como creen algunos parti-
menos desdichadas (porque es evidente que una de las darios de la retirada y el retiro en la torre de marfil), son
grandes funciones de todas las representaciones anta- luchas específicas, que es preciso librar con armas
gónicas que producen las diferentes categorías de inves- específicas, en el interior mismo de cada campo, en
tigadores no es otra que la de conjurar y exorcizar todas lugar de desplazarlas, como sucede con tanta frecuen-
las formas específicas de infelicidad o desventura que cia, a otros terrenos, como los de la política habitual.
están ligadas a la inserción en un campo científico En efecto, nada es más funesto que la "politización",

122 123
en el sentido corriente del término, del campo científico Tengo la costumbre de decir, generalizando una ob-
y las luchas que se desarrollan en él, es decir, la servación de Max Weber a propósito del papel respecti-
importación de los modelos políticos al campo científico, vo de los progresos de las armas de fuego y las formas de
que tuvo mucha vigencia en Francia, incluido el INRA. La organización de las fuerzas armadas (con invenciones
"politización" es casi siempre obra de quienes, ya se como la falange), que también en el dominio de la ciencia
trate de dominantes temporales (y temporarios) o de los grandes progresos están vinculados a invenciones
dominados, son los más débiles según las normas espe- organizacionales (como el laboratorio o el seminario); en
cíficas, y tienen por tanto interés en la heteronomía (es este caso particular, a invenciones concernientes a la
lo que yo llamo ley de Zhdanov ): al procurar la interven- manera de hacer que trabajenjuntos investigadores con
ción de unos poderes externos en las luchas internas, intereses diferentes, por estar integrados en campos
impiden el desarrollo pleno de los intercambios racio-. dotados de lógicas casi antagónicas. Gracias a un dispo-
nales. sitivo semejante, también podríamos brindarnos algu-
Dicho esto, lo que hace muy complejas las cosas, y tan nas posibilidades de plantear convenientemente y re-
fáciles los dobles juegos, es que las luchas más específi- solver verdaderamente, al margen de todas las menti-
cas, en materia de arte, literatura o ciencia, no carecen ras a nosotros mismos, individuales y colectivas, la
de consecuencias en el espacio social global. La defensa de terrible cuestión de la "demanda social", las condiciones
lo que es más específico por medio de luchas autóno- en que puede y debe ser definida y elaborada y en las que
mas por ejemplo, tal o cual combate librado por los se puede y se debe responder eficazmente a ella. Pero
artistas norteamericanos contra la censura puede tener por hoy voy a dejar aquí.
efectos políticos. Y sobre todo la defensa de la autonomía
de los campos, los científicos en especial y el de las
ciencias sociales en particular, es de por sí un acto
político, principalmente en un momento y unas socieda-
des en que los dirigentes políticos y económicos se
arman sin cesar con la ciencia, especialmente económi-
ca, no sólo para gobernar, como quieren hacerlo creer,
sino para legitimar una acción política inspirada por
razones que no tienen nada de científicas.
Luego de este largo paréntesis, importante, creo,
para evitar los malentendidos acerca de mis intencio-
nes, vuelvo a mi asunto, es decir, el INRAy en qué podría
consistir una Realpolitik de la razón apuntada a inte-
grar esta institución de doble finalidad en y por un
dominio colectivo y concertado de su diferenciación
estructural y funcional. Sería preciso introducir y poner
en marcha un dispositivo de discusión colectiva orienta-
da hacia la invención de nuevas estructuras organiza-
cionales capaces de favorecer esa integración en la
diferenciación.

124 125
DISCUSIÓN

PIERRE BouRDIEU
Contestaré ante todo dos preguntas que me hizo, duran-
te la interrupción, el señor Raymond Février, ex direc-
tor general del INRA. La primera se refiere a las relacio-
nes entre el cargo de docente y el de investigador, la
segunda a los problernas que plantea el enorrne torrente
de documentación al que nos enfrentamos con el desa-
rrollo de los medios de comunicación.

El cargo de docente, en cualquier nivel que se consi-


dere, me parece en realidad muy difícilmente compati-
ble con el de investigador. Se objetará que existen
puestos de investigador docente y que hay cierta canti-
dad de instituciones, establecimientos hospitalarios,
laboratorios de investigación, etc., en los que las estruc-
turas pedagógicas están integradas a la investigación.
Por desdicha, lo que por lo común se llama enseñanza
corresponde a lugares de transrnisión codificada, ruti-
naria del saber, y una parte considerable de la inercia de
los campos científicos obedece al retraso estructural
resultante del hecho de que la gente que enseña está en
general desconectada de la actividad investigativa. Por
eso, curiosamente, no es exagerado decir que la ense-
ñanza es en parte un factor de inercia. Los docentes
tienen intereses inconscientes favorables a la inercia.
Como no están directamente conectados con la investi-
gación viva, son solidarios de la rutina, por el mero
hecho de estar por ley un poco al margen, e incluso

127
tienen a veces un interés inconsciente en descalificar lo nista intentó trabajar así y promover los colectivos do
que es eminente. Esto es particularmente visible en las testimonios. A riesgo de parecer ingenuo, voy a decir que
disciplinas literarias, en las que el profesor sigue siendo se justificaría dar un lugar a los colectivos de testimo-
un lector en el sentido medieval del término, que siente nios sobre el sufrimiento científico. ¡Les aseguro que
una especie de desconfianza con respecto a los auctores, hay material para ello!
inventores, creadores, etc. Pero el mismo fenómeno se
observa en la medicina y la ciencia. Así como el sacerdo- PREGUNTA
te, según Weber, convierte en rutinario el mensaje del Usted insiste mucho en la defensa de la autonomía, pero
profeta, el profesor rutiniza, trivializa el discurso no dice cómo puede conciliarse esa defensa con el interés
del creador, en especial porque provoca la desaparición en la apertura, en la sensibilidad de la ciencia a los
de lo fundamental, a saber, el problema tal como se lo problemas que se plantean en la sociedad y a los proble-
planteó el creador. mas de la innovación, que obligan al investigador a salir
En lo que se refiere a la invasión documentaria, creo de los límites del campo.
que habría que hacer un estudio empírico sobre lo que
realmente se lee. Cuando veo las referencias que se PIERRE BouRDIEU
citan en las footnotes de los artículos científicos, sobre Damos aquí con una de esas falsas antinomias que la
todo los anglosajones, y la manera en que se utilizan, a noción de campo permite resolver. La alternativa esco-
menudo se me ocurre que habría motivos para verificar lar del compromiso y la torre de marfil es un falso
qué es lo que realmente se leyó. Como quiera que sea, el problema. En dos palabras, el arquetipo inaugural del
problema de la invasión de la documentación es absolu- compromiso intelectual está representado por la acti-
tamente real y debería ser abordado en los ámbitos de tud de Zola en el momento del caso Dreyfus. Un escritor,
reflexión, ya que forma parte de los problemas verdade- en cierto momento, hace un acto político, pero en cuanto
ramente importantes, que en su mayoría jamás se escritor (y no como hombre político). Si resultó posible
discuten. Cada uno se maneja con ellos en la intimidad un acto semejante, fue porque poco tiempo atrás se
y los resuelve a su manera, un poco vergonzosa, no había constituido un campo literario autónomo: en
siempre muy honesta ni muy racional, cuando, a mi preparación desde el siglo XVI, en el siglo XIX llegó a la
juicio, habría que tratarlos en los ámbitos de discusión plena autonomía. Y sobre la base de esta autonomía
científica. Se descubriría a la sazón que muchos proble- conquistada, el sabio o el escritor se levantan y se
mas a menudo vividos como un drama y en medio de la trasladan al campo político para decir, con la autoridad
ansiedad no tienen nada de personal y que los investi- que les da su capital específico autónomo de sabio o
gadores no tienen, personalmente, gran cosa que ver con escritor, que tal o cual decisión no es aceptable, que es
ellos; lo cual tendría por efecto disipar muchas falsas contraria a los valores inherentes a su campo, vale
angustias. decir, en el caso del escritor, los valores de verdad. En
La vida científica es extremadamente dura. Los otras palabras, cuanto mayor es la autonomía, más
investigadores están expuestos a sufrir mucho e inven- grandes son las posibilidades de disponer de la autoridad
tan una multitud de estrategias individuales destina- específica, esto es, científica o literaria, que autoriza a
das a atenuar ese sufrimiento. Los colectivos de re- hablar fuera del campo con cierta eficacia simbólica.
flexión permitirían abordar y tratar frontalmente esas El principio de toda la Realpolitik de la razón por la
cuestiones. En un n1omento dado, el movimiento femi- que abogo consiste en acumular la mayor cantidad

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posible de autoridad para hacer de ella, llegado el caso~ las divisiones que yo n1encionaba hace un 1norr1ento
una fuerza política, sin convertirse por ello, desde luego, entre teóricos, prácticos, fundamentalistas, aplicados,
en un político. El sabio o el literato que salen de su hornbres, n1ujeres y tutti quanti, y que enunciara las
ca1npo para expresarse apoyados en su autoridad espe- cuestiones a la vez importantes y urgentes, es evidente
cífica vuelven enseguida a sus queridos estudios. Mi que sería algo bueno, para la ciencia y para la sociedad.
gran anhelo es que lo que se denomina con1unidad El INRA debería poder funcionar así, al n1enos con
científica -~que por otra parte no es una comunidad sino respecto a los problemas que legalmente le correspon-
un campo con competencias, etc.-, en síntesis, que los den y son de su incumbencia.
sabios, los artistas, los escritores, se constituyan poco a
poco como instancia colectiva para intervenir como una PREGUNTA
fuerza política y dar su opinión sobre los problemas que ¿Puede precisar más las relaciones entre ca1npo político
son de su incumbencia. Uno de los obstáculos a una y campo científico, en particular con respecto a la noción
iniciativa sen1ejante son los hábitos mentales. Cuando de ''demanda social", que en esencia es presentada al
defienden tales intereses, los intelectuales, los artistas, científico por el político?
los sabios, etc., tienen siempre la impresión de hacer un
sacrificio al corporativismo. Sólo se sienten universales PIERRE BouRDIEU
cuando defienden intereses que no son los suyos y se Abordé este problema a mi manera, porque creo que la
erigen en portavoces de una "demanda social" o, mejor, afirmación de la autonomía es el primer principio, y
de una "causa" universal. Ahora bien, me parece que espero haberlos convencido de que esa afirmación no
deberían empezar por afirmar su autonomía, por defen- tiene nada que ver con una evasión soñadora. Desde
der sus intereses específicos, es decir, en el caso de los luego, esto puede y debe retraducirse en propuestas
científicos, las condiciones de la cientificidad, etc., y a concretas, que hay que imaginar. Por ejemplo, habría
partir de ahí, intervenir en nombre de los principios que constituir grupos de trabajo ad hoc y dar pruebas de
universales de su existencia y de las conquistas de su imaginación jurídic,o organizativa: solicitar, por caso,
trabajo. que los investigadores estén representados en muchas
¿Por qué, entonces, no van a participar los mismos instancias en las que se preparan las decisiones políti-
artistas, escritores y sabios en la definición de la deman- cas, para introducir en ellas el punto de vista de la
da social? Armados con los logros del trabajo de los ciencia. En resumen, habría que inventar e innovar, de
sociólogos y los conocimientos especializados que po- tal manera que esta endiablada demanda social no
seen los científicos, podrían intervenir eficazmente en pudiera definirse a nuestras espaldas.
problemas de interés general, y no sólo de modo intermi- Y me parece que una Realpolitik orientada hacia la
t~nte, como hoy, cuando los políticos se pasan de la raya, defensa de la autonomía podría acometer prioritaria-
sino de manera habitual. De ese modo, los científicos mente un estudio sociológico de la génesis real de lo que
estarían constantemente presentes en el debate social o hoy se denomina dernanda social. Patrick Champagne,
político, y creo que eso contribuiría a aclarar muchos por ejernplo, podría decirles mejor que yo que una parte
problemas. Por otra parte, podrían empezar por contri- enorme de los problemas llamados sociales se produce en
buir directarnente a definir la famosa demanda social realidad en una especie de circulación circular entre los
en materia de investigación científica. Si hubiera una periodistas, que en una proporción considerable salen
estructura de delir· ración colectiva, capaz de superar de Ciencias Políticas y los profesores de esta carrera

130 131
designados por institutos de sondeo, que transforman Una observación: en relación con los usos sociales de la
las cuestiones de esa disciplina en temas de encuestas, ciencia, que era el tema de esta conferencia, usted se
cuyos resultados son disecados y comentados por ana- refirió ampliamente, en definitiva, a los usos sociales a
listas y periodistas que, a su vez, también cursaron la los que es posible destinar las conquistas de la sociología
carrera. Y así se constituyen las problemáticas de opi- en el campo científico mismo, y cómo puede ayudar la
nión, ese conjunto de problemas que no tienen casi nada sociología al funcionamiento de ese campo. ¿Pero qué
de pertinente, pero que, por las buenas o por las malas, pasa con los usos sociales de la ciencia fuera del campo
todos tenemos en la cabeza. Las ciencias sociales están científico? ¿Quién se apodera de los resultados de la
más expuestas que las demás a ese peligro, y cuando ciencia y para producir qué efectos sociales? Esta cues-
creemos responder a problemas autónomos, es decir, tión se plantea, por ejemplo, en referencia a las relacio-
planteados por nosotros mismos y a nosotros mismos, nes entre las ciencias y los medios de comunicación, de
siempre corremos el riesgo de responder a problemas las que usted se ocupó recientemente. Por otra parte, y se
que, en realidad, se constituyeron según estos procesos. trata de una alusión a La miseria del mundo, ¿cuáles
Es por eso que una de las particularidades de nuestro son los usos sociales que la sociología puede dar a sus
grupo de investigación ha sido siempre interesarse a la propios resultados para comunicarlos al mundo social?
vez en su objeto y en los instrumentos de conocimiento Esto coincide en parte con la cuestión que usted mencio-
de éste: las problemáticas, los sistemas de clasificación, nó hace un rato, el momento de trasladar al mundo
los instrumentos de codificación, etc., todas esas cosas social los trabajos que pueden obtenerse gracias a la
que por lo común son autoevidentes. Por ejemplo, las autonomía.
encuestas demográficas del INED y su sistema de codifi-
cación es-conden una teoría de la familia. ¡N aturalmen- PIERRE BouRDIEU
te, cuando usted les dice eso a los investigadores del ¡Son muchos problemas a la vez, pero voy a tratar de
INED, ellos lo acusan de estar politizado! Se creen "neu- contestar! Sabedor de que el público de hoy se reparte
trales". Los magníficos trabajos de Remi Lenoir mues- entre una gran cantidad de disciplinas diferentes, me
tran cómo, gracias a una combinación de pensadores e esforcé, cuando pude hacerlo, por hablar de las ciencias
investigadores mayoritariamente católicos, todos esos en general, pero es notorio que la sociología tiene una
cuestionarios están imbuidos de una filosofía de la posición completamente particular, e incluso absoluta-
familia de coloración cristiana que, en la forma de mente singular. Dicho esto, la sociología, debido a la
categorías y enunciados de apariencia completamente extravagancia de su posición, es tal vez un revelador
anodina, "jefe de familia", etc., produce datos prefabri- para las otras ciencias, porque se enfrenta de manera
cados que a continuación se manejan como si se tratara más visible, más crítica y a veces más dramática a
de estadísticas tan objetivas como las de la pluviome- problemas que las demás ciencias pueden aparentar
tría ... Yo mismo sugerí hace poco a un investigador que haber resuelto.
estudiara las licitaciones de las instituciones europeas; Por ejemplo, en relación con el problema de la resti-
confrontadas con la política económica de éstas, esas tución del saber, que usted menciona, la primera cues-
licitaciones dan una idea adecuada de la división del tión es saber si hay una obligación de restituirlo. ¿La
trabajo entre la economía y la sociología tal como la vulgarización científica es una especie de inyección de
conciben las autoridades políticas. ánimo para el investigador envejecido que se da buena
PREGUNTA: conciencia a la vez que ocupa útilmente el final de su

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carrera, o es algo constitutivo del oficio de sabio?~En "debate de sociedad" que producirá una den1anda social,
realidad, Ine parece que los sabios, quienesquiera que etc., y finalmente serán ustedes, los investigadores,
sean, deberían, si no trabajar por sí mismos en la quienes serán convocados a responder a los periodistas:
divulgación de su trabajo, sí esforzarse al menos por ¿hay que matar a las vacas locas? ¿Se puede comer
controlar en la n1edida de lo posible ese proceso de carne? ¿Hay que clonar o no clonar? Ah, el clon es
divulgación; intervención que se les impone de manera in1pecable. ¡Es como la eutanasia, un verdadero falso
tanto n1ás ünperativa cuanto que esos resultados pue- proble1na que arma revuelo en los n1edios!
den ser utilizados en un debate bien o mal entablado.
Esto nos introduce en el problema de la relación con PREGUNTA
la televisión y los Inedias en general. Si di dos cursos Ante todo, quiero hacer una observación: usted habla de
sobre la televisión que se publicaron en forn1a de librito, verdaderos y falsos problemas, y los ejemplos que da son
lo hice con una lógica que podríamos calificar de misio- absolutamente convincentes. Pero no sie1npre es así,
nera. La cosa no me divertía en absoluto, no era un tema sobre todo en el momento mismo, cuando falta perspec-
en el cual trabajaba en ese momento, pero me parecía tiva. No es fácil discernir cuándo los problemas son
que desde el punto de vista de los intereses de la verdaderos y cuándo son falsos en el estado de tales ...
democracia, de la discusión científica, etc., era impor- Estoy muy de acuerdo con usted: habría que disponer de
tante poner en conocimiento de un público lo más vasto una diversidad de ámbitos para debatirlos y dar al
posible cierta cantidad de logros de la investigación. cuestionamiento mismo una polifonía suficiente para
Uno de los problemas que se plantea a todos los poder empezar a verlo perfilarse de manera creíble.
científicos en grados diversos, pero de manera particu- Dicho esto, mi pregunta es la siguiente: ¿cree usted que
lar a los sociólogos, porque éstos supuestamente produ- puede llegar a suceder que los poderes constituidos, o
cen la verdad sobre el mundo social, es el de restituir las bien unos movi1nientos sociales de oposición, puedan
conquistas de la ciencia a los ámbitos en que podrían interpelar al mundo científico para interrogarlo, desde
contribuir de manera positiva a resolver problen1as que el lugar político que sea? ¿Yforma parte del papel de las
han alcanzado la conciencia pública. Pero la función instituciones y las personas científicas aceptar escuchar
más útil, en más de un caso, consistiría en disolver los esas preguntas y, de una u otra manera, arriesgarse a
falsos problen1as o los problemas mal planteados. N atu- proponer una respuesta? ¿En qué condiciones? Porque la
ralmente, si uno tiene esa inclinación, no tiene nada que sociedad tiene una expectativa con respecto a los cientí-
hacer en la televisión, porque el presupuesto que hay ficos. La demanda social, estoy muy de acuerdo con
que aceptar cuando nos entrevistan en ella es tomar en usted, no es tan sirnple, pero a veces, sin embargo,
serio esos falsos problemas. Con1o lo hacen los falsos expresa claramente esa expectativa, y la expresa justa-
filósofos: su verdadero oficio consiste eri tomar en serio mente porque se hace oír. En Alemania, por ejemplo, en
los falsos problemas. Cuando en realidad harían falta el momento de la crisis por la desaparición de los
comandos de intervención filosófica rápida para des- bosques, hubo una demanda fantástica a los científicos,
truir los falsos problemas, hacer de Wittgenstein en la que por otra parte respondieron espantosamente mal.
vida de todos los días y muy especialn1ente en los
medios. En lugar de ello, tal editorialista va a ton1ar PIERRE BouRDIEU
posición, tal otro va a responderle, el campo periodístico Esta pregunta es importante. Desafortunadamente,
se pondrá a funcionar a pleno y tendremos así un creo que son muy pocas las demandas dirigidas a los

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científicos por los movimientos sociales, con la excep- cuestiones surjan de una forma clara ... Les doy un
ción del movimiento ecologista que, por razones socioló- ejemplo: creo que actualmente existe u?a enorme d?-
gicas, está en condiciones de hacerlas. Se trata, en manda concerniente al sistema educativo, que nadie
efecto, de un movimiento de personas con un alto nivel formula y que, sobre todo, nadie quiere escuchar. Hay
de instrucción, cuyo discurso toma muchos elementos de también una enorme demanda con respecto al problema
los argumentos científicos. Ahora bien, también en el del trabajo, el problema de la definición de la división del
ámbito de la manifestación política, que, no siempre se trabajo, el problema del sentido del trabajo en el mundo
recuerda, es una manera particularmente eficaz y legí- económico actual. Pero como las grandes profecías esca-
tima de formular y constituir una demanda social, una tológicas ya no tienen vigencia y en los medios intelec-
buena parte de las innovaciones están vinculadas al tuales es de buen tono decir que todo eso está pasado de
nivel de instrucción. Así, las grandes subversiones sim- moda esas demandas ya no tienen eco y se las sofoca (lo
bólicas que fueron obra de los estudiantes norteameri- cierto' es que hay montones de precedentes desdichados,
canos durante la guerra de Vietnam eran manifestacio- ventrílocuos que hicieron hablar al pueblo: "yo soy el
nes de un elevado nivel de inversión de capital cultural. pueblo", decía Robespierre ... ). ..
Actualmente hay muy pocos ejemplos de movimientos Dicho esto me parece que una de las responsabilida-
de masas susceptibles de plantear interrogantes a los des de los cie~tíficos, en todo caso de las ciencias sociales
científicos. Tomen el problema de la contaminación en pero tal vez más ampliamente, es también la de estar
París, del que se habla cada vez más, y verán que las atentos a todos esos problemas que no llegan a ser
protestas emanan de medios muy cultos, muy favoreci- formulados. La producción de los problemas, hoy en día,
dos, que se esfuerzan mucho para tratar de suscitar una es atribuida a quienes Platón llama "doxósofos". Es una
demanda social. palabra magnífica que puede tr~ducirse de ~o~~maneras
En realidad, hay dos problemas: el de saber qué hay y designar a elección a los sabios de la opinion o a ~os
que hacer con las demandas que pueden formularse, sabios aparentes. Para mí, los doxósofos son los sabios
articularse, elaborarse espontáneamente, sea porque aparentes de la opinión o de las apariencias, vale decir,
hay gente que tiene las capacidades culturales para los encuestadores y analistas de sondeos, esas personas
formularlas, sea porque, entre los voceros políticos, que nos hacen creer que el pueblo habla, g.ue el pueblo
religiosos u otros, hay personas que tienen interés en no deja de hablar sobre todos los temas Importantes.
formularlas y decidir si hay que atenerse a la demanda Pero lo que nunca se pone en cuestión es la producción
planteada (o manifestada, en especial en las manifesta- de los problemas que se plantean al pueblo. Ahora bien,
ciones) o contribuir a explicitar las no formuladas (por esos problemas son generados por el :pro~eso circul~~ de
ejemplo, mediante un trabajo de investigación empíri- circulación entre encuestadores, penod1stas y pohtolo-
ca), e incluso llegar a formularlas autoritariamente gos que describió P. Champagne y que yo recordé hace
como, en cierto modo, siempre lo hicieron los políticos. un momento.
En efecto, se puede pretender expresar demandas Pero al mismo tiem.po sabemos, gracias a numerosos
virtuales, demandas potenciales pero no formuladas, lo trabajos. científicos, y en especial por el análisis de las ~o
cual es desde luego muy peligroso. En nombre de este respuestas en las encuestas, que e~ poder de produc~r
proceder, ciertas místicas marxistas hacían hablar a los una opinión explícita está muy desigualmente rep~rti­
pueblos, con todos los riesgos que eso implicaba. Y sin do. Platón decía que "opinar es hablar". Ahora b1en,
embargo, lo cierto es que no podemos esperar que las nada está más desigualmente repartido que esta capaci-

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dad, y esa cornprobación atormenta a la buena concien- miento de resistencia cívica (ustedes van a pensar que
cia democrática: todas las personas son iguales, dice el exagero, cuando en realidad creo que n1e quedo corto)
dogma. Ahora bien, decir que todos son iguales ante la contra la ilnposición generalizada de problemáticas que
opinión es un error, una falta política. No todo el mundo ni siquiera son siempre cínicas y que, al ser sinlplemen-
tiene los instrumentos de producción de la opinión te el producto de los hábitos de pensamiento, de las
personal. La opinión personal es un lujo. En el mundo rutinas, de los aln1uerzos fuera de casa, de los amiguis-
social hay gente que "es expresada", personas en nom- mos, son n1era1nente necias y, por eso, terriblemente
bre de las cuales se habla porque ellas no hablan, para peligrosas.
las que se producen problemas porque ellas no los Tomemos el ejemplo de un problema concreto y serio,
producen. Y hoy ocurre lo mismo en el gran juego de la que se plantean muy seriamente muchos miembros del
mistificación democrática, hasta darles la oportunidad INRA, el de la elección entre productividad y desarrollo
de responder a problemas que no serían capaces de duradero. Planteado en esos términos, el problema
producir. De modo que se les hacen producir falsas puede parecer un poco simplista, pero si se elabora un
respuestas que hacen olvidar que no tienen las pre- poco la problemática, se advierte que es un terreno en el
guntas. cual el INRA debería y deberá intervenir. ¿EliNRA no es
Este fenómeno de la desigualdad en el acceso a la responsable, en cierto rnodo, de la relación con la natu-
producción de opiniones explícitas, discursivas, es un raleza? ¿Acaso no tiene que plantear, ex officio, o contri-
hecho muy importante, que asigna una responsabilidad buir a plantear cierto número de problen1as que se dejan
enorme a los científicos. Y la cuestión que les plantea es en manos de los filósofos de televisión?
esencial: ¿deben suplir las insuficiencias que pueden Se trata de problemas que deben discutirse de mane-
comprobar en el trabajo de explicitación de las expecta- ra tal que la competencia no se exprese en el guardarro-
tivas sociales? Y si se los interpela, ¿deben responder o pa, lo cual supone la organización de colectivos ad hoc,
no a las preguntas que les hacen? Una vez todo bien la creación de ámbitos que, como lo decía al empezar, no
ponderado, yo contesto que sí, por supuesto. Si uno tiene pueden ser los sindicatos, los comités, las comisiones
la posibilidad de ser interrogado, en cuanto científico (se me ocurre el ejemplo de ese sindicato de la enseñan-
especializado en un dominio cualquiera, por el poder za superior que tenía por principio dejar de lado los
que sea, es algo tan infrecuente que hay que responder. criterios científicos en la evaluación de los investigado-
A menudo, la pregunta es idiota, pero creo que hay que res). Es importante establecer ámbitos de discusión a la
contestar, al menos para reformularla; es una especie vez regulados y libres a los que uno pueda acudir, con
de obligación cívica. sus intereses profesionales, su competencia profesio-
Dicho esto, tenenws que ir más lejos y esforzarnos nal, sus pulsiones profesionales, sus rebeliones profe-
por demoler los falsos problemas y producir al mismo sionales, para discutir en términos profesionales -lo
tiempo problemas reales, pero colectivamente, de ma- cual no quiere decir corporativos y menos aún de man-
nera organizada y, por eso, a la vez eficaz y autorizada. darines- con otros profesionales, ya se trate de proble-
Vuelvo a la cuestión de la televisión, que es hoy uno de nlas prácticos, personales o mucho más generales, y
los lugares de producción de problemáticas, uno de los ello, sin esperar a ser consultado. Y es deseable que el
lugares de producción de filosofía, uno de los lugares de trabajo de reflexión colectiva realizado en esos lugares
producción de ciencia o de representaciones de la cien- desemboque en tomas de posición públicas a la vez
cia, etc. Frente a ella, haría falta una especie de moví- competentes, rigurosas, autorizadas y comprometidas,

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139
críticas, eficaces (es una forma nwderna y colectiva del ÍNDICE
modelo de Zola).
Si esto es lo que ustedes han empezado a hacer en el
INRA, particularn1ente a través del grupo Sciences en
questions, no puedo sino alentarlos a seguir adelante, y
les digo que, si lo desean, estoy dispuesto a ayudarlos en
la medida de mis posibilidades.

I
EL CAMPO CIENTÍFICO

La lucha por el n1onopolio


de la con1petencia científica ................................ 11
La acun1ulación del capital científico ...................... 18
Capital científico y propensión a invertir ............... 27
El orden (científico) establecido ............................... 31
De la revolución inaugural
a la revolución permanente ................................. 38
La ciencia y los doxósofos .......................................... 43

II
Los USOS SOCIALES DE LA CIENCIA.
POR UNA SOCIOLOGÍA CLÍNICA DEL CAMPO CIENTÍFICO

Prefacio. Patrick Champagne .................................. 63


Introducción ............................................................... 71
Los campos como microcosmos
relativamente autónomos .................................... 73
Las propiedades específicas
de los campos científicos ...................................... 83
Las dos especies de capital científico ...................... 89
El espacio de los puntos de vista ............................. 97
La situación particular del INRA ............................. 103

140 141
Ir n1ás allá de las apariencias
y las falsas antinmnias ...................................... 109 COLECCIÓN CLAVES
Algunas propuestas nonnativas ............................ 115
Una conversión colectiva ........................................ 121
PERFILES
Discusió11 ................................................................. 127
Anne Amiel: Hannah Arendt Política y acontecilniento
Etienne Balibar: La filosofia de Marx
Stéphane Haber: Ha berrna s y la sociología
Nathalie Heinich: Norbert Elias.
Historia y cultura en occidente
Frédéric Gros: Foucault y la locura
Liliane 1\'laury: Piaget y el nifio
Bertrand Ogilvie: Lacan. La formación
del concepto de sujeto

Do:.JI::;ros
Daniel Bougnoux: Introdueción a las ciencias
de la conuuúcación
Philippe Breton: La utopía de la cmnunicación
C. Cicchelli,y otros: Las teorios sociológicas
de lo familia
Dominique l\1aingueneau: Términos claves
del análisis del discurso

PROBLE:r.L-\8
André Jacques (comp.): La fenwneidad.
Debate Psicoanalítico
André Jacques (comp.): Los estados línúte.
NUevos paradignias para el psicoarLálisis
Pierre Bourdieu: Los usos sociales de la ciencia
Denys Cuche: La noción de cultura
en las ciencias sociales
Raoul Girardet: fvfitos y rnitologías políticas
D. Lecourt, D., P. H. Gouyon, L. Ferry, F. Ewald:
Las ciencias hwnanas ¿Son ciencias del hmnbre?

SERIE MAYOR
M. Gauchet y G. Swain: El verdadero Charcot
Rayn1ond Williams: Palabras clave.
Vocabulario de cultura y sociedad

142

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