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Automedicación durante el embarazo

El autocuidado es una forma utilizada para el mantenimiento de la salud; un aparte especial lo


constituye la automedicación, que es un acto irresponsable, más aún cuando se realiza
durante el embarazo y, sobre todo, si se produce en las primeras etapas, cuando la posibilidad
de daño es mayor. La automedicación es un problema que prevalece a nivel mundial y las
embarazadas son una subpoblación de gran interés para la farmacovigilancia porque los
medicamentos administrados a la madre pueden causar reacciones adversas en ella y en el
recién nacido. Para prevenir los efectos negativos de la automedicación se debe educar a las
pacientes, y a toda la población en general, y brindar información y consejería en el uso
adecuado de medicamentos; la herramienta para lograrlo será la prevención, pues la
automedicación en el embarazo constituye un acto de doble irresponsabilidad.

Los expertos confirman que entre las consecuencias más frecuentes de automedicarse se
encuentran las alteraciones en la función de la placenta y la disminución en la apertura de los
vasos sanguíneos, lo cual produce una reducción en el intercambio de nutrientes y oxígeno entre
el feto y la madre, generando lesiones en su desarrollo e incluso la muerte.

El doctor Montes explica que los fármacos más consumidos son aquellos indicados contra
los dolores, es decir, los analgésicos; o para el tratamiento de la gripa, como los
descongestionantes o antiexpectorantes. “La gran mayoría de estos medicamentos no han sido
estudiados de forma correcta durante el embarazo, por lo que su perfil de seguridad es
limitado”, advierte el especialista. De ahí la importancia de consultar una opinión médica para
su consumo durante el embarazo

Casos especiales
Otro escenario completamente distinto es el de las mujeres que sufren de una
enfermedad crónica como asma, diabetes, epilepsia o depresión, ya que ellas requieren
el uso de un medicamento prescrito.

En este sentido, dicen los especialistas consultados, si una mujer embarazada necesita
tomar medicamentos debido a una enfermedad crónica o cualquier otra razón, debe
consultar con su especialista y obstetra para evitar repercusiones en el feto.

En esos casos, el médico tratante de la enfermedad de base junto con el obstetra evalúan
la categoría de los medicamentos que suministrarán a la mujer en estado de embarazo.

Los especialistas advirtieron que los efectos del consumo de medicamentos varían de acuerdo a la etapa
de la gestación en que han sido ingeridos.
“Durante las primeras semanas de gestación, la toxicidad es tan elevada que puede conducir al aborto o
muerte fetal. Si los medicamentos se ingieren cuando el embarazo está más avanzado puede originar
anomalías, malformaciones congénitas, defectos en las funciones y hasta la muerte”, señalaron.
Los expertos detallaron que estos riesgos se presentan debido a que, tanto el embrión, como el feto, son
muy sensibles a los fármacos.
“Por esta razón, todo medicamento utilizado por las gestantes, debe ser recetado por un médico u
obstetra a cargo del control de su embarazo o en caso de emergencia; por ningún motivo las gestantes
deben automedicarse”, enfatizaron.
Antibióticos y antigripales
Los especialistas señalaron que entre los medicamentos que pueden afectar a la gestante y al futuro bebé
figuran algunos antibióticos como las tetraciclinas que atraviesan la placenta y se depositan en los huesos
y dientes del feto, decolorándolos de manera permanente e impidiendo su crecimiento.
“Por ninguna razón las gestantes deben consumir antigripales porque estos medicamentos pueden
producir efectos nocivos en el feto”, recalcaron.
Tampoco se deben usar los aminoglucósidos -utilizados para el tratamiento de infecciones urinarias- que
atraviesan la placenta y se pueden acumular en los tejidos fetales, pudiendo dañar los oídos y riñones del
futuro bebé.
Los voceros de la Digemid recomendaron a las gestantes acudir de manera puntual a sus controles y
evitar la automedicación, pues de esta manera sus contribuirán a que sus niños nazcan saludables.

Tabaquismo y alcoholismo
El alcohol atraviesa la barrera placentaria y puede ocasionar diversos trastornos en el
feto, de los que el síndrome alcohólico fetal es el más representativo y grave. En
nuestro país casi la mitad de las mujeres jóvenes y en edad fértil son consumidoras de
tabaco. Los distintos componentes del humo del tabaco también pueden atravesar la
placenta y afectar al feto. Sin embargo, el efecto principal es la hipoxia fetal. El
consumo de tabaco en el embarazo aumenta el riesgo de aborto y de parto prematuro
y los recién nacidos de madres fumadoras tienen menor peso y presentan más
problemas de salud, principalmente respiratorios y del oído.

 Efectos sobre la madre

Pese a que el embarazo cursa con un cambio metabólico que afecta a los procesos de
absorción, distribución, metabolización y excreción de fármacos, los efectos que éstos
ejercen sobre la madre no difieren mucho de losque se manifiestan en mujeres que no
están embarazadas.

La consecuencia más importante que el abuso de drogas y fármacos acarrea en el


embarazo es un deterioro general de la salud de la madre, por la nutrición inadecuada
y la asistencia prenatal deficiente, la incidencia de enfermedades infecciosas severas y
las graves tensiones psicosociales. Además, muchas madres adictas a drogas recurren
a la prostitución para costearse su hábito, aumentando la incidencia de enfermedades
de transmisión sexual.
 Efectos sobre el feto

A menudo el feto, con tejidos en rápido crecimiento, mostrará alteraciones celulares


tras la exposición al fármaco o droga. El principio fundamental consiste en que la
administración afectará al tejido con un máximo índice de crecimiento y menor
diferenciación en el momento de la exposición.

Además existen ciertos factores fetales que pueden incrementar la acumulación de


agentes tóxicos. Las enzimas hepáticas como la glucuronil-transferasa (que solubiliza
muchas sustancias químicas, permitiendo su excreción renal) son de maduración
tardía, por lo que sustancias fácilmente excretables por un organismo maduro son
retenidas por el feto, que es a su vez más vulnerable.

 Conviene diferenciar tres períodos básicos en el desarrollo del feto: fertilización,


embrionario y fetal. Se caracterizan por la aparición de secuelas después de la
exposición a un agente químico:

1) La interferencia de los fármacos con los procesos de fertilización e implantación


(desde el momento de la concepción hasta alrededor el día 17 de gestación) traerá como
consecuencia la interrupción de la división celular y la correspondiente muerte fetal.

2) El período embrionario (desde el día 18 al día 55 de gestación) se caracteriza por


procesos de organogénesis y organización tisular. Durante este proceso tienen lugar la
mayoría de los efectos teratogénicos. Estos efectos determinan la aparición de
malformaciones morfológicas funcionales unidas a un grado importante de pérdida
fetal.

3) Durante el período fetal (desde el día 56 hasta el parto) se pueden presentar algunos
efectos teratogénicos, pero lo más significativo suele consistir en un retraso del
crecimiento intrauterino con aparición de alteraciones morfológicas y fisiológicas
menores que pueden manifestarse en una fase tardía y en consecuencia serán difíciles de
confirmar.
Las malformaciones más graves tienen lugar durante las primeras seis semanas de
gestación, ya que éste es el período de organogénesis. Esta observación es sumamente
importante dado que, a menudo, un embarazo temprano pasa inadvertido tanto para la
madre como para el médico, lo que puede determinar una exposición a fármacos
teratogénicos en la fase más crítica de la gestación.

La primera preocupación sobre el consumo de alcohol durante el


embarazo es el potencial efecto adverso que pueda producir en el
desarrollo fetal. Se debe tener en cuenta que el consumo de alcohol
durante el embarazo es la causa no genética más frecuente de retraso
mental. Se considera que el alcohol es causante del 5% de los abortos
espontáneos, pudiendo llegar al 45% en aquellas mujeres que beben
45 o más ml/día de alcohol absoluto.

No existe un nivel de consumo seguro ni una época concreta durante


la gestación que elimine todo riesgo, por lo cual es aconsejable
suprimir el consumo de alcohol totalmente y en cualquier momento,
pues siempre cabe esperar un beneficio. Se ha documentado que una
disminución en el consumo de alcohol, incluso en las semanas 24 a 26
de gestación, se asocia a una mejoría de los resultados perinatales.

La información de la farmacocinética materno-placentario-fetal de las


sustancias tóxicas en humanos es limitada por consideraciones éticas y
técnicas. Variables de confusión como el consumo asociado de varias
sustancias tóxicas, la falta de fiabilidad y precisión de la información
facilitada por las pacientes y las limitaciones en la realización de
estudios experimentales prospectivos en humanos limitan la
información disponible. Es razonable suponer que sustancias que
atraviesan con facilidad la barrera hematoencefálica (como el alcohol,
los opiáceos, la cocaína, los sedantes y los hipnóticos) atraviesen la
barrera placentaria, ejerciendo su efecto sobre el feto. El bajo peso
molecular y la liposolubilidad de estas sustancias facilitan el paso
trasplacentario.

Sexualidad

Uno de los grandes mitos es que la práctica del sexo durante el


embarazo puede ser peligroso para el bebé y no son pocas las mujeres que
eliminan totalmente las relaciones sexuales desde el momento en que
confirman que están embarazadas. Sin embargo, el sexo durante el embarazo
únicamente supone un riesgo en casos muy específicos:

 Cuando hay antecedentes de aborto espontáneo o parto prematuro.

 Si existe sangrado o flujo vaginales.

 Si se produce pérdida de líquido amniótico o placenta previa.

 Si se padece una enfermedad de transmisión sexual.

En lo que respecta a los denominados embarazos de riesgo, será el ginecólogo


quien debe determinar si se puede o no mantener relaciones sexuales.

El feto, por su parte, desempeña un papel fundamental. Es el gran


desconocido sobre el que, como ya dijimos, se desarrolla la
imaginación de la mujer y del varón, sobre quien cada uno de ellos
fantasea y proyecta sus propias expectativas e ilusiones. Empieza a ser
real para la mujer antes que para el varón, desde los 5 meses en que
empieza a moverse; su vitalidad para el varón existe cuando nota el
movimiento del niño dentro del abdomen de la madre, o cuando puede
oír los latidos de su corazón.

El desarrollo del feto es quien gobierna las relaciones sexuales de la


pareja. Al comienzo del embarazo, el temor a que se produzca un
aborto o a provocar algún otro problema suele inhibir a las personas
que no están preparadas, lo mismo que ocurre hacia el final, si existe
el miedo de provocar un parto prematuro. Es durante el segundo
trimestre cuando, según se ha comprobado, se da un equilibrio
psicofísico para la mujer, que permite a la pareja una cierta libertad en
el plano de las relaciones sexuales.

También quienes se ocupan de la atención a la salud pueden limitar o


liberar, y de hecho lo hacen, la actividad sexual durante el embarazo,
de manera justificada o no, porque tampoco son personas ajenas al
medio al que pertenecen, ni a la educación que han recibido.

Y, por último, las influencias socioculturales intervienen de manera


importante. La mujer, aunque cada vez menos, está superprotegida por
las personas que siguen de cerca su embarazo. La tradición oral y/o
escrita influyen negativamente, imponiendo normas de continencia. El
sentimiento de culpabilidad, en caso de ocurrir algún accidente, acosa
a la pareja insuficientemente informada.

Actividad física
La actividad física está plenamente aconsejada durante el embarazo, según
las recomendaciones del colegio americano de obstetras y ginecólogos,
institución especializada en el tema. El feto no se ve perjudicado de ningún
modo y significa un beneficio para la madre, porque además de mantener el
tono muscular y manejar la parte calórica, la actividad muscular evita el
hiperinsulinismo.

La primera aclaración es que no puede ser cualquier tipo de ejercicio. En líneas


generales, los que se permiten se dividen en tres categorías.

1. Traslación de peso: caminar o eventualmente trotar suavemente. Se


denomina traslación porque se traslada el peso, forzando el sistema
muscular.
2. Portación de peso: hacer bicicleta. En general se aconseja la bicicleta
fija, para evitar eventuales caídas que puedan ocasionar problemas.
3. Anulación de peso: natación. Esta es la actividad más recomendada.

El ejercicio debe ser aeróbico, suave y sin ningún tipo de sobrecarga. La


frecuencia cardíaca no debe superar los 90 o 100 latidos por minuto. La
periodicidad aconsejada es de 3 veces por semana, con un tiempo de 30 a 40
minutos por cada día.
Por supuesto debe haber una supervisión y autorización por parte del obstetra,
el cual analizará la actividad aconsejada para la situación específica de la
paciente, ya que el embarazo es un período donde pueden surgir diversas
patologías que requieren reposo.

Primer trimestre: sólo caminatas


Durante el primer trimestre, hasta que la paciente no haya superado la
ecografía de las 12 semanas, en donde se informa si el embarazo está bien
implantado, se sugiere solamente caminar. Para ello no hay ningún tipo de
impedimento.

Luego de ese período puede comenzar con cualquiera de las variantes


definidas previamente.

Bicicleta: cuidado con el calor


Si la actividad elegida es la bicicleta, se debe realizar sin ningún tipo de
resistencia extra, totalmente liviana. En época estival hay que tomar el recaudo
de hacerlo en lugares bien ventilados, para que la temperatura del cuerpo no
aumente. Resulta fundamental la hidratación constante, pero no con una
gaseosa común, sino con una bebida deportiva, ya que el calor genera que con
la transpiración se pierdan sales, potasio y magnesio.

Pileta: la más recomendada


La alternativa más aconsejable es la pileta. La actividad debe ser simple, por
ejemplo, nadar pecho suave. La ventaja adicional de este ejercicio es que el
sólo hecho de meterse en una piscina con dimensiones grandes hace que el
agua ejerza presión sobre el cuerpo, comprimiendo las venas y el tejido
periférico, provocando la eliminación de líquido. Es muy frecuente que luego de
media hora de pileta la embarazada deba salir a orinar ya que toda el agua que
venía reteniendo entró en circulación. Es una gran actividad para combatir
edemas y patologías similares.

Pilates y Yoga: ejercicios específicos


Una gran cantidad de embarazadas plantean qué ocurre con actividades como
pilates o yoga. Lo primero que deben tener en claro es que son ejercicios de
elongación y mejora postural, no aeróbicos. No están contraindicados pero se
deben llevar a cabo con mucho cuidado, especialmente pilates, porque exigen
demasiada elongación y a partir de las 25-26 semanas la paciente ya tiene un
reblandecimiento articular, con lo cual si elonga exageradamente podría tener
dolores lumbares o forzar articulaciones.

Por ello resulta fundamental seguir las instrucciones de personas que se


encuentren preparados para indicar ejercicios específicos para embarazadas,
de modo de evitar que la actividad se torne perjudicial.

Deportes de impacto: desaconsejados


Las embarazadas no deberían hacer ningún tipo de deporte de impacto. Ahora
bien, si la paciente es deportista, es decir, hace un tiempo considerable que
practica ejercicio de alto rendimiento, podría continuar llevándolo a cabo, en
tanto y en cuanto el esfuerzo no sea exagerado.

Aquellas que deseen comenzar de cero algún tipo de actividad física que sea
superior a lo planteado como enfoque general, necesitarán una evaluación
cardiológica para analizar si están en condiciones de tolerarla.

Actividades físicas no recomendadas en la gestación


Las actividades físicas que no se recomiendan en el embarazo son aquellas que pueden ser
peligrosas o que conllevan riesgo de caídas y lesiones.
Entre ellas, se encuentran el esquí, la equitación, el polo, el rafting, el karate y las artes
marciales, el boxeo, el baloncesto, el patinaje, el squash y el buceo

Molestias relacionadas con la alimentación en el embarazo


Náuseas, vómitos, mareos, hinchazón, cansancio, somnolencia o acidez, son sólo algunas de
las molestias del embarazo que pueden sentir las mujeres cuando se quedan embarazadas.

La mayoría de estas molestias del embarazo son fruto de los cambios hormonales, que está
experimentando el cuerpo de la embarazada, para albergar el desarrollo de su futuro bebé.

De estas molestias del embarazo, unas son propias del inicio de la gestación y otras del final y,
en general, suelen presentar una intensidad de leve a moderada. En muchos casos, las
molestias son sensaciones y, pocas veces, se reconocen como dolores.

Las náuseas son una de las molestias más típicas durante el


embarazo, especialmente en el primer trimestre. Suelen ir
acompañadas por intolerancia y aversión a ciertos alimentos, así
como repulsión a algunos olores que aumentan la sensación de
malestar.

Se recomienda hacer comidas pequeñas y frecuentes a lo


largo del día, preferir los carbohidratos (verduras, hortalizas,
cereales integrales, legumbres...) y evitar las comidas copiosas,
los alimentos demasiado grasos, las frituras, los picantes, el café
y el te.
El ardor de estómago, acidez o pirosis es una molestia digestiva
que se explica por causas diversas, desde el aumento del
tamaño del útero (que deja menos espacio al estómago) a
factores hormonales que producen alteraciones gástricas.

Muchas de las recomendaciones para aliviar las náuseas


también sirven para controlar el ardor de estómago.
Conviene evitar alimentos muy grasos, fritos, picantes,
especiados y muy azucarados. Tampoco es conveniente tomar
frutas cítricas y bebidas como el café, refrescos con cafeína o
teína o con burbujas.

Para reducir la acidez y el ardor de estómago es


necesario consumir alimentos de ph alcalino, tales como frutas
y verduras (sobre todo cocidas para favorecer su digestión),
cereales y derivados, y legumbres muy bien cocidas.

Para paliar las molestias

El embarazo a veces conlleva algunas molestias a nivel digestivo.


Con algunas recomendaciones sobre alimentación, se puedeN paliar.
 Para combatir las náuseas y mareos, es recomendable comer algo antes
de levantarse de la cama. Además, es mejor comer poca cantidad varias
veces al día —que no pasen más de tres horas sin comer—, evitar fritos,
picantes, café y otras comidas pesadas, masticar bien los alimentos y beber a
pequeños sorbos.
 El estreñimiento es muy común durante el embarazo debido a que los
alimentos están más tiempo en el intestino para absorber más nutrientes. Para
combatirlo, se debe beber mucho líquido y comer alimentos ricos en fibra. Pero
que la cantidad de fibra al día no sea superior a 30 gramos, pues puede
entorpecer la absorción de algunos nutrientes.
 Los ardores y el reflujo son muy comunes al final del embarazo debido a
la presión del útero en el aparato digestivo. Se pueden reducir evitando
algunos alimentos, como café, bebidas gaseosas, picantes, chocolate, fritos o
las comidas muy grasas, con cocciones ligeras —horno, papillote, vapor…— o
consumiendo las frutas en compota.

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