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SOY

03 de enero de 2020
 PAUL PRECIADO: EL LUGAR DE LAS MUJERES EN EL PSICOANALISIS
POLEMICA: QUIEN LE TEME A PAUL PRECIADO
En noviembre de este año el filósofo Paul Preciado fue invitado a dar una
conferencia ante psicoanalistas franceses en el contexto de una Jornada que
se tituló: Mujeres en Psicoanálisis. Su exposición perturbó las buenas
conciencias (¿o los inconcientes?) de psicoanalistas de allí y de aquí. Tanto fue
así que algunxs salieron rápido a denostar la exposición. Aquí una
psicoanalista propone una pespectiva queer sobre el asunto que divide aguas
en el psicoanálisis.
Por Natalia Neo Poblet

Paul Preciado, en su conferencia, además de hacer notar el rol de la


mujer en el psicoanálisis observando que aun en este siglo tiene que
hacer un encuentro que se pregunta sobre la mujer en el psicoanálisis,
puso de manifiesto que la teoría freudiana fue construida bajo una
epistemología de la diferencia sexual (binaria, heterosexual y
reproductiva). Plantea que “es una máquina performativa que produce
y legitima un orden político y económico específico: el patriarcado
hétero colonial”. Observa que esa epistemología está en crisis desde
la década del 60 y que Lacan no logró des hacerse del binarismo
sexual.

FALO O PENE: ¿malentendido o falta de escucha?

Este tema divide aguas entre les psicoanalistas porque, así como no
hay un solo feminismo, tampoco hay un solo psicoanálisis. Uno de
estos psicoanalistas que salió a bajarle el precio a Preciado es el
Licenciado Sergio Zabalza quien escribió un artículo en este
mismo diario, en la sección psicología, titulado: “Sobre la
acusación de binario que Paul Preciado le formuló al
psicoanálisis”. Este psicoanalista aduce que “binaria es la
estereotipia neurótica que hace leer pene donde dice falo”.
El planteo de este psicoanalista me llevó a reflexionar entendiendo
que menospreciando los saberes del otro, no se construye. ¿Acaso
no es reduccionista seguir diciendo que las teorías queer
confunden falo con pene? Las teorías de género como los
movimientos LGBTIQ+, colectivos activistas y organizaciones
militantes, hace más de medio siglo, vienen investigando y
desarrollando posiciones claras y contundes donde plantean políticas
subversivas contra la hegemonía heterocisnormativa y cómo ese
sistema dominante tiene severo impacto en las subjetividades.

¡Oh psicoanalistes! No dejemos de escuchar algo de lo más preciado


que dijo Paul en esa conferencia: “no creo que la heteresexualidad
sea una práctica sexual o una identidad sexual. Pienso que es
más bien un régimen político que ha reducido la totalidad del
cuerpo humano, viviente, y su energía psíquica, a un potencial
reproductor; una posición de poder discursiva e institucional”. En
este contexto Preciado plantea que las angustias, depresiones,
melancolías son efecto de no alcanzar carácter normalizante y que
ciertas prácticas psicoanalíticas no van contra esa epistemología
dominante sino que terminan siendo funcional para que el sujeto
encaje en esa normativa. Preciado, en esta misma conferencia elige
desde donde hablarnos, dice “hoy hablo desde esa jaula elegida y
rediseñada, del hombre trans, del cuerpo de género no binario.
Una jaula política que es, en todo caso, mejor que la de los
hombres o la de mujeres, porque al menos reconoce su estatuto
de jaula”.

LA HORA DE LAS PREGUNTAS


En lugar de salir al cruce podríamos abrir debate y no cerrar con
verdades absolutas ni con frases lacanianas. Sería más fructífero
preguntarnos por ejemplo ¿cómo incluir otras disciplinas sin
vivirlas como una amenaza?, ¿cómo alojar lo otro/lo extranjero,
aunque no se esté de acuerdo, para que relancen otras
cuestiones?, ¿Cómo salir del binarismo?

Ahora bien, frente a nuestra práctica psicoanalítica, cómo poder ir


estando cada vez más advertidxs que hay un plano macro socio
cultural de desigualdad y abuso de poder y a la vez un plano micro
que reproducimos dañando subjetividades, cómo ampliar y mutar
nuestro paradigma para que no excluya ni patologice sin hacer Uno,
cómo hacer para sostener debates donde se pongan en tensión
diferentes puntos de vista, sin menospreciar ni discriminar ni rechazar
a lo otro. Si se expulsa lo diferente en desmedro de incluir la
perspectiva de género y otras disciplinas se impulsa a un “Uno”
totalizador que cree poseer la verdad, creyendo que hay un solo modo
de entender el psicoanálisis. Cuestiones estas que van contra la
misma práctica psicoanalítica que intenta resistir a las políticas de
dominación y de exclusión.

Entendiendo que el psicoanálisis es subversivo porque tiene un deseo


en subvertir la norma. Trabaja con la subjetividad de cada ser
parlante, mientras que las teorías de género son una política de la
subjetividad y ambas disciplinas tienen al mismo enemigo en común:
las estructuras de poder. Pongamos en acto una posición política y no
hagamos del psicoanálisis una práctica conservadora ni colaboremos
a las políticas de exclusión. Apostemos a la producción de un decir en
la experiencia analítica para hacer del síntoma algo más vivible y que
no nos gane nuestra matrix heterocisnormativa al momento de la
escucha. Trabajamos con y desde el lenguaje. Es por esto que
considero que habrá que forzar al mismo como desafío para
poder producir significantes que posibiliten la pluralidad. Si
cambiamos la matrix, cambiamos el modo de pensar y sólo de
esa manera puede haber un cambio que incluya lo
diverso. Porque si no hay transformación en nuestra práctica, que
implique la des-heterosexualización estamos destinadxs a repetir la
lógica heterocisnormativa en la que fue construida la teoría freudiana
base epistemológica del discurso psicoanalítico, como expresa
Preciado.

Si no escuchamos, siendo esa nuestra herramienta transformadora,


estamos alimentado y reproduciendo el carácter patriarcal,
heterocisnormativo y colonial al que Preciado se refiere con justa
causa y de ese modo se termina patologizando a la diversidad
impregnándola con un carácter normalizante. Preciado nos advierte
que “debemos elaborar colectivamente una epistemología capaz
de rendir cuenta de la multiplicidad radical de vivientes, que no
reduzcan los cuerpos a su fuerza reproductiva heterosexual, y
que no legitimen la violencia hétero patriarcal y colonial”. 

Gracias Preciado por pensarnos y ayudarnos a re pensarnos y


advertirnos, desde el comienzo, que tenemos que decidir como
analistas si continuar en la jaula patriarcal, colonial, heterosexual o
mutarnos a una jaula política que reconoce su estatuto de jaula.

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