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1”Corintios 15:46
Pero lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.
Romanos 12:1
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis
vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto
racional.
Hebreos 13:15
Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es
decir, fruto de labios que confiesan su nombre.
2 Corintios 5:18
Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y
nos dio el ministerio de la reconciliación;
Cruzando el Jordán
En Josué, capitulos 3 y 4, encontramos la narración de los israelitas cruzando
sobre el río Jordán al entrar a la tierra prometida. El río Jordán es la frontera que
separaba el desierto de Canaan. Dios ordeno a los levitas, Sus sacerdotes,
conducir a Israel a atravesar el río. Llevando el arca de Dios, los sacerdotes
fueron los primeros en pisar las aguas del Jordán, antes que el resto de Israel. Al
contrario que cuando el mar Rojo se abrió en dos, los levitas, con fe, tenían que
poner sus pies en el Jordán antes de que este se abriera.
Josué́ 3:13
Y cuando las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan el Arca de Jehová,
Señor de toda la tierra, se mojen en las aguas del Jordán, las aguas del Jordán se
dividirán, porque las aguas que vienen de arriba se detendrán formando un muro.
Josué́ 3:17
Pero los sacerdotes que llevaban el Arca del pacto de jehová, permanecieron
firmes sobre suelo seco en medio del Jordán, hasta que todo el pueblo acabo de
pasar el Jordán. Y todo Israel paso por el cauce seco.
Al igual que los levitas beneficiaban a todo Israel entrando en el Jordán (el rí́o de
la muerte), los vencedores benefician a la iglesia negándose a si mismos por el
beneficio de la comunidad. Para poder vencer, tenemos que estar dispuestos a
portar la cruz, poner a un lado nuestras vidas y entrar dentro del río de muerte.
De esta manera, el reino vendrá́ y podremos recoger los beneficios.
Lo imperativo de la Cruz
En el libro de Colosenses descubrimos que Pablo entro en el río de la muerte
para el beneficio del cuerpo. La vida de Pablo fue un constante cumplimiento de
lo que yo llamo “lo imperativo de la Cruz”.
Colosenses 1:24
Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros y cumplo en mi carne lo que
falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia.
Filipenses 3:10
10 Quiero conocerlo a él y el poder de su resurrección, y participar de sus
padecimientos hasta llegar a ser semejante a él en su muerte.
Hechos 14:22
Confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándolos a que permanecieran
en la fe y diciéndoles: «Es necesario que a través de muchas tribulaciones
entremos en el reino de Dios»
La Biblia nos dice que tenemos que pasar por muchas tribulaciones para entrar
en el reino de Dios.
Este es el camino de Leví. Pablo caminó por él y él abiertamente testificó.
1 Corintios 15:31
Os aseguro, hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor
Jesucristo, que CADA DIA MUERO.
Hermanos y hermanas, Dios nos señala que tenemos que estar dispuestos a
permitir que nuestro corazón sufra, para poder satisfacer al Suyo.
2 Corintios 4:10-12
Dondequiera que vamos, llevamos siempre en el cuerpo la muerte de Jesús, para
que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos,
pues nosotros, que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de
Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida.
Como el hermano Watchman Nee dijo: “La muerte abre la puerta de la vida”. Si
no hay muerte, no hay vida. Si no hay cruz, no hay iglesia.
De la misma manera que el altar precede a la casa (Abraham)
y el Calvario a Pentecostés, el sendero de la cruz, precede la construcción de la
iglesia.
La expresión práctica de unidad de la iglesia descansa en el trabajo que la cruz
hace en nuestras vidas.
En tanto es cierto que la iglesia es una, porque todos compartimos una vida en
Cristo, esta unidad es expresada prácticamente cuando permitimos que la cruz
haga un trabajo más profundo para romper nuestra independencia, sectarismo,
individualismo y orgullo.
La iglesia parte de la cruz. Por tanto, si vamos a ser útiles al propósito de Dios, la
muerte ha de operar en nosotros.
Tenemos que convertirnos en el pan partido en las manos del Señor, para que
nuestros hermanos puedan ser llenos.
Mateo 15:36-37
Tomó los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y dio a sus discípulos, y
los discípulos a la multitud.
Comieron todos y se saciaron; y de los pedazos que sobraron recogieron siete
canastas llenas.
Para poder portar mucho fruto para el Señor, tenemos que morir a nuestra vida.
Juan 12:24-25
De cierto, de cierto os digo que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere,
queda solo, PERO SI MUERE, LLEVA MUCHO FRUTO.
El que ama su vida, la perderá; y el que ODIA SU VIDA en este mundo, para
vida eterna LA GUARDARÁ.
De acuerdo con las palabras de nuestro Señor Jesús, tenemos que morir a todo lo
que viene de la carne y de la vida natural.
Tenemos que odiar nuestra propia vida y estar dispuestos a entregarla por
nuestros hermanos.
Este es el camino de ser fructífero espiritualmente. Dios nos alumbra el camino
de la cruz en nuestra propia vida antes de que podamos dar vida a otros. Así́ es
como la iglesia se construye y el reino de Satanás es aplastado.
El verdadero ministerio no tiene nada que ver con el saber, o el estudio y la
preparación que hemos llevado a cabo.
El verdadero ministerio es algo que nosotros somos y denota hasta qué punto la
cruz ha penetrado en nuestra propia vida. ¿Cuánto sufrimiento has llevado bajo la
mano de Dios? ¿Cuántas veces te has enfrentado al Señor en las que Él te ha ido
quitando la necesidad de depender de tu propia fuerza física? ¿Hasta qué punto
tu cuerpo ha sido penetrado por la cruz? ¿Es hasta el punto que eres capaz de
suministrar vida a tus hermanos?
Pablo nos da el secreto de suministrar vida con la frase “la muerte actuó en
nosotros para vida en vosotros”. La forma de vivir la vida del Cristo resucitado es
por el sendero de la cruz. El camino de Leví, entonces, es el camino de la muerte
y abnegaciónn. La compañía de creyentes que Dios utilizaraá para vencer a Su
enemigo y con ello recobrar Su testimonio, es una compañía de hombres
muertos.
Todos los santos que han sido utilizados por Dios han pasado por las manos de
Dios en pruebas y refinamiento. Antes que Moisés fuera erigido para liberar a
Israel de Egipto, tuvo que sufrir en el desierto de Median por cuarenta años.
Antes que José gobernara Egipto, él tuvo que pasar tiempo en prisión. Antes que
el rey David tomara el trono de Israel, tuvo que habitar en una cueva. Antes que
Juan el Bautista pudiera llevar a cabo su ministerio, tuvo que habitar en el
desierto y antes de que nuestro Señor Jesucristo pudiera suministrar al pueblo
con luz, tuvo que soportar 40 días de duras pruebas en el desierto. El verdadero
ministerio no se obtiene fácilmente, requiere de un alto precio.