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Introducción.

Dentro del marco de la medicina dinámica y a través de la historia encontramos


un gran número de terapéuticas y diferentes perspectivas curativas y de acción sobre la
Energía Vital del ser humano. Desde la Acupuntura, de antiquísimo origen oriental,
hasta otras mucho más modernas como la Homotoxicología, la Cromoterapia o la
Musicoterapia. Todas estas terapéuticas se caracterizan porque activan las propias
fuerzas y capacidades inherentes del enfermo, no intentan sustituir funciones ni suelen
ser restrictivas en cuanto a los procesos naturales del individuo. Son básicamente
dinámicas porque actúan desde la energía y sobre la energía del ser vivo, son
fundamentalmente estimulantes y funcionan como catalizadores de los procesos de
adaptación y evolución del hombre, optimizan sus potencialidades a todos los niveles y
en todos los planos, desde lo tisular hasta lo trascendental, pasando por lo orgánico, lo
fisiológico, lo conductual y lo psicológico.

En este contexto encontramos a la Homeopatía y a todas las terapias que de


alguna manera se vinculan o desarrollan a partir de ella. Dada la naturaleza dinámica de
la Homeopatía, y dinámica no sólo en el sentido curativo sino también en el evolutivo,
podemos considerarla como la medicina dinámica por excelencia y la de los alcances
más amplios y profundos.

La Homeopatía además se distingue además por su naturaleza humanista: El fin


más elevado de nuestra ciencia-arte es el Hombre y su trascendencia, tal como lo
expresara Hahnemann en el parágrafo 9 del Organon. Y es en este sentido, que además
de la Semejanza, la Individualidad (tanto la del paciente como la del remedio), cobra
una especial relevancia en la práctica. La Homeopatía, en su faceta más moderna,
integra toda la fisiopatología, la farmacología y la toxicología más novedosas al método
clásico y clínico. Le otorga especial atención a la naturaleza etiológica de las patologías
así como a la inmunología de dichos procesos.

Y es en bajo este contexto y dentro de este marco teórico que se encuentran los
Nosodes, medicamentos de los que se ha hablado mucho y a los que se les ha
confundido conceptualmente en muchos sentidos y que en realidad se caracterizan por
su muy especial origen y sus mucho más profundas indicaciones. Los Nosodes son
medicamentos homeopáticos preparados con secreciones o tejidos patológicos, incluso
en algunos casos se preparan a partir de los propios gérmenes responsables de dichas
patologías. Dado que cualquier sustancia (o incluso energía) puede convertirse en un
medicamento homeopático, también estas sustancias son viables de esta transformación
y básicamente tienen las mismas características y aplicaciones del resto de los remedios,
aunque también se caracterizan por ser mucho más profundos, complejos y
movilizadores de la Energia Vital. Están indicados en toda clase de síntomas y cuadros
patológicos, aunque usualmente sus principales indicaciones son los casos complicados
o “difíciles”, especialmente si ha habido grandes y reiterativas supresiones o una
presencia miasmática muy significativa.

Pertenece a Samuel Hahnemann (1755 – 1843) el honor de haber introducido,


hace más de un siglo y medio, el concepto de la totalidad de la individualidad enferma,
además de haberla elevado al rango de doctrina y práctica. Hahnemann descubre la
Homeopatía y con ello no sólo descubre una forma efectiva de curar , sino que también
introduce por vez primera el método científico a la Medicina (muchos años antes que lo
hiciera Claude Bernard, el padre oficial de la fisiología moderna).

Continuando con la obra de Hahnemann, Hering, Lux, Gross y Staff fueron los
primeros homeópatas en manejar e introducir Nosodes en la farmacodinamia
homeopática. Estuvieron motivados por los resultados clínicos con medicamentos de
orígen tóxico así como con los venenos animales.

Hering, médico homeópata de origen alemán y emigrado a Norteamérica, activo


y entusiasta como ninguno, poseedor de un espíritu dinámico e indagador y considerado
por algunos como el segundo homeópata más notable en la historia, después de realizar
la investigación patogenética del veneno de Lachesis aconseja su uso para prevenir las
consecuencias de las mordidas de serpientes. Motivado por los efectos terapéuticos
positivos conseguidos con este remedio, preparó posteriormente Hydrophobinum y
Psorinum, los primeros Nosodes.

Lux, el veterinario homeópata, antecede y a la vez continúa la obra de Hering al


crear Anthracinum y Maillenum.

El término Nosode, acuñado por el propio Hering, proviene de la palabra


griega “Noso”, que significa enfermedad o relación con la enfermedad. El término
“Noxa”, de origen latino, tiene la misma raíz.

Los Nosodes se pueden clasificar en dos grandes grupos

1) Los grandes Nosodes, de acción general, que estas dirigidos en su


acción hacia la personalidad morfo-genética, el temperamento, la
presencia miasmática y la inmunología. Por lo general precisan de una
prescripción en altas potencias (aunque también pueden tener
indicaciones locales para las que se sugiere una prescripción en
potencias bajas o medias). Dentro de este grupo podemos mencionar
a:
 Psorinum
 Medorrhinum
 Syphillinum, (o Luessinum)
 Tuberculinum (T. K.)
 Tuberculinum residual (T.R.),
 Carcinosin
 y según algunos autores incluso Proteus, Toxoplasma Gondii,
Leptospira y V.A.B.
 Los Nosodes Intestinales de Bach han probado ser, a últimas fechas,
muy importantes antipsóricos y podrían considerarse también
grandes Nosodes.

2) Y el grupo de los Nosodes menores, conocidos también como


Bioterápicos, que se dirigen y están indicados en perturbaciones
lesionales, patologías específicas o reincidencias de origen
miasmático.
Cabe mencionar que la división anterior obedece a la experiencia clínica que se
ha acumulado en el empleo de cada uno de estos medicamentos. Las experimentaciones
y reexperimentaciones, así como una mayor experiencia clínica en su prescripción son
los responsables de que un Nosode pueda ser considerado mayor. Así, es muy probable
que con el tiempo el resto de los Nosodes pruebe poseer las mismas capacidades
terapéuticas que Psorinum, Carcinosin o Medorrhinum. La esencia biopatólogica es la
que sustenta tan profunda acción.

Carácterísticas de los Grandes Nosodes:

1. Poseen una muy profunda acción miasmática, son multimiasmáticos (como


Lycopodium y los grandes minerales), por ello son altamente efectivos en los
tratamientos más complicados y difíciles, donde la sintomatología del
paciente no es clara o se manifiesta parcialmente debido a tratamientos
supresivos o paliativos. Enfermos que se caracterizan por una vulnerabilidad
a todos los niveles: Físicamente tienden a enfermarse continuamente o que
no se curan definitivamente de sus cuadros agudos, los cuales tienden a
perpetuarse, a la recurrencia excesiva o incluso a volverse crónicos;
mentalmente, tendencia a la depresión extrema y a la inadaptabilidad social,
indicados en individuos con muy serios problemas emocionales y afectivos.
2. Poseen en su patogenesia perfiles mentales complejos, personalidades densas
y las más de las veces geniales (aunque también pueden manifestar el
extremos opuesto en la forma de imbecilidad o retraso mental). La mente de
los Nosodes tiende a la transgresión de una u otra forma, aunque en sus
formas más estables puede tratarse de individuos muy brillantes e inventivos,
no obstante que suele ser una constante en ellos la excentricidad, el carácter
imprevisible y la dificultad para relacionarse plenamente con su entorno.
3. Los grandes Nosodes pueden ser el resultado de una acumulación
miasmática a lo largo de varias generaciones, por ello suele señalarse en su
patogenesia el antecedente de enfermedades crónicas como diabetes, cáncer,
tuberculosis y sida (sobre todo en los ancestros del paciente). Sin embargo,
esta acumulación miasmática puede no ser tan patente y haberse manifestado
en la forma de rasgos o enfermedades mentales en los padres o abuelos, o
simplemente como “familias peculiares” en su dinamismo y conducta.
4. Las formas más graves de supresión pueden encontrar una solución
terapéutica en el empleo de los grandes Nosodes: uso excesivo de
medicamentos y drogas, supresiones quirúrgicas, quimioterapia o
inmunosupresores; y sobre todo sistemáticas y continuas supresiones
emocionales (sobre todo en edades muy tempranas o incluso en los padres).
5. Tendencias patológicas hereditarias no siempre aprendidas sino dinámicas
(como alcoholismo, drogadicción, impulsos criminales, etc.)
6. Casos complejos donde ha fallado la Homeopatía o cualesquier medicina
dinámica pueden encontrar gran mejoría en el empleo intercurrente de estos
remedios, los cuales tienen la capacidad de movilizar la Energía Vital en
grado máximo.
7. Casos que bordean la incurabilidad (o en pacientes definitivamente
incurables puede intentarse con cautela el empleo de los Nosodes con
resultados muy alentadores).
Indicaciones Clínicas de los Nosodes.

La acción de los Nosodes en general tiene indicaciones precisas en dos etapas


clínicas fundamentales
a) La etapa de la agresión (con respecto a la Noxa o estimulo enfermante), y
b) La etapa de la perturbación inmunológica.

a) La etapa de la agresión, a su vez se puede dividir en:


1. Agresiones externas: Donde entrarían los traernos por vacunas,
antibióticos y quimioterapia (en su sentido dinámico).
2. Agresiones internas: Que comprende los efectos y manifestaciones de
los tres miasmas de Hahnemann, los tres grandes procesos morbosos
que dan lugar a todas las patologías ulteriores, la Psora, la Sycosis y
la Syphillis.
b) La etapa de la Perturbación Inmunológica.
Es la indicación clínica original de los Nosodes, utilizándolos como
bioterápicos o Isoterápicos.

Los bioterápicos o Nosodes tienen una doble cualidad, pues pueden tener
aplicaciones bioterapéuticas (de acuerdo a su origen y con base a una semejanza
etiológica, patológica o nosológica) o indicaciones homeopáticas (cuando han sido
sometidos a la experimentación pura clásica de la Homeopatía). Ambas perspectivas de
aplicación no entran en conflicto entre sí sino que se complementan y expresan los
diferentes niveles de Semejanza.
Así, los Bioterápicos pueden tener una doble cualidad:
1) Una cualidad Homeo-terapéutica.
2) Una cualidad Bioterpéutica.

En síntesis, cada Bioterápico que haya sido sometido a experimentación


farmacológica según la metodología de Hahnemann sera un Homeoterapéutico, estas
cualidades homeopáticas implican la aplicación de la ley de la Semejanza y habrán de
considerar la semiología homeopática en sus aplicaciones e indicaciones. En estos casos
será preciso indagar sobre los síntomas (subjetivos) y los signos (objetivos), así como la
naturaleza causa y accidental del síndrome individual en cuestión.

La segunda modalidad en la aplicación clínica del Bioterápico o Nosode, es la


noción de la cualidad etiológica. Es esta la que será específica en un Isopático (de
acuerdo al doctor Lux), la indicación estará dirigida a la etiología conocida o supuesta.

Los grandes Nosodes, medicamentos profundos y de acción más miasmática,


tienen además la capacidad de incidir a nivel inmunológico tanto en las afecciones
agudas en desarrollo como en los estados crónicos de evolución lenta.

A lo largo de la historia de la Homeopatía, diversos autores han expresado sus


opiniones e indicaciones sobre los Nosodes, de este acervo se pueden recuperar lo
siguiente:
Pierre Schmidt, al cual ya se le ha mencionado y al que se le considera el
continuador de la obra de Kent, menciona que “al igual que los medicamentos reactivos,
como Sulphur, Nux vomica, Cuprum u Opium, los Nosodes pueden estar indicados
cuando un caso no reacciona al remedio que se eligió de acuerdo a la Semejanza y
según el arte y la doctrina”. En este caso todos estos medicamentos tienen la capacidad
de hacer reaccionar a la Energía Vital en casos que tienden a estancarse clínica y
dinámicamente, a veces incluso sin aparente razón o sin que esté presente un elevado
nivel de deterioro tisular o patología.

El doctor Duprat, que a lo largo de su obra parecía desdeñar un tanto el empleo


de los Nosodes a nivel isopático, dice sin embargo: “Este recurso debe intervenir
cuando el medicamento se revele insuficiente, inactivo o aun en los casos en que no hay
correspondencia exacta con nuestra Materia Medica, y sobre todo, en los estados de alta
gravedad en los cuales se impone intentar cualquier acción para salvar al enfermo”. Así,
los Nosodes podrían considerarse activadores de la Energía Vital por excelencia,
aclaradores sintomáticos y movilizadores dinámicos de la presentación clínica del
paciente. Por su acción tan profunda son capaces de incidir aun en situaciones que
bordean la incurabilidad o con un muy elevado grado de intoxicación de cualquier clase.

Según la larga experiencia de los homeópatas y de los maestros clásicos de


la Homeopatía, la indicación formal de un Nosode es legítima y se sustenta en las
siguientes cinco circunstancias:

1. Cuando un remedio bien seleccionado y con un alto grado de semejanza ha


producido un cierto efecto terapéutico, pero éste no persiste o se detiene y la
acción benéfica del medicamento resulta insuficiente.
2. Cuando un enfermo tiene recaídas frecuentes e incluso mejora parcialmente
cuando se le prescribe su remedio de fondo. El Nosode en estos casos puede
contribuir a una más pronta recuperación. Sobre todo si se trata de una
recurrencia marcada, como resfriados repetidos, fiebre alérgica o repetición
periódica de ciertas afecciones. Si se trata de padecimientos pulmonares que
se presentan constantemente, se prescribirá, por ejemplo y de preferencia,
Tuberculinum. Si el caso se caracteriza por secreciones mucosas, se pensará
en Medorrhinum. En presencia de tumefacciones o proliferaciones tisulares
acompañadas de intenso dolor o muchas molestias, estaría más indicado
Syphillinum.
3. Cuando hubo una supresión a causa de un tratamiento bloqueador del
proceso natural de la enfermedad: supresión de erupciones en la piel, de la
transpiración, de la menstruación, y a consecuencia de lo cual el caso se
complica y, sobre todo, el remedio bien elegido y semejante no actúa.
4. Cuando un enfermo presenta los síntomas característicos de su patogenesia,
es decir, cuando su indicación se torna mucho más homeopática. Sobre todo
cuando están presentes sus síntomas mentales y generales; esta es la
llamada homeopatía del Nosode (la cual se caracteriza también por ser
altamente mental y tener indicaciones muy peculiares, fuera de lo común.
Los Nosodes homeopáticamente están muy indicados en casos con alta
complicación o densidad mental y emocional). Y, sobre todo:
5. Cuando después de la toma del caso del paciente (anamnesis), se presentara
aun una sola parte de la patogenesia del Nosode pero de manera
característica o cuando el enfermo sufrió una afección microbiana lejana
(infección) que ha influido en su bloqueo curativo y que impide que su
cuadro progrese, y que se detecte en los antecedentes personales. Como por
ejemplo antiguas escarlatinas, difteria, rubéola, sífilis, tuberculosis, etc.
(Incluso padecidas por los ancestros), y a partir de las cuales, el paciente
exprese, ya no siguió nunca igual.

Desde otra perspectiva parecida y desde la experiencia de los grandes autores, se


expresan las indicaciones siguientes, sobre todo para los Grandes Nosodes:

1. Cuando se encuentra en los antecedentes una intoxicación de cualquier


clase, el Nosode asegura un tipo de inmunización frente a ésta.
2. Cuando a pesar de prescribir el Similimum, el enfermo no tiene mejoría o
presenta otra recaída semejante a la anterior y ya no progresa más.
3. Cuando hay una supresión de las manifestaciones exonerativas (de las
secreciones y excreciones naturales o patológicas) de manera inoportuna o
por una causa exógena y la mejoría del paciente se detiene o su
medicamento semejante ya no actúa más.

Por lo que respecta a los nosodes “menores” (de no tan amplia patogenesia), será
preciso utilizarlos basándose en dos nociones o indicaciones:

1. Indicación etiológica: Cuando un enfermo presente un conjunto morboso, un


cuadro o síndrome sintomatológico especial o peculiar después de haber
padecido una varicela,, una difteria o cualquier cuadro bien identificable, y sobre
todo si este cuadro posterior se suele presentar cíclica o periódicamente a lo
largo de la historia del individuo; así, se elegirá para su prescripción
Morbillinum o Diphterotoxinum, por ejemplo, según sea el caso particular cada
vez.
2. Indicación clínica: Si se detecta en un enfermo un cuadro de síntomas
semejantes al conjunto morboso creado por un agente agresor específico, el
mismo agente, diluido y dinamizado, estará indicado de manera particular. Es
decir, cuando los síntomas se asemejen a un síndrome patológico producido por
un agente microbiano (bacteriano, viral o fúngico) específico, aunque no se trate
forzosamente del mismo cuadro.

En los estados agudos la prescripción de un nosode se efectuará según la


etiología del caso patológico en cuestión. Deberá ser, de acuerdo al doctor Schmidt, por
medio del “mismo”, el idéntico, es decir, por medio de la sustancia o agente patógeno
(virus, bacteria o toxina) que causa la enfermedad (aunque no sea siempre totalmente
exacto).
Siguiendo estas indicaciones se prescribiría:
-Morbillinum en el sarampión.
-Pertussinum en la tos ferina.
-Anthracinum en el ántrax, y
-Staphylotoxinum o Pyrogenium en los abscesos o furunculos.

Todas estas indicaciones, y de acuerdo a la evolución del cuadro, pueden ser


seguidas o precedidas de algún remedio con indicaciones más homeopáticas. En efecto,
un cuadro de forúnculos precisa la prescripción de Staphyloccinum o Staphylotoxinum,
pero puede estar relacionado con Anthracinum o Pyrogenium, según sea el caso. Pero
esta prescripción etiológica puede precisar, de acuerdo a su estado evolutivo e
individual, de una prescripción homeoterapéutica de Belladonna, Hepar sulphur o
Mercurius. Al inicio podría convenir Apis o Tarentula si se presentara una tendencia
flemosa acompañada de ardor, por ejemplo. Mercurius más adelante, si se tarde en
reabsorber; Echinacea o Lachesis, si la infección se agrava; Calcarea arsenicosa para
contribuir a la evolución y Silicea si se precisara drenar la supuración.

De este modo se pueden distinguir claramente las dos facetas clínicas: el estado
estático y directo de la Isoterapia, que tiene que ver y se sustenta sólo en la motivación y
en la indicación etiológica, y el estado dinámico, evolutivo e individual de la
Homeopatía, que concierne al individuo “en movimiento”, en su evolución patológica
única e irrepetible. Una de estas facetas es constante y la otra es variable, pero ambas
pueden complementarse.

Así, de acuerdo al mismo razonamiento, en una Erisipela, la constante será de


Anthracinum o Pyrogenium mientras que las variables podrían ir desde Bell., Rhus tox.,
Naja, Hepar hasta Mercurius o Sulphur incluso.
El herpes tendría la constante en la indicación de Vaccinotoxinum o
Staphyloccocinum, y las variables de Ranunculus bulbosus, Arsenicum, Rhus
toxicodedron o Croton tig.

Todos estos ejemplos nos pueden ayudar a comprender cuál es la prescripción de


la micro inmunoterapia dinamizada en los estados agudos y cual es su lugar en el vasto
sistema de la Terapia de los Semejantes.

Con respecto a los estados crónicos se reconocerá el empleo de los Nosodes de


acuerdo a la totalidad del individuo y, sobre todo, basándose en el perfil miasmático o el
sustento crónico del medicamento de fondo; así, a un paciente Sulphur se le puede
prescribir Psorinum; a un Phosphorico, Tuberculinum; y al paciente fluórico,
Syphillinum (Luessinum).

Por otro lado, deberán considerarse en los casos crónicos, tanto la evolución
biopatológica como sobre todo los antecedentes que puedan modificar el devenir de la
evolución y adaptación del individuo. De este modo será preciso indagar en la
anamnesis sobre los antiguos padecimientos mal resueltos o con consecuencias, aun
sutiles, en el perfil individual del enfermo.

Por todo lo anterior, se comprueba que los Nosodes y la Bioterapia en general,


no sólo no entran en conflicto con la Homeopatía sino que la pueden complementar y
sinergizar, siempre y cuando el homeópata tenga la suficiente sagacidad y capacidad de
observación para percibir el momento preciso en la constante danza de la evolución
humana que marcha –a ratos armónica, a ratos sincopada– al son de la individualidad
dinámica y del impulso de trascendencia de cada Ser Humano en particular.

En el presente texto se exponen todos los síntomas (mentales, generales y


particulares) de estos medicamentos así como sus indicaciones clínicas y terapéuticas,
incluyendo las patologías específicas que una vez individualizadas pueden encontrar
solución en alguno de estos remedios, con lo cual el homeópata podrá utilizarlos de
manera fluida, segura y con la certeza de una mejor respuesta. Se expone también un
breve esbozo del contexto histórico y teórico que los sustenta, así como algunas
clasificaciones fundamentales y opiniones de los grandes maestros clásicos y modernos.

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