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Y es en bajo este contexto y dentro de este marco teórico que se encuentran los
Nosodes, medicamentos de los que se ha hablado mucho y a los que se les ha
confundido conceptualmente en muchos sentidos y que en realidad se caracterizan por
su muy especial origen y sus mucho más profundas indicaciones. Los Nosodes son
medicamentos homeopáticos preparados con secreciones o tejidos patológicos, incluso
en algunos casos se preparan a partir de los propios gérmenes responsables de dichas
patologías. Dado que cualquier sustancia (o incluso energía) puede convertirse en un
medicamento homeopático, también estas sustancias son viables de esta transformación
y básicamente tienen las mismas características y aplicaciones del resto de los remedios,
aunque también se caracterizan por ser mucho más profundos, complejos y
movilizadores de la Energia Vital. Están indicados en toda clase de síntomas y cuadros
patológicos, aunque usualmente sus principales indicaciones son los casos complicados
o “difíciles”, especialmente si ha habido grandes y reiterativas supresiones o una
presencia miasmática muy significativa.
Continuando con la obra de Hahnemann, Hering, Lux, Gross y Staff fueron los
primeros homeópatas en manejar e introducir Nosodes en la farmacodinamia
homeopática. Estuvieron motivados por los resultados clínicos con medicamentos de
orígen tóxico así como con los venenos animales.
Los bioterápicos o Nosodes tienen una doble cualidad, pues pueden tener
aplicaciones bioterapéuticas (de acuerdo a su origen y con base a una semejanza
etiológica, patológica o nosológica) o indicaciones homeopáticas (cuando han sido
sometidos a la experimentación pura clásica de la Homeopatía). Ambas perspectivas de
aplicación no entran en conflicto entre sí sino que se complementan y expresan los
diferentes niveles de Semejanza.
Así, los Bioterápicos pueden tener una doble cualidad:
1) Una cualidad Homeo-terapéutica.
2) Una cualidad Bioterpéutica.
Por lo que respecta a los nosodes “menores” (de no tan amplia patogenesia), será
preciso utilizarlos basándose en dos nociones o indicaciones:
De este modo se pueden distinguir claramente las dos facetas clínicas: el estado
estático y directo de la Isoterapia, que tiene que ver y se sustenta sólo en la motivación y
en la indicación etiológica, y el estado dinámico, evolutivo e individual de la
Homeopatía, que concierne al individuo “en movimiento”, en su evolución patológica
única e irrepetible. Una de estas facetas es constante y la otra es variable, pero ambas
pueden complementarse.
Por otro lado, deberán considerarse en los casos crónicos, tanto la evolución
biopatológica como sobre todo los antecedentes que puedan modificar el devenir de la
evolución y adaptación del individuo. De este modo será preciso indagar en la
anamnesis sobre los antiguos padecimientos mal resueltos o con consecuencias, aun
sutiles, en el perfil individual del enfermo.