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Pontificia Universidad Javeriana

Facultad de teología
Métodos e interpretación Bíblica I
Julián Andrés Gélvez Hernández
Profesor: Carlos Montaño Vélez

Análisis Semántico

La Semántica es la ciencia que se encarga de estudiar el significado de los signos y las


secuencias de signos lingüísticos1, en otras palabras, es la encargada de aproximarse
críticamente al contenido que las expresiones lingüísticas tienen en sí mismas, a la carga
que poseen los lexemas, al mundo que encierra una palabra. Para comprender un texto es
necesario conocer el significado de las palabras, su carga semántica, de lo contrario se corre
el riesgo de interpretar palabras aisladas.

El texto de Egger presenta tres puntos importantes dentro del proceso de análisis
semántico que voy a presentar en esta relatoría: la semántica del texto, la semántica de la
palabra, del motivo y del campo léxico; y, el análisis narrativo.

1. La semántica del texto


En una primera lectura, quien se aproxima a un texto es capaz de generarse una idea
general del mismo, sintetizar al menos someramente su contenido y explicar, incluso
brevemente, sobre los puntos más importantes de él. Los contenidos de significado, o
unidades semánticas de un texto, pueden estar más o menos vinculados entre ellos, de modo
que al aproximarnos a un texto, tendemos a tejer relaciones de sentido de acuerdo a la
coherencia semántica que el autor se propuso. Sin embargo, el lector puede descubrir
siempre nuevos horizontes de sentido, conexiones semánticas o líneas de interpretación: “el
texto, tanto en virtud de su estructura como en virtud de la peculiaridad del acto de leer, no
es portador de un sentido claro y distinto, sino ‘el lugar de posibilidades de sentido’”2.
Ahora bien, hallar el sentido de un texto no es una tarea sencilla, requiere mucho
tiempo, cercanía con las familias semánticas que se presentan en el texto, cierto arraigo y
1
Ver: Egger, Lecturas del Nuevo Testamento, 114.
2
Ibíd., 117.

1
cultivo de índole personal y tiende siempre a vincular el conocimiento previo del lector. En
el caso de los textos bíblicos, por la distancia temporal, espacial, sociocultural, etc., que
divide al autor del lector, es preciso tener en cuenta los paralelos significativos tomados del
entorno3.

Para la realización del análisis semántico del texto hay tres caminos:

1.1. Inventario semántico


Consiste en la elaboración de una lista/inventario de las notas características de significado
de un texto, es decir, de las palabras que tienen una carga de significación importante.

Egger propone tres etapas para la elaboración del inventario: primero, reunir en
grupos los lexemas/palabras afines por su significado, en este punto es importante pensar en
categorías grandes que puedan abarcar cierto grupo de palabras porque si los grandes
campos semánticos son muy estrechos se dificultará la categorización en ellos, por eso es
importante reconocerlos con precisión; en adelante estos grupos de elementos serán
denominados “líneas de sentido”4. Hay, al menos, tres criterios que nos permiten establecer
vínculos semánticos: conceder privilegio a expresiones autosemánticas (es decir, excluir en
principio las preposiciones, conjunciones, negaciones y demás palabras de función),
identificar los lexemas que se repiten con cierta frecuencia y reconocer los vocablos
preferidos de un autor. Segundo, es preciso identificar las oposiciones semánticas presentes
en el texto; tercero, ordenar las líneas de sentido (grupos de lexemas) y las oposiciones para
construir grupos que las abarquen; y finalmente, como resultado de las tres etapas, se
elabora un cuadro semiótico, es decir, una representación gráfica de las relaciones entre los
elementos de significado5.

1.2. Procedimientos abreviados

3
Ibíd.
4
Ibíd., 119.
5
Ver: Ibíd., 120-121.Re

2
Son cinco puntos que permiten un análisis semántico del texto de una manera más rápida:
primero, volver a escribir el texto con otra disposición (columnas, sujetos, predicados,
objetos, diferentes colores, formas, esquemas, etc.); segundo, indicación sobria del
contenido, expresar brevemente qué dice el texto; tercero, redactar y comparar epígrafes,
que deben ser fieles al texto resumiendo su mensaje; cuarto, elegir el versículo más
importante, que a juicio del lector se convierte en cardo articulador de todo el texto; quinto,
comparación de textos afines (a través del aparáto crítico o de unas concordancias)6.

1.3. Informaciones adicionales


Son datos que brindan fuentes externas al texto para comprender mejor las líneas de
sentido, pueden tomarse de bibliografía especializada en el tema desde diferentes áreas del
conocimiento como la literatura, la antropología, la sociología, la historia, la paleografía,
etc.7.

Ejemplo: Mc 9,14-29
Hay varias líneas de sentido: los verbos de movimiento (llegar, expulsar), fenómenos de
posesión (poder, creer)

Las oposiciones son evidentes: muchedumbre/discípulos, no poder/poder,


demonio/Jesús, incredulidad/fe, atormentar/liberar, estar dominado/levantarse

La agrupación de las líneas de sentido y de las oposiciones da el siguiente resultado:


Muchacho poseso Salvación
Discípulos Jesús
Demonio
Atormentar Alzar
Impotencia Poder
Incredulidad Fe

6
Ver: Ibíd., 124-125.
7
Ver: Ibíd., 125-126.

3
Conclusión: “el poder/la impotencia es el elemento que recorre todo el texto: creer es tener
una fe que obra milagros; la fe se entiende como un orar lleno de confianza. El poseso se
halla bajo el poder del demonio; ese poder es quebrantado por Jesús”8

2. Semántica de la palabra, del motivo y del campo léxico


El significado de una palabra se encuentra en conexión con el contexto en que se emplea,
por tanto, aquí se estudia lo que un lexema significa en general y luego en un contexto
específico9. Hay dos caminos para identificar la semántica de los lexemas.

2.1. Significado dependiente del campo circundante


“Poner la mesa”, “se puso el sol”, “yo pongo mil”, “la gallina puso”, “le puso por nombre
Juan”; aunque en todos los casos estamos hablando del mismo verbo “poner”, sabemos que
esta es una de las palabras más polisémicas de la lengua española, por tanto es preciso el
contexto que nos indique cuál es el contenido semántico del verbo. Este contexto se
encuentra tejido por las relaciones que vinculan las palabras y que, en términos generales,
pueden ser de dos tipos: sintagmas, y paradigmas: el significado preciso de una palabra
depende de las relaciones sintagmáticas y paradigmáticas que son propias de la palabra” 10.
Los sintagmas se refieren a la unión lineal, en el ejemplo serían las palabras adicionales que
dan sentido a “poner”. Los paradigmas son expresiones que pueden ser intercambiadas y no
producen un cambio de significado, por ejemplo, “poner los cubiertos”.

Las relaciones entre expresiones suelen tener cierta fijeza, es decir, cierta estabilidad
que hace que se vinculen directamente unas palabras a otras; por ejemplo, “relinchar” con
“caballo”, “ulular” con “búho”, o “mujer”, “varón” y “niño” con “ser humano”. Ahora, un
motivo, es una relación fija que se establece entre una palabra y una carga semántica
gracias al uso frecuente, un ejemplo es “monte”, que en la Escritura se comprende como el
lugar donde hay revelaciones, el lugar de relación entre el hombre y Dios11. Un “campo
léxico” o “campo semántico” es la unión de palabras que aparecen periódicamente y que se
corresponden paradigmáticamente, por ejemplo, “prudente”, “sabio” y “astuto”.
8
Ibíd., 128.
9
Ibíd., 134.
10
Ibíd., 136.
11
Ver: Ibíd.

4
2.2. Significado como suma de notas semánticas
Muchos lexemas se relacionan con otros a través de elementos de significado, a esto se
llama “notas semánticas” que, además, permiten diferenciarse. Por tanto, una parte del
análisis semántico implica descomponer una palabra o grupo de palabras en sus notas
semánticas para identificar lo propio de cada lexema.

Para realizar el análisis semántico de palabras, motivos o campos semánticos, hay


tres puntos importantes que resalta Egger12: primero, averiguar el contexto sintagmático y
paradigmático, esto supone cotejar una palabra o una expresión en un diccionario,
concordancias u otras herramientas; segundo, analizar los componentes principalmente a
través de comparación de unos lexemas con otros. Este segundo punto tiene varias etapas:
escoger palabras afines u opuestas en cuanto a significado, formular las oraciones en las
que aparecen los lexemas para intentar comprender su contexto o sintagmas, coordinar las
notas características (quizá con la ayuda de unas concordancias); como resultado se obtiene
una matriz gráfica de trabajo. Tercero, analizar los motivos y campos léxicos, para
reconocer la periodicidad de aparición de un lexema en conexión con una significación.

Ejemplo: ¿Qué carga semántica posee el lexema “apóstol? Egger presenta una
matriz que permite comprender el análisis semántico del lexema que él aplicó13:

3. Análisis
narrativo
El análisis narrativo
estudia la índole y la función de las narraciones, y se ocupa principalmente de dos líneas de

12
Ver: Ibíd., 138-140.
13
Ibíd., 141.

5
sentido: las acciones y los personajes14, y sobre este inventario se basan muchos análisis
modernos.

Egger propone dos modelos para el análisis de secuencias de acciones: el primero


considera la narración como una apertura de posibilidades, consiste, fundamentalmente, en
descubrir los puntos neurálgicos del relato en los que la narración pudo tomar otro rumbo,
como representación grafica resulta un árbol de consecuencias; el segundo consiste en
combinar los motivos, en fijar la atención en las pequeñas unidades de acción y la relación
que existe de ellas en el relato15.

Para el análisis de personajes hay también dos modelos: el de actantes, que reduce a
tres pares el número de personajes que intervienen un relato (sujeto-objeto, emisor-
receptor, auxiliador-adversario); y el de comunicación e interacción, que supone relacionar
los personajes a través de la influencia verbal o no verbal de uno sobre otro y la respectiva
reacción.

La realización del análisis narrativo tiene dos pasos importantes: la transformación


del texto en un objeto homogéneo de investigación, para ello es preciso convertir los
discursos en acciones (por ejemplo, remplazar “¡sal de él!”, un discurso, en “exigencia”,
una acción) y ordenar las acciones cronológica o causalmente; y el análisis propiamente tal
que supone la determinación de los puntos neurálgicos (puntos en que la narración pudo
transcurrir de otra manera) y la determinación de las relaciones entre los personajes16.

Ejemplo: Mc 10,46-52
1. Convertir los discursos en acciones17
Jesús dice: llamadle Hacer venir
Llaman al ciego Llamarle
Jesús pregunta Preguntar por el deseo
Él dice: que vea Respuesta: oración con confianza
14
Ver: ibíd., 144.
15
Ibíd., 148-150
16
Ver: 152-154.
17
Ibíd., 157.

6
Jesús dice: vete Petición concedida

2. Identificar las alternativas de narración18

3. Armazón de motivos19
Aparición del necesitado de ayuda, clamor pidiendo socorro, repudio (lo mandan callar),
renovado clamor, establecimiento de relación (Jesús lo manda llamar), palabras de aliento y
consuelo, preparación escénica, exploración, súplica pidiendo curación, palabras de
curación, comprobación del milagro, demostración.

18
Ibíd., 158.
19
Ibíd., 159.

7
4. Relación de personajes20

El ciego ante Jesús: petición llena de


confianza, ir en seguimiento
Jesús ante el ciego: llamar, curar
La multitud ante el ciego: obstaculizar,
ayudar

20
Ibíd., 160.

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