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Liliana Márquez Escoto

Control 5. María Isabel Navarro Segura, “Las fundaciones de ciudades y el pensamiento


urbanístico hispano en la era del descubrimiento”, Scripta Nova. Revista electrónica de
geografía y ciencias sociales, Vol. X, núm. 218 (43), 1 de agosto 2006.

Periodo 1492- 1530: evolución de fórmulas, técnicas y ejemplos medievales, definido por
planteamientos renacentistas en torno a las descripciones de la Jerusalén y la profecía
franciscana, en torno a la consolidación de un proyecto de ciudad conforme a la utopía
cristiana (1499- 1505), plasmada en la ciudad de Granada, Valencia y las fundaciones en
el Nuevo Mundo (1505- 1530).

Periodo de 1452- 1482. Final de las seis Edades del Mundo, descritas en las crónicas
medievales. En general se caracteriza por la conquista de Santos lugares con un periodo
intenso entre 1487 y 1504, hasta el fallecimiento de la Reina Isabel, seguido por un
periodo de gobierno de Carlos V (1504- 1530). Un primer periodo de fundaciones y otro
de réplica de las mismas. Consecuencias de los campamentos militares, formas de
asentamiento temporales.

Aportaciones del trazado medieval, sobre todo durante gobierno de Carlos X: defensa
militar, expresa en la distribución de damero, una especie de juego de ajedrez: trazado
rectangular, cuadrado o circular depende de la configuración del terreno.

La práctica política civil militar hacia el siglo XIV, con la secularización de elementos
teológicos, religiosos y morales, tres fuerzas sociales: Iglesia (oradores), señoríos
(defensores) y ciudades (labradores).

Con el cambio del derecho común a las intenciones legislativas de la Corona, se vio
reflejado en la consolidación de las “Partidas” que entre sus artículos contaron con uno
exclusivo para la fundación de villas y los actos de regimiento o justicia que en su
interior debían llevarse a cabo.

El símil entre ciudad y cuerpo es algo propio también de la ciudad medieval, a raíz de la
Bula Unam sanctum con fecha de 1302, en la cual se mantiene la jerarquía de la autoridad
espiritual sobre la autoridad civil, modelo en el cual la cabeza fue la iglesia y los órganos
internos el comercio y la administración, siguiendo lo postulado por Caro Borja, quien
recuerda a la distribución espacial romana fundamentada en la castramentación
rectangular con un centro ocupado por la iglesia parroquial y la plaza principal,
circundado por un orden de calles que le conectan al medio, arriba y abajo, y al mismo
mantienen el orden jerárquico: la nobleza y administrativos en el medio, los oficios
arriba y los labradores abajo.
Respecto al franciscanismo se especifica que esta idea de ciudad utópica quería ser
expresada en los territorios recién conquistados. El Dotzé del Cretià (1381) obra de
Francesc Eiximenis, cuenta en su tomo 12 con un Regimient de la cosa pública, en la que se
establecen una serie de valores como la manifestación de la justicia, la virtud y el orden.

En el texto se esclarecen los principios para la distribución de la ciudad con base en los
elementos jerárquicos pero también geográficos, para evitar la generación de
enfermedades, promover el comercio, etc. se debe guardar la armonía en su interior, tal
como lo refiriera la Política de Aristóteles. En su obra se observan también conceptos
sobre lo público y lo social en tanto apuntaba los oficios que debían desempeñarse en la
ciudad, la cantidad de ellos porque cada uno apunta algo a la comunidad.

Un último aspecto a destacar de este periodo es la carga simbólica al interior de la


ciudad, dónde se lee la normativa moral y religiosa expresa en diferentes espacios.

La fundación de Santa Fe de Granada incorporó estos elementos relacionados con la


Política de Aristóteles pero siguiendo un proceso peculiar de “organización, asedio,
conquista y repartición” orquestado por el rey Fernando, siguiendo a la autora. Este
proceso implicó el sitio de Granada con huestes procedentes de diversos reinos católicos
y a partir de las Actas de Repartimiento, se pusieron manos a la obra, a partir de un
emplazamiento que se comenzó a construir durante el sitio, cerca del campamento
militar, denominado Santa Fe.

Francisco de Bovadilla fue el encargado del repartimiento de tierras entre los vecinos de
Santa Fe, para lo cual se hizo una especie de censo en el cual se ubicaron 200 vecinos,
cada uno con su ocupación como labrador, caballero u hombre de oficios, a cambio ellos
debían generar huertas y olivares para mantener un matrimonio allí por cinco años,
pero el aspecto sustancial de la ciudad, establecer una casa, no quedó ahí determinado.
Todos estos vecinos quedaron exentos de tributos en 1499.

Las conquistas de las Islas Canarias: Gran Canaria (1483), La Palma (1493) y Tenerife
(1496), por Alonso Fernández de Lugo. LA incorporación del terreno insular tiene
implicaciones geográficas pero sobre todo jurídicas, para considerarles en cierta forma
independientes con la Legislación Real que tenía como base el derecho común, pero se
hicieron las ordenanzas y estatutos propios para las islas. En la praxis, la isla de Gran
Canaria fue escenario de un proceso de exterminio y esclavitud de los indígenas de la
Isla, a pesar de la Corona prohibirlo e intentar promover el repartimiento de las tierras
para su poblamiento, entre los que estaban incluidos los indígenas que debían formar
pueblos. Caso contrario a la Isla de Tenerife, con la ciudad de San Cristóbal de La
Laguna de la cual se dice que contó con elementos de la formalización urbanística que se
había venido trabajando: la idea cristiana de regularidad, concepción del núcleo urbano
ideal por lo social pero también por el territorio, considerando el emplazamiento de
esto.

En este sentido el emplazamiento de La Laguna tenía un trasfondo económico planteado


por Alonso Fernández de Lugo para establecer relaciones con comerciantes genoveses y
florentinos cuya base era la obligación económica de contribución con lo agrícola y
ganadero por parte de los vecinos de la ciudad, mientras que el comercio se encontraría
reservado a los comerciantes y sus contactos personales, para hacerlo utilizó el texto de
Platón como sustento teórico.

Un modelo de colonización quedó establecido jurídicamente hasta 1572, en las “Leyes


de Indias” que proponía a la ciudad como cede de control económico y político,
mientras que la ciudad ideal se describió en la literatura como Magnesia, se suman los
elementos de crecimiento proporcional y las divisiones funcionales de la ciudad.

La Laguna se encontraba conformada por nueve agrupaciones tribales que habitaban


aquel espacio, tras la conquista se conformaron doce aldeas cada una con su zona
productiva en la cual se mezclaron dos modelos económicos, el de la autosubsistencia y
el de la producción para el comercio exterior, en general funcionó como un espacio de
prueba para este tipo de modelos de ciudad utópica.

Finalmente la conformación de las ciudades americanas tuvieron dos fuentes teóricas


importantes: la política de Aristóteles y los diez libros de Vitribio, en los que se fundió la
primera, sin embargo las condiciones locales ponían en jaque los estatutos teóricos ahí
vertidos, el primero de ellos y tal vez el más importante: los mantenimientos o la
producción de alimento y acceso al agua.

Relata la autora que las primeras fundaciones en territorio americano fueron parte de un
proceso desigual en el que el “conquistador” tuvo un peso sustancial en la toma de
decisiones y fundaciones de ciudades en las costas, a pesar de los estatutos que lo
vetaban, pero no fueron los únicos autores, y los frailes también adquieren un carácter
relevante, entre ellos Fray Nicolás de Ovando, quien en ocho años comenzando en 1501
realizó la fundación de 15 villas con base en San Cristóbal de La Laguna y Santa Fé de
Granada.

La autora destaca un documento con fecha de 1513, la Instrucción que el rey Fernando
otorgó a Pedrarias de Dávila de conformar y organizar la disposición de una ciudad, al
igual que se hiciera después con Hernán Cortés.

El carácter jurídico administrativo de estas fundaciones se tornó diverso, con elementos


como las Capitales Virreinales, las Ciudades Puertos, las Ciudades Cabezas de
Audiencias, Ciudades sede de Capitanías Generales y otras que se fueron fundando
conforme una función específica, como las ciudades mineras o las ciudades
institucionales, pero el principal problema fue también la tierra fértil para obtener
recursos.

A manera de cierre, la autora señala algunos textos en los que se puede encontrar
información sobre la representación de las ciudades.

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