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Universidad Autónoma del Estado de México

Facultad de Arquitectura y Diseño


Teoría del Proyecto Arquitectónico

Ana Camila Roa Velázquez

Las ordenanzas
de Felipe II
La ordenanza de Felipe II del año
1573 y la construcción de ciudades
coloniales españolas en la América.

En 1492, Cristóbal Colón llegó a La Española y construyó la fortaleza "La Navidad" con los
restos de la "Santa María". Al año siguiente, estableció la aldea "Isabel", considerada por
algunos como la primera ciudad española en el Nuevo Mundo, pero fue rápidamente
abandonada. Otras aldeas en la isla también tuvieron un destino similar. La ciudad de
Santo Domingo, fundada por Bartolomé Colón en 1496 o 1498, marcó el inicio efectivo
de la urbanización española en América.

Los intentos de poblamiento y urbanización se replicaron en Cuba y tierra firme, con


lugares como Santiago, La Habana, San Sebastián de Urabá, Nombre de Dios y Santa
María la Antigua del Darién. La fundación de Panamá por Pedrarias Dávila en 1519 se
destacó como la primera fundación urbana seria desde las instrucciones reales de 1513.

En 1519, Hernán Cortés fundó Villa Rica de la Vera Cruz en México, un hito crucial en la
colonización y urbanización de México. Aunque no era una ciudad en el sentido
completo, fue un punto de apoyo en la conquista. La expedición de Cortés fue un acto
político que buscaba legitimarse, aprovechando la autonomía de las ciudades
españolas en América, que tenían poder para nombrar sus autoridades, recaudar
impuestos y administrar justicia, siendo centros de poder legal.

Hernán Cortés utilizó la fundación de Veracruz en México como un medio para


establecer un municipio independiente, centrado en el poder legal que emana
directamente del rey de España, sin depender del gobernador de Cuba. Las autoridades
nombradas en Veracruz legalmente nombraron a Cortés como capitán y gobernador de
la provincia, informando al rey posteriormente. Esto marcó un cambio significativo en su
posición, pasando de subalterno insubordinado a gobernador legal de la provincia
recién conquistada.

La construcción de Veracruz se realizó apresuradamente con la colaboración de la


población local, soldados y partidarios de Cortés. La ubicación exacta de la primitiva
Veracruz no se conoce con certeza, ya que la ciudad fue posteriormente trasladada.
Posteriormente, después de la toma de Tenochtitlán, Cortés decidió construir la Ciudad
de México en el sitio de la capital azteca destruida en 1522. Los trabajos de
construcción comenzaron sin un plan definido, pero hacia 1523 o 1524, Alonso García
Bravo trazó un plano de la ciudad con una red de calles regulares y una plaza
rectangular en el centro. La concepción espacial de la ciudad posiblemente se inspiró
en tradiciones de construcción de ciudades con planos regulares del final de la Edad
Media, traídas por los conquistadores desde Europa. A pesar de que la mayoría de las
ciudades españolas en la península tenían distribuciones irregulares debido a la
topografía y la influencia de la urbanística musulmana, también existían ejemplos de
planos regulares en España, como Castellón de la Plana y Santa Fe.

Alonso García Bravo, quien trazó el plano de México, pudo haber sido uno de los
propagadores de la urbanística española en América. Algunos investigadores sostienen
que el plano de México refleja conceptos ideales de arquitectura y urbanismo del
Renacimiento italiano, influenciados por tratados de la época que eran conocidos en la
España del momento. También se mencionan conceptos similares de ciudades con
planos rectangulares en obras de autores españoles del Medioevo, como Francesc
Eiximenic y Rodrigo Sánchez de Avevalo.

La construcción de ciudades coloniales en América Latina fue fuertemente influenciada


por las experiencias de construcción de ciudades con planos regulares en España
durante el Medioevo tardío, así como por la lectura de tratados de arquitectura y
urbanismo de la antigüedad, el Medioevo español y el Renacimiento italiano. Estos
principios de construcción se reflejaron en las instrucciones y disposiciones reales
emitidas por las autoridades españolas para la edificación de ciudades en el Nuevo
Mundo.

Aunque las instrucciones reales eran generales en la época en que se inició la


construcción de la Ciudad de México, es probable que los constructores ya las
conocieran, ya que habían sido formuladas al menos diez años antes. Estas
disposiciones desempeñaron un papel fundamental en la conformación de la apariencia
de las ciudades coloniales en América, especialmente en la adopción de planos
geométricos regulares.

Sin embargo, además de estas influencias teóricas, las condiciones locales también
desempeñaron un papel importante en la configuración de la concepción general de los
planos regulares. La posibilidad de establecer una ciudad en un lugar deshabitado, no
utilizado económicamente y llano facilitaba la creación de planos geométricos
regulares. Esta forma de construcción de ciudades coloniales, en la que se partía de
cero en un terreno plano, era la más pura y práctica en esa época y en esas latitudes.
Desde los primeros momentos de la colonización española en el Nuevo Mundo, la
monarquía española mostró interés en la construcción de ciudades. En instrucciones
emitidas por Fernando el Católico en 1501 y por el Almirante Diego Colón en 1509, se
mencionaba la necesidad de fundar nuevas ciudades en La Española y se recomendaba
ubicarlas en lugares adecuados para la navegación y la vida de los colonos, pero no se
especificaban normas particulares.

Sin embargo, las instrucciones dadas a Pedrarias Dávila en 1513 y a Hernán Cortés en
1523 fueron más detalladas. Se enfatizaba la importancia de construir ciudades en
lugares costeros adecuados para el abastecimiento de agua y alimentos, la carga y
descarga de mercancías, y se sugería que fueran sitios saludables, con agua potable y
buen aire, cerca de bosques y tierras cultivables. Además, se describía un
procedimiento detallado para la fundación de ciudades, que incluía la medición de la
plaza, la ubicación de la iglesia, el trazado de calles y la elección de funcionarios.

Estas instrucciones revelaban la influencia de lecturas de autores como Vitruvio, Santo


Tomás de Aquino y teóricos europeos de urbanismo renacentista. También anticipaban
lo que se establecería de manera más detallada en la ordenanza de Felipe II en 1573.

Además de la Corona, los monjes desempeñaron un papel importante en la


urbanización del Nuevo Mundo, trabajando estrechamente con la Corona y fundando
aldeas especialmente para los indígenas con el propósito de estabilizar y cristianizar la
población. Estas aldeas debían contar con una iglesia y otras infraestructuras.

Desde los primeros momentos de la colonización española en América, se mostró un


interés significativo en la planificación y construcción de ciudades. Las instrucciones
reales y la influencia de lecturas teóricas contribuyeron a la creación de ciudades con
planos geométricos regulares, con plazas y calles, y una iglesia en el centro, elementos
que se convirtieron en característicos de las ciudades coloniales en el Nuevo Mundo.

La Ordenanza de Felipe II del 13 de julio de 1573 marca un hito importante en la


legislación española relacionada con la urbanización de las colonias en América. Esta
ordenanza consta de 148 parágrafos, de los cuales más de 20 se centran en el trazado
de planos y la construcción de nuevas ciudades, mientras que los demás regulan
aspectos políticos, sociales y económicos de las ciudades coloniales fundadas por los
españoles en el continente americano. La ordenanza sintetiza las instrucciones y
disposiciones reales, así como las experiencias de los conquistadores españoles y los
misioneros franciscanos y dominicanos en las primeras décadas de la colonización.
También refleja la influencia de los tratados teóricos de urbanismo de la antigüedad, la
Edad Media y el Renacimiento.
La ordenanza describe dos formas de fundar ciudades en las colonias:

1. Contrato con la Corona: Un empresario, al obtener una adjudicación para poblar un


pueblo de españoles, celebraba un contrato (asiento) con la Corona. Se le otorgaban
cuatro leguas cuadradas de tierra y se comprometía a fundar una ciudad con al menos
30 haciendas, cada una con ciertas provisiones. A cambio, el contratista recibía un
cuarto de las tierras municipales y era nombrado noble. Si no cumplía en el plazo
acordado, perdía sus derechos y debía pagar una multa.

2. Fundación por habitantes: En esta forma, al menos diez habitantes se unían para
fundar una ciudad sin la participación de un contratista. Los pobladores tenían la
responsabilidad de ejercer la jurisdicción civil y penal de primera instancia en la ciudad,
nombrar funcionarios municipales y construir la infraestructura necesaria.

La ordenanza también abordaba otros aspectos de la organización de las ciudades


coloniales, como la división en ciudades, villas y lugares, y las diferencias en su régimen
político y número de funcionarios municipales. Esta distinción se basaba en el tipo de
población que habitaba estos lugares, ya fueran blancos o indígenas.

La ordenanza establece principios clave para la fundación de nuevos centros poblados


en América colonial:

1. Ubicación adecuada: Se enfatiza la importancia de elegir lugares adecuados y


saludables para la fundación de nuevas ciudades. Estos lugares deben estar libres de
enfermedades, contar con un clima moderado y evitar altitudes extremas, lagunas y
pantanos. Además, se debe garantizar la disponibilidad de tierras para la agricultura,
pastos, madera y agua potable.

2. Respeto por los derechos de los indígenas: Se destaca la importancia de no


perjudicar a los indígenas locales y de obtener su consentimiento para la fundación de
nuevas ciudades. Esto refleja la política española de proteger los derechos de los
nativos y mantener relaciones pacíficas con ellos.

3. Orientación de la ciudad: Se recomienda que el plano de la ciudad esté


adecuadamente orientado según los puntos cardinales para evitar vientos dañinos. Esto
incluye orientar las esquinas de la plaza central en relación con las direcciones de los
vientos predominantes.
4. Espacio para el crecimiento: La ordenanza subraya la importancia de reservar
suficiente espacio libre en el plano de la ciudad para permitir su desarrollo futuro a
medida que aumente la población y las necesidades urbanas cambien. Esto rompe con
las concepciones medievales de límites urbanos fijos y promueve la planificación a largo
plazo.

5. Diferenciación entre ciudades costeras e interiores: La ordenanza distingue entre


ciudades ubicadas en la costa y en el interior. Las ciudades costeras deben tener
acceso al mar desde el norte y evitar que el mar esté al sur o al oeste. Esto tiene en
cuenta las condiciones climáticas y de navegación.

6. Trazado de calles: Se establece que las calles de la ciudad deben trazarse desde la
plaza central, siguiendo las recomendaciones de teóricos renacentistas y antiguos
como Vitruvio. Esto permite una planificación urbana ordenada y facilita la movilidad.

En resumen, la ordenanza de Felipe II de 1573 proporcionó pautas detalladas y prácticas


para la fundación de nuevas ciudades en América colonial, basadas en principios
teóricos de la antigüedad y el Renacimiento, así como en las experiencias de los
colonos españoles. Estas pautas buscaban garantizar la salud, el crecimiento y el
desarrollo sostenible de las ciudades en el Nuevo Mundo. El análisis de las ordenanzas
de Felipe II es esencial para entender la evolución política, religiosa y económica de
España en el siglo XVI y su impacto a largo plazo en la historia de la nación. Estas
regulaciones reflejan la visión de un monarca que buscaba consolidar el poder de la
corona y fortalecer su influencia en todos los aspectos de la vida española.

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