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No existe una regla general para evitar la insolvencia. Sin embargo, es posible aprovechar
el modelo “Z” para detectar posibles circunstancias que se estén presentando en la empresa que
pudieran empeorar con el paso del tiempo, al grado de llegar a la quiebra.
A través del análisis discriminante múltiple para predecir la quiebra, es posible determinar
con gran precisión si una empresa está en peligro de llegar a la bancarrota. Y mejor aún,
proporciona al ejecutivo financiero una herramienta adicional para evaluar la situación actual e
histórica de la empresa.
Así que, aprovechemos esta herramienta, que puede significar una gran diferencia el día
de mañana para su empresa.
El EBITDA, aunque no forma parte del estado de resultados de una compañía, está muy
relacionado con él. Constituye un indicador aproximado de la capacidad de una empresa para
generar beneficios considerando únicamente su actividad productiva, eliminando de esta
manera, la subjetividad de las dotaciones, el efecto del endeudamiento o la variabilidad o arbitrio
del legislador de turno en materia impositiva.
El EBITDA se calcula a partir del resultado final de explotación de la empresa, sin incorporar los
gastos por intereses e impuestos, ni las disminuciones de valor por amortizaciones o
depreciaciones, con el objetivo último de mostrar el resultado puro de explotación de la
empresa. Por este motivo, los elementos financieros (intereses de la deuda), tributarios
(impuestos), cambios de valor del inmovilizado (depreciaciones) y de recuperación de la
inversión (amortizaciones) deben quedar fuera de este indicador.
La importancia del EBITDA radica en la sencillez de su cálculo, aunque conviene hacer varias
aclaraciones que pueden llevar a una mala interpretación del mismo: