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En esta etapa deben realizarse los ajustes entre las metas de crecimiento económico y las
disponibilidades para el gasto educativo. La planificación pasa entonces de una fase donde
se manejan cifras objetivas, a otra en donde las decisiones políticas toman cuerpo, y en
donde la subjetividad de los tomadores de decisiones cobra fuerza.
Ante la interrogación ¿educación para qué y para quién?, la respuesta es para el sistema
productivo, sin valorar los fines propios de la educación, como herramienta del crecimiento
social y del desarrollo y bienestar de los individuos, o para obtener los beneficios de la
cultura y de las artes, que valen la pena cultivarse por sí mismas, y por el placer y la
felicidad que le ofrecen a la población.
DESARROLLO SOCIAL Y PLANIFICACION EDUCACION
Es sabido que los primeros teóricos del desarrollo económico limitaron su análisis a los
factores directamente productivos. La educación quedaba así al margen del cuadro
económico, lo que equivalía a considerarla exclusivamente como un resultado del
desarrollo, como una comodidad o un servicio. Pero la práctica les obligó pronto a cambiar
de parecer, o si se prefiere, a caer en cuenta de su olvido.
Entre desarrollo y educación ha de existir una estrecha relación, es fácil advertirlo. Basta
tener en cuenta que la educación tiene por objeto la formación de los hombres y con ello la
preparación de la sociedad futura. Todo esfuerzo por promover el desarrollo, ha de
acompañarse, por tanto, de un esfuerzo educativo. Es sintomático en este sentido,
comprobar cómo todas las ideologías progresistas están directamente interesadas en las
cuestiones educativas.
La planificación económica trata de prever el futuro y, al hacerlo, toma decisiones sobre los
principales factores de la producción, tales como la tierra, el trabajo, el capital y las
habilidades empresariales. Entre estos factores resalta el capital humano, que puede
conceptualizarse como la suma de habilidades y conocimientos acumulados por las
personas en sus vidas, ya sea mediante procesos educativos formales, como los que suceden
en un centro escolar, o en procesos informales que se dan en la vida diaria. Para que la
educación se convierta en capital, es necesario que rinda un beneficio para alguien.
Un sistema educativo puede ser eficiente en la medida en la que aumente el valor de los
factores de la producción. Cuando los educadores logran alguna innovación, esta debe
aplicarse de inmediato en la mejora de todos los procesos educativos que se llevan a cabo
en el territorio nacional, pues indirectamente esto permite un aumento del PIB.
CONCLUSIÓN