Está en la página 1de 1

w16 julio págs.

18-20
00:00

“No tengas miedo. Yo [...]


te ayudaré”
ES TARDE en la noche y va caminando por la calle.
De pronto, se da cuenta de que lo están siguiendo.
Cuando se detiene, deja de escuchar los pasos detrás
de usted; cuando acelera el paso, quien lo persigue
también lo hace. Entonces, comienza a correr hasta
llegar a la casa de un amigo. Cuando le abre la puerta y
lo recibe, usted respira aliviado.

Quizás nunca ha experimentado algo parecido, pero tal


vez esté pasando por una situación que lo tenga muy
preocupado. Por ejemplo: ¿está luchando con una
debilidad que le gustaría superar, pero comete el
mismo error una y otra vez? ¿Hace tiempo que
no encuentra trabajo a pesar de sus esfuerzos? ¿Le
preocupa llegar a la vejez y tener problemas de salud?
¿Hay algún otro problema que le esté quitando el
sueño?

No importa a qué problemas se esté enfrentando,


seguramente le gustaría tener un amigo a quien
contarle lo que le preocupa, alguien que pueda
ayudarlo cuando lo necesite. ¿Sabía que ya tiene un
amigo así? Es Jehová mismo. Él es su amigo, tal como lo
fue de Abrahán, según indica Isaías 41:8-13. En el
versículo 10, Jehová les dice a sus siervos: “No tengas
miedo, porque estoy contigo. No mires por todos lados,
porque soy tu Dios. Yo ciertamente te fortificaré.
Yo cierta y verdaderamente te ayudaré. Sí, yo
verdaderamente te mantendré firmemente asido con
mi diestra de justicia”. Y en el versículo 13, añade:
“Porque yo, Jehová tu Dios, tengo agarrada tu diestra,
Aquel que te dice: ‘No tengas miedo. Yo mismo
ciertamente te ayudaré’”.

“TE MANTENDRÉ FIRMEMENTE


ASIDO”
¡Qué palabras tan reconfortantes! Tratemos de vernos
en la escena que Jehová describe en estos versículos.
No dice que Jehová vaya caminando de la mano con
nosotros, aunque esta sería una idea animadora. Si ese
fuera el caso, la mano derecha de Jehová tomaría
nuestra mano izquierda. Pero no es así. Jehová, con su
“diestra [o mano derecha] de justicia”, tiene agarrada
nuestra mano derecha, como si nos estuviera sacando
de una situación difícil. Mientras lo hace, nos fortalece
con estas palabras: “No tengas miedo. Yo mismo
ciertamente te ayudaré”.

¿Ve usted a Jehová como un padre cariñoso y un amigo


que lo ayudará cuando tenga problemas? Él se
preocupa por usted y está decidido a ayudarlo. Quiere
que se sienta seguro cuando enfrenta dificultades. ¿Por
qué? Porque lo ama de verdad. Sin duda es “una ayuda
que puede hallarse prontamente durante angustias”
(Sal. 46:1).

SENTIMIENTOS DE CULPA POR


ERRORES DEL PASADO
Algunos se atormentan por los errores que cometieron
en el pasado, y se preguntan si Dios los ha perdonado.
Si usted se siente así, piense en Job, un hombre fiel que
reconoció que había cometido errores en su juventud
(Job 13:26). David también se sintió mal y le rogó a
Jehová: “De los pecados de mi juventud y de mis
sublevaciones, oh, no te acuerdes” (Sal. 25:7). Todos los
humanos son imperfectos, todos “han pecado y
no alcanzan a la gloria de Dios” (Rom. 3:23). Eso nos
incluye a nosotros.

Las palabras del capítulo 41 de Isaías estaban dirigidas


principalmente al pueblo de Dios de la antigüedad. Sus
pecados eran tan graves que Jehová decidió castigarlos
deportándolos a Babilonia (Is. 39:6, 7). Sin embargo,
cuando se escribió este mensaje, Dios ya estaba
pensando en el futuro, cuando liberaría a quienes se
arrepintieran y volvieran a él (Is. 41:8, 9; 49:8). En la
actualidad, Jehová es igual de misericordioso con los
que de verdad quieren obtener su aprobación (Sal.
51:1).

Piense en lo que le pasó a Takuya,* que estaba tratando


de dejar los hábitos inmundos de ver pornografía y
masturbarse. ¿Cómo se sentía? “Creía que no valía nada
—cuenta él—, pero cuando le supliqué a Jehová que me
perdonara, me sacó del pozo en el que estaba”. ¿Cómo
lo ayudó Jehová? Los ancianos de su congregación le
dijeron que los llamara si tenía una recaída. Él
reconoce: “No era fácil llamarlos, pero me fortaleció las
veces que lo hice”. Luego, los ancianos le pidieron al
superintendente de circuito que le hiciera una visita de
pastoreo. El hermano le dijo a Takuya: “No estoy aquí
por pura casualidad. Estoy aquí porque los ancianos me
pidieron que te visitara. Te escogieron personalmente
para que recibieras esta visita de pastoreo”. Takuya
recuerda: “Yo era el que estaba pecando, y aun así
Jehová vino en mi auxilio mediante los ancianos”. Igual
que le pasó a este hermano, Dios lo levantará a usted si
ha caído.

LA PREOCUPACIÓN POR
NO ENCONTRAR TRABAJO
Algunos están muy preocupados porque perdieron su
trabajo y no han conseguido otra fuente de ingresos.
Imagínese cómo se sentiría si se negaran a contratarlo
una y otra vez. Hay quienes pierden la autoestima
cuando esto les pasa. Pero Jehová puede ayudarlo.
¿Cómo? Quizás no le dé el trabajo ideal enseguida, pero
puede ayudarlo a recordar lo que dijo David: “Un joven
era yo, también he envejecido, y sin embargo no he
visto a nadie justo dejado enteramente, ni a su prole
buscando pan” (Sal. 37:25). Así es: usted vale mucho
para Jehová. Y él, con su “diestra de justicia”, puede
ayudarlo a conseguir lo necesario para seguir
sirviéndole.

¿Cómo puede ayudarlo Jehová si se queda sin trabajo?

Sara, que vive en Colombia, comprobó que Jehová


utiliza su poder para rescatarnos de situaciones difíciles.
Trabajaba para una compañía de prestigio y, aunque el
trabajo no era fácil, le pagaban bien. Pero ella quería
servir más a Jehová, así que dejó su empleo y se hizo
precursora. No obstante, le costó encontrar un trabajo
de tiempo parcial. Puso una heladería, pero poco a
poco se le acabó el dinero y tuvo que cerrarla. “Pasaron
tres largos años —cuenta—, pero, gracias a Jehová,
pude seguir siendo precursora”. Aprendió a ver la
diferencia entre los lujos y las necesidades, y a
no inquietarse por el día siguiente (Mat. 6:33, 34). Con
el tiempo, la llamaron de su antiguo empleo y le
ofrecieron el puesto que tenía antes. Ella dijo que
volvería, pero solo trabajando a tiempo parcial y si el
horario le permitía predicar e ir a las reuniones.
Es cierto que Sara ya no gana tanto como antes, pero
sigue sirviendo de precursora. Al recordar aquellos
momentos difíciles, comenta: “Sentí la mano y el cariño
de Jehová”.

CUANDO AUMENTA LA INQUIETUD


POR ENVEJECER
A muchos les preocupa qué harán cuando lleguen a
una edad avanzada. Tal vez han alcanzado la edad de
jubilarse y se preguntan si tendrán lo suficiente para
vivir con comodidad el resto de su vida. También les
inquietan los problemas de salud que quizás tengan
más adelante. Seguramente fue David el que le rogó a
Jehová: “No me deseches en el tiempo de la vejez;
justamente cuando mi poder está fallando, no me
dejes” (Sal. 71:9, 18).

¿Qué pueden hacer los siervos de Dios para dejar de


preocuparse por el futuro? Tienen que seguir
fortaleciendo su fe en Dios, confiando en que él les
dará lo que necesiten. Por supuesto, si han tenido
ciertos lujos, quizás ahora deban acostumbrarse a
llevar una vida más sencilla y aprender a conformarse
con menos. Tal vez descubran que también se puede
disfrutar más de “un plato de legumbres” que de “un
toro cebado”, e incluso puede que sea mejor para su
salud (Prov. 15:17). Si pone en primer lugar el servicio a
Jehová, tenga la seguridad de que él cubrirá sus
necesidades hasta en la edad avanzada.

José y Rose con Tony y Wendy

Por ejemplo, fíjese en el caso de José y Rose, que están


en el servicio de tiempo completo desde hace más de
sesenta y cinco años. Por un tiempo, tuvieron que
cuidar al padre de Rose, que necesitaba atención
constante. Además, José tuvo que someterse a
quimioterapia y a una operación por culpa del cáncer.
¿Les ha tendido Jehová la mano a estos fieles
hermanos? Desde luego. Se ha valido de Tony y Wendy,
un matrimonio de la congregación que les ha dado un
apartamento donde vivir. Ellos estaban buscando unos
precursores a quienes ofrecérselo sin cobrarles alquiler.
Cuando estaba en la escuela secundaria, Tony siempre
veía por la ventana a José y a Rose salir a predicar.
Le encantaba la entrega que observaba en ellos. Esto
influyó mucho en él. Como José y Rose habían dedicado
por completo su vida a servir a Jehová, Tony y Wendy se
sintieron impulsados a ofrecerles el apartamento.
Desde hace quince años, ayudan a José y a Rose, que ya
tienen unos 85 años de edad. Este matrimonio mayor
considera a Tony y a Wendy como un regalo de Jehová.

Jehová también le está tendiendo a usted “su diestra de


justicia”. ¿La aceptará? ¿Se agarrará a quien le promete:
“No tengas miedo. Yo mismo ciertamente te ayudaré”?

Se han cambiado algunos nombres.

español Compartir Configuración


Copyright © 2020 Watch Tower Bible and Tract Society of
Pennsylvania
| Condiciones de uso | Política de privacidad | JW.ORG
| Iniciar sesión

También podría gustarte