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21
IMMANUEL KANT
Por OTFRIED HOFFE
BARCELONA
EDITORIAL HERDER
1 986
OTFRIED H OFFE
IMMANUEL KANT
BARCELONA
EDITORIAL HERDER
1 9 86
Versión castellana de DIORKI, de la obra de
ÜTFRIED HÜFFE, lmmanuel Kant,
Verlag C.H. Beck, Munich 1983
Modo de citar................................................................................................................ 9
Abreviaturas.................................................................................................................. 1O
l. Introducción ............................................................................................................. 11
2. El período precrítico................................................................................................ 22
2.1. Hogar, escuela, universidad .......................................................................... 22
2.2. Preceptor y primeros escritos ....................................................................... 24
2.3. Profesor famoso y magíster elegante........................................................... 27
5
Índice
6
Índice
7
Índice
8
MODO DE CITAR
Se cita a Kant según la Akademieausgabe; por ejemplo, Vil 216 =tomo VII,
página 216.
En la Crítica de la razón pura se indican los números de página de la primera
(A) o segunda (B) edición; por ejemplo, A 413 =primera edición, página 413.
En las cartas (por ejemplo, Briefe, 744/406), la primera cifra (744) designa la
que corresponde a la carta en la Akademieausgabe (volúmenes X-XIII); la segunda
(406), la que corresponde en la Philosophische Bibliothek (ed. por O. Schondürffer,
Hamburgo 2 J 972).
En la bibliografia ofrecida al final por capítulos, la referencia se hace por el
nombre de autor (si es preciso, añadiendo el año de aparición) y el número de pági
na; en caso de varias ediciones o reimpresiones, la cita se efectúa según la edición
no puesta entre paréntesis.
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ABREVIA TURAS
10
1. Introducción
ll
Introducción
12
Introducción
13
Introducción
14
Introducción
15
Introducción
16
Introducción
17
l. BIOGRAFÍA E ITINERARIO FILOSÓFICO
19
l. Biografia e itinerario filosófico
20
Biografia e itinerario filosófico
21
2. El período precrítico
22
Hogar, escuela, universidad
23
l. Biografía e itinerario filosófico
24
Preceptor y primeros escritos
25
l. Biografía e itinerario filosófico
26
Profesor famoso y «magíster>> elegante
27
l. Biografía e itinerario filosófico
28
Profesor famoso y «magíster» elegante
29
l. Biografía e itinerario filosófico
30
3. La filosofía transcendental crítica
31
l. Biografía e itinerario filosófico
32
Hacia la crítica de la razón pura
33
l. Biografia e itinerario filosófico
34
La filosofía transcendental crítica
35
l. Biografía e itinerario filosófico
36
E l conflicto con la censura
37
l. Biografía e itinerario filosófico
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E l conflicto con la censura
39
I. Biografía e itinerario filosófico
40
La obra de la vejez
3 .4 . La obra de la vejez
41
l. Biografía e itinerario filosófico
42
La obra de la vejez
43
l. Biografía e itinerario filosófico
44
Il. lQU É PUEDO SABER?
LA CR ÍTICA DE LA RAZÓ N PURA
45
II. La crítica de la razón pura
46
El campo de batalla de la metafísica
47
JI. La crítica de la razón p u ra
48
E l campo de batalla de la metafísica
49
II. La crítica de la razón pura
50
La revolución copernicana
51
II. La crítica de la razón pura
52
La revolución copemicana
53
Il. La crítica de la razón pura
54
La metafísica como ciencia
A priori - a posteriori
55
11. La crítica de la razón pura
Analítico-sintético
56
La metafísica como ciencia
57
II. La crítica de la razón pura
58
La metafísica como ciencia
59
Il. La crítica de la razón pura
60
¿contienen las matemáticas juicios sintéticos a priori?
61
II. La crítica de la razón pura
62
¿contienen las matemáticas j uicios sintéticos a priori?
63
11. La crítica de la razón pura
64
E l concepto de lo transcendental
65
II. La crítica de la razón pura
66
El concepto de lo transcendental
67
I I . La crítica de la razón pura
68
5. La estética transcendental
69
II. La crítica de la razón pura
70
Sensibilidad y entendimiento
71
II. La crítica de la razón pura
Sensibilidad Entendimiento
72
Sensibilidad y entendimiento
El objeto indeterminado
· E l objeto como fenómeno
(conceptualmente) de una i n determinado por el entendi
tuición empírica es e l fenó miento se l lama objeto.
meno.
Las formas puras ,de la in Los conceptos puros del en
tuición son el espacio y el tendimiento son las categorías.
tiempo.
Juicio
73
11. La crítica de la razón pura
74
El espacio y el tiempo como formas a priori
75
II. La crítica de la razón pura
76
La fundamentación transcendental de la geometría
77
ll. La críüca de la razón pura
78
La fundamentación transcendental de la geometría
79
1 1. La crítica de l a razón pura
80
Realidad empírica e idealidad transcendental
81
6. La analítica de l os conceptos
82
Conceptos empíricos y conceptos puros
83
H. La crítica de la razón pura
84
Conceptos empíricos y conceptos puros
85
II. La crítica de la razón pura
ros, no son algo que oculte la verdad. Por lo contrario esas formas
y conceptos posibilitan la verdad, al menos la verdad de los obje
tos, de las realidad<:s tal como se ofrecen a nosotros y no como
son en sí. La materia tampoco puede presentarse como cosa en sí,
contrariamente a lo que ·afirma el materialismo. Aun las ciencias
naturales más rigurosas permanecen inexorablemente en el terre
no de los fenómenos.
Las formas puras de la intuición no se yuxtaponen a la intui
ción matemática y empírica, sino que son su condición de posibi
lidad. Igualmente las categorías no se agregan a los conceptos
empíricos, sino que son el presupuesto para su uso objetivo. Las
categorías -tal es la tesis de la analítica de los conceptos- son las
condiciones originarias del sujeto, sin las cuales no es posible la
unidad conceptual de una intuición dada. Análogamente a la es
tética transcendental, Kant culmina su demostración en dos pasos
discursivos; a ambos precede un proceso de abstracción: el aisla
miento del factor «pensamiento» frente a todos los otros factores
del conocim iento. El primer paso, la deducción metafisica, mues
tra cómo se encuentran los conceptos puros del entendimiento y
dónde se ubican, mientras que el segundo, la deducción transcen
dental, explica cómo las categorías, aun surgiendo de la esponta
neidad del entendimiento y siendo por tanto subjetivas, son sin
embargo imprescindibles para la constitución de los objetos y, por
tanto, objetivamente válidas.
86
La deducción metafísica de l as categorías
87
I I. La crítica de la razón pura
88
La deducción metafisica de las categorías
l . Cantidad
U niversales Unidad
Particulares Pluralidad
Singulares Totalidad
2. Cualidad
Afirmativos Realidad
Negativos Negación
Infinitos Limitación
3. Relación
Categóricos In herencia y subsistencia
(substancia y accidente)
H í Potéticos Causalidad y dependencia
(causa y efecto)
Disyuntivos Comunidad
(acción recíproca entre el agente
y el paciente)
4. Modalidad
Problemáticos Posibi lidad-imposibilidad
A sertóricos Existencia-no existencia
Apodícticos Necesidad-contingencia
89
II. La crítica de la razón pura
La tarea
90
La tarea
91
11. La crítica de la razón pura
92
La autoconciencia transcendental
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II. La crítica de la razón pura
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La autoconciencia transcendental
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11. La crítica de la razón pura
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La autoconciencia transcendental
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II. La crítica de la razón pura
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La limitación de las categorías a la experiencia posible
99
II. La crítica de la razón pura
1 00
La limitación de las categorías a la experiencia posible
101
11. La crítica de la razón pura
1 02
7. La analítica de los principios
1 03
II. La crítica de la razón pura
1 04
7 . l . La teoría del esquematismo
1 05
11. La crítica de la razón pura
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La teoría del esquematismo
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II. La crítica de la razón pura
1 08
La teoría del esquematismo
rías. Pero esta objeción cae por tierra teniendo en cuenta que los
esquemas transcendentales se basan en la forma i ntuitiva de la
temporalidad, en la mera sucesión, y n o en el tiempo empírico
computab fe con el reloj . Por eso, al contar, se i ntuye la cantidad
como pura sucesión independientemente de lo que se cuenta: pri
mero uno, luego otro, que con lo anterior suma dos; luego otro,
que suma tres, etc.
El esquematismo transcendental de Kant no es un artificio su
perfluo destinado a la crítica de la razón, sino que surge de la rea
lidad misma, y esto se constata en u n breve análisis de los esque
mas de la substancia y la causalidad: Para que se pueda afirmar
ante ciertos hechos empíricos, por ejemplo el hecho de mojarse la
cal le, que ésta sufre una modificación, se requiere, en el estado
seco como en el húmedo, un mismo sujeto, precisamente la calle
como algo subyacente (subsistencia, substancia), que sufre un
cambio accidental: primero está seca y luego m ojada. Este recono
cimiento presupone que el sujeto, la calle, tiene una duración en
el tiempo. Por eso el esquema de la substancia debe ser la repre
sentación de algo que subyace bajo un «accidente», expresando
el «subyacern en la i magen pura del tiempo; tal es la figura de
la permanencia (de la substancia), que ofrece al mismo tiem
po la imagen del cambio en la permanencia: de los accidentes.
Pero la duración de la realidad en el tiempo, a pesar de los acci
dentes variables, es exactamente el esquema de la substancia
(B 1 83).
Para poder aplicar la categoría de la causalidad a una p lurali
dad intuitiva, no basta afirmar que ciertos acontecimientos tem
porales se suceden unos a otros: la humedad de la calle sigue a la
l luvia. En efecto, la mera sucesión, como muestra H ume y reco
noce Kant, n o justifica aún una relación de causa-efecto. Hay que
afirmar además que la sucesión no se basa en la i mpresión subjeti
va sino en la cosa misma, porque se produce conforme a una regla
(por ejemplo: el agua h umedece lo seco). Por eso el esquema de la
causalidad es, según Kant, l a sucesión de fenómenos sometidos a
una regla (ibíd.).
1 09
II. La crítica de la razón pura
1 10
Los principios del entendimiento puro
111
I I . La crítica de la razón pura
1 12
Los principios del entendimiento puro
1 13
11. La crítica de la razón pura
1 14
Los principios matemáticos
1 15
1 1 . La crítica de la razón pura
1 16
La permanencia de la substancia
La permanencia de la substancia
1 17
II. La crítica de la razón pura
118
La permanencia de la substancia
1 19
II. La crítica de la razón pura
El principio de causalidad
1 20
El principio de causalidad
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II. La crítica de la razón pura
1 22
El principio de causalidad
123
1 1. La crítica de la razón pura
1 24
Los postulados del pensamiento em pírico
125
11. La crítica de la razón pura
1 26
1
,:#. -·
8. La dialéctica transcendental
8 . l . La lógica de la apariencia
1 27
11. La crítica de la razón p u ra
algo más que una época transitoria, quizás extraviada, del espíritu
occidental (cf. B X X X I ). La metafisica se basa en el interés de la
razón por alcanzar lo incondicionado. El conocimiento obtiene de
la intuición un material indeterminado; el entendimiento presta
al material la unidad determinada mediante los conceptos y los
principios; la razón, en fin , intenta llevar el conocimiento con
ceptual a la unidad suprema. Pero esta unidad suprema es una
condición que no está a su vez condicionada; es lo incondiciona
do. Mediante lo incondicionado, que Kant llama también idea
(transcendental), «el entendimiento alcanza la coherencia general
consigo mismo» (B 3 62); lo incondicionado ofrece la unidad sinté
tica de toda la experiencia. Por eso la búsqueda de lo incondicio
nado parece algo obvio y constituye incluso la prolongación
indeclinable de todo conocimiento; esa búsqueda entra en el inte
rés natural de la razón.
Kant permite que la razón satisfaga ese interés, para destruir
luego su pretensión cognitiva. La coherencia general del entendi
miento consigo mismo no es, en efecto, imprescindible para la
constitución del entendimiento ni para su tarea cognoscitiva. El
progreso en el conocimiento hasta lo incondicionado no implica
una necesidad objetiva, sino sólo subjetiva. El entendimiento bus
ca reducir «al menor n úmero posible el uso general de sus con
ceptos mediante comparación de los mismos» (B 3 62).
Kant califica a la razón de facultad cognitiva superior (B 3 55),
pero esta expresión e s equívoca. En efecto, el punto capital de l a
dialéctica transcendental e s la tesis d e que l a razón puede pensar
lo incondicionado, mas no lo puede conocer. Las ideas transcen
dentales se refieren a «algo que abarca todas las experiencias, pero
que nunca es un objeto de experiencia>> (B 3 67). M ientras que el
entendimiento crea esa unidad primaria que permite transformar
la pluralidad indeterminada de la intuición en un contenido obje
tivo, la razón crea una unidad de segundo grado. Lleva los con
ceptos unificadores del entendimiento a una ulterior unidad. Pero
la unidad secundaria no es necesaria para la constitución del obje
to; no puede ampliar el conocimiento.
La razón logra su aspiración en la búsqueda de la unidad su
prema. No encuentra sólo una idea transcendental, sino tres ideas,
a tenor de la división wolffiana de la metafisica especial: lo incon
dicional como unidad absoluta del sujeto pensante, que es el obje-
1 28
La lógica de la apariencia
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II. La crítica de la razón pura
1 30
La crítica de la psicología racional
13 1
11. La crítica de la razón pura
1 32
11 :t
1
La crítica de la psicología racional
133
11. La crítica de la razón pura
1 34
8.2.2. La crítica de la cosmología transcendental
135
I I . La crítica de la razón p u ra
1 36
La crítica de la cosmología transcendenta l
Tesis A ntítesis
l . (Cantidad)
El mundo es limitado en el El mundo es infinito en el
tiempo y el espacio. tiempo y el espacio.
2. (Cualidad)
Toda substancia compuesta Ninguna cosa compuesta
en el mundo consta de partes consta de partes simples, y no
si mples, y lo que existe es sim- existe nada simple en el mun
ple o está compuesto de ele- do.
mentas simples.
3 . (Relación)
Además de la causalidad se No existe la libertad, sino
gún leyes de la naturaleza, es que todo sucede en el mundo
necesaria una causalidad de la con arreglo a las leyes de la na
libertad para la explicación de turaleza.
los fenómenos.
4. (Modalidad)
El mundo exige un ser ne- No existe un ser necesario,
cesario como parte o como ni en el mundo ni fuera del
causa del mismo mundo como su causa.
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II. La crítica de la razón pura
1 38
La crítica de la cosmología transcendenta l
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I I . La crítica de la razón pura
1 40
La crítica de Ja teología natural
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I I . La crítica de la razón pura
1 42
La crítica de la teología natural
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1 1 . La crítica de la razón pura
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La crítica de la teología natural
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II. La crítica de la razón pura
1 46
La demostración ontológica de Dios
147
11. La crítica de la razón p u ra
148
La demostración cosmológica de Dios
(
haber, pues, un ser infinitamente perfecto, cuya noción está en
nuestra mente; este ser se llama Dios. En la forma kantiana, la de
mostración cosmológica parte de l presupuesto más general de que
existe algo; arranca pues de Leibniz más que de Descartes. Nadie
discute este supuesto; tampoco Kant. Lo cuestionable es el otro
supuesto según el cual, si algo existe, debe existir un ser necesario
como su causa.
El primer paso en la demostración cosmológica dice: Todo lo
que existe de modo contingente debe tener u na causa que, si es a
su vez contingente, exige igualmente una causa, etc., hasta que la
serie de causas contingentes subordinadas termina en una causa
necesaria. Sin una causa necesaria y, como tal, no necesitada de
explicación, no tendríamos la explicación completa ni podríamos
fundamentar suficientemente lo contingente en su existencia efec
tiva. Desde el término demostrativo del primer paso, el ser nece
sario, el segundo paso de la argumentación concluye la existencia
de la realidad suprema, que es Dios.
Kant ve en esta demostración «toda una serie de pretensiones
dialécticas ilegítimas» (B 637). Hay que observar, en efecto, que el
principio transcendental que permite concluir de lo contingente
una causa «sólo tiene sentido en el mundo sensible, y fuera de él
no tiene ninguno» (ibíd.) Descartes comete este error cuando en
su segundo argumento utiliza la categoría de la causalidad para
objetos no perceptibles. También el intento de aplicar la categoría
de necesidad a objetos que rebasan toda experiencia y para conce
bir a Dios como ser necesario induce a la razón a u na extraña
.
ambigüedad: «No se puede evitar ese pensamiento, pero tampoco
se puede admitirn (B 64 1 ) En efecto, un ser necesario que existe
eternamente como fundamento de todas las cosas, formula aún la
1 49
I I . La crítica de la razón pura
pregunta: «Pero lde dónde vengo yo?» (ibíd.). Así se abre la posi
bilidad de una pregunta ulterior, y la noción cosmológica de Dios
no ofrece lo que debe ofrecer: una respuesta definitiva a toda inte
rrogación, un soporte último de todo ser. La razón busca una
respuesta definitiva, pero no puede encontrarla.
La objeción más importante contra la demostración cosmoló
gica es según Kant la siguiente: Las reflexiones cosmológicas cris
talizan en una demostración de Dios cuando se concluye desde el
concepto de ser necesario el concepto de ser realísimo. En este
punto no cabe ya la experiencia; al igual que en la demostración
ontológica, el argumento concluye partiendo de meros conceptos.
Además, los dos conceptos de ser necesario y ser realísimo son de
igual comprensión, de suerte que cabe invertir el segundo paso del
argumento cosmológico («el ser realísimo es absolutamente nece
sario») y se obtiene exactamente el argumento ontológico: El ser
absolutamente necesario es el ser más real e incl uye la existencia
en su concepto. Así la demostración cosmológica cae bajo la mis
ma crítica que la demostración ontológica. Parece una nueva
demostración, pero no lo es.
1 50
La demostración físico-teológica de Dios
151
II. La crítica de la razón pura
1 52
Las ideas como principios de la i ntegridad del conocer
1 53
ll. La crítica de la razón pura
1 54
Las ideas como principios de la integridad del conocer
pero las ideas juegan con una integridad absoluta, y por tanto, con
algo ilimitado. Las ideas se deben pues a una facultad que va más
allá del entendimiento ligado a la experiencia: la razón.
Pero la triple integridad del conocimiento: u nidad, pluralidad
y continuidad del conocimiento es una exigencia de la razón, pero
sólo puede realizarse mediante el enten dimiento. Las ideas de la
razón no designan ciertos elementos sobrenaturales que puedan
sustitui r la falta de explicaciones naturales. Invitan por el contra
rio a los científicos a no conformarse con las explicaciones defi
cientes y a explorar constantemente fundamentos reales. Las ideas
de la razón tienen un sentido apelativo y heurístico; dan impu lso
al entendimiento para el progreso en las ciencias: «El conoci
miento humano comienza con i ntuiciones, pasa a los conceptos y
concluye en las i deas» (B 7 30).
La teoría kantiana de las i deas regu lativas de la razón puede
entenderse como un aporte a aquella n ueva lógica que Bacon y
muchos después de él postularon. Con el avance de la ciencia mo
derna, se creó un Nuevo órgano de las ciencias (Bacon, 1 6 20) para
sustituir el antiguo órgano (en griego, instrumento; designa los es
critos lógicos de Aristóteles). Se contrapone como ars inveniendi
(arte de encon trar lo nuevo) al tradicional «arte de demostrar>>
(ars demonstrandi). Pero Kant no formula en l a dialéctica unas
reglas concretas del nuevo método, sino sólo pri nci pios generales
de juicio que ponen de manifiesto el significado y la racional idad
del conocimiento siempre progresivo de la real idad y liberan su
propia fuerza demostrati va.
Teniendo en cuenta que la experiencia o la suma de experien
cias no logra la integridad plena del conocimiento, el ideal racio
nal de integridad es un objetivo siempre presente en la investiga
ción, pero nu nca alcanzable. Si en un cuadro el punto de fuga se
encuentra fuera de la imagen y sin embargo define la perspectiva,
de igual modo la investigación científica se atiene a las ideas de la
razón sin alcanzar en n i ngún punto temporal la integridad abso
luta. Si se toma el punto de fuga de la i nvestigación por un objeto
propiamente dicho y se supone que los principios del progreso in
vestigador han fundado una ciencia objetiva, que sería la metafísi
ca especulativa, surge la apariencia dialéctica. Lo que las ideas de
la razón expresan es un norte que sirve de guía a los científicos,
sin que nunca lo alcancen del todo. Las ideas de la razón son
155
11. La crítica de la razón pura
1 56
Las ideas como principios de la i n tegridad del conocer
1 57
III. lQU É DEBO HACER? LA FILOSOFÍA MORAL
Y DEL DERECHO
1 59
I II. La fi losofía moral y del derecho
1 60
La filosofía moral y del derecho
161
Ill. La filosofía moral y del derecho
1 62
9. La crítica de la razón práctica
163
111. La filosofía moral y del derecho
1 64
La ética como moralidad
165
III. La filosofía moral y del derecho
1 66
La ética como moralidad
1 67
III. La fi losofía moral y del derecho
1 68
La ética como moralidad
1 69
III. La fi losofía moral y del derecho
1 70
•'•
171
111. La fi losofía moral y del derecho
1 72
El concepto de imperativo categórico
1 73
III. La fi losofía moral y del derecho
1 74
Máximas
1 75
III. La fi losofía moral y del derecho
1 76
Generalización
Generalización
1 77
III. La filosofía moral y del derecho
Ejemplos
1 78
Ejemplos
Deberes morales
precisos im precisos
para con uno mismo proh ibición del suicidio prohibición de descuidar
el desarrollo de las
propias facultades
1 79
l l l . La fi losofía moral y del derecho
1 80
Ejemplos
18l
lll. La filosofía moral y del derecho
1 82
La autonomía de la voluntad
ello sea lícito (véase XXVII l 3 8s, 448) mentir. A pesar de ello no
queda excluido -aunque Kant no lo admite- que una situación
sea plurivalente, que se presenten diversos deberes al mismo tiem
po y que sus exigencias apunten en distintas direcciones.
La posibilidad de la plurivalencia de la situación no es un pro
blema ético, sino conducta!; pero ofrece una importante conse
cuencia ética que Kant niega acaso indebidamente: puede darse
una colisión de deberes. Si en una situación determinada la vera
cidad entra en conflicto con el deber de ayudar -aunque una posi
ción neta suele ser más rara de lo que se supone- entonces proce
de una ponderación concreta de ambos deberes. Cabe buscar
principios superiores, más formales, que sirvan de orientación
para emitir el juicio ponderado. Pero estos principios superiores
deben ser morales y no pueden apelar a ventajas personales o a
sentimientos de simpatía. De lo contrario sería lícito mentir cuan
do uno mismo o un amigo se halla en peligro y habría que ser
veraz cuando se trata de un enemigo o un extraño. El principio
superior que decida sobre el conflicto entre el deber de veracidad
y el deber de ayuda ha de ser justo como principio moral y debe
ser universalmente válido. En este sentido ese principio superior
es una máxima que aparece como categóricamente vinculante en
el experimento mental de la generalización.
1 83
III. La filosofía moral y del derecho
1 84
'
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La autonomía de la voluntad
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I I I. La filosofía moral y del derecho
1 86
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La autonomía de la vol untad
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Ill. La filosofía moral y del derecho
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El hecho de la razón
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III. La filosofía moral y del derecho
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El hecho de la razón
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Ill. La filosofía moral y del derecho
1 92
El hecho de la razón
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10. Filosofía de) derecho y deJ Estado
1 94
Filosofía del derecho y del Estado
1 95
III. La filosofía moral y del derecho
1 96
El concepto racional del derecho
1 97
III. La fi losofía moral y del derecho
1 98
El concepto racional del derecho
1 99
III. La fi losofía moral y del derecho
200
E l concepto racional del derecho
20 1
III. La filosofía moral y del derecho
202
La fundamentación de la propiedad
203
111. La filosofía moral y del derecho
204
La fundamentación de la propiedad
205
111. La fi losofía moral y del derecho
206
La fundamentación de la propiedad
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III. La filosofía moral y del derecho
208
'
J
La fundamentación del Estado de derecho
209
111. La filosofía moral y del derecho
2 10
La fundamentación del Estado de derecho
21 1
111. La fi losofía moral y del derecho
212
La fundamentación del Estado de derecho
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III. La filosofía moral y del derecho
214
La fundamentación del Estado de derecho
215
III. La filosofía moral y del derecho
2 16
'
· · '¡
El derecho penal estatal
217
III. La fi losofía moral y del derecho
218
'
·�
El dmcho penal o;total
219
I II. La filosofía moral y del derecho
220
El derecho penal estatal
22 1
Ill. La fi l osofía moral y del derecho
222
IV. ¿Q U É PUEDO ESPERAR? LA FILOSOFÍA DE
LA HI STORIA Y LA DE LA RELIGI Ó N
223
IV. La fi losofía de la h istoria y la de la religión
224
1 1 . La historia como progreso jurídico
225
IV. La filosofía de la historia y la de la religión
226
La historia como progreso jurídico
227
IV. La filosofía de la historia y la de la religión
228
La hi storia como progreso jurídico
229
IV. La filosofía de la h istoria y la de la religión
VII 8 5 -87).
Kant afirma así, antes que el historiador y sociólogo francés
Alexis de Tocqueville ( 1 808- 1 859), que al menos desde la revolu
ción francesa vivimos en una época donde los pueblos, pese a
múltiples resistencias, buscan unas formas de Estado más justas y
con esta aspi ración dan un sentido a la historia. En todo caso, el
progreso jurídico no parece depender ya del antagonismo que
mueve a la naturaleza humana, sino más bien de la aspiración a
2 30
La h istoria como progreso jurídico
231
1 2. La religión de la razón práctica
232
La inmortalidad del alma y la existencia de Dios
233
IV. La filosofía de la h istoria y la de la religión
2 34
La i nmortalidad del alma y la existencia de Dios
235
IV. La filosofía de la historia y la de la religión
236
El mal radical
menzar con una revelación. Por eso una teoría puramente filosó
fica sobre la religión debe mantenerse «dentro de los límites de la
razón», como reza el título del escrito kantiano, sin afirmar que
toda religión emane «de la mera razón (sin revelación)» (Fak.,
VII 6 ).
Dando por su puesto que la fi losofía no puede negarle de entra
da a la revelación cristiana su pretensión de poseer la verdad,
Kant arranca de una posible unidad de la teología filosófica y la
teología bíblica (Re/., VI l 2s). Guiado por la hipótesis de una
coincidencia entre la revelación y la razón pura, Kant l leva a
cabo una nueva interpretación de los acontecimientos bíblicos
que, además de su carácter filosófico, tiene connotaciones teológi
cas. El lema h .e rmenéutico adecuado para esa interpretación obli
ga a entender las afi rmaciones de la Biblia como proposiciones
morales que hacen referencia a la naturaleza humana, dotada de
disposiciones buenas y malas. De este modo la religión cristiana
pasa a ser en última instsincia la religión natural, aun siendo reve
lada: una religión a la que «los hombres pueden y deben llegar
mediante el simple uso de su razón» (Re/., VI 1 5 5).
Ya el título de la primera parte del escrito sob re la religión
enuncia la famosa tesis de la «coexistencia del principio malo jun
to al bueno, o del mal radical en la naturaleza humana». Kant
aborda con esta afirmación el tema del pecado original. El mal no
se encuentra sólo en este o aquel individuo sino en todo el género
humano y es anterior a las acciones concretas. A pesar de ello el
mal no nace de una predisposici ó n biológica sino que debe atri
buirse a la libertad del hombre.
El homb re no sólo es malo, sino radicalmente malo, y ésta
es la segunda afirmación parcial. Kant afirma que el hombre no es
malo esporádicamente, sino desde su raíz. Como demuestra una
re iterada experiencia que excusa de toda demostración formal, el
hombre no posee sólo, en opinión de Kant, inclinaciones natura
les que son indiferentes en lo moral. Posee también una tendencia
a hacer de las incli naciones naturales la ú ltima motivación de su
conducta. De este modo el hombre se enfrenta a la ley moral, a
pesar de ser consciente de esta ley. Esa rebelión contra la ley mo
ral significa algo más que la mera fragilidad e im perfección; es
«maldad», es decir, la tendencia a adoptar máximas perversas. No
se trata por otra parte de hacer el mal por el mal, cosa que sería
237
IV. La filosofía de la historia y la de la religión
238
El mal radical
239
IV. La fi losofia de la historia y la de la religión
240
El mal radical
24 1
V. LA EST É T ICA FILOSÓ FICA
Y LA FILOSOFÍA DE LO ORG Á N ICO
243
V. La estética filosófica y la filosofía de lo orgánico
24 4
Análisis real y fu nción sistemática
245
V. La estética filosófica y la filosofía de lo orgánico
246
La fundamentación crítica de la estética
Lo bello
247
V. La estética filosófica y la filosofía de lo orgánico
248
La fundamentación crítica de la estética
249
V. La estética fi losófica y la fi losofía de lo orgánico
2 50
La fundamentación crítica de la estética
251
V. La estética filosófica y la filosofía de lo orgánico
2 52
La fundamentación c rítica de la estética
Lo sublime
253
I'
,1
1
V. La estética filosófica y la filosofía de lo orgánico
1
no inmenso cuando se agita en tempestades . . . reducen al mínimo
nuestra capacidad de resistencia en comparación con su poder.
Pero su visita resulta tanto más atractiva cuanto más fo rmidable
aparece, a condición de encontrarnos en lugar seguro; y califica
mos estos fenómenos de sublimes porque elevan la energía aními
ca por encima de su nivel habitual y nos hacen descubrir en nos
otros una capacidad de resistencia de un tipo totalmente distinto,
que nos da fortaleza para enfrentarnos al poder aparentemente
absoluto de la naturaleza» ( KU , V 26 1 ). El hombre se siente en
esos momentos superior a la realidad externa; se reconoce como
un ser moral que puede compararse con la poderosa naturaleza y
que i ncluso está por encima de ella.
1 3 . 3 . La teleología crítica
254
Entre la teleología universal y el mecanicismo universal
255
V. La estética filosófica y la filosofía de lo orgánico
256
La finalidad en los organismos
257
V. La estética fi losófica y la filosofía de lo orgánico
258
La función regulativa de la teleología
259
V. La estética filosófica y la filosofía de lo orgánico
2 60
La función regulativa de la teleología
26 1
VI. I NFLUENCIA DE KANT
263
VI. Influencia de Kant
264
Primera difusión y crítica
265
VI. Influencia de Kant
266
El idealismo alemán
(Aenesidemus , 1 792).
. . .
267
VI. Influencia de Kant
268
El idealismo alemán
269
VI. I nfluencia de Kant
2 70
Kant fuera de Alemania
1 4. 3 . Kantfuera de A lemania
271
VI. Influencia de Kant
272
El neokantismo
1 4 .4. El neokantismo
273
VI. I nfluencia de Kant
2 74
El neokantismo
275
VI. Influencia de Kant
276
Fenomenología. existeneialismo y otras corrientes
277
VI. Influencia de Kant
27 8
Después de la segunda guerra mundial
2 79
V I . I n fl uencia de Kant
280
Después de la segunda gue rra mundial
281
APÉNDICE
Tabla cronológica
283
Apéndice
284
BIBLIOGRAFÍA
A. Obras de Kant
285
Bibliografía
B . Obras de consulta
C. Estudios
1 . Obras generales
286
Bibliografía
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Bibliografia
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PROCEDENCIA DE LAS ILUSTRACIONES
297
ÍNDICE ONOMÁ STICO
299
Índice onomástico
3 00
Índice onomástico
30 1
Índice onomástico
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Índice onomástico
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ÍNDICE DE MATERIAS
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Índice de materias
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Índice de materias
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Índice de materias
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Índice de materias
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Índice de materias
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Índice de materias
311