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• Stephen Ullmann (Capítulo 4 ss2)

La Semántica anterior al estructuralismo puede seguirse muy bien en una obra


accesible en español, que además incluye algunas anotaciones adaptadas a nuestra
lengua: se trata de Introducción a la semántica francesa (1952) de Ullmann; lo mejor
que puede hacerse es manejar directamente la obra y eso es lo que recomendamos,
pero no obstante nos cumple dar una idea de las doctrinas que allí se encierran y
ordenan.
A propósito de este semantista queremos decir que a veces, tras el estructuralismo y
no digamos tras los desarrollos posteriores, de manera un tanto banal y poco justa no
se le estima bien, o se le desconoce incluso. En las ciencias humanas, culturales o del
espíritu, ya queda dicho que la investigación posterior no invalida necesariamente la
anterior; para la anterior a los años sesenta del siglo xx, esta Introducción a la
semántica francesa de Ullmann sirve excelentemente de guía, aunque se halle
dedicada a la lengua francesa.
Vamos a sintetizar algunas de las afirmaciones o informaciones que nos va dando el
autor; lo que resulta doctrinalmente de mayor relieve lo abreviamos según cita literal,
para que la presente síntesis nuestra le sea más instructiva y eficaz al lector.
1) La ciencia semántica alcanzó su mayoría de edad en la lingüística francesa en
1913, fecha de edición del tomo dedicado a la semántica de la Gramática
histórica de K. Nyrop; entre nosotros, y aunque con ejemplos no siempre
castellanos, data según sabemos de 1917 una primera obra de semántica
española, casi lo único que existe de conjunto cerca de un siglo más tarde: la
del colombiano P. Félix Restrepo.
2) En cualquier proceso significativo encontramos tres componentes: significante,
significado (‘imagen o idea de la cosa’) y la cosa significada. Significante,
significado y cosa son “los tres términos presentes en toda constelación
significativa”. El significante evoca al significado; el significado se relaciona con
la cosa; pero el significante es arbitrario, no existe relación inmediata entre él y
la cosa: se da pues una relación “mediata” entre significante y cosa, lo que los
escolásticos afirmaban con la fórmula <<Vox significant meidantibus
conceptibus>>. “La idea del árbol -define nuestro autor- hace surgir la palabra,
y a su vez la palabra hace pensar en la idea del árbol. Esta relación recíproca y
reversible es el hecho fundamental de toda semántica: la llamaremos
significación de la palabra. Entre las inmunerables definiciones propuestas para
este término conservamos pues ésta: la significación es la relación de
evocación recíproca que une al significante y al significado.
Se da en la lengua tal evocación recíproca ciertamente, pero hay a la vez una
relación mediata entre el significante y la cosa: vox significat meidantibus
conceptibus. Ullmann representa de esta manera gráfica a los integrantes del
hecho de la significación mediante un triángulo equilátero en cuyo vértice
superior sitúa el significado, en el vértice inferior izquierda sitúa el significante,
y la cosa se encuentra en el vértice inferior derecho (la base de este triángulo
se representa con línea discontinua).
3) Valores afectivos o afines. Afín a los valores afectivos de las palabras es su
efecto evocador. “A fuerza de figurar regularmente en la lengua de ciertos
medios o en ciertos tipos de estilos, las palabras adquieren una potencia
evocadora particular: no solamente nos hacen pensar inmediatamente en su
ambiente habitual sino que suscitan los sentimientos y las reacciones que este
ambiente nos aspira”. Aunque Ullmann advierte y es consciente de que el
análisis de estos efectos evocadores desborda los estudios semánticos, los
clasifica así:
1º Diferencias de tono: lengua familiar y lengua elevada.
2º Diferencias sociales: diferencias jerárquicas (estratos sociales), y no
jerárquicas (grupos como los oficios, la Iglesia, las artes,…)
3º Diferencias geográficas: regionalismos, préstamos.
4º Diferencias biológicas: generacionales, de sexo, hablar infantil.
5º Diferencias cronológicas: arcaísmos, neologismos.
“El papel primordial de [vulgarismos y argot] es la evocación de los
medios sociales a que perteneces”.
4) La sinonimia. Nuestro autor habla de dos clases fundamentales de significación
múltiple de dos vocablos:
- Un significado y varios significantes: sinonimia
- Varios significados de una sola palabra: polisemia
- Varias palabras de forma idéntica: homonimia.
Estamos ante una sinonimia por tanto si dos o más palabras diferentes
tienen el mismo significado.
En cuanto a la cuestión que a veces se debate sobre si hay o no sinónimos,
Ullmann postula una solución que creemos acertada y que de manera
implícita tendrá en cuenta luego Baldinger -quien la desarrolla-, la cual
solución postula:
“No consideramos sinónimos auténticos más que a los vocablos que
pueden substituirse unos a otros en cualquier contexto sin que se produzca
el menos cambio en la significación objetiva y en el matiz afectivo del
enunciado. Ahora bien, en la mayoría de los casos es imposible afirmar que
dos palabras son intercambiables a todos los efectos”.
Si ciertamente se tienen en cuenta tanto la designación que hace un
vocablo como sus connotaciones -hablamos nosotros ahora-, será bastante
difícil que nos encontremos con auténticos sinónimos, aunque en los
lenguajes técnicos pueden aparecer acaso más (sustantivo/nombre;
Derecho mercantil/ Derecho comercial; Semasiología/ Semántica -en los
primeros años de la disciplina-; cloruro de sodio / sal -en el contexto físico
de una clase de química-…).
5) La polisemia. Se da cuando una sola palabra posee distintas significaciones,
dado que:
“Si tuviésemos términos distintos para cada noción, el esfuerzo
memorístico sería insoportable. La polisemia nos permite aprovechar
racionalmente las posibilidades expresivas de las palabras
adhiriéndoles varios significados distintos. El precio que tiene esta
racionalización es un riesgo de ambigüedad, de confusiones
patológicas”.
Este hecho de la polisemia se deriva -aclara nuestro autor- de orígenes
distintos:
a) Las palabras “tienen aspectos diversos según las situaciones en que
configuren. Se han producido así matices diferentes de un mismo
significado. […] Al desarrollarse en sentidos divergentes, los matices se
alejan unos de otros y llegan a convertirse insensiblemente en acepciones
diversas”.
b) “La analogía metafórica se encuentra en la raíz de series polisémicas”:
botón de rosa, botón de un traje, botón de un timbre… (ejemplos adaptados
por el traductor de la obra).
c) La etimología popular; creemos nosotros que un ejemplo de esto sería
<<altozano>> en sus dos acepciones: ‘cerro o monte de poca altura’; ‘atrio
de una iglesia’, significado este último que el Diccionario académico de
2001 da como vigente en América.
d) Las influencias extranjeras (calcos semánticos), por ejemplo, la acepción de
‘enrejado’ que posee también la voz del castellano <<celosía>>.
En ocasiones -en fin- el español o el francés “asocian dos géneros diferentes
de la misma palabra a acepciones diversas”: le pendule/la pendule; el corneta/
la corneta; el cesto/la cesta (género dimensional; asimismo estos idiomas
pueden fijar el significado de los adjetivos mediante el orden de las palabras:
un amigo viejo/un viejo amigo.
6) Stephen Ullmann se detiene asimismo en la homonimia, que se produce
cuando “dos o varias palabras distintas tienen forma idéntica”. Sus
observaciones pueden sintetizarse de esta manera:
- “La mayoría de las palabras homónimas se han hecho tales a
consecuencia de accidentes fonéticos. La evolución fonética
convergente de dos o más formas distintas ha producido su
convergencia”.
- Los llamados <<homónimos semánticos>> “se explican por su
evolución divergente de los significados de una sola palabra. Si la
separación entre las diferentes acepciones se acrecienta sin cesar,
puede llegar el momento en que los vínculos que las unen se rompan y
entonces la palabra se escinde en dos. La polisemia da origen entonces
a la homonimia. [… En otras ocasiones] son dos homónimos que se
interpretan como acepciones diversas de una sola palabra. Parece sin
embargo que es más frecuente la evolución polisemia>homonimia que
su inversa”.
- La homonimia no es más que un accidente, una anomalia de las
lenguas: “la solución más radical de un choque homonímic es la
eliminación de uno de los dos términos en conflicto”: cocer/coser>
cocinar/coser.
Esta Introducción a la Semántica francesa incluye además dos capítulos sobre el
cambio semántico, que poseen un contenido parecido al de las páginas análogas de la
obra de Félix Restrepo; incluye en la edición española -según hemos dicho- notas
complementarias del profesor Eugenio de Bustos, quien se dedicaba a estas materias.
Bustos redactó en colaboración un Manuel de Bachillerato que incorpora unas
nociones de la disciplina que se deben con toda verosimilitud y en algunos pasajes
con seguridad: vamos a recoger alguna de sus interpretaciones.
1. El significado de la palabra. “El significado aparece [-en parte-] como resultado
de las relaciones de oposición entre una palabra determinada y las demás que
integran el campo significativo a que pertenece”: así entre los ‘alimentos
hechos con harina y agua’ el pan tiene los rasgos de cocido al horno, de trigo,
con sal, con levadura; el churro no está cocido al honro sino que es frito, con
sal, con levadura; la borona está cocida al horno, con maíz, con sal, con
levadura, etc.
Deben distinguirse -enuncia nuestro autor- “dos valores. De un lado al que
resulta de la oposición entre los términos que forman el campo le [lo]
denominaremos valor semántico. Al que procede de la jerarquía interna entre
los términos le [lo] llamaremos valor semiológico”. Además ocurre que para
llegar a una cadena hablada que tenga aceptabilidad “es precisa la existencia
de una congruencia significativa entre los términos del enunciado”: la
formulación *el niño bebe pan es agramatical, pero sintácticamente aceptable;
en cada lengua existen asociaciones sintagmáticas [‘solidaridades’]
características: “duro o tierno son adjetivos en cierto modo esperables de pan”.
Así las cosas, Bustos concluye que:
“El valor significativo de la palabra dentro de una lengua determinada es
el resultado del conjunto de relaciones paradigmáticas (semánticas y
semiológicas) y sintagmáticas (esperables o posibles) existentes entre los
términos del léxico”.
En la presente versión, un significado resulta así el precipitado de varios
componentes: las relaciones paradigmáticas de la pieza léxica y por igual de
las sintagmáticas.
2. Los cambios semánticos. Algunas ideas que recoge asimismo el profesor
Bustos son:
- La especialización consiste “en añadir nuevas precisiones o
concreciones significativas (o semas) que hacen más pequeño el
campo de referencia a que la palabra se aplica y por consiguiente,
reducen el número de contextos en que puede aparecer: así labor ha
experimentado diversas especializaciones: la labor de los tabaqueros,
la de los alfareros (‘cada millar de tejas o ladrillos’), etc.
- En la generalización del área de designación se amplía y el significado
se hace más impreciso: azorarse ‘sobresalto producido en las aves de
caza por la presencia del azor’ se generaliza en ‘conturbarse’,
‘sobresaltarse’ (caso que veremos repetido).
- El tabú “suscita en nuestra mente no sólo un significado mental, sino
imaginativo y afectivo”. Se da el tabú religioso (<<voto a bríos>> ‘voto a
Dios’); el del pudor (<<preñez>> ‘estado interesante’); el político
(<<reforma estructural>> ‘disminución de salarios’); el de delicadeza
(<<muerte>> ‘óbito’); en estos casos se sustituye una lexía por otra sin
connotaciones peyorativas, o se modifica fonéticamente la lexía
prohibida.
- La metáfora, la cual supone un significado que nos disponemos a
expresar; otro significado “cuyo significante aprovechamos y que se
enriquece con una nueva acepción”; y el elemento de semejanza que
posibilita la igualación. Así <<cabeza del clavo>>, en que cabeza es la
‘parte superior y gruesa de un clavo’ que se asemeja parcialmente a la
cabeza humana.
Encontramos: a) metáforas antropomórficas: <<ojo de aguja>>; b)
metáforas zoomórficas <<pata de la silla>>; c) transposiciones
sensoriales o sinestesias: <<sonido agudo>>; d) concreto>abstracto:
coyuntura, que empieza por designar la ‘articulación de dos huesos’ y
ahora el léxico académico de 2001 define asimismo en tanto
‘oportunidad para algo’ y ‘combinación de factores y circunstancias que,
para la decisión de un asunto importante, se presenta en una nación’.
- La metonimia, que “responden generalmente a la contigüidad con que
las entidades se nos presentan”, y así: a) nombre del lugar de origen
por el producto: <<rioja>>; b) nombre del continente por el contenido:
<<tomarse una copa>>; c) nombre del inventor por la cosa inventada:
<<newton>>; nombre de una parte por el todo: <<no hay brazos>>
‘obreros’; nombre de un individuo por la especie <<celestina>>.
- Etc.
Por lo demás, Stephen Ullmann hizo una nueva exposición general de
la disciplina, en su anterior línea pero con adiciones y consideraciones
de estilo, y más concretamente empírico, en la obra Semántica.
Introducción a la ciencia del significado (1962), e incluye capítulos
pertinentes en las dos sucesivas recopilaciones de escritos -
originalmente de 1964 y 1973- rotulados en lengua española Lenguaje y
estilo y Significado y estilo.
En la misma línea de la Lógica escolástica que hemos visto en Alberto Gómez
Izquierdo, cuatro décadas más tarde Juan Zaragüeta viene a hacer lo mismo, y en el
tomo I, “Lógica”, de su Curso de Filosofía, incluye referencias que pueden verse
cuando tratamos de las presentes cuestiones semánticas

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