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En 1801 Marshall se hace juez (presidente) de la corte suprema de EEUU y Thomas Jefferson toma
posesión de la presidencia.
El poder judicial era la rama de gobierno más débil y menos respetada. Además, el presidente de los
EEUU pertenecía al partido contrario al del juez ocasionando una relación complicada entre ellos.
Pocos días antes de que Jefferson tomara posesión de la presidencia, el presidente en curso Adams
realizó nombramientos de 42 jueces de paz para servir por 5 años en los distritos de Columbia y
Alexandria.
Ante esto el senado realizó las ratificaciones correspondientes el 3 de marzo, un día antes de la toma de
posesión de Jefferson.
Para ese entonces, Marshall también era secretario de Estado y era él quien debía sellar los
nombramientos y enviarlos a sus titulares. No pudo concluir con la solicitud, dejándola en manos del nuevo
secretario de estado James Madison, quien se negó a sellar y entregar los nombramientos faltantes.
Para 1802 la situación no se había resuelto y además el senado decide modificar la ley sobre los circuitos
judiciales y elimina las plazas de los jueces nombrados por Adams.
William Marbury es uno de los jueces que había sido nombrado por Adams y ratificado por el Senado, pero
no recibió su nombramiento. Ante ello el demandó a Madison como responsable de mandarle su
nombramiento y en el carácter de secretario de estado pidiendo una orden de mandamus para el que el
gobierno se viera obligado a hacerle llegar su nombramiento.
Según esta Corte cuando un nombramiento ha sido firmado por el presidente la designación debe
considerarse hecha y la misma es completa cuando tiene el sello de los EE. UU., puesto por su
secretario de Estado. Teniendo en cuenta que el nombramiento de Marbury fue firmado, esta
designado y tiene el derecho de ejercer el cargo ya que el nombramiento es irrevocable.
· Si el derecho existe y ha sido violado, ¿Proveen las leyes del país un remedio a esa violación?
Todo individuo tiene el derecho de pedir protección y uno de los principales deberes de un gobierno es
proveer esta protección. Por la constitución de EE. UU., el presidente está investido de poderes político
cuyo ejercicio está librado a su exclusivo arbitrio y por el cual es sólo responsable ante el pueblo. Los
actos de los funcionarios que puede designar son los actos del presidente. La decisión del Ejecutivo es
terminante.
· ¿Le corresponde a la Corte aplicar el remedio que se solicita? Ello depende de:
No, porque la Constitución dice que el poder judicial no puede intervenir en cuestiones que le competen
solo al Ejecutivo, y esto es peligroso en un sistema de frenos y contrapesos. La competencia de la Corte
consiste en decidir acerca de los derechos de los individuos y no en controlar el cumplimiento de los
poderes discrecionales del presidente o sus ministros
Por lo tanto, la autoridad otorgada a la Corte Suprema por la ley de organización judicial de los EE. UU.
para emitir órdenes directas de ejecución de conductas a funcionarios públicos no parece estar respaldad
en la Constitución, se hace necesario preguntarse si una competencia así conferida puede ser ejercida.