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Civilización o Barbarie, tercera

clase
Empezamos el módulo hablando de Rivadavia.
Respecto al módulo 5, lo primero que teníamos que trabajar era sobre en qué corriente del
Liberalismo en Pedagogía podíamos ubicar a Rivadavia, corrientes ya presentadas por Puiggrós
en el capítulo anterior.
Claramente la autora dice “Pedagogía Liberal Oligárquica encabezada por Rivadavia”, en el
subtítulo “Educación con bastón y levita”.
Recordemos que en 1820 cae el gobierno central y aparecen las provincias autónomas, entonces
Rivadavia tiene autoridad sobre la provincia de Buenos Aires (que luego como presidente también
va a tener un proyecto oligárquico pero acá la autora menciona lo que hace como ministro de
gobierno, como gobernador de Buenos Aires).
Desde 1820 al 1824 Rivadavia en la provincia de Buenos Aires lleva adelante un proyecto
oligárquico (modelo napoleónico siempre con las miras en Europa) que apunta a educar a las
élites, es decir, centra su mirada de la tarea pedagógica o de la cuestión educativa en formar
elites a través de la educación media, general y a través de la universidad. Por supuesto que la
educación media y a la universidad no iban a llegar a todos los sectores puesto que solo se
reservaba para formar futuros dirigentes políticos. Accedían sólo los hijos de la clase alta. Por
esta cuestión es un proyecto oligárquico.
La palabra oligarquía, hace referencia a una forma de dominación política, cuya principal
característica es la base angosta de poder, es decir, no es una dominación política en la que la
mayoría toman decisiones o pueden participar políticamente, sino todo lo contrario, es angosto.
“La pedagogía liberal oligárquica. Encabezados por Rivadavia, liberales porteños, que pertenecían a
la oligarquía, querían modernizar el sistema, importando la estructura y la ideología más elitista de
la experiencia educativa francesa. Bartolomé Mitre continuaría esa tendencia”, (luego encontramos
a Mitre en la Constitución del 53.
El punto dos del módulo indica establecer las principales diferencias entre las ideas y proyectos
pedagógicos de Rivadavia con las de los caudillos federales.
Bien, la principal diferencia es que el proyecto de los caudillos tenía la función de llegar a todos
los sectores de la sociedad, no solamente a las élites. Otra diferencia es que los caudillos además
tenían un proyecto con miras nacionales (más allá de que sólo pensaran en sus provincias), la
intención era que ese proyecto educativo se difundiera por todo el estado unificado. La mirada de
Rivadavia por su parte, era más porteña, centrada en los territorios bonaerenses.
Otra cuestión interesante de este capítulo es que Rivadavia también introduce el Método
Lancasteriano el cual decreta la obligatoriedad de la educación, pero ¿cómo un mismo modelo
pedagógico puede alcanzar distintos sentidos y resultados cuando se lo piensa desde dos
proyectos tan diferentes?
Dice “Un mismo método, el método de Lancaster cobraba sentidos distintos si se articulaba en el
discurso rivadaviano o formaba partes de las preocupaciones de Artigas por mejorar y modernizar
la educación de sus paisanos”.
”Del imaginario pedagógico de los caudillos progresistas surge un federalismo pedagógico
democrático”, esa es la principal diferencia, el proyecto de los caudillos era democrático, buscaba
la inclusión de todos, mientras que el proyecto de Rivadavia, era un proyecto porteño, en Bs.As.
Su proyecto es elitista y oligárquico por eso tiene una base angosta de participación, no apunta a
la participación de todos, entonces en función de eso, cuando uno analiza los modelos
pedagógicos o cómo se piensa a la educación bajo una forma de organización estatal o bajo la
forma de una organización política, puede entender en qué tipo de país se está pensando, puede
entenderse si se piensa en un país para todos, en el cual todos pueden acceder a la instrucción
con todo lo que eso se significa, con todas las oportunidades que brinda eso, o también podemos
dar cuenta si se piensa en un país para pocos, en que la mayoría alcanzan una mínima instrucción
y son las clases altas las que pueden seguir la educación, que finalmente son las que tienen
mayor participación política, las que toman decisiones y demás.
Entonces el mismo método, el método de Lancaster, Artigas lo concibe de una manera y Rivadavia
lo concibe de otra, por ejemplo.
Llegamos al “Liberalismo pedagógico de la Generación del 37”, que la autora también en este
apartado caracteriza a Rivadavia y a los caudillos. Dice “La pedagogía de la Generación del 37, y
en particular la de Sarmiento, era moderadamente liberal pues partía de la exclusión de indios y la
descalificación de toda expresión cultural popular”.
Sarmiento parte de un sujeto abstracto, ideal que no existe en estas latitudes y piensa su proyecto
educativo dividiendo entre educables y no educables, con lo cual, ese proyecto educativo tan
democrático en la forma o desde lo teórico, no es tan democrático desde la práctica. Todo aquello
autóctono, propio de nuestro territorio como los gauchos, los criollos, eran ineducables,
considerados inferiores que no podían acceder a la educación, podemos afirmar así que
Sarmiento tenía ideas bastantes conservadoras.
Si bien proponía un sistema de educación público escolarizado que abarcaba a toda la población
(educación básica a lo que nosotros hoy llamamos educación primaria) en realidad habían
sectores muy amplios de la sociedad en la que en el modelo mental de Sarmiento no podían
acceder, por eso no era tan democrático.
Entonces, estructura el sistema educativo nacional siempre pensando en el sujeto ideal, no es el
sujeto que habita este territorio y además el proyecto de país que piensa es europeizante. Miran
hacia afuera de la región, hacia el exterior, no hacia el propio territorio, sino en función de la
sociedad de afuera, y así se organiza el Estado Nacional. Esto claro trae consigo un montón de
consecuencias económicas, sociales y demográficas.
La autora sostiene además que “Rechazaba la herencia hispánica y propugnaba la europeización
de la cultura y la adopción del modelo educativo norteamericano”. La generación del 37
consideraba que había que desechar todo lo heredado de España y traer elementos, no europeos
ni franceses, pero si norteamericanos, de hecho traen maestras desde allí para la escuela normal.
Desechar todo lo heredado de España porque pensaban que era una nación atrasada, no viable
para la modernización y para el progreso del país, que eran como los valores que más les
interesaban a los autores de la generación del 37.
Entonces tenían como valores la democracia por lo que dice la autora al menos en cuestiones
teóricas.
Democracia se opone a tiranía (en contra de Rosas que consideraban que era un tirano) y es
además progreso continuo. A partir de esta idea, la Generación del 37 se plantea cómo llevar a
cabo este progreso continuo (¿progreso material o espiritual?). Esta idea de progreso vemos que
se aplica en las presidencias fundacionales, la cual también se la relaciona con la idea de orden,
orden y progreso, orden que implica el exterminio de los pueblos originarios con la Campaña
contra el Indio en la Patagonia, Chaco.
Luego del exterminio aparece la idea de “Gobernar es poblar” de Alberdi, que la autora no la
menciona, pero si hace ilusión a la idea de Alberdi de traer población europea, con sus valores,
costumbres, con predisposición para el trabajo como si los gauchos o los originarios no la
tuvieran. Tenía una visión bastante peyorativa.
Volviendo a lo que la autora expresa sobre la Generación de 37, dice que se plantean una serie de
preguntas para pensar el país. Acá aparecen los valores de esta generación, valores que tienen
que ver con la Democracia y el Progreso, “Democracia es tradición como principio y como
institución”. Ellos en realidad desechan todas las tradiciones típicas de nuestro territorio,
deberíamos preguntarnos entonces ¿qué tradiciones? ¿Mayo es tradición de qué? Puiggrós dice
“Mayo es sufragio y representación en el distrito municipal, en el departamento, en la provincia, en
la república. Democracia es igualdad social, que el hombre sea libre en sus creencias y libre sea su
conciencia es condición de la democracia”. Acá aparecen las primeras ideas de laicismo en donde
se cuestiona que la educación sea laica, se quiere separar el estado de la religión. Recordemos
que los caudillos no hacen ese corte, porque están profundamente atravesados por la religión. No
es el caso de estos autores que están influenciados por el liberalismo, la idea de laicismo es
mucho más fuerte. Así plantean que a través de la razón se educará al soberano o las masas, “La
luz de la razón educara sistemáticamente a las masas, en tanto que la religión fecundará su
corazón”, vemos que no desechan la religión pero no la piensan en relación a la educación formal,
creen que para educar está la razón, principal precepto del liberalismo, de todo este paradigma
liberal que pone al hombre en el centro y a la razón como la luz que iluminará a los pueblos,
mientras que la religión queda para el corazón.
En relación a esto podemos decir que la idea de educación religiosa o laica fue un conflicto
constante entre la década del 60, siglo XX en Argentina, no fue una discusión que se clausuró con
la Ley 1.420.
Por otra parte, el proyecto de la Generación del 37 es un proyecto sumamente elitista puesto que
es la elite la que tiene la capacidad necesaria para llevar adelante los destinos del país, de
gobernar en representación de todos y no los demás que sólo pueden acceder a la instrucción
básica, considerados ignorantes, entonces, ¿Quiénes son los que tienen la capacidad para
gobernar? Ellos, porque se educaron en Europa, porque estuvieron en EE.UU y fueron a la
Universidad.
Esta concepción elitista se traduce después en el fraude, pues como la mayoría de la población no
estaba educada, hicieron de cuenta que votaron, que había elecciones, democracia, que en
realidad fue una cuestión formal y que en la práctica no se llevó. El poder pasa de mano en mano
entre los sectores que pertenecen a la elite. Esa concepción elitista deriva de pensar en la
población no están instruidas por lo tanto no pueden gobernar, un pueblo que no se educa es más
fácilmente manejable, pero tengamos en cuenta que no porque los sectores que ocupaban el
poder no se encargaban de difundir la educación media o el acceso a la universidad a toda la
población, solo garantizaban el acceso a la instrucción básica, por eso se dice que es un proyecto
elitista.
En el módulo 5 también se pide la comparación de las ideas de Alberdi y Sarmiento.
Alberdi tiene una concepción mucho más pragmática si se quiere de la educación, parte de una
concepción ideal del sujeto que se va a educar, que no es el sujeto que se encontraba en el
territorio rioplatense. Sostiene que hay que educar para el trabajo, para la industria.
A partir de acá, Puiggrós estructura todo el texto mediante tres ideas o discusiones en torno a la
organización del Sistema Educativo Nacional. La primera discusión tiene que ver con la
educación religiosa o laica, que es una discusión que no se resuelve de inmediato sino que se va a
seguir hasta la mitad del siglo XX.
La segunda discusión es cómo vincular la educación y trabajo o si hay vinculación entre ambos,
mientras que la tercera cuestión tiene que ver con quiénes accedan a la educación, con cuál es el
acceso, si acceden todos, a qué nivel educativo, ¿a todos o solamente a la instrucción básica?
Discusiones presentes en los distintos momentos históricos que toma la autora del Sistema
Educativo Nacional.
¿La educación tiene que ser religiosa o laica?, ¿tiene que estar o no vinculada al trabajo? Si se
vincula ¿cómo?, ¿Acceden todos a la educación o una minoría? La cuestión del acceso también se
relaciona con la cuestión de la obligatoriedad, cuando uno habla de obligatoriedad esta también
hablando del acceso.
Dicho esto y volviendo con lo que sostenía Alberdi, él opinaba que la educación debía relacionarse
con el trabajo, oponiéndose a la mirada de Rivadavia que pretendía formar sujetos de demagogos,
sofistas y monárquicos (haciendo relación a la idea elitista). Las monarquías son sistemas
políticos en los cuales gobiernan una minoría muy mínima.
Formar sujetos en colegios de Ciencias exactas y aplicadas a la industria, (lo que hoy sería como
una escuela técnica, Alberdi plantea esto mediados del siglo XIX) para generar democracia y
progreso, ¿cómo? desarrollando la industria y para eso la educación tiene que ir en ese sentido,
“Hay que formar al productor, meter la modernización en las costumbres de la gente, imbuirla de la
fiebre de actividad y de empresa de los yanquis, hacer obligatorio el aprendizaje del inglés en lugar
de latín”. Se identifica a los EE.UU como la nación más avanzada del momento.
“Multiplicar las escuelas de industria y de comercio, desplazar al clero del lugar de los educadores”.
Educación técnica o práctica fuertemente vinculada al trabajo.
“Alberdi apuntó a un problema central: atacó al catolicismo académico y diferenció a la religión
verbalista de la educación religiosa práctica, vinculada con la sociedad y sus necesidades, a la cual
adjudicó mayor eficacia”. Consideraba que había que separar la educación de la religión, más allá
de que esta seguía teniendo un peso importante porque podía ocuparse de la educación moral.
Las escuelas del estado debía educar para la industria, la educación moral debía hacerse cargo de
la religión en un ámbito reducido que Alberdi la adjudicaba dentro del estado.
“Alberdi consideraba que la educación se subordinaba a la economía y a los cambios demográfico-
culturales”.
Acá aparece la idea de que gobernar es poblar, que como bien ya dijimos, la población que existía
en este territorio no era la que Alberdi pensaba, por eso había que poblarla con inmigrantes que
“produciría cambios de hábitos y valores”. Valores del trabajo, del esfuerzo, de la laboriosidad, con
lo cual, juzgaba que todo eso no existía aquí, “luego se podría educar. No bastaba con alfabetizar,
había que enseñar a trabajar”. Es un proyecto de Alberdi que tiene en común con Sarmiento, la idea
del sujeto ideal y el reemplazo de la sociedad de nuestro territorio con inmigrantes.
Sarmiento por su parte, teorizó sobre la importancia fundamental que tenía la formación de
formadores, tenía que haber un cuerpo profesional para educar en las escuelas, idea que aprende
de Estados Unidos y en Francia, naciones que consideraba más avanzadas y que hasta ese
momento nadie había hablado de dicha idea.
“Sarmiento pensaba que la sociedad latinoamericana requería una operación profunda, había que
cambiar las costumbres, la cultura y el lenguaje para que la gente se volvería industria”. Había que
cambiarla toda para alcanzar el orden y progreso necesario. Esa era un poco la idea de Sarmiento,
y en ese sentido, Alberdi decía hay que había que enseñar a trabajar y Sarmiento juzgaba que la
población era ineducable, entonces había que cambiar y a partir de un acto operado de ese
cambio emprender la tarea del progreso.
“Sarmiento propuso darle a la población una educación básica integral que elevara su cultura
dándole mayor importancia al desarrollo de las escuelas de artes y oficios; teniendo como objetivo
una educación racional y científica. Pero Sarmiento no fue simplemente un utilitarista. La formación
de la moral y las costumbres era la base de la estabilidad sobre la cual debe descansar el progreso
económico y social”.
Sarmiento es igualmente uno de los grandes promotores del laicismo en educación. Está a favor
de que la educación sea laica pero no deja de pensar en que hay que formar también la moral y
las costumbres desde la escuela. No piensa la educación moral desde la religión, sino desde la
escuela, y aparece otra vez la idea de progreso, democracia y orden como condición necesaria
para que haya progreso.
“Con la educación se cambiaba las sociedades pero ¿cómo cambiar una sociedad cuyo pueblo se
consideraba ineducables?, ¿no eran acaso barbaros por naturaleza los indios y los gauchos?,
también se imaginaba un sistema educativo extenso que llegara a todos los habitantes educables”.
La educación como una herramienta para generar ese cambio en la sociedad y a partir de este,
pensar en el camino del progreso y la función fundamental o el papel central de la formación de
docentes.
Otra cosa que también es interesante de Sarmiento son los organismo que el consideraba parte
del sistema educativo nacional, es decir, no piensa solamente en escuelas, piensa en bibliotecas
públicas, en escuelas de arte y oficio, en escuelas normales, piensa también en conferencias
públicas que podría asemejarse a lo que son las instancias de capacitación de lectura o en
cuestiones pedagógicas, es decir, él tiene una estructura del sistema educativo bastante pensada
y más amplia de lo que se venía planteado.
Otra pregunta del módulo es ¿Por qué la autora toma como título del capítulo “Civilización o
barbarie”?
Puiggrós titula este capítulo a partir de estos dos conceptos fuertes, típicos de la elaboración
sarmentina, que de hecho Sarmiento habla de civilización o barbarie en el “Facundo”. Es un libro
que escribe en su exilio a Chile y retrata a Facundo Quiroga, que era un caudillo riojano, que a
partir de su figura hace toda una caracterización de la población hispanoamericana que era la
barbarie, es decir, los ineducables.
Sarmiento, Alberdi y Rivadavia hacen esta idea de civilización o barbarie en punto de partida de las
presidencias fundacionales. Consideraban que había que eliminar la barbarie como los caudillos,
la población originaria o los gauchos como se cuenta en el Martín fierro (sino podían demostrar
que tenían trabajo, los mandaban en la zona de la frontera, a los fortines, se los separaban de sus
familias)
Era una forma de ir excluyendo a todos los sectores de la población que consideraban barbaros.
La civilización por su parte eran ellos y todo lo que pudieran traer de Europa o de los Estados
Unidos.
La autora elige esos conceptos porque todo lo que nos cuentan a lo largo de este capítulo tiene
que ver en
que podamos identificar los proyectos de país que hay detrás del Sistema educativo o detrás de
cómo se piensa la tarea pedagógica.
Hacer una comparación del proyecto de país que tenían los Caudillos Federales, a lo que se los
juzgan como barbaros, salvajes, iletrados, atraso y demás, y comparar el proyecto de país que
piensa la elite porteña, que finalmente va a organizar el estado.

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