Está en la página 1de 27
| La familia, ‘ a pesar de todo — i ei ia im Las organizaciones familiares en transformacion permanente. Sacudidas y sorpresas Las dimensiones que tradicionalmente sostuvieron el ordena- miento familiar fueron: el parentesco, asociado a las uniones matri- moniales 0 consensuales y su estabilidad, la reproduccion y el hogar 9 unidad doméstica, la cohabitacién y/o la residencia comin. Este ordenamiento basico fue el que antropélogos y socidlogos iniciala- ron como guia para sus anilisis. Los estudios que se llevaron a cabo en América Latina se concen- traron en los patrones de la estructura familiar, en los indicadores sociodemograficos (nupcialidad, divorcio, envejecimiento, etc.), y en el anilisis de las relaciones intrafamiliares (relaciones transgene- racionales, relaciones intergéneros-vinculares, proyectos de la fami- lia, caracteristicas personales de sus miembros, distribucién de las jerarquias). Los andlisis actuales enfatizan la relacién grupos familiares / so- ciedad local e internacional, incorporando la idea de globalizacién vine afactne da lnc medine de comunicaci6n. También asumen, con ~Cucarse: La$ CUMLiuowe~ — > a 2 isa La recesi6n y el desempleo que afect6 a grandes nicleos a placién desde la década del 70, incrementados durante |, a ma década, introdujeron una variable significativa en Jas aa nizaciones familiares latinoamericanas. El registro de la violencia intrafamiliar contra las mujeres, que en la década del 90 adquirié estatuto de hecho perteneciente a1 de lo ptiblico, facilité el surgimiento de una legislaci6n, orden ente se instal6 en toda la region. que progresivam ales de la mujer se modificaron en lo que méstico y aumentaron los hogares pero se mantuvo la ideo- situaci6n asociada Los roles tradicion: respecta al trabajo extradol con jefatura a cargo de las mujeres, logia machista caracteristica de la region, a las practicas vidlentas por parte del varén. La polarizacién modernidad / tradicionalismo mantiene su eficacia. 6n afect6 a distintas zonas de la regi6n, mecanismo en la desintegracion de las organizaciones fami- cuyos miembros ensayaban otros horizontes; La migraci que coadyuv6 liares, algunos de las migraciones han constituido un fenémeno reiterado en Amé- rica Latina (hombres que viajaban de una region a otra en bus- ca de trabajo), pero durante las ultimas décadas pudo apreciar- se otra indole de migracién orientada hacia paises centrales. La sistematizacion del transito del trabajo rural al medio urba- no y el incremento de los sectores industriales y terciarios de la economia. Las dictaduras militares, y la perpetuaci6n del terrorismo de Estado en algunos paises de la regién diezm6 miles de organi- zaciones familiares e instal6 una historia de muertos, desapare- cidos, presos politicos y exiliados. De tales experiencias provie- Jes de familias que debleron reorgantzarse a partir de sus es nen mil gobrevivientes. racteristicas compartidas cuentan con las propias dinami- Estas 2! de cada organizacién familiar. En ellas es posible reco- internas 8 cas in las transformaciones Propias de cada una, merced a las alter- as ocer ' he i it ‘tas que atraviesan sus miembros: divorcios y nuevas nativas PO? ‘es, hijos que viajan para estudiar en otro pafs, apelacion a los uniones, hijos cos de las nuevas técnicas reproductivas, aparicion de nuevos recur’ trones de consumo asociados con las nuevas tecnologias, incre- pa mento di con la vigencia de la Convencién de los Derechos del Nino. le las autonomias € independencias personales, combinadas Un tema que -si bien no constituye novedad en los 4mbitos de la vida familiar- ha incorporado nuevas apreciaciones es el que corres- ponde a los embarazos de las adolescentes y a las paternidades asu- midas por los jovenes. La salud, asi como el tratamiento de enferme- dades graves, que involucran donaci6n de Srganos y transplantes, han resignificado las filosofias de las organizaciones familiares, en particular para aquellas familias cuya religién se contrapone a estas prcticas. Como parte sustantiva de estas transformaciones, el reconoci- miento de la diversidad, posicionada segiin diversos parametros, in- Capitulo Ix Modificaciones en los posicionamientos parentales La lectura comparativa de diversos textos producidos por espe- cialistas de distintas disciplinas, dedicados al andlisis de las familias yo de las relaciones intrafamiliares, conduce, inevitablemente, a la misma conclusién: la familia en crisis, o la familia en desorden.' Me refiero a la produccién que puede rastrearse en las cinco iltimas dé- cadas. Cuando en los finales de la década del 50 y durante la década del 60 desarrollé los articulos que dieron origen a Escuela para Pa- dres, habian comenzado a plantearse alertas acerca de la “crisis de la familia”. Las instituciones preocupadas por el tema organizaban continuamente mesas redondas abiertas a la comunidad, formadas por médicos, sacerdotes de distintos cultos, docentes e invitados de alguna otra profesién, que se estimaba podrian disponer de expe- rien y formaci6n académica. El tema convocante rondaba “la cri- sis familiar” y también “el desencuentro generacional”; las conclusio- nes resultaban lo suficientemente coincidentes: la falta o la caida de la autoridad, prioritariamente la paterna, la pérdida de valores y la juventud (0 adolescencia) insolente y descarriada. Era esperable que, en ese clima. los nrincinine antiantaritarine v anticanvenciana- rados por psic6logos, psicoanalistas, trabajadores sociales, any,” a » ANtropg logos y socidlogos acerca de las organizaciones familiares 7 go ° + Se die. rencian de las primeras producciones en cuanto al enfoque y . alas metodologias utilizadas, se mantuvo la idea de crisis; si mencion, ian dicho vocablo, enfatizan acerca de los cambios sociales y familiares subrayando los conflictos intrafamiliares, asociandolos con los he. chos que las so politicas, culturales. Es noto (como algunas corrientes psicosociales | mayores 0 menores matices de desencuentros 0 sufrimien- a dimensién propia, un en-si de estas agrupacio- ciedades aportan en sus dimensiones econ6micas, rio que el estado critico o disfuncional lo catalogan) de la vida fami- liar, con to, constituyen uni nes, que parecerian pode! biéndose como “una buena familia” esperanza que depositan en sus vinculos intr. 0 sea con el entorno y con otras personas. dios dedicados a las organizaciones familiares alcanzaron cadas del 80 y del 90 y abrieron un campo en cual ‘ivas demogréficas, econdmicas, antropolégi- litico-econémicas y de la constitu- . rescatarse a si mismas -es decir, descri- en relaci6n con la capacidad de afamiliares e interfami- liares, Los estu su acmé en las dé alternaron las perspecti cas, microsociales, de la salud, pol cién de redes, de modo tal que la inicial nomenclatura referida a la crisis y a los desencuentros generacionales qued6 absorbida por es- pecificaciones que aumentaron y potenciaron el andlisis y compren- sion del nuevo campo de estudio. En él alternan variables diversas, algunas provenientes de inquietudes histéricamente promovidas, por ejemplo, la posibilidad de convivir en el espacio con otros seres (extraterrestres cuya existencia derribaria la pretensién antropocén- trica que regula nuestros pensamientos) junto con los avances de los viajes interplanetarios. También las nuevas ocupaciones de las mu- I 28 (conferencie vas “oar #wtwy at MISMO tiempo, se ana- jizan las parreras que les impiden culminar su Potestad a la par d. i : ar de Jos varones- Una hipotesis de trabajo postula reformular el Contrat : : 0 social’ que previamente habia sido reclasificado como Contrato Se xual, en el texto de Carole Pateman,' cuya lectura es imprescindible. Abuelos y padres en los rdenes clasificatorios Los érdenes que regulan las organizaciones familiares han aporta- do novedades en todos los niveles: en el orden antropolégico, en el orden social, en el juridico, en el econémico, en el psicolégico y en elorden religioso. En cualquiera de ellos, las figuras de los abuelos y de las abuelas ocupan una posici6n privilegiada, tanto por presencia cuanto por ausencia. Ha surgido una abuelidad otra asociada a patologias epocales pa- decidas por los adultos en cumplimiento de funciones parentales. Los abuelos actuales, cuando sobreviven externados de los geriatri- cos, se ocupan como cuidadores de nietos porque sus padres traba- jan en horarios que cubren la mayor parte del dia, o porque estan in- fectados por el VIH y no pueden cuidar de sus hijos, o porque el con- sumo de sustancias (conocidas como drogas) los mantiene en esta- do de incapacidad. En paralelo, estos adultos no siempre se reconocen exclusiva- mente como abuelos. La defensa de la calidad de vida de la vejez constituye otro fenémeno de nuestro tiempo, al que debemos ado- inne ahandano du- ue eee o que intentan hacerlo de manera saludable, recurr, do de sus cuerpos, de su salud y de su estética, tod do con su intervenci6n en trabajos remunerados extr y con presencia ciudadana en grupos Politicos. Las luchas de quienes forman la tercera y la cuarta ed de defender sus derechos a una jubilacién digna los posici: referentes inclaudicables en reuniones que durante ajfios « ron frente al Congreso Nacional, enfrentando a policias y guar seguridad. Es decir, alejados de las abuelidades de otros tiem, En cuanto a la figura paterna Uno de los paradigmas de los estudios cuyo tema es Ia familia r: dica en el mito edfpico que subraya el vinculo incestuoso entre un hi- jo y su madre; la figura del padre, que el mito lateraliza en el episo- dio central entre Edipo y Yocasta, arrastra su propia historia previa, enlazada con otros mitos. El silencio cultural / intelectual alrededor de Layo forma parte de aquellas politicas patriarcales que se ocupa- ron de omitir o de encubrir las transgresiones y los delitos cometi- dos por quienes posteriormente protagonizarian papeles centrales en las teorias psicoanaliticas. Layo, descripto prioritariamente como jo, cuenta con antecedentes -segtin un decir poli- victima de parri cial- que lo anticipan como un transgresor antes de decidir el filici- dio contra su hijo / bebé que habria de Mamarse Edipo. Esta marca- 1 220 qectnpeen —— -peeeuciunes ame ~ gal simbotico Us pi destinado a articularse, como concepto conjugado, con ares ¥ eras que actualmente clasificamos en el ambito de las is Lae intrafamiliares. er dlisis de la figura de Layo, el padre de Edipo, muerto Por su ol hijo en un cruce de caminos, que es lo que Freud nos recuer- incluye, segun los registros que la mitologia aporta, adem4s de su condicion de filicida (puesto que decidié la muerte de Edipo recién nacido), su condicion como violador de Crisipo, hijo de Tantalo. El mito corresponde a la saga de los Atridas originada en Tantalo, hijo de Zeus que compartia los banquetes de néctar y ambrosia de los dioses en el Olimpo. Tentando a desafiar a los dioses, decidié Ppro- barlos ensayando un engajfio para verificar si lo descubrian o no. En- tonces organiz6 un banquete en el cual les ofrecio a su hijo Pélope despedazado y aderezado en un Suiso como si se tratase de ‘una co- mida especial. Los dioses reconocieron el horror del hecho'y sancio- naron a Tantalo, quien sufrié eternos castigos’ en la morada de Ha- des por su afrenta, y Pélope® fue revivido y devuelto a su destino mortal. Siendo adulto, Pélope tuvo tres hijos, uno de ellos, Crisipo, que habia engendrado con una esclava y que dio nombre a una tra- gedia de Euripides. Interesa tener en cuenta esta tragedia, pues re- sulta la principal fuente de los problemas relativos al linaje de Edipo. Desterrado de Tebas, Layo, hijo de Labdaco’ y biznieto de Cadmo, encontré asilo en casa de Pélope, donde conocié al adolescente Cri- Sipo y cierto dia, cuando le ensefaba a conducir un carro y después de haberlo iniciado en relaciones homosexuales, fug6 con él hacia Tebas (donde habia muerto Anfion que lo habia desterrado). Pélope, Oe nracancié dacda la dictancia eAma ce nradueia la faa maldiia a a i pesar de todo Jf .dres filicidas. Ya se trate de sujetos incestuosos,”° pa : itratadores 0 Padres que se niegan a responder por a ae 1 mi 10s hijos segun indica la sentencia de divorcio, abandénicos, los alimentos de : de Layo, al recur Mi interés acerca y' rrir a las fuentes del Mito, retro- cediendo respecto del recorte que propone la caracterizacién fret, diana, reside en la repeticiOn selectiva del mito edipico -que enlaza tragicamente a 1a madre y al hijo- por parte de quienes estudiamos y aplicamos psicoanilisis de acuerdo con lo que nos ensefian. Sus re- sultados pululan en el imaginario social significando, como clave in- cestuosa, la relaci6n madre / hijo, cuando sabemos, porque la esta- distica en este sentido es rotunda en sus porcentajes, que los inces- tuosos son los padres respecto de la hija / nifia o adolescente. Y no las madres con sus hijos. Por lo tanto, la lectura que aprendemos a hacer silencia ideolégicamente la posible existencia de un padre abusador de poder y transgresor. Una perspectiva de Blumenberg (2003)" esclarece la perspectiva que propongo: “Mas bien es la continuidad a través del tiempo lo que confiere a un contenido aquella cualidad que se atribuye a los origenes, ala relacion inmediata del tiempo original (se refiere al tiempo de los mitos] con todo lo experimentable. ¢Por qué? Porque lo que el tiempo desgasta y se come s6lo puede sobrevivir si se hace susceptible de ser inculcado”. Interesa completar la historia, que habitualmente se presenta co- mo mito edipico, con la historia de Layo, segtin la fuente que permi- te investigar quién engendr6 a Edipo; no fue su padre de crianza, co- mo tampoco Yocasta fue la madre de crianza, si bien el mito prioriza el incesto genético identitario. La tradicién mitica sugiere -si reduci- mos su lectura a la perspectiva actual (lo cual podria considerarse incorrecto)-" que la filiacién paterna de la cual procede Edipo ha si- cién con las organizaciones tarmuares actuales puede ser ese vet sin desembocar en el achatamiento de una ‘“relatiyg homoge ‘Uchad, cidn de todos los sucesos y personajes en un condumio sin me sabor y sin distinguir lo individual”, como escribié Cosi en su en, an acerca del orfismo." a El lugar del padre en los diversos ordenes de la cultura evidencia alternativas. En el orden juridico, la figura del padre y del patriarcy mantiene su potestad, pero lo que se modificé es la concepcién de patriarcado. Las revisiones que introdujo el feminismo" desemboca- ron en el vocablo patriarcal, en lugar de patriarcado, para referirse al modo en el que las relaciones sociales particulares combinan una dimensién publica del poder, explotacién o status con una dimen- sion de servilismo personal. Este ajuste no es producto tan sélo de intercambios te6ricos; proviene de las severas criticas que el femi- nismo de las mujeres negras aports al feminismo “blanco”, plantean- do las relaciones patriarcales segiin su articulaci6n con otras formas de relaci6n social en un determinado contexto histérico: para afir- mar la estrecha relaci6n entre el racismo, las estructuras de clase, el género y la sexualidad, ya que la opresién de unas es constitutiva de las otras. Esta preocupaci6n teérica del feminismo no forma parte de los in- tereses de quienes construyen y aplican las leyes, algunos de ellos mantienen sus criterios patriarcales segin las antiguas definiciones. Pero tanto en el orden psicolégico cuanto en el social, la figura del padre sobrevuela su definicién primigenia, puesto que actualmenté aprendi6 que debe implicarse en la atencién de sus hijos desde que son bebés al mismo tiempo que se diferencia de la figura materna. Progresivamente comprende -en la familia burguesa es donde se ad- y itesia. Ha cambiado la representacién de la mas- india pleitest™ en . sole" ue eniendo, 5! : : : jini jad ™ na carnan en algunos ritos y discursos. En esas di- oe se en ue sin embargo, patrones de la masculinidad sim! re respondia como el garante de la moralidad de la o tiempo que sostenia la funci6n de sujeto proveedor, ia al mism do su sello de masculinidad mediante el ejercicio del poder jos aportan absoluto Tes! : - el protagonista de ésta en la vida publica. Este modelo, pecto de los otros miembros de la familia y posicionan- dose como centrado en la heterosexualidad, fue hegeménico y como tal estruc- turante de identidades y de subjetividades, tanto para hombres cuanto para mujeres. Progresivamente, el var6n fue perdiendo su protagonismo como unico proveedor, como miembro prioritaria- mente inteligente dentro de la organizacién familiar, resultandoles, en general, sumamente complejo cumplir con el modelo autoimpues- to de la masculinidad. Los diversos estudios dedicados a la masculinidad han comenza- do a impregnar los estudios de género. Investigadores e investigado- ras internacionales han avanzado en encuestas y tesis que permiten resignificar los que ahora surgen como variados sentidos de las sub- jetividades e identidades masculinas, lo que ha permitido revisar los planteos tradicionales acerca del patriarcado y abrir espacios sim- bélicos en relacién con el género masculino. Los dispositivos pro- Pios del patriarcado tropiezan con la descripcién de varones que se caracterizan por ejercer poder dominante respecto de las mujeres, Por el contrario, aparecen subordinados a otros varones. El registro de los matices en la descripcién de la varonia excede los ejemplos que derivan de las practicas tiernas de los hombres Para con sus hijos pequefios -que es el ejemplo que habitualmente se utiliza- para encontrarlos en conductas ajenas a las violencias sostenidas y naturalizadas por las practicas patriarcales. Aunque Nereiete la aficacta actual de annallac dada en winancia AIT VIE Cte ane sass ee HtaSCUlinidag e estd intimamente asociada ¢, &s ON la y, ae del patriarcado yl struccion cultural qu riable socioecondmica, cultural e histérica (Gilmore, D.,199. "Ba ter, E., 1993; Bordieu, P,, 1998;'’ Connell, R., 1995"). Tanto los on ‘ociales cuanto la disminucion de la nupcialidad, los divorcio, ones y las significativas han sido mencionados en caj gresivas alteraciones de las subjetividades mas. s identificaciones masculinas ajenas a la yal macho latinoamericano (hiperse- enencia regional y étnica ya los en los medios de comuni- cas una con: bios s modificaciones en la situacién q, le y separaci' las mujeres, que pitulos anteriores, con. tribuyeron en las pro: culinas. Han surgido nueva: nsion del var6n patriarcal que estan asociadas a la pert que encuentran dime! xuado), procesos macrosociales, ciones acerca de los comportami utoritarios. Un analisis riguroso del tre poblaciones urbanas, conurbanas y rur. cacion informa’ jentos paternales no necesariamente ai bera tener en ales, cuenta la relaci6n ent ‘ios sociales. con sus propios imaginar! se considera prioritariamente destina- La sexualidad, que ya no -y que como tal qued6 asociada a la capacidad daa la reproduccion en de métodos anticoncepti- de decision de las mujeres que dispon vos-, perdié su patente de poder exclusivamente masculino en la decision de engendrar (con excepcién de las violaciones a los de- rechos reproductivos en las que se aplica el abuso de poder mas- culino). La i 7 presencia del VIH encapot6 el horizonte de placer regulado por la decisi i isién masculina (tanto hetero cuanto homosexual) y los hom- bres ers res dehieran rarannnarca wiatimas da sue alanct i id alaccinnee imnrndentes. nov asus hijos- vs'y palsaje parental La figura materna Modificada por el arrastre epocal Y Por la decisién de innumera- bles mujeres que se capacitaron para trabajar en Ambitos no-domés- ticos, la madre, tradicionalmente perfilada como persona que se re- signaba al mero cumplimiento de las tareas de crianza, amplié su es- pectro identitario: ser madre dej6 ciones elegia como produccién venturosa y vocacional- remitirse a la reproducci6n y crianza de los OS, con exclusividad, Al colapsar la idea del instinto Materno,” ejercicio del amor maternal como Construccién histérica y Psicolégi- ca, desagregado de la biologia, por lo tanto, de su imprescindibili- dad.” ICO que gest6 esa idea de qued6 al descubierto el Se transparento el dispositivo politi instinto materno y fue posible avanzar ene I analisis de la vinculacion de la madre con sus hijos a partir de vari lables Psicolégicas y socioe- conémicas, historicamente desarrollad: 227 | pues ~~ “Sava de ser da por Susana Torrado (2003), experta en demogratia pe disena. lal volumen que amplia sus anteriores aportes. Sus afirma I, en uy, ciones, responden a los resultados de investigaciones especializadas, ‘ sen desconcertado a los conferencistas de la década de! = anunciaban la estrepitosa caida de “los valores familiares”, Por tee plo: “El casamiento legal estd camino a convertirse en una especie s extincion en la Argentina. Las uniones consensuales han llegado q nic veles historicos: el 42,7 por ciento del total de mujeres de 25 a 29 aris que estan en pareja en el pais opto por la modalidad de cohabitacién, sin pasar por el Registro Civil, segtin se desprende de los datos del il. timo censo”, que acaba de procesar S. Torrado. Completa su descrip- cién: “El porcentaje de uniones consensuales ha crecido a un ritmo muy acelerado en las ultimas tres décadas”. La informaci6n se com- plementa con una apreciacion que sefala el porcentaje histérico, distinguiendo la frecuencia de este tipo de union y principios del XX en el interior de la Argentina, tanto en ciudades el nordeste. es en los siglos XIX to en el campo, particularmente en el noroeste y en artir de la década del 60 surgié un nuevo fendémeno: Ja organi- cuant Yap zacion de estas parejas en las clases medias urbanas. La investigadora aporta las cifras: “Por ejemplo, la ciudad de Bue- nos Aires tenia niveles bajisimos: en el '60 tenia 1,6 por ciento y aho- ra llega al 46,2 por ciento del total de mujeres de 25 a 29 anos que es- td en pareja. Pero no se puede decir que toque sélo a las clases medias, porque en el conurbano -donde hay preponderancia de sectores obre- ros- hoy es 45,5 por ciento de las parejas jévenes y son el 42,7 en to del amune pew . ~y rut St Registro Civil, o ~ por encima iglesia. Por otra parte, y tal como Torrado lo acota: “La desa- r la Ig! . ws esta busqueda de ampliacién de la libertad individual. A partir le odelo de ajuste, sobre todo de su profundizacién en la década del fel mi a hay otros factores que inciden mucho en el deseo de no casarse, de probar a ver si la pareja tiene sustento como Para seguir adelante an- del ‘matrimonio-instituci6n’ es s6lo una de las manifestacio- jzacion tes de embarcarse en un matrimonio legal: la desocupacién y la preca- rizaci6n del trabajo”. Entre nosotros, los indices que describen la supervivencia de los habitantes también se reconocen en este Ambito. ya que para formar un matrimonio que implica la posibilidad de hijos es preciso contar con ingresos seguros y desprenderse de las incertidumbres cotidia- nas que impregnan a la ciudadania. Torrado lo aclara: “hay una pos- tergaci6n de las uniones, es decir, se retrasa la edad en la que se entra en uni6n: las mujeres ahora lo hacen en Promedio a los 29 anos ya principios del siglo XX era a los 20; es una variacion enorme en un si- slo. Los hombres variaron menos, pero también lo hicieron y hoy ingre- san en uni6n alrededor de los 30 0 31 afios”. Estas nuevas modalidades no son ajenas a los indices de divor- cio, al casarse menos, también se modifican las cifras de las sepa- raciones: “A pesar de que el numero absoluto de rupturas disminuye en los iltimos afios, la relacién porcentual de los divorcios respecto de los matrimonios (34,5 por ciento en 1993; 36 por ciento en 1998) tiende a aumentar. Pero hay menos divorcios porque la gente no se itaci6l rueba”. casa y, ademds, porque existe la cohabitacién de p! 2 mantanidne can los padres de la dé sur ee ibl d : MOnIo « prueba. Como un imposible o como degeneracién en Cierne. Las informaciones que aporta Susana Torrado indican Otr0§ ca bios avalados por datos estadisticos censales que evidencian . proporciones de dichos cambios y las novedades. Por &emplo, en que se denomina familia monoparental: “Es otro de los tipos de hogar que mds rdpidamente se ha incrementado en las tiltimas décadas, Pe. ro si en el pasado la cabeza de familia eran mayoritarias las personas viudas, en la actualidad lo son las divorciadas y o separadas”. En paginas anteriores mencioné que el transito de las mujeres ha. cia otros estilos de vida, incorporando autonomias, formacién uni- versitaria, calidades laborales y participacion ciudadana, constituye una de las claves de los cambios que se han suscitado en el mundo. Tanto en las organizaciones familiares cuanto en otras areas. Esta condici6n. que expone las modificaciones que caracterizan la nueva presencia de las mujeres, forma parte del andlisis que acerca de la fa- milia produjo Beck (1998), al introducir la idea de individuaci6n (in- dividualizaci6n). Para describir el concepto enuncia: 1) La disolucién de las precedentes formas sociales histéricas y de los vinculos, en el sentido de dependencias en la subsistencia y dominio tradicionales, y la caracteriza como “dimensién de libe- racién” (podemos reconocer el fenémeno entre los integrantes de las nraanisaninn.~ ¢- MeNSION UE Votre ae eewgraniun (eH CUYO Modelo podriamos incluir no sélo los nuevos movimientos sociales, sino las asam- pleas barriales y las organizaciones dedicadas a los derechos hu- manos, entre otras), con lo cual el significado del concepto se convierte precisamente en su contrario. Beck aclara que se trata de un individualismo institucionalizado, vale decir, que las instituciones claves de la sociedad moderna estan programadas para llevar a la individualizacién y obligan a los ciuda- danos, a los seres humanos, a desarrollar su propia biografia y su vi- da individual. A algunos esto les resulta mejor, a otros no les resulta tan bien y, por supuesto, hay distintos contextos en los que se da es- te desarrollo. El autor, en una intervenci6n personal,” se extendié en ejemplificar el funcionamiento de este proceso de individuacién cuando de fai lias se trata: “El modelo cldsico de familia era aquel en el que el hom- bre hacia este proceso de individualizacién y la esposa era su compa- ftera que se quedaba en el hogar y lo acompaitaba si él tenia que tras- ladarse a otro lugar de trabajo. En la medida en que ambos cényuges desarrollan estas biografias individualizadas, no queda claro cémo van @ organiza su vida cotidiana en conjunto, quién es el responsable de los nifios, quién se encarga de llevar los quehaceres diarios de la casa, quién decide la movilidad, etcétera. Sabemos que todavia esto tiene mu- cho ver con el género, por lo tanto estdé claro quién decide”. Comentario que es posible articular con un capitulo de su obra (1998), cuando sostuvo que, en la medida en que los hombres que- dan cada vez mas separados de los lazos sociales por la progresiva 231 9 individualizacién y Privatizaci6n. se da un dob parte, las formas de percepcion son privadas © Prog, Y~c la €poca- a su vez ahistéricas. Los hijos ignoran las padres, por no hablar ya de la de los abuelos. Es deci temporal de la percepcién de la vida se reduce cada ae Novo encogerse finalmente en el caso limite de la historia de] peal hasta sente, y todo gira en torno al Propio yo de la Propia vida. a Podriamos preguntarnos si este analisis corresponde a todas las sociedades y si podria aplicarse a todas las regiones de un mi s $80. Pop ONSideradg ‘ Situaci lones q e log Una 'S8de. Probablemente no. dadas las caracteristicas que cada area Presen- ta; sin embargo, es posible aceptar que ésta es la tendencia que po- demos registrar como tal en regiones de nuestro pats, con mayor o menos presencia de la dinamica que Beck propone como parte de la tesis de su obra. Corresponde a quienes trabajan en Area (en te- rreno) reconocer cuAles serdn las aplicaciones pertinentes de estas ideas en la comprensién de las organizacinnes familiares can las Fin de la tercera parte Las clasificaciones de las familias Clasificar constituy6 un paradigma de las ciencias denominadas “naturales”, posteriormente ciencias duras, que respondia a las nece- sidades que ellas proponian. Durkheim comparaba los estilos clasifi- catorios remontandose a “los primitivos”, y Sostenia que las clasifica- ciones cientificas eran una solucién de continuidad de aquellos. Afir- maba: “Son sistemas de nociones Jerarquizadas cuya finalidad es sélo especulativa: hacer comprensible las relaciones entre conceptos; no fa- cilitar la acci6n=. Establecié que las clasificaciones resultaban tiles sijerarquizaban un orden de conocimientos, y no se trata tan solo de construir signos, sino de establecer relaciones entre ellos, coordindn- dolos o subordinandolos unos con otros. Son nociones extrafias don- de participan, dijo, toda suerte de elementos extrafos. Sin duda, clasificar puede constituir una ayuda para quien estu- dia; la experiencia ensefia que con frecuencia los alumnos prefieren Tecurrir a autores que proponen clasificaciones (por razones de or- den mnemotécnico) antes que incorporar conocimientos carentes del margen clasificatorio del cual pueden sostenerse. YyPbeeorece errs ¥ tura asociativa de lenguajes documentales' no jerara exposicion de los diversos item que componen los cir, trabajar a partir de asociaciones di C0 duran CAPIMUOS, Bs ge leas que establecen relay ma de crear conocinae de manera distinta de la tradicional, convocando distintos 2 Cc nes conceptuales. Lo que permite una for! oe 10s de la experiencia y del mundo empirico entrecruzindose en en es red neuronal, en interrelaciones perma ito nentes, que se reacomog Partir de los cambios y de los ritmos por los que log neni imier tos ca em la rigider de cgi, feaclones que se suponen ordenadoras y definitorias atraviesan, en lugar de mantenerse capturados Esta presentacion —que es una advertencia- tene la finalidad de explicar por qué voy a incluir una rudimentaria y escolar clasific a cin de “los tipos de familia” como ejemplo de lo que no interesa re. cordar, aunque si saber de su existencia, puesto que clasificaciones de esta indole se encuentran en libros de textos, en monogratias y en tesis, todos ajenos a las posibilidades hipertextuales que un te. ma como las organizaciones familiares no s6lo autoriza sino reco. mienda. Las investigaciones permiten suponer que, posteriormente a la que hoy se llamaria promiscuidad sexual, en tiempos considerados Prehistoricos se iniciaron matrimonios grupales, en los que todos los hijos se consideraban hijos del grupo y hermanos entre si, De alli habrian partido las uniones poligamicas, diferenciando la po- liandria y la poligenia. Se acepta de forma general que la familia gru- pal existié en la Polinesia y entre los indios iroqueses en los Estados Unidos. feat s tradi- La siguiente enumeraci6n sintetiza algunas enunciacione 1ez Alcorta, in cionales, con excepcién del texto de Grosman y Marti i al de cus que introduce una categoria y un modelo superadores clasificaci6n rigidificante. 200 iologica : : riginal ° ee alos miembros de la familia segan ao yra defi tl estruc inidad. te UP . decir, la consanguinid: Es ja, eS e r a a mili nucle hombre y una mujer con sus hijos. 101 Fa’ mada por un For ia extensa Famili rel conjunto de ascendientes y descendientes, colate- da po a ne afines de una familia nuclear. Familia compuesta 0 reconstituida o ensamblada Este tipo de organizacion familiar se reestructura a partir de va- rias familias nucleares o miembros de éstas, como es el caso de pa- dres viudos 0 divorciados, con hijos, que vuelven a casarse. Este modelo cuenta con investigaciones que han logrado demos- trar, confirmar, las caracteristicas que pueden reconocerse como da- to sistematico y no aproximativo o empirico. Segtin Cecilia P. Gros- man, “desde la perspectiva psico-social” se define a la familia ensam- blada como “aquella estructura familiar originada en el matrimonio o unién de hecho de una Pareja, en la cual uno o ambos de sus integran- ‘es tiene hijos provenientes de un casamiento o relacién previa (...) de este modo, la pareja adulta, los nifios procedentes de tales primeros vinculos y los que pudieran nacer del nuevo lazo marital conforman un sistema familiar nico”? Familia conjunta o multigeneracional Esta modalidad familiar se presenta cuando los més jévenes de la familia incorporan a formar un niiclan ella a sus propios cOnyuges e hijos, en vez de ‘ [re crteres Familia homosexual La union no consensuada entre dos personas wns aie m| 'SMO sex, Fam lia in hijos La vinculacton de una persona a otra de distinto 5, eX Con; de establecerse poy 1 YY" de engendrar, 'U Proyecto de una necesidad humana universal. Pue. de ambas partes o por imposibilidad cién de una criatura forme Parte de s) id: vida. Familia posmoderna Muestra alta desorganizacion y desintegracion, manitiest, sis, con una pérdida de identidad. zc Familia desintegrada Sus miembros no se hallan suficientemente ul nidos y su identidag ha sufrido un severo deterioro. Familias acogedoras y familias sustitutas Se trata de una categoria creada para hacerse cargo de ninos yn. las cuyos padres no estan en condiciones de ocuparse de ellos, que no determina la pérdida de la patria potestad por su parte. ni ellos han decidido entregar sus hijos en adopcién. Estas familias pueden haber sido elegidas y estudiadas como cole- boradoras de organismos oficiales y perciben un sueldo mensual. 0 ian nneden haher cidn nraadas ante le narancia da inctitncianes am familia como rito iniciatico e inicial, tal como suponemos sucedié en. aquellos tiempos arcaicos de supervivencias obligadas. En ese com- partir la comida, hizo falta garantizar la sobrevida de los mas peque- fos, indefensos, sin pelos, sin dientes y sin garras, como desprecia- tiva y tiernamente afirmé Manfred, el gran mamuth de La era del hie- lo" al contemplar la carita lampifa y sonriente del cachorro humano con el que habria de fundar aquella manada inicial, formada Por ani- males y seres humanos huyendo de la extincién que amenazaba la vi- da de todo lo que no fuera inerte en el planeta. Pero, a pesar de comer juntos y de proteger a los cachorros, la muerte alcanz6 a los seres humanos y desordené sus proyectos: entonces fue preciso crear otro ritual, otro modo de estar juntos, el Culto a los ancestros. Si ellos pudiesen volver -los primeros huma- nos lo ignoraban- por lo menos que sé reconociesen respetados. La manada habia transitado inmensos territorios temporales gestan- do simbolos y pensamientos que ahora le permitian anticipar. Con- tinnah: a tenerse iuntos. alimentandose reciproca innahan necacitandas mantener: EI mito biblico lo describe con claridad € incorpora otra ¢ imen. on: expulsados del Paraiso, Adan y Eva estan destinados a liga, pensamiento con la culpa, que es aquello que, aunque core ala realizacién de un acto, ejerce feroz influencia sin que se . ver. Producto de la maldicion biblica y de la expulsi6n, el origen de Ia familia habra de organizarse, si asumimos la trascendencia del mito, a partir de una violencia inicial regulada por un poder hegeménico. Y la pérdida del Paraiso -nostalgia inacabable que se esconde en los fines de semana largos y en los safaris “como si” - deja al descubier. to que aquel Edén era tal en cuanto no habia ninos que cuidar ni ;po, ipor qué/s? que responder. Los arcdngeles, tronos y dominaciones, que habjan acompanado a Yahvé en tiempos de Lilith (cuando, segin los mitos, la primera mujer creada con barro igual que su compaiero se enfrenté con Adan por insatisfaccién sexual e hizo abandono mali- cioso del Paraiso, desobedeciendo la voz divina que le ordenaba vol- ver), tampoco se ocuparon de garantizar un espacio para la nifiez. En esta saga, los nifos aparecen a partir de Cain y Abel, inaugurando la muerte como esfera de colisién familiar. ' Transcurrieron los siglos; recorriendo diversas latitudes, los cien- tistas nos contaron cémo progresé el mundo y cuéles fueron las al- ternativas de las tribus, las hordas, las mutas y las sucesivas organi- zaciones familiares: el agruparse constituy6 una necesidad y aun cuando la horda y la muta no eran familieras, sus miembros prove- nian de agrupaciones contenedoras que les habfan permtido crecer hasta convertirse en maximos depredadores. Sila reunion inicial procedié de la necesidad de comer, también és cierto que comer, como lo escribié Canetti,’ procede de cumplir la orden (materna) y obedecer, es decir, someterse; y aprender a sit bolizar para inventar las estrategias que permitan zafar de las impo- siciones a cambio de proteccién. | 340 —— ion" eS Jo que afirma Canetti, erence: muy claras en el amaes- tramiento de animales y en la relaci6n temprana con los mas peque- jos. LOS nifios comen mientras se socializan, o sea, mientras apren- den a portarse bien, para lo cual la familia, ademas de Proveer comi- da, debe distribuir érdenes. Y las érdenes, diré Canetti, son como aguijones que una vez lanzados e incorporados permanecen en quien Jos recibié: es la funcién domesticadora de la orden que genera algo asi como un cautiverio voluntario. Aunque quien recibe el flechazo logre retirar el aguij6n, la cicatriz perdura y guarda su historia junto con el riesgo de satisfacerse por la orden obedecida. Al mismo tiempo que quien tens6 el arco y lan- z6 la flecha imagina y teme el contragolpe, “porque lo que ha hecho se le estampa también a uno mismo, no sélo a la victima”. Es el mie- do de mando que le asalta a quien permanentemente dicta ordenes y siente miedo ante la posible inversién de las partes. Estoy hablan- do de la educacién que garantiza los ordenamientos familiares a me- dida que se incorporan hijos y crecen; ini mente las ordenes esta- ban dirigidas a las mujeres (que heredamos transgeneracionalmente los aguijones) como si fueran nifias y niftos. Ya hablamos de eso a lo largo del libro. Ordenes, obediencias, simbolizaciones y comidas mediante, la ne- cesidad de contacto cuerpo a cuerpo (la tibieza que la ternura defi- ne), las puntuaciones que los Estados precisan para nomenclaturi- zarse como custodios del bienestar de las familias, y la decision de cuidado que el espiritu del riesgo, la humedad de la fluidez y los tar- tamudeos del conocimiento (siempre arrastrando lo que ya pas6) han demostrado ser imprescindibles. En ese modo de organizarse para hacer manada, mediante la consagracién de la diversidad, se aprovecha lo que se tiene, rearmandolo, reconfigurandolo e inven- tanda “otra casa”. aue nos mantiene inclinadas sabre las hardac ave otros nos solicitan y nos acerean (el clinamen ya ™encionag, sar de sus fracasos sociales y personales, constituye un re Ape cante para la ilusion desconsolada del sujeto, © Gratis, Sujeto que sobrevive a la glaciacion que las politica Neoliber, impusieron a algunos y a las ocupaciones Sangrientas con jag oe imperios arrasan a otros, y que no espera como los cachorros i los nos: ser culdado, sino construir euidados lticidos para terns sities mundo donde estados e instituciones fracasan i ¥ donde el planeta no nos garantiza que habra de perdurar en la orb) ita -que se imagina co. nocida y se confirma que incontrolada-. Las nuevas organizaciones familiares no son nuevas; nuevo es el registro de lo que existfa, omitido, silenciado o negado, Nuevas son las tecnologias que facilitan la aparicion de vinculaciones sociales y familiares y de identidades y subjetividades ligadas a tales tecnoi, gias. A pesar de todo lo enumerado en este volumen, no cabe derrs. par en la pesadumbre, en el pesar de los nostélgicos, menos atin apostar -fcilmente- al futuro; que el futuro es ahora no es novedad Sera necesario tenerlo en cuenta, particularmente entre nosotros que habitamos este continente, miserabilizado y aun empinado v

También podría gustarte