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Yafte Hernández Sánchez

Tema 7: La explotación de la historia (1959-1969)

En este tema se atiende sobre todo a la modernidad en el cine, a una época de


experimentación e innovación constantes que insuflarían nueva vida al cine, un
movimiento liderado por el cine europeo.

Mark Cousins comienza hablando sobre un director de Estocolmo, Ingmar


Bergman, quien tenía dos grandes temas en su cine: el tacto y la muerte. Se
mencionan varias películas suyas: Un verano con Mónica (1953), El séptimo sello
(1957), Los comulgantes (1963) y Persona (1966). En su trabajo se ilustra la
sexualidad y la desnudez como algo totalmente moderno, aunque también había
otros recursos novedosos como permitir que un actor mirase directamente a la
cámara. Era la clase de cosas que nunca antes se había hecho. Otro tema
importante para Bergman eran los sentidos y el cuestionamiento de la existencia
de Dios. Hay un punto en la evolución del pensamiento de Bergman en el que
llega a la conclusión de que Dios ha muerto. Era la clase de cine que era
consciente de sí mismo y permitía viajar al subconsciente. Ahí la película no sólo
contaba la historia, sino que era la historia. Ese fue el estandarte del cine europeo
de los 60.

Luego pasamos a Robert Bresson, quien en esa época filmó Pickpocket (1959) y
Al azar, Baltasar (1966). Muchas de sus películas seguían el concepto de la
prisión, incluyendo al cuerpo con un reclusorio del que es necesario liberarse. Su
cine tenía varios postulados: no había caos o luchas internas, ni siquiera
dramatización; rechazaba la pomposidad. Buscaba hacer imágenes sencillas con
luz plana, vestuario corriente e inexpresividad en los gestos. Su finalidad era pulir
la historia del cine.

También había otros como Jacques Tati con Mi tío (1958) que se fijaban sobre
todo en los detalles y muy poco en la historia. Su cine era un rompecabezas de
momentos. Federico Fellini, sin embargo, era distinto. Ha sido uno de los
cineastas más influyentes junto a Chaplin y Hitchcock. En él vive un espíritu de
amor por la vida que tiene mucho de su pasión por el espectáculo circense, así
como de la figura de los circos en general.

Pero también se aborda un movimiento muy importante de la época: La Nouvelle


Vague con varios de los más grandes cineastas jamás conocidos: Agnés Varda,
Alain Resnais, François Truffaut y, por supuesto, Jean Luc Godard. Ellos
representaban la iniciativa intelectual de la primera generación de cineastas
salidos de la universidad. Eran amantes del cine que estaban más conscientes de
sí mismos. Con Cleo de 5 a 7 (1961), Agnés Varda ilustraba el concepto del
movimiento, del ir a la deriva en las grandes ciudades de la modernidad; en ella
existía una preocupación por la aparición de los sentimientos. Resnais y Truffaut
cuestionaban las bases de las historias, la continuidad y la memoria mediante las
imágenes: se abordaba a la incertidumbre como un tema cinematográfico.

Por último se menciona al más representativo de entre todos, Godard, quien es


descrito como un tipo fascinante con una individualidad frenética. Su primera
película tenía un espíritu totalmente moderno. Al final de la escapada (1959)
utilizaba primeros planos y cortes que, en lugar de mostrar algo distinto mostraban
la misma imagen con mínimas variaciones. Esto era para enfatizar la belleza del
cine, es decir, dar cuenta de que eso que estábamos viendo es cine. Había un
énfasis muy marcado en él por lograr que las películas fueran una experiencia
sensorial.

Fuentes consultadas
Cousins, M. (Dirección). (2011). La historia del cine. Una Odisea. Episodio 7: El nuevo cine europeo.
[Película].

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