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3/6/20
Este tema habla sobre los distintos caminos que tomó el cine a lo largo del mundo
como alternativa al modelo estadounidense del romanticismo. Era una reacción de
rebeldía hacia lo siempre visto, y de ese modo varios directores optaron por
cambiar no sólo la forma en que contaban sus películas, sino también los temas a
los que acudían. La idea que reunía los distintos estilos y culturas no era otra que
retratar de manera más realista, menos ensalzada, a los seres humanos, tanto en
la felicidad como en la desgracia. Esta iniciativa sería un paso gigante para
alejarse de los cánones establecidos durante las primeras dos décadas de
existencia de cine, para demostrar que una visión personal y profunda era posible.
Así pues, el desafío al cine comercial se dio, en primer lugar, desde los directores
anglosajones como Ernst Lubitsch, quien tenía un estilo muy propio que giraba en
torno a géneros como la parodia, la comedia, el retrato de la sexualidad, todos
ellos con miras críticas hacia las convenciones de la sociedad, entre ellas el pudor
extremo frente a la sexualidad, el abuso de las oligarquías, el racismo, el
capitalismo, entre otros. A pesar de que en a veces pudiera a llegar a recrear
imágenes un tanto oníricas, su osadía se basaba firmemente en un estilo propio.
La influencia del cine ruso llegó hasta Oriente. En Japón hubo dos directores
especialmente disruptivos en materia del cine, Yasujiro Ozu, y Kenji Mizoguchi,
ambos concentrado en la expresividad sincera de sus personajes frente a
situaciones sociales difíciles, en especial para las mujeres en casos como el
abuso marital, la pobreza, la prostitución, etc. Para ellos no existía interés en lo
espectacular: querían mostrar que sus preocupaciones artísticas venían de la
realidad, que la tristeza no siempre es consoladora o bella, y que, en la mayoría
de los casos, las personas tienen que aprender a vivir con sus problemas o
resolverlos. Esa es la clave del desarrollo de sus personajes, pues evolucionan, no
se quedan siempre en el mismo lugar.
Por último, hubo quienes abordaron la rebeldía desde el extremo con ejercicios
como Un perro andaluz de Luis Buñuel, quien, junto a Salvador Dalí, no se
conformó con realizar historias concretas para expresar ideas o transmitir
emociones; se valían de la forma del subconsciente para dejar una libre
interpretación de las imágenes. Esta sería, quizá, la forma más original y poco
comprendida de la época.