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de Cirujanos
CIRUGÍA HEPÁTICA
EDITORES
Daniel Casanova
Juan Figueras
Fernando Pardo
AUTORES
Javier Álvarez-Cienfuegos Antonio Martínez de la Cuesta
Alberto Benito Juan Carlos Meneu
Ángel Bernardos Enrique Moreno González
Ignacio Bilbao Jorge Ortiz de Urbina
Daniel Casanova David Pacheco Sánchez
Esteban Cugat Fernando Pardo
Ramón Charco Pascual Parrilla
Salvadora Delgado Yolanda Quijano
Juan Figueras Antonio Rafecas
Agustín de la Fuente Perucho Emilio Ramos
José Fuster Fernando Rotellar
Manuel García Polavieja Francisco Sánchez Bueno
José Luis García Sabrido Julio Santoyo
Juan Carlos García Valdecasas Miguel Ángel Suárez
Luis Grande Eloy Tejero
Javier Herrera Andrés Valdivieso
Eduardo Jaurrieta Carlos Valls
Antonio Lacy Evaristo Varo
Ricardo Lozano Emilio de Vicente
Carlos Margarit José Visa
ISBN: 84-95913-42-9
Depósito Legal: M-00000-2004
Impreso en España
Printed in Spain
“El gesto quirúrgico es el que define el oficio, y se constituye por la relación y
el equilibrio entre técnica y conocimiento en una disciplina que desde el punto de
vista filosófico, podríamos decir que es la historia misma del corazón y del ta-
lento de los hombres.”
5
6
Presentación
Sus autores constituyen una parte importante de los profesionales con dedica-
ción tanto a la cirugía hepática como al trasplante. Por ello debemos expresar
nuestro agradecimiento a todos ellos y a los centros que representan por permitir
expresar y divulgar la experiencia que se acumula tras las líneas que forman par-
te de estos capítulos.
El índice expresa el recorrido lógico de los que hoy se considera que es repre-
sentativo de la patología y cirugía hepática, ya que comienza con la base del co-
nocimiento anatómico que todo cirujano debe conocer para abordar cualquier ti-
po de resección, incorporando la clasificación de Brisbane, y la correlación de la
ecografía con las estructuras vasculares. A continuación se expresan aspectos se-
miológicos y morfológicos, tan importantes para el diagnóstico de las lesiones tu-
morales. Se actualiza el papel emergente del abordaje laparoscópico tanto diag-
nóstico como terapéutico, siendo uno de los aspectos de mayor novedad en la
práctica clínica de hoy día.
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Los tumores benignos y malignos tanto primitivos como metastásicos suponen el
sustrato patológico fundamental donde se desarrolla la mayor parte de la cirugía
hepática. La evolución tecnológica ha generado nuevas fuentes de conocimiento
con desarrollo de instrumentaciones y metodología que suponen un verdadero re-
to y alternativa para lo que podríamos llamar “cirugía tradicional” .
También hemos querido incluir una guía instrumental de cirugía hepática que
sirva de orientación en los cada vez más sofisticados medios inventariables y fun-
gibles que se necesitan para una correcta práctica clínica.
Por último, de forma menos convencional pero asimismo creemos que de utili-
dad, hemos añadido dos addemdum: el primero adscrito al capítulo sobre metás-
tasis, donde se recogen los aspectos metodológicos del Registro Nacional de
Metástasis Hepáticas que la Sección puso en marcha, con los resultados de la pri-
mera evaluación; el segundo lo constituyen direcciones de internet de interés pa-
ra que el lector encuentre el camino para profundizar en cada una de las patolo-
gías. En un mundo cada vez más universalizado en lo que se refiere a las fuentes
del conocimiento, la WEB es una herramienta de excepción y queremos darle su
lugar correspondiente.
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Aunque esta es una guía fundamentalmente para cirujanos y escrita por ciruja-
nos, la práctica clínica actual tiene una dimensión de trabajo en equipo que no
queremos pasar por alto.
Para los cirujanos, que se caracterizan por la ambivalencia entre querer saber lo
que ocurre mas allá de los obstáculos, y el pragmatismo de pisar el suelo, la ci-
rugía hepática ha supuesto un reto excepcional, y ofrece un ejemplo claro de lo
que es progresar paso a paso. Los niveles de eficacia que esta cirugía ha alcanza-
do en nuestro país todavía siguen sorprendiendo a propios y a extraños. Sin em-
bargo, nada es casual, ya que la respuesta está en las miles de horas de formación
extra y a título personal que los cirujanos hepáticos españoles han asumido como
compromiso profesional para dar repuesta a una demanda que emergía y cuyos
resultados están para todos ellos en niveles más altos.
El trabajo del cirujano que se caracteriza por la simbiosis entre ciencia y técnica
encuentra en estas páginas parte de esa doctrina. Invitamos al lector a leer entre lí-
neas y profundizar en sus contenidos.
Daniel Casanova
Juan Figueras
Fernando Pardo
9
Prólogo
11
dicalmente por tres razones fundamentales: a) en muchos de ellos, las técnicas de
imagen demuestran que sólo existe enfermedad neoplásica macroscópica en el hí-
gado; b) los avances en las técnicas quirúrgicas y anestésicas (conocimiento de la
anatomía segmentaria del hígado, técnicas de control vascular, disector ultrasóni-
co, coagulador de argón, mantenimiento de una presión venosa central baja du-
rante la transección del parénquima hepático, etc.), junto a una mejor selección
de los pacientes, permiten realizar resecciones hepáticas mayores con mortalidad
casi cero; y c) la resección de las MH, en casos seleccionados, aumenta de forma
espectacular la sobrevida de estos pacientes. Esto significa que, de entrada, todos
los pacientes con cáncer colorrectal que presentan MH, sincrónicas o metacróni-
cas, (aproximadamente un 50%), deberían ser valorados para resección hepática.
Y lo mismo ocurre en el caso de que reaparezcan las MH sin evidencia de enfer-
medad extrahepática. Dada la prevalencia del cáncer colorrectal, estamos ha-
blando de muchos pacientes y, de hecho, en los centros con experiencia en CH,
la resección por MH ha pasado a ser una de las intervenciones más frecuentes en
cirugía programada.
Por lo que respecta al trauma hepático, su incidencia ha aumentado y conviene
señalar que en los traumatismos graves, un factor pronóstico fundamental, ade-
más del sentido común, es la cualificación técnica del cirujano que los trata ini-
cialmente. Debería tener experiencia en la liberación hepática y en la anatomía de
las venas suprahepáticas y la vena cava retrohepática, por lo que sería aconseja-
ble que todos los cirujanos en formación rotaran por Unidades de Trasplante
Hepático, tal y como se exige en la nueva versión, pendiente de aprobación, del
Programa MIR de Cirugía General y de Aparato Digestivo.
Cuando la Asociación Española de Cirujanos (AEC) puso en marcha el pro-
yecto de editar las Guías de Práctica Clínica, se encargó al Dr. Daniel Casanova
–entonces coordinador de la Sección de Cirugía Hepato-Bilio-Pancreática (HBP)
y uno de los pioneros y principales impulsores de este proyecto– la edición de la
guía correspondiente a la Cirugía HBP. Tras algún titubeo inicial, pronto se tomó
la decisión de separar la CH de la cirugía bilio-pancreática (CBP), fundamental-
mente por el desarrollo extraordinario que ha experimentado la CH en los últimos
20 años, relacionado en gran parte con la consolidación del trasplante hepático
(TH) como una realidad clínica.
Otro argumento a favor de separar la CH de la CBP es el distinto protagonismo
que el cirujano general tiene en cada una de ellas. En la era de la superespeciali-
zación, es importante no perder la perspectiva de lo que significa la cirugía ge-
neral y digestiva. Las áreas de capacitación específica no van a funcionar como
compartimentos estancos, de forma que todas las intervenciones quirúrgicas de
un área sólo puedan realizarse por cirujanos superespecializados en la misma. La
atención por cirujanos “expertos” sólo debe aplicarse a aquellos procedimientos
que por su complejidad hayan demostrado, con estudios adecuados, que los re-
sultados mejoran significativamente con este hecho. Y esto varía mucho de unas
áreas a otras. En el caso que nos ocupa, el recorrido del cirujano general es mu-
cho más amplio en la CBP que en la CH. En otras palabras, la CH actual es, en
su mayoría (resecciones hepáticas por patología tumoral), cirugía para pocos ci-
rujanos y para pocos centros, mientras que la CBP, con algunas excepciones (tras-
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plante de páncreas, tumores, iatrogenia biliar, etc.), es cirugía para todos los ci-
rujanos y para todos los centros.
No voy a referirme a la estructura de la Guía por haberlo hecho los editores en
su Presentación. Sí quiero dejar constancia, como testigo de excepción, del enor-
me esfuerzo editorial que ha sido necesario para homologar los originales, evi-
tando repeticiones y procurando transmitir mensajes nítidos sobre el “estado de
la cuestión “ en los distintos campos que conforman la CH actual, en continua
evolución. El objetivo que persigue la AEC con la edición de las guías –contri-
buir a la formación continuada de los cirujanos– queda cubierto con creces.
Además, su lectura resultará de gran interés, no sólo para los cirujanos generales
sino también para otros especialistas que contribuyen a la atención de estos pa-
cientes (anestesistas, radiólogos, digestólogos, patólogos, etc.).
Por último, en nombre de la AEC y de todos los cirujanos españoles, quiero
hacer constar a los editores y a todos los autores mi felicitación por el nivel de ac-
tualización alcanzado y mi agradecimiento por el esfuerzo “añadido” que supone
buscar la excelencia.
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Autores
Javier Álvarez-Cienfuegos
Clínica Universitaria de Navarra. Pamplona
Alberto Benito
Clínica Universitaria de Navarra. Pamplona
Ángel Bernardos
Hospital Virgen del Rocío. Sevilla
Ignacio Bilbao
Clínica Universitaria de Navarra. Pamplona
Daniel Casanova
Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Santander
Esteban Cugat
Hospital Mutua de Terrassa. Barcelona
Ramón Charco
Hospital Clínic. Barcelona
Salvadora Delgado
Hospital Clínic. Barcelona
Juan Figueras
Hospital de Bellvitge. Barcelona
José Fuster
Hospital Clínic. Barcelona
15
Manuel García Polavieja
Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Santander
Luis Grande
Hospital Nuestra Señora del Mar. Barcelona
Javier Herrera
Hospital de Navarra. Pamplona
Eduardo Jaurrieta
Hospital de Bellvitge. Hospitalet de Llobregat (Barcelona)
Antonio Lacy
Hospital Clínic. Barcelona
Ricardo Lozano
Hospital Clínico Universitario. Zaragoza
Carlos Margarit
Hospital Vall d’Hebron. Barcelona
Fernando Pardo
Clínica Universitaria de Navarra. Pamplona
Pascual Parrilla
Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca. El Palmar (Murcia)
16
Yolanda Quijano
Hospital Ramón y Cajal. Madrid
Antonio Rafecas
Hospital de Bellvitge. Hospitalet de Llobregat (Barcelona)
Pablo Ramírez
Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca. El Palmar (Murcia)
Emilio Ramos
Hospital de Bellvitge. Hospitalet de Llobregat (Barcelona)
Ricardo Robles
Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca. El Palmar (Murcia)
Fernando Rotellar
Clínica Universitaria de Navarra. Pamplona
Julio Santoyo
Hospital Regional Universitario Carlos Haya. Málaga
Eloy Tejero
Hospital Clínico Universitario. Zaragoza
Andrés Valdivieso
Hospital de Cruces. Barakaldo (Bilbao)
Carlos Valls
Hospital de Bellvitge. Hospitalet de Llobregat (Barcelona)
Evaristo Varo
Hospital Clínico. Santiago de Compostela (A Coruña)
Emilio de Vicente
Hospital Ramón y Cajal. Madrid
José Visa
Hospital Clínic. Barcelona
17
18
Índice
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
anatómicos de las resecciones hepáticas
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44
Capítulo 2 Estudio del paciente con patología hepática
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
ocupante de espacio
Indicaciones de la LDg . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
Técnica quirúrgica de la laparoscopia exploradora . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
Laparoscopia terapéutica (resección hepática por vía laparoscópica) . . . 78
Revisión de la literatura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
con hepatopatía
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
Capítulo 6 Abscesos y quistes hepáticos
Abscesos hepáticos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
Quistes hepáticos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126
Capítulo 7 Tumores benignos de hígado
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 142
Capítulo 8 Tumores malignos hepáticos primitivos
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 180
Capítulo 10 Embolización portal
Indicaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 180
Contraindicaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 181
Técnica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 181
Complicaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 184
Resultados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 186
Situaciones complejas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187
Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 192
Capítulo 11 Fallo hepático fulminante
Concepto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 192
Clasificación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 192
Etiología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 192
Clínica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 193
Pronóstico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 197
Tratamiento del FHF . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 198
Criterios para indicar un trasplante urgente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 200
Contraindicaciones del trasplante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 202
Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 202
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 208
Capítulo 12 Soporte hepático artificial
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 218
Capítulo 13 Hipertensión portal
Definición . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 218
Fisiopatología de la hipertensión portal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 218
Clasificación hemodinámica de la hipertensión portal . . . . . . . . . . . . . . 219
Clínica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 220
Métodos diagnósticos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 221
Estrategia de tratamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 221
Opciones terapéuticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 222
Algoritmos terapéuticos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 228
Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 232
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 236
Capítulo 14 Síndrome de Budd-Chiari
Concepto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 236
Patogenia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 236
Etiología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 237
Clínica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 237
Diagnóstico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 238
Tratamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 239
Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 242
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 247
Capítulo 15 Trasplante hepático
Indicaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 247
Contraindicaciones del trasplante hepático . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 252
Evaluación del paciente. Criterios de selección para ser incluido
en una lista de espera para trasplante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 253
Donante de hígado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 255
Técnica de extracción y preservación hepática . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 256
Técnica quirúrgica del trasplante hepático . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 258
Cuidados postoperatorios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 266
Inmunosupresión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 267
Alteraciones postoperatorias. Complicaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 268
Trasplante hepático de donante vivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 276
Split liver . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 289
Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 293
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 300
Capítulo 16 Traumatismo hepático
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 326
Capítulo 18 Guía instrumental en cirugía hepática
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 338
de origen colorrectal
Objetivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 338
¿Cómo rellenar los datos? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 338
Resultados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 342
Revistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 350
Addemdum 2 Direcciones de internet de interés
Sociedades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 352
Web’s . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 353
• CAPÍTULO 1 •
Introducción
Descripción de la segmentación hepática.
Terminología de Brisbane
Correlación de la anatomía normal con las
imágenes ecográficas
Descripción de los diferentes tipos de resecciones
hepáticas
Resecciones regladas
Hepatectomías limitadas
Descripción de las técnicas de oclusión y control
vascular
Oclusión del pedículo hepático (maniobra de
Pringle)
Oclusión selectiva hiliar y suprahiliar
Oclusión vascular intraparenquimatosa con
balón intraportal
Exclusión vascular total
Exclusión vascular total en refrigeración
Exclusión vascular con preservación del flujo
de la cava
Control vascular aferente-eferente
Control vascular sin control aferente-ni eferente
Control vascular aferente-no eferente
Conclusión
25
L
Guía Clínica de Cirugía Hepática
INTRODUCCIÓN
cuatro secciones: poste- definidas se dividen en ocho segmentos, que componen la ba-
rior derecha, anterior se de la anatomía funcional hepática (Figura 1.2).
Cada segmento recibe una rama de la tríada portal indepen-
diente formada por arteria, porta y conducto biliar rodeada por
derecha, medial izquier-
ciones en un plano hori- Glisson que rodea al hígado, de ahí la denominación de pedí-
zontal conforma los seg- culo glissoniano.
La tríada portal derecha se bifurca en una rama anterior y
otra posterior (sectores anterior y posterior derechos), cada
mentos hepáticos
una de las cuales, a su vez, se bifurca en una rama superior y
otra inferior (segmentos 8, 5, 7 y 6). El pedículo izquierdo se divide en tres ramas
(una posterior y dos anteriores) (segmentos 2, 3 y 4).
El segmento 1 se halla por detrás del hilio hepático, entre las venas porta y ca-
va inferior y recibe vascularización tanto del hígado derecho como del izquierdo.
26
ANATOMÍA QUIRÚRGICA DEL HÍGADO
Suprahepática media
Suprahepática
derecha Suprahepática
izquierda
7 8 3
4
6 5
Vena porta
Figura 1.1. Proyección de las venas suprahepáticas. Planos de división del hígado en
cuatro secciones.
Suprahepática media
Suprahepática
derecha Suprahepática
izquierda
8 1 2
7
4 Plano vena
porta
3
6 5
Figura 1.2. División hepática en ocho segmentos. Proyección de las venas suprahepáticas
y bifurcación portal.
27
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Desde el punto de vista anatómico se han descrito tres porciones: a) lóbulo cau-
dado (lóbulo de Spiegel) a la izquierda de la vena porta; b) proceso caudado-por-
ción entre la vena cava y vena porta; y c) porción paracaval localizada en su por-
ción más craneal cerca de las venas suprahepáticas (que se reconoce como
segmento 9).
En el año 2000, el Comité Científico de la Asociación Internacional Hepato-
Bilio-Pancreática (IHPBA), aprobó unánimemente una nueva terminología, ela-
borada por un grupo de expertos mundiales, para poner fin a la confusión entre
los términos franceses y anglosajones, tanto referentes a la anatomía como a los
tipos de resecciones hepáticas. Esta nueva clasificación se conoce como clasifi-
cación de Brisbane (Tabla 1.1.).
TABLA 1.1
TERMINOLOGÍA DE BRISBANE 2000. ANATOMÍA Y
RESECCIONES HEPÁTICAS
Límites: el límite de la división de primer orden que separa los dos hemihígados
es un plano que va de la fosa vesicular a la vena cava inferior (plano medio
del hígado)
28
ANATOMÍA QUIRÚRGICA DEL HÍGADO
TABLA 1.1
TERMINOLOGÍA DE BRISBANE 2000. ANATOMÍA Y
RESECCIONES HEPÁTICAS (continuación)
29
Guía Clínica de Cirugía Hepática
TABLA 1.1
TERMINOLOGÍA DE BRISBANE 2000. ANATOMÍA Y
RESECCIONES HEPÁTICAS (continuación)
30
ANATOMÍA QUIRÚRGICA DEL HÍGADO
TABLA 1.1
TERMINOLOGÍA DE BRISBANE 2000. ANATOMÍA Y
RESECCIONES HEPÁTICAS (continuación)
Sector anterior derecho y sección anterior derecha son sinónimos. Sector pos-
terior derecho y sección posterior derecha son sinónimos. Sector medial iz-
quierdo y sección medial izquierda NO son sinónimos y NO son términos in-
tercambiables. No describen las mismas áreas anatómicas. Sector lateral
izquierdo y sección lateral izquierda NO son tampoco sinónimos y NO son tér-
minos intercambiables
Dado que los grandes vasos intrahepáticos no son visibles a simple vista, la
ecografía intraoperatoria se ha convertido en una herramienta imprescindible en
la cirugía hepática moderna. Permite no sólo identificar el número y la localiza-
ción exacta de las lesiones intrahepáticas, sino también su relación con las es-
tructuras vasculares.
31
Guía Clínica de Cirugía Hepática
ción de las lesiones hepá- y orientándolo hacia la región craneal, es posible observar las
ticas con las estructuras venas suprahepáticas en su desembocadura en la cava inferior.
De este modo se delimitan los segmentos 7, 8, 4 y 2 (Figuras
1.3 y 1.4).
vasculares
32
ANATOMÍA QUIRÚRGICA DEL HÍGADO
33
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Figura 1.6. Ecografía intraoperatoria. Porta derecha. Rama anterior (5, 8) y posterior
(6 y 7).
Resecciones regladas
Se definen como la resección de una parte del parénquima que sigue una o más
cisuras anatómicas. De este modo, se evita dejar tejido desvitalizado que pueda
ser origen de complicaciones postoperatorias. Su denominación debe ajustarse a
la clasificación de Brisbane (Tabla 1.1).
34
ANATOMÍA QUIRÚRGICA DEL HÍGADO
35
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Hepatectomías limitadas
36
ANATOMÍA QUIRÚRGICA DEL HÍGADO
quierda.
Esta oclusión puede ser aplicada de forma continua o intermitente, con perio-
dos de isquemia de 15 minutos y descansos de cinco, con el objetivo de evitar el
efecto perjudicial de una isquemia prolongada. Sobre hígado sano si se aplica de
forma continua la duración máxima aconsejable es de 1 hora, y de 2 horas si se
aplica de forma intermitente.
37
Guía Clínica de Cirugía Hepática
38
ANATOMÍA QUIRÚRGICA DEL HÍGADO
39
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Esta técnica fue descrita por Ton That Tung y Nguyen Duong Quang. Se reali-
za la transección del parénquima hepático sin seccionar los elementos vasculares
previamente. Inicialmente se realizaba sin ninguna maniobra de oclusión, con lo
que era necesario una extremada rapidez; actualmente se utiliza maniobra de
Pringle. Los pedículos portales y suprahepáticos se controlan intrahepáticamen-
te. Presenta la ventaja de no estar influenciada por posibles variaciones anatómi-
cas; sin embargo la hemorragia suele ser mayor.
40
ANATOMÍA QUIRÚRGICA DEL HÍGADO
CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA
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42
• CAPÍTULO 2 •
Introducción
Estudio de la función del hígado
Tipos de lesión
Dolor
Ictericia
Evaluación funcional hepática
Marcadores tumorales
Punción biopsia hepática
Valor pronóstico de la evaluación funcional
Conclusión
43
E
Guía Clínica de Cirugía Hepática
INTRODUCCIÓN
l hígado, es un órgano de gran trascendencia que ocupa todo el hipocondrio
derecho, manteniendo importantes relaciones anatómicas y funcionales.
Desempeña funciones metabólicas complejas (Tabla 2.1), que repercuten
sobre todo el organismo. Entre otras, su capacidad para detoxificar productos del
catabolismo proteico, participa en la coagulación, en la función digestiva, inmu-
nológica, etc. El hígado enferma por procesos primarios del mismo (infecciones,
inflamaciones, tumores y traumatismos) y de forma secundaria por afectación de
microorganismos o células tumorales procedentes de otras regiones, y que en su
papel de filtro vascular es afectado por dichos procesos. También participa clíni-
camente en afecciones sistémicas del resto de los órganos y sistemas como el co-
razón, riñón, endocrino, coagulación, nutrición, etc.
En este capítulo se describen la semiología de la enfermedad hepática y la apro-
ximación diagnóstica para este tipo de pacientes.
TABLA 2.1
FUNCIONES HEPÁTICAS
Metabólicas y sintéticas.
Detoxificadora y de excreción.
Digestiva.
Almacenamiento.
Hematológicas.
Inmunológicas.
44
ESTUDIO DEL PACIENTE CON PATOLOGÍA HEPÁTICA
reserva hepática ante un paciente con una patología ya diagnosticada o con un al-
to índice de sospecha.
Así, por ejemplo, las pruebas más útiles para el paciente con ictericia son la con-
centración en suero de bilirrubina total y fraccionada, fosfatasa alcalina y transa-
minasas, mientras que la severidad del daño hepatocelular puede ser evaluado por
determinaciones seriadas de bilirrubina total, albúmina, transaminasas y tiempo de
protrombina tras la administración de vitamina K, etc. (Tabla 2.2). La albúmina sé-
rica y el tiempo de protrombina nos reflejan la situación de síntesis hepática, pero
habitualmente se mantienen normales hasta periodos avanzados de la enfermedad.
TABLA 2.2
TIPOS DE LESIÓN
45
Guía Clínica de Cirugía Hepática
DOLOR
46
ESTUDIO DEL PACIENTE CON PATOLOGÍA HEPÁTICA
da de la vesícula biliar y la vía biliar principal provocan dolor fijo y continuo (in-
distinguible entre una y otra estructura) que se localiza en línea media, y que pue-
de irradiarse desde el hipocondrio derecho hacia la espalda (dolor referido), con
un patrón típico que reconocemos como cólico biliar (dolor visceral). La infla-
mación de su pared provoca manifestaciones sugestivas de irritación peritoneal
y/o diafragmática. Aparece defensa involuntaria y dolor con el movimiento y el
incremento de presión abdominal (dolor parietal), lo que limita las excursiones
respiratorias.
La colangitis aguda produce dolor en cuadrante superior derecho con irradiación
dorsal, acompañado por fiebre y escalofríos y seguido por ictericia.
ICTERICIA
TABLA 2.3
CARACTERIZACIÓN DE LA ICTERICIA
Manifestaciones Sí Sí No
sistémicas
Dolor No No (o moderado) Sí
47
Guía Clínica de Cirugía Hepática
TABLA 2.4
TESTS DE FUNCIÓN HEPÁTICA Y DETERMINACIONES RELACIONADAS
CON DICHA FUNCIÓN
Metabolismo
hidrocarbonado
Metabolismo de la glucosa. Glucemia basal, test de sobrecarga a la glu-
Metabolismo de la galactosa. cosa oral/EV, lactato sérico, tests de so-
Metabolismo del glucógeno. brecarga con lactato, con galactosa, y con
Metabolismo de la fructosa. fructosa, test del glucagón EV o IM.
Metabolismo del alcohol.
Metabolismo
de lípidos
Cetogénesis. Ácidos grasos libres séricos, triglicéridos en
Turnover de ácidos grasos. ayunas, colesterol y sus esteres, fracciona-
Metabolismo de triglicéridos. miento de lipoproteínas séricas, lípidos y
Metabolismo de fosfolípidos. fosfolípidos totales en suero, lipoproteína
Producción de lipoproteínas. X, cuerpos cetónicos en sangre.
Síntesis de colesterol.
Metabolismo de
proteínas
Turnover de aminoácidos. Urea, aminoácidos y amonio plasmáticos,
Síntesis de urea, síntesis/aclara- octopamina y albúmina séricas, electrofo-
miento de amonio. resis de proteínas plasmáticas, proteínas de
Turnover de albúmina. fase aguda, pseudocolinesterasa sérica.
Síntesis de globulinas.
48
ESTUDIO DEL PACIENTE CON PATOLOGÍA HEPÁTICA
TABLA 2.4
TESTS DE FUNCIÓN HEPÁTICA Y DETERMINACIONES RELACIONADAS
CON DICHA FUNCIÓN (continuación)
Metabolismo de
hormonas
Acción y degradación de poli- Insulina y péptido C séricos, hormona de
péptidos hormonales, conju- crecimiento sérica, glucagón, aclaramien-
gación de esteroides. to de insulina, hormonas sexuales en plas-
ma.
Digestión
Producción de ácidos biliares. Ácidos biliares totales postprandiales, co-
ciente cólico/quenodesoxicólico, test de
sobrecarga con ácidos biliares, test del
aliento con colilglicina-C14.
Detoxificación y excreción
Bilirrubina. Bilirrubina sérica y sus fracciones, bilirrubi-
Esteroides. na y urobilinógeno urinarios, estercobilinó-
Inducción enzimática microso- geno fecal, excreción del verde de indio-
mal. cianina, eliminación del rosa de Bengala,
Metabolismo de fármacos. test del aliento con aminopirina-C14, hi-
Alcohol. droxicortisol urinario, GGT sérica.
F. de almacenamiento
Hierro y metales pesados. Sideremia, capacidad de fijación del hierro,
Lípidos. ferritina, cobre y ceruloplasmina séricos, co-
Glucógeno. bre en orina de 24 h, análisis enzimático es-
Vitaminas. pecífico en biopsias hepática y muscular,
galactosa-1-fosfato uridiltransferasa en he-
matíes.
Funciones hematológicas
Producción de factores de la Determinación de los factores de la coagu-
coagulación. lación, fibrinógeno, factor VII, niveles séri-
Vitamina B12 y fólico. cos de B12 y fólico, hierro y transferrina sé-
Dinámica del hierro. ricos.
49
Guía Clínica de Cirugía Hepática
TABLA 2.4
TESTS DE FUNCIÓN HEPÁTICA Y DETERMINACIONES RELACIONADAS
CON DICHA FUNCIÓN (continuación)
Funciones inmunológicas
Metabolismo del complemen- Niveles de complemento séricos, turnover
to. Función de las células de de complemento, captación de albúmina
Kuppfer. marcada.
TABLA 2.5
CORRELACIÓN DE LOS CAMBIOS MORFOLÓGICOS
CON LOS TESTS BIOQUÍMICOS
Daño hepatocelular
Enzimas. AST, ALT, ornitil-carbamil-transferasa, LDH,
isocitratodeshidrogenasa, deshidrogenasa
del sorbitol, glutamato-deshidrogenasa.
Permeabilidad biliar
Enzimas. Fosfatasa alcalina, 5-nucleotidasa, leucín-
Componentes de la bilis. aminopeptidasa, GGT.
Bilirrubina, ácidos biliares, colesterol, lipo-
proteína X, urobilinógeno en orina.
Por las razones comentadas, la gran reserva funcional hepática y, sobre todo, el
carácter multifactorial de las funciones, a menudo estas pruebas resultan inespe-
cíficas desde el punto de vista diagnóstico.
50
ESTUDIO DEL PACIENTE CON PATOLOGÍA HEPÁTICA
MARCADORES TUMORALES
51
Guía Clínica de Cirugía Hepática
sia en cuña solamente debe practicarse a través de una laparotomía. Las indi-
caciones de su práctica son las expresadas en la Tabla 2.6.
TABLA 2.6
INDICACIONES DE LA BH
52
ESTUDIO DEL PACIENTE CON PATOLOGÍA HEPÁTICA
TABLA 2.7
CLASIFICACIÓN DE CHILD-PUGH
Parámetro 1 2 3
53
Guía Clínica de Cirugía Hepática
CONCLUSIÓN
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55
• CAPÍTULO 3 •
Introducción
Importancia de las técnicas de imagen en el
diagnóstico de la patología hepática
Situaciones clínicas del paciente con nódulo
hepático
Escenario 1: nódulo y hepatopatía crónica
Escenario 2: neoplasia primaria conocida
Escenario 3: nódulo incidental
Conclusión
57
L
Guía Clínica de Cirugía Hepática
INTRODUCCIÓN
Por todo ello, debe ser la exploración inicial de todos los pa-
los procesos tumorales
cientes ictéricos.
La TC helicoidal (TCH) permite obtener datos volumétricos
de todo el territorio anatómico y no secciones corte a corte co-
mo con la TC convencional.
La RM debe reservar-
58
ESTUDIO DEL PACIENTE CON LESIÓN HEPÁTICA OCUPANTE DE ESPACIO
Estas técnicas permiten un diagnóstico muy exacto de las lesiones hepáticas sin
necesidad de procedimientos invasivos.
La arteriografía prácticamente ha desaparecido dentro de los protocolos diagnós-
ticos de los nódulos hepáticos y el papel de la biopsia se limita a casos muy con-
cretos. Mediante TC la capacidad de detección de las lesiones focales se basa en las
diferencias de densidad entre la lesión focal y el resto del parénquima. En el híga-
do, la diferencia de densidad intrínseca entre el parénquima hepático y la mayoría
de lesiones tumorales es muy pequeña y generalmente es necesario administrar
contraste endovenoso para aumentar estas diferencias de densidad. Gracias a su
gran velocidad la TC permite estudiar el hígado sucesivamente en fase arterial (FA)
y en fase portal (FP). Esto es lo que se conoce como TC helicoidal bifásico.
Hepatocarcinoma
cuerpos anti-VHC.
aparecen sobre hígado
59
Guía Clínica de Cirugía Hepática
En la TC, en la mayoría de los casos el HCC se comporta como una lesión hi-
pervascular en fase arterial, relativamente heterogénea, que rápidamente se hace
hipo o isodensa en fase portal y de equilibrio (Figura 3.2). Además de este patrón
de hipervascularización existen otros signos semiológicos descritos en la litera-
tura que pueden ser útiles en el diagnóstico del HCC. La cápsula tumoral del
HCC es una zona fibrosa formada por la condensación y la colagenización de las
fibras de reticulina al desaparecer los hepatocitos normales por el crecimiento ex-
pansivo del tumor. Por TC la cápsula tumoral se define como un fino halo tisular
de contornos nítidos que rodea totalmente o parcialmente el nódulo tumoral
(Figura 3.3). El patrón en mosaico del HCC se define por TC como una estructu-
ra tumoral interna heterogénea con nódulos y septos de diferente atenuación. La
a b
60
ESTUDIO DEL PACIENTE CON LESIÓN HEPÁTICA OCUPANTE DE ESPACIO
a b
Figura 3.3. Cápsula tumoral en el HCC. a. El estudio helicoidal en fase arterial demuestra
una lesión hipervascular a nivel del segmento IV con una cápsula periférica hipervascular
(flecha). Obsérvese también un nódulo hipervascular en el lóbulo caudado (punta de fle-
cha); y b. En fase de equilibrio ambas lesiones se hacen hipodensas y se delimita mejor la
cápsula hiperdensa (puntas de flecha).
a b
Figura 3.4. Trombosis tumoral en un caso de HCC multicéntrico. a. El estudio en fase ar-
terial demuestra un molde hipervascular (puntas de flecha) a nivel de la rama porta dere-
cha compatible con trombo tumoral; b. En fase portal el trombo se hace marcadamente hi-
podenso (flecha).
61
Guía Clínica de Cirugía Hepática
62
ESTUDIO DEL PACIENTE CON LESIÓN HEPÁTICA OCUPANTE DE ESPACIO
a b
c d
Figura 3.6. Hemangioma hepático. a. La TC en fase portal demuestra una lesión hipo-
densa con captación globular periférica y discontinua de contraste compatible con he-
mangioma; b. En fase de equilibrio la lesión se acaba haciendo hiperdensa respecto al pa-
rénquima hepático; c. Lesión hipervascular en fase arterial a nivel del segmento VII (flecha)
en un paciente hepatópata que plantea el diagnóstico diferencial entre HCC y hemangio-
ma HCC. En fase portal (d) y de equilibrio (e) la lesión persiste hiperdensa respecto al pa-
rénquima hepático indicando que se trata de un pequeño hemangioma.
Metástasis
63
Guía Clínica de Cirugía Hepática
a b
64
ESTUDIO DEL PACIENTE CON LESIÓN HEPÁTICA OCUPANTE DE ESPACIO
65
Guía Clínica de Cirugía Hepática
a b
c d
Figura 3.10. Metástasis de CCR. a. El estudio en fase portal demuestra 3 lesiones foca-
les hipodensas con captación periférica de contraste compatibles con metástasis; b. En fa-
se de equilibrio se observa el característico halo periférico hipovascular (flecha); c. En otro
paciente un estudio helicoidal en fase portal a nivel de la porción umbilical de la vena por-
ta demuestra múltiples lesiones hipodensas bilobulares compatibles con metástasis; y d. En
fase de equilibrio, unos segundos más tarde las lesiones se hacen isodensas respecto al pa-
rénquima hepático y ya no se identifican.
Diagnóstico diferencial
66
ESTUDIO DEL PACIENTE CON LESIÓN HEPÁTICA OCUPANTE DE ESPACIO
a b
67
Guía Clínica de Cirugía Hepática
a b
Figura 3.12. a. Hiperplasia nodular focal. El estudio en fase arterial demuestra una lesión
hipervascularizada muy homogénea y de bordes lobulados a nivel de segmentos VIII y IV
compatible con HNF; y b. En fase portal la lesión se hace isodensa respecto al parénqui-
ma hepático.
Adenoma
68
ESTUDIO DEL PACIENTE CON LESIÓN HEPÁTICA OCUPANTE DE ESPACIO
a b
Figura 3.13. Hiperplasia nodular focal atípica. a. En fase arterial se observa una lesión hi-
pervascular relativamente homogénea a nivel de segmentos II-III sugestiva de HNF. No obs-
tante se observan áreas tumorales hipovasculares (flecha) que son atípicas; b. Biopsia per-
cutánea bajo control TC con Tru-cut 18-G; y c. El cilindro hepático demuestra hepatocitos
benignos y proliferación colangiolar (flechas) compatibles con HNF.
presentan una arquitectura lobular normal (Figura 3.14a). En fase arterial los ade-
nomas suelen presentar una hipervascularización transitoria parecida a la HNF.
Sin embargo, la mayoría de estas lesiones son más grandes que las HNF y tienen
tendencia a la necrosis y a la hemorragia y por lo tanto la captación en fase arte-
rial es mucho más heterogénea que la de la HNF (Figura 3.14b). Con TC es po-
sible hacer un diagnóstico de seguridad de adenoma en el contexto de una pa-
ciente joven con antecedente de ingesta de anticonceptivos orales y evidencia de
sangrado con áreas hiperdensas en el estudio sin contraste (Figura 3.14c). En el
resto de casos el diagnóstico es difícil y generalmente será necesario realizar es-
tudio histológico de la lesión. En estas situaciones no suele realizarse biopsia per-
cutánea, ya que el diagnóstico diferencial entre adenoma y HCC bien diferencia-
do suele ser muy difícil en un cilindro de biopsia hepática y además en cualquier
caso las lesiones son tributarias de resección quirúrgica.
CONCLUSIÓN
Las lesiones ocupantes del hígado deben ser diagnosticadas lo mas rápidamen-
te posible con objeto de realizar la indicación terapéutica más conveniente para
el paciente. Los métodos de imagen disponibles hoy día, permiten una eficacia
69
Guía Clínica de Cirugía Hepática
a b
Figura 3.14. Adenoma hepático. a. El estudio T C sin contraste demuestra una lesión fo-
cal heterogénea con áreas de alta atenuación interna compatible con sangrado intratumo-
ral; b. Estudio multifásico por RM. En la fase arterial la lesión presenta una hipercaptación
muy heterogénea y cápsula periférica hiperintensa prácticamente indiferenciable de un
HCC; y c. En fase portal la lesión se hace heterogéneamente hipointensa.
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71
• CAPÍTULO 4 •
La laparoscopia
en la cirugía hepática
Introducción
Indicaciones de la LDg
Estadificación del carcinoma hepatocelular
(CHC)
Diagnóstico laparoscópico de las metástasis
hepáticas
Otras indicaciones
Técnica quirúrgica de la laparoscopia
exploradora
Laparoscopia terapéutica (resección hepática por
vía laparoscópica)
Indicaciones
Selección de pacientes
Lesiones hepáticas benignas
Lesiones hepáticas malignas
Técnica quirúrgica
Revisión de la literatura
Conclusión
73
L
Guía Clínica de Cirugía Hepática
INTRODUCCIÓN
a posibilidad de utilizar la laparoscopia como método diagnóstico y terapeú-
tico en la patología hepática, ha incrementado su uso en pacientes con en-
fermedades graves y complejas (decision-making).
La mayoría de los trabajos publicados durante los últimos años se refieren al
diagnóstico preoperatorio de pacientes con tumores malignos del tracto gastroin-
testinal. La laparoscopia diagnóstica sola o combinada con la ultrasonografía per-
mite la identificación de los pacientes que presentan enfermedad diseminada y
permite la consiguiente reducción de laparotomías innecesarias.
La laparoscopia diagnóstica (Ldg) clásicamente, la realizaban los gastroenterólo-
gos y ginecólogos con una tecnología limitada por la instrumentación existente y
orientada fundamentalmente a la visión general de la cavidad peritoneal.
Estas técnicas eran empleadas sobre todo para el diagnóstico de las enfermeda-
des hepáticas, en el diagnóstico diferencial de la ascitis, o la realización de biopsias
hepáticas. Las mejoras en los métodos diagnósticos, mediante técnicas de imagen,
hicieron que la laparoscopia fuese utilizada cada vez menos como método diag-
nóstico.
En la década de los años 90, se ha desarrollado un nuevo interés por la LDg, de-
bido al desarrollo y la evolución de las técnicas mínimamente invasivas por parte
de los cirujanos. El objetivo era la posibilidad de realizar una mejor estadificación
de los tumores durante el preoperatorio para evitar laparotomías innecesarias.
A medida que fueron perfeccionándose los métodos diagnósticos combinando,
la visión directa con la ecografía laparoscópica, se fueron incrementando algunos
gestos quirúrgicos asociados, como la toma de biopsias hepáticas o ganglionares,
o la destrucción de tumores hepáticos mediante la radiofrecuencia. El entrena-
miento de los cirujanos en este campo y el desarrollo de nuevas instrumentacio-
nes, ha permitido en los últimos años la práctica con buenos resultados de resec-
ciones hepáticas en enfermos seleccionados.
Este capítulo se revisan las indicaciones de la laparoscopia diagnóstica, co-
mentando además las diversas opciones terapéuticas que en la actualidad se están
utilizando en la patología quirúrgica del hígado.
INDICACIONES DE LA LDg
74
LA LAPAROSCOPIA EN LA CIRUGÍA HEPÁTICA
Figura 4.1.
75
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Figura 4.2.
Otras indicaciones
76
LA LAPAROSCOPIA EN LA CIRUGÍA HEPÁTICA
Ecolaparoscopio
Tru-cut
Óptica de 30°
Figura 4.3.
77
Guía Clínica de Cirugía Hepática
una alta calidad de imagen, ya que es necesario poder diferenciar áreas de con-
gestión, hiperemia, edema y exudados. Además la visión magnificada permite
identificar zonas de microvascularización y alteración del patrón vascular que
con frecuencia rodean áreas de proliferación neoplásica.
A continuación se procede a la colocación del resto de trócares bajo control
laparoscópico. Se coloca un trócar de 5 mm en la línea axilar anterior derecha,
unos centímetros por debajo de la línea subcostal derecha, para introducir un
instrumento que nos permita la palpación y retracción del hígado (palpador,
grasper, aspirador, etc.). Tras realizar una inspección de toda la cavidad abdo-
minal, se procede a la inspección de la superficie hepática de ambos lóbulos. Si
el paciente presenta cirugía previa, la existencia de adherencias puede impedir
la realización de una inspección completa de la superficie hepática, por lo que
puede colocarse un tercer trócar en la línea media clavicular izquierda, por de-
bajo de la línea subcostal izquierda, a través del cual se introduce otro instru-
mento de agarre o sección, para facilitar la liberación de adherencias, disección
o movilización visceral, que permitan una mejor visualización de toda la su-
perficie hepática.
En ocasiones es suficiente una exploración superficial y global de la cavidad
abdominal y la superficie hepática para llegar a un diagnóstico, pero durante la
exploración laparoscópica el cirujano debe estar preparado para obtener muestras
histológicas, mediante biopsias incisionales, punción o aspiración. En el caso de
realizar biopsias por punción con Tru-Cut, este se introduce por punción directa
a través de la pared abdominal justo por encima de la estructura que debe ser
biopsiada, estas agujas de Tru-Cut deben ser de una longitud mayor a las que se
emplean en cirugía convencional, ya que la distancia es mayor debido a la eleva-
ción de la pared abdominal por el neumoperitoneo.
Asimismo, en otras ocasiones es necesaria la realización de una exploración
con ultrasonografía laparoscópica, en estos casos se coloca a nivel subxifoideo
otro trócar de 20, 15 o 10 mm, dependiendo del diámetro del transductor que se
utilice. El transductor se coloca bajo visión directa en la superficie del lóbulo he-
pático derecho realizando una exploración completa hasta la zona medial.
Consecutivamente, el transductor se dirige a los segmentos laterales del lóbulo
hepático izquierdo siguiendo los mismos pasos que en una exploración ultraso-
nográfica durante una laparotomía (Figuras 4.4 y 4.5).
78
LA LAPAROSCOPIA EN LA CIRUGÍA HEPÁTICA
Figura 4.4.
Figura 4.5. Ecografía por laparoscopia. Metástasis hepática (imagen en ojo de buey).
traducir una menor agresión quirúrgica debido a una disminución de la lesión ti-
sular. Por tanto este abordaje se convierte en una alternativa sumamente útil para
el tratamiento quirúrgico de algunas patologías quirúrgica digestivas y en parti-
cular de la cirugía hepática.
En 1992, Gagner publicó la primera resección hepática por un tumor de 6 cm
(hiperplasia nodular focal) con buenos resultados. Desde entonces, se han practi-
cado múltiples resecciones hepáticas tanto en la patología hepática benigna, ma-
ligna e, incluso, en pacientes donantes vivos de hígado.
Aunque en teoría existen las mismas ventajas que se aplican a la cirugía lapa-
roscópica en otras áreas de la cirugía digestiva, existen, no obstante, algunos in-
convenientes propios de esta técnica, como el mayor tiempo operatorio (en rela-
ción inversa a la experiencia del cirujano), el mayor coste económico del
instrumental y soporte tecnológico utilizados, o la pérdida de sensibilidad táctil y
la falta de visión tridimensional.
79
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Indicaciones
Selección de pacientes
80
LA LAPAROSCOPIA EN LA CIRUGÍA HEPÁTICA
Al igual que en las lesiones anteriores, las indicaciones son las mismas que en
la cirugía abierta, siendo de resección sin apertura del quiste o bien con apertura
del quiste tras la muerte del parásito, las técnicas indicadas.
81
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Carcinoma hepatocelular
Inicialmente, la laparoscopia se reservaba para el diagnóstico y estadificación
de los casos de hepatocarcinoma. Por otra parte, el carcinoma hepatocelular es el
82
LA LAPAROSCOPIA EN LA CIRUGÍA HEPÁTICA
tumor maligno hepático más frecuente. Se utiliza la resección por vía laparoscó-
pica en pacientes con tumores de pequeño tamaño y en localizaciones de los seg-
mentos anteriores.
También se utiliza como método de destrucción tumoral mediante radiofre-
cuencia bajo control laparoscópico.
Instrumentación
Técnica quirúrgica
83
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Complicaciones
REVISIÓN DE LA LITERATURA
CONCLUSIÓN
84
LA LAPAROSCOPIA EN LA CIRUGÍA HEPÁTICA
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86
• CAPÍTULO 5 •
Introducción
Preparación preoperatoria del paciente cirrótico
Criterios para la indicación quirúrgica en la
cirugía abdominal no hepática
Litiasis biliar
Complicaciones de la úlcera gastroduodenal
Hernias de la pared abdominal
Neoplasias esofagogástricas
Otras patologías
Aspectos técnicos
Litiasis biliar
Úlcera gastroduodenal
Cirugía de la pared abdominal
Neoplasias esofagogástricas
Cirugía colónica
Prevención de complicaciones postoperatorias
Conclusión
87
L
Guía Clínica de Cirugía Hepática
INTRODUCCIÓN
a cirrosis hepática es un factor de riesgo en cualquier tipo de tratamiento
quirúrgico, con un importante aumento de la morbi-mortalidad, que llega
hasta el 80% de los casos según el tipo de cirugía, siendo el nivel de dete-
rioro de la función hepática el principal factor que determina el riesgo.
En un paciente cirrótico, ante una cirugía abdominal no hepática, debe reali-
zarse una minuciosa valoración preoperatoria, una correcta indicación quirúrgi-
ca, una adecuada técnica quirúrgica y una enérgica prevención de las complica-
ciones postoperatorias, pues la cirugía en los pacientes cirróticos generalmente
requiere mayor necesidad de transfusión sanguínea, mayor estancia hospitalaria
y presenta un mayor índice de complicaciones postoperatorias.
Child modificada por Pugh que, a pesar del paso del tiempo,
ción de la función
sigue siendo la más útil. Así, los cirróticos del grupo A tie-
nen una mortalidad del 5-15%, mientras que en el grupo C alcanza el 70-80%.
Además de la hipertensión portal, otros factores de riesgo se relacionan con la
patología asociada a la cirrosis, fundamentalmente patología respiratoria (bron-
quitis crónica secundaria a tabaquismo, el llamado síndrome hepatopulmonar
por shunts arteriovenosos pulmonares, etc.), que favorecen la presencia de hi-
poxemia grave. También la miocardiopatía alcohólica, la patología coronaria
del fumador y las alteraciones renales y neurológicas son frecuentes, y aumen-
tan la morbi-mortalidad postoperatoria.
Un aspecto fundamental en los cirróticos es la preparación preoperatoria para
prevenir las complicaciones. En este aspecto hay que distinguir dos situaciones:
– La cirugía electiva, donde puede y debe prepararse al paciente.
– La cirugía urgente, en la cual la complicación suele descompensar la ci-
rrosis y, en cuyo caso, la preparación ha de ser rápida y generalmente limitada
a mejorar la coagulopatía.
La preparación preoperatoria incluye:
88
CIRUGÍA ABDOMINAL NO HEPÁTICA EN EL PACIENTE CON HEPATOPATÍA
La cirugía abdominal “no hepática” comprende toda aquella cirugía sin rela-
ción directa con la cirrosis, por patologías similares a las que puede presentar la
población no cirrótica. Las patologías merecedoras de cirugía que presenta con
más frecuencia el cirrótico se presentan a continuación.
Litiasis biliar
89
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Neoplasias esofagogástricas
Los pacientes con cirrosis alcohólica son, con mucha frecuencia, fumadores,
por lo que son frecuentes las neoplasias del tracto digestivo superior y respira-
torio (laringe, pulmón, esófago y estómago). La neoplasia de esófago avanzada,
con afectación de toda la circunferencia o con invasión ganglionar, suele tratar-
se con métodos no quirúrgicos, como la radioquimioterapia o la resección en-
doscópica con láser. Solamente se planteará la cirugía exerética en los tumores
de buen pronóstico y en los pacientes con cirrosis compensadas sin hipertensión
portal, pues es una cirugía gravada con una alta mortalidad. En la neoplasia gás-
trica solamente se indicará la cirugía radical en los pacientes con cirrosis com-
pensada y tumores T1 y T2, en el resto la cirugía sólo se realizará con intención
paliativa.
Otras patologías
ASPECTOS TÉCNICOS
90
CIRUGÍA ABDOMINAL NO HEPÁTICA EN EL PACIENTE CON HEPATOPATÍA
Litiasis biliar
Úlcera gastroduodenal
Neoplasias esofagogástricas
Cirugía colónica
91
Guía Clínica de Cirugía Hepática
PREVENCIÓN DE COMPLICACIONES
POSTOPERATORIAS
CONCLUSIÓN
92
CIRUGÍA ABDOMINAL NO HEPÁTICA EN EL PACIENTE CON HEPATOPATÍA
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93
• CAPÍTULO 6 •
Introducción
Abscesos hepáticos
Concepto y características generales
Clasificación y etiopatogenia
Formas clínicas de presentación
Diagnóstico
Tratamiento
Quistes hepáticos
Concepto
Clasificación
Quistes congénitos (quistes simples esporádicos)
Enfermedad poliquística del hígado (EPH)
Quistes parasitarios (quistes hidatídicos)
Conclusión
95
L
Guía Clínica de Cirugía Hepática
INTRODUCCIÓN
os abscesos y quistes hepáticos afectan a dos grandes grupos de pacientes
con patologías hepáticas benignas muy comunes hace algunos décadas, pe-
ro con una incidencia decreciente en los últimos años, debido fundamen-
talmente a la aplicación de unas correctas medidas de salud pública, al uso más
racional de los antibióticos y al seguimiento de políticas de prevención de la in-
fección abdominal.
Sin embargo, el aumento de la tasa de inmigración en nuestro país y el tránsito
de personas entre los diferentes continentes en un mundo cada vez más globali-
zado, hace que inevitablemente exista un nuevo incremento de estas patologías,
por lo que creemos importante la actualización de los criterios de actuación en es-
te tipo de enfermos.
ABSCESOS HEPÁTICOS
Concepto y características generales
Clasificación y etiopatogenia
Abscesos piógenos
96
ABSCESOS Y QUISTES HEPÁTICOS
97
Guía Clínica de Cirugía Hepática
98
ABSCESOS Y QUISTES HEPÁTICOS
Abscesos amebianos
99
Guía Clínica de Cirugía Hepática
tinuidad con el reborde hepático. Fuera de las formas biliares de los abscesos pió-
genos, la ictericia es infrecuente.
Las pruebas de laboratorio ayudan a diferenciar los abscesos piogénicos de
los amebianos. Prácticamente todos los enfermos con abscesos piogénicos tie-
nen leucocitosis y desviación izquierda importantes. Son
frecuentes la elevación de la concentración de fosfatasa al-
En los abscesos de ori- calina (75% de los casos), de la bilirrubinemia y/o de las
gen piógeno, práctica- transaminasas. Más del 50% de los enfermos presentan un
mente es constante la síndrome hemático anémico. La hiperbilirrubinemia y tasas
existencia de leucocitosis de albúmina sérica inferiores a 2 g/dl son de mal pronóstico.
con desviación a la iz- En el 50% de los enfermos el hemocultivo es positivo.
En los abscesos amebianos puede faltar la leucocitosis
es positivo en el 50% de que, en todo caso, es moderada. No hay eosinofilia. Es ca-
quierda. El hemocultivo
diagnóstico.
En cualquier tipo de absceso la radiografía de tórax puede mostrar signos de de-
rrame pleural, atelectasias u ocupación alveolar basales.
En su evolución, los abscesos hepáticos macroscópicos pueden abrirse hacia
las cavidades peritoneal, pleural o pericárdica o a vísceras vecinas, incluido el
pulmón. Este hecho, más frecuente en los abscesos amebianos que en los pió-
genos, agrava considerablemente el pronóstico.
Diagnóstico
100
ABSCESOS Y QUISTES HEPÁTICOS
sos piogénicos. El estudio debe realizarse con contraste (150-200 ml) durante las
tres fases.
La hemaglutinación indirecta a E. histolytica es positiva en el 90 a 95% de los en-
fermos con abscesos amebianos. Los títulos permanecen elevados durante muchos
años tras un episodio de infección, por lo que no es útil en paí-
ses de prevalencia de amebiasis alta, donde hasta el 50% de la
población es seropositiva. Esta limitación no es aplicable a
España.
El pus aspirado del abs-
Tratamiento
Abscesos piógenos
101
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Abscesos amebianos
102
ABSCESOS Y QUISTES HEPÁTICOS
QUISTES HEPÁTICOS
Concepto
Clasificación
Son anomalías del desarrollo hepático, cuya patogenia exacta no está aclarada.
Son únicos o poco numerosos y su diámetro va desde algunos milímetros hasta
diez o más centímetros. Su cápsula, constituida por células epiteliales, es fina y
translúcida y su contenido, producto de la secreción de las células capsulares, de
aspecto seroso la mayor parte de las veces (rara vez es biliar o hemático). Estas
características los hacen inconfundibles a la inspección. Clínicamente, casi siem-
pre son asintomáticos. Con frecuencia son hallazgos fortuitos en una ecografía,
TC, RM o laparotomía. Su aspecto en las pruebas de imagen es característico:
formaciones redondeadas o netamente esféricas, de contorno regular y contenido
anecoico o hipoatenuado. En la TC no hay realce periférico del medio de con-
103
Guía Clínica de Cirugía Hepática
una excepción a esta norma, la duda diagnóstica con los quistes hidatídicos.
Cuando se presentan asociados a dolor, hay que asegurarse de que son la causa
de aquel: la primera consideración a tener en cuenta es que sólo la distensión de
la cápsula de Glisson por un quiste voluminoso a tensión produciría dolor.
La segunda, que es imperativo excluir toda otra causa del dolor. Sólo los quistes
grandes, asociados a dolor compatible con el que produciría la distensión capsular
hepática y para el que no se encuentre otra explicación, deben ser considerados pa-
ra tratamiento. El de elección es el quirúrgico por vía laparoscópica. Tras puncio-
narlos y evacuar su contenido, se reseca la porción de la cápsula que se exteriori-
za fuera del volumen hepático. El exudado que produce la porción de cápsula
abandonada es reabsorbido por el peritoneo sin consecuencias. Caso de ser hemá-
tico el contenido, bastará dejar un drenaje, ya que la hemorragia no suele ser acti-
va en el momento de la operación. Los resultados de este tratamiento son buenos
y, si no existen factores de riesgo general, la morbilidad es mínima.
Una técnica alternativa es la punción-aspiración por vía percutánea y bajo con-
trol ecográfico, seguida de inyección de alguna sustancia esclerosante, en gene-
ral, etanol al 90% (PAI).
Esta técnica no requiere anestesia general. Los quistes muy grandes pueden re-
querir varias sesiones. Las recidivas no son infrecuentes.
104
ABSCESOS Y QUISTES HEPÁTICOS
105
Guía Clínica de Cirugía Hepática
pia o por laparotomía, ya que los numerosos quistes restantes continúan creciendo
y los síntomas reaparecen pronto. La operación de elección es la fenestración–re-
sección, bien documentada por Blumgart. Requiere un amplio abordaje hepático,
que pueda permitir, caso de ser necesaria, su exclusión vascular completa.
Manteniendo una presión venosa central de alrededor de 5-6 cm de H2O, se pro-
cede a fenestrar ampliamente los quistes más grandes y más accesibles y a través
de ellos ir resecando y fenestrando sucesivamente los quistes adyacentes, de ma-
nera que el resultado final sea la extirpación de la mayoría de ellos. La habitual
disposición de estos hace que se pueda conseguir este propósito conservando la
mayor parte de las zonas de parénquima sano, si bien suele ser necesario asociar
resecciones de segmentos hepáticos ampliamente comprometidos por la enferme-
dad. En manos expertas, la operación tiene una mortalidad que oscila entre el 5 y
el 10%. La morbilidad es alta e incluye un porcentaje de reintervenciones por he-
morragia, pero los resultados a largo plazo parecen ser excelentes, con desapari-
ción definitiva de los síntomas. La operación debe planificarse minuciosamente
mediante el estudio de una TC con contraste que permita definir preoperatoria-
mente los territorios hepáticos a conservar y a resecar. Sólo es posible llevarla a
cabo en los enfermos en los que existan al menos dos segmentos hepáticos adya-
centes libres de quistes, que hay que respetar. Existen pocas series de más de una
decena de casos de esta operación, pero los resultados obtenidos son uniformes.
Cuando no se cumplen las condiciones para la operación de
Blumgart está indicado el trasplante ortotópico de hígado
Sólo las formas sinto- (TH). Si en las formas sintomáticas de EPH coexiste EPR con
máticas tienen indicación insuficiencia renal avanzada, se aconseja esperar a que el pa-
quirúrgica en la enferme- ciente esté en diálisis y llevar a cabo un trasplante hepatorre-
nal combinado (THR). Para esta indicación, la supervivencia
de injerto y paciente son superiores a las medias en casi todos
dad poliquística
Concepto
Quistes parasitarios (quistes hidatídicos)
El quiste hidatídico (QH) está producido por la larva del Echinococcus gra-
nulosus, cuya forma adulta (tenia) reside en el intestino de perros parasitados por
este helminto. Su localización hepática da lugar a la enfermedad denominada
equinococosis hidatídica del hígado (EHH). Muy frecuente aún en muchas áre-
as endémicas del globo, esta enfermedad sigue existiendo de forma residual en
la llamada “España seca”, a pesar de las campañas de erradicación.
106
ABSCESOS Y QUISTES HEPÁTICOS
107
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Formas de presentación
108
ABSCESOS Y QUISTES HEPÁTICOS
Figura 6.6. Signo del “sol naciente” en la equinococosis hidatídica del hígado.
109
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Diagnóstico
La elaboración diagnóstica es simple: la ultrasonografía detecta prácticamen-
te el 100% de los quistes como áreas anecogénicas de forma redondeada o po-
lilobulada y contorno perfectamente circunscrito (Figura 6.9). Cuando, además,
permite visualizar vesículas hijas y/o la periquística como un fino contorno li-
geramente hiperecogénico, la naturaleza parasitaria del quiste queda asegurada.
En caso contrario, el diagnóstico diferencial con los quistes congénitos simples
se hace mediante las pruebas biológicas: la detección de anticuerpos a E. gra-
nulosus en suero tiene una sensibilidad del 80 al 85% con la técnica de hema-
glutinación. Más sensibles, en orden creciente, son las técnicas de cuantifica-
ción de IgE total (hay falsos positivos en relación a la presencia de otras
110
ABSCESOS Y QUISTES HEPÁTICOS
Figura 6.9. Ecografía de quiste hidratídico hepático: las imágenes de tabicación repre-
sentan las membranas de las vesículas secundarias. Se observa también la “arenilla hida-
tídica”.
6.15).
planificación quirúrgica
Tratamiento
111
Guía Clínica de Cirugía Hepática
112
ABSCESOS Y QUISTES HEPÁTICOS
Figura 6.13. TC de un paciente con una forma febril, séptica de equinococosis hidatí-
dica hepática: periquística muy gruesa, con adventicitis severa, exocitosis y abscesos
periquísticos. La cava retrohepática queda incorporada en la periquística.
113
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Figura 6.15. Quiste hidatídico con adventicia muy gruesa y totalmente calcificada, conte-
nido mastic y una comunicación bilioquística al hepático derecho. Clínica: colangitis.
114
ABSCESOS Y QUISTES HEPÁTICOS
Aspectos técnicos
OPERACIONES RADICALES
115
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Figura 6.16. Equinococosis hidatídica del hígado: aislamiento del campo operatorio.
Hay que drenar sistemáticamente del lecho hepático cruento, una vez hechas la
hemostasia y biliostasia meticulosas.
Las hepatectomías regladas pueden ser una alternativa más rápida y menos he-
morrágica y arriesgada a las periquistectomías totales cerradas en quistes gran-
des, que ocupan la mayor parte de un territorio hepático que se preste a ello.
Estos casos no son frecuentes. Habitualmente la alternativa más adecuada a una
periquistectomía total cerrada es la periquistectomía total abierta, que no expo-
ne a los riesgos vasculares en tanta medida como la cerrada y pone al abrigo de
las fisuraciones inesperadas del quiste.
Previamente a iniciar la resección de la periquística, se punciona el quiste y
se evacúa su contenido, en los univesiculares con una aguja gruesa o con un
trocar unido a un aspirador potente, a través del casquete de exteriorización de
la periquística íntegra (Figuras 6.17-6.18). El fiador punzante del trocar se uti-
liza para fragmentar las vesículas y permitir su aspiración. Es útil reducir la
tensión del quiste extrayendo 50-60 ml de líquido con la aguja antes de em-
plear el trocar, lo que evita que este haga estallar los quistes a gran tensión al
ser introducido. Recientemente se han utilizado los trocares de laparoscopia
para la punción de los quistes.
En todos los casos es útil sustituir el líquido evacuado por la aguja por un es-
colicida tópico (povidona yodada al 30%) y dejarlo actuar 10
minutos antes de proceder al tiempo siguiente.
La extirpación de la periquística se practica de la misma
rugía radical de la EHH forma que en la periquistectomía cerrada. Cuando hay es-
Los resultados de la ci-
deben estar por debajo del tructuras portales de cierto calibre (habitualmente sectoria-
1,5% en mortalidad, con les) incluidas en porciones profundas de la periquística, pue-
morbilidad total en torno de ser recomendable abandonar in situ la pequeña “pastilla”
al 5% y una tasa de reci- de periquística que las fija (periquistectomía subtotal). La
periquistectomía total (o subtotal) abierta puede aplicarse a
casi todos los quistes, de cualquier tamaño o localización,
divas inferior al 2%
116
ABSCESOS Y QUISTES HEPÁTICOS
estén o no complicados. Las CBQ quedan ocluidas con seguridad por su liga-
dura extraperiquística (Figuras 6.19-6.22).
En manos expertas cabe esperar una mortalidad de la cirugía radical de la EHH
por debajo del 1,5%, morbilidad total en torno al 5% y tasa de recidivas inferior
al 2%. La estancia postoperatoria media no supera los 8 días.
OPERACIONES NO RADICALES
117
Guía Clínica de Cirugía Hepática
118
ABSCESOS Y QUISTES HEPÁTICOS
Figura 6.21. Periquistectomía total. El adecuado plano de clivaje entre periquística y pa-
rénquima, abierto aquí por la legra, asegura un campo casi exangüe.
119
Guía Clínica de Cirugía Hepática
riodo.
Tras cirugía no radical, la EHH recidiva entre el 15 y el 25% de los casos, a
veces bastantes años tras la intervención.
Cirugía laparoscópica: la resección cupuliforme se ha llevado a cabo por un
número creciente de cirujanos por esta vía, tanto en quistes uni como multivesi-
culares. Su principal inconveniente está en la imposibilidad de aislar el campo
adecuadamente y tratar las CQB. El primero se palía colocando la mesa en lige-
ro Trendelemburg e instilando un escolicida tópico en la cavidad peritoneal. En
ningún caso debe emplearse solución salina hipertónica con este propósito, ya
que existe riesgo de que produzca coma hiperosmolar por absorción peritoneal.
Se han diseñado instrumentos especiales, como trocares que pretenden mantener
el hermetismo alrededor del orificio de punción y otros provistos asimismo de
un tallo giratorio interno de forma helicoidal que permite fragmentar las mem-
branas a medida que se aspira el contenido del quiste. Ni los resultados a largo
plazo ni las indicaciones de la cirugía laparoscópica de la EHH están aún preci-
sados.
– Actuación quirúrgica sobre las vías biliares extrahepáti-
cas: sólo está indicada, ante la presencia de membranas en la
Las indicaciones y re- vía biliar principal. Se debe realizar siempre una colecistec-
sultados de la cirugía la- tomía, de metileno a través del cístico y descartar fístulas bi-
paroscópica a largo plazo liares.
En estos casos siempre ha habido clínica biliar previa. Su
confirmación mediante colangiografía intraoperatoria irá se-
en la EHH están aún
guida de coledocotomía, extracción de membranas y drenaje
pendientes de evaluación
de Kehr (Figura 6.23).
– Tratamiento de los tránsitos hepatotorácicos: deben abordarse a través de
una amplia toracotomía en 7º, 8º o 9º espacio o con resección de una costilla.
Requieren cirugía a la demanda de las lesiones pleurales y/o pulmonares: quis-
toperiquistectomías y sutura de fístulas bronquiales, resecciones lobares o seg-
mentarias, decorticaciones parciales. Una frenotomía a lo Belsey proporciona el
mejor acceso al quiste hepático, sobre el que se actúa según los principios ex-
puestos más arriba. Lo más adecuado es hacer una periquistectomía total o sub-
120
ABSCESOS Y QUISTES HEPÁTICOS
Figura 6.23. Vesículas hidatídicas en la vesícula biliar y “molde” de la VBP constituido por
fragmentos de membranas. Presentación clínica con cólicos e ictericia obstructiva.
121
Guía Clínica de Cirugía Hepática
CONCLUSIÓN
Los abscesos y quistes hepáticos han constituido dos grupos patológicos bási-
cos y clásicos en la cirugía benigna del hígado. Durante años el tratamiento qui-
rúrgico se planteaba prácticamente como primera y única opción terapéutica. Sin
embargo el desarrollo de los métodos de diagnóstico de imagen, de la radiología
intervencionista y del avance de la farmacología, ha dejado con frecuencia al ci-
rujano en un papel de “observador terapéutico”.
Sin embargo, la recidiva de la enfermedad, las dudas diagnósticas, situaciones
complejas, o indicaciones quirúrgicas claras, requieren un abordaje hepático pa-
ra el control de la enfermedad.
A pesar de las técnicas quirúrgicas descritas en este capítulo, el desarrollo de la
cirugía laparoscópica con su nueva instrumentación ha permitido un abordaje
más selectivo de estas patologías lo que sin duda repercutirá en la mejoría de los
resultados, y por tanto en la recuperación de los enfermos.
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123
• CAPÍTULO 7 •
Introducción
Prevalencia y formas de presentación
Clasificación histológica
Hemangioma cavernoso
Clínica
Diagnóstico
Tratamiento
Hiperplasia nodular focal
Clínica
Diagnóstico
Diganóstico diferencial
Tratamiento
Adenoma
Clínica
Diagnóstico
Diagnóstico diferencial
Tratamiento
Otros tumores
Adenoma biliar intrahepático
Cistoadenoma biliar
Hamartoma biliar (complejo de von Meyenburg)
Pseudotumor inflamatorio
Esteatosis focal
Hiperplasia nodular regenerativa
Conclusión
125
L
Guía Clínica de Cirugía Hepática
INTRODUCCIÓN
126
TUMORES BENIGNOS DE HÍGADO
TABLA 7.1
CRITERIOS CLÍNICOS DE BENIGNIDAD
– Diagnóstico fortuito.
– Asintomáticos.
– No asociado a cirrosis.
– Lesiones únicas y pequeñas.
– No alteraciones analíticas.
– Serología de hepatitis negativa.
– Marcadores tumorales negativos.
TABLA 7.2
CLASIFICACIÓN
Epiteliales
– Adenoma hepatocelular.
– Adenoma de los conductos biliares intrahepáticos.
– Cistoadenoma de los conductos biliares intrahepáticos.
Pseudotumores
– Hiperplasia nodular focal.
– Hiperplasia nodular regenerativa.
– Esteatosis focal.
– Hamartoma mesenquimal.
– Microhamartomas (complejo de von Meyemburg).
– Pseudotumor inflamatorio.
– Pseudolipoma.
Los tumores más frecuentes son: hemangiomas (52%), hiperplasia nodular focal
(11%) y adenomas (8%). En la Figura 7.1 se muestra el agoritmo diagnóstico.
HEMANGIOMA CAVERNOSO
Es el más común de los tumores hepáticos benignos y el más frecuente de los
tumores hepáticos. La frecuencia en autopsias varía entre 0,4 y 20%. Ocasio-
nalmente se asocian a hemangiomas en otros órganos. Aunque pueden presentar-
se en cualquier edad y sexo, son más frecuentes en mujeres (60-80%) entre la 3ª
y 5ª décadas de la vida.
127
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Adenoma
Son tumores blandos, de color rojo oscuro, con vasos marcados. Si presentan
trombosis se pueden ver zonas duras e incluso calcificadas. Aunque no tienen
cápsula, generalmente están bien circunscritos, debido a una reacción fibrosa por
compresión del parénquima vecino.
Normalmente son únicos (70-80%) y pequeños, aunque puntualmente pueden
alcanzar gran tamaño. Cuando son mayores de 4 cm se llaman arbitrariamente he-
mangiomas gigantes.
Su etiología no está clara, pero en general se consideran de origen congénito
más que neoplasias. Su crecimiento es debido a ectasia más que a hiperplasia o
hipertrofia.
Clínica
128
TUMORES BENIGNOS DE HÍGADO
Diagnóstico
Tratamiento
129
Guía Clínica de Cirugía Hepática
a b
130
TUMORES BENIGNOS DE HÍGADO
Se cree que este hecho ocurre como respuesta hiperplásica de los hepatocitos a
hiperperfusión o a lesión vascular de una arteria anormal preexistente en la loca-
lización de la lesión. La mayoría de las lesiones son solitarias (20-30% múlti-
ples), asintomáticas y generalmente menores de 5 cm. Su aspecto es de tumora-
ción firme, de color similar al del hígado, hipervascularizada en superficie. Al
corte, presenta una cicatriz central y septos, con pseudocápsula.
Clínica
Diagnóstico
131
Guía Clínica de Cirugía Hepática
células inflamatorias. Debe realizarse una biopsia con aguja gruesa para tener su-
ficiente material.
Diagnóstico diferencial
Se hace con el adenoma (Tabla 7.3) y, en menor medida, con hemangioma, nó-
dulo de regeneración (rodeado de parénquima hepático anormal), y hepatocarci-
noma fibrolamelar, que puede presentar un gran componente fibrótico central si-
milar a la cicatriz central de la hiperplasia.
TABLA 7.3
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL ADENOMA-HIPERPLASIA NODULAR FOCAL
(HNF)
Adenoma HNF
Anticonceptivos Sí No o poco
Tendencia a crecer Sí No
Complicaciones Sí Excepcional
132
TUMORES BENIGNOS DE HÍGADO
Tratamiento
ADENOMA
1 año.
anticonceptivos
133
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Son tumores grandes (no es raro que superen los 5 cm), solitarios (30% múlti-
ples), de consistencia blanda, color marrón-amarillento, frecuentemente con zo-
nas de hemorragia y necrosis, y bien delimitados por una pseudocápsula.
Clínica
Diagnóstico
Diagnóstico diferencial
134
TUMORES BENIGNOS DE HÍGADO
por lo que tienen gran trascendencia los estudios radiológicos, aunque carecen de
especificidad. Aproximadamente el 85% de los pacientes pueden diagnosticarse
preoperatoriamente. La biopsia es el método de elección (Tabla 7.1).
Tratamiento
OTROS TUMORES
135
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Cistoadenoma biliar
Es un tumor quístico raro que surge, generalmente, en los conductos biliares in-
trahepáticos. Ocurre en mujeres adultas.
Son tumores grandes, de superficie lisa. Las paredes son finas y la superficie
interior está revestida de epitelio biliar. Los quistes tienen contenido mucinoso,
pero no es raro que aparezca sangre o material achocolatado.
Generalmente se presentan como masa abdominal. En ocasiones, pueden pre-
sentar dolor abdominal, pesadez postpandrial o anorexia, que pueden manifestar-
se durante muchos años.
Es fundamental el diagnóstico diferencial con el cistoadenocarcinoma.
Microscópicamente el cistoadenocarcinoma tiene paredes gruesas y revestidas de
proyecciones papilares.
Se aconseja tratamiento quirúrgico, preferentemente resección, por el riesgo de
transformación maligna.
Pseudotumor inflamatorio
136
TUMORES BENIGNOS DE HÍGADO
Esteatosis focal
Son nódulos de regeración, generalmente menores de 0,5 cm, sin anillo fibro-
so. Algunas áreas aparecen más nodulares que otras. Los nódulos se encuentran
distribuidos ampliamente por el hígado. Cuando son de gran tamaño, se habla de
nódulos de regeneración, muy frecuentes en las cirrosis, Budd-Chiari y trombo-
sis portal. La etiología no es conocida, pero parece que es una adaptación tisular
a una distribución aberrante del flujo sanguíneo, secundaria a vasculitis u obs-
trucción vascular. Se puede producir hipertensión portal no cirrótica, con clínica,
como consecuencia de la compresión de las vénulas portales o sinusoides.
La TC muestra una lesión hipointensa, hipovascularizada tras el contraste.
Los nódulos de regeneración en las cirrosis crean un gran problema de diag-
nóstico diferencial con el hepatocarcinoma o los nódulos displásicos, muy fre-
cuentes en los cirróticos. Puesto que los nódulos no tienden a aumentar de tama-
ño, todo nódulo mayor de 2 cm en un paciente cirrótico debe ser considerado
como probable hepatocarcinoma.
CONCLUSIÓN
137
Guía Clínica de Cirugía Hepática
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139
• CAPÍTULO 8 •
Introducción
Concepto y clasificación
Hepatocarcinoma
Incidencia y prevalencia
Epidemiología y métodos de screening en la
población
Clínica
Hepatocarcinoma sobre hígado no cirrótico
Diagnóstico
Estadificación
Tratamiento
Tratamiento quirúrgico del HCC
Tratamiento no quirúrgico del HCC
Colangiocarcinoma intrahepático
Histopatología
Clínica
Diagnóstico
Tratamiento
Carcinomas mixtos
Hepatoblastoma
Cistoadenocarcinoma
Angiosarcoma
Hemangioendotelioma epitelioide
Linfoma hepático primario
Conclusión
141
L
Guía Clínica de Cirugía Hepática
INTRODUCCIÓN
os tumores hepáticos malignos pertenecen a un grupo especial de neopla-
sias en los que es necesaria una evaluación tanto del tumor como del tipo
de hígado donde asienta con objeto de realizar una indicación quirúrgica
correcta. La mayoría de los pacientes que se diagnostican presentan lesiones
avanzadas, o están situadas sobre hígados cirróticos, lo que empobrece el pro-
nóstico y las posibilidades terapeúticas. Los avances técnicos de la cirugía hepá-
tica, el desarrollo del trasplante hepático en sus diversas modalidades, y una se-
lección cuidadosa de los pacientes, ha permitido estandarizar las indicaciones
quirúrgicas de estos enfermos para ofrecerles procedimientos con intención “cu-
rativa”, y alternativas paliativas en el resto de ellos. En este capítulo se describen
los tipos de tumores hepáticos más frecuentes, su forma de presentación y los pro-
cedimientos diagnósticos y terapéuticos.
CONCEPTO Y CLASIFICACIÓN
TABLA 8.1
CLASIFICACIÓN DE LOS TUMORES MALIGNOS HEPÁTICOS PRIMITIVOS
Tumores epiteliales
Hepatocarcinoma.
Hepatocarcinoma fibrolamelar.
Colangiocarcinoma.
Carcinomas mixtos.
Hepatoblastoma.
Cistoadenocarcinoma biliar.
Tumores no epiteliales
Angiosarcoma.
Hemangioendotelioma epitelioide.
Linfoma.
Sarcoma embrionario.
Rabdomiosarcoma.
Tumor de células germinales.
Otros sarcomas.
142
TUMORES MALIGNOS HEPÁTICOS PRIMITIVOS
HEPATOCARCINOMA
Este tumor se origina a partir de los hepatocitos y puede clasificarse por su patrón
histológico en trabecular, acinar y escirro. Sin embargo, este aspecto tiene una es-
casa influencia en el pronóstico. En relación con su forma de crecimiento puede ser
expansivo o infiltrante. En el primer tipo existe una línea de demarcación clara en-
tre el tejido tumoral y el parénquima que resulta comprimido (Figura 8.1), lo cual
no sucede en las formas infiltrantes que tienen peor pronóstico.
Es posible la observación simultánea de varias lesiones tumora-
les. Esta multifocalidad puede ser consecuencia de la aparición
sincrónica de varios tumores o puede estar causada por una di-
El HCC fibrolamelar,
Incidencia y prevalencia
La incidencia del HCC presenta una gran variabilidad entre diversas zonas geo-
gráficas, pudiéndose distinguir áreas con una elevada incidencia, y otras con una
143
Guía Clínica de Cirugía Hepática
incidencia intermedia o baja (Tabla 8.2). España está incluida en una zona de in-
cidencia intermedia, con 5-10 casos nuevos por cada 100.000 habitantes/año en-
tre varones y de 2-5 casos entre mujeres. En cuanto a la prevalencia, se ha publi-
cado que al 5% de los cirróticos compensados se les diagnostica un HCC cuando
son estudiados de manera intencionada. Este porcentaje llega al 15% entre los ci-
rróticos que presentan varices gastroesofágicas y al 20% entre los que desarrollan
una peritonitis bacteriana espontánea.
TABLA 8.2
INCIDENCIA ANUAL DE HEPATOCARCINOMA POR 100.000 HABITANTES
144
TUMORES MALIGNOS HEPÁTICOS PRIMITIVOS
alcohol con el VHC lo que explicaría una mayor prevalencia del tumor cuando
coexisten los dos factores.
Dado que la población con riesgo elevado de presentar un HCC puede ser fá-
cilmente identificada, se ha producido por parte de los hepatólogos un notable in-
terés en establecer protocolos de screening y surveillance que persiguen la de-
tección precoz de los HCC con el fin de mejorar las
posibilidades de curación. Los métodos más utilizados son la
determinación de los niveles de alfafetoproteína (AFP) y la
ecografía hepática. Por sí sola, la determinación de AFP es po-
Los métodos de scree-
ses.
Diversos estudios han demostrado que se obtienen mejores resultados en cuan-
to a supervivencia en casos con tumores pequeños, por lo que cabría concluir que
un diagnóstico precoz mejora el pronóstico del pacientes. Desgraciadamente, se
trata de estudios no aleatorizados y la mejoría en la supervivencia de los pacien-
tes podría ser debida simplemente a que el diagnóstico se ha realizado antes en el
tiempo. Tampoco se ha demostrado que los programas de screening sean eficien-
tes desde el punto de vista de la relación coste/eficacia.
Clínica
145
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Diagnóstico
Las técnicas de imagen para diagnosticar el HCC han sido referidas en el Capí-
tulo 3. Dichas técnicas son necesarias con objeto de una estadificación correcta.
El estudio anátomo-patológico es el gold-standard para el diagnóstico de las
neoplasias y por ello la punción aspiración con aguja fina (PAAF) y la macro-
biopsia son muy utilizadas en el estudio de las lesiones hepáticas. Sin embargo,
estos procedimientos no están exentos de inconvenientes y
La caracterización de riesgos potenciales como son el dolor, las fugas biliares, la he-
las lesiones en el HCC morragia, la diseminación tumoral y los errores de interpreta-
se lleva a cabo habitual- ción. Por otra parte, simultáneamente se han realizado impor-
mente mediante la to- tantes progresos en las técnicas de imagen, lo que en la
mografía computeriza- actualidad permite, en muchos casos, caracterizar suficiente-
mente las lesiones ocupantes de espacio en el hígado (LOE).
La asociación de estas técnicas de imagen, con los aspectos
da (TC)
146
TUMORES MALIGNOS HEPÁTICOS PRIMITIVOS
Estadificación
Tratamiento
Se han descrito y diseñado diversos métodos para tratar a los pacientes con he-
patocarcinoma. La elección del tratamiento dependerá del estadio tumoral y de la
situación de la función hepática del enfermo. Sin embargo, no
existen todavía suficientes evidencias científicas que permitan
seleccionar con seguridad absoluta el mejor tratamiento para
cada caso. La explicación se encuentra en la falta de estudios
aleatorizados cuya realización presenta limitaciones éticas y
La elección del trata-
147
Guía Clínica de Cirugía Hepática
TABLA 8.3
ESQUEMA DE LA NUEVA CLASIFICACIÓN DE AJCC/UICC TNM
(TUMOR-NODE-METASTASIS), GRADO HISTOLÓGICO Y
GRADO DE FIBROSIS PARA EL HCC
Estadios
I T1 N0 M0.
II T2 N0 M0.
IIIA T3 N0 M0.
IIIB T4 N0 M0.
IIIC Cualquier T N1 M0.
IV Cualquier T y M1.
Fibrosis (F)
F0 0-4 (sin fibrosis a fibrosis moderada).
F1 5-6 (fibrosis grave a cirrosis).
148
TUMORES MALIGNOS HEPÁTICOS PRIMITIVOS
HCC con capacidad curativa, pero sólo del 10 al 20% de los pacientes van a po-
der recibir este tratamiento. Para el resto existe una gran variedad de métodos que
se describen más adelante.
segmentarias.
retención del verde de
149
Guía Clínica de Cirugía Hepática
TABLA 8.4
ESTUDIOS COMPARATIVOS DE RESECCIÓN Y TRASPLANTE
de los pacientes, se ha intentado establecer cuáles son los factores que permiten
predecir un mayor riesgo de recidiva. La mayor parte de grupos de trasplante se
basa en el número de nódulos y el tamaño del mayor de ellos para indicar el TH.
Desgraciadamente, no existe un consenso acerca de cuál es el tamaño máximo
aceptable y los diámetros se han escogido de manera arbitraria.
Sin embargo, podríamos decir que parece recomendable trasplantar pacientes
con tumores sin invasión vascular macroscópica, con un má-
ximo de 3 nódulos y con tamaños máximos de 5 cm. Los tu-
Se recomienda tras- mores multicéntricos, y con patrón heterogéneo o infiltrativo
plantar pacientes con tu- deberían ser excluidos del TH por su inaceptable tasa de reci-
mores sin invasión vas- diva (Tabla 8.5). En la selección del paciente con HCC candi-
cular macroscópica, con dato a TH es imprescindible descartar las metástasis a distan-
un máximo de 3 nódulos cia y la invasión extrahepática incluyendo los ganglios
y con tamaños máximos hiliares. La TC torácica, abdominal, craneal y gammagrafía
ósea son muy fiables para esta finalidad. El mejor método pa-
ra la estadificación de la enfermedad intrahepática (número de
de 5 cm
TABLA 8.5
FACTORES PREDICTIVOS DE MAYOR INCIDENCIA DE RECIDIVA
TUMORAL DESPUÉS DEL TRASPLANTE HEPÁTICO
≥ 3 nódulos, ≥ 3 cm.
Iwatsuki, 1991; Ringe, 1991 pTNM.
≥ 8 cm.
Bismuth, 1993
≥ 3 nódulos, ≥ 5 cm.
Tan, 1995
Mazzaferro, 1996
Figueras, 2000 Invasión vascular macroscópica.
150
TUMORES MALIGNOS HEPÁTICOS PRIMITIVOS
lesión.
La radiofrecuencia puede aplicarse tanto de forma percutánea como durante el
curso de cirugía abierta o laparoscópica. El método más adecuado para valorar los
resultados de la radiofrecuencia es la TC que muestra una zona hipodensa que no
varía de densidad tras la administración de contraste, siempre que la necrosis ha-
ya sido completa.
151
Guía Clínica de Cirugía Hepática
COLANGIOCARCINOMA INTRAHEPÁTICO
152
TUMORES MALIGNOS HEPÁTICOS PRIMITIVOS
Histopatología
153
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Clínica
Diagnóstico
Tratamiento
154
TUMORES MALIGNOS HEPÁTICOS PRIMITIVOS
cuada.
pobre supervivencia (0%
CARCINOMAS MIXTOS
HEPATOBLASTOMA
Es un tumor poco frecuente que representa más de dos tercios de los tumores
malignos hepáticos en niños. Su etiología es desconocida pe-
ro parece existir un importante componente genético. Existe
poca información acerca de los factores de riesgo para el de-
sarrollo del hepatoblastoma. La mayor parte de pacientes tie-
Representa más de dos
155
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Con esta estrategia la supervivencia a los cinco años llega al 70% o incluso al
100%. Los tumores inicialmente irresecables puede ser rescatados mediante qui-
mioterapia neoadyuvante.
CISTOADENOCARCINOMA
ANGIOSARCOMA
156
TUMORES MALIGNOS HEPÁTICOS PRIMITIVOS
Raramente se presenta como una masa sólida, sino más bien como espacios ca-
vernosos en los que pueden formarse proyecciones papilares. Habitualmente hay
invasión de ramas hepáticas y portales, siendo frecuentes la necrosis y la hemorra-
gia. La clínica es similar a la del hepatocarcinoma. Con frecuencia aparece disten-
sión abdominal, dolor, hepatomegalia, ascitis e ictericia. Fiebre sin signos de infec-
ción en el 10%. La alfa-fetoproteína y la serología viral suelen ser negativas. Al
menos el 50% presentan trombocitopenia lo que posiblemente refleje secuestro de
plaquetas dentro del tumor, cierto grado de coagulación intravascular diseminada
(CID) e hiperesplenismo por hipertensión portal. La incidencia de rotura espontá-
nea es el doble que en el HCC. No es raro encontrar anemia microangiopática.
Las características radiológicas no son específicas, por lo que no siempre es
posible el diagnóstico basado en la imagen. En este sentido hay que valorar la
presencia de una situación clínica compatible y sospecharse en caso de aumen-
to rápido de tamaño asociado a dolor. Es importante también considerar las
características del paciente que suele ser de edad avanzada.
La presentación radiológica varía en función de las características anatomopa-
tológicas. En una revisión multicéntrica reciente (Koyama) de 13 pacientes: 6
presentaban múltiples nódulos de menos de 3 cm distribuidos por ambos lóbulos,
5 tenían una masa dominante de 8 a 14 cm asociada o no a otros nódulos peque-
ños, uno tenía dos lesiones grandes y otro una infiltración difusa del hígado. El
54% tenía lesiones metastásicas en una o más localizaciones (bazo, pulmón, hue-
sos). En la TC sin contraste las lesiones son hipoatenuadas en relación al parén-
quima hepático. En las imágenes con contraste las lesiones nodulares pequeñas y
múltiples resultaron hipoatenuadas en algunos casos con zonas de hipercaptación.
En las masas dominantes se apreciaba un aspecto heterogéneo a causa de la ne-
crosis central. En la RM en T1 las masas dominantes eran de baja intensidad con
zonas de alta intensidad a causa de la hemorragia. En T2 estas lesiones presenta-
ban una elevada intensidad con zonas interiores de baja intensidad. Tras la admi-
nistración de contraste, el patrón de captación resulta heterogéneo con captación
progresiva excepto en las areas de necrosis.
La biopsia tiene riesgo de hemorragia dada la naturaleza vascular del tumor. El
diagnóstico diferencial puede ser difícil con los tumores neuroendocrinos que son
hipervasculares y pueden presentar también hemorragia y necrosis. Sin embargo,
con respecto al HCC se diferencian en que el angiosarcoma suele presentar cap-
tación progresiva en la fase tardía.
La resección completa es el mejor tratamiento, pero la mayoría de los casos son
irresecables. La administración de doxorrubicina y ciclofosfamida ha logrado re-
gresiones del tumor en algunos casos. Con los tratamientos disponibles la super-
vivencia a los 2 años es del 3%.
HEMANGIOENDOTELIOMA EPITELIOIDE
Es una lesión poco frecuente que fue definida como entidad en 1982. El 60%
de casos se ha diagnosticado en mujeres y suele presentarse en la cuarta década,
aunque el rango va desde la segunda a la octava. La etiología es desconocida pe-
157
Guía Clínica de Cirugía Hepática
158
TUMORES MALIGNOS HEPÁTICOS PRIMITIVOS
CONCLUSIÓN
159
Guía Clínica de Cirugía Hepática
BIBLIOGRAFÍA
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160
TUMORES MALIGNOS HEPÁTICOS PRIMITIVOS
161
• CAPÍTULO 9 •
Metástasis hepáticas
Introducción
Concepto y prevalencia
Clasificación
Evaluación preoperatoria. Métodos de imagen
Objetivos de la estadificación preoperatoria
Estadificación hepática
Ecografía intraoperatoria
Valoración de la función hepática
Indicaciones quirúrgicas
Factores pronósticos
Técnicas de resección hepática
Elección de la incisión
Elección del tipo de resección
Resección simultánea o aplazada
Tratamiento complementario a la resección
Tratamiento no resectivo
Métodos de destrucción local
Seguimiento de los pacientes resecados
Conclusión
163
E
Guía Clínica de Cirugía Hepática
INTRODUCCIÓN
l hígado es uno de los órganos donde con mayor frecuencia metastatizan los
tumores primarios. El conocimiento de la etiología y las formas de presen-
tación de la enfermedad metastásica hepática es clave para la decisión so-
bre las diferentes opciones de tratamiento. El desarrollo de nuevos avances en la
quimioterapia incrementa las indicaciones quirúrgicas de estos pacientes. Por ello
es importante los conocimientos sobre la biología del tumor y la estadificación
preoperatoria con objeto de ofrecer a los pacientes las mayores posibilidades te-
rapéuticas.
CONCEPTO Y PREVALENCIA
Las metástasis hepáticas (MH) son tumores secundarios del hígado cuyo origen
se sitúa, por orden de frecuencia en: colon, páncreas, mama, ovario, recto y estó-
mago. En términos absolutos son los tumores malignos más frecuentes del híga-
do. Las células metastásicas pueden llegar al hígado por cua-
tro vías: portal, linfática, arterial y por contigüidad.
Centrándonos en las MH de origen colorrectal (MHCR), un
15-20% se presenta en el momento del diagnóstico del tumor
Solamente un 10% de
tasis hepáticas tienen po- primario (sincrónicas). El resto de las metástasis aparecen en
los pacientes con metás-
tratamiento con quimio- derivados del grupo de trabajo: adecuada estadificación preo-
terios oncológicos; y el
CLASIFICACIÓN
164
METÁSTASIS HEPÁTICAS
Estadificación hepática
habitual.
tasis hepáticas
165
Guía Clínica de Cirugía Hepática
a b
c d
e f
166
METÁSTASIS HEPÁTICAS
Ecografía intraoperatoria
167
Guía Clínica de Cirugía Hepática
INDICACIONES QUIRÚRGICAS
168
METÁSTASIS HEPÁTICAS
TABLA 9.1
CONTRAINDICACIONES PARA LA RESECCIÓN DE METÁSTASIS
HEPÁTICAS COLORRECTALES
mientos y técnicas empleadas, así como la comparación entre los diversos gru-
pos. Basados en los estudios clásicos de Cady, hoy se acepta la clasificación re-
ferida por Fong y Blumgart del MSKC de Nueva York: número de metástasis
mayor de 1, presentación sincrónica o intervalo libre inferior a 1 año, tumor co-
lorrectal estadio C de Dukes, tamaño mayor de 5 cm y CEA mayor de 200 ng/ml;
la presencia simultánea de estos 5 factores está relacionada con una superviven-
cia entre 0 y 14% a los 5 años. En los casos con 3 y 4 factores la supervivencia
es entre el 20 y 25% a los 5 años, mientras que la ausencia de factores pronósti-
cos desfavorables ofrece una supervivencia a los cinco años
superior al 60%. En la Tabla 9.2 se expone este sistema de
valoración de la supervivencia considerando los factores pro-
nósticos preoperatorios. Hay que tener en cuenta que estos
datos son de series anteriores al uso de los nuevos quimiote-
El factor más impor-
169
Guía Clínica de Cirugía Hepática
TABLA 9.2
FACTORES PRONÓSTICOS DE SUPERVIVENCIA
– Estadio C Dukes.
– Intervalo libre de enfermedad inferior a 12 meses.
– Número de metástasis mayor de 1.
– Tamaño de la metástasis mayor superior a 5 cm.
– CEA superior a 200 ng/ml.
Score Spv 5 años (%) Mediana (m)
0 factores 60 74
1 factor 44 51
2 factores 40 47
3 factores 20 33
4 factores 25 20
5 factores 14 22
Elección de la incisión
En pacientes con arco costal ancho se utiliza una incisión subcostal bilateral,
que puede prolongarse por la línea media hacia el xifoides. No es necesario rea-
lizar extensiones al tórax. En pacientes con arco costal estrecho o muy delgados
se puede utilizar una incisión media amplia o la incisión en J descrita por
Makuuchi. La incisión media permite un buen acceso a la parte izquierda del hí-
gado, pero inadecuado para los segmentos VI y sobre todo VII.
Para enfrentarse a la cirugía de las metástasis es necesario conocer todas las op-
ciones de resección hepática, incluyendo las técnicas de exclusión vascular.
170
METÁSTASIS HEPÁTICAS
marcas anatómicas.
http://www.ihpba.org/
171
Guía Clínica de Cirugía Hepática
TRATAMIENTO NO RESECTIVO
172
METÁSTASIS HEPÁTICAS
Radiofrecuencia (RF)
Es un tratamiento antiguo que ha sido rehabilitado gracias al diseño de nuevos
dispositivos de aplicación que permiten tratar volúmenes de tumor de 3 cm de
diámetro en un solo ciclo de tratamiento; como el electrodo de LeVeen, en forma
de paraguas invertido, o de terminales refrigerados. Es más seguro, tiene menos
complicaciones que la crioterapia y los terminales o aplicadores son más finos y
fáciles de manipular (Figura 9.4).
173
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Crioterapia
Otros métodos
Quimioterapia
174
METÁSTASIS HEPÁTICAS
175
Guía Clínica de Cirugía Hepática
CONCLUSIÓN
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176
METÁSTASIS HEPÁTICAS
177
Guía Clínica de Cirugía Hepática
178
• CAPÍTULO 10 •
Embolización portal
Introducción
Indicaciones
Contraindicaciones
Técnica
Acceso al sistema portal
Portografía directa
Agentes embolizantes
Complicaciones
Resultados
Porcentaje de resección
Complicaciones quirúrgicas
Mortalidad postoperatoria
Situaciones complejas
Embolización del segmento IV
Vía de acceso al sistema portal ipsi o
contralateral
Material embolizante a utilizar
Periodo de tiempo entre la embolización y la
resección quirúrgica
Embolización en el colangiocarcinoma hiliar
(tumor de Klatskin)
Embolización en pacientes con enfermedad
hepática crónica
Conclusión
179
E
Guía Clínica de Cirugía Hepática
INTRODUCCIÓN
n los últimos diez años hemos asistido a una disminución progresiva de las
complicaciones de la cirugía hepática. A pesar de ello la insuficiencia he-
pática postoperatoria sigue siendo una seria amenaza tras una resección he-
pática mayor, cuando el futuro remanente hepático (FRH) es de pequeño volumen
(< 25% en hígado sano y < 35-40% en hepatopatía crónica).
La insuficiencia hepática postoperatoria se manifiesta clíni-
camente como hipoalbuminemia, colestasis, déficit de facto-
res de coagulación y encefalopatía. Las complicaciones deri-
La insuficiencia hepá-
semanas.
La embolización portal (EP) ha demostrado ser una forma efectiva de inducir
la atrofia de la porción de hígado embolizado y la hipertrofia compensatoria de la
porción no embolizada, incluso en pacientes con afectación de la función hepáti-
ca. De este modo se amplían las indicaciones y el tamaño de los tumores hepáti-
cos resecables con márgenes libres, convirtiendo en operables casos que no lo se-
rían de otro modo y además aumentando la seguridad de la cirugía al disminuir
la tasa de complicaciones y la estancia hospitalaria postcirugía.
Sin embargo, no siempre se produce la hipertrofia esperada y por otra parte se
han descrito casos de crecimiento del tumor o progresión de la enfermedad neo-
plásica, lo que ha contraindicado la resección quirúrgica planeada.
INDICACIONES
180
EMBOLIZACIÓN PORTAL
rúrgica.
hígados sanos, o del 40%
en hígados con enferme-
dad hepática crónica o
con un grado importante
CONTRAINDICACIONES de esteatosis tras la qui-
TÉCNICA
La EP precisa el ingreso hospitalario del paciente y se realiza bajo sedación y
analgesia intravenosas con propofol y fentanilo.
181
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Portografía directa
182
EMBOLIZACIÓN PORTAL
Agentes embolizantes
183
Guía Clínica de Cirugía Hepática
COMPLICACIONES
184
EMBOLIZACIÓN PORTAL
miento sintomático, desapareciendo en 24-48 horas. Estos síntomas son más le-
ves que los que suelen asociarse a las embolizaciones arteriales.
La alteración de la función hepática tras la EP es ligera y transitoria. Es habi-
tual la elevación de enzimas hepáticas y bilirrubina total (x 2-3 valores basales)
con un pico entre los días 1-3 y que suelen volver a la normalidad entre los días
7-10.
Grupos con experiencia han comunicado una tasa global de complicaciones del
14,9%, sin mortalidad añadida.
Al igual que con cualquier procedimiento que requiera la punción percutánea
transhepática pueden presentarse complicaciones como neumotórax, hemobilia
transitoria, hemorragia (hematoma subcapsular o hemoperitoneo) y también in-
fección o absceso hepático. Tras procedimientos que requieren un acceso similar
como son los drenajes biliares percutáneos, se han comunicado tasas de compli-
caciones del 12-21%.
Como complicaciones específicas de la embolización portal hay que señalar la
embolización inadvertida de ramas portales no deseadas de suma trascendencia,
porque puede dificultar la cirugía posterior, ya que si quedan restos de material
embolizante que ocupen parte del inicio de la vena porta derecha dificultarán su
control y ligadura durante la cirugía (debe quedar al menos un segmento de 1 cm
de porta derecha indemne), y también puede ocasionar la trombosis portal com-
pleta y una hipertensión portal de consecuencias fatales (Figuras 10.3 y 10.4).
185
Guía Clínica de Cirugía Hepática
RESULTADOS
Porcentaje de resección
Las series más numerosas superiores a 30 casos, comunican una tasa de pa-
cientes resecados que oscila entre el 79 y el 85%, aunque hay series con 26 y 30
casos cuyos índices de resección son más bajos, 62 y 63%.
Por lo tanto, el 15 al 20% de los pacientes a los que se les practique la EP no
podrán ser resecados. Las causas suelen ser la aparición de enfermedad extrahe-
pática durante el intervalo de espera, la evidencia de nuevas metástasis en los seg-
mentos no embolizados y la falta de hipertrofia en el FRH (Figuras 10.5 y 10.6).
186
EMBOLIZACIÓN PORTAL
Complicaciones quirúrgicas
Mortalidad postoperatoria
SITUACIONES COMPLEJAS
Esta embolización se realiza por dos motivos: en primer lugar todo el hígado
portador de tumor debe ser embolizado, ya que se ha comunicado una aceleración
187
Guía Clínica de Cirugía Hepática
188
EMBOLIZACIÓN PORTAL
Algunos autores opinan que la embolización portal puede ser muy útil en los
pacientes con tumor de Klatskin, con colostasis importante y en los que se pre-
tende practicar una resección amplia, es decir una hepatectomía derecha o iz-
quierda ampliadas. El problema es decidir qué lado hay que embolizar, cuando no
se está seguro preoperatoriamente del lado de hígado que se va a resecar, por lo
que en estas situaciones sería discutible realizar la embolización portal.
Los pacientes con enfermedad hepática crónica que precisen una hepatectomía
mayor, pueden beneficiarse de la embolización portal si se produce una hiper-
trofia significativa del lóbulo que no será resecado. En caso contrario la ausen-
cia de hipertrofia debería ser considerada como un indicador de la incapacidad
del hígado para regenerarse adecuadamente, por lo que estaría contraindicada
una resección hepática mayor en estos pacientes. En los pacientes que tienen un
parénquima hepático con fibrosis de grado 3, o en los que existe ya cirrosis, la
mayoría de autores consideran que no está indicada la embolización portal pre-
operatoria.
CONCLUSIÓN
189
Guía Clínica de Cirugía Hepática
BIBLIOGRAFÍA
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190
• CAPÍTULO 11 •
Introducción
Concepto
Clasificación
Etiología
Clínica
Edema cerebral
Alteraciones de la coagulación
Alteraciones metabólicas
Fracaso renal
Alteraciones respiratorias
Hipotensión y cambios circulatorios
Complicaciones infecciosas
Fallo multiorgánico
Pronóstico
Tratamiento del FHF
Tratamiento médico convencional
Tratamiento de soporte temporal
Tratamiento quirúrgico: trasplante hepático
Criterios para indicar un trasplante urgente
Contraindicaciones del trasplante
Conclusión
191
E
Guía Clínica de Cirugía Hepática
INTRODUCCIÓN
l hígado tiene una gran reserva funcional que le permite mantener sus fun-
ciones vitales a pesar de sufrir constantes agresiones por enfermedades de
etiología inflamatoria, infecciosa o tumoral, o bien cuyo origen está rela-
cionado con la ingesta de alcohol o agentes tóxicos.
Sin embargo existen circunstancias en las que dichos agentes etiológicos de-
sencadenan una severa alteración del equilibrio hepático que se acompaña de la
pérdida de todas y cada una de sus funciones. Este cuadro se ha llamado hepati-
tis aguda o fulminante, fallo hepático agudo, fallo hepático fulminante, etc.
Dadas las importantes tasas de mortalidad que tiene este proceso, el diagnósti-
co y tratamiento de esta enfermedad supone un reto para los médicos, ya que de
las decisiones a tomar varían desde una conducta expectante, hasta la práctica de
un trasplante hepático urgente.
CONCEPTO
CLASIFICACIÓN
ETIOLOGÍA
192
FALLO HEPÁTICO FULMINANTE
TABLA 11.1
ETIOLOGÍA DEL FALLO HEPÁTICO FULMINANTE, SEGÚN SU CLASIFICACIÓN
CLÍNICA
Desde el punto de vista clínico, el fallo hepático agudo se caracteriza por sig-
nos y síntomas relacionados con una insuficiencia hepática grave, siendo los más
importantes la encefalopatía y la ictericia.
193
Guía Clínica de Cirugía Hepática
TABLA 11.2
COMPLICACIONES RELACIONADAS TAMBIÉN CON EL FALLO HEPÁTICO
– Edema cerebral.
– Alteraciones de la coagulación.
– Alteraciones metabólicas.
– Fracaso renal.
– Alteraciones respiratorias.
– Hipotensión y cambios circulatorios.
– Complicaciones infecciosas.
– Fallo multiorgánico.
Edema cerebral
194
FALLO HEPÁTICO FULMINANTE
grado III o IV, lo que permite detectar los aumentos de presión antes de que apa-
rezcan las manifestaciones clínicas. Se debe mantener la PIC por debajo de 15-
20 mmHg, con el objeto de conseguir una presión de perfusión cerebral (diferen-
cia entre la presión arterial media y la presión intracraneal) superior a 50 mmHg.
En los momentos actuales la monitorización de la presión intracraneal es más se-
gura utilizando la técnica de Camino, en la que un catéter de 2 mm es introduci-
do en el espacio subdural. A pesar de las evidentes ventajas de estos procedi-
mientos, es necesario recordar los riesgos de infección y de hemorragia que tiene
la colocación de estos catéteras. Esta última complicación tiene una incidencia
entre 5-15%, dependiendo del tipo de transductor empleado.
Aunque se ha dicho que el flujo cerebral está aumentado en la encefalopatía, en
estudios recientes se ha podido constatar que está invariablemente reducido. Es
necesario asimismo practicar la monitorización de la actividad cerebral mediante
un EEG, con objeto de valorar el grado de isquemia cerebral antes de que se pro-
duzcan alteraciones clínicas.
Alteraciones de la coagulación
varse para las situaciones en las que exista hemorragia activa y antes de realizar
cualquier maniobra invasiva.
Alteraciones metabólicas
195
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Fracaso renal
Alteraciones respiratorias
Los pacientes con FHF suelen tener aumento del gasto cardiaco y vasodilata-
ción periférica, junto a una hipoxia tisular. Como consecuencia de la hipoxia se
produce una serie de cambios en el metabolismo anaeróbico, con un aumento en
los niveles de lactato.
En el shock séptico sabemos que existe una producción de
Se han demostrado óxido nítrico por medio de la activación del enzima inducible,
los efectos beneficiosos lo que lleva aparejado una severa vasodilatación con episo-
de la administración de dios de hipotensión. En algunos casos se han publicado algu-
N-acetilcisteína para nos efectos positivos de la infusión de un antagonista del óxi-
mejorar el flujo y el do nítrico como el L-NMMA (N-monometil-L-arginina).
Asimismo se han demostrado los efectos beneficiosos de la
administración de N-acetilcisteína para mejorar el flujo y el
trasporte de oxígeno
196
FALLO HEPÁTICO FULMINANTE
Complicaciones infecciosas
Fallo multiorgánico
Constituye una de las complicaciones más frecuentes y graves del fallo hepáti-
co agudo. Suele ser la etapa terminal de este proceso clínico. Como antes se co-
mentó es la hipoxia tisular la responsable del cuadro.
PRONÓSTICO
197
Guía Clínica de Cirugía Hepática
198
FALLO HEPÁTICO FULMINANTE
ticos de manera profiláctica es conveniente. Esta puede realizarse por vía paren-
teral, utilizando antibióticos de amplio espectro que cubran fundamentalmente
los gérmenes de origen intestinal o bien provocando una descontaminación in-
testinal selectiva mediante la administración oral de antibióticos. Es también
aconsejable el empleo de antifúngicos de forma profiláctica.
Otro aspecto previamente señalado, y que tiene gran importancia, es el papel de
la nutrición en estos pacientes, ya que presentan una situación de catabolismo se-
vero. En principio debe iniciarse la alimentación por vía enteral, pero dado el gra-
do de íleo que muchas veces presentan, es necesario recurrir al uso de la alimen-
tación parenteral. La encefalopatía hepática se tratará de forma habitual mediante
restricción proteica y lactulosa o lactitol por vía oral y en enemas.
Salvo excepciones, no existe medicación específica que podamos administrar
para controlar el fallo hepático. La administración de prostaglandinas, corticoste-
roides, etc., no ha supuesto ninguna ventaja clínica en estudios aleatorios pros-
pectivos. Sin embargo, el uso de N-acetyl-cysteína parece mejorar tanto la hemo-
dinámica cerebral como la sistémica. Esta mejora el gasto cardiaco y el consumo
y trasporte de oxígeno; aunque en un principio su utilización se limitaba a los pa-
cientes afectos de una intoxicación por acetominofeno, parece que los efectos be-
neficiosos pueden ampliarse a otras causas de fallo hepático fulminante.
A pesar de las medidas antes descritas, un elevado porcentaje de los pacientes fa-
llece antes de que la regeneración hepática espontánea se produzca o antes de poder
aplicar tratamientos definitivos. Por ello, se han ideado una serie de métodos de so-
porte hepático temporal, muchos de los cuales aún están en fase de desarrollo.
Entre estos métodos de soporte tenemos la hemofiltración a través de mem-
branas de alta permeabilidad, la hemoperfusión a través de columnas de carbón
activado y la plasmaféresis. Estos tratamientos, aunque ayudan en la función de-
toxificante del hígado, no tienen ninguna acción en la función de síntesis, por lo
que su utilidad es muy limitada.
Existen otros métodos de soporte biológicos, basados en la perfusión extracor-
pórea de la sangre del paciente a través de otro hígado que haga de soporte, o bien
de un hígado bioartificial.
Este último procedimiento de gran actualidad se basa en la utilización de hepa-
tocitos sanos colocados en un sistema de perfusión extracorpóreo. Entre los dife-
rentes sistemas desarrollados, unos están basados en la utilización de hepatocitos
de origen porcino, mientras que otros lo hacen con hepatocitos humanos, bien
frescos o cultivados. Con alguno de estos procedimientos, se ha podido observar
disminución de la presión intracraneal, mejoría de la hiperemia cerebral y alguna
mejoría en el estado mental. Asimismo las necesidades de vasopresores disminu-
yeron, mejorando el consumo y trasporte de oxígeno. Sin embargo, a pesar de tra-
tarse de procedimientos con indudable futuro, todavía no existen estudios pros-
pectivos en este sentido, que permitan, tras comparar con la terapia convencional
y el trasplante, establecer las indicaciones precisas.
199
Guía Clínica de Cirugía Hepática
200
FALLO HEPÁTICO FULMINANTE
espera (urgencia 0), y posterior realización. Por tanto la primera evaluación del
paciente es crítica, ya que determina su inclusión en un tipo u otro de tratamien-
to, y eso es fundamental a la hora del pronóstico.
Los criterios de selección para el trasplante de estos pacientes están basados en
estudios retrospectivos en los que se han valorado tanto datos clínicos (historia y
exploración), como datos de laboratorio. El parámetro clínico más valorado ha si-
do el grado de encefalopatía, ya que en pacientes con coma establecido, la supervi-
vencia con el tratamiento convencional difícilmente sobrepasa el 20%. La etiología
del FHF es importante, como antes se comentó, ya que con el mismo grado de en-
cefalopatía la supervivencia en pacientes con intoxicación por acetaminofen es ca-
si el doble que por otras etiologías (53 vs 31%). El grupo del Kings College ha po-
dido validar de manera prospectiva, criterios analizados de manera retrospectiva.
En el grupo de pacientes cuya etiología del FHF es la intoxicación por aceta-
minofen, los parámetros de riesgo son:
1. Un pH arterial menor de 7,30, independientemente del grado de encefalopatía.
2. Tiempo de protrombina mayor de 100 segundos (INR > 7) y creatinina sérica
mayor de 300 mmoles/litro (3,4 mg/dl) en pacientes con encefalopatía grado III-IV.
La acidosis severa está asociada con una mortalidad del 95%, mientras que la
presencia de cualquiera de los otros dos factores pronósticos adversos, está agra-
vado con una mortalidad del 55%.
En los pacientes con otras etiologías, los parámetros analizados con más valor
pronóstico son:
1. Tiempo de protrombina mayor de 100 segundos (INR > 7) independiente-
mente del grado de encefalopatía.
2. Etiología de la enfermedad (hepatitis no A-B, reacciones al halotano u otros
fármacos).
3. Edad del paciente (menos de 10 o mayor de 40 años).
4. Periodo desde la aparición de la ictericia hasta el desarrollo de encefalopatía
(más de 7 días).
5. Cifra de bilirrubina mayor de 300 mmoles/l (18 mg/dl).
6. Tiempo de protrombina mayor de 50 segundos (INR > 3,5).
La presencia de uno solo de estos factores está asociada con una mortalidad del
80%, y tres criterios adversos son agravados por una mortalidad del 95%.
Con estos datos, las recomendaciones para valorar el trasplante hepático son:
1. En la intoxicación por acetominofen, el trasplante estará indicado cuando el
pH sea inferior a 7,3, independientemente del grado de encefalopatía o cuando se
cumplan los criterios del apartado 2 en pacientes con encefalopatía avanzada.
2. En los pacientes con FHF de otras etiologías, se realizará el trasplante hepá-
tico cuando el tiempo de protrombina sea superior a 100 segundos o cuando exis-
tan tres o más de los otros criterios de gravedad mencionados.
El grupo de Clichy ha establecido otros criterios para indicar el trasplante, di-
ferentes de los previamente referidos por el grupo del King’s College, que son: la
presencia de confusión o coma en pacientes con factor V < 20% (en menores de
30 años de edad) o factor V < 30% (en mayores de 30 años).
Por último, el grupo de Pittsburgh recomienda que, todos los enfermos con he-
patitis fulminante y encefalopatía grado III/IV sean considerados en el momento
201
Guía Clínica de Cirugía Hepática
del ingreso como potenciales candidatos a un trasplante hepático y por tanto co-
locados en lista de espera urgente. Un criterio adicional que puede ayudar a to-
mar la decisión es la valoración del tamaño del hígado mediante una TAC: si el
volumen hepático está entre 700 y 900 cc, se inicia tratamiento conservador en
espera de evolución y si es inferior a 700 cc, el paciente debe ser incluido en lis-
ta de espera para trasplante urgente. Asimismo, otro de los criterios empleados
por este grupo son los resultados de la biopsia hepática. Con un porcentaje de ne-
crosis superior al 50% en ambos lóbulos, debe indicarse el trasplante.
Las contraindicaciones generales son las mismas que en los casos de pacientes
con hepatopatías crónicas, a las que hay que añadir algunas específicas de este
proceso, como son:
– Presión de perfusión cerebral < 40 mmHg durante más de 2 horas.
– PIC superiores a 50 mmHg de forma sostenida.
– Complicaciones incontrolables (shock séptico, distrés respiratorio, daño ce-
rebral irreversible, etc.).
– Mejoría espontánea de la función hepática.
CONCLUSIÓN
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FALLO HEPÁTICO FULMINANTE
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205
• CAPÍTULO 12 •
Introducción
Tipos de hígado artificial
Hígado bioartificial (HBA)
MARS (sistema de recirculación de adsorbentes
moleculares)
Conclusión
207
L
Guía Clínica de Cirugía Hepática
INTRODUCCIÓN
a insuficiencia hepática aguda grave (IHAG) es un síndrome complejo que
aparece como consecuencia de la pérdida de las capacidades sintéticas y
metabólicas del hígado. Reconoce diferentes circunstancias etiológicas: tó-
xicos, infecciones víricas, traumatismos, resecciones hepáticas masivas, fallo pri-
mario postrasplante hepático, etc., si bien hasta en un 15% de casos no va a po-
der identificarse una clara causa desencadenante del proceso. Supone un
cataclismo fisiológico para el organismo, y sus manifestaciones clínico-biológi-
cas van a reflejar la agresión que sufre el órgano (ictericia, citolisis), así como el
deterioro de sus funciones habituales (coagulopatía, hipoglucemia, hipotermia,
acidosis, encefalopatía, etc.). Su mortalidad es muy elevada, superior al 80%, y
aunque el trasplante hepático constituye una opción terapéutica para algunos de
estos pacientes, existen diferentes circunstancias que limitan su empleo: escasez
de órganos, edad avanzada, historia reciente de malignidad, drogadicción o alco-
holismo activo. Es por ello necesario en estas circunstancias hacer una terapia de
soporte del hígado mientras se recupera o es reemplazado (Figura 12.1).
208
SOPORTE HEPÁTICO ARTIFICIAL
A pesar de los grandes avances médicos a que hemos asistido en el último de-
cenio, la sustitución transitoria o permanente de las funciones del hígado enfer-
mo, en las situaciones clínicas que cursan con una insuficiencia hepatocelular
grave, constituye una meta todavía no alcanzada.
Un sistema de soporte para un paciente con insuficiencia hepática aguda de-
be tener como objetivos: prevenir el desarrollo de edema cerebral, prevenir el
fallo renal, prevenir la coagulopatía y mantener al paciente en adecuadas con-
diciones hasta que aparezca un donante en caso de ser considerado candidato a
trasplante.
Un amplio grupo de pacientes que pueden beneficiarse de un soporte hepático
temporal son aquellos que tienen una cirrosis avanzada y sufren una descompensa-
ción como consecuencia de alguna complicación de su enfer-
medad (hemorragia por rotura de varices, peritonitis bacteriana
espontánea o sepsis, encefalopatía progresiva, insuficiencia re-
Los pacientes que pue-
nal, etc.), o bien los que sufren una hepatitis aguda alcohólica,
den beneficiarse de un so-
209
Guía Clínica de Cirugía Hepática
210
SOPORTE HEPÁTICO ARTIFICIAL
211
Guía Clínica de Cirugía Hepática
212
SOPORTE HEPÁTICO ARTIFICIAL
213
Guía Clínica de Cirugía Hepática
CONCLUSIÓN
Cuando el hígado sufre una agresión muy grave por tóxicos, infecciones, re-
secciones masivas, etc., puede producirse un deterioro de las funciones metabóli-
cas de difícil recuperación. Esa situación que puede darse tanto sobre un hígado
sano, como sobre un hígado previamente afectado por una hepatopatía, está gra-
vada por importantes tasas de mortalidad. Cuando el deterioro afecta a funciones
vitales y produce alteraciones de la conciencia y de la coagulación, la única so-
lución viable es la práctica de un trasplante de hígado. Sin embargo, esto no siem-
pre es posible debido a la limitación de donantes existentes, y la incertidumbre
que supone ignorar si con una conducta de mantenimiento de funciones existe al-
guna posibilidad de recuperación de dicho órgano.
El desarrollo reciente de métodos de soporte temporal ha permitido la mejoría de
alguna de las funciones del hígado teniendo la oportunidad de una recuperación de
la hepatopatía o prolongar el periodo para la búsqueda de un injerto más adecuado.
Los ensayos clínicos que hoy día están en marcha van a ayudar sin duda al per-
feccionamiento de estos métodos, lo que sin duda redundará en el beneficio de los
pacientes.
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214
SOPORTE HEPÁTICO ARTIFICIAL
215
• CAPÍTULO 13 •
Hipertensión portal
Introducción
Definición
Fisiopatología de la hipertensión portal
Clasificación hemodinámica de la
hipertensión portal
Clínica
Métodos diagnósticos
Estrategia de tratamiento
Grado de riesgo del paciente
Momento del tratamiento en relación con la
hemorragia
Opciones terapéuticas
Tratamiento farmacológico
Tratamiento endoscópico
Derivaciones portosistémicas
Algoritmos terapéuticos
Profilaxis primaria de la hemorragia por
hipertensión portal
Tratamiento urgente de la hemorragia digestiva
alta por hipertensión portal
Prevención de la recidiva hemorrágica por
varices esofágicas
Conclusión
217
E
Guía Clínica de Cirugía Hepática
INTRODUCCIÓN
l incremento patológico de la presión portal produce en todo el territorio de-
pendiente de dicho sistema una serie de alteraciones vasculares que tiene
como consecuencia final la aparición de varices esofágicas, ascitis, etc.
Estas lesiones se van haciendo cada más severas y con grave repercusión para el
enfermo a medida que transcurre el tiempo y persisten las causas de la hiperten-
sión portal (HP). Aunque no está indicado de forma profiláctica el tratamiento de
las complicaciones de la HP en pacientes asintomáticos, sí debemos realizar una
evaluación del paciente, identificando la causa de HP, analizando la hemodiná-
mica del sistema portal, e indicando las diferentes alternativas de tratamiento.
Cuando las complicaciones aparecen en forma de hemorragia o ascitis severa,
es cuando debemos poner en marcha todos los recursos terapéuticos de forma or-
denada en función del grado de afectación del enfermo y de los recursos disponi-
bles. El tratamiento está constituido por una combinación de fármacos, endosco-
pia, radiología intervencionista y cirugía, además de los métodos generales de
soporte en un paciente con una hepatopatía grave. De cualquier forma el trata-
miento pretende bien disminuir la presión portal, bien minimizar las consecuen-
cias de dicha hipertensión. Alternativas como propanolol, somatostatina, tapona-
miento temporal con balón, escleroterapia endoscópica, ligadura endoscópica de
varices, shunts transyugular portosistémicos intrahepáticos (TIPPS) y cirugía me-
diante desconexiones o derivaciones portosistémicas, son analizados en este ca-
pítulo. Se revisan y actualizan estos conceptos basados en la fisiopatología de la
HP y la forma de corregirla tanto en situaciones de urgencia como electivas.
DEFINICIÓN
tal y a las resistencias a este flujo. Es decir, tanto un aumento del flujo portal co-
mo de las resistencias al paso de la sangre, induce a una elevación de la presión
dentro del sistema portal, y por tanto a un incremento del gradiente entre la PP y
la PVCI. A consecuencia del aumento de la PP se establece una circulación cola-
teral de tal modo que, a través de derivaciones portosistémicas, existentes ya en
218
HIPERTENSIÓN PORTAL
– Sistema esofagogástrico: por las anastomosis entre las venas esofágicas dis-
tales (que drenan en la vena azygos y en la vena cava superior) y las venas coro-
naria estomáquica y gástricas cortas. Estas comunicaciones dan lugar a las vari-
ces esofágicas cuya ruptura son causa de hemorragia digestiva alta.
– Sistema paraumbilical: las venas paraumbilicales del ligamento redondo
pueden establecer comunicaciones con las venas epigástricas de la pared abdo-
minal y dar lugar a dilataciones venosas cutáneas (“cabeza de medusa”) o de las
venas paraumbilicales (síndrome de Cruveilhier-Baumgarten).
– Sistema del canal anal, configurado por las anastomosis entre las venas he-
morroidales superiores (ramas de la vena mesentérica inferior, del sistema porta)
y las hemorroidales medias e inferiores (que drenan en la vena iliaca del territo-
rio venoso sistémico). La HTP se manifiesta en el canal anal por la formación de
grandes paquetes hemorroidales.
– Sistema retroperitoneal, que incluye las pequeñas venas sistémicas que nor-
malmente drenan las superficies retroperitoneales de los órganos abdominales
subsidiarios del sistema portal (duodeno, páncreas, bazo, colon ascendente, etc.).
CLASIFICACIÓN HEMODINÁMICA DE LA
HIPERTENSIÓN PORTAL
219
Guía Clínica de Cirugía Hepática
TABLA 13.1
CLASIFICACIÓN HEMODINÁMICA DE LA HIPERTENSIÓN PORTAL
CLÍNICA
ficiencia hepática.
varices esofágicas
220
HIPERTENSIÓN PORTAL
MÉTODOS DIAGNÓSTICOS
ESTRATEGIA DE TRATAMIENTO
La hemorragia por rotura de varices es la complicación más grave que presen-
tarán entre un 20-40% de los pacientes con una cirrosis hepática y de los cuales
un 1/3 fallecerá. La estrategia de tratamiento está condicionada por dos factores
que se detallan a continuación.
221
Guía Clínica de Cirugía Hepática
TABLA 13.2
CLASIFICACIÓN DE CHILD MODIFICADA
Puntos
Variable 1 2 3
OPCIONES TERAPÉUTICAS
El mejor conocimiento de la fisiopatología de la HTP, combinado con una eva-
luación más sofisticada de las enfermedades hepáticas y unas mejores opciones
terapéuticas, han variado de forma sustancial la forma de tratar a los pacientes
con HTP y fundamentalmente aquellos con hemorragia por varices. La utilización
de los sistemas de tamponamiento (balón de Sengstaken o de Linton, etc.), ha de-
caído ante la eficacia de los tratamientos farmacológicos, la introducción de nue-
vas opciones endoscópicas, la difusión de anastomosis portosistémicas de peque-
ño diámetro, quirúrgicas o intrahepáticas (TIPS), y por fin, por la disponibilidad
del trasplante hepático, el único tratamiento que puede curar la enfermedad de ba-
se. La pregunta que siempre debe realizarse ante los pacientes que presenten una
de las complicaciones de la hipertensión portal es: ¿estos pacientes son, o pueden
potencialmente ser, candidatos para el trasplante hepático? La respuesta a esta
pregunta puede alterar la estrategia en el tratamiento.
Tratamiento farmacológico
222
HIPERTENSIÓN PORTAL
Tratamiento endoscópico
223
Guía Clínica de Cirugía Hepática
70% de pacientes.
Derivaciones portosistémicas
224
HIPERTENSIÓN PORTAL
manera más eficaz de detener y/o prevenir la hemorragia. Sin embargo, la deri-
vación de la sangre portal disminuye el flujo hepático y puede facilitar la apari-
ción de encefalopatía e insuficiencia hepática, lo que ocurre en distinto grado se-
gún el tipo de anastomosis.
– Anastomosis portosistémicas totales (Figura 13.3). La anastomosis portoca-
va terminolateral deriva toda la sangre esplácnica hacia la cava. Es una interven-
ción técnicamente sencilla, y es la opción terapéutica que reduce de forma más
drástica la PP por lo que es muy eficaz para tratar y prevenir la hemorragia por
varices. Su mayor inconveniente es que facilita la aparición de encefalopatía he-
pática y agrava la insuficiencia hepatocelular al quedar el hígado privado de la to-
talidad del flujo portal. Algunas modificaciones de esta técnica (portocava latero-
lateral, mesentéricocava latero-lateral), actúan también como anastomosis totales.
Las indicaciones actuales de este tipo de anastomosis quedan reducidas a los po-
cos casos en los que el resto de tratamientos han fallado y en especial en pacien-
tes con relativa buena función hepatocelular.
A B Anastomosis
portocava
latero-lateral
225
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Vena porta
Vena cava
inferior
Vena mesentérica
superior
Injerto
de Dacrón
226
HIPERTENSIÓN PORTAL
Aguja
Varices
Vena porta
derecha
la ligadura directa de las varices por vía transesofágica, y el más complejo, la es-
plenectomía acompañada de la desvascularización gástrica, la desvascularización
esofágica y la transección esofágica (desconexión azygos portal total). La des-
ventaja del procedimiento es que no reduce la HPT y las colaterales vuelven a ins-
taurarse con el consiguiente riesgo de nuevas hemorragias, posibilidad que es
más tardía cuanto más extensa y meticulosa es la desvascularización. Fue popu-
larizada en Japón, pero en la actualidad se aplica poco en el mundo occidental,
tanto por su discutida eficacia como por la dificultad técnica sobreañadida que
comporta si el enfermo ha de ser sometido a un trasplante hepático.
– Trasplante hepático. En un paciente cirrótico que ha sufrido un episodio de
hemorragia por varices esofágicas que se ha controlado, debe considerarse la op-
ción del trasplante hepático. La posibilidad de realizarlo (valoración del candida-
to) y el momento (grado de insuficiencia hepatocelular, lista de espera) son los
dos factores que condicionarán el esquema terapéutico cuyo objetivo será mante-
227
Guía Clínica de Cirugía Hepática
ner la vida del enfermo hasta que pueda ser trasplantado, procurando que el tra-
tamiento empleado no dificulte el acto quirúrgico del trasplante.
ALGORITMOS TERAPÉUTICOS
(Figura 13.7)
Profilaxis primaria de la hemorragia por hipertensión portal
228
HIPERTENSIÓN PORTAL
técnica.
betabloqueantes
229
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Es una situación extremadamente grave que se asocia a una mortalidad que ron-
da el 30-35%. Además del tratamiento de la hipovolemia y de la prevención de
las complicaciones comunes al de otros pacientes en situación crítica se aplicará
un tratamiento específico dirigido a lograr la hemostasia. Los
más útiles son el tratamiento farmacológico con vasoconstric-
La derivación porto- tores esplácnicos o la esclerosis de urgencia (excepto en las
sistémica percutánea in- casi inaccesibles varices de fundus gástrico) que logran el ce-
trahepática (TIPS) es la se de la hemorragia en un 75-80% de casos. La aplicación de
técnica ideal para los en- una u otra opción terapéutica depende del centro hospitalario.
fermos con mayor dete- La eficacia de las drogas vasoactivas y de la esclerosis han
rioro de la función hepá- disminuido las indicaciones quirúrgicas de tal modo que la ci-
rugía de urgencia sólo se aplicará cuando hayan fallado estas
opciones. En pacientes con relativa buena función hepatoce-
tica
Tratamiento de urgencia
Tratamiento farmacológico
somatostatina/glipresina
Tratamiento endoscópico
esclerosis/ligaduras
RECIDIVA
RECIDIVA
230
HIPERTENSIÓN PORTAL
231
Guía Clínica de Cirugía Hepática
CONCLUSIÓN
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234
• CAPÍTULO 14 •
Síndrome de Budd-Chiari
Introducción
Concepto
Patogenia
Etiología
Clínica
Diagnóstico
Tratamiento
Conclusión
235
E
Guía Clínica de Cirugía Hepática
INTRODUCCIÓN
l hígado puede afectarse por alteración en su vascularización debido funda-
mentalmente a problemas en relación con el flujo de la arteria hepática y de
la vena porta. Asimismo alteraciones en el drenaje de las venas hepáticas
también puede producir como consecuencia de dicha obstrucción hepatopatías
severas con dilatación sinusoidal y fibrosis perisinusoidal, que se traduce en do-
lor abdominal, ascitis y hepatomegalia, con diversos grados de hipertensión por-
tal. En este capítulo se revisan las causas de este síndrome y las alternativas tera-
péuticas para su solución.
CONCEPTO
PATOGENIA
236
SÍNDROME DE BUDD-CHIARI
ferior provoca una compresión y/o estenosis de la misma con el consiguiente in-
cremento de la obstrucción venosa y descenso del gasto cardiaco.
ETIOLOGÍA
CLÍNICA
237
Guía Clínica de Cirugía Hepática
DIAGNÓSTICO
238
SÍNDROME DE BUDD-CHIARI
TRATAMIENTO
239
Guía Clínica de Cirugía Hepática
240
SÍNDROME DE BUDD-CHIARI
Figura 14.6.
241
Guía Clínica de Cirugía Hepática
CONCLUSIÓN
242
SÍNDROME DE BUDD-CHIARI
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243
• CAPÍTULO 15 •
Trasplante hepático
Introducción
Indicaciones
¿En qué pacientes y cuándo debemos indicar un
trasplante de hígado?
Contraindicaciones del trasplante hepático
Evaluación del paciente. Criterios de selección
para ser incluido en una lista de espera para
trasplante
Donante de hígado
Técnica de extracción y preservación hepática
Técnica clásica de extracción hepática
Técnica de extracción rápida
Técnica quirúrgica del trasplante hepático
Técnica de la hepatectonía en el receptor
Técnica del implante hepático
Cuidados postoperatorios
Inmunosupresión
Alteraciones postoperatorias. Complicaciones
Complicaciones precoces del trasplante
Complicaciones tardías del trasplante hepático
Retrasplante hepático
Resultados del trasplante cadáver
Trasplante hepático de donante vivo
Ventajas y desventajas del trasplante hepático de
donante vivo
Selección del donante
Cálculo del volumen hepático y anatomía
hepática
Técnica quirúrgica en el donante
Cirugía de banco
Seguimiento del donante
245
Guía Clínica de Cirugía Hepática
246
E
TRASPLANTE HEPÁTICO
INTRODUCCIÓN
l trasplante hepático (TH) es en la actualidad la mejor alternativa en el trata-
miento de las enfermedades hepáticas avanzadas. Desde que en 1963 Thomas
Starzl realizó en la Universidad de Denver el primer trasplante hepático en un
niño de 5 años, este procedimiento ha permitido sobrevivir con buena calidad de vi-
da a muchísimos pacientes que de otra forma habrían fallecido.
Hoy, el trasplante hepático se encuentra incluido en la cartera de servicios de
numerosos centros de todo el mundo, significando una opción terapeútica en au-
mento. Esta oferta genera nuevas demandas que obliga a nuevos planteamientos
y estrategias con objeto de aumentar el número de injertos disponibles.
INDICACIONES
Los criterios establecidos para la selección de los posibles candidatos al trasplan-
te deben ser homogéneos en todos los grupos de trasplante de nuestro país. Es un he-
cho que cada año se realizan más trasplantes de hígado, porque por un lado han au-
mentado los centros de trasplante en España, por otro han aumentado las donaciones,
y por último se han ampliado las indicaciones de trasplante. De cualquier forma es-
tas amplias ofertas han generado nuevas demandas por parte de los pacientes por lo
que es fundamental disponer de unas indicaciones consensuadas.
En la Figura 15.1, podemos apreciar que a pesar de incrementar el número de
trasplantes existe un aumento significativo de pacientes en lista de espera.
247
Guía Clínica de Cirugía Hepática
1.800 1.740
1.610
1.456
1.500
1.284
1.164
1.200 1.031
971 960 954
899
900 743 790 786
692 698 700 650
638 614
494 557
600 468 495 464
412 357 333
248 546
300 226 224 404
297 289 354
218 216
0 120 119 159
1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000
Figura 15.1. Evolución de la lista de espera de trasplante hepático en España (datos ONT).
TABLA 15.1
INDICACIONES DE TH
248
TRASPLANTE HEPÁTICO
TABLA 15.1
INDICACIONES DE TH (continuación)
cluir pacientes sin llegar a este estadio pero que hayan tenido
ción hepática, valorado
249
Guía Clínica de Cirugía Hepática
bridación molecular.
un periodo de abstinen-
250
TRASPLANTE HEPÁTICO
251
Guía Clínica de Cirugía Hepática
252
TRASPLANTE HEPÁTICO
TABLA 15.2
CONTRAINDICACIONES DEL TRASPLANTE HEPÁTICO
Contraindicaciones absolutas
– Permanentes:
• Enfermedad grave de otro órgano, no tratable.
• Hipertensión pulmonar grave (PAP media > 50 mmHg).
• Incapacidad psicológica para seguir cuidados post-trasplante.
– Transitorias:
• Sepsis no hepatobiliar.
• Tumor maligno extrahepático tratado con intención curativa menos de 2
años antes de la indicación de trasplante hepático (excepto carcinoma in
situ).
• Alcoholismo o toxicomanía activa.
• Infección replicativa por virus B (ADN VHB+ por hibridación).
Contraindicaciones relativas
– Colangiocarcinoma.
– Enfermedad sistémica importante.
– Insuficiencia renal avanzada (posible doble trasplante).
– Trombosis espleno-porto-mesentérica.
– Infección por VIH.
– Edad > 65 años.
– Cirugía previa importante sobre área hepática.
– Desnutrición avanzada.
– Sepsis hepatobiliar.
– Ingreso en Unidad de Cuidados Intensivos.
– Riesgo de complicación neurológica.
de algunos grupos para evaluar los resultados en casos seleccionados con colan-
giocarcionomas, infección por VIH, etc.
La edad elevada, considerada inicialmente como un factor de riesgo para la re-
alización de un trasplante, ha sufrido cambios con el tiempo debido a una mayor
experiencia de los cirujanos y a los avances de la técnica y de la inmunosupre-
sión.
Hasta el año 1980, el trasplante hepático estaba restringido a receptores meno-
res de 50 años. Actualmente, se aceptan los 65 años como un límite de edad ade-
cuado por la mayor parte de grupos de trasplante.
253
Guía Clínica de Cirugía Hepática
254
TRASPLANTE HEPÁTICO
TABLA 15.3
CLASIFICACIÓN DE CHILD-PUGH. GRADO A: 5-6 PUNTOS;
GRADO B: 7-9 PUNTOS; GRADO C: 10-15 PUNTOS
Puntuación 1 2 3
Encefalopatía I y II III y IV
Ascitis Leve Moderada
Bilirrubina (mg/dL) <2 2-3 >3
Act. de protrombina (%) > 50 30-50 < 30
Albúmina (g/L) > 3,5 2,8-3,5 < 2,8
DONANTE DE HÍGADO
dos, hígados que no hace más de diez años hubiesen sido de-
preventivas, ha hecho
por eso, por la obligatoriedad del uso del casco en las motos),
donantes, que hoy es ma-
255
Guía Clínica de Cirugía Hepática
256
TRASPLANTE HEPÁTICO
257
Guía Clínica de Cirugía Hepática
las arterias lumbares y se extrae el injerto, que incluye la aorta desde la arteria
mesentérica hasta unos 6-8 cm por encima de la salida del tronco celiaco.
8. Una vez extraído el injerto, se introduce en la bolsa de preservación con so-
lución de Wisconsin y se guarda en la nevera, rodeado de hielo, para su transpor-
te. Antes de introducirlo en la bolsa, y si no se hizo antes perfusión venosa, se
puede canular la vena mesentérica superior o la esplénica y dejar la cánula pues-
ta tras perfundir 1.000 ml de solución de preservación. La bolsa del injerto debe
ser introducida al menos en dos bolsas más, para evitar el riesgo de rotura acci-
dental y salida del líquido, antes de rodearla de hielo.
La cirugía de banco consiste en la revisión y preparación de los pedículos del
injerto previamente a la implantación.
258
TRASPLANTE HEPÁTICO
forma empírica, pudiendo ser de utilidad la determinación del flujo de cada una
de las ramas mediante una sonda de ultrasonidos, antes de la ligadura de las mis-
mas.
Una vez movilizado el hígado, la hepatectomía convencional incluye la extir-
pación junto con el hígado nativo de la cava retrohepática. La interrupción del re-
torno venoso de la cava inferior supone una inestabilidad hemodinámica que ha
hecho que el manejo de la cava sea el aspecto técnico que más ha evolucionado.
Tras las primeras experiencias sin by-pass, se generalizó el uso del mismo en los
años ochenta, abandonándose posteriormente en muchos centros al aumentar la
experiencia de los cirujanos y mejorar las técnicas anestésicas. Aunque descrita
en los primeros años, la técnica de hepatectomía con preservación de cava no se
popularizó hasta años después. En general, la evolución en este aspecto ha sido
la siguiente:
– Extirpación de la cava asociando by-pass veno-venoso. Con el fin de evitar
los inconvenientes antes referidos, se propugnó el uso sistemático del by-pass ve-
no-venoso durante toda la fase anhepática. La derivación del flujo venoso y por-
tal a la vena axilar mediante un sistema de bombeo, asegura la estabilidad hemo-
dinámica y evita la congestión del territorio esplácnico y el supuesto daño renal
asociado al clampaje de la vena cava. Inicialmente se precisaba la heparinización
del receptor para evitar la trombosis del sistema, si bien pronto se desarrollaron
cánulas heparinizadas en su interior que hicieron innecesaria la heparinización
sistémica del paciente. Frente a estos supuestos beneficios, el by-pass veno-ve-
noso presenta una tasa de complicaciones en el lugar de los accesos vasculares
(linfoceles, hemorragias, trombosis, abscesos, etc.) de hasta un 30%. Esta alta ta-
sa de complicaciones puede disminuirse de forma importante mediante la colo-
cación percutánea de las cánulas del by-pass.
En 1996 se publicó un estudio prospectivo y randomizado sobre el efecto del
by-pass sobre la función renal sin hallar un claro beneficio del mismo y conclu-
yendo que su uso sistemático no parecía justificado. Por otro lado, la hipertensión
portal que acompaña a la cirrosis desarrolla múltiples colaterales portosistémicas
que derivan parcialmente la sangre, haciendo tolerable el clampaje.
259
Guía Clínica de Cirugía Hepática
260
TRASPLANTE HEPÁTICO
261
Guía Clínica de Cirugía Hepática
262
TRASPLANTE HEPÁTICO
263
Guía Clínica de Cirugía Hepática
264
TRASPLANTE HEPÁTICO
265
Guía Clínica de Cirugía Hepática
CUIDADOS POSTOPERATORIOS
266
TRASPLANTE HEPÁTICO
INMUNOSUPRESIÓN
267
Guía Clínica de Cirugía Hepática
ALTERACIONES POSTOPERATORIAS.
COMPLICACIONES
biopsia hepática.
una ecografía Doppler
268
TRASPLANTE HEPÁTICO
ción hepática.
plicación de origen vas-
15.4.
ción es la práctica de
una biopsia hepática
TABLA 15.4
ALTERACIONES POSTOPERATORIAS
Alteraciones laboratorio
– Alteraciones de la coagulación. Protrombina > 20 segundos
– Factor 5 < 20%
– Aumento de transaminasas GOT > 5.000 GPT > 5.000
– Aumento de bilirrubina Bb > 5 mg/dl
Alteraciones clínicas
– Necesidad de ventilación mecánica.
– Inestabilidad hemodinámica.
– Alteraciones mentales y sensoriales.
– Hipotermia persistente.
269
Guía Clínica de Cirugía Hepática
270
TRASPLANTE HEPÁTICO
271
Guía Clínica de Cirugía Hepática
diagnósticos clave para esta complicación (Figuras 15.14 y 15.15). Hace años era
una complicación habitual, pero hoy es poco frecuente, y casi siempre secundaria a
problemas de vascularización del tracto biliar. Se considera importante la evolución
del injerto una vez transcurridos los tres primeros días, ya que en aquellos casos de
función retrasada, es a partir del tercer día cuando se objetiva algún signo de esta-
bilización de la función del hígado. En caso de que el fallo del injerto progrese se
produce el deterioro progresivo de todos los órganos hasta desembocar en un cua-
dro de fallo multiorgánico que irremediablemente conduce a la muerte. Por tanto,
es fundamental que el diagnóstico se produzca con la mayor celeridad, ya que in-
cluso un retrasplante será inútil si este no se practica de forma precoz.
– El rechazo agudo ocurre entre un 20 y un 40% de los casos. Clínicamente apa-
rece fiebre, disminución de la producción de bilis, alteración de pruebas hepáticas
y empeoramiento de la coagulación. En muchos casos estos episodios de rechazo
responden satisfactoriamente a una leve corrección al alza de los niveles de anti-
272
TRASPLANTE HEPÁTICO
273
Guía Clínica de Cirugía Hepática
desarrollan hepatitis cró- cidivar. Mas del 90-95% de los pacientes trasplantados por ci-
rrosis por virus C presentan recidiva del virus, y más del 50%
desarrollan hepatitis crónica del injerto. Sin embargo, la inci-
nica del injerto
274
TRASPLANTE HEPÁTICO
Retrasplante hepático
TABLA 15.5
INDICACIONES DEL RETRASPLANTE
Retrasplante precoz
– Trombosis de la arteria hepática.
– Fallo primario del injerto.
– Rechazo agudo (hígado incompatible).
Retrasplante tardío
– Rechazo crónico.
– Recidiva de la enfermedad.
– Sepsis/obstrucción biliar.
275
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Durante los dos últimas décadas, el número de pacientes a los que se les indi-
ca un trasplante es cada vez mayor, lo que condiciona una desproporción entre
donantes y receptores. Aunque España es el país con la tasa de donación hepáti-
ca de cadáver más alta del mundo (33 donantes/millón habitantes), ese número no
es suficiente para cubrir la gran demanda de receptores. Así pues, cada año se
acumulan en la lista numerosos pacientes en espera de un hígado. Como es ob-
vio, la progresión de su enfermedad (que puede llegar a contraindicar el trasplante
como sucede con el hepatocarcinoma) o el fallecimiento de los pacientes duran-
te el periodo en lista de espera, se va incrementado año tras año. Otro aspecto a
resaltar es que existe una gran desigualdad en los tiempos medios de la lista de
espera entre los diferentes hospitales de nuestro país. Esto ha hecho que aquellos
276
TRASPLANTE HEPÁTICO
a
100
90
80
70
60
50
1999-2001
40
1996-1998
30
1992-1996
20
1988-1991
10
1984-1987
0
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
b
100
90
80
70
60
50
1999-2001
40
1996-1998
30
1992-1996
20
1988-1991
10
1984-1987
0
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Figura 15.16. a. Supervivencia del paciente según periodo de realización del trasplante
1984-2001; b. Supervivencia del injerto (todos) según periodo de realización del tras-
plante 1984-2001.
277
Guía Clínica de Cirugía Hepática
278
TRASPLANTE HEPÁTICO
de complicaciones biliares.
indicado en cualquier
un injerto completo.
279
Guía Clínica de Cirugía Hepática
TABLA 15.6
EVALUACIÓN PREOPERATORIA DEL DONANTE
Primera fase
– Antecedentes médico-quirúrgicos.
– Analítica hematológica y bioquímica.
– Estudio completo de coagulación.
– Hormonas tiroideas.
– Serología virus de hepatitis.
– Ecografía abdominal.
Segunda fase
– Consentimiento informado.
– AFP, alfa-1-antitripsina, CEA, transferrina y ferritina.
– Serología CMV, VDRL, EEB, HSV y VIH.
– HLA y crossmatch.
– Evaluación psicológica.
– Pruebas respiratorias (Rx. tórax y espirometría).
– Pruebas cardiológicas (ECG y ecocardiograma).
– TAC/angio-RMN y colangio-RMN.
Tercera fase
– Angiografía mesentérica (opcional).
– Biopsia hepática (opcional).
Cuarta fase
– Segundo consentimiento informado.
– Extracción para sangre autóloga.
– Planificación de quirófano.
– Comisión bioética del hospital.
– Autorización judicial.
zada (TAC) o a la RNM podemos calcular con gran exactitud el volumen hepáti-
co a trasplantar. Con la experiencia alcanzada en la actualidad se considera que
este volumen mínimo debe representar entre el 0,8 y el 1% del peso del receptor,
o lo que es lo mismo, el 35% del volumen hepático estándar correspondiente a
ese individuo. En otras palabras, para un individuo de 75 kg haría falta un míni-
mo de 750 g de parénquima hepático. Hay que tener en cuenta que suele existir
una sobre-estimación del 10-15% del volumen hepático, ya que estamos midien-
do el volumen del injerto lleno de sangre.
La RNM nos ofrece unas imágenes precisas de la distribución vascular y biliar.
Es fundamental antes de aceptar un potencial donante como firme candidato co-
nocer la anatomía vascular y biliar y detectar posibles anomalías que pudieran
impedir o suponer un riesgo elevado para la vida del donante y/o receptor (Figura
15.17). Cuando las imágenes arteriales que nos ofrecen la RMN no son perfectas
280
TRASPLANTE HEPÁTICO
Arteria hepática
281
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Transección hepática
282
TRASPLANTE HEPÁTICO
El uso de todos estos elementos que son de gran ayuda para el cirujano, se fun-
damenta en lograr una mayor seguridad para el donante, pero en ningún caso pa-
ra realizar la hepatectomía más rápida. La hemostasia debe ser perfecta con unas
pérdidas hemáticas mínimas. No hay que olvidar que en este tipo de intervención
no se realiza la ligadura del pedículo vascular con anterioridad ni tampoco se uti-
liza clampaje vascular del hilio hepático para evitar la isquemia del injerto, por lo
que se puede, ver incrementada, las pérdidas sanguíneas intraoperatorias.
Es de gran ayuda la utilización del ecógrafo al inicio de la transección y a lo
largo de la misma, ya que nos permite conocer en todo momento nuestra posi-
ción respecto de la vena hepática media que como ya hemos comentado es el
límite medial.
Una vez completada la transección del parénquima (Figura 15.19), tan sólo res-
tará seccionar la arteria hepática, vena porta y vena hepática, en este orden, para
permitir que el lóbulo vacíe la máxima cantidad de sangre. La extracción se lleva a
cabo cuando el equipo que está realizando la hepatectomía del receptor ha finaliza-
do. Si no fuera así el hígado debe permanecer dividido con toda la vascularización
en el abdomen del donante con el objetivo de disminuir al máximo la isquemia fría.
Tras la exéresis del injerto se deben asegurar todos los cabos vasculares con su-
turas continuas de Prolene‚ poniendo especial atención en no provocar estenosis
a nivel de la vena porta y del conducto hepático (Figura 15.20). La colangiogra-
fía final nos permitirá visualizar todo el árbol biliar y comprobar la ausencia de
fugas sobre la superficie cruenta hepática. Como punto final antes del cierre de la
laparotomía nos debemos asegurar que la posición que adopta el lóbulo izquier-
do no interfiere en absoluto el flujo portal, en cuyo caso debería realizarse una fi-
jación entre la pared anterior abdominal y el ligamento redondo. La colocación
de uno o dos drenajes en la zona de resección es el punto final obligado en este
tipo de intervención.
Cirugía de banco
Una vez extraído el injerto este debe enfriase rápidamente, con la perfusión de
solución de un litro Wisconsin a 4 ºC por la vena porta y un lavado con 25-50 ml
de Ringer-Lactato por la arteria hepática. En el caso de que el injerto presentara
anomalías vasculares (doble vena porta, vena suprahepática accesoria, etc.), es re-
comendable dejar los cabos preparados con el fin de simplificar las anastomosis
en el receptor (Figura 15.21).
283
Guía Clínica de Cirugía Hepática
284
TRASPLANTE HEPÁTICO
Hepatectomía
Técnica quirúrgica del receptor
Implante
La secuencia de la anastomosis será la misma que en el trasplante de cadáver.
– Anastomosis de la vena suprahepática derecha: se efectua la anastomosis de la
vena suprahepática derecha del injerto al remanente de la vena suprahepática de-
285
Guía Clínica de Cirugía Hepática
286
TRASPLANTE HEPÁTICO
Inmunosupresión
287
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Complicaciones en el donante
Complicaciones en el receptor
288
TRASPLANTE HEPÁTICO
ciona dejando más tiempo los tubos de drenaje y no cerrando los tutores biliares, la
intervención quirúrgica es la única solución en un porcentaje importante de casos.
La estenosis de la vía biliar es otra de las complicaciones frecuentes.
Otra complicación importante a medio o largo plazo en este tipo de trasplante
es la recidiva de virus de la hepatitis C (VHC) en el injerto. Aunque no existen
resultados contundentes, los datos preliminares apuntan que esta es mucho más
precoz y agresiva que la que acontece en los injertos completos procedentes de
donante de cadáver. Una explicación a este fenómeno podría tener relación con
la regeneración hepática tan importante que se produce en estos pacientes. Sin
embargo, las causas exactas aún están por determinar.
La supervivencia a corto plazo después del trasplante hepático con donante vi-
vo (1-2 años) es similar a la de la obtenida con el trasplante de cadáver. La ma-
yoría de grupos europeos y americanos refieren una supervivencia global cerca-
na al 90%. Hay que tener en cuenta que los donantes son excelentes y que el
receptor suele ser un paciente muy seleccionado.
SPLIT LIVER
Indicaciones
– Donante: las características que debe tener un donante ideal para bipartición
son las siguientes:
• Edad menor a 50 años, con mínima co-morbilidad asociada.
• Sin antecedentes de enfermedad ni daño hepático.
• Perfil hepático normal, o minimamente alterado.
• Estancia en UCI menor a 5 días.
• Estabilidad hemodinámica, sin requerimiento de drogas vasoactivas, o a do-
sis mínimas.
• Hígado de aspecto macroscópicamente normal.
– Receptor: en situaciones urgentes, cualquier receptor puede ser candidato a
recibir un injerto procedente de bipartición. Sin embargo, la selección de los re-
289
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Técnica quirúrgica
La clave para realizar una sección adecuada del parénquima hepático, es la pre-
servación de las estructuras vasculares y biliares para cada uno de los injertos ob-
tenidos, para lo cual es imprescindible conocer con exactitud la anatomía hepáti-
ca.
La sección ex-situ se realiza, una vez el hígado ha sido extraído del donante, de
forma convencional, durante la cirugía de banco. Las ventajas de esta técnica son
que la extracción se realiza de la forma habitual, lo que reduce el tiempo operatorio,
y permite que sea realizada por un grupo no experto en este tipo de trasplante. Las
principales desventajas son que asocian un tiempo más largo de isquemia fría, con
un mayor daño hepático, fundamentalmente debido a la prolongada duración de la
290
TRASPLANTE HEPÁTICO
cirugía de banco, y una mayor dificultad para delimitar las estructuras vasculares y
biliares que conllevan una mayor frecuencia de complicaciones biliares, e isquémi-
cas, que afectan fundamentalmente al segmento IV.
La partición in-situ se realiza durante la extracción del injerto del donante, el
cual es mantenido con soporte hemodinámico hasta la finalización de la extrac-
ción. Este hecho hace necesaria la extracción por parte de un equipo experto en
el trasplante split, prefiriendo la sección del parénquima con bisturí ultrasónico.
La sección in-situ conlleva unos tiempos de isquemia fría menores, como conse-
cuencia de la reducción del tiempo de cirugía de banco, y la identificación más
sencilla de las estructuras vasculares y biliares durante la sección del parénquima
hepático, asociándose con una reducción de las complicaciones vasculares y bi-
liares, así como una menor incidencia de sangrado a través de la superficie cruen-
ta del injerto durante el postoperatorio inmediato (Figura 15.24).
Lóbulo
izquierdo
Lóbulo derecho
291
Guía Clínica de Cirugía Hepática
que incluso pueden obligar a su resección. Por otra parte, el injerto izquierdo es
de un tamaño muy reducido, siendo adecuado únicamente para receptores pediá-
tricos de muy bajo peso.
2. Sección a través de la cisura hepática mayor: da lugar a dos injertos de un
tamaño equivalente, uno izquierdo que incluye segmentos II, III, y IV, y uno de-
recho que abarca los segmentos V, VI, VII, VIII. Ambos pueden ser implantados
en dos receptores adultos (generalmente de un peso inferior a 60 kg), o en un re-
ceptor pediátrico de mayor peso. En estos casos, la preservación del segmento IV
junto al segmento izquierdo reduce la probabilidad de desarrollar fenómenos is-
quémicos. La preservación de la vena suprahepática media con el segmento IV,
puede afectar al drenaje venoso de la vertiente más medial de los segmentos V y
VIII. En los casos en los que se aprecien ramas de la vena suprahepática media
que drenen los segmentos V y VIII, y que tengan un calibre suficiente, puede in-
terponerse un injerto venoso entre ellas y la vena cava inferior, con el fin de ase-
gurar el drenaje venoso adecuado a este nivel.
Respecto al segmento I, puede incluirse junto al injerto izquierdo, pero debe-
mos recordar que el drenaje venoso de este segmento se realiza a través de las ve-
nas retrohepáticas que drenan en la vena cava inferior, por lo tanto será necesaria
la resección de un parche de vena cava del donante, que será anastomosado a la
cava retrohepática del receptor. Si no, es preferible, dado el escaso volumen de
este segmento, que sea desechado.
Complicaciones postoperatorias
292
TRASPLANTE HEPÁTICO
Supervivencia
Aunque los resultados iniciales del trasplante split fueron decepcionantes, pos-
teriormente, las mejorías en la técnica quirúrgica, la selección del donante y es-
pecialmente del receptor, han logrado que la supervivencia actuarial del split sea
similar a la obtenida con el trasplante con injerto total.
CONCLUSIÓN
En los más de 40 años de historia del trasplante hepático se ha producido un
avance espectacular en el número de trasplantes practicados y en el incremento
de la supervivencia tanto de los injertos como de los pacientes.
Las razones de estos cambios se deben a una mayor experiencia por parte de
los grupos quirúrgicos, mejor selección de los pacientes por los hepatólogos, unos
cuidados intra y postoperatorios más fisiológicos y un desarrollo de mejores fár-
macos inmunosupresores.
El protagonismo de la sociedad a través del incremento de las donaciones y de
los avances en la legislación, ha hecho posible que hoy en día el trasplante hepá-
tico sea un capítulo relevante de la cirugía hepática y el tratamiento de elección
en gran número de hepatopatías severas.
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297
• CAPÍTULO 16 •
Traumatismo hepático
Introducción
Clasificación de los traumatismos hepáticos
Métodos de valoración inicial
Estudios diagnósticos en el paciente
hemodinámicamente estable
Ecografía abdominal
Tomografía computerizada (TAC)
Lavado peritoneal diagnóstico
Laparoscopia
Algoritmo diagnóstico
Criterios para el tratamiento conservador
Indicaciones de tratamiento quirúrgico
Estrategia quirúrgica y procedimientos
técnicos
Complicaciones
Complicaciones del tratamiento conservador
Complicaciones del tratamiento quirúrgico
Resultados
Conclusión
299
D
Guía Clínica de Cirugía Hepática
INTRODUCCIÓN
ada su localización y tamaño, el hígado es el órgano que con mayor fre-
cuencia resulta lesionado en pacientes con traumatismo abdominal, tanto
penetrante como cerrado. Para el cirujano general, el tratamiento del pa-
ciente con traumatismo hepático ha supuesto un reto técnico importante, dada la
gran variabilidad de dichas lesiones y la frecuente asociación con otros tipos de
traumatismos de gran complejidad. Sin embargo, en los últimos años estamos
asistiendo a una mejoría importante en el tratamiento de estos
pacientes tan graves gracias a un mejor conocimiento de la fi-
El hígado es el órgano siopatología de shock hipovolémico y su relación con la hipo-
abdominal que con ma- termia, acidosis y alteraciones de la coagulación, permitiendo
yor frecuencia se lesiona que a través de conceptos como “cirugía abreviada”, damage
durante un traumatismo control, o packing, puedan recuperarse pacientes con traumas
graves al tener sus cirujanos una visión más integral del pro-
blema y menos centrada en los aspectos puramente técnicos.
abdominal
300
TRAUMATISMO HEPÁTICO
TABLA 16.1
CLASIFICACIÓN DE LOS TRAUMATISMOS HEPÁTICOS
(REVISIÓN DE 1994) DE LA ASOCIACIÓN AMERICANA DE
CIRUGÍA DEL TRAUMA (ASST)
*Avanzar un grado para las lesiones múltiples hasta llegar al grado III.
sor, etc.
inicialmente a la detec-
301
Guía Clínica de Cirugía Hepática
ción y tratamiento de forma rápida de las situaciones que ponen en peligro la vi-
da. Para esto deben seguirse los principios adoptados por el Colegio Americano
de Cirujanos, ATLS: valoración inicial, resucitación y restauración de funciones
vitales, valoración secundaria y tratamiento definitivo de las lesiones.
La valoración inicial, corresponde al ABC del trauma: a) mantenimiento de la
vía aérea con control de la columna cervical; b) respiración y ventilación; c) cir-
culación con control de hemorragias; d) déficit neurológico y e) exposición, des-
vestir completamente al paciente y prevenir la hipotermia. Una vez controlada
la vía aérea y la ventilación, debe seguirse con una reanimación, mediante la co-
locación de al menos dos vías venosas periféricas y la administración de 2 litros
de cristaloides en los pacientes hipotensos. Si tras esta ma-
niobra los pacientes se mantienen inestables y se descarta he-
La estabilidad hemodi- morragia externa, los sitios más comunes de hemorragia son
námica es la clave de las la cavidad pleural, abdomen, la pelvis y los muslos.
Durante la valoración secundaria se debe realizar un exa-
terapéuticas en el trau- men cuidadoso del abdomen, que debe incluir la inspección,
medidas diagnósticas y
Ecografía abdominal
302
TRAUMATISMO HEPÁTICO
modinámicamente estables.
Laparoscopia
303
Guía Clínica de Cirugía Hepática
ALGORITMO DIAGNÓSTICO
Los pacientes que presentan traumatismo abdominal cerrado deben ser selec-
cionados para la realización de otros estudios diagnósticos y así poder tomar
decisiones en el periodo postraumático precoz.
Basados en la evidencia disponible en la literatura se proponen los siguientes
algoritmos para la valoración inicial del paciente que ha sufrido un traumatis-
mo hepático (Figuras 16.1 y 16.2).
No existe un consenso general sobre los criterios de inclusión para los pacien-
tes candidatos al tratamiento conservador del traumatismo hepático. Actual-
mente, la mayoría de los autores creen que el factor último decisivo en favor del
tratamiento conservador, debe ser la estabilidad hemodinámica del paciente en el
ingreso o después de las resucitación inicial, independiente-
mente del grado de lesión en la TAC o del tamaño del hemo-
La estabilidad hemodi- peritoneo.
Las lesiones de los grados IV y V están en mayor riesgo de
terio más importante pa- fracaso del tratamiento, por lo que deben ser vigilados duran-
námica constituye el cri-
304
TRAUMATISMO HEPÁTICO
305
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Traumatismo abdominal
cerrado
TC abdominal con
contraste oral e iv
LPD
Tratamiento
Positivo Negativo conservador
Figura 16.2. Algoritmo diagnóstico del traumatismo hepático cerrado (TAS: tensión arterial
sistólica).
306
TRAUMATISMO HEPÁTICO
TABLA 16.2
CRITERIOS PARA EL TRATAMIENTO NO OPERATORIO
DEL TRAUMATISMO HEPÁTICO CERRADO
– Estabilidad hemodinámica.
– Definición de la lesión mediante el uso de TC.
– Ausencia de lesiones intra-abdominales concomitantes que requieran trata-
miento quirúrgico.
– Disponibilidad de monitorización en UCI.
– Disponibilidad 24 horas de quirófano y equipo quirúrgico.
mente necesaria la repetición de una TAC abdominal, excepto que esté indicado
desde el punto de vista clínico o queremos tener un control evolutivo de la lesión.
El retorno de estos pacientes a las actividades normales se recomienda en gene-
ral y de forma arbitraria entre los 3 y 6 meses; aunque si extrapolamos los datos
experimentales de la resistencia de las cicatrices hepáticas no parece justificarse
la extensión del retorno más allá de ocho semanas.
307
Guía Clínica de Cirugía Hepática
– Unos recursos diag- quiere una laparotomía transversa derecha adicional para ex-
tamente equipada
nósticos suficientes para poner las lesiones hepáticas posteriores y de las venas retro-
monitorizar y detectar hepáticas. Una vez abierto el abdomen los esfuerzos deben
dirigirse a la reanimación transoperatoria con corrección de
los efectos potencialmente mortales de la hipovolemia y la
acidosis láctica. Esto se logra comprimiendo manualmente la
las potenciales complica-
308
TRAUMATISMO HEPÁTICO
Figura 16.3. Compresión manual del hígado para detener la hemorragia mientras se rea-
liza la reanimación transoperatoria.
309
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Figura 16.5. Hepatotomía a través de la lesión hepática, con ligadura de los vasos y con-
ductos biliares lesionados.
310
TRAUMATISMO HEPÁTICO
TABLA 16.3
INDICACIONES PARA PROCEDER AL TAPONAMIENTO PERIHEPÁTICO
Y DETENER LA OPERACIÓN QUIRÚRGICA
(CONCEPTO CONTROL DE DAÑOS)
Fisiológicas
– Déficit de bases en sangre arterial > –15 mmol/l.
– pH en sangre arterial < 7,2.
– Temperatura < 32 °C.
– Coagulopatía.
– Edema del intestino delgado.
– Necesidad de más de 10 unidades de sangre.
Lesiones hepáticas
– Hematoma subcapsular.
– Lesiones bilobares.
de los pacientes.
objeto de ser transferidos
311
Guía Clínica de Cirugía Hepática
COMPLICACIONES
Complicaciones del tratamiento conservador
312
TRAUMATISMO HEPÁTICO
RESULTADOS
CONCLUSIÓN
313
Guía Clínica de Cirugía Hepática
AGRADECIMIENTOS
Dr. Luis Rodríguez-Bachiller del Servicio de Cirugía General III del Hospital
General Universitario Gregorio Marañón por las ilustraciones de las Figuras 16.3,
16.4, 16.5 y 16.6.
BIBLIOGRAFÍA
Alexander RH, Proctor HJ, editors. Advanced trauma life support: instructor manual. 5 ed.
th
314
• CAPÍTULO 17 •
Radiología intervencionista
en patología hepática
Introducción
Tratamiento de tumores hepáticos
Valoración prequirúrgica
Destrucción percutánea de tumores
Embolización arterial en hepatocarcinomas
Quimioterapia intra-arterial en metástasis
hepáticas
Embolización arterial en tumores
neuro-endocrinos
Embolización portal prequirúrgica
Tratamiento percutáneo de las complicaciones de
la hipertensión portal
TIPS
Embolización esplénica
Tratamiento endovascular del síndrome de
Budd-Chiari
Manejo percutáneo de las complicaciones del
trasplante hepático
Complicaciones vasculares
Complicaciones biliares
Conclusión
315
E
Guía Clínica de Cirugía Hepática
INTRODUCCIÓN
l desarrollo de la radiología intervencionista (RI) ha permitido la práctica
de procedimientos de alta resolución en situaciones complejas. El papel que
juega en el diagnóstico de los pacientes, en la preparación del tratamiento
quirúrgico y en la solución definitiva del problema a través de sus técnicas per-
cutáneas específicas, supone uno de los avances más importantes en la cirugía he-
pática. La versatilidad de las técnicas y el concepto de que todas deben conocer-
se, dada la importante relación metodológica entre todas ellas, son aspectos
básicos y fundamentales de estos procedimientos. En este capítulo se analizan al-
guna de estas técnicas.
Valoración prequirúrgica
316
RADIOLOGÍA INTERVENCIONISTA EN PATOLOGÍA HEPÁTICA
En tumores primarios que no pueden ser tratados con “técnicas curativas” se re-
comienda la quimioembolización tumoral. Cuando se empezó a preconizar esta
modalidad (años 80 en Japón), se creyó que su aplicación se podría extender a
una gran variedad de hepatocarcinomas, sin limitarse por el tamaño del tumor, ni
por el grado de invasión vascular, etc. Los estudios clínicos realizados durante es-
te tiempo han recomendado la utilidad de la embolización como técnica paliati-
va, para tumores sintomáticos y no sintomáticos, que no sean masivos ni multi-
nodulares, en pacientes que tengan una buena función hepática. El procedimiento
consiste en la cateterización selectiva de los pedículos vasculares nutricios del tu-
mor y la introducción de fármacos (quimioterapia local) y agentes embolizantes,
con los que se ocluyen las arterias (necrosis por isquemia). No está claro si la in-
troducción simultánea de quimioterapia (adriamicina, mitomicina C, cisplatino,
etc.) es eficaz, pues no existe un acuerdo generalizado sobre su eficacia. Tampoco
hay acuerdo sobre si esta quimioterapia debe introducirse mezclada o no con li-
piodol (contraste yodado liposoluble que se fija selectivamente en el tejido tu-
moral). Lo que parece evidente es que la isquemia tiene gran efecto tumoricida.
El tipo de partículas que se han utilizado a lo largo de estos años ha sido muy va-
riado; no deben ser reabsorbibles y deben tener un tamaño superior a 50 m (con
lo que se evita la isquemia biliar) e inferior a 300 m (con lo que se evita una oclu-
sión vascular excesivamente proximal). No es conveniente usar dispositivos (ti-
po “coil”) de oclusión proximal, ni partículas cuyo efecto va a “desaparecer” en
menos de 15 días (esponja de fibrina). Las embolizaciones deben repetirse con
una periodicidad variable dependiendo del éxito técnico del primer procedimien-
to, de la respuesta y de la situación clínica global del paciente. Entre 4 y 6 meses
es el intervalo adecuado entre una embolización y otra (Figura 17.1).
317
Guía Clínica de Cirugía Hepática
a b
c d
Figura 17.1. Paciente cirrótico portador de TIPS (flecha). a. Nódulo hipervascular (punta de
flecha), con características de HCC, dependiente de una pequeña rama de la arteria del
segmento 4; b. Cateterización selectiva: se inyecta lipiodol y se emboliza en su totalidad
con partículas esféricas no reabsorbibles de 100-300 micras; c. Completa devasculariza-
ción del nódulo; y d. TC al mes: buena captación de lipiodol por el nódulo.
Para determinadas metástasis hepáticas, como las que tienen su origen en tu-
mores tipo carcinoide o neuro-endocrinos, hipervasculares y con gran captación
318
RADIOLOGÍA INTERVENCIONISTA EN PATOLOGÍA HEPÁTICA
TIPS
319
Guía Clínica de Cirugía Hepática
a b
Figura 17.2. Colocación de TIPS en cirrosis por virus C con hemorragias de repetición por
varices. a. Punción de porta derecha desde vena cava suprahepática derecha; y b.
Colocación de prótesis emtálica autoexpandible entre ambas venas, con disminución de la
presión portal.
lida” portal, necesitan un TIPS, o el de pacientes con hipertensión portal que ne-
cesitan cirugía digestiva oncológica, de altísima morbi-mortalidad si no se dis-
minuye antes la presión portal.
Las contraindicaciones son la encefalopatía crónica y la insuficiencia hepática
severa. Probablemente también lo sean los hepatocarcinomas en el tracto, la po-
liquistosis hepática o la dilatación e infección de la vía biliar, aunque en estos ca-
sos ya existen referencias series con aceptables resultados.
Embolización esplénica
320
RADIOLOGÍA INTERVENCIONISTA EN PATOLOGÍA HEPÁTICA
321
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Complicaciones biliares
Son las que se observan con más frecuencia tras un trasplante hepático. Pueden
ser precoces o tardías y ser manejadas de forma quirúrgica, percutánea, endoscó-
pica o mediante la combinación de varias.
Las lesiones estarán relacionadas con problemas técnicos o isquémicos de vía
biliar y aparecerán, casi siempre, en la conexión quirúrgica biliar. Pueden obser-
varse estenosis simples asociadas o no a fuga biliar. La estenosis se puede tratar
por vía percutánea, utilizando balones de calibre superior al de la vía biliar y con
largo tiempo de inflado (20’). Con el fin de tutorizar la lesión, es conveniente de-
jar catéteres de drenaje biliar externo-interno durante varias semanas-meses. Por
ello, para obtener una buena tutorización de la lesión, es preferible la vía endos-
cópica, ya que así se evita la colocación de catéteres externos que se puedan so-
breinfectar.
322
RADIOLOGÍA INTERVENCIONISTA EN PATOLOGÍA HEPÁTICA
Las fugas biliares se tratan con la colocación de drenajes situados lo más pró-
ximo posible al área de fuga. Como se ha mencionado anteriormente, suelen co-
existir fuga y estenosis, por tanto hay que prestar atención a ambas.
Las complicaciones tardías de la vía biliar, habitualmente debidas a problemas
arteriales, tienen múltiples y variadas manifestaciones. Estenosis intrahepáticas,
colecciones de bilis o pus, moldes de sangre y endotelio biliar (casts) son comu-
nes con estos casos. El tratamiento percutáneo es, a veces, la única alternativa. La
dilatación con balón, los lavados repetidos o los drenajes biliares, son técnicas con
las que se pueden obtener resultados definitivos o, en el peor de los casos, permi-
ten alargar la viabilidad del injerto hasta un posible nuevo trasplante.
CONCLUSIÓN
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324
• CAPÍTULO 18 •
Guía instrumental en
cirugía hepática
Introducción
Ecografía intraoperatoria
Técnicas de disección y hemostasia del
parénquima
Digitoclasia/kellyclasia
Bisturí ultrasónico
Hidrodisección
Coagulación bipolar
Sellado bipolar (Ligasure®)
Bisturí de argón
Bisturí armónico (Ultracisión®)
Coagulación monopolar
Coagulación monopolar (Tissuelink®)
Métodos de hemostasia
Celulosa (Surgicel®)
Colas biológicas
Hemostáticos de fibrina (Tissucol®)
Conclusión
325
D
Guía Clínica de Cirugía Hepática
INTRODUCCIÓN
urante las últimas décadas se ha producido una mejoría espectacular en
los resultados obtenidos en cirugía hepática, campo dominado en su ma-
yor parte por los tumores del hígado. Los dos factores que han contribui-
do de forma más determinante han sido la mejoría en el diagnóstico a través de
las técnicas de imagen, que ha dado lugar a un importante aumento de las cifras
de resecabilidad, y por otro lado el mejor control de la hemorragia, gracias al
mayor conocimiento anatómico y técnico por parte del cirujano, ayudado en úl-
timo término por el desarrollo de instrumentales especialmente diseñado para es-
tos logros.
Diferentes estudios han precisado que los mayores factores de riesgo en este ti-
po de cirugía vienen determinados por la presencia de enfermedades asociadas,
como la cirrosis hepática o la presencia de colestasis grave, el tiempo operatorio
y las pérdidas hemáticas durante la intervención. La hemorragia grave durante la
cirugía hepática es un factor determinante en el aumento de la mortalidad y mor-
bilidad operatoria. La transfusión de concentrados de hematíes y otros hemoderi-
vados incrementa el riesgo de transmisión de enfermedades, y para algunos auto-
res favorece la recidiva tumoral temprana, al disminuir la capacidad de respuesta
inmunológica por parte del paciente. Por tanto en la actualidad, uno de los pun-
tos de excelencia que se deben conseguir en la cirugía hepática, es la disminución
al máximo de la necesidad de transfusión sanguínea. En este sentido, el clampa-
je intermitente del pedículo hepático (o maniobra de Pringle), junto con el cono-
cimiento sobre el preacondicionamiento isquémico, se han mostrado eficaces al
reducir el tiempo de transección hepática, disminuir las pérdidas hemáticas y me-
jorar la función del hígado remanente en el postoperatorio.
ECOGRAFÍA INTRAOPERATORIA
326
GUÍA INSTRUMENTAL EN CIRUGÍA HEPÁTICA
a b
327
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Digitoclasia/kellyclasia
Bisturí ultrasónico
a b
Figura 18.2. a. Consola y distintos terminales del bisturí ultrasónico CUSA® de Valleylab®
y b. Extremo del terminal con representación de los tres subsistemas.
328
GUÍA INSTRUMENTAL EN CIRUGÍA HEPÁTICA
Figura 18.3.
Hidrodisección
Coagulación bipolar
329
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Orificio Conducto
distal interior Conexión
Figura 18.4. Pinza bipolar diseñada con un conducto para el goteo de suero salino que
aumenta su eficacia, especialmente en cirugía hepática.
®
Sellado bipolar (Ligasure )
330
GUÍA INSTRUMENTAL EN CIRUGÍA HEPÁTICA
creando un sello permanente. Una señal acústica informa que el sellado es com-
pleto, logrando la ligadura de vasos de hasta 7 mm de diámetro. Existen diversos
terminales con distintos grosores y longitudes, y recientemente se ha comerciali-
zado con sistema de corte añadido (Figura 18.6). Tiene una difusión térmica mí-
nima y su principal ventaja es que consigue reducir el tiempo operatorio y la he-
morragia. En general es poco utilizado en cirugía hepática pero las sondas para
uso laparoscópico recientemente comercializadas prometen una transección se-
gura mediante este tipo de abordaje.
Bisturí de argón
331
Guía Clínica de Cirugía Hepática
De igual modo que el LigaSure, puede resultar de utilidad para resecciones hepáti-
cas vía laparoscópica (Figura 18.7).
a b
Figura 18.7.
Coagulación monopolar
332
GUÍA INSTRUMENTAL EN CIRUGÍA HEPÁTICA
MÉTODOS DE HEMOSTASIA
Celulosa (Surgicel®)
333
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Figura 18.9. Surgicel®. Hemostático por contacto a base de celulosa oxidada regenera-
da. Formas de presentación.
Colas biológicas
334
GUÍA INSTRUMENTAL EN CIRUGÍA HEPÁTICA
Factor XIII
+
Trombina Ca 2
+
Ca 2 Factor XIIIa
335
Guía Clínica de Cirugía Hepática
utiliza trombina. Se extraen unos 120 cc de sangre del paciente de la que se ob-
tienen unos 4-5 cc de fibrina la cual polimeriza rápidamente al aplicarse en spray
sobre la superficie cruenta. El segundo requiere la extracción de unos 10 cc de
sangre (según presentación), de la que se extrae el suero por centrifugación. Este
plasma se utiliza como fuente de fibrinógeno y se mezcla en el momento de la
aplicación con una suspensión de trombina y colágeno de origen bovino.
CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA
Fan ST, Lai EC, Lo CM, Chu KM, Liu CL, Wong J. Hepatectomy with an ultrasonic dissector
for hepatocellular carcinoma. Br J Surg 1996; 83 (1): 117-20.
Man K, Fan ST, Ng IO, Lo CM, Liu CL, Wong J. Prospective evaluation of Pringle maneuver
in hepatectomy for liver tumors by a randomized study. Ann Surg 1997; 226 (6): 704-11; dis-
cussion 711-3.
Rosen CB, Nagorney DM, Taswell HF, Helgeson SL, Ilstrup DM, van Heerden JA, et al.
Perioperative blood transfusion and determinants of survival after liver resection for metas-
tatic colorectal carcinoma. Ann Surg 1992; 216 (4): 493-504; discussion 504-5.
Shimada M, Takenaka K, Fujiwara Y, Gion T, Shirabe K, Yanaga K, et al. Risk factors linked
to postoperative morbidity in patients with hepatocellular carcinoma. Br J Surg 1998; 85 (2):
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Sitzmann JV, Greene PS. Perioperative predictors of morbidity following hepatic resection for
neoplasm. A multivariate analysis of a single surgeon experience with 105 patients. Ann Surg
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Yamamoto J, Kosuge T, Takayama T, Shimada K, Yamasaki S, Ozaki H, et al. Perioperative
blood transfusion promotes recurrence of hepatocellular carcinoma after hepatectomy.
Surgery 1994; 115 (3): 303-9.
336
• ADDEMDUM 1 •
Introducción
Objetivos
¿Cómo rellenar los datos?
Filiación
Intervención
Postoperatorio
Seguimiento
Resultados
Criterios de inclusión
Variables del paciente y tumor primario
Supervivencia global-postoperatoria-metástasis
Estudio estadístico
337
E
Guía Clínica de Cirugía Hepática
INTRODUCCIÓN
l Registro de Metástasis Hepáticas de origen colorrectal, fue creado en 1999
por la Sección de HPB de la Asociación Española de Cirujanos. El registro
de metástasis hepáticas incluye sólo a los pacientes sometidos a cirugía he-
pática resectiva con intención curativa por metástasis de tumores colorrectales.
Se excluyen los casos con tumor residual macroscópico excepto que se plantee
resecarlo en un segundo tiempo, p. ej. metástasis pulmonares. Para la recogida de
información se creó una aplicación informática en soporte File Maker compati-
ble con entorno Windows y Macintosh.
OBJETIVOS
Cada paciente se identificará por dos campos: iniciales del hospital y número
de registro.
El registro consta de cuatro presentaciones principales: filiación, intervención,
postoperatorio y seguimiento.
A continuación se señalan los campos definidos y sus opciones en el orden en
que aparecen en las pantallas.
Filiación (Figura 1)
Filiación
Iniciales: inicial del primer y segundo apellido seguidas del nombre sin espa-
cios ni comas.
Tumor primario
338
REGISTRO ESPAÑOL DE METÁSTASIS HEPÁTICAS DE ORIGEN COLORRECTAL
339
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Intervención (Figura 2)
Hallazgos
Técnica
– Hepatectomías.
– Resección atípica o limitada: sin seguir líneas anatómicas.
– Segmentectomía: resección de uno o varios segmentos que no están inclui-
dos en las hepatectomías clásicas. En este caso señalar los segmentos resecados
en el campo segmentectomías.
340
REGISTRO ESPAÑOL DE METÁSTASIS HEPÁTICAS DE ORIGEN COLORRECTAL
Postoperatorio (Figura 3)
Postoperatorio
Anatomía-patológica
341
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Seguimiento (Figura 4)
RESULTADOS
342
REGISTRO ESPAÑOL DE METÁSTASIS HEPÁTICAS DE ORIGEN COLORRECTAL
A 1%
D 42% B 25%
C 32%
Preoperatorio
Definitivo
Media: 2 / mediana: 1
Rango: 1/13
300
57%
250
200
150
100
50
0
1 2 3 4 5 >5
343
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Media: 4,29/mediana: 4
Rango: 0,6/25
100
80
60
40
20
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 > 10
TABLA 1
DATOS OPERATORIOS
Total Sí No
TABLA 2
MORBIMORTALIDAD
Total %
Número 492 100
Estancia 18 (12) –
Morbilidad 188 38
Absceso 39 8
Fístula biliar 29 6
Insuficiencia hepática 20 4
Hemorragia 11 2,2
Reintervención 26 2,8
Mortalidad 14 2,8
Insuficiencia hepática 3 1
344
REGISTRO ESPAÑOL DE METÁSTASIS HEPÁTICAS DE ORIGEN COLORRECTAL
TABLA 3
6 m 93 96 96,7
12 m 84,9 87,4 88,8
24 m 69,6 74,4 73,5
36 m 54,5 56 59,3
48 m 44 45 48,5
60 m 40 40,9 43,8
72 m 34,7 35,7 38,2
84 m 31,2 32,1 35,5
96 m 28,6 29,5 32,6
108 m 26 26,8 29,6
120 m 26 26,8 29,6
1,0
0,9
0,8
Supervivencia acumulada
0,7
0,6
0,5
40%
0,4
0,3
0,2
0,1
0,0
0 24 48 72 96 120 144 168 192 216
Figura 8.
345
Guía Clínica de Cirugía Hepática
TABLA 4
COX UNIVARIABLE
Edad 0,003
Sexo 0,71
Dukes 0,005
Intervalo libre 0,032
Localización 0,041
Número 0,01
Tamaño 0,44
CEA preoperatorio 0,34
Borde 0,001
Satélites 0,0008
Invasión local 0,013
Ganglios hilio 0,6
Tipo de resección 0,63
mTNM 0,006
Dukes C, > 1 metástasis; intervalo libre < 12 m; tamaño > 5 cm, CEA > 200 ng/ml.
180
160
140
120
100
80
60
40
20
0
0 1 2 3 4 5
346
REGISTRO ESPAÑOL DE METÁSTASIS HEPÁTICAS DE ORIGEN COLORRECTAL
TABLA 5
COX MULTIVARIABLE
Supervivencia global-postoperatoria-metástasis
Cada uno de los factores pronóstico aporta un punto al score que va del 0 al 5.
Todos son factores preoperatorios.
Se considera de riesgo bajo el 0-1 de riesgo; medio 2-3 y de riesgo alto 4-5.
En los datos del registro es la variable independiente más predictiva del pro-
nóstico (Tabla 5).
BIBLIOGRAFÍA
Fong Y, Blumgart LH. Annals of Surgery 1999; 230: 309-21.
347
• ADDEMDUM 2 •
Direcciones de internet
de interés
Revistas
Quirúrgicas
Médicas
Recursos on-line. Buscadores
Sociedades
Web’s
Trasplante
Hospitales
Búsquedas. Servicios on-line
Cirugía virtual. Imágenes 3D
Patología HPB
Enciclopedias. Atlas. Diccionarios
349
Guía Clínica de Cirugía Hepática
REVISTAS
Quirúrgicas
350
DIRECCIONES DE INTERNET DE INTERÉS
Surgical Oncology
http://link.springer.de/link/service/journals/00276/tocs.htm
Transplant International
http://link.springer.de/link/service/journals/00147/tocs.htm
Transplantation
http://www.transplantjournal.com/
Transplantation Proceedings
http://www.elsevier.com/wps/find/journaldescription.cws_home/600114/
description#description
World Journal of Surgery
http://link.springer.de/link/service/journals/00268/index.htm
World Journal of Surgical Oncology
http://www.wjso.com/home/
Médicas
351
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Journal of Gastroenterology
http://link.springer.de/link/service/journals/00535/tocs.htm
Journal of Hepatology
http://www.jhep-elsevier.com/
Lancet
http://www.thelancet.com/
Liver
http://ejournals.ebsco.com/Journal.asp?JournalID=105407
Mayo Clinic Proceedings
http://www.mayo.edu/publication/proceedings/
Radiology
http://radiology.rsnajnls.org/
Revista Española de Patología
http://www.repatologia.com/portada.html
Scientific American Medicine Online
http://www.samed.com/
Seminars in Radiation Oncology
http://www.harcourthealth.com/scripts/om.dll/serve?action=searchDB&
searchDBfor=home&id=srao
SOCIEDADES
352
DIRECCIONES DE INTERNET DE INTERÉS
WEB’S
Trasplante
353
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Hospitales
354
DIRECCIONES DE INTERNET DE INTERÉS
Entrez PubMed
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/entrez/query.fcgi?db=PubMed
SurgeryLinx
http://www.mdlinx.com/SurgeryLinx/index.cfm?go=home&bt=todayshome
AMEDEO: The Medical Literature Guide
http://www.amedeo.com/fulltext.htm
Biomednet-Medline
http://www.biomednet.com/db/medline
Medscape
http://www.medscape.com/
Conferences - Surgery
http://www.pslgroup.com/dg/Surgery.htm
Timely Topics in Medicine
http://www.prous.com/ttm/
Doctor’s Guide to the Internet
http://www.docguide.com/
OncoLink
http://oncolink.upenn.edu/
TeleSCAN: Telematics in Cancer
http://telescan.nki.nl/
355
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Patología HPB
356
DIRECCIONES DE INTERNET DE INTERÉS
AllRefer Health
http://health.allrefer.com/pictures-images/digestive-system.html
American Liver Foundation
http://www.liverfoundation.org/
British Liver Trust
http://www.britishlivertrust.org.uk/content/liver/about.asp
357
Guía Clínica de Cirugía Hepática
Diccionario idiomas
http://www.wordreference.com/
Diccionario Médico
http://cancerweb.ncl.ac.uk/omd/
El Escaparate de MedTrad
http://www.medtrad.org/index.htm
Enciclopedia Médico-Quirúrgica
http://www.emc-consulte.com
Hospital Medical Library and Patient Education
http://www.chclibrary.org/
LiverTumor
http://www.livertumor.org/
MedlinePlus Health Information
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/
National Cancer Institute
http://www.healthfinder.gov/justforyou/espanol/default.htm
The Merck Manual
http://www.merck.com/mrkshared/mmanual_home2/sec10/sec10.jsp
Vesalius
http://www.vesalius.com/welcome.asp
358