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José Aricó: una crítica

al ‘eurocentrismo’ de Marx sobre América Latina

José Antonio Rojas Alba

Resumen

Este escrito tiene como objetivo revisar la lectura crítica / marxiana de


José Aricó sobre K. Marx en la parte de su obra sobre América Latina. Se
explica este paper con el prejuicio de Marx sobre América Latina. Se
describe, primero, la lectura ariconiana de Marx y América Latina y su
producción teórica en Horacio Crespo y Martín Cortés. Y la segunda parte
corresponde al desarrollo de Marx y América Latina de José Aricó.

Palabras clave: José Aricó, eurocentrismo, América Latina, obra marxiana.

El tema que expondrá a continuación trata de la lectura crítica de José Aricó


sobre la obra marxiana. En ella se categoriza un claro ‘eurocentrismo’ de Marx.
Principalmente tiene como base a los escritos polémicos de Marx en relación a
América Latina1. Porque son una verdadera problemática o realidad soslayada.
¿Es o no, en ese sentido, la lectura de José Aricó una explicitación del
eurocentrismo de Marx sobre AL? El trabajo de interpretación en Aricó debe ser
considerado como una verdadera hermenéutica de la obra marxiana. Es, en otras
palabras, la clave teórica para entender a AL. Esta lectura se da a partir de los
escritos ‘circunstanciales’ de Marx y Engels. El escrito ve el problema de hacer
inteligible un sistema teórico, como el de Marx, a otras civilizaciones no europeo-
occidentales.

1
De ahora en adelante se representa con ‘AL’.

1
La estructura del ensayo se basa principalmente en dos partes temáticas. Y
fueron elaboradas de manera muy sencilla. La primera trata de mostrar una
introducción más o menos panorámica de la obra de José Aricó. Se usa el estudio
introductorio de Horacio Crespo en El marxismo latinoamericano de Aricó. La
búsqueda de la autonomía de lo político en la falla de Marx. Por otra se planteó la
lectura reciente que hace Martín Cortés en José Aricó: traducir el marxismo en
América Latina. Ambas muestran el valor historiográfico para la cultura marxista
latinoamericana. Esta lectura es fundamental, sobre todo, en algunos puntos
descollantes de la obra ariconiana. En la segunda parte se utiliza Marx y América
Latina de José Aricó para puntualizar las referencias del eurocentrismo de Marx.
Se vuelve explícito el ¿por qué? de sus efectos en su corpus teórico. O sea se ve el
lugar de recepción de tal prejuicio político respecto a AL.

En la primera parte se plantean dos parágrafos que describen la interpretación


ariconiana. El primero, a modo de pregunta, muestra panorámicamente a la obra
de Marx y América Latina (2009). Y el segundo, a partir del paper de Martín
Cortés, parte por el sentido marxista de Aricó.

1. ¿En qué consiste Marx y América Latina de José Aricó?

En principio Marx y América Latina llegaría a ser una especie de “gran


introducción”2 a la obra historiográfica. Es sobre todo un bagaje de la tradición

2
En el estudio introductorio Horacio Crespo dice, cita a Juan Carlos Portantiero, que “ha
subrayado la originalidad del planteo de Aricó, y redondeado en núcleo de sentido del Marx y
América Latina” Crespo Horacio, “El marxismo latinoamericano de Aricó. La búsqueda de la
autonomía de lo político en la falla de Marx”, en Aricó José, Marx y América Latina, (Buenos
Aires: FCE, 2009), 40. Aquel planteo se relaciona –en sus requerimientos– “por el papel del
marxismo en la formación del pensamiento social latinoamericano” Crespo Horacio, “El marxismo
latinoamericano de Aricó. La búsqueda de la autonomía de lo político en la falla de Marx”, 40. Y

2
marxista crítica y gramsciana. El objeto de su estudio subyace en los países
latinoamericanos. Porque la crítica de Aricó tiene una vasta etapa en la
producción de escritos, traducciones y ediciones de Marx al castellano. Y eran
hasta ese momento textos inéditos para las ediciones oficiales. Se considera como
crítica la revisión textual de Aricó sobre el corpus marxiano. ¿Cuál ha sido, no
obstante, el núcleo de su obra? Según Horacio Crespo fue:

[…] la preocupación por el socialismo latinoamericano; su historia en


vinculación con los procesos sociales y políticos de la clase obrera y otros
sectores populares; las complejidades de la recepción teórica, cultural y
política; las dificultades del anclaje y sus variaciones regionales, sus
protagonistas3.
Esta participación del grupo editorial involucra a Pedro Scaron 4 –el traductor
de Siglo XXI de El Capital y de los opúsculos de Marx sobre AL. Él es parte de
una sistematización de la obra fundamental o ‘mamotreto’ de José Aricó. Se
revela en esa traducción una síntesis en la intención de un Marx desconocido. Y
fue además poco trabajado –hasta ahí– por el canon marxista más autorizado.

En ese sentido existe la necesidad de mostrar a la obra de Aricó críticamente.


Y cómo gira a partir de un eje articulador. Aricó trata principalmente de explicitar
el contenido eurocéntrico de Marx como ese prejuicio de ‘obnubilación’. Sin
embargo, lo que siempre está presente en su análisis es un nuevo giro. Y se le da
“una plena restauración de la autonomía de lo político, de la legitimidad de su
estatus teórico en el cuerpo de la tradición marxista” 5. Hay, sobre todo, algo que
debe reconocerse en el planteamiento de Aricó. Se trata de su interpretación
además Crespo enfatiza la finalidad de este texto ariconiano. Y es con el fin “ser leído como la
gran introducción al mamotreto, al conjunto de su proyecto ya editado o aún inédito” Ibíd., 40.
3
Ibíd., 35.
4
Estos escritos –historiográficos– de Marx y Engels sobre AL se compilan en Materiales para la
historia de América Latina (1972) a cargo de la traducción y notas del uruguayo Pedro Scaron.
5
Ibíd., 27.

3
exhaustiva de los textos de Marx sobre AL. Porque anteriormente se los trata con
mucho sesgo por un prejuicio intelectual, cultural y político.

Al respecto Horacio Crespo reúne esquemáticamente los principales puntos de


Marx y América Latina. Se ven, por ejemplo, algunos de ellos:

Primero: el pensamiento de Marx no constituye un sistema a la manera de


Hegel, sino que está conformado por una multiplicidad de núcleos teóricos
y una sucesión e intercalación de problemáticas, metodologías y resultados
cuya evolución es rastreable a lo largo de toda su obra.
Segundo: no existen en la obra de Marx textos privilegiados, ‘científicos’
y textos desechables. Aricó no trabaja con una distinción o jerarquización
de textos […]. Los textos políticos de Marx, aquellos dedicados al estudio
de la realidad internacional de los años cincuenta […] adquieren para
Aricó importancia como reveladores de las fracturas, las discontinuidades,
los nuevos rumbos y las preocupaciones que por un lado subrayan la
problematicidad de una interpretación ‘sistémica’ y por el otro establecen
una distinta periodización de su obra […].
Tercero: en este sentido, en el trabajo de Aricó se presenta una
periodización implícita de la obra de Marx que ubica un quiebre profundo,
una discontinuidad radical, entre un Marx todavía ‘europeísta’, un Marx
convencido del sentido del progreso del que sería portador el mundo
burgués […] y las preocupaciones cada vez más acuciantes en su
pensamiento, a partir de fines de la década de 1850, en torno a los
problemas generados por las consecuencias del desarrollo del capitalismo,
su presencia en el mundo colonial, la emergencia de las luchas nacionales,
las relaciones complejas entre cuestión nacional y lucha de clases6.
La obra de Marx, pues, tiene un carácter invertido en relación al sistema
hegeliano. Para Hegel, por el contrario, está abstraída al plano de la idea absoluta
aquella construcción conceptual de lo real –la sociedad, la política, o la cultura. O
sea está más bien ante (ẟῃμιουργός como resultado del ẟ͡͡ημος)7un demiurgo real.

6
Ibíd., 28-29.
7
Su transliteración es el demiourgós en el sentido de un dios constructor. Y tiene sentido hablar de
él a través del démos como la expresión concentrada en el pueblo. El demiurgo, entonces, coincide
con el verbo (έργου) érgon en el sentido más autóctono de obrar o trabajar. Deriva,

4
En Marx se distingue a su método, a diferencia de Hegel, por su énfasis en lo
concreto. Y porque siempre hay que partir de la realidad o de los juicios de hecho.
Es fundamental, siguiendo con el orden, la innovación de Aricó al estatus
bibliográfico de Marx. No existe, en tal sentido, una clasificación segmentada de
la ‘obra principal’ y secundaria de Marx. Ambos segmentos o niveles de las obras
revelan –siguiendo a Aricó– aquellos lugares poco trabajados de su obra. Porque
son las fuentes para la construcción de su gran corpus, o sea, El Capital. En la
tercera consideración, de acuerdo con Crespo, la interpretación dura de Aricó
(1976-1983) reposa sobre los textos de Marx y Engels. Porque se debe tener en
cuenta el viraje “copernicano”8 en el pensamiento político de Marx. Esto se debe
principalmente a la preocupación de comunidades no europeas, por ejemplo, que
se rebelan como el texto de la comuna rural rusa o el texto sobre Irlanda. Ambos
escritos reflejan el giro teórico de Marx sobre las naciones con desarrollo no
capitalista. En el texto sobre Irlanda principalmente cuestiona el papel estratégico
del movimiento popular nacionalista. Y al no haber un proletariado obrero, aquel
fue a la vanguardia de la liberación irlandesa. Se develan, sin embargo, otros
tantos yerros de ese Marx sobre AL. El texto periodístico de Bolívar y Ponte, por
ejemplo, refleja el prejuicio político de Marx. Tenía, pues, una versión
tergiversada de Bolívar lo consideraba semejante a Luis Bonaparte (Napoleón III).
A decir de Crespo, lo anterior se detalla mejor así:

[m]otivó la reaparición en su pensamiento de la idea hegeliana de


‘pueblos sin historia’ […] como la base de su caracterización del proceso
en la América española, es decir, la consideración de los pueblos

posteriormente, en (ἒργῳ) érgo de la acción específica de trabajar/hacer una obra. El que la


ejecutaba era el (ἐργάτης) ergátes o también una forma de maestro.
8
Cf. Crespo Horacio, “El marxismo latinoamericano de Aricó. La búsqueda de la autonomía de lo político en
la falla de Marx”, 30.

5
latinoamericanos como conglomerados humanos carentes de madurez
[…]9 y su falta de determinación como estados nacionales modernos.
En ese estado de cosas se lee con honestidad la obra de Marx. Aricó es el
proyectista de esta icónica hazaña de traducir, editar y escribir críticamente de
AL. Y tiene como su paralelo teórico al socialismo como el pensamiento. El
núcleo maduro de su obra marxista se la debe a los años de exilio en México. Para
ser exactos desde 1976, Aricó tiene la revelación a la par del canon marxista
oficial. La postura ariconiana está ya secularizada al pensar en clave continental
los problemas locales de la realidad argentina. Una de sus revelaciones fue, sin
duda, el acercamiento y reflexión en torno a la obra de José Carlos Mariátegui10.

El marxismo no es, en fin como se creía anteriormente y solamente, una


doctrina socio-económica y conceptual sobre los modos de producción. Pues así
se plantea. Más bien se trata, para Aricó, de buscar en cada formación de
sociedades una especificidad. Esto, en cierta medida, se contrasta evidentemente
con algunos puntos del marxismo de tradición más leninista. No hay, sin embargo,
una oposición con la versión de Lenin. El marxismo no es una doctrina aplicable
en su universalización a otras realidades no occidentales. Una realidad como la
asiática o la latinoamericana pueden, en lo posible, considerarse un horizonte
insuperable de época. Según esto, y lo confirma el mismo Aricó, fue la
consonancia del apotegma que ‘cada uno es hijo de su época’.

9
Ibíd., 23-24.
10
La obra mariateguiana es, propiamente, el punto de partida de un marxismo latinoamericano. Así
lo considera José María Aricó. Porque a partir de los 7 ensayos de interpretación de la realidad
peruana (1928) Mariátegui hace un análisis altamente específico sobre la condición comunitaria
de la región andina. El interés de Aricó por el corpus mariateguiano hace que publique, en la
revista Socialismo y participación de Lima, un paper con el título Mariátegui y los orígenes del
marxismo latinoamericano (1978). De acuerdo con Horacio Crespo la recepción del paper “sirvió
sin duda para despertar expectativas acerca de la interpretación mariateguiana del ensayista
cordobés” Ibíd., 43.

6
2. Aricó: El universo teórico del marxismo

Aricó niega de alguna manera una fijación de los contenidos que fue la más
divulgada en cierto marxismo que lo corroboraba como el corpus único. Y según
el paper de Martín Cortés, se encuentra una propuesta de José Aricó. Es sobre un
“marxismo latinoamericano”11. Consiste, pues, en hacer una crítica de aquello que
Aricó llama desencuentro, realidad soslayada. Así muestra esa crisis del
marxismo. Cortés dice que:

[e]n Aricó, esa búsqueda parte de la opción por criticar un desencuentro,


aquel que encontramos en el hecho de que, en América Latina, la historia
del socialismo y la historia de movimiento popular han sido paralelas antes
que confluyentes. ¿Por qué intentar articular aquello que es sencillo
encontrar bajo la forma de desencuentro? Allí hay, sin dudas, una apuesta
teórica y política, acaso basada en la fuerza de aquello que Jean-Paul
Sartre supo sintetizar afirmando que el marxismo es el ‘horizonte
insuperable de nuestra época’. Si esto es cierto, es porque Marx constituye
la base ineludible y la condición de posibilidad de una crítica radical a las
relaciones sociales capitalistas12.
La indagación de Aricó se da por la opción crítica entre dos proyectos
propiciados por, algo en común, el desencuentro. Aricó persistirá siempre en ese
paralelismo de los dos movimientos: el obrero y el nacional-popular –tan
contemporáneos y a la vez tan diferentes. Ahora bien la propuesta del Aricó
maduro parte básicamente de una idea de articular estos dos proyectos, el obrero y
el popular, en su socialismo latinoamericano. Por eso se ve en el marxismo no
sólo aquella teoría o sistema de Marx.

Es un verdadero universo de posibilidades, de esbozos y de irresoluciones.


Porque siguen descubriendo los problemas que fueron legados por Marx. El
11
Cortés Martín, “José Aricó: traducir el marxismo en América Latina”, en Nueva Sociedad. Año s/n, Nº 262,
(2016), 150.
12
Cortés Martín, “José Aricó: traducir el marxismo en América Latina”, 150.

7
contexto de Aricó, por eso, tuvo como epicentro una crisis del marxismo en la
década de los 70. Y tiene la posibilidad de empalmar dos proyectos paralelos y no
“confluyentes”13 de la entonces realidad social latinoamericana.

Por otro está presente en su obra la categoría ‘puntos de fuga’ que de acuerdo
con Oscar Terán es:

[l]a figura […] para analizar unos discursos que no correspondían a la


forma de la arquitectura conceptual. Creo que fue la única noción en que
lo ‘influí’: nuestras charlas se llenaron de esos puntos de fuga de un
marxismo en dispersión como su propia palabra, pero una y otra vez
suturaba sus propios desgarramientos14.
De acuerdo a su marco conceptual, o los puntos de fuga, Aricó deduce
claramente la imposibilidad de entender una especificidad. Eso representan las
sociedades latinoamericanas. Esta preocupación de Aricó, según datos de Crespo,
se motiva más por la simpatía hacia gobierno de Velasco Alvarado del Perú. Esta
simpatía en Aricó por el proceso peruano canaliza su lectura crítica de Marx,
ahora sí, en clave latinoamericana.

Con estos puntos de fuga, cuestiones de la arquitectónica marxista, Aricó


relativiza la tendencia de “mitificarse”15 frecuente en una corriente más
dogmática. Principalmente hace una crítica a la aplicación sobre todo de los
proyectos político-militantes que se impusieron en AL. Se sintetiza esto, ahora
bien, en Cortés como:

[l]a necesidad de pensar productivamente el marxismo en América Latina,


Aricó cuestiona sus interpretaciones finalistas, aquellas que proponen una
concepción unilineal de la historia que condena a las formaciones

13
Cf. Ibíd., 150.
14
Terán Oscar en Cortés Martín, “José Aricó: traducir el marxismo en América Latina”, 149.
15
Cf. Ibíd., 155.

8
periféricas al lugar de rémora de un progreso que de un momento a otro
llegará16.
La lectura reciente de Martín Cortes sobre Aricó tiene como punto central la
irradiación de sus traducciones sobre El Capital y de toda obra marxiana. Además
se aclara que no fueron la únicas lecturas críticas que hizo Aricó tanto de Marx o
del marxismo. Al contrario el marxismo latinoamericano de Aricó tiene “su
vocación para medirse con otras expresiones de la cultura moderna. Por ello, junto
a Marx, Lenin o Gramsci, también aparecen Max Weber, Hans Kelsen e incluso
Carl Schmitt”17.

A continuación se revisa la estructura de la segunda parte. Y se la denomina El


‘eurocentrismo’ de Marx. A partir de José Aricó en su Marx y América Latina se
organizan algunos intersticios mostrando el prejuicio político de Marx sobre AL.

II

3. El ‘eurocentrismo’ de Marx

Preliminarmente se dice que el eurocentrismo es pensar desde una matriz


moderna, europea, occidental. Y es, además, creer su superioridad sobre el resto
de expresiones no occidentales. A partir de esta alusión a los pueblos sin historia,
como prescribe el apotegma hegeliano, se construye un proyecto civilizatorio
moderno. A pesar de su compromiso ético, Marx será un hijo de su tiempo. Así
fue el otro apotegma hegeliano si bien crítico pero con cierto prejuicio político.
Valga la aclaración, sin embargo, este prejuicio no fue in toto. Entonces la llegada
de lo que se llamó “socialismo” 18 en AL fue históricamente anterior a la

16
Ibíd., 155.
17
Ibíd., 150.
18
Cf. Aricó José, Marx y América Latina, (Buenos Aires: FCE, 2009), 79-80.

9
publicación de toda la obra de Marx. Fue en “1926”19 que la III Internacional
Comunista reconoce la pertinencia de AL. Los apuntes historiográficos de Aricó
marcan sobre el paso del socialismo en AL. Están señalados por una dificultad, en
cierta medida, soterrada. Lo encomiable de la obra ariconiana es que ha persistido
en la constitución de los partidos comunistas. También persiste en el rastreo de los
movimientos populares latinoamericanos. Quiere, en todo caso, ser la fuente
historiográfica de referencia más extensa. Por eso tiene la denominación de
‘mamotreto’ del marxismo latinoamericano.

El planteamiento de Aricó, sin embargo, observa los límites de una teoría


como la marxista en clave universal en el terreno latinoamericano. Esto se diseña
así:

Como trataremos de ver, plantear el problema del conocimiento por parte


del movimiento socialista internacional del sujeto histórico América
Latina significa de hecho reconocer los límites de una teoría para dar
cuentas de una realidad hasta cierto punto inclasificable en los términos
que se configuró históricamente el marxismo en cuanto que ideología
predominante en el interior del movimiento socialista. En consecuencia, el
problema no residiría tanto en las deficiencias de la taxonomía como en el
intento de constituirla sin modificar ciertos parámetros fundamentales de
la propia teoría. Y puesto que el problema no sólo estaba en la teoría, sino
también en la excentricidad de la realidad de la que debía dar cuentas, las
dificultades comenzaron, como ya hemos dicho, con el propio Marx”20.

19
Según Aricó se comienza con la idea que el canon marxista, a partir de la III Internacional,
plantea un análisis de la realidad. Y tiene cierta discontinuidad en el plano social, económico y
político de AL. “[A]quí reside, no obstante, una de las mayores dificultades” Aricó José, Marx y
América Latina, 79. Porque Aricó devela a AL en corpus marxista como un gran problema
irresuelto. Y para él “queda abierta la interrogante de por qué dicha realidad fue descubierta
tardíamente por ella” Ibíd., 79.

20
Ibíd., 81.

10
No es una novedad que cierta tradición marxista –o paralela– haga una lectura
similar de esta realidad. Pero no se trata de identificar solamente el síntoma sino
de explicar el ¿por qué? de su eurocentrismo. Está en un lugar que, como
horizonte insuperable líneas arriba, es el corpus teórico marxista. Y como bien
señala Aricó:

[e]n síntesis, lo que nos preocupa es indagar las razones que pudieron
conducir a Marx a no prestar atención o a mantener una cierta actitud de
indiferencia frente a la naturaleza específica, propia, de las sociedades
latinoamericanas en el mismo momento en que emprendía la compleja
tarea de determinar la especificidad del mundo asiático21.
La complicación está en dar una respuesta definitiva a esto del eurocentrismo
de Marx. En cierto sentido se debe a la falta de una exploración mayor de esta
obra editada, pero disgregada o incluso inédita.

Por otra parte la lectura de Aricó también busca hilar sobre la historia
polimorfa del movimiento marxista. Es, pues, paralela a la hermenéutica que hace
de su corpus teórico. Por ejemplo, un dato muy atractivo de atención es la
disimilitud de procesos políticos. Igualmente fue por ejemplo el de la Revolución
China, con mucha más complejidad que la Revolución Rusa. No obstante, la
Revolución de octubre de 1917 fue el hito de creación del acontecimiento
revolucionario más importante del siglo XX. Aricó describe al primer acto
revolucionario:

La Revolución China, primero, y la tumultuosa presencia de las


revoluciones coloniales posguerra, después, hicieron estallar en mil
pedazos la aparente solidez y homogeneidad de un esquema interpretativo
incapaz de dar cuenta de la diversidad, de la profunda diferenciación
operada en un mundo al que, según la teoría, el capitalismo estaba
destinado a unificar. Y el hecho de que las hipótesis estratégicas que
21
Ibíd., 83-84.

11
alimentaron a la II y a la III Internacional eran teóricamente falsas y
políticamente inadecuadas lo demuestra la fragmentación del movimiento
social en corrientes cada vez más diferenciadas y antagónicas,
irreconciliablemente enfrentadas entre sí, aunque remitiéndose todas a uno
u otro costado del pensamiento de Marx22.
Antes los bolcheviques fueron los protagonistas de la hazaña revolucionaria de
octubre de 1917. Ella cuestionó fundamentalmente a los argumentos
socialdemócratas de Kautsky y la II Internacional. La diferencia con la
Revolución liderada por Mao fue, de alguna manera según Aricó, una
(des)arquitectónica de esos puntos de fuga del marxismo occidental. ¿Se cae en
esta falacia marxista de la teoría general aplicada a una realidad particular?
Parcialmente sí al distinguir un universo teórico de Marx y otro, digamos, del
marxismo oficial. Se habla de la posición eurocéntrica23 que es más bien
reprochable por sus efectos. Uno de estos fue la ausencia de un reconocimiento de
AL en el corpus de Marx.

Para una matriz como la marxista, el comienzo del capitalismo en su forma


como sistema-mundo comienza con la Conquista de América en 1492. Negar este

22
Ibíd., 87-88.
23
Aricó parte, pues, de las siguientes preguntas que explicitan un trasfondo del eurocentrismo en
los tiempos de Marx. “¿Es verdad que para la conciencia europea del siglo XIX nuestros países
formaban parte de un mundo prácticamente desconocido o sólo eran una prolongación de Estados
Unidos? ¿No estaremos aquí frente a uno de esos reconocimientos que, a fuerza de ser repetidos
como verdades, no requieren de las pruebas correspondientes?” Ibíd., 91. Se aclara que esta
interpretación textual no es necesariamente el centro de relaciones. Se plantean nuevamente las
etapas de disgregación histórica “de los sucesivos ‘redescubrimientos de América’ por la
conciencia europea, proceso que, como es evidente, acompañó la transformación del capitalismo
en un sistema mundial” Ibíd., 91. Sobre el planteamiento de esos redescubrimientos de América se
incorpora –incluso está en el plano historiográfico– así “al sistema económico [a pesar de ser
colonial] político y social, fundamentalmente de España y Portugal” Ibíd., 91. El sistema mundial
capitalista “comienza un irrefrenable tráfico de bienes, de hombres y de ideas imposible de ser
silenciado por la estricta censura con la que se quiso impedir el conocimiento por parte de Europa
de la nueva realidad emergente” Ibíd., 91.

12
hecho implica desconocer los origines de una formación económica como la
inglesa estudiada por Marx. Y porque es el núcleo de su crítica económico-
política. Pues “[s]i Inglaterra era ya a mediados del siglo XIX el país más
desarrollado en un sentido capitalista, vale la pena preguntarse qué era realmente
este país […]”24. Era el núcleo o la matriz de la acumulación originaria del capital.
Sin embargo había algo más detrás de esa transformación de la sociedad británica.
Marx en este proceso originario se enfoca, según la denominación de Aricó, sobre
el ‘cosmos burgués’. Al respecto se dice del ‘cosmos burgués’ que es:

[…] la causa fundamental hay que buscarla más bien en esta dilatación
del ‘concepto cosmos burgués’, lo cual presuponía el examen del sistema
colonial como parte del sistema capitalista y el esclarecimiento de los
misterios de la política gubernamental internacional25.
Aricó entiende a una nueva fase de desarrollo del capitalismo. Utiliza como
arquetipo el concepto de cosmos burgués que, para Marx, se refería a Inglaterra.
También el propio Marx retoma “en 1850”26 los estudios sobre economía que los
había interrumpido años atrás. Londres era el centro de la nueva fase capitalista. O
sea, se convierte en el punto de apoyo del ‘cosmos burgués’. Y permite que la
Inglaterra del siglo XIX se presente a sí misma como el centro del sistema
colonial capitalista.

Así pues se mostró sucintamente algunos puntos explícitos de la obra de José


Aricó sobre la crítica al eurocentrismo de Marx. Se ha querido articular de una
manera sencilla las lecturas expertas y especializadas sobre el marxista argentino.
Se parte desde Horacio Crespo como homenaje a la obra de Aricó. Y, por otra, se
utilizó el reciente paper de Martín Crespo. En este se muestra aquel triple papel
24
Ibíd., 93.
25
Ibíd., 94.
26
Cf. Ibíd., 94.

13
de Aricó en la historia del marxismo latinoamericano. Son partes inherentes de
este texto, como balance final, la literatura secundaria sobre José María Aricó.
Finalmente se concluye en que si bien Marx fue un hijo de su tiempo, esto implica
tener en cuenta sus grandezas y sus prejuicios. Más allá de eso se debe seguir
develando, para Rosa Luxemburgo, el legado de Marx en su disgregado corpus.
El punto de partida debe ser una crítica heterodoxa a sus categorías. Porque fueron
objeto de indiferencia y falta de reflexión en la historia. de gran parte de los
movimientos sociales y populares de América Latina.

Bibliografía

ARICÓ José,

2009 Marx y América Latina. Buenos Aires: FCE.

CORTÉS Martín,

2016 “José Aricó: traducir el marxismo en América Latina”, en Nueva Sociedad.


Año s/n, Nº 262, pp. 147-156.

CRESPO Horacio,

2009 “El marxismo latinoamericano de Aricó. La búsqueda de la autonomía de lo


político en la falla de Marx”, en Aricó José, Marx y América Latina. Buenos
Aires: FCE.

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