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Lo que
antes se entendía estudiando la "historia", la "sociedad", al "Estado-nación", la "civilización",
etc. ahora es ocupado por el individuo.
Esto no implica una reducción del trabajo sociológico al nivel del actor. Es necesario revisar las
teorías de la socialización y la subjetivación.
Un modelo clásico
Ningún otro modelo resumió mejor este proyecto que la noción de "personaje social". Es la
voluntad de hacer inteligible las acciones dle individuo en función de su posición social (a
través de estadísticas, etnografía, etc.). Cada individuo ocupa una posición en un espacio social
que genera, a través de un conjunto de fuerzas sociales, sus conductas o vivencias (esto puede
ser pensando en la idea de sistema de parsons, campo de bourdieu, o configuración de elias).
La conducta se explica por la posición del actor.
Es difícil pensar hoy en una sociedad integrada. Hoy domina la incertidumbre y la contingencia.
Esto se debe a la crisis de la idea del personaje social (la homología entre un conjunto de
procesos estructurales, una trayectoria colectiva marcada por la clase, el género o la
generación, y una experiencia personal). Hoy los individuos "no cesan de singularizarse", "se
rebelan contra los casilleros sociológicos".
La impronta del mercado sobre la vida social hace que la cultura hoy se una productora
incesante de expectativas individuales. Esas expectativas no se corresponden, en todos los
casos, con las oportunidades objetivas.
"La cultura ya no es la garante del acuerto durable entre el actor y la sociedad, (...) sino que
aparece como un agente de permanente diferenciación" (p.81).
El primado de la individuación
Los autores, por tanto, introducen la noción de prueba, como "una versión específica del
trabajo por el cual el individuo se fabrica como sujeto".
"Las pruebas son en este sentido desafíos históricos, socialmente producidos, culturalmente
representados, desigualmente distribuidos que los individuos están obligados a enfrentar en el
seno de un proceso estructural de individuación (Martuccelli, 2006).
La noción de prueba propone una
articulación entre los procesos societales y las experiencias personales, pero allí donde la
teoría de la socialización busca establecer vínculos necesarios (y a veces incluso inferir
conclusiones microsociológicas desde consideraciones macrosociológicas), el estudio de la
individuación desde las pruebas busca dejar siempre abierta, y por ende problemática, esta
interrelación. Un proceso que, como lo veremos, tiene repercusiones decisivas a la hora de
describir el trabajo singular de cada individuo para fabricarse como sujeto." (p. 83).
Si bien las pruebas son comunes a todos, "éstas se difractan en función de los diferentes
contextos de vida". La noción de prueba permite analizar en la individualidad sin romper ocn
una visión estructural amplia.
"En breve, la individuación por las pruebas intenta dar cuenta de la singularidad de las
trayectorias individuales en contextos sociales que se caracterizan simultáneamente por
tendencias acentuadas a la homogeneización pero también y de manera importante a la
diferenciación." (p.86).
Los autores se preguntan como superar las tensiones entre terminar psicologizando al
individuo o caer en un normativismo.
Límites en la subjetivación
Hubo diversos intentos por superar estos problemas como Foucault con su teoría sobre el
poder, el discurso y las instituciones, los teóricos inspirados en la obra lacaniana, o la
perspectiva más posmoderna que subrayan el carácter performatico y deconstructivo (Butler,
Lyotard, etc.).
Las críticas a Foucaul sostuvieron que el sujeto quedó muy atado a la sujeción, en donde las
estrategias de producción histórico culturales tienen un amplio poder sobre los mismos. A los
lacanianos los criticaron por concebir un sujeto excesivamente autonomizado. A los
deconstructivistas y posmodernos los criticaron por la dificultad entre la fluidez del sujeto y los
marcos imperativos discursivos que tienden a la homogenización y, por otro lado, por la
inexistencia de un punto mínimo de consistencia, lo que hace preguntar sobre el sentido de la
acción social.
"Las indicaciones que se desprenden de estas críticas para todo esfuerzo de acercarse al
problema de lo que está en juego en el uso de la noción de sujeto para entender el trabajo del
individuo es triple. Uno, el de la restitución de la agencia. Dos, el respeto al carácter socio-
históricamente situado y encarnado del sujeto. Tres, la incorporación de una cierta estabilidad
propia al sujeto." (p.87).
De esta manera, y con el fin de describir el trabajo por el cual cada individuo, enfrentando las
pruebas, se produce como sujeto es preciso dar cuenta de la acción simultánea del ideal
inscrito y de la experiencia social decantada en saber. La configuración de sujeto es producto
de experiencias sociales y de la acción de ideales. Esta dualidad explica, por un lado, su
carácter provisorio — porque el individuo está obligado por las experiencias sociales y las
variaciones en la inscripción del ideal a producir y reproducir el trabajo de su configuración en
cuanto sujeto. Por otro lado, permite dar cuenta del “aire de familia” conservado a lo largo del
tiempo — en la medi- da en que los ideales inscritos en el Ideal del Yo individual y la
sedimentación de la experiencia procuran una relativa estabilidad. La configuración de sujeto
no está cristalizada, pero no está abierta a modificaciones infinitas. A pesar de su maleabilidad
debemos contar con la resistencia del material, y ésta está hecha de las huellas de las
experiencias y de la acción del ideal. Las configuraciones de sujeto son, entonces, contingentes
pero no azarosas. Modificables pero no volátiles. Caleidoscópicas pero no informes." (p.89).