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LA BIBLIA Y EL TRABAJO HUMANO.

Una de las exhortaciones Bíblicas más apremiantes sobre el Valor del Trabajo y la
Caridad es la Primera Epístola de San Pablo (nacido en Turquía en 6-10 y muerto en
Roma en 67 d. C.) a los habitantes de Tesalónica (4, v. 11 y 12):

“Todavía os exhortamos, hermanos, a progresar más y a que os esforcéis


por llevar una vida quieta, laboriosa, en vuestros negocios, y trabajando
con vuestras manos como os lo hemos recomendado, a fin de que viváis
honradamente a los ojos de los extraños y no padezcáis necesidad”.

Es la inicial “Ascesis del Trabajo”, su cualidad bíblica de castigo y penitencia.


En la 2ª epístola (3:7 y ss.):

“Con afán y con fatiga trabajamos día y noche...


Y mientras estuvimos entre vosotros, os advertíamos que el que
no quiere trabajar no coma.

Porque hemos oído que algunos viven entre vosotros desordenadamente,


sin hacer nada, sólo ocupados en curiosearlo todo.

A estos tales les recomendamos y exhortamos en el Señor Jesucristo que


trabajando sosegadamente coman su pan”.

Saulo de Tarsos exalta en estas conceptuosas cartas al “Valor Moral”, la “Ejemplaridad” y


la “Humanización” de la Vida Laboriosa.

 El Trabajo debe ser “fuerte” y “vigoroso”:

“Si fueres flojo en el día de trabajo, tu fuerza será reducida”.

(Proverbios, 24:10).

Es entendido como medio para satisfacer necesidades primarias de comida y de la vida


en general, y en segundo lugar, como algo “honroso”, con importancia comunitaria.

Siempre es una incitación al Trabajo ordenado, nunca desaforado ni vanamente afanoso,


sino continuamente “sosegado”, con objetivos claros y conscientes, en sentido individual y
colectivo.

Expresa J. M. Merlín (en su “La cruz del trabajo”, ‘Esquiú’, 17-8-1980):

“El trabajo es una colaboración con Dios y con los demás hombres en el
desarrollo de la Sociedad y del Mundo, que viene a refluir en la propia
perfección del Trabajador”.
Pues al perezoso en el trabajo lo invadirán la necesidad y la pobreza “como hombre
armado” advierten los Proverbios (24:34).

 En el Evangelio según San Lucas (“el médico más querido”, discípulo y compañero
de viajes de Pablo, escribió el 3er. Evangelio y los “Hechos de los
Apóstoles&rdquo , se relata la obra memorable y los viajes de Jesús. Allí, en el
cap. 10, vers. 38-42, en Jerusalén:

“Yendo de camino, entró en una aldea, y una mujer, Marta de nombre, le


recibió en su casa.
Tenía ésta una hermana llamada María, la cual, sentada a los pies del
Señor, escuchaba su Palabra.
Marta andaba afanada en los muchos cuidados del servicio, y acercándose,
dijo: Señor, ¿no te preocupa que mi hermana me deje a mí sola en el
servicio?. Dile, pues, que me ayude.

Respondió el Señor y le dijo: Marta, Marta, tú te inquietas y te turbas por


muchas cosas; pero pocas son necesarias, o más bien una sola. María ha
escogido la mejor parte, que no le será arrebatada”.

Esta “mejor parte” no es otra cosa que el Reino de Dios, que ella veía en la palabra de
Cristo. Estas dos hermanas, simbolizan en la historia de la Espiritualidad Cristiana: la Vida
Activa y la Vida Contemplativa.

El texto bíblico reivindica la trascendencia del Ocio, del Ocio Contemplativo, filosófico y
creativo. Humanizante.

El filósofo germano Josef Pieper (1904-1997) ha escrito que el Ocio

“es uno de los fundamentos de la Cultura Occidental”.

“Es necesario para la perfección de la comunidad humana que haya


hombres que se consagren (como María en el ejemplo de las Escrituras) a
la vida ‘no útil’ de la Contemplación”.

Identificamos a través de ese texto, la “santa ociosidad”, una evasión de las necesidades
apremiantes y urgentes, para acceder a las “fundantes” y “esenciales”, a las “religantes”,
que nos hagan ver el Mundo con claridad y serenidad.

 Paulo VI (1897-1978), Papa 1963-1978, lo enunció concluyentemente en 1978, al


comunicar que las vacaciones y descansos de la esfera laboral

“no son solamente una hermosísima pausa que interrumpe, con un gozo
físico y exterior, la monotonía profesional de su propio trabajo, sino también
y sobre todo, un encuentro del hombre consigo mismo, con su profesión,
con el valor de su propia existencia”.
El Ocio como un re-encuentro, un Centrarse del Ser en sí mismo, des-mundanización
que es Humanización plena y metafísica.

 El Evangelista Pablo, con su voz ardiente y comunicativa expresaba a los


corrompidos Corintios (Primera Epístola, 16:13 y ss.):

“Velad y estad firmes en la Fe, obrando varonilmente y mostrándoos


fuertes.
Que todos vuestros trabajos sean hechos con caridad.
Un ruego voy a haceros, hermanos: ...Mostráos diferentes...con todos
cuantos trabajan y se afanan”.

Pide el sostenimiento recto de la Fe, la Fuerza, y la Caridad en nuestra Labor.


Estimaremos y estimularemos a quienes se esfuerzan y laboran con dedicación.
La Labor Humana es como el Camino de la Cruz, “Via Crucis”, penoso, lleno de renuncias
y sacrificios, con el fin de “superarse”, de “mejorarse” incesantemente.

En su Epístolas a los Efesios (4:28), el Apóstol de las Gentes expone la conducta del
Verdadero Cristiano, del que recibe los Dones divinos, la Gracia: deberá desechar la
mentira, no hurtar ni caer en la ira diabólica, sino Trabajar:

“haciendo con sus manos lo que es bueno”.

“Alégrate en el Trabajo”,

“Que tu alma se alegre en el Trabajo”.

(Eclesiastés, 2:24).

“He visto que no hay cosa mejor para el hombre que alegrarse en su
trabajo, porque ésta es su parte, porque ¿quién lo llevará para que vea lo
que ha de ser después de él?”.

Así se valoriza humana y divinamente el Trabajo, y sobre todo, destaca la Nobleza del
Trabajo Manual, que significa y que debe estar iluminado para hacer el Bien,

“para que tenga qué compartir con el que padece necesidad”.

Hay Tiempo para Laborar, para Construir y Obrar, así como hay un tiempo de Llorar y
uno de Morir: porque el Trabajo es Don de Dios.

· San Juan Evangelista, el discípulo predilecto de Jesús, el más joven, narra en


sus escritos (6:27) las palabras de Cristo en su gran Discurso sobre el Pan de
Vida.

Jesús es Dios Encarnado en una vida humana y quien recibe su mensaje, quien cree en
Él, tendrá Vida Eterna:
“Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida, pero la vida
eterna permanece”.

El de Nazareth viene a decirnos que Trabajemos para realizar Fines Trascendentes, y no


sólo para satisfacer contingencias, siempre pasajeras.
Demos trabajar para concretar valores que consideramos más sólidos, que lo
exclusivamente utilitario, por aquellos que vayan más allá de lo material, insertando
nuestra actividad en una escala de estimaciones espirituales, metafísicas.

En el Eclesiastés (9:9 y ss.) el Predicador insta al Goce vital y las Labores Mundanas, al
amor al Trabajo y la Vida. Ése es uno de los principios de la Sabiduría: vivir y trabajar
alegremente:

“Todo lo que puedas hacer, házlo en tu pleno vigor, porque no hay en el


sepulcro, adonde vas, ni obra, ni razón, ni ciencia, ni sabiduría”.

Trabajar es Vivir, ejercer nuestro derecho y deber a la Vida, con “pasión”, con dedicación
y en Plenitud.

Génesis (3:17 y 19):

“Con Trabajo comerás de ella (de la tierra) todo el tiempo de tu vida”.

“Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra”.

Condena al Hombre “por haber escuchado a tu mujer comiendo del árbol de que te
prohibí comer”, a luchar con su energía total por Vivir.

· El Trabajo, mandato de Jesucristo y ejemplo de sus Apóstoles, es, según Juan


Pablo II (1920-2005, Papa 1978-2005)

“una verdadera vocación, de transformación del mundo en espíritu de


servicio y amor a los hermanos, para que la persona se realice a sí mismo y
contribuya a la humanización progresiva del mundo y de sus estructuras”.

En la Historia de la Iglesia Católica es trascendental el dictado magistral de León XIII


(1810-1903, Papa desde 1878), de la Encíclica “De Rerum Novarum”, De las Cosas
Nuevas, (1891), llamado de atención al mundo sobre el valor cristiano de la acción laboral
de gran influencia en el pensamiento universal.

Noventa años después, el Papa Karol Wojtiwa publica su “Laborem Exercens” (1981,
Sobre el Trabajo humano), que resume en 27 postulados, (tópicos agrupados según los
siguientes temas: I. Introducción, II. El Trabajo y el Hombre, III: Conflicto entre Trabajo y
Capital en la presente fase histórica, IV. Derechos de los Hombres del Trabajo, V:
Elementos para una espiritualidad del Trabajo), la Filosofía Laboral a la luz de la
Cosmovisión Católica:
l.- El trabajo humano 90 años después de la “Rerum Novarum”. Nuevos interrogantes y
problemas.
2.- La Iglesia frente a la cuestión social.
3.- El problema del Trabajo, clave para la solución gradual de la cuestión social.
4.- Enseñanza del Génesis: el Hombre, imago Dei, llamado a ser dueño de la Tierra
mediante su trabajo colaborando con el Deus Creator.
5.- El trabajo en sentido objetivo. La técnica, aliada y posible adversaria del hombre.
6.- Sentido subjetivo. El fundamento para determinar el valor de esta actividad es el hecho
de que quien lo realiza es una Persona.
7.- Error del Capitalismo del siglo XIX (materialista-economicista). El trabajo como
mercancía. El hombre como instrumento de Producción.
8.- Una justa reacción social contra la degradación humana.
9.- El trabajo, Bien del hombre que expresa y aumenta su dignidad, “bonum arduum”
según Sto. Tomás de Aquino. Mediante el trabajo el hombre se realiza a sí mismo como
tal.
10.- Existe una Dimensión Social: el hombre trabaja para otros, la familia, el resto de la
comunidad, la grandeza nacional.
11.- El conflicto entre “Mundo del Capital” y “Mundo del Trabajo”, expresado en el
conflicto ideológico Liberalismo-Marxismo, y transformado en Lucha de clases.
12.- Prioridad del Trabajo sobre el Capital. Éste, un conjunto de cosas, es un instrumento
subordinado a él.
13.- Un sistema de trabajo es justo si en su raíz supera la antinomia entre Trabajo y
Capital. Error del Liberalismo es haber separado el Trabajo del Capital y haberlo
contrapuesto.
14.- La propiedad que se adquiere mediante el Trabajo es un verdadero Derecho con una
intrínseca función social. Existe el Derecho Común de todos a usar los Bienes de la
Creación.
15.- Es necesario que el hombre conserve la conciencia de trabajar en “algo propio”, que
se sienta corresponsable y coartífice en el puesto laboral.
16.- Es un Deber humano y al mismo tiempo fuente de Derechos.
17.- Importancia del empresario indirecto para una política laboral correcta desde el punto
de vista Ético.
18.- El desempleo, una calamidad social. El subsidio a favor de los desocupados.
Necesidad de una Planificación global.
19.- El Salario es la verificación –clave y concreta de la justicia de un sistema socio-
económico. Revalorización de la labor materna.
20.- El Sindicato es un elemento indispensable de la vida social. Asegura los justos
derechos humanos en el marco del Bien Común de toda la sociedad.
21.- Dignidad del Trabajo Agrícola.
22.- La persona minusválida y el trabajo.
23.- El trabajo y el problema de la emigración.
24.- Dar al trabajo concreto aquel significado que tiene ante los ojos de Dios.
25.- El hombre mediante su trabajo participa en la Obra del Creador. La desarrolla y
completa.
26.- Cristo, el Hombre del Trabajo.
27.- La fatiga y la alegría del Trabajo a la luz de la Muerte y la Resurrección de Cristo.

· La Mística Pascual del Trabajo consiste en esta Glorificación del Obrar humano
como Goce y como Sufrimiento, como Santificación y Oración.
“Ora et Labora” predicó San Benito de Nursia (180-547).

Luchemos por enaltecer al Hombre y al Trabajo mancomunados: pidamos que se


consoliden la dignidad auténtica y el fruto genuino de toda clase de trabajo.

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