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RESEÑA DE “LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL DISCURSO PEDAGÓGICO”

DE BASIL BERNSTEIN.

Segundo capítulo

El autor Basil Bernstein en su texto “LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL DISCURSO

PEDAGÓGICO”, segunda edición, año 1993, busca aproximar al lector en las

concepciones que desarrolla teóricamente sobre el discurso pedagógico, al dispositivo

pedagógico y a las relaciones existentes entre la educación y el control simbólico para

profundizar la sociología de la educación enfocada al análisis situacional del contexto.

A lo largo del segundo capítulo de su obra, “UN ENSAYO SOBRE EDUCACIÓN,

CONTROL SIMBÓLICO y PRÁCTICAS SOCIALES” el autor propone una hipótesis de

trabajo que planea desarrollar a lo largo de este capítulo. Esta hipótesis es “la vinculación

inversa que existe entre la división social del trabajo de producción y de control simbólico”

(Bernstein, 1993). Por este motivo, Bernstein ve conveniente realizar un recorrido

descriptivo con el fin de conceptualizar sobre los diferentes elementos que convergen en su

hipótesis: campos, agentes, agencias e ideologías.

En un primer momento, el autor aborda el concepto de Control Simbólico, definiéndolo

como el canal o medio por el cuál se asignan formas especializadas a la conciencia. Esto se

realiza a través de las diferentes formas de comunicación en donde exista una distribución

clara de poder y de categorías culturales dominantes. Análogamente, el control simbólico

puede, no solo convertir las relaciones de poder en discursos y viceversa, sino que puede

transformar las relaciones de poder existentes entre contextos y al interior de los mismos.
Para ilustrar el campo de acción del control simbólico, el autor introduce dos nociones que

facilitan la comprensión de este. Estas nuevas nociones son: a) Campo de producción y b)

Campo de control simbólico. El campo de producción es el lugar en el que pueden ubicarse

lo agentes que tienen un amplio dominio de los códigos que se relacionan con el control de

los recursos físicos. En otras palabras, en este campo están los agentes que regulan los

medios, los contextos y los recursos físicos; estableciendo una interdependencia entre las

agencias y las funciones especializadas en este campo. Así, en este campo de producción se

pueden encontrar agentes que desempeñen funciones gerenciales, tecnológicas,

administrativas o financieras, quienes pueden compartir una ideología o tener intereses

mutuos.

Por otra parte, en el campo de control simbólico se encuentran los agentes que regulan los

medios, contextos y posibilidades de los recursos discursivos. Es decir, en este campo se

encuentran los agentes, cuyo control se extiende sobre los recursos discursivos.

Análogamente, en este campo no existe una interdependencia entre agencias y las funciones

especializadas, ya que estás se ven como unidades especializadas. Esto se refleja en la

formación de una ideología más notoria, al no ser compartida entre los agentes dominantes

del campo. Pese a esta oposición de ideologías, el campo de control simbólico puede verse

como un campo autónomo con respecto al campo del Estado.

En un segundo momento, Basil Bernstein aborda el concepto de Agente. Para esto, aclara

como los códigos dominantes (no siempre son códigos reguladores) están disponibles para

aquellos que acceden a los niveles más altos de la educación. Es decir, si el nivel de

educación es alto, este sujeto va a ser considerado como un agente dominante.


Ahora, si el agente se especializa en los principios dominantes sobre los recursos físicos,

será considerado un agente dominante en el campo de producción, esto hace referencia a la

relación existe entre estos agentes con el campo económico. En contraste, los agentes que

se especializan en los principios de comunicación dominantes sobre los recursos

discursivos, se convertirán en agentes de control simbólico. Ellos tienen funciones

especializadas como: sacerdotes, científicos o trabajadores sociales.

Con respecto a los agentes, el autor enfatiza en la posibilidad que tienen los agentes del

control simbólico y de producción para desempeñarse en agencias que se especializan en

control simbólico o en el campo de producción. Sin embargo, las practicas de los agentes

siempre van a estar permeadas por la naturaleza de su especialización. Adicionalmente, los

agentes de control simbólico o de producción pueden desarrollar sus actividades en el

sector público o privado “así, la función puede ser parte del control del Estado o parte de la

empresa privada”. (Bernstein, 1993, p. 41)

Así, se realiza un contraste entre las agencias de producción que tienen funciones de control

simbólico y las agencias del campo del control simbólico. Para esto, el autor precisa los

criterios de Servicio y Texto; que hacen referencia a: a) el tipo de contratación que tienen

los agentes de control simbólico en el sector privado. Por ejemplo, los contadores. Y b) los

agentes de control simbólico no prestan un servicio directamente contratado, pero ellos

diseñan un texto, sobre el que no tienen el poder, que es comercializado. Es decir, las

agencias de producción que tienen funciones de control simbólico, son quienes detienen el

poder para comercializar el texto que diseñó el agente de control simbólico.


Teniendo en cuenta lo anteriormente mencionado, Bernstein avanza en la distinción entre

los dos tipos de agencias (de control simbólico y de producción). Para esto, diferencia las

dos agencias, a través de la organización interna de las mismas. Mientras, las agencias de

producción tienen el poder sobre la forma de un texto que fue creado por un agente de

control simbólico. Las agencias de control simbólico se encuentran supeditadas a aspectos

sociales como: la política, la economía y a las restricciones impuestas por el Estado. No

obstante, los aspectos mencionados anteriormente se ven directamente relacionadas a la

influencia que puedan tener los agentes de control simbólico sobre los cambios sociales

provocados por las votaciones.

En seguida, se continua con la diferenciación entre agencias por medio de la función

general de las mismas. Entretanto, las agencias de producción no son reguladoras de los

discursos o de las leyes, las agencias de control simbólico establecen parámetros que le

permitan a los agentes producir o reproducir discursos que sean considerados legítimos. En

otras palabras, las agencias de control simbólico determinan las funciones y las normas

específicas, para poder acceder a los discursos en un determinado nivel.

En este orden de ideas, es pertinente mencionar que independientemente a la organización

interna o la función general de las agencias, la materialización de los recursos físicos o

discursivos, dependen del discurso mismo. No es posible, producir o reproducir un discurso

de una naturaleza si este mismo no ha sido regulado o interiorizado por los agentes.

En un tercer momento, se presentan las diferentes funciones que pueden tener los agentes

de control simbólico, producción o cultural y las agencias de control simbólico en las que

pueden cumplir con esas funciones. Dentro de estas se encuentran:


- Agentes reguladores que mantienen los límites de personas actividades (sistema

legal, agencias religiosas).

- Agentes reparadores que previenen trastornos en el cuerpo (médicos).

- Agentes reproductores (maestros)

- Agentes difusores que transmiten información (medios masivos).

- Agentes creadores que generan desarrollo o cambios en las formas simbólicas

(universidades).

- Agentes ejecutores que administran (servicio civil).

Como se mencionó con anterioridad, las agencias pueden o no ser autónomas del Estado.

Sin embargo, durante los últimos años el control del Estado en estas agencias ha venido

aumentando debido a los cambios internos, en donde se asigna a un agente del campo de

producción como administrador de la agencia de control simbólico. Paralelamente, el

Estado hace una revisión de los títulos asignados a los agentes, a la luz de la organización

interna y de la función general de la agencia, que va a ser intervenida.

En un cuarto momento, se presentan los tres tipos de agente desde los que el autor se ubica

para abordar su planteamiento inicial. En este listado se encuentra: a) agente de la clase

dominante, descrito como aquel que tiene el poder sobre los recursos físicos y los códigos

de producción, b) agente de control simbólico, caracterizado como aquel que controla los

recursos discursivos al interior de las agencias del campo de control simbólico y c) agente

de clase obrera, definido como el agente que es dominado por los códigos de producción y

por los discursivos.


Finalmente, el autor realiza un análisis con respecto a los agentes de control simbólico que

funcionan en el sistema educativo. De forma que, sea posible establecer ¿cuál campo es el

que ejerce la influencia sobre la formación de la conciencia? Así, es posible identificar: a)

cuando las clases obrera y dominante tienen un vínculo mínimo con la educación (como

regulador), la conciencia sobre la producción se hace más fuerte; generando la oposición

entre la clase dominante y la clase obrera. En contraste, cuando la conciencia se centra tiene

un vínculo fuerte en la educación (como regulador), la relación con la producción es

mínima, esto provoca oposición de la clase obrera y dominante hacia el control simbólico.

Para concluir, a lo largo del segundo capítulo el autor desarrolla conceptos como agentes,

agencias, campo de producción, campo de control simbólico y clase dominante. Teniendo

en cuenta las precisiones que Bernstein hace a lo largo de la narrativa, se identifica como

las agencias dominantes (iglesia y gobierno) han perpetuado el control simbólico. Por esta

razón, el control social se presenta como una postura que genera oposición por parte de las

clases obreras y dominantes.

REFERENCIAS

Bernstein, B. (1993). La Construcción Social de Discurso Pedagógico. Textos

seleccionados (2da edición). Bogotá: EL Griot.

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