La revolución de La Paz de 1809 se produjo cuando los insurgentes se levantaron contra el dominio español el 16 de julio, tomando el cuartel de los españoles y sus armas. Los revolucionarios organizaron una Junta Tuitiva para gobernar, pero fue disuelta por los realistas y su líder Pedro Domingo Murillo fue ahorcado en enero de 1810 después de pronunciar la frase "La tea que dejó encendida nadie la podrá apagar".
La revolución de La Paz de 1809 se produjo cuando los insurgentes se levantaron contra el dominio español el 16 de julio, tomando el cuartel de los españoles y sus armas. Los revolucionarios organizaron una Junta Tuitiva para gobernar, pero fue disuelta por los realistas y su líder Pedro Domingo Murillo fue ahorcado en enero de 1810 después de pronunciar la frase "La tea que dejó encendida nadie la podrá apagar".
La revolución de La Paz de 1809 se produjo cuando los insurgentes se levantaron contra el dominio español el 16 de julio, tomando el cuartel de los españoles y sus armas. Los revolucionarios organizaron una Junta Tuitiva para gobernar, pero fue disuelta por los realistas y su líder Pedro Domingo Murillo fue ahorcado en enero de 1810 después de pronunciar la frase "La tea que dejó encendida nadie la podrá apagar".
El 16 de julio de cada año se conmemora la revolución de La Paz realizada en
la misma fecha del año 1809. Aquel día, los insurgentes se levantaron en contra del dominio español. La acción se inicio cuando empezaba a esconder el sol en medio de la procesión de la Virgen del Carmen. Los revolucionarios tomaron el cuartel de los españoles apoderándose de sus armas, mientras las campanas de la Plaza de Armas repicaban. Cuando los insurgentes tomaron el control, organizaron la Junta Tuitiva en cuya proclama decía: “Compatriotas: hasta aquí hemos tolerado una especie de destierro en el seno mismo de nuestra patria (...) hemos guardando un silencio bastante parecido a la estupidez”. El 22 de julio se designó a Pedro Domingo Murillo como Coronel Comandante de la ciudad y en sus filas se integraron criollos, mestizos e indígenas. Poco después la Junta fue disuelta por los realistas y el 29 de enero de 1810, Pedro Domingo Murillo y sus colaboradores fueron ahorcados en la Plaza de los Españoles. Antes de morir, el líder de la revuelta pronunciaría su inolvidable frase: “La tea que dejó encendida nadie la podrá apagar”.