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DÍA DEL PADRE BOLIVIANO

En nuestro país existen fechas cívicas, entre esas fechas existía una celebración especial
dirigida a recordar a San José, el carpintero de Galilea y el Padre adoptivo de Jesús, por tanto
esa fecha marcada en 19 de marzo tenía y aún tiene connotaciones especiales para su
celebración, especialmente entre los obreros de la madera, como se denomina a los ebanistas
y carpinteros.

Pero fue recién en el año 1958, cuando por impulso de un empresario privado, Don Víctor
Handal Salame se impuso la celebración del Día del Padre como un elemento simbólico de
recordación a un Ser importante que es la base del hogar y que se lo reconoce como el
Padre… de familia.

Todo comenzó con una promoción específicamente comercial, tentando en una primera
instancia a las mamás y a los hijos mayores a homenajear al papá con un regalo en el Día de
San José, que se convertiría desde entonces en el Día del Padre. Varios años se habló del Día
del Padre, pero la reacción fue de duda y hasta de rechazo a la iniciativa de saludar a un
componente básico de la familia, el Padre.

Una intensa campaña más adelante cumplió el cometido de concienciar a la familia para que el
Padre también tuviese su día y así, aunque sin las características oficiales de Estado, se
impuso el Día del Padre, que se cumple cada 19 de marzo y que por esos efectos del
marketing año que pasa tiene las mismas connotaciones comerciales que también se aprecia
por ejemplo en el Día de la Madre o el Día de la Amistad, inclusive en el Día de San Roque con
predominio mercantil.

Sin embargo, por encima de esa condicionante del mercado el Día del Padre sirve para
comprender y responder al deseo de la mayoría de los niños y jóvenes que tienen derecho a
tener un papá y su mamá. Ese binomio sin el cual no hay perfección natural de hacer familia.
Ahora bien ser Padre no es simple y llanamente engendrar es mucho más que eso, es dar vida
total, esfuerzo, capacidad y sobre todo ejemplo a hijos e hijas para que a su vez respondan al
gran reto de seguir haciendo familia incrementando los eslabones de la cadena humana, como
Dios lo dispuso.
DIA DEL MAR BOLIVIANO

El 23 de marzo es el día para recordar a nuestro mar. Es también el día para recordar al héroe
de la Guerra del Pacífico: don Eduardo Avaroa, quien era un hombre como cualquiera de
nosotros. Estudió teneduría de libros, tenía un pequeño comercio en San Pedro de Atacama, la
población donde nació, trabajaba como administrador en una mina de la zona, tenía esposa y
cinco hijos, era un hombre de paz.

El 21 de marzo, cuando comenzó el ataque a Calama, Ladislao Cabrera y Severino Zapata


reunieron un grupo de 144 valientes bolivianos y convocaron a los vecinos del lugar y de la
zona. Avaroa estuvo allí, se alistó y combatió en Calama. Fue uno de los defensores del puente
del Topáter, en el río Loa, y fue uno de los que cayó el 23 de marzo de 1879 con la decisión
indeclinable de no rendir jamás las armas. No estuvo solo, estuvo con su bandera en el
corazón y estuvo en el momento que la historia le fijó. Avaroa y otros muchos otros bolivianos y
otras muchas bolivianas murieron en la defensa de nuestro Litoral. 

Ésta es una oportunidad propicia para decir inequívocamente que la posición de Bolivia de
reivindicar una salida soberana y útil al Océano Pacífico se mantiene, porque refleja el
sentimiento de todos y cada uno de los ciudadanos de esta nación, porque es indispensable
para el desarrollo económico del presente y del futuro y porque su pertenencia al Océano
Pacífico es parte de la legitimidad que le dio la historia desde el tiempo prehispánico, desde el
tiempo colonial y desde el tiempo republicano.

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