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UNIVERSITAT AUTÒNOMA DE BARCELONA

FACULTAT DE FILOSOFIA I LLETRES


MÁSTER DE LITERATURA COMPARADA Y ESTUDIOS CULTURALES

RESEÑA “LA CONQUISTA DE AMÉRICA, EL PROBLEMA DEL OTRO”


DE TZVETAN TODOROV

Problemas y Métodos

Natalia Arriagada Navarro


NIU: 1545082
Profesora Marcela Londoño

Barcelona
22 de junio del 2020
Tzvetan Todorov (1939 – 2017) fue un gran académico, pensador y filósofo. Nació
en Bulgaria, aunque años más tarde al nacionalizarse francés pudo estar vinculado con
las dos Europas y hablar en sus libros desde esa enriquecida perspectiva. Realizó clases
en algunas de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos mostrando su visión
del mundo, la misma que en el año 2008 fuese la razón de ser distinguido con el Premio
Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales.
Desde su tesis de doctorado podemos ver a Todorov profundamente vinculado al
análisis de la literatura y con ello a los problemas de la teoría literaria, revelándose como
un profundo conocedor de la literatura, la filosofía y la psicología, aunque años más tarde,
se enfocará más en otro tipo de análisis: “Todorov orientó sus intereses hacia el estudio
de la historia de la cultura y de diversos aspectos de la moral social, cuyos frutos se
recogieron en los ensayos “La conquista de América” (1982), “Nosotros y los otros”
(1989), “Las morales de la historia” (1991)” [CITATION MRu20 \l 3082 ]. De estas obras
mencionadas, reseñaremos “La Conquista de América”.
La obra fue publicada originalmente en francés en el año1982 en la ciudad de
París, mientras que en español su publicación se remonta a 1987 a cargo de la editorial
Siglo XXI en México, con la traducción de Flora Botton Burlá. El relato, nos abre la puerta
a dos llamativos análisis que a lo largo de la reseña podremos ir identificando: El
propuesto por Eduardo Garduño, quien dice que “es una interesante contribución al
análisis de la historia del llamado ‘encuentro de dos mundos’” [ CITATION Edu20 \l 3082 ],
y el de Angelina Martín, quien plantea que “Todorov nos ofrece una reflexión ética cifrada
en los signos opuestos de dos culturas inéditas la una para la otra, y que escenificaron un
suceso histórico cuyas consecuencias todavía vivimos” [ CITATION Ang20 \l 3082 ]. Tal
como podemos observar en ambos planteamientos, la obra nos llevará a un viaje a través
del análisis de los signos, del lenguaje y de un conocimiento sobre el otro.
Para entender el contexto, debemos saber que Todorov comienza su relato
(enfocado en el siglo XV) con el descubrimiento de América por parte de Colón, para
luego centrarse en la conquista del Caribe y México a manos de Cortés, pasando a
analizar en mayor profundidad la percepción que tienen los españoles sobre los indios, a
través de las visión de diferentes personajes históricos (Sepúlveda, Las Casas, Durán,
Cabeza de Vaca y Sahagún). Con esto en mente, la obra está divida en cuatro capítulos:
Descubrir, Conquistar, Amar y Conocer. Para llevar a cabo esta tarea toma citas de los
relatos de los que estuvieron presentes en ese momento, así como también algunas
referencias de autores más modernos (aunque tal como él mismo lo menciona, solo si
influencian en su propio texto).

El primer capítulo de la obra comienza con Cristóbal Colón y las motivaciones que
lo llevaron a realizar dicho viaje. Los beneficios económicos es una de las razones por las
cuales se hizo este primer viaje y naturalmente los siguientes, pues los reyes católicos no
lo hubieran financiado si no fuera por las ganancias, así como también los que se unieron
en esta excursión. Pero Todorov nos dice que debemos pensar además en otras razones,
pues Colón es un hombre mucho más complejo, la empresa de viajar hacia las Indias por
el occidente es algo que viene gestando desde hace mucho tiempo, es un hombre
autodidacta que siempre sintió fascinación por la navegación y el conocimiento, aparte de
de ser un comerciante. Entre todas las motivaciones que se pudiesen nombrar, para el
autor, destaca el hecho de que Colón era un hombre profundamente religioso: “la victoria
universal del cristianismo, éste es el móvil que anima a Colón” (p. 20).
Para reforzar la idea del cristianismo como motivación, Todorov nos cuenta que
Colón siempre tuvo la intención de liberar Jerusalén, nunca abandonó la idea de volver a
hacer las cruzadas y el hecho de realizar la expedición a América le iba a reportar los
beneficios necesarios para llevar a cabo este plan. En efecto, después de su tercer viaje
Colón no quiere volver a viajar y prefiere concentrar sus esfuerzos en rescatar el Santo
Sepulcro, aunque en sus propias palabras, Satanás se lo impide, al menos así se lo hace
ver al Papa Alejandro VI a quien le escribe una muy larga carta.
Por otro lado, tal como mencionamos Colón es un hombre autodidacta que
siempre está en búsqueda de conocimiento y siente una gran fascinación por la
naturaleza, “el descubrimiento de la naturaleza, un placer que hace que dicha actividad se
baste a sí misma” (p.22). Siempre toma nota sobre lo que ve y constantemente está
fascinado por el paisaje: “las palabras del Diario son repetitivas; verdor y hermosura de la
vegetación, y olor suave de árboles y flores “que era la cosa más dulce del mundo”
[CITATION Jua89 \p 86 \l 3082 ]. Garduño nos dice en su reseña, que para Colón la
naturaleza en sí misma es una motivación más que suficiente. Por estas razones nos
explica Todorov, que los tres móviles para la conquista fueron: primero lo humano
(relacionado con la riqueza), segundo lo divino (expansión del cristianismo) y tercero lo
natural (disfrute de la naturaleza). Colón es el personaje que encarna estos tres aspectos
de la primera parte del descubrimiento, su manera de relacionarse con el mundo va a
estar guiada por lo divino, un ejemplo de ello es como siente que ha llegado al paraíso
terrenal cuando descubre el valle del Orinoco, pero siempre con la mirada puesta en las
riquezas. Al contrario de lo que nos plantea el autor, que intenta que veamos al Almirante
como un hombre más benévolo, Colón siempre busca beneficios, ya sea para él o para
fines mayores lo que nos demuestra la forma egoísta que tiene de relacionarse, siendo
esta la que lo terminará despojando de los títulos ganados. Lo más lamentable es que la
relación egoísta que tiene Colón es la que marcará la pauta para los siguientes
conquistadores, porque todos en un comienzo lo único que quieren es enriquecerse sin
importar a costa de qué. Y es de hecho esta forma de conectar con el mundo conquistado
la que será la guía para los demás conquistadores europeos de aquí en adelante.
Colón solo toma en cuenta a los indígenas porque están ahí, son parte del paisaje,
y desde un principio decide verlos con una mirada de superioridad, “su actitud frente a
esta otra cultura es en el mejor de los casos, la de coleccionista de curiosidades, y nunca
le acompaña un intento de comprensión” (p.45). Busca ganarse su confianza, pero
únicamente como un método para obtener información. Cada vez que se relaciona con el
otro, en sus relatos simplemente lo define físicamente o lo caracteriza a través de
adjetivos como bueno o malo, lo que obviamente no revela nada. Los ignora, ignora su
lengua (la cual no intenta aprender) e ignora sus indicaciones. Todorov nos señala que la
información recolectada por Colón está contaminada, ya sea si ve a los indígenas como
hombres completos lo que implicaría una asimilación o como seres diferentes, lo que se
traduciría en términos de superioridad e inferioridad. El Almirante ha decido de antemano
la forma en que los ve, por ello su visión nunca intentará ser objetiva, no está dispuesto ni
a escuchar ni ver a nadie más que él.
Es en virtud de los viajes de Colón y con ello el descubrimiento del Nuevo Mundo,
que podemos notar los primeros indicios de la relación con el otro y como será
continuamente definida con una actitud de superioridad y egocentrismo, donde la
asimilación va a ser confundida con la evangelización. Tal como nos lo plantea Todorov,
Colón descubre América, pero no a los que habitan en ella, a quienes categoriza incluso
como regalos, lo que se demuestra cuando lleva indígenas a los reyes, de la misma forma
en que lleva muestras de tierra, de animales y árboles. No hay una intención real de
entender el lenguaje del otro, con Colón aprendemos que la conquista de América al
menos en los primeros siglos será solo una forma de usufructo por parte de los
españoles, y cuando buscan relacionarse con los indígenas únicamente será para
imponer sus pensamientos.
Una vez que Todorov concluye el descubrimiento de América por intermedio de
Colón, comienza el análisis de la conquista, donde decide enfocarse en México:
“quedémonos en la conquista de México, la más espectacular, puesto que la civilización
mexicana es la más brillante del mundo precolombino” (p. 59). Para llevar a cabo este
examen, decide realizarlo a través de la mirada de Cortés. Así, inicia el capítulo
preguntándose cómo Cortés logró la conquista de esta civilización, para lo cual cree
necesario profundizar en describir a Moctezuma, los aztecas, a Cortés y los españoles,
enfocándose en la forma de relacionarse entre ellos.
Para el autor, y como bien nos lo explica Garduño en su reseña, son factores
fundamentales a la hora de la conquista, la supremacía bélica de los españoles y las
enfermedades, pero no se puede entender solo con estas, porque existe un factor que
también ayudó: la profunda convicción de los europeos de su superioridad cultural, lo que
les permitió entender al otro y su comunicación, para luego utilizarla en su beneficio.
Angélica Martín nos dice algo bastante similar: “No es solamente una tecnología distinta y
más avanzada, una mentalidad situada en un estrato racional superior y diferente, una
ideología social que discrimina los valores sociales de los rituales, un individualismo que
diferencia al sujeto de su colectividad” [ CITATION Ang20 \l 3082 ]. Mientras los españoles
ven las diferencias como un símbolo de inferioridad por parte de los indígenas, estos, por
el contrario, ven las diferencias como superioridad por parte de los españoles lo que los
lleva a categorizarlos como dioses en un principio, idea que tiene un efecto paralizador,
que “sólo puede explicarse por una incapacidad de percibir la identidad humana de los
otros, es decir, de reconocerlos a la vez como iguales y diferentes” (p.84). Frente al
desconcierto de los indígenas y los mensajes confusos enviados por Moctezuma, Cortés
toma ventaja de la misma manera que lo hará más adelante con la estructura política y
religiosa de los aztecas, adaptando siempre todo a beneficio propio.
Todorov nos explica que la conquista de México fue muy corta debido a tres
componentes: En primer lugar, el carácter indeciso de Moctezuma el cual puede estar
ligado a factores personales y culturales. En segundo lugar, la capacidad de adaptación
de Cortés, quien saca ventaja de las disputas internas que existen entre los pueblos
indígenas dominados por los aztecas, quienes ven a Cortés como un mal menor, incluso
liberador, en cierta medida. Y, en tercer lugar, el factor más relevante para Todorov, la
falta de comunicación: Los indígenas perdieron la habilidad de comunicarse, son
incapaces de producir mensajes efectivos tanto dentro de su pueblo como hacia los
españoles, porque la comunicación no se realiza con los hombres sino con el mundo, es a
sus dioses a quienes los aztecas piden consejo, su lenguaje está tan guiado por lo divino
que no se entienden entre ellos, no son capaces de entender a los pueblos que han
conquistado y menos de entender a estos seres recién llegados. Además, aunque los
aztecas desarrollan el lenguaje, no desarrollan la escritura de la misma forma que el
hombre europeo, lo que es relevante porque implica que no hayan textos que contengan
información que los ayude a recordar, quedando sometidos por la memoria y el pasado,
“Lo que aquí importa es que la escritura, ausente, no puede asumir el papel de apoyo de
la memoria, que incumbe entonces a la palabra” (p. 89) .
Todo esto se vuelve aún más importante si tenemos en cuenta la concepción
cíclica que los aztecas tienen sobre el tiempo, son incapaces de ver el futuro, no puede
haber un acontecimiento desconocido, sino que todo es repetición, la que tiene prioridad
sobre la primicia. Cortés se vale de esta idea, primero utilizando la imagen de dios que los
aztecas tienen de él manipulando el mito de Quetzalcóatl, haciéndoles creer que él era el
dios que volvía, para más tarde imponerles la visión unidireccional cristiana del tiempo.
Esto solo nos demuestra el magistral uso de los signos que hacen los españoles,
“en sí el lenguaje es un instrumento unívoco: sirve tanto para la integración en el seno de
la comunidad como para la manipulación del otro” (p.135). Cortés, a diferencia de Colón,
percibe el uso que se le puede dar al lenguaje, aunque su objetivo no es conocer al otro
para entenderlo sino para dominarlo. Por ejemplo, una de las primeras cosas que realiza
el conquistador es buscar traductores, es aquí donde el personaje de la Malinche tiene un
rol fundamental, ya que es quien le permite comprender más profundamente la cultura
indígena, y es esta comprensión superior la que para Todorov hace posible la conquista y
con ello la destrucción de la civilización azteca. Cortés y de ahí en adelante los demás
conquistadores avanzan porque someten el lenguaje indígena a su beneficio, van
relacionándose con el otro sutilmente para penetrar en su cultura y así sacar ventaja. No
buscan una apreciación, por el contrario no quiere ver al otro porque no les interesa, su
único fin son las ganancias que se puedan obtener y el salvajismo que según ellos hay
que derrotar (lamentablemente con más salvajismo).

Luego de que Todorov nos explica cómo se ha realizado la conquista y por qué
han triunfado los españoles, continúa con su tercer capítulo enfocado principalmente en la
relación con los indígenas y la forma en que se combinan los niveles de amor, conquista y
conocimiento frente al otro. Para el autor, amar no necesariamente significa conocer, si
no estamos dispuestos a entender verdaderamente las diferencias con el otro siempre
tendremos dificultades para generar una relación de igualdad, porque la forma en que
percibimos nuestras diferencias dicta la manera en que nos relacionamos. Los españoles
de la época y en general los conquistadores, parten de un estrato de superioridad que
impera en su pensamiento lo que los hace incapaces de reparar más allá. Es por ello que,
con el objetivo de entender mejor la relación de los españoles con los indígenas, el autor
hace uso de las dos ideologías acerca del otro más representativas de la época: la de
Ginés de Sepúlveda y la de Bartolomé de Las Casas.
Para Sepúlveda los indígenas deben ser dominados, “los indios son de naturaleza
sumisa; practican el canibalismo; sacrifican seres humanos; desconocen la religión
cristiana” (p.165). Sepúlveda cree que los españoles al ser superiores moralmente, tienen
el deber y el derecho de imponer el bien. Por otro lado, Las Casas tiene una visión más
cristiana guiada por las enseñanzas de la Biblia. Él busca amar al prójimo como a sí
mismo, por tanto ve a los indígenas como sus iguales y la única diferencia es religiosa,
dividiendo el mundo entre creyente y no creyente. Lamentablemente, tal como nos lo
explica Todorov, la afirmación de Las Casas de igualdad tiene su base en la religión
cristiana por lo que desconoce a las otras religiones y al hacer esto está intentando
imponer su verdad como la verdad absoluta. Aunque en ambos casos hay una intención
de conocer al otro, ya sea para juzgarlo o para amarlo, realmente no lo hacen. Ambas
visiones ignoran las diferencias y vienen teñidas de superioridad porque se centran en el
europeo como punto de partida, quien al ser superior es quien debe someter al otro: para
Las Casas, se deben salvar las almas de los indígenas, por lo que su dominación debe
hacerse por medio de la religión, mientras que para Sepúlveda hay que subyugar el
salvajismo y para llevarlo a cabo, se deberá usar la fuerza a través de la guerra. Como
podemos observar, las dos ideologías enfrentadas son la esclavista y la colonialista, y en
ambas el indígena es un objeto. “La cristianización, al igual que la exportación de
cualquier ideología o técnica, es condenable en el momento mismo en que es impuesta,
ya sea por las armas o de otra manera” (p.192). Mediante estas ideologías, Todorov nos
enseña que no importa si hay amor de por medio, mientras no haya una intención
verdadera de conocer al otro, nunca se lo podrá descubrir realmente y eso es algo en lo
que fracasan rotundamente los españoles. Es innegable, que hay algunos que
genuinamente aman a los indígenas y luchan por sus derechos, pero sus motivos vienen
guiados por el deseo de convertirlos, no por salvar su cultura. Los españoles no buscan
que la cultura indígena se mantenga a través del tiempo, más bien todo lo contrario su
intención siempre fue destruirla para imponer la propia. Si bien, Todorov se centra en los
aztecas, lo cierto es que muchas culturas de la época no tuvieron tanta suerte, por así
decirlo, y fueron prácticamente erradicadas del mapa y hoy se conoce muy poco sobre
ellas, un ejemplo de esto es la cultura de los indígenas tainos. La falta de empatía y de
ganas de conocer por parte de los españoles fue una sentencia de muerte para las
culturas ancestrales de América.

Si bien en un principio los españoles fracasan a la hora de conocer a los


indígenas, lentamente se van dando casos en los que sí podemos notar una intención
positiva, al menos en parte, y son los ejemplos en los que se centra Todorov para finalizar
su análisis sobre el conocimiento del otro.
El autor comienza examinando la evolución del pensamiento del ya mencionado
Bartolomé de Las Casas. En un principio su ideología está basada en el hecho de que
son todos iguales para el cristianismo, pero gradualmente comienza a entender que cada
quien puede tener valores propios, “toma sus precauciones para recordar que el dios de
los indios, aunque no es el ‘verdadero’ Dios, sin embargo es considerado por ellos como
tal y es de ahí que hay que partir” (p. 200). Las Casas, tal como nos lo explica el autor,
comprende una idea superior de divinidad y al hacer esto comienza a salvar las
diferencias con los indígenas porque comienza a estar dispuesto a escucharlos y al
menos intentar ver la religión desde su punto de vista: “Las Casas no da la preferencia a
priori a la vía cristiana para alcanzar a ese dios” (p. 201). Entiende que para lograr la
evangelización hay distintos caminos y que el dios de los indígenas es igual de válido que
el dios cristiano, por lo que es un buen inicio.
Por otro lado, nos encontramos con el pensamiento de Vasco Quiroga quien ve a
los indígenas como iguales, pero no iguales a los europeos contemporáneos, sino a los
primeros apóstoles mencionados en el poema de Luciano. Aunque hay una intención de
conocer al otro porque claramente se estudian sus características para llegar a esta
conclusión, lo que se está haciendo no es verlo realmente sino verlo como le gustaría que
fueran.
En comparación, Todorov nos enseña el caso de un español que absorbe
completamente la cultura indígena hasta hacerla propia, una sumisión absoluta. Se trata
de Gonzalo Guerrero, quien adopta la lengua, la religión, los usos y las costumbres de los
indígenas, incluso llega a pelear del lado de los aztecas contra de los españoles. Nos
menciona también el caso de Landa, quien busca imponer la religión cristiana, pero de
igual manera se preocupa de conocer a los indígenas. Aunque, el autor luego nos relata
un ejemplo más interesante de sumisión hacia los indígenas, el de Cabeza de Vaca, quien
por las malas circunstancias de su viaje termina viviendo entre los indígenas como ellos,
pero con la visión siempre presente de tener que retornar. Cuando regresa a su pueblo
natal, para más tarde volver a América, se da cuenta que el tiempo que convivió con los
indígenas lo cambió. En su pensamiento ya no existen solo dos bandos, españoles versus
indios, sino que nace un tercero, un “nosotros” y este nosotros serían los mestizos,
“Parece que aquí el universo mental de Cabeza de Vaca se tambalea, con ayuda de la
incertidumbre en cuanto a los referentes de sus pronombres personales; ya no hay dos
partidos, nosotros (los cristianos) y ellos (los indios), sino tres: los cristianos, y los indios y
«nosotros»” (p. 210).
Concluye su capítulo entonces, con los dos pensadores de la época que para él
reflejan lo que es América y al cultura del mestizaje: Durán y Sahagún.
Durán nació en España, pero llegó a vivir a México entre los cinco y seis años de
edad, lo que hace que tenga una formación local y más abierta de los indígenas. Estaba
convencido de la evangelización total y que para lograrla, se debe tener un mejor
conocimiento del otro, principalmente de su antigua religión, porque solo una vez que se
logre conocer completamente esta es que se puede eliminar. Para llevar a cabo esta tarea
y que los evangelizadores entiendan la religión azteca, realiza interesantes
comparaciones entre la religión cristiana e indígena, creando así un mezclado punto de
vista. Todorov nos dice que Durán sigue siendo un ser dividido, un cristiano convertido al
indianismo y que convierte a los indígenas al cristianismo. Su visión abierta sobre el otro
da comienzo a la cultura del mestizaje, porque por más convencido que esté de convertir
a los indígenas al cristianismo, busca comprenderlos en lo más profundo, llegando a irse
a vivir entre ellos, pero en ese viaje confunde sus líneas de pensamiento y comienza a ser
absorbido por la cultura local.
En contraste a Durán, Todorov nos presenta la figura de Sahagún. Este intelectual
de la época tiene la visión de adquirir el mayor conocimiento posible sobre los indígenas,
por lo que se centra en dos aspectos: la enseñanza y la escritura. Comienza aprendiendo
el náhuatl y como profesor de gramática en el colegio franciscano Tlatelolco. Al igual que
Durán, tiene la idea de que la mejor manera de llevar a cabo la evangelización es a través
del conocimiento absoluto de la religión azteca, pero a diferencia de él, no vivirá entre
ellos sino que realizará una investigación sobre la religión indígena, construyendo así una
enciclopedia, buscando hacer un relato extremadamente detallado de esta sociedad.
Sahagún busca un conocimiento absoluto del otro, quiere recopilar la mayor cantidad
posible de información, tal como nos lo propone Garduño, vemos las primeras semillas de
los trabajos de los etnólogos. Ambos personajes, aman a los indígenas, pero a su
manera: Durán los entiende a un nivel más personal mientras que Sahagún lo hace a uno
más intelectual, aunque busca saber todo sobre ellos nunca deja de mantener la
distancia. Siendo esta otra forma de relacionarse con el otro, porque se tiene la intención
de conocerlos pero por medio del estudio, y cuando se hace de esta manera no hay una
empatía hacia la otra cultura más que en un nivel académico, se quiere aprender, pero no
conocer. Nuevamente fracasan.
Finalmente, en el epílogo, el autor nos habla sobre la profecía de Las Casas, la
cual dice que Dios derramará sobre España su furor e ira por lo que le hicieron a América.
Todorov no busca detenerse en esta idea, ni busca juzgar a los españoles por su papel en
la conquista, lo que quiere es que entendamos qué es lo que sucede cuando no se busca
conocer realmente al otro, “porque el otro está por descubrir” (p. 257). Cuando no nos
comunicamos con el otro, dejamos de verlo, nos paramos en ese estrado de superioridad
y comenzamos a imponer nuestra ideología, y es gracias a esto que finalmente, tal como
nos lo dice Todorov, los europeos han logrado imponer su ideología al mundo, cerrándose
a ver y escuchar, porque el otro al ser diferente a mí, pierde valor. Es por esto, que la
conquista de América nos sirve para reflexionar sobre nosotros mismos, porque el
conocimiento de uno pasa por el conocimiento del otro. La conquista de América al ser la
primera colonia del imperialismo europeo será la pauta para lo que se hará de ese
momento en adelante: la falta de conexión, la búsqueda de beneficios y la ausencia del
conocimiento sobre el otro. Al hacer este ejercicio Todorov nos está abriendo los ojos y
nos está enseñando cómo un mundo poco empático puede llegar a destruir civilizaciones
y es por ello que debemos ser conscientes de esto.

Todorov a lo largo del texto demuestra que es un brillante filósofo y escritor, pero
nunca debemos olvidar que el hecho de que sea europeo juega un papel importante
cuando habla de la conquista, ya que está escribiendo desde el lado “vencedor”, su visión
no está vinculada con sus ancestros, dándole un pensamiento disociado de lo emocional.
Además, esta idea se hace patente en el uso excesivo de citas de textos de la época, que
dificulta la comprensión y visión de los indígenas, porque como bien sabemos, la
literatura de viajes está escrita desde la visión del otro lo que nos hace imposible entender
mejor a la cultura azteca.
Pero la idea de escribir desde el lado del triunfador se puede ver reflejado con
mayor profundidad, cuando utiliza la palabra “indios”, por sobre otros conceptos como
“indígena”, lo que podría venir de tres situaciones: Es un problema del traductor, en la
época en que se escribió el libro era aceptado utilizar ese tipo de lenguaje para referirse a
las comunidades indígenas o bien, no se preocupó del origen y significado de la palabra.
Puede que en cualquiera de los casos estén justificados, pero en un análisis donde la
empatía es el eje de la discusión, es mal visto no reparar en el lenguaje utilizado al
describir los hechos.
Todorov podría haber enriquecido su argumentación y análisis, si no se hubiese
enfocado sólo en la visión de la conquista de México, dejando de lado otras que podrían
haber sido aún más interesantes, como los mapuches chilenos por ejemplo, quienes en
constante conflicto con los españoles, tuvieron un símil de Cortés pero desde los
indígenas, Lautaro, uno de los históricos caciques, quien aprendió las técnicas españolas
y su lenguaje para luego usarlo a su favor, llevando a su pueblo a la victoria ¿Cómo
hubiese analizado Todorov esta visión contraria a la sumisión de los aztecas? Tal vez con
un caso como este podría haber comenzado a ver la ausencia de la visión de los
indígenas en su análisis.
No obstante, a pesar de estas cuestiones, la obra sigue siendo una impresionante
investigación sobre la cuestión del otro, la forma en que lo vemos y en cómo debemos ser
conscientes cuando realizamos nuestros juicios. El viaje por el que nos lleva Todorov está
bien estructurado, a través de un orden cronológico que nos permite conocer el
descubrimiento de América en sus distintas facetas, como también nos permite ver los
personajes más destacados durante la conquista y colonización de México. Si lo
pensamos detenidamente, tratar de situarse en aquella época y ser capaz de apreciar
cómo fue posible que la civilización azteca quedara sometida a la merced de los
conquistadores, es un tema complejo que a pesar de que es visto desde una perspectiva
europea logra abarcar varios puntos que nos permiten ilustrar cómo se dio dicho avance.
El viaje por el que nos lleva el autor, nos permite hacer un descubrimiento del otro, de ese
otro a veces lejano, pero que en medio de su análisis, logramos descubrirnos a nosotros
mismos y esa, es una particularidad que pocas veces se logra apreciar con tanta
efectividad como en el texto de Todorov.
Bibliografía

 Manzano, J. M. (1989). Colón y su Secreto, el Predescubrimiento. Madrid: Agencia


Español de Corporación Internacional.
 Garduño, E. (21 de Junio de 2020). Scielo. Obtenido de scielo.org.mx:
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-
11912010000200008
 M. Ruiza, T. F. (21 de Junio de 2020). Biografías y Vida. Obtenido de
biografiasyvida.com: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/t/todorov.htm
 Martín, A. (21 de Junio de 2020). Ru. Obtenido de http://ru.ffyl.unam.mx/:
http://ru.ffyl.unam.mx/bitstream/handle/10391/1669/19_ALM_04_1988_1990_Brav
o_227_233.pdf?sequence=1&isAllowed=y
 https://es.wikipedia.org/wiki/Tzvetan_Todorov

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