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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS


CARRERA DE SOCIOLOGÍA

Análisis de El Zorro de arriba y El zorro de abajo


de José María Arguedas

Proyecto de investigación presentado como requisito previo a la obtención del


Título de Socióloga

AUTORA: Sylvia Paola Michilena Proaño


E-mail: crixo@mail.com

TUTOR: MSc. José David Chávez Maldonado

Quito, 2018
DERECHOS DE AUTOR

Yo/Nosotros, Sylvia Paola Michilena Proaño, en calidad de autor(es) y titulares de los


derechos morales y patrimoniales del trabajo de titulación Análisis de El zorro de arriba
y el zorro de abajo de José María Arguedas, modalidad presencial, de conformidad con
el Art. 114 del CÓDIGO ORGÁNICO DE LA ECONOMÍA SOCIAL DE LOS
CONOCIMIENTOS, CREATIVIDAD E INNOVACIÓN, concedemos a favor de la
Universidad Central del Ecuador una licencia gratuita, intransferible y no exclusiva para
el uso no comercial de la obra, con fines estrictamente académicos. Conservamos a
mi/nuestro favor todos los derechos de autor sobre la obra, establecidos en la normativa
citada. Así mismo, autorizo/autorizamos a la Universidad Central del Ecuador para que
realice la digitalización y publicación de este trabajo de titulación en el repositorio virtual,
de conformidad a lo dispuesto en el Art. 144 de la Ley Orgánica de Educación Superior.
El (los) autor (es) declara (n) que la obra objeto de la presente autorización es original en
su forma de expresión y no infringe el derecho de autor de terceros, asumiendo la
responsabilidad por cualquier reclamación que pudiera presentarse por esta causa y
liberando a la Universidad de toda responsabilidad.

Firma:
Nombres y Apellidos: Sylvia Paola Michilena Proaño
CC: 1721342333
Dirección electrónica: crixo@mail.com

v
APROBACIÓN DEL TUTOR

En calidad de Tutor del Trabajo de Titulación, presentado por SYLVIA PAOLA


MICHILENA PROAÑO, para obtener el Grado de Socióloga; cuyo título es:
ANÁLISIS DE EL ZORRO DE ARRIBA Y EL ZORRO DE ABAJO DE JOSÉ
MARÍA ARGUEDAS, considero que dicho trabajo reúne los requisitos y méritos
suficientes para ser sometido a la presentación pública y evaluación por parte del tribunal
examinador que se designe.

En la ciudad de Quito, a los 25 días del mes de octubre de 2017.

Atentamente,

Msc. José David Chávez Maldonado


DOCENTE-TUTOR

vi
DEDICATORIA

A mis padres y hermanas por su apoyo y cariño incondicional.

A mi hija Martina, quien con su entusiasmo alegra el camino.

vii
AGRADECIMIENTOS

Un sentido sentimiento de gratitud a mi tutor David Chávez, quien durante este proceso
de investigación trasmitió sus sólidos conocimientos, así como la entereza y dedicación
necesarias para que mi trabajo sea óptimo.

A los profesores que conforman el tribunal, César Albornoz y Rafael Polo por sus
valiosos aportes.

A mi amigo, Christian Arteaga, con quien intercambiamos opiniones que todo tipo
acerca de lo que consideramos pensamiento académico.

A mis amigos, amigas y familiares quienes de diversos modos han facilitado el


aprendizaje.

viii
TITULO: Análisis de El zorro de arriba y el zorro de abajo de José María
Arguedas

Autora: Sylvia Paola Michilena Proaño


Tutora: José David Chávez Maldonado

RESUMEN EJECUTIVO

Este trabajo revisa la novela El zorro de arriba y el zorro de abajo del escritor peruano
José María Arguedas, para estudiar a las mujeres y el sentido común usado por la clase
dirigente del capitalismo utilizada al dar forma al programa de dominación social y
político, buscando el control de la sociedad a través de prácticas específicas aceptadas
como naturales.

Se usa el concepto de sociedad civil, del escritor y político italiano Antonio Gramsci, para
estudiar la cultura y la economía que le da soporte a esta cultura, llamada hegemonía, en
tanto programa moral e intelectual para la sociedad, específicamente las formas de
consenso sutiles asociadas a las mujeres y su sexualidad.

Palabras claves:
1. Sociedad civil
2. Hegemonía
3. Puerto de Chimbote
4. Trabajadoras sexuales

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TITLE: The fox above and the fox below

Author: Sylvia Paola Michilena Proaño


Tutor: José David Chávez Maldonado

ABSTRACT
This paper reviews the novel, The fox above and the fox below from the Peruvian writer
Jose Maria Arguedas, in order to study the woman and the common sense used by the
leading Capitalism´s class, so as to give form to the Politic and social domination´s
program, looking for the control of the society through specific praxis accepted as natural.
This concept of civil society, from the Italian politician and writer Antonio Gramsci, so
as to study the economy and culture which gives support to this culture, called hegemony,
somewhat moral and intellectual program for the society, specifically the subtle
consensus forms associates whit women and their sexuality.

Keywords:
1. Civil Society
2. Hegemony
3. Chimbote´s Port
4. Sexual workers or prostitutes.

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Título

La forma de la dominación en El zorro de arriba y el zorro de abajo

Desarrollo

Se propone indagar en la forma en que se articuló la relación entre la novela y el mundo


histórico, es decir, la relación contenida en el mundo histórico de El zorro de arriba y el
zorro de abajo y las representaciones efectuadas por el autor José María Arguedas, en el
horizonte puntual de las prácticas de dominación, las mismas que vinculan a las mujeres
y la apropiación de su sexualidad en la esfera del sentido común. El problema es más
preciso aún, se postula buscar en las consciencias de las mujeres oprimidas para desbrozar
el carácter de las representaciones de la narración establecidas por Arguedas, al dar
cuenta, no tanto de la forma narrativa, ya que el autor peruano pudo situarse en el realismo
por ejemplo, en cuyo caso según Terry Eagleton, la incorporación del método por medio
del cual el autor construye su obra deja al descubierto que este tejido calza mejor que las
pretendidas verdades absolutas (Eagleton, 1998). Lo que se busca en cambio, es asentar
que la dominación toma cuerpo en los sujetos, a cuenta de existir en el mundo concreto,
aunque sea en la mente -efectivamente- a través de las representaciones, y por tanto en
los manifiestos de las trabajadoras sexuales a lo largo de toda la narración.

Al hacer este estudio indagando en el concepto de cultura gramsciano, mismo que nos
deja insertarnos en un universo cultural, de la vida cotidiana, con carácter ideológico
propiamente dicho, pero contenido en la narración, busco situar al lenguaje y las
representaciones en función de la crítica que se desprende del flujo de esta teoría marxista
y de Arguedas, leyéndole desde la perspectiva crítica en la que él mismo se sitúo para su
construcción narrativa; la de su obra; y en general, gran parte de la creación literaria que
atendería, de un modo y otro, una vez que tome partido del papel de la política, no como
llamado revolucionario, sino como la producción ideológica y de sentido que el texto
reporta para los lectores y para su época, así como para relecturas e interpretaciones
futuras, como es este caso.

Otra de las preocupaciones para abordar la literatura desde la sociología supone que se
puede leer textos metológicamente desde distintas corrientes teóricas y/o interpretativas,
así el paralelismo entre sociología y literatura si es que se lo puede plantear, tiene que ver,
con la construcción de la verdad y la ciencia que se propone y con la metodología
empleada para leer sus textos constitutivos, de la literatura en un modo formal, y de la
sociología en la elaboración de categorías que resulten válidas a las perspectivas de
análisis propuestos. De este modo la novela de Arguedas, antes que ser leída desde una
sola disciplina, tiene que abarcar ambas perspectivas: no el objeto como tal, las mujeres
dominadas, sino el mismo Arguedas en sus formulaciones a partir de ellas. Desde ahí, se
podría preguntar, cuál es la ventaja, no tanto de la literatura presentada desde “el consenso

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activo de los dominados”, sino el mostrarla, desde el sentido que reporta la vida cotidiana
en el concepto de ideología de Gramsci, “se utiliza en el sentido de la concepción del
mundo más elevada que se manifiesta implícitamente en el arte, las leyes, la actividad
económica y todas las manifestaciones de la vida intelectual y colectiva”. Esta
“concepción del mundo” agrupa a un bloque social y político, como principio unificador,
organizativo e inspirador más que como un sistema de ideas abstractas (Eagleton, 1997,
pág. 159). A decir de Eagleton, la literatura se convierte en el objeto mismo. Por otro
lado, en el análisis gramsciano, figuran las prácticas, formas de relación y corrientes que
no han sido superadas históricamente que objetivamente existen, las representaciones de
dominación en cuanto tal.

Falta pensar sin embargo, acerca de la delimitación específica del objeto de estudio de
este trabajo: las mujeres. Así, este estudio no remite a alguna teoría feminista aunque su
organización formal y de análisis da cuenta del sustrato que alimenta ampliamente el
feminismo, y la misma feminización de las prácticas y valores encarnados por mujeres.
La dominación, nos deja pensar no sólo la dominación de las mujeres sino de los sujetos
en general, y por otra parte, de los sujetos ampliamente. Lo que en otro sentido, se refiere
a la emancipación humana en su conjunto, o la posibilidad de emancipación en algún
grado por fuera de las teorías que evalúan la consciencia como algo exterior o interior -y
en este plexo el lenguaje- de los sujetos, se levanta la posibilidad de estudiar, a través de
la obra narrativa de las mujeres de los Zorros, a Arguedas-la sociedad civil-la sexualidad,
en el orden no de la psicología del autor claro está, sino en el tránsito de la organización
simbólica de la sociedad: el orden productivo y reproductivo con toda su fuerza, un
mundo que en la aproximación de Althusser, relaciona la imagen con el impulso ilusorio
del consumo, de la libertad y la ideología, hacia la represión funcional del ser. No es que
se aborde este objetivo, que ya ha sido relevado por Cornejo Polar al referirse a Chimbote.
Más bien que el texto, de luces de lo que hay ahí de verdad y falsedad y la razón por la
cual los sucesos relacionados con las mujeres se cuentan de forma trágica, cuestión que
es ponderada por la interpretación de este trabajo.

Lo que sigue a continuación, explora de modo cohesionado elementos del


estructuralismo, postestructuralismo, el lenguaje y el significado, en tanto no hay salidas
unívocas a las diversas problemáticas situadas en la narración, su flujo de hechos y
eventos deambulan con fuerza por ahí. El orden simbólico se halla conjugado con la lucha
de clases así como el signo en el texto literario, en constante pugna. Los subtextos o el
“inconsciente” de esta obra permiten contestar los motivos por los cuales Arguedas
extrapola la situación de opresión de las mujeres, así como las condiciones a cuenta de
las cuales el capitalismo puede tomar la forma de fuerza lapidaria de la condición humana.

El zorro de arriba y el zorro de abajo surge hacia finales la década del sesenta,
incorporándose en el cuerpo de obras literarias de autor peruano José María Arguedas,
que destacan su interés por alcanzar la necesaria transformación social, en detrimento de
la realidad de explotación, sumisión, segregación de los grupos y pueblos, según la óptica
clasista, racista y sexista, son mirados como inferiores, pero por su historia y formación

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constituyen una fuente de verdadera creación y liberación. Situó, el contenido crítico que
supone la composición de esta novela para el escritor Arguedas, al observar el “actual”
estado de las cosas.

La novela está organizada a partir de dos partes, a las que se añaden los diarios del escritor
peruano y el manifiesto No soy un aculturado, figurando en los diarios, y en las dos partes
de la narración referencias a la situación de las mujeres oprimidas. Así, en los diarios
destaca la figura de Fidela abandonada (Arguedas, 1975). Mientras que la primera parte,
aunque gira en torno al encuentro de los pescadores de la tripulación de lancha de
Mendieta en la pesca manual de anchoveta; y la reunión de ellos en los prostíbulos del
dueño Braschi, -el iniciador de la industrialización de la harina y el aceite de pescado en
el puerto de Chimbote que data de unos veinte años atrás-, las mujeres trabajadoras
sexuales cumplen un destacado papel en la cohesión ideológica del sentido de dominación
que se alza como la eje central de la narración, en este caso en la voz de personajes
hombres. Así mismo, se cuenta el encarnizado proceso de desarrollo capitalista para los
recién llegados al puerto desde la sierra en el relato del funcionamiento de la planta
“Nautilus Fishing” de don Ángel Rincón, del mismo modo, que la alineación de las
fuerzas sociales y populares en favor de los representantes del capital transnacional, en
donde el trabajo sexual, hace mella en la historia de la opresión denunciando sus
connotaciones específicas. Figuran las mujeres trabajadoras sexuales indígenas, que del
mismo modo que el indio Esteban de la Cruz y del negro Moncada, se presentan como
personalidades sensibles ante la realidad en curso. La segunda parte, abarca una reflexión
en torno al cura Cardozo y los albañiles, Cecilio Ramírez y el gringo Maxwell, quienes
posicionan para el caso, historias de mujeres populares que viven en comunidad.

Los estudios acerca de la obra El zorro de arriba y el zorro de abajo de José María
Arguedas, han sido varios y de todo tipo, abarcando desde las esferas de los mercados
locales del puerto de Chimbote (Izquierdo, 2012); la posibilidad real e inviable del
esfuerzo transculturador del escritor peruano, que se habría visto reflejada en el caos y
corte de novela (Zegarra); hasta abordar comunidades humanas (Velásquez, 2009) y
animales (Tarica, 2012). No así a las mujeres, ni las relaciones que tienen que ver con su
sujeción de género, etnia y clase. Se busca estudiar a un grupo de ellas, las trabajadoras
sexuales, en torno a las representaciones ideológicas o de dominación efectuadas por el
escritor peruano a partir de ellas. Así mismo, generar un registro de estos personajes
mujeres que esté organizado en algún concepto para dar cuenta de su devenir ideológico
en el seno de la narración, teniendo en cuenta la premisa de que Arguedas se ocupa de
situar los universos del pueblo andino, específicamente la fuerza de los hombres y
mujeres del pueblo (Arguedas, 1975).

En un plano más general, es importante hacer mención a Ángel Rama, quien escribe Los
Ríos profundos, Ópera de los pobres. Aunque esta obra analiza otra de las obras en
cuestión, problematiza las fuentes que utilizó el escritor peruano para la consecución de
su novela en específico; o más precisamente, en el universo contado en la novela. Esta
asociación de contacto ente materiales de la realidad y materiales de la narración

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proponen la construcción de un universo lleno de fuerza, afirmado en la realidad, en las
formas estéticas (Rama, 1978).

Cornejo Polar, por su lado, en esta misma aproximación de la forma en que Arguedas
habría construido su texto, en referencia a El zorro de arriba y el zorro de abajo, se
propone la trasposición de los universos conflictivos del Perú en cada uno de los
personajes que él considera principales. No nombra a las mujeres. Así, sobresalen el indio
Esteban de la Cruz y el negro Moncada, con la lucha de clases y el imperialismo-
extractivismo, respectivamente. Para él son tres niveles los que se encuentran en la
novela: biográfico, mítico y novelesco, que se expresan de modo decisivo en el puerto de
Chimbote (Cornejo Polar, 1980).

Braschi resulta ser el orden dentro del caos; o mejor, la fuerza que promueve el caos y
promueve que más le conviene: vive de la desorganización social, donde cada hombre
lucha aislado por su supervivencia, y de la permanente incitación al consumo irracional,
al individualismo más agresivo, al vicio. Con la violencia, el chantaje o el soborno corroe
la base de toda organización popular o sindical; con la importación de modelos foráneos.
Braschi sabe que su poder debe alzarse sobre el caos y la perversión de los oprimidos.
Chimbote es el resultado del mito del progreso capitalista (Cornejo Polar, 1980, págs.
281, 282).

Wladimir Sierra, aborda cuatro modos de producción, para leer la obra de Arguedas e
Icaza, de entre los cuales destacamos el comunitario indígena y el cultural mestizo, que
aunque no es un modo de producción propiamente dicho, se constituye en la posibilidad
- inexistente aún- de un proyecto social, de carácter no biológico ni centrado en el poder
y el dinero (Sierra, 2002). Así, en el proyecto comunitario se estudiará Los Ríos
profundos, y en el mestizo, la destrucción de la síntesis utópica de El zorro de arriba y el
zorro de abajo, plasmada en la forma de escritura utilizada por Arguedas (Sierra, 2002).

Martín Lienhard, propone una articulación del pasado mítico del Perú, no colonizado ni
exterminado, en la figura que Arguedas les da a los zorros y a sí mismo en el relato,
quienes toman parte activa en la narración de la novela (Lienhard, 1977). El mismo
mecanismo ocurre en los diarios, en donde se efectúan manifestaciones similares a lo
dicho por los zorros cuando se toman de algún personaje.

Esta dimensión del relato testimoniado ya fue recogida por Cortez, quien le concede a la
palabra el papel “de reencamiento de un mundo desencantado” (Cortez, 2010), mientras
que Tarica critica el uso que Arguedas habría hecho de lo afro en la novela de los zorros,
para reanimar a los personajes mestizos-andinos, de entre los cuales, él mismo se habría
incluido (Tarica, 2012). Además, la autora tiene una preocupación por las formas en que
se aborda el cuerpo en la novela: el martirio y lo carnavalesco dejarían trazar una agenda
de liberación sobre él (Tarica, 2012).

Rubado, se ocupa de la comunidad que excede a “lo humano”, en término de incorporar


los animales a la ciudad ampliada, en un espacio liminal que se desprende del sufrimiento
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al que están expuestos, espacio de toque, para apuntar las conexiones de otros seres en
condiciones degradadas en el presente (Rubado, 2012).

Como se puede ver, el tema de la representación de las mujeres en la novela no ha sido


tratado, ni su incorporación en seno de lo popular, por lo que se recurre al concepto de
sentido común gramsciano, para evaluar su factibilidad al momento de acercarnos a
universos culturales diversos, desprendidos de la carga popular que encierra que estos
estén producidos por sujetos del pueblo: de la clase trabajadora y popular.
Arguedas elabora a la novela como un solo conjunto de historias varias que narran la
disyuntiva, no tanto, de los personajes andinos llegados al puerto, cuanto el fenómeno de
inscribirse en el dinamismo que reclama sujetos productivos. La tensión se evidencia,
cuando estos personajes se disponen a ingresar en este orden tanto para sobrevivir cuanto
para combatir las realidades de explotación y desidia en varios escenarios.

El rescate de lo popular se hace por evaluar las prácticas y formas de convivencia,


concretadas en las relaciones sociales específicas, hallando en el texto literario un análisis
desde la sociología, que permite elaborar diversos objetos de estudio, así, figura el
conflicto capital-trabajo; particulares formas de encuentro social e ideológico de los
personajes; rutas de tránsito de situaciones feudales a capitalistas, etc. en el paraguas de
acción que vinculan conceptos gramscianos como el de sociedad civil y sociedad política,
para referir la cantidad de objetos que se pueden analizar en la novela.

Se delimitó el objeto de estudio en torno a las representaciones de dominación de las


mujeres trabajadoras sexuales dispuestas en los prostíbulos de tres categorías, El Rosado,
El Blanco y El Corral, quienes se presentan también en otros parajes; tal es el caso, de las
mujeres indígenas cuando retornan a sus casas por las madrugadas, además de considerar
la situación de las mujeres Juana y Esmeralda, quienes se constituyen como trabajadoras
de lo doméstico.

Este estudio hace una aproximación del tratamiento ideológico que supone evaluar las
condiciones materiales de existencia de los sujetos, a partir de las interacciones que hacen
con el mundo que les rodea: sus acciones e intervenciones en cierto rango de espacio y
tiempo, específicamente, las representaciones del sentido común de las mujeres, que
habitan el trabajo sexual (o la sexualidad) de las trabajadoras de Chimbote.
Lo que se evidencia, en las relaciones de dominación en las que participan las trabajadoras
sexuales y ayudan a cohesionar mediante la violencia que ejercen los pescadores hombres
hacia ellas; en las relaciones de sujeción voluntaria que establecen en los prostíbulos de
Braschi y en la casa del chancero Bazalar; y en la analogía del trabajo sexual y la
explotación desproporcionada del puerto de Chimbote por parte del capital extranjero,
será parte de la voz de querella levantada por Arguedas en su novela póstuma.

Este trabajo busca seguir las pistas de dominación en un universo social que ha sido
construido, literariamente, con hartos componentes de la realidad contemporánea tal y
como puede ser abarcada actualmente, en un espacio de tiempo comprendido entre la

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década del sesenta en un Perú en plena modernización capitalista con los vestigios y
componentes de la dinámica social, de los cuales se desprenden las mujeres con sus cargas
específicas en la producción y reproducción de la vida, destacando las trabajadoras
sexuales.

La forma de abordar este universo social, transitó de recoger las especificidades de los
diversos grupos y personajes: de poner en discusión su condición de artífices de su
liberación per se; o detentores de las causas de su dominación a voz en cuello para situar
el espacio político de construcción del consenso de su propia dominación (Gramsci, 1932,
1973, 1977). Este consenso no está fijado desde la esfera de control efectuada por el
aparato estatal, en específico las instituciones, tampoco el prostíbulo; ni se ancla en el
designio del macho patriarcal encarnado en alguno de los pescadores, sino que busca
desentrañar las formas de sujeciones sutiles, por decir afianzadas que aparentan alguna
ganancia; continuación en la efectividad de la relación de dominación tal y como queda
estatuida. Con esto, no quiero decir que se les despoja de su cualidad de sujetos
productivos, situados en locales de comercio sexual; ni tampoco que las relaciones de
dominación específicamente narradas en la novela de Los zorros que vinculan a hombres
violentos incluso, no posibilitan el entramado social al cual nos referimos, sino que, el
consenso efectivamente estatuido está cargado de sentido con la participación breve,
sucinta, de estas personajes, del mismo modo que la realidad social tal y como queda
estatuida.

Con esto, tampoco quiero decir que su exclusión del orden social prefigurado significa su
desenganche de la relación social, y de la narración para el caso, sino más bien, que el
universo hegemónico, productivo –económico-, y moral –ideológico- reviste a la
hegemonía de las clases dominantes; o más específicamente, a la reformulación constante
de las relaciones de dominación, a las prácticas específicas, de formas de despolitización,
exhibición del sufrimiento –del dato en sí-, de anulación de los sujetos en cuestión, para
dar paso al momento de la solidificación de esta hegemonía, que pasa a constituir una
parte medular de la reproducción de este tipo de prácticas. En la formación y prosecución
de la historia; el sentido común, desprendido de este flujo de hechos y eventos, que
incorpora de forma total y asfixiada a los sujetos, tiene entonces el peso de su
funcionamiento en la base de prácticas de la vida cotidiana.

Esta vida cotidiana, que viene a ser analizada, está en la mira de un proyecto político de
cierto alcance y forma, la que no es de menor importancia: la gradación de la dominación
en la actividad práctica, en los círculos sociales y culturales, reporta la concreción del
proyecto específico de la dominación. Su adscripción a ella, significa plegarse al
contenido político –emancipador o no- del sentido que reporta desarmar al conjunto de la
sociedad en términos de derechos; beneficios; humanidad y lo que se quiera añadir. Para
ser más puntual, el horizonte de las prácticas hegemónicas supone la elaboración de un
tipo de dominación y de ganancia para los sujetos, por tanto para la historia de un modo
determinado.

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En ese sentido, al hablar de hegemonía, hay que remitirse al modo en que funciona una
sociedad, es decir, al proyecto histórico de dominación que se articula, vía consenso, o
no necesariamente, presentándose como el más idóneo para los sujetos que se pliegan a
el, a partir de su adscripción en términos programáticos, y de forma general en su
composición de clase, ya que no se trata de un sólo estrato cuanto de un proyecto en
específico.

El sentido común, asociado a las prácticas que vinculan a los sujetos en el horizonte
moral, ideológico y social de su dominación, por fuera de las estructuras económicas
propiamente dichas, se alza orgánicamente, es decir sobre la base de la sujeción al
proyecto de dominación en curso, que enlaza las personalidades individuales en sus
propias plazas de sometimiento. Lo que ocurre por medio del trabajo, de la actividad
práctica que los sujetos realizan, como lo señala Gramsci, plantea la elevación de la
consciencia, sobre la premisa de efectividad de la propia acción en la “liberación”
económica, ideológica, de modo personal o colectivo.

Al abordar conceptos gramscianos de sociedad civil y sociedad política y el tipo de


ideología que se establece en un marco, lo más general de la dominación, se busca utilizar
este tipo de relación, precisamente, en consonancia con la sociedad civil, en tanto, estrato
que difiere de la lógica de “mando directo”, y más bien que se asienta en el entramado de
relaciones por fuera del Estado y el gobierno jurídico, es decir vía consensual (Gramsci,
1932, pág. 357). La superestructura ideológica con independencia pero en total relación
con la estructura económica, es decir la sociedad civil, permite leer la elaboración
narrativa de Los zorros de Arguedas.

El concepto de sentido común permite elaborar la producción de la hegemonía sobre las


clases subalternas, analizada en torno a las relaciones de las mujeres trabajadoras
sexuales en el puerto de Chimbote, incluyendo las relaciones que conciernen a los
hombres vinculados a la apropiación de este tipo de sentido común acerca de la sexualidad
femenina, manifiesta en prácticas de sujeción de clase; género y etnia, en una ruta de ida
y de vuelta, de los subalternos hacia los dominadores, y de regreso.

Para Gramsci, sin embargo, no hay manera de hacer un corte definitivo entre los
presupuestos que puedan enlazar la emancipación política de los subalternos, debido a lo
que traza un punto de ligazón del sentido común con el buen sentido, en términos
orientación de consciencia embrionaria hacia la nueva filosofía (Gramsci, 1973), que
recepta la capacidad intelectual de los sujetos en la apropiación de las propias condiciones
de su explotación y propone modificarlas (Gramsci, 1973, pág. 94). De esta manera, el
sentido común se torna en sentimiento de clase, específicamente, noción de subordinación
de clase, y por tanto de liberación, efectuada en las relaciones de producción capitalistas,
promoviendo una distinción entre sentido común y buen sentido.

La capacidad vinculante del sentido común y de los sujetos oprimidos asociados a él,
reconocidos en el amplio espectro de los desposeídos, permiten percibir los testimonios

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de opresión y explotación en algunos casos. Así, la escala de sentido común elaborada en
base de la novela no es uniforme. Aunque este consenso de los dominados deja observar
características específicas fuertes, también surgen presupuestos de liberación en la voz de
algunos personajes mujeres de Arguedas.

Ya sea, que se trate como en este análisis de la novela de Arguedas, de pequeños


fragmentos que dan cuenta de la estipulación del consenso activo de los dominados, la
esfera del discurso, de la opinión pública como tal, los diversos espacios de sopesar –y
difundir- constantemente el contenido del proyecto de dominación, así como los datos de
la realidad histórica, incluyendo a los textos literarios de la realidad social, se busca mirar
la tarea de contenido crítico que supone la realización de un análisis sociológico de la
literatura.

Este trabajo utiliza el concepto de dominación promovido ampliamente en la actualidad,


en estudios como los de Harvey respecto al neoliberalismo (Harvey, 2005, págs. 45-70);
o en trabajos que narran el debacle en la conformación del sujeto político autónomo en
los nacientes estados-nacionales latinoamericanos. Yo lo hago un trabajo desde la
narrativa de Arguedas, estudiando elementos de vida cotidiana en una propuesta crítica
del texto que observo en el autor peruano.

Acerca de proceso en el que se efectúo este trabajo, se puede decir que se revisaron
sucesivas veces la novela, del mismo modo, que se leyeron textos teóricos, desde distintas
corrientes como la historia intelectual y el análisis del discurso, que si bien, permitían
situar campos de discusión (LaCapra, 1998); o el terreno práctico de la acción en el texto
(Ricoeur, 1998), impedían un esfuerzo por reconocer en el texto literario de Arguedas, un
nudo crítico de reflexión en torno a los sujetos y la sociedad, que permee un
cuestionamiento a ambas estructuras, como se logró al abarcar la cultura desde Gramsci,
con la Formación de los Intelectuales y Materialismo histórico y Sociología.
Esta investigación se hizo a partir de un diario de notas de la novela, así como de fichas
bibliográficas de los dos textos teóricos de Gramsci, que permitieron situar el objeto de
estudio. Una vez que se obtuvieron las representaciones en cuestión, acerca de las
mujeres, se procedió a elaborar un esquema de contenidos. Más allá de situar todos los
casos que pudieran hablar de las mujeres y de la dominación tal cual, se promovió
construir premisas de análisis acerca del carácter de la dominación, para luego con
criterios teórico-metodológicos fabricar un artículo académico.
Las premisas que se consideraron válidas requirieron un esfuerzo mayor, a partir de
elaborar ideas y textos que anudaran la mayor cantidad de elementos explicativos en torno
al objeto de estudio y de los instrumentos teóricos.

Consenso activo de las dominadas en Chimbote

Surge como un aspecto problemático, el considerar la situación de las mujeres, así como
la de cualquier otro grupo que pueda compartir un vínculo, sea de género u ocupación, en
la narración, el que la subordinación corra por cuenta propia, difícil en tanto se trata de

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sopesar elementos que estructuran la realidad social, pero también influyen hasta calar en
las personalidades individuales, y colectivas, una vez que el vínculo que pasa por las
relaciones sociales se realiza mediante situaciones de opresión. El sentido común
prefigura este ámbito de sexualidad de las mujeres, desde padrotes y clientes, concebidos
en el amplio espectro de los pescadores y el dueño de los prostíbulos, Braschi,
representante nacional y extranjero de la industria de la harina y aceite de pescado, hasta
llegar a ellas mismas.

Figuran, prácticas cotidianas de relación entre los trabajadores hombres, en donde


Braschi, el padrote de la explotación, incita el inicio de la jerarquización sexual que
empodera a los hombres en el ejercicio de la dominación; del mismo modo que lo hacen,
las relaciones establecidas entre los patrones de lancha y las prostitutas: a) Chaucato se
lleva cargando a las dos prostitutas; b) Maxwel devuelve a la prostituta Gerania a “Toro
Muerto”; c) la relación “de pareja” establecida entre Mendieta y “La Narizona”,
evidenciando el disciplinamiento que él ejerce sobre ella.

En el caso de los prostíbulos de primera y segunda categoría, donde figuran La Narizona,


la Flaca, la Argentina, etc., las trabajadoras niegan las relaciones de dominación (caso de
La Narizona), o “usufructúan” de ella, como es el caso de “La Caprichosa”, una nudista
que “subasta” un beso públicamente en la zorra al mejor postor, un indio serrano llamado
Asto.

Las trabajadoras sexuales de El Corral, el de tercera categoría, las “chuchumecas”


indígenas, reconocen y sufren públicamente la dominación que ejercen los “dueños” del
puerto pesquero, Braschi y el capital trasnacional y en jerarquización social descendente,
los demás. Ellas tienen mayor consciencia de la explotación y opresión de sus cuerpos en
mano de sus “compañeros”, tal es el caso de la chuchumeca Paula Melchora, “empreñada”
esa misma noche por el maleante y padrote Tinoco.

La narración inicia con este pasaje, fragmento de una larga conversación entre dos
pescadores:
Yo comencé a mirar primero en la bahía para Braschi; al agua limpita le metimos huevo.
¡Braschi es grande! Tiene más potencia que la dinamita en la cabeza, en el culo, en la
firma. Braschi ¡putamadre!, tú has hecho la pesca (Arguedas, 1975, pág. 34).

En la historia se postula la existencia de las mujeres como continuadoras de su propia


opresión: ellas existen, por tanto, moral e intelectualmente en las relaciones sociales de
forma pasiva, lo que en otros términos puede traducirse en que no existen, de forma
política concreta. Acaso sea, por estar entronizadas en el papel de mujeres que brindan
algún tipo de satisfacción a expensas de los trabajadores hombres. Estas mujeres existen
subordinadas a ellos,

(…) aprovechó la atención de los insultos; bajó de su silla cargando a la “Flaca” en una
posición inverosímil.
-Te la cambio –le dijo a Maxwel-. Dame a la “China”. Ella estaba de pie junto al gringo.

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-No la cambies Maxwelcito. Sería ser mierda –se oyó una voz disfrazada
-Como ella quiere.
-Me las llevo a las dos –dijo Chaucato. Soltó a la rubia flaca, abrazó a las dos, a una con
cada brazo, y salió al patio. La “China” se aremilgó al cuerpo del pescador. Chaucato era
como encorvado, parecía grasoso (Arguedas, 1975, pág. 38).

Gerania la serrana abrazó de sopetón a Maxwell, empezó a revolverle los cabellos rubios.
Todos miraron a “Toro Muerto”, el orador negro, pareja de la serrana. Pero Maxwell alzó
a la mujer en una postura idéntica a la que usó Chaucato para cargar a la “Flaca”. Con sus
dedos callosos el gringo apretaba a la Gerania mientras la cargaba. Ella volvió a sentir
miedo, “Avispa San Jorge que come araña venenosa”, y permaneció quieta. Maxwel con
paso ceremonioso hacia “Toro Muerto.”
-Tu hembra, pues, de esta noche- dijo y soltó a la mujer junto a los pies del patrón de
lancha.
-Chola borrachienta.
“Toro Muerto” la empujó con el pie (Arguedas, 1975, pág. 39).

Expuestas a situaciones de violencia, ni siquiera las cuestionan. A esto hay que sumarle
el nexo afectivo que tengan hacia alguno de los asistentes, tal es caso de la “Narizona”
por el tripulante de lancha Mendieta, que pese a la violencia explícita que recibe se
subordina a cuenta de su amor por él, pregonando su existencia en la dominación. En el
siguiente relato se evidencia la relación entre ambos,

Otro patrón de lancha detuvo a Mendieta en la puerta del salón, le dijo algo al oído. ¿De
mí te habla ese cojudo?”, preguntó la “Narizona”.
-Cuando ya estés con otro y en su delante de él, no estás para que hable mal de ti,
guevona, con perdón de mi cumpa” (Arguedas, 1975, pág. 43).

Estas mujeres no establecen nexos entre ellas en su condición de trabajadoras explotadas;


ni con los hombres pescadores, por fuera de la sujeción en la dominación. Las
trabajadoras sexuales de El Corral, sin embargo, ejemplifican este nexo, en torno a un
discurso que proclaman médano arriba, consistente en hallar coincidencia entre la
explotación de su propio cuerpo y del puerto por el capital transnacional. Serán ellas,
quienes encarnen en primera persona esta denuncia, sujetándose al sustrato del concepto
gramsciano de buen sentido, presupuesto contra-hegemónico, en un plano, que excede la
propia explotación.

Consentimiento e ideología

El consenso de la dominación que se expresa en las relaciones de sujeción voluntaria


establecida por las trabajadoras mujeres en los prostíbulos no es uniforme, sino más bien,
existe en una gradación: las prostitutas serranas de “El Corral”, quienes son las más
esforzadas y oprimidas, denotan asiduos esfuerzos por desprenderse de tal desgarrador
acuerdo, en referencia a las tres chuchumecas más explotadas y empoderadas respecto de
su situación y la del puerto, lo que si bien no llega a contrastar con la premisa de que la

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clase obrera no se halla emancipada de antemano por su condición, sí hace de ella el
terreno de nuestro estudio, en consonancia, con el menor grado de consciencia de
explotación de las prostitutas de El Gato Negro (caso de La Caprichosa), y El Rosado, de
primera.

Por otro lado, es a nivel de las prácticas, en donde el sentido común existe con más fuerza:
en este circuito de violencia están también las prostitutas, indias, serranas, de “El Corral”
quienes, pese a tener una marcada identidad de trabajadoras, son las más explotadas. Así,
aunque propugnan por un salario, “ellas les recibían lo que podían darles, desde cinco
soles, pero no se quebraban ante los ruegos de algunos que estrujaban las manos delante
de las rameras, ni aceptaban prendas como chaquetas, anillos baratos o sombreros de paja,
que les ofrecían” (Arguedas, 1975, pág. 47), son las más vejadas socialmente. Estas
mujeres estaban destinadas para “negros, zambos, injertos, borrachos, cholos insolentes
o asustados, chinos flacos, viejos, pequeñas tropas de jóvenes, españoles e italianos
curiosos” (Arguedas, 1975, pág. 47).

Se puede observar la apropiación de la sexualidad de las mujeres, disputada desde las


distintas aristas de la vivencia y profundización de la violencia corporal, cohesionada en
actos, palabras, intensiones, efectuadas por los trabajadores hombres, y por ellas mismas.
No se evidencia rivalidad entre ellas, sino más bien, están expuestas a los apetitos voraces
de la dominación como práctica, que puede desprenderse del siguiente personaje que
hable, hasta del avanzado gringo Maxwell por ejemplo. La violencia de género se pliega
a la de clase, en una esfera doméstica de la vida cotidiana, expuesta al interior de la misma
clase, que si bien no es patrocinada por ella, todavía emana con bríos desde su propio
centro.

Las prácticas hegemónicas de dominación, les posibilitan situarse en un lugar imaginario,


“inexistente”, salvo para la propia vivencia que da cuenta de una realidad de verdad
existente: en donde ellas se adscriben a la voluntad de sometimiento predominante,
negando que sean oprimidas, pero de forma concreta, incluye y refleja, no sólo la opresión
de carácter individual, sino también de forma colectiva, permitiéndoles observar a la par
que convivir, con la sujeción del otro, incluyendo al trabajador hombre. Por eso, se
pierden las fronteras de la violencia, por la naturalización de las situaciones de
dominación, en tanto sentido común que impide la propia liberación así como la del
semejante. A continuación, se expresa la respuesta de “la Narizona” a su cliente de turno,

No. ¡Flaco animal! –saltó de la cama la “Narizona”. El zambo me ordena. Yo te hago lo


que quieras por él.
-Como la gran “zorra” de Chimbote cuando ordenan de Nueva York a Lima y de Lima a
Chimbote. ¡Las huevas, cabrona! ¡Finish! (Arguedas, 1975, pág. 47).

El buen sentido se puede expresar en la ideación del porvenir de las prostitutas serranas;
o en sus denuncias, en donde otro orden es posible, uno que abarca su liberación así como
la de su clase, género y etnia,

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-¡Malaya vida! ¡Putaza vida! –dijo la que iba última.
-Claro. Como en despeñadero barrancamos. Así yo también levantaré ¡Yu, carajo! –
contestó la de en medio (Arguedas, 1975, pág. 51).

-Gaviota; gentil gaviota –volvió a hablar la mujer- de mi ojo, de mi pecho, de mi


corazoncito vuela volando. Me está doliendo me “zorrita”. Lu´han trajinado, gentil
gaviota, en maldeciado “corral”, negro borracho, chino borracho. ¡Ay vida! Asno Tinoco
mi´ha empreñado, despuesito (Arguedas, 1975, pág. 54).

On centavo para ti, on centavo para mí; ochinta para patrón de lancha; vente para
pescador; mellón, melloncito para gringo peruano extranjero- ¡Baila nomás, continta! Yo,
jodido, obriro eventual, juábrica. Ocho semanas dispués patada culo, ¡fuera! Bailas
madrugada, ¿puta, mariposa, espantación eres? (Arguedas, 1975, pág. 55).

Explotación de las mujeres y los recursos

El sentido común también se evidencia en las situaciones de dominación que se establecen


entre la naturaleza, los pescadores y las trabajadoras sexuales, específicamente, en la
analogía sexual entre la explotación del mar de Chimbote y las mujeres, figurando la
narración de Asto del prostíbulo “El Corral” y el testimonio de los tripulantes de la
Compañía de Mendieta: Asto, el Tarta y Zavala. Para situar este análisis utilizamos este
símil, en un trazo de dimensiones más generales de la realidad social, con efectos de
explotación y sufrimiento, que permean el habitual desorden de la actividad pesquera del
puerto al romper con el orden establecido.

La figura de la dominación, Braschi, es destacada por las trabajadoras sexuales de los


prostíbulos y los pescadores habituados a ella; a éstos últimos, la zorra expropiada les
pertenece, en una suerte de extensión ficticia de la dominación de Braschi en la
producción social e ideológica del puerto. La consabida hegemonía del trabajo rutinario
da paso a sujetos despolitizados; ahorcados; abatidos. Si estos datos, ya eran fuertes en
personajes como el enfermo de muerte Esteban de Cruz, por las minas de carbón de
Cocalón, y en el predicador de vida, negro Moncada, lo son también en dimensiones
impresionantes con las quejas y cantos de las trabajadoras sexuales indígenas de
Chimbote.

El horizonte de prácticas de dominación establecido por los rostros indígenas, mestizos,


blancos, hombres y mujeres, tiene en los trabajadores que esperan afuera de las fábricas
por un trabajo eventual, a sus ingentes participantes, que como los zorros de la novela se
adaptan a cualquier forma de explotación y opresión en un plano concreto. Figuran los
serranos friolentos, que tienen que meterse al mar por mariscos durante la madrugada, del
mismo modo, que las machoras, mujeres que han tenido hijos, quienes aguantan todo
dolor. Una mujer le dice a otra, “no sabes parir, mujer con hijo aguanta viento, cerro”.

En la compañía de Mendieta, se oían las siguientes expresiones:

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-Esa es la gran “zorra” ahora, mar de Chimbote –dijo-. Era un espejo, ahora es la más
generosa “zorra” que huele a podrido (Arguedas, 1975, pág. 58).

De-de de´sa “zor-zo-zorra” vives, maricón –le contestó el Tarta-. Vi-vi-vive la patria
(Arguedas, 1975, pág. 49).
[El mar] Antes espejo, ahora sexo millonario de la gran puta, cabroneada por cabrones
extranjeros, mafiosos (Arguedas, 1975, pág. 50).

Ante la pervivencia de una conciencia de subordinación en estos términos, el sentido


común, es una elaboración que dota de cierta importancia la acción individual de cara al
desenvolvimiento de las prácticas de dominación. Los sujetos en general, existen
disociados de una práctica que se conjugue con su liberación. Muy por el contrario,
víctimas del consumismo, del miedo, la impotencia, etc., se atribuyen libertades
individuales como rangos de acción propios. Tal es el caso de Asto, tras haber conseguido
“domar” a La Caprichosa, la más fiera de las fieras, por cinco mil soles:

eso se hace cuando hay fuego en el corazón, fuego de vida, aunque revuelta, como la de
ese hongo maldito de humo rosado que se eleva de Chimbote, que si es una chucha en la
que estoy metido hasta el cuello pero sin podrirme. Vida entre cholos disparejos, criollos
chaveteros y chimpancés internacionales chupadores de toda sangre de mar, aire y tierra
amigo Tarta” (Arguedas, 1975, pág. 143).

Sujeción de género

La articulación de un tipo de sentido común también se expresa en relaciones de sujeción


"voluntaria" que establecen las trabajadoras mujeres en la casa del chanchero Bazalar, en
la situación de indefinición de Juana y Esmeralda quienes viven y sirven en su casa. Esta
opresión se efectúa en la actividad que realizan: en la capacidad de ambas mujeres para
realizar cualquier tipo de trabajo, una vez que exista cierta estabilidad para hacerlo, en
referencia a la situación de penuria previa de Esmeralda. Ellas hacen un extenuante
trabajo para permanecer en ese lugar: cocinan, cuidan los niños, arreglan la casa, Juana
va al negocio de alimentos en el puerto, traen agua; cuidaban la burra, alimentan los
chanchos, en general, se ocupaban de todas las tareas de buena gana, además, de ser sus
compañeras sexuales.

La sexualidad de las mujeres de la novela, como cualidad genérica, se ha hecho extensiva


a sus roles domésticos, en la esfera productiva del trabajo sexual cuanto en la esfera del
hogar, en donde son invalidadas como trabajadoras, pero en la esfera social en ambos
casos. La sujeción de las trabajadoras de hogar permite inferir que su identificación de
clase, es aún más precaria, informal, por decirlo menos. En el caso del trabajo sexual,
reporta una carga de dominación intrínseca a la propia actividad que realizan, en un
escenario que hace más visible la autodeterminación cultural: testimonios, expresiones de
todo tipo que constituyen una narración del sometimiento.

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El trabajo doméstico, arguye en cambio el silencio, la falta de testimonio como evidencia
del sentido común, intrínseco y extensivo a la cotidianidad.
Bazalar se expresa en estos términos respecto a la relación que mantiene con ambas
mujeres: “bien deslindado, estatuido”. Sirven sexualmente al hombre con el
reconocimiento explícito de que ambas habían sido “muy sabiosamente” disciplinadas,
rápido y con beneficio resultado para ambos tres partes”. Ellas tenían trabajo todo el día,
no eran “acaparadoras” ni acriolladas sino “somisas cual torcaz” y como eran mucho
menores que don Gregorio, lo veían y trataban con “respetuoso desciplina y cariñosidad.”
(Arguedas, 1975, pág. 236).

La noción de tradición, acerca de la forma en que se han venido haciendo las cosas a lo
largo del tiempo, del mismo modo que las relaciones de poder, construidas sobre la base
de jerarquías ejercidas sobre la base de la apropiación del sexo-género, etnia y clase, para
la dominación, impide torcer la actitud de los/las sujetos constitutivos de la hegemonía
de las clases y estratos dominantes en la vida cotidiana, asociada al reconocimiento de las
formas sutiles, por decir, afianzadas, en efectos que receptan su disponibilidad y
participación de buena gana en relaciones sociales. Lo mismo ocurre, con el trabajo-
actividad que realizan para su subsistencia personal; familiar y hasta colectiva, que
soslayan la realidad de explotación antes que empoderarlas de algún modo. Esto se
expresa en la falta de testimonio de las trabajadoras de los doméstico, Juana y Esmeralda.

Arguedas, sin embargo, contribuye también con prácticas comunitarias y efectos contra
hegemónicos, incompatibles con la lógica de clase capitalista dominante, que existen en
una simbiosis con el sustrato de una filosofía práctica liberadora del cuerpo; las
aspiraciones, las voluntades, etc. expresadas en relaciones comunitarias, horizontales,
solidarias, pero también de forma “inexistente” porque no se acaban de aceptarse como
válidas en su flujo transformador, abarcando la idea de consenso de los dominados
extensiva a la sociedad. Las prácticas llevadas a cabo, en este sentido, se pueden mirar en
el relato de Cecilio Ramírez, Maxwell y padre Cardozo,

Cuando en los peores tiempos días llegábamos al trabajo de la casa, encontrábamos a mi


comadre, a mi sobrina, y a ese señora abandonado, charlando, riendo, jocoseandose…
-Yo me asusté al principio Cardozo –interrumpió Maxwell- creí que estarían algo locas.
No. Daban de comer, apenas, pan y sopa de camotes con harina a las catorce personas
que habían en la casa y los siete que estaban en la covacha del compadre que seguía
echando sangre. Y se reían… (Arguedas, 1975, pág. 252).

Los zorros, concluye con esta conversación entre un cura y un trabajador, asociado al
buen sentido en concordancia con la rebelión popular frente a las condiciones de opresión:

Usted dice “miserable tradicional” es de decir ¿desde sus padres, abuelos?


-Si, compañero, eso.
-Equivocado, padre compañero. Más bien es como reventazón de la miseria y pelea
reunido. Aquí en Chimbote, la mayor parte gente barriadas nos hemos igualado en la
miseria miserableza que será más pesado en sus apariencias, padre, que en las alturas

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sierra, porque aquí está reunida la gente desabandonada de Dios y mismo de la tierra,
porque ya nadie es la misma parte-pueblo en barriadas de Chimbote. Pero aquí podemos
algunos, como esas mujeres, redirse así, casi delante del que está boqueando sangre,
desbautizándose de su suerte porque –y puso la mano derecha sobre el pecho- aquí, en la
teneibla del corazón, hay esperanza; cierto, mueve su lucecita como alita de mosca será.”
(Arguedas, 1975, pág. 253).

Al receptar la dominación de género, clase y raza, en la composición de la hegemonía


clasista-dominante, se admite diversos mecanismos que articulan la organización de lo
social en términos de identidades políticas-ideológicas, en base al menoscabo de las
cualidades humanas; sociales; físicas y psicológicas, hasta obtener sujetos sumisos y
expoliados. El sentido común, que prefigura la sexualidad de las mujeres, es el retrato de
la consciencia de esta producción hegemónica que da valía y sostén a sus
“individualidades”.

Las mujeres trabajadoras sexuales del puerto de Chimbote dispuestas en los tres tipos de
prostíbulos, permiten percibir una diferente gradación del consenso que establecen en
torno a opresión sexual y económico-social de sus cuerpos, trabajo y vida en general. Las
de segunda categoría, en los casos individuales, son producto del miedo, la desesperanza
de otras condiciones de vida, del machismo que las subjetiva en cuanto objetos y del
consumismo asociado al crecimiento económico del puerto; las trabajadoras indígenas
por su parte, participan de prácticas y percepciones de explotación mucho más violentas
situadas en forma de testimonios de sufrimiento, rabia, fuerza, miseria. Acaso, son parte
de la voz liberadora del pueblo para Arguedas.

Esta novela está desplegada sobre las representaciones de dominación enarboladas por
sus personajes mujeres y hombres asociados al comercio del sexo. Se vislumbran, por
otro lado, líneas de temas feministas, que vinculan al trabajo de cuidado, por ejemplo,
que no han sido abordados; así tampoco, la esfera de la sociedad civil, en referencia a las
organizaciones sociales y sindicales que se dibujan en acuerdo y en oposición al poder
local; o al capital transnacional, respectivamente. No se ha abordado el sustrato teórico
de “Teología de la liberación” de cara al conocimiento popular de los obreros, temas que
podrían convertirse en valiosas líneas de investigación futuras del texto narrativo.

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