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La ética tiene como objeto los actos que el ser humano realiza de modo consciente y
libre (es decir, aquellos actos sobre los que ejerce de algún modo un control racional).
No se limita sólo a ver cómo se realizan esos actos, sino que busca emitir un juicio
sobre estos, que permite determinar si un acto ha sido éticamente bueno o
éticamente malo.
Se ocupa de estudiar los comportamientos valiosos y comparar las distintas
costumbres sociales, ocupandose de identificar el comportamiento deseable de las
personas, para reglamentarlo. Esta vinculado con lo honesto, lo justo y lo bueno
Regla de oro o ley de oro1 son denominaciones para un principio moral general que
puede expresarse: «trata a los demás como querrías que te trataran a ti» (en su forma
positiva) o «no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti» (en su forma
negativa, en esta forma también conocida como regla de plata). No consiste en la
afirmación de determinadas conductas o en la imposición de valores afirmativos o
positivos, como sucede en las doctrinas dogmáticas, sino que preconiza una dinámica
de relaciones intersubjetivas basada en el sentido común y en el principio de no
agresión.
Se encuentra bajo distintas formulaciones en prácticamente todas
las culturas, filosofías y religiones, como una regla fundamental —la referencia
al oro se hizo por su consideración como el más precioso de los metales—.
Su universalidad2 sugiere que puede estar relacionada con aspectos innatos de
la naturaleza humana.3 Quien la aplique tratará con consideración4 a todos los seres
humanos, y no solo a miembros de su grupo. Se considera a la regla de oro el punto de
partida para la reflexión teórica y el proceso histórico que condujo a la formulación de
los derechos humanos;5 aunque identificar ambos conceptos es anacrónico.
Se trata, pues, de una forma de ver y sentir a los demás, diferente a la que se
da normalmente entre las personas. Es un principio antiguo que, todavía, tiene
que hacerse realidad. Comencemos por nosotros mismos.
Se suele tratar a los otros de forma egoísta, desde el punto de vista de uno
mismo. En ocasiones utilizamos a los demás sobre la base de nuestro propio
interés o pensando lo que creemos que es mejor para ellos pero no desde su
punto de vista si no del nuestro. "Yo en tu lugar haría ésto" -decimos- pero el
otro no soy yo ni su situación es la mía. No nos ponemos en su punto de vista.
A veces, nuestra solidaridad es calculada. Esperamos algo a cambio.