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TELEPORTACIÓN

-Proceso por el cual un objeto o ser vivo es transportado a otro lugar.


-Teletransporte o teletransportación es el proceso de mover objetos o partículas de un lugar a
otro instantáneamente. Según la narración de que se trate, puede realizarse, o no, utilizando una
máquina o dispositivo llamada/o teletransportador.
-En Prapsicología1 es el término que designa el fenómeno de aportación de objetos materiales, a
-veces de gran tamaño, ajenos a la estancia donde aparecen, y que son teletransportados desde
otros lugares traspasando barreras físicas como paredes y techos. Ello significa que debe
producirse una desmaterialización de la materia, para volver nuevamente a materializarse
posteriormente en otro lugar.

ORIGEN DEL TÉRMINO 

Literalmente Teletransportación quiere decir: “desplazar a distancia”. Lo cual nosotros


entendemos como:

‘’Un desplazamiento que se produce sin necesidad de establecer contacto físico directamente


con el objeto para que este se mueva. ’’

El término “Teletransportación”, fue acuñado en el año 1930 por un reconocido investigador y


escritor de la época, un tal Charles Fort de origen estadounidense, quien se dedicaba al estudio
de los hechos que la ciencia de la época no podía solucionar.
Fort utilizo esa palabra para describir una supuesta conexión entre unas misteriosas
desapariciones y apariciones que sucedían en varias partes del mundo.

TELEPORTACION CUANTICA

La teletransportación cuántica implica decodificar el objeto, y eso a su vez significa destruirlo o


alterarlo. Es importante, porque evita el concepto de copia. En otras palabras, la
teletransportación cuántica destruye la naturaleza del objeto inicial y la réplica en otro lugar
cuantas veces queramos. No es posible realizar copias infinitas.

Lo que la teletransportación cuántica mueve de un lado a otro son estados cuánticos de partículas
como electrones o fotones. Para ello se vale de una propiedad llamada entrelazamiento cuántico.

Las partículas cuánticas pueden estar en diferentes estados de existencia. Lo que el


entrelazamiento cuántico implica es que el estado de una es diferente al de la otra y ambos son
inseparables. Si algo afecta a uno de los estados, el otro cambiará en consecuencia.

1
Estudio de los fenómenos y las aptitudes mentales paranormales que no parecen tener una explicación científica, ni se ajustan al
marco de las leyes científicas actualmente en vigor.
¿Cómo funciona la teletransportación entonces? Añadiendo una partícula nueva y haciendo que
se entrelace con una de las dos partículas que ya estaban entrelazadas entre sí. La parte
complicada es que para que ese entrelazamiento tenga éxito no podemos observar el estado de la
partícula, lo que obliga a trabajar mediante complejos cálculos con los que averiguar si el
entrelazamiento ha tenido éxito o no.

LA MECÁNICA CUÁNTICA

Seguramente todos nosotros hemos oído hablar o hemos leído acerca de la  mecánica
cuántica. Esta rama de la física, que representa un gigantesco avance con respecto a la física
clásica newtoniana, plantea muchas situaciones sumamente exóticas y en extremo extrañas,
algunas de las cuales incluso se contradicen radicalmente con nuestra lógica y sentido común. 

Uno de los principios fundamentales de la mecánica cuántica es lo que se conoce como


la dualidad onda-partícula, la cual desbarató completamente nuestra forma previa de observar el
mundo atómico.
Previo al desarrollo de la mecánica cuántica, los físicos solían considerar al átomo como una
unidad compuesta por un núcleo (que estaba formado por protones y neutrones) y una serie de
electrones girando en torno a dicho núcleo en órbitas establecidas. Con el desarrollo de la
mecánica cuántica, los físicos descubrieron que dichas “órbitas establecidas” no existían; en
cambio, los electrones actuaban como ondas y hacían saltos cuánticos en sus movimientos
aparentemente caóticos dentro de los átomos.

Otra de las exóticas propiedades de la mecánica cuántica es lo que se ha dado en conocer


como el principio de incertidumbre de Heisenberg. Según este principio, no se puede
conocer a la vez la velocidad y la posición exacta de un electrón, ni se puede conocer su
energía exacta medida en un intervalo de tiempo dado. Sumado a la dualidad onda-partícula,
este nos impide conocer la posición exacta de los electrones que orbitan al núcleo; solo podemos
encontrar diferentes intensidades de onda y hablar de la probabilidad de encontrar un electrón
concreto en cualquier lugar y cualquier instante de la misma.
Si tomamos en consideración la dualidad onda-partícula y el principio de incertidumbre, la
mecánica cuántica nos dice entonces que en el nivel cuántico se violan todas las leyes básicas de
sentido común: los electrones pueden desaparecer y reaparecer en otro lugar diferente, y
también pueden estar en muchos lugares al mismo tiempo. De esta forma, los electrones
podrían experimentar a nivel cuántico algo muy similar al proceso de teletransporte.
Mientras que para los electrones resulta sumamente sencillo, incluso natural, desaparecer en un
lado y reaparecer en otro, trasladado a escalas macroscópicas la posibilidad de que esto mismo
suceda es increíblemente remota. Aunque dicha posibilidad existe y está permitida por las
leyes físicas, habría que esperar un tiempo muchísimo mayor que la edad del Universo para que
ocurriera. Además, en un cuerpo humano formado por billones y billones de átomos, incluso si
los electrones están danzando y saltando en su viaje alrededor del núcleo, hay tantos de ellos que
sus movimientos se promedian. De hecho, a grandes rasgos, esta es la razón por la cual en
nuestro nivel las sustancias parecen sólidas y permanentes.

EL ENTRELAZAMIENTO CUÁNTICO

El entrelazamiento cuántico, y es una de las propiedades más extrañas de la mecánica


cuántica. Tan extraña es que solamente algunos pocos “elegidos” consiguen comprender
realmente las muy complejas y extensas matemáticas detrás de dicha propiedad.

Explicado de forma sencilla, el entrelazamiento cuántico funciona así: 


-En primer lugar se deben tomar dos electrones (o cualquier partícula subatómica que les guste)
en estado de coherencia, es decir, que cuenten con las mismas propiedades y vibren al unísono. 
-Luego, aunque dichos electrones sean separados por inmensas distancias, incluso distancias tan
grandes que la luz no consiga viajar de un electrón al otro, estos permanecerán en sincronización
ondulatoria, y cualquier modificación que se realice sobre las propiedades de uno de los
electrones, se reflejará instantáneamente en el otro electrón remoto.

Inclusive si las partículas se encuentran separadas por años luz de distancia, seguirá existiendo
una onda invisible que las conecta, como si hubiese algún tipo de conexión profunda que las
vincula, como si tuviesen conciencia o un alma propia. El mismo Einstein solía denominar a este
fenómeno, de forma burlona, como una “fantasmal acción a distancia”.

En la década de 1980, un equipo científico de Francia probó experimentalmente este fenómeno


utilizando dos detectores separados por 13 metros de distancia y midiendo los espines de fotones
emitidos por átomos de calcio. Increíblemente, los resultados concordaron por completo con la
teoría cuántica: aun estando separados, cuando se modificaban las propiedades de uno de los
fotones, dicha modificación se reflejaba instantáneamente en el otro fotón, como si algo
desconocido los mantuviese unidos y comunicase esa información entre ellos.

En el año 1993, científicos de IBM demostraron que era físicamente posible teletransportar


objetos, al menos a nivel atómico, usando el entrelazamiento cuántico. En realidad lo que se
transporta no es el objeto en sí, sino toda la información contenida dentro del mismo. Desde
entonces los físicos han conseguido teletransportar fotones e incluso átomos enteros utilizando
las propiedades del entrelazamiento cuántico, en lo que se ha dado a conocer
como “teletransporte cuántico”.

En el año 2004 físicos de la Universidad de Viena teletransportaron partículas de luz a una


distancia de 600 metros. En el mismo año, se consiguió el teletransporte cuántico no de fotones
de luz, sino de átomos reales (puntualmente tres átomos de berilio), lo cual nos acerca a un
dispositivo de teletransporte más realista y útil. 

En el año 2006 se logró otro avance espectacular: el primer teletransporte de un objeto


macroscópico. Un equipo de físicos consiguió entrelazar un haz luminoso con un gas de átomos
de cesio, el cual involucraba billones y billones de átomos. Luego codificaron la información
contenida dentro de pulsos de láser y fueron capaces de teletransportar esa información a los
átomos de cesio a una distancia de casi medio metro.

En el año 2012, investigadores europeos batieron el récord hasta entonces vigente pues lograron
teletransportar fotones a una distancia de 143 kilómetros. Así que podemos decir que cada vez
estamos más cerca…

TELETRANSPORTE Y EL CONDENSADO DE BOSE-EINSTEIN

Debido a que lograr un estado de entrelazamiento cuántico entre objetos plantea inmensas


dificultades, los físicos comenzaron a explorar otras posibilidades para el teletransporte de
objetos sin la necesidad de recurrir al entrelazamiento. 

En el año 2007, finalmente se consiguió desarrollar un nuevo esquema de teletransporte, basado


en un nuevo estado de la materia denominado “condensado de Bose-Einstein” (o BEC).
En la naturaleza se puede encontrar la temperatura más fría en el espacio exterior, la cual
corresponde a 3°K por encima del cero absoluto (esto se debe al calor residual del Big Bang que
aún llena el Universo). En cambio, un BEC se encuentra a una millonésima de mil millonésima
de grado sobre el cero absoluto, lo más que podemos acercarnos a este último. Cuando un objeto
se enfría hasta alcanzar casi el cero absoluto, todos sus átomos se ponen en el estado de energía
más baja, de modo que comienzan a vibrar al unísono y se hacen coherentes entre sí.
El nuevo dispositivo de teletransporte funcionaría entonces de la siguiente manera. Se toma un
conjunto de átomos de rubidio súper-fríos en un estado BEC. Entonces se aplica al BEC un haz
de materia, también compuesto por átomos de rubidio. Estos últimos átomos también “quieren
ponerse” en el estado de energía más baja, así que ceden su exceso de energía en forma de un
pulso de luz. Este haz de luz, que contiene toda la información cuántica de la materia original, se
envía a través de un cable de fibra óptica. Por último, el haz de luz incide sobre otro BEC,
que transforma el haz de luz en el haz de materia original.
Este nuevo método de teletransporte es sumamente prometedor, puesto que se evita el muy
complicado entrelazamiento de átomos. De cualquier modo, las cosas no son tan sencillas como
parecerían: este método también tiene sus problemáticas, principalmente por depender de las
propiedades de los BEC, que son muy difíciles de recrear en el laboratorio.

SUPERPOSICION

En la naturaleza raramente pueden encontrarse cargas aisladas, estas se encuentran distribuidas


formando lo que se conoce como una distribución de cargas. Estas distribuciones pueden ser
tanto puntuales (formadas por cargas individuales de diferente valor) como distribuidas, en el
caso de que la carga se encuentre repartida en un volumen o superficie dados.
Este segundo caso es más complejo de tratar, pues implica el dominio del cálculo integral, por lo
que en este apartado nos centraremos en calcular la fuerza electrostática para sistemas simples de
cargas puntuales en una superficie.
Para ello se enuncia el denominado principio de superposición.
Si en una región del espacio existe más de un cuerpo cargado, al colocar en dicha región una
nueva carga de prueba   , la intensidad de la fuerza electrostática a la que esta carga se verá
sometida será igual a la suma de la intensidad de las fuerzas que ejercerían de forma
independiente sobre ella cada una de las cargas existentes.
Expresado de forma matemática para un sistema de n cargas:

La existencia de este principio de superposición indica que la fuerza de interacción entre cargas
puntuales no varía por la presencia de otras cargas y que la fuerza resultante es igual a la suma de
las fuerzas individuales que sobre esta carga ejercen las demás.

SUPERPOSICION DE ONDAS

La forma de onda resultante de la superposición de ondas se obtiene sumando algebraicamente


cada una de las ondas senoidales que componen ese movimiento complejo.
Si superponemos ondas senoidales de igual frecuencia, aunque con eventuales distintas
amplitudes y/o fases, obtendremos otra onda senoidal con la misma frecuencia, pero con distinta
amplitud y fase. Eventualmente esas ondas pueden cancelarse, por ejemplo si tuvieran igual
amplitud pero una diferencia de fase de 180º.
De particular interés resulta el caso de superposición de ondas senoidales de distinta frecuencia y
eventual distinta amplitud y fase (por constituir el caso descrito por Fourier para la
descomposición de los movimientos complejos).

La forma de onda resultante de la superposición de ondas se obtiene sumando algebraicamente


cada una de las ondas senoidales que componen ese movimiento complejo.
Si superponemos ondas senoidales de igual frecuencia, aunque con eventuales distintas
amplitudes y/o fases, obtendremos otra onda senoidal con la misma frecuencia, pero con distinta
amplitud y fase. Eventualmente esas ondas pueden cancelarse, por ejemplo si tuvieran igual
amplitud pero una diferencia de fase de 180º.
En algunos campos de la acústica puede resultar también interesante el caso de la superposición
de ondas senoidales que se desarrollan sobre ejes perpendiculares. No estudiaremos aquí esos
casos.
De particular interés resulta el caso de superposición de ondas senoidales de distinta frecuencia y
eventual distinta amplitud y fase (por constituir el caso descrito por Fourier para la
descomposición de los movimientos complejos).

La superposición de ondas senoidales cuyas frecuencias guarden una relación sencilla de


números enteros (es decir, armónicos) resultará en un movimiento complejo periódico. Las
próximas figuras muestran la resultante de la superposición de distintos armónicos de una serie.

SUPERPOSICIÓN CUÁNTICA

La superposición cuántica es un principio fundamental de la mecánica cuántica que sostiene que


un sistema físico, por ejemplo un fotón, existe simultáneamente en varios estados a la vez (onda
y partícula), si bien cuando se le intenta medir, pierde esa condición múltiple y se concreta en
uno de sus estados posibles. 
La superposición implica que los fotones pueden ser todas las cosas —en todos los estados y
lugares— al mismo tiempo y que no obedecen las leyes de causa y efecto. Lo que han hecho los
científicos de la Universidad de Viena es observar este “desorden causal” en un proceso cuántico
y demostrar así que un proceso cuántico no posee un orden causal. 

SUPERPOSICION DE ESTRATOS

El principio de la superposición fue planteado por primera vez por Nicolás Steno y desarrollado


por Johann Gottlob Lehmann, y establece que “en una sucesión de estratos los que están más
abajo son los más antiguos y los que están más arriba son los más modernos“. El principio es
básico para la ordenación temporal de los estratos (y conjuntos de estratos) subhorizontales y se
puede aplicar a los materiales estratificados en los que la deformación tectónica posterior a
su depósito no implique la inversión de estratos.

Existen algunas excepciones a este principio, siempre ligadas a discontinuidades que impliquen


etapas de erosión de materiales previos, de tal manera que los sedimentos nuevos se depositen en
cavidades excavadas en el seno de los otros (por ejemplo, en cuevas). En la actualidad, este
principio se usa con gran frecuencia, aunque apoyándose en el uso de criterios
de polaridad vertical (si la serie está ordenada de forma normal o ha sido invertida por causas
tectónicas), y constituye la base del levantamiento de secciones estratigráficas, una técnica
fundamental en el estudio estratigráfico.

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